NOTA TÉCNICA 35 LOS DETERMINANTES DEL AHORRO EN EL

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NOTA TÉCNICA 35
Preparada por
Amelia Pinto T.**
LOS DETERMINANTES DEL AHORRO EN EL CASO
ECUATORIANO: 1965-1995*
1. Introducción
El estudio del ahorro ha ido adquiriendo cada vez mayor importancia debido a que, en
términos macroeconómicos, el ahorro es el elemento esencial para el financiamiento de
la inversión que permitiría impulsar un crecimiento económico sostenido a largo plazo.
La economía ecuatoriana, como la mayoría de los países de América Latina se ha
caracterizado por registrar bajas y variables tasas de ahorro interno, las cuales habrían
frenado su desarrollo económico.
En el caso ecuatoriano existen muy pocos estudios empíricos sobre la temática del
ahorro; BCE (1959) es uno de los primeros que evalúa el papel que desempeña el sector
financiero del Ecuador en relación con la captación y la orientación de los ahorros
financieros. Por su parte, una investigación más reciente de Fierro-Renoy (1987)
encuentra que, en el contexto de un modelo IS-LM de ecuaciones simultáneas para el
período 1965-1984, la liberación de las tasas de interés tendría un impacto contractivo
en el ahorro nacional para el caso ecuatoriano. Sin embargo, este efecto sería el
resultado de un impacto positivo en el ahorro financiero y un negativo mayor en el
ahorro no financiero. Finalmente, Ayala (1996) realiza un cálculo de la elasticidad del
ahorro en el Ecuador respecto a la tasa de interés, para el período 1970-1991.
Esta situación contrasta con la abundante experiencia empírica de otros países como
México, Chile, Colombia y Brasil sobre la
temática del ahorro. En efecto, numerosos estudios se han llevado a cabo, especialmente
se deben resaltar aquellos que buscan los posibles determinantes del ahorro; sobre la
materia existen un sinnúmero de estudios empíricos de países, otros realizan
comparaciones entre los países desarrollados y en desarrollo, mientras que algunas
investigaciones centran su estudio en el ahorro de los hogares en los países en
desarrollo.
Otra preocupación de la literatura actual consiste en examinar las causas de bajas tasas
de ahorro en América Latina con relación a otro tipo de economías, tales como las del
sudeste asiático que han conseguido altas tasas de ahorro acompañadas de niveles
elevados de crecimiento económico.
En los estudios recientes, se ha puesto énfasis en la necesidad de medir las relaciones
entre ahorro e inversión y son concluyentes en la necesidad de instrumentar medidas de
política económica que persigan incrementar el ahorro interno.
Adicionalmente, Villagómez (1995) expone argumentos que ratificarían la necesidad de
incrementar el ahorro interno. Señala que el debate de la década de los ochenta se centró
en la urgencia de la movilización del ahorro interno luego de la crisis de la deuda
externa, debido a la resistencia de muchas fuentes externas a transferir recursos a países
en desarrollo (por problemas de expropiación o de insolvencia), con el objeto de reducir
la dependencia de los países del capital externo.
Por otro lado, según Casillas (1993), pág. 812:
"La cuantiosa y sostenida transferencia unilateral de remesas de divisas
(desde los países desarrollados) fue frenando gradual e inexorablemente la
producción interna regional mediante una disminución de las importaciones y de
la demanda efectiva acompañada por reducciones en los términos de
intercambio".
En respuesta a la aguda reducción en la producción regional, las tasas de ahorro interno
de América Latina se derrumbaron a 14% en 1990, siendo los niveles más bajos en su
historia contemporánea; esto explica también la reducción de la inversión a pesar de la
existencia de un creciente superávit de la balanza comercial.
A inicios de la década de los noventa, en cambio, los excedentes de liquidez
internacional indujeron bajas tasas internacionales de interés; por otro lado, la mayoría
de países latinoamericanos instrumentaron reformas estructurales tendientes a
incrementar la eficiencia y el dinamismo de las economías sobre la base de las fuerzas
de mercado y a promover la inversión privada, especialmente extranjera. Todo esto
condujo a la disminución de las restricciones a los movimientos de capital, se tradujo en
una voluminosa afluencia de recursos externos a la región (en 1992 se triplicó la
afluencia de recursos externos de 1990).
Sin embargo, la recuperación de la actividad económica de algunos países desarrollados
en 1993 y la manifestación de nuevas presiones inflacionarias provocaron un
incremento de las tasas de interés lo que a su vez se tradujo en una reducción de los
flujos de capital hacia los países en desarrollo. Adicionalmente, los sucesos asociados al
efecto Tequila en México, a finales de 1994, y sus posibles efectos sobre las economías
latinoamericanas ratificarían la necesidad de fortalecer el ahorro interno como fuente de
financiamiento del crecimiento económico para países en desarrollo (Villagómez
(1995)).
En este contexto, la presente nota técnica tiene como objetivo realizar un análisis sobre
la evolución del ahorro ecuatoriano y establecer sus determinantes, para el período
1965-1995. En una primera parte, se establece el marco teórico de referencia y la
posición de las distintas escuelas de pensamiento, describiendo brevemente los últimos
aportes conceptuales sobre la temática del ahorro.
En una segunda parte, se realiza un diagnóstico del ahorro para el caso ecuatoriano,
vinculándolo con otras variables económicas, a fin de establecer a priori los posibles
determinantes del ahorro de una manera intuitiva. Adicionalmente, se intenta determinar
empíricamente las relaciones de causalidad entre ahorro y crecimiento económico.
En una tercera sección, se evalúan los posibles determinantes del ahorro total y se hacen
ejercicios considerando cada sector institucional: público, corporativo y hogares. Se han
analizado diferentes determinantes para cada uno debido a que en cada caso la
generación del ahorro depende de distintos fenómenos económicos, asociados a las
características de cada sector. Finalmente, en las conclusiones se sintetizan los
resultados obtenidos y se plantean alternativas de política económica con el objeto de
mejorar los niveles actuales de ahorro interno.
2. Marco teórico: las teorías del ahorro
Desde los orígenes de la ciencia económica, los economistas se han interesado en el
ahorro, pero de una manera indirecta, al considerarlo como una función creciente de la
tasa de interés, mientras que a la inversión se la analizaba como una función decreciente
de ésta. Las funciones de ahorro y de inversión en forma conjunta determinaban el nivel
de equilibrio del ahorro a través de la tasa de interés. Esta forma simple de considerar al
ahorro permaneció como tal hasta mediados de 1930. Con el surgimiento de la teoría de
Keynes -en la cual el nivel de ahorro es función del ingreso disponible-, la función de
ahorro juega un rol importante en la determinación del equilibrio de ingresos y gastos.
Por otra parte, en la escuela neoclásica, con flexibilidad de precios, la introducción de
una curva de oferta agregada, asociada a la demanda agregada que se deriva de las
curvas IS y LM, confiere a la función de ahorro un rol muy importante en la
determinación del nivel de los precios.
En años recientes, los economistas han analizado el comportamiento de consumo
óptimo de los hogares, en donde la tasa de interés parece ser nuevamente importante en
la determinación del ahorro.
2.1 La Función keynesiana del ahorro
Como lo señalan Falconí, León y Marconi (1986), en la teoría keynesiana el ahorro es la
parte no consumida del ingreso, por lo que se puede derivar a la función ahorro de la
función consumo:
en donde A es el ahorro, Y es el ingreso disponible y C es el consumo final, en términos
reales. Generalmente, se calcula al ingreso y al consumo, mientras que se obtiene al
ahorro como un saldo.
Keynes también se preocupó por la medición de las propensiones medias y marginales
al consumo, a partir de las cuales pudo derivar las propensiones relativas al ahorro.
Afirmó que las personas están dispuestas a aumentar su consumo si se incrementa su
ingreso, pero no en la misma proporción en que lo hace este último, esta hipótesis es el
único supuesto formal de la función de consumo que sustenta su modelo y es conocida
como la "ley psicológica fundamental".
Por tanto, al escribir las funciones consumo y ahorro en forma general, se tiene:
, con
;
, con
en donde, C* y A* son las propensiones marginales al consumo y al ahorro,
respectivamente. La hipótesis de Keynes es que las dos son positivas, pero menores a
uno.
Adicionalmente, la relación entre el consumo y el ingreso disponible, C/Y, es la
propensión media al consumo, mientras que la relación entre el ahorro y el ingreso
disponible, A/Y, es la propensión media al ahorro. Keynes consideró que la propensión
media al consumo debería ser superior a la propensión marginal, pudiendo incluso el
consumo exceder al ingreso. En cuanto al ahorro, la propensión media sería menor que
la propensión marginal correspondiente, pudiendo el ahorro ser negativo. Estas
propensiones medias y marginales al consumo y al ahorro son consistentes con las
funciones lineales de ahorro y de consumo.
Por tanto, Si C = f(Y), entonces, la función ahorro puede obtenerse mediante la
diferencia entre el ingreso Y y la función consumo lineal (
), con C0 > 0 y 0 <
c < 1 ; es decir,
por tanto,
lo cual se puede escribir también como
en donde A0 = -C0 y a = 1-c, por lo que se deduce que A0 < 0 y 0 < a < 1
Por tanto, la función keynesiana del ahorro tiene una relación lineal y directa con el
ingreso disponible; tal como puede apreciarse en el siguiente gráfico:
GRÁFICO 1
C,A C = Y
C = C0 + cY
VC
VY VC/VY= c = PMgC
A = A0 + aY
C VA
C0
C/Y = PMeC VY VA/VY = a = PMgA
450
0Y
Y
A0
Fuente: Smyth (1993), pág. 50
Esta nueva teoría keynesiana del ahorro cambió el enfoque teórico anterior, al
considerar que el ahorro está en función del ingreso disponible y no de la tasa de interés;
esto permitió destacar la importancia de la función consumo y cómo esta última tiene
incidencia en el comportamiento del ahorro.
La disponibilidad de series macroeconómicas se hizo realidad con el desarrollo de las
estadísticas de cuentas nacionales en Estados Unidos y en otros países a finales de la
década de los treinta. Esta información sirvió de base para que Keynes y otros
estudiosos de la temática del ahorro estimen las funciones de consumo y de ahorro.
Estos primeros estudios debían enfrentar numerosos problemas, con continuos cambios
para redefinir sus análisis. Las previsiones del ahorro basadas en los resultados de
regresiones realizadas antes de la guerra parecen llevar a resultados bastante deficientes,
como lo señala Smyth (1993).
En esta época, surgió un vigoroso debate sobre la pertinencia de realizar las
estimaciones utilizando datos a precios corrientes o a constantes, si los datos debían
expresarse per cápita, si los períodos de expansión y depresión debían ser aislados y si
se debían aumentar otras variables además del ingreso. Las variables adicionales que se
incluyeron en varios estudios fueron una tendencia temporal (trend), ingresos
rezagados, variaciones del ingreso, población, activos líquidos y un indicador de
desigualdad del ingreso.
2.2 La teoría del ingreso permanente de Friedman
Fue desarrollada por Milton Friedman (1957) y se basa en la idea de que el consumo
corriente de las personas (o el ahorro) es una función del ingreso permanente que es el
ingreso futuro esperado y en parte del ingreso transitorio que representa a las ganancias
no esperadas, más no del ingreso corriente como en la hipótesis keynesiana (Casillas
(1993)).
Por tanto, considera que la función de utilidad de los consumidores es simétrica y
homogénea con respecto al consumo del período (Ct) y al consumo futuro (Ct+1). En
otras palabras, la tasa marginal de sustitución entre los dos períodos depende de la
relación entre Ct y Ct+1 y no de los niveles absolutos del consumo.
Para Friedman, la inclusión de la incertidumbre es importante y tiene dos efectos: en
primer lugar, complica la interpretación de la nueva situación, aunque su presencia no
debería alterar sistemáticamente la relación proporcional entre el consumo del período
(Ct) y el consumo futuro (Ct+1); en segundo lugar, introduce el motivo de ahorro de
precaución, es decir la provisión futura para emergencias que está relacionada con el
flujo del ingreso y la tasa de interés. Adicionalmente, incluye la relación de riqueza
financiera al ingreso, como una variable determinante de los cocientes de consumoingreso y de ahorro-ingreso.
Por consiguiente, la función consumo depende del flujo de ingreso con relación al nivel
de presupuesto de la familia (RV) que constituye el ingreso permanente, el cual difiere
del ingreso observado. De ahí que cualquier diferencia entre los ingresos observado y
permanente se denomina ingreso transitorio, que puede ser positivo o negativo, y
representa a las ganancias no esperadas. Según Friedman, un aumento en el ingreso
transitorio no induce a las personas a incrementar su consumo corriente, sino que éste es
ahorrado en su totalidad, ya que no corresponde a un incremento permanente de los
ingresos. Este incremento del ahorro, a su vez aumenta la riqueza total, y por ende, el
consumo permanente futuro.
Aplicando estos conceptos al consumo y al ahorro, se puede afirmar que el ahorro
permanente es la diferencia entre el ingreso permanente y el consumo permanente;
mientras que el ahorro transitorio es la misma diferencia, pero para los agregados
transitorios. Denominando a los componentes permanentes y transitorios por los
superíndices P y T, respectivamente, y considerando que las variables que no tienen
superíndices corresponden a los valores observados, se tiene, por tanto:
con
con
Los factores Cp y Ap dependen de la relación entre la riqueza financiera y el ingreso, de
la tasa de interés, y de los gustos y preferencias de los hogares.
Friedman asume, que la correlación entre las siguientes variables es igual a cero:
ingreso permanente y transitorio, consumo permanente y transitorio, ahorro permanente
y transitorio, así como entre ingreso y consumo transitorios. El supuesto más
controvertido consiste en presumir que no existe conexión entre el ingreso y el consumo
transitorios: esto implica que la propensión marginal a consumir el ingreso transitorio es
igual a cero (es decir el supuesto de que la propensión marginal al ahorro del ingreso
transitorio es igual a uno).
Este último supuesto es el que distingue a la teoría de Friedman de la de sus
precursores: Keynes y otros reconocieron, sin embargo, que el consumo puede variar
menos frente a cambios transitorios en el ingreso que a cambios permanentes, es decir
que la propensión marginal a consumir del ingreso transitorio es menor que la
propensión marginal a consumir del ingreso permanente.
Según Smyth (1993), un vacío importante que presenta la teoría de Friedman es que no
logra demostrar empíricamente la hipótesis antes planteada. Adicionalmente, las
estimaciones realizadas por Friedman deberían contestar dos preguntas esenciales. La
primera y fundamental es determinar si se justifica la distinción entre ingreso
permanente y transitorio, lo cual implica que la propensión marginal al consumo debe
ser significativamente diferente para el ingreso transitorio y para el ingreso permanente.
Si la respuesta a esta primera pregunta es positiva, entonces es necesario saber si es
válida la hipótesis de que la propensión marginal a consumir el ingreso transitorio sea
cero.
Abundante evidencia empírica, basada en rigurosos análisis econométricos, sugiere que
la propensión marginal al consumo del ingreso transitorio es positiva, aunque inferior a
la propensión marginal al consumo del ingreso permanente. De esta manera, la
evidencia empírica no permite aceptar la hipótesis estricta del ingreso permanente.
2.3 El modelo del ciclo de vida de Modigliani
Esta teoría, concebida por Franco Modigliani (1954), supone que los individuos
registran un desahorro cuando no trabajan, luego logran niveles substanciales de ahorro
cuando trabajan, con el objeto de generar una cierta riqueza que les va a permitir vivir
durante su jubilación. Por ende, esta hipótesis incluye la edad del individuo, y por tanto
de la población, como elemento nuevo en el análisis del ahorro en términos
macroeconómicos.
En el modelo más simple, Modigliani establece como supuesto adicional que los
individuos han consumido exactamente la totalidad de su riqueza en el momento de su
muerte, por lo que esta hipótesis toma en cuenta las probabilidades y la expectativa de
vida de la población. Esta última hipótesis, que supone que los individuos no reciben
herencias y tampoco desean dejar legado después de su muerte, simplifica de manera
importante el tratamiento del problema, sin ser esencial para la teoría.
El supuesto básico de esta teoría consiste en que un individuo tiende a maximizar, a lo
largo de toda su vida, una función de utilidad homogénea en relación al consumo en
diferentes momentos. En otras palabras, el individuo asignará incrementos marginales
de sus recursos al consumo en diferentes períodos, de acuerdo a la misma proporción en
la que asignó el total de sus recursos antes de estos incrementos. En el modelo más
simple, el consumo total de una persona de M años de edad (CM) será proporcional al
valor presente (VM) de los recursos acumulados por el individuo por el resto de su vida,
incluyendo su riqueza actual. Si el individuo espera morir a la edad N, es decir que (NM) es el número esperado de años que le quedan de vida en el período t, el consumo y el
ahorro están dados por:
y
El valor presente de los recursos a la edad M en el período t debe ser especificado.
Usualmente, se asume que
depende de la riqueza al final del período t-1 (
), del
) y del valor presente del
ingreso corriente y disponible del trabajo en el período t (
ingreso corriente y disponible del trabajo futuro (
):
Reemplazando
en las ecuaciones anteriores, se obtiene:
y
Estas ecuaciones muestran que la propensión marginal al consumo de la riqueza, del
ingreso corriente disponible del trabajo y de las expectativas de un ingreso corriente
disponible del trabajo futuro, son las mismas y que la propensión marginal al ahorro de
estas distintas fuentes de ingreso será la misma.
Este supuesto implica una serie de dificultades. En primer lugar, no toma en cuenta
posibles restricciones de liquidez, es decir que un individuo no tenga acceso a un
préstamo en base a expectativas de ingresos futuros, especialmente cuando se trata de
ingresos salariales. En segundo lugar, la incertidumbre sobre la fecha de la muerte
puede provocar que los individuos dejen herencias involuntarias (que el individuo no
consuma la totalidad de los recursos acumulados durante su vida (VM)). Sin embargo, el
mayor problema empírico es que la falta de datos sobre los ingresos salariales y la
necesidad de utilizar una variable proxy.
Si es válida, la hipótesis del ciclo de vida explicaría que la tendencia de la propensión
media al ahorro crece con el ingreso, a condición de que los grupos de altos ingresos
contengan una alta proporción de las familias de grupos de edad intermedia y de que los
grupos de bajos ingresos incluyan una alta proporción de jóvenes y viejos. Una
representación del ahorro y del ingreso en relación a la edad permite sustentar la
hipótesis como base de la teoría.
Una evaluación de la teoría del ciclo de vida a nivel agregado supone la imposición de
ciertas restricciones a las ecuaciones planteadas anteriormente. Ando y Modigliani
(1963) asumen que cada grupo tiene el mismo ingreso promedio y el mismo ingreso
esperado para cualquier año dado y que cada hogar tiene la misma vida total esperada y
actual y los mismos aportes ganados. Adicionalmente, considerando el supuesto que la
tasa de retorno de los activos es constante y tiene las expectativas de permanecer
constante, agregando todos los grupos, se presentan las siguientes relaciones:
La constancia de los parámetros se deduce de un conjunto de condiciones bastante
restrictivas: la constancia en el tiempo, tanto de los parámetros de las ecuaciones
anteriores para cada grupo de edad, como de la estructura por edades de la población, de
la distribución relativa del ingreso, del ingreso esperado y de la riqueza de cada grupo
de edad.
Ando y Modigliani fijaron su modelo con datos anuales para el período 1929 a 1959,
excluyendo los años de guerra. Lastimosamente, durante ese período las condiciones
socio-económicas no fueron del todo estables, en especial porque existieron marcados
cambios en la distribución de la edad de la población y cambios en la distribución del
ingreso y de la riqueza.
La hipótesis del ciclo de vida tiene, empero, sus limitaciones, según Smyth (1993), los
test en base a series de tiempo de la hipótesis del ciclo de vida son frágiles. Para obtener
un modelo que pueda ser estimado, las restricciones impuestas son severas. Sobre todo,
implican la destrucción de la característica más interesante de la hipótesis del ciclo de
vida: la distribución por edades de la población, que afecta a los agregados de consumo
y de ahorro, se desvanece en el modelo empírico, en el que el ahorro es una función del
ingreso corriente y de la riqueza únicamente. En este sentido, las evaluaciones no
distinguen la hipótesis del ciclo de vida de otras teorías que generan similares
predicciones y modelos alternativos.
2.4 Desarrollos empíricos recientes sobre la temática del ahorro
Las teorías que se han revisado brevemente en las secciones anteriores son denominadas
"modernas" a pesar de que fueron desarrolladas durante las décadas de los cuarenta y
cincuenta. Desde entonces, se han presentado numerosos cambios, fundamentalmente
por el desarrollo de la econometría y de los paquetes informáticos, que han permitido
aplicar las nuevas técnicas de manera más rápida y eficiente, pero que no han implicado
un avance teórico sobre esta temática.
Así, por ejemplo, las denominadas teorías "modernas" del ahorro no realizaron una
distinción entre el consumo no duradero y el duradero. Se piensa que el consumo
duradero debería ser considerado como un ahorro, en la medida en que incluye bienes
que tienen una vida útil para varios períodos, como los electrodomésticos y los
automóviles. Para obtener una aproximación de esta nueva medición se debería
desagregar al consumo total, en el de bienes duraderos, no duraderos y de los servicios.
Existen, sin embargo problemas de tipo teórico y práctico en la aplicación de la
separación entre consumo duradero y no duradero. El Nuevo Manual del Sistema de
Cuentas Nacionales de Naciones Unidas de 1993, señala:
....."en la práctica, el Sistema mide el consumo de los hogares sólo por los
gastos y las adquisiciones; esto significa que la única forma en que podría
reconocerse la utilización repetida de los bienes durables por los hogares sería en
ampliar la frontera de la producción, postulando que los bienes durables se
utilizan gradualmente en procesos de producción hipotéticos cuyos resultados
son servicios. Seguidamente, estos servicios se podrían registrar como si fueran
adquiridos por los hogares en el curso de períodos sucesivos de tiempo. Sin
embargo, en el Sistema, los bienes durables no se tratan de esta manera".
Actualmente, no se ha avanzado particularmente en los aspectos teóricos, más bien se
han priorizado las aplicaciones empíricas con el objeto de encontrar relaciones entre
agregados macroeconómicos como consumo, ahorro, ingreso y tasa de interés. Por
ejemplo, los modelos de corrección de errores tienen el objetivo de cuantificar las
relaciones empíricas entre las variables en el corto plazo. Partiendo de la relación más
simple en la cual el ahorro depende del ingreso, se evalúa luego un modelo utilizando
una modelización econométrica dinámica. Se considera una función en la que el ahorro
del período t depende del ahorro del período t-1, y del ingreso en t y t-1:
Esta ecuación puede ser reparametrizada como:
en donde
. Se asume que las series y son integradas de orden uno
y que las dos variables son cointegradas. Por tanto, los parámetros de la ecuación
anterior son interpretados de la siguiente manera:
es el efecto del impacto del
incremento del ingreso,
efecto de largo plazo.
es el efecto de retroalimentación (feedback) y K es el
Otras aplicaciones se refieren a los modelos de expectativas racionales en base al
modelo del ingreso permanente. Cuando disponen de nueva información sobre sus
ingresos futuros, los individuos evalúan nuevamente sus estimaciones del ingreso
permanente, y por tanto cambian sus planes de consumo. Hasta la década de los setenta,
la forma convencional de modelar el ingreso permanente era asumiendo expectativas
adaptativas. Una alternativa más reciente es la de asumir que las expectativas son
racionales. Particularmente, Hall (1978) utiliza ecuaciones de Euler derivadas del
comportamiento de optimización del consumidor, que maximiza el valor esperado de su
utilidad en el tiempo, sujeto a la existencia de estabilidad en la tasa real de interés.
Adicionalmente a investigaciones que utilizan técnicas más o menos sofisticadas de
series de tiempo, no se ha producido un avance en la concepción teórica sobre el ahorro,
y su estrecha relación con el consumo y el ingreso. Gran parte del esfuerzo actual se ha
centrado en la necesidad de conocer los determinantes del ahorro, con el objeto de dar
luces más precisas que permitan consolidar un proceso de incremento del ahorro interno
de los países.
Pero antes de plantear los posibles modelos que a priori van a permitir cuantificar el
peso de cada uno de los posibles determinantes, en la siguiente sección se presenta un
diagnóstico sobre la situación del ahorro en el Ecuador y de sus agregados que permita,
entre otras cosas, evaluar la posición de Ecuador con relación a los países de América
Latina. El diagnóstico abarcará las tres últimas décadas a fin de identificar posibles
cambios estructurales en el comportamiento de las series analizadas.
3. Diagnóstico del ahorro: el caso ecuatoriano
La generación de mayores niveles de ahorro interno sería una necesidad para financiar
las nuevas inversiones que permitirían a su vez alcanzar un crecimiento sostenido de la
economía a largo plazo. Adicionalmente, porque los altos niveles de la deuda externa
del Ecuador significan una limitación para disponer de suficientes recursos frescos, se
ha considerado imprescindible realizar un diagnóstico sobre la evolución del ahorro y de
sus variables más estrechamente relacionadas en el caso ecuatoriano para el período
1965-1995.
3.1 Situación del ahorro en el Ecuador con relación al de América Latina
Como en la mayoría de los países de América Latina, la tasa del ahorro nacional bruto
del Ecuador -ahorro a precios corrientes en porcentaje del PIB- ha registrado niveles
bajos (16.3% en promedio) e irregulares a lo largo del período en estudio. En efecto,
antes del boom petrolero, registró 11.8% en promedio, durante el boom petrolero 20.2%,
como consecuencia de la crisis de la deuda bajó a 14.4% y en los últimos años no ha
logrado superar los niveles alcanzados durante la década de los setenta, al ubicarse cerca
de 17.3%.
En efecto, el comportamiento de la tasa de ahorro nacional bruto de Ecuador a precios
corrientes no es muy diferente del registrado por los países de la región (ver gráfico 2).
Para el período 1970-1993, las diferencias más relevantes se presentan en el primer
período 1970-1973, por cuanto Ecuador se encontraba en niveles de crecimiento muy
por debajo de los alcanzados por los países de la región. Con el boom petrolero los
niveles de la tasa de ahorro crecieron notablemente, logrando durante el período 19761979 niveles más altos que los promedios latinoamericanos.
A partir de 1982, la evolución de la tasa de ahorro ecuatoriana registra una pendiente
decreciente en el tiempo, por la crisis de la deuda que implicó un flujo de recursos para
el servicio de la deuda externa. Más tarde, el terremoto de 1987 provocó una reducción
del PIB que influyó de manera notable en los niveles de ahorro, ya que se debían
mantener niveles mínimos de consumo final. En el período siguiente (1990-1991), la
tasa de ahorro de América Latina decrece, mientras que la de Ecuador crece,
fundamentalmente por la existencia de un mayor crecimiento económico debido a un
substancial incremento de las ventas al exterior. Durante el último período, la tasa de
ahorro nacional bruto ecuatoriano se ubicó en niveles más altos que los de los países
latinoamericanos y muy similares a los registrados durante el boom petrolero; este
hecho se explica adicionalmente por una reducción del servicio de la deuda externa que
implicó una disminución en las tasas de la renta de factores netos pagados al resto del
mundo.
GRÁFICO 2
Fuente: Cuentas Nacionales del Ecuador y estudio de Held y Uthoff (1995)
A través de la metodología planteada por Held y Uthoff (1995), se puede calcular el
ahorro nacional bruto a precios constantes. El gráfico 3 presenta los resultados, tanto a
precios corrientes como constantes. Llama la atención que la tasa del ahorro a precios
constantes sea menor que la de precios corrientes; ello se debe a que el índice de precio
combinado calculado para deflactar al ahorro nacional bruto es mayor que el deflactor
implícito del PIB a partir de los años más inflacionarios, sin embargo de lo cual la tasa
de ahorro nacional bruto a precios constantes adopta un comportamiento tendencial
similar a la tasa basada en precios corrientes.
GRÁFICO 3
Fuente: Cuentas Nacionales del Ecuador
Del análisis de la serie de la tasa de ahorro nacional bruto a precios constantes, se
desprende que los niveles de ahorro de los últimos años, en volumen, no han logrado
recuperar los niveles alcanzados antes del boom petrolero. En valores corrientes, los
últimos niveles son ligeramente superiores a los de precios constantes, pero están muy
lejos de alcanzar los registrados durante el boom petrolero. Ello se podría explicar
fundamentalmente al hecho de que la propensión media al consumo habría crecido con
relación a la propensión media al ahorro, durante el período de crisis de la deuda y en
los últimos años.
Las estadísticas de las tasas de ahorro nacional bruto a precios constantes de América
Latina con relación a las del Ecuador indican un comportamiento similar, tal como se
puede apreciar en el Anexo 2, en el cual se presentan todos los indicadores relativos a
ahorro e inversión de la Región y del Ecuador.
Además del ahorro nacional bruto, se puede obtener el ahorro doméstico bruto que no
toma en cuenta la renta neta de factores (remuneraciones netas y renta de la propiedad:
intereses y dividendos) ni las transferencias corrientes al resto del mundo. Por ello,
cuando existen recursos que, en términos netos, van hacia el resto del mundo, la tasa de
ahorro doméstico es superior a la del ahorro nacional; ese es el caso del Ecuador, y
generalmente de los países en desarrollo.
En el gráfico 4 se muestran las diferencias entre la tasa del ahorro doméstico bruto de
Ecuador con relación a la de América Latina. En general, las series son mucho más
regulares y no presentan cambios bruscos, ni siquiera durante la crisis de la deuda, si se
las compara con la tasa de ahorro nacional bruto. El único período en el cual difieren
substancialmente las cifras entre las de Ecuador y las de América Latina constituiría el
de 1987-1989, por el terremoto de marzo de 1987.
GRÁFICO 4
Fuente: Cuentas Nacionales del Ecuador y estudio de Held y Uthoff (1995)
En la mayor parte de los períodos, la tasa de ahorro doméstico bruto de Ecuador es
mayor, mientras que la tasa de ahorro nacional bruto es menor que las tasas de América
Latina. Esto indica que el peso de la renta de factores y de las transferencias netas de
Ecuador hacia el resto del mundo es, en términos generales, superior a los de la región.
En el cuadro A del Anexo 2 se registra, entre otras variables, a la tasa del pago neto de
factores y de transferencias corrientes netas que incluye a las remuneraciones, a la renta
de factores y a las transferencias netas pagadas al resto del mundo a precios corrientes
con relación al PIB. Este agregado tiene un signo negativo, ya que representa un flujo
de recursos nacionales hacia el exterior. Antes de la crisis de la deuda, la tasa de estos
agregados se ubicó en alrededor de 3% en promedio, a partir de 1980-1981, dicha tasa
creció a 6% y alcanzó el nivel récord de 8.7% durante el año más crítico de la deuda
externa en 1982; a partir de 1987 se redujo a 4.3% y desde entonces se ha ubicado en
2.8% en promedio. Cabe insistir que la tasa del pago neto de factores y de transferencias
corrientes netas de Ecuador al resto del mundo ha sido significativamente superior a la
registrada para el promedio de los países de América Latina.
3.2 El ahorro: financiamiento de la inversión y el rol del ahorro externo
La necesidad de alcanzar niveles adecuados de ahorro está directamente en función de
los niveles de inversión deseados para una economía. De la igualdad entre ahorro e
inversión; se obtiene que si los niveles de ahorro interno no son suficientes, la economía
deberá financiarlos con ahorro externo.
Con relación a la vinculación del ahorro con la inversión, Falconí, León y Marconi
(1986, pág. 88) afirman:
"La idea central de la teoría keynesiana consiste en suponer que el nivel de
equilibrio del ingreso se determina en el punto en el cual se igualan el ahorro y
la inversión. El equilibrio puede ser deducido a través de las siguientes
relaciones:
Comportamiento de las empresas:
Comportamiento de las familias:
Condición de equilibrio:
"
Esta identidad es fundamental para lograr el equilibrio, en una economía cerrada, en el
cual la inversión es una función inversa de la tasa de interés. Adicionalmente, el ahorro
y la inversión son variables que dependen de los agentes económicos, y según los
mismos autores, interviene por tanto el rol de las expectativas, aspecto no considerado
por las tesis neoclásicas.
Por consiguiente, resulta clave preguntar si "¿Es suficiente el nivel de ahorro interno
para financiar la inversión de un país en un año determinado?"
Para contestar a dicha interrogante, se debe realizar una primera aproximación de estas
dos variables, a través del cálculo de tasas de ahorro e inversión internos. En la mayoría
de los casos, la tasa de ahorro nacional bruto ha sido calculada con relación al PIB pero,
aplicando las recomendaciones de varios estudios recientes, se calculó esta tasa con
relación al ingreso disponible. Se consideró que esta relación es más apropiada puesto
que es a partir de ese agregado que se obtiene el ahorro, mediante la sustracción del
consumo final de los hogares y de las administraciones públicas (mientras que el PIB no
incluye las operaciones relacionadas con el resto del mundo). El ingreso disponible, en
cambio, considera las relaciones con el resto del mundo proporcionando una
información más precisa sobre la evolución del ahorro.
El gráfico 5 permite observar el comportamiento de las dos variables para el período
1965-1995. Sólo en los años (1974 y 1985), gracias al superávit fiscal, la tasa de ahorro
nacional bruto fue superior a la de la inversión, pero en general la diferencia entre las
dos tasas es negativa, mostrando la importancia relativa que tienen los recursos
provenientes del exterior para cubrir la brecha entre ahorro interno e inversión.
La tasa de inversión creció en una primera etapa a partir de 1968, con el objeto de
financiar el nuevo proceso de fomento industrial y luego, con el boom petrolero, para
financiar las inversiones en este sector y en otros a través del proceso de sustitución de
importaciones. A partir de 1982, la brecha entre ahorro interno e inversión se redujo,
por un decrecimiento importante de la tasa de inversión, a consecuencia de la crisis de la
deuda, lo cual implicó una necesidad mayor de recursos externos que se ven reflejados
en un aumento de la tasa de ahorro externo de 4.4% en el período 1980-1981 a 9.4% en
1982.
GRÁFICO 5
Fuente: Cuentas Nacionales del Ecuador
En los años siguientes, la tendencia decreciente de la tasa de inversión subsistió, hasta
alcanzar el punto más bajo en 1984. Posteriormente, destaca la recuperación importante
en 1987 debido a fuertes inversiones estatales, los escasos ahorros internos de ese año
aparentemente no fueron suficientes para financiar ese repunte de la inversión por lo
que la tasa de ahorro externo creció a más del 9%. En los años posteriores, la tasa de
inversión decreció paulatinamente hasta ubicarse en alrededor del 20%, acompañada
por una reducción de la brecha entre ahorro e inversión hasta tornarse positiva en 1992,
luego de lo cual la brecha se amplió por una disminución de la tasa de ahorro nacional
bruto, aumentando los requerimientos de ahorro externo en los últimos años.
Otra relación empírica entre el ahorro y la inversión se puede observar a través la
dispersión entre las dos variables (ver gráfico 6). Existe una fuerte relación entre los dos
agregados macroeconómicos, lo que se podría sugerir que los países que tienden a
incrementar su nivel de ahorro, y por tanto de inversión, podrían aumentar su tasa de
crecimiento en el futuro.
GRÁFICO 6
Fuente: Cuentas Nacionales del Ecuador
En principio, no existe una razón de peso para esperar una muy cercana relación entre
ahorro e inversión doméstica, puesto que ésta última puede ser financiada por ahorro
externo. Sin embargo, en la medida en que los flujos de capital son limitados, el monto
del ahorro nacional determina el monto de la inversión doméstica. La correlación entre
ahorro e inversión no es, por supuesto, perfecta, ya que existe un cierto margen de
maniobra para incrementar la inversión doméstica, a través del ahorro nacional o
favoreciendo el ingreso de capitales internacionales.
Otro aspecto interesante es la determinación de la estructura de inversión por sector
institucional: cuál ha sido el aporte del ahorro público y del ahorro privado en el
financiamiento de la inversión pública y privada y establecer cuáles han sido los
sectores deficitarios y los superavitarios. Este análisis se presenta en las siguientes
secciones.
3.2.1 El ahorro nacional bruto por sector institucional
Tradicionalmente y en términos estructurales (ver gráfico 7), en base a las cuentas
nacionales del Ecuador, el ahorro de los hogares ha participado con más del 50% del
total del ahorro nacional bruto a precios corrientes, seguido del ahorro público
(empresas, instituciones financieras y administraciones públicas) y del ahorro
corporativo (sociedades, instituciones financieras y seguros privados). Durante los
primeros años del boom petrolero, se presentó un ligero cambio estructural, por el
incremento de recursos del Estado debido a la incorporación de importantes volúmenes
de exportación de petróleo, que permitió aumentar los niveles de ahorro en el sector
público y, por tanto, su participación dentro del ahorro total. Sin embargo, esta situación
fue transitoria y a partir de 1976 la participación del ahorro público volvió a sus niveles
anteriores e incluso inferiores hasta 1983.
GRÁFICO 7
Fuente: Cuentas Nacionales del Ecuador
Desde la crisis de la deuda, el ahorro público -en términos de cuentas nacionales- se ha
incrementado notablemente, provocando una reducción en la participación del ahorro de
los hogares (a excepción del año 1987). Sin embargo, en los últimos años, se produjo un
cambio del comportamiento del ahorro público, ya que el decrecimiento de éste fue
mayor que el de los hogares, lo cual implicó una reducción de la participación del
ahorro público en el total. Por su parte, el ahorro corporativo ha registrado variaciones
importantes y su participación se ha ubicado en alrededor del 10% en promedio durante
el período de análisis; sin embargo, en los últimos años su peso es muy poco
significativo.
Adicionalmente, en el gráfico 8 se presenta el comportamiento de las tasas de ahorro
nacional bruto total y por sector público, corporativo y de los hogares. En general, se
infiere que el comportamiento de la tasa de ahorro de los hogares determina la tasa del
ahorro total, por el peso que este sector tiene dentro del total. Cabe señalar que se
percibe una relación inversa, en algunos tramos de la serie, entre las tasas de ahorro
público y privado. El análisis complementario de la contribución al crecimiento, que se
presenta más adelante, ratifica la incidencia del comportamiento del ahorro de los
hogares en el ahorro total.
GRÁFICO 8
Fuente: Cuentas Nacionales del Ecuador
La tasa de contribución al crecimiento calculada para el ahorro nacional bruto por sector
institucional (ver cuadro 1) indica un significativo aporte del ahorro privado durante los
dos primeros períodos de análisis: en el período (1965-1972) por una alta contribución
del ahorro de los hogares, mientras que durante el boom petrolero (1973-1981) la tasa
de contribución del ahorro de los hogares decreció ligeramente y la del sector
corporativo alcanzó 14.3%, fundamentalmente por el aporte de las empresas no
petroleras en 8.3%.
Antes del boom petrolero, la tasa de contribución al crecimiento del ahorro público
alcanzó 44.4% debido esencialmente al aporte de la tasa total de las administraciones
públicas en 38.5% (explicada en su mayor parte por el aporte del gobierno central). Con
el boom petrolero, a pesar de que las empresas petroleras aumentaron su contribución a
4.3% y las no petroleras se mantuvieron con 3.9%, se produjo una reducción de la
contribución del sector público por la reducción de la tasa de las administraciones
públicas a 26.4%.
La tasa de contribución del ahorro público creció para el período 1982-1987,
especialmente la tasa de ahorro de las administraciones públicas (en 46.4%, por el
aporte del gobierno central), las empresas no petroleras aportaron con el 7.6%, y las
petroleras con el 7.2% mientras que las instituciones financieras tuvieron un
comportamiento opuesto, al contribuir negativamente con 9.4%. En ese mismo período,
la tasa de contribución del ahorro privado fue menor que la registrada en el período
anterior (48.2%) por una disminución de la tasa del ahorro corporativo a 3.4%,
acompañada por un decrecimiento de la tasa de los hogares a 44.8%.
La tasa de contribución del ahorro público creció aún más en el período 1988-1991, al
alcanzar 64.5%, explicada por un incremento importante de la tasa de las
administraciones públicas a 61.4%, mientras que las empresas públicas registraron una
baja contribución. Durante este mismo período, la tasa de contribución del sector
privado decreció a 35.5%, por una importante disminución de la tasa de los hogares a
24.2%, a pesar de que la tasa de ahorro corporativo alcanzó 11.3%, por un significativo
aporte de las empresas no petroleras.
CUADRO 1
CONTRIBUCIÓN AL CRECIMIENTO DEL AHORRO NACIONAL BRUTO
POR SECTOR INSTITUCIONAL
- promedio por período, a precios corrientes -
Período
1965-1972
1973-1981
1982-1987
1988-1991
1992-1995
Público
8.5
11.9
11.3
55.5
13.2
Privado
10.7
20.9
10.5
30.5
19.5
Corporativo
0.4
4.7
0.7
9.8
1.3
Hogares
10.3
16.2
9.8
20.8
18.2
Total
19.2
32.8
21.8
86.1
32.7
Sector
en tasa
en porcentaje
Público
44.4
36.2
51.8
64.5
40.4
Privado
55.6
63.8
48.2
35.5
59.6
Corporativo
2.1
14.3
3.4
11.3
3.9
Hogares
53.4
49.4
44.8
24.2
55.7
Total
100.0
100.0
100.0
100.0
100.0
creciente con relación al período anterior
decreciente con relación al período anterior
público: incluye sociedades, instituciones financieras y administraciones públicas
privado: incluye sociedades e instituciones financieras y seguros privados
hogares: incluye hogares y empresas privadas personales
Fuente: Cuentas Nacionales del Ecuador, varios números
Durante el último período, se produjo un cambio de estructura: la tasa de contribución
del ahorro público decreció a 40.4%, mientras que el ahorro privado alcanzó 59.6%, por
un crecimiento importante de la contribución del ahorro de los hogares, a pesar de que
la tasa de contribución del ahorro corporativo presentó una importante reducción. En
efecto, la tasa de ahorro del sector público se redujo fundamentalmente por una fuerte
disminución de la tasa de las administraciones públicas a 18.4%, mientras que la tasa de
ahorro de las empresas creció a 20.8% por el aporte de las empresas petroleras privadas,
por las licitaciones de nuevos bloques petroleros. En el caso de la tasa de ahorro del
sector privado, ésta se recuperó a 59.6%, debido a un aumento importante de la tasa de
ahorro de los hogares a 55.7%, mientras que la corporativa decreció a 3.9%.
En resumen, la tasa de contribución al crecimiento del ahorro está explicada
fundamentalmente por el aporte considerable de los hogares, de las administraciones
públicas y, en el último período, por la de las empresas no petroleras públicas.
3.2.2 La inversión doméstica por sector institucional
Es importante conocer el destino de los recursos ahorrados, es decir la estructura de la
formación bruta de capital fijo (FBKF), con el objeto de compararla con la del ahorro
nacional bruto.
La estructura de la FBKF no ha cambiado substancialmente en el período de estudio
(ver gráfico siguiente). La FBKF privada es mayor que la pública en la mayoría de los
años de la serie, a excepción de 1974 por las fuertes inversiones públicas que habrían
generado la construcción de la refinería de Esmeraldas y las inversiones para la
exploración y explotación de petróleo. Sin embargo, la composición entre el sector
corporativo y el de los hogares ha cambiado, en favor de la inversión corporativa.
GRÁFICO 9
Fuente: Cuentas Nacionales del Ecuador
Como en el caso del ahorro, en el gráfico 10 se presenta el comportamiento de las tasas
de la formación bruta de capital fijo total y por sector (público, corporativo y hogares) a
precios corrientes con relación al PIB. La evolución de la tasa de la FBKF total estaría
influenciada más directamente por el comportamiento del sector corporativo, que
presenta cambios importantes a lo largo de la serie, mientras que la tasa del sector
público registra variaciones menores. Las dos tasas se mantienen en niveles similares, la
del sector público superior a la del sector corporativo, a excepción de algunos años
(1971, 1979, 1987 y 1995). Por su parte, la tasa de los hogares es históricamente menor
que las tasas de los otros sectores e inferior a 5%.
GRÁFICO 10
Fuente: Cuentas Nacionales del Ecuador
En cuanto a la tasa de contribución al crecimiento de la formación bruta de capital fijo
(ver cuadro 2), a lo largo del período de estudio el sector privado es el que más ha
contribuido, en alrededor del 60% en promedio, mientras que el sector público lo ha
hecho en un 40% restante, porcentaje relevante dada su presencia relativa menor en el
total de la economía.
Durante el primer período (1966-1972), la tasa de contribución al crecimiento de la
FBKF del sector privado alcanzó 65.9% (nivel promedio récord del período) debido a
un importante aporte por parte de las empresas no petroleras (21.7%) y petroleras
(19.7%), mientras que la tasa de los hogares contribuyó con 23.4% que constituye
fundamentalmente inversión en vivienda. Por su parte, la tasa de contribución de la
FBKF del sector público, se explica por el aporte de las administraciones públicas en
24.9% (especialmente del gobierno central) y de las empresas no petroleras con el 9.2%.
CUADRO 2
CONTRIBUCIÓN AL CRECIMIENTO DE LA FBKF
POR SECTOR INSTITUCIONAL
- promedio por período, a precios corrientes -
Período
1965-1972
1973-1981
1982-1987
1988-1991
1992-1995
Público
7.3
13.3
13.2
21.7
12.8
Privado
14.0
15.4
20.0
34.7
24.9
Corporativo
9.0
8.8
14.3
20.9
15.7
Hogares
5.0
6.6
5.7
13.8
9.2
Total
21.3
28.7
33.2
56.4
37.7
Público
34.3
46.2
39.8
38.4
34.0
Privado
65.7
53.8
60.2
61.6
66.0
Corporativo
42.3
30.8
43.2
37.1
41.6
Hogares
23.4
23.0
17.0
24.5
24.4
Total
100.0
100.0
100.0
100.0
100.0
Sectores
en tasas
en porcentajes
creciente
decreciente
público: incluye sociedades, instituciones financieras y administraciones públicas
privado: incluye sociedades e instituciones financieras y seguros privados
hogares: incluye hogares y empresas privadas personales
Fuente: Cuentas Nacionales del Ecuador, varios números
Durante el boom petrolero, se produjo un cambio en favor del sector público, sin lograr
alcanzar la tasa de contribución del sector privado, por un aumento de la tasa de las
administraciones públicas a 31.2%, debido que la mayor disponibilidad de recursos
provenientes del petróleo le permitieron alcanzar niveles de inversión más altos,
acompañado de un aumento de la tasa de inversión de las empresas petroleras en un
7.3% y en un 6.9% de las empresas no petroleras. Por su parte, la tasa de contribución
del sector privado bajó a 53.8%, fundamentalmente por un decrecimiento de la tasa de
inversión de las empresas petroleras que aportaron negativamente con -5.1%, a pesar de
un crecimiento de la tasa de las empresas no petroleras en 27.4%; mientras que la tasa
de los hogares permaneció en 23.0%.
La crisis de la deuda implicó menores niveles de inversión por parte del sector público,
durante el período 1982-1987. La tasa de contribución de las inversiones del sector
público decreció fundamentalmente en las administraciones públicas (27.4%), así como
también lo hizo la tasa de las empresas públicas a 11.4%. Por su parte, la tasa de
contribución del sector privado se incrementó por un aumento significativo de la tasa de
las sociedades (40.9%), a pesar de que la tasa de la FBKF de los hogares alcanzó apenas
17.0%.
Durante el período 1988-1991, la tasa de contribución del sector público siguió
reduciéndose con relación al período anterior, debido fundamentalmente a una fuerte
disminución de la tasa de las administraciones públicas a 18.3%, a pesar de que se
produjo un incremento significativo de la tasa de las empresas no petroleras a 19.9%.
Por su parte, la tasa del sector privado se explica por un aumento de la tasa de la FBKF
de los hogares a 24.5%, mientras que la de las sociedades se redujo a 36.1%.
Por último, durante el período 1992-1995, la tasa de contribución de la FBKF del sector
público se redujo aún más por un decrecimiento de la tasa de las administraciones
públicas a 17.5% y de las empresas no petroleras a 12.4%, mientras que la del sector
privado alcanzó el nivel récord del promedio de los períodos, por un aumento de la tasa
del sector corporativo (especialmente por la tasa de las empresas no petroleras en
29.3%), aunque la tasa de los hogares permaneció prácticamente constante.
En resumen, la tasa de contribución de la FBKF está determinada en su mayor parte por
el comportamiento del sector privado y dentro de éste por las inversiones del sector
corporativo. Adicionalmente, se ha producido un cambio de estructura en la tasa de
contribución del sector público: desde 1965 a 1987, las administraciones públicas, a
través de las inversiones del gobierno central tenían una tasa de contribución
significativa, actualmente esta tasa ha sido igualada por la tasa de contribución de las
empresas no petroleras públicas.
3.2.3 Sectores institucionales superavitarios y deficitarios: ¿quién financia a quién?
El establecimiento de los sectores superavitarios y deficitarios en recursos, se lo puede
medir a través de la diferencia entre el ahorro nacional bruto y la inversión doméstica
bruta. Pero las evoluciones de la capacidad o necesidad de financiamiento varían mucho
de año a año y entre sectores institucionales cuando se la calcula al nivel más
desagregado posible; por ello, es más claro presentar las evoluciones de esos saldos si se
los agrupa por período y se los calcula en términos de tasa con relación al PIB, a precios
corrientes.
El gráfico No. 11 permite ilustrar la posición de cada uno de los sectores institucionales,
en los distintos períodos, mediante el comportamiento de su necesidad o capacidad de
financiamiento. El saldo total de este agregado representa a la tasa de ahorro externo
que está calculada desde el punto de vista del Ecuador: si es positiva, significa que no se
requiere de recursos externos y, viceversa, si es negativa, quiere decir que el país tiene
una brecha ahorro-inversión que debe cubrirse a través de recursos externos.
GRÁFICO 11
Fuente: Cuentas Nacionales del Ecuador
Del gráfico anterior se desprende que la tasa de ahorro de los hogares es superavitaria
en todos los períodos, lo cual indica que este sector financia una parte de los procesos
de inversión, tanto del sector público como del corporativo, a través del sistema
financiero, tal como lo sugiere la teoría. Sin embargo, como esos niveles de ahorro han
sido históricamente insuficientes para cubrir las necesidades de inversión de la
economía por lo cual ha sido necesario acudir a recursos externos para financiar la
diferencia. En todos los períodos, el ahorro corporativo es el más deficitario y su
capacidad de autofinanciamiento ha ido decreciendo, especialmente en el último
período, en el cual la necesidad de financiamiento fue la más alta, al representar casi un
8% del PIB.
Por su parte, la necesidad de financiamiento del sector público ha crecido
paulatinamente hasta el período 1982-1987, luego del cual se produce una disminución
del mismo, con el consiguiente decrecimiento de los requerimientos de recursos para
este sector. Cabe recalcar la presencia de una capacidad de financiamiento del sector
público durante el último período (1992-1995) que, sumado al superávit de los hogares,
no logró compensar los niveles de inversión incurridos en ese período, pero permitió
disminuir los requerimientos totales de recursos externos a un 3% del PIB.
En resumen, el ahorro de los hogares financia una parte de las inversiones del sector
público y del corporativo. Sin embargo, esos montos no son suficientes, por lo que la
brecha ha sido financiada por ahorro externo, monto que ha ido decreciendo en los
últimos años, más por una reducción de la inversión que por un aumento de la tasa de
ahorro. Esta reducción de la inversión resulta preocupante, ya que pudiera implicar una
reducción del crecimiento económico a largo plazo.
3.3 Correlación y causalidad entre ahorro y crecimiento económico
En la literatura reciente, la discusión teórica y empírica sobre la correlación entre ahorro
y crecimiento económico aún sigue vigente: en particular, existe la necesidad de
precisar la dirección de la causalidad entre estos agregados, con el fin de determinar las
medidas adecuadas que permitirían a las economías lograr un crecimiento sostenido a
largo plazo.
3.3.1 Revisión de la literatura
La vinculación entre ahorro y crecimiento económico aparece como un círculo virtuoso
obvio en el contexto de una economía cerrada; mayor ahorro financia mayor inversión y
una mayor inversión genera mayor crecimiento. La producción depende del capital, y
por tanto el crecimiento productivo está supeditado a la expansión del capital. En efecto,
la inversión es comúnmente considerada como el motor del crecimiento. Pero, debido a
que la inversión depende del financiamiento de los recursos del ahorro, su vinculación
con el crecimiento económico se vuelve más compleja.
En una economía abierta, sin embargo, este pudiera no ser el caso ya que la inversión y
el ahorro doméstico bien pueden no estar correlacionados. En efecto, suponiendo
perfecta movilidad de capitales la inversión doméstica bien pudiera financiarse a través
del ahorro externo; en este caso, un incremento del ahorro interno no habría conducido a
un mayor crecimiento.
En el caso del Ecuador, sin embargo, cuyo acceso al mercado financiero internacional
es mas bien limitado, uno tendería a creer que un mayor ahorro interno sí financiaría en
buena medida la inversión y que, por ende, sí estaría correlacionado positivamente con
el crecimiento.
Por su parte, los países del sudeste asiático han logrado altos niveles de crecimiento
económico acompañados por altas tasas de ahorro. A su vez, el mediocre desempeño de
las economías latinoamericanas pudiera estar relacionado con sus tasas de ahorro
históricamente bajas (Urrutia (1995)). En cambio, Edwards (1994) insiste en la
importancia de la calidad y del tipo de inversión y en el nivel y crecimiento de la
productividad: en el caso latinoamericano, se habrían financiado proyectos con dudosas
tasas de retorno. Adicionalmente, el impacto de la crisis de la deuda externa fue
importante, al implicar una reducción de la inversión en los años subsiguientes. Con la
liberalización financiera, la tasa de ahorro de la mayoría de países de América Latina ha
aumentado en los últimos años, pero no ha logrado superar aún los niveles registrados
antes de la crisis de la deuda.
Una explicación alternativa considera una causalidad inversa, en el sentido de que el
ahorro se traduce automáticamente en acumulación de capital y por tanto en
crecimiento, y que esta traslación es simplemente el mecanismo que refleja la
correlación positiva entre ahorro y crecimiento observada en la práctica. La
investigación de Carroll y Weil (1994), en esta línea, expresa que el ahorro
normalmente prosigue al crecimiento, en lugar de precederlo; comprueba que la
correlación entre ahorro y crecimiento refleja al menos en parte una causalidad inversa
del crecimiento hacia el ahorro y que las tradicionales estimaciones que no pueden
demostrar el doble sentido de la causalidad, estarían exagerando la contribución del
ahorro hacia el crecimiento, incluso bajo la hipótesis de que el ahorro es trasladado
totalmente a la inversión.
También pudiera argumentarse una relación de causalidad negativa entre la producción
y el ahorro doméstico: bien pudiera ser que ante la anticipación de una mayor tasa de
crecimiento, los individuos decidan incrementar su consumo y reducir su ahorro con lo
cual disminuiría el crecimiento. Schmidt-Hebbel (1996) sugiere que cuando los hogares
tienen acceso al crédito y toman decisiones sobre el consumo y el ahorro, lo hacen en
función del monto de sus ingresos futuros. Por ende, la mayor parte de las fluctuaciones
de sus ingresos se verán reflejadas en cambios en la tasa de ahorro, sin alterar
significativamente la tasa de consumo. Sin embargo, algunas observaciones empíricas
sobre países desarrollados y otras menos sistemáticas sobre países en desarrollo,
indicarían que el ahorro no es tan fuertemente procíclico, respondiendo al ingreso
temporal mucho menos de lo que la teoría predice.
En este sentido, se presenta una relación significativa entre la tendencia del ingreso y la
del ahorro privado, una conexión que es más relevante en el largo plazo. Muchos
estudios empíricos de varios países que incluyen al crecimiento del PIB como
determinante del ahorro reportan un alto y significativo efecto del crecimiento del
ingreso en el ahorro. Estas investigaciones, sin embargo, no permiten concluir en cuanto
a la dirección de la causalidad, ya que en algunos casos existe el problema de la
simultaneidad.
Por su parte, el BID (1996) presenta dos conclusiones con relación a la problemática del
ahorro y el crecimiento en el caso de los países de América Latina y el Caribe y plantea
que el crecimiento causa al ahorro. En primer lugar, el crecimiento precede al ahorro,
porque únicamente luego de un período de crecimiento económico las tasas de ahorro se
incrementan con un cierto rezago. En segundo lugar, el más significativo determinante
del ahorro es el crecimiento económico, por lo que las bajas tasas de ahorro serían una
consecuencia y no una causa de las tasas de crecimiento bajas y volátiles de la región,
mientras que las altas tasas de ahorro en las economías del sudeste asiático serían más
bien una consecuencia de sus altas y poco volátiles tasas de crecimiento.
A nivel empírico, Urrutia (1995) señala que aquellos países con mayores tasas de ahorro
y mejor formación de capital humano son los que tienen más elevadas tasas de
crecimiento. Sin embargo, esta evidencia no explica las tasas del ahorro ni está en
capacidad de determinar si el sentido de la causalidad va efectivamente del crecimiento
al ahorro.
Por otro lado, Deaton (1996), pág. 69, cuestiona el hecho de que el crecimiento
necesariamente causa un mayor ahorro, en base a la hipótesis del ciclo de vida de
Modigliani, y llega a la siguiente conclusión:
"Si el ahorro del ciclo vital significa el ahorro realizado en las edades medias
avanzadas seguido de un desahorro limitado en la jubilación, es de esperar que
un aumento en el crecimiento eleve el ahorro. Pero las pruebas que se desahorra
en la jubilación son, en el mejor de los casos ambiguas y si, además, los
consumidores jóvenes se endeudan, es posible que lo que haga el crecimiento en
el ciclo vital sea magnificar el endeudamiento y no el ahorro".
En otro estudio, Japelli y Pagano (1994) argumentan a favor de la importancia de la
eficiencia de la intermediación financiera para obtener un mayor nivel de crecimiento.
En base a estadísticas de países de la OECD, muestran que las restricciones de liquidez
a los hogares aumentan la tasa de ahorro, fortalecen el efecto del crecimiento del ahorro
y fomentan el crecimiento de la productividad en modelos en los cuales el crecimiento
es endógeno. Según los autores, las implicaciones de política derivados del proceso de
integración y liberalización financiera en la Comunidad Europea son importantes; éste
proceso podría conducir a aliviar posteriores restricciones de liquidez en países en los
cuales los mercados financieros de préstamos hipotecarios y para consumo son poco
desarrollados. Sus estimaciones sugieren que el desarrollo de estos mercados conducirá
a un deterioro del ahorro nacional y del desempeño del crecimiento, y que podría
reducir el bienestar actual y de las futuras generaciones. Los autores argumentan, por
tanto, en favor de una causalidad que va desde el ahorro a la producción sujeta a una
eficiente intermediación financiera del ahorro.
3.3.2 Evidencias empíricas para el caso ecuatoriano
En el caso del Ecuador, la evidencia empírica mostraría una precedencia del crecimiento
con respecto al ahorro. El gráfico 12 presenta las evoluciones de la tasa de ahorro
nacional bruto (ahorro sobre PIB) a precios corrientes, la tasa de crecimiento del PIB a
precios constantes y el saldo de la cuenta corriente de balanza de pagos en dólares con
relación al PIB, y permite adelantar algunas conclusiones.
En el período del boom petrolero, se puede observar una anticipación del crecimiento
con relación al ahorro: el incremento de la tasa de ahorro se produce después de un
mayor crecimiento del PIB. Así mismo, el repunte de la tasa de ahorro a partir de 1990
se explica por el crecimiento pasado del PIB, mientras que el decrecimiento de dicha
tasa se podría explicar por una desaceleración del crecimiento a partir de 1992. Por su
parte, el saldo en cuenta corriente en relación al PIB registra una estructura similar a la
del ahorro, especialmente a partir de 1984; en este sentido, la reducción de la tasa de
ahorro de los últimos años puede también deberse a una disminución del saldo en
cuenta corriente.
GRÁFICO 12
(s): se refiere a que la serie está graficada en base al eje secundario
Fuente: Cuentas Nacionales y Balanza de Pagos del Ecuador
Para ir más allá de las observaciones empíricas, se han realizado pruebas econométricas
y de series de tiempo que permiten dar luces más concretas sobre las correlaciones entre
el ahorro y el crecimiento e inferir la dirección de la causalidad entre las dos variables
en el caso ecuatoriano.
3.3.2.1 Correlación entre variables vinculadas al ahorro
En primer lugar, los niveles de correlación entre las diferentes variables se reportan en
el siguiente cuadro:
CUADRO 3
MATRIZ DE CORRELACIÓN ENTRE AHORRO, INVERSIÓN Y PRODUCTO
- para el período 1965-1995, a precios constantes, con primeras diferencias de las variables -
VARIABLE
Ahorro
doméstico
bruto
Ahorro
Formación
Nacional
bruta de
bruto
capital fijo
Inversión
doméstica
bruta
Producto
interno bruto
Ingreso
disponible
bruto
Ahorro doméstico bruto
1
0.333
-0.127
-0.024
0.843
0.127
Ahorro nacional bruto
0.333
1
0.071
0.113
0.454
0.851
Formación bruta de CF
-0.127
0.071
1
0.902
0.228
0.396
Inversión doméstica bruta
-0.024
0.113
0.902
1
0.270
0.370
Producto interno bruto
0.843
0.454
0.228
0.270
1
0.516
Ingreso disponible bruto
0.127
0.851
0.396
0.370
0.516
1
Fuente: Cuentas Nacionales del Ecuador
Se puede concluir la existencia de una importante correlación entre el ahorro doméstico
bruto y el producto interno bruto. Por otro lado, y como se anotó anteriormente se
registra una correlación muy baja con el ingreso disponible bruto, lo cual indicaría que
las variaciones de los pagos netos a factores y las transferencias netas al resto del
mundo son significativas y logran cambiar las estructuras de las series. Por ello, la
correlación entre los ahorros doméstico bruto y nacional bruto no es muy significativa,
y existe, en cambio, una fuerte correlación entre el ahorro nacional bruto y el ingreso
disponible bruto, mientras que la correlación del ahorro nacional bruto con el PIB es
baja.
Se incluyó también a la formación bruta de capital fijo y a la inversión doméstica bruta,
con el objeto de determinar la correlación con los ahorros nacional bruto y doméstico
bruto. Se encontró una correlación negativa con niveles bajos, entre la formación bruta
de capital fijo y el ahorro doméstico bruto, lo cual no es económicamente previsible, ya
que se debería esperar una correlación positiva entre ahorro e inversión. Esta
correlación baja no sorprende puesto que, con la liberalización financiera y la libre
movilidad de capitales, el ahorro nacional no necesariamente se destina en su totalidad
hacia la inversión doméstica ya que puede ser invertido en el exterior, dependiendo de
los niveles de las tasas de retorno de la inversión en el país, adicionalmente, la inversión
doméstica puede ser financiada mediante ahorro externo.
En cuanto a la correlación entre la formación bruta de capital fijo y el ahorro nacional
bruto, al parecer, nuevamente los otros componentes del ahorro nacional bruto (pago
neto de factores, remuneraciones y transferencias corrientes netas al resto del mundo)
parecen modificar la estructura de dicho agregado, lo cual provoca una correlación
positiva entre la formación bruta de capital fijo y el ahorro nacional bruto -así como
también entre la inversión doméstica bruta y el ahorro nacional bruto-, lo cual sería
económicamente previsible. Por su parte, la correlación entre la formación bruta de
capital fijo y la inversión doméstica bruta fue significativa y positiva, mientras que la
inversión doméstica y la formación bruta de capital fijo tendrían una correlación
positiva mayor con el ingreso disponible bruto que con el PIB.
En términos teóricos, la vinculación entre el ahorro y la inversión es en cierta forma
obvia, sin embargo, las aplicaciones empíricas, específicamente la denominada paradoja
de Feldstein-Horioka mostraría que la correlación entre el ahorro nacional bruto y la
inversión doméstica bruta es alta y positiva en el largo plazo, para los países
desarrollados. La aplicación de este supuesto para América Latina de Bellod (1996),
sugiere que no existe una relación de largo plazo entre estas variables; en efecto, una de
las causas de la crisis de la deuda de América Latina sería la divergente evolución de la
inversión y el ahorro internos.
Los hallazgos de Bellod (1996) podrían servir de explicación a los resultados del test de
correlación para el caso ecuatoriano. Sin embargo, dados los altos niveles de la deuda
externa ecuatoriana, no cabría pensar en un financiamiento de la inversión doméstica
vía recursos externos para el caso ecuatoriano, de ahí que sería necesario fortalecer el
ahorro interno, y canalizar eficientemente los recursos en el sistema financiero, como lo
plantean Japelli y Pagano (1994).
Por otro lado, Edwards (1995) afirma que si el ahorro y la inversión no están
correlacionados, los incrementos del ahorro no se trasladarán en un stock de capital
mayor y por tanto, no resultará en una aceleración en el crecimiento; mientras que si por
otro lado, el grado de movilidad del capital es limitada, mayor ahorro interno generará
mayor inversión doméstica y por tanto mayor crecimiento.
Además de evaluar la correlación entre ahorro y crecimiento económico, sería
interesante determinar la dirección de la causalidad entre los dos, lo cual se realiza a
continuación.
3.3.2.2 Medición de la causalidad entre ahorro y crecimiento económico
Existen algunos métodos que permiten medir la relación de causalidad entre distintas
variables económicas. Uno de los más utilizados en la actualidad es el de Granger, que
establece la causalidad de una variable mediante la utilización de rezagos de las
variables dependiente e independiente. En este sentido, corresponde a una relación de
precedencia entre las distintas series. Los resultados del test de Granger no fueron
significativos, rechazándose la existencia de una causalidad entre el ahorro doméstico
bruto y el PIB, entre el ahorro nacional bruto y el ingreso disponible y viceversa.
En resumen, se concluye que existe en el caso ecuatoriano una correlación importante
entre el ahorro y el crecimiento económico, sin poder demostrar la dirección de la
causalidad entre estas variables.
4. Determinantes del ahorro nacional bruto y por sector institucional
Tal como se mencionó en una sección anterior, se han realizado numerosos estudios
empíricos, con el objeto de establecer los determinantes del ahorro. En los trabajos más
recientes, se ha hecho hincapié en la necesidad de separar al ahorro público del privado,
aduciéndose que el comportamiento de los dos es muy diferente ya que responde a
distintos determinantes, dadas las características propias de cada sector institucional, el
origen de sus ingresos y el destino de sus gastos. Siguiendo estas sugerencias, la
aplicación empírica para el caso ecuatoriano se ha llevado a cabo por sector
institucional, separando la tasa de ahorro para el sector público, corporativo y privado.
Sin embargo, se ha considerado también el ejercicio empírico para la tasa del ahorro
nacional bruto total.
Existen varios métodos para la obtención de los determinantes del ahorro, que se
pueden sintetizar en dos enfoques: modelos basados en funciones agregadas de
consumo o ahorro y modelos basados en la ecuación de Euler, la cual se revisó
brevemente en la sección del marco teórico.
Para el caso ecuatoriano, se aplicó el primer enfoque que se caracteriza por modelos en
donde la variable dependiente es la tasa de ahorro y las variables independientes
dependen del marco teórico seleccionado y de la evidencia empírica revisada. Por tanto,
se establecen funciones lineales del tipo:
en donde, A es la tasa de ahorro, es la constante, VI1, VI2, VI3, VI4, ...,VIn son las
variables independientes consideradas para cada tasa de ahorro: nacional, público,
corporativo o privado, , , , , ..., son los parámetros de la regresión y es el
término de error.
Las regresiones que se presentan en la aplicación empírica cumplieron con distintas
pruebas estadísticas que aseguran su validez econométrica. La mayor parte de las
variables (dependientes e independientes) consideradas en los cuatro modelos que se
presentan a continuación resultaron ser estacionarias por lo que fue necesario utilizar
sus primeras o segundas diferencias -dependiendo de la serie- en las regresiones. Estos
primeros modelos no presentaron resultados significativos, que pueden explicarse
porque la función del ahorro se enmarca dentro del largo plazo más que en el corto
plazo. Por ello, se utilizaron las regresiones de cointegración, que permiten la
utilización de variables integradas de orden uno (I(1)), a condición de que el residuo ( )
de cada una de las regresiones sea estacionario; esta comprobación es muy importante
ya que garantizaría que la relación entre las variables no sea "espúrea".
4.1 Determinantes del ahorro nacional bruto
4.1.1 Revisión de la literatura
De la sección teórica sobre el ahorro, se puede deducir que adicionalmente al ingreso
(Keynes y Friedman), se deben tomar en cuenta otros elementos para explicar la
evolución del ahorro, particularmente, los indicadores de población que intervienen en
el modelo del ciclo de vida de Modigliani (tasa de dependencia y número de hijos).
Por otra parte, aparece como razonable incluir ciertos indicadores como los términos de
intercambio, algunas variables del sector externo relacionadas en particular con la
balanza de pagos (saldos de las cuentas corriente, cuenta de capital y flujos de capital).
En este sentido, en varios estudios, el ahorro externo también es considerado como un
determinante del ahorro nacional bruto, debido a que "los inversionistas se ven
limitados en sus elecciones intertemporales por el conjunto del financiamiento
disponible y deben acudir al ahorro externo para llenar la brecha entre la inversión
doméstica y el ahorro nacional". Según Held y Uthoff (1995), es posible encontrar un
efecto ambiguo del ahorro externo: el primero, denominado efecto ingreso, es positivo
en el ahorro nacional bruto debido a que la entrada de capitales aprecia el tipo de
cambio, lo cual permite incrementar la riqueza nacional, considerando al consumo
constante; y, el segundo, designado efecto sustitución, es negativo porque reduce las
necesidades de ahorro interno e implica egresos de recursos por concepto de pago de
intereses y capital en el futuro, reduciendo el stock de riqueza y por tanto de ahorro
interno. Pero el efecto total resultante debería ser negativo, debido a que el peso del
efecto sustitución es mayor que el del efecto ingreso.
Existe además otro grupo de variables entre los cuales se encuentra la tasa de interés a
pesar de que no se ha demostrado empíricamente la existencia de una robusta relación
entre la tasa de interés y el ahorro. Con relación al efecto que tiene la tasa de interés
sobre el ahorro, existe un amplio debate. Villagómez (1994) señala que de acuerdo con
la teoría este impacto es ambiguo debido a que los efectos ingreso y sustitución operan
en sentido contrario. El efecto ingreso implica, que dado cierto nivel de consumo futuro,
el mantener este nivel ante un aumento de la tasa de interés, requerirá de un nivel menor
de ahorro. Por su parte, el aumento de la tasa de interés incrementa el costo presente de
una unidad monetaria de consumo futuro, estimulando la sustitución de consumo
presente por consumo futuro y aumentando el nivel de ahorro. En consecuencia, el
sentido del efecto final (neto) es un tema de carácter empírico.
Dentro del mismo grupo de las tasas de interés, varios estudios han analizado el impacto
de la inflación en la tasa de ahorro así como algunas estadísticas monetarias (M1, M2,
base monetaria) con el objeto de evaluar el efecto de la profundización financiera y de
las variables financieras (tasa de crédito del sector financiero), vinculadas a las
restricciones de liquidez de los agentes económicos.
Otro grupo de indicadores que permitiría explicar parte del comportamiento del ahorro
es el relativo a las finanzas públicas y que afecta directamente al ahorro público, pero
puede incidir en los otros sectores a través de los impuestos. Respecto al impacto de un
incremento de las tasas impositivas en el ahorro, Owen (1993) afirma que los impuestos
pueden tener efectos contrapuestos o substitutivos en los ingresos por lo que su signo es
impredecible, éste dependerá del impacto en el ahorro total. Por su parte, Edwards
(1995) sostiene que una de las más importantes controversias se refiere al efecto que
tiene la política fiscal en el ahorro privado. De acuerdo con la mayoría de los modelos
de optimización, cambios en el consumo del estado o en sus impuestos (impuesto al
valor agregado, impuestos a los activos e impuesto a la renta) tendrían un efecto
negativo en las decisiones de ahorro de los otros agentes económicos; por tanto, los
impuestos presentes y futuros tenderán a reducir el ahorro privado.
Por otra parte, los estudios empíricos más recientes incluyen indicadores relativos a la
estabilidad política (a través de la frecuencia de los cambios de gobierno o ataques y
asesinatos a políticos, por ejemplo). Además, y por su efecto negativo y significativo en
el crecimiento económico, se ha incorporado también a la inestabilidad económica y
social. Siguiendo la teoría del crecimiento endógeno, también se ha sugerido incorporar
indicadores relativos a la inversión en capital humano utilizando variables proxy tales
como el nivel de educación promedio de la población y los gastos de las
administraciones públicas en educación; en efecto, en algunos trabajos se ha encontrado
una relación positiva y significativa de estas variables con el crecimiento económico.
Finalmente, aunque según la teoría keynesiana -en su modelo más simplificado- la
seguridad social no tendría efecto alguno sobre el ahorro total, por tratarse de una
transferencia intergeneracional, algunos estudios han concluido que los sistemas de
seguridad social obligatorios tendrían un impacto negativo (crowding out) en el ahorro
y en el stock de capital, mientras que las aseguradoras privadas de vejez (AFP) al
considerar la inversión privada de los fondos de pensiones tendrían un impacto positivo
en el ahorro privado (Kotlikoff (1979)).
En este contexto, la CELADE y la CEPAL (1993), pág. 52 señalan:
"...en los países que se encuentran en plena transición, el énfasis en la
inversión de los recursos humanos debe ponerse en la calidad de los recursos
humanos, las prestaciones de la salud preventiva y curativa, la adecuación de la
educación a la sociedad y de los sistemas de capacitación a las exigencias de la
competitividad, así como reformar los sistemas de previsión y otros mecanismos
de ahorro institucionalizado, de manera de incrementar su aporte al ahorro
interno".
Luego de describir los determinantes del ahorro nacional bruto, se presenta a
continuación el modelo para el caso ecuatoriano.
4.1.2 Los determinantes del ahorro nacional bruto para Ecuador
En el caso ecuatoriano, se estimaron varias ecuaciones para explicar la tasa de ahorro
nacional bruto total a precios corrientes (TANBPC) en función de las variables
independientes mencionadas anteriormente, mediante la técnica de los mínimos
cuadrados ordinarios (MCO).
Se encontró la regresión de cointegración más robusta de la tasa de ahorro nacional
bruto del Ecuador que cumplió con la estacionaridad de su residuo y está representada
por la siguiente función:
en donde, TANBPC es la tasa del ahorro nacional bruto a precios corrientes, PIBPC es
el PIB per cápita a precios constantes, ISPC es la inestabilidad social per cápita, TAE
es la tasa de ahorro externo (ahorro externo a precios corrientes sobre el PIB), NE es el
nivel de educación en años, SK es el stock de capital a precios constantes y DUM92 es
la dummy del año 1992; , , , , , y son los parámetros de la regresión; y,
representa a los residuos.
El efecto de cada uno de los determinantes de la tasa de ahorro nacional bruto se puede
medir a través del signo esperado de los parámetros de la regresión de cointegración, en
función de la teoría económica. Se esperaría un efecto positivo del producto interno
bruto per cápita a precios constantes y del nivel de educación por años, mientras que la
inestabilidad social per cápita, la tasa de ahorro externo a precios corrientes y el stock
de capital fijo a precios constantes tendrían un efecto negativo. Los resultados de la
regresión más robusta se presentan en el siguiente cuadro.
CUADRO 4
RESULTADOS DE LA REGRESIÓN EXPLICATIVA DE LA TASA DE AHORRO NACIONAL BRUTO
En efecto, en el caso ecuatoriano, el PIB per cápita a precios constantes tendría una
relación positiva y muy significativa con la tasa del ahorro nacional bruto. Este
resultado no sorprende puesto que la mayoría de las escuelas de pensamiento consideran
que el ahorro está en función del ingreso. En algunos trabajos empíricos, se encuentra
que el crecimiento económico (la tasa de crecimiento del PIB a precios constantes)
explica de manera significativa las variaciones del ahorro. Para el caso ecuatoriano, si
bien se encontró en algunas regresiones una relación positiva y significativa, el residuo
de dichas regresiones no resultó ser estacionario, lo cual implicó la invalidez de dichos
modelos.
La inestabilidad social, medida a través del número de delitos reportados contra la
propiedad, las personas y delitos relacionados con drogas y no inventariados fue tomado
del trabajo de Burneo y Oleas (1995). La única diferencia de este indicador con el de los
autores es que se lo calculó per cápita con el objeto de evitar utilizar una serie con una
tendencia siempre creciente. Este indicador tendría un efecto negativo y significativo en
la tasa del ahorro nacional bruto.
La tasa de ahorro externo también sería significativa, con una relación inversa con el
ahorro nacional bruto, tal como lo sugiere la aplicación empírica en varios países en
donde el efecto sustitución es mayor que el efecto ingreso. Por su parte, el nivel de
educación en años (Ed) fue tomado del estudio de Fierro-Renoy (1996) sobre
educación. En varios trabajos se ha encontrado que uno de los determinantes del
crecimiento económico es el gasto en educación de las administraciones públicas, con
una relación positiva y significativa. Estos resultados concuerdan con la nueva teoría del
capital humano, y la importancia que se está dando en la actualidad a esta temática.
En cuanto al stock de capital fijo a precios constantes, se presentó una relación inversa
con el ahorro, muy significativa. En efecto, al graficar las dos series, se pudo apreciar
una relación inversa entre ellas, coincidiendo con el resultado de otros estudios. Se
consideró adicionalmente, una variable dummy para el año 1992, debido al brusco
aumento de la tasa de ahorro nacional bruto que constituye un punto aleatorio del
comportamiento último de la serie, en la cual los niveles de la tasa del ahorro fueron
más bien bajos.
En cuanto a las variables que no se consideraron dentro de la regresión, cabe mencionar
que si se incluía el índice de términos de intercambio, éste registraba un estadístico t
bastante elevado y positivo, sin embargo, el residuo de dicha regresión no resultó ser
estacionario, invalidando el modelo.
4.2 Determinantes del ahorro público
Adicionalmente a los determinantes del ahorro nacional relacionados con el ingreso, la
riqueza, las variables monetarias, las estadísticas externas a través del saldo en cuenta
corriente y el índice de términos de intercambio, existen particularidades para el caso
del ahorro público.
4.2.1 Particularidades de la literatura
Muchos estudios han asumido que el ahorro público es exógeno, porque es determinado
por las autoridades económicas con el objeto de maximizar la riqueza de la sociedad.
Según Edwards (1994), el incentivo de las autoridades por incrementar el nivel de
ahorro público, y por tanto la capacidad de producir bienes públicos, depende
fundamentalmente de dos variables económico-políticas. En primer lugar, si la
probabilidad de que el partido que alcanzó el poder permanezca en el siguiente período
es baja, los incentivos para aumentar el nivel de ahorro serán bajos; este indicador es
denominado de inestabilidad política (frecuencia de cambios de partidos políticos en el
gobierno). El segundo determinante está vinculado a las preferencias ideológicas de los
partidos políticos: en el caso extremo en que las preferencias son las mismas, habrá un
mayor incentivo para que el gobierno ahorre, aunque la probabilidad de continuar en el
poder sea baja; este indicador es denominado el grado de polarización política.
Por su parte, según el estudio de Aghevli et. alii. (1990) el ahorro público estaría
determinado por el papel de las empresas públicas no financieras, la administración de
los impuestos y la composición del ingreso por impuestos, la importancia de las
transferencias corrientes del exterior, la deuda externa y el rol de la represión financiera.
4.2.2 Determinantes del ahorro público para el caso ecuatoriano
Como se mencionó anteriormente, el ahorro público tiene una característica muy
particular para la mayoría de los países, puesto que depende del nivel de ingresos del
sector público. En el caso del Ecuador, por ejemplo, este está supeditado, en una buena
medida, a las variaciones del precio internacional del petróleo. Adicionalmente, el nivel
de gastos puede variar en función de las necesidades y prioridades del gobierno de
turno. Estas situaciones provocan variaciones muy significativas en la tasa de ahorro del
sector público de cuentas nacionales, tal como se pudo apreciar en la sección 3.2.1, que
mostró además que el ahorro público tiene un peso importante dentro del total.
Para el caso ecuatoriano, se tomaron en cuenta algunas ideas sobre los posibles
determinantes del ahorro público de los trabajos mencionados anteriormente, sin
embargo, resultó complejo obtener cifras que permitieran construir los indicadores que
propone Edwards (1994). Se establecieron varias regresiones explicando la tasa de
ahorro bruto del sector público (TAPUBLICO) en función de algunos de estos
determinantes. La regresión de cointegración que cumplió con los requisitos de la
econometría dinámica, se presenta a continuación:
en donde TAPUBL es la tasa de ahorro del sector público a precios corrientes, CREC es
el crecimiento económico (tasa de evolución del PIB a precios constantes), PF es un
proxy de profundización financiera, TI es el índice de términos de intercambio, CC es el
saldo en cuenta corriente de la balanza de pagos en millones de dólares y DUM74 es la
dummy de 1974; , , , , y son los parámetros de la regresión, y es el
residuo. Se esperaría a priori un efecto positivo del crecimiento económico, de los
términos de intercambio y del saldo en cuenta corriente, mientras que el indicador de
profundización financiera tendría un efecto ambiguo sobre el ahorro público.
El cuadro 5 muestra que el crecimiento del PIB a precios constantes tendría una relación
directa y significativa con el ahorro, lo cual es económicamente previsible porque a
mayor crecimiento, más altas serían las recaudaciones fiscales. Contrariamente, el
indicador de profundización financiera (relación M1/PIB) tendría un efecto negativo y
significativo en el ahorro público, en el caso ecuatoriano, resultado similar al
encontrado por Edwards (1994), indicando que mayores niveles de emisión monetaria
tendrían un efecto negativo sobre la tasa de ahorro público, como consecuencia de un
aumento de la inflación que provocaría una disminución del ahorro público real.
CUADRO 5
RESULTADOS DE LA REGRESIÓN EXPLICATIVA DE LA TASA DE AHORRO PUBLICO
Adicionalmente, tal como se señalara anteriormente, el índice de términos de
intercambio tendría un efecto positivo en la tasa de ahorro público, ya que un
mejoramiento de los términos de intercambio se traduciría en mayores niveles de
ingreso para el fisco, en el caso de las exportaciones de petróleo. Por último, el saldo de
cuenta corriente de la balanza de pagos tendría una relación positiva y significativa, ya
que una mejoría en dicho saldo implicaría un mayor nivel de ingresos y/o un menor
nivel de gasto en importaciones de bienes y servicios del sector público por tanto un
mayor nivel de ahorro. Se incluyó a la dummy en 1974, la cual resultó ser significativa,
por la incorporación del petróleo en la economía ecuatoriana, lo cual implicó un
considerable aumento de ingresos para el estado que se tradujo en tasas de ahorro
públicas mayores.
Se intentó incluir dentro de los posibles determinantes del ahorro público a los
impuestos indirectos y a la renta, sin embargo, no resultaron significativos (tal vez
debido a una correlación con el PIB), como tampoco lo fue la tasa del déficit del sector
público.
En resumen, el ahorro público estaría determinado positivamente por el crecimiento de
la economía, el índice de términos de intercambio y el saldo en cuenta corriente,
mientras que la profundización financiera tendría un efecto negativo.
A pesar de que no se ha podido probar la validez de la hipótesis sobre la influencia de la
inestabilidad política planteada por Edwards en el caso ecuatoriano, las importantes
fluctuaciones de la tasa de ahorro público podrían tener una explicación en ese sentido,
ya que las disminuciones de esta tasa coinciden con los períodos de cambio de gobierno,
correspondiendo a un efecto de ciclo político en el gasto público.
4.3 Determinantes del ahorro corporativo para Ecuador
Se ha desagregado a la tasa del ahorro privado en corporativo, que incluye a las
empresas e instituciones financieras y seguros privados, y en hogares, puesto que los
comportamientos correspondientes obedecen a actitudes muy distintas. Normalmente,
los trabajos empíricos que se han realizado sobre los determinantes del ahorro han
considerado al sector privado o a los hogares, sin realizar una regresión para el ahorro
corporativo en particular, como la que se presenta a continuación.
Como se pudo notar en la sección 3.2.1, la tasa de ahorro corporativo es bastante baja
(su rango se encuentra entre 1 a 4% del PIB) y ha registrado variaciones importantes a
lo largo del tiempo, presentando una tendencia decreciente a partir de la crisis de la
deuda externa en 1983 hasta los últimos años, observándose incluso un desahorro
corporativo el año 1993.
Se ha planteado el siguiente modelo para la tasa de ahorro corporativo, en función de los
determinantes planteados a priori por la literatura para el ahorro nacional bruto:
en donde TACORP es la tasa de ahorro del sector corporativo a precios corrientes, YDB
es el ingreso disponible bruto a precios constantes, CF es el crédito del sector financiero
sobre el PIB a precios corrientes, CK es el saldo de la cuenta de capital de la balanza de
pagos, IE es el índice de estabilidad económica, DUM85 es una dummy para el año
1985, , , , , y son los parámetros de la regresión y es el término error.
En términos teóricos, se esperaría un efecto positivo del crecimiento económico y del
índice de estabilidad económica, mientras que el crédito financiero y el saldo de la
cuenta de capital de balanza de pagos tendrían efectos negativos sobre el ahorro.
En efecto, en el cuadro 7 muestra los resultados de una regresión explicativa de la tasa
de ahorro corporativo a precios corrientes (TACORPORAT), en la cual el ingreso
disponible per cápita y el índice de estabilidad económica tendrían una influencia
positiva y significativa, mientras que las tasas de crédito financiero y la de la cuenta de
capital de la balanza de pagos tendrían una influencia negativa.
CUADRO 7
RESULTADOS DE LA REGRESIÓN DE LA TASA DE AHORRO CORPORATIVO
El efecto significativo del índice de estabilidad económica muestra la importancia de
esta última sobre el comportamiento de ahorro del sector privado productivo, de ahí la
necesidad de tomar medidas de política económica tendientes a estabilizar la economía:
"Los pilares básicos del crecimiento económico (la inversión y el ahorro)
dependen mucho de la confianza del sector privado en las políticas de un país.
Por tanto, la oportunidad, sostenibilidad y compatibilidad de aquellas resultan
fundamentales".
Por su parte el saldo de la cuenta de capitales de balanza de pagos presentaría una
relación inversa con el ahorro corporativo, lo cual es coherente con la teoría económica
ya que este indicador representa, en cierta forma, al ahorro externo necesario para
financiar los montos de inversión doméstica de la economía que el ahorro nacional no
alcanza a cubrir. Efectivamente, el sector corporativo es deficitario y necesita cubrir sus
niveles de inversión a través del ahorro de los hogares y del externo.
La tasa de crédito financiero fue calculada en base a las cuentas financieras de las
cuentas nacionales del Ecuador, desde 1972 hasta 1995, representa las operaciones de
préstamos a corto y largo plazos concedidos por el sector financiero a los otros sectores
institucionales y ha sido dividida para el PIB a precios corrientes. La relación inversa
observada indicaría que, frente a un incremento del crédito, se produciría una
disminución del ahorro corporativo, debido a que el crédito financiero tiene una
caracterización similar al ahorro externo, con un efecto sustitución mayor que un efecto
ingreso. En varios estudios, se ha encontrado un efecto negativo de la tasa del crédito
destinada al consumo sobre el ahorro; por falta de información estadística de base, no se
ha podido aplicar las dos variables en la regresión, con el objeto de verificar la
afirmación anterior.
En resumen, los determinantes del ahorro corporativo serían, por un lado, el ingreso
disponible per cápita y el índice de estabilidad económica, con un efecto positivo sobre
el ahorro ; y, por otro lado, el saldo de la cuenta de capital de la balanza de pagos y la
tasa de crédito con un efecto negativo sobre el ahorro.
4.4 Determinantes del ahorro de los hogares
Muchos estudios han procurado dar pautas sobre los posibles determinantes que estarían
incidiendo en el comportamiento de la tasa del ahorro de los hogares, ya que en la
mayoría de países el ahorro de los hogares es tan o más importante que el ahorro
público. Adicionalmente, un incremento sostenido del ahorro de los hogares permitiría
incrementar el ahorro interno y de esa manera limitaría el endeudamiento externo en el
financiamiento de la inversión doméstica.
4.4.1 Revisión de la literatura
En el estudio de Kauffmann (1993), se afirma que las diferencias en la estructura
demográfica de la población, la seguridad social, la tasa real de interés, las ganancias
inesperadas de capital, la inflación, la participación de la mujer en la fuerza laboral, el
tratamiento de los impuestos en el ahorro y las restricciones de liquidez que deben
afrontar los hogares estarían incidiendo sobre el ahorro de los hogares.
Por su parte, el trabajo de Schmidt-Hebbel, Webb y Corsetti (1995) propone evidencia
empírica sobre el ahorro familiar en los países en desarrollo, utilizando las estadísticas
de cuentas nacionales de los hogares. Las funciones de ahorro familiar son estimadas
valiéndose de series cronológicas y observaciones transversales de países, a fin de
probar las respuestas de las unidades familiares al ingreso y a la riqueza, a las tasas de
remuneración, a la abundancia monetaria, al ahorro externo y a variables demográficas.
La influencia de las tasas de interés es ambigua sobre el ahorro de los hogares. Además
de los bien conocidos efectos ingreso y sustitución, las tasas de remuneración del capital
afectan también al ahorro a través de un efecto riqueza.
Adicionalmente, en un estudio reciente sobre el ahorro de los hogares elaborado por
Muradoglu y Taskin (1996), se distingue el comportamiento del ahorro en los países
desarrollados y en desarrollo, y se concluye que el ahorro de los hogares en los países
en desarrollo estaría determinado por la tasa de dependencia, la riqueza y la tendencia
del ingreso.
4.4.2 Determinantes del ahorro de los hogares en el caso ecuatoriano
Se realizaron varias aplicaciones empíricas con los indicadores antes señalados, y se
encontraron dos regresiones alternativas para explicar la tasa de ahorro de los hogares
(TAHOGARES), cuyos resultados se presentan en los cuadros Nos. 8 y 9.
El primer modelo es el siguiente:
en donde, TAHOG es la tasa de ahorro de los hogares (ahorro de los hogares sobre el
PIB a precios corrientes), PIBPC es el PIB per cápita a precios constantes, IR es el
impuesto a la renta sobre el PIB a precios corrientes de cuentas nacionales, TIR es la
tasa de interés real pasiva, SK es el stock de capital fijo a precios constantes, DUM73 es
la dummy de 1973 y DUM93 es la dummy de 1993; , , , , , y son los
parámetros de la regresión; y, representa a los residuos.
Según la literatura, el PIB per cápita tendría un efecto positivo en el ahorro de los
hogares; el impuesto a la renta y el stock de capital fijo tendría un impacto negativo,
mientras que la tasa de interés real tendría un efecto ambiguo.
En la primera regresión, el producto interno bruto per cápita a precios constantes
tendría una influencia positiva y muy significativa, la tasa del impuesto a la renta
tendría un efecto negativo y significativo, al constituirse en un elemento que reduce el
nivel de ingreso disponible y, por tanto, el nivel de ahorro que pueden alcanzar las
familias.
La tasa de interés real, por su parte, tendría una influencia positiva y significativa sobre
el ahorro de los hogares, lo cual indica que los hogares toman en cuenta a la
remuneración de sus depósitos, como incentivo para ahorrar y de que el efecto ingreso
positivo es superior al efecto negativo de substitución. Por último, en el caso de esta
primera regresión, se encontró un impacto negativo y significativo del stock de capital
fijo a precios constantes, al igual que el resultado de la regresión de cointegración de la
tasa de ahorro nacional bruto para el caso ecuatoriano
Adicionalmente, se incluyeron variables dummy para dos años en particular: 1973, por
la incorporación de la actividad petrolera en la economía, y 1993 por un incremento
inusitado de la tasa del ahorro de los hogares, siendo un punto irregular de los últimos
años.
CUADRO 8
REGRESIÓN 1 DE LA TASA DE AHORRO DE LOS HOGARES
Se presenta también la segunda regresión de cointegración de los hogares, puesto que
incluye los elementos actuales relacionados con el capital humano y la tasa de
dependencia del modelo del ciclo de vida propuesto por Modigliani:
en donde, TAHOG es la tasa de ahorro de los hogares, YDPC es el ingreso disponible
bruto per cápita a precios constantes, GPE es el gasto de las administraciones públicas
en educación, TD es la tasa de dependencia y SK es el stock de capital fijo a precios
constantes; , , , y son los parámetros de la regresión; y, representa a los
residuos.
Se debería esperar un efecto positivo del ingreso disponible per cápita, y del gasto
público en educación, mientras que la tasa de dependencia y el stock de capital fijo a
precios constantes deberían tener un impacto negativo.
En efecto, en el caso ecuatoriano, el ingreso disponible per cápita a precios constantes
tendría un efecto positivo y muy significativo, el gasto en educación de las
administraciones públicas a precios constantes tendría un efecto positivo, ya que al
aumentar el nivel de educación se incrementa el nivel de los ingresos y la capacidad de
ahorro por parte de los hogares.
CUADRO 9
REGRESIÓN 2 DE LA TASA DE AHORRO DE LOS HOGARES
Por su parte, la tasa de dependencia de la población ecuatoriana tendría un efecto
negativo y muy significativo en el ahorro de los hogares, en acuerdo con la hipótesis del
ciclo de vida; y un efecto similar tendría el stock de capital fijo a precios corrientes,
como en el caso de la primera regresión.
En resumen, los hallazgos empíricos de estas regresiones confirman el papel central del
ingreso y la riqueza en el ahorro de los hogares; la tasa de interés real estimula el ahorro
de las familias y la tasa de dependencia tiene un efecto negativo en la tasa de ahorro, así
como la tasa del impuesto a la renta. El gasto de las administraciones públicas en
educación, por su parte, implicaría un aumento en el ahorro de las familias, lo cual pone
en relieve el efecto positivo que tiene el gasto que repercute positivamente en la
acumulación de capital humano en el crecimiento económico y en el ahorro.
5. Conclusiones
Una de las preocupaciones de la literatura actual, especialmente para los países de
América Latina que se han caracterizado por registrar tasas de ahorro bajas, es la de
incrementar el ahorro interno, con el objeto de alcanzar un crecimiento económico
sostenido. Sin embargo, no se puede establecer "la tasa ideal de ahorro interno" de una
economía ya que ésta depende de múltiples factores entre los cuales se encuentran las
necesidades de inversión doméstica de una economía, aunque se ha comprobado que los
países del Sudeste Asiático han logrado consolidar altas tasas de crecimiento económico
acompañadas por altas tasas de ahorro.
En el caso ecuatoriano, la tasa de ahorro nacional bruto ha tenido una evolución
irregular a lo largo del período 1965-1995. Desde mediados de la década de los sesenta
hasta el boom petrolero, esta variable registró niveles bajos (alrededor de 12%) con un
mayor aporte del ahorro de los hogares, seguido por el del sector público. A partir de la
década del boom petrolero hasta la crisis de la deuda, la tasa de ahorro nacional bruto
logró los niveles históricos más altos (20% de promedio), como consecuencia de un
incremento inicial del ahorro público y de una substitución progresiva del ahorro
público por el de los hogares.
Desde 1982 hasta 1989, la tasa de ahorro nacional decrece por una importante
disminución del ahorro de los hogares, mientras que el ahorro público crece a partir de
1984 por un incremento de los ingresos públicos; el terremoto de marzo de 1987
provocó un decrecimiento importante de la tasa del ahorro público la incapacidad de
exportar petróleo crudo durante algunos meses. En los últimos años, a partir de 1990, se
produce un aumento de la tasa de ahorro nacional bruto, hasta alcanzar en 1992 un nivel
similar al registrado durante el boom petrolero (21.2%), motivado por un aumento del
ahorro público acompañado por un incremento del ahorro de los hogares.
Sin embargo, a partir de 1993 se produce una disminución de la tasa de ahorro nacional
bruto, por un decrecimiento simultáneo de las tasas de ahorro de los hogares y del sector
público, hasta ubicarse en 14.5% en 1995. La explicación de esta evolución es
compleja, ya que la tasa de ahorro está determinada por múltiples variables. Sin
embargo, uno de los elementos claves es el comportamiento de la tasa del consumo final
que ha aumentado en los últimos años, especialmente por un incremento de la tasa de
consumo de las Administraciones Públicas, mientras que el consumo final de los
hogares ha decrecido levemente.
Con relación a la composición del ahorro por sector institucional, el ahorro de los
hogares ha sido históricamente el más importante, aunque en algunos años, por
incrementos extraordinarios de los ingresos del sector público, la tasa del ahorro público
ha sido mayor. Por otro lado, la tasa del sector corporativo se ha mantenido en niveles
bajos, con una tendencia decreciente. Por su parte, la composición de la inversión
doméstica difiere mucho de la del ahorro: la tasa de inversión del sector público es la
más importante, para la mayor parte del período, seguida por la tasa del sector
corporativo y por último por la de los hogares. Sin embargo, en los últimos años se ha
producido una disminución de la tasa de inversión, debido a un decrecimiento de la
inversión pública.
La evolución del ahorro externo depende, por un lado, del ahorro interno de la
economía, y por otro de la tasa de inversión doméstica. El flujo de recursos se da desde
el superávit de los hogares hacia la inversión del sector corporativo y del sector público,
cuando éste es deficitario. Sin embargo, estos montos no son suficientes y se requiere
financiar la inversión mediante créditos externos; la tasa de ahorro externo es muy
variable y ha decrecido en los últimos años como consecuencia de una disminución de
la inversión, lo que podría frenar el crecimiento económico en el futuro.
Otra conclusión interesante que se desprende del diagnóstico del ahorro es que la tasa de
la renta de factores netos, de las remuneraciones y de las transferencias con el resto del
mundo ha sido superior a la registrada en América Latina (cf. Held y Uthoff (1995)),
por lo que la tasa de ahorro doméstico del Ecuador es superior a la del promedio de
países latinoamericanos. Esto muestra la existencia de una transferencia de recursos
mayor, en relación al PIB, desde Ecuador hacia el resto del mundo, comparativamente
con el promedio de países de América Latina. Es difícil, sin embargo, establecer lo que
habría sucedido en el caso de no haber existido un proceso de endeudamiento tan
intenso como se dio en el Ecuador, que implicó posteriormente -e implicará en el
futuro- el destinar cuantiosos recursos para el pago del servicio de la deuda externa, lo
que en cierta medida pudo frenar su crecimiento económico. En efecto, al menos una
parte de los recursos provenientes del exterior permitieron financiar una parte del
proceso de industrialización. De hecho, la utilización de ahorro externo para financiar a
la inversión doméstica no es en sí negativa, sino que lo importante -y esto constituye
una diferencia importante entre nuestros países y los del sudeste asiático-, es la calidad
de la inversión y la productividad del trabajo y del capital que se derivan de ella.
Adicionalmente, como en la mayor parte de estudios sobre la causalidad entre ahorro y
crecimiento económico en términos empíricos, no se ha podido demostrar la dirección
de la causalidad en el caso ecuatoriano ni establecer qué variable permite desencadenar
y activar el circulo virtuoso crecimiento-ahorro-crecimiento. Sin embargo, la evidencia
empírica de la época del boom petrolero indicaría que el crecimiento antecede al ahorro,
ya que el crecimiento económico observado permitió, con algún rezago, el incremento
de la tasa de ahorro nacional bruto. Un desaceleramiento del crecimiento económico
genera un decrecimiento de la tasa de ahorro para el año siguiente y esto es
probablemente lo que ha ocurrido en los últimos años.
Se ha establecido, por tanto, que el crecimiento económico incide en la tasa de ahorro
por la vinculación estrecha existente entre el ahorro y el ingreso, y este último ha sido
considerado tanto en la escuela keynesiana, como en la teoría del ingreso permanente de
Friedman y en el modelo del ciclo de vida de Modigliani. Adicionalmente, las distintas
teorías modernas del ahorro incluyen otros determinantes, como la estructura
poblacional, los términos de intercambio, el ahorro externo, la tasa de interés, la tasa de
crédito, la estructura de impuestos, y otros elementos como la estabilidad política,
económica y social e indicadores de capital humano.
El establecimiento de los determinantes del ahorro resulta bastante complejo por las
vinculaciones e implicaciones económicas entre las distintas variables: un incremento
en una variable puede tener un impacto ambiguo, al ser el resultado de influencias
contrapuestas que pueden tener mayor o menor de incidencia en un momento
determinado.
A partir de los resultados de las regresiones, se puede señalar que la tasa del ahorro
nacional bruto estaría determinada positivamente por el PIB per cápita a precios
constantes y por el nivel de educación; y, negativamente por la inestabilidad social per
cápita, la tasa del ahorro externo y el stock de capital fijo a precios constantes. Por
tanto, en términos macroeconómicos, si se desea aumentar el ahorro interno, sería
aconsejable mantener una estabilidad económica, mejorar la calidad del capital humano
vía el aumento del nivel de educación, disminuir la inestabilidad ciudadana y evitar
sustituir el ahorro interno por externo.
Las regresiones por sector institucional resultaron ilustrativas, fundamentalmente,
porque dieron nuevas luces sobre los determinantes de cada sector; sugiriendo que los
procesos de determinación del ahorro público, corporativo y de los hogares es
significativamente diferente.
En efecto, la tasa del ahorro público estaría influida por los choques externos, de manera
negativa en el caso de una evolución desfavorable de los términos de intercambio. La
tasa del ahorro público estaría determinada de manera positiva por el crecimiento de la
economía y el saldo en cuenta corriente, mientras que la profundización financiera
(M1/PIB) tendría un efecto negativo sobre el ahorro público, porque un aumento en la
emisión monetaria provocaría una reducción del ahorro público en términos reales,
debido al efecto inflacionario. A pesar de que no se ha podido probar la validez de la
teoría de la inestabilidad política planteada por Edwards en el caso ecuatoriano, por
carencia de información de base, las substanciales fluctuaciones de la tasa de ahorro
público podrían tener una explicación en ese sentido, ya que las diminuciones de la tasa
de ahorro público coinciden con los años de transición política.
Por su parte, la tasa del sector corporativo estaría determinada positivamente por el
ingreso disponible per cápita y por el índice de estabilidad económica, mientras que las
tasas de crédito financiero y la de la cuenta de capital de balanza de pagos tendrían un
efecto negativo. La estabilidad económica tendría un efecto positivo sobre el
comportamiento del ahorro del sector corporativo, coincidiendo con las conclusiones de
algunos estudios sobre el tema.
Por último, la tasa del ahorro de los hogares se podría explicar por dos regresiones
alternativas, válidas desde un punto de vista econométrico, que muestran determinantes
propios de este sector específico:
•
•
La primera establece que los determinantes serían el PIB per cápita a precios
constantes y la tasa real de interés con un efecto positivo; mientras que la tasa
del impuesto a la renta y el stock de capital fijo tendrían un resultado negativo
sobre la tasa del ahorro de los hogares.
La segunda regresión, por su parte, indicaría una relación positiva con el ingreso
disponible per cápita a precios constantes y el gasto en educación de las
administraciones públicas a precios constantes, mientras que la tasa de
dependencia y el stock de capital fijo a precios constantes tendrían un efecto
negativo. El gasto en educación es otro indicador de capital humano, el cual
tendría una incidencia positiva en la tasa de ahorro de los hogares, mientras que
la tasa de dependencia, indicador de importancia de la población
económicamente inactiva con respecto a la activa, tendría un efecto negativo,
según la hipótesis del ciclo de vida de Modigliani.
La clave para conseguir un incremento del ahorro interno, para el caso ecuatoriano,
estaría condicionada en primer lugar con un crecimiento económico estable y menos
volátil, que permitiría iniciar el círculo virtuoso entre crecimiento y ahorro. En efecto,
para todos los sectores, el ingreso juega un papel preponderante en la explicación de la
tasa de ahorro.
En el caso del sector público, un control permanente de los agregados monetarios
limitaría los efectos negativos sobre el nivel de ahorro. Sin embargo, las fluctuaciones
de los términos de intercambio, y en especial de los precios del petróleo, inciden
fuertemente en la tasa de ahorro y constituyen determinantes difícilmente controlables,
aunque una diversificación creciente de las importaciones reduciría esta fuerte
dependencia en el caso ecuatoriano. A mediano plazo, un manejo anticíclico de la
política fiscal, con mayores ahorros en épocas de mayores ingresos fiscales, permitiría
incentivar la inversión.
La estabilidad económica es muy relevante, sobre todo para el ahorro corporativo, cuyos
costos de inversión se ven afectados directamente por la tasa de interés. Para los
hogares, sin embargo, la tasa de interés real impulsaría el ahorro, así como la
disminución de la tasa de dependencia, mientras que el incremento de la tasa del
impuesto a la renta tendría un efecto negativo. Mecanismos de canalización de los
recursos de ahorro de los hogares hacia inversiones de largo plazo permitirían conciliar
un incremento de los ingresos de los hogares con la necesidad de impulsar la inversión
productiva.
En términos macroeconómicos, las principales causas de la reducción de la tasa de
ahorro nacional bruto para el caso ecuatoriano serían: un estancamiento en el ritmo de
crecimiento económico, una menor disciplina fiscal, una estructura poblacional en la
que tiende a aumentar relativamente la población dependiente, una menor restricción del
crédito al consumo y una menor sensibilidad del ahorro a tasas reales de interés altas,
como lo comprueban los resultados de las regresiones sobre la tasa de ahorro nacional
bruto y por sector institucional.
A manera de síntesis, tres ideas claves se pueden deducir de este trabajo :
1) no se puede incrementar el ahorro interno si no existe estabilidad económica, y para
ello es indispensable reducir la volatilidad de la economía;
2) el ahorro público debería jugar un papel preponderante en el incremento del ahorro
interno total;
3) las inversiones en capital humano permitirían incrementar a mediano plazo el ahorro
de los hogares
Las reformas estructurales, al modificar las condiciones iniciales de baja movilización
de recursos y de reducido crecimiento del ingreso podrían en este sentido dar paso a un
círculo virtuoso entre el ahorro y el crecimiento, que se refuerzan mutuamente.
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ANEXO 1
METODOLOGÍA DE CÁLCULO DE LOS INDICADORES DE AHORRO E
INVERSIÓN
Adicionalmente al ahorro nacional bruto a precios corrientes, cifras que se obtienen
directamente de las estadísticas de Cuentas Nacionales, específicamente del Cuadro
Económico de Conjunto, los indicadores de ahorro e inversión se pueden calcular en
términos domésticos y a precios constantes, a través de la metodología planteada por
Held y Uthoff (1995).
Para la obtención del ahorro nacional bruto a precios corrientes, se parte del equilibrio
oferta-utilización global de bienes y servicios, que resume el cálculo del PIB a través
del método del gasto ; es decir:
en donde el PIB es el producto interno bruto; C el consumo final total (de los hogares y
administraciones públicas), I la inversión (formación bruta de capital fijo y variación de
existencias), X las exportaciones y M las importaciones.
El ingreso disponible bruto (IDB), se lo obtiene considerando las operaciones corrientes
con el resto del mundo :
en donde, PNF es el pago neto de factores al resto del mundo - la renta neta de la
propiedad y las remuneraciones netas pagadas al resto del mundo -; y, TCN
transferencias corrientes netas desde/hacia el resto del mundo.
El ahorro nacional bruto (ANB) será igual a :
En cuanto al ahorro externo bruto (AEB) :
Por tanto, la inversión por el lado del financiamiento será igual a :
En base a estas relaciones, se puede calcular el ahorro nacional bruto a precios
constantes, utilizando las variables macroeconómicas a esa valoración. Las estadísticas
de cuentas nacionales presentan el equilibrio oferta-utilización global a precios
constantes, a partir del cual se pueden extraer las variables a dichos precios ; es decir,
PIB*, C*, I*, X* y M*. Para poder calcular el ingreso disponible bruto a precios
constantes, es necesario además calcular PNF* y TCN*.
Estas variables referentes a las relaciones con el resto del mundo, pueden ser calculadas
a través del deflactor PM/PPIB ; formalmente estos agregados se obtienen a través de
las siguientes fórmulas:
en donde PPIB es el deflactor implícito del PIB (PIB/PIB*) y PM el deflactor de las
importaciones (PM/PM*). Se utiliza un deflactor "híbrido", el índice de precios de las
importaciones de bienes y servicios, ya que éste elemento es considerado como
denominador del efecto de los términos de intercambio, sobre el deflactor implícito del
PIB. En el caso ecuatoriano, la relación entre estos dos precios es muy pequeña, sobre
todo en los últimos años, generando una distorsión en los resultados obtenidos, por lo
que se optó por utilizar directamente el deflactor de las importaciones, en lugar del
"híbrido" sugerido por Held y Uthoff (1995)
Adicionalmente, según los autores es necesario aumentar otro factor a los considerados
en la fórmula de cálculo del ingreso disponible bruto a precios corrientes, que
corresponde a los efectos de los términos de intercambio del comercio exterior (ETI*),
en base a la fórmula siguiente:
en donde, X* son las exportaciones a precios constantes, PX es el deflactor de las
exportaciones (X/X*) y PM es el deflactor de las importaciones (M/M*). Por lo tanto, si
PX<PM , el producto es transferido hacia afuera haciendo disminuir al IDB con relación
al PIB, y viceversa.
Por tanto, el Ingreso disponible bruto a precios constantes (IDB*) se obtiene mediante
la siguiente formulación:
El ahorro nacional bruto a precios constantes (ANB*) será igual a:
En cuanto al ahorro externo bruto a precios constantes (AEB*):
Y por tanto, la inversión por el lado del financiamiento será igual a:
Adicionalmente, se pueden obtener los ahorros doméstico bruto a precios corrientes
(ADB) y a precios constantes (ADB*), considerando al PIB en lugar del Ingreso
disponible bruto:
El ahorro externo doméstico bruto (AEDB) será igual a:
Y por tanto, la inversión será igual a:
De la misma manera, se puede calcular el ahorro bruto y el ahorro externo doméstico
bruto a precios constantes, utilizando las mismas relaciones pero aplicando las variables
a precios constantes.
Se pudo comprobar que se obtiene en mismo valor de la Inversión bruta a precios
constantes mediante el cálculo del ahorro en términos nacionales o domésticos, y de
igual manera la inversión a precios corrientes, lo cual implica una coherencia en el
método aplicado.
Estos agregados a precios constantes y los domésticos a precios corrientes y constantes
fueron calculados para la serie 1965-1995 y están disponibles para el usuario que
requiera de estas cifras.
ANEXO 2
En este anexo, se presentan los resultados de los indicadores establecidos por Held y
Uthoff (1995) para América Latina, con el objeto de compararlos con los calculados
para Ecuador.
CUADRO No. A2
INDICADORES DE AHORRO EN INVERSIÓN PARA ECUADOR Y AMÉRICA LATINA
- con relación al PIB, promedio por período -
Períodos
70-73
74-75
76-79
80-81
82
83-86
87-89
90-91
92-93
302.8
588.5
970.7
1589.0
1588.0
1254.6
963.0
1063.6
1240.7
1385.0
1647.0
1809.0
1967.0
1821.0
1757.0
1808.0
1786.0
1793.0
14.0
20.2
20.8
20.2
15.8
14.9
12.3
17.5
19.9
18.8
20.9
20.4
20.7
17.8
18.7
22.4
20.0
18.5
14.7
21.0
19.8
18.8
13.1
13.4
9.2
12.7
13.7
15.0
20.7
19.8
19.6
15.1
16.1
16.6
14.9
14.7
6.2
4.4
5.2
4.4
9.4
3.6
9.3
2.3
1.3
2.1
3.2
3.5
4.3
4.9
0.3
0.5
0.9
2.7
7.8
4.4
5.9
5.5
11.5
3.6
7.0
1.7
1.1
3.0
4.2
4.2
4.8
5.7
0.6
0.8
1.4
3.4
16.6
23.9
23.7
25.0
22.9
22.6
18.3
23.3
23.4
20.3
22.2
22.2
23.5
22.5
23.4
25.6
22.1
20.3
17.3
22.5
18.9
16.3
15.8
19.0
19.0
22.1
24.8
24.3
24.2
23
23.2
22.5
23.7
24.6
22.7
23.3
3.6
0.7
2.4
-0.4
2.3
-4.1
3.4
-3.5
-2.2
0.6
1.9
1.6
1.5
0.2
-4.5
-2.7
-1.2
0.9
5.2
2.9
6.9
8.0
8.8
-2.0
-2.8
-7.6
-10.1
-6.3
0.7
1.0
1.3
-1.7
-7.0
-7.2
-6.5
-5.3
20.2
24.6
26.0
24.6
25.2
18.5
21.6
19.8
21.1
20.9
24.1
23.9
24.9
22.6
19.0
22.8
20.8
21.1
Indicadores
PIB per cápita, en dólares
Tasa de ahorro nacional bruto PC
Tasa de ahorro nacional bruto PK
Tasa de ahorro nacional externo PC
Tasa de ahorro nacional externo PK
Tasa de ahorro doméstico PC
Tasa de ahorro doméstico PK
Tasa de ahorro doméstico externo PC
Tasa de ahorro doméstico externo PK
Tasa de inversión doméstica PC
Tasa de inversión doméstica PK
Tasa de términos de intercambio PK
Tasa de (pnf + tcn) con el RdM PK
22.5
25.4
25.8
24.3
24.6
17.0
16.2
14.4
14.8
18.0
24.9
24.0
24.5
20.8
16.7
17.4
16.3
18.1
0.4
2.1
4.2
8.5
6.0
2.4
-5.4
-5.0
-8.3
-7.2
-1.6
-1.0
-0.4
-2.4
-3.0
-4.3
-5.1
-6.4
-2.9
-3.6
-3.2
-6.0
-8.7
-8.0
-4.3
-4.3
-2.8
-2.1
-1.9
-2.3
-3.2
-5.1
-4.6
-3.7
-2.7
-2.2
: Ecuador
:
América Latina incluye, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras,
México, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela
PC: A precios corrientes
PK: A precios constantes
pnf: Pago neto de factores al resto del mundo
tcn: Transferencias corrientes netas
Rdm: Resto del mundo
Fuente: Ecuador: Cuentas nacionales anuales del Ecuador, varios años ; y, América Latina: indicadores de Held y Uthoff (1995)
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