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BIBLIOTECA DE MÉXC
IO
RODOLFO USIGLI
(1905-1979)
LOS CONTEMPORÁNEOS
E N E S P A Ñ A E N 1928
PAISAJE MÍNIMO DE
POESÍA COLOMBIANA
SONETOS DE LUIS Y A Z DE CAMOES
T R A D U C C I Ó N
DEL P O R T U G U É S DE MIJAIL
LAMAS
MUERTE ACCIDENTAL DE UN SOCORRISTA
ADRIÁN
CURIEL RIVERA
BORGES, LAS REGLAS DEL JUEGO
CAROLINA
DEPETRIS
lA
DE
LOS
TAS NUEVOS
DE
MEXICO
!DICIQNES
DI!
LA OACETA LITERARIA
MADRID
BIBLIOTECA DE MI
2
JOSÉ ANTONIO MONTERO
3
GLENN GALLARDO
7
i9
NUMERO N O V E N T A Y C I N C O
SEPTIEMBRE-OCTUBRE D E 2006 • $35.00
RODOLFO USIGLI
(1905-1979)
UsiGLi Y B U Ñ U E L : N O V E L A Y CINE
CONVERSACIÓN
DESESPERADA
RODOLFO USIGLI
VOCES.
D I A R I O D E T R A B A J O (1932-1933)
27
ADRIÁN CURIEL RIVERA
29
Los
M U E R T E ACCIDENTAL DE U N SOCORRISTA
P L A Z A D E L A C I U D A D E L A 4. C E N T R O H I S T Ó R I C O
D E L A C I U D A D D E MÉXICO, C P 06040.
T E L É F O N O S 9172 4710 Y 9172 4712
EN
CONTEMPORÁNEOS
E S P A Ñ A E N 1928
C O R R E O E L E C T R Ó N I C O [email protected]
Enrique González Rojo
José Gorostiza
Manuel Maples Arce
Salvador Novo
C E R T I F I C A D O D E L I C I T U D D E T Í T U L O NÚM. 6270
C E R T I F I C A D O D E L I C I T U D D E C O N T E N I D O NÚM. 4380
C O N S E J O N A C I O N A L PARA L A C U L T U R A Y L A S A R T E S
Bernardo Ortiz de Montellano
Gilberto Owen
Carlos Pellicer
Jaime Torres Bodet
Xavier Villaurrutia
PRESIDENTA
SARI BERMÚDE2
DIRECTOR GENERAL DE BIBLIOTECAS
JORGE V O N ZIEGLER
REVISTA B I B L I O T E C A D E M É X I C O
D I R E C T O R F U N D A D O R : JAIME G A R C Í A T E R R É S f
DIRECTOR: EDUARDO LIZALDE
E D I T O R : JOSÉ A N T O N I O
MONTERO
51
PAISAJE MÍNIMO DE LA POESÍA
E D I T O R A S O C I A D O : MARIO B O J Ó R Q U E Z
COLOMBIANA
S E C R E T A R I O D E R E D A C C I Ó N : JOSÉ D E L A C O L I N A
Alvaro Rodríguez
Consuelo Hernández
Fernando Rendón
Jorge Bustamante García
José Librado Porras
Juan Gustavo Cobo Borda
Juan Ramírez Dawkins
Robinson Quintero Ossa
Rómulo Bustos Aguirre
Santiago Mutis
Sonia Nadhezda Truque
Wiliam Ospina
C O N S E J O D E R E D A C C I Ó N : J U A N ALMELA, F E R N A N D O Á L V A R E Z
D E L C A S T I L L O . MIGUEL C A P I S T R Á N , A D O L F O ECHEVERRÍA, JAIME
M O R E N O V I L L A R R E A U V Í C T O R T O L E D O Y RAFAEL V A R G A S
P R O M O C I Ó N E D I T O R I A L : MIGUEL G A R C Í A RUIZ
D I S E Ñ O : P E D R O A. G A R C Í A C .
A S I S T E N C I A E D I T O R I A L : MARINA G R A F
Y A N D R E A DEL R A Z O
C O M E R C I A L I Z A C I Ó N Y DISTRIBUCIÓN: RUYSDAEL NAVA
IMPRESIÓN: GRÁFICA, CREATIVIDAD Y DISEÑO, S.A DE C V
I A . Y 4 A . D E F O R R O S : IMÁGENES D E R O D O L F O USIGLI, T O M A D A S
D E OBLITERACIÓN. I L U S T R A D O C O N 22 LÁMINAS D E SOFÍA BASSI,
M É X I C O , 1973,92 PR
2A. D E F O R R O S : P O R T A D A D E L U B R O GALERÍA DE LOS POETAS
NUEVOS
DE
MÉXICO
BIBLIOTECA
DE MÉXICO
57
61
SONETOS DE L U I S V A Z DE CAMÓES
Traducción del portugués de Mijail Lamas
B O R G E S , LAS REGLAS DEL J U E G O
JOSÉ ANTONIO MONTERO
RODOLFO USIGLI
( 1905-1979)
,
•
Rodolfo U sigli representa, como en el caso de muchos otros escritores de finales del siglo XIX y gran
part e del XX, el inci erto aunque al fin al previsible destino profesional de la mayoría de los creadores literario s mexicanos: muy jóvenes periodistas, maestros y funcionarios de nivel medio; más tarde diplomáticos e investigadores o académicos pasada la madurez, quizas ya próxima la vejez, y poquísimas
veces integrantes como titulares de los gabinetes gubernamentales, tal como sucede por excepción con
Franci sco Z arco, Ignaci o Ramírez y Guillermo Prieto durante la etapa juarista, o con José Vasconcelos y
Jaime Torres Bodet. en la época moderna.
N adie como U sigli sabía del penoso azar que mina las más sólidas vocaciones literarias - él se refirió
a ello como "la consabida angustia del escrito r en México"- entre muchos otros factores reales - la inseguridad de los empl eos, in cluso de los mal pagados, la indiferencia, el ninguneo, el ostracismo por condena superior- qu e obligan a los autores a sobrevivir en la estrechez y preferir la dignidad de la vida
modesta u optar por la molicie y la holgura que les acercará el servili smo burocrático o político, el cual
podrá prest arl es repentina y transitoria cel ebridad.
A sus 31 años U sigli es director de prensa en el gobi ern o del general Lázaro Cárden as y desde ese
cómodo mira dor habrá observado, con interés no exento de desdén, el incesante desfile de pol íticos
ambi ciosos, mediocres y arribi stas, qu e le darían materi al para vari as de sus mejores piezas dramáticas,
entre otras El gesticulador. Fue un per iodo de enorme creatividad y exitosa productividad literari a y de
pro liferac ión en sus diferentes cargos como fun cionar io público. Esos años debi eron darl e experien cia
vanada y const r uir las bases para el desarro ll o y madurez del gran escritor que fu e, lo cual se le regateó o di spensó a cuentagot as, qui zás por lo difícil de su cal-ácter, aunque seguramente fue víctima del
juego de aceptac ión-rec hazo qu e suelen apl icar envidi osos escrito res y críti cos que según sus co nveniencias abren y cierra n las puertas a qui enes suponen se enca minan a la fama.
Para prescindir en parte de la penumbra con que el recelo de sus coetáneos apreció su creac ión y
para promover la revisión de su obra ningún reconocimiento parecerá excesivo pues se trata de un autor
sobl-esaliente. Más aún si las rememorac iones efectuadas hasta ahora parecen t enues o impercept ibles.
Como una contribución al aprec io de su diversa obl-a, Biblioteca de México ofrece en este número una
breve selecc ión de sus textos juveniles en prosa - notas, ideas, afori smos- previsiblemente pergeñados en
la urgencia de cumpli r con sus tareas de cron ista teat ral adolescente, así como de su poesía - su primer
volumen poético reunido y publicado por Elías N andino (comentado y reeditado por José Emili o Pacheco,
Junto con los 50 años post eri ores de obra poética, y pu blicado el año en que mUI-ió Usigli).
En los poemas de Conversación desesperado, que colecc iona en 193 8 por por pl-imera vez Usigli, se percibe la cel-ca nía y la lejanía que mant uvo con los Contemporáneos - más próximo a O wen que a Vill aurrutia- ; distancia que él mismo fij a en su entrevista-ensayo-c róni ca-reportaje con su admirado 1S. Eliot.
publicado en el li bro Grandes escritores. Conversaciones y encuentros: "su nombre empezó a sonar en
México en 1927 o 1928 quizá, y est o dentro del cerrado circulo de Contemporáneos, en el que era ya
posible palpar la Invisibilidad y la om nipresencia del poet a, guardadas t an celosamente como un secreto
de Estado o un secret o de confesión por aquell os escritores mexicanos que, en general, renegaban entonces de su condición real de intelectuales de una posrevo lución (...) los miembros de Contemporáneos
dejaban caer algunas eliotescas migajas ante los intrusos y los curiosos laicos (...) Cuando vuelto a México
después de dos años de macerante ausencia, conté a Xavier Villaurrutia que había conocido a TSE y charlado con él, dilatando adecuadamente sus brillantes, inteligentes oJos y recayendo en el tono ritual, me
preguntó cómo era. 'Como t odos los que son de verdad grandes', repuse . 'De una sencillez y una humanidad absolutas: Este fu e mi (mi co desquite de la vieja actitud de los guardi anes per se del templo."
Agregamos a est a sucinta rec opil ación un breve ensayo sobre su novela Ensayo de un crimen, llevada al ci ne por Lu is Bu ñuel con el mismo títul o.Ti em po y espac io habrá en próximos números para difundir sus entrevist as-ensayos con grandes escritores y sus tareas co mo t raductor: entre ot ras, la bell a
y brill ante versión que hizo del Canto de amor de J Alfred Prufrock, de 1 S. Eliot
2
Biblioteca de México
G LENN G ALLARDO
USIGLI
y BUNUE L:
NOVELA Y CINE
,."
RODOLFO USIGLI
( 1905-1979)
La primera sección de este número 95 de la revista es un más
que justo homenaje a Rodolfo
Frente a dos obras de creación inspiradas en un mismo asunto resulta
inevitable establecer puntos de comparación y de este modo alguna de
las dos terminará en desventaja, Aquí
abordaremos las que con el títu lo
común de Ensayo de un crimen, pertenecen a dos géneros tan distintos
entre sí como la novela y el cine; diferencia que las sitúa en ambos pIanos de tratamiento también muy
poco semejantes y que podría hacer
la comparación no del todo justa,
Empero, el reto, además de temerario, no deja de ser interesante, sobre
todo si se ponen frente a frente dos
figuras determinantes de la cultura
nacional en el siglo que apenas quedó atrás: Rodolfo Usigli y Luis Buñuel.
Para empezar, la extensión que separa a la película de la novela es de
once años, distancia que Buñuel incrementó aún más debido a una interpretación muy personal del argumento original. Cuando Usigli escribió su
novela, en 1944, estaba tratando de
inaugurar un subgénero aún inédito
en nuestro país, el que sitúa su narración a caballo entre el relato policial y la novela negra,
Por ese entonces, el dramaturgo
había escrito ya una veintena de
obras teatrales, además de algunos
estudios sobre teatro (Caminos del
teatro en México, de 1933. e Itinerario
del autor dramótico, de 1940), y estaba t otalmente comprometido con la
creación de un teatro nacional, aunque igualment e cosmopolita, baj o la
influencia de autores como Henrik
Ibsen o Bernard Shaw, Su importancia dentro de esta expresión artística
lo había llevado a ocupar cargos tan
import antes como el de profesor y
director de Art es Teatrales de la
Usigli, de cuyo nacimiento se
cumplió el primer centenario
en el 2005, Celebrado maestro
y pionero de la nueva dramaturgia en México, Usigli fue
mucho más que eso, pues era
hombre de excepcional talento
y vasta cultura; de la singular
agudeza y novedad de su obra
dan testimonio en esta conmemoración los textos que aquí
,
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LUIS8~EJ..
Hlnu. Ltf\.....
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se publican, con presentación
de José Antonio Montero y
Glenn Gallardo que conducen
nuestra atención hacia el rescate de materiales y libros como
UNAM, así como el de director del
Departamento de Teatro de la Di rección de Bellas Artes y del Teatro
Popular Mexicano, entre otros, Participó igualmente en el grupo Teatro
Orientación, fu ndado desde 1932
por Celestino Gorostiza, Así pues,
con Ensayo de un crimen realiza lo
que sería su única incursión en el género narrativo, Junto con un extraño
re lato, Obliteración, publicado en
1971 con ilustraciones de Sofía Bassi,
Once años después, en 1955, Bu ñuel realiza su adaptación de la nove la, Fiel al espíritu de crítica y al
ludi smo poético de tinte surrealist a
que siempre lo caracterizó, el español hace una sátira, no de la obra de
Usigli, sino de los clichés en los que
incurre el cine mexicano y latinoamericano de la época, Lugares comunes que, dicho sea de paso, aparecen t ambién en algunos momentos del relato de nuestro novelista,
3
Biblioteca de México
sus poemas de Conversación
desesperado (1938), la selección
de su prosa juvenil o sus reflexiones sobre la novela Ensayo
de un crimen, que llevara al cine
mexicano Luis Buñuel.
Otra revisión interesante es
Los contemporáneos en España,
que comprende los poemas y
notas autobiográficas de los
mayores poetas de ese grupo
fundador que en el año 1928
se hallaba en plena juventud
pero también en plena madurez literaria como se sabe, Los
poemas y las notas han sido tomados por nuestros curiosos y
eficientes editores de la Galería
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4
Biblioteca de México
"
como veremos más adelante. El
cineasta español contaba también
para ese entonces con una producción sumamente copiosa, la mayor
parte de la cual había sido realizada
en nuestro propio país, con películas
como El gran calavera, Él o Lo ilusión
viajo en tranvía. Pero pasemos ahora
a la manera en que cada uno de estos dos artistas trata el argumento
en cuestión.
En la novela como en la película la
acción se centra básicamente en el
personaje principal. En ambas, la aparición ocasional de las demás figuras
sirve únicamente para apoyar la solitaria individualidad con que el protagonista va tejiendo su propia trama,
determinada a lo largo de la novela,
precisamente por la repetida audición de un vals -El príncipe rojo , de
Weldteufel- que emite el mecanis-
mo de una cajita de música hallada
casualmente por Roberto en una
tienda de antigüedades. En un remoto día de la infancia, durante la Revolución, éste había asociado el susodicho vals (proveniente entonces de
un organillo) a un hecho sangriento,
tan gratuito e inexplicable en su conciencia infantil como el crimen perfecto y gratuito que desea perpetrar
años después. Sólo que el crimen
gratuito, en la conciencia del Roberto adulto, pretende ser un acto mediante el cual su existencia ociosa y
absolutamente vacía aspira al fin a
hallar una justificación.
Para Buñuel, en cambio, el protagonista actúa movido por el deseo.
Archibaldo -cuyo jocoso nombre señala ya una diferencia de carácter
frente al de la novela- siente nacer
desde la infancia un conflicto en el
MENTlltERe
de los poetas nuevos de Mexico.
que apareció en esas fechas
dentro de las ediciones de Lo
Gaceta Literario de Madrid.
donde se apunta que el conjunto era "el primer ensayo de
lo que será nuestra Antología
de Poesía Mexicano Moderno".
que firmaría el poeta Jorge
Cuesta.
De Mario Rey. colombiano
naturalizado en México. escritor
y maestro de literatura iberoamericana. se publica un Paisaje
mínimo de lo poesía colombiano.
que comprende obras de notables creadores nacidos en la
segunda mitad del siglo
xx.
Complementan el número
algunas notables traducciones
del grande lusitano Luis de Camees, de las que es autor el
joven Mijail Lamas. y un ensayo
y semblanza literaria documentadísimos de Jorge Luis Borges,
a veinte años de su muerte.
que escribe su coterránea Carolina Depetris. que reside hoy
en México.
De Adrián Curiel Rivera publicamos un breve y brillante
texto inédito: "Muerte accidental de un socorrista". que no se
hallaba incluido en sus dos últimos libros de relatos y prosas.
entre ellos Madrid 01 través. que
debió ser más generosamente
celebrado.
E.L.
5
Biblioteca de México
que el erotismo se alía a la muerte;
cuando ve a su hermosa institutriz
caer batida por las balas de los revolucionarios, no puede evitar que el
deseo erótico se selle desde entonces por un impulso compulsivo de
matar Aquí aparecen nuevamente algunos de esos símbolos abarcadores
que siempre subyacen en las obras
de Buñuel. En este caso, Eros y Thanatos juegan la partida en el espíritu
de un individuo al que rebasan y atormentan. Como en la mayor parte de
sus películas, la aparición y oposición
de tales símbolos fungen como el
motor de una intriga inevitablemente
confiictiva.
En la novela de Usigli también hay
un conflicto pero éste parece más
bien tener su origen en la inestable
situación económica del personaje.
El escritor no deja muy claro cómo
es que Roberto se encuentra en una
posición de bancarrota, tras derrochar una fortuna heredada, quiere
uno suponer. de la madre. Aun aceptando que el protagonista haya tenido efectivamente mucho dinero en
un pasado inmediato, tomando particularmente en consideración su
buen gusto en lo que se refiere a la
manera de vestir o a su adecuada
elección del mobiliario más conveniente para los lujosos departamentos que habrá de adquirir más tarde;
lo que no parece en todo caso admisible, incluso en el plano de la ficción,
es la manera en que, debido a frecuentes como inverosímiles golpes
de fortuna, vuelve a enriquecerse. Y
es que resulta una nueva casualidad la que le permite enterarse de la existencia de una
casa de Juego donde se apuesta fuerte pero "legalmente",
regentada por el gordo Asuara, casualmente (también) antiguo compañero suyo en la Facultad de Leyes.
Una de las razones, quizá la
principal, por la que pensamos
que la novela desmerece frente
a la película, es que Usigli no sea
un auténtico novelista, sino más
bien un narrador ocasional a
quien se le ocurrió concebir un
relato, como se dijo antes, sin
precedente en nuestro medio;
pese a que la novela es la fuente de todos los elementos con
los que Buñuel realiza su ver-
sión, no es posible soslayar este
hecho. El cineasta español respira a
sus anchas dentro de un lenguaje que
se nutre tanto de la ironía crítica
como del delirio onírico, aspectos que
otorgan a su versión un desparpajo y
una ironía ligera y mordaz.
En cambio, resulta difícil creer (volviendo a Usigli) en un personaje que
se propone llevar a cabo algo tan difíci l como un crimen perfecto; la suya
es una voluntad que boga a la deriva
entre el azar y los antojadizos caprichos como un crimen perfecto: o
como los antojadizos caprichos de un
ocioso. Habría sido interesante quizá
que Roberto, gracias a una transformación ante sus propios ojos, terminara por descubrir que la locura que
lo tiene internado en La Castañeda, al
final de la novela, es más real que fi ngida, quizás el escritor no pudo, o no
quiso hacer. fue que su personaje se
percatara de que lo que lo movía en
cada uno de sus "ensayos", en cada
una de sus tentativas criminales, era el
odio que sentía por esas probables
vícti mas tan pal-ecidas a él.
El Archibaldo de Buñuel en cambio
si sufre, sí siente una cu lpa verdadera
ante un impulso que sólo será redimido -o así lo piensa él- por el
amor Como se dijo antes, el origen
del confiicto que lo llevará al intento
de cometer algún día un crimen, no
gratuito sino profundamente "necesaI-io", es el deseo. Pero él, lejos de sentir el malestar moral que experimenta
Roberto, revive en cada uno de esos
momentos de éxtasis homicida la mis-
6
Biblioteca de México
ma fascinación del principio: cuando
pareció encarnar frente a sus ojos la
belleza de la muerte en la imagen de
la institutriz abatida. Desde entonces,
el simple deseo se convierte en acto,
y de esa manera para él sí se hace
realidad el si mple anhelo de volverse
un criminal. Cuando el objeto de ese
amor. que él creía puro, cae también
abatido por las balas de un amante
celoso, entonces Archibaldo puede
considerarse finalmente redimido.
La obra de Buñuel resulta a final
de cuentas mas opti mista que la de
Usigli y más entretenida. A lo largo
de su hora y media, mediante el sostenido ritmo de una intriga que oscila entre el gesto cáustico y el rictus
necroft1ico, la película del genio surrealista consigue que el espectador
permanezca atrapado por la acción
sin posibi lidad de desasirse. En la novela en cam bio abundan tiempos
muertos en los que el protagonista,
como el escritor con su novela, no
sabe muy bien qué hacer con su
vida; el lector se aburre tanto como
él. Igualmente se siente abrumado
por el desfile de tantos lugares comunes parecidos a los que Buñuel
utiliza con un claro propósito de escarnio: " La señora, en cambio, jugaba
como una estatua iluminada apenas
por el fuego del azar"; "había recobrado toda su graciosa majestad";
"Algo inconfesable y equívoco pareció plasmarse en el ambiente"; "Sin
embargo, no pudo apagar una inquietud que ard ía en él como una
tenue llama y que, horas después,
parecía quemarlo".
El propósito de este texto
sólo ha sido contrastar dos
versiones de una misma obra
en dos diferentes concepciones del arte: la novela y el cine.
Ambas t ienen el mérit o de haber marcado una época en
nuestro país - la de la novela
urbana posrevolucionaria y la
de " la edad de oro" del cine
mexicano- con dos obras que
podemos seguir disfrutando y
que seguramente continuarán
suscitan do nuevos enfoques
críticos, a sí como la curiosidad
de un públ ico ante manifestaciones de tal envergadura,
antenas emisoras de las que
surgen y seguirán surgiendo
tantos y tan múltiples signos.
Dibujo de Usigli sin firma. quizás de Roberto Montenegro
RODOLFO U SIGLI
,
CONVERSACION
DESESPERADA
Ilustraciones de Sofía Bassi, tomadas del libro Obliteración, de Usigli
7
Biblioteca de México
RODO LPO USIGLI
CONVERSACION
DESESPERADA
ImprimUJ "" gtl CIId".,.o
NOflit11lltwt' de 19118
MUí«>. D. F.
CUJiDERNOS DE
MEXJCO
3
NUEVO
PUBLlCAIJOS POR EL/AS NAND/NO
En mis noches intranquilas
secreta perlas en mis axilas.
La tarde lluvia de ceniza
And seven more loves in my bed
Crown wirh wine my mourn(ul heod.
A veces sale con pasos quedos
para crecer entre mis dedos,
WILLlAM BLAKE
hasta revestirme por fuera,
la nervadura de su enredadera.
La tarde lluvia de ceniza
con mi soledad fratern iza.
New Haven, /936 .
Pero implacable, pero eterna
hembra de un silencio que infierna,
C uando el poeta se desnuda
ya nada lo detiene, nadani los poemas con cabellos y voz de mujer:
ni las muchachas vestidas de palabras,
ni el escándalo de las madres y de las comadres,
ni la conciencia social.
El poeta
tiene un grito de oro clavado en la garganta
y se desgarra la garganta
para sacar al aire el grito.
mi soledad de rostro tierno
me dirige su guiño alterno
y por mi espina se desliza.
y me he estremecido apenas
cuando ya corre por mis venas
y se aposenta en mis retinas
y corre todas las cortinas
Está de acuerdo
con el salario mínimo
y con el contrato de trabajo
y con el asueto pagado del obrero
y con el cultivo del cultivador campesino.
y ensaya todas las coronas:
la de azucenas y la de anémonas
y la de vino y la de espinas.
Me desposa ante su muda corte
y me hace silencio consorte .
Pero el poeta no quiere contrato de trabajo
porque no podría ser poeta a destajo.
Para ahuyentar mis amores viejos
desazoga todos los espejos.
Dedica su día de asueto
a hacerse mala sangre y a excavarse
en busca de la rima y del secreto
y no ha pensado
en que pague su esfuerzo
el Capital, ni el Partido, ni el Estado.
Borra la voz de otras parejas
haciendo el mar en mis orejas.
Ella es la sirena ejemplar
y el negro ángel tut elar
Los oradores dicen su discurso
de pie, sent ados y de rodillas
mientras el poeta sigue su curso,
paria de esa fami lia de tenores
sin cabeza y cuya garganta
les llega a los cabe llos.
El poeta, hijo pródigo de los oradores
y de los camellos.
En mis pies se viste de nieve
que nada mancha ni conmueve;
y cuando hasta mis ojos sube
va toda vestida de nube;
si pasea por mi frente luego
se pone su manto de fuego.
En los momentos inquietos del mundo
y de la nueva conciencia de clases,
el poeta compone frases
Sonámbula en sueños me vela
y en mi carne vivaz se revela.
8
Biblioteca de México
y vive una vida en un segundo.
No ha de hacerlo más desgraciado
la felicidad de todos los hombres,
y la desea de grado.
y entregar mis últimos cabellos al vientodesangrarme en la cobardía de la risa.
Esperad un siglo o un momento.
Quiero juntar mis manos enemigas.
Nuevo York. 1936.
A él le toca roerse los codos,
y vivir a.su modo
lo formidoble vido de todos y de todos.
Zwei Herzen im dreivierte/tokt. ..
No sirve poro otro coso que poro perpetuor lo burguesío de
(lo roso.
O h. dejadme aprender cancio nes,
es en cierto modo aprehender e l aire.
recordar a las mujeres por el oído,
y cantarlas.
Cuando triunfe el mundo mejor
no tendrá otro interlocutor
que su propio, rayado disco.
A menos que haga la peregrinación hasta Asís
para resucitar a San Francisco.
New Hoven. 1936
No más silencio, no más el pensamient o
corrido como una cortina obscura sobre la frente;
no más la mano que se cierra sobre un recuerdo,
no más los ojos mirando hacia adentro.
No más-ioh, no más sobre todo/escribir e l amor en cartas
que se marchitan e n la valija del carteroes como que rer petri ficar las nubes
y grabar en discos los ecos,
casi querer que dejen de serlo.
N i una palabra ni un gesto.
Mi momia prematura
numerada de un cuarto de hotel
tres ocho
seis
yace tras una de mil puertas de convexa estructura
que mudan en metódico y moderno mortuario
cada pasi llo y mi cuarto solitario
en el final sarcófago de mis horas elásticas.
Quizás estaba yo dormido
cuando pasó todo. cuando
la última mujer fluía a mi lado
en torcidas corrientes
y evadía mis brazos
y se fugaba por entre mis dedos
irreparablemente.
El teléfono sin voz suena y ordena
cerrar la puerta a las citas soñadas
y formar en la fil a de momias numeradas.
¿Cómo vaciar mi cuerpo y trocarlo en un seno
que capte las desatadas aguas mujeriles
para bañar en ellas mis fiebres del veneno
de soledad que pasa por mis venas sutiles?
¿Cómo ser algo más que una roca de carne
que degradan periódicas corrientes pasajeras?
¿Cómo encerrar el viento que me forme
y cerrar las ventanas de todas mis esperas?
Acabo de pasar por Broadway como una sombra
sin sombra.Y aquí me esperan e l número,
el teléfono que dice no, la gota de agua
que cuelga de la llave del lavabola puerta que me encierra al cabo.
¿Y qué mujer comprendería
y qué mujer me llamaría de entre los muertos
o de entre los vivos)
¿Y qué corriente podría arrastrarme ahora y a qué puertos?
¿Cómo juntar al fin mis manos solas
por sobre la distancia eterna de mi cuerpo)
Ni una palabra ni un gesto.
No--no quiero morir aquí, después de los planes y los ciga(rrillos y las palabras,
de las verdades fascinantes y horribles
enterradas en oídos insensibles.
Sólo es digno morir por lo que vive.
¿Y quién, si yo estoy vivo, sepultará a mis muertos?
No quiero morir aquí después de todo.
¿Para qué edificar casa de cenizas
con la memoria?
Ni una palabra-ni un recuerdo--ni un gesto.
Q uiero vivir como los ho mbres sin camisa
Los secos años de l trabajo y la vigilia,
la luz artificial de la conciencia,
pueden esperar hasta que yo haya muerto.
¿Y quién adivinará. si yo no la digo, la tragedi a
que hay e n todo sueño.
en la armonía inorgánica de estas líneas
que demoran mi deseo de decir que sufro)
N ada hoy-planes, rec uerdos, esperanzasque descubra e l truco, la irrea lidad de mi ser
sin sufragios, si n respuesta en los espejos.
Nada que me recuerde que amo,
porque no podría resistirlo sin destrucció n.
sin ecos anteriores que me griten que dejaré de amar,
sin recordar el futuro exhausto,
el desierto
que se extenderá un día en mis venas
donde e l cálido halago
rezuma todavía hasta marearme,
donde e l breve secreto del placer
se nutre de sí mismo todavía.
La canción no será más larga que la noche
y el sol es grande.
e l sol que me hace cam inar dos veces solo
en la tormenta, atormentado,
pisando mis propios talones,
devuelto por ade lantado al po lvo.
¿Quién me cantará a mí y en qué canción)
Persegu ido perseguidor, el tiempo
¿corre tras las manos pedales del re lojl
Una voz clara en todas las lenguas,
las hojas multidigitales de las palmas
que se agitan afuera
dicen No.
Los relojes están
corriendo tras el tiempo y no lo alcanzarán.
Y no alcanzarán.
Amor como e l sol indudable
que secreto por todos mis poros,
amor, sudor de mi frente,
revienta ya mi pie l en llagas,
explota mi cabeza, ahógame
en e l baño feliz de mi propia sangre.
Posodeno. / 936.
9
Biblioteca de México
no tendré ni siquiera esta miseria
para serle alimento
cuando me sobreviva luminoso y hambriento.
¿Qué será de mi amor cuando yo haya muerto,
cuando la calcinada arena de mi vida
ya sin reloj confluya en el infinito desierto?
Ni el crimen estéril en sí mismo
ni la danza de la memoria
ni la futilidad de las palabras
en las líneas de los poemas
que ponen rejas al silencio
ni este mar de ausencia
en el que muero ahogado cada noche
y que arroja mi cuerpo en la mañana
como en una playa desolada.
Ni la tumba abierta de los retratos
en que tú misma yaces eternamente muerta
en gestos de tímida tristeza
en pasos suspendidos
y en movimientos sin fin y sin cambio
ni la vergüenza de mis treinta años
ni tu muerte terrestre ni la mía
mudan ni opacan ni destruyen
mi amor redondo ya como la poesía,
irremediable ya como el tiempo.
Y pienso que cuando esté solo en el mundo
sin ti y sin mí, sin dioses y sin victimas,
más solo que yo por ser más hondo,
caminará sin término, luz en la noche,
oscura forma en la luz,
buscándote y buscándome.
Y yo estaré ya muerto
devuelto al calcinado desierto
y no tendré ya una sola gota de sangre
ni una noche atormentada
ni un ágil deseo que darle
1936
La calle de la soledad
Apnl ís tíie crueílest month.
T.S.E.
(The Wostetond)
Esta noche que lo contiene todo
hasta un día espectral, lívido día
salido de paredes ominosas
y de puertas cerradas a otra hora invisibles
y que escapa por tuertas ventanas repentinas,
nocturno día con su luz de humo
que construye siluetas de mujeres
y palabras y gestos de otro mundo,
un museo de indecibles arañas
que despiertan extrañas y se abren
con fetidez de flores subterráneas,
y lamas vegetantes de un inaudito sexo
que animan las figuras inmóviles
-manchas de la paredcon un fuego fugaz de cementerios,
con una voz de sirenas precarias
formadas en la humedad y en la sombra,
con movimientos de amputados miembros
y con una sonrisa conservada
en frascos de alcohol y nicotina
y con un parpadeo de lumbre de cigarro;
10
esta noche total, día de humo,
voy caminando solo en esta calle.
Este es el día en que el asesino
tiene el fe liz encuentro con la victima
y en que el crimen se comete a dos voces
unidas (or better, (or worse, en negras nupcias.
Pienso: ¿Y por qué no buscar una víctima
para entablar un diálogo animado)
Esta es la calle de la soledad
y yo cam ino.
Calle de soledad, sin sol y sin edad.
Este es el día en que todo repite
la mecánica simple de ser hombre:
la pluma fuente y la pasta dentífrica,
el ser que t oca el cornetín en la carpa
y los guantes que decuplican
el disfraz angustioso; la mujer
despedazada a gritos en la carpa,
abierta y empalada en una rumba,
transfigurada en algo por la rifa.
Entro solo y salgo solo,
sin cerrar ninguna puerta.
Podré volver a pasar.
Estaré pasando siempre.
Este es el día-éste es el mundo
del vino solar que ilumina
y que multiplica los panes,
los nombres, los amores del borracho,
que le tiende una cama floral y lo adormece
y le habla sin cesar al oído.
Esta es la calle de la soledad
y yo cam ino.
Aquí donde los sexos automáticos
tocan la breve música podrida
de una marcha nupcial desvencijada
siempre suspensa y siempre comenzada
y las mujeres abren las piernas como tiendas.
Aquí se dan 105 hiJos naturales
como un secreto a voces, como un fruto
de las monstruosas serres de hospitales.
Este es el día en que las pesadillas,
la posesión, el goce y el reposo
y las lenguas sin besos y sin nombres
gritan sus cifras al oído hondo
y resucitan a 105 diarios muertos.
Este es el día, éste es el día
en que todo parece suspendido
en 105 dos anzuelos del signo de pesos
en que el deseo pescado se debate
Este es el día en que el hermafrodita
revienta la crisálida del traje mascu lino,
con los ojos pintados de humo
y la boca pintada de su verdad, y alza
la voz delgada y la mirada mixta
que saca del sepulcro de 105 días.
Este es el día, éste es el mundo,
éste es el sueño prometido
en que 105 hombres se reconocen y se aman
a solas y se matan a solas. Yo 105 veo
como en una pantalla inaccesible.
Este es el día-éste es el mundo
que me expulsa y me hace andar 50 10.
Esta es la cal le de la soledad
y yo camino.
11
Biblioteca de México
12
Biblioteca de México
-Deseo pez de oro
pez de fuego palpitación del marsembrado ya en la tierra estérilmente.
Inútil preguntar a una mujer:
¿Quién eres? ¿Cómo te llamas? ¿Eres ligera
como un sueño? ¿Eres mujer siquiera)
¿Eres blanca y secreta y luminosa?
Ella dirá su número de cábala
la cifra que la mide, la medida
de su cuerpo, secreción de la lama
que la pared babea en la noche del día.
Esta es la calle de la soledad
y yo camino.
Sin sombras y sin ecos como los muertos,
mientras el pulso pierde la armonía
y unos muertos desentierran a otros.
Este es el día, el día, éste es el día.
Este es el día en que dialogan
la mano enloquecida, enguantada de sombra
protectora y el falo delusorio,
cuando el semen nutricio a la piedra se alía
creyendo en el milagro de animarla.
Esta es la calle de la soledad
y yo camino.
Así en la atmósfera de humo,
con pulmones tapizados de nicotina,
con incansables cartas a mí mismo
enviadas de ciudades infantiles,
de esperas espaciosas como salas,
de esperanzas cigarros y de recuerdos opios,
camino, y veo hombres solitarios
que acarician sus pipas y alzan sus bastones,
hombres sin niños,
pero que se duplican en la esquina del diálogo
y que hacen el amor con una sombra,
con seres secretados por la lama,
con caracoles hembras, con fantasmas
de la humedad, del vino, de la ausencia.
Esta es la calle de la soledad
y yo camino.
Este es el día en que me pesan
bajo el brazo los libros como tumbas,
con sus flores de semen desecadas
entre las páginas ya releídas.
Esto y todas las cosas no expresadas
mientras camino solo y la mañana
se anticipa por fin en mis oídos,
tumulto de las nubes en el cielo,
inundación del cielo en las pupilas.
En vez de tantos libros, yo podría
llevar un niño entre mis brazos
y duplicarme bajo los faroles
de que el nocturno día se destila
en una luz delgada como un hilo,
última luz que nos ata a la vida.
A estas horas los hombres se revisten
para ocultar los exudados cuerpos
y las mujeres yacen en sueños de cerveza
y de reptiles matemáticas
y los niños abortados esperan.
y no tener a quién decirlo,
y no tener a quién decirlo
mientras camino solo y el sol sale.
Este es. el día, ésta es la calle.
Esta es la soledad, éste es el mundo.
Esta es la calle de la soledad.
y yo camino.
Abril. 1937
CONVERSACiÓN DESESPERADA
Sí, claro, sí. El amor para ustedes
las mujeres, es cosa de pausas y de redes
Acechar. esperar, y así la causa
es motivo de meditación y de pausa.
Sí, claro, sí. Las glándulas funcionan
de modo diferente. En los hombres accionan
mientras en las mujeres actúan.
y en el hombre los días se licúan
igual que plomo derretido. El plomo
de no poseer, de no crear. ¿Cómo
no fueran buenos medios de descarga
una mujer a la mitad de la noche larga,
un capricho, un impulso, quizás una vergüenza
inconfesable, irreprimible, intensa?
Sí, claro, sí. No es que esas mujeres
nos atraigan ni nos o frezcan placeres.
Sólo un momento eléctrico y ciego
- la ocasión de quemarnos en nuestro propio fuego,
y entonces la soledad, el naufragio,
el día de la conciencia a medianoche, el presagio
de una edad sin placer. quizás cercana.
La mañana. La duda y el mañana.
Sí, claro, sí. Pero la sangre clama
por una realidad. por un diálogo, un drama.
La muerte que no sucede al pecado
y el pecado sin muerte , pero quizás sin vida.
Vamos, venimos por una ruta dividida:
el miedo y el deseo de sí mismo. La secreta,
la silenciosa angustia, y la esperanza proxeneta.
El hombre se devora a sí mismo. Sí, claro, sí.
Pero antes volvió el rostro y no encontró allí
la mujer absoluta. Sí, claro,
sí: pero el amor perfecto es raro
y el semen urge como una tormenta
y la promesa del placer sabe a mentaes algo agudo, inmediato, perfecto.
y la mujer -sí, claro-toma cualquier aspecto,
toma
la forma de las manos y la de la redoma,
toma la forma del anillo nupcial,
del principio de nuestra vida, o de su final.
Sí, claro, sí. Pero todo es espera.
Una espera interior. un demonio por fuera.
y las conversaciones, los cocktail s, las promesas
que nos hacemos en silencio-esas
sonri sas interiores, esos fuegos ocultos,
todo eso-Sí, claro, y los deseos insepultos
muertos que nos cuelgan de las pupilas
como wistarias muertas. ¿Por qué el olor de las lilas)
-toda la primavera en una palabra con eles¿por qué toda la vida en las esperas fieles?
¿Y esta conversación? ¿De qué país, de qué sueño
saliste, de qué frase, de qué em peño
de esperarte sin conocerte) Dirán
que soy un romántico, sin duda. ¿Qué no dirán?
Pero tú, pero yo, unidos por un hilo
en una existencia telefónica, ciega, sin el asilo
de dos soledades sin fin y sin mirada.
iOh! ¿por qué esta esperada conversación desesperada?
Agosto 5. 1937.
13
Biblioteca de México
y condenar mis labios ya casi anochecidos
antes de expeler mi memoria con humo de cigarro
alcanzo a preguntarme
qué vida qué alimento qué amor y qué poema
podré darle a mi muerte cuando llegue
y siento entonces un impulso
de correr no sé adónde de disolverme
en una ausencia ho nda
en un pudor de no vivir de no
haber vivido nunca
para no morir mal ni inmerecidamente.
México, /937
Remordimiento
¿Cuándo diré la claridad de la mañana,
la forma femen ina de la nube y el agua
en un verso líquido y claro y en vuelo?
¿Cuándo diré la simplicidad del amor,
y los combados pies de las mujeres,
y la gracia arácn ida de sus cabellos
y la dulzura aguda de sus manos?
¿Cuándo amaré sin despreciar y despreciarme?
Estos guantes de vello de mis manos
esta vista débil ocu lta en una afi lada mirada,
esta sonrisa que me desnuda a veces
este poder hoy todo pero nada mañana,
este silencio que se va extendiendo
sobre mí como un traje vegetante y oscuro,
¿q ué son, de dónde vienen y qué forman
que tienen que matarme para hacerlo?
La soledad que expulso de mis venas
en los convencionales lechos de arena
y sin la cual no podria vivir sin embargo
la soledad misma tarda en pulirse
y en desnudarse en mí de mi memoria.
La poesía con que otros juegan
-o que juega con ellos-juego de azar y gracia,
se me funde en las manos como un oro fallido
y se me vuelve agua sin salida.
y me río de mis sueños de niño
porque sé que no podria tocarlos
sin destruir sus cuerpos infantiles.
y espero en una concha intelectual la hora
en que dejaré de lIorarme vivo,
y de no comprimir ya con mis manos
mi signo de hombre como una herida.
México, /936
El devorador de sueños
Como perfume y pan y tósigo y cauterio
R. LV
He guardad o -¿cuántos milenios
de años huecos, minutos sabios?el tiempo marino en los labios.
Soy el devorador de sueños.
A pena un sueño de pies quedos
danza dentro de mi cabeza,
me decapito con presteza
para cogerlo entre mis dedos.
He tocado ya los gusanos,
el vivo semen y la luz:
como esos ídolos hindús
mi cuerpo está hecho de manos.
Todo cuanto se sueña, todo
lo que a otros hombres consuela
por irreal y porque vuela
y no vendrá de ningún modo,
Lo que el poema pregunta en la noche
cuando sólo los relojes contestan
con un sí-no-sí-no inadjetivable
habría que responderlo hoy mismo
con la sangre la espera y el deseo
porque no es sino el anticipo
de aquello que la muerte preguntará mañana
Lo que es hoy el silencio ante el poema
será mañana la avaricia
de no dar a la muerte más que un cuerpo vacío
un amor coagulado una desierta
tristeza una gran fe apagada
y la muerte merece algo mejor
Pero la idea que se fuga-el miedo
de repetir el gesto o la palabra
se extiende como una hemorragia
abominable y proyecta en el papel
la sombra inmóvil de la mano aterida
abandonada del tacto magnético
y la soledad que toma todas las formas
- este niño este sueño esta mujer
este yo mismo que vive y esperay que luego se quita la máscara
que se desnuda hasta del recuerdo
para arrojarme en una pausa
que rompe mis huesos como una armadura
ceñida indestructible
Insensible y suspenso fugitivo
y forzado de mí mismo
incompleto como una maquinaria descompuesta
antes de eludir el poema
antes de clavar mis párpados y tapiar mis oídos
con mis diez dedos he mirado,
y lo han asido mi mirada,
mi olfato y mi voz encantada,
y todo lo he devorado.
Por salvar uno de mis sueños
armé a veces mis empeños;
no guardé ni los más pequeños.
Soy el devorador de sueños.
En mi boca el tiempo marino
pone el hierro, el yodo y la sal
lengua de fuego y de coral,
sed que no sacia ningún vino.
Ya toqué la sombra y el fuego,
he vivido mi vi da al tacto,
y tendré en el último acto
la horrible grandeza de un ciego.
Devoré el mal de que me tiño
la soledad y el amor remiso,
la tempestad y el paraíso,
un ángel, una esfi nge, un niño.
Y cuando mi cabeza t riste
al sueño sin fin se resiste,
sueñan aún mis pies errantes,
sueñan mis vellos pululantes,
y las mil manos que deploro
14
Biblioteca de México
y el silencio con que me envuelvoIgual que un fakir me revuelvo
en mi tabla de agudos sueños,
testigo mudo y lejano de mí mismo,
sombra de soledad, sombra de espera.
México, J 937
sudo un sueño por cada poro
y uno tras otro los devoro.
Soy el devorador de sueños.
Estoy lleno de voces
L'O est noir
ARTHU R RIMBAUD
¿Hasta cuándo el tiempo del mar;
y la soledad entre sueños
aterradores y risueños,
y las dos manos sin colmar]
En mis oídos diariamente
un negro ángel dil igente
sopl a una marea en óes
que no tiene fiautas ni obóes.
¿Soñaré por fin el olvido
de los sueños que devoré,
y despierto por fin podré
devorar su fruto podrido
Meteorológico y preciso,
el ángel cumple su jornada;
y yo no sé si es un aviso
un S. o. S., una llamada.
y borrar sus hondos diseños?
Pero hasta que sueñe y devore
a la muerte fie l que me adore,
soy el devorador de sueños.
No es el ángel en cuyo pecho
transparente guardé mi infancia,
ni el que cu ida el pasaje estrecho
y la teológica distancia.
México, J 937
Sé que es un ángel condenado
a ensordecer todos mis goces,
al trabajo duro y forzado
de acumular en mí las voces;
Testamento
En la agónica gota de un reloj cuya máquina
he descubierto en vano, voy captando la huella
del tiempo en esta trampa de lodo y de ceniza
que soy. Yo mismo ahora ya no recogería
los restos de mí mismo que han dejado el silencio,
la espera, las mujeres y la angélica
curiosidad de mí mismo hasta el crimen mismo.
No me atrevo a poner ya las manos sobre mí
ni aun en la sombra por lo que el tacto me revelaría
de llagado y de obscuro en mi materia.
No me atrevo en la noche a preguntarme nada
por no hallar en mi oído la respuesta del eco,
de la repetición de otro reloj .
y no resistiría verme al espejo por miedo
a mi piedad estéril y terrible
que caería sobre mí mismo.
Sólo las huellas de estas gotas del tiempo en mi ceniza,
la mecánica sangre sistemática,
mis vellos que se erizan en esta tormenta
de la soledad desencadenada como una seca ll uvia.
Sólo la indiferencia
de un Dios que no me castiga todavía
y que me envuelve en una ahumada pausa
de niebla. Sólo el desprecio de olvidarme
como un objeto desarticulado
en una amarga música
en un silencioso vino
en una luz opaca.
No me quedaba ya más que un silencio
en que tenderme, en que soñar. Y ya lo he roto.
y las palabras, todas las palabras
con que lo perforé de extremo a extremo
han partido de mí y no podría repetirlas siquiera,
aun huecas, aun metálicas, aun muertas.
y no me queda ya del tiempo
más que esta gota agónica y eterna
que cae sobre mí de todos los relojes,
que parecen maquinarias de cera.
y perdido el silencio, y la palabra,
hago este testamento
para dejar al viento lo que queda de mí,
que me fustiga y que me aterra
con el sonido de mi nombre ,
que parece voz de otra tierra
o la etiqueta de otro hombre.
Sé que es un ángel agonista
de voz magnética que suena
ora esperada, o ra imprevista,
ora lamento, ora sirena,
en las calles por que camino,
en la bóveda de mi frente ,
y en la plática y en el vino,
y en el espasmo incandescente.
Ya estoy lleno de voces, lleno
de llamadas y de gemidos,
y el ángel me envuelve sereno
en una malla de sonidos.
En mar de gritos, sin reposo,
lo miro en sueños mat inales
cubr ir mi cuerpo silencioso
a paletadas orquestales.
México, J 937
La isla
Sé que maduro porque ya mi boca
tiene la sequedad y el polvo del silencio
y su vegetación, que la sofoca
y que la sella con su pausa isla
en las conversaciones de las tardes
y de las noches y de las mañanas.
Sólo mi mano que todo lo toca
me es refugio en las nupcias del tacto
- la pluma, los bastones, la boquilla,
15
Biblioteca de México
hacia un mundo de líneas en la sombra;
y cuando la parálisis del día
nos sobrecoge en manos de la noche;
cuando el aire se muda en un acuario
inmóvil y en un móvil mar de humo
que nos vuelve fantasmas submarinos
y subvegetaciones subterráneas;
cuando el mar y la tierra y la noche y el día
se funden en una sola sombra de luz
y -en una vigorizante agonía
que es la estética luminosa de la muerte,
y se ansía el hemisferio o isla de la noche,
la sombra firme a la angustia viajada;
cuando el hombre se pierde para hallarse,
yo hallé la isla al centro de mi cuerpo.
Nada menos que ayer manos marinas
partidas de riberas femeninas
danzaron danzas fálicas en ella.
Isla, mi isla de un único árbol
vivaz en savia y místico en raíces,
que abordo a veces desde un mar de carne
cuando no naufrago de un mar de fuego;
abandonada de todas las naves
y que hollaron un día los pies de las mujeres
enterrados en ella como conchas.
Siempre asolada y nunca descubierta,
con su volcán y su propia tormenta,
con su vegetación inesperada
y con su subterráneo manicomio
de pulpos, caracoles y sirenas.
y yo mismo, yo mismo, mar y náufrago,
horizonte y contorno de mi isla.
las cubiertas de cuero de los libros.
los corales. las perlas y la eléctrica seda¿Por qué todo esto ahora, a la hora
que pasa sobre mí como una rueda
y me mutila y me deja sin voz
para hinchar las palabras sencillas
del arrepentimiento y del cansancio)
El humo da en su tallo inagotable
flores vertiginosas y moluscos
de aéreas conchas que se van en velos.
Así mi voz que alza y se deshace
en la limpieza mágica del aire.
Pero es preciso hablar con una voz que salte
por aros de papel y telarañas.
Es preciso romper el pecho y el papel.
hablar al aire. hablar al sordo amor,
hacer música para los reptiles
que ya pueblan mi soledad. y para
las olas músicas y mujeriles
que me azotan a diario y que me inundan
para deshabitarme al minuto sigu iente.
iI
Una tarde -en la calle de la tardecuando en una vía de luz gris
los hombres van pasando como sangre
por una vena de cristal y piedra;
cuando la forma triunfa sin color
y el tacto parte puro de los ojos
16
Biblioteca de México
maniática y aislada hasta que el cabo
una sombra marina engolfó el sueño,
mientras las olas redondas cantaban:
Todo está hecho a semejanza de la isla.
Luego, un sueño de islas, una marea de islas.
En las desiertas islas de los ojos
esta sequía de los paisajes,
allí donde la luz madura en vano,
donde un interminable telégrafo
de resplandores se conecta con
las islas momentáneas de las nubes;
islas mis manos en un mar de aire,
islas acuchilladas por el aire
donde la vida se aisla en el tacto
de un objeto cualquiera, sin objeto,
mientras, juguete de la sangre océano,
el corazón se hunde y reaparece.
Sentí seca la boca, donde flota,
isla de fuego y de coral, la lengua
entre las olas de palabras muertas
y la marea de besos ahogados.
Bancos de sangre y mentira los labios,
donde las voces encallan y callan,
Y los sordos islotes gemelos del sonido
con sus mágicas formas marinas que interrogan,
y el olfato en un golfo de hedores y perfumes
que nunca se detienen en sus fosas.
El faro en soledad del pensamiento,
los niños en las aguas de los vientres
y los pies separados por fluviales arenas.
IV
Rodeada de palabras y silencios
cuyo asalto adelgaza tu cintura,
isla entre todas, isla pura
que me recoges de todos los mares
en tu corazón de cristal.
Tú, Poesía, la otra isla final.
Así será hasta que los mares
Así será hasta que los mares
absorban las islas solas o pares.
Así será hasta que las islas
así será hasta que las islas
se disuelvan en mares y trasmares
hasta que se confundan los mares.
Hasta que se confundan los mares.
Entonces se habrá formado
un solo mar
Y la palabra isla, isla, isla
que sonaba y resonaba en el sueño.
Un solo mar aislado.
Enero
17
11-22-1938
RODOLFO USIGLI
Voces
lano ae traDajo
1932-1933;
SEMINARIO DE CULTURA MEXICANA
MÉXICO
1967
18
RODOLFO USIGU*
VOCES
DIARIO DE TRABAJO
( 1932-1933)
Aviso y penitencia
Los textos contenidos en Voces constituyen, propia e involuntariamente, un diario de trabajo. La idea no sólo no
es original desde el punto de vista de la confesión o del
examen autocrítico en esa época de toma de conciencia
literaria por la que pasa casi todo escritor principiante:
no lo es tampoco en el sencillo acto de consignar por
escrito las dudas, las interrogaciones, los destellos mentales, las protestas, las ambiciones informes que hacen
trotar o galopar a la imaginación cuando no se ha encontrado todavía el camino de la creación literaria, en forma
axiomática o epigramática y como una disciplina cotidiana de concentración.
He padecido siempre del vicio - enfermedad o vértigo- de la frase, pero no se trataba, por desgracia, del inocuo sarampión juvenil sino de algo más arraigado, de una
como vegetación que parecía cultivar y regar a diario el
reproche sonriente de mis amigos y, en suma, de una
manera personal de salir de mí mismo y de mis obsesiones y de ceder a una atracción de orden poético en rigor
por la capacidad de síntesis que la caracteriza.
Por eso me ha parecido pertinente incorporar a este
diario los elementos determinantes de sus orígenes, corriendo el riesgo de que el conjunto pueda ser desfavorablemente juzgado a priori. Supongo que desde 1925, si no
antes, ante la erupción cotidiana de mots, writticisms, boutades o frases, ecos indudables de lecturas juveniles y
barrillos naturales de los momentos de efervescencia y
euforia literarias, me ocurrió reunir las que me parecieron
mejores bajo el ambicioso título de La Alcancía. Sírvame de
disculpa decir que las alcancías de los niños de mi generación no contuvieron nunca más que monedas de cobre o,
a lo sumo, de plata. Algunas de las frases recogidas son graciosas y en otras parece asomar ya la oreja o punta del
moralista involuntario que soy. Al revisar viejos papeles,
veo que conservé la costumbre, sin especial fidelidad,
hasta 1932, y de estos antecedentes, tan innegables como
los papás a quienes a menudo quieren esconder los niños
por encontrarlos anticuados y ajenos al ritmo de los nuevos tiempos, surgió la idea de convertir el holgorio en
tarea y la pinta o los novillos en disciplina, ya que era necesario para mí escribir todo lo que no podía hablar con
nadie - dialogar- y dar un cauce de expresión a lo que, con
razón o sin ella, operaba sobre mi mente. De aquí que no
trate de esconder a los papás y los. presente en primer
lugar, confiando en la buena fe y la paciencia del que lea.
Ejercicio interesante, por lo demás, de formulación de las
ideas desbordadas, en moldes rigurosos. Las contradiccio-
nes, las diferencias de tono, las réplicas y las contrarréplicas, justifican el título general. Son muchas y muy variadas
las voces que hablan, o musitan o gritan en todo hombre,
y es evidente que anuncian ya el nacimiento de un animal
de diálogo, esto es, de un poeta dramático.
A sí, la fantasía primaria de escribir frases que a menudo no podía decir, se convirtió en una costumbre, coincidiendo con el inicio de un diario más personal y privado en el mismo año de 1932 y cuya primera entrada
decía, más o menos: "A mis preocupaciones cotidianas se
suma otra: ¿qué vaya anotar en este diario?"
Cuando había ya contraído la azarosa disciplina de consagrar cada noche algún tiempo a emborronar pequeñas
ta~etas de las que se usan para los índices de archivos y
bibliografía, y probablemente porque le mostré algunas de
ellas, Guillermo Jiménez me prestó los volúmenes aparecidos hasta entonces del Diario de los hermanos Goncourt.
Esto fue un gran estímulo - no estaba yo solo-, y aunque
acepto que pueden encontrarse en Voces resonancias de
mis lecturas de aquellos años, creo que la importancia más
evidente que aportan mis textos es la preparación del
escritor que fatalmente soy y que he podido ser. Diario de
un joven obsesionado por la idea de ser escritor. ¿Dónde
está ahora aquel muchacho limpio que todo lo convertía
en impulso de luz, de claridad, en poema, aquel que hacía
sueño de todo, aun de las pesadillas?
XavierVillaurrutia, que sabía escuchar con tanta inteligencia como escribía, me aconsejó seleccionar las frases
y los pequeños ensayos que ganaron su aprobación y su
sonrisa. No me sedujo totalmente su idea, por cuanto
me sentía yo sin derecho alguno a suprimir pensamientos que se habían manifestado en mí por autónoma capacidad vital. No me amparo con la fórmula stendhaliana: "Cuando lo escribí tenía yo razón", sino que considero, simplemente, que al salir de mí al aire, como después
mis obras, tienen que correr todos los riesgos naturales
que acompañan a la vida en nuestro mundo.
Años después -ante alguna veleidad de publicación
motivada por la consabida angustia económica del escritor
en México- pedí consejo a Alfonso Reyes. Leyó buena
parte - Dios se lo pagu~ y me estimuló a publicar el manuscrito en su totalidad y en su calidad, precisamente, de
diario de trabajo, sin discriminación. Ahora me he sentido
obligado a excluir por el momento algunas referencias a
ciertas personas y circunstancias, reservándolas, por el interés que puedan ofrece,~ para una publicación póstuma.
Quizás el tiempo, amo del silencio, acallará estas Voces,
o quizás les prestará ecos o reverberaciones en algunos
casos. Entre tanto, aquí van, como son y en lo que son,
por si de algo sirven .
• f\odolfo Usigli. Voces. Diano de trabajO ( 1932- 1933). Seminario de Cultura
MeXICana. México. 1967.324 pp.
Oslo, 28 de noviembre, 1965
19
Biblioteca de México
Aun los hombres más inhospitalarios, sin darse cuenta casi , ponen cada noche en si mismos un cubierto para
el amor.
El amor es un examen admirable de la vida. Todo lo
malo, todo lo bueno que hemos hecho, pasa por ahí.
El amor. siendo todo lo que es, no será nunca un remordimiento.
¿Reprocharías a un hombre porque busca el sol que
te agrada y te manda un rayo de salud todos los días? En
cambio, te ríes siempre un poco de los hombres que
buscan el amor. Tú pones tu corazón al sol en un balcón
- ¡privilegiado!- y ellos lo ponen a media calle.
¿Qué dices? ¿El amor tierno? ¿El amor ocioso? ¿El amor
bestial? ¡Sofista! El amor no tiene sino dos formas; una
afirmativa y otra negativa. Y todo lo demás no es sino lo
que tú crees que haces con él.
Somos venales hasta la medula del alma. Cuando no
se nos compra con oro se nos compra con amor. El caso
es vendernos.
-¿ El amor? Una palabra .. .
-¡Niño! Las mujeres, mejor que nosotros, saben perseguir toda la vida el objetivo único. No hay un movimiento que hagan, un gesto que esbocen, una palabra
que nos obliguen a adivinar. sin mirarse al espejo. El amor
es un espejo terrible, cuídate de él. Refleja cuanto tenemos de mejor y de peor - para siempre.
¿El amor? Nosotros mismos contra nosotros mismos.
El amor es infinito -como el número de los tontos.
(Frase regalado o JEP y recobrado por derecho natural.)
La Alcancía
El amor
Vivimos. Un día, de pronto, nos damos cuenta de que
ninguna cosa era como la veíamos antes. El amor ha aparecido.
Lo terrible no es que una mujer deje de amarnos, sino
que nos obligue a no quererla ya.
No culpes al amor. El amor es la puerta más amplia.
Sólo que la muchedumbre se vuelve salvaje en él, como
cuando se aglomera en los teatros y en los tranvías de
las ciudades.
Lo que de más maravilloso tiene el amor es que, sin
dejar de ser el amor. es siempre todo lo que se quiere
que sea.
¿El amor? Un hombre y una mujer que viajan. Hablan
de las cosas triviales. Callan de las cosas profundas. Por la
ventanilla, abierta y clara, pasa todo. Pero solamente uno
de los dos ve el paisaje. Hay uno, siempre, que lo ve nada
más en los ojos de otro.
¿El amor definido? ¿El amor explicado? El amor muerto.
El amor no es una debilidad, como piensan los fuertes. Ni es una fuerza, como dicen los débiles. Es, únicamente, algo mejor.
¿El amor? Un tema de conversación para todo el
mundo.
Un hombre que se resigna a un fracaso en el amor
puede decir que ha triunfado de sí mismo.
El amor exige una educación particular. Todas las
demás hay que dejarlas a su puerta. El amor no es un
salón.
El amor es algo de que todo el mundo vive. Los viejos viven de lo que dejaron en él. Los jóvenes, de lo que
quieren dejar.
El amor es la obra de arte, la vibración personal. la
creación individual de los seres que no hacen el arte.
El amor es un defecto que no nos perdonan nunca los
demás.
( 1925)
La belleza
La belleza no siempre es lo contrario de la fealdad.
La belleza está, a veces, en un solo detalle de la belleza.
La belleza es el equilibrio de lo desequilibrado.
La verdadera belleza es algo que nos toca hasta el
fondo en segu ida, pero sin estrujarnos. El resto ... ¡bah!
(En rigor. puede matarnos pero sin comunicarnos fealdad.- 1966)
Nada es más fácil que entrar en la belleza. Lo imposible y lo absurdo es salir de ella.
¡Cuántas cosas podrían decirse aún de la belleza si los
hombres no hubieran dicho tantas!
La belleza es quieta y tranquila de apariencia, como
una caja que contuviera a la humanidad.
Culpamos siempre a la belleza cuando no la entendemos. Pero esto no quiere decir que todo lo que no entendemos sea belleza.
Si vivimos mal, dejaremos de creer en la belleza como
otros hombres dejan de creer en Dios. No todo puede
tocarse con nuestras sucias manos finitas.
La belleza no se reflexiona, se percibe. Cuando llueve,
no hacemos especulaciones para darnos cuenta de que
llueve. Pero podemos contemplar la lluvia.
¡Es tan bello despedazar lo bello!
Admirar. sentir hasta donde la expresión no tiene
paso ya, la belleza que han hecho los demás, es enorme.
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Biblioteca de México
Pero descubrir la belleza en nosotros es lo más grande
de lo más grande.
La belleza es alta, resistente y difícil. Puede ser hasta
inaccesible. Pero, como quiera que sea, no hay más que
un camino recto que nos lleve a ella.
la belleza no nos aguarda, pero no nos impide seguirla ni alcanzarla. La culpa será siempre nuestra si no podemos.
Es increíble sentir que la belleza está en todo. Nadie
podrá escapar a ella mientras tenga algo de primordialmente humano en sí mismo.
El error capital de los mediocres consiste en pensar
que pueden incubar la belleza como un gallo exótico. La
belleza es libre, salvaje, sutil o bestial, impalpable o aplastante. Pero, saliendo de los hombres, se coloca fuera de
todas las leyes humanas.
Cuando el progreso invente la belleza, la fealdad se
erguirá sobre nosotros como un ama oscura, monstruosa e inatacable.
Los artistas no valdrían nada si no pudieran, siquiera
una sola vez, coger la belleza viva entre sus manos. En el
resto de su vida no hacen sino llenar de trampas el camino por donde pasará el Gran Oro.
Solamente frente a las cosas insensibles a los siglos,
ante la belleza de los países incinerados por el tiempo,
podemos darnos cuenta de lo que la civilización nos ha
impedido hacer en materia de belleza.
Tú, yo, aquel poderoso, aquel pobre, todos pasaremos
para siempre. La belleza quedará, desnuda y alta, para
humanizar todos los ojos.
La verdad
La verdad es lo que nunca dicen los demás.
¿La verdad? Cien maneras diferentes de mentir.
Es tan fácil tocar y decir la verdad como abrir una
puerta. Pero, ¿y la llave?
Valemos demasiado poco para la verdad. Por eso no
la decimos.
La verdad te hará daño un día y entonces mentirás.
Somos pequeños.
¿La verdad? iEso no existiría sin la mentira!
Consideramos a menudo a la verdad como una moneda extranjera: atractiva, notable, hasta preciosa; pero
que no podrá circular entre nosotros.
Cada hombre te dirá que él habla la verdad. Pero la
verdad no es una palabra.
Decimos raras veces la verdad, porque después de
ella no tendríamos ya nada que decir.
La verdad es una peligrosa compañera. Nos engaña
demasiado acerca de todo lo demás.
La verdad, si se presenta un día, echa abajo un hombre, un hogar, un gobierno o una civilización. Vive fuera
de todos los países, en una orilla adonde casi nadie
puede acercarse para verla sin perder el equilibrio.
La verdad es una fábula.
Tememos a la verdad porque es grande como la
muerte, nos quita todo lo que tenemos - y todo lo que
decimos que tenemos.
La verdad hubiera podido llegar a ser una costumbre
de la humanidad. Pero no es sino una equivocación.
Decimos a menudo, como disculpa: "Una simple mentira ... " iOh adjetivo! Lo único simple es la verdad.
La verdad es difícil como una obra maestra.
No hay sino un remedio contra esa cosa terrible que
es la verdad: no decirla.
¿Un medio para saber que es verdad lo que se nos
dice? No creer. Acertaríamos acaso, porque marchamos,
por instinto, contra lo inmanente.
En materia artística se confunde a menudo la verdad
con el verismo. Hay un matiz: el verismo es lo que hacemos, y no todo lo que hacemos es verdadero.
La verdad y el sol son inútiles -ioh tremenda impotencia de las cosas grandes!- para los labios que mienten
y para los ociosos que duermen de día. ( 1925)
El dolor
El dolor es terrible y duro según lo sinceros que seamos
en él. Entre más sinceros, más lo temeremos.
Somos tan complicados que confundimos a menudo
el dolor con todo el resto: con la envidia, con la impotencia y con la mezquindad (O "de la naturaleza del sufrimiento." 1966)
Tu dolor más tuyo, más sincero, más oculto, más doloroso, si puede decirse, ése es el dolor universal.
Vivimos arrastrándonos sobre una pavorosa rutina
que hace costumbre hasta el dolor.
La intuición del dolor humaniza tanto, es tan superior
en la juventud, como la presencia del dolor en la madurez.
Arroja tu _alegría a todas las manos. Pero guarda tu dolor, ya que sólo puede hacerte bien a ti mismo.
Resistir el dolor es infinitamente más sencillo que
resistir la felicidad.
Cuando sufrimos podemos mirar más firmemente al sol.
Si no eres capaz de sufrir, estás de sobra.
No es verdad que cualquiera pueda sentir dolor.
Somos voraces hasta en el dolor. Siempre queremos
tener más que los otros.
¿Te han hecho sufrir? ¿Y qué otra cosa mejor puedes
pedir ahora?
Cuando el dolor nos toca, la lentitud del tiempo nos
parece estúpida. iCaminamos tanto!
Sufrir es difícil, porque no requiere a nadie más que a
uno mismo.
La tragedia humana no consiste en sufrir el dolor, sino
en tratar de evitarlo.
Sufrimos, y entonces todo lo que antes nos había
resistido se ablanda. Hay cosas que sólo nos acogen en
ese momento.
Mientras rías te circundará la envidia estrechamente:
serás admirable. Pero en el dolor serás terrible: te harán
el vacío.
Sufrimos con resignación. Sería mucho mejor sufrir
con claridad.
El dolor es un enorme trabajo.
Decimos: "Fulano es un imbécil: ha sido feliz."
No lleves demasiada prisa al sufrir. El dolor es la más
grande paciencia. (1925)
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Biblioteca de México
Al azar
El porvenir es un tío de Australia que no tenemos - ni
siquiera en Australia.
El porvenir ya no es mañana: el porvenir es hoy.
Cuando llegues al borde de tu propio precipicio, déjate caer. Las alas brotan siempre en la caída.
Toda religión es buena - a sus horas.
La vida es un traje que nos ponemos una so la vez. Hay
que tener mucho cuidado y no ensuciarlo.
Vivimos cerca de la muerte . (¿ Nuevo? No, viejísmo
¿Cuántos ancestros tengo? - 1929)
No hay que pedir jamás a un hombre que sea lo que
no es; pero, sobre todo, no hay que pedirle nunca que
sea sólo lo que es. ( 1929)
¿Se acuerda que le dije: He llegado a ser un hombre
porque soy una parte de todo lo que quería ser y otra
parte de cuanto no quería ser nunca? Las dos ideas - la
Ideas (sólo así puedo expresar la multiplicidad de lo singular) - están allí. Porque las ideas, buenas o malas, son
igualmente altas. Sólo que se equilibran entre sí como el
hombre podrá equilibrarse mat erial mente dentro de no
sé cuánto tiempo. La idea "Ser" combatida por la idea
"No ser".Y por eso se es y no se es. D os ideas. La Ideas
(insisto aún en este esperpento), Dios y diablo. Todas las
religiones - desde el Mithos-; todas las fi losofías, todas las
ciencias (mal y remedio). Armonía. El día que no haya
más que Uno, será la noche de la tierra. y después de
esto - que tal vez ha dicho ya algún genio o algún imbéci l- ser más o menos en el Ser o en el No Ser."De César
a Lupin", ¿se acuerda? De Shakespeare a mí. Los demás ...
Esta mañana - ya lo es- estoy contento porque al fin lo he
vencido a usted un poco, al fin lo he equ ilibrado a alguno
de mis gestos en el arte.Yo aspiraba a eso nada más, no a
aplastarlo. N o soy Genaro Estrada. ( 1929)
H ay que excusar -a veces- el talento en las gentes. La
tontería es inexcusable.
N o hay gran senti miento sin pequeños detalles.
El amor es un trabajo enorme. Tiene la más acendrada esencia de acción, y detenerlo es matarlo.
Las mujeres son como la música: la más bella no permanece sino en nuestra memoria. ¿Que hay discos fonográficos? iBah! Y en cuanto a los ejecutantes, como siempre, por poseer todas las músicas no poseen ninguna.
Dicen que cada quien ama a su manera. Error. El amor
es como el sexo: una vez que se llega a la plenitud, que
se franquea la puerta sincera, todos los hombres y todas
las mujeres se confunden.
El cerebro es una puerta de tal manera estrecha que
todo lo que hacemos pasar por ella en materia de sent imiento se desgarra.
H ay dos clases de voces: aquellas que escuchamos
para saber qué nos dicen, y las que escuchamos para
saber qué nos hacen decir. Las voces antiguas de la literatura y las voces modernas del sentimiento que nosotros hacemos literatura después.
Toast imaginario aJean Giraudoux: La langue fran¡;:aise a son équilibre et sa clarté comme une chasseresse a
un cheval magnifique. Mai s cette chasseresse a aussi une
chevelure mervei lleuse, faite de nuances, qui ne s'accorde qu'a un amant. On peut asservir des langues par la
volonté ou par la grammaire, par I'érudition ou par la
nécessité. 11 est possible meme de dompter le cheval de
logique de la langue fran¡;:aise, mais pour conquérir I'amazone il faut surtout I'amour. (Ah, que c'ést beau l
Quelle stupide fusée!) (1930)
El poeta es una verdad. El hombre, una negación positiva.
El hombre se niega a sí mismo.
Escribamos, puesto que nadie lee. ( 1929)
Primero de enero. Mi s fiestas universales se asemejan
a mis pequeños éxitos. Las paso siempre solo. Un nuevo
intento de hacer versos - nuevo aborto. ¿Qué me importa que Baudelaire rugiera de impotencia, que todos
los grandes sufrieran esta misma crisis? Asemejarse a los
peq ueños es malo. Pero asemejarse a los grandes es
peor. Carezco de programa para el año. Pero tengo un
enorme deseo de escribir. (1930?)
Obtengo el conocimiento de que me he hecho hombre porque he llegado a ser, en parte , como quería, y en
parte como no quería.
La juventud es retorcida como una tea. Por eso arde.
Una mujer fea comprende todo, menos que se pueda
ser bella. Una mujer bella, en cambio, comprende que las
demás puedan ser feas.
Vale más ser un buen diablo que un mal santo. (Pero,
¿esto es mío?)
Hablando de Charles Baudelaire, el señor Émile Faguet
ha cometido un error histórico. " Baudelaire", ha dicho, " es
un poeta sin ideas". Y André Gide ha contestado: "Naturalmente. Por eso es poeta." El problema, pues, se emplaza claramente: ¿Debe o no tener ideas un poeta? El asunto es tan suti l que casi cabría decir que la poesía, para
serlo, necesita ser ante todo poesía.Yo no creo en la poesía antigua ni en la poesía moderna. La belleza esencial no
se divide ni se encasilla. Y las baladas de Fran<;:ois Villon,
pese a las antiguas lascas del idioma, y las de Ronsard no
obstante que sólo hubiera escrito versos en latín, contienen la misma espontaneidad de belleza que los versos
alternados de Malherbe, los románticos de Lamartine o
los de Mallarmé y Valéry, no obstante el hermetismo casi
religioso y dogmático de estos últimos. Lo demás es
moda. La poesía necesita de la moda como una mujer;
22
Biblioteca de México
pero, lo mismo que una mujer verdaderamente bella, lo
es con o sin la moda. La mujer es aquello que más se asemeja a la poesía. Por eso los poetas tienen una delicadeza de expresión y una resistencia de espíritu tan femeninas que serían terribles si no fueran admirables. El poeta
es ilógico porque, si fuera natural no sería poeta.
La naturaleza no es belleza sino armonía. Y la belleza,
exactamente lo mismo que la fealdad, rompe la gran
línea natural. La belleza es prodigio y, por tal, inesperada.
La poesía es doctrinaria en los fines, si no en las intenciones. El poeta debe elegir entre la doctrina de belleza,
esto es, la única justificada y aun exacta, y la doctrina ideológica. Ésta parece más natural, pero con la fortuna oculta
de no serlo. La idea es creación, dice Spengler. La elección
es difícil. Nadie resiste al deseo de enseñar, salvo aquellos
que sólo pretenden enseñarse.
La diferencia entre las ideas y la belleza, entonces, consiste en que las ideas pueden detener al hombre una vez
lo han formado y definido, en tanto que el sentido de la
belleza es un insatisfecho eterno.
Los perfumes artificiales se esparcen libremente en la
noche. La mujer que llevamos con nosotros parece acrecida por la libre vida de su perfume. Pero en el día, quemado
y acendrado por el sol, ese mismo perfume se exalta y arde
maravillosamente. La noche deja el paso sin obstáculo a las
ideas en su arena azul. Pero el sol es la poesía. ( 1928)
Una necesidad de volver a amar se hace sentir en mí.
El amor es acción. Ya lo dije, y el repetir las palabras me
hace creer que decaigo o, peor aún, que me detC1ngo.
Siempre la frase inútil. Largos días de disgusto.Y el breve
incienso de saber que Montaigne, Rivarol, Stendhal, Wilde o Spengler han pensado como yo. (Que yo pienso
como ellos pensaron, joven.) Y la ligera amargura de encontrarme encerrado en los demás.Ya sé que no es posible abarcarlo todo, que tenemos sólo dos brazos que,
fuertes o no, han aprendido a golpear: que la sociedad y
la moral son simples en el fondo, y que es preciso tomar
un solo partido, tener una sola cara. Pero, ¿no supondrá
eso una limitación? Los hombres que me han hablado de
las excelencias del espíritu como de una materia armoniosa: aquellos que propagan la palabra ligera del placer
y ridiculizan los éxtasis, las inmersiones profundas y el
brillo de la palabra sublime, tienen un interior cojo o
manco, y fracasan en el dolor como yo en los negocios.
He caído en la filosofía, evitada siempre a base de una
sensibilidad rápida y precoz, de igual modo que un hombre con polainas blancas entra en un charco de agua
sucia. Evitar o temer una cosa es esperarla. Lo peor es
que acabaré por leer a los primitivos. Me estorba mi
ignorancia. ¡Bah! He bostezado de oírme. (1929)
¿Quién dijo que la verdad es grande La verdad es
'
pequeña, pequeñísima. Tan pequeña y t an difícil de hallar
como la felicidad.
El único defecto del hombre es la mujer. Atención,
¡vuelta!
Nuestra esposa es, por regla general. nuestra mayor
cualidad o nuestro peor defecto.Va iI iL
Todo en la tierra está hecho, la vi da y la muerte, a
semejanza del hombre - salvo la idea.
Solamente una cosa castigamos más que la vu lgaridad
de un hombre: su originalidad.
Para disculparnos, aducimos a menudo que sólo hemos hecho lo mismo que los demás.Y nuestra única culpa es ésa.
El hombre viene al mundo sin otra propiedad que sí
mismo. Conforme crece , la posesión de cada cosa terrena disminuye en él la posesión de sí mismo. Ése es el
mercado universal desde el Día. Y será así hasta la Noche. (1929)
El artista es como un ánfora maravillosa que generalmente se rompe al contacto con la vida. Después quedan
solamente los restos: maravillosos, pero pedazos. Pedazos,
pero maravillosos. Y sin embargo, si no se rompiera nunca
el ánfora, ¡cuánto menos valdría que los pedazos i
Es curioso observar que la fe no puede estar en dos
seres humanos a la vez. Uno la insufla al otro, y la pierde.
Como en el amor, cuando la mujer cree al cabo lo que
el hombre ha creído tanto tiempo, el hombre empieza a
dudar. ¿Los sacerdotes dejan pues de creer cuando los
sectarios principian a hacerlo? (Dos días después leí
-ojeé- el prólogo del traductor de Lo Santo Cortesano,
de Wilde.Y descubrí que es bueno serWilde, pero mejor
no serlo. (VIII-XXiV-XXX).
G.-¿Por qué no escribir otra vez su nombre? El amor,
cuando ha sido sincero, después de pasar por el despecho, por el odio y por el dolor, se convierte en una gi-an
nobleza que se nos despierta un día, de pronto.Y es hoy
más nuevo que ayer en mí. ¿Acaso porque va a acabarse? (Marzo 12.)
I 929.-PALABRAS. La juventud sería despreciable porque de ella surge el hombre, si el hombre no fuera admirable porque por él debe pasar la idea.
La juventud es la etapa irreal de la vida. La realidad
nace de ella.
La juventud es a la vida de una generación lo que el
arte a la vida de las edades: Irrealidad.
El arte es una simple intención.
El arte debe ser irreal y el artista debe ser joven.
Una obra de arte no tiene nunca más o menos edad
sino más o menos genio.
La juventud es el arte de la vida.
El alba no despunta con el día sino con la idea.
La juventud es un viaje. Y cualquier momento en que
se inicia un viaje es al alba. El principio está en nosotros
mismos. El fin, no.
La juventud es un mensaje. Lo más importante no es
recibir una contestación, sino transmitirlo.
Pero la juventud es el primer estorbo del hombre. No
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Biblioteca de México
GRANDES
ESCRITORES
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AL encuen
ktros
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Biblioteca de México
nos basta poseerla, sino que pretendemos llevarla con
nosotros.Y el oro pesa.
La belleza futuro de nuestra juventud depende, sobre
todo, de su limpieza.
La juventud es un grito, pero no una maldición.
Rebeldía, pero no vandalismo.
Anormalidad, pero no fealdad.
La naturaleza no es belleza, sino armonía. La belleza y
la fealdad son sus accidentes.
Nuestra época ha puesto de moda el más viejo accidente de la naturaleza: la fealdad.
El arte es demasiado grande para ser deforme. El arte
es como el cielo: todo cabe en él. hasta los aeroplanos.
Menos el lodo.
El genio no existirá en la literatura de este siglo.
La literatura es la única expresión completa de arte.
La música es lo único que vale más que las letras. No
como expresión, sino como germinadora de visión. Sólo
que está sujeta a la interpretación de los oídos defectuosos. Y siempre son los sordos quienes gritan más.
La juventud debería ser una enfermedad incurable.
Lo que de mejor tiene la juventud es que siempre
puede esperarse que salga cualquier cosa de ella.
La juventud es el paraíso perdido. Por perdida, paraíso.
El arte es la última juventud de la tierra.
La juventud no es belleza, sino luz. El arte es, pues, una
juventud casi perfecta.
El arte exige la juventud, pero no la infancia. Los artistas del siglo han llevado la simplicidad hasta andar a gatas.
Los niños son la más vieja cosa del mundo.
La simplicidad (¿ la senci ll ez?) es una mentira. La educación la destruye. La educación artística sobre todo.
La simpli cidad no es sino la materia prima de la sinceridad.
La sinceridad es el único defecto de orden social de la
juventud.
La sinceridad es la sola explicación del arte; la belleza
su único resu ltado.
Pero, aun cuando la sinceridad es rebeldía, el ar te no
es una doctrina ni social ni pol ítica ni una religión. El arte
es una finalidad pero no un instrumento. Si fuera susceptible de descenso, sen'a inferior al hombre.
El arte será la última máquina que fabrique la ciencia.
y entonces se acabará la ciencia.
El artista debe trabajar; pero no explicarse. Entenderse es suficiente.
El arte no se hace para los demás sino para uno mi smo. De igual modo, vivimos la juventud para nosotros. El
resto de los hombres hará con nuestro ejemplo lo que
hace con la música.
El arte no es nunca incomprensible. Los hombres entienden o no entienden.
El artista debe escribir y desaparecer. La juventud sólo
es dorada cuando se ha desvanecido. El oro está en la
sombra y en la obra.
El arte supone la ausencia total de la realidad. La realidad
es una ilusión. La apariencia de vida depende, sobre todo, de
un cuerpo irreal. La juvent ud no es más que una apariencia
de humanidad. Por eso vale más que el resto de la vida.
Para hacer art e universal es preciso, ante todo, hacer
arte occidental. Para que Rusia siga siendo admirable para nosotros, es necesario que no nos asemejemos a ella.
La juventud se imita a sí misma. Y sólo para hacer
aquel lo que no hacen los demás.
La ciencia perderá su unidad cuando, habiendo realizado la creación de una máquina para vivir; fracase en
una máquina para imaginar.
Las revoluciones las hacen los genios y las prolongan
los mediocres.
La obra de arte vale siempre menos de lo que el artista ha sentido al idearla y pretendido que valga. Pero lo
terrible sería que valiera más.
Una obra de arte vale no a causa de su human idad,
sino a a pesar de ella.
El realismo es un animal inferior en la literatura. Los
hombres exquisitos han salido de los libros irreales, como las maravi llas monstruosas de la ciencia, de los cuentos para niños.
El artista tiene la obligación de valer tanto como su
obra. La juventud vale tanto como el sueño.
La ciencia es la vejez del mundo.
El art e crea. El hombre imita, deturpa o ahoga.
El arte no es una enseñanza. La sociedad lo tolera a
condición de hacerlo aparecer como tal por espíritu de
clasificación. Pero la sociedad no ha aprendido nada.
La juventud puede serlo todo, excepción hecha de
una moneda de oro. Como el arte.
En el arte no hay escuelas, sino personalidades.
En la juventud no hay colores, sino matices.
El artista vive en la tierra, pero lleva a los hombres
lejos de ella.
El joven imagina. El desencanto de los hombres no
depende tanto de tocar la realidad como de no tocar el
sueño.
El arte es una disculpa para todos los hombres, menos
para aquellos que lo crean.
La juventud es incompleta y carece de importancia
humana. Como el arte.
Baudelaire decía de los pintores belgas que sólo pintaban aquello que veían. La primera cualidad del arte es
pintar lo invisible. Más aún, lo no visto.
Lo invisible no está jamás fuera de nosotros.
El arte necesita ser prodigioso como las religiones deben ser litúrgicas. Por otra causa. La liturgia es una cadena, el prodigio, una elevación.
El arte - en nuestro siglo- ha dejado de ser un lujo
para convertirse en una equivocación.
El arte es frágil, pero los hombres se han acabado más
fácilmente.
La juventud debe ser efímera para ser eterna.
El arte se halla fuera del alcance de cualquier tiranía.
Incluso la de la independencia.
En la belleza no existen cosas nuevas ni cosas viejas. Lo
que se llama la renovación es la moda. Mujeres gruesas o
delgadas según el siglo. Pero, sobre todo, mujeres. Sobre
todo, belleza.
El art ista debe prever la vida más que retratarla. La
fotografía es un dato. La previsión es una obra.
Hoy descubrimos, inventamos, conocemos. La historia
del primer hombre nacido después de la última máquina
sería maravillosa.
En el artista lo menos interesante es la obra de arte.
El artista es el más noble fraude que se ha logrado
hacer del hombre.
La diferencia que existe entre belleza e idea es que ésta
se detiene una vez que está completamente definida, en
tanto que la belleza necesita desenvolverse siempre.
Las gaviotas son la juventud de los viajes.
2S
Biblioteca de México
AD RIÁN CURIEL RIVERA
MUERTE ACCIDENTAL DE
UN SOCORRISTA
M ontgat. Felinos de todos tamaños y reas y sus reflujos. Un aeroplano
co lores ronronean y maúllan despa- boga en el aire llevando a rastras un
rramándose melifluamente por los an uncio comercial. A la estel a publi ciflancos de la col ina sobre cuya punta t aria la sigue el garabato helicoidal de
se levantan los edificios. A l fondo, una libél ula automática: ametralla la
vi sto desde la cima, el mar tiende serenidad del cie lo, hasta ahora só lo
hasta el horizont e su azulada corpo- pertu rbada por el dócil vaivén del
reidad ondulante y estática, y luego agua, por los murmull os y algún grito
se deja abanicar con indolencia por de los veraneantes. El cine invitaría a
los destellos metálicos del viento. En imaginar una escena en la que el helilo alto, el sol semeja un lunar albino cóptero se precipitara co ntra la frági l
que afeara con su diminuto refulgi r la aeronave, envolviéndola en ll amas
perfección pulcra y descam pada del para sumergirse juntos en el océano.
ci elo. A l norte, la franja costera se da Pero nada de esto ocurre. Los cuerinútilmente a la fuga en un preci pita- pos voladores cesan en su vano emdo serpenteo, tratando de descargar peño de persecución celeste; miende su su perfi cie de arenas y conchi- tras uno prosigue su viaje hacia el
tas el peso agobiante, semi desnudo, Masnou, el ot ro gira hacia el sur, haspolicromático y afilado de las hordas t a perderse en la bruma solar que se
de los bañistas y sus sombril las. Al pega a los desvanecidos contornos
sureste, la fábri ca de Sant A driá de de las construcciones de Barce lona.
por medio, aparece la silueta confusa
El socorrista jamás ha tenido que
de la ciudad y sus embarcaderos, y efectuar un rescate. Sabe, como estien algún punto un poco más allá, el pula la Ley General Socorredora de
frustrado delirio gótico de los cam- Bañistas, los rudimentos de la profepanari os de Gaudí aflora en la nebl i- sión, la técnica elemental de los prinosa claridad del día cual mástiles te- meros auxilios que muchas veces acanebrosos de un matutino barco fan- ban siendo los últimos. Su anatomía,
tasma.
por otra parte, es arquetípica: largos
Desde el trono de su t o rre, el so- brazos nudosos como ramas, una
corrista vigila el cabrill eo de las olas, plancha contráctil por abdomen, pierel enjambre bullicioso de adoradores nas de tan sólido alet eo que emulan
del rey astro, quienes se desperdigan los mejores años del tiburón. La piel
apretadamente clavando sus picas de entera es un ébano lustroso, coronaconq uistadores tu multuosos con la da por unos cabellos siempre al vienmi sma ferocidad y altanería que las to. Un tono lapislázuli sirve de iris a
criaturas atigradas que se han apro- sus grandes pupilas fotogénicas. La
piado de la colina de Montgat; hay sonrisa se abre - no podía ser de otro
algún velero en alta mar, alguna mo- modo- por un solo vértice de la bot ocicleta acuática vomitando espu- ca, y a través de ella se muestra y trasma, algun a sirena soñada pero sin luce imbatible la confianza dent al del
cola que exhibe la tentac ión de sus emperador de la arena. Cuando desportentos justo debajo de la atalaya. ciende de la t orre de vigía por el corEstá acostada, conjunto de células daje escalonado, pese a no llevar más
bronce, encima de una t oalla tan que la pieza del bañador, lo hace reverde como el banderín que ondea vestido de una aureola magnética, e
con desgano en la cima del asta. Raro irradia un no se sabe qué marino que
libro, ese pliego de algodón, donde el despierta nuevas pasiones, o sol ivianhombre se afana en la lectura e in- ta obsesiones antiguas, entre los adoterpretación del lenguaje de las ma- radores y las adoradoras del sol. Ca-
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Biblioteca de México
mina hacia la orilla, a fin de refrescarse los tobi llos, y el contoneo de sus
pasos suaves pero seguros evoca irremediablemente el alarde magnífico de
los toros al salir al ruedo.
Ocurre que esta mañana hay una
bañ ista en apuros. Su cabel lera flota
a la distancia como una medusa rubia. Las manos chapotean con desesperación; desaparecen bajo el agua,
resucitan en saltos furiosos, hilvanan
entre el oleaje (¿en qué momento
han empezado a crecer así las olas?)
círcu los de espuma. El socorrista
centra su mirada en el objetivo a rescatar. Las mi radas de Montgat entero
se centran en él. A delanta una, dos
piernas; da un brinco de jaguar y el
cuerpo se comba como un elástico
lanzado al espacio sideral. La zambullida es una o bra de arte: apenas si ha
salido agua del océano, y el desplazamiento se real iza con una velocidad
y se n c ill ~z que su peran sobradamente a las reglamentadas en la Ley General. Mientras hiere el líquido encrespado con rápidos ti ros a mansalva, en un lu cimiento de croll irreprochable, se regocij a al pensar que el
infortun io acuático de la medusa ru bia será en tierra firme la ovación
triunfal de su primer rescate. Nada
regodeándose. Se regodea nadando.
Com ienza por el talón. Un pel lizco intrascen dente. El premio de la
pelambre blonda sigue a la vista, escupiendo racimos de sal. Desde
afuera, sobre la superficie, a través de
la corrient e indócil, las exclamaciones de asombro y los vítores de los
espectadores bañistas le martillean
los oídos con un eco sordo. La pierna se le agarrota de golpe, como si
en lugar de huesos llevara un cilindro
de metal. Se hunde. Todo esfuerzo es
inút il. El manto líquido lo envuelve en
su mortaja. Ángel caído, inmerso entre bu rbujas, el socorrista tiende sus
manos hacia la luz lejana del cielo
submarino.
GALERIA
DE LOS
POETAS NUEVOS
DE
MEXICO
EDICIONES
DB
LA GACETA LITERARIA
MADRID
Este es el primer ensayo de lo que será nuestra Antología de poesía mexicana moderna (1928) firmada
por Jorge Cuesta y que resume las posturas estéticas del grupo en tomo al cual se publica la revista
Contemporóneos; aparecida bajo la tutela del pintor Gabriel García Maroto, y a instancias del doctor
Enrique González Martínez, esta publicación prepara la aparición en México de aquella antología que
instaura el canon poético mexicano del siglo xx. En la Galería de los poetas nuevos de México (1928)
aparece, como presentación de cada poeta, una nota redactada por ellos mismos en ese momento específico de su labor creativa, con excepción de Carlos Pellicer y Manuel Maples Arce; podemos leer
aquí la severidad autocrítica de Gorostiza para sus primeros poemas, el aire deliberadamente lúdico
que Owen mantendrá a lo largo de su obra, la vocación de eminente didactismo en Torres Bodet.
Acompañados de los célebres grabados que Maroto prepara de cada uno de los poetas, estos poemas
fueron la carta de presentación en España para esa nueva generación que marcará la tradición de la
poesía mexicana.
M.B.
28
Biblioteca de México
,
LOSCONTEMPORANEOS
EN ESPANA EN 1928
#IItI
Dibujos de Gabriel García Maroto
ENRIQUE GONZÁLEZ ROJO
1899
Lleva en sí mismo todas las inquietudes, todas las curiosidades. Pero como es, en el fondo,
un re~exivo, no se entrega a
ellas sino paulatinamente y
después de acomodarfas a un
criterio estético que cambia a
menudo y se define a cada
cambio. Esto quiere decir que
es un poeta en constante y paciente formación.
Un crítico le aconsejó, al
aparecer su primer libro, apresurar; apasionar sus emociones;
él prefiere, por ahora, ordenarlas. ¿Seró verdad que procede
con excesiva lógica en su arte?
Aunque admite el reproche, cree llevar consigo la razón (no en
el sentido antipoético de la palabra) y trabaja de acuerdo con
sus ideas y sentimientos.
Admira y cree en esa bella labor paciente, profunda, del
verso; y goza con sorprender el sentido "sin sentido" de las
palabras. No por eso desdeña el ritmo del pensamiento, que
presta a la expresión un trascendentalismo necesario. Huye
siempre de lo fútil y abomina de la moda. Es evidente que
no aspira a ser un "poeta de vanguardia" y que es, sin embargo, un poeta moderno.
Uno de sus mós legítimos orgullos es el haber procfamado siempre, como su grupo de amigos, la nobleza intangible
del arte y la pureza esencial de la poesía.
como una procesión de puntos negros,
te arroja su mancha de tinta ..
Al golpe, repentinamente ciego
chocas contra los fiancos de la nave,
que regocijas con tu juego.
iMar del amanecer, mar que eres niño,
rosado por la aurora, movido por el viento.
cantado por los hombres
y acariciado por el pensamiento l ...
/l. - Mar del mediodía
El sol tocó las aguas y acrecentó su canto.
Esta ola viajera
desparramó su música
sobre la arena.
La brisa y el calor mueven las hojas
de la palmera.
Los pájaros marinos
cal lan, abochornados, sus confidencias.
Una fami lia de tortugas
sale a tomar el fresco a la ribera.
y tú, delfín, que asomas
entre la espuma, la cabeza,
¿escuchas el rumor de los mares
o aspiras el dolor de la fioresta7
III.-Mar de la tarde
Lo que antes era fino concierto
hoy es una sinfonía:
cobre de los instrumentos
en las cuerdas de oro del día.
Los cuatro mares
l.-Mar del amanecer
La marcha heroica de la tarde
los sones del mar armonizan;
mas la batuta del sol desaparece
y la confusión se inicia
con sonidos falsos de rocas-oboes
y apresuramiento de las olas fiautistas.
BaJO el incendio de las nubes
el desorden se precipita,
y la vanguardia de las sombras
calla los cantos y rompe la lira.
Alegre, tranquilo,
acaricias la nave.
Tan sereno
como el monte
tu guardián eterno.
La leve música del agua,
se confunde con el silencio.
Claro murmullo,
como el lento
pasar de pájaros
en vuelo.
IV-Mar boja la Luna
Bajo la noche, de la nave
han salido las mismas preguntas:
-¿Acaso sabemos hacia dónde vamos 7
-¿Nos habremos equivocado de ruta?
Hace tiempo que dejamos la tierra,
y por el mar de la aventura
La espuma de tus ondas
bañan la luz y el fuego
del sol, que las adorna
con los colores del espectro.
Una banda de peces voladores,
29
Biblioteca de México
arribaremos esta noche
a la capital de la Luna ...
pude lanzar un grito,
pero la boca quedó muda.
(Espacio)
Empujando al abismo
como en un carro de montaña rusa,
todo lo fui dejando en el camino,
hasta que el alma apareció desnuda.
Gracia de la fuente
La fuente se recata
en lo más escondido del bosque
de las magnolias de plata.
Entre sombras y vientos enemigos,
soñaba recoger. una por una,
extraviadas ovejas del destino
en los campos sin brújula.
Cuando me acerco a la orilla,
mi mano resbala en las ondas
como por una mejilla.
Pero cerré los ojos por instinto:
se hizo la noche y se apagó la luna ..
iPastor del alma, niño
desorientado en la montaña rusa l
Pudores de virgen hermosa
vuelven sus cristales
de color de rosa:
(Espacio)
y junta sus pliegues el agua
con el mismo gesto
con que una muchacha recoge la enagua . .
Cristales
Ella y la luz caminan juntas.
A cada paso tiembla un espejo.
Guijarros
En el recinto de cristal
se apaciguan los rumores del tiempo.
Lleva las manos extendidas
en diez rayos de sol sobre sus senos.
¿Qué haré yo con tantos guijarros)
Son duros y lisos, redondos y claros.
¿Qué haré yo con tantos guijarros)
Con ellos podria construir un palacio
o tender un puente sobre el lago.
Con ellos podría -hondero fantásticoderribar uno a uno los astros.
Contando el tesoro, pasaran m il años.
¿Valdria la pena contarlo?
y luego, ¿qué haría con tantos guijarros)
Va envuelta por la luz.
La empuja el viento.
Cuando camina se alarga el túnel
del ensueño.
Las fiechas luminosas del día
violan la transparencia de su cuerpo.
Las ondas transcurren con un solo cántico,
las hojas se caen del árbol,
los vientos murmuran de paso.
y mientras, ¿qué hago con estos gu ijarros)
Ella y la luz se pierden juntas.
A cada paso muere un espejo.
Sobre la huella de su planta,
la luz, pájaro libre del recuerdo,
pinta un tranquilo lago de esmeralda
en el césped de invierno.
Sentado a la orilla del lago,
Pasaré mi vida lanzando a las ondas gu ijarros,
guijarros ..
miraré los círculos que se van formando,
creciendo primero y después borrando.
Oiré cómo se hunden cantando.
En su vasija de cristal la tarde
ya recogió su aliento.
y todo será tan limpio, tan claro:
las aguas profundas, los días de mayo,
la luz en los ojos, la fuerza en el brazo,
y siempre cayendo guijarros, guijarros..
En realidad, ahora vive
en su palacio de espuma y silencio,
frágil de claridad
en los espejos.
(Espacio)
Un leve roce de mi túnica,
un imprevisto movimiento,
quebrarían cristales de aurora
en lluvia de soles dispersos.
Montaña rusa
Casas de treinta pi sos,
avisperos de la arquitectura,
sobre un cielo de índigo
sus perfles dibujan.
(Espacio)
¿Dónde estará la espuma,
dónde la bel la hermana
que hilaba noche y día
sobre profundas telas de esmeralda?
Pastor del alma, niño
vac ilante en las sombras, se apresura.
En mitad del cam ino,
su rebaño de miedo y de preguntas.
Del uniforme cielo gris
suspensa está la nube de ágata.
Se transparenta el mar como una sola
vidriera sin colores y sin alma.
Como cerré los ojos por instinto,
se hizo la noche y se apagó la luna:
30
Biblioteca de México
El viento iba cantando por las calles
la canción que no quise comprender ..
¡Hay algo más que luz,
algo más que distancia!
¡Dónde estarán los vientos
y los hondos perfumes de las algas!
(Espacio)
Mujer desnuda
Ni un rumor, ni un suspiro:
nada se mueve, nada canta.
Murióse el aire de repente ,
como al cerrarse una ventana.
y se extingue la voz en la luz
como en una campana neumática . .
Nevó toda la noche
sobre el jardín de tu cuerpo:
mas todavía hay rosas
y botones abiertos.
(Espacio)
Las dóciles hebras sutiles
de la última rama del árbol
caen como lluvia de oro
sobre la firme blancura de los tallos.
A l reflejar el sol
iremos,
a reflejar el sol
en los espejos.
Violetas,
que se ocultan
en la hierba de tus pestañas
apasionadas y profundas.
Cristales hay, cristales
para los buques ciegos,
cristales para los ojos
manneros.
Hay dos rosas dormidas
con turbador ensueño
en las magnolias impasibles
de tu s senos.
Cuando llegamos
al puerto,
las aguas del mar apacible
cristal se volvieron.
y más oro
Por reflejar el sol en la ciudad,
qu isimos luego,
con un poco de azogue del agua,
pintar el reverso
en los muslos,
porque pinta el sol la seda
de los musgos.
y tus pies y tus manos,
menudas y largas I-aíces,
ahondan la t ierra
temblorosa de amor de los jardines.
apagado
del cielo.
(Espacio)
(Espacio)
Ventana de sol
Yo tal laba el cristal ciego
por el áureo vapor del sol.
Se adhería la luz a la luz
en aquella cortina de oro.
JOSÉ GOROSTIZA
1901
Fuera de mí la vida era en el viento
el fantástico viaje que no cesa jamás:
dentro de mí, sentía
la fatal opresión de mi descanso.
Manos que fueron fuertes mal podían
dóci les ser como la oveja
al reclamo vibrante del pastor:
Yo las quisiera activas,
suficientes
para romper la luz, el viento,
mis cadenas de acero y de diamante.
Yo tallaba el cristal ciego
por el áureo vapor de sol.
y era eterna la luz de la mirada
y absurda la faena de mis manos.
I
Soñaba que los árboles tenían
- ioh tarde de la joven primavera lhojas verdes y frutos amarillos,
casi rojos del vino del amor,
del rubor del amor y la alegría.
M enos de veinte poesías son mi obro, y de ellos escribí lo
mayor porte en I 918 y I 9, cuando ero un muchacho apenas. El mérito, si mérito es, que encuentro en mis Canciones
para cantar en las barcas, consiste en lo atormentado selecció n que hizo ~otar estos veinte poesías sobre un fondo de
Mas las manos inútiles tallaban el cristal
con su doble capa de luz y de aurora.
31
Biblioteca de México
centenares de versos molos, muchos sugeridos por lo lectura
de poetas mayores; muchos vaciados en moldes viejos, y en
los más viejos quizá, con el deseo de producir -aun por paradojo- un tono nuevo. Mi libro es un libro de liquidación espiritual. Lo poco que hoyo en él de mi gusto de hoy fue puesto entonces, cuando hube de preferir entre lo mío de antes.
No condeno mi obra, sin embargo. Como poesía es bien
pobre, lo sé. Pero dentro de su debilidad arquitectónico, sus
numerosos toques de mol gusto, su temperatura de emoción
directo, tiene no sé qué de cohesión e individualidad que ha
de ser el esqueleto de mi obra futuro.
No es agua ni arena
la orilla del mar.
Yo sólo me miro
por cosa de muerto;
solo, desolado,
como en un desierto.
A mí venga el lloro,
pues debo penar.
No es agua ni arena
la ori lla del mar.
Se alegra el mar
¡Quién me compra una naranja?
Iremos a buscar
hojas de plátano al platanar.
¿Quién me compra una naranja
para mi consolación)
Una naranja madura
en forma de corazón.
Se alegra el mar.
Iremos a buscarlas en el camino,
padre de las madejas de lino.
La sal del mar en los labios,
iay de m¡1,
la sal del mar en las venas
y en los labios recogí.
Se alegra el mar.
Porque la luna (cumple quince años a pena)
se pone blanca, azul, roja, morena.
Nadie me diera los suyos
para besar.
La blanda espiga de un beso
yo no la puedo segar.
Se alegra el mar.
Porque la luna aprende consejo del mar,
en perfume de nardo se quiere mudar.
Nadie pidiera mi sangre
para beber.
Yo mismo no sé si corre
o si deja de correr.
Se alegra el mar.
Siete varas de nardo desprenderé
para mi novia de lindo pie .
Como se pierden las barcas,
¡ay de m¡1,
como se pierden las nubes
y las barcas, me perdí.
Se alegra el mar.
Siete varas de nardo; sólo un aroma,
una sola blancura de pluma de paloma.
y pues nadie me lo pide,
ya no tengo corazón.
¿Quién me compra una naranja
para mi consolación)
Se alegra el mar.
Vida - le digo-, blancas las desprendí, yo bien lo sé,
para mi novia de lindo pie.
La orilla del mar
Se alegra el mar.
No es agua ni arena
la orilla del mar.
Vida - le digo-, blancas las desprendí.
iNo se vuelvan oscuras por ser de m¡1
El agua sonora
de espuma senci lla,
el agua no puede
formarse la orilla.
Se alegra el mar.
Acuario
y porque descanse
en muelle lugar,
no es agua ni arena
la orilla del mar.
Los peces de colores juegan
donde cantaba Jenny Lind.
Las cosas discretas,
amables, sencillas;
las cosas se juntan
como las orillas.
Jenny era casi una niña
por mil ochocientos cuarenta;
pero tenía
un glu-glu de agua embelesada
en la piscina etérea de su canto.
Lo mismo los labios
si quieren besar.
New York era pequeño entonces.
Las casitas de cuatro pisos
32
Biblioteca de México
debian de secar la ropa
recién lavada
sobre los tendederos
azules de la madrugada.
Dibujos sobre un pue rto
El albo
El paisaje marino
en pesados colores se dibuja.
Duermen las cosas. Al salir, el alba
parece sobre el mar una burbuJa.
y la vida es, apenas,
un milagroso reposar de barcas
en la blanda quietud de las arenas.
Iremos a Battery Place
-aq ul. tan cercaa recibir saludos de pañuelo
que nos d irigen los barcos de ve la.
y las sonrisas luminosas
de las cinco de la tarde,
oh, si darían
un brillo de luciérnaga a las cal les.
Luego, cuando e l iris de l faro
ponga a t iro de piedra el horizonte ,
tendremos pesca
de luces blancas, amari llas, rojas,
para o lvidarnos de Broadway.
Lo tarde
Ruedan las olas frágiles
de los atardeceres
como limpias canciones de mujeres.
Nocturno
El si lencio por nadie se quebranta,
y nadie lo deplora.
Sólo se canta
a la puesta del sol. desde la aurora.
Po rque Jenny Lind era
como e l agua reida de burbujas
en que los peces de colores juegan.
Mas la luna, con ser
de luz a nuestro simple parecer.
nos parece sonora
cuando derraman sus manos ligeras
las ági les sombras de las palmeras.
Romance
La niña de mi lugar
tiene de oro las cejas,
y en la m irada, desnudas,
las luces de las luciérnagas.
Elegía
A veces me dan ganas de llorar.
pero las suple el mar
¿Has visto pasar los barcos
desde la ori lla)
Recuerdan
sus faros malabaristas,
verdes, azu les y sepia,
que tu m irada trasciende
la oscuridad de la niebla,
y, más aún, la ilumina
a punto de transparencia.
Cantarcillo
Salen las barcas al amanecer
No se dejan amar.
pues suelen no volver
o sólo regresan a descansar
El foro
¿Has visto flechar las garzas
a las nubes)
Me recuerdan
si diste al aire los brazos
cuando salimos de tierra,
y e l biombo lila de l aire
con tus adioses se lle na.
Rubio pastor de barcas pescadoras.
Oración
La barca morena de un pescador.
cansada de bogar.
sobre la playa se puso a rezar:
¡Hazme, Señor.
un puerto en las oril las de este mar!
y si cantas -icanta, sl1 -,
tu voz an ula mi ausencia;
mástiles, jarcias y viento
se confu nden con tan lenta
sencilla sonoridad
con tan pausada manera,
q ue no sería más claro
e l tañi do de un a estrella.
Otoño
Un aire frío dispersó la gente,
ramaje de colores.
Mañana es el primer dia de otoño.
Los senos qu ieren iniciar un viaje
de golondrinas en azoro,
y la mirada enfermará de ausencia.
Ro bi nsó n y Simbad, náufragos
incorregibles, ¿mi queja
a qui é n la po d ré confiar
sino a vosotros, apenas?
Que yo naufragara un d ía.
¡Las luce s de las lucié rnagas
iban a licuarse todas
en un hilo de agua tierna!
iOtoño,
todo desnudez de oro'
Pluma de garza contra el horizonte
es la niebla en e l alba.
33
Biblioteca de México
Un parque de manubrio se engarrota en la sombra,
y la luna sin cuerda
me oprime en las vidrieras.
Margaritas de oro
deshojadas al viento.
Lo borrará de pronto con un ala
lejana;
pero tendré la tarde aclarecida,
aérea, musical de tus preguntas
esas eternas blandas.
iOtoño,
todo desnudez de oro l
La ciudad insurrecta de anuncios luminosos
fiota en los almanaques,
y allá de tarde en tarde,
por la calle planchada se desangra un eléctrico.
Tu silencio es agudo como un mástil.
Haré de viento orífice.
y al roce inmaterial de nuestras pausas,
en los atardeceres del otoño,
nunca sabremos si cantaba el mástil
o el viento mismo atardeció sonoro.
El insomnio, lo mismo que una enredadera,
se abraza a los andamios sinoples del telégrafo,
y mientras que los ru idos descerrajan las puertas,
la noche ha enfiaquecido lamiendo su recuerdo.
iOtoño,
todo desnudez de oro l
El silencio amarillo suena sobre mis ojos.
iPrismal, diáfana mía, para sentirlo todo l
Panorama
Yo departí sus manos,
pero en aquella hora
gris de las estaciones,
sus palabras mojadas se me echaron al cuello,
y una locomotora
sedienta de kilómetros la arrancó de mis brazos.
En la esfera celeste de tus ojos,
de noche.
La luna dentro, muerta
en el gracioso número del naufragio.
Después, apenas una atmósfera delgada,
tan azul
que lo azul era distancia
del pensamiento a la mirada.
Hoy suenan sus palabras más heladas que nunca.
iY la locura de Edison a manos de la lluvia!
El cielo es un obstáculo para el hotel inverso
refractado en las lunas sombrías de los espejos;
los violines se suben como la cham paña,
y mientras las ojeras sondean la madrugada,
el invierno huesoso t irita en los percheros.
Ventanas
¿No es éste un viaje
también, tan sólo un viaje por tus ventanas)
Mira: toda la ciudad enfrente
imiope l
con sus obscuras antiparras de niebla.
¿O será que respiro
tan cerca
que te mancho los ojos)
Quiero escribir en el cristal: "iTe quiero l "
ipero toda la ciudad se enteraría l
Mis nervios se derraman.
La estrella del recuerdo
naufragada en el agua
del silencio.
Tú y yo
coincidimos
en la noche terrible,
meditación temática
deshOjada en jardines.
MANUEL MAPLES ARCE
Locomotoras, gritos,
arsenales, telégrafos.
El amor y la vida
son hoy sindicalistas,
y todo se di lata en círculos concéntricos.
(Andamios interiores)
y nada de hojas secas ...
(La mañana romántica, como un ruido espumoso,
se derrama en la calle de este barrio incoloro
por donde a veces pasan repartiendo programas,
y es una clara música que se oye con los ojos
la palidez enferma de la super-amada.
En tanto que un poeta,
colgado en la ventana,
se muere haciendo gárgaras
de plata electrizada,
subido a los peldaños de una escala
cromática,
barnizo sus dolencias con vocablos azules,
Prisma
Yo soy un punto muerto en medio de la hora,
equidistante al grito náufrago de una estrella.
34
Biblioteca de México
y en las palpitaciones cardíacas del pañuelo
hay un desgarramiento de frases espasmódicas,
y anclada en un letargo de cosas panorámicas,
su vi da se evapora lo m ismo que un perfume ,)
- Mi tristeza de antes es la misma de hoy
- Tú siempre con t us cosas,
- iOh poeta, perdón l
El ascensor eléctrico y un piano intermitente
complican el sistema de la casa de "apartments",
y en el grito morado de los últ imos trenes
intuyo la distancia,
(En el jardín morado
se rompe el equ ilibrio fragante de una flor.)
A espaldas de la ausencia se demuda el telégrafo,
Despachos emotivos desangran mi interior.
Sugerencia, L- IO, y recortes de periódico;
oh do lorosa mía,
tú estás lejos de todo,
y estas horas que caen amarillean la vida,
-Sol, blancura, etc., y nada de hojas secas,
- La vida es sólo un grito que se me cuelga al cuello
lo mismo que un adiós,
- Hablemos de otra cosa,
te lo ruego,
En el fru-fru inalámbrico del vestido automático
que enreda por la casa su pauta seccional,
incido sobre un éxtasis de sol a las vidrieras,
y la ciudad es una ferretería espectral.
Las canciones domésticas
de codos a la calle,
(Su voz
t iene dobleces románticos de fe lpa
que estuvo mucho t iempo guardada en naftalina,
y duerme en sus cansancios ingrávidos de enferma,
la elegancia de todas las cosas amarill as,
y mientras la mañana, atónita de espejos,
estalla en el alféizar de la hora vulgar,
el dolor se derrama, lo mismo que un t intero,
sobre la partitura de su alma musical.)
(iEl la era un desmayo de prestigios supremos
y dolencias católicas de perfumes envueltos
a través de mis dedos l)
(Andamio s interiores)
Accidente de lágrimas, Locomotoras últimas
renegridas a fuerza de gritarnos adiós,
y ella en tres latitudes, ácida de blancura,
derramada en silencio sobre mi corazón ,
(Andamios interiores)
Al margen de la lluvia
A l margen de la lluvia en los cafés insomnes,
los perfiles se duermen en las láminas sordas,
y es ahora que todo coincide en 105 re lojes;
mi corazón nostálgico ardiéndose en la sombra,
Canción desde un aeroplano
Después de 105 vulgares asombros del periódico
en que sólo se oye el humo de las pipas,
fl orecen a intervalos las actitudes lívidas
retropróximamente en 105 paraguas cón icos,
Estoy a la intemperie
de todas las estéticas;
operador siniestro
de 105 grandes sistemas,
tengo las manos
llenas
de azu les continentes,
Deduzco de la lluvia que esto es definitivo,
¿Quién está en el manubrio? Hay un corto circuit o,
La t rama es complicado siniestro de oficina,
y algunas señoritas,
literalmente teóricas,
se han vuelto perifrásticas, ahora en re bemol,
con abandonos tácti les sobre el papel de lija,
Aquí, desde esta borda,
esperaré la caída de las hojas,
La aviación
anticipa sus despojos,
y un puñado de pájaros
defiende su memoria,
Explotan las estrellas
eléctricas en fl or.
Pero más que todo esto, en el sintaxicidio
de unos cuantos renglones desgarrados de adioses:
iOh su carne amarillal
iMis dedos retroactivos l
(En el piano automático
se va haciendo la noche,)
Canción
florecid a
de las rosas aéreas,
propulsión
entusiasta
de las hélices nuevas,
metáfora inefable despejada de alas,
Cantar.
Cantar.
Todo es desde arriba
equilibrado y superior,
y la vi da
es el aplauso que resuena
en el hondo latido del avión,
y en el mismo declive del interior romántico,
me interrumpo en un faro de automóvil, en tanto
- bo hemios ro mboidales-, mi corazón se ll ueve;
la tarde en las vidrieras traquetea como un tren,
y mi dolor naufraga, definitivamente,
en la literatura de todos 105 "ayer",
(Andamios interiores)
Súbitamente
el corazón
voltea los panoramas inminentes;
todas las calles salen hacia la soledad de los horarios;
Tras los adioses últimos
Tardes alcanforadas en vidrieras de enfermo
tras los adioses últimos de las locomotoras,
35
Biblioteca de México
Apuro su recuerdo
hasta el fondo
del éxtasis,
y laten en el pecho
los colores lejanos de sus ojos.
subversión
de las perspectivas evidentes:
looPing the loop
en el trampolín romántico del cielo,
ejercicio moderno
en el ambiente ingenuo del poema:
la Naturaleza subiendo
el color del firmamento.
Hoy pasaremos junto del otoño
y estarán amarillas las praderas.
A l llegar te entregaré este viaje de sorpresas,
equilibrio perfecto de mi vuelo astronómico:
tú estarás esperándome en el manicomio de la tarde,
así, desvanecida de distancias,
acaso lloras sobre la palabra otoño.
Ciudades del norte
de la América nuestra,
tuya y mía:
New- York,
Chicago,
Baltimore.
iMe estremezco por ella!
iHorizontes deshabitados de la ausencia!
Mañana estará todo
nublado de sus lágrimas,
y la vida que llega
es débil como un soplo.
(Poemos interdictos)
Saudade
Reglamenta el Gobierno los colores del día,
puertos tropicales
del Atlántico,
azules litorales
del jardín oceanográfico,
donde se hacen señales
los vapores mercantes:
palmeras emigrantes,
río canlbal de la moda,
primavera, siempre tú, tan esbelta de tlores.
País donde los pájaros hicieron sus columpios.
Hojeando tu perfume se marchitan las cosas,
y tú lejanamente sonríes y destellas,
¡oh novia electoral, corroussel de miradas!
lanzaré la candidatura de tu amor
hoy que todo se apoya en tu garganta,
la orquesta del viento y los colores desnudos.
Algo está aconteciendo allá en el corazón.
Estoy solo en el último tramo de la ausencia,
y el dolor hace horizonte en mi demencia.
A llá lejos,
el panorama maldito,
iYo abandoné la Confederación sonora de su carne!
iSobre todo su voz,
hecha pedazos
entre los tubos
de la música!
En el jardín interdicto
-azoro unánimeel auditorio congelado de la luna.
Su recuerdo es sólo una resonancia
entre la arquitectura del insomnio.
iDios mío,
tengo las manos llenas de sangre l
Las estaciones girando
mientras capitalizo tu nostalgia,
y todo equivocado de sueños y de imágenes:
la victoria alumbra mis sentidos
y laten los signos del zodíaco.
Y los aviones,
pájaros de estos climas estéticos,
no escribirán su nombre
en el agua del cielo.
Soledad apretada contra el pecho infinito.
De este lado del t iempo,
sostengo el pulso de mi canto:
tu recuerdo se agranda como un remordimiento,
y el paisaje entreabierto se me cae de las manos.
(Poemos interdictos)
SALVADOR NOVO
1904
(Poemos interdictos)
Paroxismo
Camino de otros sueños salimos con la tarde:
una extraña aventura
nos deshojó en la dicha de la carne,
y el corazón fluctúa
entre ella y la desolación del viaje.
Yo pienso que mis versos estón muy bien para el tiempo en
que los escribí. Mientras yo me ejercitaba por expresarm:
en versos medidos, el mundo se libraba de los medidos poeticas, y cuando lo hizo completamente encontré que, en mis
poemas, me hollaba de acuerdo con el mundo. No creo, sinceramente, volver o hacerlos. Sin embargo, no puedo asegurar nodo, pues no los hice nunca deliberadamente.
En la aglomeración de los andenes
rom pieron de pronto los sollozos:
después, toda la noche
debajo de mis sueños,
escucho sus lamentos
y sus ruegos.
Viaje
Los nopales nos sacan la lengua,
pero los maizales, por estaturas,
con su copetito mal rapado
y su cuaderno debajo del brazo
nos saludan con sus mangas rotas.
El tren es una ráfaga de hierro
que azota el panorama y lo conmueve todo.
36
Biblioteca de México
11
La guadaña del minutero
hizo centro de su compás
en el centro de nuestro vientre .
Para 105 buzones de la vida
necesitábamos certificado.
Address your mail to street and number
y estamos en la poste restante
sin hallar en diciembre ni en marzo
la plegadera de una sonrisa.
iNuestro ombligo
va a ser para 105 filatelistas!,
y seremos devueltos al remitente
ajados, con cicatrices
y llenos de noticias atrasadas ...
(XX Poemas)
Cine
Los magueyes hacen gimnasia sueca
de quinientos en fondo
el 501 -policía secreto(tira la piedra y esconde la mano)
denuncia nuestra fuga ridícula
en la linterna mágica del prado.
A la noche nos vengaremos
encendiendo nuestros faroles
y echando por tierra 105 bosques.
Amiga inmotivada del cine
cuyos objetos de mano
fueron culpables de nuestra amistad
-como en la literatura castellanaporque cayeron junto a mí.
Añadiste tu ciencia
al dolor de mi Eclesiastés,
y mientras archivaba tus palabras
la orquesta penetró mis recuerdos,
una familia entraba a tientas
donde tú y yo veíamos y leíamos
Alguno que otro árbol
quiere dar clase de filología.
Las nubes inspectoras de monumentos
sacuden las maquetas de 105 montes.
"/'ts a Paramount Picture",
el ventilador tragaba suspiros
para probar el disco de Newton
y la palissade de Campoamor;
hay paletas, chicles, chocolates;
pero a ti te excita
que 105 que se aman sufran
de modo tan poco jurídico.
¿Quién quiere Jugar tenis con nopales y tunas
sobre la red de 105 telégrafos)
Tomaremos más tarde un baño ruso
en el jacal perdido de la sierra.
Nos bastará un duchazo de arco iris.
Nos secaremos con algún stratus.
(XX Poemas)
Asistimos al cine
como quien no sabe el papel
y va a verlo ensayar por profesores.
Almanaque
El director sabe siempre
cómo acabarán las cosas
y nosotros deberíamos ya saberlo.
Tenemos doce lugares
para pasar las estaciones:
el verano se puede pasar en junio,
el otoño se debe pasar en octubre.
Mientras llega el fin
y podemos irnos a casa
lloremos
tengamos oJos ávidos
manos crispadas
o sonrisas.
Todo eso ayuda para el cine.
El tiempo nos conduce
por sus casas de cuatro pisos
con siete piezas. Sala, dos recámaras,
comedor. patio, cocina
y cuarto de baño.
Cada día cierra una puerta
que no volveremos a ver
y abre otra sorprendente ventana.
(XX Poemas)
Naufragio
El aire derribó
dos cuartos del último piso
de febrero.
iQue me impregne
el vendaval de las horas l
Huyo de 105 hongos cúpulas
paraguas paracaídas y caídos.
iViento, lluvia, azótame,
El aire se serena
y seguiremos buscando casa.
37
Biblioteca de México
amásame un alma olorosa,
agua que fuiste cenagosa
y te purificaste
en los azules tendederos'
Antaño yo era joven
y no sabía la regla de t res.
(XX Poemos)
Sepúltame contigo,
no esperes de mí un impulso,
he sido siempre solamente un cajón
con un espejo de vidrios de colores.
Hanon
Como un índice
vago por el teclado de los días
y cada siete veces una vez
exclama el corazón un do de pecho.
iCorramos a la lluvia!
Nunca ha estado tan orquestada,
es el Placer-que-Dura-un-Instante,
y además ya inventaron los pararrayos.
Las noches siempre son más altas
y un bemol no reconocible.
¡Esconderse entre dos altas noches
y la raíz de un sol'
Esta ola de viento
sabe a torsos y a hombros desnudos
y a labios, y huele a miradas.
Envidia
de los que tienen manos ágiles
para el recuerdo y la esperanza
porque de ellos es la sonata.
La libertad de imprenta
-oh cabezas numerotéesos da el derecho de creerlo.
Sólo yo sé
por mi métod o cartesiano
- el mejor método de pianoque cada siete veces es domingo
hasta en Haití y hasta en Santo Domingo.
Mar, mar adentro
y luego húndeme y desgájame,
no quiero nunca guardar nada más.
Romperé mis anteojos verdes
y el sol bailará para mí
como un niño idiot a que busca
el juguete que naufragó.
(XX Poemos)
Resúmenes
y que cada mañana la ciudad
rum ia el chicle solar de sus paredes
y lo hace dúctil sobre las personas
que como yo no son más que un índice
y han recorrido ya todo el teclado.
Mis libros
tienen en sí las épocas
en que los leí.
Lo legende des siec/es, tres semanas
en cama, sal de frutas y termómetros.
(XX Poemos)
Para las vacaciones en el campo
-nunca églogas ni geórgicas-,
Sherlock Holmes y Rollinat.
y en las antesalas del médico,
monsieur Bergeret a París.
y odio abrirlos, porque creo
en la resurrección de la carne.
Temprano
Flota en el cielo acuo
espuma blanca de jabón.
La ciudad se seca los rostros
con deshilados de neblina
y abre los párpados de acero.
iNathanael, Nathanael,
Harald Hoffding
tiene la culpa de estas cosas'
Cuando resurrezcamos
-yo tengo pensado hacerloentre nosotros y este siglo
habrá una asociación de ideas
a pesar de nuestro formato.
Ciudad nublada y fría,
yo no había sospechado
este cambio de ambiente y personajes.
Desde mi rincón
ahora que he volteado la cara,
veo t res ángulos.
El alma tiene prisa de viajero
como si fuera a despedir
a su pasado a la estación.
Los trenes son exactos en partir.
Es extraord inariamente temprano,
pero me repugnaba el sueño
como un cuerpo no amado y poseído.
11
Infantil problema,
Divina Providencia,
cada gato ve tres gatos,
y no son sino, bien visto,
cuatro puntos de fósforo en resumen.
La noche se ha borrado de todos los ojos.
Un pequeño deber fija los rostros
aprender, enseñar, trabajar."
H an muerto el tacto y el sabor.
Parece que hasta tengo corazón.
¡Ay, la mañana' ¿Por qué
ahogarla en el primer cigarrillo)
Un hijo, un libro, un árbol
y un solo corazón verdadero.
(XX Poemos)
38
Biblioteca de México
mi corazón no tiene ya la música de todas las playas.
De hoy más tendrá el silencio de todos los siglos.
Diluvio
(XX Poemas)
Espaciosa sala de baile
alma y cerebro
dos orquestas, dos.
Baile de trajes.
Las palabras iban ent ran do :
las vocales daban el brazo a las consonantes.
Señoritas acompañadas de caba lleros,
y t enían trajes de la Edad Media
y de muchísimo antes,
y ladrillos cunei formes,
papiros, tablas,
gama, delta, óm icron,
peplos, vestes, togas, armaduras,
y las pieles bárbaras sobre las pieles ásperas
y el gran manto morado de la cuaresma,
y el color de Infierno de la vestidura de Dante,
y todo el alfalfar castellano,
las pelucas de muchas Julietas rub ias,
las cabezas de lokanaanes y Marías Antonietas,
sin corazón ni vientre,
y el príncipe Esplendor
vestido con briznas de brisa,
y una pr incesa monosilábica
que no era ciertamente madame Butterily,
y un negro elástico de goma,
con ojos blancos como incr ustaciones de marfil.
D anzaban t odos en mí
cogidos de las manos frías,
en un antiguo perfume apagado:
tenían todos trajes diversos
y distintas fechas,
y hablaban lenguas diferentes.
El amigo ido
Me escribe Napo león:
"El Colegio es muy grande,
nos levantamos muy temprano,
hablamos únicamente inglés,
te mando un retrato de la escuela ...
Ya no robaremos juntos dulces
de las alacenas, ni escaparemos
hacia el río pal"a ahogarnos a medias
y pescar sandías sangrientas.
Ya voy a presentar sexto año:
después, según todas las probabi lidades,
aprenderé todo lo que se deba,
seré médico,
tendré ambiciones, barba, pantalón largo.
Pero si tengo un hijo
haré que nadie nunca le enseñe nada.
Quiero que sea tan perezoso y feliz
como a mí no me dejaron mis pad res,
ni a mis padres mis abuelos.
ni a mis abuelos Dios".
(Inédito)
BERNARDO ORTIZ DE MONTELLANO
1899
y yo lloré inconsolablemente
porque en mi gran sala de bai le
estaban todas las vi das
de todos los rumbos
bailando la danza de todos los siglos,
iY era, sin embargo, tan triste
esa mascarada l
Entonces prendí fuego a mi corazón,
y las vocales y las consonantes
fl amearon un segundo su penacho,
y era lástima ver el turbante del gran visir
tronar los rubíes como castañas,
y aquellos preciosos trajes Watteau,
y todo el estrado Queen Victoria
de damas con altos peinados.
También debo deci r
que se incendiaron todas las monjas
B.C y CO D ,
y que muchos héroes esperaron
estoicamente la muerte,
y otros bebían sus sortijas envenenadas.
y duró mucho el incendio:
mas vi al fin en mi corazón únicamente
el confetti de todas las cenizas,
y al removerlo
encontré
una criatura sin nombre,
enteramente , enteramente desnuda,
sin edad, muda, eterna,
y ioh, nunca, nunca sabrá que existen las parras
y las manzanas se han trasladado a California,
y ella no sabrá nunca que hay trenes l
Se ha cl ausurado m i Sala de Baile:
Para inventarme vida y pensamiento he perdido lo memoria: por eso dudo -desconfianza, orgullo- del volar de mis
libros publicados Avidez y El trompo de siete colores.
Creo que acerté sólo en los titulas.
Los poemas en prosa, dibujos de palabras, inéditos, responden o un esfuerzo de pureza dentro de lo sencillez de
mi estilo. Como pienso con cforidod no puedo ser ininteligible, lo que sobrón perdonarme los lectores inteligentes.
Sin propósitos ni esfuerzo sigo lo sensibilidad de mi pueblo: distingo su paisaje: dejo correr, o veces, lo gracia profundo del folklor. Creo que es yo comino de originalidad no
39
Biblioteca de México
ser siempre extranjero. Infantil. ingenuo. solido de mí mismo:
esto seró lo personal. lo mío.
Por ahora prender en poesía nuevo un arte de juglar y
prestimano que dé:
Croquis
Un cielo gris que amenaza
lluvia, tormenta o nevasca.
oídos al color
y tacto a la ceguera de los prados.
Un cinturón de montañas.
Una tierra seca y árida.
Impresión
Ni una nube, ni una casa
que pongan su nota blanca.
Pesa poco la luz sobre mis hombros.
Fardo ligero me parece el día.
Como recién llegado miro a todos
los vientos.
Acróbata escondido. salta mi pensamiento
sobre la cuerda floja de la primer mentira.
El viento. lento y sin ganas,
se quedó sobre unas palmas.
(El trompo de siete colores)
Los cinco sentidos
¿Habré desembarcado. sin saberlo.
anoche en algún puerto?
Tengo curiosidades de viajero.
y como para un niño. para mí. todo es nuevo.
En el telar de la lluvia
tejieron la enredadera
- ¡madreselva, blanca y rubia!de tu cabellera negra.
El sol tiende en la calle sus diseños.
entretenido en recortar siluetas.
Ignoro si es abril o si es invierno:
lo dijera el viento
si anduvieran desnudas las doncellas.
11
¡Si el picaflor conociera
a lo que tu boca sabe! ...
Para mí todo es nuevo. Han cambiado mis ojos
o la vida ha cambiado.
todo. ciudad y campo.
me parece distinto o. más bien. olvidado.
111
Iluminados y obscuros
capulines de tus ojos.
como el agua de los pozos
copian luceros ilusos.
Por tan rara alegria:
¿soy un chiquillo que descubre el día
o un viajero recién desembarcado?
IV
Cuando te toco parece
que el mundo a mí se confía,
porque en tu cuerpo amanece,
desnudo pétalo, el día.
A nuestro amor le falta .. .
V
A nuestro amor le falta
una campiña azul
y larga
donde correr pudiera.
como. en su cauce. el agua.
Por tu voz de mañanitas
he sabido despertar
de la realidad al sueño.
del sueño a la realidad.
(El Trompo de Siete Colores)
A nuestro amor le falta
la brisa del paisaje
para poder sentirnos
dos pájaros de viaje.
Amor y olvido
Naranja dulce, limón partido,
¡ay, que a eso sabe lo que te pido'
Dulce naranja y agrio limón:
las dos mitades del corazón.
Un paisaje ...
El efluvio
de los maizales lacios.
de la rosa. en abril.
y de la tierra. en junio,
cuando se oye latir
la sien del mundo.
Un coro de fragancias
campesinas que ronden
nuestras horas tranquilas.
Una voz de labriego
diciendo: " Buenos días ..."
Amor en una y en la otra olvido.
¡ay, que a eso sabe lo que te pido!
(El trompo de siete colores)
Cantar
A treinta pisos del agua,
gitana de los espejos,
la hojita de la retama.
verde cicatr iz del viento,
¿quién la señala,
perdida,
A nuestro amor le falta
un recuerd o de viaje .
un camino sin casa
y un paisaje ...
(El trompo de siete colores)
40
Biblioteca de México
Gota azul:
dime quién viene.
-La boca que tiene sed;
iaY. los ojos que no duermen l
en el aroma que anuncia
a las flores amarillas?
Perdida como la vi,
en la profunda mañana
de tus ojos de agua clara,
comprendí ...
Espejismo
Niño feliz, el viento marinero infla el acordeón de las colinas para que, sobre cubierta, en el S. S. "Otoño", dance la
nube más ligera a la vista del puerto juglar que, en la bahía,
juega con antorchas y cuchi llos luminosos.
A treinta pisos del agua,
verde cicatriz del viento,
la hojita de la retama
icondecora tu silencio!
(Inédito)
Cuando el viento marinero desembarque, paseará por las
avenidas atropellando a las muchachas con su balanceo;
niño feliz, llamará a todas las puertas, golpeará los cristales
de todas las ventanas, para huír después, con la risa pueril
de la maldad, a la vista de tantos iracundos rostros de porteros, engañados.
Mujer de media noche
Antes de amanecer
tengo tus manos
-anclas de mi bajel-,
atan la nube móvil y viajera
de mis obscuros pájaros.
(Tan-tan l
- ¿Quién es?
- El viento marinero.)
Antes de amanecer
tengo tus ojos.
Finas guadañas
que recortan la luz,
en tus
pestañas,
y el anuncio del sol
en la sonrisa
que pones a dorar sobre la sábana.
Al amanecer, con la blusa desgarrada y perdidas las estrellas
de la pechera celeste, volverá a bordo y será castigado,
puesto a pintar iél solol el casco azul de la mañana.
(Red)
Paseo
A l doblar la esquina del pañuelo, máscara del rostro, me
alcanzaron las primeras gotas llovidas de su llanto. Quise
huír, temeroso de las palabras inútiles -iHUIRI- , pero las iniciales de su nombre, bajorrelieves bordados en el lino, lo
impidieron.
iSu nombre l iDos policías en la esquinal iToda la noche
mirando el cielo obscuro por los cristales, de telescopio, de
sus lágrimas l
Vivas sombras de insomnio
perfilan el silencio.
iOigo pasar, en tu color, el alba!
Te miro, así, desnuda,
blanca,
en la profunda
sombra: iantes de amanecer
diamante y ancla!
(Red)
GILBERTO OWEN
Owen es un bailarín, ~aco, modesto y disciplinado;
hablo dogmático desde que, hoce cuatro años,jugó un reverso heroico de lo opuesto de Pascal, y empezó o tirar los
dados del arte para no ganar nodo, acertando, o perderlo
todo, por temor de equivocarse.
Como también esto manera de crítico es lo que piensan
los hombres sensatos de los hombres que se mueven, este
bailarín se siento alguno vez o mirarse ir y venir; sus vueltos
no son un medio, sino un fin, pues carece de aspiraciones
horizontales. Viajar - eso glotonería, dice Allain- no es necesario; moverse sí es necesario. Owen se mueve rítmicamente, pero con lentitud, pues su agilidad no alcanzo siquiera ese salto de doce horas, ojos cerrados, de lo noche; tiene
que sortear lo zanjo poco o poco; viendo, o obscuras, con los
dedos, pensando así los versos de Desvelo.Yo sin músico, lo
visión paróptica sigue el olambre invisible, uno arista apenas, "del filo de los doce". En realidad es lo frontera del
sueño, y el libro ahí nacido se llamo Línea.
Cree en el movimiento puro, desinteresado; sin embargo,
un querido calumniador que le vio peripatético boja esos
manzanos de que los musas maduras se arrojan sobre los
sabios distraídos, descubriendo lo ley de Owen, asegura su
conversión 01 modelo cezanneano, y que
... para tener en paz y en regla a su postura,
Gilberto
Romance
Neblina:
dime quién viene.
- La boca que tiene sed;
iay, los ojos que no duermen l
Agua, novia de la fuente,
siempre atisbando,
¿qué te suspende?
- El paso de nuevos pájaros.
Agua mansa resbalando
entre los dedos del ocio ...
-iLíbreme D ios! Voy andando.
Barquichuelos de papel,
flota de nubes extrañas.
-No acerques, no, las pestañas,
porque comienza a llover.
En el pozo negro, fno,
guardo la duda ...
-Endereza, pez, al no:
ime interesa su conductal
le roba al tiempo su madura edad.
41
Biblioteca de México
Es un vendedor de almanaques. Vocea el más Antiguo
Galván. Se tiñe de cristal las barbas y parece lampiño. Es
posible que no tenga, en efecto, nuestro re loj. ¿Vamos hacien do el inventario? Una guadaña cortaplu mas, en la muñeca un reloj de arena. Alguna bolsa secreta, sin embargo,
nos faltará por registrar: Nuestros compañeros no saben
zoología, pero ya hemos advertido en él cosas de canguro.
Lo desnudamos al fin y lo sacamos a él mismo, todo de
oro, de su bolsa de marsupial. Luego la cosa es muy aburri da, porque tiene él otra bolsa, en la que también está él, que
a su vez tiene una bolsa".
¿Cuándo acabaremos de leer a Proust)
Viento
Sombra
Mi estrella -óyela correr- se apagó hace años-o
Nadie sabría ya de dónde llega su luz, entre los dedos de la
distancia. Te he hablado ya, Nathanael, de los cuerpos-sin
sombra. Mira, ahora, mi sombra sin cuerpo.Y el eco de una
voz que no suena. Y el agua de ese río que, arriba-está ya
seco, como al cerrarle de pronto la llave al surtidor, el chorro mutilado sube un instante todavía. Como este libro
entre tus manos, Nathanael.
Teologías
Como caía la tarde, el techo se levantaba, poco a poco, hasta
perderse de vista.Y como las paredes huían también-agazapándose, pronto la sala dejó de serlo, ilimitada. A l fondo estaba el hombre grueso y vehemente a quien mal llamamos
Chesterton. Entre sus dedos, sólo Milhaud respiraba.
y como apenas Ibamos al final , no había suced ido sino la
música. No, no.También había sucedido, un poco, la pintura.
Mientras tus hermanas destrozaban al músico, Eurídice se
lamentaba, bisbiseando, a mi lado. Parecía una fem inista, pero
eras tú: -Sacamos siempre la peor parte. Si es una la que
voltea, ya se sabe, estatua de sal.Y si Orfeo vuelve el rostro,
es a una y no a él a quien de nuevo encierran en el infierno. No es justo, pero es divino.
Yo quería advertirle que en griego se dice de otro modo; pero por aquel tiempo empecé a tener la misma edad
de los personajes de mis sueños, para enseñarte a morir sin
ruido. Me interesaban dos fi chas o fechas equ ivocadas, y si
te hablaba era sólo de ausencias, de manera que las palabras se resignaban a hacer tan poco, tan casi nada, tan nada
de ruido como el silencio. Y nos sentíamos llenos de algo
que por comodidad llamamos simplemente Dios. Pero era
otra, otra cosa.
Alegoría
Hemos perdido el tren. iQué gusto l ¿Qué pena? Abrimos
las maletas; cada rec uerdo vuelve a su sitio. Nos leen libros
si n importancia. Nos miman, nos gradúan paulatinamente,
en gastronomía.
Luego salimos a la calle, y al gritar que nos han robado
- ipero si no acusamos a nadie! - hay un señor patético que
ofrece: -iQue se me registre!
Recuerdo el paraje del aire donde se guardan las cartas
perdidas, las palabras que decimos cuando pasa un tren,
seguros de no ser oídos, y los globos de colores que el cielo
va deshaciendo, bolas de caramelo, cada vez más pequeños
hasta ser só lo un punto en su boca azul, y luego nada, sino
el llanto, abajo, de los niños a quienes se les escaparon.
A lí-Babá llega todas las mañanas a guardar ahí su botín;
por la noche, cuando baja a la tierra y al mar, vigila su retrato, que es sólo un ventilador eléctrico. Sin el espantapájaros
éste , las cosas echarían a volar:
También recuerdo una gruta submarina en cuyo hueco
se había quedado prisionero, para siempre, un poco de
viento. Con los años había enmudecido y estaba paralítico,
enseñándole la lengua, y cuando el viento jugaba, afuera, a
la tormenta, el agua se vengaba, oprim iéndolo para ahogarlo; crujía tremendamente su carne inasible , y en vano se
defendía hundiéndole al agua balas de burbujas.
y recuerdo también esa hora del sueño donde se esconden los hechos que la vida desdeña. Yo pasaba todas las
noches y arrancaba a hurtadillas algunas imágenes. Cuando
el sol me las borraba, empecé a guardarlas en un libro de
versos. Pero ahí estaban más muertas todavía.
Maravillas de la voluntad
iOh, Miss Hannah l ¿Quién tuvo la culpa? - Tú, atada al mármol, ¿no lo eras también, helada y virgen) iOh, Miss Hannah,
Capicúa: lo sajón te lo leía yo en el rostro, pero en el pie
mis am igas, que te lo veían inmenso, todo el oriente en los
suyos tapatíos. Capicúa. -Ay, tu sajona voluntad sin empleo.
Una luna rival cortó afilada el candado de los leones verdaderos. Miss Hannah, atada al mármol, para devorada de
mentiriji llas, y el director que huía, y las armas inútiles por
sus balas de salva, y sálvese el que pueda, y Miss Hannah lo
podía, y el héroe no lo era tanto, y ella era la Ingenua en
aquella pelícu la, pero aún no la escena en que tenía que llorar y no lo había ensayado.
La elegancia, decía Brummel, es pasar inadvertido. ¿Qué
más la vida, en aquel t rance? Pero desaparecer era imposible, y su terror creciente voluntad de salvarse, y deseó y
logró convertirse en maniquí. Los leones no pierden el
tiempo devorando paja, pues ignoran las ventajas de ser
vegetariano. Si husmean carne cerca, la respetan.
Pero ya maniquí, iadiós voluntad l , jamás serás la Ingenua.
El director dice que sí, y te adapta un curioso mecanismo
para terminar la película. La empresa sale ganando tu sueldo fabu loso y yo este sueño capicúa.
Interior
Las cosas que entran por el silencio empiezan a llegar al
cuarto. Lo sabemos, porque nos dejamos olvidados allá dentro los ojos. La soledad llega por los espejos vacíos; la muer-
42
Biblioteca de México
te baja de los cuadros, rompiendo sus vitrinas de museo; los
rincones se abren como granadas para que entre el grillo
con sus alfileres; y aunque nos olvidemos de apagar la luz, la
obscuridad da una luz más potente que eclipsa a la otra.
Pero no son ésas las cosas que entran por el silencio,
sino otras más sutiles aú n; si nos hubiéramos dejado olvidada también la boca, sabríamos nombrarlas. Para sugerirlas, los preceptistas aconsejan hablar de paralelas que, sin
dejar de serlo, se encuentran y se besan. Pero los niños que
resuelven ecuaciones de segundo grado se suicidan siempre en cuanto llegan a los ochenta años, y preferimos por
eso mirar sin nombres lo que entra por el silencio y dejar
que todos sigan afirmando que dos y dos son cuatro.
vida: "iQué truculento tu rea lismo, hijol" - Pero no la creáis, no
era mi madre. Y hoy que quise enseñarle la retórica, me hirió
en el rostro y huyó por el techo.
CARLOS PELLlCER
Novela
En el país donde los hombres se quitan la corbata y el paladar para come~ anocheció una vez un frac, complicado a la
derecha por una gran sombra blanca. Había mujeres que
salían de las ventanas y abandonaban la mejilla sobre coj ines de carne. Los domingos el sol -había impresionismo,
incapaz de dibujar nada; los árboles eran una sola mancha
verdinegra; pasaron los atletas de la gran carrera, y se deshacían entre la niebla como los radios de una rueda que
gira; las casas, olvidando su vital geometría de verti cales y
horizontales, se retorcían de humo en un gótico o un mudéj a ~ no recuerdo, insu fribl e. N uestra Señora de la Aviación
estaba de pie -de todas las figuras, soplándolas hacia arriba.
D espués un hijo del Greco me dio la noticia de que mi
cuerpo iba en aquel frac excéntrico. Desde entonces era ya
demasiado joven para no asombrarme de nada. Además, mi
sombra blanca me llamaba muy lindo, Bigining, Maybe, quién
sabe cómo. Si le brillaban los ojos, era por sombra niña,
pues no tenía pasado. Yo sí, lo cambié por un libro.
Cuando las seis hijas de Orlamunda- Ia menor está
muerta-hallaron la salida, se dieron cuenta de que continuaban adentro. Eran el cortejo de bodas y lo echaron a
perder todo con sus lamentos. "Tendrás que trabajar", me
lloraba mi madre. Entonces pedí a Nuestra Señora de la
Aviación que me soplara para arriba, pero los milagros estaban prohibidos. La sombra blanca pesaba ya de mármol a
mi diestra, y me creí vestido para la inauguración de una
estatua memorial. Mi discurso era correcto. -" Mármol en
que Doña Inés..." - , y, sin embargo, tampoco este año voy a
veranear a una estrella.
•
Estudio
Jugaré con las casas de Curazao,
pondré el mar a la izquierda
y haré más puentes movedizos.
ilo que diga el poeta l
Est amos en Holanda y en América
y es una isla de Juguetería,
con decretos de re ina
y ventanas y puertas de alegría.
Con las cuerdas de la lira
y los pañuelos del viaje,
haremos velas para los botes
que no van a ninguna parte.
La casa de Gobierno es demasiado pequeña
para una familia holandesa.
Por la tarde vendrá Claude Monet
a comer cosas azu les y eléctricas.
y por esa callejuela sospechosa,
haremos pasar la Ronda de Rembrandt.
... pásame el puerto de Curazao l
Poética
Esta forma, la más bella de los vicios, me hiere y escapa por el
techo. Nunca lo hubiera sospechado de una forma que se
llama María.Y es que no pensé en que jamás tomaba el ascenso~ tem ía las escaleras como grave cardíaca, y, sin embargo,
subía a menudo hasta mi cuarto.
Nos conocimos en el jardín de una postal. A mí, bigotes de
miel y mej illas comestibles, los chicos del pueblo me encargaban substituírl os en la memoria de sus novias. Y llegué a ella
paloma para ella de un mensaje que cantaba: "Siempre estarás
o liendo en mi"'.
Esta forma no les creía. Me prestaba sus orejas para que
oyera el mar en un caracol, o su torso para que tocara la guitarra. Abría su mano como un abanico, y todos los termóme tros bajaban al cero. Para reírse de mí me dio a morder su
seno, y el cristal me cortó la boca. Siempre andaba desnuda,
pues las telas se hacían aire sobre su cuerpo, y tenía esa grupa
exagerada de los desnudos de Kisling, sólo corregida su voluptuosidad por llamarse María.
A veces la mataba y sólo me reprochaba mi gusto por la
isla de juguetería,
con decretos de re ina
y ventanas y puertas de alegría.
(Co lores en el Mor)
Tercera vez
Desde el avión,
la orquesta panorámica de Río de Janeiro
se escucha en mi corazón.
Desde la cumbre del Corcovado
hasta las olas de Copacabana,
la dicha es una simple distancia que ha pasado
borrando fechas próximas con sus manos plateadas.
43
Bibliote ca de Mé xico
Ataré mi existencia sideral
a la divina roca del Pilo de Asucar.
que ve nacer la aurora antes que el agua mar.
El mar de Río de Janeiro
es una antigua barcarola
que está aprendiendo la ola
leve de mi pensamiento.
Guanabara su nombre, Guanabara,
como una estrella que se alargara
sobre el ritmo de un momento.
Ciudad naval, tus avenidas
de orohidrográficos prodigios
anclan mis ojos en un aire
de eternidad sin abismos.
Tu mar y tu montaña
-un puñadito de Andes y mil litros de Atlánticopasan bajo las alas
del avión, como síntesis del continente amado.
Las grandes rocas están de oro,
las montañas en verde y morado.
El agua se mueve en semitono.
La ciudad es un libro deshojado.
El aire está en soprano ligero.
La escuadra va a salir a pescar.
Un "Iooping the loop" hace pedazos el regreso
y hace estallar la ciudad.
Segaba las claras espigas.
Su pausa era música.
Su sombra alargaba la tarde.
En los ojos traía un lucero
que a veces
brincaba por todo el paisaje.
La hoz afilada tan fino
segaba lo mismo
la espiga que el último sol de la tarde .
(Seis, Siete poemas)
Grupo de palomas
Los grupos de palomas,
notas, claves, silencios, alteraciones,
modifican el ritmo de la loma.
La que se sabe tornasol afina
las ruedas luminosas de su cuello
con mirar hacia atrás a su vecina.
Le da al sol la mirada
y escurre en una sola pincelada
plan de vuelos a nubes campesinas.
(Piedra de sacriftcios)
2
La gris es una joven extranjera
cuyas ropas de viaje
dan aire de sorpresas al paisaje
sin compradoras y sin primaveras.
Deseos
Trópico, ¿para qué me diste
las manos llenas de color)
Todo lo que yo toque
se llenará de sol.
En las tardes sutiles de otras tierras
pasaré con mis ruidos de vidrio tornasol.
Déjame un solo instante
dejar de ser grito y color.
Déjame un solo instante
cambiar el clima del corazón,
beber la penumbra de una cosa desierta,
inclinarme en silencio sobre un remoto balcón,
ahondarme en el manto de pliegues finos,
dispersarme en la orilla de una suave devoción,
acariciar dulcemente las cabelleras lacias
y escribir con un lápiz muy fino mi meditación.
iOh, dejar de ser un solo instante
el ayudante de campo del sol!
Trópico, ¿para qué me diste
las manos llenas de color?
3
Hay una casi negra
que bebe astillas de agua en una piedra.
Después se pule el pico,
mira sus uñas, ve las de las otras,
abre un ala y la cierra, tira un brinco
y se para debajo de las rosas.
El fotógrafo dice:
Para el jueves, señora.
Un palomo amontona sus erres cabeceadas,
y ella busca alfileres
en el suelo que brilla por nada.
Los grupos de palomas
-notas, claves, silencios, alteracionesmodifican lugares de la loma.
(Seis, Siete poemas)
4
La inevitablemente blanca
sabe su perfección. Bebe en la fuente
y se bebe a sí misma y se adelgaza
cual un poco de brisa en una lente
que recoge el paisaje.
Es una simpleza
cerca del agua. Inclina la cabeza
con tal dulzura,
que la escritura desfallece
en una serie de silabas maduras.
Segador
El segador. con pausas de música,
segaba la tarde.
Su hoz es tan fina,
que siega las dulces espigas y siega la tarde.
5
Segador que en dorados niveles camina
con su ruido afilado,
derrotando las finas alturas de oro
echa abajo también el ocaso.
Corre un automóvil y las palomas vuelan.
En la aritmética del vuelo,
los ochos árabes desdóblanse
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Biblioteca de México
El recuerdo
y la suma es im par. Se mueve el cielo
y la casa se vuelve redonda.
Un viraje profundo.
Regresan las palomas.
Notas. Claves. Silencios. Alteraciones.
El lápiz se descubre, se inclinan las lomas,
y por veinte centavos se cantan las canciones.
(Hora y 20)
En las divinas horas
en que el paisaje se vacía,
-todo se lo han llevado las nubes-,
los objetos de fami lia,
las palabras íntimas.
En una soledad de todas las cosas,
ciego, mudo, sólo me quedan unos cuantos dedos
para tocar las piedras y las rosas
que tú tocaste
o que solamente rozó e l viento
de suave gloria que te trajo.
En la desaparición del panorama que fueron mis ojos:
en la interrupción del viaje de música
que fueron mis oídos;
en la pérdida de todo idioma
(acaso por una bagatela de ortografía),
me rodean las horas
sin tiempo y sin clima
para entregarme
el tacto de las piedras y las rosas
que tus pies y tus manos
tocaron
o que apenas rozó el viento
de suave gloria que te trajo.
Tu ausencia ha dejado sobre las piedras
una florecita que tal vez es negra.
Yen la vida
de la piedra y la flor; tras de tu sombra,
mis manos ven y oyen y graban un signo
que compendia todas las cosas.
En las horas,
en las divinas horas
en que se perpetúan los instantes
de tu ausencia presente de paloma.
(Hora y 20)
Estudio
La sandía pintada de prisa
contaba siempre
los escandalosos amaneceres
de mi señora
la aurora.
Las piñas saludaban al medio día.
y la sed de grito amarillo
se endulzaba en doradas melodías.
Las uvas eran gotas enormes
de una tinta esencial,
y en la penumbra de los vinos blblicos
crecían suavemente su tacto de cristal.
¡Estamos tan contentas de ser asn,
dijeron las peras frías y cinceladas.
Las manzanas oyeron estrofas persas
cuando vieron llegar a las granadas.
Los que usamos ro pa interior de seda ...
dijo una soberbia guanábana.
Pareció de repente que los muebles crujían ...
Pero ¡si es más e l ru ido que las nueces!,
dijeron los silenciosos chicozapotes,
llenos de cosas de mujeres.
Salían
de sus eses redondas las naranjas.
Desde un cuchillo de obsidiana
reía el sol la escena de las frutas.
y la ventana abierta hacía entrar las montañas
con los pequeños viajes de sus rutas.
(Hora y 20)
Estudio
No hay tiempo para el tiempo.
La sed es labia cantadora
sobre ese oasis enorme,
deslumbrante y desierto.
Sueño. Desnudez. Aguas sensuales.
Las ce ibas se estilizan. Nacen tres mil cedros.
Algo ocurre: que hay un árbol demasiado joven
para figurar en un paisaje
tan importante.
Tristeza.
Siempre grande, noble y nueva.
Los relojes se atrasan,
se perfecciona la pereza.
Las palmeras son primas de los sauces.
El caimán es un perro aplastado.
Las garzas inmovilizan el tiempo.
El sol madura entre los cuernos
del ve nado.
La serpiente
se suma veinte veces.
La tarde es un amanecer nuevo y más largo.
En una barca de caoba,
desnudo y negro,
baja por el río Quetzalcoatl.
Lleva su cuaderno de épocas.
Viene de Palemke .
Sus ojos verdes brillan; sus brazos son hermosos;
le sigue un astro, y se pierde .
Domingo
La mesa es imponente
como un monumento a los héroes
de cualquier nacionalidad.
Reverencio al pescado,
brillante caballero medioeval.
Amo al cervat il lo, tan fino,
que ha muerto solamente de estar.
Sonrío a la naranja casi mondada.
Me entristece la torta acabada de violar.
y frutas deslumbrantes dignas de corbatas
propias a un gorden-porty tropical.
Granadas delirantes. Manzanas vírgenes,
- holandesas naturalmente-, y van
las miradas como rayos x,
penetrantes, inexorables, en paladeo augural
que hace brillar los labios y acidular los dientes
con un cierto apogeo magnífico y animal.
y la divina poesía,
como en las bodas de Canaán,
hechiza el agua y el vino vibra
en una larga copa de cristal.
(Hora y 20)
4S
Biblioteca de l'1é xico
Es el Trópico.
La frente cae como un fruto
sobre la mano fina y estéril.
y el alma vuela.
y en una línea nueva de la garza,
renace el tiempo,
lento, fecundo, ocioso,
creado para soñar y ser perfecto.
(Hora y 20)
La aurora
Amaneció,
como en la jícara de Uruápam
y en el zarape de Oaxaca.
¡Yuridiapúndaro y Pátzcuaro l
Tzintzúntzan y Chapala.
¿Recordái s el venado azu l
que vuestras miradas pintaron)
Traed, acercad la luz,
todas las sombras se olvidaron.
La ola verde que encal ló
sobre el litoral vacío
perdió su cargamento de espuma
por culpa de vuestros li rios.
Adelgazad el gesto a vuestra mano,
izad el pañuelo en primicia de paz.
El ciprés ha venido de morado
y la palmera va a bailar.
¿Escucháis la marimba del agua)
iComitán y Tonalá l
Tras de los árboles la nube
que está aprendiendo a volar.
ha detenido su poema
para veros danzar.
Vuestra mirada jalisciense
salpica de oro la mañana
y estira en plata el amarillo
de luz revuelto con el agua.
¿H abéis olvidado a la luna
o es vuestra sombrilla blanca)
Ya estáis desnuda como un poco de agua.
Como un poco de agua que cayera
sobre las tímidas rodillas
desnudas de la Primavera.
La desnudez os ilumina
como un poco de piano en la noche.
El agua entera se amotina
a vuestros pies hecha colores.
Y así vuestra sonrisa cae
como una cinta sobre el agua,
porque atará nuevos Jacintos
para el tibor de la mañana.
(Seis, Siete Poemos)
I
los que lo impresionaron durante lo adolescencia, incapaz
-por activo y por ecléctico- de aterrizar de un golpe, como
lo han hecho otros, en el plano de uno actualidad ulterior.
Mi obra, nacido al margen de los simbolistas, se ha ido
alejando, inconsciente y conscientemente, de lo abstracción,
para atravesar un período sin perfiles, de sensualidad pintoresca y volver -con los pequeños conquistas del trónsito-o lo
expresión contenido de mis primeros ensayos. Ahora intento
uno formo exacto, y, por ello, exagero lo noto de sobriedad,
aprovechando los posibilidades, los difíciles posibilidades útiles del soneto. ¿Lo conseguiré? El peligro consiste en que lo
emoción, 01 pisar lo escalera de los catorce versos conocidos,
pronto, conftoda, resbale y caigo en lo cómodo repetición.
Pero lo sé desde ahora y busco, en cado momento, uno lección de desconftanzo.
Sueño
El agua de la sombra nos desnuda
de t odos los recuerdos
en esta brusca
inmersión que anticipa la del sueño.
Y quedamos de pronto
suspensos
de una caden a lógica de ausencias
como el ave que vuela
por escapar del vuelo que la sigue.
Lento
y con ruedas de espuma,
por las arenas del insomnio fluye
el río de mis sueños.
Y t u silencio abre
un pozo claro en la memoria fría,
un pozo
donde nuestras imágenes
se lavan de la atmósfera perdida.
JAIME TORRES BODET
1902
Q uisiera, para lo armonía de mi obra en verso, hollar un
equilibrio justo, uno concordia entre lo tradición y lo novedad Un equilibrio que no traicione lo sinceridad esencial que
me he exigido siempre. Lo fecundidad -de que se me ha
hecho un reproche- ha sido, en mí. mós uno urgencia expresivo, un procedimiento de depuración. Gracias o este método, he logrado borrar de mi poesía los vestigios de los escue-
¿Con qué dedos de música tocarte?
Sólo ella podría
devolverte una forma para el tacto,
a ti que tienes tantas
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Biblioteca de México
Mús¡ca
para el oído ávido.
Sólo un poco de música
sabría construir con los fragmentos
de tu semblant e muchas veces roto,
el nuevo,
el inefable rostro nuevo
que de tu sueño lento está naciendo.
Amanecía tu voz
tan perezosa, tan blanda,
como si el día anterior
hubiera
llovido sobre tu alma . .
Era, primero, un temblor
confuso del corazón,
una duda de poner
sobre los hielos del agua
el pie
desnudo de la palabra.
Después
iba quedando la flor
de la emoción, enredada
a los hilos de tu voz
con esos garfos de escarcha
que el sol
desfleca en cintillos de agua.
Río
¡Río en el amanecer!
¡Agua de tus ojos claros'
Caer -¡subir!-en lo azul
t ransparente ... casi blanco.
C ielo en el río del alba
- mi amor en tus ojos vagosoh, naufragar
- ¡ascender'¡siempre más hondo'
¡Más alto'
... Río en el amanecer ...
y se apagaba y se iba
poniendo blanca,
hasta dejar traslucir,
como la luna del alba,
la luz
tierna de la madrugada.
(Poemas)
Ruptura
y se apagaba y se iba
¡ay' haciendo tan delgada
como la espuma de plata
de la playa,
como la espuma de plata
que deja ver, en la arena,
la forma de una pisada.
Nos hemos bruscamente desprendido
y nos hemos quedado
con las manos vacías, como si una guirnalda
se nos hubiese ido de las manos;
con los ojos al suelo,
como viendo un cristal hecho pedazos:
el cristal de la copa en que bebimos
un vino tierno y pálido...
(Biombo)
Verano
Como si nos hubiéramos perd ido,
nuestros brazos
se buscan en la sombra ... ¡Sin embargo,
ya no nos encontramos'
Corrí
las persianas azules de la siesta
sobre el oasis del jardín.
En la colmena del reloj
se adormeció el enjambre de las horas.
Olía a trigo de septiembre el sol.
En la alcoba profunda
podríamos andar meses y años,
en pos uno del otro,
sin hallarnos ..
El verano adhería a los espejos
las burbujas del aire, y el azul
de la sombra regaba de uvas sueltas
el mantel engomado de la luz.
(Poemas)
La sombra
Afuera, el ruido fresco
de la fuente mojaba
la arena del silencio
y el canto sin color de las cigarras.
Sol de otoño en las bardas del sendero,
¿por qué alargas mi sombra
del lado en que principian
a amarillear las rosas?
Como una copa demasiado llena
el corazón se derramó del cuerpo.
y tú, luna de invierno,
si voy a media noche por la costa,
¿por qué me hechas al mar y me destrozas
en los espejos de las olas rotas)
En vano en lo más alto de las rocas
detengo el paso. En vano alzo la frente
adivinando la secreta aurora ...
¡Ay, que si más mi cuerpo se levanta,
más mi sombra se ahoga'
Sentí
en el pecho un gran hueco feliz.
El musgo caminaba entre las losas.
Una paloma del jardín
se puso a picotear el tiempo
en el oro granado del maíz.
(Biombo)
(Biombo)
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Biblioteca de !'léxico
La danza
el sitio que, entre la hierba,
alumbra al amanecer
el brillo de una luciérnaga.
Llama
que para consumirse se levanta,
flotas entre las brasas de la danza.
¡Ero de noche ton rubio
y de día ton moreno!
y te arranca de ti,
al principiar, un salto tan esbelto
que el sitio en que bailabas
se queda sin atmósfera.
Así el pedazo obscuro de la noche
en que tembló un lucero.
Suspiraba sin razón
en lo mejor de las fiestas,
y puesta frente a la dicha,
se equivocaba de puerta.
Entre el oro de la mies
y el oro de la hoja seca
nunca se atrevió a escoger.
La quise sin comprenderla
¡Ay, Y de pronto vuelves
del torbellino de las formas
a la inmovilidad que te acechaba,
y ocupas
como un vestido exacto
el hueco
de tu propia figura'
porque de noche ero rubio
y de día ero moreno.
(Biombo)
Pareces una cosa
caída en el espejo de un recuerdo:
te bisela
el declive del tiempo.
Espejo
Elena, que madura junto al río
de una conciencia demasiado hermosa,
se mira en él y pasa en cada cosa
que de ella imita su cristal sombrío.
Detener el pintado escalofrío
que en el espejo de esa luz la goza,
cambiar la imagen fiel por la dudosa
le infunde un miedo suavemente impío.
y un minuto después estás desnuda...
La brisa
te peina el ondulado movimiento
y a cada línea
que las flautas dibujan en la música
obedece una línea de tu cuerpo.
Por eso el agua que la copia fluye
y el tiempo corre, al que se da, sumisa.
Un reflejo la forma y la destruye.
No resonéis ahora,
címbalos, que la danza es como el sueño.
No tiene otra constancia que la brisa,
otro matiz que el del color que huye
ni más razón de ser que estar de prisa.
Romance
Ero de noche ton rubio
como de día moreno.
Manzana
Cambiaba, a cada momento,
de color y de tristeza,
y en jugar a los reflejos
se le iba la existencia,
como al niño que, en el mar,
quiere pescar una estrella
y no la puede tocar
porque su mano la quiebra.
Conciencia del frutero campesino,
manzana, entre las uvas y las nueces
¡de qué rubor tardío te embelleces
con el otoño que te presta el vino!
Gira en la piel de tu contacto fino
una dulzura sana, sin dobleces,
y del reflejo en que tu forma acreces
llenas, sincera, el vaso cristalino.
De noche , cuando cantaba,
olía su cabellera
a luz, como un despertar
de pájaros en la selva:
y si cantaba en el sol
se hacía su voz tan lenta,
tan íntima, tan opaca,
que apenas iluminaba
Porque es tan limpia la pulida esfera
de tu carne de plata y tan segura
que el paisaje que mira, refrigera.
y corre por la helada dentadura
una acidez, al verte, que no altera
la sed, sino la moja y la madura.
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Biblioteca de México
XAVIER VILLAURRUTIA
1904
¿Qué callas, mujer. pintada
entre dos nubes de mármol)
Será igual toda la vida
tu carne dura y frutada.
Sólo la edad te rodea
como una atmósfera blanda.
No respires, no.
De tal modo el aire
te quiere inundar.
que envejecerías,
iay', con respirar.
No respires, no.
iMuérete mejor
así como estás'
(Re~ejos)
Cezanne
Viajar es uno manero de nutrir lo quietud, si se conservo lo
quietud en el viaje. Por eso prefiero nutrir el viaje con un movimiento ton lento que no puedo distinguirse de lo quietud.
Quizá el viaje, así, resulte más corto; sé que resulto más
intenso.
Lo pasión es un viaje. Alimento lo mío con los mós fríos
objetos, con los que más dificilmente me apasionan. No
apasionan más los más cálidos, sino mós fácilmente, más
superficialmente: lo pasión yo está en su color. Yo quiero que
lo pasión esté en mí, lo fria ldad en ellos.
Todo es uno cuestión de formo. Quiero poro mi poesía lo
formo de ello mismo, siempre diferente; lo formo de los objetos que describo.
Deshace julio en vapor los cristales
de las ventanas del agua y del aire .
En el blanco azul tornasol del mantel
los frutos toman posturas eternas
para el ojo y para el pincel.
Junto a las naranjas de abiertos poros,
las manzanas se pintan demasiado,
y a los duraznos, por su piel de quince años,
dan deseos de acariciarlos.
Los pe rones rodaron su mármol transparente
lejos de las peras pecosas
y de las nueces arrugadas.
iCalor! Sin embargo, da pena
beberse la "naturaleza muerta"
que han dejado dentro del vaso.
Aire
El aire juega a las distancias:
acerca el horizonte,
echa a volar los árboles
y levanta vidrieras entre los ojos y el paisaje.
(Re~ejos)
Pueblo
El aire juega a los sonidos:
rompe los tragaluces del cielo,
y llena con ecos de plata de agua
el caracol de los oídos.
Aquel pueblo se quedó soltero,
conforme con su iglesia,
embozado en su silencio,
bajo la paja-oro, mediodíade su sombrero ancho,
sin nada más:
en las fichas del cementerio
los + son-.
El aire juega a los colores:
t iñe con verde de hojas el arroyo
y lo vuelve, súbito, azul,
o le pasa la borla de una nube.
Aquel pueblo cerró los ojos
para no ver la cinta de cielo
que se lleva el río,
y la carrera de los rie les
delante del tren.
El cielo y el agua,
la vía, la vía,
-vidas paralelaspiensan, iay'. encontrarse
en la ciudad.
El aire juega a los recuerdos:
se lleva todos los ruidos
y deja espejos de silencio
para mirar los años vividos.
(Re~ejos)
Cuadro
Fuera del t iempo, sentada,
la mano en la sien,
¿qué miras, mujer.
desde tu ventana?
Se le fue la gente
con todo y ganado.
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Biblioteca de México
Se le fue la luna novia,
ila noche le dice
que al lá en la ciudad
se ha casado!
Le dejaron, vacías, las casas
ia él que no sabe jugar
a los dados l
una palabra,
una nota.
El presente y el futuro
los inventaron
para que no lloráramos ...
y el corazón,
(Re~ejos)
el corazón de mica
-sin diástole ni sístoleenloquece bajo la aguja
y sangre en gritos
su pasado
Amplificaciones
(Re~ejos)
En el cuarto del pueblo,
fantástico y desnudo,
amarillo de luz de vela,
sobrecogido,
mis sienes dan la hora
en no sé qué reloj
puntual y eterno.
Suite del insomnio
Eco
La noche juega con los ruidos
copiándolos en sus espejos
de sonidos.
La soledad se agranda
como las sombras
en la sábana del muro,
como las caras de ayer
asomadas para adentro
en el marco de sus ventanas.
Silbatos
Lejanos, largos,
-¡de qué trenes sonámbulos?se persiguen como serpientes,
ondu lando.
y el si lencio se mueve
y vi bra
en torno de la llama blanda,
como el ala-¡de qué presagio?
¡de qué insectoLque acaricia,
que enfría, que empequeñece.
Tranvías
Casas que corren locas
de incendio, huyendo
de sí mismas,
entre los esqueletos de las otras
inmóvi les, quemadas ya.
(Re~eJos)
Espejo
Calles
Ya nos dará la luz,
mañana, como Siempre,
un rincón que copiar
exacto, eterno.
Caminar bajo la rendija azul
itan alta l
Caminar sin que los espejos
me pongan enfrente
itan parecido a mn
Cuadro
Qué temor, qué dolor
de envidia,
hacer luz y encontrarte
-mujer despierta siempreahora, que crees que no te veo,
dorm ida.
Callando, aunque el silencio
alargue la ca lle endurecida.
Caminar, sin que el eco
grabe el oculto disco de mi voz.
Al mediodía, al mediodía
siempre, para no ir delante de mí,
y para no seguirme
y no andar a mis pies.
Reloj
¡Qué corazón avaro
cuenta el metal
de los instantes)
De prisa, dejando atrás la compañía
eterna, hasta quedarme solo,
solo, sin soledad.
Aguo
Tengo sed.
¡De qué agua?
¡Agua de sueño? No,
de amanecer.
(Re~ejos)
Fonógrafos
Albo
El si lencio nos ha estrujado,
Lenta y morada
pone ojeras en los cristales
y en la mirada.
inútiles, en los rincones.
y nos roe
(Re~ejos)
un retrato,
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Biblioteca de México
MARIO
REy*
PAISAJE MíNIMO DE LA
POEsíA COLOMBIANA
Recuerdo con gratitud y emoción las palabras de un viejo y sabio asceta: "Si contemplas intensa y plenamente un grano de
arena, encontrarás el universo; y en una flor. la belleza y la fugacidad de la vida; y en un verso, los millares de libros y escrituras del hombre. "
Sin escapar a la arbitrariedad que encierra toda muestra, propongo ésta de poetas colombianos alrededor de un tema
clásico de la poesía universal: el canto al paisaje, en este caso en particular los nacidos a partir de 1948, año trágico en la historia de Colombia,' nodo y símbolo de violencia e injusticia, parteaguas del siglo xx. Opto por excluir una parte importante de los poetas y los poemas históricos más representativos y conocidos -más allá de las valoraciones estéticas, no exentas
de subjetividad-, como a Juan de Castellanos, Elegías de varones ilustres de Indias: "¡Tierra buena! iTierra buena!/ iTierra que
pone fin a nuestra pena!! iTierra de oro! iTierra abastecida!/Tierra para hacer perpetua casa,! tierra con abundancia de comida,! tierra de grandes pueblos, tierra rasa,! tierra donde se ve gente vestida,/ y a sus tiempos no sabe mal la brasa;/ tierra de
bendición, clara y serena,! tierra que pone fin a nuestra pena ... "; a Hernando Domínguez Camargo: A un salto por donde se
despeña el arroyo de Chillo:"Corre arrogante un arroyo/ por entre peñas y riscos,! que, enjaezado de per las,! es un potro cristalino ... "; a Gregario Gutiérrez González: Aures:"De peñón en peñón, turbias, saltando/ las aguas de Aures descender se ven,!
las rocas de granito socavando/ con sus bombas haciendo estremecer ... "; a Julio Flores: Al Tequendama:' 'Trágico emperador
de la montaña,! que finges en tu homsono descenso,! a través de la trémula mañana,! una sonora tempestad de incienso . .. ";
a José Asunción Silva: Paisaje troPical: "magia adormecedora vierte el río/ en la calma monótona del viaje/ ( ... ) Oculta en sus
negruras el bohío/ la mañana tupida y el follaje/ semeja los calados de un encaje/ al caer del crepúsculo sombrío . . ."; a Luis
Vargas Tejada: Al anochecer. "Ya muere el claro día! tras la cumbre empinada de los cerros,! y en rústica armonía! saludan su
esplendor que se despide/ los sencillos pastores ... "; la poesía y la prosa poética de José Eustasio Rivera y Jorge Isaacs; a Jorge
Artel: Navy bar. "Un lejano acordeón/ pone horizontes musicales al paisaje,! en el cielo/ pálida luna de oro viejo/ evoca historias de piratería! ( ... ) Las boyas luminosas/ abren y cierran sus ojos/ ante la paz del mar ... "; a Helcías Martán Góngora: Un
aire de luna yagua: "Un aire de luna llena! olas forma sobre el agua! la noche de estrellas hondas/ arriba a la madrugada.!
Tambores trasnochadores/ violan marimbas lejanas"; a Aurelio Arturo: Uuvias:" Ocurre así/ la lluvia! comienza un pausado silabeo/ en los lindos claros del bosque/ donde el sol trisca y va juntando/ las lentas sflabas y entonces! suelta la cantinela .. . "; a
Jorge Gaitán Durán: Valle de Cúcuta:"Toco con mis labios el frutero del día'! Pongo con las manos un halcón en el cielo.! Con
los ojos levanto un incendio en el cerro.! La querencia del sol me devuelve la vida.! La verdad es el valle. El azul es azul.! El
árbol colorado es la tierra caliente.! Ninguna cosa tiene simulacro ni duda.!Aquí aprendí a vivir con el abuelo y el río."; a
Samuel Jaramillo: Cafetal de aguas oscuras: "Tierra negra, mastica una y otra vez su lento círculo de vida.! Tierra tibia, conserva el resplandor de tantos soles engullidos.! Murmullo de cafetales con sus grillos rechinando/ y ese girar de sangre fresca!
adivinada ... "; a Harold Alvarado Tenorio:"Tierra nuestra! trabajada para nada y para pocos,! ríos y puertos inundados de sol.l
miseria de los trajes, miseria de los pies,! ríos como puñales hiriendo las tierras .. . "; a Juan Manuel Roca: Paisaje con ruina y
cabaret "En este poema! hay una ciudad.! En la ciudad hay un abismo,! en el abismo hay una ruina,! en la ruina hay un herido,! en el herido estoy yo ... "; a Álvaro Mutis: La creciente: "Al amanecer crece el río, retumban en el alba los enormes troncos que vienen del páramo.! Sobre el lomo de las pardas aguas bajan naranjas maduras, terneros con la boca bestialmente
abierta, techos pajizos, loros que chillan sacudidos bruscamente por los remolinos. .. "; entre otros.
Espero que los ojos, el oído y el alma del lector puedan ver en este grupo de poetas colombianos de la segunda mitad
del siglo xx el quehacer poético en una sociedad que ama la poesía, en un ambiente de violencia e injusticia.
Álvaro Rodríguez
entre el río y la colina.
Admirado, hablé asimismo
(Zipaquirá, 1950)
de un puente, de eucaliptos,
del sol que huye en la tarde,
Santa inquietud. bella lejanía
Admirations set me free
S.Sontag
de las voces de la luna.
Sin embargo
la luna es una profecía recóndita, muda,
Antaño hablé de caballos
para el corazón que no acepta el cambio
al referirme a estos campos
y queda libre de preguntas.
• (Cali, Colombia, 1955; naturalizado mexicano en el 2005). Educador. narrador oral. maestro en literatura iberoamericana - UNAM- , editor. promotor cultural.
fundador y director de la Semana Cultural de Colombia en México. la revista iberoamericana La Casa Grande y la editorial Del ReyMomo. espeCializada en libros
bilingües --6pañol-lenguas indígenas de México- para niños; autor de Por las tierras del cóndor y del águila negra. Univalle. Colomb,a; Miniaturas y otros poemas.
UnIVersidad Nacional de Colombia; Historia y muestra de la literatura infantil mexicana, Ediciones SM y CONACULTA. entre otros.
, El 9 de abril de 1948 fue asesinado el líder popular Jorge Eliecer Gaitán.
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Biblioteca de México
Consuelo Hernández
de las sombras de los simios. La sombra de las frondas danza
sobre la sombra del jaguar. Un sol violento es el refugio único
de la salamandra. Sombras de nubes lentas sobre sombras agazapadas, sombras que acechan sobre sombras que temen. Una
sombra de hombre elude la sombra de otro hombre.
Paisaje Dual
A Oigo de Amoral
Se nos volvieron sangre
los ríos transparentes
de luto se cubrieron
nuestros ríos de luz.
La montaña ya no es de oro
corre la muerte presurosa en sus laderas.
El mar de las sombras del hombre que llega se abate sobre la
sombra del hombre que fue. Ulula el siempre insomne, el asombrado. Es noche sobre el riachuelo de luz, que desemboca en la
pupila de sombra del hombre, adhiriendo la sombra a la claridad.
El paisaje donde el verde
era de todos los colores
también se oscureció.
Jorge Bustamante García
(Zipaquirá, 1951)
La casa
Por favor.
teje un río nuevo,
borda de oro otra montaña
píntame un paisaje
de verdes cafetales
el rumor de las acacias en la sangre
y el grito de los bosques
bajo el brillo del verano.
Ésta es la casa. Las ventanas abiertas
Penumbra se esconde en los rincones.
Suaves olores deambulan por los corredores:
Eucaliptos, sauces, yerbabuena,
Hojas de albahaca, almendros, pinos,
Arepas doradas al fuego.
Parece ser la infancia.
Paredes amarillas y un patio de baldosas
Grises son el pequeño escenario
De nuestros juegos. Sobre el tejado
Se paran los pájaros y los gallinazos.
Un hombre de cabello blanco
Nos mira desde la puerta.
Una mujer hermosa nos sirve puntual
El chocolate de las cinco.
Ésta es la casa. La puerta
De la calle está abierta
y una llovizna empaña el paisaje.
Fernando Rendón
(Medellín, 1951)
En flotación
(fragmento)
Las alegres sombras de las guacamayas, refugiadas en las sombras de las copas de los árboles, parlotean sobre la algarabía
La Pintada, Sierra Nevada del Cocuy, Boyacá. Colombia, tomada de Panoramic Colombia. fotografía de Miguel Sal azar Aparicio, Villegas Editores, 1997
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Biblioteca de México
y hasta sus descendientes de hoy se alargó el tibio olor a
musgos y resinas,
No somos un pueblo: somos un bosque.
Vi a unos forzudos, con ruidosas Yamahas, talar otra ceiba,
¿Hasta dónde nos hundiremos para segarnos las raíces?
Reclamando por su abandono esos vegetales parientes
claman durante las noches,
Molestará tanta bulla por un árbol viejo,
Pero cuanto quiero decir es que las voces de los árboles
muertos
no son las únicas que nos llaman,
H ay otras, Hay otras,
Juan Gustavo Cobo Borda
(Bogotá, 1948)
Calle Bolivia, en Madellín, c. 1936, tomada de 150 años de Fotogrofia,
fotografia de Hermann Oppenhelmer. Biblioteca Pública Piloto, 2000
José Libardo Porras
(Támesis,Antioquia, 1959)
Sangre como savia
Vi talar otra ceiba
su carne de madera y su esqueleto de madera,
rodeados de mirones como si fuera una ballena varada en
La Playa,
me han puesto triste,
Ciudad perdida
Mi padre tuvo una finca para que en ella crecieran sus hijos,
Era una extensión verde con cafetales y platanares y frutales,
En aquella altiplanicie
y gigantes con hojas para la sombra,
el temple de la tierra era habitualmente frío:
muy abastecida de cebada y trigo,
en abril el suelo se cuajaba de granizo,
La cruzaban dos ríos
Comíamos naranjas, Nos escondíamos entre los arbustos,
y habitaron en ella seiscientos españoles
Trepábamos a los robles y a los guayacanes empalagados
y cincuenta mil indios.
de amarillo y florecidos de pájaros, Así crecimos y nos
hicimos para la vida: yo soy menor que mis doce hermanos
Ingenios sutiles
que hablaban el mejor español de las Indias,
y mido 192 centímetros y no soy el más fuerte ,
Treinta templos y centenares de abogados
El padre de mi padre también tuvo tierra, como su padre y su
ejercían allí su oficio
mientras en los patios cantaban el turpial y la mirla,
abuelo, Los imagino en lo alto de un balso recogiendo lana
Mujeres con buen aire
para ablandar su lechos.
atravesaron sus calles enlodadas
Vi talar otra Ceiba,
para ir a misa,
Los muertos dictaban el camino a los recién nacidos
¿A dónde irán los desocupados que reparaban el mundo
y al no pagar impuestos, y cr iticar a su gusto,
todas
se creían libres,
Quienes llegaron hasta ella, perdida en las alturas,
las tardes bajo su iluminadora sombra?
No veré más a la muchacha de pechos bonitos que allí vendía
advirtieron su fingida aristocracia
sus dulces, No veré más sus manos alargadas,
contradicha por la mugre y los mendigos,
Desocupados y muchacha han quedado sin casa para sus
Refieren también que la enmarcaban dos cerros
sueños,
y que hoy la selva ya la cubre,
También en ellos, en lo más intimo, la sangre corre como
savia:
sus padres o sus abuelos
crecieron y vivieron y trabajaron entre árboles
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Biblioteca de México
Rómulo Bustos Aguirre
Robinson Quintero Ossa
(Santa Catalina de Alejandría, Bolívar, 1954)
(Caramanta,Antioquia, 1959)
Árbol camajorú
Caramanta
En lo hondo del tras patio
En casi ningún mapa está mi pueblo
más allá del mango, de los durmientes ciruelos
Es apenas unas cuantas calles
está el árbol solo, el solitario camajorú
un paisaje de casas
rodeado de sed, hechizado en el tajo de luz
con una plaza en medio
en que una vez se le abrió el cielo
Pocos saben de él:
Todos lo miramos de lejos
ningún poeta le ha cantado
pero sus ramas ya no podemos verlas,
Lejos de todo
Sus ramas son invisibles.
es una vereda
Sus ramas volaron a lo alto. Sus ramas quedaron
un paraje perdido
prendidas en lo alto.
con pájaros y riachuelos
y son ahora el techo del mundo.
Cuando fui niño
fue capital del mundo
centro del universo
puerto seguro
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Biblioteca de México
Santiago Mutis
y froilejones planetarios, indiferentes
(Bogotá, 195 1)
a tanto afán moderno
Quiero su sabana generosa en árboles espléndidos
en suaves colinas cuya fertilidad
avergüenza nuestro afán expansionista
El vigor de su cielo azul en los días mejores
que anuncia siempre lunas crecientes
Sus lluvias, diurnas y nocturnas
que caen entre los grandes árboles
como cascadas, gota a gota
En una época que ha acortado los límites
entre paraíso e infierno
esto es bastante
Todo me invita a partir
(fragmento)
Juan Ramírez Dawkins
(Free Town, Provincia -isla-, 1945)
Paro don Ernesto Volkening
(que habló de ecología cultural)
Marea baja
Bogotá es para mí un milagro
sencillo, imperfecto como todos los mi lagros
Hoy está la marea baja ...
y al mismo tiempo incomprensible
Yo nací en una isla
Quiero de ésta mi ciudad su niebla matinal
donde se podía oír en forma clara
que crucé solo a los cinco años yendo hacia el colegio
de día y de noche
Quiero de ella, digo
el canto de los pájaros;
lo que sus excesivos huéspedes
donde la honestidad era una religión
de hoy detestan: su frío de montaña
y el respeto un mandamiento;
que nos despierta los sentidos
donde las frutas eran como ornamento
en los días privilegiados
y las mariposas y los cocuyos eran libres.
y huele a musgo y a agua recién nacida
Yo nací donde todas las religiones vivían en armonía
Quiero la transparencia de su aire
y no había hambre, ni muertes prematuras;
y la intensidad de su luz
donde había cientos de pozos con agua cristalina,
que hacen prodigiosa la soledad
y calles abiertas sin andenes y sin obstáculos.
y visible la claridad de su silencio
Allí nací, donde el hombre vivía en paz
El sol de las cinco de la tarde
como en una sola fami lia y cami naba
que dora el azul matinal de sus cerros
con la cara alta frente al sol.
Su cercanía a los páramos
Hoy está la marea baja y todos deambulan cabizbajos.
de silencio primigenio
Yo nací en una isla que se llamaba "Paraíso".
de helechos lagunas ascensos lejanías
Manizales desde M onte León, tomada de Panoromic Colombia, fot ografía de M iguel Salazar Aparicio, Villegas Editores, 1997
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Biblioteca de M éxico
Gabriel García Márquez. Fernando Herrera. Wiliam Ospina y Eduardo García Aguilar
Sonia Nadhezda Truque
Fuera los árboles
Nada interrumpe el silencio
Alguien observa el paso cotidiano de la muerte
Wiliam Ospina
(Padua, Tolima, 1954)
En las mesetas del Vaupés
Qué son las canoas sino los árboles cansados de estar quietos.
Qué son los postes de colores sino los árboles hundiendo sus raíces en
(el cielo.
Qué son los puentes colgantes sino los árboles jugando con el
Bosque izquierdo
Fuera los árboles
no se mueve una hoja
Nada interrumpe el silencio
(vértigo.
Qué son las alegres fogatas sino los árboles contando su último secreto.
Follaje
Follaje
Follaje
Follaje
de
de
de
de
las ondas que va quedando atrás con el golpe del remo.
sonidos que en tomo de los postes enardece al guerrero.
invisibles caminos que comienza en el confin del puente.
humaredas que ascienden en desorden entre las titilantes
(orquídeas.
Un auto se detiene
dos hombres bajan una bolsa negra
apoyados en la baranda del puente
la arrojan al vacío
Alguien observa
Con granadillo hice el bastón para espantar a los malos espíritus.
Con la madera del caoba hice las cuentas de un collar para tu pecho
(oscuro.
Con fruto seco del tekiba hice la copa en la que ofreciste el agua
Con la madera del laurel hice esta flecha
S6
Biblioteca de México
SONETOS DE
LUIS VAZ DE CAMOES
Traducción del portugués de Mijail Lamas
El más grande poeta de Portugal nació hacia el primer cuarto del siglo
XVI y escribió la obra que daría
identidad a la nación lusitana: Os Lusiadas. Su vida no estuvo exent a de constantes afiicciones, sufrió ex ilio y persecución judicial, sus poemas, escritos au n en lengua español a, fueron atribuidos a otros autores y su cuerpo fue depositado en la fo sa común como nos refiere puntualmente el poeta Jorge de
Sena. Esta traducción preparada por Mijail Lamas para Biblioteca de México, incluye algunas aportaciones del poeta Eduardo Lizalde.
M.B.
Num jardim adornado de verdura,
A que esmaltam por cima vórias ~ores,
Entrou um dio o deusa dos amores,
Com o deusa do ca~a e do espessura.
En un jardín que la verdura adorna
y esmaltan y coronan varias fiares,
Entró la diosa un día de los amores
Con Diana, la divina cazadora.
Diana tomou logo uma roso pura,
Vénus um roxo lírio, dos melhores;
Mas excediam muito os outras ~ores
As violas, no gra~a e fermosuro.
Diana luego tomó una rosa pura,
Venu s un rojo lirio, no hay mejores;
Mas mucho superaban a otras fiares
Las lil as con su gracia y hermosura.
Perguntam o Cupido, que ali estovo,
Qual daquelas trés ~ores tomaria,
Por mais suave, pura e mais fermosa.
Preguntan a Cupido que ahí estaba,
A cuál de aquellas fiares tomaría
Por más pura, más suave y más hermosa.
Sorrindo-se, o Menino Ihe tornava:
- Todos fermosas sao; mas eu queria
Viol' antes que lírio nem que roso.
Sonriendo el niño así les contestaba:
Todas hermosas son mas yo querría
Lilas antes que un lirio o que una rosa.
Tonto de meu estado me ocho incerto,
Que em vivo ardor tremendo esto u de frio;
Sem causo, juntamente choro e rio,
O mundo todo abarco, e nodo aperto.
Me hallo de mi estado tan incierto
Que en vivo ardor temblando estoy de frío;
Sin causa, a un tiempo lloro y a otro río,
Del mundo todo abarco y nada apreso.
É tudo quanto sinto um desconcerto:
Do olmo um fogo me sai, do visto um rio;
Agora espero, agora desconfto;
Agora desvario, agora acerto.
Es todo cuanto siento, un desconcierto:
Del alma fuego sale, de la vista, un río;
Ahora espero, ahora desconfío;
Si ahora desvarío, ahora acierto.
Estando em terra, chego 00 Céu voando;
Num'hora ocho mil anos, e é de jeito
Que em mil anos nao posso ochar um'horo.
Estando en tier ra, al cielo voy volando;
En una hora hay mil años y es de hecho
Que en mil años no puedo hallar una hora.
Se me pergunta alguém porque assi ando,
Respondo que nao sei, porém suspeito
Que só porque vos vi, minha Senhoro.
¿Por qué, preguntarán, que yo así ando?
Respondo que no sé, pero sospecho
que vivo así, porque le vi, Señora
• Mijail Lamas (Culiacán, Sinaloa, 1979). Realizó estudios de Letras en la Univer sidad Autónoma de Sinaloa y es coautor de los libros de
poesía Los límites acordados y 1979. Actualmente es becario de la Fundación para las Let ras Mexicanas en el área de poesía.
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Biblioteca de México
Moles que contra mi vos conjurastes,
Quanto hó de durar tOo duro intento?
Se dura porque dura meu tormento,
Baste-vos quanto jó me atormentastes.
Males que contra mí tú conjuraste
¿Cuánto te ha de durar tan duro intento?
Si dura por que dura mi tormento,
Te baste cuanto ya me atormentaste.
Mas se assi perfiais, porque cuidastes
Derrubar meu too alto pensamento?
Mais pode o causo dele, em que o sustento,
Que vós, que dela mesma o ser tomastes.
¿Si así te obstinas tú, por qué buscaste
derribar mi tan alto pensamiento?
Más puede a causa de él, en que el sustento
Que de ello, ya tú misma, el ser tomaste .
E pois vossa tenc;ao com minha morte
Hó-de acabar o mol destes amores,
Dai jó {1m o um tormento tOo comprido,
y puesta tu intención sola en mi muerte
Porque de ambos contentes seja o sorte:
Vós, porque me acabastes, vencedores;
E eu, porque acabei, de vós vencido.
Porque de ambos contenta esté la suerte;
Tú, porque me acabaste, vencedora
y yo, porque acabé de ti vencido.
Um mover de olhos, brando e piedoso,
Sem ver de que; um riso brando e honesto,
Quase forc;ado; um doce e humilde gesto,
De qualquer alegria duvidoso.
Un mover de ojos, blando y piadoso
Sin ver algo; un reír blando y honesto
Casi forzado; un dulce, humilde gesto
De cualquier alegría, algo dudoso.
Um despejo quieto e vergonhoso,
Um repouso gravíssimo e modesto,
Uma pura bondade, manifesto
Indício do olmo, limpo e gracioso;
Desembarazo apenas, vergonzoso,
Un reposo gravísimo y modesto,
Una pura bondad, un manifiesto
Indicio de alma, limpio, algo gracioso;
Um encolhido ousar; uma brandura,
Um medo sem ter culpo, um ar sereno,
Um longo e obediente sofrimento:
Un atreverse apenas, la ternura,
Un miedo sin ver culpa, aire sereno,
Un largo y obediente sufrimiento:
Esto foi o celeste fermosura
Do minha Circe, e o mógico veneno
Que póde transformar meu pensamento.
Esta que fue la celeste hermosura
De mi Circe, y el mágico veneno
Que puede transformar mi pensamiento.
-Nao passes, caminhante. - Quem me chama?
- Uma memória novo, e nunca ouvida,
Dum que trocou {In ita e humano vida,
Por divino, in{lnita e clara fama.
- No pases caminante. - ¿Quién me llama?
- Una memoria nueva y nunca oída
de quien trocó finita, humana vida
por divina, infinita y clara fama.
- Quem é que too gentil louvor derramo?
- Quem derramar seu sangue nao duvida
Por seguir o bandeira esclarecido
De um capitOo de Cristo que mais amo.
- ¿Quién es que tan gentil canción derrama?
- Quién no duda la sangre dar vencida
por seguir la bandera esclarecida
de un capitán de Cristo que más ama.
- Ditoso {1m, ditoso sacrifício
Que o Deus se fez, e 00 mundo juntamente!
Apregoando direi too alto sorteo
- ¡Dichoso fin, dichoso sacrificio
que Dios y al mundo dio cercanamente!
Pregonando diré tan alta suerte.
- Mais poderós contar o todo o gente
Que sempre deu sua vida cloro indício
De vir o merecer tOo santo morte.
- Mas tú podrás contar allá a la gente
Que siempre dio su vi da, claro indicio
De ser digna a tener tan santa muerte.
Ha de acabar el mal que me enamora,
Se dé fin a un tormento tan sufrido,
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Biblioteca de México
ο fogo que πο brondo cero ordio,
Vendo ο rosto genti/ que eu n'o/mo vejo,
Se ocendeu de ουΙro fogo do desejo,
Por ο/conςοr ο /UZ que vence ο dio.
ΕΙ fuego que en la blanda cera ardίa
Viendo la faz gentil, que en la alma veo
Se enciende de otro fuego de deseo
Por alcanzar la luz que vence al dίa .
Como de dous ordores se encendio,
Como de dos ardores se encendίa
De impaciencia se hacίa lίberada
Υ acometiendo con furia sobrada
le fue a besar a usted donde estarίa.
Do gronde impociencio fez despejo,
Ε, remetendo com furor sobejo,
Vos (οί beijor πο porte onde se νίο.
Ditoso oque/o ~omo, que se otreve
opogor seus ordores e tormentos
Νο visto de que ο mundo tremer deve.
Dichosa aquella flam a que se atreve
apagar sus ardores Υ t ormentos
Α cuya vista el mundo temblar debe .
Α
Α
Nomorom-se, Senhoro, os E/ementos
Se enamoran de usted los elementos,
Senora, Υ quema el fuego aquella nieve
Que corazones quema pensamiento.
De vόs , e queimo ο fogo oque/o neve
Que queimo
corοςοes
e pensomentos.
CAMOES
Sonetos
59
Bibliote,a de Mexi,o
CAROLINA DEPETRIS*
BORGES,
LAS REGLAS DEL JUEGO
Desde muy temprano, poco después
de sus experimentos líricos ultraístas
en Fervor de Buenos Aires ( 1923) Y
Luna de enfrente (1925) , Jorge Lui s
Borges comienza a escribir ensayos:
Inquisiciones (1925), El tamaño de mi
esperanzo ( 1926), El idioma de los argentinos (1928), Evoristo Corriego
( 1930), Discusión (1932), Historio de
lo eternidad (1936), etc. Algo más
tarde, con cuarenta años, escribe el
relato El jardín de los senderos que se
bifurcan ( 1941), inaugurando así una
carrera como cuentista que llega
hasta Libro de areno en 1975 y que le
dará proyección internacional en el
ámbito de la letras. Sin embargo, repasar la producción de Borges por
géneros es un falso recurso crítico
porque toda su obra, su Obra Completo, no es sino un entrecruzamiento de géneros que se explica en un
sistema apretado de correspondencias, de referencias, de citas internas.
Esto se debe a que Borges continuamente entrelaza en su literatura el
acto de escribir con el de leer y el de
razonar con el de imaginar: realidad
y ficción, historia e invención pierden
especificidad en sus textos. Borges
sostiene:
[... ] trato de que mi escritura no sea
casual, es deci~ trato, incluso, de que
haya algo de cosmos, aunque sea
esencialmente caos. Como puede
ocurrir con el universo, desde luego:
no sabemos si es un cosmos, o si es
un caos. Pero muchas cosas indican
que es un cosmos: tenemos las diversas edades del hombre, los hábitos
de las estrel las, el crecimiento de las
plantas, las estaciones, las diversas
generaciones también. De modo que
* Carol ina Depetri s colaboró con Biblioteca de México en el número 77-78.
Ilustraciones tomadas de: Lo Gaceta del Fondo de
Culturo Económica. número 186, agosto de 1986.
96 pp.
orden hay, pero un ord en bastante
pudoroso, bastante secreto.
Así como su obra se constituye en
esta rejilla de autorreferencias, abundan también en ella las "externas" a la
metafísica (sobre todo idealista), a
problemas lógicos, a poetas, a narradores, a estudiosos de la literatura,
que otorgan a su obra un carácter en
apariencia erudito pero intensamente
lúdico y transparente si se conocen
las reglas del juego que el argentino
propone. La cláusu la fundamental de
ese juego consiste en manejar la verdad de los conceptos que recoge de
la filosofía, de la teología, de la cábala,
no como nociones que están frente
al pensamiento, sino en el pensamiento. Se trata, en definitiva, de radicalizar
el principio idealista de postular la
verdad como una concordancia del
pensamiento consigo mismo. Llevado
este axioma a las letras, el resultado
es una literatura hecha de literatura,
cuyos motivos cardinales son, en Borges, el "l ibro" como "mundo" y la
"biblioteca" como "universo". En el
prólogo a Elogio de lo sombra (1969),
miscelánea de poemas, cuentos, historias, anécdotas, Borges confiesa que
no crea desde una estética, sino apoyándose en ciertas "astucias" literarias:
[ ...] eludir los sinónimos, que tienen la
desventaja de sugerir diferencias imaginarias; eludir hispanismos, argentinismos, arcaísmos y neologismos: preferir
las palabras habituales a las palabras
asombrosas; intercalar en un relato
rasgos circunstanciales, exigidos ahora
por el lector; simular pequeñas incertidumbres, ya que si la realidad es precisa la memoria no lo es; narrar los hechos [ ... ] como si no los entendiera del
todo; recordar que las normas anteriores no son obligaciones y que el
tiempo se encargará de abolirlas.
61
Biblioteca de México
Estas astucias son la quintaesencia
del gesto del autor que es Borges,
astucias que derivan de una "sospecha" continua hacia lo que hay y es.
El recelo mayor es que el mundo
puede ser un caos, pero que en ese
caos cada hombre y cada escritor
puede fabricar su propia realidad y
darle un sentido. Aquí es fundamental recordar que, en Borges, el problema ontológico del mundo tiene
su espejo en las letras; lo que ocurre
en el universo ocurre en la literatura
que es, en sí, un universo. En este
laberinto que es el universo, el hombre aparece desorientado, perdido, e
intenta razonar lógicamente sobre
los caminos que conducen a un centro, a una respuesta total a su ser y a
todo lo que es. Del mismo modo, el
lector y el autor se internan en la
maraña literaria, se guían por libros
de arena, libros infinitos repletos de
claves que pueden conducir a la
explicación del misterio del caos, respuesta que se bifurca en un juego
perpetuo de asombro, de dudas, de
complicaciones que conducirán a un
nuevo laberinto. Desde esta posición
hay que comprender el "escepticismo" de Borges: no hay en su propuesta literaria una última lectura del
universo, ni una última escritura, pero
sí hay belleza en las teorías, en los razonamientos lógicos que el autor sigue siempre con finísima inteligencia
y con agudo sentido del humor hasta
llegar. en ocasiones, a reducirlos al
absurdo. Para disfrutar la lectura de
Borges, entonces, se torna necesario
poder seguir sus referencias fi losóficas y literarias.
En el juego escéptico que Borges
plantea no podía dejar de articular él
mismo su Obra Completo como el laberinto ulterior de su propuesta.
¿Por qué? Porque reunidas una serie
de composiciones en una gran obra
vuelve a abrirse una serie combina-
toria infinita, desarraigada de sus
condiciones históricas concretas de
producción y capaz de ofrecer; de
abrir; incontables modos de interpretación. Genera, en definitiva, una "biblioteca", un universo borgiano. Una
Obro Completo como biblioteca señala, irónicamente, su carácter perpetuamente inacabado, el eterno
retorno al laberinto del caos, la puesta en juego de la lógica y de la razón
en busca de un cosmos siempre bajo
sospecha.
En este juego combinatorio opera
una gimnasia esencial para su amplitud y perenn idad, y es la lectura o
mejor; la relecturo. Dice Borges:
Muchos dicen: ¿qué porvenir puede
tener la poesía? Pero la poesía no
tiene porvenir Es eterna. No tiene
pasado, ni presente, ni futuro. Es todo.
Un texto se renueva cada vez que se
lo lee: y cuanto más cambia, más
constante es.
Borges explica en un cuento ya emblemático de los estudios literarios,
" Pierre Menárd, autor del Quijote", y
también en "La biblioteca de Babel",
cómo funciona este mecanismo de
continua relectura. En estos cuentos
sugiere que la literatura, incluida la
suya, es una trama de lecturas y escrituras, de un lector (autor) a otro
lector (autor). La clave de esta dinámica la da el mismo Borges en el
prólogo de Ficciones: "mejor procedi miento es si mular que esos libros ya
existen y ofrecer un resumen, un comentario". Esta es la actividad fu ndamental de la propuesta literaria de
Borges: el "comentario", concebir la
literatura como comentario. Veamos
cómo funcion a.
Es Michel Foucault quien, en El orden del discurso, al habl ar de los procedimientos de contro l, selección y
redistribución de discursos, se refiere
al comentario. Foucau lt di stingue
procesos de control del discurso
externos e internos. Entre los externos señala la palabra prohibida, la
oposición razón/locura, y la voluntad
de verdad. Entre los que funcionan
internamente, destaca el autor; las
di sciplinas y el comentario.
Foucault entiende que en toda
sociedad hay discursos que "se dicen" y discursos que "son dichos": los
primeros son aquellos que aparecen
"en el curso de los días y de las conversaciones, y que desaparecen con
el acto mismo que los ha pronuncia-
do"; los segundos son aquellos "originarios", aquellos "que están en el origen de un cierto número de actos
nuevos de palabras que los reanudan, los transforman o hablan de
ellos", discursos que permanecen
siempre dichos y que están, sin embargo, todavía por decir. Estos últimos son, dice Foucault, los textos religiosos o jurídicos, y "son también
esos textos curiosos, cuando se considera su estatuto, y que se llaman
'literarios' y también, en cierta medida, los científicos".
Entre los textos que se dicen y los
que son dichos, hay un desfase: textos que comentan otros textos que
son comentados. Esta relación, como
bien se percibe en los ensayos de
Borges, no es estable, ni constante, ni
absoluta: hay textos fundamentales
que terminan por oscurecerse y desaparecer; y textos que comentan y
que, con el paso del tiempo, toman el
lugar de los comentados. Pero lo importante es que, aun cuando uno de
los términos de la relación desaparezca, la función del comentario permanece, y lo hace, además, de forma
solidaria. ¿Cómo? Explica Foucault:
De una parte, permite construir -indefinidamente- nuevos discursos: el
desplome del primer texto, su permanencia, su estatuto de discurso
siempre re actua lizable, el sentido
múltiple u oculto del cual parece ser
el poseedor; la reticencia y la riqueza
esencial que se le supone, todo eso
funda una posibilidad abierta para
hablar Pero, por otra parte, el comentario no tiene por cometido [ ... ]
más que decir por (in lo que estaba
articulado si lenciosamente afió lejos.
Debe -y esto es lo importante en la
función del comentario- decir por
primera vez aquello que sin embargo
había sido ya dicho.
El comentario permite decir otro
coso aparte del texto mismo, pero
con la condición de que sea ese mismo texto el que se diga. Y esto es
exactamente lo que sucede en Nueve ensayos dantescos, uno de los libros más lúcidos de Borges. En este
libro, el texto que "es dicho" es la
Comedio de Dante. En la articulación
lectura-escritura entre el texto que
es dicho y los comentarios, Borges
asume no tanto las formas del autor
como las del lector. Y todavía más, lo
hace como lector de otros lectores
de la Commedio, moviéndose así por
62
Biblioteca de México
diferentes momentos de la diacronía
literaria para reflejar la enorme capacidad significativa que concentra la
actividad de recepción. Así, revisando
las diferentes concreciones de la Commedio, Borges no clausura el sistema literario en lecturas excluyentes
(en "verdades") sino que considera
el texto como una instancia abierta a
las vicisitudes de la lectura una vez
que es lanzado al devenir histórico y,
en consecuencia, a posibles comentarios. Los nueve ensayos de Borges
explicitan sistemáticamente una trama de lecturas que parten de la
obra de D ante para abrirse a una serie potencialmente infinita de comentarios y de comentarios de comentarios.
Primeramente, este juego de comentarios se ajusta a la estructura de
los ensayos: Borges expone parafrásticamente un motivo que toma de
alguno de los círculos de la Commedio; luego presenta (cuando no
transcribe) ciertas aposti llas de este
motivo formu lados por diversos hermeneutas del texto de Dante para, a
su vez, comentarlos y recuperar así
el motivo primero de la Commedio
en la propuesta de una nueva lectura posible. En este tránsito entre textos, Borges, muy típicamente , no respeta con frecuencia una prolija sujeción cronológica: la historia literaria
que va trazando desde la Commedio
se expande incluso más atrás del
tiempo de D ante. Así consigue que
una obra ingrese en una pluralidad
de contextos, tanto pretéritos como
presentes, revelando el carácter iterativo del hecho literario. El sistema
de la literatura, en t anto comentario
de comentarios por el ejercicio de
una recepción productiva, asume la
fo rma de un di álogo entre lectoresautores que actualizan y reactualizan
textos a lo largo de la historia como
fuente perpetua de sentidos. Se practica, entonces, una inversión del esquema positivista que desplaza la
causa del fenómeno literario desde el
autor al lector; porque el comenta'-Io
supone una escritura que se desprende esencialmente de la lectura.
Es cierto que existen lectores que
acceden a la obra como foctum. Pero
también hay otros que la analizan,
com prenden e inclu so fraguan ficciones a partir de ella. En otro libro de
ensayos, Siete noches, encontramos
un hermoso ejemplo de esta dinámica: curiosamente, una de las historias
más representativas de Los mil y uno
noches como es la de "Aladino y la trama de lecturas consigue que el
lámpara maravillosa" no se encuentra en las versiones originales; sólo
aparece en la versión de Galland, Dice Borges:
Hubo quien sospechó que Galland
había falsificado la narración, Creo
que la palabra "falsifi car" es injusta y
maligna, Gal land tenía tanto derecho
a inventar un cuento como lo tenían
aquellos confabuladores nocturni,
A partir del comentario, el lector se
viste de autor en la generación permanente de nuevos significados, y el
autor; a su vez, se desd ibuja en la
posibilidad de comentar en su texto
otros textos: en " El último viaje de
Ulises", Dante es Ulises y, a su vez, el
Ulysses de Tennyson y el capitán
Ahab de Melville fueron Dante y fueron también Uli ses; en "La última
sonrisa de Beatriz", la blessed demozel de Dante Gabriel Rossetti es
Beatriz Portinari en el Paraíso,
En la exposición de episodios, Borges no se separa de la Commedia
como objeto de lectura, pero en la
texto, nunca agotado, perman ezca
como un anteproyecto susceptible
de ser siempre otro y, paradójicamente, el mismo, Las distintas recepciones, pretéritas o presentes, dicen
algo diferente del texto primero
pero con la necesidad de que sea ese
mismo texto el que se diga, Una
obra, entonces, se conforma con sus
diferentes recepciones, e interrogar y
confrontar comentarios, tal como lo
hace Borges en muchos de sus ensayos y especialmente en estos ensayos
dantescos, es una manera de interrogar al texto para darle una dimensión diferente, precisarlo como objeto estético y precisar su categoría histórica, Borges, en la confrontación de
comentarios, señala la manera en que
se continúan las lecturas para conformar; en el devenir temporal. una tradición de recepciones que, en definit iva, es indicio de una configuración
más amplia que es la de la literatura
toda, La incorporación de la re cepción al hecho literario (algo que en el
campo de la teoría literaria ha real izado la Escuela de Costanza) indica
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Biblioteca de México
que una obra siempre contiene más
de lo que expresa, y que es propio
de la actividad del lector-comentador
el descifrar analítica y críticamente un
texto para así comunicar significados
(evidentes o no) que circu lan por él.
El comentador borgiano, empezando
por Borges mismo, man ipula el texto
con la misma libertad - incluso con
mayor libertad- que el autor; y lo
empuja a una actividad recurrente
que coloca en el presente aquell o
concebido en lo pretérito, El comentario, en tanto ejercicio hermenéutico, no tiene clausura porque siempre,
como sostiene Steiner; "en los mundos del di scurso interpret ativo, el
libro engendra al libro, la visión se alimenta de la revisión", Este esquema
de recurrencia es lo que en el campo
de la semiótica se denomina "semiosis infinita", noción que la hermenéuti ca de Heidegger y Gadamer integraba a la idea de circulari dad, ya que
nunca se llega a la interpretación de
un sent ido que no sea, a su vez, objeto de interpretación, El comentario
inaugura así una cadena perpetua de
t iempo, Frente a la crítica de corte
Fotografίa:
positivista, regulada por υ π principio
de convergencia (todos los factores
que intervienen en υ π fen όme n ο l ίte­
rario t ienden, de manera r igurosament e causal, a la obra), Borges propone la d ίfraccίόn.
Esta dίfraccίόn, como engranaje
del coment ario, se asi mila en Borges
al dinamismo de la metMora: "como
todas las palabras abstractas, la palabra 'met Mora' es una metMora" ("Purgatorio Ι, 13"). La metMora fusiona ο
i d entifι ca dos entidades para generar
una nueva existencia que participa de
sus componentes, desvίο od infιnitum
que escapa siempre a la medίcίόn de
su alcance. Borges se pregunta:
Literariamente, que puede rendir la
nοcίόn de un ser compuesto de
o.tro.s seres, de un pajaro. (digamo.s)
hecho de pajaros. [.. ] Analo.gamente,
en la MonodoIogio ( 17 14), de Leibniz,
se lee que el universo esta hecho de
infinitos universos que a su vez contienen el universo Υ asi hasta el infinito. (''ΕΙ Simurgh Υ el aguila").
Entendemos claramente aqυί por
que, para el Borges υltraίsta, la metafora era el elemento esencial de υπ
poema.
Ε Ι comentario, como Ρrοlίferacίόn
il imitada de 10 secundario, por su nat uraleza expansiva, πο admite falsas
lecturas. Ε π este juego nunca se puede at rapar una ίnterΡretacίόn defιni ­
tiva porque el sentido (Υ la exegesis,
CarIos Franco
Υ la l ίteratura) es υπ proceso some-
sis σ glo.sa confιere al teχto. algύn grado. de alejamiento. Υ destierro. Por
o.tro. lado., el comentario garantiza la
auto.ridad continuada Υ la supervivencia del discurso. primario. Επ la disΡersίόn, el teχto. es la patria.
tido al t iempo, de modo que los sentidos primeros son mo d ifιcados por
los ύ ltί mοs, Υ los ύ ltίmοs son superados por otros que vendran. Ν ίngύn
sentido puede ser ent eramente
"puro" . Esta dίSΡersίόn semantica
conforma en Borges una "herme- Α traves de nυmerοsίsί m as referenneutica de la sospecha" , ο tal vez se- cias internas, a traves de Ρ rό Ι οgΟ5 Υ
epI10g05 de 105 l ίb r05 que comporίa mas preciso denominarla, "hermeneutica de la conjetura". Α 10 nen 5US Obros Completos, Jorge Luis
largo de los Nueve ensoyos dontescos , Borge5 preten de l ύ d ίcame nte ser el
el argentino disuelve con n υ meΓΟSΟS primer lector de 5υ5 poemas, de 5υ 5
atenuantes las certezas de los co- cuentos, de sus ensayos. Las Obros
ment arios que destaca: "ΥΟ ί ns ί n υ arίa Completos tie nen, ademas, υ π epI1 ootra raΖόn" , "ΥΟ tengo para mι"" "vis- go general, υπ epI10go de epI1ogos
lυ mbro cuatro conjeturas posibles", do nde el t raza, en t ercera persona,
su falsa b ί οgrafίa que aparecera ρ υ ­
"ί nterpretac ί ό n im probab le pero
que π ο es lίcίtο descartar", "se trata, blicada en la Enciclopedio Sudomeclaro esta, de una conjetura", etc. Γίcoπa en el ano 2074. La not a t erRastrear las distintas interpretaciones mi na con una ίnv ίtacί ό n al renovado
de una obra a traves de los comen- juego de l ectυ ra Υ escrit ura que es la
tarios que sυsc ίtό πο supo ne, en l ίteratυ ra, una ί nv ίtac ί ό n de Borges a
Borges, denunciar exegesis eq uivoca- sus posibles lectores a vo lver una Υ
das en favor de una ύ ltί ma lectυra ot ra vez sobre su obra, a mantener(habla incluso de inutile controversio) , la viva con la fu erza eχpan s iva del
sino eχperi mentar la potencia se- comentario:
mantica de la literatura. La interpretac ί ό n de una obra Ilega a resolverse
[ ...] le complacia repetir esta sentenen υπ sentido, pero la fυnc ί όn del cocia de Carlyle:"La histo.ria universal es
mentario dice que ese senti do es
υπ teχto. que estamo5 o.bligado.s a
susceptible de ser modifιcado, ergo,
leer Υ a escribi r incesantemente Υ en
de ser otro en una cadena i nfιnita de
el cual tambien no.s escriben".
l ectυra-escrίtura. Tal como sosti ene
Steiner en Presencios reales:
Los Obros Completos, de Borges en
Emece Editores, Buenos A ires, puePo.r υπ lado, todo. comentario. es en s ί den consultarse, pues siguen con sumismo υπ acto. de eχili o..Τoda eχege- fι c iente r igor el orden crοnοlόgίco.
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Biblioteca de Mexico
Los libros alemanes
más bellos del 2004
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Conducido por Beatriz Escalante
V J o s é González Márquez
todos ios .
a las 15:30 horas
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TgI.ISOD-lDbD
Producido por
R o s a María
Romero
www.radio6ducacion.edu.m
Una obra de a r ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ humanidad, sino a pesar de ella,
:l artista tiene la obnción d e ^ler tanto conno su obra.
Las revoluciones las nacln los gel^YlSs
prolongan Tós'TnéaiQtresr
RODOLFO USIGLI
UCONACULTA
12-12-06
^ la cuL-nJUA en M i manos
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