La Iglesia Luterana - Parroquia Santa Cruz

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La Iglesia Luterana
Le da la más cordial bienvenida
¿QUÉ ES LA IGLESIA LUTERANA?
La Iglesia Luterana no es algo nuevo, sino el resultado del movimiento reformador que sacudió
a la iglesia a partir del 31 de octubre de 1517 en Alemania. El Dr. Martín Lutero, monje católico
romano, de la orden de san Agustín, impulsó este movimiento para librar a la iglesia de
enseñanzas erróneas y de muchos abusos que se practicaban. El deseo del Dr. Lutero no fue
fundar una nueva iglesia o de crear divisiones, sino de llevar a la iglesia a sus raíces del Nuevo
Testamento. Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino
por mí (Juan 14:6).
Esa vida eterna fue ganada para nosotros por medio de la muerte de Jesucristo en la cruz
del Calvario, y es ofrecida gratuitamente a todo creyente. Por eso el oficio de la predicación
de la Palabra de Dios y la administración de los sacramentos del Bautismo y la Santa Cena ha
sido el principal énfasis de la Iglesia Luterana. Id por todo el mundo y predicad el evangelio a
toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será
condenado (Marcos 16:15-16).
LA IGLESIA LUTERANA: CATÓLICA Y APOSTÓLICA
Sí, la Iglesia Luterana es católica, porque esta palabra significa “universal”. Dondequiera que
se reúnan cristianos en el nombre de Cristo, allí se encuentra la Iglesia “universal” o católica
(Mt. 18:20). También es apostólica, porque cree, enseña y confiesa las mismas doctrinas de
los Apóstoles. Los luteranos afirman los tres credos de la cristiandad, el Credo Apostólico, el
Credo Niceno y el Credo de Atanasio, que compilados junto a otras confesiones en el “Libro
de Concordia” de 1580, componen la enseñanza cristiana luterana.
LA IGLESIA LUTERANA: UNA IGLESIA LITÚRGICA
El Dios Trino es el centro de la adoración luterana, y su base la Biblia. El servicio divino de
adoración (llamados cultos o Gottesdienst) mantiene la forma tradicional de la liturgia. El
culto es realmente “el cielo en la tierra”. Esto incluye el canto de himnos, las lecturas
bíblicas dominicales, la confesión de pecados y la absolución, el sermón, la celebración de
los sacramentos (Bautismo y Cena del Señor). También se usa el calendario cristiano y sus
estaciones: Adviento, Epifanía, Cuaresma, Semana Santa, Pascua, Pentecostés, etc. Se usan
velas, crucifijos, altar, albas, paramentos, etc. La liturgia de la Iglesia procede de las
Escrituras, y tiene dos partes principales: Liturgia de la Palabra (herencia de la sinagoga) y
Liturgia de la Santa Cena (herencia del aposento alto) (Hechos 2:42; 13:14-15; 20:7; Ap. 7:9).
También enseñamos que el jefe de familia debe dirigir el culto familiar en su propia casa
(invocación, lectura bíblica, catecismo, oración) y así instruir en la fe a sus hijos (Dt. 6:6-9).
LA IGLESIA LUTERANA PREDICA LEY Y EVANGELIO
Los sermones, estudios bíblicos y clases de catequesis nos conducen al conocimiento de la
sana doctrina del perdón de los pecados delante de Dios, por la gracia, mediante la fe, por
causa de Cristo Jesús. Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de
nuestro Señor Jesucristo (Romanos 5:1).
Por medio de la enseñanza de la Ley de Dios (los Diez Mandamientos), como por un espejo
llegamos a conocer nuestro pecado, y por medio de la predicación del Evangelio (Buena Noticia)
de Dios, el Bautismo y la Santa Cena, recibimos el perdón que Cristo consiguió en la cruz por
nosotros. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don
de Dios (Efesios 2:8).
LA IGLESIA LUTERANA CONFIESA:
+ Dios es Uno en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Dios es Creador, Redentor y
Santificador. Jesucristo murió en la cruz del Calvario para salvar al mundo de sus pecados
(Jn. 1:29), y resucitó al tercer día (1 Co. 15:3-4).
+ El pecado es la completa corrupción de la naturaleza humana, en cuerpo y alma (Ro. 3:-20; 1
Jn. 3:4; Stg. 1:13-15). De manera que el hombre tiene, hasta cierto punto, un albedrío o
capacidad de elección en asuntos terrenales, pero no tiene albedrío en temas espirituales (Jn.
15:16). Porque en cuestiones espirituales el hombre nace espiritualmente muerto (Ef. 2:1; 5). El
pecado es tanto de origen o hereditario (Sal. 51:5) como actual o personal (Ef. 2:1-3; Mt. 15:19).
El cristiano, en razón del bautismo y la fe, es al mismo tiempo justo y pecador (Ro. 7:14-25).
+ Una persona se salva, no por sus propias obras, sino solamente por la gracia de Dios
mediante la fe en Jesucristo (Ef. 2:8-9). “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha
dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna” (Juan 3:16).
+ El oficio pastoral o ministerio público de la predicación, fue instituido por Cristo mismo (Lc.
6:13; Jn. 20:21-23; Ef. 4:11-12), y encomendado sólo a pastores varones, llamados por la
iglesia para tal fin (1 Ti. 3:1-7).
+ La iglesia es la asamblea de todos los cristianos que creen en Jesucristo como Señor y
Salvador, si bien que en medio de la iglesia también hay hipócritas (Mt. 13:24-30; 23:13-39;
1 Ti. 4:1-6).
+ La Biblia es la Palabra de Dios, que nos hace sabios para la salvación por la fe en Cristo
(Mateo 5:18, 24:35; 2 Timoteo 3:14-17).
+ El Bautismo es el sacramento del nuevo nacimiento por medio del Espíritu Santo (Tito 3:47). Es dado una sola vez (Efesios 4:5), tanto a adultos como a infantes (Hechos 2:38-39).
+ La Santa Cena es el sacramento por medio del cual, en unión con el pan y el vino, Cristo
ofrece su verdadero cuerpo y sangre, para el perdón de los pecados (Mateo 26:26-29).
+ La virgen María es la madre de Dios, en el sentido que concibió a Cristo, verdadero Dios y
verdadero hombre, pero ella no es corredentora ni intercesora nuestra (Lc. 1:46-47).
Asimismo los santos son modelos cristianos de fe y buenas obras, pero no son mediadores a
los cuales hay que acudir en oración. Porque Cristo es el único mediador entre Dios y los
hombres (1 Timoteo 2:1-6; Juan 14:6; Hechos 4:11-12; Mateo 6:5-15).
+ El Espíritu Santo actúa únicamente a través de la Palabra y sacramentos del Bautismo y de
la Santa Cena (Jn. 19:30, 34; 1 Jn. 5:8). El Espíritu Santo tiene especialmente como tarea
obrar en los que oyen la Palabra de Dios el verdadero arrepentimiento de sus pecados y la
fe en el Salvador (Jn. 14:26; 16:8-14). El Espíritu Santo ya no brinda nuevas revelaciones a la
Iglesia, aparte de las que ya están en las Escrituras (Ap. 22:18-19). Tampoco hay nuevos
apóstoles y profetas, tales como en tiempos del Nuevo Testamento, sino que en los últimos
tiempos se levantarán falsos cristos y profetas que harán falsos milagros, para engañar, si
fuera posible, aun a los escogidos (Mt. 24:24).
+ El modelo cristiano de oración es el Padrenuestro (Mt. 6:9-15). Por lo tanto, la Iglesia
Luterana está en contra de vanas repeticiones al orar, de hacer de la oración y del culto
público un espectáculo (Mt. 6:5-8) y de oraciones de origen metafísico del tipo “yo decreto”,
“yo declaro”, “yo profetizo”. Además enseña que el don de lenguas cesó al finalizar la era
apostólica (siglo I dC, 1 Co. 13:8; 1 Co. 14:22-23, 2-28).
+ El Apocalipsis debe interpretarse a la luz de pasajes claros como Mateo 24. Luego de la
gran tribulación, Cristo volverá visiblemente a la vista de todos, al fin del mundo, para juzgar
a los vivos y a los muertos, en los dos destinos posibles: cielo e infierno (Mt. 24:29-31;
25:31-46). Los luteranos enseñan que la doctrina del “rapto” o “arrebatamiento” de la
iglesia, ya sea antes o durante la gran tribulación, es del todo falsa (1 Ts. 4:15-17). También
es falsa la doctrina según la cual Cristo establecerá un reino terrenal de mil años (el milenio),
después del cual vendrá finalmente el Juicio; sino que los mil años de Apocalipsis 20:2 son
simbólicos, y se refieren al tiempo de gracia entre la ascensión de Cristo al cielo y su
segunda venida.
+ La Iglesia Luterana confiesa el valor intrínseco de la vida humana (Ex. 20:13), por lo que
está en contra de lesiones en la piel y drogas alucinógenas (Lv. 19:28; Pro. 23:31-33; 1 Co.
5:11), del suicidio y la eutanasia (Job. 1:21), del aborto y el tráfico de órganos (Sal. 139:1316), así como también de toda forma de esclavitud, de racismo (Lv. 25:39; Gl. 3:25-29; Flm.
1:16) y de prostitución (1 Co. 6:15-16).
+ La Iglesia Luterana confiesa la santidad del matrimonio, creado e instituido por Dios entre
un hombre y una mujer para toda la vida (Gn. 1:27; 2:24). La Iglesia Luterana lamenta y
condena como pecado el maltrato familiar, las relaciones sexuales antes del matrimonio, el
adulterio, el divorcio, el incesto, la pedofilia, la pornografía, la homosexualidad y otros
graves vicios y pecados que afectan y hasta destruyen a la familia (Mt. 19:1-9; Ro. 1:22-28; 1
Co. 7:7-13, 36-39; Ef. 5:21-33; Heb. 13:4; Tito 2:2-7).
+ La Iglesia Luterana enseña el respeto por las autoridades del gobierno y a los símbolos
patrios de cada nación, y la defensa de la patria en caso de necesidad (Ro. 13:1, 6-7; 1 Ti.
2:1-3). La Iglesia Luterana está en contra de todo movimiento revolucionario o de anarquía
(Ro. 13:2-5), así como de todo acto del Estado que prive a los ciudadanos de sus derechos
individuales, tales como la libertad de culto y de expresión, el derecho a la información y a la
propiedad privada, a un trabajo digno, salud, educación, y el derecho a circular libremente
(1 Pe. 2:13-17). Esta obediencia a la autoridad política y las leyes del Estado deben tener
lugar siempre y cuando no contradigan a la Ley de Dios expresada en su Diez
Mandamientos. Caso contrario, se debe obedecer a Dios antes que a los hombres y sufrir el
martirio (Hechos 5:29; Ap. 13:6-10, 16-18).
+ La Iglesia Luterana enseña que los juegos de azar (apuestas en casinos, carreras, rifas,
loterías, etc.) son perjudiciales para la sociedad, porque incentivan la codicia y el amor al
dinero, y llevan a comportamientos adictivos (Lc. 12:15-21; 1 Ti. 6:6-10). Se puede hacer uso
de la suerte y el azar con fines recreativos (ej. juegos de mesa, de cartas, etc.), pero no con
fines lucrativos. En cambio, la Iglesia Luterana enseña la sana administración de los bienes
dados por Dios (Mt. 25:14-30) y el valor del trabajo productivo y del ahorro (2 Ts. 3:6-12); y
sobre todo, la fe en Dios (Sal. 37:1-5; Mt. 6:24-34).
+ La enseñanza del luteranismo se resume del siguiente modo:
“SÓLO LA FE, SÓLO LA GRACIA, SÓLO LA ESCRITURA”
LA IGLESIA LUTERANA SIRVE A LA COMUNIDAD
Escuelas cristianas, hospitales, centros de ayuda a los necesitados, ayuda a refugiados, etc.,
en diversas partes del mundo han sido parte de nuestros programas de servicio a la
comunidad, como testimonio del amor de Dios y al prójimo. Las oraciones, las ofrendas
voluntarias conforme a la capacidad propia (1 Co. 16:1-2; 2 Co. 8:1-5) y las obras de
misericordia de cada miembro, son el sostén con que cuenta la Iglesia Luterana para sus
programas de servicio.
Te invitamos a conocer la Iglesia Luterana.
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