“Patrones de consumo aparente de energías modernas y actividad

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“Patrones de consumo aparente de energías modernas y actividad
económica en América Latina durante el siglo XX”
José Jofré González1
Universidad de Barcelona
Helsinki, Agosto 25 de 2006 2
Resumen
Disponer de estimaciones del Producto para pequeños países latinoamericanos
es una necesidad creciente dentro de la historia económica latinoamericana en
especial en aquellos períodos previos a la implementación del Sistema de
Contabilidad Nacional.
Son muchos los esfuerzos de los pocos equipos de investigación al interior de
los países latinoamericanos para generar estimaciones del nivel del Producto, sin
embargo, cada uno con mayor o menor suerte ha podido conseguir su objetivo,
sobre todo por la falta de buena información que permita realizar tales
estimaciones, esto ha obligado al uso creativo de variadas metodologías.
Esta investigación es el primer ejercicio que busca evaluar la utilidad de utilizar
una demanda por energía para estimar el Producto y con ello aprovechar la
valiosa información de importaciones de energías modernas contenida en los
Anuarios Estadísticos de Comercio Exterior de Estados Unidos, Gran Bretaña y
Alemania. Es por lo tanto, una primera aproximación a los niveles del Producto
para aquellos pequeños países latinoamericanos de los cuales no se disponen de
estimaciones para los períodos previos a la segunda mitad del siglo XX.
Por el momento, las lecciones que se han obtenido en este estudio son variadas y
las estimaciones del nivel de Producto a partir de la ecuación de la demanda por
energía poco satisfactorias, pero esto no invalida la idea de central de utilizar un
camino indirecto para formarse una idea de los niveles probables de Producto
para aquellos pequeños países latinoamericanos poco estudiados.
Introducción
La información de los niveles de actividad económica en numerosos países
latinoamericanos es escasa o inexistente hasta muy avanzado el siglo XX, se trata de
países muy pequeños y pobres de los cuales se conoce muy poco. Pero podemos
preguntarnos, ¿es posible utilizar el consumo aparente de energías modernas para
estimar el nivel de actividad económica de un país?, sobre todo que existe la
información de las importaciones de energía provenientes de países como Estados
Unidos, Gran Bretaña y Alemania contenida en sus Anuarios Estadísticos de
Comercio Exterior desde mediados del siglo XIX.
1
Direcciones electrónicas: [email protected] y [email protected]
Este paper se presenta en el XIV Internacional Economic History Congreso, Helsinki, Finlandia, 21
al 25 de Agosto de 2006. Sesión 99: “Foreign Trade and Economic Growth in Latin America and the
Caribbean until the mid-twentieth Century: Towards a System of Nacional Accounts”.
2
2
La investigación propuesta plantea validar la utilidad del consumo aparente de
energías modernas (carbón, petróleo, hidroelectricidad, gas natural y energía nuclear)
como un indicador de la actividad económica para los países y períodos donde no
existen mediciones del Producto.
Para cumplir con este objetivo se utiliza la
relación entre el consumo de energía y actividad económica, de la cual existe
abundante literatura, sin embargo la evidencia empírica no ha sido concluyente
respecto a la dirección de causalidad entre ambas variables, esto se debe en parte, a
la utilización de muestras relativamente pequeñas y a que cuando se compara entre
países, no se tiene en cuenta la historia económica particular.
Esta investigación parte caracterizando los patrones del consumo de energías
modernas que se deducen de una muestra de veinte países Latinoamericanos entre
1925-2003. Luego, por medio de técnicas econométricas se probará empíricamente
la relación de causalidad entre el consumo de energías modernas y el PIB para los
períodos y países para los cuales se dispone de información (1950-2003).
El siguiente paso será estimar una ecuación de demanda por energía de la que se
extraen los coeficientes que permitirán estimar la evolución de la actividad
económica mediante la información del consumo de energía.
Finalmente, las lecciones que se obtengan de este análisis permitirán generar
información respecto a la utilidad que se le puede dar a la información contenida en
el consumo aparente de energías modernas y de nuevos elementos para comprender
la heterogeneidad latinoamericana.
Este documento se divide en cuato secciones más las referencias bibliográficas y los
apéndices. La primera sección analiza la relación de causalidad entre el consumo de
energía y el PIB, la segunda se centra en la estimación de una demanda por energía,
la tercera sección está destinada a un ejercicio exploratorio para verificar la bondad
de los coeficientes de la demanda por energía para estimar los niveles del PIB y
finalmente, la última sección se destina a las conclusiones y comentarios finales.
1. Causalidad entre Consumo de Energía y Actividad Económica
1.1 Aspectos Generales
Cuando se analiza el total de energía consumida se debe tener en cuenta que el nivel
observado es el resultado de las decisiones de dos grupos de agentes (familias y
empresas), así el análisis puede estar centrado en el lado de la demanda, en cuyo caso
este consumo está constituido por los consumos realizados por las familias y por las
decisiones de las empresas, en ambos casos son demandantes de los servicios
energéticos, o en el lado de la oferta (o producción) cuyos consumos están
determinados por el nivel y composición del PIB del país y la mezcla con el capital y
el trabajo en el proceso productivo. Por lo tanto, la energía juega un rol de
facilitador en el crecimiento económico tanto directa como indirectamente, Stern, D.
et al. (2004: 2).
Para Stern, D.I. (1993: 139):
3
“…Una alta correlación entre energía y crecimiento económico puede indicar
que el crecimiento promueve el uso de energía, pero el uso de la energía puede
no ser esencial para el crecimiento económico. Jorgenson sugiere que la
energía puede no ser esencial para el crecimiento económico per se, pero que
es esencial para la implementación de la mayoría de las nuevas tecnologías y
así para el crecimiento de la productividad…”
El trabajo seminal de Kraft y Kraft (1978) donde se demuestra que el PIB causa a la
energía en el caso de Estados Unidos, fue el inicio de numerosas publicaciones
posteriores que han buscado, utilizando cada vez mejores técnicas econométricas
obtener evidencia concluyente sobre la causalidad entre la energía consumida por
una economía y los niveles de actividad económica.
En general, los resultados están condicionados por el tamaño muestral, la medición
de las variables utilizadas y la metodología econométrica empleada. Cada uno de
estos elementos contribuye a oscurecer la relación teórica.
Actualmente la dificultad asociada al tamaño muestral cuando se trabaja con series
temporales se ha resuelto para la mayoría de los países, ya que el uso masivo de la
Contabilidad Nacional impulsada por las Naciones Unidas desde mediados y finales
de los años 1950’s ha permitido disponer de un número suficiente de observaciones y
aplicar las pruebas econométricas necesarias para obtener inferencias robustas. Lo
mismo ocurre con los consumos de energía cuyas series se han publicado
sistemáticamente a partir de 1950 aproximadamente.
1.2 El concepto de causalidad
El concepto de causalidad fue desarrollado por C. Granger a finales de los años
1960’s. Tal como señala Granger, la causalidad tiene dos componentes:3
“…1. La causa ocurre antes del efecto, y
2. La causa contiene información sobre el efecto que es única, y no está en otra
variable.
Una consecuencia de esta afirmación es que la variable causal puede contribuir
a la predicción de la variable efecto después de que se hayan utilizado
previamente otros datos…”
La causalidad que define C.W. Granger no es una “causalidad verdadera”, sino una
“causalidad a la Granger” tal como señala el autor. En términos formales (Granger,
1969) esta causalidad se define como: si un evento “A” ocurre después del evento
“B”, entonces “A” no puede causar a “B”, de tal forma que el futuro no puede
causar el pasado. Por lo tanto, desde el punto de vista econométrico se deben estimar
dos ecuaciones:
3
Granger, C.W. (2004: 204) “Análisis de series temporales, cointegración y aplicaciones”, Revista
Asturiana de Economía, RAE N° 30. El texto corresponde a la versión revisada del discurso
pronunciado por el profesor Clive W. Granger en Estocolmo, el 8 de diciembre de 2003 cuando
recibió junto a Robert Engle el Premio Nobel de Economía.
4
m
(1)
n
d (ln PIB)t = α 0 + ∑ α i d (ln PIB)t −i + ∑ λ j d (ln E )t − j + ν t
i =1
(2)
j =1
m
n
i=1
j =1
d (ln E )t = β 0 + ∑ β i d (ln E )t −i + ∑ δ j d (ln PIB)t − j + ε t
donde:
ln PIBt = logaritmo natural del PIB en términos reales en el período “t”
ln Et = logaritmo natural del Consumo de Energías en toneladas de petróleo
equivalente en el período “t”
d = operador de primeras diferencias
ν t = residuo de la ecuación (1)
ε t = residuo de la ecuación (2)
Estas ecuaciones se expresan en diferencias porque se considera4 que las series que
se están utilizando son integradas de orden 1, I(1).
Cuando el consumo de energía causa al PIB, en el sentido Granger, en la primera
n
ecuación debe ocurrir que
∑λ
j =1
j
≠ 0 . En la segunda ecuación, el PIB causa, en el
n
sentido Granger, al consumo de energía cuando se cumple que
∑δ
j =1
j
≠ 0.
Cuando se prueba que los coeficientes anteriores, cada uno en la respectiva ecuación,
son no significativamente diferentes de cero la variable explicativa no causa a la
variable dependiente.
Las ecuaciones (1) y (2) se amplían cuando el PIB y la energía están cointegradas y
se estima un modelo dinámico llamado “Modelo de Corrección de Errores”. Ahora
las ecuaciones a utilizar son:
m
(3)
n
d (ln PIB)t = α 0 + θ1 CEt −1 + ∑ α i d (ln PIB)t −i + ∑ λ j d (ln E )t − j + ν t
i =1
(4)
j =1
m
n
i =1
j =1
d (ln E )t = β 0 + θ 2 CEt −1 + ∑ β i d (ln E )t −i + ∑ δ j d (ln PIB)t − j + ε t
donde:
CEt −1 = término de corrección del error. En la ecuación (3) este término se
construye como: CEt = ln PIBt − αˆ 0 − λˆ1 ln Et . En el caso de la ecuación (4) la
variable se construye como: CE = ln E − βˆ − δˆ ln PIB .
t
t
0
1
t
En las ecuaciones (3) y (4) los coeficientes θ1 y θ 2 miden la velocidad de ajuste de
los desequilibrio de largo plazo que se producen en la relación entre PIB y energía.
4
En los análisis empíricos primero se debe verificar el orden de integración de las series, para ello
existen los test adecuados. Cuando se analice la metodología que se empleará en la investigación se
profundizará en el concepto y los test respectivos.
5
Por lo tanto, existen tienen dos fuentes de causalidad: (i) la causalidad de largo plazo
que existe cuando θ1 y θ 2 son significativos (es decir, θ1 = 0, θ 2 = 0 ), y (ii) la
n
causalidad de corto plazo se verifica con la significancia de
∑λj y
j =1
n
∑δ
j =1
j
.
Por lo tanto, la causalidad entre energía y PIB se prueba utilizando las ecuaciones (1)
a (4) dependiendo de las pruebas de integración y cointegración de las variables, tal
como se explica en la siguiente sección.
1.3 Metodología a utilizar5
Los trabajos empíricos sobre la causalidad entre la energía y el PIB han demostrado
ser sensibles a la elección de la estructura de rezagos de las variables explicativas,
por ello los últimos trabajos publicados utilizan sistemáticamente el criterio de Hsiao
(1981) que permite determinar el número de rezagos óptimos cuando se emplea el
test de causalidad, para ello se apoya en el criterio del Error de Predicción Final
(EPF) de Akaike (1969). La metodología general empleada por Chontanawat, J. et
al. (2004) se resume en la siguiente figura.
5
Esta sección se apoya en el trabajo de Chontanawat, J. et al. (2004: 3-7).
6
Figura N° 1.1
Etapas en la verificación empírica de la causalidad
Test de Integración
(Test ADF)
Etapa
I
E y PIB no integradas
E y PIB integradas
Test de Cointegración
(Test Johansen)
Etapa
II
E y PIB no cointegradas
Test causalidad
E y PIB cointegradas
Existe causalidad
(al menos en una dirección)
Etapa
III
Existencia y Dirección
Dirección
“Hsiao”
(Granger + criterio Akaike
de EPF)
“Hsiao” en “MCE”
(Granger + criterio Akaike
de EPF)
Test F conjunto en los
rezagos de las variables
independientes
Test F conjunto en los
rezagos de las variables
independientes y en el
término del MCE
Etapa III a
Etapa III b
Fuente: Figura tomada y modificada de Chontanawat, J., et al. (2004: 30).
Notas: “MCE” = Modelo de Corrección de Errores, “EPF” = Error de
Predicción Final.
A continuación se explica brevemente cada una de las etapas:
Etapa I
La primera etapa del análisis parte con la verificación del orden de integración de las
variables. Dependiendo del resultado de esta prueba estadística se define la forma en
que se aplicará el test de causalidad (Etapa IIIa o IIIb).
En esta investigación se utiliza el test Aumentado de Dickey Fuller (ADF). La
ecuación que se estima para realizar el test es:
γ
∆ Yt = φ0 + ∑ φi ∆ Yt −i + τ Yt −1 + ε t
i =1
La hipótesis nula es: H 0 : τ = 1 , si no se rechaza la hipótesis la variable Yt es
integrada de orden 1. Es decir, la variable por ejemplo muestra una tendencia
creciente a lo largo del tiempo o fluctuar alrededor de su media, ambos casos reflejan
la no estacionariedad de la serie analizada.
7
Cuando se rechaza Ho, se dice que la variable es estacionaria o integrada de orden 0,
I(0). Una variable cuando es estacionaria su comportamiento es aleatorio y no hay
un comportamiento de tendencia creciente en el tiempo.
Si se rechaza la hipótesis nula de raíz unitaria, se pasa a la Etapa III a. Si no se
rechaza la hipótesis nula se pasa la Etapa II para verificar la existencia de
cointegración entre las variables.
Etapa II
Cuando dos series están integradas al calcular la diferencia entre ellas, el resultado
puede ser una serie estacionaria, y esta propiedad se conoce como “cointegración”,
de ello se sigue que las variables tienen otras propiedades útiles e interesantes desde
la perspectiva econométrica.
La cointegración entre un grupo de variables nos asegura que la relación que se
estima no es espuria, es decir, que existe una relación estable de equilibrio entre las
variables y al menos una relación de causalidad entre ellas.
Para testear la cointegración se emplea el test de traza de Johansen. El test se
construye en dos pasos: (i) el primero consiste en estimar un modelo de vector
autorregresivo (VAR) no restringido y con ello se determina el número de rezagos a
emplear, (ii) el contraste de cointegración se realiza suponiendo que existe una
tendencia determinística de las variables en el VAR.
El test contrasta las siguientes hipótesis. En el primer paso la hipótesis nula es de no
cointegración y la hipótesis alternativa es de que al menos existe una relación de
cointegración. En el segundo paso la hipótesis nula es de la existencia de una
relación de cointegración y la hipótesis alternativa de que existen dos relaciones de
cointegración. Al igual que en cualquier prueba de hipótesis se rechaza la hipótesis
nula cuando el valor del estadístico de prueba es mayor al valor crítico.
Cuando se determina la existencia de una relación de causalidad se pasa a la Etapa
III b. La no existencia de cointegración nos lleva a utilizar el procedimiento de la
Etapa III a.
Etapa III
En esta etapa lo importante es la determinación del número de rezagos óptimos de
las variables, ya que su inadecuada selección lleva a resultados equivocados en la
relación de causalidad.
Para determinar el número de desfases óptimos se emplea el Error de Predicción
Final por lo que se construye:
EPF (m.n) =
donde:
SRC = suma de residuos al cuadrado
T + m + n + 1 SRC (m, n)
T − m − n −1
T
8
T = tamaño de la muestra
El número óptimo de rezagos se encuentra cuando se minimiza el EPF lo que es
aproximadamente equivalente a un test F de significancia conjunta.
Etapa III a: Series no cointegradas
El procedimiento de Hsiao para determinar los desfases óptimos se implementa en
dos pasos:
(i) Para testear la causalidad de energía a PIB, se estima primero la siguiente
ecuación:
m
(5)
d (ln PIB)t = α 0 + ∑α i d (ln PIB)t −i +ν t
i =1
y se calcula: EPF (m) =
T + m + 1 SRC
T + m −1 T
para todas las ecuaciones con un desfase de 1 a m, de tal forma que el
mínimo EPF(m) define el número óptimo de desfases m*.
(ii) El segundo paso consiste en estimar la siguiente ecuación:
(6)
m*
n
i =1
j =1
d (ln PIB)t = α 0 + ∑ α i d (ln PIB)t −i + ∑ λ j d (ln E )t − j + ν t
y se calcula: EPF (m*, n) =
T + m * + n + 1 SRC (m*, n)
T + m * −n − 1
T
para las ecuaciones entre 1 y n. El desfase óptimo se determina cuando se
minimiza el EPF(m*, n).
Una vez determinado los desfases óptimos se debe comparar el EPF(m*) con
EPF(m*, n*) y de esta forma se determina la causalidad entre energía y PIB. Los
resultados posibles son:
Si, EPF(m*, n*) < EPF(m*) entonces la energía causa, en el sentido Granger, al
PIB. Cuando, EPF(m*, n*) > EPF(m*) entonces la energía no causa, en el sentido
Granger, al PIB. Este procedimiento es pertinente cuando no hay cointegración entre
las variables y se utilizan las ecuaciones (1) y (2).
Para analizar la causalidad entre el PIB y el consumo de energía, se estima la
ecuación:
m
(5’)
d (ln E )t = α 0 + ∑α i d (ln E )t −i +ν t
i =1
luego, se sigue la misma rutina explicada para el caso del PIB.
9
Etapa III b: Series cointegradas
Si el consumo de energía y el PIB están cointegradas, las ecuaciones pertinentes para
verificar la causalidad son (3) y (4). Así si se busca determinar la causalidad entre la
energía y el PIB, se estima primero la ecuación (5).
Una vez que se determina el número de rezagos óptimos de m, se debe estimar la
siguiente ecuación:
(6’)
m*
n
i =1
j =1
d (ln PIB)t = α 0 + θ1 CEt −1 + ∑ α i d (ln PIB)t −i + ∑ λ j d (ln E )t − j + ν t
Una vez determinado el número de desfases óptimos de n con el criterio de Hsiao, se
n*
aplica una test de significancia conjunta de
∑λ
j =1
n*
al PIB cuando
∑λ
j =1
j
j
. La energía causa en el corto plazo
≠ 0 , y la energía no causa al PIB cuando
n*
∑λ
j =1
j
= 0 . En el largo
plazo la energía causa al PIB cuando θ1 es significativo, es negativo y menor a uno,
ya que este coeficiente captura la velocidad a la que se vuelve al equilibrio en el
largo plazo cuando la economía de aleja de él.
Esta forma de estimación en la que en la ecuación aparece un término de ajuste de
largo plazo ( θ i ), recibe el nombre de Modelo de Corrección de Errores.
Finalmente, la causalidad entre PIB y energía se verifica cuando se aplica la
metodología para el caso de la energía.
Si se utilizara el modelo de corrección de errores en series no cointegradas, θ i
resultará no significativo y con signo positivo y en algunos casos mayor a la unidad.
1.4 Resultados de investigaciones anteriores
La falta de evidencia concluyente respecto a la relación causal entre la energía y la
actividad económica está condicionada con la metodología empleada, el tamaño
muestral y el período cubierto. Por ello el trabajo de Chontanawat, J. et al. (2004)
destaca al aplicar una metodología común a una muestra de 108 países, que cubre el
período 1960-2000 para la muestra de 30 países de la OECD y 1971-2000 para la
muestra de 78 países no OECD.
Chontanawat, J. et al. (2004) encuentran una relación de causalidad en el 80% de los
países de la OECD y en el 53% de los países no OECD. Luego, la causalidad va
desde energía a PIB en el 57% de los países de la OECD y en el 33% de los países
no OECD.
Al agrupar los países de acuerdo al Índice de Desarrollo Humano encuentran que la
causalidad va de energía a Producto en 26 países de alto desarrollo de una muestra de
45 (58%), en el caso de países de desarrollo medio en 12 de los 44 (27%) y en el
caso de los países de bajo desarrollo en 4 de los 16 (25%).
10
Del total de la muestra de países de la OECD el 43% muestra evidencia de que la
causalidad va desde el Producto a la energía y en el caso de los países no OECD este
porcentaje es del 36%. Cuando separan de acuerdo al índice de desarrollo humano,
encuentran que en el 42% de los países de ingreso alto, 39% en los países de ingreso
medio y el 25% de los países de ingreso bajo, la relación de causalidad va desde el
Producto a energía.
Los elementos que están detrás de los resultados obtenidos para la causalidad entre
energía y actividad económica se pueden agrupar en las siguientes categorías:
a) Problemas metodológicos
En este grupo podemos encontrar tres situaciones:
(i) Aplicación del test de causalidad de Granger en su formulación original no
haciendo las pruebas de raíz unitaria en las series. Este problema es válido
para los primeros trabajos (de finales de los años 1970’s y principios de
1980’s), cuando el concepto de estacionariedad de las series temporales no
se ha había desarrollado como un instrumento econométrico,
(ii) Selección inadecuada del número de desfases, cuando se aplica el test de
causalidad en su versión en primeras diferencias.
(iii) No tener en cuenta la existencia de quiebres estructurales en las series.
Este problema afecta principalmente a los trabajos de las últimas décadas
del siglo XX cuando las estimaciones se realizan por medio de
cointegración. El no tener en cuenta esta situación lleva a que los test de
raíz unitaria estén sesgados hacia el no rechazo de la hipótesis nula de
existencia de raíz unitaria cuando en realidad las series son estacionarias y
con ello se diferencia inapropiadamente las series para que sean
estacionarias.
b) Mezcla de regímenes en el comportamiento del precio de la energía
Los requerimientos econométricos para obtener estimaciones cuyas inferencias
tenga alta potencia obligan a disponer de un tamaño muestral grande, por ello
todos los trabajos empíricos analizados buscan tener una cobertura temporal
extensa.6 Sin embargo, buscando esa mayor cobertura se olvida que la historia
económica mundial nos ha enseñado que la historia de la energía tiene un quiebre
en 1973 cuando se produce el primer shock del precio del petróleo y se pone fin
al largo período de precios de los combustibles estables y bajos.
Así los trabajos empíricos cuya cobertura se extiende desde 1950 y hasta el
presente, tienen el inconveniente de incluir en una misma estimación dos
regímenes diferentes para el precio de los combustibles, básicamente el precio
del petróleo.
Una situación como la que se señala pierde relevancia si en las estimaciones se
prueba que no se ha producido un cambio estructural, pero en los trabajos
6
Yu, H. et al. (1984: 189) señalan que los resultados son extremadamente sensibles al tamaño
muestral, de la extensión y del período de los datos.
11
empíricos analizados sólo Akarca et al. (1980) para el caso de Estados Unidos y
Hannesson, R. (2002)7 realizan los test necesarios.
Hanneson, R. (2002: 215) encuentra que la relación entre el crecimiento del
consumo de energía y el PIB es más débil después de la primera crisis de la
energía y que ha comenzado a ser más fuerte nuevamente a partir de 1986 en los
países ricos.
c) Mezcla de países con características diferentes
La falta de evidencia concluyente respecto a la causalidad entre energía y PIB,
una vez resuelto el problema metodológico, se puede asociar a diferencias
institucionales, estructurales y políticas (Masih, A.M.M. et al., 1996: 166) ya que
las estimaciones realizadas suponen implícitamente que todos los países deben
comportarse de forma similar y tienen el mismo nivel de desarrollo
descuidándose la heterogeneidad entre ellos. 8
Como se señaló antes la energía actúa como un estímulo clave para el desarrollo
económico en los diferentes estados del proceso de desarrollo de los países
(Jemelkova 2003)9, por lo tanto, al analizar los países no teniendo en cuenta la
fase en la que se encuentran la relación de causalidad diferirá, porque se estarán
produciendo cambios en la composición del PIB,10 los cuales estarán
acompañados de cambios en su PIB per cápita, en particular el crecimiento de la
importancia de los sectores secundarios y terciarios (Nachane, D.M., et al. 1988 :
1521, 1524) por lo que no existe una relación lineal única de comportamiento
entre los países.
Stern, D. et al. (2004: 3) recomiendan que antes de comprender el rol de la
energía en el crecimiento económico es necesario comprender su rol en la
producción y este rol estará matizado por fenómenos institucionales, porque el
rol potencial de la energía es un fenómeno complejo. Consideran que la relación
entre energía y actividad económica se reduce o se fortalece en el tiempo por la
existencia de los siguientes factores: sustitución entre energía y otros insumos
con una tecnología existente, cambio tecnológico, cambios en la composición del
insumo energía y cambios en la composición del Producto económico.
7
Este autor analizando el comportamiento del precio internacional del petróleo determina que entre
1950-1997 la muestra se puede sub-dividir en cinco períodos: (i) 1950-1960, (ii) 1960-1974, (iii)
1974-1980, (iv) 1980-1987 y (v) 1987-1997.
8
El trabajo de Lee, Ch. (2005) toma en cuenta la heterogeneidad de los países al estimar la relación de
causalidad utilizando un panel de datos para 18 países en desarrollo, cubriendo el período 1975-2001.
Este autor encuentra que la relación de causalidad va del consumo de energía al PIB, lo que refleja
que para países en desarrollo en general la energía es un importante insumo en la producción porque,
las industrias demandan una sustancial cantidad de energía.
9
Citado por Chontanawat, J. et al. (2004: 2).
10
Stern, D. et al. (2004: 24) señalan: “…Típicamente, en el curso del desarrollo económico la mezcla
del Producto cambia. En las primeras fases de desarrollo hay un cambio que va desde la agricultura
hacia la industria pesada, mientras en los últimos estados de desarrollo hay un cambio desde los
sectores más intensivos en extracción de recursos e industria pesada hacia servicios y manufacturas
más livianas. Diferentes industrias tienen diferentes intensidades energéticas. Se argumenta
frecuentemente que esto resultará en un incremento en la energía usada por unidad de Producto en
los primeros estados de desarrollo económico y una reducción en la energía usada por unidad de
Producto en los últimos estados de desarrollo económico…”
12
d) Existencia de efectos directos e indirectos que no se pueden capturar con la
estimación de un modelo reducido
Stern, D. et al. (2004) y Liddle, B. (2004) señalan que el comportamiento del
consumo de la energía está mezclado porque son el resultado de los efectos en el
tiempo de comportamientos vinculados con el aumento del consumo energético
en los hogares (por ejemplo el aire acondicionado de los hogares, entre otros
usos) y otros sectores (como las diferentes formas de transporte) y con una
reducción en el uso de energía en la industria y la construcción. Por un lado, el
alto grado de agregación de la variable energía no permite tener en cuenta
claramente sus usos (Liddle, B. 2004: 11-12) y por otro, está presente el
denominado “efecto rebote”.
El postulado Khazzoom-Brookes (Brookes, 1990; Khazzoom, 1980) o “efecto
rebote” señala que las innovaciones ahorradoras de energía pueden terminar
causando un aumento en el consumo de energía, ya que una vez que se reduce el
precio efectivo de los servicios energético, el dinero que se ahorra se gasta en
otros bienes y servicios, los cuales requieren más energía en su producción. Esto
resulta en un incremento en la demanda por servicios energéticos y por lo tanto
por energía, que generan ajustes en el stock de capital en el largo plazo (Stern, D.
et al. 2004: 21).
Autores como Glasure, Y. (2002)11, Sari, R. et al. (2004), Oh, W. et al. (2004b)
han tratado de resolver el problema de la omisión de variables al incluir en sus
estimaciones los efectos del precio del petróleo, oferta monetaria, gasto del
gobierno y el empleo. Claramente estas estimaciones tratan de capturar los
efectos indirectos que genera el uso de energía.
Una variante observada en los trabajos empíricos es no estimar directamente la
causalidad entre energía y PIB, sino estimar una función de producción agregada
de tal forma que se incluye explícitamente a la energía como un insumo más en
el proceso productivo, en esta línea se encuentran los trabajos de Stern, D. (1993,
2000, 2003).
e) Existencia de efectos que no se pueden capturar con la energía medida en
términos agregados
La falta de bases de datos desagregadas por fuentes y usos de energías han
impedido que se puedan realizar estudios que permitan capturar los diferentes
comportamientos entre los demandantes de energía.
En este punto podemos dividir los inconvenientes a dos niveles:
(i) Cleveland, C. et al. (2000) han demostrado que el método de agregación
tiene efectos cruciales en el análisis, así cuando no se hacen ajustes por
calidad de las energías, la causalidad va del PIB al consumo de energía y
11
Su caso de estudio es Corea y cubre el período 1961-1990, encuentra que cuando se controla por los
efectos del precio del petróleo, oferta monetaria y gasto del gobierno la causalidad es bidireccional
entre energía y PIB. Además determina que el precio real del petróleo es un determinante principal
del ingreso real nacional y del consumo de energía.
13
que el PIB se ha desvinculado del consumo agregado de energía. Cuando
realizan los ajustes por calidad de los combustibles la causalidad para el
caso de Estados Unidos y para el período 1947-1990 va de energía a PIB.
El trabajo reciente de Saif, S. (2006) analiza la correlación entre el PIB y el
consumo de energía, distinguiendo por fuente de energía (carbón,
electricidad, gas natural, productos del petróleo). Su muestra está formada
por los países miembros de la OPEP, el G-7 y tres países asiáticos y su
muestra cubre el período 1960-2001. En su análisis divide la muestra en
1960-1973 y 1973-2001. Este autor encuentra que en muchos de los países
de la OPEP la correlación entre energía y PIB es negativa y débil en todas
las formas de energía. En el caso de los países del G-7 y los países
asiáticos, esta relación es positiva y fuerte, con la excepción del petróleo
para los países del G-7. Finalmente, señala que cuando se considera la
correlación entre el PIB y el total de energía, los países de la OPEP
muestran una fuerte y positiva correlación.
Por lo tanto, cuando se agrega la información del consumo de energía
sumando las diferentes fuentes por medio de una unidad energética
estamos ocultando la diversidad de las fuentes usadas al interior de cada
país (Sari, R. et al. 2004: 336-337) y los procesos de sustitución que
ocurren en el tiempo.
(ii) También se puede incluir en esta categoría el hecho de que los estudios que
se han publicado hasta el momento tienen en cuenta sólo las energías
comerciales no tradicionales, con ello todos los resultados que se obtienen
son poco pertinentes para países menos desarrollados donde la
participación de las energías tradicionales es muy importante, alterándose
la relación de causalidad se alteran (Shrestha, R.M. 2000: 298).
f) La hipótesis de la neutralidad de la energía
Oh, W. et al. (2004b: 979) para el caso de Corea encuentran una falta de relación
causal en el corto plazo entre PIB y energía que es consistente con la neutralidad
encontrada por Yu et al. (1992) y Masih et al. (1996) para India, Indonesia y
Pakistán.
Como señalan Ghali, K. et al. (2004: 225-226) la no causalidad entre energía y
PIB es conocida en la literatura como la “hipótesis de neutralidad”. La principal
razón para la neutralidad de la energía en el crecimiento económico es que el
costo de la energía es una pequeña proporción del PIB por lo que no tendrá un
impacto significativo en el crecimiento económico. También se puede
argumentar que el posible impacto del uso de la energía en el crecimiento
dependerá de la estructura y el estado de la economía bajo estudio.
Al igual que en el caso de los países desarrollados, las experiencias latinoamericanas
son dispares, tal como se aprecia en la tabla siguiente.
14
Tabla N° 1.2
Evidencia empírica para países latinoamericanos
País
Argentina
Bolivia
Brasil
Chile
Colombia
Costa Rica
Cuba
Ecuador
El Salvador
Guatemala
Haití
Honduras
Jamaica
México
Nicaragua
Panamá
Paraguay
Perú
República Dominicana
Trinidad y Tobago
Uruguay
Venezuela
Autor
Nachame, et al. (1988) (*)
Soytas, et al. (2003)
Chontanawat, et al. (2004)
Chontanawat, et al. (2004)
Cheng (1997)
Nachame, et al. (1988)
Chontanawat, et al. (2004)
Nachame, et al. (1988)
Chontanawat, et al.(2004)
Nachame, et al. (1988)
Chontanawat, et al. (2004)
Chontanawat, et al.(2004)
Chontanawat, et al.(2004)
Falconí (2002)
Chontanawat, et al. (2004)
Chontanawat, et al. (2004)
Nachame, et al. (1988)
Chontanawat, et al.(2004)
Chontanawat, et al. (2004)
Chontanawat, et al. (2004)
Chontanawat, et al.(2004)
Cheng (1997)
Nachame, et al.(1988)
Liddle (2004)
Chontanawat, et al. (2004)
Chontanawat, et al. (2004)
Chontanawat, et al. (2004)
Chontanawat, et al. (2004)
Chontanawat, et al. (2004)
Chontanawat, et al. (2004)
Chontanawat, et al. (2004)
Chontanawat, et al. (2004)
Cheng (1997)
Nachame, et al. (1988)
Chontanawat, et al. (2004)
Período
1950 – 1985
1950 – 1990
1971 – 2000
1971 – 2000
1963 – 1993
1950 – 1985
1971 – 2000
1950 – 1984
1971 – 2000
1950 – 1985
1971 – 2000
1971 – 2000
1971 – 2000
1970 – 1998
1971 – 2000
1971 – 2000
1950 – 1985
1971 – 2000
1971 – 2000
1971 – 2000
1971 – 2000
1949 – 1993
1950 – 1985
1965 – 2000
1960 – 2000
1971 – 2000
1971 – 2000
1971 – 2000
1971 – 2000
1971 – 2000
1971 – 2000
1971 – 2000
1952 – 1993
1950 – 1985
1971 – 2000
Evidencia
PIB – E
PIB E
PIB – E
PIB – E
E
PIB
PIB – E
PIB E
PIB – E
E
PIB
PIB – E
PIB – E
PIB E
PIB E
PIB E
PIB – E
PIB E
PIB – E
PIB E
PIB – E
PIB – E
PIB – E
PIB – E
PIB – E
PIB – E
E
PIB
PIB – E
PIB E
PIB – E
PIB E
PIB – E
PIB E
E
PIB
PIB – E
PIB – E
PIB E
Fuente: Elaboración propia con las fuentes citadas.
Notas:
(*) En todos los casos se ha tomado sólo el resultado del test de Granger (y no los resultados del test de
Sims y Geweke) para que fueran comparable a los otros trabajos empíricos.
“PIB – E” significa que no hay relación de causalidad entre PIB y energía.
“PIB
E” significa que la relación de causalidad va del PIB a la energía.
“E PIB” significa que la relación de causalidad va de la energía al PIB.
“PIB E” significa que la relación de causalidad va en ambas direcciones.
Se aprecia que en más de la mitad de los países estudiados la evidencia señala que no
hay una relación de causalidad entre el PIB y la energía, parece ser que este es un
patrón consistente cuando se analizan países con un nivel de desarrollo
aparentemente similar.
Cheng, B.S. (1997) al estudiar los casos de Brasil, México y Venezuela concluye que
se requieren más estudios para encontrar un patrón consistente de causalidad entre
energía y PIB.
15
Todos los trabajos señalados utilizan series temporales, en cambio Lee, Ch. (2005)
analiza un conjunto de 18 países en desarrollo por medio de datos de panel cubriendo
el período 1975-2001. Entre los países en desarrollo se encuentran12 Argentina,
Chile, Colombia, México, Perú y Venezuela. La conclusión a la que llega es que la
evidencia muestra que en el largo y corto plazo la causalidad va desde el consumo de
energía a PIB y no viceversa para un cross-section de países después de considerar
un efecto específico país.
Estos resultados llevan a que se requiere un análisis más en profundidad para
comprender lo que ocurre con los países latinoamericanos, de tal forma de encontrar
patrones de comportamiento similares, tema que se desarrolla en el apartado
siguiente.
1.5 Caracterización de los países latinoamericanos
En el Apéndice 1 se detallan las fuentes utilizadas en esta investigación que forma la
base de datos empleada en todos los análisis que se presentan en este documento. Al
igual que el Apéndice 2 compara el comportamiento del Consumo de Energía y el
PIB para los períodos 1950-1973 y 1974-2003.
No cabe duda que la energía permite el crecimiento y el desarrollo de los países y
existe una suerte de círculo en el cual no se sabe a priori qué causa a qué.
Goldemberg, J. (1996: 18) señala que existe una barrera situada en 1 tonelada de
petróleo equivalente13 per cápita consumida anualmente que separa a los países
desarrollados (o en vías de ellos) de los países pobres. Advierte que el bajo consumo
de energía no es la única causa de la pobreza y el subdesarrollo pero es una proxy
para muchas de sus causas. Cuando observamos la realidad latinoamericana, lo
señalado por este autor tiene mucho sentido.
12
En los países del este asiático están: Corea del Sur y Singapur. Hungría está en el grupo de Europa
del Este y Asia Central. El Sudeste asiático está representado por Indonesia, Malasia y Filipinas. El
sur de Asia considera India, Pakistán y Sri Lanka. Finalmente, África sub-Sahariana considera Ghana
y Kenya.
13
En Goldemberg, J. (1996) toma como referencia los niveles de PIB y consumos de energía para el
año 1990, estima que los consumos de energía no comercial (energías tradicionales) es de 0,18
toneladas de petróleo equivalentes per cápita.
16
Gráfico N° 1.1
Consumo de Energía y PIB per cápita
(promedios 1950-1973, 1974-2003)
Consumo de Energía per cápita (TPE)
2,4
2,0
1,6
1,2
0,8
0,4
0,0
900
1.900
2.900
3.900
4.900
5.900
6.900
7.900
8.900
Argentina 1950-1973
Bolivia 1950-1973
Brasil 1950-1973
Chile 1950-1973
Colombia 1950-1973
Costa Rica 1950-1973
Cuba 1950-1973
República Dominicana 1950-1973
Ecuador 1950-1973
El Salvador 1950-1973
Guatemala 1950-1973
Haití 1950-1973
Honduras 1950-1973
México 1950-1973
Nicaragua 1950-1973
Panamá 1950-1973
Paraguay 1950-1973
Perú 1950-1973
Uruguay 1950-1973
Venezuela 1950-1973
Argentina 1974-2003
Bolivia 1974-2003
Brasil 1974-2003
Chile 1974-2003
Colombia 1974-2003
Costa Rica 1974-2003
Cuba 1974-2003
República Dominicana 1974-2003
Ecuador 1974-2003
El Salvador 1974-2003
Guatemala 1974-2003
Haití 1974-2003
Honduras 1974-2003
México 1974-2003
Nicaragua 1974-2003
Panamá 1974-2003
Paraguay 1974-2003
Perú 1974-2003
Uruguay 1974-2003
Venezuela 1974-2003
PIB per cápita (US$ 1990)
Fuente: Elaboración propia con la información del Apéndice 2.
Siguiendo el patrón de consumos energéticos y su asociación con los niveles de
desarrollo observado por Goldemberg, J. (1996), se cumple para el caso de los países
analizados en esta investigación14, como Argentina, Cuba, Chile, México, Uruguay y
Venezuela se supera la tonelada equivalente de petróleo per cápita consumida y son
precisamente los países de mayor crecimiento económico de la región.
Estadísticamente la correlación entre estas dos variables se presenta en la tabla
siguiente.
14
A las observaciones del gráfico que corresponden al consumo de energías modernas se le ha
sumado implícitamente cerca de 0,20 toneladas de petróleo equivalentes per cápita por año.
17
Tabla N° 1.3
Correlación entre Energía y PIB
1950 - 2003
Coeficiente de
Correlación
(PIB, E)
1950 - 1973
PIB
promedio
Consumo
Energía
promedio
Chile
0,990
68.488
10.511
México
0,985
350.593
74.386
Ecuador
0,979
26.500
3.548
Costa Rica
0,978
11.213
108
Colombia
0,975
105.819
15.336
Guatemala
0,974
21.906
1.399
Brasil
0,972
490.374
60.998
Honduras
0,969
6.315
843
Bolivia
0,965
11.971
República Dominicana
0,955
11.717
Paraguay
0,925
8.517
1974 - 2003
Coeficiente de
Correlación
(PIB, E)
Estados Unidos
Brasil
0,995
0,995
Coeficiente de
Correlación
(PIB, E)
Chile
0,989
México
0,987
Perú
0,989
Ecuador
0,983
Argentina
0,989
Colombia
0,977
Venezuela
0,986
Costa Rica
0,977
Chile
0,986
Brasil
0,973
Bolivia
0,983
Guatemala
0,970
República Dominicana
0,983
Honduras
0,966
1.529
México
0,982
Bolivia
0,965
2.189
Costa Rica
0,982
República Dominicana
0,947
2.760
Colombia
0,979
Perú
0,929
Nicaragua
0,975
Paraguay
0,923
El Salvador
0,971
Venezuela
0,911
Ecuador
0,963
Argentina
0,899
Guatemala
0,960
Estados Unidos
Panamá
0,899
0,887
Perú
0,925
58.899
7.169
Estados Unidos
Venezuela
0,904
0,897
4.171.132
122.374
1.682.821
33.058
Argentina
0,895
200.588
35.759
Panamá
0,883
8.067
998
Honduras
0,949
El Salvador
0,877
9.826
979
Panamá
0,941
El Salvador
0,875
Cuba
0,828
20.332
8.133
Paraguay
0,910
Uruguay
0,844
Uruguay
0,826
17.019
2.402
Uruguay
0,833
Cuba
0,811
Nicaragua
0,060
5.403
711
Haití
0,793
Haití
0,134
Cuba
0,723
Nicaragua
-0,003
Promedio
0,946
Promedio
0,850
Haití
0,038
4.871
218
Promedio
0,848
272.949
92.660
Fuente: Elaboración propia con la información del Apéndice 2.
Notas:
(1) Se utiliza Estados Unidos como país de referencia dentro del continente Americano. El PIB se
mide en dólares internacionales de 1990 y la energía en toneladas de petróleo equivalentes.
(2) En el Apéndice 3 se presenta la correlación entre las variables en términos per cápita.
La asociación entre energía y PIB es positiva y ha cambiado a lo largo del tiempo, en
especial luego del primero shock en el precio del petróleo. También ha habido un
aumento en los niveles de actividad económica y el consumo de energía a partir de
1974.
El término del período del precio de combustibles bajos y estables produjo un
cambio en el uso de los combustibles que se traduce en este análisis en una reducción
de los niveles de correlación. Destaca Estados Unidos, nuestro país de referencia,
donde la literatura ha reportado insistentemente una desvinculación entre Energía y
PIB muy marcada a partir de 1973, pero dentro de los países latinoamericanos ha
ocurrido lo contrario, es decir, una mayor correlación en países como Chile, México
y Ecuador que toman las posiciones más altas en la tabla anterior, se debe precisar
que los dos últimos países son exportadores de petróleo.
Cuando se agrupan los países según su nivel de PIB y consumo de energía per cápita
se observa un aumento de los niveles promedio de actividad y de consumo de
energía en la mayoría de los países a excepción de Haití, Honduras, Guatemala y
Perú en el período 1974-2003. Sobresale el mayor consumo de energía en el caso de
Venezuela en el período 1974-2003 en comparación a los niveles de PIB per cápita
del resto de los países.
Los distintos niveles de PIB per cápita también están vinculados a niveles de
participación de las actividades manufactureras diferentes, tal como se observa en el
gráfico siguiente.
18
Gráfico N° 1.2
Consumo de Energía y participación manufacturas en el PIB
(promedios 1950-1973, 1974-2003)
2,4
Consumo de Energía (TEP)
2,0
1,6
1,2
0,8
0,4
0,0
10
14
18
22
26
30
Argentina 1950-1973
Bolivia 1950-1973
Brasil 1950-1973
Chile 1950-1973
Colombia 1950-1973
Costa Rica 1950-1973
Cuba 1950-1973
República Dominicana 1950-1973
Ecuador 1950-1973
El Salvador 1950-1973
Guatemala 1950-1973
Haití 1950-1973
Honduras 1950-1973
México 1950-1973
Nicaragua 1950-1973
Panamá 1950-1973
Paraguay 1950-1973
Perú 1950-1973
Uruguay 1950-1973
Venezuela 1950-1973
Argentina 1974-2003
Bolivia 1974-2003
Brasil 1974-2003
Chile 1974-2003
Colombia 1974-2003
Costa Rica 1974-2003
Cuba 1974-2003
República Dominicana 1974-2003
Ecuador 1974-2003
El Salvador 1974-2003
Guatemala 1974-2003
Haití 1974-2003
Honduras 1974-2003
México 1974-2003
Nicaragua 1974-2003
Panamá 1974-2003
Paraguay 1974-2003
Perú 1974-2003
Uruguay 1974-2003
Venezuela 1974-2003
Manufacturas en el PIB (%)
Fuente: Elaboración propia con la información del Apéndice 2.
Cuando se compara el período 1950-1973 con el período 1974-2003, destaca una
menor dispersión entre las variables en el período de precios de los combustibles
estable y bajo, luego del shock del precio del petróleo, se produce una mayor
dispersión. Además se produce una reducción entre el nivel máximo y mínimo del
consumo per cápita, por ejemplo en 1937 para toda la muestra15 esta diferencia es de
80 a 1 y en el año 2003 33 a 1, pero en el caso del PIB per cápita ocurre lo contrario,
por ejemplo en 1950 la diferencia era de 6 a 1 y en el año 2003 14 a 1. Claramente a
nivel del Producto se ha producido una divergencia entre los países que forman la
muestra que se está analizando y en el caso de los consumo de energía una
convergencia.
Para el primer período (1950-1973) la relación entre la intensidad energética y el PIB
per cápita16 es positiva y destacan países como Venezuela, Argentina, Chile,
Uruguay, México y Perú. A nivel agregado, con la excepción de Cuba y Paraguay,
el grupo de países se encuentran mayoritariamente en la fase creciente del uso de
energía. A partir de 1974 el comportamiento es más difuso, pero destacan Venezuela
y Cuba por unas intensidades energéticas más elevadas en comparación a sus niveles
de PIB per cápita. Esta situación se explica por sus particulares condiciones
económicas, el primero un productor importante a nivel mundial de petróleo y el otro
una economía no capitalista.17
15
En el año 1950 la proporción es aproximadamente similar a la de 1937.
Este análisis se apoya en la evidencia reportada en Apéndice 2.
17
Además de las enormes diferencias en el precio internos de los combustibles, por ejemplo para el
año 2005, en Cuba (La Habana) el litro de gasolina costaba 0,66 euros por litro y en Venezuela
(Caracas) 0,03 euros por litro, valores muy pequeños so los comparamos con los 0,99 euros por litros
16
19
En el período 1974-2003 mayoritariamente crece la intensidad energética y el
Producto, además de una mayor volatilidad en los comportamientos que es
consecuencia de las diferentes sendas de crecimiento que tomaron los países luego
de que tuvieran que enfrentarse a precios internacionales del petróleo más elevado.
Claramente el país que más ha intensificado el uso energético es Venezuela,
fenómeno que se asocia a un aumento de la participación del sector manufacturero
dentro del PIB que pasó del 12% (en promedio) en el período 1950-1973 al 20% en
el período (1974-2003), además de disfrutar de precios internos de los combustibles
bajos.
Finalmente, esta evidencia muestra que los niveles de consumo de energía dentro de
los países latinoamericanos son el reflejo de múltiples realidades particulares que han
sido alteradas tras el primer shock del petróleo. Este resultado da pie a que se deba
seguir profundizando en el análisis para verificar la dirección de causalidad y con
ello tener más elementos de juicio para extraer lecciones en los patrones de consumo
de energías modernas en la muestra de países latinoamericanos.
1.6 Análisis de causalidad entre el consumo de energía y el PIB
Antes de realizar los análisis de causalidad se estudiaron las series en busca de
quiebres estructurales siguiendo la metodología que se explica en el apéndice 4 de
este documento. Una vez detectado los quiebres y verificada su significancia se
quitaron de las series. Las series ajustadas por los quiebres estructurales fueron las
que se usaron en las estimaciones de la causalidad entre energía y PIB.
El siguiente paso fue realizar las pruebas de integración y cointegración de las series
cuyos resultados generales se presentan en el apéndice 5, para finalmente aplicar la
metodología explicada en la sección 1.3 y se ha dividido la muestra en dos períodos
1950-1973 y 1974-2003. En todos los casos el nivel de significancia es del 5% y los
resultados se presentan en la tabla siguiente.
en España (Madrid). Fuente: http://javimoya.com/blog/2005/08/21/el-precio-de-la-gasolina-en-elmundo/
20
Tabla N° 1.4
Resultados Test de Causalidad
1950 – 2003 (*)
Causalidad
PIB – E
Casos
%
14
70,0
PIB
1
5,0
PIB
E
4
20,0
PIB
E
1
5,0
E
Países
Argentina
Brasil
Colombia
Cuba
Ecuador
Guatemala
Honduras
México
Nicaragua
Panamá
Paraguay
Perú
Uruguay
Venezuela
Chile
Bolivia
República Dominicana
El Salvador
Haití
Costa Rica
Notas: (*) En el caso del modelo de corrección de errores
aplicado cuando existe cointegración, sólo se considera el
resultado de corto plazo para hacer comparables los
resultados.
“PIB – E” significa que no hay relación de causalidad entre PIB y
energía.
“PIB
E” significa que la relación de causalidad va del PIB a la
energía.
“E
PIB” significa que la relación de causalidad va de la energía
al PIB.
“PIB
E” significa que la relación de causalidad va en ambas
direcciones.
21
1950 – 1973
Causalidad
PIB – E
E
1974 – 2003
Casos
16
%
80,0
PIB
1
5,0
PIB
E
3
15,0
PIB
E
0
0,0
Países
Argentina
Brasil
Colombia
Costa Rica
República
Dominicana
Ecuador
El Salvador
Guatemala
Haití
Honduras
México
Nicaragua
Panamá
Paraguay
Uruguay
Venezuela
Perú
Bolivia
Chile
Cuba
Causalidad
PIB – E
E
PIB
Casos
%
13
65,0
0
0,0
PIB
E
6
30,0
PIB
E
1
5,0
Países
Argentina
Bolivia
Brasil
Chile
Colombia
Cuba
Ecuador
El Salvador
Guatemala
Honduras
México
Uruguay
Venezuela
Costa Rica
República
Dominicana
Haití
Panamá
Paraguay
Perú
Nicaragua
Para los 8 países cuando se presentó cointegración en el largo plazo, la dirección de
la causalidad es: No hay causalidad en el 25% de los casos, la causalidad va de PIB a
energía en el 37,5%, la causalidad va de energía a PIB en el 25% de los casos y
finalmente, hay una relación causal en ambas direcciones en el 12,5% de los casos.
En las dos sub muestras cuyos resultados se reportan en la tabla anterior no se utilizó
el modelo de corrección de errores porque las muestras son muy pequeñas, por ello
se implementó la metodología de la Etapa III a.
De las tablas anteriores, destaca el alto porcentaje de casos en el que no se presenta
la causalidad, esto está de acuerdo con lo reportado por otros autores y apoya la
hipótesis de neutralidad de la energía.
Cuando comparamos el período 1950-1973 con el período 1974-2003 el número de
casos en el que no hay causalidad se reduce en favor de una relación de causalidad
que va desde el PIB al consumo de energía (en el primer período correspondían al
15% de la muestra y en el segundo al 30%).
Al analizar los países en los cuales la dirección de causalidad va del PIB al consumo
de energía, encontramos que no son los mismos en ambos períodos. Podemos
también destacar el caso de Perú que en el período 1950-1973 la causalidad va de la
energía al PIB, y en el otro período, la causalidad va en dirección contraria.
Unos resultados interesantes se obtienen cuando los niveles de significancia se
elevan, por ejemplo en el período 1950-1973 la no causalidad se presenta en el 75%
de los casos, la dirección de causalidad que va del PIB a la energía en el 15% de
casos y el restante 10% se divide en causalidad que va de energía a PIB y
22
bidireccionalidad. Para el período 1974-2003 la no causalidad se presenta en el 40%
de los casos, la causalidad que va del PIB al consumo de energía se presenta en el
40% de ellos, causalidad va del consumo de energía al PIB en el 15% de los casos y
finalmente, una relación de causalidad bidireccional se presenta en el 5% de los
casos.18
En los países como Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala,
Honduras, México, Uruguay, Venezuela en ambos períodos no hay relación de
causalidad entre ambas variables. Cuando se compara el período 1950-1973 con
1974-2003, en los 10 casos, en 60% de ellos ha aumentado el PIB y el consumo de
energía per cápita, en el 20% el PIB y el consumo de energía no han cambiado sus
niveles y finalmente, el 20% restante, está asociado a países en los que aumenta el
PIB, pero no así el consumo de energía.
Además en el 50% de los casos ha aumentado la participación del sector
manufacturero respecto la PIB (Colombia, El Salvador, Guatemala, Honduras y
Venezuela), ha disminuido en el 10% (Argentina) y en el 40% el sector
manufacturero respecto al PIB ha mantenido su participación en el PIB (Brasil,
Ecuador, México y Uruguay).
En el grupo de países donde no está presente la causalidad entre el consumo de
energía y el PIB, hay países con niveles de participación del sector manufacturero en
el PIB (en promedio) que aumentaron en el período 1974-2003 (50% de los casos) y
países donde la participación se ha mantenido relativamente constante (40% de los
casos). También en este grupo no hay diferencias entre los países que producen y
exportan petróleo con aquellos que son importadores netos.
Al comparar los países cuya causalidad va del PIB a la energía en ambos períodos,
éstos difieren. Los tres casos que se detectan en el período 1950-1973 (Bolivia,
Chile y Cuba) en el siguiente período no está presente la relación causal. En este
caso los tres países aumentaron sus niveles de PIB per cápita, pero la evidencia de
los cambios en la participación del sector manufacturero en el PIB es variada.
En el período 1974-2003 son 6 los países (Costa Rica, República Dominicana, Haití,
Panamá, Paraguay y Perú) cuya relación de causalidad va del PIB al consumo de
energía, cuando comparamos la vinculación entre los niveles de PIB y la energía en
los períodos 1950-193 versus 1974-2003 se detectan tres grupos de resultados con
igual importancia relativa: (i) los países donde aumenta el PIB y el consumo de
energía per cápita, (ii) aumenta el PIB per cápita y el consumo de energía per cápita
se mantiene relativamente constante, y (iii) se mantienen constante el PIB y el
consumo de energía per cápita. En este grupo de países el 67% de ellos no han
cambiado significativamente su participación del sector manufacturero en el PIB, en
el resto de los casos aumenta y disminuye su participación.
Se podría concluir preliminarmente que en estos países la causalidad de PIB al
consumo de energía se explica por unos consumos mayores de la población
vinculados a la mayor utilización de aparatos que demandan más energía, también
18
Las tablas con los respectivos resultados se presentan en el Apéndice 6 de este documento. Se ha
dividido los respectivos niveles de consumo de energía, PIB y la participación del sector
manufacturero en el PIB para visualizar con mayor claridad patrones de relaciones entre las variables.
23
podemos pensar en una aumento del sector de transporte, pero no podemos decir que
han sido los factores de oferta los que están apoyando el incremento del consumo
energético.
Por lo tanto, los países cuya relación de causalidad va del PIB al consumo de energía
son aquellos que a partir de 1974 han logrado niveles de PIB per cápita superiores a
los niveles del período de estudio 1950-1973. Estos países a excepción de un caso
(Perú) son países importadores netos de energía, por lo que claramente los mayores
niveles de consumos de energía son consecuencia de más altos niveles de vida.
Finalmente, no se observa una patrón relativamente claro para explicar la neutralidad
de la energía. La situación es un poco más clara con los países que en el período
1974-2003 la relación de causalidad va del PIB al consumo de energía.
2. Demanda por Energía
2.1 Marco Conceptual
La demanda por energía a nivel agregado se puede expresar de la siguiente forma:
(1) E = a Y β Pα
donde:
E: cantidad consumida (demandada) de energía
Y: Producto (o Ingreso)
P: Nivel de precios
α: elasticidad precio y
β: elasticidad ingreso o coeficiente energía.
En esta función el Producto afecta positivamente la cantidad de energía (signo
positivo de β) y el precio negativamente (signo negativo de α).
Una forma funcional ampliamente utilizada es la logarítmica, ya que permite que las
respectivas elasticidades sean constantes y con ello al realizar las estimaciones
econométricas los coeficientes obtenidos son las elasticidades respectivas. Al
expresar la ecuación (1) en logaritmos queda:
(2) ln E = β 0 + β1 ln PIB + β 2 ln P
donde: β1 > 0 y β2 < 0.
Cuando diferenciamos parcialmente la expresión respecto a las variables
independientes encontramos que:
∂ ln E
= β1 es la elasticidad ingreso de la demanda por energía
∂ ln PIB
∂ ln E
= β 2 es la elasticidad precio de la demanda por energía.
∂ ln P
24
2.2 Intensidad energética y elasticidad ingreso
La relación entre el consumo de energía y los niveles de actividad económica se
denomina “intensidad energética” (I):
(3) I =
E
PIB
La intensidad energética no es constante a través del tiempo, ya que hay factores que
afectan al consumo de energía y al Producto, como por ejemplo los cambios
estructurales en la mezcla de fuentes energéticas, la eficiencia en el uso de la energía
y los cambios en la composición del Producto.19
La evidencia histórica ha mostrado que la intensidad energética a lo largo del tiempo
tiene forma de una “U” invertida, lo que se explica por la hipótesis del efecto
desarrollo,20 en el sentido que los países a medida que van avanzando en los niveles
de progreso, la intensidad energética va cambiando. Primero es creciente hasta
alcanzar un nivel máximo y luego, decrece.
En las primeras fases de desarrollo económico cuando la economía es
fundamentalmente agrícola la intensidad energética es baja. Cuando esta economía
pasa a la fase industrial, la intensidad energética crece más rápidamente y finalmente,
cuando la economía pasa a un mayor desarrollo de las actividades de servicios, la
intensidad energética tiende a reducirse. Además, el paso de una economía a otro
nivel de desarrollo también implica una sustitución de combustibles hacia aquellos
más eficientes, esto explica que en los países menos desarrollados sean las energías
tradicionales (leña, carbón vegetal y residuos agrícolas, entre otros) las más
utilizadas.21
Finalmente, debido a la hipótesis del efecto desarrollo encontraremos que los países
que se están industrializando la elasticidad ingreso será mayor a uno y que en países
con igual grado de industrialización, ésta será mayor en los países donde la
sustitución entre combustibles menos eficientes por más eficientes ha sido más
rápida.22
2.3 Evidencia previa estimaciones de demanda por energía
Como señala Proops., J. (1984) la elasticidad ingreso de la demanda por energía (o
coeficiente energía) se ha estimado a través de distintas metodologías y cubriendo
períodos temporales diferentes, lo que ha conducido a contradicciones. La evidencia
para países industrializados se presenta en la siguiente tabla.
19
Goldemberg, J. (1996: 23-24).
Nguyen, T. (1984: 106).
21
Ver el Apéndice 7 donde se demuestra matemáticamente que la elasticidad ingreso depende los
cambios en la intensidad energética y el crecimiento del PIB.
22
Nguyen, T. (1984: 106).
20
25
Tabla N° 2.1
Evidencia empírica demanda por energía, países desarrollados
Autor
Período
Beenstock, M. et al. (1981)
1950 – 1978
Nordhaus (b)
Hamilton (b)
OECD (b)
Griffin (b)
1959 – 1972
1960 – 1973
1960 – 1973
1960 – 1972
Bernard, J. et al. (2005a) (c)
1962 – 2000
Bernard, J. et al. (2005b) (d)
1962 – 2002
Cooper, J. (2003) (g)
Gately, D. et al. (2001) (h)
Nguyen, T. (1984) (i)
1979 – 2000
1971 – 1997
1959 – 1978
Elasticidad
Ingreso
1,78
1,55 (a)
0,84
0,99
0,98
0,90
0,745 – 1,078
0,863 – 1,528
1,30 (e)
1,26 (e)
0,95 (f)
1,05 (f)
0,59
0,658 – 1,766
0,26 – 2,54
Ramain, P. (1986) (j)
1951 – 1980
0,31 – 1,62
Fuente: Elaboración propia con la información de los autores citados.
Notas:
Elasticidad
Precio
- 0,055
-0,026 (a)
-0,660
-0,098
-0,450
-0,684 -0,380
-0.884 0,163
-0,46 (e)
-0,36 (e)
-0,55 (f)
-0,26 (f)
-0,033 -0,568
-0,240
-
(a) Sólo corresponde al consumo de energía comercial.
(b) Tomado de Beenstock, M. et al. (1981: 226) Tabla N° 1.
(c) Analiza la Provincia de Québec (Canadá) desagregando la demanda por energía en 6
sectores. En este resumen sólo se reportan las elasticidades según método Delta de los
sectores comercial y metal-primaria de la tabla 6.
(d) Analiza la demanda por energía de Québec. Se tomó la información de la tabla 3, para
la demanda comercial e industrial respectivamente, para el caso del modelo con tendencia
aleatoria y sin tendencia y sólo la elasticidad de largo plazo.
(e) Modelo con tendencia aleatoria
(f) Modelo sin tendencia
(g) Estima la elasticidad precio de la demanda por petróleo para 23 países desarrollados.
Se reportan en esta tabla el valor más pequeño y el mayor de la elasticidad de largo plazo.
(h) Se tomó la elasticidad de largo plazo teniendo en cuenta una respuesta asimétrica en el
nivel de precios de la energía.
(i) Se tomó el valor más pequeño y el más grande de la elasticidad de la tabla 3 de la
ecuación (28).
(j) Se tomó el valor más pequeño y el más grande de la elasticidad de la tabla 2. El autor
divide su muestra en antes de 1973-74 y después de 1973-74.
Los trabajos para países en desarrollo se resumen en la siguiente tabla.
Tabla N° 2.2
Evidencia empírica demanda por energía, países en desarrollo
Elasticidad
Ingreso
0,82 – 1,0 (*)
Gately, D. et al. (2001) (a)
1971 – 1997
1,08 (#)
0,5 – 0,7 (&)
Westoby, R. et al. (1984) (b)
1979
0,579
Zilberfarb, B. et al. (1981)
1970, 1974 y 1976
1,23 – 139
Fuente: Elaboración propia con la información de los autores citados.
Notas:
Autor
Período
Elasticidad
Precio
- (*)
-0,08 (#)
-0,09 (&)
(a) Se tomó la elasticidad de largo plazo teniendo en cuenta una respuesta asimétrica en
el nivel de precios de la energía de la tabla 7. Este autor reporta la elasticidad para el
26
caso de países no OECD exportadores de petróleo (*), países productores de bajo ingreso
(#) y otros países no OECD (&).
(b) Analiza los países del Este de Europa.
De las tablas anteriores se desprende que dependiendo de la metodología empleada
los resultados que se obtienen varían y que no hay evidencias homogéneas respecto
al valor empírico de la elasticidad ingreso. Para algunos autores como Proops., J.
(1984) estos resultados se explican por las diferencias estructurales propias de los
países que forman la muestra.
2.4 Estimación de una demanda por energía
Las modelaciones de la demanda por energía son variadas, sin embargo parten de la
idea de que los consumos de energía en un período dependen de lo que se consumía
en el período previo, y en el extremo de la suma de todos los períodos anteriores.
Esto tiene sentido si recordamos que para utilizar la energía se requiere de cierta
dotación de capital (maquinarias y equipos) que permitan su aprovechamiento, así
las decisiones de consumo de energía estarán vinculadas a decisiones de compras de
stock de capital que se realizaron en un período previo o en el mismo período.
La ecuación que se ha utilizado en los trabajos empíricos es:
(4) ln E pct = β 0 + β1 ln PIB pct + β 2 ln P petróleot + β 3 ln E pct −1 + µt
donde:
ln E pct = logaritmo natural del consumo de energía per cápita en el período t
ln PIB pct = logaritmo natural del PIB per cápita real en el período t
ln P petróleot = logaritmo natural del precio internacional petróleo real
uit = residuo de la ecuación
Esta ecuación dinámica fue la que se empleó en las primeras estimaciones en esta
investigación, sin embargo no se obtuvieron resultados significativos, por ello se
empleó finalmente, una ecuación no dinámica del tipo:
(5) ln E pc it = β 0 + β 1 ln PIB pcit + β 2 ln P petróleot + µ it
donde:
ln E pcit = logaritmo natural del consumo de energía per cápita (en toneladas de
petróleo equivalentes) del país “i” en el período t
ln PIB pcit = logaritmo natural del PIB per cápita real (en dólares constantes
internacionales de 1990) del país “i” en el período t
ln P petróleot = logaritmo natural del precio internacional petróleo real (en términos
de los precios internos de cada país en dólares de 1990) en el período t
uit = residuo de la ecuación para el país “i”.
En la estimación realizada en esta investigación se ha tomado como precio relevante
de la energía, el precio del petróleo internacional en términos reales, ya que no se
dispone de los precios de la canasta de combustibles existentes en cada país.
Se ha elegido esta alternativa porque se busca tener una estimación de una demanda
por energía que permita en una etapa posterior estimar los niveles de PIB para
períodos y países para los cuales no se tiene estimaciones de esta variable
macroeconómica. La elección de esta variable para tener el impacto de los precios,
27
cuando se trabaja con paneles de países, la han utilizado Webb, M. (2006) y Gately,
D. et al. (2001) o no utilizan los precios como Ramain, P. (1986), Westoby, R. et al.
(1984) y Zilberfarb, B. et al. (1981).
Las estimaciones se realizaron para un panel de datos formado por una muestra de 20
países latinoamericanos. Se utilizan los datos de panel para tener en cuenta la
heterogeneidad de los países considerados.
En las estimaciones de la ecuación (5), se aplicaron los test respectivos para verificar
la pertinencia de un modelo de efectos individuales versus los efectos fijos, en todos
los casos no se rechazó la hipótesis la significancia del modelo de efectos fijos.
Luego, se verificó la pertinencia de los efectos aleatorios versus los efectos
aleatorios.
Finalmente, se aplicó el modelo de efectos estocásticos siguiendo el criterio
conceptual, porque la estimación de la demanda por energía que se realiza se
utilizará para estimar los niveles de actividad de una cantidad mayor de países de los
que forman la muestra y para período extra muestral, es decir no se está interesado
específicamente en los países individuales con los que se realizan las estimaciones.
Una vez seleccionado el modelo a través del cual se estima la ecuación, se corrigió la
presencia de autocorrelación transformando las variables en cuasi diferencias. Los
resultados de las estimaciones se presentan en el Apéndice 8 de este documento. La
tabla siguiente resume la evidencia empírica obtenida.
Tabla N° 2.3
Evidencia empírica
Elasticidad Ingreso
1950 – 1973
0,917813
0,783049
1,234764
1,244964
1974 – 2003
0,729001
0,665215
0,757108
0,629604
Toda la muestra (a)
Productores de petróleo (b)
No productores de petróleo (c)
Exportadores de petróleo (d)
Participación sector manufacturero
0,769698
0,694834
mayor al 18,5% del PIB (e)
Participación sector manufacturero
0,496421
0,785490
mayor al 18,5% del PIB
(excluye países exportadores) (f)
Participación sector manufacturero
0,999195
0,855140
menor al 18,5% del PIB (g)
Participación sector manufacturero
0,968758
0,830839
menor al 18,5% del PIB
(excluye países exportadores) (h)
Fuente: Elaboración propia con la información del Apéndice 8.
Notas: (*) coeficiente no significativo al 5%
Elasticidad Precio
1950 – 1973
-0,046636 (*)
-0,032196 (*)
-0,077442 (*)
-0,128472
1974 – 2003
-0,004792 (*)
-0,001636 (*)
-0,010414 (*)
-0,001664 (*)
-0,027326 (*)
-0,004786 (*)
-0,000830 (*)
-0,007046 (*)
-0,060924 (*)
-0,003975 (*)
-0,058617 (*)
-0,006373 (*)
(a) Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador,
Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República
Dominicana, Uruguay y Venezuela.
(b) Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, México, Perú y Venezuela.
(c) Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay, República
Dominicana y Uruguay.
(d) 1950-1973: Argentina, Colombia, Perú y Venezuela. 1974-2003: Argentina, Brasil, Colombia,
Ecuador, México, Perú y Venezuela.
28
(e) 1950-1973: Argentina, Brasil, Chile, Cuba, México, Perú y Uruguay. 1974-2003: Argentina,
Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, El Salvador, México, Nicaragua, Perú, Uruguay y
Venezuela.
(f) 1950-1973: Brasil, Chile, Cuba, México y Uruguay. 1974-2003: Chile, Costa Rica, Cuba, El
Salvador, Nicaragua y Uruguay.
(g) 1950-1973: Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras,
Nicaragua, Panamá, Paraguay, República Dominicana y Venezuela. 1974-2003: Bolivia,
Ecuador, Guatemala, Haití, Honduras, Panamá, Paraguay y República Dominicana.
(h) 1950-1973: Bolivia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua,
Panamá, Paraguay y República Dominicana. 1974-2003: Bolivia, Guatemala, Haití, Honduras,
Panamá, Paraguay y República Dominicana.
De las estimaciones anteriores se desprenden los siguientes resultados:
a) El precio real del petróleo (que en este estudio se ha utilizado como una proxy
del precio de las energías) resultó una variable no significativa en las
estimaciones de la demanda por energía, salvo para el período 1950-1973 y para
la sub muestra de países exportadores de petróleo.
Una elasticidad precio de 0,13 muestra que la demanda por energía es inelástica,
lo que significa que por cada 10% de incremento en el precio del petróleo la
cantidad demandada de energía se reduce en 13%. El valor de esta elasticidad es
más alto que lo encontrado en los estudios para países en desarrollo, pero inferior
a lo reportado para los países desarrollados o industrializados.
En el contexto de los países que se están estudiando en esta sub muestra
(Argentina, Colombia, Perú y Venezuela), a excepción de Argentina y Venezuela
el resto de los países tienen en promedio, para el período 1950-1973, un nivel de
PIB per cápita menor a 3.190 dólares (de 1990) anuales, por lo que este resultado
no está asociado a diferencias en el nivel de renta, sino a las oportunidades que se
generan cuando se dispone de un recurso natural que está adquiriendo un valor
económico importante y se tiene la capacidad para extraerlo y comercializarlo.
En cuanto a la no significancia del coeficiente del precio del petróleo, podemos
señalar que la demanda por energía es perfectamente inelástica, es decir
independientemente de los niveles de precio, salvo la excepción descrita en los
párrafos previos, los agentes siguen demandando la misma cantidad del bien
hasta que nuevamente se desplace la curva.
Cabe otra explicación y está asociada a la evidencia reportada en las secciones
previas, en el sentido de que para los agentes económicos no es relevante el
precio del petróleo, salvo en el año 1973 cuando se produjo el primer shock del
precio del petróleo con lo que se termina el período de precios de la energía bajo
y estable. Sólo en estas circunstancias el precio es relevante, ya que cuando los
precios tienden a reducirse las decisiones no son simétricas.
b) La elasticidad ingreso en todos los casos es significativamente diferente de cero,
tiene el signo correcto de acuerdo a la teoría y están dentro de los rangos
encontrados en otras investigaciones. En los siguientes párrafos se analizará con
más profundidad lo que explica el comportamiento de la elasticidad en cada
período y para cada sub muestra.
29
c) La elasticidad ingreso es menor en el período 1974-2003 en todas las sub
muestras, a excepción del caso de los países con una participación del sector
manufacturero mayor al 18,5% del PIB.
Este resultado está asociado seguramente a un uso más eficiente de la energía y
que se traduce en una tasa de crecimiento más lenta de la intensidad energética en
relación al PIB, esto se aprecia en el Apéndice 2.
La literatura ha insistido que luego del primer shock del precio del petróleo se ha
producido un aumento de las tecnologías que utilizan más eficientemente la
energía, pero para países pequeños y de bajo nivel de renta como por ejemplo
Haití o Nicaragua les toma más tiempo adquirir esas tecnologías, con ello en este
análisis se está capturando esa lenta transición a tecnologías más ahorradoras de
energía.
d) Para el período 1950-1973 y para la sub muestra de países no productores de
petróleo y la de exportadores de petróleo la elasticidad ingreso es mayor a uno,
esto significa que la demanda por energía per cápita está creciendo más
rápidamente que el PIB per cápita.
Este resultado puede parecer contradictorio, sin embargo, en períodos de precios
estables el Producto crece más lentamente porque las energías se están usando
más intensamente en un proceso industrializador, en realidad para Latinoamérica
el proceso de industrializador sustitutivo de importaciones queda incluido en el
período 1950-1973, lo que está de acuerdo con la hipótesis del efecto desarrollo y
el comportamiento de la elasticidad ingreso.
Otro elemento que se debe tener en cuenta es que en la sub muestra analizado se
ha dejado fuera Argentina y Chile que son los países que en este período tienen
los niveles de participación del sector manufacturero en la actividad económica
mayores (con un promedio mayor al 23,64%).
e) A excepción del caso señalado en el punto anterior, en el resto de las sub
muestras la elasticidad ingreso es menor a uno, encontrándose que los valores
más próximos a uno están en la sub muestra compuesta por los países con una
participación del sector manufacturero en el PIB menor al 18,5%.23
Cuando la elasticidad ingreso está próxima a uno significa que en promedio las
tasas de crecimiento del PIB y el consumo de energía per cápita son similares, tal
como ocurre en el período 1950-1973, pero para el período siguiente esta
elasticidad se reduce y el consumo de energía crece a tasas menores en torno al
8,5% por cada 10% de incremento del PIB per cápita. Este fenómeno se puede
explicar por los usos más eficientes de las energías en el período 1974-2003 que
ahora tienen un costo más alto, además y tal como se deduce del marco analítico
de este capítulo, las reducciones de la elasticidad, ceteris paribus, se pueden
explicar por un mayor número de países que están industrializándose.
23
Este valor forma parte de uno de los intervalos de clase en los cuales se dividió el rango de
participación del sector manufacturero en relación al PIB que va del 10,11% al 30,5%, y que demostró
que permitía separar a los países más claramente en dos grandes grupos.
30
También se puede agregar que en el período 1974-2003 se ha producido una
desvinculación entre los niveles de actividad económica y el consumo de energía
tal como se demostró en el Capítulo anterior de esta investigación y que no se
aparta de lo que la evidencia internacional ha reportado para países desarrollados
como Estados Unidos.
f) Cuando nos centramos en los países con una participación del sector
manufacturero mayor al 18,5% del PIB la elasticidad ingreso es más baja que
para el grupo de países con un sector manufacturero más reducido.
Elasticidades ingreso más pequeñas indican menores tasas de crecimiento de la
intensidad energética en relación al PIB, este resultado está influenciado
seguramente por el nivel de crecimiento que han tenido Argentina, Chile y
Uruguay cuya participación del sector manufacturero dentro del PIB se reduce o
cambia muy poco, esto significa que estos países están en una fase del desarrollo
más avanzada que el resto de los países analizados y donde el sector industrial ha
comenzado a tener una importancia cada vez menor en el PIB.
3. Ejercicio de Estimación de Niveles del Producto
Una vez realizadas las estimaciones de la demanda por energía se utilizan los
coeficientes de la ecuación y se estiman los niveles de PIB per cápita para un grupo
de países seleccionados con el fin de comprobar las cualidades de las estimaciones
del PIB obtenidas por medio de una ecuación de demanda por energía.
En este ejercicio de construcción se han utilizado los coeficientes de las estimaciones
para el período 1950-1973 de la muestra con todos los países productores de petróleo
y la de los países no productores de petróleo.
Los resultados obtenidos se comparan con la información oficial del PIB y esta
prueba intra muestral permitirá comprobar la calidad de las estimaciones realizadas
del PIB que se obtienen siguiendo esta metodología. La tabla siguiente resume la
evidencia para una muestra de 9 países seleccionados.
31
Tabla N° 3.4
Bondad de las Estimaciones
(PIB estimado sobre el PIB oficial, base 1950)
1950
1951
1952
1953
1954
1955
1956
1957
1958
1959
1960
1961
1962
1963
1964
1965
1966
1967
1968
1969
1970
1971
1972
1973
Promedio
Argentina
1,00
1,23
1,37
1,22
1,29
1,34
1,40
1,48
1,42
1,52
1,45
1,53
1,64
1,56
1,61
1,62
1,67
1,66
1,65
1,56
1,80
1,87
1,88
1,97
1,53
Chile
1,00
1,11
1,12
1,10
1,11
0,87
0,98
0,85
0,83
0,87
0,89
0,99
1,18
1,18
1,15
1,14
1,12
1,14
1,21
1,26
1,38
1,41
1,38
1,47
1,11
Colombia
1,00
1,08
1,09
1,34
1,61
1,85
2,07
2,35
2,28
2,35
2,53
2,75
2,81
2,84
2,49
2,69
2,55
2,89
2,85
2,73
2,73
2,64
2,50
2,63
2,28
Guatemala
1,00
0,96
0,92
0,71
0,91
0,93
0,92
0,91
1,02
1,11
1,16
1,25
1,19
1,07
1,13
1,17
1,10
1,13
1,19
1,05
1,05
1,08
1,09
1,09
1,05
Haití
1,00
0,99
1,10
1,16
1,31
1,50
1,31
1,34
1,24
1,35
1,60
1,04
1,09
1,25
1,43
1,57
1,78
2,05
2,23
2,42
2,71
2,55
2,53
2,42
1,62
Perú
1,00
1,20
1,23
0,78
1,32
0,95
0,89
0,87
0,94
0,87
1,19
1,14
1,26
1,40
1,30
1,30
1,46
1,49
1,63
1,56
1,59
1,59
1,53
1,51
1,25
México
1,00
1,11
1,15
1,05
1,10
1,14
1,16
1,30
1,36
1,35
1,37
1,36
1,25
1,25
1,24
1,21
1,27
1,37
1,37
1,51
1,63
1,73
1,71
1,73
1,32
Nicaragua
1,00
1,01
1,06
1,09
1,11
1,18
1,12
1,12
1,32
1,29
1,47
1,39
1,28
1,50
1,37
1,28
1,52
1,45
1,69
1,63
1,86
1,81
1,99
1,88
1,39
Uruguay
1,00
1,00
1,04
1,05
1,07
0,84
0,91
0,99
1,01
1,22
1,20
1,12
1,14
1,18
1,20
1,27
1,19
1,24
1,17
1,27
1,21
1,25
1,34
1,30
1,13
Fuente: Elaboración propia
El análisis intra muestral muestra que las estimaciones se desvían del verdadero
valor del PIB en un rango muy amplio, además este sesgo no está asociado al tamaño
del país. Este resultado lleva a considerar que se debe probar con las otras
ecuaciones siguiendo un criterio homogéneo que no dependa de una decisión
arbitraria del investigador.
Las comparaciones extra maestrales entre las estimaciones del PIB per cápita con
PIB per cápita reportado A. Maddison,24 se presentan en los siguientes gráficos.
24
En este análisis se supone implícitamente que las series reportadas por A. Maddison han sido
aceptadas por la comunidad académica como válidas.
32
Gráfico N° 3.1a
PIB per cápita de Argentina: 1925 – 1950
(en logaritmo natural)
8,8
8,6
8,4
8,2
8,0
7,8
7,6
ln(PIB pc estimado)
1950
1949
1948
1947
1946
1945
1944
1943
1942
1941
1940
1939
1938
1937
1936
1935
1934
1933
1932
1931
1930
1929
1928
1927
1926
1925
7,4
ln(PIB pc Maddison)
Fuente: Elaboración propia con base de datos Maddison, A. (2001) y estimaciones
derivadas de esta investigación.
Gráfico N° 3.1b
PIB per cápita de Chile: 1925 – 1950
(en logaritmo natural)
8,4
8,2
8,0
7,8
7,6
7,4
7,2
ln(PIB pc estimado)
ln(PIB pc Maddison)
1950
1949
1948
1947
1946
1945
1944
1943
1942
1941
1940
1939
1938
1937
1936
1935
1934
1933
1932
1931
1930
1929
1928
1927
1926
1925
7,0
ln(PIB pc Díaz et al. (2003)
Fuente: Elaboración propia con base de datos Maddison, A. (2001) y estimaciones
derivadas de esta investigación.
33
Gráfico N° 3.1c
PIB per cápita de México: 1925 – 1950
(en logaritmo natural)
8,0
7,8
7,6
7,4
7,2
7,0
6,8
6,6
6,4
6,2
ln(PIB pc estimado)
1950
1949
1948
1947
1946
1945
1944
1943
1942
1941
1940
1939
1938
1937
1936
1935
1934
1933
1932
1931
1930
1929
1928
1927
1926
1925
6,0
ln(PIB pc Maddison)
Fuente: Elaboración propia con base de datos Maddison, A. (2001) y estimaciones
derivadas de esta investigación.
Gráfico N° 3.1d
PIB per cápita de Guatemala: 1926 – 1950
(en logaritmo natural)
8,5
8,0
7,5
7,0
6,5
ln(PIB pc estimado)
1950
1949
1948
1947
1946
1945
1944
1943
1942
1941
1940
1939
1938
1937
1936
1935
1934
1933
1932
1931
1930
1929
1928
1927
1926
6,0
ln(PIB pc Maddison)
Fuente: Elaboración propia con base de datos Maddison, A. (2001) y estimaciones
derivadas de esta investigación.
34
Gráfico N° 3.1e
PIB per cápita de Nicaragua: 1934 – 1950
(en logaritmo natural)
7,6
7,4
7,2
7,0
6,8
6,6
6,4
1934
1935
1936
1937
1938
1939
1940
1941
1942
ln(PIB pc estimado)
1943
1944
1945
1946
1947
1948
1949
1950
ln(PIB pc Maddison)
Fuente: Elaboración propia con base de datos Maddison, A. (2001) y estimaciones
derivadas de esta investigación.
De los gráficos anteriores se desprenden dos grandes lecciones: (i) la estimación del
PIB que se realiza por medio de la demanda por energía sigue el comportamiento (a
nivel muy general) de las estimaciones del PIB que realiza A. Maddison con una
metodología diferente, (ii) la estimaciones obtenidas tienden a exagerar las
oscilaciones, especialmente las reducciones, y no capturan adecuadamente los
cambios en la tendencia del crecimiento económico, en especial para el período
anterior a la Segunda Guerra Mundial.
Los resultados no debieran sorprendernos porque los consumos de energía, aún
cuando puedan tener un componente inercial, presentan bruscas variaciones cuando
se producen shocks tanto internos como externos en un país específico.
Otra explicación que puede estar detrás es que la ecuación que se está utilizando no
sea la adecuada y no recoja toda la dinámica presente en la demanda por energía a
través del tiempo, pero como se señaló anteriormente la ecuación dinámica no
presentó resultados econométricos adecuados.
Finalmente, metodológicamente utilizar el consumo de energía para estimar el PIB
en aquellos países pequeños y con información poco confiable para los primeros
cincuenta años del siglo XX es una idea atractiva, pero que no está exenta de
inconvenientes como los reportados en estas páginas.
35
4. Conclusiones y Comentarios Finales
La evidencia analizada para 20 países latinoamericanos durante el período 19502003 nos muestra la heterogeneidad existente, no sólo por la gran divergencia en los
niveles de PIB per cápita, sino también en los niveles de consumo per cápita de
energías modernas (petróleo, carbón, hidroelectricidad y energía nuclear) e
intensidad energética.
A nivel del consumo de energía per cápita se observa una convergencia entre los
países de la muestra sólo a partir de mediados de la década de los años 1970’s
cuando la diferencia entre el mayor y menor consumo se ha comenzado a reducir
sistemáticamente pasando de 70 a 1 a una relación de 33 a 1.
Comprender cómo se vincula el consumo de energías modernas con el PIB es un
fenómeno complejo, ya que son numerosas las características de las economías las
que se deben tener en cuenta.
El primer shock en el precio del petróleo ha tenido impactos importantes en el
comportamiento de los agentes económicos, que se observa en que la correlación
positiva entre consumo de energía y PIB cambió a partir de ese momento. La
intensidad de la asociación entre estas variables se redujo en la mayoría de los países
y sólo en un caso esta correlación se volvió negativa.
El grado de correlación entre consumo de energía y PIB no está asociado con los
respectivos niveles de actividad económica, ya que se observan países con bajos
niveles de PIB y una correlación con la energía relativamente alta. Este resultado
nos puede estar indicando que aún cuando los niveles de consumo energético y de
PIB sean bajos, hay un mínimo de energías modernas que los países consumen.
Podemos mencionar como ejemplo Haití que tiene los niveles de PIB más bajos de la
muestra, pero la relación de causalidad va de PIB a energía, tal vez todo lo observado
sea evidencia a favor de la hipótesis del efecto rebote.
Seguramente el resultado que estamos comentando es una indicación de que la
energía es necesaria para el crecimiento económico porque permite la utilización de
tecnologías más modernas, también de que cuando se producen aumentos
importantes en el precio de los combustibles los agentes no responden deshaciéndose
de todas las tecnologías que funcionan con ellos, sino que las siguen utilizando, pero
tal vez de una forma más eficiente. Es poco creíble que países con bajos niveles de
renta puedan adoptar rápidamente nuevas tecnologías para hacer frente a shocks
negativos en el precio de los combustibles, ya que este tipo de situaciones implica
decisiones de inversión en stock de capital fijo.
Al igual que en estudios previos, la no causalidad entre energía y PIB es la constante,
y para un grupo de países más reducido se observa que la causalidad va del PIB al
consumo de energía lo que apoya la idea del párrafo anterior.
Del análisis de los países en los cuales la no causalidad entre consumo de energía y
PIB está presente, no se pueden inferir conclusiones sobre un patrón consistente de
características comunes entre ellos. Claramente el encontrar una no causalidad entre
consumo de energía y PIB no está asociado a niveles específicos de participación del
36
sector manufacturero en el PIB, esta es más evidencia a favor de la hipótesis de
neutralidad de la energía.
El análisis de los países en los cuales la causalidad va del PIB al consumo de energía
durante el período 1974-2003, muestra que en este grupo hay países cuya estructura
productiva no ha cambiado radicalmente en comparación al período 1950-1973, lo
que significa que el crecimiento económico (expresado en un más alto estándar de
vida) promueve un consumo más alto de energía.
A nivel agregado el período 1950-1973 puede caracterizarse por una intensidad
energética de los países latinoamericanos en relación al PIB per cápita positiva que
crece a tasas decrecientes, donde destacan por su mayor nivel de Producto
Venezuela, Argentina, Chile y Uruguay. Desde 1974 en adelante, esa relativa
homogeneidad en el comportamiento de la relación entre la intensidad energética y el
PIB cambia, donde la constante es una mayor dispersión.
Al agrupar la muestra entre países no productores de petróleo y exportadores de
petróleo, en el período 1950-1973, y estimar una demanda por energía se obtuvo una
elasticidad ingreso mayor a uno, esto significa que en los países que forman esta sub
muestra el consumo de energía creció más rápidamente que el Producto, situación
característica de países en los cuales el sector industrial adquiere una importancia
mayor dentro del PIB. El análisis de la sub muestra de países con un sector
manufacturero menor al 18,5% del PIB complementa el resultado anterior, ya que la
elasticidad ingreso para este período está muy cercana a uno.
La elasticidad ingreso a partir de 1974 se reduce en todas las sub muestras
analizadas, este resultado refleja el cambio en el uso de la energía, mejoras en la
intensidad energética y los cambios en la composición del Producto.
En las estimaciones de la demanda por energía la elasticidad precio resultó
significativa sólo para la sub muestra de países exportadores de petróleo durante el
período 1950-1973, para el resto de los casos la elasticidad precio no resultó
significativa, lo que refleja que la demanda por energía para los países
latinoamericanos (a excepción de los exportadores de petróleo en el período 19501973) es perfectamente inelástica.
Los primeros resultados obtenidos y reportados en este documento del uso de los
coeficientes de la demanda por energía para estimar el PIB, arrojan resultados poco
alentadores debido a las excesivas oscilaciones del PIB que se estima y a la
incapacidad para capturar los cambios en la tendencia. A pesar de que la teoría nos
enseña que existe una relación entre los niveles de actividad económica y el consumo
de energía, la evidencia reportada no permite obtener resultados concluyentes.
Parece ser que la distinción entre países productores de petróleo y países no
productores de petróleo no permite buenas estimaciones del PIB porque olvida otras
características de los países como lo es el grado de industrialización, todo ello a
pesar de que estadísticamente los coeficientes de la demanda por energía se
obtuvieron con un modelo de efectos aleatorios aplicado a datos de panel donde se
captura la heterogeneidad de los países que forman la muestra.
37
Un factor que puede explicar la falta de resultados concluyentes, y que está presente
en la mayoría de las investigaciones de este tipo, es que para muchos de los países
analizados, las energías modernas no son mayoritarias dentro de su canasta de
consumo, y en esta investigación sólo se tienen en cuenta las energías modernas, por
lo que se está dejando fuera todas las energías tradicionales.
Finalmente, queda como tarea pendiente probar con los otros coeficientes de las
demandas por energía estimadas y construir intervalos para los niveles de PIB algo
que parece más razonable en este tipo de ejercicios.
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43
Apéndice 1
Fuentes de Datos a Utilizar
Los países que se analizan en esta investigación son: Argentina, Bolivia, Brasil,
Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, República Dominicana, Ecuador, El Salvador,
Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay
y Venezuela.
El período cubierto en esta investigación es 1950 – 2003 y las fuentes de
información son:
a) Consumo de Energía
•
•
•
1925-1955: CEPAL (1956) La Energía en América Latina. Estudio realizado
por la Secretaría de la Comisión Económica para América Latina, Instituto de
Desarrollo Económico del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento,
Washington D.C.
1956-1996: Statistical Abstract Latin America UCLA (varios números). Esta
fuente procesa la información publicada por las Naciones Unidas en el Yearbook
Statistical Energy.
1997-2000: “Internacional Energy Annual 2003”
Energy Information
Administration.
La serie se mide en toneladas de petróleo equivalente y corresponde al consumo de
las energías25 llamadas modernas o no tradicionales como el carbón, petróleo,
hidroelectricidad, gas natural y energía nuclear.
b) Producto Interno Bruto
En todos los casos se construyó una serie homogénea utilizando los niveles más
cercanos al presente y se estimó los valores para los años anteriores utilizando las
variaciones porcentuales anuales de las series en términos reales.
Base de Datos de PIB: 1950-2003, CEPAL.
La información para dos países se completó con:
Cuba
1950 – 1959: Santamaría G., A. (2000), “El crecimiento económico de Cuba
republicana (1902-1959). Una revisión y nuevas estimaciones en perspectiva
comparada (población, inmigración golondrina, ingreso no azucarero y Producto
Nacional Bruto)” Revista de Indias N° 219, pp. 505-545.
1960 – 2003: CEPAL.
República Dominicana
1950 – 1974: Base de Datos OXLAD.
1975 – 2003: CEPAL.
25
En este análisis de consideran las fuentes de energía primaria.
44
Para hacer comparables las series se llevaron a dólares internacionales de 1990
utilizando el nivel para cada país reportado por Maddison, A. (2001) The World
Economy: Historical Statistics. Para hacer el cambio a esa moneda se transformó
cada una de las series a un índice con base en 1990 y luego, se aplicaron los
respectivos niveles.
d) Población
Maddison, A. (2001) The World Economy: Historical Statistics.
e) Precio del Petróleo
La información se tomó de BP Statistical Review of World Energy, june 2005 (US$
por tonelada) y corresponde a:
1861 – 1944: US Average
1945 – 1983: Arabian Light posted at Ras Tanura
1984 – 2004: Brent dated
Se construyó el Precio del Petróleo real en términos de los precios internos de cada
país dividiendo el precio nominal del petróleo por el IPC (expresado en dólares de
1990).
f) Índice de Precios al Consumidor
1950 – 2000: Base de Datos OXLAD.
2001 – 2003: IMF (2005) International Financial Statistics Yearbook. Es el
promedio del período. Se aplicaron las variaciones porcentuales al nivel
de la serie de la base de datos de OXLAD.
La serie original tenía como año base 1970 y se llevó al año base 1990 dividiendo
toda la serie por el IPC de ese año.
g) Tipo de Cambio (moneda local de cada país por dólar)
1950 – 2000: Base de Datos OXLAD.
2001 – 2003: IMF (2005) International Financial Statistics Yearbook.
45
Apéndice 2
Comparación entre períodos
(1950 - 1973 y 1974 - 2003)
Período: 1950 - 2003
Intensidad Energética (kgs. por US$ 1990)
6,5 – 90,0
90,1 – 173,5
Haití
(41,0; 979)
Bolivia
(109,6; 2.215)
Honduras
(113,18; 1.694)
Nicaragua
(119,5; 2.137)
República
Dominicana
(160,7; 1.910)
Ecuador
(108,4; 3.114)
Perú
(116,3; 3.472)
950 – 2.314
2.315 – 3.699
PIB per cápita
(dólares 1990)
Guatemala
(56,9; 2.876)
Paraguay
(57,9; 2.379)
El Salvador
(83,7; 2.348)
Costa Rica
(9,4; 3.795)
3.700 – 5.074
5.075 – 6.449
6.450 – 7.824
Brasil
(120,1; 3.789)
Panamá
(127,3; 3.926)
Colombia
(139,9; 3.783)
Uruguay
(137,7; 5.856)
Chile
(150,2; 5.927)
Argentina
(169,6; 7.151)
7.815 – 9.200
Número casos
5
(25%)
12
(60%)
173,6 – 257,0
257,1 – 340,5
340,6 – 424,0
Número
casos
Cuba
(390,1; 1.106)
6
(30%)
5
(25%)
México
(194,4; 4.919)
5
(25%)
2
(10%)
Venezuela
(238,8; 8.559)
2
(10%)
1
(5%)
1
(5%)
0
(0%)
1
(5%)
20
46
Período: 1950 - 1973
950 – 2.314
PIB per cápita
(dólares 1990)
2.315 – 3.699
Intensidad Energética (kgs. por US$ 1990)
6,5 – 90,0
90,1 – 173,5
Haití
(21,4; 957)
Paraguay
(34,3; 1.581)
El Salvador
(47,6; 2.185)
Ecuador
(67,7; 2.121)
Bolivia
(68,3; 1.941)
Honduras
(81,8; 1.470)
Guatemala
(48,3; 2.437)
Nicaragua
(62,0; 2.389)
Costa Rica
(7,0; 2.331)
Brasil
(114,9; 2.275)
República
Dominicana
(122,6; 1.100)
3.700 – 5.074
5.075 – 6.449
6.450 – 7.814
173,6 – 257,0
257,1 – 340,5
340,6 – 424,0
Cuba
(348,3;
1.836)
9
(45%)
Perú
(104,7; 3.190)
Colombia
(130,5; 2.677)
Panamá
(132,1; 3.598)
México
(162,1; 3.365)
Uruguay
(124,2; 4.884)
Chile
(147,5; 4.533)
Argentina
(144,9; 6.288)
Venezuela
(170,2; 7.818)
7
(35%)
2
(10%)
1
(5%)
1
(5%)
0
(0%)
7.815 – 9.200
Número casos
9
(45%)
10
(50%)
Período: 1974 - 2003
950 – 2.314
2.315 – 3.699
PIB per cápita
(dólares 1990)
0
(0%)
0
(0%)
1
(5%)
20
Intensidad Energética (kgs. por US$ 1990)
6,5 – 90,0
90,1 – 173,5
Haití
(56,6; 997)
Honduras
(138,3; 1.872)
Nicaragua
(165,6; 1.935)
Ecuador
(148,0; 3.917)
Bolivia
(142,6; 2.434)
El Salvador
(112,5; 2.479)
Perú
(125,5; 3.697)
Panamá
(123,5; 4.988)
Brasil
(124,3; 5.001)
Colombia
(147,4; 4.669)
Guatemala
(63,8; 3.168)
Paraguay
(76,8; 3.016)
Costa Rica
(10,7; 4.965)
3.700 – 5.074
173,6 – 257,0
257,1 – 340,5
340,6 – 424,0
Cuba
(423,5; 2.501)
República
Dominicana
(191,3; 2.496)
8
(40%)
4
(20%)
1
(5%)
Uruguay
(148,4; 6.634)
Chile
(152,4; 7.042)
6.450 – 7.814
7.815 – 9.100
4
(20%)
11
(55%)
Número
casos
3
(15%)
México
(1,37; 6.180)
5.075 – 6.449
Número casos
Número
casos
2
(10%)
Argentina
(189,4; 7.841)
3
(15%)
Venezuela
(293,7; 9.151)
1
(5%)
2
(10%)
1
(5%)
20
47
Período: 1950 - 2003
10,11 – 14,49
Intensidad Energética (kgs. por US$ 1990)
6,5 – 90,0
90,1 – 173,5
Haití
(41,0; 11,94)
Guatemala
(56,9; 14,37)
Ecuador
(108,4; 11,42)
Honduras
(113,2; 13,03)
Panamá
(127,3; 11,47)
Bolivia
(109,6; 14,72)
República
Dominicana
(160,7; 17,18)
Perú
(116,3; 21,22)
Nicaragua
(119,5; 19,07)
Uruguay
(137,7; 22,33)
Colombia
(139,9; 18,91)
Chile
(150,2; 20,91)
Brasil
(120,1; 23,81)
Argentina
(169,6; 26,24)
Paraguay
(57,9; 16,36)
14,50 – 18,49
Costa Rica
(9,4; 19,89)
El Salvador
(83,7; 20,46)
Participación
manufacturas
en el PIB (%)
18,50 – 22,49
22,50 – 26,49
173,6 – 257,0
257,1 – 340,5
340,6 – 424,0
Número
casos
5
(25%)
Venezuela
(238,8; 16,24)
4
(20%)
México
(194,4; 19,63)
Cuba
(390,1;22,19)
9
(45%)
2
(10%)
0
(0%)
26,50 – 30,50
Número
casos
5
(25%)
Período: 1950 - 1973
10,11 – 14,49
Participación
manufacturas
en el PIB (%)
14,50 – 18,49
2
(10%)
0
(0%)
1
(5%)
20
Intensidad Energética (kgs. por US$ 1990)
6,5 – 90,0
90,1 – 173,5
Haití
(21,4; 11,17)
Guatemala
(48,3; 13,71)
Ecuador
(67,7; 11,67)
Bolivia
(68,3; 14,05)
Honduras
(81,8; 10,57)
Costa Rica
(7,0; 16,11)
Paraguay
(34,3; 17,05)
El Salvador
(47,6; 17,42)
Nicaragua
(62,0; 15,88)
Panamá
(132,1; 13,14)
Venezuela
(170,2; 11,99)
18,50 – 22,49
22,50 – 26,49
26,50 – 30,50
Número casos
12
(60%)
9
(45%)
173,6 – 257,0
257,1 – 340,5
340,6 – 424,0
Número
casos
7
(35%)
República
Dominicana
(122,6; 15,87)
Colombia
(130,5; 18,47)
Uruguay
(124,2; 22,21)
México
(162,1; 20,60)
Perú
(104,7; 22,99)
Brasil
(114,9; 23,62)
Chile
(147,5; 23,64)
Argentina
(144,92; 30,39)
10
(50%)
6
(30%)
Cuba
(348,3; 22,06)
3
(15%)
3
(15%)
1
(5%)
0
(0%)
0
(0%)
1
(5%)
20
48
Período: 1974 - 2003
10,11 – 14,49
14,50 – 18,49
Participación
manufacturas
en el PIB (%)
Intensidad Energética (kgs. por US$ 1990)
6,5 – 90,0
90,1 – 173,5
Haití
(56,6; 12,56)
Panamá
(123,5; 10,14)
Ecuador
(141,0; 11,23)
Honduras
(138,3; 15,00)
Bolivia
(142,6; 15,26)
Perú
(125,5; 19,80)
Colombia
(147,4;19,26)
Uruguay
(148,4; 22,42)
Chile
(152,4; 18,73)
Nicaragua
(165,6; 21,62)
El Salvador
(112,5; 22,89)
Brasil
(124,3; 23,98)
Guatemala
(63,8; 14,90)
Paraguay
(76,8; 15,80)
Costa Rica
(10,7; 21,97)
18,50 – 22,49
22,50 – 26,49
173,6 – 257,0
257,1 – 340,5
340,6 – 424,0
3
(15%)
República
Dominicana
(191,3; 17,79)
México
(220,2; 18,86)
5
(25%)
Venezuela
(293,7; 19,63)
Cuba
(423,5; 22,22)
9
(45%)
Argentina
(189,4; 22,92)
3
(15%)
0
(0%)
26,50 – 30,50
Número casos
Número
casos
4
(20%)
11
(55%)
3
(15%)
1
(5%)
1
(5%)
20
49
Período: 1950 - 2003
950 – 2.314
2.315 – 3.699
PIB per cápita
(dólares 1990)
3.700 – 5.074
Consumo Aparente de Energía per cápita (TPE)
0,02 – 0,54
0,55 – 1,07
Haití
(0,04; 979)
Honduras
(0,20; 1.694)
Nicaragua
(0,23; 2.137)
Bolivia
(0,25; 2.215)
República
Dominicana
(0,34; 1.910)
El Salvador
(0,20; 2.348)
Paraguay
(0,15; 2.379)
Guatemala
(0,17; 2.876)
Ecuador
(0,37; 3.114)
Perú
(0,41; 3.472)
Costa Rica
(0,04; 3.795)
Brasil
(0,46; 3.789)
Panamá
(0,49; 3.926)
Colombia
(0,54; 3.783)
Cuba
(0,86; 1.106)
1,08 – 1,60
1,61 – 2,13
5
(25%)
México
(1,00; 4.919)
5
(25%)
2
(10%)
Argentina
(1,23; 7.151)
6.450 – 7.824
7.815 – 9.200
14
(70%)
Número
casos
6
(30%)
Uruguay
(0,81; 5.856)
Chile
(0,90; 5.927)
5.075 – 6.449
Número casos
2,14 –2,65
4
(20%)
1
(5%)
0
(0%)
Venezuela
(2,57; 8.559)
1
(5%)
1
(5%)
1
(5%)
20
50
Período: 1950 - 1973
950 – 2.314
PIB per cápita
(dólares 1990)
2.315 – 3.699
Consumo Aparente de Energía per cápita (TPE)
0,02 – 0,54
0,55 – 1,07
Haití
(0,02; 957)
Paraguay
(0,06; 1.581)
El Salvador
(0,11; 2.185)
Honduras
(0,12; 1.470)
Bolivia
(0,13; 1.941)
Ecuador
(0,15; 2.121)
República
Dominicana
(0,16; 1.100)
Brasil
(0,26; 2.275)
Costa Rica
(0,01; 2.331)
Guatemala
(0,12; 2.437)
Nicaragua
(0,15;2.389)
Perú
(0,34; 3.190)
Panamá
(0,34;3.598)
Colombia
(0,35; 2.677)
Cuba
(0,63; 1.836)
1,08 – 1,60
1,61 – 2,13
2,14 – 2,65
9
(45%)
México
(0,55; 3.365)
7
(35%)
Uruguay
(0,61; 4.884)
Chile
(0,67; 4.533)
Argentina
(0,92; 6.288)
3.700 – 5.074
5.075 – 6.449
2
(10%)
1
(5%)
1
(5%)
0
(0%)
Venezuela
(1,35; 7.818)
6.450 – 7.814
7.815 – 9.200
Número casos
14
(70%)
Número
casos
5
(25%)
1
(5%)
0
(0%)
0
(0%)
20
51
Período: 1974 - 2003
Consumo Aparente de Energía per cápita (TPE)
0,02 – 0,54
950 – 2.314
2.315 – 3.699
PIB per cápita
(dólares 1990)
Haití
(0,05; 997)
Honduras
(0,26; 1.872)
Nicaragua
(0,29; 1.935)
Guatemala
(0,21; 3.168)
El Salvador
(0,28; 2.479)
Paraguay
(0,24; 3.016)
Bolivia
(0,35; 2.434)
Perú
(0,46; 3.697)
República
Dominicana
(0,48; 2.496)
Costa Rica
(0,05; 4.965)
3.700 – 5.074
0,55 – 1,07
Número
casos
8
(40%)
Panamá
(0,61; 4.988)
Brasil
(0,62; 5.001)
Colombia
(0,69; 4.669)
Uruguay
(0,98; 6.634)
10
(50%)
2,14 – 2,65
Ecuador
(0,56; 3.917)
Cuba
(1,05; 2.501)
7.815 – 9.100
Número casos
1,61 – 2,13
3
(15%)
5.075 – 6.449
6.450 – 7.814
1,08 – 1,60
6
(30%)
4
(20%)
México
(1,37; 6.180)
Chile
(1,08; 7.042)
Argentina
(1,48; 7.841)
3
(15%)
0
(0%)
Venezuela
(2,64; 9.151)
1
(5%)
1
(5%)
2
(10%)
2
(10%)
20
52
Período: 1950 - 2003
5,50 – 14,19
14,10 – 22,89
Participación
agricultura en
el PIB (%)
22,90 – 31,59
31,60 – 40,18
Consumo Aparente de Energía per cápita (TPE)
0,02 – 0,54
0,55 – 1,07
1,08 – 1,60
Perú
(0,41; 13,80)
Brasil
(0,46; 9,27)
Uruguay
(0,82; 13,29)
Cuba
(0,86; 11,73)
Chile
(0,90; 9,18)
México
(1,00; 10,21)
Argentina
(1,23; 11,93)
1,61 – 2,13
2,14 – 2,65
Venezuela
(2,57; 6,16)
8
(40%)
Costa Rica
(0,04; 18,89)
El Salvador
(0,20; 21,77)
Bolivia
(0,25; 20,63)
República
Dominicana
(0,34; 18,05)
Ecuador
(0,37; 20,51)
Panamá
(0,49; 14,77)
Paraguay
(0,15; 30,87)
Guatemala
(0,17; 27,09)
Nicaragua
(0,23; 27.08)
Colombia
(0,54; 24,74)
Honduras
(0,20; 30,62)
Haití
(0,04; 39,66)
6
(30%)
5
(25%)
1
(5%)
0
(0%)
40,30 – 49,00
Número casos
14
(70%)
Número
casos
4
(20%)
1
(5%)
0
(0%)
1
(5%)
20
53
Período: 1950 - 1973
5,50 – 14,19
14,10 – 22,89
Participación
agricultura en
el PIB (%)
22,90 – 31,59
31,60 – 40,18
40,30 – 49,00
Número casos
Consumo Aparente de Energía per cápita (TPE)
0,02 – 0,54
0,55 – 1,07
1,08 – 1,60
Brasil
(0,26; 12,09)
Perú
(0,34; 17,70)
Panamá
(0,34; 21,98)
Chile
(0,67; 11,09)
México
(0,55; 14,68)
Uruguay
(0,61; 15,47)
Cuba
(0,63; 15,89)
Argentina
(0,92; 16,31)
Venezuela
(1,35; 6,97)
Costa Rica
(0,02; 24,20)
El Salvador
(0,11; 29,14)
Guatemala
(0,12; 29,69)
Bolivia
(0,13; 25,15)
Ecuador
(0,15; 26,94)
República
Dominicana
(0,16; 25,51)
Colombia
(0,35; 30,97)
Paraguay
(0,06; 35,30)
Honduras
(0,12; 36,56)
Nicaragua
(0,15; 32,35)
Haití
(0,02; 48,62)
14
(70%)
1,61 – 2,13
2,14 – 2,65
Número
casos
3
(15%)
6
(30%)
7
(35%)
3
(15%)
1
(5%)
5
(25%)
1
(5%)
0
(0%)
0
(0%)
20
54
Período: 1974 - 2003
Consumo Aparente de Energía per cápita (TPE)
0,02 – 0,54
0,55 – 1,07
1,08 – 1,60
Perú
(0,46; 10,69)
Panamá
(0,61; 9,00)
Brasil
(0,62; 7,01)
Uruguay
(0,98; 11,56)
Cuba
(1,05; 10,58)
Ecuador
(0,56; 15,37)
Colombia
(0,69; 19,76)
Chile
(1,08; 8,01)
México
(1,37; 6,63)
Argentina
(1,48; 8,43)
5,50 – 14,19
Participación
agricultura en
el PIB (%)
14,10 – 11,89
11,90 – 31,59
31,60 – 40,18
Costa Rica
(0,05; 15,88)
El Salvador
(0,28; 15,87)
Nicaragua
(0,29; 22,86)
Bolivia
(0,35; 17,01)
República
Dominicana
(0,48; 14,57)
Guatemala
(0,21; 25,02)
Honduras
(0,26; 25,88)
Paraguay
(0,24; 27,33)
Haití
(0,05; 32,49)
1,61 – 2,13
2,14 – 2,65
Venezuela
(2,64; 5,50)
9
(45%)
7
(35%)
3
(15%)
1
(5%)
0
(0%)
40,30 – 49,00
Número
casos
10
(50%)
Número
casos
6
(30%)
3
(15%)
0
(0%)
1
(5%)
20
55
Período: 1950 - 2003
Consumo Aparente de Energía per cápita (TPE)
0,02 – 0,54
10,11 – 14,49
14,50 – 18,49
Participación
manufacturas
en el PIB (%)
18,50 – 22,49
22,50 – 26,49
Haití
(0,04; 11,94)
Guatemala
(0,17; 14,37)
Honduras
(0,20; 13,03)
Ecuador
(0,37; 11,42)
Panamá
(0,49; 11,47)
Paraguay
(0,15; 16,36)
Bolivia
(0,25; 14,72)
República
Dominicana
(0,48; 17,18)
Costa Rica
(0,04; 19,89)
El Salvador
(0,20; 20,46)
Nicaragua
(0,23; 19,07)
Perú
(0,41; 21,22)
Colombia
(0,54; 18,91)
Brasil
(0,46; 23,81)
0,55 – 1,07
1,08 – 1,60
1,61 – 2,13
2,14 – 2,65
5
(25%)
Venezuela
(2,57; 16,24)
4
(20%)
Uruguay
(0,82; 22,33)
Cuba
(0,86;22,19)
Chile
(0,90; 20,91)
México
(1,00; 19,63)
9
(45%)
Argentina
(1,23; 26,24)
2
(10%)
0
(0%)
26,50 – 30,50
Número casos
14
(70%)
Número
casos
5
(25%)
1
(5%)
0
(0%)
1
(5%)
20
56
Período: 1950 - 1973
Consumo Aparente de Energía per cápita (TPE)
0,02 – 0,54
10,11 – 14,49
Participación
manufacturas
en el PIB (%)
14,50 – 18,49
Brasil
(0,26; 23,62)
Perú
(0,34; 22,99)
26,50 – 30,50
Número casos
14
(70%)
1,08 – 1,60
1,61 – 2,13
2,14 – 2,65
Número
casos
Venezuela
(1,35; 11,99)
Haití
(0,02; 11,17)
Honduras
(0,12; 10,57)
Guatemala
(0,12; 13,71)
Bolivia
(0,13; 14,05)
Ecuador
(0,15; 11,67)
Panamá
(0,34; 13,14)
Costa Rica
(0,02; 16,11)
Paraguay
(0,06; 17,05)
El Salvador
(0,11; 17,42)
Nicaragua
(0,15; 15,88)
República
Dominicana
(0,16; 15,87)
Colombia
(0,35; 18,47)
18,50 – 22,49
22,50 – 26,49
0,55 – 1,07
7
(35%)
6
(30%)
Uruguay
(0,61; 22,21)
México
(0,55; 20,60)
Cuba
(0,63; 22,06)
Chile
(0,67; 23,64)
Argentina
(0,92; 30,39)
5
(15%)
3
(15%)
3
(15%)
1
(5%)
1
(5%)
0
(0%)
0
(0%)
20
57
Período: 1974 - 2003
10,11 – 14,49
14,50 – 18,49
Participación
manufacturas
en el PIB (%)
18,50 – 22,49
22,50 – 26,49
Consumo Aparente de Energía per cápita (TPE)
0,02 – 0,54
0,55 – 1,07
Haití
(0,05; 12,56)
Panamá
(0,61; 10,14)
Ecuador
(0,56; 11,23)
1,08 – 1,60
1,61 – 2,13
2,14 – 2,65
3
(15%)
Guatemala
(0,21; 14,90)
Honduras
(0,26; 15,00)
Paraguay
(0,24; 15,80)
Bolivia
(0,35; 15,26)
República
Dominicana
(0,48; 17,79)
Costa Rica
(0,05; 21,97)
Perú
(0,46; 19,80)
Nicaragua
(0,29; 21,62)
El Salvador
(0,28; 22,89)
Colombia
(0,69;19,26)
Uruguay
(0,98; 22,42)
Cuba
(1,05; 22,22)
Brasil
(0,62; 23,98)
Argentina
(1,48; 22,92)
10
(50%)
6
(30%)
3
(15%)
5
(25%)
Venezuela
(2,64; 19,63)
Chile
(1,08; 18,73)
México
(1,37; 18,86)
9
(45%)
3
(15%)
0
(0%)
26,50 – 30,50
Número casos
Período: 1950 - 2003
0,00 – 5,39
Participación
minería en el
PIB (%)
5,40 – 10,79
10,80 – 16,19
0
(0%)
1
(5%)
20
Consumo Aparente de Energía per cápita (TPE)
0,02 – 0,54
0,55 – 1,07
1,08 – 1,60
Costa Rica
(0,04; 0,03)
Haití
(0,04; 0,78)
Paraguay
(0,15; 0,26)
Guatemala
(0,17; 0,26)
Honduras
(0,20; 1,84)
El Salvador
(0,20; 0,30)
Nicaragua
(0,23; 1,37)
República
Dominicana
(0,34; 2,86)
Brasil
(0,46; 1,01)
Panamá
(0,49; 0,27)
Colombia
(0,54; 3,21)
Perú
(0,41; 8,41)
Bolivia
(0,25; 13,38)
Ecuador
(0,37; 10,87)
Cuba
(0,86; 1,01)
Uruguay
(0,82; 0,51)
México
(1,00; 2,43)
Argentina
(1,23; 1,77)
1,61 – 2,13
2,14 – 2,65
Chile
(0,90; 7,39)
2
(10%)
2
(10%)
Venezuela
(2,57; 20,61)
21,60 – 27,00
14
(70%)
Número
casos
15
(75%)
16,20 – 21,59
Número
casos
Número
casos
4
(20%)
1
(5%)
0
(0%)
1
(0%)
1
(5%)
0
(0%)
20
58
Período: 1950 - 1973
0,00 – 5,39
Participación
minería en el
PIB (%)
5,40 – 10,79
10,80 – 16,19
Consumo Aparente de Energía per cápita (TPE)
0,02 – 0,54
0,55 – 1,07
Brasil
(0,26; 0,66)
Guatemala
(0,12; 0,16)
Paraguay
(0,06; 0,09)
Costa Rica
(0,02; 0)
Nicaragua
(0,15; 1,71)
Panamá
(0,34; 0,26)
El Salvador
(0,11; 0,23)
Haití
(0,02; 1,10)
Honduras
(0,12; 1,92)
Ecuador
(0,15; 2,43)
República
Dominicana
(0,16; 1,79)
Colombia
(0,35; 3,26)
Perú
(0,34; 8,60)
Bolivia
(0,13; 14,43)
Cuba
(0,63; 0) (*)
Uruguay
(0,61; 0,61)
México
(0,55; 3,45)
Argentina
(0,92; 1,30)
1,08 – 1,60
1,61 – 2,13
2,14 – 2,65
16
(80%)
Chile
(0,67; 6,73)
2
(10%)
1
(5%)
0
(0%)
1
(0%)
16,20 – 21,59
21,60 – 27,00
Número casos
14
(70%)
Número
casos
5
(25%)
Venezuela
(1,35; 26,67)
1
(5%)
0
(0%)
0
(0%)
20
(*) Información disponible desde 1985
Período: 1974 - 2003
0,00 – 5,39
Participación
minería en el
PIB (%)
5,40 – 10,79
10,80 – 16,19
16,10 – 21,59
Consumo Aparente de Energía per cápita (TPE)
0,02 – 0,54
0,55 – 1,07
1,08 – 1,60
Costa Rica
(0,05; 0,04)
Honduras
(0,26; 1,77)
Haití
(0,05; 0,53)
Guatemala
(0,21; 0,34)
El Salvador
(0,28; 0,37)
Paraguay
(0,24; 0,40)
República
Dominicana
(0,48; 3,36)
Nicaragua
(0,29; 1,07)
Perú
(0,46; 8,26)
Bolivia
(0,35; 12,54)
Cuba
(1,05; 1,01) (*)
Colombia
(0,69; 3,17)
Brasil
(0,62; 1,28)
Uruguay
(0,98; 0,47)
Panamá
(0,61; 0,27)
Argentina
(1,48; 2,14)
México
(1,37; 1,61)
1,61 – 2,13
2,14 – 2,65
15
(75%)
Chile
(1,08; 8,23)
Venezuela
(2,64; 15,76)
Ecuador
(0,56; 17,57)
21,60 – 27,00
Número casos
Número
casos
10
6
3
(50%)
(30%)
(15%)
(*) Información disponible desde 1985
0
(0%)
1
(5%)
2
(10%)
2
(10%)
1
(5%)
0
(0%)
20
59
Apéndice 3
Correlación entre Energía y PIB per cápita
Variables per cápita
1950 - 2003
Coeficiente de
Correlación
(PIBpc, Epc)
1950 - 1973
PIB pc
promedio
Consumo
Energía pc
promedio
1974 - 2003
Coeficiente de
Correlación
(PIBpc, Epc)
Coeficiente de
Correlación
(PIBpc, Epc)
Chile
0,983
5.926
0,90
3.795
0,04
0,990
0,984
0,979
0,947
Estados Unidos
Brasil
Chile
Costa Rica
Costa Rica
0,948
México
0,915
4.929
1,00
Perú
0,980
México
0,930
República Dominicana
0,900
1.920
0,34
Argentina
0,973
Colombia
0,891
Colombia
0,875
3.783
0,54
Costa Rica
0,956
República Dominicana
0,880
Brasil
0,842
3.789
0,46
Bolivia
0,955
Brasil
0,848
Cuba
0,834
2.206
0,86
Chile
0,951
Cuba
0,797
Uruguay
0,689
5.856
0,82
México
0,943
Uruguay
0,722
Perú
0,666
3.472
0,41
República Dominicana
0,924
Honduras
0,673
Honduras
0,663
1.693
0,20
Venezuela
0,923
Perú
0,658
Panamá
0,563
3.926
0,49
El Salvador
0,919
Ecuador
0,552
Guatemala
0,511
2.896
0,17
Nicaragua
0,906
Panamá
0,550
Bolivia
0,473
2.215
0,25
Colombia
0,892
Paraguay
0,511
El Salvador
0,469
2.348
0,20
Guatemala
0,857
Guatemala
0,506
Paraguay
0,443
2.379
0,58
Panamá
0,854
Bolivia
0,427
Ecuador
0,398
3.124
0,37
Ecuador
0,851
El Salvador
0,426
Estados Unidos
Argentina
0,391
0,295
17.927
7.151
7,49
1,23
Honduras
0,788
Paraguay
0,778
Estados Unidos
Argentina
0,326
0,262
0,259
2.137
0,23
Uruguay
Haití
Nicaragua
-0,514
979
0,04
Cuba
-0,135
0,182
Venezuela
-0,600
8.559
2,07
Haití
Promedio
0,524
4.334
0,89
Promedio
Nicaragua
0,258
Haití
-0,503
-0,581
Venezuela
-0,603
0,757
Promedio
0,526
Fuente: Elaboración propia.
Nota: Se utiliza Estados Unidos como país de referencia dentro del continente Americano.
60
Apéndice 4
Análisis Quiebres en las Series
Antes de aplicar la metodología para determinar la causalidad entre el PIB y el
consumo de energía, se requiere tener presente la existencia de quiebres en ellas los
que afectan los resultados de los test de integración.
Del análisis de las series se detecta como algo constante la existencia de numerosos
quiebres en la historia de los países latinoamericanos, por lo que deben ser
controlados previamente.
El trabajo de Perron, P. (1989) fue pionero en los estudios de los quiebres en las
series macroeconómicas y sus consecuencias en los test de raíz unitaria. Cuando no
se tiene en cuenta la existencia de quiebres estructurales se tiende a no rechazar la
hipótesis nula de existencia de raíz unitaria cuando las series son estacionarias.
Los trabajos iniciales sobre quiebres estructurales en las series consideraban sólo la
existencia de uno de ellos, en cambio los trabajos posteriores han desarrollado
metodologías y test que permiten testear la existencia de más cambios estructurales,
para ello se estima una ecuación del siguiente tipo:26
m
m
k
i =1
i =1
j =1
yt = µ + ∑ θ i DU it + β t + ∑ γ i DTit + ∑ c j yt − j + ε t
donde:
m = número de quiebres de la serie en el período TBi
DU = captura los quiebres en el nivel, DUit = 1 si t > TBi y 0 para el resto de los
casos
DT = captura los quiebres en la tendencia, DTit = t – TBi si t > TBi y 0 para el resto de
los casos
k = desfase temporal que parte con un máximo 27 de 8.
La hipótesis nula que se prueba es la existencia de l versus ( l + 1 ) quiebres, donde
estos quiebres no son conocidos. Una vez que el quiebre es encontrado, éste se
endogeniza, el ( l + 1 )-ésimo punto de quiebre es estimado para el siguiente tramo de
la muestra y así se sigue secuencialmente las estimaciones hasta encontrar el último
quiebre.
La existencia de los quiebres se determinan estadísticamente por medio de un test
Sup Ft (o Sup Wald) que maximiza el valor del estadístico F obtenido cuando se
contrasta la hipótesis nula, por ejemplo en el caso de un quiebre, Ho : θ1 = γ 1 = 0 y la
26
Esta explicación se apoya en Pons, J. y D. Tirado (2006).
Se utiliza el criterio de Campbell y Perron (1991) donde k se fija en un valor máximo (en general 8)
y si este desfase es significativo se fija en ese nivel. Cuando el último desfase no es significativo se
reduce el valor de k en una unidad hasta que el último desfase seleccionado sea significativo, en el
extremo cuando el último desfase es significativo, k = 0. En este análisis habitualmente el nivel de
significancia se fija en 10%.
27
61
hipótesis alternativa es la de la existencia de un cambio estructural, es decir
Sup FT (l + 1 l) .
Cuando se constrata la existencia de dos quiebres (m = 2), DU2t = 1 si t > TB2 y cero
para el resto de los casos y DT2t = t – TB2 si t > TB2 (cero para el resto de los casos) y
TB1 es el quiebre obtenido al estimar el modelo con un quiebre estructural. El test se
construye para el caso del quiebre en el período TB2 y el estadístico Sup Ft es
máximo cuando, Ho : θ 2 = γ 2 = 0 . El procedimiento secuencial continúa hasta llegar
al último quiebre estructural teniendo en cuenta los quiebres previos.
Finalmente, una vez que se determina la existencia de los cambios simultáneos en el
nivel y la tendencia de la serie, se debe contrastar si el coeficiente referido θ i en el
caso del nivel y γ i para la tendencia son significativamente diferentes de cero.
Cuando no se puede rechazar la hipótesis nula con un nivel de significancia del 5%
utilizando un test t-Student, se elimina el coeficiente. El proceso se repite para el
penúltimo punto de quiebre y sucesivamente hasta llegar al primero.
En esta investigación se implementó la metodología utilizando los códigos de Gauss
disponible en el sitio de P. Perron para una regresión lineal con m quiebres28 y su ha
utilizado los desfases significativos de la variable dependiente como la variable que
no presenta quiebres a lo largo del tiempo.
Una vez aplicada la metodología descrita anteriormente, los resultados para la
muestra de países bajo análisis se presentan en la tabla siguiente.29
Tabla N° A4.1
Quiebres estructurales
País
Desfases
(k)
1
Argentina
Bolivia
4
2
Brasil
2
Chile
5
Colombia
28
PIB
Quiebres
identificados
1975
1989
1997
1973
1962
1970
1978
1987
1954
1968
1973
1979
1995
1962
1972
1984
1991
CAE
Quiebres
identificados
Quiebres
significativos
Desfases
(k)
DT 1975 [–]
DT 1989 [+]
DT 1997 [–]
–
D 1962 [–]
D 1970 [+]
DT 1978 [–]
3
1966
1982
–
1
3
1982
1967
1976
D 1982 [–]
DT 1967 [+]
DT 1976 [–]
DT 1968 [–]
DT 1973 [+]
2
–
–
D 1991 [+]
DT 1972 [–]
DT 1991 [–]
1
1956
1962
1982
1988
1996
D 1982 [+]
DT 1956 [–]
DT 1962 [–]
DT 1982 [–]
DT 1996 [–]
Quiebres
significativos
En el trabajo de Bai, J. y P. Perron (2003) se explica extendidamente la implementación de la
metodología.
29
En el Apéndice 2.3 se presentan las ecuaciones estimadas cuando se incluyen los respectivos
quiebres estructurales.
62
País
Costa Rica
Desfases
(k)
PIB
Quiebres
identificados
2
3
Quiebres
significativos
Desfases
(k)
1979
D 1979 [–]
DT 1979 [–]
1
1954
1966
1977
1985
1990
1963
1977
1991
D 1990 [–]
DT 1966 [+]
DT 1985 [–]
2
D 1963 [–]
DT 1963 [+]
DT 1977 [–]
DT 1991 [+]
D 1971 [+]
D 1997 [–]
DT 1980 [–]
D 1975 [+]
DT 1975 [–]
DT 1980 [+]
2
(1957-2003)
Cuba
1
República
Dominicana
1
Ecuador
2
El Salvador
Guatemala
2
3
Haití
1971
1980
1997
1959
1975
1980
1987
1992
1973
1979
1963
1977
1988
1994
1969
1980
1993
1960
1965
1980
1989
1994
1962
1970
1977
1986
1976
D 1969 [+]
D 1980 [–]
D 1993 [+]
D 1965 [–]
DT 1960 [–]
DT 1980 [–]
DT 1989 [–]
DT 1994 [+]
D 1970 [+]
DT 1970 [–]
DT 1986 [+]
2
1977
1986
D 1986 [+]
DT 1977 [–]
DT 1986 [+]
1
1979
D 1979 [–]
1
1962
1970
1977
1988
1994
D 1977 [+]
D 1988 [+]
D 1994 [+]
DT 1962 [+]
DT 1970 [–]
DT 1988 [–]
DT 1994 [+]
1
1954
1960
1967
1986
1955
1960
1973
1980
1958
1966
1975
1987
1969
1988
D 1954 [–]
D 1986 [+]
DT 1960 [–]
1
D 1976 [+]
DT 1976 [–]
1963
1974
1
1980
D 1980 [–]
DT 1980 [–]
1
1
1961
1977
1982
1989
1966
1975
1983
1990
1956
1970
1979
1993
1957
1980
1985
1991
1970
1979
1996
1978
1995
D 1961 [+]
D 1977 [–]
DT 1982 [–]
DT 1989 [+]
D 1975 [–]
DT 1983 [–]
DT 1990 [+]
3
DT 1970 [+]
DT 1979 [–]
DT 1993 [–]
4
1980
D 1980 [+]
D 1985 [+]
DT 1980 [–]
DT 1991 [+]
2
DT 1970 [+]
DT 1996 [–]
0
1957
1965
1980
1990
–
DT 1957 [+]
DT 1965 [–]
DT 1980 [–]
DT 1990 [+]
–
D 1978 [–]
DT 1995 [–]
1
1954
1959
1964
1977
1989
D 1977 [+]
D 1989 [+]
DT 1977 [–]
México
Nicaragua
4
Panamá
2
Paraguay
2
Perú
2
Uruguay
1
Notas:
Quiebres
significativos
1
Honduras
Venezuela
D 1979 [–]
DT 1979 [–]
D 1963 [–]
D 1977 [+]
D 1988 [+]
D 1994 [+]
DT 1963 [+]
DT 1977 [–]
DT 1988 [–]
DT 1994 [+]
D 1963 [+]
D 1974 [+]
CAE
Quiebres
identificados
1
D 1960 [–]
DT 1980 [–]
DT 1975 [–]
DT 1987 [+]
D 1969 [+]
DT 1969 [–]
DT 1988 [+]
63
Di = Cambio en el nivel en el año “ i ”
DTi = Cambio en la tendencia en el año “ i ”
– = No hay quiebres en la serie
[ + ] = signo positivo del cambio en la ecuación
[ – ] = signo negativo del cambio en la ecuación
En la tabla anterior se muestran los puntos de quiebre obtenidos secuencialmente
(“quiebres identificados”) , y luego la columna denominada “quiebres significativos”
muestra los quiebres de nivel y tendencia o en alguno de ellos resultantes luego de
aplicar la prueba de significancia individual mencionado anteriormente.
Una vez determinado los puntos de quiebre y la significancia de sus respectivos
coeficientes de nivel y tendencia, se quitan de las series originales estos puntos. De
esta forma se realizan los análisis, salvo que se diga lo contrario, con las series sin
los quiebres en nivel y tendencia.
64
Apéndice 5
Test de Raíz Unitaria y Cointegración
Los resultados del test de raíz unitaria y cointegración para la muestra completa
(1950-2003) se presentan en la siguiente tabla.
Tabla N° A5.1
Resultados test raíz unitaria y cointegración
PIB
serie
original
I (1)
I (0)
I (1)
I (1)
I (1)
I (1)
I (1)
I (1)
I (1)
I (1)
I (1)
I (1)
I (1)
I (0)
I (1)
I (1)
I (1)
I (1)
I (1)
I (0)
Energía
serie
original
I (1)
I (1)
I (1)
I (1)
I (0)
I (1)
I (0)
I (1)
I (1)
I (1)
I (1)
I (1)
I (1)
I (0)
I (0)
I (1)
I (1)
I (1)
I (1)
I (0)
Argentina
Bolivia
Brasil
Chile
Colombia
Costa Rica
Cuba
República Dominicana
Ecuador
El Salvador
Guatemala
Haití
Honduras
México
Nicaragua
Panamá
Paraguay
Perú
Uruguay
Venezuela
Nota:
(*) Nivel de significancia al 1%
: Existe cointegración entre las variables
Cointegración
(*)
(*)
PIB
serie sin
quiebres
I (0)
I (0)
I (1)
I (1)
I (1)
I (1)
I (1)
I (0)
I (1)
I (1)
I (1)
I (1)
I (1)
I (1)
I (1)
I (1)
I (1)
I (1)
I (0)
I (0)
Energía
serie sin
quiebres
I (1)
I (1)
I (1)
I (1)
I (0)
I (0)
I (0)
I (0)
I (1)
I (0)
I (1)
I (0)
I (0)
I (1)
I (0)
I (1)
I (1)
I (0)
I (1)
I (1)
Cointegración
(*)
Con los test de raíz unitaria se demuestra que una vez que se utiliza la serie sin los
quiebres se observa que en 6 casos (30% de la muestra) las series de energía eran en
realidad estacionarias, I(0), en cambio en el caso de la serie del PIB esto corresponde
a 3 casos.
Cuando se aplica el test de raíz unitaria a las series en primeras diferencias, todas las
series son integradas de orden cero, I(0).
La existencia de cointegración se encuentra en 8 casos (40% de la muestra) y
corresponde a: Argentina, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, Honduras,
Panamá, Perú y Venezuela. En estos países ya sabemos que existe al menos una
relación de causalidad entre consumo de energía y PIB. Por lo tanto, en estos casos
se demuestra que existe una relación de equilibrio estable en el largo plazo entre el
consumo de energía y el PIB.
65
Apéndice 6
Resultados análisis de causalidad con un nivel de significancia mayor a 5%
1950 – 2003 (*): Nivel de significancia del 10%
Causalidad
Casos
Países
Colombia
Ecuador
Guatemala
Honduras
México
PIB – E
10
50,0
Panamá
Paraguay
Perú
Uruguay
Venezuela
Brasil
E
PIB
3
15,0 Chile
Nicaragua
Argentina
Bolivia
Cuba
PIB E
6
30,0
Repúlbica Dominicana
El Salvador
Haití
PIB E
1
5,0 Costa Rica
Nota: (*) En el caso del modelo de corrección de errores aplicado cuando existe cointegración, sólo se
considera el resultado de corto plazo para ser comparables los resultados.
1950 – 1973: Nivel de significancia
del 9%
Causalidad
PIB – E
E
Casos
15
%
75,0
PIB
1
5,0
PIB
E
3
15,0
PIB
E
1
5,0
Países
Argentina
Brasil
Colombia
República
Dominicana
Ecuador
El Salvador
Guatemala
Haití
Honduras
México
Nicaragua
Panamá
Paraguay
Uruguay
Venezuela
Perú
Bolivia
Chile
Cuba
Costa Rica
%
1974 – 2003: Nivel de significancia
del 8%
Causalidad
Casos
%
PIB – E
8
40,0
E
PIB
3
15,0
PIB
E
8
40,0
PIB
E
1
5,0
Países
Bolivia
Chile
Colombia
Cuba
Honduras
México
Uruguay
Venezuela
Argentina
Brasil
Ecuador
Costa Rica
República
Dominicana
El Salvador
Guatemala
Haití
Panamá
Paraguay
Perú
Nicaragua
66
Apéndice 7
Demostración de los factores que afectan la elasticidad ingreso
Sea la intensidad energética:
E
(1) I =
PIB
Cuando diferenciamos logarítmicamente respecto al tiempo la expresión (1), queda:
(2)
∂ ln I ∂ ln E ∂ ln PIB
=
−
∂t
∂t
∂t
manipulando la expresión obtenemos:
∂ ln E
∂ ln I
∂t
∂t
=
+1
∂ ln PIB ∂ ln PIB
∂t
∂t
∂ ln E
∂t
sea: Rt =
∂ ln PIB
∂t
∂ ln I
∂t
Sustituyendo la queda: Rt = 1 +
que es la elasticidad ingreso y las variables
∂ ln PIB
∂t
de las que depende. Cuando la economía está creciendo a una tasa constante en el
tiempo (θ):
∂ ln I
∂t
(3) Rt = 1 +
θ
Luego, la expresión (3) en el tiempo se comportará de la siguiente forma:
Como se observa en la figura anterior,
cuando una economía se encuentra en
la fase creciente del uso de energía, la
elasticidad ingreso (Rt) es mayor a la
unidad.
En cambio cuando una
economía está en la fase decreciente
de la intensidad energética la
elasticidad ingreso es menor a uno,
pero se aproxima asintóticamente a
uno desde un valor mínimo. En el
extremo si la intensidad energética se
aproxima asintóticamente a un valor
constante, la elasticidad ingreso tiende
a uno.
Figura N° A7.1
Relación entre Intensidad
Energética y Elasticidad Ingreso
E/PIB
t
Rt
1
t
Fuente: Elaboración propia en base a Proops.,
J. (1984: 49).
Desde el punto de vista empírico la elasticidad ingreso estimada difiere de la unidad.
Para analizar la vinculación entre las tasas de crecimiento de la intensidad energética
(ecuación 1) y la demanda por energía30 se diferencia totalmente la ecuación (4) y
luego se sustituye:
(4) ln E = β 0 + β1 ln PIB + β 2 ln P
(5)
∂ ln E
∂ ln PIB
∂ ln P
= β1
+ β2
∂t
∂t
∂t
∂ ln I
∂ ln PIB
∂ ln P
= ( β1 − 1)
+ β2
∂t
∂t
∂t
∂ ln I
∂ ln P
+ β2
∂t
∂t
(6) β1 = 1 +
∂ ln PIB
∂t
30
Esta sección se apoya en los desarrollos de Nguyen, T. (1984: 105-106).
68
Apéndice 8
Resultados Estimaciones Demanda por Energía
Período: 1950 – 2003
Panel
1
Elasticidad
Ingreso (β 1)
Elasticidad
Precio (β 2)
Constantes
Argentina
Bolivia
Brasil
Chile
Colombia
Costa Rica
Cuba
Ecuador
El Salvador
Guatemala
Haití
Honduras
México
Nicaragua
Panamá
Paraguay
Perú
-0,005446
República
Dominicana
Uruguay
Venezuela
Constante
Error
estándar
ecuación
2
3
4
5
6
7
8
0,676635
0,599341
0,753483
0,782204
0,665620
0,637633
0,819280
0,791044
-0,005845
(*)
-0,000440
(*)
-0,013472
(*)
-0,001071
(*)
-0,005134
(*)
-0,004787
(*)
-0,007385
(*)
-0,011132
(*)
0,035986
0,001673
0,000586
0,018249
0,013126
-0,133626
0,063507
0,004454
-0,013271
-0,044276
-0,071700
-0,007919
0,036051
-0,002292
-9,93E-06
-0,015297
0,018529
-0,032126
-0,025809
-0,001176
-0,011675
0,007512
0,035428
0,006762
0,015283
-0,011251
-0,003971
0,016127
0,009712
-0,152920
0,064914
-0,135400
0,072137
-0,020757
-0,009125
-0,108119
0,044274
-0,025326
0,100415
0,026914
-0,008649
0,010219
-0,020897
-0,040792
0,016491
0,017137
0,008214
0,020433
0,019310
0,008715
-0,032629
0,023453
0,017431
0,061671
-0,388721
-0,003861
-0,013378
0,005815
0,035322
-0,008381
0,035059
0,065343
-0,439841
0,126323
0,021412
-0,456147
0,064206
-0,024425
-0,040988
0,008538
0,000864
-0,007643
0,010291
-0,001045
0,022600
0,032347
0,044141
-0,478486
-0,489375
0,002045
0,010537
0,045302
0,048801
-0,379444
-0,030182
-0,043382
0,001024
0,014866
0,025546
-0,395426
-0,372683
0,077026
Notas:
(*): Coeficiente no significativo al nivel de significancia del 5%
Panel 1 : Toda la muestra de 20 países
Panel 2: Países productores de petróleo
Panel 3: Países no productores de petróleo
Panel 4: Países exportadores de petróleo
Panel 5: Países con una participación del sector manufacturero
30,50%
Panel 6: Países con una participación del sector manufacturero
30,50% (excluidos países exportadores de petróleo)
Panel 7: Países con una participación del sector manufacturero
18,49%
Panel 8: Países con una participación del sector manufacturero
18,49% (excluidos países exportadores de petróleo)
0,089149
0,123831
en el PIB entre 18,50%en el PIB entre 18,50%en el PIB entre 10,12%en el PIB entre 10,12%-
0,134851
69
Período: 1950 – 1973
Panel
1
Elasticidad
Ingreso (β 1)
Elasticidad
Precio (β 2)
Constantes
Argentina
Bolivia
Brasil
Chile
Colombia
Costa Rica
Cuba
Ecuador
El Salvador
Guatemala
Haití
Honduras
México
Nicaragua
Panamá
Paraguay
Perú
República
Dominicana
Uruguay
Venezuela
Constante
Error
estándar
ecuación
2
3
4
5
6
7
8
0,917813
0,783049
1,234764
1,244964
0,769698
0,496421
0,999195
0,968758
-0,046636
(*)
-0,032196
(*)
-0,077442
(*)
-0,128472
-0,027326
(*)
-0,000830
(*)
-0,060924
(*)
-0,058617
(*)
0,081467
-0,002447
0,024564
0,047446
0,059519
-0,351675
0,196052
-0,040071
-0,068954
-0,099389
-0,196805
-0,013502
0,082517
-0,028334
0,049808
-0,085146
0,022051
0,046259
-0,102252
-0,044122
0,006540
-0,002403
-0,000753
0,024948
0,048330
0,068086
0,096078
-0,322326
-0,301824
-0,002488
-0,029310
-0,062883
-0,147691
0,030115
0,019493
-0,008341
-0,040994
-0,132183
0,050096
0,012112
0,086455
-0,044167
0,033785
0,110350
-0,025591
0,115407
0,135265
0,122268
-1,393139
-1,403650
0,114379
-0,059572
0,001823
-0,001830
-0,404135
0,157004
-0,130026
0,135259
0,065120
-0,014316
-0,056857
-0,126781
0,078601
0,035901
0,013370
0,004884
0,036273
0,126130
-0,036587
-0,042820
0,070061
0,047345
0,098461
-1,231639
-0,069210
-0,012957
0,002551
-0,067700
0,182517
0,092157
0,075920
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0,077687
-2,095684
0,141406
-0,023710
-0,012255
3,18E-05
-2,268384
-1,267811
-0,537129
0,08217
0,077994
Notas:
(*): Coeficiente no significativo al nivel de significancia del 5%
Panel 1: Toda la muestra de 20 países
Panel 2: Países productores de petróleo
Panel 3: Países no productores de petróleo
Panel 4: Países exportadores de petróleo
Panel 5: Países con una participación del sector manufacturero
30,50%
Panel 6: Países con una participación del sector manufacturero
30,50% (excluidos países exportadores de petróleo)
Panel 7: Países con una participación del sector manufacturero
18,49%
Panel 8: Países con una participación del sector manufacturero
18,49% (excluidos países exportadores de petróleo)
0,065370
0,129792
en el PIB entre 18,50%en el PIB entre 18,50%en el PIB entre 10,12%en el PIB entre 10,12%-
0,139197
70
Período: 1974 – 2003
Panel
1
Elasticidad
Ingreso (β 1)
Elasticidad
Precio (β 2)
Constantes
Argentina
Bolivia
Brasil
Chile
Colombia
Costa Rica
Cuba
Ecuador
El Salvador
Guatemala
Haití
Honduras
México
Nicaragua
Panamá
Paraguay
Perú
República
Dominicana
Uruguay
Venezuela
Constante
Error
estándar
ecuación
2
3
4
5
6
7
8
0,729001
0,665215
0,757108
0,629604
0,694834
0,785490
0,855140
0,830839
-0,004792
(*)
-0,001636
(*)
-0,010414
(*)
-0,001664
(*)
-0,004786
(*)
-0,007046
(*)
-0,003975
(*)
-0,006373
(*)
0,060299
0,017348
0,005596
0,028430
0,013658
-0,244178
0,104881
0,027685
-0,013526
-0,071175
-0,108866
-0,005547
0,071112
0,010051
-0,009836
-0,050369
-0,008663
0,021738
-0,036544
-0,041507
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0,063337
-0,021016
0,085911
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-0,009786
0,031024
-0,027771
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0,032233
0,024442
0,053782
0,033106
-0,006724
-0,058355
0,024605
0,030803
0,117692
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-0,042896
0,039285
0,057834
-0,008531
0,072651
0,050938
-0,794611
0,110244
0,063204
-0,469421
0,043843
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-0,065608
0,024555
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0,041104
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-0,875430
-0,90394
0,031264
-0,024591
0,069439
0,084309
-0,670067
-0,045762
-0,065192
0,018585
0,017545
0,105410
-0,651175
0,061950
Notas:
(*): Coeficiente no significativo al nivel de significancia del 5%
Panel 1: Toda la muestra de 20 países
Panel 2: Países productores de petróleo
Panel 3: Países no productores de petróleo
Panel 4: Países exportadores de petróleo
Panel 5: Países con una participación del sector manufacturero
30,50%
Panel 6: Países con una participación del sector manufacturero
30,50% (excluidos países exportadores de petróleo)
Panel 7: Países con una participación del sector manufacturero
18,49%
Panel 8: Países con una participación del sector manufacturero
18,49% (excluidos países exportadores de petróleo)
0,046194
-0,839000
0,078349
0,113049
en el PIB entre 18,50%en el PIB entre 18,50%en el PIB entre 10,12%en el PIB entre 10,12%-
0,119004
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