Revista Institucional N° 9 Tomo I Artículos y Ensayos REVISTA INSTITUCIONAL N° 9 Tomo I Artículos y Ensayos ACADEMIA DE LA MAGISTRATURA DEL PERú Jr. Camaná N° 669, Lima 1, Perú Teléfonos: (51-1) 428-0300 / 428-0265 Fax: (51-1) 428-0219 Internet http://www.amag.edu.pe E-mail: [email protected] ORGANO RECTOR Dra. Manuel Sánchez- Palacios Paiva Presidente del Consejo Directivo Dr. Percy Peñaranda Portugal Vicepresidente del Consejo Directivo Dr. Francisco Távara Córdova Consejero Dr. Pablo Sánchez Velarde Consejero Dr. Víctor Prado Saldarriaga Consejero Dr. Gastón Soto Vallenas Consejero Dr. César Paredes Vargas Consejero Dr. Luis Miguel Iglesias León, Secretario del Pleno del Consejo Directivo ORGANO EJECUTIVO Dr. Dennis Chávez de Paz Director General Derechos reservados. D.Leg. Nº 822. Dr. Juan T. Falconí Gálvez Director Académico Primera edición, Lima, Perú, julio de 2010 1,000 ejemplares Dr. Miguel Angel Stucchi Britto Secretario Administrativo ISSN N° 1998-1902 Las opiniones expresadas en esta publicación pertenecen a sus autores, y no necesariamente reflejan los puntos de vista de la Academia de la Magistratura del Perú. Prohibida la reproducción de este libro, por cualquier medio, total o parcialmente, sin la autorización por escrito de la Academia de la Magistratura del Perú. Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N° 2001-2105 Corrección de estilo: Mario Sólis Diseño y diagramación: Diana Patrón Cuidado de la edición: Sara Chávez Urbina Impresión: Editorial Súper Gráfica E.I.R.L. CONTENIDO 7 PRESENTACIÓN Dr. Manuel Sánchez- Palacios Paiva Juez Supremo Presidente del Consejo Directivo de la Academia de la Magistratura 9 INTRODUCCION Dr. Dennis Chávez de Paz Director General de la Academia de la Magistratura 11 SEMBLANZA 13 MAGISTRADO CARLOS ERAUSQUIN VALDIVIEZO Dr. Manuel Sánchez-Palacios Paiva 21 GERMÁN APARICIO Y GÓMEZ SÁNCHEZ: «EL DOCTOR OCÉANO DEL SIGLO XX» Dr. Carlos Ramos Núñez 33 DERECHO CONSTITUCIONAL 35 LA VIABILIDAD DE LA RENUNCIA AL CARGO PARLAMENTARIO Dr. Javier Valle Riestra 59 RAZONAMIENTO JURIDICO 61 EL PROBLEMA DEL LENGUAJE Y LA INDETERMINACIÓN DE LOS ENUNCIADOS NORMATIVOS Dr. Juan Abregú Baez 77 NEOCONSTITUCIONALISMO, MORAL Y POSITIVISMO METODOLÓGICO Dr. Santiago Ortega Gomero 85 DERECHO ADMINISTRATIVO 87 ALGUNOS TEMAS PUNTUALES EN RELACIóN A LA REGULACIóN NORMATIVA DEL PROCESO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO DE “AGRAVIO” O DE LESIVIDAD EN LA LEY QUE REGULA EL PROCESO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO DEL PERú Dr. Ramón Huapaya Tapia 105 DERECHO CIVIL 107 LA LEGISLACIÓN PERUANA A PROPOSITO DEL RÉGIMEN ECONÓMICO EN LAS UNIONES MATRIMONIALES Y NO MATRIMONIALES Dra. Olga María Castro Pérez Treviño PRESENTACION Dar la bienvenida a una nueva iniciativa académica es uno de los momentos más gratos que puedo tener en mi tarea, por cuanto supone el reconocimiento al trabajo y a la ilusión con la que esta Revista Institucional Nº 9 ha nacido. Estimo que la Revista Institucional Nº 9, es un proyecto que contribuirá, por un lado, a difundir la tarea investigadora y creativa que debe estar presente en todo centro de formación como parte esencial de la labor de los equipos docentes y, por otro lado, a fomentar el interés y la aprehensión de los discentes y de todos los profesionales con inquietudes académicas. Los aportes que resultan de la investigación en el ámbito académico suponen siempre, además de un incremento del conocimiento, elementos para el intercambio de saberes y para la reflexión, recogiendo ampliamente el hondo sentido de lo que debe, en este caso, el de un Órgano Constitucional de Capacitación, que no puede prescindir del rigor, de la comunicación, de la crítica, de la tolerancia y de la paciencia, imprescindibles en una labor intelectual en el ámbito del ejercicio jurisdiccional y fiscal. La labor del magistrado, entonces, no es una mera transmisión de conocimientos respecto de sus decisiones jurisdiccionales y fiscales; es y debe ser una labor creativa en constante búsqueda de nuevos saberes que compartir con la comunidad. La Revista Institucional Nº 09 manifiesta la proyección, como lo hemos expresado, de contribuir al fomento y la difusión de los trabajos de investigación, en todas las áreas del Derecho y ciencias conexas, así como la de promover el desarrollo de estas disciplinas, en su discusión crítica y plural, y el diálogo intelectual, entre especialistas nacionales y extranjeros. Nuestra publicación se erige sobre el respeto a la libertad de expresión e investigación y, si bien, está dirigida especialmente a los magistrados del país, aspira también a llegar a todas las personas interesadas en el debate intelectual jurídico contemporáneo. Nuestra felicitación, entonces, a los funcionarios del área académica de la AMAG y a los profesores por esta iniciativa para la difusión y ejercicio del propio oficio, que supone un reto siempre difícil de iniciar y sobre todo de mantener. Saludamos con interés esta ventana de la aprehensión y el conocimiento, que tiene en su inicio una contribución personal, efectuada con ocasión del discurso que me correspondiera pronunciar por el Día del Juez, intitulada ”Semblanza del Magistrado Carlos Eráusquin Valdiviezo”, Juez de extraordinaria vocación institucional, en su independencia y ejercicio funcional, puestas a prueba en circunstancias adversas. Nos complace invitar a su lectura y reflexión a nuestros estudiosos y a todos los amantes del saber. Nuestro saludo y nuestro deseo de un largo y fecundo quehacer. Con particular afecto. Dr. Manuel Sánchez- Palacios Paiva Juez Supremo Presidente del Consejo Directivo de la Academia de la Magistratura INTRODUCCIÓN La Academia de la Magistratura cumple con los objetivos y metas trazadas en su Plan Académico acorde a las necesidades de capacitación de los magistrados y personal auxiliar del Poder Judicial y del Ministerio Público, en el marco de la coyuntura de los continuos cambios e innovaciones en la legislación y administración del sistema de administración de justicia. En ese sentido, nuestras actividades académicas a nivel nacional son desarrolladas con el uso de herramientas informáticas para la capacitación a distancia a través de la realización de foros virtuales, chats y videoconferencias, procurando mayor acceso a los servicios de capacitación a magistrados y auxiliares de justicia, recortando las distancias geográficas y limitaciones de tiempo por carga procesal de nuestros destinatarios de la capacitación. Complementariamente a las actividades programadas, la Academia de la Magistratura como ya es costumbre, edita y publica su Revista Institucional que contiene artículos e investigaciones de connotados juristas especializados, que sin duda será un gran aporte en la actualización y perfeccionamiento de nuestros destinatarios de la capacitación a quienes va dirigida la presente publicación, En este número, la Revista ofrece a ustedes el siguiente contenido: La semblanza de dos distinguidos juristas nacionales vinculados a la noble y abnegada función de otorgar justicia en el Perú, la primera escrita por el Presidente del Consejo Directivo de la Academia de la Magistratura y Juez Supremo Dr. Manuel Sánchez Palacios Paiva está dedicada a destacar el rol cumplido por el magistrado Carlos Eráusquin Valdiviezo, ex Presidente de la Corte Suprema y defensor del Estado de Derecho durante el oncenio de Leguía. La segunda, escrita por el Dr. Carlos Ramos Núñez, corresponde al magistrado y jurisconsulto Germán Aparicio y Gómez Sánchez, considerado como el moderno “Doctor Océano” de las letras jurídicas nacionales del Siglo XX. Javier Valle Riestra por su parte nos ofrece un documentado y consistente estudio sobre la viabilidad de la renuncia al cargo parlamentario bajo el argumento central de que no todo lo que está en la Constitución es constitucional. Lo particular de estas notables reflexiones es que se trata de su propia renuncia al cargo de Congresista de la República, planteada a través de un proceso de amparo. El problema del lenguaje y la indeterminación de los enunciados normativos es la investigación que desarrolla el profesor Juan Aurelio Abregù Báez, desde la perspectiva de la argumentación jurídica. Santiago Ortega Gomero en su propuesta académica sobre neoconstitucionalismo, moral y positivismo metodológico sostiene como idea central que el Estado de Derecho como organización político-institucional de nuestras sociedades es el resultado de la desarticulación del derecho natural racional y la consolidación del positivismo jurídico como discurso teórico. Finalmente, en el ámbito del Derecho Civil, presentamos el importante estudio de la profesora Olga María Castro Pérez Treviño sobre el régimen económico en las uniones matrimoniales y no matrimoniales según la legislación nacional. Dr. Dennis Chávez de Paz Director General de la Academia de la Magistratura SEMBLANZA Revista Institucional nº 9 AMAG PERÚ SEMBLANZA DEL MAGISTRADO CARLOS ERÁUSQUIN VALDIVIEZO Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la República en los años de 1920 y 1921 Discurso pronunciado el 4 de agosto de 2008 por el doctor Manuel Sánchez-Palacios Paiva, Juez Supremo y Presidente del Consejo Directivo de la Academia de la Magistratura, con ocasión de la celebración del “Dia del Juez”, en ceremonia realizada en la Corte Suprema de Justicia de la República. Sumario: Introducción. II. Breves datos biográficos de Carlos Eráusquin. III. La situación nacional. IV. La lucha por el Estado de Derecho. V. Las adhesiones ciudadanas. VI. A modo de colofón: sobre la independencia del Poder Judicial. I.INTRODUCCIÓN El 4 de agosto de 1821, hace 187 años, el Libertador José de San Martín creó en esta ciudad la Alta Cámara de Justicia. En recuerdo de tal efeméride, por Decreto Ley 18918, del año 1971, se designó esta fecha como “Día del Juez”, para que se rememore la obra de aquellos magistrados peruanos que han contribuido a la correcta administración de justicia, al progreso de la cultura jurídica del país y a la emancipación social, política y económica de la República. Cumpliendo con ese mandato, nos encontramos aquí reunidos, y habiéndome dispensado el señor Presidente de la Corte Suprema de Justicia, doctor Francisco Távara Córdova, el honor del discurso de orden, en esta oportunidad los invito a evocar la figura de don Carlos Eráusquin Valdiviezo, juez por antonomasia. II. BREVES DATOS BIOGRAFICOS DE CARLOS ERÁUSQUIN Nació en Lima el 3 de noviembre de 1847 y estudió su instrucción secundaria en el Colegio Nacional de Nuestra Señora de Guadalupe. En 1866 ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; el 24 de Mayo de 1871 se recibió de abogado en la Ilustrísima Corte Superior de Justicia de Lima y dedicó su vida a la administración de justicia: En 1873 fue adjunto al Relator de la Corte Superior de Lima; Juez de Paz en 1874; Relator Interino de la Corte Superior en 1875 y 1876; Juez Titular de la Provincia de Piura en 1877 hasta Febrero de 1884; Juez de Primera Instancia de Lima, Canta y Huarochirí desde Junio de 1884. Anulados los actos de la administración del general Miguel Iglesias, el Consejo de Ministros lo nombró Juez titular de Lima en 1866; Vocal interino y luego titular de la Corte Superior de Lima en el año 1889; Vocal interino de la Corte Suprema en los años 1901 y 1902; Presidente de la Corte Superior de 13 MAGISTRADO CARLOS ERAUSQUIN VALDIVIEZO Lima en 1907 y 1908. El 20 de setiembre de 1911, se incorporó como Vocal Titular de la Corte Suprema, en reemplazo del señor Rafael Villanueva, quien se había jubilado. • El día 1° de Mayo se formó el Partido Socialista. • El día 25 se realizó un mitin femenino “del hambre”, violentamente disuelto por la Fuerza Pública. Fue miembro de número de la Academia Peruana de Jurisprudencia y Legislación, correspondiente de la Real Matritense. • El día 27, se inició un violento paro general que duró hasta el día 2 de junio en Lima, y en el Callao hasta el día 5, en el que se exigía el cumplimiento de la jornada de ocho horas, y que se encontraba motivado principalmente por el alza del costo de vida. La violencia en las calles llegó al extremo que, a iniciativa del Alcalde de Lima, don Luis Miró Quesada, se formó una guardia urbana para resguardar la ciudad. Hubo muertos, heridos y saqueos; y la bandera roja fue exhibida por grupos de huelguistas. La represión del paro fue sumamente dura. El 14 de enero de 1920, en la Sala Plena de Cierre de Puntos, como se llamaba la clausura del año judicial, la Corte Suprema lo eligió como su presidente para el año judicial de 1920. En aquel entonces, según costumbre, se accedía a la presidencia por antigüedad y aun cuando se cumplía con la formalidad de efectuar una votación, el presidente era elegido por todos los votos, menos uno, el propio, que lo otorgaba a quien le seguía en la antigüedad. En este caso, Eráusquin obtuvo once votos y Lizardo Alzamora, uno. El 18 de marzo de 1920, fecha en que se “abrían los puntos”, concluidas las vacaciones judiciales, Eráusquin tomó posesión del cargo, con un discurso en que se refirió someramente a la nueva Constitución Política, promulgada el día 1° de ese mismo mes, a la aplicación del entonces nuevo Código de Procedimientos Civiles de 1911, que había reemplazado al de Enjuiciamientos de 1852, y al novísimo Código de Procedimientos en materia criminal, que ese mismo día iniciaba su vigencia, del que dijo “altera radicalmente la estructura del derogado e implanta un sistema completamente exótico”. Señaló además como pendiente la reforma del Código Penal. Aparentemente se iniciaba un ordinario y sin mayores incidencias. Año Judicial III. LA SITUACIÓN NACIONAL La primera gran guerra en Europa, iniciada el año 1914 y que concluyó en 1918, tuvo importantes consecuencias económicas y sociales en el mundo, entre estas una acentuación del sentido de clases, lo que también se sintió en el Perú, entonces gobernado por el Presidente José Pardo. III.1 Tiempos de cambio. Sin duda, los tiempos antes descritos fueron unos de efervescencia y en el mes de Mayo de 1919 se registraron hechos trascendentes: 14 El gobierno de José Pardo llegaba a su fin y para la elección del nuevo Presidente de la República, de acuerdo con la legislación entonces vigente, se formaron las asambleas de los “mayores contribuyentes”, que eran los electores. Dos eran los candidatos: Augusto B. Leguía y Antero Aspillaga. Las nulidades que se deducían en el proceso electoral eran resueltas por la Corte Suprema, entonces el órgano revisor electoral, y dado el alto número de nulidades declaradas, se vislumbraba que ninguno de los candidatos obtendría la mayoría necesaria, por lo que, en ese caso, correspondería la elección al Congreso de la República. En esas circunstancias, el día 3 de julio de 1919 se produjo un alzamiento de la gendarmería en su cuartel de Santa Ana, aceptado por el ejército, y el día 4 siguiente, Leguía asumió la presidencia de la República, mientras numerosos grupos se manifestaban por las calles en su favor. El diario “El Comercio” fue asaltado por las turbas y se hizo estallar dinamita en la sala de máquinas. A las diez de la mañana de ese mismo día, las turbas incendiaron la casa del presidente Pardo en la calle de Santa Teresa. En ese momento se inició el Oncenio de Leguía, el tiempo que se llamó de la “Patria Nueva”. III.2 El Oncenio. El presidente Leguía de inmediato convocó a elecciones parlamentarias, para elegir 35 senadores y 110 diputados, simultáneamente con un plebiscito de 19 puntos, algunos novedosos, que debían incluirse en una nueva Constitución Política, como la creación de los Congresos regionales, del Norte, Centro y Sur de la República. Estas elecciones debían realizarse en el mes de setiembre. Revista Institucional nº 9 AMAG PERÚ III.3 El marco legal. Como consecuencia de los temas consultados en el Plebiscito, el Congreso, transformado en Asamblea, aprobó la Constitución del año 1920 que, a decir de Basadre, simbolizó la etapa parlamentaria y constitucionalista de la “Patria Nueva”, pues incluyó bajo el epígrafe de “Garantías Sociales” disposiciones tomadas de la Constitución Mexicana de 1917 y de las Constituciones Europeas de la postguerra, especialmente de la República de Weimar. Entre ellas cabe destacar: • La ratificación por la Corte Suprema de los jueces de primera instancia y superiores; • La necesaria autorización del Legislativo para que el Ejecutivo pueda celebrar contratos que comprometan bienes y rentas generales del Estado; • El sometimiento de la propiedad, cualquiera fuera el propietario a las leyes de la República; III.4 Germán Leguía y Martínez. • La identidad de la condición de peruanos y extranjeros en cuanto a la propiedad, sin derecho de estos a invocar situación excepcional ni apelar a reclamaciones diplomáticas; • La prohibición para los extranjeros de adquirir o poseer tierras, minas, ni combustibles dentro de los cincuenta kilómetros de la frontera; • El establecimiento por ley, en nombre del interés nacional de restricciones y prohibiciones especiales para la adquisición y transferencia de determinadas clases de propiedad; • La declaración de la protección del Estado a la raza aborigen y el reconocimiento de las comunidades indígenas; • El compromiso de legislar sobre la organización general y la seguridad del trabajo industrial; • Las garantías a la vida, la salud y la higiene; • Las condiciones de trabajo y los salarios mínimos; • El arbitraje obligatorio para los conflictos entre el capital y el trabajo; • La prohibición de monopolios; • La declaración que el profesorado es carrera pública; • Nadie gozará más de un sueldo o emolumento del Estado; • Las garantías individuales no podrán ser suspendidas por ninguna ley ni por ninguna autoridad, recogido en el Artículo 35.; La Carta Política de 1920 agregó, a un liberalismo político, postulados correspondientes a una concepción social del Estado. Apodado “El Tigre”, “debido a su intransigencia principista”, según anota Tauro del Pino, había desempeñado, entre muchos otros cargos, el de diputado por Lambayeque, Prefecto de Piura, Vocal de la Corte Superior de Arequipa, luego de Lima, y Vocal de la Corte Suprema desde 1911 hasta 1920, pues aparece asistiendo a las sesiones de la Sala Plena hasta la de 4 de diciembre de 1919, según resulta de las actas correspondientes. Antes, en la sesión de Sala Plena de 7 de julio de 1919, bajo la presidencia del señor Anselmo Barreto, se había dado cuenta del oficio del Ministro de Justicia informando que el señor Augusto B. Leguía había asumido la presidencia de la República interinamente. En la sesión de Sala Plena de 12 de Diciembre de 1919 se dio cuenta de un oficio suscrito por el señor Leguía y Martínez, comunicando que “como miembro de este Tribunal había sido encargado de organizar el nuevo Gabinete”. IV. LA LUCHA POR EL ESTADO DE DERECHO Desde sus inicios, el segundo gobierno de Leguía mostró rasgos autocráticos que lo harían devenir en una experiencia autoritaria en lo político, tal como lo describe el investigador y periodista Pedro Planas, en su obra “La República Autocrática” al anotar que: “el Parlamento era una formalidad, desde 1919 fueron desacatadas, sin más, las resoluciones de la Corte Suprema, en aspecto tan fundamental como las garantías individuales. La Policía se transformó en un poder del Estado, cuya supremacía sobre las resoluciones judiciales, y sobre la propia Constitución nadie solía discutir…” 15 MAGISTRADO CARLOS ERAUSQUIN VALDIVIEZO IV.1 El Decreto Supremo de 27 de Mayo de 1920. Leguía y Martínez, desde su despacho de Ministro de Gobierno expidió algunos Decretos Supremos, que merecieron reparos, pero el que produjo una mayor reacción fue el del 27 de Mayo de 1920, sobre extranjeros perniciosos. Esta disposición comenzaba refiriendo que un extranjero, llamado Rodolfo Erdstein, había sido enviado al Callao para ser expulsado del territorio, en su calidad comprobada de “maquerau”, pero que posteriormente fue liberado por orden del Tribunal Correccional ejecutada por el Juez Panizo. En base a este antecedente y en consideración a que no existía una ley de extranjería dirigida a escudar la moralidad social contra los extranjeros perniciosos, que el recurso de Hábeas Corpus había sido sancionado para salvaguardar la libertad y demás derechos contra los abusos de las autoridades, mas no para defender y proteger a los viciosos, a los corrompidos, y que aún se esperaba la promulgación de la Ley de Extranjería, el Ministerio de Gobierno decretó que por principio general pertenece exclusivamente a las autoridades y funcionarios de policía expedir órdenes de aprehensión o de soltura contra los extranjeros sospechosos; que declarado pernicioso un extranjero y aprehendido para su extrañamiento del territorio, por los funcionarios referidos, se abstendrán estos de obedecer órdenes de soltura expedidas por los tribunales o los jueces, así fueran de hábeas corpus; y que este decreto importaba el implantamiento o la promoción de una contienda de competencia entre los Poderes Judicial y Administrativo, y entre las jurisdicciones ordinaria y común. IV.2 El pronunciamiento de la Corte Suprema. La Corte Suprema se reunió en Sala Plena, especialmente para tratar este tema, el día 8 de junio de 1920, según resulta del acta correspondiente, oportunidad en la que se dejó constancia que el Decreto no había sido publicado y se acordó encargar a su presidente, Carlos Eráusquin, proyectar un oficio dirigido al Ministro Leguía y Martinez, haciéndole conocer el parecer discrepante del Máximo Tribunal, “en conformidad con las ideas emitidas en el debate” Eráusquin cumplió el encargo y el texto de la comunicación fue aprobado en la sesión del 10 de junio y remitido ese mismo día. En él se señaló la falta de la publicación del Decreto, y que la Corte lo juzgaba inaceptable en cuanto sustituía a los jueces por funcionarios de policía, autorizando a estos a desobedecer los mandatos de los tribunales, con 16 infracción de la Constitución Política y leyes vigentes; que la falta de una Ley de Extranjería no autoriza la suspensión de las garantías individuales consignadas en los artículos. 29 y 30 de la Ley fundamental, ni afecta la independencia del Poder Judicial; que se reputa improcedente y no puede aceptarse la competencia pretendida, pues la contienda jurisdiccional se aprecia en casos concretos y por el momento ningún conflicto se ha suscitado entre el Poder Ejecutivo y la Corte Suprema, que autorice la aplicación del Artículo 97 de la Constitución, y que la solución de los conflictos que pudieran suscitarse entre funcionarios judiciales y administrativos de escala inferior, está prevista en leyes vigentes, sin que sea necesaria la intervención de un poder extraño. La respuesta del Ministro, consta en una extensa misiva fechada el día 12 del mismo mes. En ella sostiene que el Decreto se publicó el día 4 por demora en la rutina oficinesca; que no existe la intención de desobedecer los mandatos de los tribunales, ni suspender las garantías individuales, a continuación de lo cual expresa que la jurisprudencia sobre extranjeros ha “cristalizado” como principios que: 1. No tienen derecho de residencia; 2. Ninguna nación está obligada a recibir extranjeros en su territorio; 3. La admisión del extranjero es una concesión condicional; 4. La admisión no es renuncia del derecho de conservación que tiene el Estado, sino un simple permiso revocable; 5. El derecho de expulsar a los extranjeros perniciosos es una forma de legítima defensa; Precisa que después de la gran guerra esos principios se han intensificado, por haberse comprobado el riesgo de la presencia permanente de extranjeros; que se ha suscitado un mayor movimiento migratorio, que empuja a “deshechos corrompidos y corruptores; anarquistas, bolcheviques, agitadores de paros y huelgas, estafadores y ladrones de levita…”; Añade “que no se habla en este asunto tan solo del “derecho”, sino de la “atribución” que el Ejecutivo tiene de expulsar a los extranjeros peligrosos, y, como la atribución es derecho y obligación a la vez, ningún poder, absolutamente ninguno, puede creerse facultado para ponerle óbices, en ese que, aunque parezca una paradoja jurídica, es su “derecho obligatorio”. Luego Revista Institucional nº 9 reitera los mismos conceptos y concluye indicando que para poner término a este asunto enviará todos sus antecedentes al Senado. Se dio cuenta del oficio en la sesión de Sala Plena de 22 de junio siguiente, en la que después de un amplio debate, se acordó, por mayoría de votos, archivar el oficio y dar por terminado el asunto. La moción contraria proponía emitir una circular a todas las cortes del país para que apliquen las disposiciones del Código de Procedimientos en materia criminal relativas al recurso de Hábeas Corpus, encargándoles que den cuenta de la desobediencia en que incurran las autoridades políticas respecto de las decisiones judiciales en esta materia. La Corte Suprema, prudentemente entendió que el Ministro había puesto fin al incordio, lo que no impidió que el Presidente Eráusquin, en su memoria, se refiriera a los conceptos allí vertidos, y que más adelante él expidiera un oficio para la Corte Superior de Lima fijando conceptos. IV.3 El segundo oficio al Ministro de Gobierno. El conflicto se agravó con motivo del caso de Juan Durand, un peruano deportado a quien no se permitió desembarcar en el Callao en Agosto de 1920, no obstante el Hábeas Corpus concedido, lo que dio motivo para que el Ministro Leguía y Martínez fuera llamado a informar a la Cámara de Diputados, luego de lo cual el Ministro ofició a la Corte Suprema haciéndole saber las razones que había expuesto en dicha ocasión. La tesis oficial era que el recurso de hábeas corpus no existía para los delincuentes. El Presidente de la Corte, Carlos Eráusquin, con acuerdo de Sala Plena adoptado en sesión de 9 de Setiembre, contestó al Ministro, con oficio fechado el día 10 siguiente, que la Corte Suprema conciente de sus deberes, seguiría cumpliendo en el ejercicio de sus altas funciones, la Constitución y las leyes vigentes, esperando que los funcionarios del Poder Ejecutivo respetaran en todo las resoluciones judiciales, a fin de conservar la armonía necesaria entre los poderes del Estado. IV.4 El Oficio a la Corte Superior. El 27 de ese mismo mes de setiembre, Eráusquin remitió una nota al Presidente de la Corte Superior, trascrita en el acta de la sesión de 27 de setiembre de 1920, y que mereciera total aprobación de la Corte, algunos de cuyos conceptos merecen relievarse: AMAG PERÚ “Es evidente que no hay en la República autoridad alguna que, manteniéndose dentro de los límites legales de sus propias atribuciones pueda impedir que los jueces y magistrados ejerzan las suyas o examinen las resoluciones de los juzgados y tribunales para decidir si las obedecen o no. La función de aplicar el Derecho tiene su origen específico: corresponde al Poder Judicial, que no es inferior a los órganos específicos de las funciones legislativa y ejecutiva, sino igual a estos, en cuanto los tres son poderes del Estado. En perfecta concordancia con el Artículo 69 de la Constitución, en que se establece que ejercen las funciones públicas los encargados de los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, sin que ninguno de ellos pueda salir de los límites prescritos en los mismos”. “En las notas que cumpliendo acuerdos de este Supremo Tribunal, dirigí al Señor Ministro de Gobierno el 10 de junio y el 10 del presente, afirmé la independencia en la administración de justicia y la eficacia jurídica de las declaraciones y mandatos judiciales, manifestando que no es posible aceptar conceptos ni convenir en hechos que están en oposición con las bases fundamentales de nuestra organización política”. “A pesar de que el propósito que tuvo la Corte Suprema cuando tomó los acuerdos en referencia, no fue otro que el de conservar intacto el patrimonio moral que los magistrados que actualmente la conforman, han recibido de sus predecesores en el cargo, y procurar que se corrigieran situaciones de las que resulta notorio quebranto para el régimen constitucional, los hechos que han sobrevenido acreditan que se mantiene la rebeldía contra las resoluciones judiciales en los recursos de hábeas corpus y que carecerían de eficacia para reducirla los nuevos requerimientos o representaciones que pudiera hacer el Tribunal; Pero si esta circunstancia y la tradicional moderación e imperturbable serenidad de la Corte Suprema aconsejan el no reiterarlos en el momento actual, ya que no habría provecho alguno para las instituciones, es clarísima la necesidad de que no se paralice la aplicación del Derecho en los casos ocurrentes. No porque la situación creada al Poder Judicial sea anómala y grave los juzgados y tribunales han de abstenerse de seguir cumpliendo austeramente con su deber.” “Los juzgados y tribunales están obligados a amparar los derechos y hacer efectivas las garantías que la Constitución y las leyes declaran y establecen. Si los individuos que ejercen autoridad política desobedecen las disposiciones que incidan en los recursos de hábeas corpus, deben ser enjuiciados y condenados conforme a la Ley. La obediencia a órdenes del Gobierno no los exime de responsabilidad. Y la aprobación administrativa de sus actos no cubre su delincuencia.” 17 MAGISTRADO CARLOS ERAUSQUIN VALDIVIEZO IV.5 El caso Luis Pardo Barreda La Corte Suprema, por Resolución de 26 de Agosto de 1920, declaró fundado el hábeas corpus interpuesto a favor de Luis Pardo Barreda y reconoció su derecho de residir en el territorio nacional. El caso venía desde el 10 de Setiembre de 1919, cuando el gobierno de Leguía denunció una terrible conspiración y decidió la prisión de varias personas contrarias a su régimen, entre ellas la de Luis Pardo Barreda, por lo que su esposa, presentó un hábeas corpus a su favor. El Prefecto de Lima, absolviendo el informe pedido por la Corte de Lima manifestó que “Luis Pardo y Barreda, capturado por haberse comprobado su participación en el abortado movimiento revolucionario, se había dirigido al extranjero”. La Corte Superior, por el mérito de dicho informe declaró sin objeto el recurso de hábeas corpus. Ernesto de la Jara y Ureta, abogado de la demandante expresó que Luis Pardo y Barreda había sido conducido del Panóptico (la penitenciaria) al vapor Santa Luisa, para ser deportado y solicitó el castigo de las autoridades, lo que fue desestimado por la Corte Superior; pero la Corte Suprema declaró insubsistente lo resuelto y dispuso que la Corte Superior cumpliera con resolver ambas peticiones Al día siguiente de esa decisión, el 4 de noviembre de 1919, se promulgó la ley 4007 que ordenó a los jueces y fiscales cortar todos los procesos judiciales que tendían a acusar a las autoridades por actos tendientes a conservar el orden. La Comisión de Constitución estimó que el oficio importaba un pedido de acusación constitucional al Ministro; pero enterada la Corte, precisó que no le correspondía tal atribución, con oficio de 17 de diciembre de 1920. IV.7 Los jueces ad hoc El gobierno de Leguía, vista la actitud señera de la Corte Suprema, liderada por Eráusquin, ideó contar con “jueces de excepción” para que conozcan los juicios que se entablen contra los delincuentes del delito de rebelión. Esto dio motivo a una comunicación de la Corte Suprema al Ministro de Justicia, en oficio de 24 de noviembre de 1920, señalándole que la aplicación del Artículo 36 de la Carta Política invocado para designar a estos jueces, no podía ser hecha en desacuerdo con el Artículo 35, referente a las garantías individuales, las que no eran susceptibles de ser suspendidas por ninguna autoridad y que la Justicia solo podía ser administrada por funcionarios judiciales preestablecidos por la misma Constitución. IV.6 El Oficio a la Cámara de Diputados El Ministro de Gobierno se dirige al de Justicia con oficio de 3 de diciembre de 1920 indicándole que el pronunciamiento de la Corte es irregular por ser extra judicium; que el Artículo 36 ha sido interpretado por la propia Asamblea Nacional que expidió la Constitución, en la ley del 26 de diciembre de 1919 que establece que el Congreso nombrará los jueces de excepción a que se refiere el Artículo 36 de la Constitución, y que esos jueces conocerán de los juicios que se entablen contra los delincuentes del delito de rebelión; “disposiciones las dos absolutamente contrarias a lo sostenido por la Corte Suprema”. El oficio fue trascrito a la Corte Suprema. El 24 de Noviembre de 1920, en cumplimiento del acuerdo de Sala Plana adoptado el día anterior, Eráusquin ofició a la Cámara de Diputados informando de la grave situación entonces existente, esto es, la negativa del Poder Ejecutivo de cumplir los mandatos judiciales destinados a proteger la libertad personal, pues al caso de los extranjeros se había sumado el de algunos nacionales; y que en ese mismo mes se había detenido sin causa ni excusa alguna al Presidente de la Al recibir el oficio, la Corte Suprema expidió la Resolución el 10 de Diciembre de 1920, en la que refuta las consideraciones del Ministro de Gobierno, y le señala que no existe la interpretación auténtica, porque el acto legislativo que denomina ley no tiene ese carácter por haberlo anulado la ley 4138, promulgada el 27 de Agosto anterior y refrendada por el propio Ministro de Gobierno oficiante; le reitera que conforme a la Constitución la justicia no puede La Corte Suprema se pronunció no obstante dicha ley. Como consecuencia de ello el Colegio de Abogados de Lima acordó emitir un voto de aplauso a la Corte Suprema por reafirmar el sagrado derecho de hábeas corpus, y a la vez declarar que quienes desconocen la majestad del Poder Judicial y no respetan sus mandatos, irrogan daño hondo y permanente al organismo legal, al sistema institucional y a la vida misma del país. 18 Corte Superior de Lima señor Mata y a su fiscal Palacios, al Juez del Callao, Panizo, y se había impedido que el juez Cebrián y los miembros del Tribunal Correccional, Granda y Burga, pusieran en libertad a algunos de los ciudadanos detenidos en el hospital de San Bartolomé. Revista Institucional nº 9 ser administrada sino por los jueces y tribunales preestablecidos, siendo prohibido todo juicio por comisión, conforme al Artículo 155 de la Carta Política; y que es deber ineludible de la Corte Suprema, velar por su estricto cumplimiento, repudiando por ilegal el pretendido nombramiento de jueces extraordinarios; y que se abstiene de comunicar estas consideraciones a los señores Ministros expresados por evitar una polémica impropia de su circunspección y, además, porque el oficio del de Gobierno está concebido en términos que hieren su respetabilidad. La Corte Suprema acuerda archivar el mencionado oficio. IV.8 La Memoria del Presidente Eráusquin por el año judicial de 1920 Al inicio del año judicial de 1921, el 18 de Marzo, en su memoria anual, Eráusquin comenzó refiriendo que esta es una labor grata en situaciones normales, “pero harto penosa en condiciones extraordinarias, como por desgracia ocurre al presente”, más adelante se refirió al Decreto Supremo de 27 de Mayo que negó el hábeas corpus a los extranjeros, al oficio que se envió al Ministro de Gobierno con los reparos de la Corte Suprema y señalando que la voz “autorizada y serena del Tribunal” no fue escuchada y con la respuesta de éste, se puso fin al incidente; comunicación que no fue impugnada en virtud del propio Decreto; pero que creía de su obligación emitir opinión personal, para contestar la pregunta del citado funcionario, formulada en dicho oficio, sobre “cual era la violación en que el decreto incurría y dónde podían estar sus dañosas consecuencias…”, y a ese efecto se refirió a los artículos 29 y 30 de la Carta Política de entonces, que establecían el libre tránsito, y el derecho de toda persona de no ser separado del lugar de su residencia, sino por sentencia ejecutoriada o aplicación de la ley de extranjería, preceptos que calificó de amplios y absolutos; y que la legislación prevé todos los casos de delincuencia de nacionales y extranjeros, la manera de juzgarlos y la sanción correspondiente. Esta Memoria fue comentada elogiosamente en el editorial de la Revista del Foro, de Marzo de 1921. V. LAS ADHESIONES CIUDADANAS El conflicto entre ambos poderes del Estado trascendió y se inicio una campaña entre los intelectuales y estudiantes, la misma que fue liderada connotadas personalidades. AMAG PERÚ V.1 La adhesión del Foro. La Revista del Foro editorializó sobre el conflicto, y precisó al respecto, que la aplicación e interpretación de las leyes corresponde al Poder Judicial, conforme a los principios constitucionales que nos rigen, y al Gobierno no le quedaba mas que, por el Artículo 121 Inc. 10° de la Carta Magna, cumplir las decisiones de aquel. Una Junta General Extraordinaria del Colegio de Abogados de Lima, convocada por su Decano, el jurista Julián Guillermo Romero, celebrada el 26 de noviembre de 1920, aprobó por aclamación la iniciativa de Manuel Vicente Villarán, de apoyo al Poder Judicial por la actitud asumida frente al Poder Ejecutivo, en los siguientes términos: “El Colegio de Abogados, traduciendo el pensamiento del Foro de Lima, y en virtud del acuerdo tomado por aclamación en la Junta General de la Fecha, expresa el vivo interés nacional y la adhesión con que contempla la actitud asumida por el Poder Judicial en el conflicto que se ha creado para el ejercicio de sus funciones tutelares; declara que los principios proclamados por la Corte Suprema encarnan las normas jurídicas esenciales en toda nacionalidad organizada y libre; y hace pública y solemne protesta de que en la grave crisis actual de la justicia, mantendrá su acatamiento inquebrantable a los mandatos judiciales”. Ese acuerdo fue trascrito al doctor Eráusquin, quien agradeció con nota del 30 de noviembre del mismo año. Julián Guillermo Romero fue apresado en Mayo de 1921. V.2 La Juventud y la intelectualidad Universitaria. Luis Fernán Cisneros al salir de su detención en la isla San Lorenzo, en carta pública del 14 de marzo de 1921 instó a Víctor Andrés Belaunde a realizar una campaña cívica en respaldo del Poder Judicial, y luego, ambos, se dirigieron a un grupo de catedráticos de San Marcos, con el mismo propósito. Al efecto se programó una conferencia a cargo de Belaunde en el local de la Federación de Estudiantes en el Paseo Colón, pero como dicho local fue ocupado por la gendarmería, decidieron hacerlo en el General de San Marcos, invocando la condición de catedrático que tenía Belaunde. El Rector, Javier Prado, se negó al requerimiento del Ministro de Gobierno para que impidiera el acto. Asistieron los Decanos Deústua, Manzanilla y Villarán y tan numerosa fue la concurrencia que hizo necesario utilizar el patio de la Facultad de Derecho; pero se infiltraron los entonces 19 MAGISTRADO CARLOS ERAUSQUIN VALDIVIEZO llamados “soplones” y hasta hubo disparos; pero Belaunde pudo concluir su conferencia, y según anota Basadre, Cisneros a su lado le advertía: “acorta, acorta hermano, que anochece”. Belaunde, dio a sus palabras un tono predominantemente jurídico y doctrinario; defendió su propia independencia política y afirmó que los estudiantes y la Universidad debían solidarizarse con el Poder Judicial; que no era la libertad de los detenidos lo que estaba en debate, sino la seguridad de toda la ciudadanía; y llamó al Poder Judicial única valla del absolutismo. Entre otros conceptos expresó: “A los ataques a la libertad de prensa, a las garantías individuales, ha sucedido el caos económico, la saturnal financiera, la desorientación y el descalabro internacional; y coronando todo esto, la rebeldía contra la institución sacrosanta, base de todas las libertades, el Poder Judicial. Pero el país reacciona en este instante. El Gobierno puede reaccionar. Se obtiene la libertad de un periodista y la opinión pública, adormecida o silente, despierta, se agita, se agiganta y forma una ola incontrastable. Ella no busca el cambio de los hombres, sino la vuelta a la normalidad de las instituciones. Un pueblo puede perdonar los errores iniciales de un Gobierno; pero no perdonará jamás el desacierto como sistema y la violencia y la arbitrariedad como método. El instante es solemne, el momento crucial. El Gobierno instaurado el 4 de julio ha recibido este favor providencial. Es el Perú entero que le dice que se detenga al borde del abismo” VI. A MODO DE COLOFÓN: SOBRE LA INDEPENDENCIA DEL PODER JUDICIAL Ningún pueblo de la tierra ha gozado de libertad, mientras no ha tenido asegurada su Justicia; de allí se deriva siempre, el celo constitucional en definir los atributos de la organización judicial y los remedios que tiene el ciudadano frente a los atropellos que pudiera sufrir. Contrariamente a la opinión general, la justicia posee, en Derecho, un tercio del poder, que de ninguna manera significa que sea el tercer y último tercio. En el ranking del poder ocupa un lugar indistinto respecto de los otros poderes, con la salvedad de que es el Presidente de la República quien tiene a su cargo la Administración General de la Nación. Por ello tiene un plus de poder. La Justicia es poder, porque los jueces son los guardianes de la soberanía del pueblo y de la supremacía constitucional y, en consecuencia, custodios de los derechos reconocidos, de las garantías conferidas y de los poderes constituidos. La administración de justicia también es gobierno, con identidad de quehacer, con especificidad esencial de objeto. Garantiza tanto la autoridad de los que mandan, como la libertad de los que obedecen, tanto las prerrogativas públicas como los derechos privados. La independencia es requisito esencial para la correcta administración de este poder. Es condición de su existencia como Poder del Estado. Pero la independencia no significa que el juez deba desentenderse de la responsabilidad política y republicana de su obrar y de sus consecuencias. La independencia de los jueces respecto del Ejecutivo es una consecuencia lógica, pero su independencia respecto de la voluntad de la Nación, sería una incongruencia. Como señaló Juan XXIII en su encíclica “Pacem in terris” : “concuerda con la propia naturaleza del hombre una organización de la convivencia compuesta por las tres clases de magistraturas que mejor respondan a la triple función principal de la autoridad pública; porque en una comunidad política así organizada, las funciones de cada magistratura y las relaciones entre el ciudadano y los servidores de la cosa pública queda definidos en términos jurídicos”; y “para que esta organización jurídica y política rinda las ventajas que le son propias, es exigencia de la misma realidad que las autoridades actúen y resuelvan las dificultades que surjan con procedimientos y medios idóneos, ajustados a las funciones específicas de su competencia y a la situación actual del país, lo que implica, además, la obligación que el poder legislativo tiene, en el constante cambio que la realidad impone, de no descuidar jamás en su actuación las normas morales, las bases constitucionales del Estado y las exigencias del bien común”. Es necesario entonces, que la administración pública resuelva todos los casos en consonancia con el derecho, teniendo a la vista la legislación vigente y con cuidadoso examen crítico de la realidad concreta y por último, que el Poder Judicial otorgue a cada cual su derecho con imparcialidad plena y sin dejarse arrastrar por presiones de grupo alguno. En esta oportunidad, nuestro recuerdo homenaje a Carlos Eráusquin, un juez peruano. 20 y Revista Institucional nº 9 AMAG PERÚ GERMÁN APARICIO Y GÓMEZ SÁNCHEZ: «EL DOCTOR OCÉANO DEL SIGLO XX» Dr. Carlos Ramos Núñez Magister en Derecho Civil y Doctor en Derecho, Catedrático de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Miembro de la Academia Nacional de Historia, Profesor visitante en la Universidad de Sevilla y en la Universidad de Berkeley, Investigador del Instituto Max Planck en Alemania y Docente de la Academia de la Magistratura Concordar la legislación de un país es contribuir a mantener la unidad de estructura indispensable en la organización y aplicación de un sistema legal; es evitar que códigos y leyes lleguen a ser un conglomerado de preceptos dispersos e incoherentes; es descubrir el pensamiento común, la inspiración concorde y la tendencia que en su conjunto expresa el Derecho positivo y es, asimismo, defender la certeza y la seguridad de su aplicación tan preciadas en la vida jurídica. Juan Bautista Lavalle. La Revista del Foro. Año XVIII, Nos. 1-12, enero-diciembre de 1931, p. 23. El magistrado, jurisconsulto y eximio anotador de los códigos y leyes básicas, don Germán Aparicio y Gómez Sánchez, podría ser considerado como el moderno Doctor Océano de las letras jurídicas nacionales. La minuciosidad y constancia de que hizo gala en la confección de sus trabajos competiría solo con la de un Mariano Santos de Quirós, quien compusiera una renombrada Colección de leyes, o con la de Francisco García Calderón Landa, el célebre autor del Diccionario de la Legislación peruana. Pero Germán Aparicio no fue propiamente un enciclopedista, como este último; ni tampoco un compilador estricto y lineal, al modo del aspirante a clérigo y luego republicano furibundo que fue Quirós. Lo que inquietaba a Germán Aparicio y Gómez Sánchez —al fin y al cabo juez de carrera— eran los antecedentes del Derecho positivo, las innumerables conexiones que se esconden en medio de la masa legislativa y, sobre todo, el ordenamiento de la jurisprudencia de los tribunales en relación con cada materia tratada. En última instancia, su cometido no fue otro que el de encontrar la organicidad subyacente del Derecho legislado en sus distintas dimensiones y parcelas, fuesen éstas sustantiva, procesal o judicial; constitucional, civil, penal, laboral o administrativa; nacional o extraterritorial. José León Barandiarán ha dicho de él: 21 GERMÁN APARICIO Y GÓMEZ SÁNCHEZ: «EL DOCTOR OCÉANO DEL SIGLO XX» «Quienes en el Perú en alguna manera tiene que hacer, de modo más o menos, directo o indirecto, o preferencial, con actividades y estudios jurídicos, deben sentirse obligados a enaltecer a don Germán Aparicio»1. La labor de Aparicio y Gómez Sánchez, coronada por los quince tomos de su monumental Código Civil. Concordancias, resulta semejante a la de un antiguo estudioso o a la de un arqueólogo: su predilección por las tablas comparativas, en las que se contemplan los sucesivos estratos en la preparación de un código o ley — artículo por artículo, inciso por inciso—; su inclinación hacia los elencos bibliográficos y jurisprudenciales; el empeño, en fin, por encerrar en sus volúmenes la suma de cuanto tiene que ver con la norma que se propone poner en luz, ponen de manifiesto el carácter esencialmente erudito de su producción. Pero Aparicio no se detiene en la mera recolección informativa: acumula los datos, los organiza y los somete a un riguroso plan expositivo. Solo la ausencia total y sistemática de prólogos diferenciaban a los libros de Aparicio y Gómez Sánchez de los vastos tratados y epítomes del siglo XVII. En efecto, su perfil bajo en tanto escritor y publicista ofrece por momentos la imagen del artesano medieval que vacila en colocar su firma al pie de una construcción monumental. Prefiere que sea la obra la que se exprese por sí misma. Germán Aparicio y Gómez Sánchez nace en Lima, el 16 de febrero de 1879, en el seno de una antigua estirpe de letrados2. El padre, Germán Aparicio y Alvarado, fue 1 un exitoso abogado capitalino, que obtuvo los grados de bachiller, licenciado y doctor en San Marcos hacia 1868 y 18693; mientras que la madre del jurista, Rosa Mercedes Gómez Sánchez, era hija nada menos que del político y diplomático Evaristo Gómez Sánchez y Benavides (Lima, 1826 - ¿?), uno de los artífices de los códigos penal y de enjuiciamientos penales de 1863, y, en consecuencia, sobrina de José Luis Gómez Sánchez y Rivero (Arequipa, 1799 – Lima, 1881), el vigoroso defensor de la posición liberal en las comisiones encargadas en 1846 y 1851 de la elaboración del Código civil decimonónico. Pero la cepa jurídica del autor de las Concordancias se remontaba incluso hasta uno de sus bisabuelos maternos, el político y magistrado Evaristo Gómez Sánchez (Arequipa, 1766 – Lima, 1841), fundador de la Academia Lauretana, representante parlamentario por su departamento en varias oportunidades y vocal de la Corte Suprema de Justicia entre 1831 y 18394. Uno de los hermanos del personaje, don Víctor Aparicio y Gómez Sánchez, así como varios de sus hijos, se entregarían también a la abogacía, hasta constituir una verdadera dinastía de letrados que se prolonga hasta la actualidad. Aparicio y Gómez Sánchez realiza sus estudios en el exclusivo colegio de Nuestra Señora de la O, que regentaba el educador Pedro P. Drinot, y, luego, en el colegio de Guadalupe, donde concluye la secundaria5. En una entrevista que concediera en 1942 a la Revista Peruana de Derecho, el letrado recordaba: De mi época de estudiante «guadalupano» y «carolino» conservo los más gratos recuerdos. Pertenezco — LEÓN BARANDIARÁN, José. «El jurista y su obra». Centenario del nacimiento de Germán Aparicio y Gómez Sánchez. Diario La Prensa, Lima, viernes 16 de febrero de 1979. El profesor sanmarquino, que considera a Gómez Sánchez un ejemplo de sabiduría y método, cita un vívido recuerdo personal sobre el docto juez: «Algunas veces lo ví, como a las 6 de la tarde, en el café León, en la Plazuela La Merced, en un corto intervalo en sus actividades, y no sé por qué, pero por esa libertad de nuestra facultad de asociación de ideas, pensé que así debió ocurrir con Hoffmann, juez de Berlín, que después de sus tareas diarias como tal y tras breve reposo, entraba en su biblioteca a concebir y escribir sus fantasiosos cuentos que literalmente lo hicieron famoso».: 2 Referencias biográficas de primera mano en el reportaje, «Juristas peruanos. El Dr. Germán Aparicio y Gómez Sánchez». Revista Peruana de Derecho. Tomo I, N.° 2, Lima, junio-julio de 1942, pp. 131- 136. Véase, también, Alzamora Valdez, Mario. La abogacía. Lima, 1963, pp. ...; Tauro del Pino, Alberto. Enciclopedia ilustrada del Perú. 6 tomos. Lima: Peisa, 1987, T. 1, p. 148. Una amplia bibliografía del jurista y anotador limeño en Anuario Bibliográfico Peruano de 1948. Ediciones de la Biblioteca Nacional, VII. Lima: Biblioteca Nacional del Perú, 1951, pp. 185-190. Y, más recientemente, han aparecido tres textos en torno al personaje y su obra: la compilación documental, Semblanzas: Germán Aparicio y Gómez Sánchez. Presentación de Ulises Montoya Alberti y prólogo de Leopoldo Gamarra Vílchez. Lima: Facultad de Derecho de la UNMSM, 2004; y el breve artículo «Germán Aparicio y Gómez Sánchez». Análisis Laboral. Vol. 28, N.° 322, abril de 2004, pp. 7 y ss. Así como también, Ramos Núñez, Carlos. «Germán Aparicio y Gómez Sánchez», Athina. Revista de Derecho de los Alumnos de la Universidad de Lima, No. 1, Año 1, 2006, pp. 353 – 365. Adviértase que la revista se ocupa del estudioso en el número inaugural. 3 Germán Aparicio y Alvarado optó dichos grados con las tesis, Centralización de los poderes políticos (1868), Examen del origen del Derecho (1869) y Duelo (1869), respectivamente. 4 Cfr. Anónimo. «Juristas peruanos. El Dr. Germán Aparicio y Gómez Sánchez», op. cit., pp. 132, 136. 5 Ib., p. 136. 22 Revista Institucional nº 9 relata— a la generación que nació durante la guerra con Chile y, sin duda alguna, ese hecho influyó en que ella se caracterizara por su fervor a la patria y su amor al estudio. En Guadalupe constituímos una asociación denominada «Juventud Patriótica», que sirvió de eficiente auxiliar a la Junta Patriótica presidida por el doctor Santiago Figueredo6. Hacia 1898, el joven estudioso ingresa a la Facultad de Jurisprudencia de San Marcos, donde tiene como maestros a las grandes figuras del escenario forense finisecular: Lizardo Alzamora, Cesáreo Chacaltana, Ricardo Heredia, Miguel Antonio de la Lama, José Matías Manzanilla, Manuel Santos Pasapera, Ramón Ribeyro, Eleodoro Romero Salcedo, Luis Felipe Villarán y Manuel Vicente Villarán7. Eran sus condiscípulos Gerardo Balbuena, César de Cárdenas, Carlos A. Calle, Pedro A. Carrasco, Óscar Cebrián, Edmundo Habich, Francisco Lanatta, Luis Miró Quesada, Luis Pazos Varela, Federico Pflücker, Arturo Rubio, José Joaquín Sotelo, Julio Villegas y Carlos Zavala Loayza8. Germán Aparicio opta el bachillerato en Jurisprudencia en 1901 —cumplidos los cuatro años de estudios que a la sazón se exigían para postular a ese grado menor—, con una monografía en la que planteaba: La mujer es capaz de ser fiadora9. El feminismo jurídico alentaría también las preocupaciones de su hermano Víctor, quien hacia 1909 sustenta una tesis de bachiller en torno a El derecho de la mujer a la vida civil10. En 1904, luego de recibirse de abogado, merced a las pruebas reglamentarias —dos exámenes en el Colegio de Abogados y uno en la Corte Superior—, Germán Aparicio se dispone a abrazar la función administrativa. Ya en el ínterin había sido admitido como secretario del concejo distrital de Miraflores, cargo que desempeña entre los años de 1903 y 1906, bajo el gobierno edil de Henry Rovett. AMAG PERÚ De esos años emerge, en 1908, un amplio consolidado estadístico del suburbio capitalino, de más de trescientas páginas y enriquecido con reseñas históricas, apuntes geográficos, ilustraciones y planos que anuncian ya la vena erudita de Aparicio y Gómez Sánchez11. Así mismo, entre 1907 y 1908, figura como director de los censos de las ciudades de Huaraz, Huacho y Ayacucho12. En 1909, Germán Aparicio, quien entonces bordeaba los treinta años, decide abrazar la magistratura y es destacado a una judicatura en la provincia de Pisco, en el departamento de Ica13. Familiarizado con la realidad judicial, efectúa una breve visita a Lima hacia 1910 con la intención de optar el doctorado en Jurisprudencia14. Retorna luego a Pisco, ahora como juez titular de primera instancia de esa jurisdicción. Pero permanecerá pocos meses al frente de ese juzgado, pues, en 1912, por decisión del gobierno de Augusto B. Leguía, en su primer período presidencial, viaja a Europa para seguir cursos de perfeccionamiento en Estadística. Según su propio testimonio, ese aprendizaje contribuiría «de modo preponderante» en el método y la sistemática que regirían sus libros de Concordancias15. Los años posteriores coinciden con un franco ascenso en la carrera judicial del letrado limeño: en 1921 lo vemos como vocal interino de la Corte Superior de Justicia de La Libertad y, en 1922, figura como juez interino, y luego titular, de la provincia de Lima. Otras misiones públicas inquietan a don Germán Aparicio. Así, durante el truncado plebiscito de Tacna y Arica, hacia 1927, funge de tesorero de la Junta Nacional Patriótica que presidía don Eulogio Fernandini16 La década de 1930 coincide con la consagración intelectual y profesional de Germán Aparicio y Gómez Sánchez. Aparece como vocal accidental de la Corte Superior de Justicia de Lima en 1930 y, al año siguiente, confía a La Revista del Foro los originales de su versión concordada del Código Procesal Civil de 191217. En un principio, según parece, fue proyectada 6 7 8 9 Ib., pp. 132-133. Ib., p. 133. Ib. APARICIO Y GÓMEZ SÁNCHEZ, Germán. La mujer es capaz de ser fiadora. Tesis de bachiller. Texto mecanografiado. Vid. Universidad Mayor de San Marcos. Nómina de graduados de la Facultad de Derecho. Lima: Taller de Linotipía, 1944, p. 10. 10 Ib. 11 APARICIO Y GÓMEZ SÁNCHEZ, Germán. Estadística municipal de Miraflores (provincia de Lima); datos históricos, geográficos y estadísticos. Lima: Imprenta y Librería de San Pedro, 1908. 12 Vid. Dirección General de Estadística. Censo de la ciudad de Huaraz. Lima, 1908. 13 GARCÍA RADA, Domingo. «Un juez ejemplar». Diario La Prensa, Viernes 16 de febrero de 1979. 14 Ib. 15 Anónimo. «Juristas peruanos. El Dr. Germán Aparicio y Gómez Sánchez», op. cit., p. 136. 16 Ib. 17 APARICIO Y GÓMEZ SÁNCHEZ, Germán. «Código de Procedimientos Civiles. Anotado y concordado con la Constitución y leyes vigentes y con las ejecutorias supremas». La Revista del Foro. Órgano del Colegio de Abogados. Año XVIII, Nos. 1-12, enero-diciembre de 1931, pp. 25-43; Año XIX, Nos. 1-12, enero-diciembre de 1932, pp. 41-60. 23 GERMÁN APARICIO Y GÓMEZ SÁNCHEZ: «EL DOCTOR OCÉANO DEL SIGLO XX» una publicación por entregas de la integridad del texto, pero solo se llegaron a insertar los dos primeros títulos de la sección primera del Código, relativas a «Comparecencia ante el juez» y «Competencia»18. Sin duda, las masivas dimensiones del trabajo obstaculizaban ese cometido. Juan Bautista de Lavalle —quien tuvo a la vista los originales del Código de Procedimientos y de la Ley Procesal de Quiebras concordados y anotados— escribió en el citado vocero gremial una elogiosa reseña, en la que anotaba: Al margen de una vida serena e irreprochable consagrada al servicio de la función judicial, en las breves horas libres que dejan el estudio y la meditación de los fallos judiciales, el doctor Aparicio y Gómez Sánchez emprendió años a esta tarea de benedictino de agotar y controlar todas las concordancias existentes entre nuestras codificaciones y todas las referencias jurisprudenciales que señalan el proceso de aplicación de las normas legales contenidas en ellas [...]. Trabajo de benedictino he dicho, cuando más exacto sería decir trabajo de profesor alemán, dada su magnitud analítica, la precisión de su método y el noble sentido de abnegación intelectual que significa una labor de objetividad y exactitud tan grandes19. Y agrega: Quienes manejen esas concordancias y referencias jurisprudenciales oportuna y cuidadosamente enunciadas; esos índices de materias que contienen en esencia, como ecuaciones algebraicas, todas las coordinaciones referentes a un concepto, a una institución, a una figura jurídica, no sospecharán jamás las horas que su autor ha pasado llenando de números y controlando las citas, fechas y páginas que llenan los extensos y cuidadosos originales que he examinado. En un país —asegura Lavalle— en el que la improvisación, simulación y pereza son tan universales, trabajos como el que a estas líneas se refieren, por las cualidades de desinterés, probidad y perseverancia que revelan, son dignos de la más justa estimación y encomio20. En la misma entrega de La Revista del Foro, Edilberto Boza señalaba que el trabajo de Aparicio y Gómez Sánchez «ofrece el cuadro más completo de anotaciones y concordancias, en el que se relacionan los preceptos del Código, precedidos de su correspondiente exposición de motivos, con la jurisprudencia práctica de los tribunales y los diversos cuerpos de leyes y resoluciones, sin excluir los más lejanos orígenes del Derecho patrio»21. Dos lustros después, el propio Aparicio y Gómez Sánchez confesaría que la confección de sus libros se remontaba al año de 1916, en los intervalos de su labor jurisdiccional en la provincia de Pisco22. Otro detalle que interesa destacar: el autor concebía esos trabajos como parte de una obra orgánica, a la que da el nombre de Concordancias e Índices de la Legislación Peruana23. Con los mejores auspicios, en 1932 sale a luz el primer volumen de Concordancias, dedicado a la Ley Procesal de Quiebras. El libro aparecería sin sello editorial, a través de los Talleres Gráficos de la Penitenciaría, en una edición sufragada por el autor, al igual que las siguientes24. En el mismo año, Germán Aparicio es designado vocal titular de la Corte Superior de Lima25. A la vez, se da tiempo para publicar dos obras sustanciales: hacia 1932 o 1933, la esperada versión en libro del Código de Procedimientos Civiles. Concordancias, en dos 18 Vid. E. C. B. [Edilberto C. Boza]. «Notas bibliográficas. Código de Procedimientos Civiles del Perú anotado y concordado por el Dr. Germán Aparicio y Gómez Sánchez». La Revista del Foro. Órgano del Colegio de Abogados. Año XVIII, Nos. 1-12, enerodiciembre de 1931, p. 235. Refiere Boza que el autor «ha tenido la gentileza de ofrecer a La Revista del Foro los originales de su notable estudio; y con ello hace un positivo servicio al foro y a la magistratura». 19 LAVALLE, Juan Bautista de. «Un notable trabajo jurídico del doctor Germán Aparicio y Gómez Sánchez». La Revista del Foro. Órgano del Colegio de Abogados. Año XVIII, Nos. 1-12, enero-diciembre de 1931, pp. 22-24 (p. 22). 20 Ib., pp. 22-23. 21 E. C. B. [Edilberto C. Boza]. «Notas bibliográficas», op. cit., p. 235. 22 Anónimo. «Juristas peruanos. El Dr. Germán Aparicio y Gómez Sánchez», op. cit., p. 136. 23 Ib. 24 APARICIO Y GÓMEZ SÁNCHEZ, Germán. Ley procesal de quiebras. Concordancias. Lima: Talleres Gráficos de la Penitenciaría, 1932. 247 páginas. El «Índice analítico» figuró en La Revista del Foro. Órgano del Colegio de Abogados. Año XIX, Nos. 1-12, pp. 41-60. Corresponde a las páginas 193 a 204 del libro citado. 25 Su ingreso a la carrera judicial tuvo lugar en 1909, en calidad de juez interino de la provincia de Pisco, nombrándosele titular en 1911, vocal interino de la Corte Superior de Justicia de La Libertad en 1921, juez titular en Lima en 1922 y vocal de la Corte de Superior de Lima en 1930 y presidente de esta Corte en 1936. Véase, El Comercio de 18 de febrero de 1948. 24 Revista Institucional nº 9 AMAG PERÚ tomos26; en 1934, una estupenda edición de la Ley de Accidentes del Trabajo N.º 1378, que constituye una fuente de primer orden para la reconstrucción del proceso legislativo concerniente a dicha norma27; y, en 1935, el tomo tercero, subtitulado «Suplemento», del Código de Procedimientos Civiles, con una nutrida sección de «Bibliografía nacional», además de cuidadosos índices28. Es probable que esas producciones contribuyesen a impulsar su ascenso a la presidencia de la Corte Superior de Lima, que ocupa durante el año judicial de 1936-193729. Acusa también el difundido error de conceder a las pruebas de confesión y de exhibición de documentos el carácter de privilegiadas y admitir su ofrecimiento en cualquier estado del proceso. Otro mecanismo dilatorio que repugna al nuevo presidente de la Corte es el desnaturalizado empleo del recurso de reposición: «no es extraño —refiere— ver en determinados expedientes que todos los proveídos y a veces hasta las resoluciones han dado lugar a la interposición de dicho recurso, lo que constituye un manifiesto abuso del derecho de litigar»32. La censura de los «vicios y corruptelas de la tramitación» y la inherente dilatación de los juicios constituían el inesperado tema de su discurso de aceptación como presidente de la Corte capitalina30. El magistrado limeño pasaba revista a algunos de esos vicios: la inexacta sustanciación de los incidentes, no obstante hallarse éstos claramente definidos en el Código adjetivo. Y explica, en un pasaje técnico y exento de la retórica habitual de un discurso de incorporación: Aun la costumbre de algunos jueces de no expedir sentencia mientras no lo solicite alguna de las partes es considerada entre las «corruptelas» que escandalizan al letrado, no obstante admitir que se trata de «prácticas y precedentes antiguos», antes que fruto de la conducta maliciosa de los jueces33. Mediante resolución de 18 de junio de 1936, en virtud de su cargo, Aparicio y Gómez Sánchez es convocado a integrar la Comisión Revisora del Código Civil, junto a Diómedes Arias Schreiber, ministro de Justicia; Julio C. Campos, vocal de la Corte Suprema; Alfredo Solf, rector de la Universidad de San Marcos; Pedro M. Oliveira, decano de la Facultad de Jurisprudencia y vicerrector de San Marcos; Manuel Augusto Olaechea, miembro del grupo codificador, y el doctor Ernesto de la Jara y Ureta34. La finalidad de la cuerda aparte es evitar se entorpezca la secuela de la materia principal del pleito y por eso cuando se sustancian y resuelven los incidentes como de puro derecho, debe también ordenarse la formación del cuaderno separado al interponerse el recurso de apelación. Por lo general no deben los incidentes suspender el juicio, salvo que se trate de cuestiones que por su naturaleza requieren la detención del debate para ser resueltas con carácter previo31. Terminado el año judicial, el togado pronuncia su memoria de presidente cesante de la Corte Superior de Lima35. Y también en 1936, a escasísimos meses de su promulgación, Germán Aparicio publica el primer tomo de su obra culminante, la versión «concordada» —calificativo en verdad modesto— del nuevo Código Civil de 193636. Le seguirían otros 14 tomos, el último de los cuales, aparecería en 1944. 26 APARICIO Y GÓMEZ SÁNCHEZ, Germán. Código de Procedimientos Civiles. Concordancias. Tomo I. Lima: Talleres Gráficos de la Penitenciaría, [1932-1933]. 747 páginas; Código de Procedimientos Civiles. Concordancias. Tomo II. Lima: Talleres Gráficos de la Penitenciaría, [1933]. 661 páginas. La ausencia de pies de imprenta dificulta una datación exacta. En el tomo primero, donde hay referencias jurisprudenciales de hasta mediados de 1932, Aparicio afirma que la nueva Constitución Política está pronta a ser promulgada. Como se sabe, dicha carta fue sancionada el 9 de abril de 1933. 27 APARICIO Y GÓMEZ SÁNCHEZ, Germán. Ley de accidentes del trabajo. Concordancias. Lima: Talleres Gráficos de la Penitenciaría, 1934. 298 páginas. 28 APARICIO Y GÓMEZ SÁNCHEZ, Germán. Código de Procedimientos Civiles. Concordancias. Suplemento. Lima: Talleres Gráficos de la Penitenciaría, 1935. 538 páginas. La sección bibliográfica fue publicada originalmente en La Revista del Foro. Órgano del Colegio de Abogados. Año XXII, Nos. 1, 2 y 3, enero-marzo de 1935, pp. 54-63. 29 El Comercio, 18 de febrero de 1948. 30 La Revista del Foro. Órgano del Colegio de Abogados. Año XXIII, Nos. 1, 2, 3, 4, 5 y 6, enero-junio de 1936, pp. 24-26. «Discurso del nuevo Presidente de la Corte Superior, Sr. D. Germán Aparicio y Gómez Sánchez». 31 Ib., p. 24. 32 Ib., p. 25. 33 Ib., p. 26. 34 Resolución 35 APARICIO Y GÓMEZ SÁNCHEZ, Germán. «Memoria leída por el Presidente cesante, Sr. Dr. D. Germán Aparicio y Gómez Sánchez». La Revista del Foro. Órgano del Colegio de Abogados. Año XXIV, Nos. 1, 2 y 3, enero-marzo de 1937, pp. 40-60. También en folleto: Memoria leída por el presidente de la Corte Superior de Lima [...] en la ceremonia de apertura del año judicial de 1937.Lima: Impr. Americana, 1937. 51 páginas. 36 APARICIO Y GÓMEZ SÁNCHEZ, Germán. Código Civil. Concordancias. Tomo I. Lima: Librería e Imprenta Gil, 1936. 25 GERMÁN APARICIO Y GÓMEZ SÁNCHEZ: «EL DOCTOR OCÉANO DEL SIGLO XX» Los libros de Germán Aparicio y Gómez Sánchez fueron, tanto o quizá más que sus fallos judiciales, la razón principal de la estima que le dispensarían sus contemporáneos. Motivados por la inusitada solvencia que encerraba la serie de Concordancias, sus colegas de profesión lo distinguen en 1937 como miembro honorario del Colegio de Abogados de Lima37, homenaje reiterado en 1942 por el gremio forense de Trujillo, donde se había desempeñado como vocal superior interino veinte años atrás38. Aparicio y Gómez Sánchez fue además miembro de número de la Academia Peruana de Derecho y miembro del Instituto de Derecho Procesal del Perú. Rara vez, al menos en el Perú, la prestancia profesional se hallaba asentada, casi exclusivamente, sobre las bondades de una producción escrita. Recordemos que don Germán nunca impartió la cátedra ni militó en la política activa; en consecuencia, no formaba parte de los círculos académicos institucionalizados o de poder. Entre tanto, conforme avanzaba la edición de Código Civil. Concordancias, la actividad de Aparicio y Gómez Sánchez no se detiene: en 1940 sale de imprenta una segunda edición del tomo primero de Código Civil. Concordancias39; al año siguiente es llamado a integrar la Comisión Reformadora del Código de Procedimientos Civiles, por decreto de 12 de julio de 194140; y, en 1942, lanza una versión concordada de la Ley Orgánica del Poder Judicial41, que remplazaba a la conocida edición de Miguel Antonio de la Lama. Sin pausa, se disponía a preparar una nueva edición de Código de Procedimientos Civiles. Concordancias, cuando el 1.° de octubre de 1943, por disposición del entonces decano del Colegio de Abogados de Lima, Ezequiel F. Muñoz, le es conferida la medalla de oro del gremio42. El 4 de julio de 1944, aquejado de salud, Germán Aparicio solicita su jubilación43. La Revista del Foro se referiría a la producción del vocal cesante como una «benedictina obra, que representa decenios y decenios 37 38 39 de incansables esfuerzos y que es fruto de sapiencia y de poder de trabajo»; anotaba también que ella había sido labrada «sin menoscabar el desarrollo normal de sus funciones judiciales»44. Inmediatamente fue organizado un homenaje en el domicilio del letrado, al cual acudió en pleno la Junta Directiva del Colegio de Abogados de Lima: José Matías Manzanilla, que la encabezaba en su condición de decano, y los doctores Aurelio García Sayán, Francisco Villa-García Blondet, Félix Navarro Irvine, Carlos Rodríguez Pastor, Eduardo Espinoza León, Ernesto Alayza Grundy, Ulises Montoya y Jorge Arce Más45. En su emotiva alocución, el decano Manzanilla exclamaba: Amigo y colega, La Junta Directiva del Colegio de Abogados, ríndele excepcional deferencia, viniendo, en pleno, a expresarle que admira su proverbial austeridad de magistrado y su perseverancia para coronar sin vacilaciones, ni escepticismo, ni desmayos, la benedictina obra de las concordancias y comentarios del Código Civil y del Código de Procedimientos Civiles, de las leyes sobre infortunios del trabajo, de las leyes sobre quiebras y organización del Poder Judicial y de las Ejecutorias de la Corte Suprema, concordancias enriquecidas merced a notas bibliográficas, a antecedentes históricos y a sobrias citas de la Constitución del Estado y de las legislaciones extranjeras. ¡Veintiún volúmenes! La monumental obra de nuestro eminente colega y querido amigo, Aparicio y Gómez Sánchez, tiene ¡veintiún volúmenes! ¡Oh voluntad para trabajar! ¡Oh vocación de trabajo!46 Aun en 1945, el anciano erudito reúne fuerzas para esbozar unos apuntes para la reforma del Código de Comercio47. Don Germán Aparicio y Gómez Sánchez pasó sus últimos años en el retiro, hasta su El Comercio, 18 de febrero de 1948. Ib., APARICIO Y GÓMEZ SÁNCHEZ, Germán. Código Civil. Concordancias. Tomo I. 2.ª edición. Lima: Imprenta Americana, 1940. 625 páginas. 40 Conformaban además la comisión de reforma del Código procesal los doctores Anselmo Barreto, Ernesto Araujo Álvarez, Lino Cornejo y Manuel C. Gallagher. 41 APARICIO Y GÓMEZ SÁNCHEZ, Germán. Ley Orgánica del Poder Judicial. Concordancias. Lima: Taller de Linotipía, 1942. 42 El Comercio, 18 de febrero de 1948. 43 La Revista del Foro. Órgano oficial del Colegio de Abogados de Lima. Año XXXI, Nos. 7 al 9, julio-diciembre de 1944, pp. 539540. «Jubilación voluntaria del doctor Germán Aparicio y Gómez Sánchez, vocal de la Corte Superior de Lima y el Foro de Lima». 44 Ib., p. 539. 45 Ib. 46 Ib., p. 540. 47 APARICIO Y GÓMEZ SÁNCHEZ, Germán. «Aporte a la reforma del Código de Comercio». La Revista del Foro. Órgano oficial del Colegio de Abogados de Lima. Año XXXII, Nos. 4, 5 y 6, abril-junio de 1945, pp. 347-356. 26 Revista Institucional nº 9 fallecimiento, tras una breve enfermedad, en su casa de la Av. 28 de Julio 820, Miraflores, el 15 de febrero de 194848. Le sobrevivían su esposa, doña Carmen Rosa Valdez Tudela y sus hijos Germán, Felipe, Alfredo, Luis Ernesto, Rosa Mercedes y Carmen Aparicio Valdez. Hasta poco antes de su desaparición, el jurisconsulto se hallaba preparando la edición remozada de su Código de Procedimientos Civiles. Concordancias. El primer tomo, subtitulado «Concordancias de Legislación», salió de imprenta en 1947; el tomo segundo, que englobaba glosas, antecedentes, exposición de motivos y una bibliografía parcial, apareció póstumamente en 1949, con el auxilio de sus hijos, Germán y Felipe Aparicio Valdez49. A su muerte, dejaría inéditas las concordancias del Código Penal y del Código de Enjuiciamientos penales de 1863, que eran el primero de sus trabajos. Quizá consideró su autor que, luego de la dación del Código Penal de 1924, la publicación de esa obra resultaría poco práctica. Sin embargo, años después, en 1956, la Revista de Derecho y Ciencias Políticas de San Marcos, en vista de su valor para la Historia del Derecho, rescataría un fragmento de los originales, dedicado de la jurisprudencia del antiguo Código Penal50. Actualmente, la Biblioteca de la Facultad de Derecho de la Universidad de San Marcos lleva el nombre del admirado jurisconsulto limeño. Domingo García Rada, un colega de Aparicio y Gómez Sánchez en la judicatura, cuando ambos ejercían en la Corte Superior de Lima, ofrece una descripción tangible del erudito magistrado: Otro vocal de grato recuerdo es el doctor Germán Aparicio y Gómez Sánchez, que permaneció muchos años en la Superior, sin poder ascender por tener en la Suprema a los doctores Ricardo Leoncio Elías y Fernando E. Palacios, casados con hermanas suyas. Trabajador infatigable, era un poco sordo, no sentía ningún ruido y podía enfrascarse en la lectura de expedientes sin ser perturbado. Era el más fuerte sostén de la Sala que integraba en cuanto a su trabajo y dedicación, y eso lo sabían todos. Sus códigos y leyes concordadas, constituyen una labor de benedictino no igualada aún»51. AMAG PERÚ En otro texto, Domingo García Rada, se sorprende que Germán Aparicio y Gómez Sánchez, pese a su profunda erudición y su clara inteligencia, este juez honrador y laborioso, no estuviera contaminado por la vanidad, tan frecuente en los sabios52. Aparicio y Gómez Sánchez, procedía de una notable y añeja familia de abogados, lo que le garantizaba una sólida posición económica, un estatus social encumbrado y las consiguientes facilidades para desarrollar su labor intelectual sin contratiempos. Podría decirse que desarrolla su obra de la mano con la labor jurisdiccional, como se comprueba de la familiaridad que exhibe tanto con el Derecho positivo cuanto con la jurisprudencia. Sus primeros libros, publicados entre 1931 y 1935 (Ley Procesal de Quiebras, Código de Procedimientos Civiles, Ley de Accidentes del Trabajo) aparecieron sin sello editorial, en impresiones financiadas a expensas del autor, quien se encargaba personalmente de remitir los ejemplares a las bibliotecas, universidades, colegios de abogados e instituciones judiciales. Lo mismo cabría afirmar con respecto a su Código Civil, que al parecer fue el fruto del financiamiento particular. Un detalle significativo es que Germán Aparicio consideró sus libros como parte de un cuerpo orgánico e interrelacionado que aspiraba a cubrir la totalidad de la legislación positiva básica (desde los precedentes normativos hasta su aplicación jurisprudencial). Otra característica que llama la atención es la ausencia de prólogos, que contrasta vívidamente con el caudal de información y de conexiones internas que encierran los volúmenes. Preguntado hacia el final de su vida sobre el sentido de sus Concordancias, Aparicio y Gómez Sánchez declararía: [...] la dispersión y consiguiente dificultad para la búsqueda y la consulta de las fuentes de nuestro Derecho y de las ejecutorias de los tribunales, fortalecieron en mi espíritu la idea de la necesidad de una clasificación metódica que facilite y guíe la consulta, en su aplicación cotidiana por jueces y abogados, a la vez que favorezca el estudio amplio y sistemático de nuestros códigos y leyes. He juzgado —prosigue— que es servir a la justicia y al Derecho poner a disposición 48 49 El Comercio del 16 de febrero de 1948. APARICIO Y GÓMEZ SÁNCHEZ, Germán. Código de Procedimientos Civiles. Concordancias de Legislación. Tomo I. Lima: Editorial P. T. C. M., 1947; Código de Procedimientos Civiles. Glosas y antecedentes, Exposición de motivos, Jurisprudencia, Bibliografía del Artículo 1.° al 295.° Tomo II. Lima: Editorial P. T. C. M., 1949. 245 y 366 páginas respectivamente. 50 APARICIO Y GÓMEZ SÁNCHEZ, Germán. «Jurisprudencia del Código Penal de 1862». Revista de Derecho y Ciencias Políticas. Año XX, 1956, pp. 55-80. También como separata, Lima: Editorial «San Marcos», 1957. 51 GARCÍA RADA, Domingo. Memorias de un juez. Lima: Editorial Andina, 1978, p. 105. 52 GARCÍA RADA, Domingo. «Un juez ejemplar». Diario La Prensa, Viernes 16 de febrero de 1979. 27 GERMÁN APARICIO Y GÓMEZ SÁNCHEZ: «EL DOCTOR OCÉANO DEL SIGLO XX» de quienes lo estudian y aplican, el conocimiento de los antecedentes y conexiones de la legislación nacional; sus concordancias jurisprudenciales, para el conocimiento del sentido de sus soluciones; y su relación con la doctrina y la legislación de otros pueblos53. Esa declaración, formulada luego de escribir, editar y hasta mandar a imprimir una veintena larga de textos, bien pudo constituir el prólogo faltante. Código Civil. Concordancias, aparecido entre los años de 1936 y 1944, abarcó, como hemos adelantado, un total de quince tomos. El primer tomo, según reza el colofón, fue impreso entre el 9 de setiembre y el 31 de octubre de 1936 por la Librería e Imprenta Gil. Salía a luz, pues, a escasos meses de la promulgación del cuerpo legal, mientras el autor ocupaba la presidencia de la Corte Superior de Lima54. La Revista del Foro publica el siguiente aviso, a página entera, en su edición correspondiente a los meses de julio a setiembre de 1936: El tomo segundo, dedicado a la documentación y estudio de la génesis del nuevo Código, fue impreso entre el 14 de enero y el 12 de marzo de 193755, en tanto que el cuarto tomo, el primero relativo a la sección «Leyes y reglamentos», fue compuesto en la tipografía Gil entre el 7 de setiembre y el 6 de noviembre de 193756. La razón del vacío en el tomo tercero se explicaba por la demora en la terminación de la exposición de motivos del Código. El tomo quinto, que proseguía en el estudio de «Leyes y reglamentos», sería preparado del 15 de junio al 5 de noviembre de 193857; los tomos sexto58 y séptimo59, que agotaban dicha sección materia, así como el octavo volumen, concerniente al importante rubro de «Jurisprudencia»60, fueron confeccionados en el año de 1938. En 1941, por el Taller de Linotipia, de la calle Guadalupe, fue puesto en circulación el tomo noveno61, que iniciaba la última sección del trabajo, vinculada a las concordancias propiamente dicha. Los tomos décimo y decimoprimero serían lanzados en 194262 63; los tomos tercero, decimosegundo y GERMÁN APARICIO Y GÓMEZ SÁNCHEZ CÓDIGO CIVIL CONCORDANCIAS Tomo I Lima – Perú 1936 Librería e Imprenta Gil S. A. Calle de Zárate Nos. 459 y 565 53 54 55 Anónimo. «Juristas peruanos. El Dr. Germán Aparicio y Gómez Sánchez», op. cit., p. 134. APARICIO Y GÓMEZ SÁNCHEZ, Germán. Código Civil. Concordancias. Tomo I. Lima: Librería e Imprenta Gil, S. A., 1936. APARICIO Y GÓMEZ SÁNCHEZ, Germán. Código Civil. Concordancias. Tomo II: «La reforma». Lima: Librería e Imprenta Gil, S. A., 1937. 56 APARICIO Y GÓMEZ SÁNCHEZ, Germán. Código Civil. Concordancias. Tomo IV: «Leyes y reglamentos». Lima: Librería e Imprenta Gil, S. A., 1937. 57 APARICIO Y GÓMEZ SÁNCHEZ, Germán. Código Civil. Concordancias. Tomo V: «Leyes y reglamentos». Lima: Librería e Imprenta Gil, S. A., 1938. 58 APARICIO Y GÓMEZ SÁNCHEZ, Germán. Código Civil. Concordancias. Tomo VI: «Leyes y reglamentos». Lima: Librería e Imprenta Gil, S. A., 1938. 59 APARICIO Y GÓMEZ SÁNCHEZ, Germán. Código Civil. Concordancias. Tomo VII: «Leyes y reglamentos». Lima: Librería e Imprenta Gil, S. A., 1938. 60 APARICIO Y GÓMEZ SÁNCHEZ, Germán. Código Civil. Concordancias. Tomo VIII: «Jurisprudencia». Lima: Taller de Linotipia, 1941. 61 APARICIO Y GÓMEZ SÁNCHEZ, Germán. Código Civil. Concordancias. Tomo IX: «Legislación y Derecho civil». Lima: Taller de Linotipia, 1941. 62 APARICIO Y GÓMEZ SÁNCHEZ, Germán. Código Civil. Concordancias. Tomo X: «Legislación y Derecho civil». Lima: Taller de Linotipia, 1942. 63 APARICIO Y GÓMEZ SÁNCHEZ, Germán. Código Civil. Concordancias. Tomo XI: «Legislación y Derecho civil». Lima: Taller de Linotipia, 1943. 28 Revista Institucional nº 9 AMAG PERÚ decimotercero, en 1943; mientras que los volúmenes decimocuarto y decimoquinto aparecerían en 194464. La sistematización integral del Código Civil de 1936 emprendida por Germán Aparicio y Gómez Sánchez fue el resultado de un arduo esfuerzo de varios lustros. Un contemporáneo suyo, Javier Sánchez Buitrón, asegura que recurría a todas las bibliotecas de Lima para componer sus apuntes65. A su vez, José León Barandiarán, citando a Albino Luciani, que se convertiría luego en el papa Juan Pablo I, en su libro Ilustrísimos señores, en la carta a Petrarca, recuerda que el vate habló de «lugares queridos, amigos queridos y libros queridos». «Esto último puedo decir yo –anota León—respecto al libro (en verdad colección de libros), sobre el Código Civil peruano de don Germán Aparicio y Gómez Sánchez»66. Más adelante, remata el estudioso lambayecano, lo cual confirmamos, refiriéndose al erudito limeño: «Es el caso recordar lo que dijera don Alfonso, el Sabio: ‘de los omes sabios los regnos y las tierras se aprovechan’»67. . 64 T.1. Texto del Código. 2-3. La reforma / La reforma (motivos). T. 4-7. Leyes y reglamentos: Registros del estado civil. Nomenclatura y diccionario de enfermedades y causas de defunción. Personas jurídicas. Comunidades de indígenas. Alcabala, Impuesto a las sucesiones (IV); Registros públicos. Reglamento de las inscripciones. Regímenes: de las inscripciones. Regímenes: Registro mercantil, de buque, registro de prenda agrícola. Leyes de crédito agrícola. ley del Banco Agrícola del Perú. Aranceles (hasta 1938). Legislación hipotecaria. Reg. Fiscal de ventas a plazos (V); Leyes y reglamentos (persona, familia, comunidades indígenas, sucesiones, monumentos históricos, bienes del Estado de 1821 a 1942) (VI); Leyes y reglamentos (propiedad intelectual e industrial, marcas de fábrica, caza y pesca, casas de préstamo, propiedad inmueble) (VII). T. 8. Jurisprudencia. T. 9-15. Legislacion y derecho civil: (arts. 1603 a 1835). 65 SÁNCHEZ BUITRÓN, Javier. «Don Germán: trabajador incansable». Diario La Prensa, 16 de febrero de 1979. 66 LEÓN BARANDIARÁN, José. «El jurista y su obra», o., c., . 67 Ib. 29 GERMÁN APARICIO Y GÓMEZ SÁNCHEZ: «EL DOCTOR OCÉANO DEL SIGLO XX» BIBLIOGRAFIA Anónimo. “Germán Aparicio y Gómez Sánchez“. En: Análisis Laboral. Vol. 28, N° 322, abril de 2004. Anónimo. “Juristas peruanos. El Dr. Germán Aparicio y Gómez Sánchez“. Revista Peruana de Derecho. Tomo I, N.° 2, Lima, junio-julio de 1942. Alzamora Valdez, Mario. La abogacía. Lima. Aparicio y Gómez Sánchez, Germán. “Aporte a la reforma del Código de Comercio”. La Revista del Foro. Órgano oficial del Colegio de Abogados de Lima. Año XXXII, Nos. 4, 5 y 6, abril-junio de 1945. Aparicio y Gómez Sánchez, Germán. “Código de Procedimientos Civiles. Anotado y concordado con la Constitución y leyes vigentes y con las ejecutorias supremas“. En: La Revista del Foro. Órgano del Colegio de Abogados. Año XVIII, Nº 1-12, enero-diciembre de 1931. Aparicio y Gómez Sánchez, Germán. “Código de Procedimientos Civiles. Anotado y concordado con la Constitución y leyes vigentes y con las ejecutorias supremas“. En: La Revista del Foro. Órgano del Colegio de Abogados. Año XIX, Nº 1-12, enero-diciembre de 1932. Aparicio y Gómez Sánchez, Germán. “Jurisprudencia del Código Penal de 1862“. En: Revista de Derecho y Ciencias Políticas. Año XX, 1956. Aparicio y Gómez Sánchez, Germán. “Memoria leída por el Presidente cesante, Sr. Dr. D. Germán Aparicio y Gómez Sánchez“. La Revista del Foro. Órgano del Colegio de Abogados. Año XXIV, Nº 1, 2 y 3, enero-marzo de 1937. Aparicio y Gómez Sánchez, Germán. Código Civil. Concordancias. Tomo I. Lima, Librería e Imprenta Gil, 1936. Aparicio y Gómez Sánchez, Germán. Código Civil. Concordancias. Tomo I. Segunda edición. Lima, Imprenta Americana, 1940, 625 páginas. Aparicio y Gómez Sánchez, Germán. Código Civil. Concordancias. Tomo I. Lima, Librería e Imprenta Gil, 1936. Aparicio y Gómez Sánchez, Germán. Código Civil. Concordancias. Tomo II: “La reforma“. Lima, Librería e Imprenta Gil, 1937. 30 Aparicio y Gómez Sánchez, Germán. Código Civil. Concordancias. Tomo IV: “Leyes y reglamentos“.Lima, Librería e Imprenta Gil, 1937. Aparicio y Gómez Sánchez, Germán. Código Civil. Concordancias. Tomo V: “Leyes y reglamentos“.Lima, Librería e Imprenta Gil, 1938. Aparicio y Gómez Sánchez, Germán. Código Civil. Concordancias. Tomo VI: “Leyes y reglamentos“.Lima, Librería e Imprenta Gil, 1938. Aparicio y Gómez Sánchez, Germán. Código Civil. Concordancias. Tomo VII: “Leyes y reglamentos“.Lima, Librería e Imprenta Gil, 1938. Aparicio y Gómez Sánchez, Germán. Código Civil. Concordancias. Tomo VIII: “Jurisprudencia“. Lima, Taller de Linotipia, 1941. Aparicio y Gómez Sánchez, Germán. Código Civil. Concordancias. Tomo IX: “Legislación y Derecho Civil“. Lima, Taller de Linotipia, 1941. Aparicio y Gómez Sánchez, Germán. Código Civil. Concordancias. Tomo X: “Legislación y Derecho Civil“. Lima, Taller de Linotipia, 1942. Aparicio y Gómez Sánchez, Germán. Código Civil. Concordancias. Tomo XI: “Legislación y Derecho Civil“. Lima, Taller de Linotipia, 1943. Aparicio y Gómez Sánchez, Germán. Código de Procedimientos Civiles. Concordancias. Tomo I. Lima, Talleres Gráficos de la Penitenciaría, [1932-1933], 747 páginas. Aparicio y Gómez Sánchez, Germán. Código de Procedimientos Civiles. Concordancias. Tomo II. Lima, Talleres Gráficos de la Penitenciaría, [1933], 661 páginas. Aparicio y Gómez Sánchez, Germán. Código de Procedimientos Civiles. Concordancias. Suplemento. Lima, Talleres Gráficos de la Penitenciaría, 1935, 538 páginas. Aparicio y Gómez Sánchez, Germán. Código de Procedimientos Civiles. Concordancias de Legislación. Tomo I. Lima, Editorial P.T.C.M., 1947. Aparicio y Gómez Sánchez, Germán. Código de Procedimientos Civiles. Glosas y antecedentes, Exposición de motivos, Jurisprudencia, Bibliografía del Artículo 1. al 295. Tomo II. Lima, Editorial P.T.C.M., 1949. Revista Institucional nº 9 Aparicio y Gómez Sánchez, Germán. Estadística municipal de Miraflores (provincia de Lima); datos históricos, geográficos y estadísticos. Lima, Imprenta y Librería de San Pedro, 1908. Aparicio y Gómez Sánchez, Germán. La mujer es capaz de ser fiadora. Tesis de bachiller. Texto mecanografiado. Vid. Universidad Mayor de San Marcos. Nómina de graduados de la Facultad de Derecho. Lima, Taller de Linotipia, 1944. Aparicio y Gómez Sánchez, Germán. Ley de Accidentes del Trabajo. Concordancias. Lima, Talleres Gráficos de la Penitenciaría, 1934, 298 páginas. Aparicio y Gómez Sánchez, Germán. Ley Orgánica del Poder Judicial. Concordancias. Lima, Taller de Linotipía, 1942. Aparicio y Gómez Sánchez, Germán. Ley procesal de quiebras. Concordancias. Lima, Talleres Gráficos de la Penitenciaría, 1932, 247 páginas. Boza, Edilberto C. “Notas bibliográficas. Código de Procedimientos Civiles del Perú anotado y concordado por el Dr. Germán Aparicio y Gómez Sánchez“. En: La Revista del Foro. Órgano del Colegio de Abogados. Año XVIII, Nº 1-12, enero-diciembre de 1931 Colegio de Abogados de Lima. “Discurso del nuevo Presidente de la Corte Superior, Sr. D. Germán Aparicio y Gómez Sánchez“. En: La Revista del Foro. Órgano del Colegio de Abogados. Año XXIII, Nº 1, 2, 3, 4, 5 y 6, enero-junio de 1936. AMAG PERÚ Ediciones de la Biblioteca Nacional. Anuario Bibliográfico Peruano de 1948. Tomo VII. Lima, Biblioteca Nacional del Perú, 1951 García Rada, Domingo. “Un juez ejemplar“. Diario La Prensa, Viernes 16 de febrero de 1979. García Rada, Domingo. Memorias de un juez. Lima, Editorial Andina, 1978. Lavalle, Juan Bautista. La Revista del Foro. Año XVIII, Nº 1-12, enero-diciembre de 1931. León Barandiarán, José. El jurista y su obra. Centenario del nacimiento de Germán Aparicio y Gómez Sánchez. Diario La Prensa. Lima, viernes 16 de febrero de 1979. Ramos Núñez, Carlos. “Germán Aparicio y Gómez Sánchez“. En: Athina. Revista de Derecho de los Alumnos de la Universidad de Lima. Nº 1, Año 1, 2006. Sánchez Buitrón, Javier. ”Don Germán: trabajador incansable”. Diario La Prensa, 16 de febrero de 1979. Tauro del Pino, Alberto. Enciclopedia ilustrada del Perú. Tomo 1. Lima, Peisa, 1987. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Semblanzas: Germán Aparicio y Gómez Sánchez. 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Diputado (1980-1985) y Senador (1985-1990 y 1990-1992). Ex Embajador ante la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas (Ginebra, 1987). Miembro del Consejo Académico de la Cátedra Garrigues de la Universidad de Navarra. Congresista por el periodo 2006-2011 y autor de diversos trabajos sobre Derecho, escritor y periodista de la prensa peruana. Sumario: I. Introducción. II. Emplazado a efectos formales y ad cautelam. III. Síntesis de las razones fácticas y jurídicas que me llevan a plantear esta demanda. IV. Extremos de mi demanda de Amparo. V. Fundamentación Fáctica. VI. Fundamentación de derecho. VII. Bibliografía. I. INTRODUCCIÓN Como se colegirá de este trabajo, no estoy impedido de renunciar a mi cargo de congresista, pese a la aparente prohibición del artículo 95° de la, dizque, Constitución de 1993. Seguiré en el curso de la exposición la doctrina del brillantísimo jurista alemán Otto Bachof68 y de la jurisprudencia constitucional alemana. En una sentencia del Tribunal Constitucional alemán, de 24 de abril de 1950, ese ente ha sostenido: conceptualmente que sea inválida. Existen principios fundamentales constitucionales que son tan elementales y constituyen una plasmación tan evidente de un derecho precedente a la Constitución, que vinculan por sí mismos al constituyente y otras disposiciones constitucionales, que no corresponden a ese rango, han de ser inválidas a causa de su contradicción con aquéllos...” “El hecho de que una disposición constitucional sea ella misma una parte de la Constitución no puede excluir En resumen: no todo lo que está en la constitución es constitucional. Y el artículo 95° de la Magna Lex 68 Cfr. “¿Normas Constitucionales Inconstitucionales?”. Lección inaugural de la Universidad de Heidelberg impartida el 20.7.1951.-Publicada originalmente en Recht und Staat 163/164, J.C.B. Mohr (Paul Siebeck), Tubingam, 1951. 35 LA VIABILIDAD DE LA RENUNCIA AL CARGO PARLAMENTARIO actual es un contrafuero como lo fuera el artículo 53 de la Constitución de 1933 que prohibía a los miembros de los partidos políticos de organización internacional desempeñar cargos públicos. Pese a esa norma aberrante, el aprismo ganó las anuladas elecciones de 1936 –apoyando a Eguiguren--, las de 1945 –apoyando a Bustamante y Rivero--, la de 1956 –apoyando a Manuel Prado--, las anuladas de 1962. Igual sucede hoy con el artículo 100° que impone a fiscales y jueces supremos acatar ad peddem literae los impeachment o acusaciones parlamentarias, obra de un cuerpo empírico y faccioso. Si fueran magistrados enterizos, preferirían la supraconstitucionalidad a la constitucionalidad y tipificarían sin violar el nullum crimine nulla poena sine lege o dispondrían un no ha lugar a las incriminaciones del Congreso. Pero, no nos apartemos del tema y vayamos a mi combate, vía amparo, contra el incoherente e incongruente artículo 95° de la Carta apócrifa. Veamos mi anteproyecto de Amparo aún no presentado. II. EMPLAZADO A EFECTOS FORMALES Y AD CAUTELAM Invocando interés y legitimidad para obrar, y conforme a lo dispuesto en el inciso 2° del artículo 200° de la Constitución Política del Estado rigente, interpongo DEMANDA DE AMPARO CONSTITUCIONAL contra las siguientes personas: • A efectos formales, contra el Presidente del Congreso de la República, D. Luis González-Posada Eyzaguirre, por quien guardo el más profundo respeto, dado que representa a la propia entidad estatal, es decir, al Congreso de la República; y, • Ad-cautelam, a la persona del Procurador Público encargado de los asuntos judiciales del Congreso de la República, tal como lo exige el artículo 7° del Código Procesal Constitucional. Los emplazados deberán ser notificados en la sede del Palacio Legislativo, sito en Plaza Bolívar s/n, Cercado de Lima. 36 III.SÍNTESIS DE LAS RAZONES FÁCTICAS Y JURÍDICAS QUE ME LLEVAN A PLANTEAR ESTA DEMANDA Recurro a la Judicatura Constitucional planteando esta demanda de amparo --sin contenido económico alguno y que significa renuncia a privilegios-- debido a que: 1. El 24 de marzo de 2008 presenté mi renuncia al cargo de Congresista de la República, sin obtener hasta la fecha respuesta ni resolución del Poder Legislativo respecto a mi planteamiento --cargo que en la actualidad vengo ejerciendo-- basada en causas de orden constitucional (protección de mis derechos fundamentales y en estricta observancia de principios constitucionales). No obstante, han transcurrido más de sesenta días desde que dicha renuncia fuera presentada sin que haya sido proveída, lo cual merece que la considere denegada “fictamente”. Y, como consecuencia de tal denegatoria ficta, existe violación de mi derecho al trabajo y de mi libre desarrollo de la personalidad (proyecto de vida) y se amenaza con vulnerar mis derechos fundamentales a la salud y la vida, tal como argumentaré en esta demanda. 2.Antes de formular mi renuncia, ejerciendo mis prerrogativas de iniciativa legislativa, fui el promotor del proyecto de ley de reforma constitucional que permite la renunciabilidad al cargo en forma expresa y sin causa alguna (incausada). El Parlamento aceptó vía dictamen favorable de la Comisión de Constitución y Reglamento mi tesis. Desgraciadamente la minoría frustró esta posibilidad en las sesiones del 10 y 11 de junio de este año, remitiendo hasta las calendas griegas debatir este tema. 3. Lógicamente, este ocio legislativo intensifica la vulneración actual de mis derechos fundamentales ya indicados, puesto que mi renuncia antes referida no sólo no ha sido proveída, sino que además ha visto frustrado un camino más expeditivo para hacerla viable que aquel basado en la interpretación constitucional y/o control constitucional que solicito se perfeccione en este Amparo para lograr el mismo propósito: la aceptación de mi renuncia, al amparo de la coherencia constitucional, de la supraconstitucionalidad y de que todo lo que está en una Constitución no es inexorablemente constitucional. Revista Institucional nº 9 AMAG PERÚ 4. La existencia de estos dos hechos (independientes pero relacionados) no me dejan otra alternativa que recurrir a la ultima ratio contra la agresión que es éste proceso constitucional de amparo, solicitando al Juez Constitucional que realice el control constitucional de la denegatoria ficta de mi renuncia al cargo de Congresista de la República por parte del Parlamento Nacional. Y para efectos de dicho control, mi tesis se sustenta en dos grandes argumentos que guardan una relación de subordinación (en defecto de uno, rige el otro): a)Empleando una interpretación constitucional (basada en el principio de armonización) del primer párrafo del artículo 95° de la Constitución con las disposiciones constitucionales referidas a la protección de derechos fundamentales, permitiría argumentar que cuando el texto de dicha disposición señala que “el cargo de Congresista de la República es irrenunciable”, tal irrenunciabilidad está referida a aquella que no se base en causa constitucional alguna, es decir, cuando la renuncia es incausada (sin expresar motivo alguno o, aún expresándolo, éste no se articula en torno a la protección de derechos fundamentales del renunciante o de la protección de principios constitucionales). Por tanto, la renuncia al cargo de Congresista de la República basada en causa constitucional (protección de derechos fundamentales del renunciante o de la protección de principios constitucionales), es permisible conforme a una interpretación sistemática (armónica) del primer párrafo del artículo 95° de la Constitución con el resto de disposiciones de la misma Ley Fundamental que tienen que ver con la protección de los derechos fundamentales. b) En caso no se acoja mi argumento anterior y, por el contrario, se opte por emplear la arbitraria e inconstitucional interpretación literal del primer párrafo del artículo 95° de la Constitución y se dijera -sin esfuerzo de armonización alguno con las demás disposiciones constitucionales referidas a la protección de los Derechos Fundamentalesque el cargo de Congresista es irrenunciable; vengo a solicitar al Juez Constitucional que realice el control supraconstitucional de dicha norma, bajo la tesis que No todo lo que está en la Constitución es constitucional. Vale decir, que si la Magna Lex imperante señala que los congresistas no pueden renunciar, ese postulado atenta contra la tradición constitucional del Perú –que hasta 1979 lo permitió en caso de reelectos— y del derecho comparado, todas cuyas constituciones lo admiten. Por eso examinaremos en los Fundamentos de Derecho la doctrina y la jurisprudencia alemanas que lo han desarrollado desde hace sesenta años. IV.EXTREMOS DE MI DEMANDA DE AMPARO IV.1 Pretensión Principal en: La pretensión principal de esta demanda consiste a) Consecuencia de realizar una interpretación constitucional armónica del primer párrafo del artículo 95° de la Charta de 1993 actualmente rigente con los dispositivos de la misma ley fundamental referidos a la protección de los derechos fundamentales al trabajo, al libre desarrollo de la personalidad, a la salud y a la vida; SOLICITO se declare69: a.1.) La vulneración de mis derechos fundamentales al trabajo (en su manifestación de la libertad de todo trabajador a seguir su vocación y a dedicarse a la actividad que mejor responda a sus expectativas); al libre desarrollo de la personalidad (frustración de mi proyecto de vida); y, a.2.) La amenaza de violación de mis derechos fundamentales a la salud y a la vida. b) Como consecuencia del amparo de la pretensión anterior, se DEJE SIN EFECTO Y SIN VALOR LEGAL ALGUNO la denegatoria ficta de mi renuncia al cargo de Congresista de la República por parte del Parlamento Nacional70; y, c) Que, para CESAR la violación y la potencial amenaza de violación de mis derechos fundamentales supra citados (“a”); que la Judicatura Constitucional ORDENE AL CONGRESO DE LA REPÚBLICA (en la persona del Presidente de ese Poder del Estado y su Junta Directiva71) a que procedan a 69 70 71 Esta pretensión es acorde con lo dispuesto en el inciso 1° del citado artículo 55° del Código Procesal Constitucional (“CPC”). Esta pretensión es acorde con lo dispuesto en el inciso 2° del citado artículo 55° del CPC. Cfr. Artículo 32(c) del Reglamento del Congreso de la República, que señala las funciones y atribuciones de la Presidencia del Poder Legislativo. 37 LA VIABILIDAD DE LA RENUNCIA AL CARGO PARLAMENTARIO ACEPTAR DE MANERA INMEDIATA, SIN MÁS TRÁMITE, mi renuncia al cargo de Congresista de la República que presenté el pasado 24 de marzo de 2008, PROCEDIENDO A DECLARAR VACANTE MI CARGO, en aplicación del artículo 25° del Reglamento del Congreso y se llame para reemplazarme, hasta el término del mandato que me correspondía (27 de julio de 2006 al 26 de julio del 2011), al accesitario ubicado en la lista del Partido Aprista por Lima, conforme a los artículos 31° y 32° de la Ley Orgánica de Elecciones (Ley 26859) y a la Resolución Jefatural N° 069-2006-J/ ONPE, referido al procedimiento para la asignación de escaños congresales72. IV.2 Pretensión Subordinada Empleando la modalidad de acumulación subordinada de pretensiones a que alude el artículo 87° del Código Procesal Civil73, en caso que la pretensión principal de esta demanda sea desestimada (lo cual significaría que previamente el Juez Constitucional consideró fallida la interpretación constitucional del primer párrafo del artículo 95° de la Constitución bajo el principio de armonización y que, por el contrario, sólo subsiste la interpretación según la cual el cargo de Congresista de la República es irrenunciable), PIDO al Juez Constitucional que ampare lo siguiente: a) En base a la tesis de que No todo lo que está en la Constitución es constitucional, PIDO que el Juez Constitucional aplique su facultad de control difuso de la constitucionalidad (artículo 138° de la Constitución) y, en consecuencia, INAPLIQUE A MI CASO CONCRETO los efectos del primer párrafo del artículo 95° de la Constitución (bajo la interpretación literal que “el cargo de Congresista es irrenunciable”), por estar en entredicho con la supraconstitucionalidad de los Pactos 72 Esta pretensión es conforme a lo previsto 73 Código Procesal Civil “Artículo 87.- Acumulación objetiva originaria.La Internacionales de Derechos Humanos que el Perú ha suscrito, esto es, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de NN.UU. (Artículo 8°.3) y Pacto de San José (Artículo 6.2), ratificados constituyentemente por el Perú, y al Artículo 7°.b del Protocolo adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de derechos económicos, sociales y culturales, consagradores del derecho de todo trabajador a seguir su vocación y a dedicarse a la actividad que mejor responda a sus expectativas; así como de los mismos protocolos que protegen el derecho al libre desarrollo de la personalidad (respeto del proyecto de vida), el derecho a la salud y el derecho a la vida. Tome en cuenta su juzgado que el control difuso por el cual se establezca la prevalencia de las disposiciones contenidas en los Tratados de Derechos Humanos en los que el Perú es parte, por sobre las propias disposiciones contenidas en la Constitución del Perú, encuentra su fuente en la propia Magna Lex de 1993, específicamente en lo dispuesto por su Cuarta Disposición Final74. b) Como consecuencia del amparo de la pretensión anterior, PIDO se DEJE SIN EFECTO Y SIN VALOR LEGAL ALGUNO la denegatoria ficta de mi renuncia al cargo de Congresista de la República por parte del Parlamento Nacional75; y, c) Que, para CESAR la violación y potencial amenaza de violación de mis derechos fundamentales supra citados (“a”); que la Judicatura Constitucional ORDENE AL CONGRESO DE LA REPÚBLICA (en la persona del Presidente de ese Poder del Estado y su Junta Directiva76) para que procedan el Presidente y su Junta a ACEPTAR DE MANERA INMEDIATA, SIN MÁS TRÁMITE, mi renuncia al cargo de Congresista de la República que presenté el pasado 24 de marzo de 200877, PROCEDIENDO en el artículo 3° del Código Procesal Constitucional. acumulación objetiva originaria puede ser subordinada, alternativa o accesoria. Es subordinada cuando la pretensión queda sujeta a la eventualidad de que la propuesta como principal sea desestimada; es alternativa cuando el demandado elige cual de las pretensiones va a cumplir; y es accesoria cuando habiendo varias pretensiones, al declararse fundada la principal, se amparan también las demás”. (negritas y subrayados agregados). 74 Constitución Política de 1993 “Cuarta Disposición Final: Las normas relativas a los derechos y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretan de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y con los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por el Perú”. 75 Esta pretensión es acorde con lo dispuesto en el inciso 2° del citado artículo 55° del CPC. 76 Cfr. Artículo 32(c) del Reglamento del Congreso de la República, que señala las funciones y atribuciones de la Presidencia del Poder Legislativo. 77 Esta pretensión es conforme a lo previsto en el artículo 3° del Código Procesal Constitucional. 38 Revista Institucional nº 9 A DECLARAR VACANTE MI CARGO, en aplicación del Artículo 25° del Reglamento del Congreso y se llame para reemplazarme, hasta el término del mandato que me correspondía (27 de Julio de 2006 al 26 de Julio del 2011), al accesitario ubicado en la lista del Partido Aprista por Lima, conforme a los artículos 31° y 32° de la Ley Orgánica de Elecciones (Ley 26859) y a la Resolución Jefatural N° 069-2006-J/ONPE, referido al procedimiento para la asignación de escaños congresales. V. FUNDAMENTACIÓN FACTICA V.1 La legitimación de la Parte Actora, a modo de introducción Que no obstante ser un honor para mi conformar como miembro el Congreso de la República, elegido por votos apristas en las Elecciones Generales del año 2006, recurro a esta instancia con la finalidad esencial de solicitar se garantice la primacía de la supraconstitucionalidad de los Pactos Internacionales sobre Derechos Humanos y de la interpretación constitucional de la vigencia efectiva de los derechos constitucionales vulnerados y de amenaza inminente que desarrollaré infra. V.2 Mis tensiones con el Partido Aprista, al que tengo el honor de estar vinculado hace sesenta años Me tengo que marchar porque no he podido cumplir mi promesa de restaurar la Constitución legítima de 1979 ni el bicameralismo. Este no es el viejo Parlamento que viví desde 1978. Tenemos un fetichismo asambleísta. Se tiene que estar enclaustrado en el hemiciclo. Se subestima el trabajo en las Comisiones o cualquier clase de actividad intelectual parlamentaria o de representación. Si uno no se la pasa bostezando horas de horas en el Pleno, escuchando debates bizantinos, es puesto en una lista negra en el diario oficial. Eso no lo habrían soportado Luis Alberto, Armando, Heysen, Cox, Prialé, en nuestras tiendas, ni en las contrarias Ulloa, Polar, Ramírez del Villar, Cornejo Chávez. Incluso, el otro día, me vi obligado a protestar porque no se me permitía exponer sobre APRODEH y el MRTA. Llamé antidemocrático el gesto. Tuvo que pedir la palabra García Belaunde y, concedida que le fue, dijo: “como sus compañeros no le dejan hablar, le cedo mi turno” (Véase mi artículo publicado en “Expreso” el 27 de mayo del 2008). No puedo soportar esta sevicia tres años y dos meses más. AMAG PERÚ Mi espíritu heterodoxo y liberal me ha sumergido en entredichos con la directiva del Partido. El señor Maurico Mulder, secretario general del Partido Aprista, aludió a mí, en Perú21, como opositor independiente, negando mi aprismo. En otra ocasión, el Presidente del Consejo de Ministros, Jorge del Castillo dijo que yo no representaba al Partido ni al Gobierno. Finalmente, el propio presidente de la República, por quien guardo la más alta estima, me envío una carta y una fotografía mía en la que manuscribía: “cuando creías en el APRA”. Lógicamente mi situación es insostenible y lo recomendable moralmente es que entre mi accesitario. Por eso es que las renuncias deben ser viables. Un hombre de honor no se cambia de bancada ni renuncia a su Partido. Renuncia al cargo y se va a su casa. O como en mi caso, cambia el escaño por la toga. V.3 A mis problemas políticos se agregan problemas de salud por mi edad Si bien estoy físicamente en un excelente estado de equilibrio o de “higidez” --como decía mi maestro de jurisprudencia médica en la PUCP, Dr. Leonidas Avendaño-- desde el punto de vista de la salud, el cargo parlamentario --para el cual no tengo hoy vocación-- me hace sentir psicosomáticamente mal. Frustrado. Mi real vocación es la abogacía. Y la condición de parlamentario me genera una serie de limitaciones legalmente implícitas que determina lo que técnicamente se denomina angustia metafísica que puede devenir, como lo afirman los certificados del Dr. Pedro Villanueva Guerrero y del Dr. Saúl Peña Kolenkautsky, antiguos médicos míos, en una enfermedad somática atendiendo a mi avanzada edad de setenta y siete años por cumplir. Como se verá de los diagnósticos de resonancia magnética y ecografías tengo graves problemas en los meniscos (fruto de treinta y cinco años de ciclismo diarios) que me impiden trajinar por escaleras y estar sentado en asientos estrechísimos, expuesto al síndrome denominado claudicación de butaca (sensación de cansancio, dolor o adormecimiento detrás de la pantorrilla al cabo de un tiempo de estar sentado en una silla baja, tal como la butaca de un cine o un escaño). Y como demostración de lo grave en que se ha tornado la situación, acompaño documentación de la que consta que he sido operado, el lunes 16 de Junio del 2008, por ruptura de menisco medial de mi rodilla izquierda. El médico, Dr. Raúl Vega Schoemaker dice en sus informes: 39 LA VIABILIDAD DE LA RENUNCIA AL CARGO PARLAMENTARIO INFORME MÉDICO De : Dr. Raúl Vega Schoemaker Paciente: Javier Valle-Riestra González-Olaechea (…) El paciente fue visto en consulta el 11-06-2008, refiere dolor en rodilla izquierda, hace 1 semana Examen clínico: Dolor y limitación funcional de rodilla izquierda. Diagnóstico: Ruptura de menisco medial, osteocondritis patelofemoral. Se confirma con Resonancia Magnética, que trae. Se indica al paciente realizar cirugía artroscópica de rodilla izquierda con Shaver y Arthrocare. Y ello es corroborado en su Informe Operatorio: INFORME OPERATORIO De : Dr. Raúl Vega Schoemaker Paciente: Javier Valle-Riestra González-Olaechea El paciente de la referencia fue intervenido quirúrgicamente el 16-06-08. (…) encontrándose los siguientes hallazgos: - Ruptura cuerno anterior y posterior del menisco lateral. - Ruptura cuerno posterior menisco medial. - Osteocondritis II-III del surco patelofemoral. - Cuerpos libres cartilaginosos. Se realiza los siguientes procedimientos: - Reparación de lesiones meniscales con Shaver y Arthrocare - Exéresis de cuerpos libres.(…)” 40 • Presidente de la Comisión de Justicia y DHH del Senado 1988-1989-1990; • Senador (PAP) 1990-1992; • Candidato a la Vicepresidencia de la República, por el Partido Aprista Peruano, en 1990. • Y hasta Presidente del Consejo de Ministros (1998), durante cuatro semanas. Renuncié por no ser viable la democratización. Todos estos cargos, conforme a las antiguas reglas constitucionales, me caracterizan como un reelecto. Ergo, una persona con derecho a renunciar. V.4 Mi estatuto parlamentario es diferente. Soy virtualmente un renunciante Yo tengo un estatuto parlamentario diferente, tal como se verá de la certificación expedida por el Oficial Mayor del Congreso del cual aparece mi estatus como parlamentario, en que he renunciado a una serie de privilegios en entredicho con mis convicciones democráticas: 1. Que no he recibido gastos de instalación; 2. Que desde mi incorporación al Congreso, julio 2006 a la fecha, no he utilizado ni cobrado ninguna cifra por concepto de gastos operativo ni viáticos; Pero, evidentemente, el tema no ha quedado resuelto, sino atenuado. Y en el futuro se me tendrá que colocar una prótesis. 3. Que no tengo escolta policial; la rechacé sistemáticamente. Hace solo unas semanas que el Presidente del Congreso insistía en que la aceptase. RECORDAR QUE YO HE ENTREGADO PARTE DE MI VIDA A LA POLÍTICA Y AL APRISMO. HE SIDO ELECTO Y REELECTO COMO REPRESENTANTE POR EL PARTIDO APRISTA PERUANO INFINITAS VECES COMO: 4. Que no acepté y devolví el equipo portátil de cómputo (Notebook Toshiba) asignada a mi despacho congresal; • Concejal por Lima 1964-1967-1967-1970; • Diputado Constituyente por el PAP, 1978-1979; 6. Que he devuelto las oficinas 406 y 408 por innecesarias, reduciéndome a la Of. 404 de 50m2.; • Diputado (PAP) 1980-1985; • Senador (PAP) 1985-1990; • Vice-Presidente de la Comisión de DDHH de la Asamblea Constituyente 1978-1979; • Presidente de la Comisión de DDHH de la Cámara de Diputados 1980; 5. Que no tengo fotocopiadora; 7. Que solo tengo un equipo celular (9560 6661) y no los seis que tienen normalmente los congresistas; V.5 Sobre mi renuncia al cargo de Congresista de la República basada en causas de orden constitucional Presenté el 24 de Marzo del 2008 mi renuncia irrevocable al parlamento. Revista Institucional nº 9 Con fecha 24 de Marzo del 2008, como ya dije supra y repito por razones didácticas, presenté mi renuncia al cargo de congresista por ante el Congreso de la República, la misma que fue derivada a la Comisión de Constitución y Reglamento, que hasta la fecha no ha sido contestada ni se ha emitido ninguna clase de informe al respecto, pese a que mi renuncia está basada en causas de orden constitucional. En efecto, existe el potencial riesgo de caer en enfermedades somáticas derivadas de la angustia y el sufrimiento psicológico que me causa el ejercer, actualmente y sin vocación alguna, el cargo de Congresista de la República apartándome de mi verdadera meta: la abogacía, la toga. Esta situación me lleva a tomar la decisión de apartarme del cargo parlamentario basado en la protección de mis derechos fundamentales reconocidos en la supraconstitucionalidad de los Pactos Internacionales sobre Derechos Humanos y que, reitero, esos preceptos están contenidos en la Constitución: Artículo 2°.1 (derecho a la vida, a su integridad moral, psíquica y física y a su libre desarrollo y bienestar); Artículo 2°.15 (Derecho a trabajar libremente); Artículo 2°.24.a,b. (a la libertad y seguridad. No se permite forma alguna de restricción de la libertad personal); Artículo 7 (derecho a la salud); Artículo 26°.3 (Principios de la relación laboral: Interpretación favorable al trabajador en caso de duda insalvable sobre el sentido de una norma). Y no sólo causas de protección de mis derechos fundamentales fundan mi renuncia. Como también lo he dicho innumerables veces en declaraciones a medios de prensa: me aflige sobremanera no poder cumplir mi oferta hecha a mis electores referida a lograr restaurar la Carta de Haya de La Torre de 1979, el bicameralismo, la renunciabilidad, entre otras trascendentes reformas constitucionales que durante el tiempo de permanencia en el Congreso de la República, veo que serán imposibles de realizar. Y tal imposibilidad, incluso, se ve evidenciada con el intento de realizar diversas reformas constitucionales, algunas de ellas impulsadas por mí y que, como es de público conocimiento, se frustró por la carencia de voluntad política de los grupos parlamentarias. Me avocaré a tratar este tema seguidamente. V.6 Sobre la frustrada reforma constitucional Antes había presentado un proyecto de reforma constitucional en materia de renunciabilidad a la célula parlamentaria aprista, que lo aprobó. AMAG PERÚ Con fecha 5 de octubre del 2006, presenté a consideración de la Célula Parlamentaria Aprista un Proyecto de Ley que reforma el artículo 95 de la Constitución Política, cumpliendo así el requisito establecido en el artículo 76°(2) del Reglamento del Congreso de la República (las proposiciones de ley o de resolución legislativa que presentan los Congresistas lo serán a través del Grupo Parlamentario). Mi proyecto decía: Artículo 1°.- Objeto de la ley Reformar el artículo 95° de la Constitución Política. Refórmese el primer párrafo del artículo 95° de la Constitución Política, en los términos siguientes: “Artículo 95°.- El mandato legislativo es renunciable en caso de reelección mediata o inmediata. Las sanciones disciplinarias que impone el Congreso a los representantes y que implican suspensión de funciones no pueden exceder de ciento veinte días de legislatura.” Mi proyecto de reforma constitucional cuenta con dictamen favorable de la Comisión de Constitución y Reglamento que lo ha radicalizado al no exigir causa. Con fecha 2 de noviembre del 2006 es ingresado el Proyecto de ley de reforma del Artículo 95 de la Constitución, con el N° 590/2006-CR (Véase www. congreso.gob.pe /labor legislativa/Proyectos de Ley). Y con fecha 8 de noviembre de ese año es decretado para dictamen de la Comisión de Constitución y Reglamento. Es dictaminado favorablemente con una fórmula sustitutoria aprobada en mayoría por la Comisión de Constitución y Reglamento e ingresado al Pleno y puesto a la Orden del Día, desde el 23 de mayo del 2008. El dictamen propone un texto más radical al inicialmente propuesto. Es decir que se reafirma la decisión de optar por el cambio constitucional sin las limitaciones históricas que constreñían solo a los reelectos. Ese texto sustitutorio a debatirse en el Pleno dice: Artículo 95°.- Mandato Legislativo El mandato legislativo es renunciable. Para la aceptación de la renuncia se requiere el voto de más de la mitad del número legal de miembros del Congreso. Las sanciones disciplinarias que impone el Congreso a los representantes y que implican suspensión de funciones no pueden exceder de ciento veinte días de legislatura. 41 LA VIABILIDAD DE LA RENUNCIA AL CARGO PARLAMENTARIO Agenda y debate frustrado por sabotaje de la minoría los días diez y once de Junio del 2008. Pero, el debate de proyectos de reforma de la Constitución, según la Agenda de temas priorizados por la Junta de Portavoces, programada para los días martes 10, miércoles 11 y jueves 12 de Junio del 2008 --entre los cuales se encontraban: ley de reforma sobre la administración de justicia; estructura del Estado y bicameralidad; renunciabilidad del mandato legislativo (punto 5), etc.--, fue suspendida sine die por causas que la prensa local ha registrado como caóticas y sin consenso siquiera para empezar a debatir las seis pretendidas reformas constitucionales puestas en Agenda. Yo tengo por cumplir setenta y siete años, no puedo esperar sine die. Es más, tal espera intensifica la violación –y amenaza de violación- de mis derechos fundamentales invocados en mi renuncia y que ahora invoco en esta demanda de amparo constitucional. Es falsa la posición de exponerse a ser coaccionado para renunciar. Recordemos el caso del corajudo presidente Augusto b. Leguía, el 29 de Mayo de 1909. Algunos timoratos vanidosos creen que pueden ser coaccionados para renunciar a su cargo parlamentario, pero, cuando se es un hombre enterizo y no un cobarde, nadie le saca a uno la renuncia contra su voluntad. Gobernaba el Perú, en 1909, don Augusto B. Leguía. El 29 de Mayo de aquel año, el hermano de Don Nicolás de Piérola (Carlos) y sus dos hijos (Isaías y Amadeo) realizaron el golpe de Estado más audaz desde el día en que en 1541 los almagristas asaltaron Palacio y asesinaron a Pizarro. Un grupúsculo avanzó por la calle Pescadería y se adueñó del Ministerio de Gobierno y la Prefectura. Entraron a la alcoba presidencial y se apoderaron de Don Augusto. Le pidieron su renuncia, en medio de cadáveres de conjurados y leales regados en las puertas de Palacio. Leguía se negó a firmar. Los complotados decidieron pasearlo por las calles, y por el Jirón de La Unión. El séquito llevaba al Presidente a la cabeza, vociferando consignas a favor de Don Nicolás. Alguien comentó: “Leguía se ha pasado y allí viene con un grupo dando vivas a Piérola”. Luego de un desfile de una hora lo condujeron hasta la plaza de la Inquisición, hoy del Congreso, 78 y volvieron a exigirle la dimisión arreciando sus amenazas. Un negro manumiso, sirviente de los Piérola, decía con un garrote en la mano: “¿Niño Isaías, le doy ya?”. Leguía reiteró corajudamente su decisión de no firmar. Incluso, pretextó que la fecha estaba equivocada. Apareció, entonces, un piquete encabezado por el alférez Enrique V. Gómez; disparó sobre el grupo revoltoso. Leguía y su ministro Villarán se desplomaron ilesos en el suelo. Hubo más de cien muertos. Pero, allí tenemos la lección para los fatuos que se creen predestinados y temen ser renunciados. Si tuvieran compañones como Don Augusto, nada deberían temer. (Véase Jorge Basadre: “Historia de la República”.) LOS HOMBRES DE HONOR RENUNCIAN CUANDO DISCREPAN ¿Ejemplos? Bartolomé Herrera, brillante teólogo y Obispo, autor de la teoría de la soberanía de la inteligencia, renunció en 1860 al Senado porque se suprimió el fuero eclesiástico y volvió a pontificar magistralmente en su diócesis. Basadre, al respecto, refiere en su “Historia de la República”, Tomo III: “RETIRO DE HERRERA.- en un doble sentido el Congreso del 60 se apartó, pues, de Herrera: al rechazar su proyecto y suprimir el fuero eclesiástico a pesar de los esfuerzos intensos que él desplegó para ampararlo. Creyó Herrera que la causa de su derrota en la discusión sobre el fuero estuvo en las intrigas del General Manuel Mendiburu, quien, aspirando a la Presidencia de la República, buscaba el apoyo de los liberales. Producida la resolución del Congreso sobre este asunto, el obispo electo de Arequipa presentó su renuncia a la presidencia del Congreso y a su cargo de diputado. (Sesión del 19 de setiembre de). Mendiburu ocupó su lugar en la dirección de los debates parlamentarios. Viajó a hacerse cargo de su diócesis y ya no volvió a actuar en la política. En 1932, a raíz de la expulsión de los constituyentes apristas, Víctor Andrés Belaunde, el gran autor de “La Realidad Nacional”, dejó su escaño y se fue a su cátedra en Coral Gables, Miami, USA. Volvió cuando se lo pidió el arzobispo de Lima. Valentín Quezada, senador, por motivos menos principistas, en 1954, renunció a su escaño y partió de embajador a Roma, etc. En “Trayectoria y Destino”, memorias de Víctor Andrés Belaunde78, encontramos el relato de su dimisión al Parlamento: Cfr. VÍCTOR ANDRÉS BELAUNDE. “Trayectoria y Destino” - Memorias. Tomo II. Ediciones de Ediventas S.A.. Lima, 1967. pag. 795. 42 Revista Institucional nº 9 “La minoría descentralista e independiente consideró que debían apartarse del Parlamento en solemne protesta. Yo acaté esa decisión y decidí volver a Miami a la Universidad de la que fui uno de los fundadores, para encontrar en la distancia el reposo y la serenidad espiritual que ansiaba mi espíritu. Pedía llegar a tiempo para el segundo semestre y sustituir mis honorarios parlamentarios por mi salario de profesor. Dura había sido la experiencia del retorno. La situación del Perú, ajena a la inspiración superior de una élite intelectual patriota y estudiosa, se movía en la disyuntiva entre grupos juveniles de ideologías opuestas, pero, en trágica coincidencia, de espíritu intransigente y de métodos violentos.” OPINIÓN FAVORABLE DE LA SOCIEDAD Y DE LA PRENSA SOBRE LA VIABILIDAD DE LA RENUNCIA AL MANDATO PARLAMENTARIO El Juez Constitucional debe advertir que una decisión favorable a mi demanda es conforme a lo que la ciudadanía opina sobre la renunciabilidad. Vox populi, vox Dei. La voz del pueblo es la voz de Dios. Por tanto, es menester también prestar atención a lo que dicen las masas para legitimar, aún más, las decisiones judiciales. Acompaño fotocopia de opiniones aparecidas en la prensa en que se pronuncian sobre la viabilidad de la renuncia al mandato parlamentario. Resumo: 1. Editorial del diario “El Comercio”, su fecha 26 de marzo de 2008, en que se dice: “Y es que si bien la Constitución actual (y las anteriores de 1979 y 1933) establecen que el cargo de congresista es irrenunciable --precisamente como garantía de independencia-, del otro lado hay principios que establecen como derecho humano que nadie está obligado a hacer un trabajo en contra de su voluntad y que vaya en contra de sus principios o sus promesas.” 2. Editorial del diario “La República”, su fecha 27 de marzo de 2007, opinando que de hacerse la reforma correspondiente se incluya la revocatoria del mandato de congresista. 3. Opinión del columnista de “Expreso”, D. César Campos, en que aborda el tema de la renuciabilidad sopesando la decadencia del legislativo. 4. Opinión del columnista de “Correo”, D. Pedro Salinas, que argumenta la procedencia de la renuncia parlamentaria por extensión ya que el cargo de Presidente de la República es renunciable. AMAG PERÚ 5. Opinión de reconocidos juristas, publicado en el diario “Perú.21”, su fecha 3 de abril de 2008, en que mayoritariamente reconocen la procedencia de la renuncia al mandato legislativo. Entre otras razones se argumenta que no es indispensable convocatoria a elecciones; se produce un conflicto entre el principio de la libertad individual y la obligatoriedad de convertir un cargo en irrenunciable; la prohibición de la renuncia de los congresistas es una excepción injustificada, ya que en una democracia no existe el peligro de ejercer presión con ese fin. 6. Artículo del profesor Francisco Eguiguren Praeli, titulado: “Los Parlamentarios deben poder renunciar”, publicado en “Perú.21”, edición del 31 de agosto de 2006. Allí se fundamenta la necesidad de reforma de la norma constitucional y extenderla para alcaldes y regidores. 7. Editorial de “Perú.21”, suscrito por D. Augusto Alvarez Rodrich, su fecha 31 de agosto del 2006, en que se pronuncia por una reforma de la constitución para permitir la renuncia de los congresistas. 8. Resultado de la ENCUESTA NACIONAL de “El Comercio”, publicada por ese diario el día domingo 20 de abril del 2007 en el que se aprecia una aprobación rotunda a favor de la renunciabilidad parlamentaria. Allí se dice: ¿Estaría de acuerdo o en desacuerdo que los congresistas … que quieran renunciar a su cargo puedan hacerlo?. De acuerdo En desacuerdo No precisa 88% 8% 4%. V.7. Colofón: Sobre la delimitación del problema jurídico que plantean los hechos antes descritos y que motivan la interposición de esta demanda Los hechos antes descritos plantean problemas jurídicos muy concretos: ¿Está prohibida, en términos constitucionales y desde el punto de vista de la supraconstitucionalidad, la renuncia al cargo de Congresista?. Si se asumiera la tesis de la prohibición de la renuncia, ¿ésta importaría la violación –y/o amenaza de violación- de mis derechos fundamentales?. Como ya lo he adelantado en el exordio o preámbulo de esta demanda (supra II), sostengo la tesis de que la renunciabilidad al cargo de Congresista de la República sí es posible bajo una doble perspectiva: 43 LA VIABILIDAD DE LA RENUNCIA AL CARGO PARLAMENTARIO (i) Conforme a una interpretación armónica del primer párrafo del artículo 95° de la Constitución en concordancia con las demás disposiciones constitucionales que amparan la protección de derechos fundamentales como los que invoco en esta demanda, de tal suerte que, bajo tal interpretación sistemática, encontramos como resultado que la renuncia al cargo de Congresista es posible siempre y cuando ésta se encuentre basada en causas constitucionales; y, (ii) En defecto de asumir como válida la interpretación constitucional que antes he propuesto, sostengo que el primer párrafo del artículo 95° de la Constitución conforma una “antinomia constitucional”. Es decir, aquel aforismo conocido en la doctrina y jurisprudencia comparada de que No todo lo que está en la Constitución es Constitucional. Por tanto, ante la existencia de dicha antinomia, cabe aplicar el control difuso sobre el primer párrafo del artículo 95° de la Constitución para permitir la aplicación de la supraconstitucionalidad de los Pactos Internacionales de Derechos Humanos en virtud de los cuales se protegerían mis derechos fundamentales invocados como causas de mi renuncia constitucional a efectos de permitirla, dado que lo contrario importaría violar tales derechos invocados. VI. FUNDAMENTACIÓN DE DERECHO Sobre la constitución están los pactos supranacionales ratificados por el Perú. No todo lo que está en la constitución es constitucional. Un axioma exegético elemental del derecho sostiene: sobre un reglamento está la Constitución, y sobre la Constitución están los Pactos Internacionales de Derechos Humanos. Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de NN.UU. Artículo 8.1. Nadie estará sometido a esclavitud. La esclavitud y la trata de esclavos estarán prohibidas en todas sus formas. 2. Nadie estará sometido a servidumbre. 3. a) Nadie será constreñido a ejecutar un trabajo forzoso u obligatorio; b) El inciso precedente no podrá ser interpretado en el sentido de que prohíbe, en los países en los cuales ciertos delitos pueden ser castigados con la pena de prisión acompañada de trabajos forzados, el cumplimiento de una pena de trabajos forzados impuesta por un tribunal competente (…) Convención Americana de Derechos Humanos o Pacto de San José Artículo 6.- (…) 2. Nadie debe ser constreñido a ejecutar un trabajo forzoso u obligatorio. En los países donde ciertos delitos tengan señalada pena privativa de la libertad acompañada de trabajos forzosos, esta disposición no podrá ser interpretada en el sentido de que prohíbe el cumplimiento de dicha pena impuesta por juez o tribunal competente. El trabajo forzoso no debe afectar a la dignidad ni a la capacidad física e intelectual del recluido.79 Protocolo adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de derechos económicos, sociales y culturales. Artículo 7.- Los Estados Partes en el presente Protocolo reconocen que el derecho al trabajo al que se refiere el artículo anterior, supone que toda persona goce del mismo en condiciones justas, equitativas y satisfactorias, para lo cual dichos Estados garantizarán en sus legislaciones nacionales de manera particular: (…) 79 En el ítem 3 del Artículo 6, del dicho Pacto de San José, se establece cuáles no constituyen formas de trabajo forzoso u obligatorio: 3. No constituyen trabajo forzoso u obligatorio, para los efectos de este artículo: a. los trabajos o servicios que se exijan normalmente de una persona recluida en cumplimiento de una sentencia o resolución formal dictada por la autoridad judicial competente. Tales trabajos o servicios deberán realizarse bajo la vigilancia y control de las autoridades públicas, y los individuos que los efectúen no serán puestos a disposición de particulares, compañías o personas jurídicas de carácter privado; b. el servicio militar y, en los países donde se admite exención por razones de conciencia, el servicio nacional que la ley establezca en lugar de aquél; c. el servicio impuesto en casos de peligro o calamidad que amenace la existencia o el bienestar de la comunidad, y d. el trabajo o servicio que forme parte de las obligaciones cívicas normales. 44 Revista Institucional nº 9 b). El derecho de todo trabajador a seguir su vocación y a dedicarse a la actividad que mejor responda a sus expectativas y a cambiar de empleo, de acuerdo con la reglamentación nacional respectiva. VI.1 Fundamentos de la pretensión principal i. PLANTEAMIENTO. Tal como lo he indicado en el exordio o preámbulo de esta demanda (supra II), sostengo la tesis de que la renunciabilidad al cargo de Congresista de la República sí es posible la perspectiva de que conforme a una interpretación armónica del primer párrafo del artículo 95° de la Constitución en concordancia con las demás disposiciones constitucionales que amparan la protección de derechos fundamentales como los que invoco en esta demanda, la renuncia al cargo de Congresista es posible siempre y cuando ésta se encuentre basada en causas constitucionales. Y tales causas constitucionales no pueden ser otras que la protección de derechos fundamentales y/o principios constitucionales. Es decir, para que como resultado de esta interpretación constitucional la renuncia al cargo de Congresista de la República sea posible, ésta no puede ser incausada, ni tampoco puede basarse en cualquier causa. La causa debe ser la protección de un derecho fundamental del renunciante o de uno o varios principios constitucionales. Me avocaré a desarrollar esta tesis. ii. INTERPRETACIÓN CONSTITUCIONAL DEL PRIMER PÁRRAFO DEL ARTÍCULO 95° DE LA CONSTITUCIÓN QUE PERMITE LA RENUNCIABILIDAD AL CARGO DE CONGRESISTA DE LA REPÚBLICA, SIEMPRE Y CUANDO EXISTA CAUSA CONSTITUCIONAL. En la sentencia del Tribunal Constitucional peruano recaída en la acción de inconstitucionalidad contra el segundo párrafo del artículo 191º de la Ley Nº 26859 – Ley Orgánica de Elecciones-, modificado por el artículo AMAG PERÚ 17º de la Ley Nº 27369 (caso de las encuestas a boca de urna, Expediente Nº 002-2001-AI/TC)80, éste Contralor de la Constitución dijo: “2. (…) La norma, es sabido, una vez promulgada y publicada adquiere lo que se ha dado en llamar “vida propia”. Se desliga de la intención de su creador y adquiere vigencia autónoma, ubicándose en el contexto legislativo coexistente, frente a los futuros intérpretes y a las situaciones del porvenir”. Y, efectivamente, todas las normas están sujetas a los diversos métodos de interpretación para atribuirles significación. Ningún método tiene un papel preponderante. Ninguno tiene un rango superior al otro. Por ello, en palabras de Kelsen, todos los métodos son susceptibles de arribar a planteamientos interpretativos válidos y todos equivalentes por entero81. Hago la atingencia sobre estos principios de la interpretación jurídica habida cuenta que si bien la interpretación gramatical del primer párrafo del artículo 95° de la Constitución permitiría afirmar que el cargo de Congresista de la República es irrenunciable; afirmación que además sería equivalente a aquella que se extrae de la interpretación histórica de la disposición (los debates constituyentes que antes he tratado); sin embargo, tal significado de la disposición sería diametralmente distinto si se acude a la interpretación constitucional. Una interpretación constitucional de la disposición contenida en el primer párrafo del artículo 95° de la Constitución, supone compatibilizarla con los principios y demás disposiciones contempladas en la Constitución. Es, por consiguiente, una interpretación que no aísla la disposición materia de interpretación, sino que la relaciona con otras disposiciones de la Constitución, entendiendo a ésta como un sistema. Se trata, pues, del empleo de una metodología distinta a aquella cuya finalidad estriba en extraer el sentido de la norma interpretada a la luz del empleo único y exclusivo de los métodos tradicionales de la interpretación legal. 80 81 Véase el fallo en: http://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2001/0002-2001-AI.html Así anota Hans Kelsen: “(...) No existe genéricamente ningún método –caracterizable jurídicopositivamente- según el cual uno entre varios significados lingüísticos de una norma pueda ser designado como el “correcto”; suponiendo, naturalmente, que se trata de varios posibles, es decir, que se trata de posibles interpretaciones del sentido en conexión con todas las otras normas de la ley o el orden jurídico. Pese a todos los esfuerzos de la jurisprudencia tradicional no se ha logrado resolver a favor de uno u otro, en manera objetivamente válida el conflicto entre voluntad y expresión. Todos los métodos de interpretación desarrollados hasta ahora llevan siempre a un resultado posible, y nunca a un único resultado correcto. Inclinarse a la voluntad supuesta del legislador, dejando a un lado el tenor literal, o bien atenerse estrictamente al tenor literal sin preocuparse por la voluntad –por lo general, problemáticadel legislador, es, desde el punto de vista del derecho positivo, equivalente por entero”. Cfr. KELSEN, Hans: “La Teoría Pura del Derecho”; México: Editorial Porrúa; pp. 352 - 353. 45 LA VIABILIDAD DE LA RENUNCIA AL CARGO PARLAMENTARIO Ello exige, por tanto, en hacer algunas precisiones teóricas, conceptuales, sobre lo que se entiende por interpretación constitucional. García de Enterría82 la entiende de esta forma: “La supremacía de la Constitución sobre todas las normas y su carácter central en la construcción y en la validez del ordenamiento en su conjunto, obligan a interpretar éste en cualquier momento de su aplicación –por operadores públicos o por operadores privados, por Tribunales o por órganos legislativos o administrativosen el sentido que resulta de los principios y reglas constitucionales, tanto los generales como los específicos referentes a la materia de que se trate”. Así, sostengo que la interpretación constitucional del primer párrafo del artículo 95° de la Constitución conlleva a emitir el siguiente enunciado: Cuando la disposición normativa dice que el cargo de Congresista es “irrenunciable”, tal irrenunciabilidad se refiere a aquella que se profiere sin causa objetiva alguna. Es decir, que si la causa objetiva es de naturaleza constitucional (basada en la observancia de los principios y valores –explícitos e implícitos- y en la protección de los Derechos Fundamentales); entonces la renuncia al cargo es constitucionalmente viable. Demostraré, seguidamente, la validez de este enunciado. Las causas objetivas, basadas en la Constitución, que fundamentan este amparo. Si la interpretación constitucional más adecuada del primer párrafo del artículo 95° de la Constitución viabiliza la renuncia al cargo de Congresista de la República, siempre y cuando ésta se encuentra “causada” en la Constitución; pues cabe que refiera cuáles son los principios, valores o derechos fundamentales que debo invocar para hacer realidad la constitucionalidad de la renuncia. Pues bien, como lo he indicado supra, existe el potencial riesgo de caer en enfermedades somáticas derivadas de la angustia y el sufrimiento psicológico que me causa el ejercer, actualmente y sin vocación alguna, el cargo de Congresista de la República apartándome de mi verdadera meta: la abogacía, la toga. Esto lo acredito con dos (2) dictámenes médicos que acreditan que corro el riesgo de ver afectada mi 82 salud por alguna enfermedad somática derivada de la actual angustia y aflicción de continuar en el cargo de Congresista, alejado de mi verdadera vocación que es ejercer la abogacía; pues entonces, es ajustada a la Constitución mi renuncia, puesto que con ella estaría protegiendo mis derechos fundamentales tales como mi salud, mi vida, mi integridad física y mi libertad de trabajo. Esta situación me lleva a tomar la decisión de apartarme del cargo parlamentario basado en la protección de mis derechos fundamentales reconocidos en la supraconstitucionalidad de los Pactos Internacionales sobre Derechos Humanos y que, reitero, esos preceptos están contenidos en la Constitución: Artículo 2°.1 (derecho a la vida, a su integridad moral, psíquica y física y a su libre desarrollo y bienestar); artículo 2°.15 (Derecho a trabajar libremente); artículo 2°.24.a,b. (a la libertad y seguridad. No se permite forma alguna de restricción de la libertad personal); artículo 7 (derecho a la salud); artículo 26°.3 (Principios de la relación laboral: Interpretación favorable al trabajador en caso de duda insalvable sobre el sentido de una norma). La metodología de esta interpretación constitucional, lógicamente, es la misma que empleó el Tribunal Constitucional para revisar las decisiones del JNE. Un aspecto que es muy importante que tome en cuenta el Juez Constitucional consiste en que la metodología empleada para realizar la interpretación constitucional del primer párrafo del artículo 95° de la Constitución es la misma –desde un punto de vista lógico- que empleó el Tribunal Constitucional en el caso de la revisión de las decisiones del JNE. Como se recordará, el artículo 181° de la Constitución señala que las resoluciones del Jurado Nacional de Elecciones se dictan en instancia final, son definitivas “e irrevisables”. Sin embargo, conforme al argumento que no existen “zonas exentas del control constitucional”, el TC dijo que cuando la Constitución dice que las decisiones del JNE son “irrevisables”, dicha disposición debe entenderse que son irrevisables si y solo si las decisiones del JNE no violan derechos fundamentales. Es decir, si violan derechos fundamentales, son revisables. GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo: “La Constitución como norma y el Tribunal Constitucional”; Madrid: 1985; Editorial Civitas, tercera edición, p. 95. 46 Revista Institucional nº 9 AMAG PERÚ Lógica y metodológicamente, mi argumento de interpretación constitucional sigue el mismo derrotero: cuando el primer párrafo del artículo 95° de la Constitución dice que el cargo de congresista es “irrenunciable”; es irrenunciable si y solo si no está basado en “causa constitucional”. Por tanto, si está basado en “causa constitucional” (protección de derechos fundamentales o de principios constitucionales), el cargo es renunciable. iii. OTROS ARGUMENTOS QUE ABONAN POR LA RENUNCIABILIDAD AL CARGO DE CONGRESISTA Seguidamente abordaré los argumentos de orden histórico y dogmático. 1. Antecedentes De Renunciabilidad En Constituciones Peruanas de 1823 a 1933 Las Desde la Constitución de 1828 se estableció la disposición referidas a la renuncia del cargo parlamentario en caso de reelección. Veamos. Constitución de 1828 Artículo 46º.- Todo senador y diputado puede ser reelegido, y solo en este caso es renunciable el cargo”. La Constitución de 1834 dijo, en su artículo 47º, respecto a la pérdida de la representación parlamentaria, y de la renunciabilidad en el artículo 49°, lo siguiente: Constitución de 1834 Artículo 47º.- El nombramiento de senadores y diputados es irrevocable por su naturaleza; pero se pierde. 1. Por delito juzgado y sentenciado según los artículos 33º, 34º y 101º, atribución 5º. 2. Por aceptar el nombramiento de presidente de la República, el de consejero de Estado, el de ministro de Estado, el de agente diplomático, el de vocal de la Corte Suprema de Justicia, y la presentación al obispado. Artículo 49.- Los diputados y senadores pueden ser reelegidos; y solo en este caso es renunciable el cargo. Constitución de 1837 Artículo 15º.- Los Senadores son inamovibles, y solo dejarán de serlo por destitución del cargo, ó por haber sido condenados a pena corporal o infamante en sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada, todo conforme a las leyes”. Las Constituciones de 1839; 1860; 1867; 1920 y 1933 Ese precepto aparecería en las Constituciones de 1839 (artículo 24), la de 1860 (artículo 58º), de 1867 (artículo 58°), la Constitución de 1920 (artículo 82°) con el siguiente texto: “Los diputados y senadores pueden ser reelegidos; y solo en este caso será renunciable el cargo.” En la Constitución de 1933 se incorporó un matiz: Artículo 96°.- El mandato legislativo es irrenunciable, salvo el caso de reelección. La renuncia se presentará ante la respectiva Cámara. En el supracitado texto (Const.1933, artículo 96º), se incorpora una ligera variante, pero que no altera el contenido esencial de las Cartas pretéritas. Allí se dice que “el mandato parlamentario es irrenunciable, salvo el caso de reelección”, precisándose, además, que “la renuncia se presentará a la respectiva Cámara”. Las Constituciones de 1979 y de 1993 La Magna Lex de 1979 produjo un texto restringiendo la renuncia porque en la experiencia vivida bajo el militarismo octubrista (1968-1979) se buscaba que los parlamentarios no sucumbieran a presiones de ninguna índole. Y se aprobó el siguiente texto, influido, también, por el ausentismo de 1947 que frustró el funcionamiento del Parlamento y abrió los caminos al golpe de Estado del 27 de Octubre de 1948: Artículo 178.- El mandato legislativo es irrenunciable. Las acciones disciplinarias que imponen las Cámaras a sus miembros y que implican suspensión de funciones no pueden exceder de ciento veinte días de legislatura. Con el paso al unicameralismo, desde 1993, el precepto de ambos textos son básicamente equivalentes. Sobre el mismo tema se dijo en la Constitución de 1837: 47 LA VIABILIDAD DE LA RENUNCIA AL CARGO PARLAMENTARIO VI.2 Relatividad de renuncia al cargo parlamentario Resumiendo la historia constitucional peruana respecto a la renunciabilidad, en un primer periodo se aprecia dos fases que lo configuran: a) la posibilidad de renuncia al mandato legislativo --carácter relativo--; y, b) vínculo entre la reelección del parlamentario y la renunciabilidad de su mandato. Es decir que solo los parlamentarios reelectos podían renunciar al mandato legislativo, mientas que para los elegidos por primera vez no era viable esa posibilidad. Argumentos de orden dogmático o doctrinario: Permanente e histórica interpretación doctrinaria favorable a la vacancia parlamentaria y la renunciabilidad que no son conceptos iguales. lo que dicen Luis Felipe Villarán (ayer), y Enrique Bernales, Pedro Planas, León Vasquez y Equiguren (hoy). LUIS FELIPE VILLARÁN Y LA CONSTITUCIÓN DE 1860 En su libro, de hace ciento diez años, “La Constitución Peruana Comentada” (E. Moreno, Editor. Librería Escolar e Imprenta. Calle del Banco del Herrador, N°s 118 y 120. Lima, 1899), decía el exégeta Villarán, padre de Manuel Vicente Villarán, al referirse al Artículo 58° de la más longeva de nuestras Cartas: “El carácter de irrenunciable, que todas nuestras constituciones han dado al cargo de representante en la primera elección, no puede entenderse de un modo absoluto. Por regla general, solo los puestos concejiles o gratuitos, y estos deben ser muy raros, son irrenunciables, porque son verdaderas obligaciones que se imponen al ciudadano a favor del Estado. Pero los puestos rentados, que como todo encargo de asuntos públicos, puede crear para el que lo desempeña situaciones antagónicas con sus convicciones individuales, con sus intereses, y aun con deberes morales de diversas especies, no pueden tener tal carácter. No es imposible, sin embargo, que la renuncia sea arrancada al representante por coacción o sugestiones ilícitas, o que ella se presente en momento en que su admisión 83 obstruya alguna deliberación de la Cámara. Hay que conciliar, pues, el derecho del representante con el interés público, y como tal conflicto puede presentarse aún respecto de los reelegidos, creemos, que, en todo caso, debe tener la Cámara la atribución de admitir o negar, a lo menos de momento, la renuncia de sus miembros. La disposición más acertada, a nuestro juicio, es la que sobre esta materia establecen las constituciones de la Argentina, Uruguay y Paraguay y otras, que dan a cada Cámara el derecho de decidir por mayoría absoluta sobre tales renuncias.” Esto demuestra que mi posición no es esnobista ni advenediza, sino que viene del viejo derecho constitucional. Pero, veamos a los modernos. Dicen sustantivamente lo mismo. LO QUE DICE BERNALES Sobre el tema de la irrenunciabilidad, Enrique BERNALES --citado por Marcial Rubio83-- considera que debería existir algo más de flexibilidad que la que establece nuestra Constitución. Transcribimos: “En conclusión, debió establecerse una fórmula más flexible y que en todo caso no facilite la protección al parlamentario que incumple sistemáticamente con las responsabilidades éticas, políticas, cívicas y legales que adquirió al ser elegido. Al fin y al cabo, es muy forzado considerar la irrenunciabilidad como un elemento de la no sujeción a mandato imperativo. La doctrina constitucional no estima la irrenunciabilidad como un elemento inherente al status parlamentario. Por lo demás, diversas constituciones contienen requisitos y supuestos sobre los que procede que un parlamentario renuncie a su curul.”84 Ese comentario resulta válido, también, para los mandatos de presidentes de región, consejeros regionales, alcaldes y regidores municipales. Y es verdad, que otras causales de inhabilitación están contenidas en las normas aplicables al congresista que incumple reiteradamente sus funciones y que en los hechos deja de ejercitar la representación, serán la destitución e inhabilitación, como lo decimos supra, aplicando el Artículo 100º de la Constitución, previo Cfr. RUBIO CORREA, Marcial. Estudio de la Constitución Política del Perú de 1993. Tomo 4, Fondo Editorial de la PUCP. Lima, 1993, p. 97 y ss. 84 BERNALES BALLESTEROS, Enrique. La Constitución de 1993. Análisis comparado. Lima, Honrad Adenauer Stiftung y Ciedla, 1996, p. 394. 48 Revista Institucional nº 9 ejercicio de los procedimientos del artículo 99º, por infracción de la Constitución. LO QUE DICE PLANAS El extinto y estudioso del tema, Pedro PLANAS85 señalaba: “la amovilidad (irrenunciabilidad) ha dejado de tener validez en los parlamentos modernos, donde se exige establecer el derecho a la renuncia al cargo como sucede con cualquier otro, incluso el cargo de Presidente de la República Víd. Constitución Política de 1993, Artículo 113°.- La Presidencia de la República vaca por:... 3) Aceptación de su renuncia por el Congreso o de Monarca. Hoy --refería Planas-- se exige el derecho del parlamentario a la renunciabilidad del cargo, como garantía –paradójicamente- para su propia libertad personal. Por eso, concluye, en numerosos países, la renuncia es admitida con un procedimiento expeditivo, que sólo reside en la expresión de voluntad del congresista renunciante. LO QUE DICE LEÓN VÁSQUEZ Se hace así necesario establecer la posibilidad legislativo. Como ha argumentando a favor de parlamentario: reformar la Magna Lex y de renunciar al mandato escrito León Vásquez86 la opción de renuncia del “A nuestro parecer, el sentido de la disposición bajo análisis es totalmente irrazonable porque obliga a permanecer al parlamentario en un cargo en el cual, a lo mejor, no desea continuar. Así, puede darse el caso que un parlamentario por legítimos motivos de carácter profesional, económico, ético e incluso de salud personal, no desea o no puede continuar más en el cargo, y simplemente no está en la posibilidad de renunciar porque la Constitución se lo prohíbe. Esto podría ser aún más contraproducente frente a supuestos como que un parlamentario deja de ejercer de facto la función parlamentaria, o el de aquel que una vez que ha abandonado el cargo, realiza funciones que son incompatibles con el ejercicio de la función de de congresista, situaciones ambas que no están previstas claramente en nuestro ordenamiento constitucional actual. AMAG PERÚ Pero los supuestos referidos anteriormente no son los más graves que se derivan de la irrenunciabilidad del mandato parlamentario. Obligar a un parlamentario que ha sido descalificado, por su actuar irresponsable, corrupto o antidemocrático, tanto por su propio partido político o por el grupo parlamentario al cual pertenece, así como por la opinión público, lejos de contribuir al fortalecimiento del propio Parlamento, puede ahondar la brecha existente entre representantes y representados, cuando no afectar la propia legitimidad del Parlamento. En ese orden de ideas, la irrenunciabilidad del mandato parlamentario, en vez de ser un mecanismo llamado a salvaguardar la independencia del Parlamento, en general, y la de los parlamentarios, en particular, se puede convertir en un boomerang con la fuerza suficiente para afectar la institucionalidad y legitimidad del Parlamento.” Por lo tanto, el derecho a renunciar a un cargo público representativo es complementario y forma parte del derecho de acceder al mismo. Ítem más, como señala León Vásquez, el impedir renunciar al cargo de elección popular vulnera y distorsiona la figura de representación en una democracia moderna: “El desconocimiento de este derecho no solo supone su abierta vulneración, sino que puede llegar a configurar graves inconvenientes que trascienden a su libre ejercicio; de ahí que sea necesario que los parlamentarios no deben tener impedimento alguno para renunciar al cargo cuando así lo consideren. En tal sentido, el derecho a renunciar al cargo público representativo no puede estar mediatizado, en modo alguno, por el partido político o por el grupo parlamentario al cual pertenece, ni siquiera, finalmente, por la aceptación previa del propio Congreso, sino que debe tener plena eficacia a partir de su formalización, tal como se admite en la doctrina constitucional contemporánea”.87 LO QUE DICE EGUIGUREN Eguiguren Praeli88 explica que: “el fundamento de esta antigua restricción se orienta a proteger la continuidad e independencia del congresista en su labor, evitando que, mediante presiones o amenazas, el Gobierno o sus antagonistas políticos lo fuercen a renunciar al cargo. Pero, al existir un régimen democrático es difícil justificar hoy en día 85 86 87 88 Cfr. PEDRO PLANAS en “Derecho parlamentario”. Ediciones Forenses. Lima, 1997. Cfr. LEÓN VÁSQUEZ. Op. Cit. Pags. 104 y ss.. Cfr. LEÓN VÁSQUEZ. Op. Cit.. EGUIGUREN, Francisco... “Alcaldes y congresistas deben poder renunciar”. Aparecido en PERU.21, en su edición impresa del 20 de mayo de 2004. 49 LA VIABILIDAD DE LA RENUNCIA AL CARGO PARLAMENTARIO esta irrenunciabilidad, la misma que resulta incluso contraproducente, pues impide que un parlamentario, presidente de región, consejero regional, alcalde o regidor municipal, por propia convicción, decida apartarse del cargo, ya sea porque considera no ser idóneo para la función, por percibir el cuestionamiento de la población o, simplemente, por razones personales.” Y como es sabido, para presidentes de región, consejeros regionales, alcaldes y regidores municipales, esa medida se introdujo en la Constitución de 1993. A su turno, Eguiguren señala que no existe fundamento razonable para esta determinación y concluye: pues todos los titulares de estos cargos, electos por votación popular, podrían ser perfectamente reemplazados en caso de renuncia... Más aún cuando el Presidente de la República, la máxima autoridad de nuestro régimen político, también electo por votación popular, sí puede renunciar al cargo. La renunciabilidad parlamentaria también es viable en el derecho comparado sin mayor trámite. Por el solo hecho de presentar la renuncia adverada a la que, incluso, se le puede señalar fecha de ejecución futura por el renunciante. Una revisión sumarísima de la legislación constitucional comparada permite mencionar los siguientes países en que es viable la renuncia parlamentaria: 89 Holanda (Artículo 10 RPCH) Irlanda (Artículo 120 RShI) Finlandia (Artículo 10 LOPF) Portugal (Artículo 90) España (Artículo 23 C.E.) Jurisprudencia TC español: STC 81/1994; STC 214/1998: Alemania Rotación parlamentaria (compromiso intrapartidario de los Verdes) Italia Rotación parlamentaria Renuncia a partir del segundo año del mandato – promoción de liderazgos y carrera política / Partido Radical Italiano USA (Artículo I, Secc. 3.2) Bolivia (Artículo 68.4) Argentina (Artículo 62) – Senadores Guatemala (Artículo 170) Paraguay (Artículo 182, 190) Dip. y Senadores LA RENUNCIABILIDAD SEGÚN EL TC ESPAÑOL RENUNCIA SIN MÁS TRÁMITE. Ítem más, el Tribunal Constitucional español ha determinado que la renuncia al cargo representativo es una facultad derivada de la libre voluntad del Representante. En la Sentencia S-81/94, el TC hispano ha establecido: “Un somero análisis de la norma transcrita permite comprobar que carga el acento en la presentación, sin preocuparse de exigir respuesta alguna. La renuncia funciona, pues, con pleno automatismo, si es clara, precisa y terminante, incondicionada. En definitiva se configura como lo que es, una declaración de voluntad por el cual el titular de un derecho subjetivo hace dejación del mismo y lo abandona, negocio jurídico unilateral no recepticio, sea cualquiera el motivo que la impulsara y, por ello, carente de destinatario. No se trata de un “acto de trámites, en expresión del Diputado dimisionario, cuya calificación solo conviene a los que forman parte de un procedimiento. El efecto de tal declaración, la pérdida del cargo se produce por la sola circunstancia de su exteriorización por escrito y su entrega, únicos requisitos exigidos legalmente”.89 Cfr. Jurisprudencia del Tribunal Constitucional. Tomo XXXVIII (enero-abril 1994). Boletín Oficial del Estado. Madrid, 1995. Edición conjunta del Tribunal Constitucional y el BOE. Imprenta Nacional del BOE. Pag. 874 y ss. 50 Revista Institucional nº 9 VI.2 Fundamentos de la pretensión subordinada y de sus accesorias: PLANTEAMIENTO Aquí me avocaré a desarrollar la segunda tesis de esta demanda y que a la postre sustenta la pretensión subordinada y sus accesorias. La recalco: en defecto de asumir como válida la interpretación constitucional que antes he propuesto, sostengo que el primer párrafo del artículo 95° de la Constitución conforma una “antinomia constitucional”. Es decir, aquel aforismo conocido en la doctrina y jurisprudencia comparada de que No todo lo que está en la Constitución es Constitucional. Por tanto, ante la existencia de dicha antinomia, cabe aplicar el control difuso sobre el primer párrafo del artículo 95° de la Constitución para permitir la aplicación de la supraconstitucionalidad de los Pactos Internacionales de Derechos Humanos en virtud de los cuales se protegerían mis derechos fundamentales invocados como causas de mi renuncia constitucional a efectos de permitirla, dado que lo contrario importaría violar tales derechos invocados. TEORÍA DE LAS ANTINOMIAS CONSTITUCIONALES. NORMA CONSTITUCIONAL INCONSTITUCIONAL La teoría alemana de las antinomias constitucionales, considera la posibilidad de que existan normas constitucionales inconstitucionales, tiene cabida en este proceso, pues ella se funda en la jerarquía entre disposiciones constitucionales (v.g. supremacía de normas dogmáticas sobre normas orgánicas), y está destinada a aplicarse en aquellos casos extremos --como éste-- en los que la contradicción normativa impide al intérprete aplicar el principio general de armonización. Véase magistral trabajo de Otto Bachof: “¿Normas Constitucionales Inconstitucionales?”, y ejemplar de la revista Virgina Law Review (Unconstitutional Constitutional Norms?, Constitutional Development in Postwar Germany.) AMAG PERÚ LO QUE SOSTIENE EL BRILLANTÍSIMO JURISTA ALEMÁN OTTO BACHOF En la lección inaugural pronunciada por dicho autor en la Universidad de Heidelberg, el 20 de Julio de 1951, sostuvo precursoramente sobre los interrogantes de hablar de normas constitucionales inconstitucionales o, en general, inválidas, así como la competencia jurisdiccional para su control. Eso se puso de manifiesto en infinitas sentencias del TC alemán que se ocuparon de aquellas cuestiones. Sin embargo, la más clara posición en lo que se refiere al abandono de un concepto de Constitución exclusivamente formal es mantenida por el VerfGH de Baviera, en tanto que éste ha incluido el derecho metapositivo en la Constitución como parámetro de enjuiciamiento. Y así, en su sentencia a menudo citada de 24.4.1950, ha afirmado respecto del artículo 184 de la Constitución de Baviera: “El hecho de que una disposición constitucional sea ella misma una parte de la Constitución no puede excluir conceptualmente que sea inválida. Existen principios fundamentales constitucionales que son tan elementales y constituyen una plasmación tan evidente de un derecho precedente a la Constitución, que vinculan por sí mismos al constituyente y otras disposiciones constitucionales, que no corresponden a ese rango, han de ser inválidas a causa de su contradicción con aquéllos...” CONCEPTO DE CONSTITUCION SEGÚN BACHOF90 La Constitución en sentido formal y en sentido material --dice Bachof-- se refiere a que la cuestión acerca de la posibilidad de admitir la existencia de normas constitucionales inconstitucionales presupone una determinada comprensión del concepto de Constitución. En la medida en que aquí se aborda exclusivamente la cuestión sobre la constitucionalidad de las normas jurídicas91, podemos dejar a un lado aquellas definiciones que entienden por Constitución alguno 90 Cfr. Lección inaugural de la Universidad de Heidelberg impartida el 20.7.1951.-Publicada originalmente en Recht und Staat 163/164, J.C.B. Mohr (Paul Siebeck), Tubingam, 1951. //Traducción de Leonardo Álvarez Álvarez, Profesor Asociado de Derecho Constitucional de la Universidad de Oviedo. Fuente: “¿Verfassungswidrige Verfassungsnormen?” EN O. Bachof, “Wege zum Rechtstaat. Ausgewählte Studien zum öffentlichen Rect.”. , ed. Athenaum, Königstein, 1979 51 LA VIABILIDAD DE LA RENUNCIA AL CARGO PARLAMENTARIO distinto a un sistema de normas jurídicas92 ya que una norma sólo puede ser enjuiciada mediante otras normas, y no a través de un estado o de un proceso evolutivo (junto a esto no debe de ignorarse que cada estado real y cada proceso evolutivo pueden incidir, por su parte, en la generación de una norma. Pero sólo las normas así generadas, aunque a menudo no escritas, son las que deben de tenerse en cuenta por nosotros, no el estado o el proceso como tales). También, dentro del así delimitado concepto de Constitución, resulta necesario distinguir todavía entre la Constitución escrita o Constitución en sentido formal y la Constitución en sentido material. Constitución en sentido formal es, en esencia, una ley caracterizada por ciertos elementos formales --particularidades en su aprobación, su denominación y su reforma agravada--, o también la mayoría de aquellas leyes, y por consiguiente el contenido completo --que es, con frecuencia, en mayor o en menor medida circunstancial-de las disposiciones del texto constitucional93. Por su parte, con el concepto de Constitución en sentido material se alude, en general, al conjunto de normas que regulan la constitución, las funciones y las competencias de los órganos superiores del Estado, las estructuras básicas estatales y la posición de los ciudadanos en el seno del Estado94. Si se define este concepto de Constitución no por su objeto, sino desde un punto de vista funcional, la Constitución en sentido material es: “el sistema integrado por aquellas normas que forman parte esencial de la pretensión jurídico-positiva de determinar la función del pueblo en un orden integrador”95. 91 En este ámbito se pospondrá por un momento la cuestión sobre la relación existente entre el concepto material de Constitución y el derecho metapositivo. El derecho constitucional material puede también existir al margen del texto constitucional y, a la inversa, no cualquier norma formalmente constitucional tiene la consideración de derecho constitucional material con función integradora. En realidad, numerosas normas formalmente constitucionales deben su inclusión en la “Constitución” simplemente a consideraciones tácticas y, en particular, a la intención de los grupos políticos que aprueban el texto constitucional de sustraer sus normas a una reforma iniciada por una futura mayoría parlamentaria. La diferencia de rango así producida entre las normas formalmente constitucionales es, como Smend ha puesto de manifiesto, una cuestión jurídica96. LOS DIFERENTES TIPOS DE INCONSTITUCIONALIDAD EN LA CONSTITUCION ESCRITA Y EN LA NO ESCRITA, SEGÚN BACHOF Otto Bachof reconoce diversos tipos de inconstitucionalidad. A saber: a) Inconstitucionalidad de normas constitucionales ilegales; b)Inconstitucionalidad de las leyes de reforma constitucional; c) Inconstitucionalidad de normas constitucionales por contradicción de normas constitucionales de rango superior; d) Inconstitucionalidad a través de la “mutación de Sobre el comportamiento adecuado a la Constitución cfr. por ejemplo artículo 5,3,2, artículo 9,2 artículo 21,2 de la Ley Fundamental de Bonn. 92 Como en el sentido de la “concreta existencia total de la unidad política y del orden social de un determinado Estado”: Carl Schmitt, Verfassungslehre (Munich y Leipzig 1928) pág. 4 Y ss; también allí otras acepciones.-Cfr. también la compilación de Maunz, Deutsches Staatsrecht (Munich y Berlín 1951) pág. 31.-”Normas jurídicas”, “leyes”, son, contrariamente a e Schmitt, ibidem pág. 24, por supuesto también las afirmaciones de la Constitución sobre la “concretas decisiones políticas” (por ejemplo, arto 20,1 de la Ley Fundamental de Bonn; “La República alemana es un Estado federal democrático y social’’). El hecho de que la decisión política preceda a la norma, no cambia nada. No la decisión, sino la declaración sobre tal decisión es una norma jurídica. En último extremo, cualquier norma jurídica autónoma se basa en una decisión, y no puede comprenderse por qué justamente a las plasmaciones sobre las decisiones fundamentales debe negárseles la consideración de normas jurídicas. 93 Smend, Verfassung und Verfassungsrecht (Munich y Leipzig 1928) pág. 132. 94 Cfr. G. Je/linek, AlIgemeine Staatslehre (3a edición, Berlín 1922) pág. 505; Maunz ibidem pág. 31. 95 Smend ibidem pág. 132. 96 Ibidem pág. 136 y ss. Cfr. también Krüger en NJW 1949 pág. 163, que caracteriza con razón como desacertado, por ejemplo, de ubicar en un mismo rango, por un lado, la disposición del artículo 48,3 de la Ley Fundamental sobre la gratuidad de los viajes de los parlamentarios y, por otro, las obligaciones del Bund y de los Länder impuestas por el artículo 28 de respetar los principios republicano y de Estado de derecho, sólo por la razón de que los dos están plasmados en el texto constitucional. Derecho Constitucional material no es el artículo 48,3, como tampoco, por ejemplo, el artículo 129,3,2 de la Constitución de Weimar sobre el derecho de los funcionarios a examinar su expediente personal, frecuentemente considerado como ejemplo clásico de un derecho constitucional “formal”. 52 Revista Institucional nº 9 AMAG PERÚ la naturaleza” de las normas constitucionales. Invalidez sin decisión expresa; imperante consagratorios de la libertad y de los textos supranacionales ratificados por el Perú. e) Inconstitucionalidad por la infracción del derecho constitucional metapositivo positivado; Por eso, aplicando el principio de armonización, el Parlamento puede aceptar mi renuncia y declarar la vacancia. La renuncia del Jefe de Estado puede causar caos y puede abdicar. La renuncia de un parlamentario carece de trascendencia porque es un individuo dentro de un cuerpo colegiado con accesitarios… y arbitrariamente no se le permite renunciar. f) Inconstitucionalidad por la lesión de los principios constitutivos no escritos del texto constitucional; g)Inconstitucionalidad por la contradicción del derecho constitucional consuetudinario; h)Inconstitucionalidad (invalidez) por la contra dicción del derecho metapositivo no positivado; CASO PRAGMÁTICO: TEXTO REFERIDO AL CASO ELF (1957) EXPEDIDO POR EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL ALEMAN SOBRE CÓMO LOS ARTÍCULOS CONSTITUCIONALES NO SON CONSTITUCIONALES POR LA SOLA CONDICIÓN DE HABERSE APROBADO DE MANERA REGULAR Acompaño en francés la sentencia del Tribunal Constitucional alemán en el caso Elf (16 de Enero de 1957). Se sostuvo allí lo mismo que vengo argumentando en estos autos contra el inconstitucional artículo 95 de la Constitución rigente que prohíbe la renuncia de manera incoherente y en contradicción con los principios democráticos del constitucionalismo peruano y de la supraconstitucionalidad Interamericana. La parte pertinente de ese fallo es: “Los artículos constitucionales no son ‘constitucionales’ por la sola condición que hayan sido aprobados de manera regular desde el punto de vista de la forma. Deben igualmente estar en armonía, desde el punto de vista de su contenido con los valores fundamentales supremos del orden fundamental liberal democrático en tanto que orden ético, a los principios constitucionales elementales no escritos y a las opciones de base de la ley fundamental, principalmente, del principio de la sumisión del Estado al derecho y al principio del Estado social” EL ASTRO PRINCIPAL DE NUESTRO SISTEMA CONSTITUCIONAL ALREDEDOR DEL CUAL GIRA TODO --EL PRESIDENTE-- PUEDE RENUNCIAR Y NO LO PUEDE HACER UN SIMPLE SATELOIDE, EL CONGRESISTA. Como se ve de mi escrito inicial, uno de los argumentos que invoco es la contradicción existente entre la viabilidad de la renuncia presidencial y la no viabilidad de la parlamentaria. Es absurdo estar en contra de los artículos 1° y 2° de la Constitución REITERO LO DICHO EN EL EXORDIO O PROEMIO: NO TODO ARTÍCULO QUE ESTÁ EN LA CONSTITUCIÓN . . . ES CONSTITUCIONAL. De acuerdo a todo lo expuesto, debe quedar claro que una interpretación constitucional del primer párrafo del artículo 95° de la Constitución determina que el cargo de Congresista es irrenunciable en la medida que ésta resulta ser incausada. Si es causada solo en la observancia de principios y valores constitucionales o la protección de derechos fundamentales del renunciante; la renuncia es perfectamente arreglada a la Constitución. Incluso, sin causa, atendiendo a lo sostenido por los Pactos Internacionales de Derechos Humanos ratificados por el Perú. Es empírico concebir que si una norma está en la Constitución es inexorablemente constitucional. Puede ser fulminada por derogatoria, por “inexequibilidad”, o por una interpretación racional acorde a la normatividad supranacional y al ius cogens no escrito pero imperativo. En ese sentido, frente a dos dictámenes médicos que acreditan que corro el riesgo de ver afectada mi salud por alguna enfermedad somática derivada de la actual angustia y aflicción de continuar en el cargo de Congresista, alejado de mi verdadera vocación que es ejercer la abogacía; pues entonces, es ajustada a la Constitución mi renuncia, puesto que con ella estaría protegiendo mis derechos fundamentales tales como mi salud, mi vida, mi integridad física y mi libertad de trabajo. Asumir una interpretación literal del primer párrafo del artículo 95° de la Constitución o histórica de la misma disposición, por las cuales se establezca que en modo alguno el congresista puede renunciar a su cargo, sería un argumento interpretativo absolutamente inconstitucional; puesto que tal posición sería contraria a la interpretación constitucional del referido dispositivo que surge de su relación con otras disposiciones del mismo marco constitucional referidos a la protección de mis derechos fundamentales. 53 LA VIABILIDAD DE LA RENUNCIA AL CARGO PARLAMENTARIO De allí que la renuncia objetiva basada en causas constitucionales es la interpretación más adecuada que corresponde al referido artículo 95° de la Ley Fundamental. LA PRIMACÍA DE LA SUPRACONSTITUCIONALIDAD PARA RESOLVER LA ANTINOMIA CONSTITUCIONAL Frente a la antinomia constitucional detectada, es obvio que estamos frente a una incoherencia porque, por ejemplo, el artículo 113(3) legitima el derecho del Jefe de Estado a renunciar. Y si el Presidente de la República, que es el astro principal, el sol, de nuestro sistema planetario constitucional, puede renunciar, es lógico que lo pueda hacer un congresista miembro de un cuerpo colegiado que tiene accesitarios. Esa antinomia constitucional tiene que ser resuelta, SS, buscando la coherencia y armonización constitucional. Son principios de los Pactos Internacionales y de la Constitución que nadie está obligado a desempeñar un trabajo contra su voluntad. Y que la vida y la salud deben ser tuteladas. Ser congresista es verdad, un mandato político, pero es al mismo tiempo, una actividad laboral con remuneración mensual, gratificaciones, CTS, aporte pensionario, etc. Y uno puede dejar el cargo, además, por sentir que moralmente se está obligado ante el riesgo de una claudicación, entredichos con el Partido al que se pertenezca, etc. No existe mandato imperativo, lo cual modernamente no solo es el cahier de doleances (cuaderno de quejas) que el elector le daba al elegido hasta el siglo XVIII para que las cumpliera ad peddem literae. Hoy la interpretación es que por no ser mandato imperativo, ni siquiera es imperativo quedarse de mandatario. VI.3 La violación fundamentales de mis derechos NO EXISTE MANDATO IMPERATIVO, ES DE ÍNDOLE LABORAL Y POR LO TANTO RENUNCIABLE Se dirá rabulescamente que el cargo de congresista no es un trabajo sino un mandato. A eso replico que conforme a la Constitución y siguiendo una tradición bicentenaria no existe mandato imperativo. Lo cual significa, no solo que los comitentes no pueden imponer reglas al mandatario, sino que él representante, sea constituyente, diputado o senador, no está obligado a desempeñar el mandato. 97 54 Y esto es, además, un trabajo. La constitución alude a las horas de funcionamiento del Congreso (Artículo 95 Const.) y existen una remuneración, viáticos, cómputo del tiempo de servicios (CTS) aportes para pensión y seguridad social. EL DERECHO AL TRABAJO: NO SOLO ES EL SUELDO, VIÁTICOS, GASTOS REPRESENTATIVOS, GRATIFICACIONES, PENSIÓN, SINO TAMBIÉN DERECHO A LA RENUNCIA. Este derecho es fundamental y se vincula estrechamente con el inciso 1 del Artículo 2 de la Constitución, en lo que se refiere al libre desarrollo y bienestar de la persona, en razón que para el logro del bienestar, el trabajo es el elemento indispensable. Igual nexo guarda con el Artículo 22 constitucional al señalar que el trabajo es un derecho y un deber al mismo tiempo y por tanto es el medio de realización de la persona. Este derecho fundamental puede ser tutelado mediante las garantías constitucionales (proceso constitucional de amparo) porque además está reconocido en normas supranacionales que el Perú ha suscrito y ratificado constituyentemente como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de NN.UU y el Pacto de San José. LA LIBERTAD DE TRABAJO COMO DERECHO A ELEGIR LA ACTIVIDAD LABORAL AUTÓNOMA O INDEPENDIENTE97 La libertad de trabajo se considera como un derecho de elección de la actividad que se va a desarrollar para proveer a la subsistencia del trabajador a través de los ingresos que genera, e implica la no interferencia del Estado en dicha elección. Significa, también, el derecho de descontinuar el ejercicio de dicha actividad si ella no resulta beneficiosa o conveniente para quien ejerce, y se traduce en la libertad irrestricta para la determinación de la relación laboral por parte del trabajador, o en el derecho de cambiar de una ocupación a otra cuando lo estime conveniente, siempre y cuando cumpla con los requisitos establecidos por la ley. IN DUBIO PRO OPERARIO: EL DERECHO DE INTERPRETAR LA NORMA A FAVOR DEL TRABAJADOR QUE ES LIBRE DE CONTINUAR O NO EN EL EMPEÑO LABORAL. SEA CUAL SEA SU NATURALEZA, POLÍTICA O NO. Cfr. ELÍAS MANTERO, Fernando. “La Constitución Comentada”. Gaceta Jurídica. Diciembre 2005. Tomo I. pag. 167. Revista Institucional nº 9 Este principio, también denominado in dubio pro operario, es aplicable al proceso de interpretación de la norma laboral. Sobre este principio se ha señalado que dada la falta de limitación, éste se aplicaría a toda disposición en materia de trabajo como las normas estatales o autónomas e, inclusive, el contrato de trabajo98. Ya el Tribunal Constitucional ha interpretado de modo más favorable el principio in dubio pro operario, aunque se refiere al acceso a un puesto de trabajo, lo ha hecho, precisamente, frente a la laguna normativa sobre la puntuación para personas discapacitadas (Exp. 337-97-AA/TC), también lo hizo frente a la ausencia de un supuesto en el proceso de evaluación del trabajador (Exp. 990-97-AA/TC), y ha admitido una demanda de amparo sobre la base del principio de condición más beneficiosa, previsto en el numeral 3 del artículo 26 de la Constitución (Exp. 2132-2003-AA/TC). Por eso afirmamos al igual que TOYAMA: “El principio de in dubio pro operario tiene un reducido marco de aplicación solamente en caso de duda sobre interpretación de una norma, se debe escoger por aquella que favorece al trabajador.” Ello significa que dicho principio es aplicable al Reglamento del Congreso frente a la duda de interpretar la situación de vacancia por la causal invocada en esta petición y fundamentada en la certificación médica anexa. Veremos más adelante que esta situación no es generadora de ningún caos. VI.4 La amenaza de violación de mi derecho a la salud y a la vida digna LA DOCTRINA CONSTITUCIONAL. REALIZACIÓN COMO SER HUMANO SIN SER SOMETIDO A IMPOSICIONES O PARÁMETROS El derecho a la integridad moral, psíquica, física y a su libre desarrollo y bienestar consiste en la posibilidad que debe tener cada ser humano, de desarrollar las potencialidades físicas, psíquicas y espirituales que tiene dentro de sí y que, en conjunto, son irrepetibles en otra persona. En otras palabras, el libre desarrollo de la persona no es sino lo que en términos de antropología filosófica se llama su realización como ser humano. En esa perspectiva, el derecho al libre desarrollo y bienestar AMAG PERÚ protege a la persona, complementariamente, a que no se le cierren las posibilidades en la sociedad y el derecho a tomar las acciones necesarias conducentes a alcanzar su desarrollo personal. Y es que muchos otros derechos están vinculados con el derecho al libre desarrollo, como por ejemplo, las libertades de conciencia y religión, de opinión y difusión del pensamiento, creación y participación en la vida nacional, de proteger su salud, pero sobre todo, de trabajar porque con el trabajo se obtiene los medios y las satisfacciones más importantes para la realización humana.99 EL DERECHO A LA PROTECCION DE LA SALUD Como afirma Sokolich Alva100 el derecho a la salud está constitucionalmente recogido en la Carta de 1993 como una fusión de dos derechos enunciados en la Magna Lex de 1979: el derecho a la salud integral y el reconocimiento del derecho de la persona discapacitada al respeto de su dignidad y a un régimen legal de protección. El derecho a la salud integral evidentemente se encuentra estrechamente relacionado con el derecho fundamental a la vida (artículo 2°.1 Constitución), toda vez que uno depende del otro. Fernández Sessarego, citado por Sokolich, dice en relación al derecho a la vida: “el derecho a la vida es primordial entre los derechos atinentes a la persona y el presupuesto indispensable de todos los demás derechos. De no existir el derecho a la vida, carecería de sentido referirse a la constelación de derechos reconocidos por el ordenamiento jurídico para la protección y tutela de la persona humana.” Y siguiendo esa línea, sostiene la supracitada Sokolich, que si de salud integral se trata debe empezarse justamente por promocionar la salud y prevenir las enfermedades, para de esta forma propiciar mejores condiciones de vida. En ese sentido Capra101 refiere: “El concepto de salud y los conceptos de enfermedad relacionados con él no se refieren a entidades bien definidas, sino que son parte integrantes de unos modelos limitados y aproximativos que reflejan la red de relaciones entre los numerosos aspectos de ese fenómeno complejo y fluido que es la vida. El organismo humano es un sistema dinámico con aspectos sicológicos y fisiológicos interdependientes, 98 TOYAMA, Jorge. en “La Constitución Comentada”. Gaceta Jurídica. Diciembre 2005. Tomo I. pag. 555 y ss. 99 Cfr. RUBIO CORREA. Op. Cit. pag. 133. 100 Cfr. María Isabel SOKOLICH ALVA En “La Constitución Comentada”. Gaceta Jurídica. Diciembre 2005. Tomo 101 I. pag. 392. CAPRA, Fritjof. Citada por Sokolich, En “El punto crucial. Ciencia, sociedad y cultura naciente”. Troquel, Bs.As. 1992. p. 423. 55 LA VIABILIDAD DE LA RENUNCIA AL CARGO PARLAMENTARIO haciendo parte de sistemas mayores de dimensiones físicas, sociales y culturales con los que entabla relaciones recíprocas. Por lo tanto, no se puede hablar de la salud como un derecho absoluto que se concede, que se otorga y del cual son responsables sólo los médicos y los servicios de salud.” SOBRE POR QUÉ MI RENUNCIA AL CARGO DE CONGRESISTA, BASADA EN CAUSAS DE ORDEN CONSTITUCIONAL, NO AFECTA LA PROPORCIONALIDAD REPRESENTATIVA: EL LLAMAMIENTO DE LOS ACCESITARIOS. La declaratoria de vacancia por causal no genera caos. En modo alguno afecta la proporcionalidad representativa en el actual parlamento nacional. La declaratoria de vacancia por causal o la renunciabilidad no trae caos porque están los accesitarios, cuyo mecanismo de reemplazo está previsto en el propio Reglamento del Congreso. Aquí transcribimos el novísimo texto aprobado que modifica el Artículo 25º del Reglamento, precisándose “Artículo 25°.- En caso de muerte, o enfermedad o accidente que lo inhabilite de manera permanente para el ejercicio de sus funciones; o que haya sido inhabilitado o destituido en juicio político por infracción constitucional; o que haya sido condenado mediante sentencia firme a pena privativa de la libertad efectiva por la comisión de delito doloso, el Congresista será reemplazado por el accesitario.(…)” Es decir que la vacancia, la revocatoria, la inhabilitación, la suspensión, y por ende la renuncia --figuras presentes en otros cargos de función pública y de elección popular-- no son generadoras de anarquía por cuanto existen los mecanismos de sucesión y no dejar acéfalo el cargo vacante así fuera por renuncia. El propio Reglamento del Congreso tiene prevista esa situación. Y es harto sabido que hasta el mandato civil es renunciable. Se argüirá que es un contrato --entre elector y elegido-- y por lo tanto no debe dejar el cargo para el cual fue elegido. A eso refutamos: al Pacta Sunt Servanda (los pactos deben cumplirse) se opone el Rebus Sic Stantibus (salvo que las condiciones hayan cambiado). Y siempre cambia la realidad. Es decir, que exista una nueva situación en que el parlamentario no pueda ejercer la representación de sus electores o de su partido o que le haya sobrevenido un impedimento. Nadie puede ser obligado a ejercer un cargo indefinidamente, sine die. EL REGLAMENTO DEL CONGRESO: NORMA INFERIOR A LA CONSTITUCION Y NORMA INFERIOR A LOS PACTOS INTERNACIONALES SOBRE DERECHOS HUMANOS RATIFICADOS POR EL PERÚ. El actual Reglamento del Congreso de la República no ha regulado, expresamente, las consecuencias de la renuncia al cargo de congresista basada en causas objetivas de naturaleza constitucional. Sin embargo, el efecto, la consecuencia de tal decisión es la misma que corresponde a la vacancia. Veamos. El Artículo 15° del Reglamento del Congreso si bien repite el precepto constitucional de irrenunciabilidad agregó las situaciones de vacancia del parlamentario: Artículo 15º.- El cargo de Congresista es irrenunciable. Sólo vaca por muerte, inhabilitación física o mental permanente que impida ejercer la función y por inhabilitación superior al período parlamentario o destitución en aplicación de lo que establece el artículo 100° de la Constitución Política. Esa situación de vacancia se refiere al caso de enfermedad, concepto más amplio contenido en el Artículo 25 del Reglamento que precisa cuál es el mecanismo de reemplazo al sobrevenir una vacancia. Transcribo su texto que invoco para fundamentar mi petición y demostrar que no existe ningún caos ni déficit de representación del grupo parlamentario ni del Partido político que proviene mi elección congresal [énfasis nuestro]: “Reemplazo por el accesitario102 Artículo 25°.- En caso de muerte, o enfermedad o accidente que lo inhabilite de manera permanente para el ejercicio de sus funciones; o que haya sido inhabilitado o destituido en juicio político por infracción constitucional; o que haya sido condenado mediante sentencia firme a pena privativa de la libertad efectiva por la comisión de delito doloso, el Congresista será reemplazado por el accesitario. En caso de proceso penal, si el Congresista ha sido suspendido en antejuicio político o se le ha impuesto mandato de detención, previo levantamiento de su 102 Artículo modificado. Resolución Legislativa del Congreso Nº 008-2007-CR, publicada el 17 de octubre de 2007. NOTA: En la Resolución Legislativa del Congreso N° 008-2007-CR, publicada el 17 de octubre de 2007, que modifica este artículo, se incluye la siguiente Disposición Complementaria: “ Única.- Las presentes modificaciones al Reglamento del Congreso de la República no resultan de aplicación a los hechos, situaciones jurídicas o procesos relativos al Estatuto de los Congresistas, o al procedimiento de acusación constitucional, previos a su entrada en vigencia”. 56 Revista Institucional nº 9 inmunidad parlamentaria, y mientras estas situaciones duren, será reemplazado por el accesitario, previo acuerdo de la mitad más uno del número de miembros del Congreso. En tales casos, sus haberes serán depositados en una cuenta especial. Si es absuelto, le será entregada la suma acumulada y recobrará todos sus derechos. En caso de sentencia condenatoria por delito doloso, el monto depositado revertirá al presupuesto del Congreso. En el caso de inhabilitación por enfermedad, el Congresista afectado no dejará de percibir sus haberes durante el período parlamentario correspondiente”. Queda claro, así, que la declaratoria de vacancia por causal (igualmente aplicable a la renunciabilidad) debidamente justificada y desde una interpretación sistemática de la Constitución y compatible con los Pactos Internacionales sobre Derechos Humanos, en nada afecta al principio de proporcionalidad representativa. AMAG PERÚ ratificar la competencia contenciosa de la CIDH, logré como un muñón la Defensoría del Pueblo, por la incomprensión de los asambleístas, etc. Pero, como abogado, al margen de las causas remuneradas, menos heroicas, defendí en habeas corpus victoriosos a Ricardo Napurí, Eudocio Ravines, Cesti, Borea, los Humala, etc. He defendido a los héroes del 13 de Noviembre de 1992, liderados por el general Jaime Salinas. He defendido victoriosamente a Olaechea, extraditado de España. Allí hay libertad de palabra. No existen limitaciones partidarias, ni instrucciones. Solo existe la consigna y la disciplina del espíritu; la audacia de la esperanza. Junio, 2008. Son principios de los Pactos Internacionales y de la Constitución que nadie está obligado a desempeñar un trabajo contra su voluntad. Y que la vida y la salud deben ser tuteladas. Ser congresista es verdad, un mandato político, pero es al mismo tiempo, una actividad laboral con remuneración mensual, gratificaciones, CTS, aporte pensionario, etc. Y uno puede dejar el cargo, además, por sentir que moralmente se está obligado ante el riesgo de una claudicación, entredichos con el Partido al que se pertenezca, etc. No existe mandato imperativo, lo cual modernamente no solo es el cahier de doleances (cuaderno de quejas) que el elector le daba al elegido hasta el siglo XVIII para que las cumpliera ad peddem literae. Hoy la interpretación es que por no ser mandato imperativo, ni siquiera es imperativo quedarse de mandatario. COLOFÓN: LA AUDACIA DE LA ESPERANZA, TITULO DE UN LIBRO DE OBAMA En resumen, evoco el trabajo de Ángel Osorio y Gallardo, “El Alma de la Toga”. Mi pasión por los escritos judiciales, por los informes orales, por la polémica forense, como única vía para defender los Derechos Humanos en el Perú conculcados por fiscales y jueces me lleva a escoger, a preferir la toga al escaño. Los grandes principios no pueden ser defendidos en el Parlamento y menos en un Parlamento unicameral, fruto de una Constitución apócrifa en la que el Reglamento solo permite cinco minutos de palabra. En la Constituyente (1978-1979) hice mucho – tenía otra naturaleza--, introduje el estatuto de los derechos del Hombre, la jurisdicción supranacional, 57 LA VIABILIDAD DE LA RENUNCIA AL CARGO PARLAMENTARIO BIBLIOGRAFÍA Bachof, Otto. (1951). “¿Normas Constitucionales Inconstitucionales?” Lección inaugural de la Universidad de Heidelberg impartida el 20 de julio de 1951. Publicada originalmente en: Revista Virginia Law Review. J.C.B. Mohr (Paul Siebeck). Tubingam, Recht und Staat. Sokolich Alva, María Isabel. (2005). La Constitución Comentada. Tomo I. Lima, Gaceta Jurídica. Basadre, Jorge. Historia de la República. Tomo III. Tribunal Constitucional y BOE. (1995). Jurisprudencia del Tribunal Constitucional. Tomo XXXVIII (enero-abril 1994). Boletín Oficial del Estado. Madrid, Imprenta Nacional del BOE. BelaÚnde, Víctor Andrés. (1967). Trayectoria y Destino - Memorias. Tomo II. Lima, Ediciones de Ediventas S.A. Bernales Ballesteros, Enrique. (1996). La Constitución de 1993. Análisis comparado. Lima, Konrad Adenauer Stiftung y Ciedla. Capra, Fritjof. (1992). Citada por Sokolich. (1992). El punto crucial. Ciencia, sociedad y cultura naciente. Buenos Aires, Troquel. Eguiguren, Francisco. (2004). “Alcaldes y congresistas deben poder renunciar”. En: Diario Perú 21, del 20 de mayo de 2004. Elías Mantero, Fernando. (2005). En: La Constitución Comentada. Tomo I. 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Internet http://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2001/00022001-AI.html RAZONAMIENTO JURIDICO Revista Institucional nº 9 AMAG PERÚ EL PROBLEMA DEL LENGUAJE Y LA INDETERMINACIÓN DE LOS ENUNCIADOS NORMATIVOS Dr. Juan Aurelio Abregú Baez Abogado, con estudios completos de Maestría en Filosofía, Post Grado en la Universidad de Alicante, con el título de Especialista en Argumentación Jurídica. Catedrático de la UNMSM, USMP, USJB y Docente de la Academia de la Magistratura. Sumario: I. Introducción. II. Estructura y contenido del artículo. III. Demostración de la corrección de las hipótesis de solución. IV. Indeterminación sintáctica. V. Síntesis de cómo se producen los vacios sintácticos y como podrían reducirse. VI. Demostración de algunos casos de indeterminación sintáctica en el sistema peruano. VII. Demostración de algunos casos de indeterminación semántica en el sistema peruano. VIII. Demostración de algunos casos de indeterminación por vaguedad a propósito del caso del aborto y la píldora del día siguiente. IX. Algunas pautas para reducir la indeterminación semántica. X. Conclusiones. Prólogo El lenguaje humano, comparte los mismos hilos que nuestros pensamientos, nuestras ideas, nuestros conceptos y raciocinios. Estos hilos son tan delicados e intrincados a la vez; que, si nos detenemos a reflexionar sobre él, podemos terminar asustándonos frente a sus complejos laberintos y asombrándonos por su alto poder, ya que ha colocado a nuestra especie en el pináculo de la evolución del universo conocido. La naturaleza del lenguaje es misteriosa y en alguno de sus aspectos inescrutable, pero es indispensable, no precisamente para dar vida a nuestro ser cárnico y óseo, sino para permitir la existencia de nuestro ser racional, pero dudo que esto sea lo más importante de las posibilidades del lenguaje, quizás tan relevante como ello sea que el lenguaje nos permite expresar y comprender nuestras emociones. Tal vez sin ellas no podríamos plantearnos metas o fines y tampoco estrecharíamos lazos tan firmes con este mundo y con quienes lo habitan. Pues gracias al lenguaje entendemos a nuestro “yo” y también al “otro” conocemos lo que nos rodea, conjeturamos sobre lo que nos rodeará o no podrá rodearnos mas, y recordamos lo que nos rodeó alguna vez. I.INTRODUCCIÓN El tema central de este artículo es la indeterminación del lenguaje jurídico, al respecto, debo precisar en primer lugar, el objeto de análisis del presente trabajo y en segundo lugar los fines del mismo. 61 EL PROBLEMA DEL LENGUAJE Y LA INDETERMINACIÓN DE LOS ENUNCIADOS NORMATIVOS En cuanto a lo primero, el objeto material de análisis es el lenguaje de los textos normativos y el objeto formal es tanto la sintaxis como la semántica utilizada en dichos textos, aspectos que serán analizados desde un punto de vista principalmente lógico y filosófico, no precisamente desde las reglas del idioma castellano. El fin inmediato es brindar un método para disminuir la probabilidad de arbitrariedad interpretativa de parte de cualquier profesional o usuario del derecho, y el fin último podría ser contribuir a un mejor ejercicio de los derechos fundamentales de cualquier miembro de la comunidad. En esta parte introductoria adelantaré sin ánimo de dar tratamiento exhaustivo, algunos términos y conceptos fundamentales los cuales serán objeto de un particular análisis: Me ocuparé de (i) los enunciados normativos (principalmente los generales Ej. leyes) lo cual involucra analizar textos normativos supuestos o reales, luego analizaré (ii) las causales o condiciones favorables a la indeterminación en la interpretación de dichos textos. (iii) Por último recomendaré algunas reglas para reducir la indeterminación en la interpretación de los enunciados normativos. Entre las causas o condiciones de indeterminación citaré a las siguientes: vacios sintácticos, vaguedad, ambigüedad, laguna, antinomia. Entre las condiciones que contribuyen a disminuir la indeterminación destaco las siguientes: disminuir los vacios sintácticos, y en lo posible: reemplazar la vaguedad por claridad, reemplazar la ambigüedad por univocidad, reemplazar la laguna por completitud, y reemplazar la antinomia por consistencia o coherencia. II. ESTRUCTURA Y CONTENIDO DEL ARTÍCULO II.1 Formulación del problema El problema a dilucidar es el siguiente: ¿El lenguaje de los enunciados normativos es indeterminado? y ¿cuáles son las mínimas condiciones de indeterminación? II.2 Formulación de la hipótesis PRIMERA HIPÓTESIS DE SOLUCIÓN: El lenguaje de los enunciados normativos es indeterminado según la teoría que se plantea, y las condiciones mínimas de indeterminación son las 62 siguientes: presencia de vacíos sintácticos, vaguedad, ambigüedad, antinomias y lagunas. NOTA 1 Ofrezco que en un próximo trabajo pueda desarrollar un método para reducir la indeterminación, mediante ciertas reglas de construcción e interpretación lingüística, hacerlo en este artículo sería demasiado pretencioso. NOTA 2 La reducción de la indeterminación a la que hago alusión, pertenece al contexto teórico del campo lógico y filosófico, mas no al contexto práctico, relativo a la posibilidad que las autoridades del Estado dicten medidas que dispongan reglas de redacción legislativa o cursos de redacción constitucional legal o jurisdiccional, contexto éste último que puede ser aludido tangencialmente en las conclusiones. III.DEMOSTRACIÓN DE LA CORRECCIÓN DE LAS HIPÓTESIS DE SOLUCIÓN III.1 Paso preliminar III.1.1 Metodologia de la demostración de la primera hipotesis a) Construiré una especie de definiciones de los términos más relevantes utilizados en la hipótesis y otros lugares del discurso del presente trabajo. Entre los más relevantes están los siguientes términos: “enunciado normativo” e “indeterminación”. Para cuyo efecto determinaré cuales son las condiciones para que una expresión sea considerada un enunciado normativo y cuales condiciones que debe satisfacer un enunciado normativo para ser considerado indeterminado. b) Ejemplificaré enunciados normativos y analizaré si satisfacen alguna de las condiciones de indeterminación; y de satisfacer por lo menos una de las condiciones estipuladas entonces lograré demostrar la existencia del problema de indeterminación en los enunciados normativos según la teoría planteada. c)Plantearé una regla de indeterminación cuyo símbolo será “Ri” y su forma canónica Prima Facie, construida informalmente sería la siguiente: Ri = Si E es un enunciado normativo y E satisface las condiciones C1 ó C2 o C4 o C5 → entonces E es un enunciado indeterminado. Revista Institucional nº 9 NOTA 3 El presente trabajo, al ser teórico carece de la pretensiones de pruebas fácticas de las hipótesis; por ejemplo una prueba fáctica de la hipótesis relativa a la existencia de enunciados normativos indeterminados podría haber sido entrevistas a los profesionales de derecho para que interpreten ciertos textos normativos y si los entrevistados hubiesen dado diferentes interpretaciones de un mismo texto, entonces se hubiese tenido una prueba fáctica que apoye la hipótesis. NOTA 4 Tanto la hipótesis como la demostración se encuadran en las investigaciones principalmente de tipo teóricas cuyo objetivo en este caso es brindar una metodología de trabajo de acuerdo a ciertos presupuestos como sería la definición principalmente estipulativa del sintagma “enunciado normativo indeterminado” y lograr que los lectores tengan a la mano un test de indeterminación, según la teoría planteada cuya validez en términos de eficacia pueda verificarse post artículo, es decir cuando la metodología propuesta en este trabajo sea aplicada. NOTA 5 A lo largo del artículo me ocuparé principalmente de las condiciones de índole sintáctico que producen indeterminación y haré alguna referencia a las de contenido semántico III.1.2 Primer paso DEFINICIÓN APROXIMADA DE LOS TÉRMINOS EMPLEADOS EN LA HIPOTESIS Este punto está referido a brindar un glosario de términos que permitan conocer el uso o significado que estimo conveniente dar a las palabras y sintagmas más relevantes utilizados en el artículo. 1.1. Por “lenguaje humano” entiendo – en el contexto del presente artículo – al conjunto de símbolos percibidos sensorialmente y construidos por la cultura humana, que pueden asociarse a cualquier objeto del mundo sea del mundo ideal o del mundo empírico. Dicha asociación consiste en que el símbolo es tal en tanto funciona como representante del objeto simbolizado. Ejemplo: “El dedo índice cuando apunta a la persona del jefe de Estado y luego hace otra señal con la mano (que denota altura)”; dicha acción realizada con el dedo índice simboliza el sujeto de la oración y la otra señal simboliza el predicado, por tanto la acción del dedo índice, la califico como un símbolo del lenguaje humano. AMAG PERÚ El lenguaje humano puede dividirse al menos en lenguaje natural y lenguaje artificial. a) El lenguaje natural, puede caracterizarse como aquel que usamos en la vida cotidiana y que se trasmite de generación en generación de padres a hijos y constituye por ejemplo los idiomas tales como el Castellano, Chino, Inglés, Runa Simi, etc. La virtud del lenguaje natural es su riqueza expresiva, en tanto puede representarse a través de éste tanto proposiciones científicas como a aquellas de la vida diaria, asimismo puede expresarse emociones, deseos, mandatos, ficciones, etc.; puede expresar en todos sus matices tanto el mundo subjetivo como el objetivo. El gran defecto del lenguaje natural es su imprecisión, es decir, su indeterminación. Explicaré mas adelante el concepto de dicho término; por lo pronto, debo decir que el lenguaje natural es insuficiente para medir el mundo, contabilizar los elementos del mundo, predecir los acontecimientos con cierta precisión y saber el margen de error; diagnosticar los males del mundo tanto meramente físicos como sociales, elaborar los respectivos remedios o paliativos; almacenar, procesar y manipular información; en fin desarrollar la ciencia y la técnica. b) El lenguaje artificial es aquel que puede caracterizarse por ser construido por un grupo especializado en alguna disciplina, técnica o ciencia; por ejemplo el lenguaje formal de la matemática pura o lógica pura. El defecto de este lenguaje, es su restringida competencia expresiva, que dificulta comunicar emociones y demás elementos subjetivos o expresar todos los matices del mundo empírico. La gran virtud de este tipo de lenguaje, en especial del formalizado, como el de las matemáticas y de la lógica, es su poder demostrativo, puesto que, gracias al lenguaje de la matemática y la lógica se ha podido tener un sistema que nos permita con seguridad determinar cuándo una conclusión se deriva de las premisas y cuando no; además gracias a las reglas de inferencia de la lógica formal como por ejemplo la del Modus Ponens y otras como las de la lógica cuantificacional, y con la ayuda de la prueba empírica de la verdad de las premisas, es posible determinar si una conclusión es necesariamente verdadera o posiblemente verdadera, sin necesidad para esto último de someter a prueba empírica la verdad de la citada conclusión. c) El lenguaje jurídico es parte del lenguaje natural, por ende lleva tanto sus virtudes como sus defectos, por 63 EL PROBLEMA DEL LENGUAJE Y LA INDETERMINACIÓN DE LOS ENUNCIADOS NORMATIVOS tanto dicho lenguaje tiene la virtud de poder expresar un sin fin de hechos y conceptos pero tiene el defecto de dificultar enormemente el poder demostrativo de las inferencias construidas a través de él. Si, el conjunto de enunciados jurídicos está confeccionado con los mismos hilos con los cuales está hecho el lenguaje natural, entonces dichos enunciados están teñidos de indeterminación, pero decir esto no ayuda mucho, lo importante es señalar en qué medida al menos el lenguaje jurídico lleva dicho tinte y a la vez señalar en qué medida se puede aliviar dicho problema; aspectos sobre los cuales me ocuparé más adelante. d) Enunciados en general: a fin de dar la definición del sintagma “enunciado normativo” que manejaré en el presente trabajo debo mencionar que me adscribiré en cierta medida al uso dado por autores tales como Moreso o Guastini, entre otros. Para satisfacer el cometido haré una clasificación de los enunciados en la siguiente forma: Entiendo por enunciado a cualquier tipo de expresión del lenguaje humano, perceptible sensorialmente, objeto de interpretación en algún sentido. Estos enunciados pueden dividirse en proposicionales y extraproposicionales. d.1) Enunciados proposicionales, son aquellos aptos para ser calificados como verdaderos o falsos. Estas expresiones representan en algún sentido y medida a las proposiciones. Las proposiciones son entidades de naturaleza ideal, que se comunican a través de los enunciados y tienen por objeto principal describir el mundo empírico o el mundo ideal. Por ejemplo, mediante las proposiciones se puede describir las normas o sus correspondientes enunciados, así mismo tradicionalmente se ha dicho que la ciencia a través de las proposiciones describe el mundo empírico, tal como es, no como se desearía que sea. d.2) Enunciados extra proposicionales, son aquellos no aptos para ser calificados como verdaderos o falsos. Los extra proposicionales a su vez se dividen en enunciados prescriptivos (o directivos), interrogativos, realizativos, exclamativos etc. Los enunciados prescriptivos al menos desde la perspectiva de este trabajo y por razones de simplificación taxonómica, a costa de perder rigor, estimo conveniente sub dividirlos en dos: prescriptivos “no normativos” y prescriptivos “normativos” 64 Asimismo, según autores como Moreso, Hernández Marín y otros, los enunciados normativos pueden ser “prescriptivos” y “no prescriptivos” por tanto no todo enunciado normativo es descriptivo y tampoco no todo enunciado prescriptivo es normativo. Un Ejemplo de enunciado normativo “no prescriptivo” son las denominadas normas constitutivas (las cuales Hernández Marín las denomina normas cualificatorias) Los enunciados prescriptivos “no normativos” no están vinculados a la denominada pretensión de corrección por ejemplo: - las órdenes dadas en casos concretos tales como “cierra la puerta” dicha por una persona cualquiera a un desconocido que atraviesa una puerta, - la orden de un asaltante dirigida a su víctima “entrégame tu dinero” Si, en ninguno de los casos citados se pretende calificar al enunciado como correcto o incorrecto (en sentido “universalizable”) desde un punto de vista moral, jurídico, religioso etc.; entonces dicho enunciado es prescriptivo “no normativo” o según otra nomenclatura, dicho enunciado pertenece al conjunto de los enunciados directivos que no representan normas sino meras órdenes. En este punto cabe detenerse un tanto, puesto que en este aspecto también se presenta una causal de indeterminación, la misma que amerita un tratamiento aparte, tal vez, como tema de un próximo artículo, pese a ello haré algunas referencias: Primero: La pretensión de corrección es en cierto sentido una valoración del enunciado prescriptivo, es decir, es un elemento subjetivo, relativo al punto de vista del emisor del enunciado o al punto de vista del receptor del mismo, dicho relativismo dota de indeterminación a la calificación. Ejemplo: si el asaltante ordena la entrega de dinero para salvar la salud de su hijo, entonces desde su punto de vista está haciendo lo correcto y dicho enunciado esta justificado, pero desde el punto de vista de la víctima la conducta es incorrecta, en el caso de ser una persona de escasos recursos que podría pensar lo siguiente – si este individuo necesita dinero, entonces que le asalte a un rico, mas no a un pobre. (Este último criterio de corrección se podría denominar “criterio Robin Hood”) Revista Institucional nº 9 Segundo: para que un enunciado pueda ser calificado de correcto o incorrecto desde la perspectiva jurídica, se requiere criterios de validez previamente establecidos, los cuales a su vez pretenden ser universales. Ejemplo: Si se duda si un enunciado prescriptivo dado por una persona es o no una norma jurídica se recurre al criterio de validez formal que podría ser el siguiente “si y sólo si, una autoridad establecida por la constitución emite un enunciado prescriptivo bajo el procedimiento señalado en la constitución → entonces dicho enunciado es correcto (válido)”, pero este criterio es insatisfactorio porque se necesita un criterio adicional para dar validez a la constitución y así se recurre al criterio de la Norma Fundamental de Kelsen y en algún sentido a la regla de reconocimiento de Hart, criterios que a su vez resultan insatisfactorios porque caen en circularidad o en falacias de petición de principio. Por tanto delimitar bajo una justificación racional en sentido estricto ¿qué prescripciones o enunciados directivos constituyen enunciados normativos jurídicos válidos? Es una tarea complicada cuya solución no se encuentra determinada. Existen otros criterios de validez denominados validez material, por ejemplo el siguiente: Un enunciado prescriptivo es válido si es un medio idóneo y menos gravoso que cualquier otro para optimizar un derecho fundamental Sin embargo este criterio (llamado test de necesidad) es insuficiente según al menos Robert Alexy, cuando nos enfrentamos a la colisión de derechos fundamentales aplicables a un mismo caso; por tanto, se debe recurrir a la ponderación (test de proporcionalidad en sentido estricto) para dar una solución al problema. Pero la ponderación como método es insuficiente al menos en los dilemas trágicos como son los casos de colisión derechos de igual peso abstracto y concreto. Ejemplo: el dilema del aborto terapéutico cuya colisión se produce entre el derecho a la vida de la madre y el derecho a la vida del ser que esta por nacer. Sobre este dilema ya no cabe que el derecho se pronuncie, ni siquiera la razón (bajo la premisa que los dos derechos tienen la misma importancia). En todo caso la adjudicación de pesos de importancia a los derechos fundamentales que colisionan en un determinado caso genérico o individual siempre estará teñida de subjetividad, por tanto, son casos que los considero de indeterminación normativa y valorativa. AMAG PERÚ NOTA 6 Cuando se efectúa una equivalencia entre el concepto de validez jurídica de un enunciado prescriptivo y existencia de un enunciado normativo, se puede llegar a argumentos circulares de la siguiente forma: un enunciado normativo existe si y sólo si es válido y es válido si existe. En este caso el criterio de existencia de una norma es subjetivo, dado que los criterios de validez son siempre subjetivos. NOTA 7 Lo señalado en la nota 6 es importante porque según ese criterio de existencia hay textos vigentes que no constituyen normas, porque no reúnen la condiciones estipuladas por algún criterio de validez, pero como la autoridad competente no la deroga, entonces permanece dentro del sistema. NOTA 8 Por otro lado, en ciertos casos es aplicado un texto derogado, por ejemplo cuando dicho texto es más favorable al reo que el texto vigente. ( pese a que la norma aplicada está derogada por considerarla contraria a un criterio de validez formal o material se sigue aplicando: ultractividad benigna). NOTA 9. Lo anteriormente comentado en las notas 6, 7 y 8 denotan indeterminación, ya que no hay límites precisos entre los conceptos de vigencia, validez, existencia, enunciado normativo, norma y proposición normativa. Pero lastimosamente estos conceptos no podrán ser abordados en el presente trabajo. d.2.1. Tentativa de definición de enunciados normativo para efectos del presente trabajo, por enunciado normativo entendemos a aquellas expresiones perceptibles por los sentidos las cuales representan en cierto sentido y en alguna medida a las normas, las cuales gozan en algún sentido de la antes referida pretensión de corrección. Las normas son entidades de naturaleza ideal y los enunciados de naturaleza empírica, en tal sentido las normas no pueden ser comunicadas sin el cuerpo del enunciado. Las normas son pautas o reglas de conducta humana; las cuales convencionalmente se dividen en morales y jurídicas. La diferencia entre normas morales y jurídicas es altamente borrosa y al parecer no hay método que zanje la cuestión; sin embargo cabe mencionar alguna de las diferencias que acostumbra 65 EL PROBLEMA DEL LENGUAJE Y LA INDETERMINACIÓN DE LOS ENUNCIADOS NORMATIVOS darse: las normas morales son un conjunto de reglas o pautas de conducta cuya fuente es la razón humana al margen de su reconocimiento por alguna autoridad de un colectivo social. Mientras que las normas jurídica son aquellas emanadas de algún poder político. La dificultad de efectuar diferencias precisas entre normas morales y jurídicas es otra causal de indeterminación de los enunciados normativos, muchos argumentos diferenciadores han caído en circularidad. Tratar esta causal de indeterminación no es pretensión del presente artículo. Los enunciados normativos para los fines de la presente investigación los dividimos en: constitutivos y prescriptivos: • Enunciados normativos constitutivos, los cuales no contienen en su estructura ni tácita ni expresa, operadores deónticos tales como el relativo a la obligación, prohibición, permisión o facultación. Por tanto estos enunciados normativos no son susceptibles de ser cumplidos o incumplidos. Ejemplo: N1 = Ocupante precario es el que habita un predio sin título o el que tuvo lo perdió; N2= La mayoría de edad se adquiere a los 18 años • Enunciados normativos prescriptivos son aquellos que si poseen en su estructura tácita o expresa un operador deóntico; por tanto son susceptibles de cumplir o incumplir dichos enunciados normativos. Ejemplo: N1 = El que por dolo o culpa cause daño a otro estará obligado a indemnizarlo. N2 = prohibido fumar e) Definición estipulativa del sintagma “enunciado normativo indeterminado” La definición que presento no representa todo el abanico de condiciones de indeterminación, sin embargo, al menos enuncia parte del abanico. Las condiciones de indeterminación, con las que se trabajará, las reúno en un enunciado condicional cuyo antecedente es condición suficiente pero no necesaria del consecuente. Ri = Si “E” es un enunciado normativo, que satisface las condiciones C1 o C2 o C3 o C4 o C5 → entonces E es un enunciado indeterminado: 66 Las condiciones de indeterminación se aprecian: C1 = si el enunciado normativo presenta vacíos sintácticos C2 = si el enunciado normativo presenta una antinomia C3 = si el enunciado normativo presenta vaguedad semántica C4= si el enunciado normativo presenta ambigüedad C5 = si el enunciado normativo presenta una laguna Debo precisar que las 2 primeras condiciones son principalmente de orden sintáctico y las restantes de orden semántico Asimismo, hago la salvedad que la mencionada clasificación carece de pretensión científica, es decir, no es exhaustiva ni excluyente (pueden haber mas condiciones e incluso pueden presentarse solapamientos) NOTA 10 Cualquiera de las condiciones anotadas es suficiente (prima facie) pero no necesaria, tampoco la conjunción de todas ellas configura una condición necesaria, por tanto, dicho conjunto no excluye cualquier otra condición que no aparezca enunciada. NOTA 11 Cualquiera de las mencionadas condiciones es suficiente “prima facie” por la siguiente razón: es posible que en un caso concreto el contexto supla al texto y se pueda reducir la indeterminación pese a que están presentes las condiciones de indeterminación en el texto. Ejemplo: Si una autoridad civil declara casados, el acto ilocucional realizativo, de proferir las palabras “los declaro casados” puede poseer una indeterminación textual pero no contextual, en caso que hubiese sido efectivamente comprendido por los participantes. NOTA 12 La presente investigación tiene una pretensión modesta en tanto no me ocupo en dilucidar acerca del siguiente problema: “la indeterminación es una propiedad de los enunciados o de la interpretación de los enunciados”, o ya también es “el producto de la relación triádica: “emisor – mensaje – receptor”. Espero en una próxima oportunidad abordar dicho Revista Institucional nº 9 AMAG PERÚ problema sobre todo desde la perspectiva pragmática del lenguaje. NOTA 13 Para efectos de este trabajo consideraré que tanto el texto (el enunciado) y el intérprete del texto, son factores que contribuyen a la presencia de la indeterminación. Sin embargo pondré énfasis en las condiciones del texto, las cuales pueden provocar que el intérprete efectúe una interpretación indeterminada. NOTA 14 Considero que la indeterminación se presenta en gran medida, por la falta de ciertas reglas (precisas) del lenguaje natural, como por ejemplo reglas de formación, de transformación, reglas de interpretación semántica y sintáctica etc.. En conclusión para que se de la comunicación eficaz al menos a éste nivel, tanto el emisor o autor del texto como el intérprete o receptor del texto (mensaje) deben ser hablantes competentes en el sentido de conocer y aplicar las mismas reglas lingüísticas, de lo contrario, es imposible reducir la indeterminación propia de las lenguas vernáculas (naturales). IV. INDETERMINACIÓN SINTÁCTICA IV.1 Sobre los vacíos sintácticos Para definir este sintagma, previamente es pertinente referirme a ciertos conceptos previos tales como: e.1.1. Elementos sintácticos en general: son las partículas de un enunciado – que por si solas - carecen de significado, es decir son los elementos lingüísticos que cumplen la función de estructurar las enunciados lo cual implica conectar los elementos significativos o afectarlos en algún sentido, por ejemplo la conjunción “y” es una partícula sintáctica conectora; ejemplo: “Perú y Chile firmaron una tratado. La partícula de la negación puede funcionar como una partícula que afecta a toda una oración, ejemplo: no es el caso que todos los seres humanos actúen racionalmente e.1.2. Elementos sintácticos lógicos: son similares a los del lenguaje natural, pero tienen ciertas reglas precisas de uso e interpretación. Usaré una especie de clasificación lógica de las partículas sintácticas para efectos del presente trabajo, con el propósito de recomendar y adecuar su uso para la construcción e interpretación de los enunciados normativos: A continuación expondré dichos elementos a través de las siguientes tablas: TABLA I = DE LOS ELEMENTOS SINTÁCTICOS DE LA LÓGICA PROPOSICIONAL Símbolo 1 2 3 4 Denominación Lectura Atributos → Condicional simple O implicación extensiva A→B Siempre pero no sólo Si A entonces B Lleva una condición Suficiente pero no necesaria Afirma que: posee una Condición reemplazable por otra Pero determinante de la consecuencia ↔ Bicondicional o Implicación reciproca A↔B Sólo y siempre Si A entonces B Lleva una condición suficiente y necesaria Afirma que posee una Condición irreemplazable y además Determinante de la consecuencia ← Replicación o Implicación intensiva A←B Sólo pero no siempre Si A entonces B Lleva una condición necesaria Pero no suficiente Afirma que posee una condición Irreemplazable pero no determinante De la consecuencia A‣B Ni siempre ni sólo Si A entonces B Lleva una condición no necesaria Tampoco suficiente Afirma que lleva una condición contribuyente (reemplazable y no determinante de la consecuencia) Puede decirse que lleva una condición derrotable. ‣ Condicional contribuyente 67 EL PROBLEMA DEL LENGUAJE Y LA INDETERMINACIÓN DE LOS ENUNCIADOS NORMATIVOS 5 ʌ Conjunción AʌB AyB Afirma tanto A como B 6 v Disyunción inclusiva O débil AvB AoB Afirma que puede ser A pero no B y viceversa incluso ambas 7 ∆ Disyunción exclusiva O fuerte A∆B o A o B pero no ambas Afirma que ambas no pueden ser, tan sólo es una de ellas ~ Negación ~A no A Afirma que A no puede ser TABLA II DE LOS ELEMENTOS SINTÁCTICOS DE LA LÓGICA CUANTIFICACIONAL DE TIPO ARISTOTELICO. Modos Representación Denominación 1 A Todo S es P Universal afirmativa 2 E Ningún S es P Universal negativa 3 I Algún S es P Particular afirmativa 4 O Algún S no es P Particular negativa TABLA III DE LOS ELEMENTOS SINTÁCTICOS DE LA LÓGICA MODAL Modos Símbolos Lectura Equivalencias 1 A Np Necesario p Imposible no p 2 E N~p Necesario no p Imposible p 3 I Mp Posible p No necesario no p 4 O M~p Posible no p No necesario p TABLA IV DE LOS ELEMENTOS SINTÁCTICOS DE LA LÓGICA DEÓNTICA 68 Modos Símbolo Lectura Equivalencias Equivalencias 1 A Op Obligatorio p Prohibido no P (Ph no p) No permitido no p (no P no p) 2 E O~p Obligatorio no p Prohibido p (Ph p) No permitido p (no P p) 3 I Pp No Obligatorio no p No prohibido p (no Ph p) Permitido p (Pp) Revista Institucional nº 9 4 O P~p AMAG PERÚ No obligatorio p No prohibido no p (no Ph no p) Permitido no p (P no p) TABLA V SOBRE LAS REGLAS DE INCOMPATIBILIDAD NECESARIA (estas reglas establecen una relación simétrica) Simbolo Se lee Ejemplos de incompatibilidades o antinomias de tipo total-parcial según la clasificación de alf ross. 1 A/E A incompatible con E Obligatorio pagar multa / Obligatorio no pagar multa En caso que perjudique la integridad física 2 E/A E incompatible con A Prohibido matar / Prohibido no matar al enemigo en caso de guerra 3 A/O A incompatible con O Obligatorio pagar impuesto predial / permitido no pagar impuesto predial 4 O/A O incompatible con I No Obligatorio expresarse verbalmente / Obligatorio expresarse verbalmente en caso de interrogatorio 5 E/I E incompatible con I Obligatorio no hurtar / permitido hurtar para salvar la vida 6 I/E I incompatible con E Permitido transitar por el territorio / prohibido transitar en caso de ser condenado a prisión efectiva TABLA VI SOBRE LAS REGLAS DE COMPATIBILIDAD NECESARIA (ESTAS REGLAS ESTABLECEN UNA RELACIÓN REFLEXIVA) Modos Regla Ejemplos de compatibilidad necesaria 1 A Compatible con todas sus equivalencias Obligatorio tomar vacaciones equivale a “prohibido no tomar vacaciones” 2 E Compatible con todas sus equivalencias Prohibido vender cocaína equivale a “ Obligatorio no vender cocaína” 3 I Compatible con todas sus equivalencias Permitido expresar la ideas equivale a “no Obligatorio no expresar la ideas” 4 O Compatible con todas sus equivalencias Permitido no matar a otro equivale no prohibido no matar a otro 69 EL PROBLEMA DEL LENGUAJE Y LA INDETERMINACIÓN DE LOS ENUNCIADOS NORMATIVOS TABLA VII SOBRE LO ELEMENTOS SINTÁCTICOS DE LA LÓGICA JURÍDICA Relaciones entre los operadores jurídicos según la clasificación de Hohfeld Correlaciones de los operadores jurídicos Ejemplos. 1 Derecho – deber A tiene derecho a la vida frente a B ↔ si y solo si, B tiene el deber de satisfacer el objeto de dicho derecho 2 Libertad–no derecho A tiene libertad de opinar frente a B ↔ si y solo si, B carece del derecho de exigir a A realice el objeto de su libertad (de opinar) 3 Potestad – sujeción A tiene potestad de investigar a B ↔ si y solo si, B tiene una relación de sujeción frente a A respecto al objeto de la potestad de A (es decir de investigar a B) 4 Inmunidad - incompetencia A tiene inmunidad respecto de ser acusado por B ↔ si y solo si, B es incompetente frente a A respecto del objeto de la inmunidad de A (es decir ser acusado por B) V. SINTESIS DE CÓMO SE PRODUCEN LOS VACIOS SINTÁCTICOS Y COMO PODRÍAN REDUCIRSE Por lo pronto debo señalar las siguientes pautas, referidas a cada una de las tablas: PAUTA 1 (sobre la tabla I) = Si los enunciados normativos utilizaran - de manera expresa - en su redacción los adverbios (sólo, siempre) o los conectores (y, o) entonces la reducción de la indeterminación se produciría, siempre y cuando el autor del texto fuese competente en su uso y correspondiera a la finalidad de la autoridad redactora del texto. El conector del condicional contribuyente es poco aconsejable que sea utilizado en la redacción de los enunciados normativos generales, dado que va en contra del carácter obligatorio que poseen prima facie los enunciados normativos; más bien dicho operador contribuyente debería ser usado al interpretar para aplicar el enunciado normativo a casos concretos. El operador de la negación es obvio que debe ser usado cada vez que amerite la ocasión. PAUTA 2 (sobre la tabla II) = Los operadores cuantificacionales deberían ser usados tanto en la redacción para la creación de la norma como en la interpretación para su aplicación. PAUTA 3 (sobre la tabla III) = Los operadores modales aléticos, se recomienda sean utilizados sobre todo en la interpretación del enunciado, para su posterior aplicación. 70 PAUTA 4 (sobre la tabla IV) = Los operadores deónticos son de imprescindible uso en la redacción para la creación de la norma como en la redacción jurisdiccional interpretativa para su aplicación al caso concreto; por lo menos siempre que se trate de normas prescriptivas. PAUTA 5 (Sobre las tablas V y VI) = la reglas de incompatibilidad y compatibilidad necesaria es imprescindible su uso para pasar a la norma un test de antinomias y así tomar conciencia por ejemplo de las antinomias denominadas Total Parcial, que casi siempre no son consideradas como tales. PAUTA 6 (Sobre la tabla VII) = Los operadores jurídicos señalados en dicha tabla son altamente recomendable ser expresamente usados en especial en las normas constitutivas de competencia. VI.DEMOSTRACIÓN DE ALGUNOS CASOS DE INDETERMINACIÓN SINTÁCTICA EN EL SISTEMA PERUANO En adelante y hasta nuevo aviso me ocuparé de dar ejemplos de indeterminación sintáctica, y hago la salvedad que, por razones prácticas usaré indistintamente el término norma y enunciado normativo para referirme a los textos. Revista Institucional nº 9 Analicemos el Artículo 106 del Código Penal Peruano La denominaremos norma N1 = “El que mate a otro será reprimido con pena privativa de la libertad no menor de seis ni mayor de veinte años” Análisis sintáctico de N1 Primer Paso: determinar qué tipo de enunciado normativo es N1, constitutivo o prescriptivo (ver clasificación señalada en el punto “d.2” del presente artículo). AMAG PERÚ e) La citada ausencia de operador “O” implica en este caso la ausencia del destinatario expreso de la norma, esta situación provoca discusiones infructuosas como por ejemplo: La norma penal (sancionadora) ¿es o no prohibitiva? , ¿que prohíbe y a quien prohíbe?, o sólo amenaza o ya también las normas penales como el artículo 106 del C.P. sólo resultan ser chantajes promulgados por un aparato de poder de turno, y por lo tanto los enunciados normativos penales son meros elementos de coerción social. ¿Todos estamos vinculados a dicha norma o sólo los jueces en caso que alguien mate a otro (estará obligado a aplicar la consecuencia jurídica)? Segundo Paso: plantear la siguiente conjetura: N1 es un enunciado normativo prescriptivo Kelsen a textos como los citados les pudo haber extraído 2 normas una primaria expresa coercitiva y una secundaría tácita que obligaba “no matar”, pero que sería equivalente a prohibido matar. Tal vez la hubiese denominado norma de conducta, y Bindin quizás hubiese no reconocido calidad normativa a dicho enunciado. Tercer paso: justificación de la conjetura: a)por interpretación sistemática conforme a la ubicación de N1 ( Código Penal parte especial) se supone y se asume que se trata de un enunciado normativo prescriptivo, sin embargo lógicamente no podemos demostrarlo b) Una de las razones fácticas para afirmar que dicha demostración no es posible es la siguiente: el Texto N1 posee vacíos sintácticos, sobre todo carece de cualquiera de los operadores deónticos señalados en la tabla IV, puesto que si tuviese alguno de ellos existirían posibilidad de demostrar el carácter prescriptivo del citado enunciado. c) Además, los redactores del texto real han usado en el 106 C.P. un lenguaje informativo (descriptivo) es decir, el mero texto anuncia, predice, vaticina que si alguien mata a otro, éste será reprimido con una pena X, en este sentido el mencionado texto no tendría la calidad de enunciado normativo, sino de enunciado descriptivo de una posible y futura realidad. d) Analicemos algo más; el 106 posee al menos expresamente una condición y una consecuencia que puede ser representada a través de la siguiente formula A → B, pero es evidente que, dicha estructura no corresponde a las estructuras normativas, puesto que, un enunciado normativo hipotético para evidenciar su carácter prescriptivo debería tener –prima facie la siguiente estructura A → OB , de modo tal que, A según la teoría alemana es el supuesto de hecho, OB la consecuencia jurídica; y cuya lectura es “dado A entonces es obligatorio B” . Por tanto la omisión del operador de la obligación configura una causal de indeterminación, lo ejemplificaré líneas abajo. f) En el plano práctico se presentan las siguientes situaciones indeterminadas : • Un juez ¿está obligado a aplicar la pena privativa de la libertad en virtud del 106 C.P.P.? pero como precisarlo si el texto no lo precisa. • En caso que se asuma que el juez esta obligado a aplicar la consecuencia, forzosamente debe especificarse o conocerse ¿qué tipo de condición constituye el supuesto de hecho? (VER tabla I) ¿será una condición suficiente pero no necesaria? o ¿será una condición necesaria pero no suficiente? o tal vez ¿será una suficiente y necesaria? o quizá ¿será una condición contribuyente? • Si conjeturamos que es una condición suficiente pero no necesaria, pues llegamos al absurdo jurídico de sostener que no se necesita una etapa probatoria, o que no se necesita que la acción sea antijurídica, es decir que es innecesario verificar si el hecho investigado está o no incurso en algún tipo de excepción; por estar razones es inaceptable dicha conjetura, en conclusión el supuesto de hecho del 106 no es condición suficiente para que el juez esté obligado a aplicar la sanción estipulada, puesto que dicho supuesto no basta para darse la consecuencia. • Si conjeturamos que el mencionado supuesto lleva una condición necesaria pero no suficiente, desbaratamos dicha conjetura ya que se verifica en el ordenamiento jurídico que no es necesario que 71 EL PROBLEMA DEL LENGUAJE Y LA INDETERMINACIÓN DE LOS ENUNCIADOS NORMATIVOS alguien mate a otro para que un juez pueda aplicar pena privativa de la libertad. • Si conjeturamos que, el supuesto es condición necesaria y suficiente, descartamos la conjetura en virtud de haber descartado las anteriores. • Si conjeturamos que el supuesto lleva una condición contribuyente entonces veremos que esta sería la calificación más adecuada, por lo siguiente: •Primero porque en razón de lo señalado en las anteriores conjeturas, el supuesto no es una condición indispensable y tampoco determinante para poder jurídicamente aplicar la consecuencia. Segundo porque gracias a la interpretación sistemática se puede notar que en ningún caso o casi en ninguno a un juez le basta una sola norma para dictar una sentencia de condena, sea penal o civil (por ejemplo al pago de una deuda). • • • 72 Asimismo, en el subsistema de normas prescriptivas, existen la siguiente correlación: mas de un caso (estipulado) está vinculado a una misma consecuencia jurídica, por tanto el conjunto de casos genéricos no está en correspondencia biunívoca con el conjunto de soluciones normativas (consecuencias jurídicas); por lo contrario – entre supuestos y consecuencias – existe una especie de relación poligámica de la siguiente forma: para cada una de las consecuencias jurídicas existe mas de una condición o supuesto de hecho; ( la consecuencia jurídica es el varón y las condiciones de aplicación son sus esposas). Por lo dicho en el punto anterior, considero que en las normas prescriptivas una condición no es necesaria para una determinada consecuencia (tal y como una mujer del harén del polígamo no es necesaria para afirmar que el varón esta casado) Ejemplo para que una persona esté obligada a indemnizar a otra no es indispensable que su conducta se encuadré en el 1969 del Código Civil, porque bien puede encuadrarse en el texto relativo al abuso de derecho (del título preliminar del C.C.) o en cualquier otro. Las normas que confieren derechos a los particulares -que podría considerarse una especie de normas constitutivas- (tal y como lo son las normas que confieren competencias según la teoría que manejan Moreso y Vilajosana ), son desde mi óptica enunciados normativos que en muchos casos presentan una condición contribuyente ; Ejemplo reconstruido N2 = “ Si una persona es mayor de edad entonces tienen derecho a contraer matrimonio” el hecho de ser mayor de edad no es una condición irreemplazable para contraer nupcias, y tampoco determinante, puesto que se deben cumplir otros requisitos que estipula el sistema. Por tanto N1 lleva una condición ni necesaria ni suficiente, pero si una contribuyente. g) El problema de la derrotabilidad de las normas es el que presenta precisamente las normas con condición contribuyente (al menos desde la perspectiva del presente trabajo) El hecho que los enunciados normativos sean en su mayoría derrotables dota de indeterminación al sistema jurídico y a los enunciados normativos que compone dicho sistema. Este problema aunque con una técnica diferente, pero con conceptos análogos a los que presento, ha sido tratado por los filósofos y lógicos del derecho como Alchurron, Bayón, Moreso etc. h)Volviendo al artículo 106 del Código Penal, cabe agregar otra causal de indeterminación por vacío sintáctico vinculado a las antinomias y derrotabilidad. • El mencionado texto no utiliza cuantificadores, me refiero no expresa: Si todo el que mate o alguno que mate. Pero eso no es óbice para que a través de la interpretación sistemática podamos asumir que el cuantificador correspondiente es el universal, puesto que toda norma penal es de naturaleza abstracta y general. • Pero si asumimos esto nos encontramos con una antinomia ya que existe otros enunciados normativos referidos a la legítima defensa y según Alf Ross y la tabla V habría una antinomia Total Parcial, que paso a detallar: • N1.1 (interpretación de N1) = Obligatorio que el juez sancione en caso que cualquier persona mate a otra. • N3 (interpretación de la norma de legítima defensa) = No es obligatorio que el juez sancione en caso que cualquiera mate en legítima defensa. • En conclusión N3 derrota a N1.1 y por tanto derrota al artículo 106 del C.P. (en los casos de legítima defensa). • Bajo una interpretación que considero plausible, la norma del homicidio simple es incompatible con las normas de la legítima defensa, y pese a ello está vigente y calificada como válida. Sin embargo, resta coherencia al sistema la presencia de las dos Revista Institucional nº 9 normas y por ende se acentúa la indeterminación al no poder eliminar ninguna de ellas. i) Otro ejemplo flagrante de indeterminación por antinomia es el siguiente : • inc.1. artículo2 de la Constitución peruana (sobre el derecho a la vida) guarda una relación antinómica con el artículo 140 del mismo texto constitucional, (sobre la pena de muerte) para abreviar este análisis, paso a citar los textos a través de la siguiente interpretación deóntica de los respectivos enunciados: • N4 = Obligatorio respetar la vida de cualquier persona (inc.1.Artículo2) • N5 = No obligatorio respetar la vida del que ha cometido traición a la patria (artículo140) • Y así nuestra legislación y Constitución están plagadas de relaciones antinómicas entre norma general y especial, dicho de otro modo, entre enunciados normativos generales y sus respectivas excepciones. j) El gran problema es el siguiente: • ¿Se puede calcular todas las excepciones del sistema, cuando se pretenda aplicar un enunciado normativo a un caso concreto? • ¿Sólo el legislador está permitido de de crear excepciones? • ¿El juez o autoridad administrativa mediante el argumento pro homine podrá crear excepciones? • Dado que los criterios de jerarquía, temporalidad, y especialidad a veces son insuficientes ¿qué meta criterios podrá usar el juez? Por ejemplo cuando colisiona una norma Superior y General con otra Inferior y Especial; y la norma inferior favorece mas a los derechos fundamentales que la superior. • Para aplicar el criterio pro derechos humanos se debe ponderar y la ponderación siempre estará teñida de subjetividad, como ya se dijo.. k) Parece que lo único posible es reducir la indeterminación pero no eliminarla del sistema jurídico. AMAG PERÚ VII. DEMOSTRACIÓN DE ALGUNOS CASOS DE INDETERMINACIÓN SEMANTICA EN EL SISTEMA PERUANO La indeterminación semántica se presenta, como ya se dijo por factores como ambigüedad, vaguedad o lagunas. En el presente texto me ocuparé principalmente de casos de vaguedad. VII.1 Teoría semántica sobre la connotación y denotación de los términos para explicar la vaguedad Introducción: El lenguaje humano (formal o idiomático comunicable) está compuesto por símbolos que unidos pueden formar expresiones comprensibles, las reglas de construcción de dichas expresiones se llaman reglas sintácticas y las reglas de interpretación de una determinada construcción sintáctica se denomina semántica. Y la descripción del uso de las citadas expresiones –por los hablantes - se denomina pragmática. REGLA 1 Se denominará término a cada expresión que pueda funcionar en una oración al menos como nombre, el cual puede ubicarse en el sujeto o predicado de la oración, los términos también pueden constituir cualquier elemento gramatical, como verbos, adverbios, artículos o cualquier conector. Ejemplo la expresión en mayúscula PERSONA JURÍDICA es un nombre que puede estar dentro de una oración funcionando como sujeto o predicado y constituyendo cualquier categoría gramatical. Un término puede componerse de un solo nombre que forme una palabra o conjunto de nombres que forme un conjunto de palabras que constituya un nombre complejo. Ej. PERSONA JURÍDICA, está conformada por 2 palabras (es un sintagma). REGLA 2 Se denominará nombre a cada expresión utilizada para identificar a un ente (un ente constituye un objeto del mundo formal o empírico). Ejemplo: PERSONA JURÍDICA es un objeto (o ente) ideal creado al parecer por convención de la cultura humana. 73 EL PROBLEMA DEL LENGUAJE Y LA INDETERMINACIÓN DE LOS ENUNCIADOS NORMATIVOS REGLA 3 Se denominará concepto a la descripción ideal, tanto de un objeto individual, como a la descripción de un objeto clase (conjunto de objetos). Ejemplo: PERSONA JURÍDICA es el nombre para designar a un objeto clase. REGLA 4 Dado un nombre o término cualquiera este puede señalar o indicar, es decir, hacer referencia al menos a las siguientes 2 cosas: a)a un concepto = denominado connotación o comprensión del término b)a un objeto (individual o grupal)= denominado denotación o extensión del término Ejemplo:. a) PERSONA JURÍDICA, como nombre designa un concepto que puede estar dado por cualquier doctrina del derecho civil, o de la teoría general del derecho, ejemplo de la connotación del término PERSONA JURÍDICA como sujeto ficticio de derechos y obligaciones. b)PERSONA JURÍDICA, como nombre también designa un conjunto de objetos ideales ( ejemplos de la denotación del término PERSONA JURÍDICA = “Estado Peruano”, “USMP” , “UNMSM”, “AMAG” etc. REGLA 5 En virtud de (1, 2, 3, 4) los nombres o términos podrán tener al menos dos tipos de definiciones a) Definición connotativa referida al concepto del término. b) Definición denotativa referida a los objetos a los cuales se aplica un término. REGLA 6 Se debe apreciar que: a) Algunos términos pueden tener denotación pero no connotación, o ya también podrán tener connotación y carecer de denotación o por lo menos carecer de denotación empírica o lógica. Por tanto: 74 b) Si un término tiene denotación esta puede ser empírica o formal (es decir lógica). c) Si un término carece de denotación empírica o lógica, entonces sólo tendría denotación: ideal ficticia. Ejemplo: el término en mayúsculas PERSONA JURÍDICA tiene connotación (ideal) y también tiene denotación (ideal ficticia) REGLA 7 Si no se ha determinado si un término tiene o no denotación (de algún tipo) entonces tiene denotación dudosa (en cuanto a su existencia). REGLA 8 Para determinar la naturaleza empírica o ideal de la denotación de un término debe seguirse la siguiente clasificación ontológica. a) Los objetos del mundo pueden ser empíricos o ideales a.1) Los empíricos son observacionales directa o indirectamente a.2) Los ideales pueden ser a su vez de 2 clases a.2.1) Ideales racionales, son aquellos cuya existencia se demuestra o construye lógicamente (ejemplo número par) a.2.2) Ideales ficticios, son aquellos cuya existencia ni se demuestra ni construye lógicamente. (Papa Noel) REGLA 9 La vaguedad de un término X consiste en que X posee una denotación cuyos límites son imprecisos; es decir no se puede fijar que objetos pertenecen a su extensión y que objetos estén fuera de dicha extensión. Ejemplo del término “ser humano” no se puede precisar si el concebido de tres días pertenece o no a su extensión. REGLA 10 Los términos clase, es decir aquellos que configuran nombres comunes, con los cuales identificamos un conjunto de cosas; Ejemplo, Vida, país, computadoras, animal, ser humano etc. corresponden a conceptos clasificatorios, los cuales se originan en demarcaciones convencionales efectuadas por la cultura humana. Revista Institucional nº 9 REGLA 11 Los conceptos clasificatorios, se forman pretendiendo demarcar un conjunto de objetos gracias a encontrar alguna propiedad común a los miembros que integran la clase demarcada. REGLA 12 Los conceptos clasificatorios referidos a objetos empíricos (como sillas, puentes, vegetales, seres humanos) se forman gracias a observaciones (sensoriales) de las propiedades comunes a todos los miembros de la clase demarcada; pero dicha pretensión nunca es segura porque los sentidos humanos son insuficientes; y por otras razones de orden epistemológico. REGLA 13 En virtud de la regla 13 y otras consideraciones no pueden establecerse clasificaciones absolutas, ni predicarse que cada clase de objetos del mundo empírico poseen una esencia determinable. REGLA 14 Los términos vagos poseen un núcleo de nitidez y una periferia de borrosidad Ej. El término Ser Humano posee un núcleo de nitidez en el cual nos ubicamos nosotros; sin embargo al concebido de 3 días convendría ubicarlo en la zona borrosa. REGLA 15 Los términos empíricos poseen textura abierta es decir no puede reducirse a cero el grado de borrosidad que poseen. REGLA 16 La ambigüedad de un término está referida a la posibilidad de usar un mismo término en sentidos diferentes, aceptados por una determinada comunidad hablante. Ej. El término “derecho “se usa para designar por ejemplo tanto a la ciencia jurídica, como al conjunto de normas, etc. AMAG PERÚ VIII.DEMOSTRACIÓN DE ALGUNOS CASOS DE INDETERMINACIÓN POR VAGUEDAD A PROPOSITO DEL CASO DEL ABORTO Y PILDORA DEL DÍA SIGUIENTE VIII.1 El término “ser humano” será brevemente analizado En virtud de las reglas semánticas antes señaladas, puedo considerar que el término en cuestión cae en vaguedad, por lo tanto los enunciados normativos que directa o indirectamente están referidos a “ser humano” caerán en indeterminación semántica. Ejemplo el inc.1 art 2 Toda persona tiene derecho a la vida El citado texto bajo una interpretación sistemática puede ser reconstruido en los siguientes términos N5 = Todo ser humano tiene derecho a la vida, El asunto crucial es el siguiente: si, que el término “ser humano” es empírico y a la vez tiene una connotación que pertenece a los conceptos clasificatorios (por la regla 12,13 y 14) entonces sus límites son indefinibles por tanto la discusión si el concebido de 3 días es o no un ser humano, constituye bajo la teoría comentada “un pseudo problema” . Cabe agregar que para zanjar si se debe o no permitir el uso de la píldora del día siguiente o el aborto por feto anencefálico se debe recurrir a otro tipo de argumentación, pero no a través de argumentos fundados en pretendidas definiciones del cuestionado término. IX. ALGUNAS PAUTAS PARA REDUCIR LA INDETERMINACIÓN SEMANTICA Pauta 1 = Procurar que los enunciados normativos expresen los siguientes ámbitos Ámbito 1 = material = (corresponde a la -acción y su objeto – permitida o prohibida….) Ámbito 2 = personal = (corresponde a la cualidad humana en virtud de la cual una acción está permitida o prohibida) Ámbito 3 = espacial = (corresponde al lugar permitido o prohibido para realizar la acción) (si el lugar no es expreso entonces se puede usar las reglas generales de la aplicación territorial) 75 EL PROBLEMA DEL LENGUAJE Y LA INDETERMINACIÓN DE LOS ENUNCIADOS NORMATIVOS Ámbito 4 = temporal = (es el momento en el que una acción está permitida o prohibida) Si este ámbito no es expreso entonces se puede usar las reglas generales de la aplicación de la ley en el tiempo. Pauta 2 = Procurar que los enunciados normativos se pronuncien tanto por la acción, situación o hecho regulado como por su correspondiente negación u omisión. Ejemplo Norma N5.1. = Toda persona tiene derecho a vivir N5.1. Regula el derecho a vivir pero no se pronuncia sobre el derecho a “no vivir” lo cual constituye una laguna del sistema, a su vez es causal de indeterminación. Porque de ahí se derivan interminables discusiones sobre la eutanasia. X. CONCLUSIONES Primera El lenguaje jurídico normativo, tiene la misma naturaleza que el lenguaje natural, es decir una naturaleza indeterminada, lo cual puede implicar 2 al menos dos situaciones a) que la interpretación de un texto X dada por su autor no coincida con la interpretación dada por el destinatario o receptor del texto X. b) que la interpretación del texto X dada tanto por su autor como por el receptor de X sean coincidentes, pero ineficaces porque tanto el uno como el otro no pueden fijar la referencia del texto. Segunda A fin de disminuir las probabilidades que se presenten en la acción comunicativa cualquiera de las situaciones descritas anteriormente (en A o en B) se deben fijar previamente reglas de construcción e interpretación de los textos normativos cuyo manejo y conocimiento sea compartido por los citados protagonistas de la acción comunicativa. Tercera En el presente trabajo he pretendido mostrar algunas pautas para reducir el grado de indeterminación en la interpretación de los enunciados normativos. Principalmente he recomendado el uso de operadores deónticos expresos en la redacción de las normas y el diagnostico de los casos de vaguedad y textura abierta de los términos empíricos y de los términos 76 de gran subjetividad como “Buenas Costumbres”, “Igualdad”, “Libertad” etc. ;todo ello con el objeto de no empantanarse en discusiones bizantinas y abordar con diferentes estrategias y argumentos los casos en los que estén involucrados dichos términos. Por último, me permito recomendar la necesidad de tomar más conciencia que nosotros, los autodenominados seres humanos, tenemos una capacidad limitada para efectuar definiciones libres de indeterminación, por tanto no debemos ser tan pretenciosos. Revista Institucional nº 9 AMAG PERÚ NEOCONSTITUCIONALISMO, MORAL Y POSITIVISMO METODOLÓGICO Dr. Santiago Ortega Gomero Abogado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Miembro del Instituto Peruano de Pensamiento Complejo Edgar Morin – Universidad Ricardo Palma. Director de la Colección de Filosofía y Teoría del Derecho de ARA Editores. Director de la Revista Saber. Revista Hispanoamericana de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo. El Estado de Derecho como organización político – institucional de nuestras sociedades es el resultado de la desarticulación del Derecho Natural Racional y la consolidación del Positivismo Jurídico como discurso teórico. Si en una primera fase los intereses del Estado de Derecho se concentraban en el diseño institucional de la sociedad fundada en la separación de poderes y justificada por una teoría jurídica basada en la tesis de la neutralidad, esto es, aquella que diferencia entre el derecho que es, de aquel que debería ser, en una posterior, la evolución hacia el Constitucionalismo significó la inserción de una Constitución rígida, garantías jurisdiccionales para la protección de su fuerza vinculante, el reconocimiento de los derechos fundamentales como estructuras valorativas y la aparición de una teoría jurídica normativa, denominada neoconstitucionalismo, que afirma la necesaria vinculación entre derecho y moral. ¿Eso significa que el Positivismo Jurídico ha muerto? ¿Tiene para los neoconstitucionalistas un significado estándar la noción de moral? El presente trabajo tiene por finalidad exponer brevemente las principales tesis neoconstitucionalistas y su pretensión de fundamentación moral de la normatividad del Derecho. El Estado de derecho103 como modelo político institucional de nuestras sociedades tiene sus orígenes en la desarticulación teórica del Derecho Natural Racional. 103 Cf. BAYÓN, Juan Carlos. Derechos, Democracia y Constitución, en Isonomía, 16, pp. 65– 94, 2002; Michelangelo, Bovero, Democracia y Derechos Fundamentales, en Isonomía, 16, pp. 21 – 38, 2002; Rafael, De Asís Roig, Modelos Teóricos del Estado de Derecho, en Doxa, 22, pp. 221 – 232, 1999; Enrico, Diciotti, Stato di diritto e diritti sociali, en Diritto & questione pubbliche, 4, pp. 49 – 79, 2004; David, Dyzenhaus, David, The Legitimacy of The Rule of Law, en Colloquium, pp. 1 – 51, 2006; Andrei, Marmor, The Ideal of the Rule of Law, en Legal Studies Research paper series Nº 8, pp. 1 – 17, 2006; Gianluigi, Polombella, The abuse of Rigths and the Rule of Law, pp. 1 – 23, 2005; Gianluigi, Polombella, The Rule of Law Beyond the State. Failures, Promises and Theory, pp. 1 – 25, s/a; Jeremy, Waldron, The Concept and the Rule of Law, en Second Congress on the Philosophy of Law, Mexico City, pp. 1 – 59, 1999; Rodolfo, Vázquez et. al. (ed.), Estado de Derecho. Concepto, Fundamentos y Democratización en América Latina, Siglo XXI, México DF, 2002; Mark, Bennett, “The Rule of Law” Jeans Literally What Says: The Rule of the Law: Fuller and Raz on Formal Legality and the Concept of Law, en Australian Journal of Legal Philosophy, 32, pp. 90 – 114, 2007. 77 NEOCONSTITUCIONALISMO, MORAL Y POSITIVISMO METODOLÓGICO En efecto, con la aparición de las estructuras políticas modernas, fundadas en la noción de autonomía, la segmentación de la Respublica Christiana, resultado de la consolidación de los Estados – nación y la paulatina formación de una sociedad funcionalmente estructurada sin telos ni naturaleza imperfecta que redimir, el origen divino de la validez jurídica del Derecho medieval resultaba insostenible. En el mundo premoderno, caracterizado por una ontología dualista, la complementación entre derecho sacro y derecho profano era resultado de una comprensión religiosa de la realidad. Por ello, la legitimidad del poder político del príncipe, así como su rango de juez supremo, derivaba del derecho sacro, es decir, las funciones burocráticas y decisiones reales estaban restringidas por un marco jurídico de carácter metasocial. El derecho sacro se constituía como un momento de incondicionalidad, una fuente de normatividad auto fundada, a la cual no era posible oponerle el carácter instrumental del orden jurídico, pues una pretensión de esta naturaleza significaba la pérdida de legitimidad. Con la separación del ámbito público del privado, resultado de las concesiones efectuadas por un poder político desestabilizado debido a las guerras religiosas, la referida comprensión teológica de la realidad fue disolviéndose hasta lograrse una distinción entre lo político y lo religioso. Ante la caída del Derecho sacro y la pérdida de su fuente de normatividad, el poder político debía llenar este vacío mediante un equivalente racional del cual obtuviera legitimidad. El afianzamiento de la soberanía como fuente de validez del orden jurídico constituyó la respuesta formulada desde el poder absoluto. Sin embargo, la imposición política de las normas jurídicas, y el uso de la coerción para esta finalidad, demandaba aún un poder legítimo, así como también un derecho positivo que preserve el momento de incondicionalidad. 104 Durante este periodo, el Derecho Natural Racional cumple un papel preponderante, pues en el marco de una sociedad postradicional en cuyo seno conviven concepciones diversas e incluso opuestas sobre la noción de bien y justicia, el derecho moderno queda ligado a principios y asentado en una racionalidad procedimental. A su vez, las teorías contractualistas de la sociedad asumen que la legitimidad de la autolegislación, derivada de la autonomía ciudadana, contiene las aspiraciones racionales de bienestar de cada sujeto concluyéndose, correctamente, que la razón del derecho moderno es razón práctica, es decir, la normatividad del orden jurídico queda sometido a la luz de principios derivados a priori de la razón práctica. Sometidas las normas jurídicas positivas a principios morales, el Derecho Natural Racional trajo consigo dos versiones bastante distintas. Por una lado, Thomas Hobbes104, fundador de la primera teoría del Estado moderno y del otro la filosofía idealista trascendental Kantiana105. En la experiencia jurídica anglosajona, podemos encontrar la distinción entre el common law y el statute law, similar a la proyectada entre el jus commune y jus particulare en Europa Continental. En Inglaterra, la formación del common law fue resultado de la institucionalización de un Derecho consuetudinario surgido de las relaciones sociales y recogido por las instancias judiciales, en tanto que, el statute law es el derecho establecido por el poder soberano del rey o del Parlamento. Esta diferenciación se ha mantenido nominalmente en vigor, pues el statute law es válido en tanto no contradiga al common law: “Según una distinción constitucional de la Inglaterra medieval, el poder del soberano se distingue, de hecho, en gubernaculum (poder de gobierno) y jurisdictio (poder de aplicar leyes); el rey, en el ejercicio de la jurisdictio (a través de sus juicios) estaba obligado a aplicar el common law; éste último, por tanto, limitaba el poder del soberano”106. Vid. HOBBES, Thomas, Leviathan, en C. Macpherson (ed.) Pelican, Middlesex, 1968; Behemot or the Long Parliament, Chicago University Press, Chicago, 1990; De Cive, R. Roystone, Londres, 1651. Sobre el pensamiento de Thomas Hobbes puede consultarse Michael, Oakeshott, Hobbes on Civil Association, Basil Blasckwell, Oxford, 1975; Norberto Bobbio, Thomas Hobbes, Fondo de Cultura Económica, México DF., 1992; M. Goldsmith, Thomas Hobbes o la política como ciencia, Fondo de Cultura Económica, México DF., 1988; David, BOUCHER y Paul Kelly, The social contract from Hobbes to Rawls, Routledge, Londres, 1994. 105 Vid. KANT, Immanuel,Cimentación para la metafísica de las costumbres, Aguilar, Madrid, 1961; sobre Kant puede consultarse Onora, O´Neill, Construction of Reason, Explorations of Kant´s Practical Philosophy, Cambridge University Press, Cambridge, 1989. 106 Norberto, Bobbio, El positivismo jurídico, Debate, Madrid, 1998, p. 51. 78 Revista Institucional nº 9 No obstante, la inestabilidad del sistema político inglés, resultado de los conflictos interreligiosos, acarreó una versión absolutista del Derecho Natural Racional. Hobbes en polémica con sir Edward Coke, defiende el poder del soberano y la preeminencia del derecho estatutario, pues la preservación de la autoridad y la obediencia al soberano resguardarán las bases políticas de la sociedad. La abierta oposición de Hobbes a un derecho preexistente al Estado, lo convierte en uno de los precursores del positivismo, pues desde una ética utilitarista afirma la preeminencia de la autoridad. “No es la sabiduría, sino la autoridad, la que hace una ley”, sentenció. Por eso, para esta línea absolutista del Derecho Natural Racional, toda fuente de normatividad descansa en la soberanía del poder político, el cual cedió márgenes de libertad en el momento contractual del paso del estado de naturaleza al estado de sociedad. Para Hobbes, por supuesto, estas circunstancias no eran hipotéticas, sino una realidad en la desordenada Inglaterra del siglo XVII. Motivado por un pesimismo agustino107, muy propio del protestantismo de la época, Hobbes creía que la corrupción del hombre le impedía alcanzar las leyes naturales de un orden perfecto, así como también era un crítico pertinaz de los órdenes libertarios. Aún así, en el ideario hobbesiano se hallaba una distinción fundamental para la construcción de la noción de autonomía de la libertad: in foro interno e in foro externo. Por ello, hace bien en afirmar Reinhart Koselleck que el hombre hobbesiano era un hombre dividido en dos mitades: una privada y otra pública, resultado de concesiones por parte del poder político108. AMAG PERÚ A nivel jurídico, la teoría hobbesiana desarrolló un equivalente racional que permitía una sustitución del Derecho Sacro, y se apoyaba en el poder soberano del rey. Para Habermas esta tentativa hobbesiana constituye una contradicción realizativa, en el sentido que le otorga Karl Otto Apel, pues según afirma, “el contenido manifiesto de su teoría [la de Hobbes], que explica cómo el derecho totalmente positivado funciona de forma ajena a toda moral, cae en contradicción con el papel pragmático de la misma teoría, que trata de explicar a sus lectores por qué podrían tener buenas razones como ciudadanos libres e iguales para decidir someterse a un poder estatal absoluto”109. La otra vertiente del Derecho Natural Racional está representada por Immanuel Kant, quien le otorga al derecho un carácter esencialmente moral. Kant, ya desde su interpretación liberal de la razón práctica y de la soberanía popular en la constitución del sistema de derechos de la Modernidad, deja en claro su comprensión deontológica de los principios jurídicos110. El principio general del derecho, de acuerdo a Kant, se deriva del imperativo categórico y de este principio de legislación “se sigue el derecho subjetivo originario de cada uno a exigir de todos los demás miembros del sistema jurídico el respeto a su libertad en la medida en que esa libertad se pueda poner en concordancia con la igual libertad de todos conforme a leyes generales”111, esta sería la base para que luego la dogmática jurídica alemana construyera los derechos subjetivos privados, en cuya forma descansaba la moral en el derecho, según lo afirmaba el propio Savigny. 107 Cf. HERNANDO Eduardo, Pensando Peligrosamente: el pensamiento reaccionario y los dilemas de la democracia deliberativa, Pontificia Universidad Católica del Perú Fondo Editorial, Lima, 2002, p. 71. 108 KOSELLECK, Reinhart, Critique and Crisis: Enlightenment and the Patogénesis of Modern Society, Berg, New York, 1988. 109 JÜRGEN, Habermas, ¿Cómo es posible la legitimidad por vía de legalidad?, en Doxa, 5, 1988, p.30. 110 En este punto, resulta de gran interés las apreciaciones de Habermas sobre la postura republicana de Rousseau en torno a la relación entre razón práctica y voluntad soberana, en contraposición a la lectura liberal de Kant. El mencionado autor afirma que la conexión entre derechos del hombre y soberanía popular como base de la autocomprensión del sistema de derechos de la Modernidad “ permanece cerrada tanto en Kant como en Rousseau. Pues bajo las premisas de la filosofía de la conciencia la razón y la voluntad pueden quedar, ciertamente aunadas a un concepto de autonomía, pero sólo de forma que esta facultad de autodeterminarse queda adscrita a un sujeto, bien sea el yo inteligible de la Crítica de la razón pura, bien sea el pueblo de El contrato social. Si la voluntad racional sólo puede formarse en el sujeto particular (ésta es la idea de Kant), entonces la autonomía moral del sujeto particular tiene que penetrar a través de la autonomía política de la voluntad unida de todos, asegurando así de antemano en términos de derecho natural la autonomía privada de cada uno. Si la voluntad racional sólo puede formarse en el sujeto en gran formato que es un pueblo o una nación (ésta es la idea de Rousseau), la autonomía política tiene que ser entendida como la realización autoconsciente de la esencia ética de una comunidad concreta; y la autonomía privada sólo podrá protegerse ya de la fuerza arrolladora de la autonomía política mediante la forma de no – discriminación que representan las leyes generales.” Jürgen, Habermas, Facticidad y validez Sobre el derecho y el Estado democrático de derecho en términos de teoría del discurso, Trotta, Madrid, 1998, p. 168. 111 Ibid., p. 171. 79 NEOCONSTITUCIONALISMO, MORAL Y POSITIVISMO METODOLÓGICO En tal sentido, en Kant el derecho natural se deduce a priori de la razón práctica y de esta deducción el principio general del derecho garantiza la autonomía privada del hombre como anterior a la voluntad soberana de los ciudadanos. Esta restricción es propia de la teoría kantiana de los derechos del hombre y la caracteriza como un tipo de teoría moral de los mismos. Si Hobbes prescinde del momento de incondicionalidad de las normas reemplazándola por una voluntad soberana secularizada, Kant minimiza todo rasgo instrumental del derecho del cual pueda servirse el poder político, es decir, disuelve el derecho en la moral. Con ambas posiciones, el Derecho Natural Racional queda consolidado como reemplazo del Derecho Sacro. No obstante, el Derecho Natural Racional pronto se vio desbordado por una intensa dinámica social, una sociedad con una estructura administrativa compleja y definida según los parámetros del poder fáctico y económico. Se necesitaba, por tanto, un modelo institucional que respondiera a las exigencias planteadas por una intensificada liberalización de la economía, una sociedad funcionalmente diseñada y un aparato político cuyos poderes sean conferidos por la ley. Concretamente, se aspiraba a una profundización de la racionalidad procedimental en la comprensión del mundo. Éste modelo lo proporcionó el Estado de derecho. Pero, el Estado de derecho mismo ha sufrido cambios importantes desde su aparición en el escenario político moderno. De acuerdo a la tesis sostenida por Luigi Ferrajoli, se pueden identificar dos modelos de Estado de derecho que, en rigor, hacen referencia a una tipología político – institucional bastante diversa. “En sentido lato, débil o formal, “Estado de Derecho” designa cualquier ordenamiento en el que los poderes públicos son conferidos por la ley y ejercitados en las formas y con los procedimientos legalmente establecidos […] En un segundo sentido, fuerte o sustancial, “Estado de Derecho” designa, en cambio, sólo aquellos ordenamientos en los que los poderes públicos están, además, sujetos a la ley (y, por tanto, limitados o vinculados a ella), no sólo en lo relativo a las formas, sino también en los contenidos”112. Ambos modelos se remiten a una estructura constitucional que fue integrándose paulatinamente. El diseño institucional del Estado liberal se concretó mediante la separación de poderes, conformando de tal modo una 112 113 concepción política clásica de la Constitución, surgida a partir del artículo 16 de la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano (1789). En este primer constitucionalismo la Carta Magna organiza y distribuye las funciones del Estado, así como limita el poder político con la finalidad de proteger la libertad del ciudadano. La ampliación del repertorio de derechos fundamentales y la necesidad de tutela a los mismos generó una nueva concepción según la cual la Constitución no sólo organiza los poderes públicos sino la sociedad civil misma113. Por eso, de acuerdo al esquema trazado por Ferrajoli, los modelos normativos del Estado de derecho son el paleo – iuspositivista del Estado legislativo de derecho y el neo – iuspositivista del Estado constitucional de derecho. Fue el primer modelo, es decir, el Estado legislativo de derecho, de evidente signo liberal, el que se alzó en reemplazo de un Derecho Natural Racional exhausto, pues un tipo de normatividad deducida a priori llegó a ser insostenible. En este primer modelo de Estado, la centralización de las fuentes del derecho se expresó en la monopolización de la producción jurídica. En adelante, la superposición de normas jurídicas emanadas de diversas instituciones como la Iglesia, los municipios, las corporaciones, etc., quedaba resuelta mediante la remisión a una instancia soberana, con legitimidad para el uso de la coerción. Del mismo modo, la multiplicidad de criterios valorativos que se constituían como fuente de normatividad de acuerdo a la naturaleza de cada institución quedaba fundida en una instancia axiológica, diseñada con el propósito de garantizar tanto la certeza de las decisiones judiciales como la libertad de los ciudadanos, esto es, el principio de legalidad. Asimismo, estos cambios estructurales acarrearon transformaciones en el paradigma de la ciencia jurídica. Al respecto, se afirma que en “la experiencia premoderna la ciencia jurídica, al ser el Derecho no “puesto” como su “objeto” sino recibido por tradición y constantemente reelaborado por la sabiduría de los doctores, era inmediatamente normativa y se identificaba, de hecho, con el Derecho mismo. Ibid., p. 13. Cf. GUASTINI, Riccardo La interpretación de la Constitución, en Santiago, Ortega (ed.) Razonamiento e Interpretación Jurídica. vol. I, Hermeneia Editores, Lima, 2008, p. 35. 80 Revista Institucional nº 9 Por el contrario, con la afirmación del principio de legalidad como norma de reconocimiento del Derecho existente, la ciencia jurídica deja de ser una ciencia inmediatamente normativa para convertirse en una disciplina tendencialmente cognoscitiva, es decir, explicativa de un objeto – el Derecho positivo – autónomo y separado de ella”114. En el caso del Estado constitucional, los cambios ocurridos en el orden jurídico han sido igual de radicales. Como producto de la subordinación de las leyes a la Constitución, la creación de instancias jurisdiccionales que tutelan la validez normativa de la misma y la incorporación de prohibiciones a los poderes político y fáctico derivados del contenido sustancial de las normas fundamentales, la formación de un nuevo tipo de sistema jurídico basado en constituciones invasivas no se hizo esperar. Si en el modelo paleo - iuspositivista del Estado de derecho la validez de las normas se apartaba de la justicia, en el Estado constitucional cabe la posibilidad de normas formalmente válidas pero sustancialmente inválidas. Al referirse a las condiciones que posibilitaron este proceso de constitucionalización, Riccardo Guastini ofrece una esclarecedora clasificación de las razones que lo provocaron. En primer lugar, la aparición de una Constitución rígida, como condición necesaria, significó la incorporación de procesos agravados que permiten una diferenciación de rango normativo entre leyes ordinarias y normas constitucionales. En este punto, el mismo Guastini, en sus trabajos referidos a la reforma de la Constitución115, esboza una tipología en la que se contempla al sistema político democrático y los derechos fundamentales como bienes constitucionales que no pueden ser variados ni siquiera mediante reforma constitucional. Por otro lado, la garantía jurisdiccional de la Constitución, ya sea en su modelo de control a priori e in concreto, característico de los Estados Unidos, a priori e in abstracto, propio del sistema francés y a posteriori e in concreto, correspondiente a los países latinos, cumple AMAG PERÚ un papel fundamental en la protección del carácter normativo y vinculante de las constituciones. Las demás condiciones de constitucionalización de los ordenamientos jurídicos, entre las que se encuentran la fuerza vinculante de la Constitución, la “sobreinterpretación” de la Constitución, la aplicación directa de las normas constitucionales, la interpretación conforme de las leyes y la influencia de la Constitución sobre las relaciones políticas, pueden cumplirse en una mayor o menor medida, esto significa que las mismas son susceptibles de entenderse como parámetros para determinar el grado de condicionamiento e invasión que la Constitución ejerce sobre un sistema jurídico específico. Ahora bien, en el marco de una progresiva constitucionalización del ordenamiento jurídico, el neoconstitucionalismo surge como fundamento iusfilosófico de una comprensión del Derecho de orientación antipositivista y destinada a conformarse como doctrina del Derecho constitucional. Curiosamente, fue en el apogeo del positivismo jurídico, producido en la década del sesenta gracias a la publicación de textos como On Law and Justice116 de Alf Ross, la segunda Reine Rechtslehre117 de Hans Kelsen y The Concept of Law118 de Herbert Hart, donde se produjo un debate precursor entre Norberto Bobbio y Nicola Matteucci. En un viejo ensayo titulado “Positivismo jurídico y constitucionalismo”, Matteucci cuestiona la tesis de la neutralidad de la ciencia jurídica sostenida por Bobbio, pues la considera como expresión de un legalismo ético basado en el paradigma estatalista. De tal modo, los cambios estructurales ocurridos en el orden jurídico implican el abandono del positivismo como teoría jurídica, pues éste ya no se adecúa al nuevo constitucionalismo. En defensa del judicial review, y proyectando la figura de Sir Edwar Coke, famoso partidario del Derecho común y adversario de Thomas Hobbes, Nicola Matteucci llega a afirmar que “el gobierno de los jueces representa propiamente el gobierno de la ley”119. 114 FERRAJOLI, Luigi, Pasado y Futuro del Estado de Derecho, en Miguel Carbonell (ed.) Neoconstitucionalismo (s), Trotta, Madrid, 2005, p. 16. 115 Cf. GUASTINI, Riccardo, Rigidez Constitucional y límites a la Reforma en el Ordenamiento Italiano, en Aequum et Bonum, 1, 2003, p. 115. También véase, José Juan, Moreso, Disposiciones de la Reforma Constitucional, en Doxa, 10, 1991. 116 ROSS, Alf, On Law and Justice, University of California, Berkeley, 1959. 117 KELSEN, Hans, Reine Rechtslehre, Franz Deuticke, Wien, 1960. 118 Herbert H. L., Hart, The Concept of Law, Oxford University Press, Oxford, 1960. 119 METTEUCCI, Nicola Positivismo giuridico e costituzionalismo, Il Mulino, Bologna, 1996, p. 62. 81 NEOCONSTITUCIONALISMO, MORAL Y POSITIVISMO METODOLÓGICO Por su parte, Norberto Bobbio reafirma su convicción en torno a la defensa de la autonomía metodológica iuspositivista120. Basándose en la tesis de la neutralidad, Bobbio estima indispensable diferenciar entre el derecho que es de aquel que debería ser121, en buena cuenta, la naturaleza normativa que los neoconstitucionalistas desean impregnar a la ciencia jurídica significa identificar sólo como Constituciones aquellas que se justifican en valores morales. Estas Constituciones buenas demandarían un método propio que el positivismo jurídico no proporciona, muy por el contrario, la tesis de la neutralidad postula que no es necesario remitirse a valores morales para identificar normas jurídicas. En efecto, el iuspositivismo como metodología afirma la contingente separación entre Derecho y moral, lo cual permite que el primero sea estudiado como un hecho social sin necesidad de adoptar posturas basadas en valores morales. Por ello, si la ciencia del derecho no desea convertirse en ideología sino preservar su rango científico, los valores jurídicos estudiados deben ser comunes a la totalidad de los sistemas jurídicos. Por el contrario, “el neoconstitucionalismo […] mortificando, por ejemplo, la noción de validez formal con una acentuación excesiva de la validez material, parecería considerar sólo los valores que están protegidos por ordenamientos jurídicos inspirados en ciertas ideologías”122. 120 En su intento por ordenar las principales propuestas teóricas sostenidas por el neoconstitucionalismo, Sussana Pozzolo ha identificado diez tesis123, entre las que se cuentan al derecho como razones para la acción justificadas en una moral racionalmente fundada. Esta tesis, quizá la más importante del neoconstitucionalismo, armoniza con la negación de la postura iuspositivista de la separación conceptual entre Derecho y moral. Como estructura de comprensión, el neoconstitucionalismo propone un modelo axiológico - normativo124 cuyo ideal jurídico no es distinto a las normas positivizadas, al contrario, el núcleo de racionalidad de las normas mismas está definido con la inserción de este ideal jurídico en los principios constitucionales. A diferencia del antiguo iusnaturalismo la necesaria conexión entre Derecho y moral se halla a nivel de principios fundamentales, los cuales son materia de estudio del constitucionalismo. Esto explica el porqué las más agudas reflexiones de los teóricos neoconstitucionalistas han estado dirigidas a teorizar sobre Derechos Fundamentales. Ronald Dworkin, Robert Alexy, Gustavo Zagrebelsky y Carlos Santiago Nino han sido quienes con mayor rigor han cuestionado las bases del positivismo jurídico y su capacidad para explicar fielmente al Estado constitucional. Es más, las insistentes críticas lanzadas “La distinzione di Bobbio tra tre aspetti del positivismo giuridico (como ideología, come teoría e come método) richiede che ciascuno di questi aspetti sia lógicamente indipendente dagli altri due. Secondo Bobbio, é possibile accogliere la tesi che il compito della scienza statualistica del diritto, storicamentte associata al positivismo giuridico, ove la si ritenga una teoría errata, cioè incapace di individuare correttamente il diritto esistente.” Aldo, Schiavello, Neocostituzionalismo o neocostituzionalismi?, en Diritto & questioni pubbliche, 3, 2003, p. 41. 121 “Per dirla con le parole di un giuspositivista contemporáneo: “il positivismo giuridico è semplicemente una teoría su ciò che è diritto e niente di più: solo le regole che derivano da fonti social sono regole giuridiche. Il positivismo giuridico non è una teoría lingüística, né una teoría morale o una teoria circa gli obblighi morali del giudice. Alcuni teorici del diritto possono essere positiviti giuridici perché sono scettici morali o utilitaristi o autoritari in política o perché ritengono che tutte le leggi siano comandi, ma nessuna di queste teorie è parte del positivismo giuridico”. Aldo, Schiavello, citanto a M. Hartney, Dyzenhaus on Positivism and Judicial Obligation, en Ratio Juris, 7, 1994, p. 48. 122 POZZOLO, Susanna Un Constitucionalismo ambiguo, en Miguel Carbonell (ed.) Neoconstitucionalismo (s), Trotta, Madrid, 2005, p. 209. 123 Estas diez tesis son: “i) il diritto offre ragioni per agire, non coincide con el “mero comando” in quanto avanza una pretesa di giustizia (Anspruch auf Richtigkeit) ed incorpora dei principi morali “che appartengono a una morale racionalmente fondata”, ii) l`autorità del diritto va ricondotta alla connessione necessaria che lega diritto positivo e giustizia; iii) la teoría del diritto, dovendorender conto della prospettiva del partecipante, vale a dire della prospetiva di chi considera el dirittouna ragione per agire, non può essere neutrale, ma debe assumere un punto di vista normativo; iv) l`idea austiniana secondo cui il diritto sarebbe un sistema coercitivo coglie soltanto la patología della prassi giuridica e, dunque, va abbandonata; v) il compito della giurisprudenza è il perseguimento della giustizia sostanziale attraverso il ricorso a principi e valori, che limitano, o escludono del tutto, la discrezionalità giudiziale; vi) la técnica del bilanciamiento tra principi individua il caso esemplare, típico di interpretaciones girudica; vii) la noramtività del diritto è connessa alla promozione del bene comune. Di conseguenza, la giustificazione del diritto no può che avere natura morale; viii) il diritto non è un “dato di fatto” (plain – fact view of law) ma una pratica sociale complessa; ix) la validità del diritto è da intendersi in termini sostanziali e non meramente formali; x) esistono criteti oggetivi che consentono di giustificare racionalmente le decisioni giudiziali.” Sussana Pozzolo, Neocostituzionalismo e positivismo giuridico, Giappichelli, Torino, 2001, pp. 126 – 127. 124 Vid. POZZOLO, Susanna Un Constitucionalismo ambiguo, en Miguel Carbonell (ed.) Neoconstitucionalismo (s), Trotta, Madrid, 2005, p. 188. 82 Revista Institucional nº 9 por Dworkin a Herbert Hart, terminaron por hacer que éste se adhiera al denominado iuspositivismo inclusivo (soft positivism). En tanto el positivismo exclusivo, representado por Joseph Raz, asume la tradicional tesis según la cual se niega “una conexión (identificativa) necesaria entre Derecho y moral, considerados conceptualmente distintos entre sí. El iuspositivismo inclusivo, por otra parte, debilita esta tesis: la moral, a pesar de ser diferente o distinguible frente al Derecho positivo, podría ser contingentemente incluida; el Derecho positivo bien podría remitir a valores morales […]”125. Es más, el denominado “teorema fundamental de la filosofía del Derecho”, sustentado por Carlos Santiago Nino, afirma que el Derecho sólo pueda asumirse como obligatorio si está debidamente justificado, o sea, si “está apoyado en principios morales”126. Basándose en la ley de Hume, Nino cuestiona que el positivismo jurídico afirme que el Derecho sea sólo un hecho social, cuya obligatoriedad deriva de su facticidad, esto implicaría que de un hecho fácticamente identificable se pase sin que medie categoría axiológica alguna a un hecho valorativo. Adhiriéndose al denominado imperialismo de la moral, los neoconstitucionalistas estiman que el Derecho no puede proporcionar justificaciones autónomas, lo cual significa que la obligatoriedad del ordenamiento no es autofundada, por el contrario, éste debe remitirse a valores de naturaleza normativa no – jurídica, que en el presente caso serían valores morales. El caso de Nino es particular, pues sus reflexiones están íntimamente vinculadas con los esfuerzos teóricos por elaborar una teoría democrática radical de naturaleza normativa, que se corresponda con el Estado constitucional. AMAG PERÚ Del mismo modo, el mencionado autor suscribe discutibles tesis de tendencia iusnaturalista, pues “se adhiere evidentemente a una versión fuerte de la tesis del caso especial (Sonderfallthese) de Robert Alexy, otro representante destacado del neoconstitucionalismo: el razonamiento jurídico, por tanto, no sólo sería una caso especial del razonamiento práctico – posición de por sí todavía compatible con la tesis iuspositivista de la separación – sino también, más específicamente, del razonamiento moral”127. Pero, ¿qué tipo de moral es la que mejor se acomoda a las pretensiones neoconstitucionalistas? En este punto, la claridad conceptual se transforma en una condición necesaria para la racionalidad teórica y pareciera que los diversos y amplios sentidos en los que se puede entender al neoconstitucionalismo, aquella no es una exigencia relevante. No queda muy claro cuál es el significado atribuido a un término polisémico como el de moral, a pesar que se constituye en fuente de normatividad, la moral no tiene en el horizonte teórico estudiado un contenido semántico estándar. Susanna Pozzolo, conviene en denominar como moral individual a un conjunto de principios referidos al comportamiento humano en relación a la idea que cada uno tiene de lo que está bien y de lo que está mal. En otro sentido, la moral positiva se refiere a un conjunto de principios referidos al comportamiento humano en relación a la idea que cada grupo social tiene de lo que está bien y de lo que está mal. En el caso de la moral crítica, esta implica juicios éticos expresados en condiciones de omnisciencia y tranquilidad, sobre la base del principio de universalización. Finalmente, la moral universal u objetiva, la cual no se remite a algún sustrato empírico, está conformada por principios justos en sí mismos, es decir, principios sin contextos de formación específicos, imposibles de identificarse a través de las metodologías de las ciencias sociales128. 125 BARBERIS, Mauro Neoconstitucionalismo, democracia e imperialismo de la moral, en Miguel Carbonell (ed.) Neoconstitucionalismo (s), Trotta, Madrid, 2005, p. 263. 126 NINO, Carlos Santiago, Breve nota sulla struttura del ragionamento giuridico, en Ragion pratica, 1, 1993, p. 32. 127 BARBERIS, Mauro, Neoconstitucionalismo, Democracia e Imperialismo de la Moral, en Miguel Carbonell (ed.) Neoconstitucionalismo (s), Trotta, Madrid, 2005, p. 265. En torno a la tesis del discurso jurídico como caso especial del discurso Jürgen, Habermas se ha expresado del siguiente modo “La tesis que considera el discurso jurídico como caso especial del discurso moral, defendida en una u otra versión, resulta plausible desde puntos de vista heurísticos, pero sugiere una subordinación errónea del derecho a la moral, no liberada aún de las connotaciones del derecho natural. La tesis pierde todo su interés en cuanto se toma en serio esa diferenciación paralela de derecho y moral, que se produce en el nivel postconvencional de fundamentación.” Jürgen, Habermas, Op. Cit., pp. 305 – 305. 128 Vid. POZZOLO, Susanna, Un Constitucionalismo ambiguo, en Miguel, Carbonell (ed.) Neoconstitucionalismo (s), Trotta, Madrid, 2005, p. 198. 83 NEOCONSTITUCIONALISMO, MORAL Y POSITIVISMO METODOLÓGICO Siguiendo a Pozzolo, “si la conexión de que se trata, por un lado, debería aparecer conforme a la prospectiva normativa del constitucionalismo (en cuanto doctrina de los límites del poder), y por otro lado, debe ser alguna cosa que el positivismo jurídico niega, se trata entonces de la moral universal. Si el reenvío fuera a la moral universal no se podría operar ninguna reducción fáctica, ya que el reenvío no sería a alguna cosa que pudiera ser empíricamente revelada, sino a alguna cosa que es justa en sí misma siempre: no está contingentemente determinada. En este caso, el reenvío a la moral universal pretendería efectivamente su sobreordenación a las normas jurídicas, que encontraría justificación en su naturaleza de “verdad” o de “justicia” universal u objetiva.”129 Si el tipo de moral a la que se refiere el neoconstitucionalismo es la moral universal, entonces ¿por qué habría de obedecer a las normas jurídicas y no directamente a la moral? Nino, desde su adhesión al denominado imperialismo de la moral, afirmó que existe un tipo de derecho que debe ser obedecido en virtud de su legitimidad: el Derecho producido por el legislador democráticamente elegido, el cual proporcionaría razones epistémicas para creer que las normas jurídicas legisladas por la autoridad democrática obtienen su validez de principios morales. Este es el contexto en el que se inserta el Neoconstitucionalismo. No cabe duda que la democracia, y las teorías normativas o descriptivas elaboradas en torno a ella, mantengan una vigencia indiscutible en los sistemas jurídicos del mundo, sin embargo, el tipo de articulación teórica establecida con el Estado constitucional pareciera que no diera cuenta fielmente de los poderes fácticos y sociales existentes. Si le cabe algún papel moral al Estado constitucional, ese será el de ser un mediador institucionalizado entre el sistema jurídico y el poder comunicativo de la sociedad, es decir, un instrumento cuyos principios garanticen la tutela de la autonomía ciudadana y la autonomía de la voluntad, así como de los Derecho Fundamentales. Ése será el eje de reflexión que se sostenga en los próximos años, en plena vigencia del denominado Neoconstitucionalismo, y orientado a la tarea por formular una interpretación positivista metodológica del derecho. 129 84 Ibid., p. 202. DERECHO ADMINISTRATIVO Revista Institucional nº 9 AMAG PERÚ ALGUNOS TEMAS PUNTUALES EN RELACIÓN A LA REGULACIÓN NORMATIVA DEL PROCESO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO DE “AGRAVIO” O DE LESIVIDAD EN LA LEY QUE REGULA EL PROCESO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO DEL PERÚ Dr. Ramón Huapaya Tapia Abogado graduado “summa cum laude” por la Universidad de Lima. Estudios concluidos de Maestría en Regulación por la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. Profesor de Derecho Administrativo en la Pontificia Universidad Católica del Perú, la Universidad de Lima y la Academia de la Magistratura. A los profesores Juan Carlos Cassagne y Pablo Perrino, con sumo afecto. El presente artículo, es la versión revisada y actualizada a agosto de 2010 del texto de la ponencia inédita presentada al “IV Congreso Nacional de Derecho Administrativo”, celebrado en Lima, en la Pontificia Universidad Católica del Perú, del 22 al 24 de abril de 2010. Sumario I. Introducción. II. Breve referencia a la legitimación en el proceso contencioso-administrativo. III. El proceso de “agravio” como excepción a la regla general de la legitimación activa en el proceso contencioso-administrativo. IV. Diferenciación del proceso de agravio de otros supuestos similares pero no idénticos. V. El trámite del proceso de agravio. VI. La declaración de agravio como presupuesto procesal. VII. Efectos procesales en el proceso de agravio. VIII. Conclusiones. I.INTRODUCCIÓN El necesario estudio del origen proceso peruano de “agravio” y su vinculación con el “proceso de lesividad” español y la “grave” potestad de revisión de oficio en la vía administrativa. Un esbozo de estudio histórico y un necesario deslinde con las figuras españolas que inspiraron nuestro ordenamiento. La problemática del proceso de “agravio” regulado en el segundo párrafo del artículo 13º del TUOLPCA130 así como en los numerales 202.4 y 202.5 de la LPAG131, nos remite a la regulación clásica del “proceso de lesividad”, institución procesal clásica 130 D.S. 013-2008-JUS. TUOLPCA. Artículo 13.- Legitimidad para obrar activa Tiene legitimidad para obrar activa quien afirme ser titular de la situación jurídica sustancial protegida que haya sido o esté siendo vulnerada por la actuación administrativa impugnable materia del proceso. También tiene legitimidad para obrar activa la entidad pública facultada por ley para impugnar cualquier actuación administrativa que declare derechos subjetivos; previa expedición de resolución motivada en la que se identifique el agravio que aquella produce a la legalidad administrativa y al interés público, y siempre que haya vencido el plazo para que la entidad que expidió el acto declare su nulidad de oficio en sede administrativa. Artículo 202.- Nulidad de oficio (…) 131 202.3 La facultad para declarar la nulidad de oficio de los actos administrativos prescribe al año, contado a partir de la fecha en que hayan quedado consentidos. 87 LO BUENO, LO MALO Y LO FEO EN LA LEY DEL SILENCIO ADMINISTRATIVO en el derecho administrativo hispanoamericano132, por la cual la Administración está facultada para demandar ante el Poder Judicial la nulidad de un acto propio133, sea porque no cuenta con la potestad de anular o revocar los actos administrativos por ella emitidos (como acontece en algunos ordenamientos provinciales argentinos), o sea porque prescribieron los plazos necesarios para ejercer la potestad de declaración de nulidad de oficio del acto en sede administrativa (como ha sucedido históricamente en el ordenamiento jurídico peruano). Aún cuando en otras experiencias jurídicas el proceso de lesividad ha sido suficientemente estudiado134, y asimismo, entendido en sus alcances, lo cierto es que en nuestro medio, fuera del buen trabajo del profesor Juan Carlos MORÓN que manejamos para los fines de esta ponencia, el tema no ha sido suficientemente estudiado, ni en sus orígenes, ni tampoco en sus consecuencias, o en su alcance, sobre todo para desentrañar las potencialidades de este proceso y para diferenciarlos de supuestos de hecho normativos similares. Por dicho motivo, consideramos necesario e importante emprender el estudio de algunos temas puntuales vinculados a la regulación de este singular proceso contencioso administrativo de “agravio” – considerando además que el trabajo del profesor MORÓN es de primer nivel -, lo cual haremos en esta entrega en el marco del IV Congreso Nacional de Derecho Administrativo. En tal sentido, conviene en primer lugar, vincular pero también deslindar lo que el legislador peruano ha denominado “proceso de agravio” con el españolísimo “proceso de lesividad”, puesto que, aunque son parecidos en su regulación, lo cierto es que existen diferencias harto considerables, en sus orígenes y en sus alcances. Para ello, es preciso en primer lugar desentrañar algunas verdades a medias y también las vinculaciones que existen entre este proceso de “agravio” peruano, y la potestad administrativa de revisión de oficio de los actos administrativos. ¿Por qué existe esta vinculación?. Es preciso afirmar, como declaración operativa, que en concreto, el proceso peruano “de agravio” ha estado ligado desde sus orígenes a la potestad administrativa (derivada de la autotutela administrativa), de revisión de oficio de los actos propios de la Administración Pública. A continuación vamos a desarrollar esta idea, pero para ello es necesario remontarnos al antiguo Reglamento de Normas Generales de Procedimientos Administrativos - RNGPA, vigente en el Perú desde diciembre de 1967. El artículo 112º del RNGPA, en su texto original señalaba, a la letra, lo siguiente: “En cualquiera de los casos enumerados en el Artículo 45º135 podrá declararse de oficio la nulidad de resoluciones administrativas, aún cuando hayan quedado consentidas, siempre que agravien el interés público”. Se ha señalado que el RNGPA de 1967, es la primera norma a nivel latinoamericano, que siguiendo el ejemplo de la LPA española de 1958, codificó el procedimiento administrativo a través de la regulación de “normas generales” para su tramitación ante las entidades públicas. Sin embargo, el nivel reglamentario 202.4 En caso de que haya prescrito el plazo previsto en el numeral anterior, sólo procede demandar la nulidad ante el Poder Judicial vía el proceso contencioso administrativo, siempre que la demanda se interponga dentro de los dos (2) años siguientes a contar desde la fecha en que prescribió la facultad para declarar la nulidad en sede administrativa. 202.5 Los actos administrativos emitidos por consejos o tribunales regidos por leyes especiales, competentes para resolver controversias en última instancia administrativa, sólo pueden ser objeto de declaración de nulidad de oficio en sede administrativa por el propio consejo o tribunal con el acuerdo unánime de sus miembros. Esta atribución sólo podrá ejercerse dentro del plazo de un año contado desde la fecha en que el acto es notificado al interesado. También procede que el titular de la Entidad demande su nulidad en la vía de proceso contencioso administrativo, siempre que la demanda se interponga dentro de los tres años siguientes de notificada la resolución emitida por el consejo o tribunal. 132 Cfr. MORÓN, JUAN CARLOS: El proceso de lesividad: El contencioso promovido por la Administración. Publicado en: Proceso & Justicia. Nº 3. Lima, 2002. Cito por la versión pro-manuscripto que gentilmente nos fuera facilitada por dicho autor. Asimismo, véase, GONZÁLEZ PÉREZ, Jesús: Comentarios a la Ley de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa. Tercera edición. Tomo II. Editorial Civitas. Madrid, 1998. Páginas 883-900. 133 Cfr. HUTCHINSON, TOMÁS: Derecho Procesal Administrativo. Tomo III. Rubinzal-Culzoni. Rosario, 2009. Páginas 625 y ss., especialmente, p. 629. 134 Para doctrina reciente sobre el proceso antes referido, puede verse, ESCUIN PALOP, Vicente: El recurso contenciosoadministrativo de lesividad. Editorial Civitas. Madrid, 2004. Asimismo, no puede dejar de compulsarse el histórico trabajo de GUAITA, AURELIO: El proceso administrativo de lesividad. (El recurso contencioso interpuesto por la Administración). Bosch Casa Editorial. Barcelona, 1953. 135 El artículo 45º del RNGPA (inspirado por su parte en el artículo 47º de la Ley de Procedimiento Administrativo - LPA española) señalaba lo siguiente: “Son nulos de pleno derecho los actos administrativos: a) Dictados por órgano incompetente. b) Contrarios a la Constitución y a las leyes y los que contengan un imposible jurídico. c) Dictados prescindiendo de las normas especiales del procedimiento y de la forma prescrita por la ley. 88 Revista Institucional nº 9 de dicha norma conspiró contra su vigencia efectiva, dado que en varias leyes especiales se regularon normas específicas para distintos procedimientos administrativos, las cuales por su rango normativo superior (ley del Congreso) prevalecieron siempre frente a las disposiciones de la norma reglamentaria. Resulta evidente que, el RNGPA reguló el poder de declarar la “nulidad de oficio de los actos administrativos”, como un potestad administrativa exorbitante, propia del derecho público, nulidad que podría ser declarada invocando algunas de las causales del artículo 45º del referido Reglamento, siempre que las “resoluciones administrativas” [entendiendo como tales a los actos administrativos] que se encuentren incursas en causal de nulidad, agravien el interés público. Es decir, se reguló la típica figura de la declaración administrativa de nulidad de pleno derecho de los actos administrativos, prevista en el artículo 109º de la Ley española de procedimiento administrativo de 1958136 (LPA), pero con el agregado expreso de justificación en una causal de apreciación discrecional llamada “agravio al interés público”. Ahora bien, sin querer hacer una referencia histórica al desarrollo y evolución de la nulidad de los actos administrativos como categoría procesal propia del derecho administrativo137, lo cierto es que históricamente, el legislador peruano (RNGPA), apartándose del antecedente español (LPA) y al resto de ordenamientos jurídicos del procedimiento administrativo, reguló únicamente a la nulidad como la respuesta del ordenamiento jurídico frente a los actos administrativos aquejados de un vicio de legalidad en su estructuración o conformación. En tal sentido, a diferencia de la LPA española (que específicamente disciplinó este tema en su artículo 48º138), en el ordenamiento general del procedimiento administrativo AMAG PERÚ peruano nunca se reguló la anulación o el régimen de anulabilidad de los actos administrativos. Aún cuando es importante investigar sobre por qué el legislador del RNGPA no reguló la anulabilidad de los actos administrativos siguiendo a su pretendido modelo (la LPA española), este tema permaneció indiscutido en la doctrina peruana sobre la materia139. Con todo, es mérito del importante artículo 112º del RNGPA haber reconocido a la potestad administrativa derivada del privilegio general de autotutela administrativa en su faceta declarativa, que es la potestad de la Administración Pública de declarar, de oficio, la nulidad de sus propios actos, al amparo de las causales previstas en el artículo 45º del propio Reglamento. Ciertamente, la potestad de declaración de la nulidad de oficio de sus propios actos, se trató en principio de una potestad muy discutida en la primera mitad del siglo XX en España (la fuente e inspiración de la regulación normativa hispanoamericana del procedimiento administrativo), toda vez que imperaba en dicho entonces la idea general de la “irrevocabilidad” de los actos administrativos, vinculado a la idea general de estabilidad de las situaciones jurídicas creadas por la Administración al amparo del viejo principio “venire contra factum proprium non valet”, el cual influyó bastante sobre las mentes de ese entonces, las cuales no podían concebir como algo ajustado a Derecho que la Administración declare la nulidad de sus propios actos, puesto que ello violaría el principio de la prohibición de venir contra los actos propios (venire contra factum propium non valet) que se reputaba aplicable también a la Administración. Por ello es que en la legislación procesal española antigua (específicamente la Ley de 1888-1894, denominada “Santamaría de Paredes”) se reguló el proceso de lesividad, vinculado a la idea de 136 Norma que señalaba: “La Administración podrá en cualquier momento, de oficio o a instancia del interesado, y previo dictamen favorable del Consejo de Estado, declarar la nulidad de los actos enumerados en el artículo cuarenta y siete”. 137 Una referencia amplia de doctrina sobre la materia puede verse en DANOS ORDÓÑEZ, Jorge: Régimen de la nulidad de los actos administrativos en la Ley Nº 27444. En: AAVV. Comentarios a la Ley del Procedimiento Administrativo General. Segunda Parte. ARA Editores. Lima, 2003.; otra perspectiva, ampliamente documentada en BACA ONETO, Víctor: La invalidez de los contratos públicos. Thomson-Civitas. Madrid, 2006. 138 LPA. Artículo 48º.1. Son anulables, utilizando los medios de fiscalización que se regulan en el título V de esta Ley, los actos de la Administración que incurran en cualquier infracción del ordenamiento jurídico, incluso la desviación de poder. 2. No obstante, el defecto de forma sólo determinará la anulabilidad cuando el acto carezca de los requisitos formales indispensables para alcanzar su fin o de lugar a la indefensión de los interesados. 139 Cfr. En este tema, pueden verse las escasas referencias hechas por BACACORZO o RUIZ ELDREDGE sobre el particular. En el caso de BACACORZO, es preciso señalar que nunca hizo el esfuerzo por desarrollar una teoría sobre la diferencia entre la nulidad y la anulabilidad administrativa, o sobre la interpretación del tema de la potestad de declaración de nulidad de oficio (Cfr. BACACORZO, GUSTAVO: Comentarios. Ley de Procedimientos Administrativos. Normas generales. 13ª edición revisada actualizada. Gaceta Jurídica Editores. Lima, 1999. Especialmente véase el comentario a los artículos 109 y 110 del TUOLNGPA, páginas 187-189). Hay que diferenciarlo del caso de RUIZ ELDREDGE, quien pese a la parquedad de sus argumentos si desarrolló la diferencia teórica entre revocación y nulidad y sobre los alcances de dichas figuras en el ordenamiento jurídico-administrativo. Cfr. RUIZ ELDREDGE, ALBERTO: Manual de Derecho Administrativo. Temática esencial. Cultural Cuzco. Lima, 1990. Páginas 172-173. 89 LO BUENO, LO MALO Y LO FEO EN LA LEY DEL SILENCIO ADMINISTRATIVO que, si la Administración requería declarar la anulación de un acto, debía hacerlo únicamente en la vía judicial, mediante el proceso contencioso-administrativo140. Precisamente, frente a dicha doctrina tradicional que concibió al “recurso contencioso-administrativo” de lesividad como el “único” medio para lograr la anulación de los actos administrativos, es GARCÍA DE ENTERRÍA quien reaccionó vigorosamente contra dichas ideas, vinculándolas a un supuesto “falseamiento” de los orígenes del proceso de lesividad, motivo por el cual sostuvo enfáticamente que “el recurso de lesividad no contiene ningún privilegio para la Administración, sino que, por el contrario, implica un verdadero despojo de una cualidad esencial de su status y la reducción de la misma a un régimen inferior al de los propios administrados, inferior todavía al que correspondería en el sistema de derecho privado a los mismos particulares”141, en razón a lo cual postuló el reconocimiento legal expreso de la potestad de revisión de oficio en sede administrativa de los actos nulos, lo cual finalmente se vería reconocido posteriormente en dos normas importantísimas, precisamente tanto en la Ley de Régimen Jurídico de la Administración del Estado – LRJAE del año 1957 y en la Ley de Procedimiento Administrativo – LPA del año 1958142. Luego de las anteriores referencias comparadas del derecho español, necesarias a fin de esclarecer el origen de la potestad administrativa de revisión de oficio, es preciso señalar que nuestra Ley peruana se diferenció específicamente de la legislación española no sólo en la regulación de la nulidad de los actos administrativos, sino que también lo hizo en cuanto a la regulación del proceso de lesividad, toda vez que en la legislación española de 1958, el proceso de lesividad se reguló solamente para la declaración judicial de anulabilidad de los actos administrativos, conforme al numeral 2) del artículo 110º de la LPA, proceso que podía iniciarse, ciertamente, luego de transcurrido el plazo para el ejercicio de la facultad de anulación de oficio en sede administrativa, en los términos siguientes: “LPA. Artículo 110.1. La Administración no podrá anular de oficio sus propios actos declarativos de derechos, salvo cuando dichos actos infrinjan manifiestamente la Ley, según dictamen del Consejo de Estado y no hayan transcurrido cuatro años desde que fueron adoptados. 2. En los demás casos, para conseguir la anulación de dichos actos, la Administración deberá previamente declararlos lesivos para el interés público e impugnarlos ante la Jurisdicción contenciosoadministrativa”. En cambio, a diferencia de la legislación española que lo inspiraba¸ el RNGPA peruano reguló al proceso de lesividad como un sucedáneo de la potestad administrativa de declaración de nulidad de oficio, y acotado específicamente para un caso concreto: la declaración de nulidad de las decisiones de Tribunales administrativos. Así, conviene citar los artículos 114 y 115 del RGNPA, los cuales señalaron lo siguiente: “RNGPA. Artículo 114º.- No es aplicable lo dispuesto en el artículo 112 [el cual se refiere justamente a la potestad administrativa de declaración de nulidad de oficio de los actos administrativos], cuando se trata de resoluciones expedidas por tribunales o consejos regidos por leyes especiales, casos en los que se estará conforme a lo dispuesto en el artículo siguiente. Artículo 115º.- Si las resoluciones que expidan los órganos a que se refiere el artículo anterior, hubieran infringido manifiestamente la ley en agravio del interés público, podrán ser impugnadas por el propio Estado en la vía judicial, previa resolución suprema autoritativa”. En tal sentido, en lo que respecta a la regulación de la potestad administrativa de revisión de oficio de sus propios actos y del proceso de lesividad, la legislación peruana (RNGPA) siempre se diferenció de la legislación española (LPA) en los siguientes temas: a) La legislación peruana reguló la figura de la declaración de nulidad de oficio de los actos administrativos en sede administrativa como único medio procesal posible que tenía la Administración para retirar aquellos actos administrativos aquejados de vicios de validez, mientras que la española (LPA) reguló tanto la nulidad de oficio 140 Cfr., la evolución histórica sobre este tema en ESCUIN PALOP, Vicente: El recurso contencioso… Op. Cit. Páginas 53-94. Asimismo, LAVILLA ALSINA, LANDELINO: La revisión de oficio de los actos administrativos. En: Revista de Administración Pública. Nº 34. Instituto de Estudios Políticos. Madrid, 1961, especialmente, página 97 para la idea del proceso de lesividad como el “único” cauce para promover la revisión de los actos administrativos declarativos de derecho. 141 Cfr. GARCÍA DE ENTERRÍA, EDUARDO: La doctrina de los actos propios y el sistema de la lesividad. En: Revista de Administración Pública. Nº 20. Instituto de Estudios Políticos. Madrid, 1956. Páginas 69-77. Especialmente, páginas 70-71. Asimismo, véase, del mismo autor: La configuración del recurso de lesividad. En: Revista de Administración Pública. Nº 15. Instituto de Estudios Políticos. Madrid, 1954. Páginas 109-151. 142 El más completo estudio sobre el tema, inmediatamente luego de las leyes de 1957 y 1958, es el de LAVILLA ALSINA, LANDELINO: La revisión de oficio de los actos administrativos. En: Revista de Administración Pública. Nº 34. Instituto de Estudios Políticos. Madrid, 1961. Páginas 53-98. 90 Revista Institucional nº 9 como la declaración de anulabilidad de oficio de los actos administrativos. b) La legislación peruana reguló a la nulidad de oficio en sede administrativa como una potestad imprescriptible, y con la previa declaración de agravio al interés público, mientras que la española (LPA) no previó el requisito del “agravio”. c) La legislación peruana previó al proceso de lesividad como el único cauce procesal específico para lograr la nulidad de las decisiones de tribunales o consejos regidos por leyes especiales “que infrinjan manifiestamente la ley en agravio del interés público”, lo cual debería canalizarse exclusivamente a través de un proceso judicial. Mientras tanto, la legislación española (LPA) reguló en un ámbito totalmente distinto al proceso de lesividad, puesto que fue regulado como un sucedáneo de la potestad de anulación de los actos administrativos declarativos de derechos en sede administrativa, toda vez que si la anulación no se hacía efectiva en dicha sede en un plazo de cuatro años, solamente era posible invocarla en un proceso judicial de “lesividad”. Dicho sistema en el Perú, vino aplicándose pacíficamente hasta el año 1992, en el cual el referido sistema se vió alterado violentamente, puesto que se estableció un plazo para el ejercicio de la potestad administrativa de declaración de nulidad de oficio de sus propios actos, mediante un añadido al artículo 113º del RNGPA, a través del artículo 6º del Decreto Ley 26111, norma que estableció lo siguiente: “DECRETO LEY 26111. Artículo 6º.- Agrégase como segundo párrafo del artículo 113º del Decreto Supremo Nº 006-67-SC, el siguiente: La facultad de la Administración Pública para declarar la nulidad de las resoluciones administrativas prescribe a los seis (06) meses, contados a partir de la fecha en que hayan quedado consentidas”. Posteriormente, sobre la base que las modificaciones efectuadas sobre el RNGPA (dispositivo elevado a rango de ley por el D. Ley 26111), se emitió el Texto Único Ordenado de la Ley de Normas Generales de Procedimientos Administrativos (en adelante, el TUOLNGPA), el cual recogió en su artículo 110º la modificación antes indicada. Con la referida modificación al RNGPA (año 1992 en adelante), pasamos en nuestro ordenamiento AMAG PERÚ procedimental administrativo de un esquema en el cual la declaración de nulidad de oficio en sede administrativa era imprescriptible (al alimón con la doctrina tradicional que considera que la nulidad tanto en el derecho privado como en el público es imprescriptible) a un esquema en el cual se le sujeta a plazo, limitado en el tiempo, de seis meses. Con ello, se generaron una serie de problemas operativos para las entidades públicas, que veían limitada temporalmente su potestad de declaración de nulidad de oficio de sus propios actos en vía administrativa, con un plazo brevísimo, que en realidad perjudicaba el interés público. Por tal motivo, ante la prescripción en plazo breve, se empezaron a formular demandas judiciales para la declaración de nulidad de los actos administrativos ilegales y lesivos al interés público, demandas que se formulaban sea amparándose en el artículo 2001, inciso 1) del Código Civil143, o sea amparándose doctrinaria o dogmáticamente en el carácter imprescriptible de la nulidad, y hasta inclusive hubieron quienes (como la Defensoría del Pueblo) entendían que el Estado solamente podría solicitar la nulidad mediante el proceso contencioso-administrativo con sujeción al plazo del inciso 3) del artículo 541º del Código Procesal Civil (que regulaba un plazo de tres meses para solicitar la nulidad de una resolución administrativa). Ante esta situación de imprecisión normativa, se sucedieron pronunciamientos judiciales contradictorios, “jurisprudencia” espúrea, y finalmente, muchos casos en los cuales los intereses públicos quedaron perjudicados. Por ello, en dichas épocas, específicamente en el año 1998 se emitió la Ley 26960, norma que si bien regulaba específicamente la situación del personal de la sanidad de las fuerzas policiales, “añadió” una modificación al TUOLNGPA, específicamente en su Primera Disposición Final y Complementaria: “LEY 26960. DISPOSICIONES FINALES Y COMPLEMENTARIAS. PRIMERA. De la nulidad de las resoluciones administrativas. Modificase los Artículos 109 y 110 del Decreto Supremo Nº 02-94-JUS, Texto Único Ordenado de la Ley de Normas Generales de Procedimientos Administrativos, los cuales quedarán redactados de la siguiente manera: Artículo 109.- En cualquiera de los casos enumerados en el Artículo 43, podrá declararse de oficio la nulidad de las resoluciones administrativas, aún cuando hayan 143 CÓDIGO CIVIL. Artículo 2001. Prescriben, salvo disposición diversa de la ley: 1.- A los diez años, la acción personal, la acción real, la que nace de una ejecutoria y la de nulidad del acto jurídico. (…) 91 LO BUENO, LO MALO Y LO FEO EN LA LEY DEL SILENCIO ADMINISTRATIVO quedado consentidas, siempre que agravien el interés público. En caso haya caducado el plazo correspondiente, el Estado deberá interponer la acción de nulidad ante el Poder Judicial. Dicha acción es imprescriptible, salvo ley expresa en contrario. Artículo 110.- La nulidad a que se refiere el artículo anterior deberá ser declarada por el funcionario jerárquicamente superior al que expidió la resolución que se anula. Si se tratara de resolución suprema, la nulidad se declarará también por Resolución Suprema. La facultad de la Administración Pública para declarar la nulidad de las resoluciones administrativas prescribe a los tres (03) años, contados a partir de la fecha en que hayan quedado consentidas”. Precisamente, con esta modificación normativa, pese a su ubicación antitécnica (en una ley especial y no en una norma que modifique precisamente el TUO de la LNGPA) se completó la ordenación jurídica de la nulidad de oficio y su distinción del proceso de lesividad como su complemento, de acuerdo a la tradición jurídica peruana. Concretamente, se estableció un plazo de prescripción para el ejercicio de la potestad de declaración administrativa de nulidad de oficio de los actos administrativos, prescrito el cual (pese al error del artículo 109 que menciona a la “caducidad” del plazo), correspondería iniciar un proceso judicial dirigido a la declaración de nulidad del acto administrativo ilícito que agravie el interés público. Con todos sus defectos, la modificación establecida por la Ley 26960, tuvo el acierto de regular adecuadamente la nulidad de oficio en vía administrativa, sujetándola a un plazo, y además reguló el “proceso contencioso-administrativo de agravio al interés público” como un proceso judicial sucedáneo de la potestad administrativa de declaración de nulidad de oficio de los actos administrativos, que debería ejercerse únicamente en defecto de la posibilidad de declarar la nulidad en vía administrativa. Sin embargo, el contenido material notoriamente injusto de la Ley 26960 (en cuanto se imponían una serie de disposiciones perjudiciales para el personal policial en cuanto a su situación laboral) llevó a que la Defensoría del Pueblo se pronunciara en contra de su contenido, específicamente mediante la Resolución Defensorial Nº 41-98-DP, de agosto de 1998. En dicha Resolución se planteó, entre otras cuestiones, que la modificación de los artículos 109 y 110 del TUOLNGPA violaba el “principio de igualdad”, al establecer plazos disímiles entre la Administración Pública y los particulares para la impugnación de actos administrativos. 92 Es imprescindible citar lo que en su oportunidad señaló la Defensoría del Pueblo, para entender su visión (ciertamente errada, por lo que veremos a continuación) sobre el proceso contenciosoadministrativo de lesividad: “(…) la primera disposición complementaria de la Ley Nº 26960 contiene la modificación al Texto Único Ordenado de la Ley de Normas Generales de Procedimientos Administrativos, referida a la nulidad de los actos administrativos. Mediante dicha modificación se añade un párrafo al Artículo 109 del mencionado texto, que dispone que en caso de que haya caducado el plazo correspondiente -en alusión al plazo para declarar de oficio la nulidad de los actos administrativos- el Estado deberá interponer la acción de nulidad ante el Poder Judicial. Dicha acción es imprescriptible, salvo ley expresa en contrario. Lo expuesto desnaturaliza el proceso contencioso administrativo, previsto como un mecanismo de protección de las personas frente a la actuación de la Administración Pública. Dicha acción constituye un mecanismo de seguridad para los administrados, habida cuenta de la desigual relación que mantienen con la Administración, la cual, salvo excepciones, actúa como juez y parte en los procedimientos administrativos. Por el contrario, la posibilidad de que la Administración recurra al órgano jurisdiccional para solicitar la nulidad de sus propios actos es una potestad que debe ser admitida por excepción y en igualdad de condiciones. En ese sentido, se genera una situación de manifiesta desigualdad cuando la citada primera disposición complementaria reconoce en favor del Estado una acción imprescriptible, mientras que el Código Procesal Civil exigía en el inciso 3) del Artículo 541, modificado por la Ley Nº 26810, que la demanda de impugnación del acto administrativo “se interponga dentro de los tres meses de notificada o publicada la resolución impugnada, lo que ocurra primero”. De esta forma, la modificación del citado Artículo 109 es inconstitucional por generar una situación de injustificable desigualdad del administrado frente a la administración, desnaturalizando el proceso contencioso administrativo y convirtiéndolo en una extensión de las facultades de la Administración.” Pese a que en el fondo, era necesario compartir la preocupación de la Defensoría del Pueblo con respecto a la situación del personal afectado por las severas y prácticamente abusivas disposiciones de la Ley 26960, no era posible hacer lo mismo con respecto a sus errados argumentos con respecto a la concepción del proceso de lesividad. Precisamente, el proceso contencioso administrativo de agravio al interés público o de lesividad es un proceso contencioso-administrativo especial, extraordinario, Revista Institucional nº 9 que no se justifica en la lesión de derechos subjetivos como sucede en un proceso contencioso-administrativo iniciado por un particular, sino que se sustenta en la necesidad de protección del interés público y de la legalidad administrativa, y que, al final de cuentas no es un privilegio, sino por el contrario, es una expresión de sometimiento de la Administración Pública a la férula judicial, toda vez que solamente procede en caso de “pérdida” del privilegio de declaración de nulidad de oficio de sus propios actos en sede administrativa, lo cual, a puras cuentas, comporta una desaparición del privilegio de autotutela, y por el contrario, equipara a la Administración Pública a un simple particular, que tiene que recurrir forzosamente a la vía judicial para lograr la declaración de nulidad de un acto no solamente ilegal, sino también lesivo al interés público. Lo más lamentable de todo es que, la Defensoría del Pueblo propició una demanda de inconstitucionalidad en el año 2000 contra la Ley 26960, no solamente contra las disposiciones de fondo de dicha norma, sino también contra la Primera Disposición Final y Complementaria de la misma, la cual regulaba el régimen general de la nulidad de oficio y del proceso de lesividad, norma que fue declarada inconstitucional por el Tribunal Constitucional, en una de las sentencias más incongruentes y carentes de argumentación emitidas por dicho Tribunal (STC Exp. Nº 004-2000AI/TC), en la cual argumentando una “violación del principio de igualdad y del ejercicio de la potestad de normar por la naturaleza de las cosas y no por la diferencia de personas”, se derogó la posibilidad de que la Administración declare la nulidad de oficio de sus propios actos, y además el marco legal para el proceso de lesividad. Esto fue realizado en mayo de 2001, durante el período de vacatio legis de la Ley Nº 27444, Ley del Procedimiento Administrativo General (norma que entró en vigencia el 05 de octubre de 2001), pero tuvo el singular efecto de dejar a la Administración Pública sin marco legal para la declaración de nulidad de oficio cerca de cuatro meses (entre junio y octubre de 2001). Finalmente, la situación del marco jurídico aplicable al proceso de agravio, se normalizó con la entrada en vigencia de la Ley Nº 27444 (LPAG), norma que, en base a la cuestionada Ley 26960 y a lo ya establecido en el TUOLNGPA y el Decreto Ley 26111, reguló el régimen de la revisión de oficio de los actos nulos en vía administrativa, y asimismo, sentó partida para el proceso de “agravio”, mediante lo establecido en su artículo 202, norma que estableció lo siguiente: “LPAG. Artículo 202.- Nulidad de oficio 202.1 En cualquiera de los casos enumerados en el artículo 10, puede declararse de oficio la nulidad de AMAG PERÚ los actos administrativos, aun cuando hayan quedado firmes, siempre que agravien el interés público. 202.2 La nulidad de oficio sólo puede ser declarada por el funcionario jerárquico superior al que expidió el acto que se invalida. Si se tratara de un acto emitido por una autoridad que no está sometida a subordinación jerárquica, la nulidad será declarada también por resolución del mismo funcionario. 202.3 La facultad para declarar la nulidad de oficio de los actos administrativos prescribe a partir de la fecha en que hayan quedado consentidos. 202.4 En caso de que haya prescrito el plazo previsto en el numeral anterior, sólo procede demandar la nulidad ante el Poder Judicial vía el proceso contencioso administrativo, siempre que la demanda se interponga dentro de los dos (2) años siguientes a contar desde la fecha en que prescribió la facultad para declarar la nulidad en sede administrativa. 202.5 Los actos administrativos emitidos por consejos o tribunales regidos por leyes especiales competentes para resolver controversias en última instancia administrativa, no pueden ser objeto de declaración de nulidad de oficio. Sólo procede demandar su nulidad ante el Poder Judicial, vía el proceso contenciosoadministrativo, siempre que la demanda se interponga dentro de los tres años siguientes a contar desde la fecha en que el acto quedó firme”. Bajo el sistema establecido por la LPAG (en su texto original), se reconoció la potestad administrativa para la declaración de nulidad de los actos administrativos propios, sujeto al plazo de un (1) año (numeral 202.3 del artículo 202 LPAG), computado desde que el acto ha quedado consentido. Asimismo, se reconoció al proceso de “agravio”, tanto en los numerales 202.4 (como un sucedáneo de la potestad administrativa de declaración de nulidad de oficio), como en el 202.5 (en el cual se le reguló como única vía procesal para declarar la nulidad de oficio de las decisiones de Tribunales y consejos administrativos regidos por leyes especiales). A esta regulación, se hermanó lo establecido en el segundo párrafo del artículo 11º de la LPCA (actualmente artículo 13 del TUOLPCA), norma que reguló la legitimación activa de la Administración para el caso del “Proceso de Agravio”. Aún cuando actualmente la regulación normativa del proceso de agravio ha variado en algunos aspectos (como producto de la modificación del texto del artículo 202º de la LPAG por el Decreto Legislativo 1029, norma que posibilita que ahora los Tribunales y Consejos administrativos puedan declarar la nulidad de sus propios actos en el plazo de un año, conforme a la modificación practicada en el numeral 202.5 del artículo 202º de la LPAG144), podemos afirmar que 93 LO BUENO, LO MALO Y LO FEO EN LA LEY DEL SILENCIO ADMINISTRATIVO luego de la azarosa evolución normativa de los últimos años, actualmente contamos con el reconocimiento legal expreso de un verdadero proceso contenciosoadministrativo de agravio, en el cual la Administración Pública debe solicitar al Poder Judicial la declaración de nulidad de sus propios actos, debido a que ya no puede ejercer dicha potestad en sede administrativa. Como tal, el proceso de agravio es un proceso subsidiario con respecto a la potestad de autotutela administrativa, y procede únicamente cuando la Administración no haya ejercido su potestad – sujeta a plazo – de declarar la nulidad de oficio de sus propios actos en vía administrativa. Con todo, esta regulación peruana de la potestad de revisión de oficio de los actos administrativos y del proceso de agravio, aunque inspirada en la regulación española vigente145 (contenida en la Ley 30/1992, modificada fundamentalmente por la Ley 4/1999), ha encontrado una identidad propia, vinculada históricamente a la evolución normativa de estos institutos en el ordenamiento jurídico peruano. Conveniente o no, o en todo caso, ajustada o no a la dogmática imperante en el derecho administrativo comparado146, podemos afirmar que la regulación normativa peruana actual, tanto de la revisión de oficio, como del proceso contenciosoadministrativo de agravio, se han configurado lejos de los supuestos antecedentes españoles, y son producto de las particulares circunstancias normativas de la evolución de la ordenación legal del procedimiento administrativo en el Perú, y como tal, es preciso estudiarlas reconociendo este origen, y tratando de interpretarlo a la luz de lo actualmente establecido. 144 Dicho lo anterior, debemos estudiar brevemente algunos aspectos puntuales de la regulación de este proceso singular, subsidiario y especial con respecto al régimen particular del contencioso-administrativo subjetivo que se ha regulado a partir de la LPCA en nuestro país. II.BREVE REFERENCIA A LA LEGITIMACIÓN EN EL PROCESO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO. La regla general de legitimación activa de los administrados / legitimación pasiva de la Administración vs. La regla especial (y necesaria) de legitimación activa de la administración en el proceso contencioso-administrativo de agravio. Por regla general, la legitimación activa en el proceso contencioso-administrativo pertenece a los particulares, circunstancia que ha llevado a señalar que el proceso contencioso-administrativo debe ser un proceso subjetivo147, en la medida que en su seno, quien lo inicia debe ostentar una legitimación procesal fundada en una relación jurídica administrativa que haya sido afectada por una actuación administrativa que precisamente la lesione o la desconozca. Así, el proceso contencioso-administrativo clásicamente es reaccional, está pensado y diseñado para que sea un particular el que, en ejercicio de su “derecho público subjetivo de acción” inicie un proceso contencioso-administrativo dirigido sea a buscar que un Juez declare la nulidad de un acto administrativo o sea que la autoridad jurisdiccional disponga el reconocimiento y/o reestablecimiento Ciertamente, una modificación, como varias de las contenidas en el DL 1029, carente de contenido, significado y además de técnica legislativa. 145 Sobre la regulación española actual de la revisión de oficio, puede verse: CUCHILLO FOIX, MONTSERRAT: La revisión de oficio y la revocación en la LRJPAC. En: TORNOS MÁS, JOAQUÍN (Coordinador). Administración Pública y Procedimiento Administrativo. Bosch. Barcelona, 1994. Páginas 347-427; y, FRANCH, MARTA: Revisión de Oficio. En: AAVV. Control de la Administración Pública. Segundo Congreso Iberoamericano de Derecho Administrativo. UNAM. México, 2007. Páginas 185203. 146 Una visión distinta puede verse en ABRUÑA, ANTONIO Y VÍCTOR BACA: Notas al Curso de Derecho Administrativo. Universidad de Piura. Piura, 2008. Lección 12ª. La invalidez de los actos administrativos en el derecho peruano. 18 páginas. Pro-manuscripto, donde se defiende una posición radicalmente distinta a la LPAG y a la evolución normativa de la regulación de la nulidad de los actos administrativos (y en general del régimen de los actos administrativos). La riqueza de los argumentos de estos reputados autores, hace que enunciemos solamente la existencia de esta doctrina, minoritaria en sede nacional, pero sólidamente sustentada en la dogmática comparada del derecho administrativo. Para una ampliación de los argumentos de esta doctrina, véase, BACA, Víctor: La invalidez de los contratos públicos. Editorial Thomson-Civitas. Madrid, 2006; e ídem, La anulación de los contratos públicos regulados en la nueva Ley de Contrataciones del Estado y su Reglamento. En: Revista de Derecho Administrativo. Nº 7. Círculo de Derecho Administrativo. Lima, 2009. Páginas 69-93. Asimismo, BACA, VÍCTOR: El carácter necesariamente originario de la invalidez del acto administrativo: exposición y crítica de la noción de invalidez sobrevenida. En: Revista de Derecho de la Universidad de Piura. Nº 6. Piura, 2005. Páginas 35 y ss. 147 Por ejemplo, GARRIDO FALLA, FERNANDO: El recurso subjetivo de anulación. En: Revista de Administración Pública. Nº 8. Instituto de Estudios Políticos. Madrid, 1952. Páginas 177-189. Recientemente, véase: PEREIRA DA SILVA, VASCO: Para um Contencioso Administrativo dos Particulares? Esboço de uma Teoria Subjectivista do Recurso Directo de Anulação, Almedina, Coimbra, 1989 (1ª reimpressão 1997). 94 Revista Institucional nº 9 de un derecho afectado por una actuación administrativa, entre otras pretensiones posibles, todas enmarcadas dentro de un esquema reaccional, es decir, el administrado reaccionando frente a una actuación administrativa previa que reputa contraria a sus derechos e intereses. Bajo dicho esquema (que también inspira a nuestra LPCA), a la Administración siempre le corresponde una situación de legitimación pasiva, es decir, es el sujeto que soporta o contra el cual se deducen las pretensiones activas de los particulares, y que debe apersonarse al proceso para “defender” la presunta legalidad de sus actuaciones y que finalmente, será condenada o no, en un eventual fallo estimatorio que se pronuncie luego de tramitado y seguido el proceso contencioso-administrativo. Sin embargo, como una excepción al principio general de legitimación activa del particular en lo contencioso-administrativo, el proceso de agravio reconoce una realidad distinta: aquí la Administración aparece como demandante, pero no invocando una situación subjetiva lesionada por el particular, sino, por el contrario, invocando puramente la defensa del ordenamiento jurídico y del interés público. Este punto es clave para entender que, en el plano dogmático, en el proceso de lesividad no existe legitimación activa (toda vez que la Administración no tiene un “derecho o interés” afectado para “reaccionar frente a un particular”) sino que es la Ley, la que obliga a la Administración a iniciar un proceso contenciosoadministrativo dirigido a que el Juez declare la nulidad de un acto administrativo declarativo de derechos en el entendido que la entidad que lo emitió, no puede hacerlo, porque el plazo para ejercer dicha potestad derivada de la autotutela administrativa decayó por el transcurso del tiempo (en este caso, el transcurso de un año conforme a lo señalado en los artículos 202.3 y 202.5 de la LPAG). De esta manera, la legitimación activa de la Administración para iniciar un proceso de agravio, es excepcional, subsidiaria a la declaración de nulidad de oficio en vía administrativa, y además, refleja que el contencioso de agravio, es un proceso objetivo, dirigido exclusivamente a buscar la nulidad de un acto administrativo que lesione tanto la legalidad como el interés público. AMAG PERÚ III.EL PROCESO DE “AGRAVIO” COMO EXCEPCIÓN A LA REGLA GENERAL DE LA LEGITIMACIÓN ACTIVA EN EL PROCESO CONTENCIOSOADMINISTRATIVO. Su fundamento en el “carácter necesario” del proceso de agravio. Como ya lo hemos señalado, el proceso de agravio, ha sido regulado como un medio subsidiario con respecto a la potestad de la Administración de declarar la nulidad de oficio de sus propios actos en sede administrativa. Esto es así, toda vez que en caso vencieran los plazos prescriptorios de la nulidad de oficio en sede administrativa establecidos en el artículo 202º de la LPAG, la única vía procesal con que cuenta la Administración para poder lograr la nulidad de los actos que agravian la legalidad y el interés público, sería la del proceso de agravio, previsto en el artículo 202º de la LPAG y el segundo párrafo del artículo 13º del TUOLPCA. En este sentido, el proceso de agravio es un proceso “necesario”, como lo llama GONZÁLEZ PÉREZ, en la medida que su inicio es el único camino con el que cuenta la Administración, en caso pretenda la declaración de nulidad de un acto reñido con la legalidad y que además agravie el interés público, cuando tenga vedada dicha posibilidad en la sede administrativa. De esta característica se desprende además, que el proceso de agravio es un proceso objetivo, tal como lo señalase años atrás CLAVERO ARÉVALO148, toda vez que en el proceso de agravio, la Administración no pretende que se “reestablezcan sus derechos subjetivos” (los cuales por lo demás, en principio, no existen), sino que acude al Juez pretendiendo únicamente la declaración de nulidad de un acto administrativo (expreso o presunto – ganado por Silencio Positivo o por medio de un procedimiento de aprobación automática149), toda vez que se deben alegar como fundamentos de esta pretensión nulificante, cualquiera de los vicios de nulidad del acto administrativo previstos en el artículo 10º de la LPAG o en las leyes especiales, así como el agravio al interés público que causa la permanencia del acto cuya nulidad se pretende. Ligado a lo anterior, entonces, estará la consideración de que en el proceso de agravio, la legitimación activa que da lugar a iniciar la demanda, reside únicamente 148 CLAVERO ARÉVALO, MANUEL: El recurso contencioso-administrativo objetivo de lesividad. En: Estudios de Derecho Administrativo. Instituto García Oviedo - Editorial Civitas. Madrid, 1992. Páginas 215-227. 149 Procedimiento previsto en el artículo 31º de la Ley del Procedimiento Administrativo General, Nº 27444. 95 LO BUENO, LO MALO Y LO FEO EN LA LEY DEL SILENCIO ADMINISTRATIVO en la Administración emisora del acto administrativo propio, cuya nulidad se pretende en la sede judicial al haberse perdido la oportunidad de hacerlo en vía administrativa, debido a la prescripción de los plazos previstos en el artículo 202º LPAG. Entonces, en el proceso de agravio la legitimidad para obrar activa reside únicamente en la entidad pública, conforme lo establece la ley. En términos procesales, insistimos, esta “legitimación activa” no sería tal, puesto que no se afirma una “titularidad de una situación subjetiva”, sino que es la ley la que confiere la habilitación extraordinaria e insistimos, necesaria, para que la Administración inicie un proceso de agravio dirigido exclusivamente a eliminar las consecuencias jurídicas derivadas de un acto expreso o presunto declarativo de derechos que esté aquejado de vicios de nulidad y que además agravie el interés público. IV. DIFERENCIACIÓN DEL PROCESO DE AGRAVIO DE OTROS SUPUESTOS SIMILARES PERO NO IDÉNTICOS (Un tema es el proceso de agravio y otro tema es la legitimación extraordinaria de la Administración Pública) Uno de los temas que nos llama la atención en este trabajo, y que se derivan del alcance amplio que se podría colegir de la actual redacción del segundo párrafo del artículo 13º del TUOLPCA, es que actualmente, muchos entienden que bajo el proceso de agravio se deben canalizar todas las demandas contencioso-administrativas que sean formuladas por la Administración Pública. En ese sentido, es preciso puntualizar, que dicha afirmación es falsa y carente de todo fundamento, toda vez que la legitimación activa prevista en la norma antes referida, se reduce única y exclusivamente a los supuestos en los cuales una entidad pública pretende demandar la nulidad de un acto propio (expreso o presunto) por vencimiento de los plazos previstos para la declaración administrativa de nulidad de oficio previstos en el artículo 202º de la LPAG150. Es decir, no hay que confundir el proceso de agravio, con toda situación en la cual la Administración Pública aparezca como demandante en un proceso contenciosoadministrativo, conforme veremos a continuación. Dicho lo anterior, no se comprende entonces la razón por la cual el legislador, al momento de regular tanto la legitimación activa (ex artículo 13º segundo párrafo del TUOLPCA) como la legitimación pasiva en 150 el régimen legal del proceso contencioso-administrativo de agravio, en el artículo 15º del TUOLPCA (antiguo artículo 13º de la Ley 27584), ha optado por establecer dos reglas que conspiran contra la coherencia y la correcta interpretación normativa en la regulación procesal del “proceso de agravio”: (i)El legislador ha normado algo confusamente la legitimación activa en los procesos de agravio conforme al segundo párrafo del artículo 13º del TUOLPCA, la misma que podría interpretarse de manera amplísima, contraviniéndose de esta manera el sentido del proceso de agravio como proceso vinculado a la potestad de declarar la nulidad de oficio de sus propios actos establecida en el artículo 202º de la LPAG, cuando establece que “También tiene legitimidad para obrar activa la entidad pública facultada por ley para impugnar cualquier actuación administrativa que declare derechos subjetivos” y, (ii)El legislador ha regulado dos supuestos de legitimación pasiva en el proceso de agravio, precisamente en los numerales 5 y 6 de dicha norma, que señalan lo siguiente: “TUOLPCA. Artículo 15º.- Legitimidad para obrar pasiva La demanda contencioso administrativa se dirige contra: (…) 5. El particular titular de los derechos declarados por el acto cuya nulidad pretenda la entidad administrativa que lo expidió en el supuesto previsto en el segundo párrafo del Artículo 13 de la presente Ley. 6. La entidad administrativa que expidió el acto y la persona en cuyo favor se deriven derechos de la actuación impugnada en el supuesto previsto en el segundo párrafo del Artículo 13 de la presente Ley. (…)” Francamente, consideramos incomprensible la redacción de los supuestos que regulan ambas normas, toda vez que atentan contra la claridad y precisión de las leyes procesales, novedosas sobre todo, como la LPCA. Si bien es cierto, como sostenemos en la primera parte de la presente investigación, el proceso de “agravio” no es novedoso en nuestra experiencia jurídica, si hay que tener en claro que conforme a la singularidad de dicho proceso hay que comprender adecuadamente el alcance de la referida institución jurídico-procesal. En tal sentido, concordamos con MORON URBINA, JUAN CARLOS: El contencioso… Op. Cit. Página 4 versión pro manuscripto, nota a pie número 9. 96 Revista Institucional nº 9 Concretamente, el proceso de agravio, tiene como fundamento, como hemos señalado, el transcurso íntegro del plazo que tiene la Administración para poder declarar la nulidad de oficio de sus propios actos. Vencido dicho plazo, la Administración debe o mejor dicho, tiene que acudir al proceso de agravio para solicitar que se declare la nulidad de oficio de un acto propio. La ligazón inescindible entre el artículo 202º de la LPAG y la regulación procesal del proceso de “agravio” motiva nuestra discordancia con la regla del segundo párrafo del artículo 13º del TUOLPCA cuando establece que en el proceso de agravio tiene legitimidad para obra activa “la entidad pública facultada por ley para impugnar cualquier actuación que declare derechos subjetivos”, frase poco feliz, toda vez que no concuerda con las siguientes reglas de aplicación de la referida norma, que señala que dicha legitimidad para obra activa sólo es posible de ser ejercida “previa expedición de resolución motivada en la que se identifique el agravio que aquella produce a la legalidad administrativa y al interés público, y siempre que haya vencido el plazo para que la entidad que expidió el acto declare su nulidad de oficio en sede administrativa”. Consiguientemente, no es que “cualquier” entidad pública pueda ser facultada por ley para impugnar los actos de “cualquier otra” entidad, sino que únicamente puede proceder el proceso de agravio para impugnar en sede judicial los actos propios de la entidad, a fin de que se declare la nulidad de los mismos151. En tal sentido, ¿en quién reside exclusivamente la legitimación para obrar activa en orden a interponer una demanda contencioso-administrativa de agravio? Sostenemos enfáticamente que dicha legitimación activa residirá únicamente en la misma entidad que emitió los actos que se pretenden declarar nulos por medio del proceso de agravio. Por otro lado, con respecto a la legitimación para obrar pasiva en los procesos de agravio existe un marcado problema, propio de la desconexión AMAG PERÚ existente entre la norma del segundo párrafo del artículo 13º del TUOLPCA, y el artículo 202º de la LPAG. Si la regulación normativa nos hace entender que la legitimación activa reside en la Administración Pública que no puede declarar la nulidad de un acto propio en el cual ilegalmente se declaró derechos a favor de un sujeto determinado, en agravio al interés público, lo lógico es que la regla de legitimación pasiva sea establecida en la persona del particular beneficiado por los efectos declarativos del acto cuya nulidad se pretende declarar en sede judicial. Con lo cual, sólo tiene coherencia la regulación de la legitimación pasiva en los procesos de agravio, prevista en el numeral 5) del artículo 15º del TUOLPCA, cuando claramente se establece que en el proceso de agravio, la legitimación pasiva reside en “el particular beneficiado con los derechos derivados del acto que se pretende declarar nulo”. Siendo ello así, carece de sentido haber regulado una situación adicional de legitimación pasiva en el numeral 6) del artículo 15º del TUOLPCA, cuando se señala que tienen legitimación pasiva “la entidad que expidió el acto y el particular en cuyo favor se deriven derechos otorgados por el acto cuya nulidad se pretende” ¿cómo entender dicha regla, cuando el contencioso de agravio se entiende únicamente desde la perspectiva de que la entidad que expidió el acto es la que demanda en estos procesos?152 Lo que sucede en este tema, es que el legislador falló en cuando al entendimiento acertado del proceso de lesividad (en el caso peruano: proceso de agravio). Es que como venimos explicando, y ahora se entenderá mejor, en el proceso de agravio, la entidad busca la nulidad de un acto propio por vencimiento del plazo para declararlo así en la vía administrativa, mientras que esta figura excepcional, deberá ser diferenciada de los supuestos donde la Administración Pública aparezca como demandante por gozar de legitimidad extraordinaria en un proceso contenciosoadministrativo, o porque ha sido afectada en sus 151 Al parecer conforme lo señala GIOVANNI PRIORI (Cfr. Manual de Derecho Procesal Administrativo. RAE Jurisprudencia. Caballero Bustamante Editores. Lima, 2010), que cuando la regla del artículo 13º del TUOLPCA se refiere a “la entidad facultada por ley”, ello significa que puede existir una Ley que faculte a una entidad cualquiera (¿la Contraloría General de la República?) a que demande los actos de otra entidad cuando estime que los mismos son ilegales. Nosotros pensamos que esta interpretación dista de los orígenes conceptuales del proceso de lesividad, y además, sería una solución que no aprecia la complejidad de autorizar a que cualquier entidad pública pueda demandar la nulidad de los actos de cualquier otra, lo cual crearía un escenario de inseguridad jurídica y de falta de predictibilidad de las actuaciones administrativas, ni qué decir del duro embate que constituiría contra el principio de presunción de validez de los actos administrativos. En tal sentido, creemos que si ese fue el sentir de la Comisión que redactó la LPCA, ello sería erróneo puesto que desconoce el origen administrativo del proceso de lesividad y de su manifestación peruana, el proceso contencioso-administrativo de agravio. 152 Nuevamente, si se aceptara la interpretación del profesor PRIORI, la cual hemos señalado en la nota inmediatamente anterior (y que además, es la primera vez que la enuncia, ya que en su anterior obra “Comentarios a la Ley que regula el Proceso Contencioso-Administrativo”, no desarrolló mayores comentarios sobre la misma), la regla de legitimación pasiva 97 LO BUENO, LO MALO Y LO FEO EN LA LEY DEL SILENCIO ADMINISTRATIVO derechos patrimoniales por el acto de otra entidad pública. Esto último parece que no ha sido entendido por el legislador, al momento de regular el proceso de agravio. Una cosa es la legitimación activa en el proceso de agravio, y otra es la legitimación activa de la Administración para iniciar un proceso contenciosoadministrativo cuando la ley lo establezca o para iniciar un proceso contencioso-administrativa al haber sido afectado por un acto de otra entidad pública. A estos casos nos referiremos en las siguientes líneas: a) La legislación peruana ha regulado casos muy extraños de legitimación activa de las entidades de la Administración Pública para impugnar actos de otras entidades públicas. Así por ejemplo, el artículo 157º del Código Tributario (en su texto conforme al Decreto Legislativo 981, concordado con la Ley 28969, Cuarta Disposición Complementaria Final), establece que la Administración Tributaria puede impugnar actos del Tribunal Fiscal cuando incurra en alguna de las causales de nulidad del artículo 10º de la Ley 27444. Esto, es preciso señalarlo, no es un proceso de agravio, sino una prescripción especial donde la Ley faculta a la Administración Tributaria a impugnar o solicitar judicialmente la declaración de nulidad de un acto expedido por otro órgano de la Administración Tributaria, en puridad, el máximo órgano de la “jurisdicción administrativa” tributaria. En este caso, la SUNAT tendrá “legitimación activa extraordinaria” prevista por Ley para impugnar un acto del Tribunal Fiscal, pero insistimos, esto no es un proceso de agravio (toda vez que la SUNAT no busca la nulidad de un acto propio), sino de un caso concreto de legitimación activa extraordinaria prevista por ley. Por consiguiente, la Administración Tributaria tendrá que iniciar el proceso contenciosoadministrativo como un particular más, con sujeción a los plazos y reglas propias de los particulares en el proceso contencioso-administrativo, siendo ilegal e irrazonable emplear para este caso la vía del proceso de agravio, la cual está reservada para otras circunstancias conforme a lo señalado en este texto. b) Asimismo, hay que distinguir que la legislación peruana no ha regulado el caso del “contencioso interadministrativo”, es decir, un proceso contencioso-administrativo por el cual una entidad de la Administración Pública busca impugnar un acto de otra entidad pública, debido a que esta entidad ha invadido su ámbito competencial propio. Esto es una falencia del ordenamiento jurídico peruano, donde la mayoría de conflictos inter administrativos se resuelven mediante el proceso constitucional de conflicto de competencias (extendiendo el concepto de “bloque de constitucionalidad”), y no se resuelven en la vía contencioso-administrativa como debería ser. c) Finalmente, la LPCA no regula otro supuesto donde debería haber prescrito algunas reglas especiales. Nos referimos al supuesto que se derivará de la aplicación del numeral 1) del artículo 50º de la LPAG, que novedosamente regula el caso de “una entidad que participa como administrado en un procedimiento administrativo”, en los siguientes términos: “LPAG. Artículo 50.- Sujetos del procedimiento Para los efectos del cumplimiento de las disposiciones del Derecho Administrativo, se entiende por sujetos del procedimiento a: 1. Administrados: la persona natural o jurídica que, cualquiera sea su calificación o situación procedimental, participa en el procedimiento administrativo. Cuando una entidad interviene en un procedimiento como administrado, se somete a las normas que lo disciplinan en igualdad de facultades y deberes que los demás administrados. (…)”. Concretamente, puede darse el caso en que una entidad pública haya participado como administrado en un procedimiento administrativo sustanciado ante otra entidad pública. Por ejemplo, un procedimiento trilateral, o un procedimiento seguido ante una entidad municipal para la obtención de una licencia municipal, o cualquier otro caso donde se da el supuesto que una entidad pública se somete al procedimiento de otra entidad para lograr el reconocimiento de un derecho patrimonial sujeto al ámbito de determinación de otra entidad pública. Aquí, jamás podríamos estar en el ámbito de un proceso de agravio, puesto que agotada la vía administrativa, la Administración afectada por el acto de otra entidad pública, deberá iniciar un contencioso-administrativo por la afectación de un del numeral 6) del artículo 13º del TUO encontraría sentido. Sin embargo, nosotros no compartimos dicha opinión por las razones ya expresadas, siendo que, por el contrario, lo ideal es entender que el proceso de lesividad o de agravio siempre será iniciado, únicamente, por la misma entidad que emitió el acto administrativo cuya nulidad se pretenderá en el proceso contencioso-administrativo respectivo, en aplicación del artículo 202º de la LPAG. 98 Revista Institucional nº 9 derecho patrimonial concreto, proceso que se motivará en la decisión de otra entidad pública, y donde la Administración tendrá que someterse a la carga de iniciar el proceso contencioso-administrativo para buscar el reconocimiento de su derecho patrimonial afectado por la acción de otra entidad pública, es decir, “como si fuera un administrado” conforme a lo establecido en el numeral 1) del artículo 50º de la LPAG. Consiguientemente, si no se trata de un acto propio, jamás podríamos estar en este caso en un proceso de agravio, sino que en estos casos la Administración deberá proceder como si fuera un particular más, con sujeción a las reglas del proceso contenciosoadministrativo “ordinario” y con los plazos propios del artículo 19º del TUOLPCA (vale decir, tres meses para impugnar un acto administrativo). Con todo, es preciso concluir en este punto que la regla de legitimación pasiva establecida en el numeral 6) del artículo 15º del TUOLPCA, actualmente, como está regulada, es inaplicable, y no sirve a los efectos del proceso de agravio, el cual es unilateral, donde las partes siempre serán la Administración emisora del acto nulo, y el particular beneficiario de dicho acto cuya nulidad se pretende declarar vía un proceso judicial. Esto implica que no en todos los casos en los cuales la Administración sea parte actora en un proceso judicial se usará la vía del proceso de agravio, sino únicamente cuando esté en juego el artículo 202º de la LPAG, es decir, para solicitar que se declare judicialmente la nulidad de un acto propio por el transcurso del plazo previsto en los numerales 202.3 y 202.5 del artículo 202º de la LPAG. V.EL TRÁMITE DEL PROCESO DE AGRAVIO Actos contra los que procede. Pretensiones. En el caso del proceso de agravio entonces, entendido como un proceso subsidiario a la declaración administrativa de nulidad de oficio, y necesario, porque AMAG PERÚ es la única vía con que cuenta la Administración para solicitar que se declare la nulidad de sus propios actos, considerados nulos y además lesivos al interés público, la Administración quedará sujeta para su ejercicio, a las siguientes reglas: a) La demanda deberá ser ejercida en los plazos previstos en los numerales 202.4 y 202.5 del artículo 202º de la LPAG. Es decir, tiene que haber transcurrido el plazo de un año para que la entidad administrativa o el tribunal o consejo administrativo declaren la nulidad de oficio de sus propios actos. En tal sentido, luego de transcurrido o decaído el plazo para la declaración administrativa de nulidad de oficio, podrá recurrirse al proceso de agravio, en el plazo de dos (2) años contados a partir de la prescripción del plazo del año para declarar la nulidad de oficio en el caso general de todas las entidades públicas (numeral 202.4), o en el plazo de tres (3) años contados a partir del plazo del año para declarar la nulidad de oficio en el caso de los actos de tribunales o consejos administrativos regidos por leyes especiales, plazo éste último que deberá aplicarse con todo y los bemoles de la última modificación que ha desarrollado el Decreto Legislativo 1029. (numeral 202.5). b) El proceso de agravio procede únicamente para la declaración de nulidad de actos administrativos expresos o presuntos. Vale decir, procede para solicitar la nulidad de decisiones administrativas expresas, verdaderos actos administrativos, y también para declarar la nulidad de actos ganados por silencio administrativo positivo, verdaderos actos presuntos, que pueden ser declarados nulos al amparo de la causal establecida en el numeral 10.3 del artículo 10º de la LPAG. Un tema singular es que el proceso contencioso de agravio no es aplicable para el caso de contratos de la Administración regidos por la Ley de Contrataciones del Estado, toda vez que tales contratos pueden ser declarados nulos de oficio una vez celebrados sin límite temporal alguno de acuerdo a las causales establecidas en el tercer párrafo del artículo 56º del Decreto Legislativo 1017153. 153 D. LEG. 1017. Artículo 56.- Nulidad de los actos derivados de los procesos de selección El Tribunal de Contrataciones del Estado, en los casos que conozca, declarará nulos los actos expedidos, cuando hayan sido dictados por órgano incompetente, contravengan las normas legales, contengan un imposible jurídico o prescindan de las normas esenciales del procedimiento o de la forma prescrita por la normatividad aplicable, debiendo expresar en la Resolución que expida la etapa a la que se retrotraerá el proceso de selección. El Titular de la Entidad declarará de oficio la nulidad del proceso de selección, por las mismas causales previstas en el párrafo anterior, sólo hasta antes de la celebración del contrato, sin perjuicio que pueda ser declarada en la resolución recaída sobre el recurso de apelación. Después de celebrados los contratos, la Entidad podrá declarar la nulidad de oficio en los siguientes casos: a) Por haberse suscrito en contravención con el artículo 10 de la presente norma; 99 LO BUENO, LO MALO Y LO FEO EN LA LEY DEL SILENCIO ADMINISTRATIVO c) Derivado de lo anterior es que la única pretensión posible en un proceso de agravio es la nulidad del acto administrativo expreso o presunto, conforme a las reglas del numeral 1) del artículo 5º del TUOLPCA. Consiguientemente, la única pretensión que puede deducirse es la nulificante. d) Otros temas vinculados al trámite del proceso de agravio, en lo que a la perspectiva procesal se refiere son tres: (i) en el proceso de agravio no se requiere agotar la vía administrativa, conforme a lo establecido en el numeral 1) del artículo 21º del TULPCA; (ii) en el proceso de agravio un requisito especial de admisibilidad de la demanda es que se acompañe el expediente administrativo que motiva el proceso de agravio, en aplicación del numeral 2) del artículo 22º del TUOLPCA, y, (iii) en el proceso de agravio un requisito sine qua non de procedencia de la demanda será presentar la declaración administrativa de agravio del acto cuya nulidad se pretende, a tenor de lo establecido en el numeral 6) del artículo 23º del TUOLPCA. En tal sentido, sin declaración de lesividad previa, el proceso de agravio iniciado será declarado improcedente. Ligado a lo anterior, está la causal de improcedencia regulada en el numeral 5) del artículo 23º del TUOLPCA, la cual establece que la demanda será improcedente “cuando no se haya vencido el plazo para que la entidad administrativa declare su nulidad de oficio en el supuesto del segundo párrafo del Artículo 13 de la presente Ley”, con lo cual un requisito de procedencia, importantísimo en el proceso de agravio es que el plazo para declarar la nulidad de oficio del acto propio en sede administrativa haya vencido conforme a las reglas del artículo 202º de la LPAG. VI.LA DECLARACIÓN DE PRESUPUESTO PROCESAL AGRAVIO COMO ¿Acto administrativo o declaración administrativa informativa? Generalmente, la doctrina (haciendo referencia a la declaración de lesividad), entiende que la declaración de “agravio” establecida en el segundo párrafo del artículo 13º del TUOLPCA, implica que estamos frente a un acto administrativo. Así se ha entendido, al menos en la doctrina española, a tenor de lo señalado por GUAITA y GONZÁLEZ PÉREZ, entre otros. Sin embargo, recientemente, ESCUIN PALOP ha manifestado agudamente su crítica, que compartimos, con respecto a la naturaleza y alcances del acto en el cual se declara que un acto administrativo ha sido emitido en agravio del interés público. En la posición de este último autor, es imposible que el acto que declara el “agravio” o la “lesividad”, sea un acto administrativo en la medida que no afecta la esfera subjetiva del destinatario, ni es una declaración que tenga efectos jurídicos que alteren o afecten una situación jurídica. En tal sentido, ESCUIN PALOP señala que estamos en este caso frente a una situación en la cual el “acto que declara la lesividad” es un mero presupuesto procesal, necesario para incoar la demanda de lesividad pero no es un acto administrativo154. A nuestro entender, lo señalado por ESCUIN es cierto, sin embargo, nos queda la duda sobre la naturaleza de la declaración de lesividad. Obviamente estamos frente a una declaración de voluntad emitida por una entidad administrativa con respecto a un acto propio que pretende declarar nulo por vía judicial, pero ello no es suficiente para calificarla como un acto administrativo, sobre todo si, en otro lugar155, hemos señalado que nos acogemos a las tesis de BOCANEGRA156, sobre el necesario “carácter regulador” del acto administrativo como elemento que define al mismo, tesis reduccionista que nosotros amparamos en la interpretación conjunta de los artículos 1.1 y 206 de la LPAG. En tal sentido, consideramos que la “declaración de agravio al interés público” es una declaración administrativa meramente informativa, regida por esta norma especial, y que no es, en estricto, un acto administrativo entendido como una decisión de contenido regulador, que crea, modifica o extingue una relación jurídica administrativa. Es preciso reparar que nuestra idea sobre la “declaración de agravio al interés público” que exige el artículo 13º del TUOLPCA no comparte una que es moneda común en nuestro medio, donde se acostumbra señalar que todo lo que no es acto administrativo es “acto de administración interna” al amparo del artículo 1.2 de la LPAG. Por el contrario, nosotros admitimos b) Cuando se verifique la trasgresión del principio de presunción de veracidad durante el proceso de selección o para la suscripción del contrato; c) Cuando se haya suscrito el contrato no obstante encontrarse en trámite un recurso de apelación; o, d) Cuando no se haya utilizado el proceso de selección correspondiente. (…)” 154 Cfr. ESCUIN PALOP, VICENTE: El recurso… Op. Cit. Páginas 111-135, especialmente, páginas 120 y ss. 155 Cfr. Nuestro Tratado del Proceso Contencioso-Administrativo. Jurista Editores. Lima, 2006. 156 Cfr. BOCANEGRA, RAÚL: Lecciones sobre el acto administrativo. Editorial Civitas. Madrid, 2002. 100 Revista Institucional nº 9 que la “declaración de lesividad” es una declaración administrativa con efectos externos, pero no tiene el carácter regulador, ergo, el carácter de decisión que afecta la posición jurídica de un sujeto de derecho. Consiguientemente, nos parece que es una declaración administrativa meramente informativa que no constituye un acto administrativo impugnable en sede administrativa (al menos en los términos del artículo 206º de la LPAG), y tampoco requiere audiencia previa de los posiblemente afectados por su emisión. La declaración de agravio, únicamente comporta la declaración expresa y precisa de las razones por las cuales se considera que un acto administrativo está aquejado de vicios de nulidad y además, y por sobre todo lo demás, sirve para exponer por qué dicho acto ha sido emitido en agravio al interés público, motivo por el cual su subsistencia repudia al ordenamiento jurídico administrativo, siendo necesario entonces para la Administración iniciar la demanda contenciosoadministrativa respectiva al amparo del artículo 202º de la LPAG y segundo párrafo del artículo 13º del TUOLPCA. Ahora bien, dos temas quedan pendientes sobre la declaración de lesividad. ¿Quién la efectúa?, y adicionalmente, ¿cuáles son sus alcances en el proceso posterior que se inicie?. La LPCA calla ampliamente sobre estos alcances, sobre los cuales manifestaremos nuestra opinión inmediatamente. En primer lugar, la LPCA no señala quién debe ser encargado de realizar la declaración de lesividad o agravio al interés público, a diferencia de otras legislaciones como la española, que en su Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y Procedimiento Administrativo Común, señala las siguientes prescripciones respecto de qué órgano debe emitir la declaración de lesividad157 (artículo 103º, numerales 4 y 5): “Si el acto proviniera de la Administración General del Estado o de las Comunidades Autónomas, la declaración de lesividad se adoptará por el órgano de cada Administración competente en la materia. Si el acto proviniera de las entidades que integran la Administración Local, la declaración de lesividad se adoptará por el pleno de la Corporación o, en defecto de éste, por el órgano colegiado superior de la entidad”. 157 AMAG PERÚ Frente a ello, ni la LPAG ni la LPCA han señalado quién debe ser el órgano encargado de declarar el agravio al interés público. Ante ello, algunos han señalado por vía interpretativa, que quien debe declarar el agravio es el mismo órgano encargado de declarar la nulidad de oficio en la vía administrativa a tenor del artículo 202 de la LPAG. Sin embargo, ello parte de la suposición de que ambas potestades son similares. A nuestro entender, la declaración de agravio debe ser declarada por la misma autoridad administrativa que tiene el poder de autorizar a los Procuradores encargados de la defensa jurídica del Estado a iniciar el proceso contencioso-administrativo respectivo para lograr la nulidad del acto presuntamente lesivo a los intereses públicos. De tal manera, que corresponderá a la más alta autoridad administrativa de la entidad correspondiente emitir la declaración administrativa de agravio necesaria para iniciar el proceso contenciosoadministrativo respectivo, autoridad que además, deberá emitir inmediatamente, resolución que autorice al Procurador Público para que inicie el proceso contencioso-administrativo correspondiente, en base a la previa declaración de agravio emitida. Finalmente, cabe señalar que es importante reflexionar sobre los alcances y suerte de la declaración de agravio en el proceso contencioso-administrativo que se inicie posteriormente. Este es un tema importante, toda vez que se podría afirmar que la declaración de agravio define el objeto del proceso y que el Juzgador vendría a ser obligado a declarar la nulidad por el sólo mérito de la declaración administrativa de agravio. Nada más inexacto, en la medida que la Administración concurre al proceso en la medida que ya perdió sus facultades de declarar administrativamente la nulidad de oficio del acto administrativo lesivo y sólo le queda plantear una demanda ante el Poder Judicial, el mismo que juzgará plenamente el acto cuya nulidad se demanda, señalando oportunamente si es que la pretensión nulificante amerita o no un pronunciamiento estimatorio. En tal sentido, la declaración de agravio, siendo un presupuesto procesal, no es más que eso, en la medida que no predetermina, ni obliga al Juzgador al trámite del proceso ni tampoco condiciona su pronunciamiento de fondo, el cual depende exclusivamente del análisis de las cuestiones procesales y de fondo respectivas por parte del Juzgador. Cfr. ESCUIN PALOP, VICENTE: El recurso… Op. Cit. Páginas 140 y ss. 101 LO BUENO, LO MALO Y LO FEO EN LA LEY DEL SILENCIO ADMINISTRATIVO VII. EFECTOS PROCESALES EN EL PROCESO DE AGRAVIO No hemos querido terminar estas líneas sin señalar que en el caso del proceso de lesividad, siendo la pretensión de nulidad la única admisible (puesto que hablamos de actos expresos o presuntos), los efectos de la sentencia irán vinculados del pronunciamiento respectivo de nulidad correspondiente. En tal sentido, la declaración judicial estimatoria implicará la nulidad del acto administrativo y su expulsión del ordenamiento jurídico, debiendo retrotraerse los efectos de la nulidad hasta el origen del vicio. Ello implica que el pronunciamiento de nulidad, también deberá preocuparse de las situaciones jurídicas creadas por el acto nulo. Por ejemplo, si se otorgó una prestación administrativa pecuniaria o dineraria a favor de una persona a la cual no le correspondía legalmente recibirla. En este caso, la declaración judicial de nulidad dispondrá además, la devolución de la prestación indebidamente recibida, si es que fuera posible. Sin embargo, si ello no fuera posible (por ejemplo, por existir terceros de buena fe) se estará a las reglas del artículo 12º de la LPAG, específicamente del numeral 12.3, norma que establece que “En caso de que el acto viciado se hubiera consumado, o bien sea imposible retrotraer sus efectos, sólo dará lugar a la responsabilidad de quien dictó el acto y en su caso, a la indemnización para el afectado”. VIII. CONCLUSIONES A título de conclusiones, podemos enunciar las siguientes: VIII.1El proceso de agravio, si bien inspirado en la tradición española e iberoamericana sobre la materia, en nuestro ordenamiento jurídico ha tenido una evolución normativa propia, sumamente interesante, y siempre ligado a la potestad administrativa de declaración de nulidad de oficio de los actos propios de la Administración Pública. Como tal, no ha estado nunca ligado a la “anulabilidad” de los actos administrativos (como sucedió y sucede actualmente en España), sino por el contrario, vinculado a la nulidad de oficio de los actos administrativos. VIII.2Concretamente, el proceso de agravio es un proceso singular, excepcional, definitivamente subsidiario en cuanto a la potestad administrativa de declarar la nulidad de sus propios actos en 102 sede administrativa, y a la vez, necesario, en la medida que es la única vía con que cuenta la Administración para solicitar judicialmente la declaración de invalidez de sus propios actos, como producto del vencimiento para el ejercicio de dicha potestad en la sede administrativa (conforme al artículo 202 de la LPAG). VIII.3Asimismo, el proceso de agravio no es “el” contencioso-administrativo iniciado por la Administración, sino que es un supuesto especial de contencioso-administrativo, donde en concreto no hay titularidad de derechos cuyo reconocimiento o restitución se pretenda en sede judicial, sino que estamos frente a un proceso objetivo donde no se discutirán derechos (al menos no directamente), sino donde se discutirá la legalidad o no de la actuación mediante acto administrativo expreso o presunto emitido por una autoridad administrativa. Adicionalmente, cabe señalar que hay que diferenciar al proceso de agravio de dos supuestos bastante concretos: (i) no es proceso de agravio cuando la Administración tiene legitimación activa extraordinaria otorgada por ley para impugnar un acto de otra entidad pública, por ejemplo en el caso del artículo 157º del Código Tributario; y, (ii) no es proceso de agravio cuando la Administración Pública resulta afectada en sus derechos o intereses patrimoniales por un acto de otra entidad pública a resultas de su participación en un procedimiento administrativo como administrado (numeral 1) del artículo 50º de la LPAG). En ambos casos, no estaremos frente a un proceso de agravio, toda vez que la Administración no actúa para la declaración de nulidad de un acto propio, sino que en los dos casos anteriormente citados, son casos donde extraordinariamente el título jurídico de la Administración para iniciar un proceso contencioso-administrativo es la Ley y no el artículo 202º de la LPAG. Por consiguiente, en tales casos no estaremos en un proceso de agravio, sino que la Administración tendrá que seguir los plazos, requisitos y normas propias del proceso contencioso-administrativo “ordinario”, es decir, como si fueran meros particulares, lo cual se distingue del caso de un proceso de agravio. VIII.4El TUOLPCA ha reconocido algunas reglas especiales para el proceso de agravio, mayormente con poco éxito (v.gr. la amplísima interpretación ue puede surgir con respecto a la legitimación activa del segundo párrafo del artículo 13º del TUOLPCA, o por ejemplo, Revista Institucional nº 9 AMAG PERÚ la deficiente regulación de la situación de legitimación pasiva prevista en el numeral 6) del artículo 15º de la misma norma), pero que al menos permiten identificar los rasgos propios del proceso de agravio. En todo caso, hacen falta otras normas que complementen el sentido de lo regulado tanto en la LPAG como en el TUOLPCA, para darle mayor viabilidad a la regulación de este proceso contencioso-administrativo especial. VIII.5En el proceso de agravio únicamente debe pretenderse la nulidad de actos administrativos expresos o presuntos. No cabe agotarse la vía administrativa (puesto que no existe) y deben atenderse a los requisitos especiales de admisibilidad y procedencia regulados en el TUOLPCA. VIII.6 Finalmente, la declaración de lesividad es un presupuesto procesal necesario para el inicio del proceso de agravio. No es un supuesto de acto administrativo en sentido estricto, toda vez que no tiene el carácter de decisión que cause efectos en la esfera jurídica externa de los administrados, y porque tampoco tiene carácter “regulador” (BOCANEGRA). Asimismo, su emisión únicamente responde a la necesidad de manifestar el interés para obrar de la Administración en el proceso de agravio, debe ser una declaración motivada y, finalmente, su contenido no condiciona, ni limita el ejercicio de la potestad judicial de declarar o no, finalmente, la nulidad del acto administrativo que ha sido demandada por la Administración Pública en defensa de la legalidad y del interés público, motivaciones y fundamentos que, insistimos, finalmente serán de revisión amplia y objetiva por parte del juzgador. 103 DERECHO CIVIL Revista Institucional nº 9 AMAG PERÚ LA LEGISLACIÓN PERUANA A PROPOSITO DEL RÉGIMEN ECONÓMICO EN LAS UNIONES MATRIMONIALES Y NO MATRIMONIALES Dra. Olga María Castro Pérez Treviño Abogada por la Pontificia Universidad Católica del Perú, Catedrática en las Facultades de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Universidad Femenina del Sagrado Corazón, Universidad de la Experiencia (UNEX) y Universidad Particular San Martín de Porres. Docente de la Academia de la Magistratura. Sumario: I. Introducción. II. Antecedentes legislativos. III. La elección del régimen. IV. Las sociedades gananciales.V. Régimen de separación de Patrimonio. VI. El régimen patrimonial y las uniones no matrimoniales VII.Conclusión. I.INTRODUCCIÓN El derogado Código Civil de 1936, obedeciendo a conceptos tradicionales arraigados en nuestra sociedad, establecía el predominio del marido sobre la mujer y, en consecuencia, ella estaba supeditada a las decisiones de él. Cabe señalar que en la época de la Colonia y hasta mediados del siglo pasado, la mujer que se casaba pasaba a ser, más o menos, una hija de su marido.158 Históricamente se relaciona la supremacía del varón sobre la mujer, a una incapacidad en razón del sexo y a una incapacidad correlativa a la potestad marital. 158 El cambio de rol social de la mujer llevado a cabo en el siglo pasado, significó que ella ocupara un lugar decisivo en la sociedad y que se dejaran de lado patrones tradicionales respecto a los roles domésticos y públicos que venía desarrollando, originándose su reconocimiento, tanto en el plano nacional, como en el plano internacional. El principio de igualdad y el mandato de no discriminación constituyen preceptos constitucionales CORNEJO CHAVEZ, Héctor. Diario “La República”, Lima, 23 de julio de 1984, Pág. 7. 107 LA LEGISLACIÓN PERUANA A PROPOSITO DEL RÉGIMEN ECONÓMICO EN LAS UNIONES MATRIMONIALES Y NO MATRIMONIALES en casi todas las legislaciones del mundo y está recogido en numerosos instrumentos internacionales. Entre nosotros, la Constitución del 9 de Junio de 1979 recoge por primera vez este principio en su artículo 2°, obligando a cambios normativos en materia de familia. Los regímenes matrimoniales también sufrirían este impacto. Había pues que regular las facultades de administración y disposición de bienes, aspectos medulares en el régimen159, adecuándolas a este cambio. El mencionado artículo señalaba taxativamente: “Toda persona tiene derecho a la igualdad dentro de la ley, sin discriminación alguna por razón de sexo, religión, opinión o ideas. El varón y la mujer tienen iguales oportunidades y responsabilidades. La Ley reconoce a la mujer derechos no menores que el varón” Adicionalmente, el 13 de setiembre de 1982 el Perú ratificó la “Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer”. En ella se plasma la promoción y defensa de los derechos de las mujeres sobre la base de la igualdad y dignidad de la persona humana, conviniendo los Estados partes en seguir por todos los medios apropiados y sin dilaciones, una política encaminada a eliminar la discriminación contra la mujer ( artículo 2°). La Constitución vigente también recoge el principio de igualdad y el mandato de no discriminación. Señala que: “Toda persona tiene derecho: ... 2. A la igualdad ante la ley. Nadie debe ser discriminado por motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición económica o de cualquier otra índole”160 (artículo 2° numeral 2)” El actual Código Civil – vigente desde el 14 de noviembre en 1984-, nace con una nueva normativa inspirada en el principio de igualdad y el mandato de no discriminación. Como consecuencia de ello, marido y mujer tienen en el hogar autoridad, consideraciones, derechos, deberes y responsabilidades iguales. En el artículo 4° se reconoce igual capacidad de goce y de ejercicio de los derechos civiles para el varón y la mujer. 159 El Artículo 234° de nuestro Código Civil, en su parte final, establece por primera vez este principio en el ámbito de las relaciones conyugales, al prescribir que: “El marido y la mujer tienen en el hogar autoridad, consideraciones, derechos, deberes y responsabilidades iguales”. Este artículo resulta ser fundamental en el desarrollo del articulado del Código respecto al régimen patrimonial de los cónyuges. En lo referente a las relaciones patrimoniales el principio de igualdad y el mandato de no discriminación se vieron concretados en cuatro normas que a continuación trascribimos: “Artículo 292°. “La representación de la sociedad conyugal es ejercida conjuntamente por los cónyuges, sin perjuicio de lo dispuesto por el Código Procesal Civil. Cualquiera de ellos, sin embargo, puede otorgar poder al otro para que ejerza dicha representación de manera total o parcial. Para las necesidades ordinarias del hogar y actos de administración y conservación, la sociedad es representada indistintamente por cualquiera de los cónyuges. Si cualquiera de los cónyuges abusa de los derechos a que se refiere este Artículo, el Juez de Paz Letrado puede limitárselos en todo o parte. La pretensión se tramita como proceso abreviado. Artículo 313°. “Corresponde a ambos cónyuges la administración del patrimonio social. Sin embargo, cualquiera de ellos puede facultar al otro para que asuma exclusivamente dicha administración respecto de todos o de algunos de los bienes. En este caso, el cónyuge administrador indemnizará al otro por los daños y perjuicios que sufra a consecuencia de actos dolosos o culposos”. Artículo 315°. “Para disponer de los bienes sociales o gravarlos, se requiere la intervención del marido y la mujer. Empero, cualquiera de ellos puede ejercitar tal facultad, si tiene poder especial del otro. Lo dispuesto en el párrafo anterior no rige para los actos de adquisición de bienes muebles, los cuales pueden ser efectuados por cualquiera de los cónyuges. Tampoco rige en los casos considerados en las leyes especiales.” Fundamentalmente se ve reflejado en los poderes de administración y disposición que se otorgan a los cónyuges sobre los bienes que tenían al contraer matrimonio y los que adquieran después. 160 LANDA ARROYO, César, VELAZCO LOSADA, Ana. Constitución Política del Perú 1993. Pontificia Universidad Católica del Perú, 1994, Fondo Editorial. 108 Revista Institucional nº 9 Artículo 317°. “Los bienes sociales y, a falta o por insuficiencia de éstos, los propios de ambos cónyuges, responden a prorrata de las deudas que son de cargo de la sociedad.” II. ANTECEDENTES LEGISLATIVOS Debemos buscar los antecedentes más próximos del régimen patrimonial del matrimonio en el Perú en nuestra legislación colonial cuya fuente fue el derecho español. Durante el Imperio Incaico, por su propia organización, aquel no tuvo cabida, pues no había dominio privado y sólo al fallecimiento podían transmitirse los bienes de uso personal. “Durante la vigencia del Código de 1936 se pensó que el régimen de Sociedades de Gananciales armonizaba con nuestra manera de concebir el matrimonio en el que junto a la comunidad espiritual nacida entre los esposos, debía existir un mínimo de comunidad económica. Mucho tuvo que ver en este la influencia de la Iglesia, que desde finales del Siglo XII, por disposición pontificia de Urbano III, impuso al marido la obligación de dividir con la mujer los gananciales que hubiese. Era la Ley quien creaba ese de tipo de sociedad. Las partes no eran libres para decidir si era preferible acceder a un régimen de separación. Era la comunidad, en consecuencia, un régimen de orden público que el codificador calificó como irrenunciable”161. El antecedente inmediato del actual Código Civil es el Código de 1936, el que a su vez tuvo como antecedente el derogado Código de 1852. El artículo 176° del Código Civil de 1936 señalaba que por la celebración del matrimonio se constituía entre marido y mujer una sociedad en la cual existían bienes propios de cada cónyuge y bienes comunes. La mencionada norma indicaba que los cónyuges no AMAG PERÚ podían renunciar a esa sociedad ni a sus efectos. Este artículo tuvo como fuente inmediata los artículos 955° y 956° del Código Civil de 1852 los mismos que procedían del proyecto de Vidaurre, (artículo 39°, Título IV, parte primera). El Régimen de Gananciales fue acogido también por el Código de Santa Cruz.162 La Comisión Reformadora del Código Civil de 1852 acordó mantener el régimen de bienes del Código a ese momento vigente, en consideración a que el régimen de Sociedades de Gananciales correspondía a nuestra manera de concebir el matrimonio: esto es que junto a la comunidad espiritual nacida entre los cónyuges debía existir un mínimo de comunidad económica163, pero con las reformas necesarias para elevar la condición de la mujer a ese momento incapaz relativa por matrimonio. De otro lado, se desechó el sistema de Capitulaciones Matrimoniales propuesto por el Doctor Manuel Augusto Olaechea. Se planteaba el régimen de Separación de Bienes como régimen convencional y el de Sociedades de Gananciales como régimen legal. Esta propuesta no fue compartida por los demás miembros de la Comisión Reformadora quienes consideraron que el concepto tradicional que los peruanos tenían sobre el matrimonio haría que su uso fuera muy escaso; se consideró además que con la institución de los “Bienes Reservados”164 se rompía la exclusividad y rigidez de mantener el régimen de Sociedades de Gananciales como único sistema legal. El régimen de Separación de Bienes se admitió para casos excepcionales y no como un sistema electivo para los esposos; sin embargo el artículo 241° del Código Civil de 1936 sufrió una evolución, pues en su texto original dicho artículo señalaba la posibilidad de que el juez declarara la separación de bienes solamente a pedido de la mujer y en los casos taxativamente allí señalados. 161 AVENDAÑO VALDEZ, Jorge, Los bienes en el derecho de familia en La Familia en el Derecho Peruano en Libro Homenaje al Dr. Héctor Cornejo Chávez, Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, Perú , 1992 segunda edición . Fondo Editorial de la PUCP. Pág. 252. 162 VALVERDE, Emilio. El Derecho de Familia en el Código Civil Peruano. Lima, 1942, Tomo I, Imprenta del Ministerio de Guerra, Pág. 443. 163 Ibidem, Pág. 252. 164 Aún cuando la mayoría de legislaciones que instituyen los bienes reservados coinciden en que éstos están constituidos por los frutos del trabajo de la mujer, algunos de ellos instituyen un régimen de mayor envergadura pues el peculio reservado de la mujer comprende no solamente el producto de su trabajo, sino también las cosas exclusivamente destinadas a su uso personal (vestidos, joyas); lo que sirvió para el ejercicio de su profesión o de su industria y también todo lo que ha sido declarado reservado en el contrato de matrimonio y por último los bienes que se estipulen reservados por el autor de una liberalidad entre vivos o testamentaria. En el Perú constituyeron bienes reservados de acuerdo al derogado Código Civil de 1936, Artículo 206 del Código Civil: los productos del trabajo de la mujer y lo que ésta obtenga por el usufructo legal sobre los bienes de los hijos. 109 LA LEGISLACIÓN PERUANA A PROPOSITO DEL RÉGIMEN ECONÓMICO EN LAS UNIONES MATRIMONIALES Y NO MATRIMONIALES En efecto, la Ley 15779 promulgada el 10 de diciembre de 1965 añadió una causal adicional mediante la cual se permitía que la separación de bienes fuese judicialmente declarada a solicitud de ambos cónyuges con la sola expresión de causa. De esta manera se les dio la oportunidad a los cónyuges de cambiar el Régimen de Gananciales por el de Separación de Bienes basándose en una resolución judicial expedida a solicitud de ambos. que, por una parte, se modifican todas las normas del régimen de comunidad de gananciales que actualmente supeditan la mujer al marido; y por otra, se permite a los cónyuges optar libremente y sin necesidad de juicio, antes o después del matrimonio, por un régimen de separación de bienes. Este sistema, en uso ya en otras legislaciones, funcionaría sobre la base de que, de no elegirse y registrarse el régimen de separación, se presumiría la vigencia del de gananciales. El Código Civil de 1984 fue producto del trabajo de dos comisiones: la Comisión Reformadora que tuvo a su cargo el estudio y revisión del Código Civil de 1936 para luego preparar un proyecto del nuevo Código. Esta comisión fue constituida el 1° de marzo de 1965 y entregó el proyecto del Código Civil Peruano el 15 de julio de 1981. Es cierto que esta solución deja en pie un problema importante si se opta por el régimen de Comunidad de Gananciales, y es el de las dificultades que acarrea para la contratación con terceros la obligación de que ambos cónyuges intervengan; pero ello podría ser subsanado en parte considerable si se dispusiese que esa intervención no se exige para actos de adquisición y si además se tiene en cuenta que uno de los cónyuges puede otorgar poder al otro. Existe siempre, es verdad, el riesgo de abuso de uno de los cónyuges, pero si entre ellos no se mantiene un mínimo de armonía, diálogo y buena fe, entonces el problema no puede resolverlo ley alguna”165. La segunda comisión se denominó Comisión Revisora; esta comisión tuvo como finalidad revisar el proyecto del Código Civil presentado por la Comisión Reformadora, y elaborar el texto final. El Código fue promulgado el 24 de Julio de 1984 pero empezó a regir el 14 de noviembre del mismo año, con el objeto de que se divulgara no sólo entre los magistrados, abogados y estudiantes de derecho, sino entre la población de todo el país. El Libro de Familia fue elaborado por el Maestro Héctor Cornejo Chávez, miembro de la Comisión encargada del estudio y revisión del Código Civil de 1936 - Comisión Revisora -autor del Anteproyecto del Libro de Familia, el mismo que fue aprobado en su integridad por aquella comisión y asumido con algunas modificaciones, más de forma que de fondo por la Comisión Revisora. La exposición de motivos correspondiente al Libro de Familia estuvo también a su cargo. La parte final de la citada exposición de motivos a la letra dice: “..., el ponente considera que el principio de la igualdad del varón y de la mujer, la especial situación en que pueden hallarse los cónyuges que aportan patrimonios considerables o desproporcionados, la conveniencia de no complicar innecesariamente el tratamiento legal de la materia y la de no producir, con un cambio que pocos reclaman problemas mayores que los que se intentan resolver, pueden ser debidamente resguardados si es 165 Paralelamente el doctor Manuel de la Puente y Lavalle elaboró un anteproyecto sobre el régimen de bienes, el mismo que lo presentó a la Comisión Reformadora sin lograr la acogida esperada. En el mencionado proyecto propuso el régimen de “Participación en Gananciales” como régimen legal y consideró como régimen supletorio el de “Separación de Bienes”, al que podrían acogerse voluntariamente ambos cónyuges o ser impuesto por el Juez a pedido de uno de ellos. De otro lado, contempló las Capitulaciones previas y posteriores al matrimonio con libertad absoluta de los cónyuges para elegir el régimen de bienes que regiría sus relaciones patrimoniales y cambiarlo todas las veces que lo crean conveniente. La peculiaridad del sistema de capitulaciones planteado fue que éstas sólo tenían efecto entre los cónyuges, de tal manera que respecto a terceros, los cónyuges se reputaban sometidos al régimen legal. En lo que respecta al régimen de “Participación en los Gananciales”, doctrinariamente se ubica como un régimen de Comunidad de Administración Separada pero con ciertas características propias: se separaba la gestión patrimonial de la comunidad de los bienes, CORNEJO CHAVEZ, Héctor. Derecho de Familia en el Código Civil, Tomo IV. Exposición de Motivos y Comentarios. Compiladora Delia Revoredo de Debakey, Lima, Perú, 1985, Talleres de Artes Gráfi Casacion “Industria Avanzada”, Pág. 409 a 414. 110 Revista Institucional nº 9 el cónyuge gestor tenía la facultad de administrar, disponer y disfrutar de los bienes que se encontraban a su disposición, bien sea por estar registrados a su nombre o bien no registrables; aún cuando tales bienes no hubieran sido adquiridos necesariamente por el cónyuge gestor. “La espina dorsal del régimen legal es la distinción entre el concepto de propiedad y el de gestión. Con relación a la propiedad, se establece que los bienes de los cónyuges les pertenecen, en el sentido de que cada uno de ellos adquiere su propiedad por cualquiera de los medios que permita el Derecho. Sin embargo, en virtud del matrimonio y durante la vigencia del régimen legal, los atributos inherentes a la propiedad, o sea la posesión, el disfrute y la disposición, no corresponden al cónyuge propietario sino a aquel de los cónyuges que tenga la gestión del respectivo bien. Desde luego, la titularidad de la propiedad y la titularidad de la gestión generalmente coincidirán, pues en la gran mayoría de los casos el cónyuge adquiriente conservará la gestión del bien, pero no porque la titularidad de la propiedad implique legalmente la de la gestión, sino porque así lo determina la voluntad de los cónyuges. Desde luego, tal como también se ha expresado en la citada introducción, la gestión de los bienes de los cónyuges no compromete la condición legal de ellos para efecto de la liquidación del régimen. Por otro tanto, no hay inconvenientes para que uno de los cónyuges transfiera al otro sus bienes propios conservando la gestión de los mismos, entendiéndose que esta transferencia sólo cobrará efectividad al liquidarse el régimen legal.”166 Esta novedosa propuesta no logró convencer a los miembros de la Comisión Reformadora, la crítica a ella bien podría resumirse en el siguiente texto del Doctor Héctor Cornejo Chávez: “De otro lado conviene señalar que tampoco otras fórmulas resuelven el problema sin incurrir en el riesgo de crear otros no menos graves. Así, si dentro de un régimen de comunidad con gestión separada o de participación de gananciales, uno solo de los cónyuges – que no es necesariamente el propietario – puede disponer de los bienes por corresponderle la gestión AMAG PERÚ según el registro correspondiente, o si se trata de bien no registrable, por el hecho de poseerlo, la contratación ciertamente se facilita para terceros, pero suscita para los cónyuges el peligro de que el gestor perjudique dolosamente al otro – sin que la posibilidad de un juicio entre ellos sobre cobro de daños y perjuicios parezca una solución alentadora, aparte de que, tratándose de bienes no registrables, no se ve cómo podrían los terceros saber si quien pretende disponer de ellos los posee a título individual y legítimamente o si, por haberlos sustraído o extraído arbitrariamente del hogar común se trata de una simple detentación, a menos que se tenga por poseedor a aquel de los cónyuges que tiene materialmente la cosa en su poder, lo cual, en los hechos, colocaría al débil, casi siempre la mujer, a merced del abuso del más fuerte.”167 III.LA ELECCION DEL RÉGIMEN El Código Civil de 1984 acoge dos regímenes matrimoniales: el de Separación de Bienes y el de Comunidad Limitada a los Gananciales denominada por nuestro legislador “Sociedades de Gananciales”. Los cónyuges pueden elegir uno de ellos, antes o después del matrimonio, no durante la celebración del acto matrimonial. No está permitido que se introduzcan modificaciones al régimen elegido. En este aspecto el proyecto de reforma del Libro de Familia elaborado por la comisión presidida por el Dr. Jorge Avendaño Valdez y presentada por el Ministerio de Justicia, incorpora con buen criterio la facultad de los contrayentes de elegir el régimen patrimonial que regirá su vida conyugal en el mismo acto de celebración de matrimonio o antes de éste. Propuesta que consideramos acorde con la realidad económica de nuestro país, tal como se señala en la exposición de motivos que a la letra dice: “La propuesta se sustenta en liberalizar la voluntad de los contrayentes en la misma ceremonia matrimonial, así como en unificar en un sólo acto la voluntad nupcial, economizando costos, trámites y tiempo. Se espera que esta fórmula tenga un impacto en las relaciones económicas en general, dado que del matrimonio surgen y se consolidan las mismas. 166 DE LA PUENTE Y LAVALLE, Manuel. Anteproyecto del régimen de bienes en el matrimonio. Exposición de Motivos a proposito de la reforma del Codigo Civil de 1936, pp 35 – 36 167 CORNEJO CHAVEZ, Héctor. Derecho de Familia en el Código Civil, Tomo IV. Exposición de Motivos y Comentarios. Compiladora Delia Revoredo de Debakey. ob.cit., Pág. 415. 111 LA LEGISLACIÓN PERUANA A PROPOSITO DEL RÉGIMEN ECONÓMICO EN LAS UNIONES MATRIMONIALES Y NO MATRIMONIALES A tal efecto, si la decisión es anterior al casamiento, los futuros cónyuges deben dejar constancia de su opción necesariamente mediante escritura pública; mientras que si la elección tiene lugar en el mismo acto de celebración de matrimonio, esta deberá constar en el acta matrimonial. Obsérvese que la facultad de opción que se concreta en el mismo acto matrimonial --cuya característica es la unidad-- deberá ser manifestada expresamente por los contrayentes de manera directa o previo cuestionamiento del Alcalde.”168 Se considera que la poca libertad que poseen los cónyuges para introducir los acuerdos que deseen en la escritura pública de opción o sustitución de régimen atenta contra sus intereses, pues bien puede ocurrir que tal como están regulados los regímenes pre establecidos en nuestro Código Civil no se adecuen a lo que consideran que deberían ser las reglas que rijan sus relaciones patrimoniales. En este sentido consideramos que la Propuesta de Reforma del Código Civil de 1984 aprobada debió considerar que los cónyuges pudieran acordar cualquier estipulación que no fuera contraria a las leyes que interesan al orden público o a las buenas costumbres o limitativa de la igualdad de derechos y deberes que correspondiera a cada cónyuge, dándoles así la posibilidad de introducir en la escritura pública de opción o sustitución de régimen, modificaciones al régimen elegido. De esta manera se logra dar mayor flexibilidad al régimen de bienes, dejando a los cónyuges libertad para introducir los acuerdos que deseen siempre dentro de los límites señalados. El artículo 295° del Código Civil señala que cuando la elección se hace antes del matrimonio, el régimen elegido comenzará a regir al celebrarse el matrimonio, señalando además que si los futuros cónyuges optan por el régimen de Separación de Patrimonios, deberán hacerlo expresamente, otorgando la escritura pública respectiva bajo sanción de nulidad e inscribiéndola en el registro personal para que surta efectos. Un interpretación literal del artículo nos llevaría a concluir que es necesario también su inscripción en el registro personal habida cuenta que la norma cuando señala: “Para que surta efectos debe inscribirse en el registro personal” no distingue entre cónyuges y terceros; en consecuencia, si ambos requisitos formales no son cumplidos, el régimen de Sociedades de Gananciales sería el que rija las relaciones patrimoniales entre los cónyuges. Algunos autores señalan que bastaría que se otorgue la escritura pública para que rija entre los cónyuges el régimen de separación de patrimonios169, interpretación a la que nos adscribimos. Para el profesor Jorge Avendaño Valdez: “La opción por este último – se refiere al régimen de separación de bienes – (el comentario es nuestro) ha de ser expresa; el silencio de los cónyuges hace presumir, Jure et de Jure, que se ha elegido el régimen de comunidad. Más aún, la opción expresa a favor de la separación patrimonial tiene una formalidad esencial que comprende dos etapas: el otorgamiento de una escritura pública y su inscripción en el Registro personal. El Artículo 295° es muy claro cuando al referirse a esa última, dice que ella es indispensable para que la separación patrimonial “surta efectos” (no dice ante terceros). La naturaleza esencial de la inscripción queda reiterada por el artículo 296”170 Revisados los antecedentes de la norma en estudio, tanto en el Anteproyecto presentado a la Comisión Reformadora del Código Civil de 1936, como en el Proyecto de la Comisión Reformadora y la Comisión Revisora del Código Civil de 1936, encontramos que en ambos documentos se señalaba que para que surta efectos el régimen elegido frente a terceros debía inscribirse en el registro personal. Se trataría pues de una omisión en el texto final del Libro de Familia; no se encuentra otra justificación para que el legislador omitiera referirse expresamente a “los terceros” pues es a ellos a quienes se busca proteger con la inscripción del acuerdo en el registro personal. En el proyecto de reforma del Libro de Familia presentado por el Ministerio de Justicia171 con buen criterio se señala que si el régimen de bienes elegido es el de separación de bienes para que surta efecto ante terceros debe inscribirse en el registro personal. El artículo 295º del mencionado proyecto a la letra dice: “Artículo 295.- Elección y formalidad del régimen patrimonial del matrimonio. 168 Proyecto de reforma del Código Civil de 1984 recuperada el 20 de junio de 2006 de 169 http://www.minjus.gob.pe/Proyectos/ Al respecto véase PLACIDO, Alex.. “Manual de Derecho de Familia”. Lima, Perú., Agosto de 2002. Segunda Edición. Gaceta Jurídica. Pág. 141. 170 AVENDAÑO VALDEZ, Jorge. ob.cit. . Pág. 254. 171 Proyecto de reforma del Código Civil de 1984 recuperada el 20 de junio de 2006 de http://www.minjus.gob.pe/Proyectos/ 112 Revista Institucional nº 9 1. Antes o en el acto de la celebración del matrimonio, los futuros cónyuges pueden optar libremente por el régimen de Sociedades de Gananciales o por el de separación de patrimonios, el cual comenzará a regir al celebrarse el casamiento. 2. Si los futuros cónyuges optan por el régimen de separación de patrimonios, deben otorgar escritura pública, bajo sanción de nulidad (las negritas son nuestras). 3. No será necesario otorgar escritura pública cuando lo declaran en el acto de la celebración matrimonial, lo que deberá constar en el acta. 4. Para que surta efecto ante terceros, debe inscribirse en el registro personal (las negritas son nuestras). El notario o el alcalde, en su caso, dispondrán que se envíen los partes al registro. 5. A falta de escritura pública o de declaración ante funcionario municipal se presume que los interesados han optado por el régimen de Sociedades de Gananciales.”172 Una vez celebrado el matrimonio, dice el artículo 296°173, pueden los cónyuges sustituirlo por el otro cuantas veces lo crean necesario con la obligación de liquidar formalmente el régimen anterior para ingresar a un nuevo régimen (artículo 298°).174 Para la validez del convenio, es obligatorio el otorgamiento de escritura pública y la inscripción en el Registro personal, siendo ambas formalidades esenciales. El nuevo régimen tiene vigencia desde la fecha de su inscripción en el registro personal (artículo 296° del CC). Sin embargo ello no guarda congruencia con el artículo 319º del Código Civil, norma específica para la regulación del fenecimiento de la Sociedades de Gananciales, el mismo que señala que para las relaciones entre los cónyuges se considera que el fenecimiento de la Sociedades de Gananciales se produce en la fecha de la escritura pública175. De la lectura de los artículos 296° y 319° primera parte, del Código Civil se advierte la referida incongruencia. AMAG PERÚ 1. Por un lado, el artículo 296° establece que durante el matrimonio, los cónyuges pueden sustituir un régimen por otro y para la validez del convenio deberán verificarse necesariamente dos actos formales: (i) el otorgamiento de la escritura pública, y (ii) la inscripción en el Registro personal. Señala además que el nuevo régimen tiene vigencia desde la fecha de su inscripción en el Registro personal - se entiende que para los cónyuges y terceros atribuyéndole de esta manera carácter constitutivo a la inscripción. 2. De otro lado, el artículo 319° del Código Civil establece que para las relaciones entre los cónyuges se considera que el fenecimiento de la Sociedades de Gananciales se produce en la fecha de la escritura pública – se refiere a la escritura pública de sustitución voluntaria del régimen patrimonial - cuando la separación de bienes se establece de común acuerdo (artículo 319° primera parte). De la lectura del artículo en referencia podemos concluir que entre los cónyuges la inscripción en el registro personal tiene carácter declarativo. El caso de los terceros es diferente, en atención a la segunda parte del artículo en mención, la inscripción en el registro personal tiene carácter constitutivo. Al respecto somos de la opinión que cuando la variación voluntaria del régimen tenga como finalidad la sustitución del régimen de Sociedades de Gananciales por el de Separación de Patrimonios, la norma aplicable debe ser la contenida en el artículo 319º del CC, considerando que se trata de una disposición de carácter específica referida de manera concreta al fenecimiento del régimen de Sociedades de Gananciales por sustitución voluntaria del régimen, frente a una disposición de carácter general como es la del artículo 296º CC referida a la variación voluntaria del régimen patrimonial cualquiera que sea (Sociedades de Gananciales o Separación de Patrimonios) el que rija entre los cónyuges. Consecuentemente, la normatividad aplicable en cada caso sería como a continuación se detalla: 1. Cuando se trate de variar el régimen de Separación de Patrimonios por el de Sociedades de Gananciales, 172 173 Ibídem Artículo 296°.- “Durante el matrimonio, los cónyuges pueden sustituir un régimen por el otro. Para la validez del convenio son necesarios el otorgamiento de escritura pública y la inscripción en el Registro personal. El nuevo régimen tiene vigencia desde la fecha de su inscripción.” 174 Artículo 298°- “Al terminar la vigencia de un régimen patrimonial se procederá necesariamente a su liquidación.” 175 Entiéndase escritura pública de sustitución voluntaria de régimen patrimonial. 113 LA LEGISLACIÓN PERUANA A PROPOSITO DEL RÉGIMEN ECONÓMICO EN LAS UNIONES MATRIMONIALES Y NO MATRIMONIALES este último regiría entre los cónyuges desde la fecha de la inscripción en el registro personal, en aplicación del artículo 296º del CC. 2. Cuando se trate de variar el régimen de Sociedades de Gananciales por el de separación de bienes, este último regirá entre los cónyuges desde la fecha de la escritura pública de sustitución voluntaria de régimen patrimonial, en aplicación del artículo 319º del CC. Respecto a los terceros las normas coinciden; en ambos casos el nuevo régimen entrará en vigencia frente a terceros en la fecha de su inscripción en el registro personal, estando los terceros protegidos por el principio de buena fe registral, pues no les será oponible la sustitución sino desde la fecha de su inscripción en el registro personal. Consideramos que la norma debió contemplar no solo la inscripción en el registro personal sino también en otros pertinentes (registro de predios, vehicular) toda vez que lo que se pretende es que queden a salvo los intereses de los terceros que contraten con los cónyuges. A nuestro criterio el proyecto de reforma del libro de familia presentado por el Ministerio de Justicia,176 de aprobarse, lograría enmendar el problema señalado en los párrafos precedentes al unificar criterios. Así de la lectura de ambos artículos podemos concluir que la inscripción tiene carácter constitutivo frente a terceros y declarativo entre los cónyuges. El artículo 296º del mencionado proyecto está redactado en los términos que a continuación se trascriben y se mantiene el articulo 319º tal como nos rige actualmente. “Articulo 296°.- Sustitución voluntaria del régimen patrimonial. 1. Durante el matrimonio, los cónyuges pueden sustituir un régimen por el otro. Para la validez del convenio es necesario el otorgamiento de escritura pública. con nulidad su inobservancia, constituye sólo un medio de prueba de la existencia del acto” debemos entender que en el caso de pactar el régimen de separación de patrimonios antes del matrimonio, la formalidad de la escritura publica tiene carácter ad solemnitatem mientras que en el caso de sustitución voluntaria del régimen durante el matrimonio tiene carácter ad probationem La CASACION N°1345-98 Lima del 16 de Diciembre de 1998178 señala: “La sustitución de un régimen patrimonial por otro durante la vigencia del matrimonio debe constar en escritura pública, lo cual constituye un requisito para su validez que es la cualidad o atributo necesario de un acto jurídico para que surta efectos legales, pero su inobservancia no es sancionada con nulidad. Siguiendo la regla contenida en el artículo 144 del Código Civil, se concluye que se trata de una forma ad probationem, y en consecuencia las partes pueden compelerse recíprocamente a llenarla. A diferencia de lo estipulado por el artículo 295 del Código Sustantivo donde la exigencia de que el acuerdo de separación de patrimonios adoptado antes del momento de la celebración del matrimonio deba constar en escritura pública, constituye una formalidad ad solemnitatem, pues su inobservancia es sancionada con la nulidad del acto jurídico de conformidad con lo establecido por el inciso sexto del artículo 219 del Código acotado” De acuerdo al artículo 299° del Código Civil, en el régimen patrimonial elegido quedan comprendidos tanto los bienes que los cónyuges tenían antes de su entrada en vigencia, como los que adquieran durante la misma, quedando en consecuencia regulados por un conjunto de reglas propias del régimen patrimonial elegido. 2. Para que surta efecto ante terceros debe inscribirse en el registro personal177”(las negrillas son nuestras). El artículo 300° del Código Civil indica que cualquiera que sea el régimen elegido, ambos cónyuges están obligados a contribuir al sostenimiento del hogar según sus respectivas posibilidades y rentas. En caso de desacuerdo, el juez regulará la contribución de cada uno. A la luz del Artículo 144° del Código Civil vigente que señala “cuando la ley impone una forma y no sanciona La norma señalada tiene por finalidad cuidar que se encuentren cubiertas las necesidades básicas del hogar. 176 Proyecto de reforma del Código Civil de 1984 recuperada el 20 de junio de 2006 177 de http://www.minjus.gob.pe/Proyectos/ En el proyecto de reforma se elimina el carácter constitutivo del registro entre los cónyuges, entro ellos regirá el régimen a partir de de la fecha en que los cónyuges otorgaron la escritura pública de sustitución voluntaria de régimen patrimonial. 178 La Casacion N°1345-98 Lima del 16 de Diciembre de 1998 en SCEP 114 Revista Institucional nº 9 En la ley no se ha precisado qué debemos entender por “sostenimiento del hogar”. En doctrina se señala que por ello se debe entender las cargas de familia, esto es los gastos más usuales y necesarios para la vida de los cónyuges y de sus hijos. “Se entiende que los bienes de los cónyuges están sujetos al levantamiento de las cargas familiares. Siendo así, la repercusión de la responsabilidad patrimonial frente a terceros debe ser precisada en los regímenes típicos. Así, en la Sociedades de Gananciales se establece que los bienes sociales y subsidiariamente, los propios de los cónyuges, a prorrata, responde de las cargas sociales. En el régimen de separación de bienes, si bien no se ha previsto norma expresa, se concluye que los cónyuges contribuirán al sostenimiento de las cargas de familia, con su patrimonio personal, en proporción a la contribución que convenga.”179 IV. LA SOCIEDADES DE GANANCIALES De acuerdo a nuestro ordenamiento vigente, el régimen patrimonial180 de la Sociedades de Gananciales es el régimen legal de carácter supletorio a la manifestación de voluntad de los cónyuges que regirá sus relaciones patrimoniales si es que no acuerdan expresamente, antes de la celebración del matrimonio o durante él, que regirá entre ellos el régimen de Separación de Bienes. Uno de los problemas de mayor relevancia es el referido a la naturaleza jurídica del patrimonio social o común y a la titularidad de los cónyuges sobre los bienes que integran este patrimonio. Sobre la naturaleza jurídica de la Sociedades de Gananciales se han intentado varias respuestas181, siendo la más generalizada y a la cual nos adscribimos aquella que señala que la naturaleza jurídica del patrimonio social o común es de un patrimonio autónomo indivisible cuyos titulares son los cónyuges, los mismos que poseen atributos “sui generis” diferentes a aquellas que posee una persona cuya titularidad está regida por las normas de propiedad ordinaria y que en términos generales suponen: un titular, libertad AMAG PERÚ de ejercicio de atributos de la propiedad. Los bienes constituyen garantía genérica del propietario en caso de incumplimiento de una obligación. El activo de este patrimonio autónomo está compuesto por algunos de los bienes adquiridos por los esposos durante el matrimonio. Se trata de un conjunto de bienes que se encuentran afectados legalmente a los intereses comunes de la familia. La titularidad de estos bienes adquieren una condición jurídica de carácter sui generis. El pasivo está integrado por algunas deudas contraídas por los esposos durante el matrimonio. Durante la vigencia del régimen, este conjunto de bienes y obligaciones no forman parte del patrimonio ordinario de cada uno de los cónyuges, ni responden por las obligaciones particulares de los cónyuges, salvo que se trate de deudas de cada cónyuge contraídas antes de la vigencia del régimen de gananciales y en beneficio del futuro hogar, en cuyo caso si responderá a falta de bienes del cónyuge deudor. Concordante con esta posición, los cónyuges ostenten una titularidad “sui generis” sobre los bienes que integran el patrimonio común en los que los cónyuges tienen sólo una “expectativa de derechos” en cuanto a su eventual disposición o afectación (constitución de garantías, embargos, medidas cautelares), pues estos derechos sólo se puede concretar al surgimiento de la “masa partible” como consecuencia del fenecimiento y liquidación del régimen. La siguiente Ejecutoria Suprema indica: Considerando Cuarto: “La Sociedades de Gananciales está constituida por bienes sociales y bienes propios y constituye una forma de comunidad de bienes y no una copropiedad, comunidad que recae sobre un patrimonio. A ella queda sujeto un conjunto de derechos y obligaciones. Por tanto ella rige tanto para el activo como para el pasivo patrimonial… La Sociedades de Gananciales constituye un patrimonio autónomo que no está dividido en partes alícuotas, y que es distinto al patrimonio de cada cónyuge que la integra” (CASACION N° 2421 – 2002 La Libertad182) 179 180 PLACIDO V. Alex. Manual de Derecho de Familia. Gaceta Jurídica, Primera Edición. Lima, 2001. Pág. 139. Por régimen patrimonial debemos entender el conjunto de reglas que regulan la relación patrimonial entre los cónyuges y frente a terceros. 181 PLACIDO V. Alex. Regímenes patrimoniales del matrimonio. Gaceta Jurídica, Primera Edición. Lima, agosto 2002. Pág. 195 y siguientes. 182 Casacion N° 2421 – 2002 La Libertad en SCEP 115 LA LEGISLACIÓN PERUANA A PROPOSITO DEL RÉGIMEN ECONÓMICO EN LAS UNIONES MATRIMONIALES Y NO MATRIMONIALES La CASACION N°3109-98 Cusco-Madre de Dios, del 28 de Mayo de 1999183 señala: “La Sociedades de Gananciales está constituida por bienes sociales y bienes propios y constituye una forma de comunidad de bienes y no una copropiedad, comunidad que recae sobre un patrimonio. A ella queda sujeto un conjunto de derechos y obligaciones. Por tanto, ella rige tanto para el activo como para el pasivo patrimonial. La copropiedad en cambio, recae sobre bienes singulares. La primera es, si se quiere, a título universal, la segunda a título particular. En consecuencia, la Sociedades de Gananciales constituye un patrimonio autónomo que no está dividido en partes alícuotas, y que es distinto al patrimonio de cada cónyuge que la integra, de forma tal que tanto para realizar actos de administración como de disposición que recaigan sobre bienes sociales será necesaria la voluntad coincidente de ambos cónyuges, (...), puesto que la voluntad coincidente de ambos cónyuges constituye la voluntad de la Sociedades de Gananciales”184 Otras posiciones que se advierten respecto a la titularidad de los cónyuges sobre los bienes que integran el patrimonio social o común son las siguientes: 1. Durante la vigencia del régimen ambos cónyuges ostentan la titularidad del activo social, es decir los cónyuges son titulares de cuotas ideales de esta masa de bienes (comunidad romana), con todos los atributos que como copropietarios poseen de acuerdo a nuestro legal (coexisten derechos individuales y derechos que se ejercen en común, pluralidad de sujetos – Unidad de objeto, propiedad exclusiva de la cuota (977° CC), derecho exclusivo de uso (974°, 975° CC). Derecho exclusivo de disfrute (976° CC), reivindicar, acciones posesorias, interdictos (979° CC)) 183 184 Del estudio de la jurisprudencia nacional podemos advertir que para un sector de la judicatura debe asimilarse la Sociedades de Gananciales al régimen de copropiedad siendo posible inscribir una medida cautelar de embargo hasta el 50% del patrimonio social, protegiendo de esta manera al acreedor. Sin embargo, debe reservarse el remate del bien hasta el fenecimiento de la Sociedades de Gananciales. Así lo ha señalado la CASACION Nº 829-2001185: “Los derechos que el deudor casado tenga en los bienes sociales con su cónyuge, también forman parte de su patrimonio, y no hay norma legal que impidan que sean embargados en garantía de una obligación, para cautelar las acreencias sobre los derechos que el deudor tendrá al liquidarse la Sociedades de Gananciales. No hay embargo respecto a los derechos y acciones que le corresponden al cónyuge actora y se mantiene dicha medida sobre los que corresponden al cónyuge deudor, procediéndose a su ejecución cuando fenezca la Sociedades de Gananciales”. En el Expediente Nº 122-05 Lima del 14 de Junio de 2005 se precisa: “Los bienes sociales pese a poder ser afectados por medidas cautelares, embargo u otro tipo de gravámenes no pueden ser materia de remate hasta que la Sociedades de Gananciales haya fenecido o haya sido liquidada…”. 2. Los cónyuges no ostentan cuotas, el conjunto de bienes comunes les corresponde en mano común, no existe la facultad de pedir la partición, las facultades de gestión tienen una regulación específica y las de disposición son esencialmente conjuntas dándose las características de la llamada “comunidad germánica”.186 La adhesión de nuestros tribunales a una de tres las posiciones señaladas es de gran trascendencia en la casuística que se presente donde generalmente entran en conflicto los intereses de los acreedores del cónyuge deudor con el interés de resguardar el patrimonio social en función de la protección económica de la familia. La Casacion N°3109-98 Cusco-Madre de Dios, del 28 de Mayo de 1999 en SCEP Casacion N° 3109-98 CUSCO- MADRE DE DIOS del 28 de Mayo de 1999, publicado en la SCEP del 27 de Noviembre de 1999, pp. 3582 – 3583 185 Casacion Nº 829-2001 Ica. En: El Código Civil y su Jurisprudencia. Gaceta Jurídica Primera Edición, Mayo 2007. 186 Consultar: MEJORADA CHAUCA Martín “Entre la Comunidad Romana y la Comunidad Germánica: La Sociedades de Gananciales a la luz de le Interpretación Jurisprudencial” en Advocatus: Revista editada por los alumnos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Lima. Nueva serie, No. 7 (2002-II). Pág. 115. Lima diciembre de 2002 116 Revista Institucional nº 9 Como muestra tenemos el caso del embargo de bienes sociales por deudas personales impagas de uno de los cónyuges. Usualmente, producido el incumplimiento en el pago de deudas contraídas exclusivamente por uno de los cónyuges, sería válido amparar la pretensión cautelar del acreedor sobre la cuota del cónyuge deudor (como si tal cuota existiese), la inscripción en la partida registral del bien social (los mismos que forman parte del patrimonio social) y finalmente su ejecución. Sin embargo, desde la perspectiva de que la naturaleza jurídica del patrimonio social constituye un “patrimonio autónomo”, este pedido no debería ser amparado pues encontrándose vigente la Sociedades de Gananciales, los bienes sociales que integran el patrimonio social o común son autónomos e indivisibles y no puede asignarse a cada cónyuge determinados porcentajes de propiedad sobre ellos, por lo que la medida cautelar de embargo no puede ordenarse. Se considera además que mientras subsista la Sociedades de Gananciales, el derecho de propiedad ordinaria que poseen los cónyuges es meramente virtual y sólo se actualiza y concreta al fenecer la sociedad legal y, mientras tal cosa no ocurra se trata sólo de una expectativa de derecho por lo que no es válido ni la inscripción de una medida cautelar de embargo, ni el embargo de los mismos por deudas de uno de los cónyuges, salvo que se trate de deudas de cada cónyuge contraídas antes de la vigencia del régimen de gananciales en beneficio del futuro hogar. Dos son las características fundamentales del régimen de la Sociedades de Gananciales: 1. Durante su vigencia se forman dos tipos de patrimonios: (i) el patrimonio propio de cada uno de los cónyuges que está compuesto de un pasivo integrado por las deudas personales de cada uno de ellos y de un activo compuesto por los bienes propios de cada cónyuge que les pertenecen en forma exclusiva (ii) el patrimonio social que pertenece a los cónyuges (pareja conyugal) en calidad de “patrimonio autónomo”187 compuesto de un pasivo social conformado por las obligaciones y cargas sociales y un activo social compuesto por los bienes sociales afectados a los intereses AMAG PERÚ comunes del hogar, los mismos que no constituyen patrimonio de la Sociedades de Gananciales, ni de los cónyuges en copropiedad. Sobre los bienes sociales los cónyuges sólo tienen una “expectativa de derecho” sobre lo que les corresponderán de estos a título de gananciales después del fenecimiento y liquidación del régimen188. 2. A su disolución y una vez concluido el proceso de liquidación pueden quedar dos tipos de bienes: aquellos cuya titularidad es exclusiva del cónyuge propietario y los “gananciales” que pertenecen en copropiedad a ambos cónyuges o ex – cónyuges, o a sus respectivos herederos hasta que la partición se produzca. Ambos tipos de bienes forman parte del patrimonio personal de cada uno de ellos. Se denomina gananciales al remanente que queda al momento de liquidar el régimen después de pagar todas las obligaciones y cargas sociales y de haber devuelto sus bienes propios a cada uno de los cónyuges. Este remanente pertenece a ambos cónyuges o ex – cónyuges o sus herederos - según sea el caso - en partes alícuotas y respecto del cual deberán efectuar la “partición” correspondiendo a cada uno de ellos o sus respectivos herederos la mitad de la masa partible. IV.1 Patrimonio propio Los bienes propios de cada cónyuge así como sus deudas conforman su patrimonio personal. La conformación de este patrimonio, su afectación y su gestión está regulado por la ley y no por la voluntad de las partes. IV.1.1 Bienes propios Son bienes propios de cada cónyuge, Artículo 302 del Código Civil: Numeral 1°.- Los que aporte al iniciarse el régimen de Sociedades de Gananciales.- Debemos distinguir dos tipos de bienes: los bienes que uno de los cónyuges aporta al iniciarse el régimen y que fueron adquiridos con absoluta independencia 187 El Artículo.65° del Código Procesal Civil precisa que existe patrimonio autónomo cuando dos o más personas tienen un derecho o interés común respecto de un bien, sin constituir una persona jurídica, hecha esta preescisión califica a la Sociedad conyugal como un patrimonio autónomo. 188 Consultar: CASTRO PÉREZ –TREVIÑO Olga María y GARCIA GARCIA Luis. “El derecho de propiedad durante el matrimonio y la copropiedad” en Revista Derecho y Sociedad. Año XIV, N°20, 2003. Editada por los estudiantes de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú. 117 LA LEGISLACIÓN PERUANA A PROPOSITO DEL RÉGIMEN ECONÓMICO EN LAS UNIONES MATRIMONIALES Y NO MATRIMONIALES del matrimonio, y aquellos que también aporta al iniciarse el régimen pero que los obtuvo en razón de la celebración del matrimonio. Dentro del segundo grupo están incluidos los bienes que recibe uno de los cónyuges por razón del matrimonio; este es el caso de las donaciones en razón del matrimonio, hecha a uno de los cónyuges o a los dos, en cuyo caso les corresponderá por mitad a cada uno, es decir, serán copropietarios del bien. Las normas sobre donaciones por razón de matrimonio se encuentran ubicadas en el Libro VII del Código Civil: Fuentes de las Obligaciones, Artículos 1646° y 1647°. También están incluidos dentro de este grupo, los bienes adquiridos por uno de los cónyuges para establecer el futuro hogar; este es el caso de los bienes que constituye el menaje del hogar. Estos bienes, a pesar de ser propios, pasarán a formar parte del patrimonio del otro cónyuge en los casos previstos en el Artículo 320° in fine del Código Civil, esto es por muerte o declaración de ausencia del cónyuge que los aportó. Numeral 2°.- Los que adquiera durante la vigencia de dicho régimen a título oneroso, cuando la causa de adquisición ha precedido a aquélla.- Se refiere a aquellos bienes adquiridos a título oneroso durante la vigencia del régimen de Sociedades de Gananciales cuya causa de adquisición ha precedido al matrimonio, es decir, son aportaciones en forma de derechos que se hacen efectivas en fecha posterior estando ya vigente el régimen de bienes, tal es el caso del contrato de compra – venta con reserva de dominio. Así, la Ejecutora Suprema N°495-91 Lima, del 7 de Diciembre de 1992189, señala: “...el departamento sub litis fue comprado (...) por escritura pública (...), antescontraer matrimonio con la actora (...), por lo que es un bien propio del marido en virtud de lo dispuesto por el inciso primero del artículo trescientos dos del Código Civil; que si bien, el precio se 189 190 terminó de pagar durante la vigencia del matrimonio, ello no lo convierte en un bien social, pues la calificación de su condición de bien propio resulta clara a tenor de lo que señala la mencionada disposición legal”. Numeral 3.- Los que adquiera durante la vigencia del régimen a título gratuito.- Quedan comprendidos los bienes obtenidos durante el matrimonio por causa de herencia, legado o donación. Este numeral se debe concordar con el Artículo 304° del Código Civil,190 en el que se establece que el cónyuge que va a recibir una herencia, legado o donación, sin el consentimiento del otro cónyuge, no puede dejar de aceptarla. La razón de esta regla es que la renuncia ocasiona perjuicio, no sólo a la sociedad, sino también a los posibles gananciales del otro cónyuge, desde el momento en que de acuerdo a la norma del Artículo 310°, los frutos de estos bienes son comunes. En este numeral quedan incluidas las donaciones que puedan recibir marido y mujer conjuntamente durante el matrimonio (en copropiedad); en este caso debemos tener presente que de acuerdo a lo señalado en el Artículo 1630° del Código Civil191 cuando se trate de donaciones hechas conjuntamente a marido y mujer, “tendrá lugar el derecho de acrecer, si el donante no dispuso lo contrario”. ¿Se incluye dentro de este numeral también la asunción de dominio por prescripción adquisitiva? La CASACION N° 2176-99 Lambayeque, del 7 de Diciembre de 1999192 señala: “Las sentencias de mérito consideran que la adquisición por prescripción es a título gratuito y como tal está comprendida en el inciso tercero del artículo trescientos dos del Código Civil, esto es, que se trata de una asunción de dominio a título gratuito y como tal constituye un bien propio. No obstante, no se la puede considerar un acto de liberalidad; por el contrario, es el reconocimiento de un derecho que le da esa posesión que es de cinco años cuando se trata de un bien Ejecutora Suprema N°495-91 Lima, del 7 de Diciembre de 1992, en SJEP Artículo 304°.- “Ninguno de los cónyuges puede renunciar a una herencia o legado o dejar de aceptar una donación sin el consentimiento del otro.” 191 Artículo 1630°.- “Cuando la donación se ha hecho a varias personas conjuntamente, se entenderá por partes iguales y no se dará entre ellas el derecho de acrecer. Se exceptúan de esta disposiciones las donaciones hechas conjuntamente a marido y mujer, entre los cuales tendrá lugar el derecho de acrecer, si el donante no dispuso lo contrario.” 192 Casacion. N°2176- 99 Lambayeque del 23 de diciembre de 1999, publicada en la SCEP del 07 de abril de 2002. pp. 49764977 118 Revista Institucional nº 9 rústico y de diez años si es un inmueble urbano. Si la posesión la ejerció por el tiempo requerido durante la unión matrimonial, vale decir, con la tenencia de la sociedad conyugal, es forzoso colegir que se trata de un bien social, lo que concuerda con lo dispuesto en los artículos trescientos diez y trescientos once del Código Civil”. Numeral 4°.- La indemnización por accidentes o por seguros de vida, de daños personales o de enfermedades, deducidas las primas pagadas con bienes de la sociedad. Se entiende que lo recibido por este concepto tiene carácter personalísimo ya que equivale a la alteración, pérdida o disminución de la actividad del cónyuge. La deducción de las primas pagadas con fondo social se encuentra justificada, en razón de que si se afectó el patrimonio social invirtiendo fondos sociales, estos deben reembolsarse para evitar que el patrimonio del cónyuge beneficiario se incremente a costa del patrimonio social. No se ha contemplado el caso de las indemnizaciones por daños o pérdidas en los bienes propios de uno de los cónyuges; sin embargo, por aplicación del principio de subrogación real, el criterio que debemos seguir es que la indemnización tiene el mismo carácter porque viene a reemplazar o sustituir el bien en el patrimonio personal del cónyuge. De la misma manera que en el primer caso, deberá deducirse las primas pagadas por la sociedad. Numeral 5°.- Los derechos de autor e inventor. Precisa el caso de los derechos de autor y de inventor. El carácter de bien propio que la ley les atribuye radica en la naturaleza absolutamente personal que subyace en ambos casos, ya que tanto la autoría como la invención son indesligables de la persona del creador o inventor. Sin embargo, el precepto resulta incompleto ya que no considera otros derechos intelectuales cuya esencia es también personal. Tal es el caso de los demás signos distintivos, como las marcas, nombres, lemas, diseños industriales e incluso la calidad de asociado en una asociación civil. A pesar de ello, la naturaleza – eminentemente personal – de estos bienes, no permitiría que sean considerados como bienes sociales. Numeral 6°.- Los libros, instrumentos y útiles para el ejercicio de la profesión o trabajo, salvo que sean accesorios de una empresa que no tenga la calidad de bien propio. Se refiere a los instrumentos necesarios para el ejercicio de la profesión u oficio del AMAG PERÚ cónyuge, cuya tenencia resulta indispensable ya que quedaría impedido de trabajar. Es importante tener en cuenta que para la aplicación de esta regla no se considera el origen de los recursos con los que se adquieren estos bienes. La regla de la subrogación y el principio que establece que los bienes adquiridos durante el matrimonio son sociales, parecerían no haber sido tomados en cuenta, ya que en tal caso, debería funcionar el reintegro a la masa social con cargo a los bienes propios de los cónyuges o a los gananciales que en su momento correspondan. En cuanto a los accesorios, éstos deben serlos respecto de una empresa (empresa individual o unipersonal) que tenga la condición de bien propio de uno de los cónyuges. Se mantiene así el principio de que lo accesorio sigue la suerte de lo principal. Numeral 7°.- Las acciones y las participaciones de sociedades que se distribuyan gratuitamente entre los socios por revaluación del patrimonio social, cuando esas acciones o participaciones sean bien propio. Encuentra su justificación en que la revaluación del patrimonio social no determina un aumento real de este patrimonio, ya que lo que se modifica es la expresión en dinero de determinados bienes que forman parte de dicho patrimonio. Numeral 8°.- La renta vitalicia a título gratuito y la convenida a título oneroso cuando la contraprestación constituye bien propio. Respecto a la primera parte del numeral, debemos señalar que obedece al carácter de gratuidad de lo adquirido por el cónyuge beneficiado. La segunda parte del numeral tiene su origen en la aplicación del principio de subrogación real: lo recibido por el cónyuge beneficiado viene a sustituir en su patrimonio a los bienes empleados para cumplir con la prestación. Numeral 9°.- Los vestidos y objetos de uso personal, así como los diplomas, condecoraciones, correspondencia y recuerdos de familia. Se trata de bienes que por su naturaleza son de carácter personalísimo. IV.1.2 Facultades de administración, disposición o gravamen de los bienes propios IV.1.2.1 a) Facultad de administración Si bien en cierto que los cónyuges conservan la libre administración de sus bienes, también es cierto que, en 119 LA LEGISLACIÓN PERUANA A PROPOSITO DEL RÉGIMEN ECONÓMICO EN LAS UNIONES MATRIMONIALES Y NO MATRIMONIALES determinadas situaciones expresamente contempladas en la ley, esta facultad puede ser transferida al otro cónyuge193. Cuando se transfiere la facultad de administración se delega sólo facultades inherentes a la mera administración, es decir, el administrador debe adoptar todas las medidas y ejecutar todos los actos jurídicos que tienden a conservarlo, a incrementarlo y a obtener todas las ventajas que es susceptible de procurar, más no puede venderlo, gravarlo o ejercer cualquier otro acto de disposición sobre ellos. Esta facultad es asumida por el otro cónyuge en los siguientes casos: 1. Cuando el cónyuge propietario no contribuye con los frutos o productos de sus bienes propios al sostenimiento del hogar De acuerdo al artículo 305° del Código Civil, el otro cónyuge puede pedir al Juez que pase a su administración, en todo o en parte, dichos bienes. Pero como indica el mismo artículo, el cónyuge que recibe la administración de los bienes propios del otro, está obligado a constituir hipoteca, y si carece de bienes propios, otra garantía si es posible, según el prudente arbitrio del Juez, por el valor de los bienes que reciba. La libre disposición de los bienes está regulada por normas que tienen como finalidad poner límite a un irrestricto uso de esta facultad, que ponga en peligro los intereses de la familia o las expectativas del otro cónyuge respecto de los gananciales. El cónyuge que considere que los actos de disposición excesiva fuesen el resultado de una actitud irracional o de una ausencia de aptitudes de ponderación del valor de los bienes o de su adecuado manejo del cónyuge propietario, puede plantear una acción de interdicción por causa de prodigalidad (artículo 584°) o de mala gestión (artículo 585°) o de invalidez de donación (artículo 1629°). Nuestra legislación no establece ninguna limitación a estas facultades aún cuando se trate de disponer o gravar el inmueble de propiedad de uno de los cónyuges donde está constituido el domicilio conyugal o los muebles de uso ordinario de la familia. Otras legislaciones como la española, bajo el principio de que la gestión de los bienes debe armonizarse con el interés de la familia, establecen que para disponer del inmueble donde está constituido el domicilio conyugal y de los muebles de uso ordinario de la familia, se requiere la intervención de ambos cónyuges, aunque tales bienes pertenezcan a uno solo de ellos. 2. Cuando el cónyuge propietario está impedido por interdicción u otra causa como enfermedad, imposibilidad física y mental; cuando se ignora su paradero; cuando se encuentra en algún lugar remoto o si ha abandonado el hogar (artículo 314° y 294° del Código Civil). El Juez puede autorizar el acto de disposición por causas justificadas de necesidad o utilidad y atendiendo al interés familiar. 3. Cuando el mismo cónyuge lo permite (artículo 306° del Código Civil), es decir tácita y voluntariamente lo consiente. El cónyuge que los administra está obligado a devolverlos cuando aquellos lo solicitan. IV.1.3. Deudas propias IV.1.2.1 b) Facultades de disposición o gravamen De acuerdo al artículo 303°194 de nuestro Código Civil, cada cónyuge tiene derecho a la libre disposición de sus bienes y gravarlos cuantas veces lo crea conveniente. 193 En su caso, también puede establecer las medidas cautelares que estime conveniente. En nuestro ordenamiento legal no se ha establecido la presunción juris tamtum del carácter común de las deudas asumidas por uno de los cónyuges durante la vigencia de la Sociedades de Gananciales por tanto debemos entender que las deudas se presumen propias salvo prueba en contrario. Sin embargo jurisprudencialmente se señalan criterios divergentes así: Artículo 303°.- “Cada cónyuge conserva la libre administración de sus bienes propios y puede disponer de ellos o gravarlos.” 194 Aún cuando el legislador se refiere sólo a los actos de disposición y gravamen y omite aquellos actos que importen una desmembración del derecho de propiedad – servidumbre, usufructo, etc. -, del espíritu de la norma se deduce que están incluidos en ella. 120 Revista Institucional nº 9 “Considerando Quinto: que asimismo cabe hacer la acotación, que a quien le corresponde probar que la deuda contraída por el ejecutado señor…., no haya redundado en beneficio de la sociedad conyugal es a la demandante, a tenor de lo dispuesto por el artículo 196º del Código Adjetivo: en tanto que si todos los bienes presumen sociales conforme dispone el artículo 311º inciso 1º del Código Civil, se entiende asimismo que para el caso de deudas es de aplicación la misma presunción”. (CASACION Nº 2088- 2000 Cajamarca195). CASACION N°1953-97 Piura, del 7 de Octubre de 1998196 “Los artículos trescientos siete y trescientos ocho del Código Civil regulan como se cubren las obligaciones contraídas por los cónyuges antes de la vigencia de la Sociedades de Gananciales. Siendo así, no corresponde discutir si los bienes propios de uno de los cónyuges o los bienes de la sociedad conyugal responderán por las deudas contraídas por el otro cónyuge. Lo que corresponde determinar es si la obligación se contrajo en beneficio del futuro hogar o en provecho de la familia. Por tanto, al no estar acreditado este extremo no es procedente que los bienes propios de uno de los cónyuges o los bienes de la sociedad respondan por las obligaciones personales del otro cónyuge”. En principio las deudas individualmente contraídas deben ser consideradas como exclusivamente privadas del cónyuge que las contrajo y por tanto deben ser afrontadas con el patrimonio propio del cónyuge deudor; sin embargo nuestro legislador estableció dos supuestos de actuación individual de uno de los cónyuges susceptible de afectar el patrimonio social o propio de uno de los cónyuges según sea el caso197. Los criterios normativos establecidos respectos a las deudas adquiridas individualmente por los cónyuges durante la vigencia de la Sociedades de Gananciales son los siguientes: IV.1.3.1 “Las deudas de cada cónyuge anteriores a la vigencia del régimen de Sociedades de Gananciales son pagadas con sus bienes propios, a menos que hayan sido contraídas en beneficio del futuro hogar, AMAG PERÚ en cuyo caso se pagan con bienes sociales a falta de bienes propios del deudor.” (Artículo 307 del CC) Esta norma trae dos supuestos a contemplar: a) Deudas contraídas antes del inicio del régimen de Sociedades de Gananciales en interés propio y exclusivo del cónyuge deudor. El cónyuge deudor responde con sus bienes propios. b) Deudas contraídas antes del inicio del régimen de Sociedades de Gananciales en beneficio del futuro hogar. Responde subsidiariamente el activo social a falta de bienes propios del cónyuge deudor pero deberá probarse que el motivo determinante para adquirir la deuda por parte del futuro cónyuge fue buscar el beneficio del hogar. Es el caso -entre otras situaciones- de aquellas deudas que asume uno de los contrayentes para comprar los bienes de uso doméstico para el futuro hogar. Se trata de un tipo especial de deuda privativa o personal del cónyuge deudor donde el motivo explicito para contraerla fue el beneficio del futuro hogar. IV.1.3.2 “Los bienes propios de uno de los cónyuges, no responden de las deudas personales del otro, a menos que se pruebe que se contrajeron en provecho de la familia” (Artículo 308 del CC). Esta norma también trae dos supuestos a observar: a)Deudas personales contraídas por uno de los cónyuges durante la vigencia del régimen de Sociedades de Gananciales en interés propio y exclusivo. El cónyuge deudor responde con sus bienes propios. b)Deudas contraídas por uno de los cónyuges durante la vigencia del régimen de Sociedades de Gananciales en provecho o beneficio de la familia. Responde subsidiariamente los bienes del cónyuge no deudor a falta o insuficiencia de bienes propios del cónyuge deudor y siempre que se acredite el provecho que produce para la familia. Se trata de un tipo especial de deuda donde el motivo determinante para contraerla fue el perseguir el provecho de la familia lo que no desnaturaliza el carácter de deuda privativa o personal del cónyuge deudor. Cabe señalar que no se trata de deudas contraídas para atender las cargas sociales 195 196 197 Casacion Nº 2088- 2000 Cajamarca en SCEP Casacion. N° 1953 – 97 Piura del 7 de octubre de 1998, publicada en el CCJC, tomo II., pp 302 - 303 CANALES TORRES Claudia. “Responsabilidad patrimonial por deudas en la Sociedades de Gananciales” en Dialogo con la Jurisprudencia N° 102 p.124. Lima marzo de 2004. 121 LA LEGISLACIÓN PERUANA A PROPOSITO DEL RÉGIMEN ECONÓMICO EN LAS UNIONES MATRIMONIALES Y NO MATRIMONIALES señaladas en el Artículo 316° del Código Civil o las necesidades inmediatas de la familia, ni para adquirir bienes comprendidos en el menaje de la familia. Cada cónyuge responde con sus bienes propios a prorrata, de las deudas sociales cuando los bienes sociales no basten para cancelar las deudas que son de cargo de la sociedad (artículo 317° del Código Civil). De esta manera se constituye la responsabilidad subsidiaria de los bienes propios de ambos cónyuges responsabilizándose cada uno de ellos con su patrimonio por el saldo o integro de la deuda impaga, en proporción a sus respectivos ingresos y rentas. Cada cónyuge responde con sus bienes propios y los de la sociedad que le corresponderían en caso de liquidación por la deuda derivada de responsabilidad extracontractual198. En este caso, el acreedor podrá hacer efectiva su acreencia con los bienes propios del cónyuge deudor, pero si éstos no fueren suficientes, no podrá hacerlo con los bienes sociales que le corresponderían en caso de liquidación de la Sociedades de Gananciales sino hasta que ésta se liquide, ya que durante su vigencia los cónyuges no tienen titularidad sobre los bienes sociales; en consecuencia, no se puede afectar derechos individuales que no existen199. La CASACION N°50-96 Cajamarca, del 11 de Noviembre de 1996200 recoge un criterio divergente al señalado: “El artículo trescientos nueve del Código Civil se contrae a la responsabilidad extracontractual de un cónyuge, que en este caso no sólo quedan libres de afectación los bienes propios del otro consorte, sino también la parte que le correspondería en los bienes de la sociedad en caso de liquidación; por lo que, tratándose de un acto absolutamente personal, no tiene por que afectar el patrimonio del otro, ni perjudicarlo en la parte que eventualmente le correspondería por concepto de gananciales. En ese sentido, siendo un acto propio de un cónyuge, no puede afectar los derechos y acciones que corresponden 198 199 a la cónyuge en el inmueble embargado, ya que no se trata de obligación que la sociedad conyugal debe responder”. IV.2 Patrimonio social Como ya se ha señalado en este trabajo, el patrimonio social está compuesto por un activo integrado por un conjunto de bienes afectados a un fin determinado y un pasivo que lo conforman las obligaciones y cargas sociales. El patrimonio social (activo y pasivo), cuya naturaleza es la de un patrimonio autónomo está sujeto a un régimen legal especial: el Régimen Patrimonial de la Sociedades de Gananciales. Al conjunto de bienes que integran el activo del patrimonio social nuestro legislador lo denomina bienes sociales y al conjunto de cargas y obligaciones sociales nuestro legislador los denomina deudas sociales. IV.2.1 Bienes sociales Nuestro legislador ha optado por establecer que tienen la categoría de “bienes sociales” todos los bienes no comprendidos en el Artículo 302° del Código Civil, evitando detallar cada uno de ellos; sin embargo, ha cuidado de nombrar especialmente aquellos bienes que tienen carácter de sociales y que dada su importancia, no debe quedar la menor duda de su calidad de tales. Artículo 310° del Código Civil: “Son bienes sociales todos los no comprendidos en el Artículo 302°, incluso los que cualquiera de los cónyuges adquiera por su trabajo, industria o profesión, así como los frutos y productos de todos los bienes propios y de la sociedad y las rentas de los derechos de autor e inventor. También tienen la calidad de bienes sociales los edificios construidos a costa del caudal social en suelo propio de uno de los cónyuges, abonándose a éste el valor del suelo al momento del reembolso”. Respecto a la calidad de bienes sociales que tienen lo que los cónyuges adquieran por su trabajo, industria o profesión, se debe señalar que es social lo adquirido por los cónyuges en virtud de su esfuerzo individual, mediante el proyecto y útil empleo de la Artículo 309° del Código Civil modificado por el Decreto Legislativo No. 768. Sobre el particular se puede consultar: CASTRO PÉREZ –TREVIÑO Olga María y GARCIA GARCIA Luis. “ El derecho de propiedad durante el matrimonio y la copropiedad” en Revista Derecho y Sociedad. Año XIV, N° 20, 2003. Editada por los estudiantes de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú. 200 Casacion N° 50-96 CAJAMARCA del 11 de noviembre de 1996, publicada en la SCEP del 30 de diciembre de 19997, pag. 198 122 Revista Institucional nº 9 actividad humana en todas sus manifestaciones, lo que incluye también la producción alcanzada por el trabajo intelectual, técnico y manual sea permanente o eventual pero siempre que la actividad se haya realizado durante el matrimonio. Bajo el concepto de productos de trabajo, también debemos entender la renta de las pensiones de jubilación, cesantía y retiro, percibidos durante el matrimonio, sin que influya el momento en que fueron prestados los servicios, ni el momento en que se solicitó y obtuvo el reconocimiento. Cabe mencionar la calidad de bien social de la CTS y qué criterios se manejan para señalar desde cuándo puede ser considerada bien social y desde cuando bien propio. Al respecto el D.S 001-97-TR TUO de Ley de Compensación por Tiempo de Servicios, artículo 39º señala: “La CTS tiene la calidad de bien común sólo a partir del matrimonio civil […] y mantendrá dicha calidad hasta la fecha de la escritura pública en la que se pacte el régimen de separación de patrimonios o de la resolución judicial consentida o ejecutoriada que ponga fin a dicho régimen”. “[…] se presume, salvo prueba en contrario, que el trabajador cuenta con el consentimiento correspondiente para realizar tales actos” AMAG PERÚ La Ley 13714, Artículo 17° establece que el autor de obras intelectuales o artísticas se mantiene como titular de ellas si contrae matrimonio y sólo a él le corresponde los derechos morales; pero que tratándose de los rendimientos pecuniarios que se produzcan en el matrimonio, pertenecen a la sociedad201. Finalmente, en lo concerniente a la calidad de bien común de los edificios construidos a costa del caudal social en suelo propio de uno de los cónyuges abonándose a éste el valor del suelo al momento del reembolso, se debe señalar que la norma bajo comentario tiene un justificado criterio distinto de los que inspiran los Artículos 941º, 942º y 944° del Código Civil relativos a la construcción en terreno ajeno. Cabe señalar que el Artículo 311° del Código Civil indica tres reglas para calificar los bienes dentro del régimen de Sociedades de Gananciales. a) Todos los bienes se presumen sociales, salvo prueba en contrario. Establece una presunción “Juris Tantum”. La carga de la prueba según esta regla, recae en el cónyuge que aduce ser propietario del bien, quien deberá probar que lo adquirió con su caudal propio. El hecho de que el bien se hubiera adquirido a nombre de uno de los cónyuges no es prueba que lo adquirió con caudal propio. Resulta cuestionable que a los productos de un bien propio se les considere bienes sociales si tomamos en cuenta que el producto del bien es el bien mismo que se percibe poco a poco, de tal manera que el valor del producto es en realidad lo que la cosa vale de menos. No ocurre lo mismo con los frutos que producen los bienes propios y sociales, pues éstos surgen del bien ya sea en forma natural, mediante intervención humana o como consecuencia de relaciones jurídicas. En cualquier caso, los frutos se separan del bien sin disminuir o alterar su sustancia; es decir, son un valor que se agrega al bien pero no es el bien en sí mismo. El criterio que maneja el Tribunal Registral en cuanto a la solicitud de inscripción de bienes propios es el siguiente: En cuanto a las rentas de los derechos de autor e inventor, debe quedar claro que la renta de estos derechos son bienes sociales, pero el derecho mismo es bien propio. El mismo criterio se advierte en la Resolución del Tribunal Registral N°003-2002-ORLC/TR del 4 de Enero de 2002203: 201 202 203 “...la obligación de acreditar las pruebas no es requerida expresamente por ningún texto legal, empero, su cumplimiento colige de la respectiva norma del Código Civil, en la medida en que no se exige de las partes únicamente la afirmación del reconocimiento de la titularidad o calidad de bien, sino la presentación de pruebas que acrediten la naturaleza del bien propio y social”202 CORNEJO CHAVEZ, Héctor. Op. Cit. Pág. 296. Resolución Nº 239-99 ORLC/TR del 21 de Setiembre del 1999. en ORLC Resolución del Tribunal Registral N°003-2002-ORLC/TR del 4 de Enero de 2002 en ORLC 123 LA LEGISLACIÓN PERUANA A PROPOSITO DEL RÉGIMEN ECONÓMICO EN LAS UNIONES MATRIMONIALES Y NO MATRIMONIALES “Con la finalidad de enervar la presunción de bien social contenida en el inciso 1) del artículo 311 del Código Civil e inscribir un bien inmueble con la calidad de bien propio, no es suficiente la declaración efectuada por el otro cónyuge contenida en la escritura pública de compraventa” . b) Los bienes sustituidos o subrogados a otros se reputan de la misma condición de los que sustituyeron o subrogaron. Establece una presunción “Jure et de Jure” y se explica por sí misma; establecer lo contrario sería atentar contra el tráfico patrimonial de bienes. c) Si vendidos algunos bienes, cuyo precio no consta haberse invertido, se compran después otros equivalentes, se presume, mientras no se pruebe lo contrario, que la adquisición posterior es hecha con el producto de la enajenación anterior. Establece una presunción “Juris Tantum” y debe entenderse en el sentido de que debe haber correspondencia aproximada entre el precio de lo que se vendió y el precio del bien que luego fue comprado. No es necesario que el bien que se adquirió sea de la misma naturaleza del que se compró ni que la nueva adquisición se realice en forma inmediata a la venta del bien cuyo precio de venta se invirtió. Así la Resolución N°298-98-ORLC/TR del 10 de Agosto de 1998 señala: “La ley ha consagrado en el artículo 311º del Código Civil tres presunciones sobre la naturaleza de los bienes en la sociedad. De los antecedentes registrales se puede concluir que... transfirió la propiedad de un bien propio recibiendo como precio US$180,000.00 mientras que, la compraventa materia de rogatoria se formalizó habiendo cancelado el precio de US$55,000.00. Por tanto, dado el mayor valor del inmueble transferido resulta razonable presumir que parte de dicho monto haya sido destinado a la adquisición del bien cuya inscripción se pretende, máxime si la única limitación prevista por el inciso 3 del artículo 311 del Código Civil alude a la existencia de una correspondencia aproximada entre el precio de lo que se vendió y el del bien que luego fue comprado, tal como se puede colegir que existe en el caso subexámine. 204 Sin embargo, el registrador público encargado de la calificación del título alzado, denegó la inscripción en aplicación de un “criterio de temporalidad” que no resulta admisible habida cuenta que la norma legal no lo ha previsto, pues ésta no exige expresamente que la nueva adquisición se realice en forma “inmediata” o en un plazo temporal próximo a la venta del bien propio, exigiendo sólo que no se pruebe haber invertido el precio, no acreditándose con el mero transcurso del tiempo la inversión del monto de la primera compraventa”. El Artículo 312° del Código Civil indica que los cónyuges no pueden celebrar contratos entre sí respecto de los bienes de la sociedad, norma de carácter prohibitiva que restringe la posibilidad de negociación entre si sobre los bienes de la sociedad conyugal. IV.2.1.2 Facultades de administración, disposición o gravamen de los bienes sociales IV.2.1.2.a) Facultad de administración Respecto a la administración de los bienes sociales se debe distinguir dos situaciones: 1. Cuando se trate de realizar actos que tienen como finalidad atender las necesidades ordinarias del hogar y a la conservación del patrimonio social circunscribiéndose al levantamiento de las cargas sociales, se está efectuando actos de administración ordinaria o “poder doméstico”204 en cuyo caso, de acuerdo al Artículo 292° del Código Civil, cualquiera de los cónyuges podrá ejercer tal administración conforme al uso del lugar y a las circunstancias de tales necesidades. 2. Cuando se trata de realizar actos de administración que excedan del poder doméstico, estamos ante una administración extraordinaria la misma que, de acuerdo al Artículo 313° del Código Civil, debe realizarse conjuntamente por ambos cónyuges. El Artículo 313° del Código Civil a la letra dice: “Corresponde a ambos cónyuges la administración del patrimonio social. Sin embargo, cualquiera de ellos puede facultar al otro para que asuma exclusivamente dicha administración respecto de todos o de algunos de los bienes. En este caso, el cónyuge administrador Es importante señalar que de acuerdo al Artículo 292° del CC, a ambos cónyuges se les atribuyó por igual el “poder doméstico”; pero cualquiera de los dos podrá realizar los actos encaminados a atender las necesidades ordinarias de la familia, esto es las cargas de familia y la conservación y administración del patrimonio social (Artículo316° del CC). 124 Revista Institucional nº 9 indemnizará al otro por los daños y perjuicios que sufra a consecuencia de actos dolosos o culposos.” La administración extraordinaria se ejerce en forma conjunta, pero queda abierta la posibilidad de que un cónyuge faculte al otro para que actúe solo. En aplicación estricta del principio consagrado en este Artículo, si uno de los cónyuges desea facultar al otro para que administre en forma exclusiva los bienes sociales, debería otorgar un poder con arreglo a las formas establecidas, lo que constituye una exigencia demasiado rígida, que en la práctica se incumple, pues la cotidianeidad con la que cualquiera de los cónyuges suele asumir – con la anuencia tácita o expresa, aunque no formal del otro – la administración exclusiva de los bienes sociales presumiéndose la anuencia del otro cónyuge, demuestra que el sistema funciona, pero sin que sea necesario el otorgamiento de poder general cuya naturaleza es revocable salvo que el representado haya otorgado un poder irrevocable habida cuenta que es otorgado en interés común de los cónyuges pero deberá tenerse en cuenta lo señalado por el Artículo 153º del Código Civil205 respecto al plazo para su vigencia. Recogiendo esta realidad, una opción válida a implementar podría ser que manteniéndose el principio de la co-administración en los casos de realizar actos de administración que excedan del poder doméstico, se admitiera que si uno de los cónyuges la ejerce y el otro asume un comportamiento acorde con los efectos del acto realizado sin su participación, éste queda convalidado; en caso contrario, podría impugnarlo mediante una pretensión de anulabilidad de acto jurídico, desde luego estableciendo la sanción de anulabilidad en la norma respectiva en concordancia con lo señalado en el Artículo 221º del Código Civil. AMAG PERÚ Nuestro Código Civil no contempla una sanción expresa para los actos de administración que son ejercidos unilateralmente. De acuerdo al Artículo 314° del Código Civil206, la administración conjunta de los bienes sociales tiene como excepción, los casos de interdicción de uno de los cónyuges, de enfermedad, imposibilidad física o mental; cuando se ignora su paradero; cuando se encuentra en algún lugar remoto o si ha abandonado el hogar. IV.2.1.2.b) Facultades de gravamen o disposición Cuando se trate de actos de gravamen o disposición de bienes sociales también se debe distinguir dos situaciones: 1. Cualquiera de los cónyuges está facultado para realizar actos de disposición que se encuentran dentro de la “potestad doméstica”, es decir, actos de disposición realizados con la finalidad de cubrir las necesidades ordinarias de la familia o necesidades urgentes aún cuando éstas sean de carácter extraordinario y a la conservación del patrimonio social. 2. Ambos cónyuges deben intervenir en todos aquellos actos de disposición o gravamen que excedan del poder doméstico, de acuerdo al Artículo 315°207. Sin embargo, cualquiera de ellos puede ejercer tal facultad si tiene poder especial del otro.208 Nuestro Código no trae sanción alguna respecto a la disposición arbitraria de un bien social por uno de los cónyuges Al respecto el profesor Benjamín Aguilar Llanos señala “La norma comentada contiene un mandato, una orden, y por ello resulta imperativa. La violación de la norma sobre la disposición conjunta ha creado interpretaciones varias: unos señalan que se trata de 205 Artículo 153º del Código Civil: “El poder es irrevocable siempre que se estipule para un acto especial o por tiempo limitado o cuando es otorgado en interés común del representado y del representante o de un tercero. El plazo de poder irrevocable no puede ser mayor de un año 206 Artículo 314° del Código Civil.- “La administración de los bienes de la sociedad y de los propios de uno de los cónyuges corresponde al otro en los Casacionos del Artículo 294°, incisos 1 y 2. Si uno de los cónyuges ha abandonado el hogar corresponde al otro la administración de los bienes sociales. 207 Artículo 315° del Código Civil.- “Para disponer de los bienes sociales o gravarlos se requiere la intervención del marido y la mujer. Empero, cualquiera de ellos puede ejercitar tal facultad, si tiene poder especial del otro. Lo dispuesto en el párrafo anterior no rige para los actos de adquisición de bienes muebles, los cuales pueden ser efectuados por cualquiera de los cónyuges. Tampoco rige en los Casacionos considerados en las leyes especiales”. 208 Nótese que en este Casaciono, y a diferencia del Artículo 313°, si se requiere de un poder especial, no sólo por la naturaleza de los actos involucrados, sino porque existe además un principio general recogido en el Artículo 156° del Código Civil, en el mismo sentido, aplicable por analogía, ya que se trata del mismo tipo de actos. 125 LA LEGISLACIÓN PERUANA A PROPOSITO DEL RÉGIMEN ECONÓMICO EN LAS UNIONES MATRIMONIALES Y NO MATRIMONIALES un acto nulo, otros se pronuncian por la anulabilidad del acto, tal como lo hace el proyecto de reforma del libro de familia del Ministerio de Justicia, que propone que la sanción debe ser demandada por el cónyuge que no intervino o sus herederos; mientras otros además señalan la ineficacia del acto. Tema que introduciremos en líneas posteriores. “la venta de derechos y acciones de un bien social sin el consentimiento del otro cónyuge, es nula en virtud de que el objeto es jurídicamente imposible mas no así por falta de manifestación de la voluntad, debido a que mientras no se liquide la Sociedades de Gananciales ningún cónyuge tiene derecho sobre una cuota ideal o parte del inmueble”.212 Sobre este asunto, y en vista del interés familiar existente –que debe ser protegido en función de todos los integrantes del núcleo familiar–, creemos que una nulidad es la que debe proceder en caso de contravención a la disposición conjunta de los bienes sociales, porque la disposición es un acto que va en contra de una norma imperativa”209. La CASACION Nº 111-2006 Lambayeque muestra una novísima postura jurisprudencial en la materia: Desde el punto de vista de la teoría del acto jurídico y atendiendo a la actual redacción del Código Civil la posición del profesor Benjamín Aguilar Llanos es correcta. Se plantea además que el acto jurídico es nulo en la medida que uno de los cónyuges no manifestó su voluntad en los actos que realizara su cónyuge. Así la CASACION N° 336-2006 Lima210, indica: “Que, en tal virtud, para disponer de bienes sociales o gravarlos, se requiere de la intervención del marido y la mujer, salvo que uno de ellos de poder al otro para ese efecto, de acuerdo al artículo trescientos quince del Código Civil por lo que están prohibidas los actos de disposición unilateral de bienes inmuebles o los bienes muebles registrables sin la intervención de ambos cónyuges; de tal modo que si, contraviniendo dicha norma, se practica actos de disposición de bienes sociales por uno de los cónyuges se incurra en la causal de nulidad absoluta de acto jurídico prevista en el artículo doscientos diecinueve inciso primero del Código Civil, por falta de manifestación de la voluntad de los titulares del dominio del bien…”211 Otra posición relacionada con el efecto de nulidad es la siguiente: 209 Considerando Tercero: … siendo que con esta sentencia se procede a variar criterios anteriormente establecidos, a fin de concluir que, el supuesto previsto en la referida norma sustantiva no recoge un supuesto de nulidad del acto jurídico, sino uno de ineficacia el mismo que origina que el acto jurídico cuestionado no sea oponible al patrimonio de la Sociedades de Gananciales. Cuarto:…el artículo 315º en mención del Código en mención establece que, para disponer o gravar un bien social se requiere de la intervención de ambos cónyuges; supuesto que no descarta la posibilidad que uno de ellos pueda otorgar poder al otro, posibilidad legal que se encuentra recogida tanto en el articulo 315º como en el artículo 292º del Código glosado, lo cual lleva a concluir que, la presencia de ambos cónyuges en un acto de disposición o gravamen, no supone un requisito de validez del acto jurídico sino supone una adecuada legitimidad para contratar. Quinto es decir la intervención de ambos cónyuges supone dar cumplimiento a un requisito de eficacia denominada legitimidad para contratar…”213 El profesor Rómulo Morales Hervias considera que el efecto del artículo 315° del Código Civil es que “cuando no hay asentimiento de uno de los cónyuges es la ineficacia por la ausencia de legitimación”214, que se entenderá como “la competencia que tiene la parte de disponer o de transferir de las posiciones jurídicas o situaciones jurídicas subjetivas. Se requiere de la presencia del instituto de la legitimación como requisito de las partes contratantes a fin de que el contrato pueda surtir efectos jurídicos”215. Aguilar Llanos, Benjamín. Régimen patrimonial del matrimonio. pp.331. En Revista de Derecho PUC. Nº. 59 Fondo Editorial de Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima. 210 Casacion N° 336-2006 Lima en SCEP. 211 Casacion N° 336-2006 Lima. 212 Casacion Nº 2818-2000 Lambayeque. Publicada el 2 de Julio de 2001. Diario El Peruano. 213 Casacion Nº 111-2006 Lambayeque. Publicada el 31 de Enero de 2007. Diario El Peruano, 214 MORALES HERVIAS, Rómulo. Validez y eficacia de los actos de disposición y de gravamen en la Sociedades de Gananciales. El concepto oculto en el artículo 315° del Código Civil. En Revista Jurídica del Perú N° 64 Setiembre- Octubre 2005 p.174. 215 Ibid, p. 181 126 Revista Institucional nº 9 Consecuentemente, debemos entender que la presencia de ambos cónyuges en un acto de disposición o gravamen, no supone un requisito de validez del acto jurídico cuyo incumplimiento acarree la nulidad sino que supone una adecuada legitimidad para contratar que tendría como efecto la ineficacia de negocio jurídico respecto del cónyuge no interviniente y la posibilidad de que pueda ser ratificado por este. Respecto del tercero si actuó de buena fe el contrato es eficaz sin perjuicio de que tendrá derecho de extinguir el contrato y solicitar la tutela resarcitoria contra el cónyuge culpable216. Si el tercero actuó de buena fe y no ejerce su derecho de extinguir el contrato, “el cónyuge no interviniente tendrá una tutela jurisdiccional compensatoria por la pérdida del bien del patrimonio social contra el conyugue culpable”217. Finalmente, se plantea que el acto de disposición o gravamen del bien o bienes sociales sin el consentimiento de uno de los cónyuges “es anulable ya que existe un vicio resultante de dolo”218, efecto contenido de manera expresa en el artículo 221º- 2, y es que el actuar de uno de los cónyuges se realiza con conocimiento de que los bienes les pertenecen a la sociedad conyugal. Razón por la cual tal acto merece algún tipo de sanción que implique al menos poner en conocimiento de la situación al cónyuge posiblemente afectado con dicha disposición con la finalidad de convalidar dicho acto. Cabe señalar que no todas las personas casadas bajo el régimen de Sociedades de Gananciales conocen las normas que lo rigen, en tanto ello no podríamos señalar que todo acto de disposición de bienes sociales sin intervención de uno de los cónyuges trae consigo una actitud dolosa de parte del cónyuge que dispone del bien unilateralmente. AMAG PERÚ en el aprovechamiento de los bienes sociales que se encuentran a su disposición para su propio beneficio” Por la necesidad de que el tráfico patrimonial no se vea paralizado, es deseable que se implemente la norma que regula el acto dispositivo de un bien social sin intervención de uno de los cónyuges propuesta en el proyecto de reforma del libro de familia del Ministerio de Justicia, hacemos nuestra la exposición de motivos del citado proyecto. “La actual regulación de la disposición o gravamen de los bienes sociales, prevista en el artículo vigente materia de comentario, ha generado posiciones jurisprudenciales diversas, así como criterios administrativos contrapuestos en el ámbito registral respecto a la contravención de la regla de la intervención conyugal conjunta para la disposición de los bienes sociales. Con la propuesta se subsana la omisión y se regula la diversidad de criterios que han tratado de hallar la solución más correcta, estableciéndose que el acto practicado contraviniendo la regla general de la intervención conyugal conjunta para la disposición de bienes sociales es sancionada con la anulabilidad. En este sentido, cuando uno de los cónyuges disponga unilateralmente de los bienes sociales, el cónyuge que no interviene en el acto de disposición o sus herederos podrán demandar la anulabilidad. Como se sanciona con anulabilidad --y no con nulidad el acto de disposición unilateral-- es posible la confirmación de este acto por quienes están facultados para demandar la anulabilidad. Así la CASACION N°2148-01 Cajamarca del 12 de Noviembre de 2001219 señala que por Dolo debe entenderse No obstante ello, se consagra expresamente la facultad de que cualquiera de los cónyuges solicite la autorización judicial para disponer de algún bien social, siempre que se demuestre la necesidad y utilidad tomando en cuenta, en todo momento, el interés familiar (fuente esencial para la solución de conflictos en este ámbito). A fin de evitar un proceso largo y tedioso se indica que el trámite sea realizado mediante proceso sumarísimo. “/…/ el accionar deliberado de uno de los cónyuges en perjuicio del otro, lo que puede traslucirse entre otros, Por último, se dispone que la oposición contra el cónyuge que no interviene –por abstención o negación-- 216 217 218 Ibid. Ibid. Posición sustentada por el Dr. Carlos Furuken. Alumno del Curso Jurisprudencia en Familia y Sucesiones. Dictado en la Maestría en Derecho Civil de la Universidad San Martín de Porres. 219 Casacion 2148 – 2002 CAJAMARCA del 12 de noviembre de 2001, publicado en la SCEP del 2 de febreri de 2002, p. 8299 127 LA LEGISLACIÓN PERUANA A PROPOSITO DEL RÉGIMEN ECONÓMICO EN LAS UNIONES MATRIMONIALES Y NO MATRIMONIALES en el acto de disposición es viable. Sin embargo –como resulta lógico-- se indica expresamente que de dicho acto no surgirá obligación personal ni responsabilidad alguna para el cónyuge que no interviene en el acto de disposición”220. Código, con buen criterio, optaron por prever en el mismo Artículo esta excepción al principio general validando de esta manera aquellas leyes especiales que se apartaran del principio general contenido en el Artículo 315°. La misma norma, consagrada en el Artículo 315°, contiene dos excepciones a la regla general: La Ley de Títulos Valores No. 27287, vigente desde el 27 de Octubre del año 2000, recogiendo una práctica comercial generalizada e impuesta por los usos y costumbres de nuestro país, introdujo una importante innovación en su sexta disposición final, la misma que señala que: 1. La intervención de marido y mujer, no rige para los actos de adquisición de bienes muebles, los cuales pueden ser efectuados por cualquiera de los cónyuges. La excepción prevista en la norma respecto a la adquisición de bienes muebles sin el requisito de la intervención de ambos cónyuges, tiene a nuestro juicio aspectos vulnerables que hacen que no se justifique la alteración del principio de codisposición de bienes. El primero es que muchos bienes muebles tienen un valor que sobrepasa largamente el de un inmueble. El segundo es que en cualquier acto de adquisición (sea que se trate de bienes muebles o inmuebles), supone necesariamente un previo o simultáneo acto de disposición de dinero para pagar el precio del bien que se va a adquirir y finalmente porque nos encontramos fuera del poder doméstico y, en consecuencia, cualquier acto de disposición que se realice va a tener una repercusión patrimonial mayor que la producida para levantar las cargas de la familia. 2. El mismo principio rige para los casos considerados en leyes especiales. Cabe señalar, que con la finalidad de no afectar las relaciones y las transacciones económicas durante la vigencia del Código Civil de 1936 y como consecuencia de la reforma del Artículo 188° por el Decreto Ley 17838, se dieron dos leyes especiales que se apartaban del principio general de co-disponibilidad de los bienes sociales contenido en el Código generándose un conflicto de normas. Los legisladores del actual 220 “En la transferencia o Constitución de gravámenes sobre los títulos valores emitidos y transferidos a favor de una persona natural, no se requiere la intervención del otro cónyuge. La misma regla rige para los valores representados mediante anotación en cuenta”. Esta disposición está referida, tanto a los títulos valores como a los valores representados mediante anotación en cuenta emitida o transferida a nombre o a favor de una determinada persona natural, cuyo nombre figura literalmente en el título o registro – según sea el caso – quien se convierte en su legítimo tenedor o titular. La misma norma señala que cuando tal persona lo transfiera o constituya un gravamen sobre dicho valor, sea materializado o desmaterializado, y está casado/a, no requiere la intervención de su cónyuge. Esta disposición está sustentada en: a) La presunción jure et de jure que ambos cónyuges consienten la disposición o gravamen del título valor. b) La presunción jure et de jure de que en la relación cambiaria el tenedor del título actúa de buena fe como condición de legitimación del título. En nuestro ordenamiento nacional, la primera presunción ya se encontraba prevista por leyes Capítulo Segundo Sociedades de Gananciales Artículo 315.- Disposición o gravamen de los bienes sociales 1. Para disponer de los bienes sociales o gravarlos, se requiere la intervención de ambos cónyuges. El acto practicado en contravención de lo anterior es anulable a solicitud del cónyuge que no intervino o de sus herederos. 2. No obstante lo establecido en el párrafo 1 cualquiera de los cónyuges puede ejercer la facultad de disponer de los bienes sociales o gravarlos, si tiene poder especial del otro. 3. Lo dispuesto en el párrafo 1 no rige para los actos de adquisición de bienes muebles, los cuales pueden ser efectuados por cualquiera de los cónyuges. Tampoco rige en los Casacionos considerados en las leyes especiales. 4. Cualquiera de los cónyuges puede ser autorizado judicialmente a realizar actos de disposición que requieran el asentimiento del otro, siempre que existan causas justificadas de necesidad y utilidad, atendiéndose el interés familiar. La pretensión se tramita como proceso sumarísimo. 5. El acto es oponible al cónyuge sin cuyo asentimiento fue otorgado, pero de dicho acto no surgirá obligación personal ni responsabilidad alguna para él. 128 Revista Institucional nº 9 conexas a la de Títulos Valores como es el caso de la Ley No. 26361 (Ley de Bolsa de Productos), que en su Artículo cuarto taxativamente señala: ”Se presume, sin advertir prueba en contrario, que los bienes materia de negociación de bolsa, tienen el consentimiento de ambos cónyuges”; en igual sentido, la Ley de Mercado de Valores en su artículo 113° refiere: “Que en las transacciones que se efectúen en los mecanismos centralizados regulados por esta ley, se presume de pleno derecho, el consentimiento del cónyuge del enajenante” y finalmente la Ley de Banca y Seguros señala en su Artículo 227°: “En el establecimiento de cuentas corrientes por personas naturales y en las operaciones que se efectúen con las mismas, se presume de pleno derecho el consentimiento del cónyuge titular de la cuenta”. IV.2.2 Deudas sociales Así como hay deudas de cada cónyuge, también hay “deudas sociales”, de las que responden, en principio, los bienes sociales y a falta o por insuficiencia de éstos, los bienes propios de ambos cónyuges, a prorrata. (Artículo 317° del C.C). Dentro de nuestro régimen legal, las deudas sociales podemos agruparlas de la siguiente manera: 1. Obligaciones sociales.Se trata de deudas contraídas legalmente por ambos cónyuges221, en representación de la sociedad conyugal y en virtud de las facultades de administración, disposición y gravamen de los bienes sociales, de las que ambos son titulares dentro de los límites que señala la ley. Nos referimos a obligaciones que nacen de relaciones jurídicas tales como el arrendamiento (pago de la renta), gravamen (pago de las cuotas de un préstamo hipotecario, adquirir (pago del precio), etc. que sobrepasan la potestad doméstica. 2. Cargas sociales.- Son aquellas deudas contraídas para atender el sostenimiento de la familia y la conservación del activo social es decir para levantar las cargas sociales que en nuestro Código Civil aparecen taxativamente señaladas en el Artículo 316° y que pueden ser contraídas por cualquiera de los cónyuges en uso del poder doméstico conyugal. (Artículo 292° CC). El Artículo 316° del Código Civil señala que son de cargo de la sociedad: AMAG PERÚ Numeral 1°.- El sostenimiento de la familia y la educación de los hijos comunes. Numeral 2°.- Los alimentos que uno de los cónyuges esté obligado por ley a dar a otras personas.- El inciso abarca los alimentos que se está obligado a dar al ex- cónyuge por el divorcio, al ex- conviviente abandonado que opta por una pensión de alimentos a los hijos extramatrimoniales reconocidos o judicialmente declarados y a los hijos alimentistas. Numeral 3°.- El importe de lo donado o prometido a los hijos comunes por ambos cónyuges.- Se trata de las liberalidades que realicen los cónyuges a favor de sus hijos con cargo a los bienes sociales. Numeral 4°.- Las mejoras necesarias y las reparaciones de mera conservación o mantenimiento hechas en los predios propios, así como las retribuciones y tributos que los afecten. Numeral 5.- Las mejoras útiles y de recreo que la sociedad decida introducir en bienes propios de uno de los cónyuges con consentimiento de éste. Numeral 6.- Las mejoras y reparaciones realizadas en los bienes sociales, así como los tributos y retribuciones que los afecten. De acuerdo a lo señalado en los incisos 4°, 5° y 6°, las reparaciones de mera conservación o mantenimiento hechas en los predios propios o sociales son de cargo de la sociedad, en razón de que es ella la que usufructúa estos bienes durante la vigencia del régimen de Sociedades de Gananciales. También establecen que son de cargo de la sociedad, y bajo el mismo principio, las mejoras necesarias que se introduzcan en los bienes propios de los cónyuges o sociales, así como los tributos y retribuciones que los afecten. Cuando se trate de mejoras necesarias es decir aquellas sin las cuales el bien puede destruirse o arruinarse, son obligatoriamente de cargo de la sociedad; las mejoras útiles y de ornato también pueden ser efectuadas por la sociedad y a su cuenta, pero siempre que se cuente con la autorización del cónyuge propietario. 221 De acuerdo al Artículo 315 ° del Código Civil estos deben intervenir conjuntamente salvo los Casacionos de excepción señalados en la misma norma. 129 LA LEGISLACIÓN PERUANA A PROPOSITO DEL RÉGIMEN ECONÓMICO EN LAS UNIONES MATRIMONIALES Y NO MATRIMONIALES Respecto de las mejoras realizadas en los bienes sociales, por la propia naturaleza de estos bienes deben ser a costa del patrimonio social. Igualmente corren por cuenta de la sociedad los tributos y retribuciones que afecten a los bienes sociales. Numeral 7°.- Los atrasos o réditos devengados de las obligaciones a que estuviesen afectos tanto los bienes propios como los sociales, cualquiera que sea la época a que correspondan.- Se refiere a la carga impuesta a la sociedad por los réditos o atrasos devengados de las obligaciones a que estuvieren afectos los bienes propios de los cónyuges y los bienes sociales. En lo que respecta a los réditos o atrasos devengados de las obligaciones a que estuvieren afectos los bienes propios de los cónyuges, esto obedece a que este tipo de gastos se realiza comúnmente con los frutos de estos bienes y como ellos entran a formar parte de la masa común, las deudas de los esposos, no le son personales más que en si mismas y no sus réditos o intereses, los cuales incumben a la comunidad por tener ella el disfrute de los bienes. Sin embargo, la norma bajo comentario contiene, pues una excepción a la regla general según la cual las deudas anteriores se pagan con bienes propios del cónyuge que la contrajo (Artículo 307º Código Civil).222 Numeral 8°.- Las cargas que pesan sobre los usufructuarios respecto de los bienes propios de cada cónyuge. En razón de este inciso, la sociedad ha de soportar las cargas que pesan sobre todo usufructuario, aquellas contempladas en el Artículo 1010° del Código Civil.223 Numeral 9°.- Los gastos que cause la administración de la sociedad. La CASACION Nº 2421- 2002 señala: La Libertad224 “…la Sociedades de Gananciales constituye un patrimonio autónomo que no está dividido en partes alícuotas, y que es distinto al patrimonio de cada cónyuge que la integra, de forma tal que tanto para realizar actos de administración como de disposición 222 223 que recaigan sobre bienes sociales será necesaria la voluntad coincidente de ambos cónyuges…en tal sentido al constituir la Sociedades de Gananciales un patrimonio autónomo, este sólo responderá por obligaciones asumidas por ésta y no por obligaciones asumidas personalmente por cada uno de los cónyuges, salvo que el objeto de la obligación hubiese tenido como beneficiario a dicha sociedad… ” IV.2.3 Teoría del reembolso Se señala la necesidad de reembolsar - postura a la que nos adscribimos - al cónyuge titular de un patrimonio afectado por el acreedor ante la falta o insuficiencia del patrimonio del responsable directo de la deuda, circunstancia en que se producirá el empobrecimiento de un patrimonio cuyo titular se ve obligado a satisfacer al acreedor por mandato legal bajo la figura de la responsabilidad subsidiaria o por que fue compelido por el acreedor. En el marco del régimen de la Sociedades de Gananciales las situaciones en que legalmente se ha establecido la responsabilidad subsidiaria, como ya se ha señalado, son las siguientes: (i) responde subsidiariamente el activo social a falta de bienes propios del cónyuge deudor por las deudas contraídas por uno de los cónyuges en beneficio del futuro hogar antes del inicio del régimen de Sociedades de Gananciales, (ii) responden subsidiariamente los bienes propios del cónyuge no deudor a falta o insuficiencia de bienes propios del cónyuge titular de la deuda por las deudas que contrajo durante la vigencia del régimen de Sociedades de Gananciales en provecho de la familia, y (iii) responden subsidiariamente los cónyuges con sus bienes propios a prorrata de las deudas sociales cuando los bienes sociales no basten para cancelar las deudas que son de cargo de la sociedad. Nuestro ordenamiento legal solo a contemplado la teoría del reembolso en el último párrafo del Artículo 310° del Código Civil cuando señala: “ /…/ También tienen la calidad de bienes sociales los edificios construidos a costa del caudal social en suelo propio de uno de los cónyuges, abonándose a éste el valor del suelo al momento del reembolso”, mas no para los casos señalados en el párrafo precedente, sin embargo consideramos que debe realizarse teniendo como punto de referencia el valor que tienen los bienes al momento del reembolso, CORNEJO CHAVEZ, Héctor. Op. Cit. Pág. 306. Artículo 1010 del Código Civil.- El usufructuario debe pagar los tributos, las rentas vitalicias y las pensiones de alimentos que graven los bienes. 224 La Casacion Nº 2421- 2002 - La Libertad en SCEP 130 Revista Institucional nº 9 evitando así enriquecimientos indebidos e injustos bajo el manto de un vacio en nuestras normas que regulan las relaciones patrimoniales entre los cónyuges cuando están regidas por la Sociedades de Gananciales. IV.3 Fenecimiento y liquidación de Sociedades de Gananciales Fenece el régimen de Sociedades de Gananciales por las siguientes causas: 1. Invalidación del matrimonio 2. Separación de cuerpos 3.Divorcio 4. Declaración de ausencia 5. Muerte de uno de los cónyuges 6. Cambio de régimen patrimonial. En los casos de los incisos 1° y 3°, la Sociedades de Gananciales no podría seguir existiendo desde que el vínculo que le dio origen ha quedado disuelto. En el caso del inciso 5°, dado el carácter personal del régimen matrimonial, el cónyuge muerto no puede ser sustituido por otra persona; en consecuencia, a la muerte de uno de los cónyuges, el régimen fenece. En el caso del inciso 2° la Sociedades de Gananciales fenece porque no obstante mantenerse el vínculo matrimonial, se suspende la vida en común. En el caso del inciso 4°: “La concordancia entre la norma bajo estudio y las que se contienen en los Artículos 47°, 49°, 638° y demás pertinentes llegan a la conclusión de que, producida la desaparición de uno de los cónyuges y en tanto que no se pronuncia la declaración judicial de ausencia, los bienes del desaparecido quedan al cuidado de un curador interino (a menos que aquél haya dejado mandatario con facultades suficientes); que, declarado judicialmente el estado de ausencia por haber transcurrido por lo menos dos años desde que se tuvo la última noticia del desaparecido, fenece el régimen de Sociedades de Gananciales y efectuada la 225 226 AMAG PERÚ liquidación del mismo, el cónyuge presente asumirá el manejo de los bienes que le hayan sido adjudicados con las mismas características de un régimen de Separación de Patrimonios en tanto que la parte correspondiente al ausente será entregada en posesión temporal a quienes serían sus herederos forzosos (con las facultades y restricciones que precisan los Artículos 50° y siguientes), sin perjuicio de la acción vigilante que compete al Consejo de Familia del ausente. En realidad, como se puede advertir por lo expuesto, este último caso resulta en alguna medida atípico por cuanto el cónyuge presente tendrá sobre su patrimonio las facultades y cargas propias del régimen de Separación de Patrimonios pero el cónyuge ausente no podrá ejercer aquéllas ni cumplir éstas y su patrimonio estará sujeto aunque de modo temporal o transitorio, a un régimen de manejo ajeno a las normas del régimen patrimonial del matrimonio”225 El inciso 6° se refiere al cambio del régimen patrimonial de gananciales por uno de Separación de Patrimonios. Tres pueden ser las causas del cambio del régimen: 1. Separación convencional: resulta de la decisión de ambos cónyuges. 2. Separación judicial: Estando vigente el régimen de gananciales se produce el cambio de régimen a instancia del cónyuge perjudicado por el dolo o la culpa con que el otro cónyuge ha actuado o si hubiere abusado de las facultades que le corresponden. 3. Separación de pleno derecho: Se produce por la declaración de inicio de procedimiento concursal ordinario de uno de los cónyuges226. Sin embargo, debe precisarse que el régimen no fenece si a ese momento está vigente otro procedimiento concursal respecto de la sociedad conyugal de la que el cónyuge es integrante y que ha sido previamente publicitado conforme a ley. Como podemos observar en los casos de los incisos 1°, 3° y 5°, la Sociedades de Gananciales termina por haber desaparecido el vínculo conyugal, de ahí que se diga que estamos ante un “acabamiento normal del régimen”, y en los casos de los incisos 2°, 4° y 6° fenece la Sociedades de Gananciales a pesar de que CORNEJO CHAVEZ, Héctor. Op. Cit. Pág. 310. La ley 27809 ha modificado el texto del Artículo 330° del Código Civil 131 LA LEGISLACIÓN PERUANA A PROPOSITO DEL RÉGIMEN ECONÓMICO EN LAS UNIONES MATRIMONIALES Y NO MATRIMONIALES está vigente y subsiste el vínculo matrimonial; en este caso se dice que estamos ante el “fenecimiento excepcional de la Sociedades de Gananciales”. El momento en que se considera fenecido el régimen de Sociedades de Gananciales, está señalado en el Artículo 319° el Código Civil227 concordado con el artículo 576° del CPC. Se debe considerar el momento de fenecimiento del régimen desde dos perspectivas: I. Respecto a las relaciones entre los cónyuges, la sociedad se considera fenecida: a) En la fecha de la muerte – real o presunta - o de la declaración de ausencia de uno de los cónyuges. b) A partir de la notificación al otro cónyuge con la demanda respectiva, si el fenecimiento se produce como consecuencia de un juicio sobre invalidez de matrimonio. c) A partir de la notificación al otro cónyuge con la demanda respectiva si el fenecimiento se produce como consecuencia de un juicio de divorcio, de separación de cuerpos salvo las causales de abandono injustificado del hogar conyugal o separación de hecho, en que la Sociedades de Gananciales fenece en el momento que se produce la separación de hecho.228 d)Tratándose de la demanda de separación convencional o separación convencional y ulterior divorcio, se desprende de la lectura del Artículo 576° del CPC que se considera fenecido el régimen entre los cónyuges en la fecha de notificación del auto admisorio de la demanda. El artículo en mención señala: “Expedido el auto admisorio, tiene eficacia jurídica los acuerdos del convenio anexados a la demanda, sin perjuicio de lo que se disponga en la sentencia”. e) A partir de la notificación al otro cónyuge con la demanda de separación judicial de bienes. f) En la fecha de la escritura pública, cuando la 227 separación de bienes se establece de común acuerdo229. Igual criterio se seguirá en los casos de liquidación o sustitución del régimen patrimonial como requisito previo para el inicio del procedimiento no contencioso de separación convencional y divorcio ulterior regulado por la Ley N° 29227 y su reglamento D.S. 009-2008-JUS g) Debe tenerse en cuenta que tratándose de la declaración de inicio del procedimiento concursal ordinario de uno de los cónyuges, el régimen fenece -entre los cónyuges - en el momento mismo en que éste se inicia, conforme se desprende del Artículo 330° del Código Civil, modificado por la Ley 27809, observándose siempre la excepción señalada en el numeral 3 inmediato precedente. II. En lo que respecta a los terceros, sólo se considera fenecido el régimen a partir de la fecha de la inscripción pertinente en el registro personal. Como ya lo hemos señalado consideramos que la norma debía contemplar no solo la inscripción en el registro personal sino también en otros pertinentes (registro de predios, vehicular) toda vez que lo que se pretende es que queden a salvo los intereses de los terceros que contraten con los cónyuges.230 Cabe señalar que el fenecimiento se da en el momento que indica la ley de manera expresa, manteniéndose vigente la Sociedades de Gananciales situación en la cual no es posible diferenciar de manera determinada lo que le corresponde a cada cónyuge; mientras que la liquidación; previo inventario valorizado de bienes, se da con la sentencia definitiva y con carácter de cosa juzgada, momento en el cual se podrá identificar los bienes que corresponde a cada uno de los cónyuges. Sin embargo, debemos dar a conocer que sobre el particular no se manejan estos conceptos de manera clara. Así la Sala Suprema de Loreto indica lo siguiente: “Sétimo: Que, en tal entender, se aprecia de autos que el ad quem dispuso la adjudicación de los bienes de la sociedad en aplicación del Artículo 323º del CC y en atención a las necesidades de la demandada, sin que Artículo 319° CC. “Para las relaciones entre los cónyuges se considera que el fenecimiento de la Sociedades de Gananciales se produce en la fecha de la muerte o de la declaración de muerte presunta o de ausencia; en la de notificación con la demanda de invalidez del matrimonio, de divorcio, de separación de cuerpos o de separación judicial de bienes, y en la fecha de la escritura pública, cuando la separación de bienes se establece de común acuerdo. Respecto a terceros, el régimen de Sociedades de Gananciales se considera fenecido en la fecha de la inscripción correspondiente en el Registro personal.” 228 El Artículo 319 del Código quedó modificado en este sentido por el Artículo 1° de la Ley No. 27495. 229 Téngase en cuenta lo señalado en este trabajo a propósito de la contradicción entre los Artículos 296° y 319° primera parte, del Código Civil. 230 Al respecto léase el comentario contenido en la página 9 de este trabajo. 132 Revista Institucional nº 9 aquella fuese como consecuencia de la correspondiente liquidación, ya que antes de ésta no pueda atribuirse a los cónyuges el dominio de los bienes gananciales, al no encontrarse sujetos a un régimen de copropiedad, tanto más, si lo dispuesto en dicha norma se refiere a la división equitativa para cada cónyuge una vez liquidada, siendo que no se ha determinado en autos las cargas u obligaciones que pudiera tener la sociedad conyugal, agregándose a ello que el Artículo 320º del Código acotado dispone que fenecida dicha sociedad debe procederse a un inventario para luego realizar la división de los gananciales, por consiguiente la denuncia por inaplicación de la referida norma material resulta amparable.”231 AMAG PERÚ 1. Los vestidos y objetos de uso personal. 2. El dinero. 3. Los títulos valores y otros documentos de carácter patrimonial. 4. Las joyas. 5. Las medallas, condecoraciones, diplomas y otras distinciones. 6. Las armas. 7. Los instrumentos de uso profesional u ocupacional. 8. Las colecciones científicas o artísticas. 9. Los bienes culturales-históricos. 10.Los libros, archivos y sus contenedores. 11.Los vehículos motorizados. 12. En general, los objetos que no son de uso doméstico. IV.3.1 El menaje ordinario del hogar IV.3.2 El proceso de liquidación El menaje ordinario del hogar comprende todos los bienes muebles de uso doméstico destinados al uso, adorno y comodidad normal de la casa, de acuerdo a las necesidades inmediatas de la familia teniendo en cuenta la posición económica de ésta y las costumbres del lugar, de modo que el concepto de menaje ordinario puede variar en función a estos referentes. Los artículos 243°, 324°, 325° y 352º del Código Civil contemplan cuatro situaciones particulares que deberán ser tenidas en cuenta durante el proceso de liquidación: El menaje entra en el inventario al fenecer la Sociedad de Gananciales y sólo por excepción no se incluyen en los casos de declaración de ausencia y muerte de uno de los cónyuges previstos en el Artículo 318°, numerales 4 y 5 respectivamente. Lo cual supone que en un eventual proceso de liquidación de la Sociedades de Gananciales se devolverán al cónyuge propietario aquellos que tengan la calidad de propios, como es el caso de los bienes de uso doméstico que aporte al iniciarse el régimen, y que cuando éstos tengan la calidad de sociales pues ambos cónyuges tendrán el mismo derecho potencial a los bienes que integran el menaje. El artículo 321° del Código Civil precisa qué bienes no lo conforman, toda vez que se trata de bienes de carácter personal, a pesar de que se encuentren en el hogar. El menaje ordinario del hogar no comprende: De acuerdo al artículo 324° del Código Civil: “En caso de separación de hecho, el cónyuge culpable pierde el derecho a gananciales proporcionalmente a la duración de la separación.” La pérdida del derecho a gananciales, proporcionalmente al tiempo de la separación, supone una pérdida definitiva de los gananciales obtenidos durante este periodo, sin distinguir la procedencia de los mismos. No podemos dejar de señalar que lo regulado en la norma señalada ( 324°del CC) y el artículo 319° que a la letra dice: “ … en los casos previstos en los incisos 5º232 y 12º del artículo 333°, la sociedad de gananciales fenece desde el momento en que se produce la separación de hecho”; nos muestra una clara incompatibilidad normativa233. Así, tratándose de la causal de separación de cuerpos por separación de hecho no “se entiende de qué manera se puede contabilizar un plazo que no tendría ningún efecto para el plano patrimonial de alguno de los cónyuges ya que es el momento de la separación la que pone fin al régimen sin tener que realizar algún cálculo proporcional que genera pérdida en la sociedad 231 232 Casacion Nº 575-2004 Loreto, publicada el 4 Enero 2006 en SCEP Articulo 333°- numeral 5 del CC: “ Son causas de separación de cuerpos el abandono injustificado de la cas conyugal por más de dos años continuos o cuando la duración sumada de los periodos de abandono exceden a e plazo.” 233 Incompatibilidad que tiene su origen en la modificación al articulo 319° del CC introducida por la Ley N° 27495( articulo 1°) que entro en vigencia el 7 de julio de 2001 y que incorporo la separación de hecho como causal de separación de cuerpos y de divorcio. 133 LA LEGISLACIÓN PERUANA A PROPOSITO DEL RÉGIMEN ECONÓMICO EN LAS UNIONES MATRIMONIALES Y NO MATRIMONIALES de gananciales”234. Debemos señalar que este problema se mantiene acentuado por lo regulado en el artículo 345º-A del Código Civil que no sólo regula los efectos personales y patrimoniales ante la invocación de la causal de separación de hecho, sino que realiza de manera expresa una remisión al artículo en discusión. Pensamos que igual criterio se seguirá en el caso de la causal de abandono injustificado de la casa conyugal por más de dos años continuos. Sin embargo, consideramos que si seria pertinente la aplicación del artículo 324° del CC a los casos en que la causal de separación de cuerpos y/o divorcio por la causal de abandono injustificado de la casa conyugal se configura cuando se suma los periodos de abandono de la casa conyugal injustificadamente y resulta ser de más de dos años, lo que supone que él o la cónyuge abandonante retorna a la casa conyugal también por periodos entendidos así, los gananciales afectados serian los ganados durante los periodos de separación. 1. En caso de divorcio, el cónyuge culpable perderá los gananciales que provengan de los bienes del otro. Artículo 352° del CC. 2. El Artículo 325° del Código Civil235, se da bajo el supuesto de que habiendo una persona contraído sucesivamente varios matrimonios válidos, no liquidó formalmente cada Sociedades de Gananciales; en este caso y de conformidad con la norma que se comenta, habrá que liquidarlas al término del último matrimonio, dividiéndose los gananciales entre las diferentes sociedades, teniendo en cuenta el tiempo de su duración y las pruebas que se puedan actuar respecto de los bienes propios de los respectivos cónyuges. 3. La viuda que contrae matrimonio antes de que transcurran por lo menos 300 días de la muerte de su marido, salvo que diere a luz, pierde los bienes que hubiera recibido de su marido a título gratuito. 234 Artículo 243°, del CC. El proceso de liquidación se inicia con el inventario valorizado de todos los bienes, que incluye los bienes propios de cada cónyuge y los bienes sociales. Este inventario puede formularse en documento privado con firmas legalizadas si los dos cónyuges están de acuerdo, o sus herederos; pero si uno de ellos no está de acuerdo con la valorización de los bienes, el inventario se hace judicialmente. El menaje de hogar se incluye en el inventario, salvo en los casos del artículo 318° incisos 4° y 5°, en que corresponde al cónyuge del ausente o sobreviviente. (artículo 320° del Código Civil).236 No está previsto en nuestras normas que en el inventario se incluyan los reembolsos a que hubiere lugar, creándose un desconcierto, más aún cuando en la regulación del régimen matrimonial se ha previsto supuestos de hecho que exigirán efectuar reembolsos considerando el origen de los fondos. Realizado el inventario, se pagan todas las obligaciones y cargas sociales y luego se reintegran a cada cónyuge los bienes propios que quedaren. Los bienes remanentes después de efectuar las deducciones señaladas son los “gananciales”. Sobre el particular la Sala Suprema estableció: “…Antes de ésta (liquidación) no puede atribuirse a los cónyuges el dominio de los bienes gananciales al no encontrarse sujetos a un régimen de copropiedad, tanto mas si lo dispuesto en dicha norma se refiere a la división equitativa para cada cónyuge una vez liquidada, siendo que no se ha determinado en autos las cargas u obligaciones que pudiera tener la sociedad conyugal, agregándose a ello que el artículo 320º del Código acotado dispone que fenecida dicha sociedad debe procederse a un inventario para luego realizar la división de los gananciales …”237 SUAREZ FARFAN, Ana Victoria. “La causal de separación o ¿abandono de hecho? en la Ley 27495 y sus problemas de aplicación”. Tesis para optar el título de Abogada por la Pontificia Universidad Católica del Perú- Agosto 2006, sustentada en Enero 2007. 235 Artículo 325°. “Siempre que haya que ejecutarse simultáneamente la liquidación de gananciales de dos o más matrimonios contraídos sucesivamente por una misma persona, se admitirá, en defecto de inventarios previos a cada matrimonio, toda clase de pruebas para determinar los bienes de cada sociedad; y, en Casaciono de duda, se dividirán los gananciales entre las diferentes sociedades, teniendo en cuenta el tiempo de su duración y las pruebas que se haya podido actuar acerca de los bienes propios de los respectivos cónyuges.” 236 Artículo 320° CC. “Fenecida la Sociedades de Gananciales, se procede de inmediato a la formación del inventario valorizado de todos los bienes. El inventario puede formularse en documento privado con firmar legalizadas, si ambos cónyuges o sus herederos están de acuerdo. En Casaciono contrario, el inventario se hace judicialmente. No se incluye en el inventario el menaje ordinario del hogar en los Casacionos del Artículo 318°, incisos 4° y 5°, en que corresponde al cónyuge del ausente o al sobreviviente.” 237 Casacion Nº 575-2004 - Loreto. Publicada el 4 de Enero de 2006, en SCEP 134 Revista Institucional nº 9 Sobre los gananciales se genera un derecho de copropiedad de ambos cónyuges o sus respectivos herederos que se regirá por las reglas del Artículo 969° y siguientes mientras no se realice la partición. De acuerdo al artículo 323° del Código Civil, los gananciales deben dividirse por mitad entre marido y mujer o sus respectivos herederos. No cabe pacto en contrario. En el momento de la partición se deberá tener en cuenta lo siguiente: 1. El artículo 323° in fine, dispone que cuando la Sociedad de gananciales ha fenecido por muerte o declaración de ausencia de uno de los cónyuges, el otro tiene preferencia para la adjudicación de la casa en que habita la familia y el establecimiento agrícola, artesanal, industrial o comercial de carácter familiar, con la obligación de reintegrar el exceso de valor, si lo hubiere. En este caso se considera la adjudicación a titulo oneroso de ahí la obligación de reembolsar el exceso de valor - si lo hubiere - al otro cónyuge 2. En los casos de separación de cuerpos y divorcio por separación de hecho, el juez podrá ordenar la adjudicación preferente de los bienes sociales al cónyuge que resulte perjudicado por la separación de hecho. artículo 345º-A, del CC. Tal adjudicación deberá entenderse en principio como gratuita debiendo guardar proporción con el daño producido y seguridad que se desea legalmente brindar al perjudicado (Cabello Matamala, Carmen Julia). AMAG PERÚ El sostenimiento y educación de los hijos comunes, compete por igual a ambos padres según su situación y posibilidades.238 Nuestras normas permiten que los cónyuges puedan contratar entre sí respecto a sus bienes propios, de manera que cuando las relaciones patrimoniales entre los cónyuges se encuentran sometidas a este régimen, no tendrán ninguna limitación para gravar o disponer de sus bienes entre ellos. Como ya se ha señalado, se puede acceder al régimen de separación de patrimonios por tres vías: (1) Convencional, (2) Judicial y (3) Legal. Cuando se establece convencionalmente y es elegido por los futuros cónyuges antes del matrimonio, se debe cumplir con dos requisitos para que el convenio matrimonial tenga efecto jurídico y el matrimonio celebrado se considere sujeto al régimen de Sociedades de Gananciales. (Artículo 295° del CC): 1. La manifestación expresa de los futuros cónyuges de que han optado por este régimen; de lo contrario, se presumirá “Jure et de jure” que el régimen elegido es el de Sociedades de Gananciales. 2. Los contrayentes deberán otorgar escritura pública bajo sanción de nulidad e inscribirla en el registro personal para que surta efectos.239 V. REGIMEN DE SEPARACIÓN DE PATRIMONIOS Cuando los cónyuges se acogen a este régimen durante el matrimonio (Artículo 296° del CC) deberán observar, bajo sanción de nulidad, las mismas formalidades señaladas en el párrafo anterior, teniendo vigencia el nuevo régimen entre los cónyuges y frente a terceros desde la fecha de su inscripción en el registro personal. Durante el régimen de Separación de Bienes cada cónyuge conserva a plenitud la propiedad, administración y disposición de sus bienes presentes y futuros, correspondiéndole los frutos y productos de dichos bienes (Artículo 327° del Código Civil). Cada uno de ellos responde de sus deudas y demás obligaciones (Artículo 328° del Código Civil) debiendo contribuir al sostenimiento del hogar según sus respectivas posibilidades y rentas. Si es necesario, el Juez regula la contribución de cada uno. La separación de patrimonios se establece como consecuencia de una decisión judicial240 cuando, uno de los cónyuges abusa de las facultades que le corresponde (el cónyuge que dispone de bienes muebles comunes sin el consentimiento del otro y sin aportar el producto de esa venta al caudal común241) o actúa con dolo o culpa (caso del cónyuge a quien se ha confiado la administración de los bienes comunes y que incurre en mala gestión242 o el del cónyuge que pretende renunciar a una herencia sin el consentimiento del otro243). 238 239 240 241 242 243 Artículo 235° del Código Civil. Téngase presente lo señalado en el numeral 2 de este trabajo, a propósito del análisis del Artículo 295° del Código Civil. Artículo 329° del Código Civil. Artículo 315° del Código Civil. Artículo 313° del Código Civil. Artículo 304° del Código Civil. 135 LA LEGISLACIÓN PERUANA A PROPOSITO DEL RÉGIMEN ECONÓMICO EN LAS UNIONES MATRIMONIALES Y NO MATRIMONIALES Una vez interpuesta la demanda, el Juez, a pedido del demandante o de oficio, puede dictar las providencias concernientes a la seguridad de interés del demandante. Estas medidas, así como la sentencia, deberán inscribirse en el registro personal para que surtan efectos frente a terceros. Entre los cónyuges, la vigencia del Régimen de Separación comienza en la fecha de notificación con la demanda. El artículo 330º del Código Civil que señala: “/.../ la declaración de inicio de procedimiento concursal ordinario de uno de los cónyuges determina de pleno derecho la sustitución de régimen de Sociedades de Gananciales por el de separación de patrimonios…” La sustitución del Régimen de Sociedades de Gananciales por el de Separación de Patrimonios opera legalmente -de pleno derecho-por la declaración de inicio de Procedimiento Concursal previsto en la ley 27809 del 8 de Agosto de 2002244 de uno de los cónyuges, salvo que la sociedad conyugal de la que es parte se encuentre sometida a un procedimiento de la misma naturaleza previamente difundido de acuerdo a la ley de la materia, en cuyo caso no se producirá tal sustitución en tanto se desarrolle el trámite del proceso concursal de la sociedad conyugal. Para que produzca efecto frente a terceros, el cambio de régimen debe inscribirse en el Registro personal. Esta inscripción se hará de oficio, a solicitud de la Comisión de Procedimiento Concursal competente, del deudor, de su cónyuge o del administrador o liquidador, Presidente de la Junta de Acreedores o cualquier otro acreedor interesado ( Artículo 330° del CC). El 26 de Noviembre de 2003 se dio la Directiva Nº 006 – 2003/ CCO- INDECOPI245“ Normas Reglamentarias Relativas A La Sustitución Del Régimen Patrimonial De Sociedades de Gananciales Al Que Se Encuentra Sujeta Una Sociedad Conyugal Por El Régimen De Separación De Patrimonios Por Causa Del Concurso De Uno De Los Cónyuges, de observancia obligatoria respecto de los procedimientos concursales de personas naturales casadas bajo el régimen patrimonial de la Sociedades de Gananciales que se iniciaron o que se inicien bajo el ámbito de aplicación de la Ley General del Sistema Concursal así como de aquellos procedimientos concursales que se iniciaron respecto de tales deudores bajo la vigencia de la Ley de Reestructuración Patrimonial. Mediante la directiva señalada se busca que se efectúe una correcta y precisa “determinación de los bienes que componen el patrimonio de la cónyuge o el cónyuge concursado”, incluyendo a aquellos que le corresponderán - de ser el caso- como consecuencia de la liquidación de la Sociedades de Gananciales y se defina el rol que corresponderá al o los acreedores del cónyuge concursado o incluso a sus liquidadores en los casos en que los cónyuges no efectúen oportunamente los actos destinados a obtener la real masa patrimonial que corresponde al cónyuge concursado, toda vez que no basta con lo precisado por el artículo 330º del Código Civil esto es “la declaración de inicio de procedimiento concursal ordinario de uno de los cónyuges determina de pleno derecho la sustitución de régimen de Sociedades de Gananciales por el de separación de patrimonios…” sino que esta sustitución debe materializarse liquidando el régimen de Sociedades de Gananciales. “ /…/ Al respecto, es relevante señalar que en tales supuestos, es factible que eventualmente los integrantes de la sociedad conyugal no efectúen oportunamente los actos destinados a separar y repartir en la práctica los denominados bienes sociales o comunes situación que en algunos casos, en especial aquellos en que la normatividad especial señala que no opera la suspensión de exigibilidad de obligaciones y el marco de protección patrimonial del concursado, puede acarrear una serie de perjuicios al colectivo de acreedores, tales como la demora en el desarrollo del procedimiento que conlleve a un detrimento del valor 244 Ley General del Sistema Concursal : Artículo14.2 “El deudor cuyo patrimonio se encuentre sujeto al régimen de Sociedades de Gananciales deberá sustituir dicho régimen por el de separación de patrimonios, lo que permita la identificación exacta de los bienes que integrarán su patrimonio comprendido en el procedimiento. Para tal efecto, el deudor procederá a variar el régimen de Sociedades de Gananciales por la separación de patrimonios de conformidad con las exigencias y formalidades previstas en el Código Civil. Esta condición constituye requisito de admisibilidad para el Casaciono del deudor que pretenda su sometimiento al régimen concursal previsto en esta Ley.” Artículo14.3 “En Casaciono de que fuera emplazado un deudor sujeto al régimen de Sociedades de Gananciales y se declarara su sometimiento al régimen concursal, deberá proceder a satisfacer la exigencia prevista en el párrafo anterior de manera previa a la convocatoria a la Junta de Acreedores que disponga la Comisión. Durante la tramitación de este procedimiento y en tanto la exigencia no se satisfaga, los plazos quedarán suspendidos y no será de aplicación la suspensión de exigibilidad de obligaciones y el marco de protección legal del patrimonio, regulados en los Artículos 17° y 18° de la Ley” (Ley 27809 del 8 de agosto de 2002) 245 http://www.indecopi.gob.pe/ArchivosPortal/publicaciones/5/2003/1-9/54/10/DirectivaN006-2003-CCO.pdf 136 Revista Institucional nº 9 AMAG PERÚ de los activos pertenecientes al concursado o, peor aún, una depredación o “canibalización” de dichos bienes por actos individuales de ejecución patrimonial. En el proyecto de reforma al Libro III de Derecho de Familia presentado por el Ministerio de Justicia señala al respecto en su artículo 329° lo siguiente: 11. A fin de mitigar el impacto negativo que la omisión o demora de parte del concursado puede ocasionar, resulta necesario tener presente la posibilidad de que los acreedores de la persona natural concursada, o en su caso, su liquidador, puedan plantear directamente las acciones conducentes a materializar la modificación del régimen patrimonial de sociedad de gananciales de la sociedad conyugal que integra el concursado por uno de separación de patrimonios. Para ello resulta pertinente indicar que el artículo VI del Título Preliminar del Código Civil señala que “Para ejercitar o contestar una acción es necesario tener legítimo interés económico o moral (…)” y, que, en el caso de los acreedores del concursado, el interés estaría sustentado, básicamente, en la definición y cuantificación de la masa exacta de bienes que responderá frente a sus derechos de crédito, aspecto de evidente connotación económica patrimonial y, por ende, razón suficiente para que uno o más acreedores reconocidos ante INDECOPI o el liquidador del patrimonio del concursado tengan la posibilidad de impulsar el trámite judicial de liquidación de la Sociedades de Gananciales, actuación a la que evidentemente deberán ser citados por el órgano jurisdiccional el concursado y su cónyuge”246. “ Artículo 329°.- Sustitución judicial del régimen247 De acuerdo a la directiva en mención el procedimiento liquidatario se realiza judicialmente y tiene como finalidad que el poder judicial formule primero un inventario y proceda seguidamente a la liquidación de la Sociedades de Gananciales. El artículo 331° del Código Civil, señala que el Régimen de separación de patrimonios termina en los siguientes casos: 1. Por cambio de régimen patrimonial 2. Por invalidación del matrimonio, es decir, por nulidad y anulabilidad del mismo. 3. Por divorcio o; 4. Por muerte de uno de los cónyuges. 1. El régimen de separación puede ser establecido por el juez: a) A pedido del cónyuge agraviado cuando el otro abusa de las facultades que le corresponden o actúa con dolo o culpa. b) Si el otro cónyuge ha sido declarado judicialmente interdicto o condenado por delito doloso. c) Por abandono injustificado del domicilio conyugal por más de un año continuo. En este caso, la pretensión corresponde únicamente al abandonado. 2. Interpuesta la demanda, puede el juez dictar, a pedido del demandante o de oficio, las medidas concernientes a la seguridad de los intereses a la seguridad de los intereses de aquel. Dichas medidas, así como la sentencia, deben ser inscritas en el registro personal para que surtan efecto frente a terceros. Entre los cónyuges la sentencia que declara fundada la sustitución del régimen patrimonial surte efecto desde que queda consentida o ejecutoriada”. Como se aprecia se contempla dos supuestos adicionales que no requieren la demostración de perjuicio (lo que concuerda con la regla general establecida por el artículo 297° del Código Civil). Por otro lado, a diferencia del artículo 329º- 2º párrafo de nuestro Código Civil que establece que entre los cónyuges la separación del régimen económico surte efectos desde la notificación con la demanda, la propuesta dispone que la sentencia que declara fundada la sustitución del régimen patrimonial surta efectos desde que queda consentida o ejecutoriada, esto con la finalidad de “mayor seguridad jurídica a la sustitución del régimen patrimonial por imperio de una decisión judicial”, tal como lo dispone la Exposición de Motivos de la norma en mención.248 246 247 Ibíd. Proyecto de reforma al Libro III de Derecho de Familia recuperado el 30 de agosto de 2008 en www.minjus.org.pe/ proyectos/familia. 248 Ibíd. p.p.4 137 LA LEGISLACIÓN PERUANA A PROPOSITO DEL RÉGIMEN ECONÓMICO EN LAS UNIONES MATRIMONIALES Y NO MATRIMONIALES VI. EL REGIMEN PATRIMONIAL Y LAS UNIONES NO MATRIMONIALES Fue la Constitución de 1979 la que por primera vez se ocupó de contemplar a las uniones de hecho y lo hizo reconociéndole efectos jurídicos únicamente a las relaciones patrimoniales emergentes de la “unión de hecho propia” o “concubinato en sentido estricto”, sometiéndolas al régimen de la Sociedades de Gananciales en lo que le fuere aplicable. De esta manera el texto constitucional remitía su regulación a la ley. El artículo 326° del Código Civil de 1984 reglamentó esta norma en los siguientes términos: “La unión de hecho, voluntariamente realizada y mantenida por un varón y una mujer, libres de impedimento matrimonial, para alcanzar finalidades y cumplir deberes semejantes a los del matrimonio, origina una sociedad de bienes que se sujeta al régimen de Sociedades de Gananciales, en cuanto le fuere aplicable siempre que dicha unión haya durado por los menos dos años continuos. La posesión constante de estado a partir de fecha aproximada puede probarse con cualquiera de los medios admitidos por la ley procesal, siempre que exista un principio de prueba escrita. La unión de hecho termina por muerte, ausencia, mutuo acuerdo o decisión unilateral. En este último caso el Juez puede conceder, a elección del abandonado, una cantidad de dinero por concepto de indemnización o una pensión de alimentos, además de los derechos que le correspondan de conformidad con el régimen de Sociedades de Gananciales. Tratándose de una unión de hecho que no reúna las condiciones señaladas en este Artículo, el interesado tiene expedita, en su caso, la acción de enriquecimiento indebido.” En consecuencia, de acuerdo al artículo 9° de la Constitución de 1979 y al artículo 326° del Código Civil, para que se origine una sociedad de bienes249 y fuera posible reclamar efectos patrimoniales entre los concubinos y entre estos y terceros, la unión concubinaria debía reunir las siguientes requisitos: 1. Tratarse de una unión de hecho propia o un concubinato en sentido estricto. 2. La unión debía haber durado por lo menos dos años continuos. Los concubinos debían emplazar el reconocimiento judicial de la posesión constante de estado concubinario para poder reclamar efectos patrimoniales entre ellos y terceros. La posesión constante se acreditaba mediante la presentación de instrumentos públicos o privados, de los cuales se desprendía inequívocamente tal situación250. Cumplidos estos requisitos, se originaba una sociedad de bienes con efectos entre los concubinos y frente a terceros, sujeta al régimen de la Sociedades de Gananciales, en lo que le fuera aplicable. Debe tenerse presente que hasta la entrada en vigencia del Código Civil de 1984, no era posible aplicar el mandato constitucional a las relaciones patrimoniales entre concubinos libres de impedimentos matrimoniales, pues no se contaba con una norma regulatoria de los requisitos de tiempo y condiciones como lo requería el artículo 9º de la derogada Constitución. La Constitución vigente (1993) en su artículo 5º, a diferencia de la Constitución de 1979, no remite a la ley la regulación en cuanto al tiempo y las condiciones que debe existir en esta unión de hecho para que la comunidad de bienes (el nuevo texto cambia el nombre de “sociedad de bienes” por el de “comunidad de bienes”) se genere y puedan los concubinos reclamar efectos entre ellos y frente a terceros, de conformidad con el régimen de la Sociedades de Gananciales. En consecuencia, de acuerdo a la fórmula constitucional vigente bastaría que se trate de una” unión de hecho propia”, liberándose de los otros dos requisitos – el transcurso del plazo de dos años y el emplazamiento judicial del reconocimiento de la posesión constante de estado concubinario - que debía reunir la unión de hecho de acuerdo al artículo 9° de la Constitución de 1979 y al artículo 326° del Código Civil. 249 Nótese que ambas normas refieren que se origina una “sociedad de bienes” que se sujeta al régimen de la Sociedades de Gananciales, cuando en estricto esta regula un patrimonio social, conformado por activo (bienes) y pasivo (obligaciones y cargas). 250 Al respecto léase CORNEJO CHAVEZ, Héctor. op cit. p. 80. 138 Revista Institucional nº 9 El artículo 5º del actual texto constitucional precisa que “La unión estable de un varón y una mujer, libre de impedimento matrimonial, que forma un hogar de hecho, da lugar a una comunidad de bienes sujeta al régimen de Sociedades de Gananciales en cuanto sea aplicable”. Cabe señalar que la declaración de “estabilidad” referida en el artículo 5° de la actual Constitución no requiere la comprobación de un plazo, por lo que bastaría con verificar la “posesión constante de estado concubinario”, que no se trata de uniones esporádicas, sino con condición de permanencia o habitualidad es decir que se presentan a la sociedad como una unión dotada de estabilidad y apariencia de familia. Por vía jurisprudencial y registral se ha establecido, aún cuando el texto constitucional vigente no lo señala, la exigencia de que los concubinos emplacen judicialmente su estado de familia concubinario y la posesión constante mínima de dos años como elemento previo para reconocer la existencia de una comunidad de bienes. Tal reconocimiento es un requisito de procedibilidad de la demanda en el caso de una pretensión de orden económico planteado por uno de los concubinos ante el otro y frente a terceros. Se admite acumular tal pretensión al pedido de reconocimiento de la unión de hecho. Así tenemos la siguiente Resolución Suprema sobre la materia: “La declaración judicial de convivencia o unión de hecho tiene como propósito cautelar los derechos de cada concubino sobre los bienes adquiridos durante la unión, entendiéndose que por la unión de hecho se ha originado una sociedad de bienes sujeta al régimen de la Sociedades de Gananciales, en cuanto le fuere aplicable”.251 El Tribunal Registral mantiene el mismo criterio jurisprudencial señalando que a efectos de inscribir la adquisición de un bien con la calidad de social, debe acreditarse ante el registro el reconocimiento judicial mediante el cual se declare que la misma origina una sociedad de bienes. Es así que sustentándose en Resoluciones como la Nº 011- 2003 SUNARP –TR-L del 10 de Enero de 2003, que tratan el tema de la adquisición de un bien con calidad de social, efectuado por la unión de hecho, se acordó en el Quinto Pleno realizado en la ciudad de Lima los días 5 y 6 de 251 252 AMAG PERÚ Setiembre de 2003, aprobar como precedente de observancia obligatoria el siguiente texto: “A efectos de inscribir la adquisición de un bien por una unión de hecho con la calidad de social, debe acreditarse ante el registro el reconocimiento judicial mediante el cual se declare que la misma origina una sociedad de bienes”.252 En dicha Resolución del Tribunal se indica lo siguiente: Duodécimo: “En consecuencia estando a lo anteriormente expuesto, resulta necesario para inscribir un bien como social- a nombre de una sociedad de hecho-, que se acredite ante el registro el reconocimiento judicial de tal unión. Décimo tercero: respecto de la forma como deberá acreditarse el reconocimiento judicial de la unión de hecho, debe decirse que tal como se desprende del segundo párrafo del articulo 326º del Código Civil deberá tramitarse ante el órgano jurisdiccional el reconocimiento de dicha unión siempre que exista un principio de prueba escrita, y obtenida la sentencia favorable debe presentarse al Registro con la resolución que declara consentida o ejecutoriada…” En la misma línea tenemos la siguiente Resolución Registral: “7. – Ahora bien en cuanto a la observación del Registrador en el sentido de que previamente deberá reconocerse judicialmente la existencia de la unión de hecho; al respecto debemos señalar que si bien la rogatoria consiste en la rectificación de la calidad del bien submateria, esto es, de bien propio a bien social, resulta relevante en la medida que las partes reclamen los efectos jurídicos del matrimonio civil, que previamente deberá reconocerse judicialmente la existencia de la unión de hecho, puesto que dicho reconocimiento judicial implica el reconocimiento de una comunidad o sociedad de bienes “ sujeta al régimen de Sociedades de Gananciales” en cuanto fuere aplicable”. 8. En consecuencia para acreditar la calidad social de un bien adquirido durante la vigencia de la unión de hecho, no basta la afirmación de las partes involucradas sino que resulta imprescindible la actuación de pruebas suficientes que acrediten la naturaleza del bien dentro del proceso judicial para que dicho efecto Casacion Nº 2623-1998. Ibíd. Pag.. 176 en SCEP Gaceta Jurídica. “El Derecho Registral”. En la Jurisprudencia Comentada. Editorial Gaceta Jurídica 139 LA LEGISLACIÓN PERUANA A PROPOSITO DEL RÉGIMEN ECONÓMICO EN LAS UNIONES MATRIMONIALES Y NO MATRIMONIALES se promueva…toda vez que dicha institución del Derecho de Familia, requerirá la comprobación de determinadas circunstancias de hecho que únicamente podrán ser valoradas en sede judicial, de conformidad a lo previsto en el artículo 326º del Código Civil ”.253 En consecuencia y de acuerdo a esta postura jurisprudencial, mientras no se obtenga la sentencia que reconozca el título de estado de familia concubinario y la posesión constante de estado mínima de dos años, no se podrán aplicar las normas del régimen de la Sociedades de Gananciales y los concubinos regirán sus relaciones patrimoniales entre ellos y frente a terceros por las reglas de la copropiedad, prestándose este criterio jurisprudencial a situaciones de abuso que podrían evitarse si se tomara en cuenta únicamente la propia literalidad de la previsión constitucional y se adecuara el artículo 326º del Código Civil a ella; es decir, bastaría que los concubinos (varón y mujer) vivan juntos en condiciones de permanencia, notoriedad, singularidad y sin impedimentos matrimoniales para que surja, desde su origen, una comunidad de bienes sujeta a las normas de la Sociedades de Gananciales. Los jueces deberían evaluar únicamente estas condiciones por cualquiera de los medios de prueba aceptados por la ley procesal, cuando se invoca la existencia de una unión de hecho y en base a ellas declarar el estado de familia concubinario en un proceso abreviado. La declaración judicial del estado de familia concubinario resulta de vital importancia para la inscripción registral de un bien como social y en esa calidad oponerlo a terceros254. Entre los cónyuges, tal inscripción tendría efecto declarativo. Bajo este supuesto se evitaría la circunstancia de que alguno de los concubinos, generalmente el que 253 254 (…) posea mayor empoderamiento en la pareja, aparezca como titular formal exclusivo de algún bien adquirido antes de los dos años, aún cuando materialmente constituiría un caso de copropiedad entre ambos pues ha habido una auténtica colaboración económica de dos convivientes, ya sea en servicios (dedicación exclusiva a las tareas del hogar) o en bienes. De acuerdo a nuestra propuesta, si aplicamos las normas de la Sociedades de Gananciales, el mismo bien tendría el carácter de social y podría dividirse por mitad entre los concubinos a la resulta de la liquidación de la comunidad de bienes. De mantenerse el criterio jurisprudencial señalado debe entenderse, además, que la sentencia que reconoce el estado de familia concubinario y la posesión constante mínima de dos años tiene carácter declarativo y en consecuencia las normas de la Sociedades de Gananciales se aplican a todo el tiempo en que se ha acreditado la posesión constante de estado, debiendo presumirse el carácter social de los bienes salvo prueba que demuestre la calidad de bien propio. De lo contrario, los bienes que se hubieran adquirido durante la convivencia, pero con anterioridad al reconocimiento judicial de la posesión constante de estado concubinario, quedarían excluidos de la “comunidad de bienes”, con el consiguiente perjuicio para el concubino que se encuentra al margen. La Comunidad de Bienes (sociedad de bienes de acuerdo a la constitución de 1979) fenece cuando termina la unión concubinaria. No es aplicable en este caso la regla general referida al fenecimiento del régimen de la Sociedades de Gananciales (artículo 318° del CC.), sino sólo las reglas específicamente contenidas en el artículo 326° del Código Civil255. Resolución Nº 290-2006 SUNARP-TR-L Publicada el 3 de Agosto de 2006. en ORLC La Sala Suprema mantuvo la siguiente postura: CASACION N° 2280-2001-TACNA 7 de mayo de 2004: “ Respecto a la causal de inaplicación de normas, la recurrente señaló que no se consideró los preceptos que recogen los principios de publicidad y prioridad de inscripciones, por cuanto no se tomó en cuenta que la inscripción del embargo se realizó cuando el obligado (cónyuge actual de la tercerista) aún era soltero y así figuraba inscrito en Registros Públicos y que la inscripción de la declaración judicial de estado convivencial fue realizada con fecha posterior a la del embargo, por lo que no podía prevalecer sobre la primera. Sobre este punto, la Sala Suprema señala que el bien era social en virtud de su adquisición durante la relación convivencial y que dicho acto se realizó antes de que se trabare el embargo. En ese sentido, en el Casaciono de autos, no rigen los principios de publicidad y prioridad registral, toda vez que en Casaciono de conflicto entre un derecho personal (crédito) y un derecho real (propiedad), prima este último por tener carácter persecutorio, erga omnes. Por lo expuesto, el Tribunal declaró infundado el recurso de Casacion“(El Peruano 1º de diciembre de 2004). El criterio recogido en esta Casacionación, vulnera los principios regístrales de publicad y prioridad, afectando la seguridad jurídica que el registro ofrece a los terceros. 255 La unión concubinaria, de acuerdo al Artículo 326° del Código Civil, termina: (i) Por muerte (real o presunta) (ii) Por ausencia judicialmente declarada (iii) Por mutuo acuerdo. (iv) Por decisión unilateral. En esta Casación el juez puede conceder a elección del abandonado o abandonada, una cantidad de dinero por concepto de indemnización o una pensión de alimentos, además de los derechos que le corresponden de conformidad con el Régimen de Sociedades de Gananciales. 140 Revista Institucional nº 9 Entre los concubinos se considera que fenecimiento de la sociedad de bienes se produce: AMAG PERÚ el 1. en la fecha de la muerte (real o presunta), 2. en la fecha de la declaración de ausencia, 3. separación por mutuo acuerdo 4. o por separación por decisión unilateral. Tampoco es de aplicación el artículo 319° in fine, pues en nuestro país no es posible inscribir en el registro personal las uniones de hecho ni las consecuencias que se deriven de ella en el orden patrimonial256, situación que de revertirse, proporcionaría una mayor seguridad jurídica al trafico patrimonial con los terceros pues estos estarían amparados por el principio de publicidad registral. Como tampoco será posible modificar el régimen económico regulado para las uniones de hecho, es decir del régimen de Sociedades de Gananciales a uno de separación de patrimonios. Al respecto la Sala Suprema señala lo siguiente: “Que el artículo trescientos veintiséis referido, al establecer que a las uniones de hecho le son aplicables el régimen de Sociedades de Gananciales, lo hace como mandato imperativo, ello sin regular que tal régimen puede ser modificado el de separación de patrimonios, lo que se ve corroborado al disponer que a dicha unión le son aplicables las normas del régimen de Sociedades de Gananciales en cuanto fuera jurídicamente posible; es decir que no todas las disposiciones previstas para dicho régimen son extensivas a las uniones de hecho. .. Que cabe mencionar que de conformidad con el articulo trescientos treinta y uno del Código Civil el régimen de separación de patrimonio fenece por invalidación del matrimonio, divorcio, muerte de uno de los cónyuges y cambio de régimen patrimonial, supuestos que únicamente le son aplicables a la figura jurídica del matrimonio, mas no a las uniones de hecho”.257 V. CONCLUSIÓN De esta manera hemos realizado un análisis del estado actual de la normatividad sobre el régimen económico de bienes del matrimonio a la luz de la propuesta de reforma del Código Civil vigente, la incidencia de la actual regulación sobre las relaciones patrimoniales entre cónyuges en el trafico patrimonial, las convenciones patrimoniales, el debate sobre la naturaleza jurídica del patrimonio social, la evolución de la jurisprudencia sobre la responsabilidad de los cónyuges frente a sus acreedores así como la referida a la disposición arbitraria de bienes sociales por uno de los cónyuges y las nuevas cuestiones que ha planteado la ley de Procedimiento Concursal respecto al concurso ordinario de uno de los cónyuges o de la sociedad conyugal, el régimen de Separación de Patrimonios como sistema optativo o sancionatorio, la aplicación del régimen de Sociedad de Gananciales a las uniones de hecho, el requisito del reconocimiento judicial de la unión de hecho para la aplicación del régimen de bienes. Las distintas formas de relación de carácter personal amparadas por el Estado como las uniones matrimoniales y las no matrimoniales se encuentran en constante evolución en el marco de un mundo globalizado de gran incidencia patrimonial, ello nos compromete a plantear modificaciones legislativas buscando lograr un equilibrio entre la realidad del tráfico patrimonial y los intereses de la familia. Es así que producido el fenecimiento de la sociedad de bienes, se procede a su liquidación tal como lo indican las normas que rigen la Sociedades de Gananciales, con el objeto de que los gananciales se dividan por mitad entre ambos concubinos o sus respectivos herederos. 256 A la fecha se han presentado varias iniciativas legislativas proponiéndose el registro de las uniones de hecho sea en el registro personal o creando uno especial a cargo de RENIEC 257 Casación Nº 1306- 2002- Puno. Publicado el 3 de Febrero de 2003 en SCEP 141 LA LEGISLACIÓN PERUANA A PROPOSITO DEL RÉGIMEN ECONÓMICO EN LAS UNIONES MATRIMONIALES Y NO MATRIMONIALES BIBLIOGRAFIA Aguilar Llanos, Benjamín. Régimen patrimonial del matrimonio. Revista del Derecho PUC. Nº 59 Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima. Avendaño Valdez, Jorge. Libro Homenaje al Doctor Héctor Cornejo Chávez. Editorial e Imprenta DESA, Setiembre de 1992. Bossert, Gustavo A. Régimen Jurídico del concubinato.3° Edición, Editorial Astrea. Buenos Aires 1992. Cornejo Chavez, Héctor. Derecho de Familia en el Código Civil. Tomo IV Exposición de Motivos y Comentarios. Compiladora Delia Revoredo de Debakey. Talleres de Artes Graficas “Industria Avanzada” Lima 1985. Cornejo chavez, Héctor. Derecho Familiar Peruano. Tomo I Sociedad Conyugal. 5° Edición. Librería Studium, 1985.5. 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