Londres, 28 de Abril de 2015 Amicus Curiae Caso No. 04563-2012-57-1708-JR-PE-01 LUIS ISMAEL UGAZ VELASQUEZ Juzgado Penal Unipersonal – Lambayeque REDRESS es una organización internacional no gubernamental que ayuda a las víctimas de tortura y malos tratos a obtener justicia y reparación por los agravios sufridos, a nivel nacional e internacional. REDRESS cuenta con más de 20 años de experiencia litigando casos de tortura y malos tratos, así como ofreciendo opinión experta sobre reformas legales pertinentes y promoviendo la defensa de los derechos de estas víctimas a nivel nacional e internacional. REDRESS ha seguido de cerca el caso del Sr. Luis Ismael Ugaz Velásquez. En base a la información proporcionada por organismos de derechos humanos de Perú y por la propia víctima, entendemos que los presuntos hechos de este caso son los siguientes:1 El 31 de marzo de 2012, Luis Ismael Ugaz Velásquez fue víctima de un incidente de brutalidad policial en la comisaría de Lambayeque, provincia de Lambayeque, Perú. Durante su identificación, el Sr. Ugaz fue golpeado por un oficial de policía. A continuación, el Sr. Ugaz fue arrastrado por el pelo, golpeado e insultado. Fue obligado a entrar en la estación de policía, donde fue tirado al suelo del cuarto de baño. Luego fue golpeado por todo el cuerpo por varios policías, entre ellos el capitán, que en un momento dado también pisó su rostro, causando un sangrado en su nariz. Posteriormente el Sr. Ugaz fue puesto de rodillas mientras era pateado, golpeado con porras y amenazado. Los agentes de la policía luego trasladaron al Sr. Ugaz a otra parte de la comisaría y lo acusaron de posesión de drogas forzándolo a tomar una bolsa de lo que parecían ser drogas ilícitas, que el Sr. Ugaz se resistió a tomar. La violencia a la que fue sometido el Sr Ugaz durante su estancia en la comisaría le generó gran dolor y miedo. La noche del incidente el Sr Ugaz no pudo dormir debido al dolor sufrido y al día siguiente de los hechos, no pudo siquiera pararse de la cama sin ayuda. Como resultado de este incidente, continuó teniendo dificultad para dormir y no pudo regresar a su trabajo durante cuatro días. Las consecuencias físicas y psicológicas de este incidente tuvieron un gran impacto en su vida diaria. REDRESS no hace comentarios sobre las pruebas presentadas para apoyar este caso, y no expresa opiniones en cuanto a la fuerza de estas acusaciones. Sin embargo, consideramos que estos hechos, 1 El resumen de los hechos se basa en los siguientes documentos: Denuncia verbal de Luis Ismael Ugaz Velasquez, 2 de Abril de 2012; Certificado Médico Legal No. 000843-L, Ministerio Publico, Instituto de Medicina Legal, Unidad Médico Legal Lambayeque, 12 de Abril de 2012; Protocolo de pericia psicológica No. 000859-2012-PSC, Psic. Sandra Ferrari Camus, Ministerio Publico, Instituto de Medicina Legal (evaluación 14/04/2012-17/04/2012); Informe de Peritaje Psicológico, Psic. María Martha Stornaiuolo Crosby, Directora Miembro del Consejo Directivo del Centro de Atención Psicosocial (CAPS), 20 de Septiembre de 2012 (presentado a la Corte en Enero 2013); Sentencia, Juzgado Penal Unipersonal Lambayeque, Expediente No. 04563-2012-57-1708-JR-PE–01, 1 de Julio de 2014. 1 en caso de ser probados, calificarían como tortura u otros tratos crueles, inhumanos o degradantes, tal y como los reconoce el derecho internacional. Todos los elementos del delito de tortura, de conformidad con el artículo 321 del Código Penal Peruano y el derecho internacional pertinente vinculante en Perú, están presentes en los hechos alegados: los presuntos autores de la violencia contra el Sr. Ugaz eran funcionarios públicos; las circunstancias indican que la violencia se infligió intencionadamente a fin de coaccionar, intimidar o castigar a la víctima por un hecho que la policía sospechaba que había cometido; y, tomando en consideración las circunstancias del caso, el dolor y el sufrimiento infligido a la víctima fueron graves. Entendemos que el Fiscal a cargo de este caso ha decidido no calificar los crímenes como tortura. 2 En este sentido queremos señalar lo siguiente: (i) Las autoridades nacionales deberían haber tenido en cuenta los criterios utilizados por los tribunales internacionales y organismos de derechos humanos para determinar la calificación jurídica correcta de los hechos en cuestión. Esto habría supuesto una evaluación de la gravedad del dolor y del sufrimiento experimentado por la víctima de acuerdo con las normas internacionales vinculantes en Perú. (ii) Independientemente de la calificación jurídica de los hechos llevados a cabo por las autoridades judiciales nacionales, las obligaciones jurídicas internacionales derivadas de la prohibición absoluta de la tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes deben ser aplicadas en este caso. Esto es así porque estas obligaciones internacionales surgen cuando los elementos del delito están presentes, y no están supeditadas a las consideraciones (en este caso, restrictivas) que puedan realizar algunas autoridades estatales sobre lo que ellas consideran debe ser considerada como tortura. Decir lo contrario sería dar al Estado la licencia para renunciar a sus obligaciones internacionales, dando una interpretación excesivamente restrictiva a aquellos actos que puedan constituir tortura u otros malos tratos. Estas obligaciones internacionales incluyen el deber de prevenir, investigar y sancionar los actos de tortura y otros malos tratos y proporcionar reparación a las víctimas de los mismos. El presente escrito tiene como objeto ofrecer una visión general de los estándares internacionales y de la jurisprudencia internacional en relación con la evaluación de la “gravedad” del dolor o sufrimiento en los casos de tortura, y una ilustración del derecho a la reparación de las víctimas de violaciones de los derechos humanos y las violaciones de la integridad física en particular, bajo el derecho internacional, y los criterios para determinar el monto indemnizatorio en estos casos dentro del sistema interamericano de derechos humanos. 1. La tortura en el derecho internacional 1.1 Definición de tortura en el derecho internacional El derecho internacional prohíbe inequívocamente la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes (malos tratos).3 Numerosos tratados internacionales y regionales 2 Disposición que Declara No Ha Lugar la Solicitud de Variación de Tipos Penales Imputados por el Delito de Tortura, Disposición Fiscal No. 4, Primera Fiscalía Provincial Penal, Corporativa de Lambayeque, 18 de Enero de 2013. 3 La prohibición de la tortura es reconocida como una norma perentoria (jus cogens) del derecho internacional consuetudinario. Ver Comité contra la Tortura, Observación General No. 2 (CAT/C/GC/2), 24 de Enero de 2008, párr. 1. La Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) se ha referido a la naturaleza consuetudinaria de la prohibición de la tortura en numerosos casos, por ejemplo: Goiburu y otros v. Paraguay, Sentencia del 22 de Septiembre de 2006 (Fondo, Reparaciones y Costas), Series C No. 153, párr. 128; Tibi v. Ecuador, Sentencia del 7 de Septiembre de 2004 (Objeciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costo) Series C No. 114, párr. 143; Maritza 2 consagran esta prohibición absoluta.4 La tortura también está prohibida por los tratados vigentes en relación con grupos particulares de personas5 y constituye un delito en el derecho penal internacional.6 El Perú es Estado Parte en varios de estos tratados, incluida la Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes (CCT),7 la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura (CIPST),8 la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH)9 y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP).10 El artículo 1(1) CCT define la tortura como: […] todo acto por el cual se inflija intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confesión, de castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación, cuando dichos dolores o sufrimientos sean infligidos por un funcionario público u otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación suya, o con su consentimiento o aquiescencia. El artículo 2 CIPST define la tortura como: […] todo acto realizado intencionalmente por el cual se inflijan a una persona penas o sufrimientos físicos o mentales, con fines de investigación criminal, como medio intimidatorio, como castigo personal, como medida preventiva, como pena o con cualquier otro fin. Se entenderá también como tortura la aplicación sobre una persona de métodos tendientes a anular la personalidad de la víctima o a disminuir su capacidad física o mental, aunque no causen dolor físico o angustia psíquica. El artículo 3 de la CIPST establece que dentro de la categoría de personas responsables por actos de tortura se incluyen a “los empleados o funcionarios públicos que actuando en ese carácter ordenen, Urrutia v. Guatemala, Sentencia 27 de Noviembre de 2003 (Fondo, Reparaciones y Costas) Series C No. 103, párr. 92. Ver también Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) casos Jones y otros v. Reino Unido, Aplicación No. 34356/06 y 40528/06, Sentencia del 14 de Enero de 2014, parras 35 y 69; Al-Adsani v Reino Unido, Aplicación No. 35763/97, Sentencia del 21 de Noviembre de 2001, párr. 61; y también Tribunal Penal Internacional para la exYugoslavia (TPIY) caso Prosecutor v. Furundzija, IT-95-17/1-T, Sentencia del 10 de Diciembre de 1998, parras 13738, 143-44. 4 Ver artículo 2(2) Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos y Degradantes (CCT entro en vigencia el 26 de junio de 1987), disponible en http://www.ohchr.org/SP/ProfessionalInterest/Pages/CAT.aspx; artículos 2-3 de la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura (CIPST - entro en vigencia el 28 de Febrero de 1987), disponible en: http://www.oas.org/juridico/spanish/tratados/a-51.html; artículo 5(2) de la Convención Americana de Derechos Humanos (CADH - entro en vigencia el 18 de Julio de 1978), disponible en: http://www.oas.org/dil/esp/tratados_b-32_convencion_americana_sobre_derechos_humanos.htm; artículo 5 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, (10 de Diciembre de 19148, 217 A(III)), disponible en http://www.un.org/es/documents/udhr/. 5 Ver por ejemplo: Artículos 2(b) y 4(d) de la Convención Interamericana Para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra La Mujer (Convención De Belem Do Para) (entro en vigor el 5 de Marzo de 1995), disponible en: http://www.oas.org/juridico/spanish/tratados/a-61.html; artículos 37 y 39 de la Convención sobre los Derechos del Nino (entro en vigor el 2 de Septiembre de 1990), disponible http://www.un.org/es/events/childrenday/pdf/derechos.pdf; artículo 15 de la Convención sobre Los Derechos de las Personas con Discapacidad (entro en vigencia el 3 de Mayo de 2008) disponible en: http://www.un.org/esa/socdev/enable/documents/tccconvs.pdf. 6 Perú es parte del Estatuto de la Corte Penal Internacional (Estatuto de Roma) (entro en vigencia el 1 de Julio de 2002) disponible en: http://legal.un.org/icc/statute/spanish/rome_statute%28s%29.pdf. El Estatuto establece la jurisdicción de la Corte sobre casos de tortura cuando se producen como crímenes de lesa humanidad, es decir, “cuando se cometa[n] como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil y con conocimiento de dicho ataque […]” (artículo 7(1)(f)); así como cuando se cometan como delito de guerra (artículo 8(2)(a)(ii)-1 y artículo 8(2)(c)(i).) El artículo 7(2)(e) del Estatuto de Roma define “tortura” como la acción de “causar intencionalmente dolor o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, a una persona que el acusado tenga bajo su custodia o control.” 7 Perú ratificó la CCT el 7 de Julio de 1988. 8 Perú ratificó la CIPST el 27 de Febrero de 1990. 9 Perú ratificó la CADH el 12 de Julio de 1978. 10 Perú ratificó la PIDCP el 28 Abril de 1978. 3 instiguen, induzcan a su comisión, lo cometan directamente o que, pudiendo impedirlo, no lo hagan” o “las personas que a instigación de los funcionarios o empleados públicos […] ordenen, instiguen o induzcan a su comisión, lo cometan directamente o sean cómplices.” A diferencia de otros instrumentos internacionales que definen la tortura, el artículo 2 de la CIPST no requiere que el dolor o el sufrimiento infligido sean “graves” para que el acto constituya tortura. Sin embargo, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte Interamericana) ha considerado que el dolor o el sufrimiento infligido debe ser “grave”, para que un crimen sea configurado como tortura en el marco de la CIPST.11 La Corte Interamericana se ha referido a la CIPST en la interpretación del alcance y contenido de la prohibición de la tortura contenida en el artículo 5(2) CADH. En algunos casos, la Corte Interamericana también se ha basado en la CCT a la hora de definir el concepto de tortura.12 Sobre la base de estas disposiciones, la jurisprudencia13 de la Corte Interamericana ha establecido que la definición de tortura comprende: a) un acto intencional;14 b) que cause severos sufrimientos físicos o mentales, y c) que se cometa con determinado fin o propósito. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Comisión Interamericana) también ha interpretado la prohibición de la tortura en la CADH a la luz de la CIPST y ha determinado que en el sistema Interamericano, para que exista tortura, tres elementos deben estar presentes: 1) que se trate de un acto intencional a través del cual se inflijan a una persona penas y sufrimientos graves 11 Ver Bueno Alves v. Argentina, Sentencia del 11 de Mayo de 2007 (Fondo, Reparaciones y Costas) Series C No. 164, párr. 79; Fleury y otros v. Haiti, Sentencia del 23 de Noviembre de 2011 (Fondo y Reparaciones) Series C No. 236, párr. 72; y Fernández Ortega y otros v. México Sentencia del 30 de Agosto de 2010 (Objeciones preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas) Series C No. 215, párr. 120. 12 Maritza Urrutia, supra número 3, párr. 90; Cantoral-Benavides v. Perú, Sentencia del 18 de Agosto de 2000 (Fondo), Series C No. 69, párr. 101. 13 Ver Cantoral-Benavides, supra número 12, parras 97-104; Hermanos Gómez -Paquiyauri v. Perú, Sentencia del 8 de Julio de 2004 (Fondo, Reparaciones y Costas), Series C No. 110, parras 115-116; Bueno Alves, supra número 11, párr. 79; Fleury y otros v. Haiti, supra número 11, párr. 72; y Fernández Ortega, supra número 11, párr. 120. Ver también Corte Interamericana de Derechos Humanos caso Caesar v. Trinidad y Tobago, Sentencia del 11 de Marzo de 2005 (Fondo, Reparaciones y Costas) Series C No. 123, opinión concurrente del Juez A.A. Cançado Trindade, párr. 19, nota 17, donde se establece la definición de tortura en el marco de lo contenido en la CIPST y la CCT como “sufrimiento físico o mental severo, causado de manera intencional para obtener información o una confesión, con el consentimiento o aquiescencia de autoridades u otras personas actuando bajo capacidad oficial.”; y Gonzalez y otros (“Campo algodonero”) v. México, Sentencia del 11 de Marzo de 2005 (Fondo, Reparaciones y Costas) Series C No. 205, opinión concurrente de la Jueza Cecilia Medina Quiroga, párr. 15, destacando que existen tres elementos del derecho internacional consuetudinario (jus cogens) que integran la definición de tortura: “i) el sufrimiento o dolor severos, físicos o mentales, ya sea por acción u omisión; ii) la intencionalidad del acto y iii) la motivación o fin del acto para conseguir algo.” Por otra parte, en la opinión de la Jueza Cecilia Medina Quiroga, hay tres elementos que permanecen en contienda y, por lo tanto, no forman parte del jus cogens: “i) la lista de motivaciones por las cuales el acto se comete; ii) la necesidad de que el acto se cometa en conexión con un conflicto armado; y iii) el requisito de que el acto sea perpetrado o sea instigado por un agente del Estado o se realice con su consentimiento o aquiescencia.” 14 Con respecto a la intencionalidad, la Corte Interamericana en Bueno Alves observó que “[l]as pruebas que constan en el expediente acreditan que los actos cometidos fueron deliberadamente infligidos en contra de la víctima y no producto de una conducta imprudente, accidente o caso fortuito.” (énfasis añadido). Supra número 11, párr. 81. El Comité contra la Tortura ha enfatizado que los “elementos de intencionalidad y finalidad del artículo 1 no entrañan una investigación subjetiva de las motivaciones de los autores, sino que deben ser conclusiones objetivas a la luz de las circunstancias.” Observación general No. 2, supra número 3, párr. 9. 4 físicos y mentales; 2) cometido con un fin; 3) cometido por un funcionario público o por una persona privada a instigación del primero.15 1.2 Calificación de un delito como tortura: evaluación del elemento de gravedad Los tribunales internacionales y regionales y los órganos creados en el marco de los tratados internacionales de derechos humanos, toman principalmente un enfoque contextual para evaluar el elemento de gravedad en materia de tortura. La determinación de la severidad del dolor o el sufrimiento, y por lo tanto de lo que constituye tortura, es relativa y depende de las circunstancias en cada caso en concreto. La Corte Interamericana adopta un enfoque holístico para evaluar la severidad del tratamiento, teniendo en cuenta todas las circunstancias del caso particular. En el caso Bueno Alves, por ejemplo, con el fin de determinar el grado de sufrimiento padecido por la víctima, la Corte tuvo en cuenta […] las circunstancias específicas de cada caso, teniendo en cuenta factores endógenos y exógenos. Los primeros se refieren a las características del trato, tales como la duración, el método utilizado o el modo en que fueron infligidos los padecimientos, así como los efectos físicos y mentales que éstos tienden a causar. Los segundos remiten a las condiciones de la persona que padece dichos sufrimientos, entre ellos la edad, el sexo, el estado de salud, así como toda otra circunstancia personal.16 En el caso de Cantoral-Benavides, un caso de violencia física y psicológica causada por las autoridades policiales, la Corte evaluó el grado de intensidad del dolor físico y mental sufrido por la víctima teniendo en cuenta factores tales como su angustia moral,17 el hecho de que la víctima se vio obligada a permanecer de pie, fue golpeada en varias partes de su cuerpo,18 arrojada al suelo, interrogada y amenazada con tortura física.19 15 Ver Luis Lizardo Cabrera v. República Dominicana, Reporte No. 35/96, Caso 10.832, 19 de Febrero de 1998 incluido en el Reporte Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos OEA/Ser.L/V/II.98, doc. 6 rev., 13 de Abril de 1998, parras 81-85; Mejía v. Perú, Reporte No. 5/96, incluido en el Reporte Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos OAS doc. OEA/Ser.L/V/II.9 Doc. rev. 7(1996). La Corte Interamericana no incluyó el requisito del agente del estado en su definición tripartita de la tortura en Bueno Alves (supra número 11, párr. 79), Fleury y otros (supra número 11, párr. 72) y Fernández Ortega (supra número 11, párr. 120). Sin embargo en el análisis de los casos, la Corte consideró que la tortura fue cometida por agentes del Estado. Ver Bueno Alves, supra número 11, parras 4 y 109; Fleury y otros, supra número 11, parras 72, 75, 78; y Fernández Ortega, supra número 11, parras 82, 103-108, 120. 16 Bueno Alves, supra número 11, párr. 83. En este caso la Corte tomó en consideración, inter alia, el sufrimiento padecido por el Sr. Bueno Alves, tal y como se reflejó en su declaración inicial, en el cual señaló que luego de ser golpeado “reaccionó diciendo ‘mátenme’ (…) [E]l tratamiento padecido por el señor Bueno Alves le produjo una ‘[p]erforación de la membrana timpánica de 2mm. de diámetro’, que conllevó una pérdida de la audición del 0,3% en el oído izquierdo y 16.7% en el oído derecho, así como severos padecimientos psicológicos.” Ver parras 86-87 de la Sentencia, en la cual la Corte, utilizando todos esos elementos, concluyó que los eventos sufridos por el Sr. Bueno Alves equivalían a tortura. También ver TPIY, Prosecutor v. Krnojelac, Sentencia de Juicio, 15 de Marzo de 2002, párr. 182 (donde se señala que todas las circunstancias relevantes deben ser tomadas en consideración para determinar si un acto constituye tortura, “incluyendo la naturaleza y el contexto en el cual se inflige el daño, la premeditación y el grado de institucionalización del daño, la condición física de la víctima, la manera y los métodos usados, y la posición de inferioridad de la víctima.”) 17 Cantoral-Benavides, supra número 12, párr. 102. En el caso de Caesar v. Trinidad y Tobago, donde la víctima fue torturada por una paliza, la Corte Interamericana determinó el grado de dolor sufrido por la víctima considerando factores como su debilidad física, la sensación de náuseas y dolor en los hombros sufrido por la víctima, así como la sensación de que “el dolor era insoportable.” En opinión de la Corte, el daño físico ocasionado por la paliza fue “exacerbado por la angustia, el estrés y el miedo que el Sr. Caesar sufrió durante el periodo en el cual esperó su castigo.” Adicionalmente, la Corte estableció que la víctima fue “fue sometid[a] a la amenaza de un abuso físico inminente y fue intencionalmente forzad[a] a presenciar los efectos de dicha pena en otros reclusos, lo que le ocasionó angustia y miedo severos.” Ver Caesar v. Trinidad and Tobago, supra número 13, parras 76-78. 18 Cantoral-Benavides, supra número 12, párr. 63.f. 19 Ibid., párr. 63.f. 5 El hecho de que la víctima estaba bajo custodia o control de un funcionario público indica, en la evaluación de la severidad del tratamiento hecho por la Corte, una vulnerabilidad especial. En el caso Hermanos Gómez –Paquiyauri v. Perú, donde se encontró una violación del artículo 5 CADH en forma de tortura, la Corte Interamericana señaló que: […] una persona ilegalmente detenida se encuentra en una situación agravada de vulnerabilidad, de la cual surge un riesgo cierto de que se le vulneren otros derechos, como el derecho a la integridad física y a ser tratada con dignidad.20 De manera importante, queda claro de la jurisprudencia de la Corte Interamericana que aunque la Corte considera todas las circunstancias de manera integral, y que en algunos casos una combinación de actos es esencial para demostrar la gravedad, un solo acto dañino, en sí mismo, puede constituir tortura. A este respecto, la Corte concluyó en Fernández Ortega y otros v. México que: […] una violación sexual puede constituir tortura aun cuando consista en un solo hecho u ocurra fuera de instalaciones estatales, como puede ser el domicilio de la víctima. Esto es así ya que los elementos objetivos y subjetivos que califican un hecho como tortura no se refieren ni a la acumulación de hechos ni al lugar donde el acto se realiza, sino a la intencionalidad, a la severidad del sufrimiento y a la finalidad del acto, requisitos que en el presente caso se encuentran cumplidos.21 Dentro del sistema europeo, se requiere un umbral mínimo en relación a la intensidad del dolor o del sufrimiento, para que un acto constituya tortura, y la determinación de cuales conductas se encuentran dentro del umbral es relativa y depende de todas las circunstancias del caso, como la duración del tratamiento, sus efectos físicos o mentales y, en algunos casos, el sexo, la edad y el estado de salud de la víctima.22 En el caso de El Masri v. Antigua República Yugoslava de Macedonia, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (Tribunal Europeo) para evaluar la severidad del tratamiento consideró, entre otros factores, la fuerza física utilizada en contra de la víctima,23 el hecho de que fue desvestida forzosamente a manos de la policía,24 y el uso de restricciones físicas sobre la víctima sin ninguna explicación.25 Teniendo en cuenta todas las circunstancias, el Tribunal concluyó que el tratamiento infligido a la víctima ascendía a nivel de tortura en violación del artículo tercero del Convenio Europeo de Derechos Humanos.26 El Tribunal Europeo ha señalado que el umbral de lo que se considera como tortura debería evolucionar con el tiempo de acuerdo con el aumento de los estándares de derechos humanos. Por 20 Hermanos Gómez -Paquiyauri, supra número 13, párr. 108. Ver también casos Bueno Alves, supra número 11, párr. 109; Tibi v Ecuador, supra número 3, párr. 147; Maritza Urrutia, supra número 3, párr. 87. 21 Fernández Ortega, supra número 11, párr. 128. Ver también, Rosendo Cantú et al v. México, Sentencia del 31 de Agosto de 2010 (Objeciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas) Series C No. 216, párr. 118 (en ambos casos, se clasificó un único acto de violación cometido por un agente del Estado, como tortura). 22 Ver TEDH, Irlanda v. Reino Unido (1978), Sentencia del 18 de Enero de 1978, párr. 162: “los malos tratos deben alcanzar un nivel mínimo de severidad para poder ser incluidos dentro del ámbito del artículo 3. La valoración de este mínimo es, en sí misma, relativa; depende de las circunstancias del caso, como la duración del maltrato, sus efectos físicos o mentales y, en algunos casos, el sexo, la edad y el estado de salud de la víctima, etc.”. Ver también, TEDH [GC], El Masri v. Antigua República Yugoslava de Macedonia (2012) App. No. 39630/09, Sentencia del 13 de Diciembre de 2012, párr. 196; TEDH [GC] Jalloh v.Alemania, no. 54810/00, párr. 67, 2006-IX. Ver también REDRESS, Reparación para casos de Violación: Utilizando la jurisprudencia internacional sobre violación como una forma de tortura u otro maltrato (Octubre de 2013), disponible en: http://www.redress.org/downloads/publications/Rape%20as%20Torture%20in%20Spanish%20FINAL%20(1).pdf. 23 El Masri v. Antigua República Yugoslava de Macedonia, supra número 22, párr. 207. 24 Ibid., párr. 208. 25 Ibid., párr. 209. 26 Ibid., párr. 211. Ver Consejo de Europa, Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales, modificada por los protocolos Nos. 11 y 14, del 4 de Noviembre de 1950, ETS 5, disponible en http://www.echr.coe.int/Documents/Convention_SPA.pdf. 6 ejemplo, en el caso Selmouni, el Tribunal Europeo analizó si ciertos actos, por ejemplo, halar a alguien por los pelos, hacerle una zancadilla, humillarlo, orinarle encima y amenazarle, infligieron “dolor y sufrimiento grave.”27 El Tribunal Europeo observó que ciertos actos que fueron clasificados en el pasado como “trato inhumano y degradante” en contraposición a “tortura” podrían clasificarse de forma diferente en el futuro porque estándares más elevados para la protección de los derechos humanos inevitablemente requieren una mayor firmeza al evaluar las violaciones de los valores fundamentales de las sociedades democráticas.28 La evolución de la concepción de tortura también se ilustra en el caso británico de A (FC) y otros v. Secretario de Estado del Ministerio del Interior,29 en el cual Lord Bingham observó que el estándar de lo que constituye tortura no es “inmutable.” Por el contrario, Lord Bingham señaló que ciertos actos, tales como las cinco técnicas consideradas en Irlanda v. Reino Unido,30 clasificadas por el Tribunal Europeo en la década de 1970 como malos tratos, pueden ahora muy probablemente ser consideradas como tortura.31 El Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha declarado igualmente que “la evaluación de lo que constituye un trato inhumano o degradante, que entra dentro del significado del artículo 7, depende de todas las circunstancias del caso, tales como la duración y la forma del trato, sus efectos físicos o psicológicos, así como el sexo, la edad y el estado de salud de la víctima.”32 El Comité hizo hincapié en que no se “considera necesario establecer una lista de los actos prohibidos o establecer agudas distinciones entre los diferentes tipos de castigo o tratamiento; las distinciones dependen de la naturaleza, el propósito y la severidad del trato aplicado.”33 El Comité contra la Tortura de las Naciones Unidas ha señalado que “[e]n comparación con la tortura, los malos tratos pueden variar en la intensidad del dolor y el sufrimiento y no requieren prueba de fines ilegítimos.”34 En el caso de Hajrizi Dzemajl y otros v. Yugoslavia, el Comité contra la Tortura, en la evaluación de la severidad del tratamiento, tuvo en cuenta, particularmente, la vulnerabilidad de las víctimas y el hecho de que los hechos se cometieron con un significante nivel de motivación racial.35 2. El derecho a la reparación para las víctimas de violaciones de los derechos humanos bajo el derecho internacional 2.1 El contenido y el alcance del derecho a la reparación 27 TEDH, Selmouni v. France, Aplicación no. 25803/94, Sentencia del 28 de Julio de 1999, párr. 100. En Selmouni, la Corte consideró a la definición de tortura incluida en la CCT como el estándar aplicable dentro del Convenio Europeo de Derechos Humanos. Mientras se encontraba en custodia policial “el peticionario fue arrastrado por los cabellos; … lo hicieron correr por un pasillo con funcionarios de policía en ambos lados para hacerlo tropezar;… lo hicieron arrodillar frente a una oficial de policía de sexo femenino a lo que alguien le dijo ‘mira, vas a oír a alguien cantar’; un oficial de policía le mostro su pene, señalando ‘aquí tienes chupa esto’, antes de orinar sobre él; y … fue amenazado con un soplete y luego con una jeringa.” Párr. 103. La Corte consideró que estos actos infligieron un sufrimiento y daño severo a la víctima, por lo cual debía ser calificado como tortura en violación del artículo 3 del Convenio Europeo. 28 Ibid, parras 100-101. La Corte Interamericana citó ese párrafo en su decisión en el caso Cantoral-Benavides, supra número 12, párr. 99. 29 [2005] UKHL 71, párr. 53. 30 TEDH, Irlanda v. Reino Unido, supra número 22. 31 En este mismo sentido ver también Comité contra la Tortura, Consideration of a Special Report by Israel (UNCAT/C/SR.297/Add.1), párr. 5. 32 Comité de Derechos Humanos, Vuolanne v Finland (1989) Comm. No. 265/1987, consideraciones adoptadas el 2 de Mayo de 1989, U.N. Doc. Supp. No. 40 (A/44/40) 311, párr. 9.2. 33 Comité de Derechos Humanos, Observación General No. 20 (Prohibición de la tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes) U.N. Doc. HRI/GEN/1/Rev.1 (10 de Marzo de 1992), cuadragésima cuarta sesión (1992), párr. 4. 34 Comité contra la Tortura, Observación General No. 2, supra número 3, párr. 10. 35 Comité contra la Tortura, Comunicación No. 161/2000, U.N. Doc. CAT/C/29/D/161/2000 (2002), párr. 9.2. Ver también, REDRESS, Reparación para casos de Violación, supra número 22, parras III.A.1.2.3 y III.A.1.2. 7 Las víctimas de violaciones de derechos humanos tienen derecho a la reparación, el cual está consagrado en diversas declaraciones y tratados de derechos humanos de carácter internacional y regional.36 Con respecto a los casos de tortura y malos tratos, el artículo 14 de la CCT establece que “[t]odo Estado Parte velará por que su legislación garantice a la víctima de un acto de tortura la reparación y el derecho a una indemnización justa y adecuada, incluidos los medios para su rehabilitación lo más completa posible.”37 El Artículo 9(1) CIPST establece que “[l]os Estados partes se comprometen a incorporar en sus legislaciones nacionales normas que garanticen una compensación adecuada para las víctimas del delito de tortura.”38 Los Principios y directrices básicos sobre el derecho de las víctimas de violaciones manifiestas de las normas internacionales de derechos humanos y de violaciones graves del derecho internacional humanitario a interponer recursos y obtener reparaciones del 2005 (“Principios Básicos”) 39 afirman que las víctimas deben tener acceso a una “[re]paración adecuada, efectiva y rápida del daño sufrido”40 y que la “reparación ha de ser proporcional a la gravedad de las violaciones y al daño sufrido.”41 Según lo explicado por el Comité contra la Tortura en su Observación general No. 3: La reparación debe ser suficiente, efectiva y completa. […] [A]l determinar las medidas de reparación y resarcimiento que se ofrezcan o concedan a las víctimas de la tortura, deben tenerse en cuenta las características propias y las circunstancias de cada caso y que la reparación debe ajustarse a las necesidades particulares de la víctima y ser proporcional a la gravedad de las transgresiones cometidas contra ella.42 Para ser adecuada, la reparación no debe ser una mera medida simbólica, sino más bien debe ser capaz de hacer frente a los daños causados en la mayor medida posible. La reparación debe ser efectiva, lo que significa que sea apropiada y proporcional a la gravedad de la violación y a las circunstancias de cada caso.43 Por último, para ser completa, distintas formas de reparación deben ser combinadas para proporcionar una compensación adecuada a las víctimas.44 La jurisprudencia de la Corte Interamericana está en consonancia con el uso de múltiples formas de reparación.45 En esa medida la Corte Interamericana observó en el caso Cantoral-Benavides: 36 M. Cherif Bassiouni, International Recognition of Víctimas’ Rights (2006) 6 Hum Rts L Rev 203, 217. El Comité contra la Tortura ha señalado que el artículo 14 aplica para casos de maltratos y de tortura. Ver Comité contra la Tortura, Observación General No. 3 (2012), Aplicación del artículo 14 por los Estados partes, CAT/C/GC/3, 13 de Diciembre de 2012, párr. 1. 38 Otros tratados regionales también proveen de remedios para violaciones, por ejemplo: el artículo 7(g) de la Convención de Belem do Pará (supra número 5) exige a los Estados proveer acceso a remedios efectivos y a reparaciones frente a violaciones a la convención; y el Convenio Europeo de Derechos Humanos (supra número 26) también garantiza el derecho al acceso a remedies efectivos en caso de violaciones (artículo 13). 39 A/RES/60/147, 16 de Diciembre de 2005, disponible en: http://www.ohchr.org/SP/ProfessionalInterest/Pages/RemedyAndReparation.aspx (también conocidos como los Principios de Van Boven/Bassiouni). El antiguo Relator Especial sobre la tortura Manfred Nowak, consideró que el artículo 14 de la CCT debe ser interpretado a la luz de los Principios Básicos. Ver Aplicación de la Resolución 60/251 de la Asamblea General, de 15 de Marzo de 2006, titulada “Consejo de Derechos Humanos, Informe del Relator Especial sobre la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes Manfred Nowak”, A/HRC/4/33, 15 de Enero de 2007, parras 61-62. 40 Ibid., Capitulo VII(11)(b). 41 Ibid., Capitulo IX(15). 42 Comité contra la Tortura, Observación General No. 3, supra número 37, párr. 6 (énfasis añadido). 43 Principios Básicos, supra número 39, párr. 18. 44 Comité contra la Tortura, Observación General No. 3, supra número 37, párr. 2. 45 Ver por ejemplo caso de Ibsen Cárdenas and Ibsen Peña v. Bolivia Sentencia del 1 de Septiembre de 2004 (Fondo, Reparaciones y Costas) Series C No. 217, parras 7-14; Cantoral Benavides, supra número 12; Tibi v. Ecuador, supra número 3; De la Cruz Flores v. Perú, Sentencia del 18 de Noviembre de 2004 (Fondo, Reparaciones y Costas) Series C No. 115; Gutiérrez Soler v. Colombia Sentencia del 28 de Septiembre de 2005 (Fondo, Reparaciones y Costas) Series C No. 132; Bueno Alves, supra número 11; Bayarri v. Argentina, Sentencia del 30 de Octubre de 2054 (Fondo, 37 8 La reparación del daño ocasionado por la infracción de una obligación internacional requiere, siempre que sea posible, la plena restitución (restitutio in integrum), la cual consiste en el restablecimiento de la situación anterior. De no ser esto posible, como en el presente caso, cabe al tribunal internacional determinar una serie de medidas para, además de garantizar los derechos conculcados, reparar las consecuencias que las infracciones produjeron, así como establecer el pago de una indemnización como compensación por los daños ocasionados.46 2.2 Formas de reparación Los Principios Básicos establecen que las víctimas de violaciones graves del derecho internacional de los derechos humanos, deben recibir una reparación plena y efectiva y proporcional a la gravedad de la violación y a las circunstancias de cada caso, que incluya las formas siguientes: restitución, indemnización, rehabilitación, satisfacción y garantías de no repetición.47 El Comité contra la Tortura también ha observado que “reparación” en virtud del artículo 14 de la CCT incluye: “la restitución, indemnización, rehabilitación, satisfacción y garantías de no repetición.”48 1) La restitución, en la medida de lo posible, debe “devolver a la víctima a la situación anterior a la violación [...]. La restitución comprende, según corresponda, el restablecimiento de la libertad, el disfrute de los derechos humanos, la identidad, la vida familiar y la ciudadanía, el regreso a su lugar de residencia, la reintegración en su empleo y la devolución de sus bienes.”49 2) Se debe pagar indemnización por cualquier daño evaluable económicamente, de forma apropiada y proporcional a la gravedad de la violación y a las circunstancias de cada caso, incluyendo: a) El daño físico o mental; b) La pérdida de oportunidades, en particular las de empleo, educación y prestaciones sociales; c) Los daños materiales y la pérdida de ingresos, incluido el lucro cesante; d) Los perjuicios morales; e) Los gastos de asistencia jurídica o de expertos, medicamentos y servicios médicos y servicios psicológicos y sociales.50 3) La rehabilitación ha de incluir “atención médica y psicológica, así como servicios jurídicos y sociales.”51 También debe involucrar, entre otras medidas, “un procedimiento para la determinación y evaluación de las necesidades terapéuticas y de otra índole de las personas basado, entre otras cosas, en el Manual para la investigación y documentación eficaces de la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes (Protocolo de Estambul).”52 Reparaciones y Costas) Series C No. 187. Ver también Corte Penal Internacional, Situación de la República Democrática del Congo en el caso Prosecutor v. Thomas Lubanga Dyilo, en donde se estableció los principios y los procedimientos que deben ser aplicados al momento de las reparaciones ICC-01/04-01/06, 7 de Agosto de 2008, parras 229-30 y 243, considerando que las reparaciones deben ser proporcionales al daño causado así como comprensivas en relación a su alcance. 46 Cantoral Benavides v. Perú, Sentencia de 3 de diciembre de 2001 (Reparaciones y Costas), Serie C No. 88, párr. 41. 47 Principios Básicos, supra número 39, párr. 18. 48 Comité contra la Tortura, Observación General No. 3, supra número 37, párr. 2; ver también Principios Básicos, supra número 39, Capitulo IX(18). 49 Principios Básicos, supra número 39, Capitulo IX(19); ver también Comité contra la Tortura, Observación General No. 3, supra número 37, párr. 8. 50 Principios Básicos, ibid, Capitulo IX(20); ver también Comité contra la Tortura, Observación General No. 3, supra número 37, parras 9-10. 51 Principios Básicos, ibid, Capitulo IX(21); ver también Comité contra la Tortura, Observación General No. 3, supra número 37, parras 11-15. 52 Comité contra la Tortura, Observación General No. 3, supra número 37, párr. 13. 9 4) La satisfacción debería incluir medidas tales como: una declaración oficial o una decisión judicial que restablezca la dignidad, la reputación y los derechos de la víctima y de las personas estrechamente vinculadas con la víctima; una disculpa pública que incluya el reconocimiento de los hechos y la aceptación de responsabilidades; así como la aplicación de sanciones judiciales o administrativas a los responsables de las violaciones.53 5) Para garantizar la no repetición, los Estados deben proporcionar garantías relevantes como: asegurar que los procesos judiciales cumplen con los estándares internacionales; asegurar un poder judicial independiente; educar a todos los sectores de la sociedad en los derechos humanos y el derecho internacional, particularmente a las fuerzas de seguridad; y promover la aplicación de las normas internacionales de conducta por parte de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, los profesionales médicos y psicológicos, y otros actores relevantes.54 3. Principios utilizados por la Corte Interamericana de Derechos Humanos para evaluar el daño pecuniario y no pecuniario La Corte Interamericana, al interpretar los derechos establecidos en la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH), ha establecido principios generales para evaluar lo que constituye una reparación adecuada por daño pecuniario y no pecuniario.55 3.1 Daño pecuniario La Corte Interamericana ha concedido una indemnización por los daños materiales ocasionados por la violación del derecho a la integridad personal y por los gastos incurridos por la víctima como consecuencia de la violación sufrida. La jurisprudencia de la Corte ha incluido sistemáticamente en la categoría de los daños pecuniarios a la pérdida de ingresos, los gastos incurridos como consecuencia del daño, el costo del tratamiento médico o psicológico, y cualquier otro costo económico que tenga conexión causal con los hechos.56 La Corte Interamericana ha calculado la pérdida de ingresos teniendo en cuenta la edad de la víctima, el empleo anterior, el ingreso mensual en el momento de los hechos del caso, y el tiempo que la víctima no pudo trabajar o no sería capaz de trabajar en el futuro. Si el interesado no puede demostrar sus ingresos, la Corte ha considerado los factores relevantes y ha otorgado una suma en equidad,57 como se muestra en la siguiente tabla: Tabla 1: Indemnizaciones de la Corte Interamericana en compensación por la pérdida de ingresos Caso Cantoral Benavides v. Peru Profesión Compensación por pérdida de ingresos Estudiante de biología; la Corte $24,000 USD, basados en analizó las ganancias futuras equidad 53 Principios Básicos, supra número 39, Capitulo IX(22); ver también Comité contra la Tortura, Observación General No. 3, supra número 37, parras 16-17, donde se destaca en el párr. 17 que “[e]l Estado que de manera oportuna no proceda a una investigación, no interponga una acción penal o no permita que se incoe un procedimiento civil en relación con casos de denuncias de tortura puede estar negando de facto la reparación y, en consecuencia, incumpliendo las obligaciones que le impone el artículo 14.” 54 Principios Básicos, supra número 39, Capitulo IX(23). 55 A veces denominado ‘daño moral’ o ‘daño inmaterial.’ 56 Ver por ejemplo: Cantoral-Benavides, supra número 12, parras 43-52; Loayza Tamayo v. Perú, Sentencia de 27 de Noviembre de 1998 (Reparaciones y Costas), parras 128-133. 57 Ver por ejemplo: Cantoral-Benavides, supra número 12, parras 48-50; Loayza Tamayo, supra número 56, parras 128129; De la Cruz Flores, supra note 45, parras 150-152. 10 Tibi v. Ecuador De la Cruz Flores v. Peru Bueno Alves v. Argentina Bayarri v. Argentina esperadas para calcular la compensación por la pérdida de ingresos Empresario 33,140 Euros, basados en equidad Doctor $39,050 USD, basado en equidad Empresario $100,000 basado en equidad Empresario del automóbiles sector de los $50,000, basado en equidad Además de la compensación por pérdida de ingresos, la Corte Interamericana ha otorgado una indemnización del daño emergente, es decir, los gastos incurridos por la víctima o sus familiares en respuesta a la violación, tales como los costes de transporte, honorarios de abogados y gastos personales mientras que la persona fue detenida. En la gran mayoría de los casos, porque no había pruebas concretas de tales gastos, la Corte ha otorgado una cantidad basada en equidad para la indemnización del daño emergente.58 En relación con los gastos médicos y psicológicos ya contraídos, la Corte ha exigido “suficientes” (pero no absolutas) pruebas de los costes.59 La Corte normalmente recibe pruebas sobre el tipo de tratamiento, los medicamentos, las citas médicas, y otra información pertinente, y los costos del tratamiento con el fin de calcular el valor de la compensación por gastos médicos y psicológicos para el tratamiento ya iniciado.60 La Corte Interamericana también ha tenido en cuenta los futuros gastos médicos y psicológicos, basados en los costos pasados y actuales y la naturaleza de las lesiones y los daños resultantes de la víctima.61 Cuando la información exacta no estaba disponible, la Corte ha otorgado una indemnización por gastos médicos y psicológicos futuros basados en equidad, teniendo en cuenta los diagnósticos médicos o psicológicos del caso, con el objetivo de reconocer la gravedad del caso y las futuras necesidades médicas y psicológicas.62 La siguiente tabla ilustra la compensación por gastos médicos y psicológicos, pasado y futuro, otorgado por la Corte Interamericana: Tabla 2: Indemnizaciones de la Corte Interamericana por los costes médicos y psicológixos pasados y futuros Caso Loayza Tamayo v. Peru Cantoral Benavides v. Peru Gastos médicos y psicológicos pasados $1,000 USD $1,000 USD para Luis Alberto Cantoral Benavides; $1,500 USD para su madre Gastos médicos y psicológicos futuros $15,000 USD para María Helena Loayza Tamayo y $5.000 USD para cada uno de sus hijos $10,000 USD para Luis Alberto Cantoral Benavides; tratamiento médico y psicológico para su madre; $3,000 USD para su hermano, Luis Fernando Cantoral Benavides 58 De la Cruz Flores, supra número 45, párr. 153. Bueno Alves, supra número 11, párr. 178. 60 Ibid. 61 Ibid, párr. 189. 62 Ibid, párr. 188. 59 11 Tibi v. Ecuador De la Cruz Flores v. Peru 24,854 Euros para el señor Tibi No fueron alegados gastos médicos y psicológicos pasados Gutiérrez Soler v. Colombia En parte cubierta por la indemnización por daño no pecuniario Bueno Alves v. Argentina $30,000 USD Bayarri v. Argentina $18,000 USD 16,570 Euros para el señor Tibi La Corte estableció que el Estado tenía la obligación de proporcionar atención médica y psicológica y medicamentos para la víctima $25,000 USD para el señor Gutiérrez Soler y su hijo, quienes estaban ya en el exilio. La Corte requirió al Estado proporcionar tratamiento médico y psicológico a los familiares del Sr. Gutiérrez, incluidas medicinas gratuitas, de acuerdo a las necesidades de cada uno $45,000 USD para el señor Bueno Alves $22,000 USD para el señor Bayarri Como se muestra en la tabla, las cantidades otorgadas por los gastos médicos y psicológicos pasados varían considerablemente de un caso a otro (véase, por ejemplo, Loayza Tamayo63 o Cantoral-Benavides64 con Bayarri65 o Tibi66). La diferencia se debe al hecho de que en Bayarri y Tibi, la Corte tenía más información y pruebas en relación con los gastos médicos y psicológicos, mientras que en Loayza Tamayo y Cantoral Benavides, aunque era evidente que hubo gastos médicos y psicológicos, no estaba claro cuánto se habían gastado, y por lo tanto la Corte otorgó las sumas indicadas basadas en la equidad. A pesar de estas diferencias, la falta de pruebas no impidió que la Corte acordase la reparación de acuerdo con su bien establecida jurisprudencia. 3.2 Daño no pecuniario Según la Corte, el daño no pecuniario incluye, entre otras cosas: (1) el daño a la integridad psíquica; (2) el daño a la reputación; (3) el daño a la integridad de la familia; y (4) el daño al proyecto de vida.67 La Corte también ha considerado el tratamiento inadecuado de las quejas por las autoridades como una forma de daño no pecuniario.68 Daño no pecuniario puede, por tanto, comprender “tanto los sufrimientos y las aflicciones causados a las víctimas directas y a sus allegados, el menoscabo de valores muy significativos para las personas, otras perturbaciones que no son susceptibles de medición pecuniaria, así como las alteraciones de condiciones de existencia de la víctima o su familia.”69 En los casos de tortura y malos tratos, la Corte Interamericana ha presumido que la víctima directa sufre daño no pecuniario, y ha establecido que no es necesario brindar pruebas (más allá del hecho 63 Supra número 56. Supra número 12. 65 Supra número 45. 66 Supra número 3. 67 Sandoval y Duttwiler, Redressing non-pecuniary damages of torture survivors, The practice of the Inter-American Court of Human Rights, 119, in “The delivery of human rights”, editado por Geoff Gilbert, Françoise Hampson and Clara Sandoval, London, Routledge, 2011. 68 Cantoral Benavides, supra número 12, parras 57-63; Loayza Tamayo, supra número 56, párr. 140; Bueno Alves, supra número 11, párr. 202; De La Cruz-Flores, supra número 45, parras 162-63. 69 Cantoral Benavides v. Perú, Reparaciones y Costas, supra número 46, párr. 53. 64 12 de la tortura o los malos tratos) del daño a la víctima directa.70 Además, la Corte ha supuesto que las personas cercanas a la víctima directa pueden sufrir daño moral como consecuencia del sufrimiento de sus seres queridos, siempre si se les incluye como víctimas en el fondo del caso.71 La siguiente tabla muestra las indemnizaciones que la Corte ha otorgado a las víctimas directas de tortura o malos tratos y a sus familiares, asignando compensaciones de entre $ 50,000 y $ 100,000 USD por daños no pecuniarios a las víctima directas de violaciones del derecho a la integridad personal; esta cantidad puede ser mayor o menor dependiendo de las circunstancias del caso. Tabla 3: Indemnizaciones de la Corte Interamericana por los daños no pecuniarios Caso Daños no Daños no pecuaniarios a los familiares de la pecuaniarios a víctima la víctima directa Entre $10,000 USD y $3,000 USD para cada hijo de Loayza Tamayo $50,000 USD María Helena Loayza Tamayo y para sus padres y v. Peru (1998) hermana $60,000 USD Entre $40.000 USD y $3,000 USD para la madre y Cantoral hermanos de Luis Alberto Cantoral Benavides, Benavides v. Peru (2000) dependiendo del daño causado a estos Tibi v. Ecuador (2004) De la Cruz Flores v. Peru (2004) Gutiérrez Soler v. Colombia (2005) Bueno Alves v. Argentina (2007) Bayarri v. Argentina (2008) Fernández Ortega v. Mexico (2010) Fleury v. Haiti (2011) 82,850 Euros (approx. $100,000 USD) $80,000 USD Entre 57,995 Euros y 12,427 Euros para su exesposo y hijos $90,000 USD Entre $50,000 y $8,000 USD para los padres, hermanos e hijo de Wilson Gutiérrez Soler por las graves circumstancias del caso $10,000 USD para cada uno de los familiares del señor Bueno Alves $100,000 USD $100,000 USD $50,000 USD $50,000 USD Entre $40,000 y $15,000 USD para los familiares de la señora De la Cruz (madre, hermanos, hijos) Los familiares no recibieron compensación economica puesto que no estaban incluidos como víctimas en el juicio Entre $2,500 y $10,000 a cada uno de los 6 familiares $15,000 a la mujer y $3,000 a cada uno de sus tres hijos 4. Conclusión En el presente escrito hemos ilustrado las normas internacionales aplicables a los casos de tortura y hemos enfatizado que: 70 Loayza Tamayo, supra número 56, párr. 138; ver también De la Cruz Flores, supra número 45, párr. 160; Bueno Alves, supra número 11, párr. 202; and Bayarri, supra número 45, párr. 169. 71 Cantoral-Benavides, supra número 12, párr. 61; Loayza Tamayo, supra número 56, parras 140-143; ver también De la Cruz Flores, supra número 45, parras 162-63. 13 (i) al evaluar el elemento de la “gravedad” del dolor o sufrimiento en la definición de la tortura, la jurisprudencia internacional establece claramente que es apropiado tener en cuenta las circunstancias específicas de cada caso, a la luz de factores objetivos y subjetivos; (ii) al determinar la reparación a las víctimas de tortura y graves violaciones de derechos humanos, las normas internacionales y la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos han establecido la obligación de los Estados de proporcionar una reparación adecuada, efectiva y completa para el daño pecuniario y no pecuniario. Muy atentamente, Carla Ferstman Gaia Pergolo Directora Legal Officer REDRESS REDRESS 14