Constantino Pérez Vega Dpto. de Ing. de Comunicaciones Universidad de Cantabria 1 Temas de Ingeniería de Comunicaciones Radomos para antenas Los radomos son cubiertas de plástico u otros materiales dieléctricos de muy baja pérdida, que se utilizan para proteger las antenas, con frecuencia las de reflector parabólico aunque no sólo éstas, de efectos ambientales adversos. El empleo de radomos contribuye a reducir la carga de viento sobre la antena y la estructura de la torre y evita la acumulación de hielo sobre el alimentador primario y dependiendo de las dimensiones de la antena puede tener diversas configuraciones como se muestra en la figura 1. Los radomos son indispensables en todas las aeronaves y, en tales aplicaciones, es el propio fuselaje el que actúa como radomo. Antena parabólica con radomo esférico Antena parabólica con radomo cónico Antena parabólica radomo plano Fig. 1. Diversos tipos de radomos para antenas parabólicas. (Fotografía por cortesía de Andrew Corporation) En antenas de diámetro relativamente grande (>1 m) es frecuente emplear radomos planos, en tanto que para antenas de dimensiones menores se emplean radomos semiesféricos o cónicos. En condiciones ideales, un radomo debe ser transparente a la energía electromagnética de RF, tanto a la procedente del exterior, como a la radiada por la propia antena. En la práctica, son los factores ambientales los que determinan las características geométricas y mecánicas de los radomos y con frecuencia es necesario llegar a compromisos entre los requerimientos de transparencia electromagnética y propiedades mecánicas. Los radomos producen varios efectos sobre las antenas; los principales son: Desviación o deflexión del haz de la antena. En otras palabras, modificación del diagrama de radiación. Esta característica es de gran importancia en aplicaciones de radar. Atenuación como consecuncia de la energía reflejada o absorbida por el material del radomo. La energía reflejada da lugar a desacoplamientos de impedancia en la antena en las antenas pequeñas y a la aparición de lóbulos secundarios en antenas grandes. Constantino Pérez Vega Dpto. de Ing. de Comunicaciones Universidad de Cantabria Temas de Ingeniería de Comunicaciones 2 Efectos secundarios, entre los que se incluyen despolarización de la onda electromagnética y aumento del ruido de antena. Clases de radomos. En términos generales, puede hablarse de tres tipos de radomos. Los primeros son los que constituyen una cubierta para la apertura de la antena y están fijos a ésta. Su función, entre otras cosas, es reducir la presión de viento sobre la antena y protegerla contra la acumulación de hielo en la superficie reflectora y en el propio alimentador. Otra clase de radomos son los que se usan para cubrir únicamente el alimentador de la antena. Es frecuente encontrar este tipo de radomos en las antenas parabólicas domésticas, en forma de una cubierta de plástico sobre el alimentador adosado al amplificador de bajo ruido (LNA) colocado en el foco del paraboloide. Este tipo de radomos alteran el diagrama de radiación de la antena de manera fija y, por consecuencia, su comportamiento es predecible. Finalmente, otra clase de radomos son los radomos exteriores, dentro de los cuales se encuentra la antena completa y no forman parte de su estructura. Tal es el caso de los radomos en aviones, en cuyo interior se encuentra la antena móvil de radar. De hecho, los radomos exteriores son los más comunes. Efectos ambientales. Desde el punto de vista ambiental, las cargas de viento son las que producen los efectos de mayor importancia debido a los esfuerzos mecánicos que se ocasiona sobre la propia antena y su estructura de soporte, tanto en antenas fijas como en aquéllas montadas en vehículos o aeronaves. En el caso de antenas fijas, la carga de viento es mayor cuanto mayor sea la altura de la antena, ya que la velocidad del viento aumenta con la altura de forma no lineal. Como consecuencia de la velocidad del viento, aparecen también otros efectos, entre los que los más importantes son el calentamiento y la erosión. La erosión debida a la lluvia y al granizo representa un problema serio en los radomos de aeronaves. La nieve y el hielo, además de aumentar la carga estática en antenas terrestres, también producen efectos erosivos sobre las estructuras y degradan el comportamiento electromagnético de la antena. La temperatura puede ser un factor importante a velocidades supersónicas. Aspectos electromagnéticos. La presencia de un radomo en la apertura de la antena o en su cercanía modifica el comportamiento de ésta, bien sea en su acoplamiento, o en variaciones del diagrama de radiación. En el caso de antenas móviles de radar con radomos exteriores, los ángulos de incidencia pueden variar desde la incidencia normal hasta ángulos de 70º a 80º respecto a la normal; en este rango angular relativamente grande, el comportamiento del radomo es fundamental y por ejemplo, los radomos no esféricos pueden dar lugar a degradaciones importantes en el comportamiento de la antena. El análisis del comportamiento de la antena en presencia de un radomo, ha permitido obtener soluciones rigurosas al problema, para geometrías relativamente simples, por ejemplo esféricas o cilíndricas empleando las condiciones de frontera. Sin embargo, esta técnica no es aplicable a las formas generales de los radomos. Si el radio de curvatura del radomo es grande, comparado con la longitud de onda, su superficie puede considerarse localmente plana y es posible aplicar la teoría de ondas planas a la solución. Este enfonque se hace menos preciso cuando el radio de curvatura del radomo es pequeño y comparable a la longitud de onda, por ejemplo en los radares de proa de aviones. Se han desarrollado numerosas técnicas de aproximación numérica para estimar la deflexión causada por un radomo y, algunas de ellas utilizan técnicas de trazado de rayos para determinar las distribuciones de amplitud y fase del campo en el exterior del radomo.