Juzgado de lo Penal N°.. 20 de Madrid 14-2

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Juzgado de lo Penal N°.. 20 de Madrid 14-2-2011, Sentencia de 14 Feb. 2011,
rec. 227/2010. Ponente: González Vega, Ignacio Ubaldo. Nº de Recurso:
227/2010
Jurisdicción: PENAL.
Diario La Ley, Nº 7631, Sección La Sentencia del día, 17 May. 2011, Año
XXXII, Editorial LA LEY. LA LEY 1539/2011
Delito de conducción a velocidad excesiva cuando el acusado acudía al hospital
con motivo del traslado de su hija menor por causa médica de urgencia.
Cabecera
EXCESO DE VELOCIDAD PENALMENTE PUNIBLE. Circulación a 111
km/h en zona urbana con limitación a 50 km/h. Validez de la medición de
velocidad por medio de radar debidamente homologado, con admisión de un
porcentaje de error del 5% tras operar, a la marcada en el cinemómetro (117
km/h), la tolerancia prevista en la Oden ITC/3699/2006. ESTADO DE
NECESIDAD. Requisitos. Padre que acude al Centro Hospitalario tras conocer
que su hija menor es ingresada de urgencia en la UVI por haber sufrido ictus
cerebral. No puede aprecirse una eximente pues la acción delictiva no es idónea
para evitar la concreción del riesgo para la salud de la hija. No ha quedado
acreditado que su presencia fuera requerida en el hospital de forma inmediata
para proporcionar algún tipo de información al personal facultativo, para
trasfundir sangre, para llevar algún tipo de medicación, etc., en definitiva, para
cualquier actuación de la que dependiera la sanidad de su hija y que por ello
tuviera que sacrificar un bien jurídico supraindividual y colectivo cual es la
seguridad vial. ALTERACIÓN PSÍQUICA. Eximente incompleta. Alteración
grave de las facultades mentales por el shock emocional que le produce la
noticia. Individualización de la pena.
Resumen de antecedentes y Sentido del fallo
El Juzgado de lo Penal núm. 20 de Madrid dicta sentencia en la que condena al
acusado por un delito contra la seguridad vial -conducción con exceso de
velocidad-, apreciando una eximente incompleta de alteración psíquica.
Texto
En Madrid, a catorce de febrero de dos mil once
JUZGADO DE LO PENAL
Nº 20 DE MADRID
JUICIO ORAL Nº 112/2010
S E N T E N C I A nº
VISTA en juicio oral y público por el Ilmo. Sr. Magistrado D. Ignacio U.
González Vega, ante este Juzgado de lo Penal núm. 20 de Madrid, la causa penal
número 227/2010, dimanante de las Diligencias Previas núm. 6085/2010
procedentes del Juzgado de Instrucción núm. 1 de Madrid, seguidas por un
delito contra la seguridad vial, contra D. Juan Francisco , defendido por el
letrado Sr. García González en sustitución de D. Oscar José Redondo, y
representado por la Procuradora de los Tribunales Sra. Ayudarte García, con
intervención del Ministerio Fiscal.
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- El Ministerio Fiscal calificó definitivamente los hechos como
constitutivos de un delito contra la seguridad vial, previsto y penado en el
apartado 1º del artículo 379 del Código Penal , reputando al acusado responsable
en concepto de autor, sin la concurrencia de circunstancias modificativas de la
responsabilidad criminal, y solicitando las siguientes penas: multa de 8 meses
con cuota de doce euros, con la responsabilidad personal subsidiaria del artículo
53 del Código Penal en caso de impago y privación del derecho a conducir
vehículos a motor y ciclomotores por un año y un mes, así como al pago de las
costas procesales causadas.
SEGUNDO.- El Letrado de la defensa, en igual trámite, negando los hechos de
la acusación, solicitó la libre absolución de su patrocinado, modificando la
conclusión cuarta interesando la aplicación de la eximente prevista en el número
1º del artículo 20 del Código Penal .
El acto de juicio fue dirigido por el Magistrado en prácticas tuteladas D.
Fernando de la Fuente Honrubia, en presencia del Magistrado titular y bajo su
directo control y responsabilidad.
HECHOS PROBADOS
ÚNICO.- Resulta probado y expresamente así se declara que el 24 de octubre de
2009, sobre las 12,30 horas, el acusado D. Juan Francisco , mayor de edad y sin
antecedentes penales, conducía su vehículo, marca MERCEDES, modelo E270
CDI, matrícula .... SMJ , por la Avenida de Andalucía de Madrid, a la altura de
la farola número 40, a una velocidad de 117 km/h cuando dicho lugar tiene
limitada la velocidad a 50 km/h.
En el momento de producirse los hechos, el acusado se dirigía al Hospital Doce
de Octubre donde había sido ingresada su hija menor como consecuencia de un
infarto cerebral, noticia que le provocó un "shock emocional", que afectó
parcialmente a su capacidad de discernimiento.
FUNDAMENTOS JURIDICOS
PRIMERO.- Resulta prioritario llevar a cabo el análisis de la prueba practicada
en el acto del juicio, otorgando la tutela judicial efectiva que las partes se
merecen, posibilitando el acceso a los recursos, si a ello hubiera lugar.
De la actividad probatoria desarrollada en el acto del juicio oral, de conformidad
con el artículo 741 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal , apreciando en
conciencia las pruebas practicadas en el juicio, se destacan como relevantes para
el contenido de esta resolución los siguientes medios probatorios:
La declaración del propio acusado que reconoció que conducía el vehículo por la
citada vía en la que un velocímetro detectó que iba a una velocidad excesiva, si
bien arguyó qué el motivo de dicha conducción fue acudir al Hospital Doce de
Octubre al haberle comunicado que habían trasladado a su hija a dicho centro
por haber sufrido un "ictus" cerebral.
Como testigos de cargo, la declaración de los policías municipales de Madrid
con carnés profesionales números 4525.1 y 2956.7, encargados de operar el
radar, quienes se ratificaron en el atestado y refirieron que la velocidad de la
denuncia era 111 km/h, tras operar a la marcada en el cinemómetro (117 km/h)
la tolerancia prevista en la Oden ITC/3699/2006 que regula el Control
Metrológico del Estado de los aparatos destinados a medir la velocidad de
circulación de los vehículos a motor. Así mismo, la declaración del Policía
Municipal de Madrid con carné profesional número 0813.8, quien actuó en
calidad de instructor del atestado, el cual ratificó el mismo en su integridad.
Como prueba de la defensa, la declaración testifical de D.ª Alicia , esposa del
acusado, quién afirmó que el motivo de dicha conducción a gran velocidad era
acudir al hospital a la mayor brevedad con motivo del traslado de su hija por
causa médica de urgencia.
Además disponemos de la prueba documental propuesta consistente en atestado
policial, informes médicos relativos al traslado de la hija menor del acusado al
centro hospitalario, informe del centro español de metrología así como la
documental aportada el día de la vista como cuestión previa.
Con todo este material probatorio, deberán analizarse cada una de las
imputaciones formalizadas a fin de comprobar si concurren los elementos
exigibles que desvirtúen la presunción de inocencia que protege a todo acusado.
SEGUNDO.- Se imputa al acusado un delito contra la seguridad vial,
concretamente un delito de conducción temeraria del apartado 1º del artículo
379 del Código Penal .
Partiendo de dicha prueba, hay que comenzar por dilucidar si se ha de tener por
probado que el acusado circulaba a la velocidad indicada en el atestado y si la
misma integra el elemento objetivo del diferencial de velocidad reseñado en el
citado tipo penal del apartado 1º del artículo 379 del Código Penal .
En primer lugar, el acusado no ha impugnado el informe metrológico unido al
atestado en lo relativo a que el mismo sea reflejo de la velocidad a la que
circulaba sino que lo que se impugna de dicho informe es que no incorpora la
fórmula matemática en virtud de la cual se fija la velocidad final en 111
km/hora, como consecuencia del margen de tolerancia antes mencionado. Sobre
esta cuestión, es de referir que el atestado refleja dicho margen de error
conforme a la Orden ITC/3699/2006, habiendo aclarado los dos agentes
encargados de operar el radar en el acto de juicio que tal porcentaje es del 5 por
100, lo que aplicado a la velocidad real (117 km/hora) ofrece un resultado de
111 km/hora. Conforme a estas premisas, es de recordar que el apartado 1º del
artículo 379 del Código Penal parte de la presunción iuris et de iure consistente
en que este delito de peligro se integra por el hecho de circular a "velocidad
superior en sesenta kilómetros hora en vía urbana (...) a la permitida
reglamentariamente". Acreditándose por el atestado que la velocidad máxima de
la vía es de 50 Km/hora, ha de tenerse por integrado el elemento objetivo del
tipo por circular el acusado a una velocidad superior en más de 60 km/hora de
dicha aquella velocidad sin que exista ningún elemento que permita dudar que el
cinemómetro funcionaba correctamente y que marcó la velocidad correcta a la
que el acusado circulaba.
TERCERO.- En coherencia con todo lo anterior, el acusado es autor de un delito
contra la seguridad vial del apartado 1º del artículo 379 del Código Penal , por
su participación material y directa en los hechos que se enjuician, de
conformidad con lo previsto en el artículo 28 del mismo texto legal.
CUARTO.- En lo referente a las circunstancias modificativas de la
responsabilidad criminal, ha de recordarse que estas han de quedar probadas con
el mismo alcance que los propios hechos objeto de acusación (así, sentencias del
Tribunal Supremo de 27 de junio de 1984 y 19 de febrero de 1993).
En primer lugar, corresponde en orden al principio de especialidad, analizar si
existe alguna causa de justificación que excluya la antijuridicidad de la
conducta. Concretamente, por la defensa del acusado, en fase de informe, se
puso de manifiesto la posible concurrencia de la causa de justificación de estado
de necesidad prevista en el número 5º del artículo 20 del Código Penal . Sobre
este particular ha de recordarse que en el estado de necesidad existe una
situación de peligro para bienes jurídicos, que plantea la necesidad de salvarlos
o protegerlos y ello sólo se puede realizar a costa de lesionar o afectar a otros
intereses jurídicamente protegidos. Hay por tanto un conflicto de intereses
jurídicos. Para que concurra deben darse los requisitos que prevé el Código
Penal, concretamente: actuar para evitar un mal propio o ajeno, lesionando un
bien jurídico de otra persona o infringiendo un deber, siempre que el mal
causado no sea mayor que el que se trate de evitar, que la situación de necesidad
no haya sido provocada intencionadamente por el sujeto, y que el necesitado, no
tenga, por su oficio o cargo obligación de sacrificarse.
En el presente supuesto, efectivamente concurre una situación de necesidad por
cuanto no es discutido que la hija menor del acusado estaba siendo trasladada
por una UVI al Hospital Doce de Octubre y por tanto existía el peligro de un mal
jurídico, y la necesidad de actuar para soslayar tan situación. Ahora bien, para
que se dé la eximente, es preciso además, que concurra otro requisito esencial,
cual es, la idoneidad de la acción salvadora, es decir, que la acción que realiza el
sujeto ex ante tenga virtualidad salvadora y pueda objetivamente ser apta para
evitar la concreción del peligro. Pues bien, la acción del acusado no era idónea
para salvar el bien jurídico de la integridad física de su hija por cuanto no ha
quedado acreditado que su presencia fuera requerida en el hospital de forma
inmediata para proporcionar algún tipo de información al personal facultativo,
para trasfundir sangre, para llevar algún tipo de medicación, etc., en definitiva,
para cualquier actuación de la que dependiera la sanidad de su hija y que por
ello tuviera que sacrificar un bien jurídico supraindividual y colectivo cual es la
seguridad vial. Por tanto, no concurriendo un requisito esencial de la causa de
justificación, se produce un exceso extensivo que determina su inaplicación.
No obstante lo anterior, en su declaración, el acusado manifestó que creía que
acudiendo al hospital podía dar información importante al personal facultativo
en atención al ingreso hospitalario que se estaba produciendo de su hija.
Efectivamente, de ser cierta tal posibilidad, de existir una creencia fundada en
que su presencia ante los facultativos podía ser necesaria y útil para facilitar
dicha información, aunque posteriormente se demostrara que no era así, podía
presuponer la concurrencia de un error objetivamente vencible sobre los
presupuestos de una causa de justificación, concretamente sobre la idoneidad de
su acción salvadora. Pero para que tal error tenga virtualidad jurídica y puedan
operar los efectos normativos previstos en el artículo 14 del Código Penal es
precisa no una mera creencia, sino una creencia racionalmente fundada desde el
plano del hombre medio ideal, no habiéndose probado siquiera mínimamente
que el acusado tuviera conocimiento de aspectos médicos o personales de su hija
menor que hubiesen podido favorecer su sanidad de ser comunicados a los
facultativos que la atendían.
Por último, por la defensa se artículo en sus conclusiones definitivas
alternativamente la concurrencia de la eximente prevista en el número 1º del
artículo 20 del Código Penal . Aunque la defensa se refirió a la concurrencia de
una alteración mental motivo del actuar del acusado, hemos de entender que en
todo caso lo que se debe plantear es la concurrencia de un trastorno mental
transitorio previsto también en dicho artículo, dado que no ha quedado
acreditada ninguna base patológica que pudiese servir para afirmar la
concurrencia de una enfermedad mental.
Centrándonos en si el acusado sufrió o no un trastorno mental transitorio, es de
recordar que el mismo tiene la consideración de una causa de exclusión de la
culpabilidad por falta de imputabilidad. A diferencia de la enfermedad o
alteración mental, donde existe una base patológica previa, el trastorno mental
transitorio no tiene porque tener causa en una enfermedad psíquica, sino que
puede existir una afectación de la psique como consecuencia de factores
endógenos y más habitualmente exógenos que provocan una reacción
psicológica en donde el sujeto no es capaz de comprender la ilicitud de sus
actos. Como toda causa de imputabilidad puede afectar a la culpabilidad del
sujeto de forma plena o de forma disminuida, en atención a si el sujeto no
comprende total o parcialmente la ilicitud de sus actos (eximente completa o
incompleta) o existe una mera afectación de la psique reconducible a una mera
atenuante analógica o una atenuante de arrebato o estado pasional. Así mismo,
también es de recordar que para que tenga virtualidad eximente o atenuatoria, el
trastorno mental transitorio no sólo exige una afectación de la psique (aunque
sea transitoria), sino que tiene que acreditarse que dicha afectación influyó en su
actuar típico y antijurídico.
En el presente caso, ha quedado acreditado:
Que la hija menor del acusado fue ingresada el día de los hechos en el Hospital
Doce de Octubre, según documento del SUMMA de fecha 29 de marzo de 2010
en el que se refiere que "la UVI móvil recoge a su hija a las 12:10 horas y la deja
a cargo de los médicos del Hospital Universitario Doce de Octubre a las 12:45
horas;
Los hechos objeto de enjuiciamiento suceden a las 12:30
aproximadamente, coetáneamente a dicho ingreso hospitalario, y
horas
Que al acusado le produjo gran inquietud y desasosiego la llamada recibida
indicándole que su hija iba a ser ingresada, aspecto que es acreditado no sólo por
su propio testimonio, que a este juzgador le pareció acorde con la realidad
emocional del acusado el día de autos, sino también por el testimonio de su
esposa que reprodujo no sólo la situación emocional de aquél sino la conjunta de
ambos cuando se desplazaban al centro hospitalario.
Por todo ello, ha de entenderse que si bien dicha situación emocional no llegó a
anular completamente la facultad de discernimiento del acusado, quien pese a
todo sabía que con dicha velocidad ponía en peligro la seguridad vial, no
obstante sí le afectó de modo notable dada la situación de tensión que le produjo
la noticia del ingreso hospitalario de su hija.
Como conclusión de todo ello puede sostenerse que al final la cuestión se
reconduce al plano del juicio de reproche que se efectúa al sujeto activo de un
delito, de forma que no puede reprocharse el hecho típico de igual forma al
acusado que a quien conduce en un estado motivacional normal. Ello repercute
en que la pena ha de adaptarse a ese juicio de reproche en estricta aplicación del
principio de culpabilidad en virtud del cual la pena ha de ser proporcional al
grado de culpabilidad normal o disminuida del sujeto, lo que determina la
concurrencia de la eximente incompleta de trastorno mental transitorio del
número 1º del artículo 21 en relación con el artículo 20, número 1º del Código
Penal . En atención a lo anteriormente expuesto la pena ha de ser impuesta en la
inferior en dos grados a tenor de lo preceptuado en el artículo 68 del Código
Penal .
QUINTO.- Por el delito contra la seguridad vial anteriormente definido, se
impondrá la pena de multa de dos meses a razón de diez euros diarios, con la
responsabilidad personal subsidiaria de un día de privación de libertad por cada
dos cuotas no satisfechas, y la privación del derecho a conducir vehículos a
ciclomotor y ciclomotores por tiempo de cuatro meses.
Se impone la pena en la extensión referida entendiendo que en atención a las
circunstancias expuestas y a la aplicación de la eximente incompleta es la
ajustada al desvalor del hecho y al grado de culpabilidad del acusado. En
relación con la cuota de la multa, se impone en la referida cuantía por cuanto
aunque no existe pieza de responsabilidad civil por no deducirse la misma en el
proceso, existen datos que revelan una capacidad económica del acusado
suficiente para hacer frente a la cuota impuesta (es titular del vehículo que
conducía, vehículo de alta gama de matrícula reciente y tiene ocupación laboral
como así manifestó en el acto de juicio oral), sin que por otra parte haya
justificado el acusado la existencia de cargas o gravámenes que motiven una
capacidad económica inferior a la tenida en cuenta.
SEXTO.- Las costas en el presente procedimiento se le imponen al acusado por
aplicación de los artículos 123 del Código Penal y 240 de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal.
Vistos los preceptos citados y demás de general y pertinente aplicación:
F A L L O:
Que debo CONDENAR Y CONDENO a D. Juan Francisco como autor
penalmente responsable de un delito contra la seguridad vial, con la
concurrencia de eximente incompleta de trastorno mental transitorio, a las
siguientes penas:
Multa de dos meses con una cuota diaria de diez euros, con la responsabilidad
personal subsidiaria en caso de impago de un día de privación de libertad por
cada dos cuotas no satisfechas, y
privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores por tiempo
de cuatro meses.
Así como al pago de las costas procesales causadas.
Notifíquese la presente Resolución a las partes, y al Ministerio Fiscal,
haciéndoles saber que contra la misma podrán interponerse recurso de apelación
en el plazo de los diez días siguientes al de su notificación ante este Juzgado y
para ante la Ilma. Audiencia Provincial de Madrid, de conformidad con el
artículo 790 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal .
Firme esta resolución, líbrese testimonio que servirá de encabezamiento a la
correspondiente ejecutoria, y remítase al Juzgado de lo Penal de ejecutorias
competente.
Así, por esta mi Sentencia, la pronuncio, mando y firmo.
PUBLICACIÓN.Esta sentencia ha sido publicada en el día de la fecha, doy fe.
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