Masculino y femenino en los tiempos del cyborg

Anuncio
MASCULINO Y FEMENINO EN
LOS TIEMPOS DEL CYBORG
EL IMAGINARIO CULTURISTA EN LA
ÉPOCA DE LA SUBLIMACIÓN DEPORTIVA
V
Las gramáticas
del cuerpo
Resumen
Si en las dos últimas décadas los gimnasios han ido proliferando
y llenando poco a poco sus salas, el culto al cuerpo se ha vuelto
obsesivo en el último lustro. ¿Por qué este interés por la práctica
deportiva?, ¿qué fuerza lleva a coincidir a la alta ejecutiva y la
dependienta del supermercado en la clase de spinning, fit-ball o
body-pump?, ¿por qué el héroe de la cinta hollywoodiense de acción ya no es concebible sin músculo? La cultura popular provee
siempre a la teoría de modelos de reflexión que, como síntomas
de un complejo itinerario identitario, suscitan un desafío. Las
imágenes que ésta suministra suelen estar plagadas de contradicciones: aquellas que hablan de modelos cambiantes, de identidades en tránsito. La cultura popular es el termómetro de lo
por venir.
El objetivo de las páginas siguientes será detallar el interés que para la teoría feminista, pero también para el estudio de la corporalidad, tiene el imaginario culturista
como lugar donde convergen muchas inquietudes de la
identidad contemporánea en tanto identidad-cyborg, tal
y como fue predicha por Donna Haraway, 2 pero a la
vez como un nuevo ejemplo de cuerpo artificial, de constructo identitario que revisa los modelos de masculinidad y femineidad, proveyéndolos de unas posibilidades
de lectura ambivalentes, que no sólo atiende a los «puntos de vista contradictorios» que Haraway propone para
el cyborg, sino también a la ambigüedad que las prácticas
tecnológicas posmodernas tienen respecto al poder, tal y
como señala Anne Balsamo.
El material con el que ejemplificaremos nuestra reflexión, textos e imágenes, está extraído de tres revistas muy
conocidas de culturismo que cualquiera puede encontrar
Fe r r ú s , B e a t r i z , « M a c u l i n o y f e m e n i n o e n l o s t i e m p o s d e l
c y b o r g » . E n M e r i To r ra s (e d . ) , C u e r p o e i d e n t i d a d I .
B a r c e l o n a : E d i c i o n s U A B , 2 0 0 7.
219
Prácticas de
disciplinamiento
corporal
220
La mujer como
depositaria del
cuerpo
222
Referente corporal
del siglo XXI: el
cuerpo deportivo
224
Los tiempos del
cyborg
235
Ejercicios
237
Bibliografía
239
2 Donna Haraway es autora del texto «Manifiesto para cyborgs», editado en español como capítulo del
libro Ciencia, cyborgs y mujeres. Este ensayo se ha convertido en una de las referencias indispensables para
el estudio de la identidad
posmoderna y de sus contradicciones a comienzos
del siglo XXI ; supone, asimismo, una revisión de los
feminismos tradicionales.
Haraway define cyborg como: «un organismo cibernético, un híbrido de máquina y de organismo, una
criatura de realidad social y
también de ficción. Un
mundo cyborg podría tratarse de realidades sociales
y corporales vividas en las
que la gente no tiene miedo
de su parentesco con los
animales y máquinas ni de
realidades permanentemente parciales, ni de puntos de
vista contradictorios» (253263).
en su quiosco: Musclemag, BodyFitness y Flex. Por tanto,
esta reflexión no deja de ser una práctica de estudios culturales. Asimismo, gran parte de la conclusiones que van
a ser expuestas son comunes al conjunto de las prácticas
deportivas. Por otro lado, para poder comprender en toda su complejidad el imaginario propuesto, va a ser necesario remontarse en la historia de Occidente para rastrear
el origen de muchos de sus significados.
PRÁCTICAS DE DISCIPLINAMIENTO CORPORAL
La metafísica de Occidente viene marcada por la estructura dual de la realidad, trazada por Platón: el mundo de
las ideas vs. el mundo sensible, donde el cuerpo es la cárcel del alma, instancia que debe ser trascendida y de la
que el yo debe liberarse. El pensamiento católico relee a
Platón y encuentra en la ascesis el camino a través del
cual desprenderse del cuerpo. Por eso la historia de Occidente es la de una dualidad: carne vs. espíritu, donde el
primer elemento del binomio es marcado como negativo. A esta realidad se suma un segundo binomio, aquel
que separa a hombre y mujer, sancionando negativamente a la segunda, al tiempo que justifica esta sanción a
través del mito del paraíso perdido y del pecado de Eva.
La clave de su lectura se encuentra en la maldición bíblica «parirás con dolor», que hace girar el relato encubridor hacia el punto de conflicto: el miedo hacia un cuerpo que procrea y sangra.
Desde aquí, el cristianismo habría de convertirse en la
gran religión del cuerpo y de su disciplinamiento. El Verbo hecho carne inaugura toda una pastoral corporal,
donde hay un cuerpo encarnado, resucitado, pero también la posibilidad de ascender a los cielos en cuerpo y
alma, de ingerir el cuerpo de Cristo en la Eucaristía, o de
asistir a la Pasión. Sin embargo, otra presencia corporal
va a ser importante para la Iglesia, sobre todo a partir de
la Contrarreforma, la del cuerpo del hombre pecador
que debe liberarse de ese «vestido del alma», imitando a
220
B E AT R I Z F E R R Ú S
Cristo y utilizando el dolor como camino. Simone Weil
se asombra ante la capacidad del cristianismo para usar
el dolor de manera sobrenatural.
De esta forma, como dice Le Breton en Antropología
del dolor, el dolor se presenta en el mundo cristiano como «punción de lo sacro», «sacralidad salvaje», que arrebata al hombre de sí mismo y lo enfrenta a sus límites,
forma caprichosa y arbitraria que hiere con inaudita
crueldad, hasta llegar a quebrar los lindes de la identidad. El dolor es la consecuencia del advenimiento de la
conciencia. Cuando el hombre se separa de Dios al comer del árbol del bien y del mal, se vuelve responsable de
su destino, accede a la dimensión simbólica y se transforma presa del dolor, la enfermedad y la muerte. Asimismo, no debe olvidarse que el pecado fundante se asocia a la comida, a la ingesta que contamina el cuerpo.
Así, las primeras prácticas de disciplinamiento corporal proceden del Occidente religioso, donde el creyente
ofrece su dolor y las privaciones corporales (con singular
importancia para las alimentarias) a modo de restitución del pecado cometido. El asceta que se autotortura es
el gran modelo. «Tres días en la semana tenía disciplina,
salvo en los advientos y cuaresmas, que estos tiempos las
doblaba y también en otros tiempos que tenía señalados.
El tiempo que duraba la disciplina era tanto como tenía
para dar» (María de San José: 117), aunque la Iglesia diseña todo un programa de control corporal regido por el
calendario y el simbolismo de la Pasión, que ha de llegar
a todos los fieles, sean o no ascetas.
Además, entre las grandes privaciones corporales, la
contención sexual, a través de la práctica del celibato, o en
su defecto del débito conyugal, se convierte en una de las
principales medidas represivas, que tiene en la profesión
religiosa y en el voto de castidad su máxima expresión.
Desde aquí, aunque el «ojo que todo lo ve» del dios
cristiano, simbolizado en el confesionario, habría de perder importancia en el Occidente moderno, las prácticas
de control y disciplinamiento corporal habrían de persistir de manera sutil. Michel Foucault, a través de sus
MASCULINO
Y FEMENINO EN LOS TIEMPOS DEL CYBORG
221
2 Michel Foucault, en su libro Tecnologías del yo, habla
de cuatro tipos fundamentales de tecnologías:
1) tecnologías de la producción, que nos permiten producir, transformar o manipular cosas; 2) tecnologías
de sistemas de signos, que
nos permiten utilizar signos,
sentidos, símbolos o significaciones; 3) tecnologías de
poder, que determinan la
conducta de los individuos,
los someten a cierto tipo de
fines o dominación, y consisten en una objetivación
del sujeto; 4) tecnologías del
yo, que permiten a los individuos efectuar, por cuenta
propia o con la ayuda de
otros, cierto número de
operaciones sobre su cuerpo
y su alma, pensamientos,
conducta o cualquier forma
de ser, obteniendo así una
transformación de sí mismos con el fin de alcanzar
cierto estado de felicidad,
pureza sabiduría o inmortalidad.
textos Historia de la sexualidad, Historia de la locura, El
nacimiento de la clínica, Vigiliar y castigar o Tecnologías
del yo2 iba a convertirse en el gran historiador y crítico
de estas prácticas en la modernidad:
[Foucault] habla de un proceso más sibilino: el de un cuerpo concebido como objeto de poder, como un objeto tan
profundamente investido y moldeado por el poder que segrega una visión del mundo y de lo social. El cuerpo regido
por las normas es un cuerpo «corregido», y el sometimiento físico produce en él una conciencia sometida también.
De ahí la historia de las disciplinas desarrolladas en el
transcurso de los siglos para hacer a los individuos cada
vez más «dóciles y útiles», esa lenta construcción de férulas
físicas cada vez más insinuantes, para reemplazar la toma
casi violenta de los cuerpos en los albores de la modernidad por un juego más discreto e ininterrumpido de miradas calculadas. Un proceso sibilino, una vez más, que obliga a pensar en profundidad la oposición entre constricción
y libertad; y a medir el papel central que desempeña el
cuerpo en esa oposición (48).
La medicina, la escuela, la moda, la nutrición, la economía, los mass media... sustituyen al confesionario en la vigilancia corporal, dispersando el centro de su mandato, en
un afán de invisibilizarse que, no obstante, la reflexión feminista, los estudios poscoloniales, la deconstrucción, etc.,
han conseguido hacer visible, mientras tratan de jugar con
sus efectos, de desplazarlos, en un juego que supone medirse con los discursos hegemónicos. La distancia entre un
confesionario y el ojo del Gran Hermano es menor de lo
que se nos quiere hacer pensar y el análisis de una práctica
tan contemporánea como la del culturismo puede ayudarnos a completar los huecos de la historia.
LA MUJER COMO DEPOSITARIA DEL CUERPO
La inversión de Eva en Ave ha determinado la posición
del cuerpo femenino en el imaginario de Occidente. El
222
B E AT R I Z F E R R Ú S
cuerpo femenino pecador, pero también el modelo imposible de una madre-virgen, son los estigmas con los
que cargan las mujeres de todas las épocas, como bien
habría de explicarlo Julia Kristeva2 en su trabajo «Stabat mater», incluido en el libro Historias de amor. Como
«útero andante» o «lasciva tentación de Satanás», la mujer se convierte en la responsable del «pecado de la carne», en aquella que debe castigar doblemente su cuerpo,
pues su falta es doble; al tiempo que, no debe olvidarse,
los tratadistas y moralistas del medievo dudaron de la
existencia del alma de las mujeres, por lo que la relevancia del cuerpo en la tradición femenina se va a ver incrementada. Sin embargo, mientras las mujeres tratan de
borrar su cuerpo por medio de la ascesis, la profesión
conventual o diversas formas de control y punición, es
tanto su esfuerzo de borrado, que terminan por subrayarlo, por convertirlo en el protagonista de su discurso,
por encontrar en él el lenguaje del que son privadas en
los discursos públicos.
De este modo, aunque tanto los hombres como las
mujeres de la Edad Media, el Renacimiento y el Barroco
tratan sus cuerpos mediante la flagelación y otras formas
de sufrimiento autoinfligido, los casos de manipulación
psicosomática son casi exclusivamente femeninos. De
1200 a 1600 la espiritualidad de la mujer va a ser fundamentalmente somática. La aparición de estigmas, la lactancia milagrosa, la exudación de aceite dulce o el «embarazo místico» serán las manifestaciones de una
espiritualidad y una corporalidad totalmente femeninas.
También serán las mujeres quienes convierten el dolor y
la enfermedad constantes en ofrendas a Dios, mientras
que las reliquias de santas van a proveer de un mayor
número de curaciones que las de los varones.
Así, determinadas metáforas corporales como la leche,
la sangre o las lágrimas han sido reivindicadas por la tradición cultural femenina y sus representaciones artísticas. Desde las ilusas, mujeres iletradas que exhibían sus
cuerpos en éxtasis, jugando con la sangre menstrual,
mostrando sus pechos preparados para la lactancia, etc.,
MASCULINO
Y FEMENINO EN LOS TIEMPOS DEL CYBORG
223
2 Julia Kristeva completa la
reflexión sobre el modelo
virginal en Al comienzo era
el amor. Psicoanálisis y fe
(98): «La desean virgen para
amarla mejor o para dejarse
amar por ella sin rival. La
afirmación sin precedentes
de la paternidad simbólica
que va hasta la homologación del hijo a la sustancia
del padre, se pudo operar
tan sólo –al parecer– mediante la aligeración de un
peso demasiado pesado para el imaginario que habría
hecho de esa autoridad simbólica un fardo absoluto y
aplastante: el peso de la sexualidad procreadora».
hasta Sylvia Plath que afirma en su poema «Kindness»:
«El chorro de sangre es la poesía/ no hay cómo pararlo»
[«The blood jet is poetry,/ There is no stopping it.»], la
mujer se reapropia de su cuerpo para escribirse desde él
y escribir su deseo. Sin embargo, aunque no podemos
dejar de subrayar la importancia transgresora de este intento que, además, aumenta su valor en tanto provee a
las mujeres de una tradición propia que puede ser reclamada, no debemos olvidar que éste funciona como reivindicación de un cuerpo censurado, pero no pone en
cuestión el deber ser, que para el cuerpo femenino se dibuja desde el espacio de la Ley, como sí hará la práctica
culturista. El modelo que vamos a proponer vuelve a demostrar que la mujer continúa siendo la «depositaria del
cuerpo», pero no se limita a recuperar como positivo este legado, sino a distorsionarlo, tratando de perforar la
barra que separa el binomio hombre/mujer.
REFERENTE CORPORAL DEL SIGLO XXI: EL CUERPO DEPORTIVO
Si hay un lugar donde el elaborado pensamiento sobre el
cuerpo y el género en el presente son puestos a prueba
en nuestra sociedad contemporánea es el mundo deportivo. El deporte, y en menor medida los discursos de la
moda y de la belleza, han sustituido a las religiones en
tanto espacio de exhibición y dedicación a lo corporal.
La multitud se reúne en grandes estadios, a modo de
templo, para asistir a un espectáculo que pulsa sus almas
y provee de modelos de regulación corporal. Como el asceta, el deportista disciplina su cuerpo y logra a través de
esta praxis una transformación.
Asimismo, si hay una práctica donde las contradicciones y complejidades del modelo deportivo son apreciadas
con mayor facilidad, ésta es el culturismo, pues la hipérbole que rige su discurso evidencia sus efectos, al tiempo
que el sentido de religio, que puede llegar a alcanzar la
praxis deportiva, se hace, asimismo, altamente patente. El
deporte supera sus comienzos higienistas para convertir-
224
B E AT R I Z F E R R Ú S
se en una búsqueda de modelación identitaria. Analicemos a continuación los distintos ejes que la guían.
EL IMAGINARIO CULTURISTA
Prácticas de metamorfosis corporal
«Los culturistas son los magos de las transformaciones,
siempre lo han sido», «Básicamente cuando alguien decide entrenar la fuerza que lo mueve no es ni más ni
menos que el sueño de ser mejor de lo que es. El hecho
de querer mejorarse físicamente no es sólo legítimo, sino que debería ser un deber de todos».2 El primer sentido del culturismo es el de transformación, el
mejoramiento físico: un cuerpo en tanto masa informe
pasará a ser esculpido, tallado, en un acto de modelar
que persigue la belleza.
De esta forma, el culturismo es una de las muchas
prácticas que a comienzos del siglo XXI han proliferado
dedicadas a la transformación corporal. El culturismo, como la cirugía estética, es un proceso de metamorfosis corporal, que elude la diferencia, que busca conseguir un
cuerpo «igual que», parecerse a un ideal de reconocido
prestigio estético y económico. Es frecuente que en una
intervención de cirugía estética se demande una nariz o
unos labios como los de algún miembro del star system, al
igual que lo es que un culturista quiera diseñar sus bíceps
de manera parecida a alguno de los campeones de Mister
Olimpia. Mientras, las muchachas anoréxicas 5 persiguen un ideal de delgadez semejante a las modelos de
pasarela. Desde aquí, no deja de resultar alarmante cómo
la subjetividad de Occidente está virando desde una política de la diferencia a una política de la imitatio, volviendo hacia el tiempo de Lo Mismo del que habló Michel Foucault. La imitatio Christi, o la imitación de los
santos que guió a Occidente en épocas pasadas, es relevada ahora por otras prácticas imitativas.22
Por eso, como si se tratara de montar un puzzle, las
revistas de culturismo proponen rutinas de entrena-
MASCULINO
Y FEMENINO EN LOS TIEMPOS DEL CYBORG
225
Anorexia. Trastorno de la
conducta caracterizado por
la búsqueda de un ideal de
delgadez extrema y de restricción alimentaria que
nunca se alcanza. La vigorexia, la anorexia y la megarexia han sido relacionadas
por el psicoanálisis con carencias de deseo asociadas a
la relación maternofilial.
2 Frases aparecidas en sendos artículos de la revista
Musclemag, número 185. El
primero, titulado «Definirse
con sensatez»; el segundo,
«Que Dios nos libre de los
gurús».
22 Michel Foucault, en
Las palabras y las cosas, propone como objetivo de su
trabajo el estudio de la
«episteme», en tanto a priori histórico que en un período determinado delimita
la experiencia de un campo
de conocimiento, define el
modo de ser de los objetos
que aparecen en ese campo,
dota de capacidad teórica a
la percepción corriente del
hombre y define las condiciones en que éste puede
sostener un discurso sobre
cosas que es reconocido como verdadero. Distingue
cuatro epistemes: la preclásica, la clásica, la moderna y
la contemporánea. El hecho
de que éstas sean subyacentes e inconscientes habla de
la necesidad del recurso a la
arqueología como método
de trabajo: «no es el hombre extravagante, sino más
bien el peregrino meticulo-
so que se detiene en todas
las marcas de la similitud.
Es el héroe de lo Mismo. Así
como de su estrecha provincia, no logra alejarse de
la planicie familiar que se
extiende en torno a lo Análogo. La recorre indefinidamente, sin traspasar jamás
las claras fronteras de la diferencia, ni reunirse con el
corazón de la identidad... El
libro es menos su existencia
que su deber. Ha de consultarlo sin cesar a fin de saber
qué hacer y qué decir y qué
signos darse a sí mismo y a
los otros para demostrar
que tiene la misma naturaleza que el texto del que ha
surgido» (53).
Panóptico. Estructura creada por Jeremy Bentham como modelo penitenciario,
donde todas las celdas pueden verse al mismo tiempo
desde un punto de control.
Foucault utiliza esta estructura como metáfora del
hombre sometido a la vigilancia continua del poder.
miento dirigidas por campeones y enfocadas a modelar
aquella parte del cuerpo que los ha hecho famosos: «Bíceps como», «Espalda con», «Gemelos a lo», son muy
frecuentes entre sus páginas.
Sin embargo, mientras prácticas como la cirugía estética buscan una transformación instantánea, mediada
por el dinero, el culturista encuentra goce en la dilación,
en la observación minuciosa de un proceso que puede
no acabar nunca: «El culturismo engancha», dirán los
adeptos a esta práctica, que trabajan de forma persistente para lograr la transformación. Por eso las paredes de
los gimnasios están llenas de espejos: para que ni un mínimo cambio se escape, para que el escultor-esculpido se
abisme en la contemplación de una obra que es él mismo. El gesto narcisista es doble y absoluto: Narciso no
sólo se ha enamorado de su imagen, sino que la ha producido, al tiempo que necesita exhibirla. Por eso los concursos culturistas se articulan desde la composición de
poses, que permiten lucir el cuerpo, pero también que
recuerdan el gesto de los atletas de la Grecia Clásica en la
palestra. El origen del deporte se asocia a la exhibición
de la belleza masculina.
En los últimos tiempos hemos asistido a una redefinición de la masculinidad y de su representación, así como
del canon de belleza que la rige. El metrosexual es una
muestra de ello. No obstante, en el mundo del culturismo se sigue esgrimiendo una noción de belleza masculina que procede del clasicismo, al tiempo que los rasgos
que se atribuyen a «lo masculino» constituyen la hipérbole de la masculinidad clásica. El tamaño y la fuerza se
convierten, junto con el modelado de la silueta, en otros
de los componentes de la transformación.
Pero, aunque la identidad culturista se centra en el
trabajo sobre el propio cuerpo, no debe olvidarse el carácter comunitario que la práctica puede llegar a alcanzar. Los culturistas intercambian dietas, consejos de entrenamiento, y contemplan otros cuerpos como medida
del propio. Algo hay en este gesto de panóptico:5 las paredes de los gimnasios recubiertas de espejos sirven para
226
B E AT R I Z F E R R Ú S
contemplar la propia anatomía, pero también para vigilar la ajena. Esto no debe resultarnos extraño en una sociedad donde los programas del corazón acceden con su
cámara a cualquier espacio, donde las anoréxicas hacen
concursos de pérdida de peso en la red o donde los reality shows triunfan a cada instante con una nueva variante, una nueva forma del ojo-confesionario. La combinación de ambos factores: el reality dedicado a
transformar a los concursantes que se someten a operaciones de cirugía estética es una de las prácticas más
completas de esta tendencia.
Desde aquí, si la primera de las inquietudes culturistas
es el moldeado de la silueta, la segunda, y no menos significativa, tiene que ver con el aumento de tamaño. «Las reglas de crecimiento» o «Cómo ponerse grande de forma
natural», son algunos de los titulares con los que las revistas de culturismo anuncian los consejos de entrenamiento
y alimentación para alcanzar un estado de enormidad física. «Si buscas desesperadamente ganar masa entonces
MWG es la respuesta», «La vida es demasiado corta para
ser delgado... ¡Ya es hora de cambiar!», proclama el eslogan de Turbo Mass Gainer.
Si la anoréxica aspira a la desaparición, a la volatilización del más y más delgada, el culturista demanda más y
más espacio. Para la primera, «alimentarse de nada» es
una manera de evitar la extinción del deseo; para el segundo, «alimentarse de masa» es una manera de generar
deseo: a más masa, más deseo. Algo semejante ocurre con
la megarexia,5 aunque ésta renuncia al ideal estético.
Pero, además, el tamaño queda asociado a la fuerza;
«Colossus» es el nombre de una famosa marca de alimento para culturistas, porque un coloso es aquello que
se busca ser: un ser enorme de inconmensurable fuerza,
de fuerza inhumana o superhumana, fuerza de máquina.
Así, V12 Turbo presenta sus suplementos alimentarios
en botes gigantescos que asemejan un motor, pero es
Cell-Tech quien convierte la técnica publicitaria en un
homenaje a la fuerza bruta. Bajo el epígrafe «True Confessions. Of Real Bodybuilders», la página del anuncio
MASCULINO
Y FEMENINO EN LOS TIEMPOS DEL CYBORG
227
Megarexia. Trastorno de la
conducta que hace del «alimentarse bien» su programa, llegando a producir sujetos de peso excesivo que
no perciben su obesidad.
reproduce un retrato en blanco y negro de Branch Warren, reconocido campeón culturista.
Superpuesto a éste, el siguiente testimonio:
La sesión más dura que nunca he tenido fue un día de
piernas. Sin lugar a dudas fue el entrenamiento más brutal que nunca he realizado en toda mi vida. Empezamos
con 100 repeticiones en 4 series de extensiones de piernas. Después de eso hicimos sentadillas. Llegamos hasta
los 225 kilos y luego acabamos con una serie descendente empezando con 5 discos de 20 kilos por cada lado,
luego 4, 3 hasta acabar con un solo disco. Para acabar,
pasamos a la sentadilla hack donde pasamos a OTRO
NIVEL, comenzamos con un disco a cada lado y diez repeticiones, luego 2 discos y 20 repeticiones, 3 discos y 30,
4 y 40 y de alguna forma se suponía que teníamos que
acabar haciendo repeticiones con 5 discos a cada lado.
No sé cómo, pero con mucha ayuda, fui capaz de acabarla. Fue la primera vez en mi vida que NO PUDE ponerme en pie. Lo intenté, pero me derrumbé.
228
B E AT R I Z F E R R Ú S
En la esquina de la página, el único elemento en color
destaca un bote de Cell-Tech y la leyenda «Esta historia
fue alimentada por Cell-Tech», mientras en el margen
opuesto un logo de advertencia a la manera de los que
aparecen en los envases de productos peligrosos explica
que Brach Warren es un culturista de gran nivel y que
nadie debe tratar de repetir esa rutina de entrenamiento.
Por último, un apunte, pues la fuerza culturista no sólo es la de la máquina, sino también la del animal. De
hecho, «Animal» es el nombre de otra de las marcas de
alimento para culturistas, que se dirige así a sus clientes:
«No estás aquí para hacer amigos. No eres un niño bonito. No te van a “hacer la pelota”. Ya sabes para qué estás
aquí. Y si no lo sabes, vete al infierno, nos estás quitando
el sitio. Esto es un trabajo duro. Es Animal. ¿Puedes soportarlo?».
Un cuerpo delineado hasta la minucia, inmensamente
grande, de funcionamiento mecánico y de fuerza inhumana, que mezcla el ideal maquinista2 con la animalidad es aquello que persigue el culturista. En su búsqueda
se intenta escapar del hombre para ser un SuperHombre
o un HiperHombre.
Científicamente avalado
Pero no basta con alimentarse de masa, con crecer y transformarse por medio del alimento. El cuerpo culturista es
un cuerpo que se quiere bello, fuerte y grande, pero también sano, y para conseguirlo necesita el aval de la ciencia,
ser un cuerpo «científicamente probado». Al menos un
30% de las páginas de las revistas de culturismo están dedicadas a publicidad sobre complejos alimentarios y vitamínicos que ayudan a conseguir la figura perfecta. El ideal
culturista es un ideal disciplinario, donde la disciplina alimentaria se vuelve decisiva. (No debe olvidarse que el primer pecado estuvo relacionado con el alimento y sus propiedades abyectas.) Si la sustancia prohibida que ayuda a
conseguir el cuerpo perfecto sin pasar por la rutina representa el fantasma que persigue todo «buen culturista», la
MASCULINO
Y FEMENINO EN LOS TIEMPOS DEL CYBORG
229
2 Yves Michaud explica el
origen del maquinismo corporal (Corbin et al.: 402):
«La imagen del cuerpo mecanizado refleja en la cultura del deporte y de la gimnasia, la racionalización del
trabajo a finales del siglo
XIX , las políticas de higiene
de la población, y la política
sin más, con sus muchedumbres organizadas y sus
desfiles. A pesar de la violencia de la Primera Guerra
Mundial, esta imagen sigue
dominando durante los
años treinta, como si en algún momento se hubiera
cuestionado el asunto. El
cuerpo mecanizado reaparece durante los últimos
veinte años del siglo XX, en
una versión imaginaria, la
de las prótesis técnicas y
biotecnológicas».
exactitud de cómputo necesaria para que el entrenamiento consiga el efecto pretendido no descarta el apoyo de la
ciencia «sana». De esta forma, los productos MRM (Metabolic Response Modifiers) se presentan bajo el eslogan:
«La ciencia al servicio del culturista», mientras la marca
«Future Concepts» tiene como logo un microscopio y
suele reproducir en el fondo de sus anuncios la imagen de
un laboratorio con personal ataviado con aséptica bata
blanca. En ASN (Advanced Sciences of Nutrition), una
probeta se muestra como imagen de la firma. Pero todavía
más, pues el avance científico puede llegar a paliar el mal
sabor de «la medicina». Whey Gourmet de Olympus
Sport Nutrition se presenta diciendo: «Maltrata tus músculos, pero no tus papilas gustativas».
Asimismo, son cada vez más frecuentes los artículos
y apartados donde un culturista-médico valora productos y
rutinas de trabajo. El imaginario culturista se encuentra
muy cercano al higienismo (el ser masa y no grasa no deja
de encubrir un ideal de pureza) y la pauta médica; pero, ante todo, entiende de bioquímica y de genética. Es sorprendente la gran cantidad de metalenguaje que de estas disciplinas ha pasado a las revistas de culturismo: ectomorfo,
aminoácido, óxido nítrico, degeneración proteínica…, son
términos con los que el lector se encuentra en un solo párrafo de una de las páginas de la publicación abierta al azar.
Si «hacer dieta» es un gesto popular y ampliamente
extendido, la dieta del culturista no sólo se halla basada
en un ideal estético, sino que persigue el cuerpo-máquina, cuerpo cyborg, en tanto ser genéticamente mejorado, del que hemos anticipado algunos aspectos. El
alimento, entendido como alteridad amenazante y
transformadora, se evita: nada de dulces, nada de grasas; pero se potencia como brebaje científicamente probado que ayuda a transformar el cuerpo en máquina.
La transformación del culturista en el interior atañe a
los genes, a diferencia del cambio quirúrgico. ¿Por qué
el paso de la estética a la genética? Porque la transformación del culturista no es sólo exterior, sino también
interior; de esto hablaremos a continuación.
230
B E AT R I Z F E R R Ú S
No obstante, resulta interesante pararse un momento
a reflexionar sobre la importancia que tanto la dieta como la ciencia tienen en nuestro presente, donde la alimentación ha alcanzado una relevancia inusitada en
comparación con otras épocas, bien como privación asociada a lo estético, bien como norma para lograr una
mejor salud, bien como experiencia de goce a través de
una práctica culinaria que se dice arte, pero que tiene en
el minimalismo una de sus constantes, o incluso como
militancia política: veganos, vegetarianos, frutarianos,
etc., escogen una opción alimentaria como representación ideológica. Asimismo, las diferentes formas de restricción alimentarias son hoy una de las formas más vigentes de ascesis. De igual manera, la ciencia, en un
sentido genérico y absolutamente impreciso (nadie sabe
muy bien qué cosa sea), ayuda a «eternizar la juventud»
al ponerse al servicio de la industria cosmética.
La sublimación
Joe Weider, «entrenador de campeones», aconseja en el
número 85 de la revista Flex: «Intenta conseguir la perfección, superarte, ser fiel a tus amigos, decir la verdad y
honrar a tus padres. Estos principios te ayudarán a conocerte, a fortalecerte y a darte esperanza», al tiempo que
Cándido Moro escribe para Musclemag que el cuerpo es
«el único vehículo en el que podemos desarrollar nuestro “yo” como personalidad», o que «lo primero que hay
que inculcar a nuestros jóvenes es el amor por el trabajo
duro y personal, así como el equipo, la camaradería, el
afán de superación, pero al mismo tiempo a dosificar su
paciencia». Él mismo, en BodyFitness, titula uno de sus
artículos «La grandeza del progreso natural».
La grandeza, la fuerza, «otro nivel»... el culturismo no
sólo busca transformar el cuerpo, sino sublimarse en el
proceso. Está modernizando la práctica ascética, sólo que
el dolor y la privación que en la Edad Media se ofrecían a
Dios, tienen aquí al yo-mismo, o al otro como yo, como
centro de la ofrenda religiosa.
MASCULINO
Y FEMENINO EN LOS TIEMPOS DEL CYBORG
231
Por eso el culturismo se profesa como se profesa una
religión. Tras la caída de los metarrelatos religiosos, el
hombre busca la trascendencia por los más inescrutables caminos. Así, el culturista se dice «iniciado». La
soledad de un mundo sin dioses se salva al concentrarse en un cuerpo en perpetua génesis. En el gimnasio, el
grito del hombre cargado de pesas sustituye al lamento
de aquel que se azotaba en la Edad Media, a quien buscaba desprenderse del cuerpo para mejorar; ahora, es el
cuerpo quien provee el mejoramiento.
CULTURISMO Y MUJER
Si el culturismo condensa los ideales ético-estéticos de la
más rancia representación de la masculinidad, ¿pueden
las mujeres ser culturistas? Ésta sería la versión moderna
de la pregunta medieval: ¿pueden las mujeres imitar a
Cristo? Aunque la mayor parte de las revistas culturistas
de gran tirada presentan en sus portadas siempre una
pareja mixta de culturistas en un ejercicio de igualación
de sexos, el número de páginas interiores que se dedica a
hombres y mujeres sigue inclinando la balanza destacadamente del lado masculino.
Asimismo, todavía son muchas las muestras que revelan
el malestar y la difícil conciliación que provoca el bino-
232
B E AT R I Z F E R R Ú S
mio culturismo-cuerpo femenino. La explicación más
explícita del conflicto aparece en la revista Flex (85: 48),
en el artículo «El problema femenino»:
En algún punto, el culturismo femenino no sólo parece
violar los imperativos darwinianos de nuestros estrictos
roles sexuales, sino que también permite que la evolución del animal humano trascienda los destinos preordenados definidos culturalmente. El culturismo femenino
es un movimiento cultural progresivo que desafía las
convenciones y tradiciones largamente arraigadas... una
mujer hiperdesarrollada muscularmente todavía puede
conjurar temor, intimidación, resentimiento, miedo y
envidia, así como complicadas y poderosas respuestas sexuales en los hombres.
Por lo tanto, el culturismo femenino carece de apoyo
económico y provoca la repulsa social, salvo «en ese extraño mundo underground, centrado en gran parte de
internet, donde los hombres tratan a las mujeres musculares como a diosas míticas». Para paliar el problema, la
más importante competición de culturismo femenino se
hizo coincidir a partir del año 2000 con su correspondiente masculina, para así «evitar que quede olvidada», y
se introdujeron «nuevas directrices sobre la presentación
de atletas, incluida una atención al maquillaje, al peinado y otras consideraciones estéticas que han sido
conside radas tradicionalmente como femeninas». La
asociación mujer-cuerpo, como reivindicación de una
identidad y un deseo específicos sólo es permisible si se
respetan los límites que permiten distinguir el cuerpo femenino del masculino.
El cuerpo femenino, recubierto de músculo, atenta
contra el «deber ser mujer», que en tanto apariencia se
genera desde el espacio de la Ley. Caderas, pechos, cintura... marcan la silueta de una «mujer normal». Nada más
y nada menos que de «imperativo darwiniano» habla la
revista. Así, los cuerpos de las mujeres culturistas, en
tanto que atentan contra el «deber ser» que sirve para reparar estéticamente los sexos, van a ser tachachos de an-
MASCULINO
Y FEMENINO EN LOS TIEMPOS DEL CYBORG
233
tinaturales, anormales o aberrantes. Mientras la mujer
culturista provoca repugnancia el hombre hipervoluminizado deslumbra por un atractivo que nadie se atrevería
a tachar de antinatural.
De ahí la insistencia en nuevas normativas de competición femenina que contemplan el maquillaje y el peinado, o que obligan a la mujer culturista a lucir elevados
tacones; ya que sus cuerpos han dejado de ser femeninos
será necesario maquillarlos, disfrazarlos de mujer, pues
en la lógica occidental la mujer se define como exceso
cosmético. Así, el número 185 (13) de Musclemag anuncia cambios en la normativa de los concursos de culturismo femenino: «La IFBB ha difundido una nota en la
que informa a las atletas de culturismo, de fitness y de figura de que deben reducir su musculatura en un 20%.
Las razones esgrimidas son la salud y la estética» (el subrayado es nuestro), mientras en un apartado breve dedicado a la entrenadora personal Karen Geninatti se le describe de la siguiente forma: «La entrenadora personal de
1,50 metros de altura y 50 kilos es una madre de 47 años
que está estupenda» (el subrayado es de nuevo nuestro);
junto a la foto hay una exclamación en letra destacada
«¡Menuda madre!». El encabezado del reportaje de Elaine
Goodlad dirá de ella que comenzó en el culturismo para
superar un amor desgraciado que la llevó a experimentar
sobrepeso, hoy está «felizmente casada».
En el mismo número de la revista Flex, que se llama
«defensora del culturismo femenino» (aunque reconoce
dedicarle poco espacio, ya que «Como empresa comercial que somos, debemos responder a las demandas del
mercado, principalmente de hombres jóvenes, de los que
sabemos mediante cartas y encuestas que están interesados únicamente en información de culturistas masculinos, que son con quienes ellos se identifican y a los que
admiran», entonces sus páginas sobre «El problema femenino» deben interpretarse como un «acto de caridad»
o una concesión a lo «políticamente correcto»), el
fotorreportaje central titulado «Sirenas» recoge fotografías de mujeres semidesnudas en posiciones sugerentes a
las que se califica como «Atletas además de seductoras» y
234
B E AT R I Z F E R R Ú S
que se proponen como la «Tentación para distraerte del
entrenamiento pesado y de la dieta estricta que predicamos por doquier». Curiosamente estas mujeres cuentan
con el músculo justo para no perder su «silueta» y lucen
una estética sustancialmente alejada de la de Lenda
Murria, poseedora actual del codiciadísimo título de Ms.
Olimpia. Las atletas-sirenas recuperan el lugar de la mujer como objeto y satisfacen con su estética del «justo
músculo» al comprador que responde a la encuesta de
venta, conjura de los miedos. De nuevo, nos topamos
con un cuerpo artificializado, al modo que explica Isabel
Clúa, sólo que éste se escenifica desde un «deber ser».
Mientras las mujeres culturistas dicen haber escogido
este deporte porque «deseaban controlar su cuerpo», en
un gesto de autoafirmación que anula la mirada deseante del patriarcado para inscribir el cuerpo femenino en
otra lógica, en otro orden de deseo, la barra que separa
Hombre/Mujer es en el culturismo tan fuerte y tan pesada como los músculos que la levantan. El miedo a la
amazona y la «posición cosmética» en la que la historia
ha colocado a la mujer siguen existiendo. El feminismo
poco o nada ha calado en el campo del culturismo.
LOS TIEMPOS DEL CYBORG
¿Qué valor puede tener todo lo hasta aquí expuesto como reflexión general sobre nuestro presente?, ¿cómo
afecta lo hasta aquí analizado a todos aquellos que no se
dedican al culturismo ni profesional ni oficiosamente?
Si hemos escogido este ejemplo es por su valor como
encrucijada de sentidos, en tanto que representa un modelo corporal e identitario que está en permanente diálogo con otros modelos, al tiempo que aúna e hiperboliza muchas de las inquietudes del presente, lo que nos
permite observarlas con mayor claridad.
Un mundo en el que se borran los límites entre el cuerpo y la máquina, entre el hombre y el animal, entre el yo y
el cuerpo, entre lo natural y lo científico se desprende de
la descripción del imaginario culturista que hemos
MASCULINO
Y FEMENINO EN LOS TIEMPOS DEL CYBORG
235
desarrollado en páginas anteriores, un imaginario plagado
de contradicciones y de límites imprecisos, pero asumido
en una amplio colectivo que no rechaza la acción política
(no en vano Arnold Schwarzenegger, gobernador de California y ex Terminator es su máximo icono).
El culturismo, pese a su rancia ideología y sus múltiples y controvertidas caras, es una de las formas que
adopta el cyborg, pensémoslo cuando vayamos a la clase
de fitness, compremos la revista o iniciemos nuestra dieta de aumento de masa: la cultura popular del gimnasio
se encuentra enredada en las mallas de poder y es una de
las claves más visibles de su hilado. De nuestra capacidad
para desenredarla dependen muchas de las posibilidades
de futuro.
De igual forma, como práctica que pone en juego una
serie de topoi corporales, pero también que visibiliza las
relaciones entre los sexos, lanza este trabajo hacia un pensamiento de la corporalidad que tiene en la belleza, la salud (dieta) y la fuerza (sublimación a través de lo corporal) los tres pilares fundamentales de reflexión, al tiempo
que demuestra que los tópicos que sustentan el binarismo
corporal y sus representaciones siguen estando vigentes.
Pero todavía más, pues en tanto praxis de disciplinamiento corporal que persigue la trascendencia, conecta
con el ideal del asceta, reedita el modelo de panóptico en
las paredes de los gimnasios recubiertos de espejos, demuestra que el fantasma del cuerpo dócil, del cuerpo
disciplinado, sigue vigente, aunque amenazado y puesto
a prueba por su misma hipérbole. Es el carácter indecidible y paradójico de este modelo aquello que lo vuelve
más significativo, rasgo que comparte con los distintos
modos de representación «post». Sólo asumiendo esta
indecidibilidad podremos prever el futuro de las representaciones corporales y de género.
236
B E AT R I Z F E R R Ú S
EJERCICIOS
1. A partir del modelo del imaginario culturista aquí expuesto, comenta en 500 palabras el siguiente texto:
El cuerpo parece ofrecer, en esta condiciones, el último punto de
anclaje al que agarrarse.
Es este punto de anclaje al que nos referimos para aprehenderse
como ser, organizarse, manipularse, transformarse, sobrepasarse como persona o individuo entre los demás, ya sea por medio de la cirugía, las terapias, las drogas o una fuerza estoica.
También es el punto de anclaje, el testigo que permite constatar,
grabar y medir con una objetividad desengañada, siniestra o indiferente, los cambios, las transformaciones y las tensiones que inducen a la reflexividad social, y el tiempo que sigue pasando en el
eterno presente de lo actual.
Pero no se trata ya de nuevas representaciones del cuerpo, con
lo que la idea de representación supone de distanciamiento, por la
simple razón de que no hay representación en absoluto. Las imágenes nos colocan brutalmente ante una realidad desnuda de la
que no conseguimos apropiarnos, pues la representación simbólica y metafórica que permitía la representación se ha volatilizado.
El cuerpo, en cierta forma, coincide consigo mismo sin que sea
aún posible subjetivizarlo ni objetivarlo. Está ahí como un trozo
de carne, un rostro gesticulante, una silueta colocada sin razón en
el lugar en que está. De ahí procede también la extraña omnipresencia del sexo, pero sin deseo, fantasía ni pasión (Corbin et al.,
2006: 418).
2. A partir del fragmento siguiente escribe una breve reflexión sobre el diferente sentido que la dieta tiene en la
anorexia y en el culturismo. ¿Crees que anorexia y vigorexia5 son trastornos semejantes? ¿Es la dieta una forma
de mortificación alimentaria en el mundo presente?
«Alimentándose de nada» a través del objeto nada pone trabas a
su dependencia, resiste a lo que puede experimentar como una
«omnipotencia ávida de hacerla vivir»... Si el alimento no es un
don, no se presenta claramente como un signo del amor materno,
no surge del deseo de la madre de darle algo, entonces el reclamo
se vuelve sobre nada. Alimentarse de nada se instaura como un
síntoma, y come nada porque esta nada inicial es la única que
puede devolver el carácter de señuelo que el objeto juega en la
economía de la satisfacción. La anorexia puede situarse en estre-
MASCULINO
Y FEMENINO EN LOS TIEMPOS DEL CYBORG
237
Vigorexia. Trastorno de la
conducta caracterizado por
un exceso de práctica deportiva destinada al modelaje del cuerpo y al cultivo
de la belleza y de la fuerza.
Se asocia con la anorexia
porque uno de sus ejes son
las prácticas de control y
privación alimentarias, pero también porque la meta
deseada nunca se alcanza,
con lo cual su persecución
sólo acaba con el tratamiento o la muerte.
cha conexión con un fallo en esta dialéctica de la demanda de
amor; el objeto no ha funcionado como una metáfora del amor
de la madre (Strada, 2002: 85).
3. Comenta en 500 palabras el diseño de las relaciones
corporales que aparecen en esta portada de la revista
Musclemag.
4. Piensa en otras representaciones corporales de la sociedad actual que respondan a la idea de cyborg de Donna Haraway.
5. ¿Crees que los discursos de la belleza sobre el cuerpo
han sustituido en el presente a los discursos religiosos de
control y privación corporal?
238
B E AT R I Z F E R R Ú S
BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOGRAFÍA GENERAL, FUENTES TEÓRICAS PARA EL ESTUDIO DEL GÉNERO Y LA TEORÍA DE LA CORPORALIDAD
BALSAMO, ANNE, Technologies of the Gendered Body: Reading Cyborg Women. Durham: Duke University Press,
1996.
BARTHES, ROLAND, Sade, Fourier, Loyola. Madrid: Cátedra, 1997.
BAUDRILLARD, JEAN, El intercambio simbólico y la muerte.
Caracas: Monte Ávila, 1980.
BORRÀS CASTANYER, LAURA (ed.), Escenografías del cuerpo.
Madrid: Fundación del Autor, 2000.
B UTLER , J UDITH , El género en disputa. México: Paidós,
2001.
–––, El grito de Antígona. Barcelona: El Roure, 2001.
–––, Mecanismos psíquicos del poder. Madrid: Cátedra,
2001.
–––, Cuerpos que importan. Sobre los límites materiales y
discursivos del «sexo». Barcelona: Paidós, 2002.
CARBONELL, NEUS y MERI TORRAS (eds.), Feminismos literarios. Madrid: Arco/Libros, 1999.
DELEUZE, GILLES y FÉLIX GUATTARI, El Antiedipo (Capitalismo y esquizofrenia). Barcelona: Paidós, 1998.
CORBIN, ALAIN, JEAN-JACQUES COURTINE y GEORGES VIGARELLO, Historia del cuerpo. El siglo XX. Madrid: Taurus,
2006.
D ERRIDA , JACQUES , The Ear of the Other. Lincoln and
London: University of Nebraska Press, 1988.
–––, La escritura y la diferencia. Barcelona: Anthropos,
1989.
–––, La voz y el fenómeno. Valencia: Pre-Textos, 1995.
–––, Fuerza de ley. El fundamento místico de la autoridad. Madrid: Tecnos, 1997.
–––, La diseminación. Madrid: Fundamentos, 1997.
–––, La deconstrucción en las fronteras de la filosofía. Barcelona: Paidós, 1999.
–––, De la gramatología. México: Siglo XXI, 2001.
MASCULINO
Y FEMENINO EN LOS TIEMPOS DEL CYBORG
239
DESCARTES, RENÉ, Las pasiones del alma. Barcelona: Península, 1972.
DUBY, GEORGE (ed.), Historia de las mujeres, la Edad Media. Madrid: Taurus, 2000.
, Historia de las mujeres del Renacimiento a la Edad
Moderna. Madrid: Taurus, 2000.
E LAM , D IANE , Feminism and Deconstruction. London:
Routledge, 2002.
FE, MARINA (ed.), Otramente: lectura y escritura feministas. México: FCE, 1999.
F EDER , E LLEN K., M ARY C. R AWLISON y E MILY Z AKIN
(eds.), Derrida and Feminism. New York: Routledge,
1997.
FERRÚS ANTÓN, BEATRIZ, Heredar la palabra: Cuerpo y escritura de mujeres. Valencia: Tirant lo Blanch, 2007.
FOUCAULT, MICHEL, Microfísica del poder. Madrid: La Piqueta, 1980.
–––, El nacimiento de la clínica. Una arqueología de la mirada médica. México: Siglo XXI, 1989.
–––, La arqueología del saber. México: Siglo XXI, 1991.
–––, De lenguaje y literatura. Barcelona: Paidós, 1996.
–––, Tecnologías del yo. Barcelona: Paidós, 1996
, Historia de la locura en la época clásica I y II. Madrid: FCE, 1997.
, Historia de la sexualidad I. La voluntad de saber.
Madrid: Siglo XXI, 1998.
–––, Vigilar y castigar. Madrid: Siglo XXI, 1998.
–––, Las palabras y las cosas. Madrid: Siglo XXI, 1999.
–––, El orden del discurso. Barcelona: Tusquets, 1999.
, Estética, ética y hermenéutica. Barcelona: Paidós,
1999.
FRANCO, JEAN, Las conspiradoras. México: FCE, 1994.
KRISTEVA, JULIA, El texto de la novela. Barcelona: Lumen,
1974.
–––, Semiótica I y II. Madrid: Fundamentos, 1978.
–––, Poderes de la perversión. México: Siglo XXI, 1989.
–––, Historias de amor. México: Siglo XXI, 1991.
, Sol negro. Depresión y melancolía. Caracas: Monte
Ávila, 1991.
240
B E AT R I Z F E R R Ú S
K RISTEVA , J ULIA , Historias de amor. México: Siglo XXI ,
1991.
, Las nuevas enfermedades del alma. Madrid: Cátedra,
1995.
, Al comienzo era el amor. Psicoanálisis y Fe. Barcelona: Gedisa, 1996.
LE BRETON, DAVID, Antropología del dolor. Barcelona: Seix
Barral, 1999.
MATTALIA, GLADIS, La anatomía no es el destino. Valencia:
Tirant lo Blanch, 1996.
MOI, TORIL, Teoría literaria feminista. Madrid: Cátedra,
1988.
T UBERT, S ILVIA , «La construcción de la femineidad y el
deseo de ser madre». En María Asunción González de
Chávez: Cuerpo y subjetividad femenina. Salud y género. Madrid: Siglo XXI, 1993.
–––, Deseo y representación. Convergencias de psicoanálisis y teoría feminista. Madrid: Síntesis, 2001.
BIBLIOGRAFÍA DE TEMAS ESPECÍFICOS
B ELL , RUDOLPH , Holy Anorexia. Chicago and London:
The University of Chicago Press, 1985.
BRUMBERG, JOAN JACOBS, Fasting Girls: The Emergence of
Anorexia Nervosa as a Modern Disease. Cambridge:
Harvard University Press, 1988.
DE LA FLOR, FERNANDO, Barroco. Representación e ideología en el mundo hispánico (1580-1680). Madrid: Cátedra, 2002.
FERRÚS, BEATRIz, «Cuerpos que miran a cuerpos. Sobre el
imaginario culturista hoy». En Meri Torras (ed.): Corporizar el pensamiento. Vilagarcía de Aroúsa: Mirabel,
2006.
, «¡Que la fuerza te acompañe! Culturismo y cultura
popular». En Lectora. Revista de Dones i Textualitat,
11. Barcelona (2006): 105-114.
FOUCAULT, MICHEL, Tecnologías del yo. Barcelona: Paidós,
1996.
–––, Las palabras y las cosas. Madrid: Siglo XXI, 1999.
MASCULINO
Y FEMENINO EN LOS TIEMPOS DEL CYBORG
241
H ARAWAY, D ONNA , Ciencia, cybogrs y mujeres. Madrid:
Cátedra, 1991.
H ARRIS , M ARVIN , Bueno para comer. Madrid: Alianza,
1988.
HÉRITER-AUGÉ, FRANÇOIS, «El esperma y la sangre: en torno a algunas teorías sobre su génesis y sus relaciones».
En Michel Feher: Fragmentos para una historia del
cuerpo humano. Parte Tercera. Madrid: Taurus, 1992.
HERPOEL, SONJA, A la zaga de Santa Teresa: Autobiografías
por mandato. Amsterdam: Rodopi,1999.
KOTTLER, JEFFREY A., El lenguaje de las lágrimas. El llanto
como expresión de las emociones humanas. Barcelona:
Paidós, 1997.
MARÍA DE SAN JOSÉ, The Spiritual Autobiography of Madre
María de San José (1656-1719). Liverpool: Liverpool
University Press, 1993.
MICHAUD, YVES, «Visualizaciones. El cuerpo y las artes visuales». En A. Corbin, J. Courtine y G. Vigarello
(eds.): Historia del cuerpo. El siglo XX. Madrid: Taurus,
2006: 401-419.
MORRIS, DAVID, La cultura del dolor. Santiago de Chile:
Andrés Bello, 1991.
NEAD, LYNDA, El desnudo femenino. Arte, obscenidad y sexualidad. Madrid: Tecnos, 1998.
NEWMAN, BARBARA, From Virile Woman to Woman Christ.
Studies in Medieval Religion and Literature. Philadelphia: University of Pennsylvania Press, 2002.
P ERNIOLA , M ARIO , «Entre vestido y desnudo». En Michel Feher (ed.): Fragmentos para una historia del
cuerpo humano. Parte Segunda. Madrid: Taurus,
1992.
PERRY, MARY ELIZABETH, «Subversion and Seduction: Perceptions of the Body in Writing of Religious Women
in Counter-Reformation Spain». En Alain SaintSaëns: Religion, Body and Gender in Early Modern
Spain. San Francisco: Mellen Research University
Press, 1991.
PINTO, RAFFAELE, «La metáfora del cuerpo en el discurso
de la anorexia». En Laura Borràs Castanyer (ed.): Es-
242
B E AT R I Z F E R R Ú S
cenografías del cuerpo. Madrid: Fundación del Autor,
2000.
S ENDRAIL , M ICHEL , Historia cultural de la enfermedad.
Madrid: Espasa-Calpe, 1983.
STRADA, GRACIELA, El desafío de la anorexia. Madrid: Síntesis, 2002.
WALKER BYNUM, CAROLINE, Jesus as Mother. Studies in the
Spirituality of the High Middle Ages. Berkeley: University of California Press, 1984.
, Holy Feast and Holy Fast. Berkeley: University of
California Press, 1987.
, Fragmentation and Redemption. New York: Zone
Books, 1991.
, «El cuerpo femenino y la práctica religiosa en la Baja Edad Media». En Michel Feher (ed.): Fragmentos
para una historia del cuerpo humano. Parte Primera.
Madrid: Taurus, 1992.
, The Resurrection of the Body in Westerners Christianity. Berkeley: University of California Press, 1993.
MASCULINO
Y FEMENINO EN LOS TIEMPOS DEL CYBORG
243
Descargar