SOCIEDAD EUGENIO RIVERA U. Transición a la democracia y concertación Después de los acuerdos logrados en torno a las reformas constitucionales ya aprobadas en el plebiscito, al menos dos informaciones claves quedan pendientes: el diálogo entre las Fuerzas Armadas y de Orden y la oposición, y la concertación social entre trabajadores y empresarios. Este articulo plantea la Importancia de la concertación, el rol que en ella debieran cumplir los trabajadores, los empresarios y el Estado y los puntos centrales sobre los cuales debería versar. El autor, actual investigador en CIASI, es doctoren Ciencias Económicas y Sociales en la Universidad Libre de Berlín Occidental. l país espera con incertidumbre el inicio de la transición a fa democracia. Heredará de la dictadura problemas económicos, políticos y sociales, en un entorno internacional menos auspicioso desde el punto de vista económico. Los grupos más representativos del país han subrayado que el camino para enfrentar estos desafíos es la concertación de los grupos políticos y sociales. Este artículo analiza las dimensiones que debe involucrar la concertación social en Chile, evaluando los problemas y las oportunidades que su concreción plantea a trabajadores y empresarios. Finaliza puntualizando los ejes en torno a los cuales deberían concertarse los grupos sociales y el nuevo gobierno. E Antecedentes previos Al avanzar hacia la democracia existe el temor de que 354 el país vuelva a experimentar los problemas que vivió en el pasado o, peor aun, caiga en situaciones similares a las que viven nuestros vecinos. De forma reiterada se expresa el temor de que, producto de las presiones de los grupos organizados, buenas ideas terminen en situaciones indeseables. Asi por ejemplo, en el pasado, la idea razonable de proteger la naciente industria nacional derivó en un proteccionismo indiscriminado e ineficiente. De igual modo, la necesaria acción del Estado en materia de justicia social fue aprovechada a menudo por ios grupos más acomodados en su propio beneficio. La tesis que sostenemos es que dos problemas cruciales contribuyeron a estas dificultades. El primero fue que no se construyeron las condiciones sociales para que la acción del Estado fuera eficaz. La inexistencia de canales que permitieran la expresión de los distintos intereses sociales, su compatibilización y articulación en la política pública tuvo como consecuencia que las iniciativas gubernamentales respondieran a decisiones autónomas de la autoridad política o de grupos sociales particulares y no a una voluntad mayoritaria nacional. Como consecuencia, la política pública dependió de presiones particularistas y no de un proyecto nacional, resultando las políticas, a menudo, incompatibles entre sí, lo cual condujo a graves desequilibrios y al estacancamiento económico. La falta de apoyo o, incluso, la oposición de los grupos sociales a la acción pública tuvo como consecuencia que, en muchos casos, fuera imposible alcanzar los objetivos buscados o éstos resultaran totalmente distorsionados. Un segundo obstáculo al crecimiento estable y sostenido, en particular desde la década de los 50, fue la naturaleza poco productiva de la relación entre trabajadores y empresarios, concentrada casi exclusivamente en torno a la negociación salarial. El rechazo por parte de los empresarios a la participación de los trabajadores en la empresa impidió canalizar la creatividad de la parte laboral en el desarrollo de la empresa y fomentó un sindicalismo confrontacional. MENSAJE N° 382 SEPTIEMBRE 1989 c La concertación en torno a la política pública Una acción eficaz del Estado requiere no sólo recursos y funcionarios calificados. Supone mecanismos de decisión que involucren a la sociedad civil, ya que la efectiva consecución de los objetivos de la política estatal depende de las decisiones que toman y de la forma en que se comportan los distintos agentes económicos y los grupos sociales. La idea de la concertación implica reconocer que el Estado no puede impulsar por medios democráticos una política de forma sostenida sin el apoyo explícito de tos agentes económicos principales y menos aun en contra de ellos. El concepto de concertación se refiere, en este sentido, a la participación del movimiento sindical y del empresariado en la formación de la poI [tica económica y en las decisiones económico sociales, mediante modelos institucionalizados de intermediación y de acuerdo con los gobiernos1. La concertación es, en consecuencia, una respuesta a los problemas de eficacia de la política pública que incorpora a los grupos sociales al diseño y definición de las políticas. Se les compromete así en la tarea de alcanzar los resultados buscados mejorando las condiciones en que se hace la política económica y social. SOCIEDAD este ámbito, es posible que trabajadores y empresarios busquen resolver en conjunto, a nivel de la rama de la producción y de la empresa, los desafíos de la innovación tecnológica, de la competitividad internacional, de la inversión, del mejoramiento de las condiciones de vida y trabajo, de la capacitación y de la seguridad industrial. De esta forma se hace posible efectivamente aumentar lo que luego se tendrá que distribuir y se crean las bases para la estabilidad económica y social. Los trabajadores y la concertación social El movimiento sindical enfrenta el desafío de reconstituir una organización capaz de luchar por satisfacer las necesidades de sus afiliados, duramente golpeados en estos 16 años de dictadura. Naturalmente, su acción reivindi- cativa, a partir del próximo gobierno democrático, se dará en un marco políticamente favorable, pues son los partidos dominantes en su seno los que muy probablemente elegirán al próximo Presidente. Más aun, parte sustancial de esas mismas fuerzas asumirían la dirección de la gestión de ese Gobierno y, al menos en la Cámara de Diputados, ellas serian mayoritarias. Sin embargo, la naturaleza del período de transición a la democracia y las restricciones económicas existentes ponen al movimiento sindical frente a ia necesidad de compatibflizar la satisfacción de las necesidades de sus representados con la consolidación del régimen democrático. El movimiento sindical enfrenta este desafío en un conl.TIroni, Eugenio [19B8), 'Sindicalismo y conceriacion social: algunos alcances teóricos", en PREALC (1988) p 45 La concertación entre trabajadores y empresarios Junto con lo anterior existe un segundo ámbito de concertación: la colaboración entre trabajadores y empresarios en la producción de bienes y servicios. Ella puede tener un canal de expresión en una ampliación de las materias a tratar y en un cambio de la naturaleza del proceso de negociación colectiva. En MENSAJE N° J32 SEPTIEMBRE 198S La CUT se ha pronunciado a favor de una política de concertación como forma permanente de relación obrero empresarial 355 SOCIEDAD texto de cambios tecnológicos, políticos y culturales dramáticos. Los trabajadores se preocupan ya no sólo de los salarios nominales sino de su poder adquisitivo, por lo que no están dispuestos a seguir una política sindical que no ponga atención a la inflación. En cada empresa se requiere, correlativamente, que el sindicato plantee demandas compatibles con el crecimiento de ellas, muchas de las cuales están enfrentando una dura competencia internacional. Esto no significa una pura moderación de la política reivindicativa, ya que los empresarios siempre tendrán buenos argumentos para reducir sus costos y, en particular, sus costos salariales. Se trata, más bien, de identificar caminos para contribuir a ampliar las perspectivas y posibilidades de las empresas con base en la iniciativa y colaboración de los trabajadores y, a partir de ello, de mejorar sustancialmente la participación en los beneficios. Además, se trata de elevar significativamente la capacidad técnica e innovadora de los trabajadores y de sus organizaciones sindicales para incrementar su contribución y disputar con los empresarios como interlocutores iguales en la negociación colectiva. La opción más adecuada para compatibilizar estos objetivos es la concertación, pues ella permite canalizar las demandas de los trabajadores de manera constructiva para el país y para las empresas. La concertación puede implicar una capacidad creciente por parte del movimiento sindical de incidir en las decisiones gubernamentales y en la marcha de la empresa. Se potencia la capacidad de los sindicatos para responder a las demandas de sus asociados, lo cual conducirá, muy probablemente, al incremento de la afiliación y al fortalecimiento 356 de la organización sindical. Es muy. positivo, en esos términos, que el movimiento sindical, en particular la CUT, se haya pronunciado con claridad a favor de una política de concertación para la transición a la democracia y también como forma permanente de relación obrero empresarial. Pese a ello, los trabajadores tienen un gran escepticismo respecto de la disposición efectiva de los empresarios a construir nuevas relaciones laborales, tanto por su actitud bajo la dictadura como por su poca disposición a aceptar la demanda de organizarse y poder negociar, en ciertos casos, por ramas de la producción. Temen que no se modifique suficientemente la legislación laboral, se limite la reconstitución de los trabajadores como actor social relevante y se mantenga el grave desequilibrio de poder existente entre el movimiento sindical y los empresarios bajo la dictadura. Temen, además, que los trabajadores sigan sin participar de las ganancias del crecimiento económjco y que los empresarios sigan limitando el diálogo al debate de fórmulas para ganar adeptos entre los trabajadores para su modelo de libre mercado, descalificando la búsqueda de una visión consensual del modelo económico. Los empresarios y la concertación social El empresariado tiene una actitud ambigua frente a la concertación. Los grandes empresarios consideran que la concertación social, como ha sido definida en este trabajo, no se articula eficientemente con el mercado en la regulación de la economía. De ahí que propongan un acuerdo social que no es más que la exigencia de que los trabajadores adhieran al modelo ecoMENSAJE N ó 382SEPTIEMBRE 1989 SOCIEDAD nómico actual. Este planteamiento ubica a la iniciativa privada como el motor del desarrollo económico, asigna al Estado un papel subsidiario y niega a los asalariados un papel protagóníco en la sociedad y la empresa. La situación económica de sus empresas puede permitir al gran empresariado ofrecer a los trabajadores salarios y condiciones laborales superiores a las que pueden ofrecer las medianas y pequeñas empresas. Es el sector más orientado a la exportación y, por tanto, en un contexto democrático, en que el abuso se dificulta, necesita una actitud cooperativa por parte de los trabajadores para enfrentar una nueva fase del desarrollo exportador. Pueden presentar una mejor disposición a la negociación colectiva, pues ha sido en las grandes empresas donde más se ha negociado colectivamente. En relación con los medianos y pequeños empresarios, cabe señalar que el régimen democrático los favorece por el mayor peso que pueden te- Se trata de «levar la capacidad técnica y innovadora de los trabajadores ción, en un contexto de creciente actividad sindical. Mediante la concertación, se pueden establecer facilidades para la organización laboral y una política gradual de salarios crecientes, asociadas con acuerdos respecto de políticas públicas, crediticias y de otro género, orientadas a modernizar y elevar la produc- "... la concertación resulta una alternativa atractiva para un empresariado moderno" ner las organizaciones gremiales en la democracia. Bajo el régimen de Pinochet, ellos se vieron obligados, permanentemente, a sumarse a las políticas de los grandes empresarios porque el sistema político no atendía las demandas de sus organizaciones. La concertación como base de la formulación de política pública ayuda a ampliar el margen de influencia de los medianos y pequeños empresarios. Para estos empresarios será crucial la concertaMENSAJE N° 382SEPTIEMBRE 1989 tividad y competitividad de este sector. Desde esta perspectiva, la concertación resulta una alternativa atractiva para un empresariado moderno. Para el gran empresariado, pues está en condiciones de asegurar elevaciones salariales reales de acuerdo con la productividad, a cambio de una decidida cooperación de los trabajadores con los desafíos que enfrentan empresas orientadas al exterior. Para los medianos y pequeños empresarios, a cambio de un apoyo activo del Estado. No obstante, los empresarios tienen grandes temores frente a la transición y son reticentes a buscar construir un consenso en torno al futuro del país. Temen que la elevación de los costos salariales afecte la competitividad internacional o incluso la viabilidad de la empresa. Dudan de que el movimiento sindical se comprometa lealmente con la suerte de la empresa. Temen que el fortalecimiento sindical ponga en cuestión el principio de propiedad. Desconfían de un papel más activo del Estado en materia de equidad e inversión juzgando que ello puede conducir a un crecimiento explosivo de los impuestos y a una injerencia ilegitima del Estado en la actividad económica. Líneas prioritarias de concertación La concertación puede resultar una opción atractiva tanto para trabajadores como para empresarios. Lo mismo se puede afirmar en relación con el gobierno ya que ella crea las condiciones para 357 c SOCIEDAD El emprasaríado considera que la concertactón social no se articula eficientemente con el mercado en la ngularizacíón de la economía comprometer a los grupos sociales con sus políticas y para que la política gubernamental sea eficaz. Sin embargo, de lo anterior queda también en evidencia que concretar la concertación implica superar desconfianzas reciprocas, abrirse a un amplio diálogo sobre el futuro del país y, en este marco, replantear sus respectivos intereses. Lo primero es reconocerse como interlocutores, lo que supone un pleno respeto de la libertad para organizarse en la forma que se estime conveniente. En segundo lugar, cabe acordar orientaciones generales sobre la estrategia de desarrollo, la política económica global, las políticas de ingreso y las modalidades de f mandamiento del pago de la deuda social. En tercer lugar, en materia de relaciones laborales es necesario concordar en una ampliación significativa de los temas de la negociación colectiva para superar su actual carácter confrontacional al referirse 358 sólo a materias salariales y otros beneficios de la misma índole. En este sentido, es muy importante el paso dado por la CUT al incluir en la agenda sindical temas como la capacitación profesional y técnica, los procesos de reconversión industrial, la seguridad industrial, la salud ocupacional, la higiene ambiental, la búsqueda y preservación del equilibrio del medio ambiente, etc. Asi la CUT abre espacios inéditos para la cooperación entre trabajadores y empresarios. La viabilidad de la concertación depende de que se aborde de manera integral y coordinada. La mantención de la estabilidad y la consecución de los objetivos de justicia social requiere que los acuerdos salariales alcanzados en la negociación colectiva sean consistentes con ellos. Al mismo tiempo, la concertación en torno a la política social, por ejemplo, puede facilitar la negociación colectiva al generar un incremento del salario indirecto via mejoramiento del servicio de salud, de las condiciones para acceder a la vivienda, etc. y, en consecuencia, de las condiciones de vida de los trabajadores sin forzar incrementos insostenibles de los ingresos monetarios. Del mismo modo, si se considera que los bajos salarios existentes en muchas pequeñas y medianas empresas están asociados con bajos niveles de productividad, una política salarial expansiva sólo será viable si estas empresas son objeto de una amplia política de fomento. Los empresarios miran con reticencia una política concertada de ingresos, pues aducen que ella implica control de precios. No obstante, es necesario considerar que actualmente existen formas de control de precios. En efecto, el Estado controla desde el Banco Central el tipo de cambio, el tipo de interés e incluso existe el sistema de bandas de precios en la agricultura. No es posible ni deseable controlar miles de precios; de lo que se trata es que estos precios claves y las pautas salariales se fijen concertadamente. De esta forma, acuerdos salariales razonables y una actitud responsable respecto de los precios, pueden contribuir a elevar los ingresos via aumento de la productividad y con estabilidad de precios. La transición chilena a la democracia no presenta dificultades insalvables: numerosos escollos se podrán enfrentar mediante un adecuado manejo técnico, siempre y cuando se abra y cristalice el diálogo entre empresarios y trabajadores, rompiendo con el juego de suma cero de quince años de dictadura. Con un acuerdo todos podrán ganar en democracia, aprovechando esta oportunidad para fundar el desarrollo de Chile sobre nuevas bases, para crecer de manera sostenida, estable y equitativa, rso MENSAJE N° 382 SEPTIEMBRE 1989