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ORIGEN DEL ERROR FILOSÓFICO DEL CONCEPTO
BIOMECÁNICO VS. BIODINÁMICO
Lic. Claudio Vidos
Departamento de investigación de DEMIK Electromedicina
Director del INSTITUTO CAV Rehabilitación
Departamento de investigación de la Asociación Argentina de Kinesiología
Docente adjunto de la carrera de kinesiología Universidad Abierta Interamericana
PALABRAS CLAVE: Kinesiología – Biomecánica – Biodinámica – Dualismo – Monismo –
Fascia - Movimiento corporal humano INTRODUCCION
Desde sus comienzos la kinesiología fue reconocida como una profesión paramédica, un
agente de la salud, vinculada estratégicamente con la medicina, permitiéndole un rápido
desarrollo, sin embargo, debemos generar un espacio de conocimiento más amplio, en nuestro
accionar. El objetivo primordial de nuestra profesión, es reeducar y/o rehabilitar a un ser vivo e
integrarlo a la sociedad. Por lo tanto, debemos verlo no solo biológicamente sino socialmente.
Actualmente se observa, aunque incipiente, esta fusión. Necesitamos nuevas categorías a la
mirada hegemónica. Hasta ahora vemos dos vertientes:
La primera: una concepción funcionalista del movimiento y el papel ejercido por el kinesiólogo
en el cuidado de esa capacidad y en atender la desviación de los parámetros de normalidad.
La segunda: centrada en aproximar los elementos sociales y en definir que la actuación del
kinesiólogo trasciende el control de la alteración funcional y biológica del movimiento corporal.
Para analizar un elemento anatómico de un ser vivo hay que tener presente de cada uno de
estos, que no es una individualidad, sino una parte integrante de un individuo, que constituye
una especie propia y particular, por lo tanto somos “uno”, unidad desde el momento de la
concepción, desarrollo, madurez, decadencia, y óbito consiguiente, en esencia somos todos
iguales y todos distintos, por esto un proceso biodinámico de continuidad.
La biomecánica arrastra un error en relación con la “unidad vital”, es una consecuencia de la
estática filosófica en que se ha mantenido el haber idealizado la metodología utilizada para el
estudio del cuerpo humano, a partir del cadáver.
La ruptura de la concepción filosófica de la unidad, y a partir de este momento se ha venido
considerando al cuerpo humano como compuesto por piezas.
Al haberse estudiado desde el cadáver, tenía que ajustarse a una filosofía platónica, puramente
estático-morfológico, el platonismo es geómetra, analítico en la propia descripción de las
partes, pero estático, por lo tanto no aporta nada a la dinámica de las funciones, su mejor
ejemplo es Vesalio médico del siglo XVIII, no olvidemos que anatomía significa cortar y volver a
cortar.
“Debo hacer aquí una aclaración, no decimos que no se deba estudiar, sino, debemos
incorporar el concepto de funcionalidad.”
El aristotelismo es el concepto aritmético, unitario, dinámico – funcional, de la unidad vital. Su
razón filosófica es la biodinámica, base del funcionamiento, y el funcionalismo es vida.
Como ya han pasado quinientos años creemos apropiado comenzar a incorporar a la unidad
dinámica docente los conocimientos de la biodinámica embriológica, u organogenética, como
camino unificador para el desarrollo de la anatomía funcional que se integra correctamente con
nuestra profesión.
Esta unidad se manifiesta desde su origen, desde donde se diversifica, demostrando la
capacidad metaplásica, que hace que cada uno se diferencie según la función que tenga que
desarrollar.
Un ser humano que sufre un proceso patológico, surge un sistema de alarma, casi siempre
cristalizado en dos expresiones o síntomas, “dolor e impotencia funcional”, pero en realidad
quién está enfermo es la “unidad indivisible del individuo”, por tanto, la alteración se produce en
el sustrato morfofuncional, en el psicológico, y en el intelectual, o sea el que está enfermo es
todo el sujeto.
Diríamos que el concepto de salud que debemos asumir es desde una postura teórica
comprensiva, fundamentada en el proceso vital donde se producen variaciones
ininterrumpidas, entre la salud y la enfermedad, donde no es posible establecer los límites de
comienzo y final de cada uno de ellos. En dicho proceso es donde el lenguaje y la
representación social, toman un lugar importante en la construcción del concepto de salud en
los sujetos. Gottraux, con el que estamos de acuerdo, “afirma, la enfermedad y la salud, como
parte de un mundo cultural de percepción de la corporalidad, por lo cual es específica en cada
sujeto involucrado en esta realidad”.
El movimiento posibilita la expresión, la noción de sí y de otros. La disponibilidad corporal, y su
expresión el movimiento, hace referencia a la actitud del sujeto en relación con su cuerpo, que
a su vez se determina a través de la experiencia y cuyo núcleo es la noción de la conciencia.
Por mucho tiempo el concepto de cuerpo se ha asociado a la interpretación funcional del
movimiento y se ha profundizado sobre su capacidad mecánica, neurológica y fisiológica. Para
la kinesiología, su interpretación ha estado centrada en comprender las capacidades físicas de
éste y las maneras de como se comporta en relación con la funcionalidad del movimiento,
debemos agregar la identificación y estudio del cuerpo en relación con la construcción de
identidad y lenguaje en las personas, para nosotros es el campo del conocimiento y acción de
la kinesiología venidera.
INTERPRETACION DEL CUERPO
De acuerdo al material revisado, identificamos dos grandes perspectivas teóricas en la
interpretación del cuerpo, el dualismo y el monismo. Donde en ambas se encuentran
planteamientos sobre la relación del cuerpo con la conciencia, la materia y el lenguaje.
DUALISMO
Con platón se generó una tendencia dualista, su posición realista se asoció a conceptos que
dividen la materia de otros aspectos más abstractos, atribuyéndole a esta la posibilidad de
reproducir lo real como algo tangible. Para el dualismo la materia, corresponde a una noción de
lo natural, lo visible, conformado por una estructura atómica.
La materia que está al alcance de las ciencias naturales y el espíritu, que es fuente de los
hechos y procesos reales que experimenta el hombre por introspección en su vida síquica. Son
dos sustancias heterogéneas, irreductibles la una a la otra.
Descartes, con su teoría del interaccionismo simbólico, en la que considera dos sustancias
creadas diferentes: el cuerpo y el alma, en donde la extensión es la esencia del cuerpo y el
pensamiento la del alma. Consideró que la interacción de estas dos sustancias era posible a
través de la glándula pineal.
El cuerpo tiene una naturaleza autómata, decía descartes, puesto que opera como mecanismo
que puede ejecutar muchas acciones sobre sí mismo sin la intervención del alma, el cuerpo
radicalmente difiera del alma, es una realidad que existe y funciona en virtud de unos principios
organizativos y puramente materiales. No se necesita del alma para explicar el funcionamiento
del cuerpo, éste lo hace sobre la base del movimiento mecánico de los átomos, ya que el
cuerpo en el fondo no es más que una realidad atómica, física, extensa.
La frase “pienso luego existo”, a nuestra manera de ver es la causal de esta división, es cuando
separa el cuerpo de la mente.
A partir de los planteamientos cartesianos, se generan al interior del dualismo, posturas que
intentan superar el llamado punto muerto cartesiano, relacionado con el dilema de cómo se
hace posible la unión cuerpo/mente, dada la diferencia de sustancias que los conforman. Entre
estas se encuentran el ocasionalismo de Melebranche.
Han sido varios los que siguieron estudiando sobre el tema e intentar llegar a saber como se
relaciona el cuerpo con el alma. Entre ellos encontramos: la teoría dual planteada por
Benedictus de Spinosa, intentando resolver el problema de la interpretación del cuerpo –
mente, propone que estas no son parte de sustancias finitas, sino atributos de una misma
sustancias infinita provista por Dios que se constituye en esencia de todo lo que existe.
O el paralelismo psicofísico, afianzado por Gottfried Wilhelm Leibniz, a través de su teoría de la
armonía preestablecida, intenta superar la necesidad de constituir una interacción divina
“comparando el alma y el cuerpo con dos relojeros que están en perfecto acuerdo”.
Volvamos a la biología, el sistema cuerpo-mundo que llega a conocer el hombre, va a tener
uno de sus condicionamientos, en las gamas de estímulos que son adecuadas para excitar el
equipo de órganos sensoriales y construir la relación corporal con el mundo, por ejemplo: la piel
como interfase que delimita los dos sub-espacios del sistema cuerpo mundo.
MONISMO
El monismo sustancial: promovido por Aristóteles y Santo Tomás de Aquino afirmándose en
un concepto intermedio; Aristóteles expone el hilemorfismo, según el cual todo ser material
esta compuesto de materia primera y forma sustancial, dos principios correlativos, que son
distintos pero no existen separadamente (co-existen).
En el hombre el cuerpo vivo es un compuesto de “materia primera” y “forma sustancial”
La materia primera es la raíz metafísica de su materialidad espacio-temporal y de la
materialidad de todas sus actividades; la forma sustancial es el alma, que anima la materia
primera, le comunica el “ser” y es la razón última de todas sus perfecciones y actividades. Todo
individuo tiene algo que lo hace “este”, lo aísla, lo separa, localizándolo en el espacio y en el
tiempo. También tiene aquello que lo define, lo hace ser “tal”; su estructura profunda. Lo que
hace que dos sujetos, que en su estructura sean idénticos, sean dos, sin confundirse, es la
materia primera.
El cuerpo depende de tiempo y espacio para captar sensaciones mediante el movimiento
corporal, para esta hay dos tipos de tiempo:
El objetivo: que mide la labor del hombre en el mundo social y hace que exista el pasado, el
presente y el futuro.
El subjetivo: que es el tiempo de la percepción, de la conciencia.
Con respecto al espacio, el cuerpo es desplegado territorialmente de manera integrada e
indisoluble en cuanto a la percepción física del mundo y de sí; ser cuerpo es estar anudado a
un cierto mundo, el cuerpo es en el espacio.
El monismo puro: la condición de materia sobrepasa las necesidades de definir una esencia o
sustancia. En este sentido, se afianza el papel que tiene el proceso de evolución de las
especies y el lugar e importancia que toma el sistema nervioso para el movimiento y su nexo
social y psiquico. Rosas y otros autores argumentan, como en la relación cuerpo-mente se
establece un sistema en el que el cuerpo presenta desde su condición orgánica la capacidad
de desarrollar la gama perceptual necesaria para la integración de esta materia con la propia
del mundo y el lugar que ocupa en la construcción simbólica en un contexto cultural, ya sea
interpretado como objeto o instrumento o como dispositivo de poder. El cerebro y la mente son
entes inseparables.
En estos planteamientos se hace explicita la interpretación que se tiene del cuerpo como
estructura viva en la cual se desarrolla una auto eco-organización, es decir, es un sistema vivo
autónomo que tiene mecanismos de regulación que le posibilitan a partir de una interacción
genofenotípica, integrar la información de la especie y de la vida; en otras palabras, es una
estructura viva, histórica y autoreferencial capaz de interactuar en un contexto específico que
en el caso del cuerpo humano contiene una condición simbólica y política (cultura-sociedad).
Otorgando a la actividad cerebral toda la existencia de la mente y la conciencia; la cual le
permite al hombre dar cuenta objetiva de sus propias informaciones, a través de dispositivos
como el lenguaje.
Al estudiar las diferentes nociones sobre cuerpo, es posible identificar el nexo teórico existente
entre éstas y la práctica y el saber del kinesiólogo, en este sentido, se evidencia por ejemplo, el
origen teórico que explica el estudio e intervención del cuerpo como condición orgánica y
sistémica en la cual el profesional tiene competencia sobre las estructuras osteomusculares,
neurológicas y cardiopulmonares, al ser estos los sistemas que garantizan el movimiento
funcional, estas lecturas alimentan especialmente la vertiente funcionalista de la kinesiología.
Desde esta vertiente en la kinesiología, se identifica que la interpretación del movimiento
corporal humano desde el positivismo, es consecuente con la lectura del cuerpo de carácter
orgánico y funcional regulado por las operaciones complejas del sistema nervioso central que
puede considerarse como comunicador del mundo interior con el mundo exterior. En este
sentido, la relación de este campo con su nexo más próximo de interés de conocimiento, la
salud, se encuentra enmarcada en la capacidad funcional que el organismo puede desarrollar
para mantener ejerciendo los roles que le son asignados por ésta; de tal forma que la función
adaptativa a los cambios del entorno se convierte en la razón más importante de estudio desde
esta disciplina. Desarrollándose así, procedimientos basados en teorías de alcance medio
como (facilitación Neuromuscular Propioceptiva, teorias de neurodesarrollo, entre otras, las
cuales permiten aproximarse de manera práctica y con una noción de realidad específica al
objeto de conocimiento y transformarlo en
búsqueda del llamado bienestar o salud
consecuente con la funcionalidad ( relación en la sociedad) del movimiento (adaptación del
cuerpo) y transformación por tanto de las capacidades (efectividad orgánica de la máquina
cuerpo-en movimiento.
Esta segunda vertiente se ubica en el movimiento corporal desde una orientación, que va más
allá de estudiar los niveles funcionales requeridos para un adecuado desempeño de las
personas en la vida diaria, puesto que lo incorpora como forma de lenguaje y expresión del ser
humano, razón por la cual se constituye en recurso para la vida y por lo tanto como pilar del
desarrollo del sujeto.
Desde este enfoque se describe el movimiento corporal humano, como todas las categorías
que permiten exteriorizar las posibilidades (orgánicas, motrices, intelectuales y afectivas) de las
personas y les facilitan o ayudan a relacionarse con el mundo. Es por esto que se entiende
desde la manera, como el cuerpo se mueve, hasta las emociones y concepciones que la
persona maneja de sí mismo. Es así, como se transforma en la manifestación física de los
sentimientos y adaptaciones que la persona ha generado en torno al medio en el cual
interactúa. Implica la aproximación del kinesiólogo a la comprensión del lenguaje del cuerpo, la
conciencia de movimiento y la capacidad de relacionarse consigo y con los demás como parte
de la dinámica motora.
En este desarrollo aún no se identifican teorías de alcance medio. No obstante, se han
observado acercamientos de la kinesiología a escuelas orientadas al desarrollo del lenguaje
corporal (técnicas corporales) y del desarrollo de capacidad física de manera integral. Queda
entonces, el interrogante, sobre como construir métodos de exploración que en este segundo
caso, permitan avanzar a una comprensión en el campo de la kinesiología, orientado a la
construcción de proyectos de vida a partir de la disposición del movimiento como eje de
desarrollo.
Considerada hasta aquí esta nueva orientación filosófica, dejamos clara nuestra posición al
respecto, creemos en la segunda vertiente, como objeto de estudio y forma de trabajo para con
nuestros pacientes. Eligiendo el tejido de estudio como concepción de la globalidad a la fascia.
Nos encontramos con que debemos abordar su estudio con parámetros que nos conduzcan a
su mayor conocimiento, para ello debemos considerar, como mínimo:
a) Una exposición del estado actual del problema.
b) Buscar de la existencia de la fascia, desde su origen hasta su diferenciación, es decir,
su biodinámica embrionaria.
c) Una aclaración de su significado morfo-funcional no solo bajo las realidades
morfológicas de la fascia sino también en relación con la biodinámica de la unidad vital
a la que pertenecen.
d) La sintomatología que presenta el individuo cuando algunos de los elementos básicos
que mantienen este equilibrio biodinámico están alterados.
e) Las actuaciones terapéuticas apropiadas para restablecer el citado equilibrio
biodinámica de la manera más natural.
Bajo todos estos conceptos es que nosotros hemos encontrado una forma de accionar en la
práctica diaria con las distintas patologías que nuestros pacientes llegan a la consulta,
utilizamos el sistema BPKF (bio-psico-kinesico-funcional) el cual tiene como principal tejido a
tratar a la fascia como medio de la búsqueda del equilibrio perdido por acciones de la vida
cotidiana del paciente.
CONCLUSIÓN
Si bien las dos formas de atención parecen convivir entre nosotros, sugerimos que, no
considerar al sujeto como una unidad vital que interacciona con el medio, el cual lo caracteriza,
por ejemplo: los artrósicos que tienen una característica propia dentro de la sociedad o los
jugadores de fútbol los cuales tienen caracteres propios de su especialidad, parece que todos
caminan iguales. Debemos tenerlo en cuenta en el momento de su rehabilitación, condición por
la cual, vemos al observar más detenidamente la relación directa con el mundo que lo rodea, y
como interactúa con ella.
A nuestra manera de ver, cuando no podemos interpretar la información que el cuerpo nos
quiere dar sobre su enfermedad, “no olvidemos que el que está enfermo es el sujeto integro”, o
no la tenemos en cuenta, consideramos que la rehabilitación no ha sido concluida, nos falta la
incorporación a la sociedad, como nos manda la definición de nuestra profesión.
Esta falla, en forma práctica, la observamos en la tensión o desbalances corporales que aún
permanece en la postura general del paciente, la cual en un corto tiempo, volverá a una
recidiva de la lesión o generará otra a distancia de la primera, sin poder relacionarlas.
A este punto, creemos conveniente tomarnos un tiempo para reflexionar en nuestra forma de
atención de la práctica diaria, e incorporar herramientas que conduzcan a un cambio sustancial
en el producto final de las rehabilitaciones.
Sería importante implementar desde la base, la universidad, para las futuras generaciones de
Licenciados en Kinesiología, debates
donde nosotros los docentes, podamos darles
herramientas nuevas en materia de cómo debemos actuar con un sujeto, el cual interactúa
constantemente con el medio, su importancia, y especialmente orientarlo hacia la biodinámica
que creemos es la materia que nos diferencia en la evaluación, diagnóstico y tratamiento de los
pacientes, con respecto de la práctica médica, y ésta está dada por el movimiento, el cual es el
objeto directo de estudio de nuestra profesión.
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