Viaje al planeta Limpio

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Viaje al planeta Limpio
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Aterrizaje en el “Planeta Limpio” en tres, dos, uno.
Zin vivía en Litterland, un pequeño planeta del Sistema Solar con un gran problema: la basura.
Sus habitantes no sabían qué hacer con ella: la acumulaban en el suelo, en las montañas y
¡hasta en los escondrijos de los animales! El hedor de las calles era insoportable la gente
estaba triste y apenas salía de sus casas.
La situación era tan insostenible que un grupo de científicos, entre los que se encontraba Zin,
decidieron investigar qué hacían los demás planetas con su basura. Los mercurienses, que
viven junto al sol, deshacían su basura enviándola hacia allí en pequeñas naves espaciales. Los
plutoniacos, tenían unos animales que se alimentan de basura y los saturnianos construían sus
casas con basura…
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Fijaros en ese planeta: no hay basura por las calles, tienen montañas limpias y ¡mirar
cuántos animales corretean por las calles y los bosques! Es el planeta Tierra o más bien
¡el planeta Limpio!
Organizaron rápidamente una expedición a la Tierra y Zin fue el elegido para viajar. Tenía que
investigar qué hacía la gente con la basura, qué eran esos monstruos de colores donde la
metían y por qué no les comían las manos cuando les daban de comer. Además, era muy
importante saber qué hacían con la basura cuando el monstruo ya no podía comer más.
Llegó a la ciudad y se situó cerca de uno de esos temibles monstruos de colores: amarillo,
verde, azul y marrón. De pronto, unos chiquillos metieron unos papeles dentro del monstruo
de color azul. Este no se movía, no mordía y no hacía ningún gesto. Pensó que quizás se había
equivocado ¿eran realmente monstruos?
Esperó y vio a una anciana que tiraba botellas dentro del monstruo de color verde. Este hacía
solo ruido cuando las botellas caían en su interior, pero a la anciana no le sucedía
absolutamente nada.
Zin, que se había quedado dormido junto a los monstruos, se despertó y vio unos ojos que lo
observaban.
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¿Qué eres? –dijo Santi, cogiendo a Zin por los pies-.
Soy el agente Zin Zas, de Litterland. Estoy aquí en una misión de aprendizaje.
Yo soy Santi, bueno mi mamá me llama Santiago –colocó a Zin sobre la palma de su
mano- ¿Y qué vienes a aprender aquí?
Vengo a aprender qué hacéis con vuestra basura, quién son los monstruos de colores y
qué hacéis cuando los monstruos ya no pueden comer más.
Santi no podía creerse las cosas tan raras de las que hablaba el extraterrestre.
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No son monstruos, se llaman contenedores. En el amarillo tiramos los envases de
plástico; en el azul, el papel y el cartón; en el verde, el vidrio; y en el marrón, todo lo
orgánico.
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¿Y que hacéis cuando los monstruos, quiero decir los contenedores, están llenos?
Santi, le explicó cómo un camión los llevaba a la planta de reciclaje y allí, los materiales se
reciclaban y convertían en otros objetos.
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¿De verdad que con papeles ya utilizados se puede volver a fabricar papeles limpios?
Zin no podía creer todo lo que Santi le contaba.
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¿Re-ci-clar? –preguntó Zin-.
Sí. Eso es lo que hacemos con las cosas. Reciclar quiere decir volver a utilizar alguna
cosa convirtiéndola en algo nuevo. Pero hay pasos previos a reciclar.
Santi le explicó que había objetos que se podían utilizar más de una vez, como las botellas de
plástico; otros, que se podían substituir por objetos con más de un uso, como las servilletas. Y
lo que Santi creía que era más importante para mantener el planeta limpio era reducir los
daños causados al medio ambiente como por ejemplo ir caminando a la escuela, no comprar
objetos innecesarios, cerrar el grifo mientras nos cepillamos los dientes, etc.
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¡Es maravilloso! ¡Sois geniales!
No creas… no todo el mundo recicla.
Zin escuchó atentamente todo lo que Santi le explicaba y se quedó sorprendido cuando supo
que aún había gente que tiraba toda la basura en el mismo contenedor. Y lo que era más
terrible todavía: ¡esa basura se enterraba bajo las montañas! Zin le explicó qué le sucedería a
la Tierra si seguía así… era lo mismo que había pasado en Litterland.
El pequeño extraterrestre se despidió de Santi, asimilando toda la información que acababa de
aprender. Estaba seguro de que podrían mejorar la vida en Litterland y llegar a hacer de él, un
planeta verde y cuidadoso con el medio ambiente.
En su viaje de vuelta, se dio cuenta de que en la Tierra aún quedaba mucho trabajo por hacer
pero que con chicos y chicas como Santi, que aman y cuidan el planeta, seguro que conseguían
conservarlo tan maravilloso como a Zin le parecía en su viaje.
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