la historia de las ruinas

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ISBN: 978-84-615-7061-4
DL: C 695-2012
www.daymapintura.es
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La historia de las ruinas
y la arquitectura de templos y monumentos
Pintado por
JOSÉ MANUEL AGRELO CASTRO
Daniel Antonio Agrelo Paz
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José Manuel Agrelo Castro
Nacido en Lousame, La Coruña. Emigrante desde
1973 hasta 2005. En 1973 emigré a Suiza para
trabajar en la construcción como albañil. En los
primeros años de trabajo en Suiza y en el tiempo
libre, hice cursos de maestro albañil y delineante en
construcción. También realicé cursos de dibujo
artístico e iniciación en la pintura, que poco a poco
fui perfeccionando hasta conseguir una buena
preparación en diseño y pintura.
Los motivos que me impulsaron a esta nueva
actitud ante la historia de las ruinas fueron
múltiples, como la historia de las ruinas y el interés
histórico, arqueológico o etnológico por las
manifestaciones artísticas del pasado. La
arquitectura es formal y su escala impresionante,
porque incorpora elementos de la antigua
arquitectura.
El artista da de este modo a sus ruinas una
bellísima gracia, vivacidad y gallardía; de tal
forma, que muchas veces estas pinturas parecen
tener relieve y separarse de la tela, sobre todo
cuando están realizadas con buen diseño.
A través del recorrido que se lleva a cabo, la
muestra de la pintura de ruinas y la selección fue
realizada por José M. Agrelo y la obra gráfica por
Daniel A. Agrelo.
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CONTENIDO
En este libro se hace un amplio recorrido y un examen profundo sobre las ruinas; en primer lugar,
de lo que supuso este fenómeno de recuperación de la antigüedad. Comprende varios estudios
escritos que definen estos periodos con sus peculiaridades culturales; pueden leerse en conjunto
formando una secuencia cronológica pero también de modo independiente ya que se trata sobre las
ruinas y la arquitectura de templos y monumentos, el arte de una cultura o periodo. Estos estudios
mayores se alternan con otros más breves pero que inciden en pormenores especialmente
interesantes de una época, rasgos característicos de un periodo u obras del arte de las ruinas
decisivas. En este estudio sobre ruinas se experimenta la sugestiva técnica del desarrollo de templos
y monumentos que caracterizan la etapa conocida como el clasicismo de las ruinas tratadas todas
ellas con minuciosidad lo que proporciona una visión del conjunto de lo que tratan; manifestaciones
artísticas de civilizaciones tan interesantes y complejas y a la vez tan mal conocidas. Todas ellas se
han analizado con suma precisión haciendo un seguimiento cronológico muy pormenorizado con el
fin de facilitar la visión de las ruinas y su evolución para contribuir a un mejor conocimiento de las
mismas. En una época extraordinariamente rica, concepto que alude al arte de las ruinas: de
templos, santuarios, basílicas, palacios, termas, anfiteatros, villas, arcos, acueductos, castillos,
tumbas, esfinges, etc. construidas varios siglos a.C. desarrollado en los siglos que transcurren desde
los antiguos lugares de todo el mundo. Manifestaciones artísticas de gran envergadura que son las
que definen de una forma más específica la época que nos ocupa. La historia supone un valioso
esfuerzo de documentación sobre las ruinas tan poco conocidas ya que todas ellas presentan grandes
dificultades a la hora de obtener el material gráfico y literario que pueda dar al lector una idea clara
de su desarrollo artístico. Se tratan extensamente también las ruinas tan importantes y que tan poco
han aportado después. El resultado obtenido queda reflejado en los estudios mayores que se
complementan de otras menores. Existen ruinas famosas en todo el mundo desde antiguos lugares.
Pompeya, pág 7; Foro romano, pág 21; Villa Adriana, pág 37; Paestum, pág 39; Agrigento, pág 41;
Selinunte, pág 44 (Italia)
Acrópolis de Atenas, pág 47; Micenas, pág 57; Acrópolis de Lindos, pág 58; Templo de Atenea
Lindia, pág 59; Corinto, pág 60; Creta, pág 61; Partenón, pág 62 (Grecia)
Palmira, pág 65; Baalbek, pág 73; Leptis Magna, pág 89; Volúbilis, pág 93; Timgad, pág 96;
Egipto, pág 98 (África)
Éfeso, pág 76; Pérgamo, pág 79 (Turquía)
Salamina, pág 82 (Chipre)
Bagdad, pág 85 (Irak); Afganistán, pág 86 (Afganistán); Persépolis, pág 87 (Irán)
India, pág 105
China, pág 113 (China); Japón, pág 115 (Japón)
América Latina, pág 118
España, pág 129
Estilo románico, pág 137; Estilo gótico, pág 146; Renacimiento, pág 159; Barroco, pág 169
El titán Atlas, pág 179
Las nuevas siete maravillas, pág 180
Estas pinturas están realizadas al óleo sobre lienzo y su medida es 65x80
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INTRODUCCIÓN:
LA HISTORIA DE LAS RUINAS
La historia de las ruinas y la arquitectura de templos y monumentos es una obra más que se ha
escrito sobre este inmenso fenómeno. La diferencia estriba en que se ha realizado bajo un punto de
vista nuevo, en función de las necesidades y conocimientos del hombre moderno. Para llevarla a
cabo hemos partido de un hecho, las ruinas, que es un acontecimiento rico y complejo de intensa
vitalidad que ofrece tantas facetas como una piedra preciosa, y la humanidad lleva largos años
esforzándose en sistematizarlas convirtiéndolas en información objetiva y ordenada.
Este meritorio esfuerzo que en el pasado dio lugar a información muy valiosa, en primer lugar
porque se ha dado cuenta de que las ruinas no es solo historia y clasificación; en segundo, porque en
el ser humano la sed de conocimiento no toca fondo, y la conquista de una respuesta da
inmediatamente lugar a una nueva pregunta; y en tercero, porque la técnica y los nuevos métodos de
análisis han puesto al hombre en excelentes condiciones para lanzar sobre las ruinas una mirada
lúcida y profunda en todas las direcciones de la brújula del tiempo. Ante el término ruinas no basta
con preguntarse: ¿de qué siglo es?, ¿quién la realizó?. Quedan muchas más cuestiones: ¿de qué
materiales está hecha?, ¿cómo era el hombre que le dio vida?, ¿qué técnicas, utensilios y
herramientas empleó?, ¿dónde está su mérito?, ¿a qué inquietud humana ha respondido?, ¿la
comprendieron sus contemporáneos?, ¿en qué tipo de estética se encuadra?, y muchas más a las
cuales intenta responder esta información. Estamos convencidos de que somos los primeros en
poner al alcance del lector esta variedad de enfoques nuevos, sin los cuales el conocimiento del
término ruinas no resulta moderno, ni verdadero, ni hondo. Pero aún así nos creemos haber dado
con las últimas respuestas. A partir de nuestros hallazgos, los espíritus inquietos deberan plantearse
nuevas preguntas.
El término ruinas es usado para describir los restos de arquitectura humana, estructuras que
alguna vez fueron un todo, pero que se han derruido parcial o completamente debido a la carencia
de mantenimiento o a los actos deliberados de destrucción. Los desastres naturales, las guerras y la
despoblación, son las causas más comunes que llevan a una edificación a las ruinas.
Existen ruinas famosas en todo el mundo, desde antiguos lugares en China, el Valle del Indo y
Judea, hasta sitios de Zimbabue en África, Grecia, Egipto y Roma del lado de la cuenca del
Mediterráneo, como también en los territorios incas y mayas de América.
Las ruinas son muy importantes para los historiadores, arqueólogos y antropólogos, trátese de lo
que alguna vez fueron fortificaciones, lugares de adoración, casas, edificios o pueblos, villas y
ciudades enteras. Muchas de las ruinas descubiertas o conocidas, se han vuelto Patrimonio de la
Humanidad por parte de la Unesco en años recientes, entidad que los identifica y conserva como
áreas de valor excepcional para la humanidad.
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POMPEYA
Pompeya fue una ciudad de la Antigua Roma ubicada junto con Herculano y otros lugares más
pequeños en la región de Campania, cerca de la moderna ciudad de Nápoles (Italia). Construida por
los oscos (siglo VII a.C.), fue ocupada por los samnitas (siglo V a.C.) y se alió con Roma a
principios del siglo III a.C. A consecuencia de su participación en la guerra social, pasó a
convertirse en colonia romana. La influencia de los griegos hizo de Pompeya una ciudad de aspecto
helenístico. Próspera gracias a la fertilidad de sus tierras, la suavidad de su clima la convirtió en
zona residencial y de recreo de los patricios romanos. En el año 62 se vio afectada por un gran
terremoto, que obligó a sus habitantes a reconstruirla en gran parte. En el año 79, una erupción del
Vesubio la sepultó completamente junto con las ciudades de Herculano y Stabias. Descubierta en el
año 1748, fue excavada a partir de 1860.
La ciudad fue fundada en el Siglo VII a. C. por los oscos, un pueblo de la Italia central, en una
colina cerca de la desembocadura del río Sarno, utilizada previamente como puerto seguro por
navegantes griegos y fenicios. Cuando los etruscos suponían una amenaza, Pompeya se alió con los
griegos, quienes dominaban la bahía de Nápoles. En el siglo V a. C. los Samnitas conquistaron
Pompeya y otras ciudades de la región (Campania). Los nuevos gobernantes impusieron su
arquitectura y ampliaron la ciudad. Muy pronto la ciudad alcanzó el aspecto de una ciudad
helenística: se renovó al gusto griego el santuario de Apolo, se erigieron la basílica y el templo
dedicado a Isis y también se renovaron las Termas de Stabia. En este periodo de grandes obras
públicas, se construyeron las más bellas Domus de Pompeya.
Pompeya participó en la guerra que las ciudades de la Campania iniciaron contra Roma, pero en el
año 80 a. C. fue asediada por Lucio Cornelio Sila. Pompeya asumió en poco tiempo el aspecto de
una ciudad romana. En este periodo, el templo de Júpiter fue transformado en "Capitolium", se
construyó el "Comitium" para las elecciones y se erigieron un santuario dedicado a Venus y un
anfiteatro; además se reestructuró ampliamente la Villa de los Misterios (Villa dei Misteri). La
ciudad se transformó en un importante punto de paso de mercancías que llegaban por vía marítima y
que eran enviadas hacia Roma o hacia el sur de Italia siguiendo la cercana Via Appia.
Con la instauración del régimen de Augusto, se construyeron en Pompeya muchos edificios
dedicados al culto imperial, entre ellos, el templo llamado de Vespasiano; además se renovaron el
teatro y el anfiteatro y un gran gimnasio para los jóvenes. La construcción del acueducto derivado
del acueducto del Sarno, llevó el agua corriente a las domus más ricas y a las fuentes de las calles
principales de la ciudad. Finalmente Pompeya se convierte en una ciudad muy activa, rica en
santuarios, palacios, grandes monumentos, jardines, villas suntuosas y fuentes artísticas.
En el año 62 un terremoto dañó seriamente Pompeya y otras ciudades cercanas. Durante el período
que va entre ese año y el 24 de agosto del año 79, año de la erupción del Vesubio en la cual arrojó
ceniza caliente, piedras y carbonilla sobre la ciudad de Pompeya y ésta quedó cubierta por una capa
de ceniza de 4 m de espesor y permaneció enterrada durante más de 1.500 años; la ciudad fue
reconstruida, quizá con mayor suntuosidad en los edificios y el arte que antes.
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POMPEYA
En el momento de la erupción, la cercanía de las próximas elecciones para ocupar cargos públicos
servía de acicate a los más ricos de la ciudad para destinar dinero a la reparación de templos y otros
edificios públicos (el Macellum, el edificio de Eumaquia, la Curia); intentando ganarse así el voto
popular. Varios de estos edificios conservan placas en honor de sus reparadores.
TRABAJOS ARQUEOLÓGICOS
Gruesas capas de ceniza cubrieron dos ciudades situadas en la base de la montaña, y sus nombres y
localizaciones fueron olvidados. Herculano fue redescubierta en 1738, y Pompeya en 1748.
Intervino como patrono y visitante frecuente de los trabajos, el Rey Carlos VII de Nápoles, mucho
más conocido como Carlos III de España entre 1759 y 1788 en que muere en Madrid. Este Rey
siguió también y patrocinó expediciones arqueológicas hispanas en Yucatán, sobre restos de
pirámides mayas, hoy conocidísimas. Fue ingeniero director de los trabajos de Pompeya y
Herculano el aragonés Roque Joaquín de Alcubierre y colector y mantenedor de muchas esculturas
encontradas durante una treintena de años, hoy preservadas en Madrid, Roma y Nápoles.
Desde entonces, ambas villas han sido excavadas revelando numerosos edificios intactos, así como
pinturas murales. Realmente el descubrimiento tuvo lugar en los años 1594-1600, cuando el
arquitecto Domenico Fontana estaba construyendo un canal para conducir el agua del río Sarno a
Torre Annunziata, y descubrió, sin darse cuenta, algunos edificios y unas inscripciones de la antigua
Pompeya. Pero hubo que esperar 150 años antes de que se iniciara una campaña para desenterrar las
ciudades. Hasta esa fecha, se asumía que Pompeya y Herculano se habían perdido para siempre.
En 1775 se constituyó la "Accademia Ercolanese" con el objeto de estudiar los monumentos de
Herculano y de Pompeya. En este periodo salieron a la luz la Villa de Ciceron, luego recubierta, la
Villa de Diomedes, el Teatro y la Casa de Julia Felix. Se dio un gran impulso a los trabajos de
excavación en la época de José Bonaparte y Joaquín Murat, descubriéndose la Basilica, el Foro, el
Templo de la Fortuna Augusta y las casas llamadas de Pansa, del Poeta trágico, del Citarista, de
Fabius Rufus y del Fauno. Desde 1850 y 1859 se descubrieron la Via Stabiana y las Termas
Stabianas.
En 1860 la dirección de las excavaciones fue confiada a Giuseppe Fiorelli, que experimentó la
sugestiva técnica de los calcos en yeso para revivir la dramática agonía de la ciudad; de hecho los
cuerpos de personas y animales y los organismos vegetales (plantas, árboles y también objetos de
madera), recubiertos por una gruesa capa de “lapilli” incandescentes, se descompusieron dejando un
vacío en el compacto banco de ceniza; colando yeso líquido en estas cavidades, se sacaron unos
calcos que reproducían fielmente los rasgos de hombres y animales en los últimos instantes de su
vida. En este periodo salieron a la luz la Casa de los Vetti, la Casa de los Amorcillos dorados, la
Villa de los Misterios y la Casa de Menandro.
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POMPEYA y HERCULANO
En los últimos años las excavaciones, confiadas en principio a Amedeo Maiuri y luego a partir de
1961 a de Franciscis , se han ido perfeccionando, llegando a descubrir más o menos tres cuartas
partes de toda la ciudad. Pompeya es la única ciudad antigua de la que se conoce de forma precisa
su estructura topográfica, sin modificaciones posteriores. No estaba distribuida en un plano regular
como solía ocurrir con las ciudades romanas, debido a la irregularidad del terreno. Pero sus calles
eran rectas y estaban pavimentadas con piedras poligonales y había casas y comercios a ambos
lados.
Los ataques aéreos durante la II Guerra Mundial dañaron gravemente algunas de las ruinas que han
sido restauradas. Continuamente se realizan más excavaciones. Aún queda una cuarta parte de la
ciudad sin excavar, y la mayor parte de la zona continúa sepultada por tierra amontonada durante
las excavaciones más antiguas. Entre los aspectos más importantes de los descubrimientos destaca
el grado de conservación extraordinario de los objetos encontrados. La lluvia de cenizas húmedas
que acompañó a la erupción formó un sello hermético sobre la ciudad, conservando muchas
estructuras públicas, templos, teatros, termas, tiendas y casas particulares.
La mayoría de los habitantes escaparon a la erupción, llevándose sus efectos personales. Los
edificios, junto con los objetos, constituyen un documento admirable, real y completo de la vida en
una ciudad italiana en el siglo I d.C. Los edificios existentes, los cuales representan una transición
desde el estilo griego puro a los métodos de construcción del Imperio romano, han sido de gran
importancia en el estudio de la arquitectura romana.
HERCULANO
Herculano es una antigua ciudad de Italia, situada en las faldas del volcán Vesubio,
aproximadamente a 8 km de Nápoles. Según la leyenda, la ciudad fue fundada por el mítico héroe
griego Hércules, quien le dio su nombre. Sufrió graves daños en el 62 causados por un terremoto
violento y en el 79 fue sepultada, junto con la ciudad de Pompeya, por una capa de lava, cenizas y
barro de entre 12 y 25m de grosor, durante una erupción del Vesubio, lo que ha permitido recuperar
ciertos edificios en casi toda su altura (Puerta de Herculano, Muralla, la necrópolis, etc.)
Los restos de la ciudad sepultada se descubrieron por primera vez en 1706. Las excavaciones más o
menos sistemáticas de las ruinas comenzaron en 1738 y desde entonces han continuado, de forma
intermitente, demostrando que fue una popular zona de descanso para los romanos acaudalados. El
centro de la ciudad se encontraba en el decumanus maximus, considerado por algunos expertos el
foro de la ciudad, y que conducía a unos pórticos, uno de ellos custodiado por unos arcos con cuatro
aberturas en cruz llamados tetrapylon, al santuario de Hércules, a una palestra con piscina, a la
basílica (recuperada en las primeras excavaciones del siglo XVIII) y a los más notables edificios de
la ciudad. Muchas de las villas, decoradas con suntuosidad, y el teatro descubiertos han
proporcionado espléndidas esculturas de mármol y bronce, pinturas y una gran biblioteca de
papiros. Estos tesoros, junto con otros muchos objetos, como jarrones y utensilios domésticos, se
exhiben en el Museo Nacional de Nápoles.
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Una erupción trágica del Vesubio: El 24 de agosto del año 79, durante el reinado de Tito, el volcán del monte Vesubio entró
en erupción, lanzó materias del interior de la tierra. En pocas horas enterró Pompeya y Herculano con todos sus habitantes. La
catástrofe ocurrió con tanta rapidez que las dos ciudades quedaron enterradas y preservadas bajo una gruesa capa de escorias,
ceniza, etc. En los tiempos modernos los arqueólogos los han excavado y han descubierto muchos pormenores sobre la vida
cotidiana en una provincia de Roma.
Pompeya; Templo de Júpiter: Fue erigido en el siglo II a.C. Posee un podium, con escalera frontal, rodeado de columnas
corintias. En el interior se hallaba la estatua de Júpiter. En el 80 a.C. se transformó en Capitolium y se consagró a la trinidad
capitolina, Júpiter, Juno y Minerva. El podio fue restaurado en época de Tiberio. En la cella hay una cabeza colosal de Júpiter de
época de Sila. A ambos lados del podio se hallan las bases de las estatuas ecuestres. La cella estaba pavimentada con un motivo
de rombos de colores, que imitaban cubos en perspectiva. Las paredes estaban decoradas con pinturas.
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Pompeya; Templo de Apolo: Es uno de los templos más antiguos de Pompeya, data del 575-550 a.C. época samnítica. La
estructura actual es del siglo II a.C., posteriormente fue reformado varias veces. A los lados del pórtico se hallan las estatuas de
Apolo y Diana. En el edificio se mezclan elementos griegos, la columnata rodeaba la cella, e itálicos, podio alto con escalera de
acceso solo por el frontis. El sacellum estaba rodeado por un total de 28 columnas corintias, de las cuales se conservan dos
completas.
Pompeya; Basílica: Data del siglo II a.C. Estaba destinada a la administración de la justicia y a las contracciones económicas.
De planta rectangular 24 x 55m dividida en tres naves por 28 columnas de barro cocido, con techo a doble vertiente. La entrada
principal tiene un vestíbulo con forma de pórtico sostenido por pilastras de toba. En el fondo, se encuentra un alto pedestal de
estilo heleno, el tribunal y el estrado donde se sentaban los jueces. Accesible a través de una escalera de madera.
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Pompeya; el Macellum: Era el mercado principal de la ciudad. Data del siglo II a.C. y fue reformado en varias ocasiones. La
plaza interna, mide 37 x 27 metros, tenía en su centro, una rotonda con 12 columnas que contenían un estanque con peces. En el
patio porticado se hallaban las tiendas. En las doce bases del centro, descansaban las vigas de madera del techo cónico. En el
fondo a la derecha se vendía la carne y el pescado y a la izquierda se ofrecían banquetes en honor al emperador, a quien estaba
consagrado el templete.
Pompeya; Templo de Vespasiano: Templo consagrado al culto del genio del emperador Vespasiano. Estaba en reconstrucción
cuando sucedió la erupción del 79. A través del pórtico se accedía al patio descubierto donde había un altar para los sacrificios.
Adosada a la pared del fondo está el templo donde se custodiaba la estatua del emperador. Una puerta en la pared trasera daba
acceso a tres habitaciones utilizadas por el personal a cargo del templo y como almacenes.
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Pompeya; Foro Triangular: Se localiza en el sur de la ciudad de cara al mar y al río Sarno. Se accede a él a través de unas
puertas monumentales con columnas jónicas. Está circundado por un pórtico de 95 columnas dóricas, excepto en la fachada sur.
Forma parte del proyecto urbanístico de la reforma de barrios de los teatros del siglo II a.C.
Pompeya; el Teatro Grande: Edificado en el siglo II a.C. En época augustal se añadieron las tribunas de honor. Tenía una
capacidad de unos 5.000 espectadores. Fue reconstruido el escenario y la scena después del terremoto del 62. En el momento de
la erupción no se habían terminado las reformas.
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Pompeya; las Termas de Stabia: Es el edificio termal más antiguo de la ciudad, siglo II a.C. Se edificó sobre unas
instalaciones más antiguas del siglo IV o III a.C. y fue reformado en varias ocasiones. Tenía dos secciones mujeres y hombres.
En la parte norte hay una letrina de grandes dimensiones. En la entrada de la palestra se conserva la decoración realizada poco
antes de la erupción. La palestra fue reconstruida en época de Sila por los duunviros Caius Julius y Publius Aninius. También
destaca la decoración del vestíbulo.
Pompeya; la Casa del Fauno: Fue descubierta en 1830. La casa del Fauno representa uno de los más bellos ejemplos de
vivienda de la antigua Pompeya. Data del siglo II a.C. La entrada de la izquierda estaba dedicada al recibimiento y la de la
derecha a la parte privada de la casa. A lo largo del corredor que flanquea el primer peristilo se halla el establo, una letrina, un
pequeño recinto termal y la cocina. También destaca el mosaico con la batalla de Alejandro Magno. El nombre de la casa deriva
de un bronce decorativo que representa un fauno danzante; el que hoy en día se puede ver en el atrio de la casa.
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Pompeya; la Casa de la Citarista: Con una extensión de unos 2700 m2 tras varias reformas y obras en el siglo I a.C., agrupó
varias edificaciones anteriores. Su nombre se debe a la estatua de bronce de Apolo Citarista, hallada en el peristilo. El edifico
pertenecía a la familia de los Popidii, según las tres pinturas halladas y las inscripciones electorales. La casa tiene tres peristilos
en varios niveles. También destaca el bronce de un jabalí atacado por perros, que fue encontrado cerca de la Piscina. La casa
tenia un complejo termal.
Pompeya; la Casa de Menandro: La casa fue construida originalmente en el siglo III a.C. y fue reformada a lo largo de su
historia. El nombre procede de una pintura que representa al poeta Menandro sentado con un libro en la mano. Destaca por la
grandiosidad de las proporciones, las decoraciones pictóricas y los mosaicos del atrio, del peristilo y el larario con un nicho para
el culto de las imagines maiorum. En uno de sus subterráneos, debajo de los baños, en 1930, se encontró un tesoro de 115 piezas
de plata, joyas de oro y 1432 sestercios. Cuando la erupción se estaba reformando la zona destinada a las termas.
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Pompeya; la Casa de Pansa: Domus datada en el 140-120 a.C. destacan los capiteles jónicos del jardín. Según el edicto que se
aprecia en el callejón adyacente, el rico y poderoso Alleius Nigidius Maius, mercader de origen campano y duunviro, entre el 55
y 56 alquilaba una parte de la misma a terceros. La Casa de Pansa ocupa una manzana entera. El peristilo tenía dieciséis
columnas jónicas que sostenían el piso superior. En el lado norte del peristilo se hallaba la habitación más imponente de la casa.
Pompeya; la Casa de Fabius Rufus: La propiedad consta de varias casas agrupadas. Es la más grande descubierta en Pompeya.
Situada al oeste del Foro, está construida en cuatro niveles, la entrada de cara a la ciudad correspondiente al más alto nivel. La
entrada en vico del Farmacista conduce directamente al atrio con impluvium. Desde aquí escaleras conducen a los niveles
inferiores. Está decorada con pinturas.
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Pompeya; la Casa de la Fortuna Augusta: El duunviro M. Tulios ordenó edificar este templo en honor al emperador. La cella
estaba adornada con cuatro columnas corintias. En el interior estaba la estatua de la diosa y en las hornacillas laterales la familia
del imperial y la de M. Tulios. Los templos dedicado al culto de la Fortuna Redux, se construyeron cuando Augusto regresó de
las campañas de los años 19-13 a.C.
Pompeya; el Templo de Isis: El templo se construyó en el siglo II a.C. y se reformó tras el terremoto por N. Popidius
Ampliatus. En el centro de un patio porticado, sobre un podium, con un proanos de cuatro por dos columnas, en las hornacillas
laterales se hallaron las estatuas de Anubis y Harpókrates vinculados con el culto a Isis. La estatua de Isis fue descubierta en el
pórtico. En una de las estancias se descubrió un purgatorium, pila de agua usada para las abluciones, y unos altares. Sus estucos
están decorados con pinturas.
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Pompeya; el Gimnasio Samnita: Se localiza detrás del templo de Isis. Data de la segunda mitad del siglo II a.C. De planta
rectangular porticado en tres de sus fachadas. En la parte sur, la no porticada, era donde se celebraban las ceremonias y la
entrega de premios. Durante época osca se celebraban las reuniones de las asociaciones de carácter político-militar y las
competiciones de los jóvenes pompeyanos.
Pompeya; Casa de Diomedes: Domus suburbana excavada entre 1771 y 1774. Se cree que pertenecía a M. Arrius Diomedes.
Una de las villas suburbanas más lujosas. Data del siglo II a.C. Junto a la puerta trasera se hallaron dos cuerpos abrazados. Uno
de ellos llevaba un anillo de oro en un dedo y una llave de plata en la mano, junto a 1356 sestercios. Desde la entrada se accede
directamente al peristilo con 14 columnas; a la izquierda se halla el complejo termal. También se ha hallado un solarium y un
jardín cuadrado, el más grande de Pompeya con piscina, fuente, triclinio de verano y cuatripórtico.
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HERCULANO
Antigua ciudad de Italia
Situada al este de Nápoles, en las laderas del Vesubio donde hoy se encuentra Ercolano, esta
antigua ciudad de Campania fue devastada, al igual que las vecinas Oplontis, Pompeya y Stabias,
por la erupción del Vesubio, que tuvo lugar el 24 de agosto del 79. En un primer período, que se
extendió desde el siglo VIII hasta el siglo V a.C., estuvo habitada por griegos, oscos y etruscos y,
luego, fue colonizada por los samnitas, que la perdieron en 89 a.C. al convertirse en municipio del
imperio romano. La erupción del Vesubio sepultó a la ciudad bajo una gruesa capa de cieno
solidificado, a diferencia de Pompeya, que quedó cubierta por cenizas.
Las primeras excavaciones, realizadas en el siglo XVIII, se limitaron a una exploración por galerías,
por lo que hubo que esperar al siglo XIX para que se realizaran nuevas y más detalladas
excavaciones, como las que se llevaron a cabo entre 1927 y la segunda guerra mundial, que se
consideraron completadas tras las últimas investigaciones que siguieron a dicha guerra. Se
recuperaron en total casi la mitad de las 12 ha que ocupaba la ciudad, cuyas casas, casi todas ellas
dotadas de atrio central, mostraron de nuevo su decoración, sus mosaicos y bastantes ejemplos de
mobiliario.
Herculano; Puerta de Herculano y Muralla: Es la puerta donde nacía el camino hacia la vecina Herculano. Está construida en
opus vittattum mixtum. Data de la conquista de Sila. Las murallas adyacentes son del siglo III a.C. A extramuros a la izquierda
se conservan los restos de la muralla que se edificaron con grandes sillares de toba. Su altura es de unos 7 m. También se
aprecian las huellas que dejaron los proyectiles arrojados por Sila. Consta de 3 vías de comunicación, la central, destinada a los
vehículos mientras que los dos arcos para los peatones.
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Herculano; Necrópolis de la Puerta de Herculano: La necrópolis se excavó entre 1763 y 1838. El camino llevaba a Herculano
y Nápoles. Es la más conocida de la ciudad. Las tumbas datan del siglo I a.C. hasta el siglo I. Destacan la tumba semicircular de
la sacerdotisa Mamia, la de C. Calventius, etc.
Herculano; la Necrópolis de Herculano: Esta necrópolis es muy conocida y como todas las necrópolis se encuentra a la salida
de la ciudad, en dirección Herculano. En el siglo I a.C. era costumbre entre los romanos incinerar a sus muertos y emparedar la
urna con sus cenizas en una tumba o enterrándola en el suelo marcando el lugar con un mojón o una estatua.
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