Recurso CERMI CV

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PRIMERO.- ANTECEDENTES.Que en un contexto de recortes en materia de Política social y de desencuentro con los
diversos agentes, en especial, el tejido asociativo de la discapacidad, y tras los múltiples intentos
de negociar en vano con el Gobierno Autonómico una regulación más justa y equilibrada, en
fecha 6 de agosto de 2.013, fue publicado en el DOCV el Decreto 113/2.013 de 2 de agosto
del Consell, aprobado a propuesta de la Conselleria de Bienestar Social, por el que se
establece el régimen y las cuantías de los precios públicos a percibir en el ámbito de
los servicios sociales, publicado en el DOCV de fecha 6 de agosto de 2.013, que ahora se
recurre.
Nuevamente tendida la mano sin respuesta, en fecha 31 de octubre de 2.013, se
anunció por esta representación procesal el presente recurso contencioso ordinario contra la
antedicha disposición, solicitando como medida cautelarísima la suspensión de su vigencia, por
los motivos y fundamentos que son de ver en dicho escrito.
Que en fecha 14 de noviembre de 2.013, fue dictado Auto de la Sala denegando la
cautelarísima y acordando su tramitación como medida cautelar ordinaria del art. 129 de la Ley
de la Jurisdicción.
Evacuados los oportunos trámites, mediante Auto de fecha 19 de noviembre de
2.013, la Sala acordó denegar la medida de suspensión solicitada sin hacer expresa condena en
costas.
Que mediante Decreto de la Secretaría Judicial de fecha 26 de noviembre de
2.013, se acordó admitir a trámite el presente recurso y reclamar el expediente administrativo,
habiéndose dictado DIOR de fecha 14 de enero de 2.014, notificada a esta parte el día 16
de enero, por la que se nos emplaza a fin de formalizar demanda en el plazo de 20 días hábiles.
Que en el ínterin procesal de anuncio y emplazamiento, no sólo no se ha conseguido
unificar criterios técnicos en relación a una posible suspensión y modificación de la norma
impugnada, sino que, a pesar de hallarse su validez jurídica subiudice, la Administración
demandada ha procedido a notificar, en términos de absoluta y manifiesta indefensión, las
Resoluciones individuales de copago a los usuarios afectados por su regulación, a quienes
deben añadirse aquéllos otros ciudadanos, personas mayores y/o con discapacidad que tienen
reconocida la situación de dependencia y que se insertan en el ámbito de aplicación de otra
norma, la Orden 21/2.012 de 25 de octubre de la Conselleria de Justicia y Bienestar Social,
cuya nulidad, por conexión, al haberse traspuesto literalmente algunos de sus contenidos al
Decreto impugnado o existir remisiones expresas a sus preceptos, va a ser igualmente objeto
del petitum del presente recurso.
Que no estando conformes con la disposición de general aplicación ahora impugnada
(y lo mismo podemos predicar de la referida Orden 21/2.012 de 25/10), por no considerarla
ajustada a Derecho y adolecer de vicio de nulidad, en cuanto incurre en vulneración de
preceptos constitucionales y contradice normas imperativas estatales básicas y autonómicas de
rango superior, procedemos a exponer los Motivos, en que fundamentamos nuestra
pretensión.
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SEGUNDO.- MOTIVOS DEL RECURSO.PRIMERO.- DEFECTOS/OMISIONES EN LA TRAMITACIÓN DEL
DECRETO QUE DETERMINAN SU NULIDAD por aplicación de lo dispuesto en el
artículo 62.1 e) de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las
Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común. : FALTA DE
DICTAMEN PRECEPTIVO DEL CONSEJO JURÍDICO CONSULTIVO,
TRÁMITE DE AUDIENCIA INCOMPLETO y, a la vista del expediente
administrativo, INSUFICIENCIA DEL INFORME DEL IMPACTO DE GÉNERO,
EN RELACIÓN CON LO DISPUESTO en el art. 43 letras c, d y f de la Ley 5/83 de
30 de diciembre del Consell, y preceptos concordantes de la Ley 10/1994, de 19 de
diciembre, de la Generalitat Valenciana , de Creación del Consejo Jurídico Consultivo
de la Comunidad Valenciana, de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre , de Régimen
Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común
así como de la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de
mujeres y hombres.
Antes de entrar en el examen del fondo de la disposición, cabe llamar la atención de la
Sala sobre las deficiencias en la tramitación de la disposición recurrida, que por constituir vicios
insubsanables de procedimiento, debieran conllevar, por sí solas, o en su valoración conjunta y
con los argumentos desarrollados en los siguientes motivos de impugnación, su anulación y
consiguiente privación de efectos jurídicos ab initio, por estricta aplicación de lo preceptuado
en el art. 62e) de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las
Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común. (en adelante,
LRJPAC 30/92), sancionando con la consideración de actos nulos de pleno derecho a “los
dictados prescindiendo total y absolutamente del procedimiento legalmente establecido(..)”.
El artículo 43 de la Ley 5/83 de 30 de diciembre del Consell, dispone:
“43.1. En la elaboración de los reglamentos se seguirán los trámites siguientes:
(…) c) Cuando el proyecto normativo afecte a la esfera de derechos e intereses legítimos de los
ciudadanos, se dará audiencia al objeto de que en el plazo de quince días puedan presentar cuantas
alegaciones consideren oportunas. No obstante, cuando el grupo de personas a las que
pueda afectar el contenido de la disposición esté representada por
organizaciones o asociaciones legalmente constituidas que tengan
encomendada la defensa de sus intereses, se entenderá cumplido el presente
trámite con la consulta a dichas entidades.
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d) Durante la tramitación del procedimiento, se recabarán todos aquellos informes que se
consideren necesarios, así como las autorizaciones y dictámenes previos que
sean preceptivos en relación con el objeto del reglamento.
•
(…) f) Emitido el informe al que se refiere el párrafo anterior, el expediente será remitido al
Consejo Jurídico Consultivo de la Comunitat Valenciana para que evacue el
pertinente dictamen en aquellos supuestos previstos legalmente.(…)”.
Ninguno de estos trámites ha sido cumplimentado en su integridad/correctamente por
la Administración, no habiéndose recabado el preceptivo Dictamen del Consejo Consultivo, ni
conferido en forma trámite de audiencia, ni evacuado de conformidad con lo legalmente
exigido el Informe de impacto de género.
Tal omisión es implícitamente reconocida en el Preámbulo, al citar los Informes
recabados y los trámites evacuados, en cumplimiento del referido precepto.
En síntesis, se denuncian tres vicios procedimentales de carácter esencial,
insubsanables, en el momento procesal en que nos hallamos, al haber entrado en vigor la
disposición, a saber:
1.- OMISIÓN del Dictamen preceptivo, que la Administración debió recabar
del Consell Consultiu de la Comunitat Valenciana, de conformidad con lo dispuesto en el
art.10 de la Ley 10/1994, de 19 de diciembre, de la Generalitat Valenciana, de Creación del
Consejo Jurídico Consultivo de la Comunidad Valenciana.
Efectivamente, como reza el Preámbulo de dicha Ley, el Consell de La Generalitat
viene obligado, por diferentes preceptos normativos, a someter su actuación al dictamen de un
órgano independiente y objetivo que vele por el cumplimiento de la Constitución, del Estatuto
de Autonomía de la Comunitat Valenciana y del resto del ordenamiento jurídico, como
garantía para la propia Administración y para la ciudadanía. Para el ejercicio de esa función
consultiva, que se extiende no sólo al ejercicio de la potestad reglamentaria del Gobierno
valenciano, sino también a determinados actos de la actuación administrativa cotidiana, se crea
el Consell Jurídic Consultiu de la Comunitat Valenciana, dotado de autonomía orgánica y
funcional a fin de garantizar su objetividad e independencia.
El referido art. 10 de la Ley 10/1994, de 19 de diciembre, dispone:
“Artículo 10 Dictamen preceptivo .El Consell Jurídic Consultiu deberá ser consultado preceptivamente en los siguientes casos:
1. Anteproyecto de reforma del Estatuto de Autonomía.
2. Anteproyectos de leyes, excepto el anteproyecto de Ley de Presupuestos de la Generalidad Valenciana.
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3. Proyectos de decretos legislativos.
4. Proyectos de reglamentos o disposiciones de carácter general que se dicten en
ejecución de leyes y sus modificaciones.(…)” .
De la revisión del expediente administrativo correlativamente foliado y obrante a Autos, se
comprueba que dicho Informe no ha sido incorporado, sin que conste siquiera, su
solicitud a la Institución, lo que evidencia el desmedido interés de la demandada-recurrida,
de lograr su aprobación de la forma más rápida y con las menores objeciones posibles, a pesar
de que con tal actuación pueda comprometerse el sistema de garantías legalmente constituído
no sólo en favor de la Administración actuante sino de los ciudadanos, destinatarios últimos de
la redacción final de la disposición.
2.- DEFECTUOSO trámite de audiencia, habida cuenta que obran al expediente,
notificaciones fallidas y no reintentadas por segunda vez, tal y como exige la LRJPAC, en
concreto, a los folios 36 (COCEMFE-CV) y 40 (CRUZ ROJA ESPAÑOLA CV), entidades
que, efectivamente no se tuvieron por emplazadas y no formularon alegaciones, en defensa de
los derechos de sus usuarios, que pudieran haber considerado objeto de vulneración en la
Propuesta de Decreto trasladada por la Conselleria/GV.
3.- OMISIÓN del Informe de impacto de género, habida cuenta que, a pesar de
que obra al folio 17 el cumplimiento del trámite, el mismo se nos muestra como eso mismo,
“un puro trámite”, que se resume en:
Como cuestión previa, y teniendo en cuenta que por Decreto 8/2.014 de 10 de
enero, posterior a la tramitación del Decreto impugnado, se ha modificado el organigrama de
la Secretarias Autonómicas implicadas, cabe plantearse si efectivamente la propia Directora
General de Discapacidad y Dependencia (ahora solo de Discpacidad) es competente (no señala
que lo sea por delegación) para la emisión del Informe de impacto de género, o si, por el
contrario, dicho Informe ha de recabarse de la Dirección General competente en materia de
políticas de Género, esto es de la Dirección General de Familia y Mujer (antes de la Mujer), a la
que, por expresa disposición del Decreto 179/2012, de 14 de diciembre, del Consell,
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corresponden, entre otras, las funciones en materia de promoción y ejecución de medidas para hacer efectivo
el derecho a la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres.
Dicho lo anterior, literalmente se afirma (folio 17) que “se informa que el mismo no tiene
impacto de género alguno”, si bien, se desconoce de qué fuente-s se extrae dicha conclusión,
al no obrar al expediente Informe adjunto por escrito de la propia Dirección General de
Discapacidad ni comunicación alguna interdepartamental que, en base a datos
estadísticos, o en fin, de cualquier otra naturaleza pero en todo caso, objetivos,
confirmen dicha ausencia de impacto negativo.
Es decir, existiendo una Dirección General específica de la Mujer y otra de Menores
(niñas), ningún Informe se ha recabado de las mismas, que en unión a los datos obrantes en la
Dirección autora del Informe, que tampoco se detallan, sustente una afirmación tan tajante y
con consecuencias tan amplias como la vertida al folio 15.
No se estudia, por ejemplo, el impacto del copago en familias monoparentales
valencianas, en que la única progenitora o la progenitora custodia tenga una discapacidad
reconocida y/ o que además de ella la presenten uno o varios hijos-as que estén a su cargo, o
en familias no monoparentales en que se den estas circunstancias y en que ambos miembros de
la pareja sean pensionistas o estén en desempleo o percibiendo la RAI extensa (por razón de la
discapacidad), siendo que la inserción laboral de la mujer con discapacidad es harto más
complicada.
La Convención de ONU sobre los derechos de las personas con discapacidad,
hecha en Nueva York el 13 de diciembre de 2.006, Instrumento de Ratificación por
España de 23 de noviembre de 2.007, BOE nº 96 de 21 de abril de 2.008, traspuesta a
nuestro Derecho por la Ley 26/2.011 de 2 agosto, y como ya reconociera años antes nuestra
Ley de igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal de las
personas con discapacidad 51/2003(LIONDAU), supone un gran cambio en la manera de
abordar el fenómeno de la discapacidad, ya que plantea la misma desde su consideración como
una cuestión de derechos humanos y. desde esta perspectiva se plantean dos estrategias de
intervención convergentes y relativamente novedosas: la lucha contra la discriminación y la
demanda de una accesibilidad universal, ya que la Ley se inspira en los pps de vida
independiente, normalización, accesibilidad universal, diseño para todos, diálogo civil
y transversalidad de las políticas en materia de discapacidad. Este principio de
transversalidad, aparece consagrado, como no podía ser de otra manera, en el artículo 3 letra
m) del Real Decreto Legislativo 1/2013, de 29 de noviembre, por el que se aprueba el
Texto Refundido de la Ley General de derechos de las personas con discapacidad y de
su inclusión social.
Por
otra
parte,
la
propia
Convención
ONU,
reconociendo
ESPECÍFICAMENTE, tal y como se expone en el Prémbulo, “que las mujeres y las
niñas con discapacidad suelen estar expuestas a un riesgo mayor, dentro y fuera del hogar, de
violencia, lesiones o abuso, abandono o trato negligente, malos tratos o explotación” , les dedica varios
preceptos (aunque respecto de las niñas y niños en general existen también disposiciones
concretas como el genérico, art. 7, y otras más específicos, como el art. 30, bajo la rúbrica
“Participación en la vida cultural, las actividades recreativas, el esparcimiento y el deporte).
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Baste la cita, en aras de la brevedad, del primer precepto , el art. 6, que sirve de marco
general sobre la consideración de la Mujer/Niña CD:
" Artículo 6
Mujeres con discapacidad
1. Los Estados Partes reconocen que las mujeres y niñas con discapacidad están sujetas a múltiples formas de
discriminación y, a ese respecto, adoptarán medidas para asegurar que puedan disfrutar plenamente y en igualdad de
condiciones de todos los derechos humanos
y libertades fundamentales. Los Estados Partes tomarán todas las medidas pertinentes
para asegurar el pleno desarrollo, adelanto y potenciación de la mujer, con el propósito de garantizarle el ejercicio y goce de
los derechos humanos y las libertades fundamentales establecidos en la presente Convención”.
Esta mayor vulnerabilidad y el principio de transversalidad, obliga a considerar,
y a hacerlo seriamente, la perspectiva de género, fundamental razón por la cual, la Ley
Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, ex artículo 19,
exige un Informe de impacto de género en los proyectos de disposiciones de carácter general.
En otras CCAA este Informe regula un contenido mínimo, para evitar que dicha
obligación legal se soslaye con la cumplimentación de un mero trámite que no venga
respaldado por un auténtico estudio objetivo de la cuestión.
Como ejemplo, en la CCAA andaluza, se aprobó el Decreto 17/2012, de 7 de
febrero, por el que se regula la elaboración del Informe de Evaluación del Impacto de
Género cuyo artículo 5 dispone:_
“1. El informe de evaluación del impacto de género deberá contener, como mínimo, los siguientes extremos:
a) Enumeración de la legislación vigente en materia de igualdad de género, citando expresamente las normas que afectan a
la disposición. b) Identificación y análisis del contexto social de partida de mujeres y hombres en relación con la
disposición de que se trate, con inclusión de indicadores de género que permitan medir si la igualdad de oportunidades entre
ambos sexos será alcanzada a través de las medidas que se pretenden regular en aquella, e incorporando datos
desagregados por sexos recogidos preferentemente en estadísticas oficiales y acotados al objeto de la norma. c) Análisis del
impacto potencial que la aprobación de las medidas que se pretenden regular producirá entre las mujeres y hombres a
quienes afecten. d) Incorporación de mecanismos y medidas dirigidas a neutralizar los posibles impactos negativos que se
detecten sobre las mujeres y los hombres, así como a reducir o eliminar las diferencias encontradas.
2. En el caso en que la disposición no produzca efectos, ni positivos ni negativos, sobre la igualdad de
oportunidades entre hombres y mujeres, se reflejará esta circunstancia en el informe del impacto de género, siendo en todo
caso necesario revisar el lenguaje del proyecto para evitar sesgos sexistas.”
De todo lo expuesto se colige, que no hay evidencia en el expediente administrativo de
que el Informe de género legamente exigido, elaborado en el trámite de aprobación del
Decreto 113/013 y tal y como se nos presenta condensado en cuatro líneas, pueda tener dicha
consideración, por no hallarse respaldado objetivamente en datos propios ni obtenidos a través
de otras Direcciones Generales implicadas, razón por la cual, debe entenderse vulnerada la
Ley y por ende, otra garantía procedimental más, ex art. 62.1e de la LRJPAC.
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Así las cosas, consideramos que el presente motivo de nulidad/anulación, debe ser
estimado.
SEGUNDO.NULIDAD
DEL
DECRETO
IMPUGNADO POR
VULNERACIÓN DE PRECEPTOS CONSTITUCIONALES CON AFECTACIÓN
DE DERECHOS FUNDAMENTALES/LIBERTADES BÁSICAS, VULNERACIÓN
DEL PRINCIPIO DE RESERVA DE LEY Y CONTRADICCIÓN/INFRACCIÓN
DE NORMAS IMPERATIVAS ESTATALES BÁSICAS Y AUTONÓMICAS DE
RANGO
SUPERIOR.EXAMEN
CONCRETO
DEL
ARTICULADO
PRECISANDO LAS INFRACCIONES COMETIDAS QUE DETERMINAN LA
NULIDAD en relación con lo dispuesto en el artículo 62.2 de la Ley 30/1992, de 26 de
noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento
Administrativo Común.
Dispone el art. 62.2 de la LRJPAC 30/92 de 26 de noviembre:
“(…)2. También serán nulas de pleno derecho las disposiciones administrativas que vulneren la
Constitución, las leyes u otras disposiciones administrativas de rango superior, las que
regulen materias reservadas a la Ley , y las que establezcan la retroactividad de disposiciones
sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales.”.
♣ ARTÍCULO PRIMERO.- OBJETO Y ÁMBITO DE APLICACIÓN.Entra de lleno este primer precepto en una de las cuestiones claves del objeto de la
presente Litis: la adecuación a derecho de la conceptualización del pretendido copago como
“precio público”: (folios 93 y ss: texto definitivo del Decreto 113/013 de 2 de agosto).
Como ya adelantábamos al formular nuestra solicitud de la medida cautelar de
suspensión, el contenido del Decreto, que establece el “copago” por la prestación de los
servicios sociales de atención residencial, centros de día y de noche, teleasistencia, ayuda a
domicilio, atención en centros de rehabilitación e integración social y viviendas tuteladas,
dirigidos a mayores y personas con discapacidad, incide en el núcleo duro de la “asistencia
social” en la Comunidad Valenciana.
Sus destinatarios, personas mayores y personas con discapacidad (en adelante, PCD),
pese a ser grupos sociales heterogéneos, se muestran ante esta normativa bajo un denominador
común, ser colectivos muy amplios dentro del conjunto poblacional de la Comunidad y
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hallarse en una situación de vulnerabilidad especial, que obliga a extremar las medidas de
protección ante posibles vulneraciones de sus derechos, contenidos no sólo en la legislación
general (art. 49 de la CE) sino en la más específica (vid. Estatuto de las PCD (ley 11/2.003,
autonómica), Ley 51/2.003 (ahora inserta en la Ley General de derechos de las personas
con discapacidad y de su inclusión social (Texto Refundido aprobado por el Real Decreto
Legislativo 1/2013, de 29 de noviembre, BOE de 3 de diciembre de 2013), Convención de
Naciones Unidas de Derechos de las Personas con Discapacidad y Ley 26/011 de adaptación
de la normativa española a la Convención, fundamentalmente).
Será pues cuestión de fondo a dilucidar en el presente recurso, si la naturaleza del
copago es la de precio público o la de tasa, con las consecuencias que de tal se derivarían en
torno a su posible declaración de nulidad, pero baste ahora subrayar, sin perjuicio de lo que
después se dirá, que la aplicación inmediata del Decreto, operada en el mes de enero de
2.014, ha supuesto la exacción, que podría derivar incluso en vía de apremio, de un importe
económico para poder disfrutar de los antedichos servicios, so pena de “finalizarse la
prestación del servicio” (art. 7.1).
Hemos de considerar, pues, dos cuestiones de indudable trascendencia para
resolver sobre la nulidad pretendida en este particular extremo, que por sí sola, salvo
mejor criterio de la Sala, debiera determinar la de todo el texto normativo, argumentando
su denuncia en los siguientes términos:
1.- NULIDAD ( texto íntegro )POR VULNERACIÓN DE LOS ARTÍCULOS 31.1,
133.1 y 149.1.1ª-8ª-14ª-18ª de la Constitución, 1 y 2.2 a) de la Ley General Tributaria, 13n)
y 24 de la Ley 8/1989 de Tasas y Precios Públicos, 1.2b del Decreto-Leg. 1/2005 por el
que se aprueba el TR de la Ley de Tasas de la GV y 40.3 de la Ley 5/1983 de 30 de
diciembre del Consell: LOS PRECIOS PÚBLICOS REGULADOS EN EL
PRESENTE DECRETO, NO SON TALES SINO TASAS (TRIBUTOS), POR LO
QUE SU CREACIÓN/REGULACIÓN ESTÁ SOMETIDA AL PRINCIPIO DE
RESERVA DE LEY.
El Decreto 113/2013, de 2 de agosto, del Consell, por el que se establece el régimen y
las cuantías de los precios públicos a percibir en el ámbito de los servicios sociales ahora
impugnado
REGULA
COMO
PRECIOS
PÚBLICOS
PRESTACIONES
ECONÓMICAS QUE, OBJETIVAMENTE/ EN REALIDAD, SON TASAS.
Siguiendo las consideraciones efectuadas por la Clínica de Justicia Social de la Facultat
de Dret de la Universitat de Valencia, cuyo Dictamen será propuesto por otrosí como
prueba pericial:
1.1.- De la regulación contenida en el art. 2.2.a de la LGT, y en este mismo sentido,
en el art. 6 de la Ley 8/1989, de 13 de abril, de Tasas y Precios resulta que:
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-
Las tasas son tributos cuyo hecho imponible consiste en la utilización privativa o el aprovechamiento
especial del dominio público, la prestación de servicios o la realización de actividades en
régimen de derecho público que se refieran, afectes o beneficien de modo particular
al obligado tributario, cuando los servicios o actividades no sean de solicitud o
recepción voluntaria para los obligados tributarios o no se presten o realicen
por el sector privado.
SIN EMBARGO (art. 24 Ley 8/89 de Tasas):
-
Los precios públicos son contraprestaciones recibidas por un Ente Público como
consecuencia de la prestación de servicios o realización de actividades
administrativas cuando es voluntaria su solicitud o recepción, y ese servicio es
prestado o la actividad es realizada por el sector privado.
Conforme a lo dicho, estas dos figuras –tasa y precio público- comparten una
característica común: se trata de contraprestaciones patrimoniales exigidas al ciudadano por la
prestación de un servicio o actividad en régimen de derecho público. Si bien, es preciso para
ello que se den los requisitos necesarios; es decir, para el caso de las tasas, que los servicios o
actividades no sean de recepción voluntaria para los obligados tributarios o que no se presten
estos por el sector privado; y, en el caso de los precios públicos, que los servicios los preste el
sector privado y sean, a su vez, de recepción voluntaria por parte del administrado.
Por tanto, nos hemos de plantear ¿cuando hablamos de servicios voluntarios?
1.2.- Carácter voluntario de los servicios o actividades.El Tribunal Constitucional, en sentencia nº 185/1995, ha elaborado doctrina respecto a
la voluntariedad de los servicios prestados por la Administración, entendiendo que deben
considerarse coactivamente impuestas y, por tanto, no voluntarias, “todas aquellas actividades o
servicios que son objetivamente indispensables para poder satisfacer las necesidades básicas de la
vida personal o social de los particulares, o dicho de otro modo, cuando la renuncia a estos bienes,
actividades o servicios priva al particular de aspectos esenciales de su vida privada o
social. ” De forma que, “solo en la medida en que éstos no puedan considerarse esenciales o imprescindibles,
deberá entenderse que, desde esta perspectiva, la prestación pecuniaria no está sometida al principio de
legalidad.”
1.3 – Concepto de actividades esenciales.Como hemos observado, se puede hablar de obligatoriedad, no sólo cuando ésta
viene expresamente impuesta por la Administración, sino también cuando los servicios
o actividades resultan objetivamente indispensables para satisfacer las necesidades
básicas de la vida personal o social de las personas. Esto es, todas aquéllas que resulten
imprescindibles para la vida privada o social del receptor.
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Atendiendo a la naturaleza de los servicios que se regulan en este Decreto, resulta
obvio que son precisamente al tipo de servicios a los que tanto la ley como el Tribunal
Constitucional se refieren.
Así, el art. 1.2 de la disposición, enumera los servicios que conllevarán un precio público
como contraprestación, que son:
-Servicio de atención residencial. -Servicio de centro de día y de noche. -Servicio de
teleasistencia. -Servicio de ayuda a domicilio. -Servicio de atención en centros de rehabilitación
e integración social. -Servicio de viviendas tuteladas.
Con todo, la vinculación existente entre servicios y actividades esenciales para la vida
privada o social, y los servicios regulados en el decreto que nos atañe, no es una mera opinión
o inferencia de parte, sino que la realiza el legislador estatal.
Así, éste, en la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía
Personal y Atención a las personas en situación de dependencia, establece la definición
de estos servicios como indispensables cuando se refiere a ellos en la Exposición de Motivos
al determinar como objetivo de la norma: “atender las necesidades de aquellas personas
que, por encontrarse en situación de especial vulnerabilidad, requieren apoyos para
desarrollar las actividades esenciales de la vida diaria , alcanzar una mayor autonomía personal y
poder ejercer plenamente sus derechos de ciudadanía”. Además, establece igualmente una vinculación
entre esta situación de dependencia y las personas mayores y con discapacidad.
Asimismo, la Constitución Española, en su artículo 158.1, establece que “en los
Presupuestos Generales del Estado podrá establecerse una asignación a las Comunidades Autónomas en
función del volumen de los servicios y actividades estatales que hayan asumido y de la garantía de un
nivel mínimo en la prestación de los servicios públicos fundamentales en todo el
territorio español.”
A estos efectos, la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas,
considera, en su artículo 15.1º que, son servicios públicos esenciales la educación, la
sanidad y los servicios sociales fundamentales (generales y especializados) y establece en
su párrafo segundo que, “con el fin de cumplir el artículo 158.1 de la Constitución, el Fondo de
Garantía de Servicios Públicos Fundamentales tendrá por objeto garantizar que cada Comunidad recibe, en los
términos fijados por la Ley, los mismos recursos por habitante, ajustados en función de sus necesidades
diferenciales, para financiar los servicios públicos fundamentales, garantizando la cobertura del nivel mínimo de
los servicios fundamentales en todo el territorio. Participarán en la constitución del mismo las Comunidades
Autónomas con un porcentaje de sus tributos cedidos, en términos normativos, y el Estado con su aportación, en
los porcentajes y cuantías que marque la Ley.”
La afirmación realizada viene reforzada por los siguientes argumentos:
-Los servicios que regula el Decreto no son de recepción voluntaria por el
administrado, y, por tanto, se encuentran fuera de la definición legal de precios
públicos, que requiere no solo que el servicio lo preste la Administración, sino que,
además, sea de recepción voluntaria, ex doctrina legal y constitucional antes expuesta.
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-
La Ley 25/1998, de 13 de julio , de modificación del Régimen Legal de las
Tasas Estatales y Locales y de Reordenación de las Prestaciones Patrimoniales
de Carácter Público, restableció la ortodoxia en materia de tasas, redactando de
nuevo el art. 24 de dicha Ley 8/89 , con el siguiente texto: "Tendrán la consideración de
precios públicos las contraprestaciones pecuniarias que se satisfagan por la prestación de servicios o la
realización de actividades efectuadas en régimen de Derecho público cuando, prestándose también tales
servicios o actividades por el sector privado, sean de solicitud voluntaria por parte de los
administrados", y así se redactaron de nuevo el art. 26.1 de la Ley General Tributaria,
el art. 6 de la Ley 8/1989, de 13 de abril, de Tasas y Precios Públicos y los arts. 20
y 24, entre otros, de la Ley 39/1988, de 28 de diciembre, de Haciendas Locales.
-
La Ley 8/1989, de Tasas y Precios Públicos, en su artículo 13 n) prevé la regulación
mediante tasas de aquellas prestaciones de servicios o actividades que se
refieran, afecten o beneficien a personas determinadas o que hayan sido
motivadas por éstas, directa o indirectamente. Literalmente:
“Podrán establecerse tasas por la prestación de servicios o realización de actividades en régimen de Derecho
Público consistentes en :
n) Servicios o actividades en general que se refieran, afecten o beneficien a personas
determinadas o que hayan sido motivados por estas, directa o indirectamente .”
La redacción del artículo determina la obligación de que, en caso que el legislador decida
que los usuarios financien una parte del servicio, su aportación deba establecerse como
tasa y no como precio público y, por tanto, deba someterse al régimen jurídico de la
primera.
Parece evidente, que los servicios que regula el Decreto impugnado están dirigidos a
personas determinadas, pues en su artículo 2 define como usuarios a “mayores y personas con
discapacidad”.
En conclusión, cabe afirmar que el colectivo al que va dirigido este Decreto se
encuentra en una situación de especial necesidad, convirtiéndose los servicios regulados
en él, en factor imprescindible para el normal desarrollo de su vida diaria; además, la
recepción de dichos servicios, como ha afirmado el Tribunal Constitucional, y como ha
expuesto el legislador estatal, no es voluntaria.
La conclusión ineludible que cabe, en consecuencia, extraer, es que la
contraprestación que debe abonarse por la recepción de estos servicios tiene naturaleza
jurídica de tasa y su regulación debe someterse a las exigencias de dicha figura jurídica
(reserva de ley).”.
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Efectivamente, siendo ello así, este error de conceptualización deriva necesariamente en
dos motivos adicionales, concluyentes y determinantes de nulidad, ex artículo 62.2 de la
LRPJAC: VULNERACIÓN DIRECTA de los principios de jerarquía normativa y de
reserva de ley, consagrados constitucional y legalmente.
1.4. Conflicto de normas y vulneración del principio de jerarquía
La potestad originaria para establecer tributos, es decir, la potestad financiera,
corresponde exclusivamente al Estado mediante Ley, tal y como establecen los artículos
149.1.14 y 133.1 de la Constitución Española y el artículo 4.1 de la Ley General Tributaria.
Es, pues, el legislador estatal quien determinará las líneas básicas en materia
tributaria definiendo las figuras impositivas y sus contenidos.
Las Comunidades Autónomas, a su vez, tienen una potestad originaria, pero con la
peculiaridad de que, con el fin de evitar situaciones de desigualdad, debe ser conforme a
las líneas determinadas por el legislador estatal, tal y como establece el artículo 1 de la
Ley General Tributaria:
“Esta ley establece los principios y las normas jurídicas generales del sistema tributario español y será
de aplicación a todas las Administraciones tributarias en virtud y con el alcance que se deriva del
artículo 149.1.1.ª, 8.ª, 14.ª y 18.ª de la Constitución.”
Por tanto, la norma autonómica no puede vulnerar la legislación básica del
Estado dictada al amparo del art. 149.1 CE, y resulta palmario que la LGT, así como la
LTPP de 1989 y su modificación de 1998, que definen los conceptos de tributo, de tasa y de
precio público, son normas estatales básicas al amparo del art. 149.1.14 CE (Hacienda
General) como ha determinado el TC.
Siguiendo nuevamente a la Clínica Jurídica por la Justicia Social:
“El decreto 113/2013 contradice la legislación estatal, que establece claramente en el
artículo 13 n) de la Ley 8/1989, de 13 de abril, de Tasas y Precios Públicos, la regulación
mediante tasas de las contraprestaciones recibidas por los servicios o actividades en general
que se refieran, afecten o beneficien a personas determinadas o que hayan sido
motivados por estas, directa o indirectamente.”
Y no sólo eso: contradice también, tal y como hemos expuesto, la doctrina del Tribunal
Constitucional al respecto de la materia.
Al mismo tiempo, vulnera la propia ley de Tasas valenciana (Decreto
Legislativo 1/2005, de 25 de febrero, del Consell de la Generalitat, por el que se
aprueba el Texto Refundido de la Ley de Tasas de la Generalitat), que estableció en su
artículo 1. “Que los servicios o actividades requeridos sean imprescindibles para la vida privada o social del
solicitante o receptor.”
13
Además, entendemos que existe una vulneración del principio de jerarquía normativa
en el seno del propio ordenamiento de la Comunidad Autónoma puesto que:
a) El decreto 113/2013, en su Disposición Adicional primera, da nueva redacción al
apartado 6 del Anexo del Decreto 227/1991
b) Este último precepto fue redactado por el Texto Refundido de 2005, que es una norma
con rango de ley.
c) Por tanto, se opera una elevación del rango y una preferencia de ley, exigiéndose que
cualquier modificación posterior que afecte al precepto sea hecha por norma capaz de
derogar la redacción fijada por la norma legal de 2005, es decir, por otra norma con
rango de ley.
Por ello, la posterior modificación mediante un decreto de lo que fue disposición
del legislador, vulnera el principio de jerarquía normativa del art. 9.3 CE, haciendo
nula la disposición reglamentaria que incurre en ese vicio. En nuestro caso, esa
disposición es la que pretende configurar como precios públicos las aportaciones por servicios
de dependencia, que no se incluían como tales en el citado Decreto de 1991.
Por lo tanto, si se aprecia dicha nulidad en la modificación del decreto de 1991, por
enmendar a través de una norma reglamentaria (un decreto) lo establecido por una norma con
rango de ley, se proyectaría tal nulidad sobre todo el contenido del Decreto 113/2013, al entrar
a regular como norma reglamentaria una materia que el legislador no había incluido en el
ámbito del decreto de 1991.”.
1.5. Vulneración del principio de reserva de ley.A mayor abundamiento, el error de la Generalitat, al regular como precio público lo que,
sin lugar a dudas, es una tasa, produce como lógica consecuencia una vulneración del
principio de reserva de ley, exigido para la regulación de las tasas.
La Constitución Española, prevé, en su artículo 31.3, que toda prestación patrimonial de
carácter público, debe establecerse con arreglo a la ley.
Por lo tanto, la regulación de los servicios prestados en el Decreto 113/2013 no puede
realizarse mediante norma reglamentaria.
Como señalan los Profesores de la Clínica Jurídica:
“El Consell no puede, por Decreto, regular una materia reservada a la ley, ya que es
el legislador autonómico, y por tanto, Les Corts Valencianes, el órgano habilitado para
llevar a cabo esa tarea.
Por ello, entendemos que el Decreto 113/2013, de 2 de agosto, del Consell, por el que se
establece el régimen y las cuantías de los precios públicos a percibir en el ámbito de los
servicios sociales, es nulo de pleno derecho por haber regulado materias reservadas a la
14
ley, y sin autorización expresa de ésta , tal y como exige el artículo 40.3 de la Ley 5/1983, de
30 de diciembre, del Consell.
Más aun, el Decreto 113/2013 ni siquiera regula los elementos esenciales de la cuantía,
pues deja al arbitrio de la Conselleria el “coste de referencia del servicio”, que es el criterio
básico para calcular el importe de la prestación.”.
A esta omisión y a su imposibilidad de fijar el coste refrenciaal de los servicios por norma
con rango inferior a Decreto del Consell, tal y como se indicó por la Direción General de
Tributos en Informe evacuado e incorporado al expediente (folios 76 y s), nos referiremos más
adelante.
2.- La segunda cuestión que se plantea es LA ARTIFICIOSA DISTINCIÓN
QUE SE REALIZA POR LA ADMINISTRACIÓN DEMANDADA, ANTE UN
MISMO CATÁLOGO DE SERVICIOS, ENTRE USUARIOS DEPENDIENTES,
SUJETOS EN ESTA MATERIA DEL COPAGO, A LA REGULACIÓN DE LA
ORDEN 21/2.012 DE 25 DE OCTUBRE Y LOS USUARIOS NO DEPENDIENTES,
SUJETOS AL DECRETO IMPUGNADO y ello en virtud de la atribución a los
primeros de un derecho subjetivo a la recepción de los servicios de promoción de la
autonomía personal y de atención a la dependencia, derivado de su consagración por la
Ley 39/2.006, que convierte su aportación económica en una “participación”, cuya
naturaleza jurídica unilateralmente atribuida por la Generalitat NO es la de precio
público ni aún menos, por supuesto, la tasa, quedando en el aire su conceptualización,
en tanto que el resto de usuarios no dependientes abonaría un precio público aunque,
en realidad, según hemos argumentado, se trate de una tasa, precisamente por no
ostentar un derecho subjetivo a la recepción de dichos servicios que se halle amparado
por una Ley .
Así el Preámbulo de la Orden 21/2.012 de 25 de octubre, interesa la no aplicación
de la vigente normativa, pendiente de publicación en esa fecha el Decreto impugnado, de
precios públicos de la Generalitat “que no resultan aplicables a estos servicios que forman parte de un
derecho subjetivo de la ciudadanía, tal y como establece el art. 1 de la Ley 39/2.006 de 14 de
diciembre”.
En el mismo sentido se pronuncia la DA 2ª del Decreto 113/013, cuando considera
que la participación económica de los beneficiarios en el coste de los servicios establecidos en
la LPAAD 39/2.006 de 14 de diciembre NO tiene el carácter de precio público.
Si lo que se pretende es la homologación de toda la población potencial o directamente
receptora del Catálogo de Servicios, idéntico para las personas dependientes y no dependientes
(sean mayores/personas con discapacidad), y ello, en atención a dicha finalidad incorporada al
Preámbulo del Decreto de “evitar un tratamiento económico desigual e injustificado entre aquellas personas
que van a recibir idénticos servicios de la Administración competente, aunque por distinto concepto. Asimismo,
por evidentes motivos de igualdad de trato es ineludible poner fin a la suspensión acordada por decreto
103/1.995 de 16 de mayo del Consell…”, la regulación debiera ser idéntica y, en
consecuencia, mediante una tasa, pues constituye, a nuestro juicio una falacia legal,
15
que los usuarios no dependientes no gocen de un derecho subjetivo a la recepción de
idénticos servicios sociales especializados.
Tal derecho subjetivo se encuentra plasmado y recogido en la normativa estatal básica
en materia de discapacidad y asimismo, en la normativa autónomica que la desarrolla.
En consecuencia, tal distinción artificiosa supone un ataque frontal a derechos
fundamentales y libertades públicas, susceptibles de amparo constitucional, art. 14CE y 24CE,
(en su vertiente de proscripción de la indefensión), así como de otros derechos incluídos en
la esfera personal y social consagrados igualmente por la CE en diversos preceptos y
desarrollados, en el ámbito de la protección a las PCD, sean o no dependientes
reconocidos, en el Real Decreto Legislativo 1/2013, de 29 de noviembre, por el que se
aprueba el Texto Refundido de la Ley General de derechos de las personas con discapacidad y
de su inclusión social, del que dimana el reconocimiento de auténticos derechos subjetivos,
pues no hemos de olvidar que como principios de dicha Ley se enumeran en su art. 3 y, por lo
que aquí interesa:El respeto de la dignidad inherente, la autonomía individual, incluida la libertad de tomar
las propias decisiones, y la independencia de las personas ; La no discriminación.; La igualdad de
oportunidades; La normalización; La participación e inclusión plenas y efectivas en la sociedad.
Este último, el de la participación e inclusión social plenas y efectivas, partiendo
del propio concepto legal de “Inclusión social” como “ principio en virtud del cual la sociedad
promueve valores compartidos orientados al bien común y a la cohesión social, permitiendo que todas las
personas con discapacidad tengan las oportunidades y recursos necesarios para participar plenamente
en la vida política, económica, social, educativa, laboral y cultural, y para disfrutar de unas
condiciones de vida en igualdad con los demás”, determina entre otros un derecho a la
atención integral (art. 13 TR)y a la protección social (art. 48-50):
“Artículo 13 Atención integral .1. Se entiende por atención integral los procesos o cualquier otra medida de intervención dirigidos a que
las personas con discapacidad adquieran su máximo nivel de desarrollo y autonomía personal, y a
lograr y mantener su máxima independencia, capacidad física, mental y social, y su inclusión y
participación plena en todos los aspectos de la vida, así como la obtención de un empleo adecuado.
4. Las administraciones públicas velarán por el mantenimiento de unos servicios de atención adecuados,
mediante la coordinación de los recursos y servicios de habilitación y rehabilitación en los ámbitos de la
salud, el empleo, la educación y los servicios sociales, con el fin de garantizar a las personas con
discapacidad una oferta de servicios y programas próxima, en el entorno en el que se desarrolle su vida,
suficiente y diversificada, tanto en zonas rurales como urbanas.
“Artículo 48 Derecho a la protección social
Las personas con discapacidad y sus familias tienen derecho a unos servicios y
prestaciones sociales que atiendan con garantías de suficiencia y sostenibilidad
sus necesidades , dirigidos al desarrollo de su personalidad y su inclusión en la comunidad,
incrementando su calidad de vida y bienestar social.”.
16
Y dicho derecho se dota de contenido en el Artículo 50:
“1. Las personas con discapacidad y sus familias tienen derecho a los servicios sociales de apoyo
familiar, de prevención de deficiencias y de intensificación de discapacidades, de promoción de la
autonomía personal, de información y orientación, de atención domiciliaria, de
residencias, de apoyo en su entorno, servicios residenciales, de actividades
culturales, deportivas, ocupación del ocio y del tiempo libre.
2. Además, y como complemento de las medidas específicamente previstas en esta ley, la legislación
autonómica podrá prever servicios y prestaciones económicas para las personas con discapacidad y sus
familias que se encuentren en situación de necesidad y que carezcan de los recursos indispensables para
hacer frente a la misma.”.
De forma que el copago, tanto dentro como fuera del marco de la LPAAD, impide
imponer como consecuencia directa, la “expulsión social” del usuario/beneficiario, esto es, el
abandono de un recurso que no puede sufragarse pero que, paradójicamente, le resulta
imprescindible y necesario para su “inclusión social”, ésta rectamente interpretada y entendida,
de conformidad con la normativa específica nacional e internacional en materia de
discapacidad.
A mayor abundamiento la Ley 11/2003, de 10 de abril, de la Generalitat, sobre el
Estatuto de las Personas con Discapacidad , determina que:
Artículo 1.- Ámbito objetivo.1. Constituye el objeto primordial de la presente Ley, la regulación de la actuación de las
administraciones públicas valencianas dirigida a la atención y promoción del bienestar y
calidad de vida de las personas con discapacidad, posibilitando su habilitación, rehabilitación
e integración social con el fin de hacer efectivo el derecho a la igualdad reconocido por la
Constitución Española. Se regulan los principios rectores de la actuación de dicha Administración en cuanto a la
prevención de las discapacidades, la ordenación de la tipología de centros y servicios de acción social destinados a las
personas con discapacidad y la fijación del correspondiente régimen de infracciones y sanciones.
2. La presente Ley será de aplicación en todas las actuaciones y servicios que, en el ámbito de las personas con
discapacidad y dentro del territorio de la Comunidad Valenciana, lleven a cabo la Administración de la Generalitat, o
sus entidades autónomas y las empresas de la Generalitat contempladas en la legislación pública valenciana, así como las
corporaciones locales de la Comunidad Valenciana, así como las entidades públicas y privadas que colaboren con ellas.”
“Artículo 3. Reconocimiento y titulares de derechos.-.
1. Serán titulares de los derechos reconocidos en la presente Ley, en los términos previstos en la
misma:
a) Los españoles que padezcan una discapacidad y tengan o adquieran su vecindad administrativa en cualquier
municipio de la Comunidad Valenciana.
b)
Los extranjeros que padeciendo discapacidad, (…)
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2. No obstante, cualquier extranjero que padezca discapacidad será titular de los derechos mencionados en los artículos
31 y 32 y usuario de los servicios recogidos en el artículo 34 de esta Ley.
3. El disfrute de los derechos reconocidos en esta Ley a las personas con discapacidad, con movilidad
reducida o con necesidad de apoyo generalizado por motivo de su discapacidad, requerirá de la correspondiente acreditación
de tales circunstancias, mediante resolución de los órganos administrativos que tengan atribuida la competencia para la
valoración y calificación de las discapacidades.
“Artículo 40. Derechos de las personas con discapacidad usuarias de los centros de atención
diurna y de residencias para personas con discapacidad
Los personas con discapacidad que sean usuarias de centro de atención diurna o de
residencias para personas con discapacidad , con independencia de la titularidad de estos centros, tendrán los
siguientes derechos (…):
f)
A la atención individualizada que demande sus necesidades específicas mediante un tratamiento multidisciplinar.
h) A la asistencia integral en residencias para personas con discapacidad con necesidad de apoyo generalizado y a tener
asignado un médico de atención primaria.
Se entiende por asistencia integral la atención sanitaria, psicológica, formativa, recreativa y socio-familiar similar tendente
a conseguir su bienestar y un adecuado desarrollo personal.
i) A recibir en los centros para personas con discapacidad, las mismas prestaciones sociales, que el resto de los
ciudadanos reciben en su domicilio.
j) A recibir en las residencias para personas con discapacidad, las mismas prestaciones sanitarias, que el resto de los
ciudadanos reciben en su domicilio.
l)
A la continuidad en la prestación de los servicios en las condiciones establecidas legalmente o
q)
Al disfrute secuencializado de la plaza en los recursos más idóneos a las características de la
convenidas.
persona con discapacidad, según su proceso individual de rehabilitación e integración, dentro de los recursos previstos en la
presente Ley.
Los órganos administrativos y las Administraciones Públicas establecerán los mecanismos adecuados de
colaboración y coordinación para velar por los derechos reconocidos en esta Ley a las personas con
discapacidad, padres y familiares (…)”.
Y lo mismo cabe predicar de las personas mayores, que por razón puramente de su
edad, acaban presentando discapacidad física, intelectual o sensorial.
Finalmente, respecto del ámbito de aplicación, esto es, los servicios del catálogo que
quedan afectados por la exacción de los “presuntos” precios públicos, entendemos que
excluídos del copago del Decreto el ámbito de Juventud, por expresa disposición de la DA1ª
del Decreto, sin que hasta la fecha conste en qué consistirá el referido copago.
18
Sin embargo, la cláusula “con medios propios integrantes de la red de servicios
sociales de la Comunidad Valenciana” se muestra tan amplia, que a nuestro juicio, su
correcta intelección y, por ende su anulación, debe quedar determinada a la luz de lo que se
dispone en el resto del articulado, en especial, de lo establecido en las Disposiciones
Adicionales Segunda y Cuarta, a las que por economía procesal nos remitimos.
♣ ARTÍCULO SEGUNDO.- PARTICIPACIÓN Y CAPACIDAD ECONÓMICA.Literalmente comienza estableciendo el art. 2 del Decreto impugnado, en su definitiva
redacción (folio 93) que:
Y asimismo que:
De la referida literalidad del precepto cabe deducir:
1.- Que la cuantía del precio público a satisfacer depende de la “capacidad
económica del usuario”, por tanto, de él en exclusiva y que además dicha capacidad
económica se calculará valorando “su nivel de renta personal”.
2.- Que la Conselleria establece por Decreto las “reglas para valorar” dicha
capacidad económica y por ende, su renta personal, además de añadir un supuesto, en que
también, ex art. 2.3 a)inc 4º (persona con discapacidad que tenga a cargo determinados
familiares con discapacidad reconocida) se tendrá en cuenta la valoración de su patrimonio,
cuya determinación se somete a las reglas del apartado b) de dicho art. 2.3.
Tales deducciones conducen a denunciar la nulidad del precepto por vulneración de
preceptos constitucionales y legales.
Siguiendo, también en este punto, las consideraciones de la Clínica Jurídica:
“La Constitución española es la norma suprema de nuestro ordenamiento jurídico. Tal
y como establece su art. 9, los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a ella.
Pues bien, en el art. 31 CE encontramos el concepto de capacidad económica, que
es un criterio configurado para determinar la contribución de los ciudadanos al gasto público.
Este criterio viene desarrollado por las leyes estatales.
19
En este sentido, en lo relativo a las personas físicas, las leyes que lo definen son
la del Impuesto de la Renta de las Personas Físicas, la del Impuesto sobre el
Patrimonio y la del Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones.
El principio de capacidad económica obliga al legislador a estructurar un sistema
tributario en el que la participación de los ciudadanos en el sostenimiento de las cargas públicas
se establezca de acuerdo con dicha capacidad económica, concebida como la titularidad de un
patrimonio, la percepción de una renta o la obtención de ganancias mediante el tráfico de
bienes. Sin embargo, estos elementos ya vienen establecidos por las leyes anteriormente
citadas, que son las que delimitan los requisitos de la capacidad económica de las personas,
razón por la cual, un Decreto autonómico como el que es objeto de impugnación no puede dar
una definición de capacidad económica distinta de la que establecen las leyes estatales.
Según el principio de jerarquía normativa, una norma autonómica no pude vulnerar la
legislación básica del Estado, dictada al amparo del art. 149.1 de la Constitución, y de la Ley
General Tributaria. Pero este principio no se vulnera sólo por una cuestión de competencia territorial, sino que
al redefinirse mediante un Decreto una capacidad económica ya definida en normas con rango de ley, opera ipso
iure el principio de preferencia de ley, de manera que no puede un reglamento contradecir ni dar definición
diferente de la fijada en la Ley.
De hecho, si observamos cualquier reglamento aprobado por las Administraciones
Públicas, nos encontramos con que todos ellos recogen la definición de las leyes estatales
cuando regulan aspectos que requieren la concurrencia de la capacidad económica. En todos
esos casos el Ejecutivo sí es consciente de que dicha definición no puede ser diferente de la
que determinan las Leyes estatales. Así ocurre, por ejemplo, con cualquier convocatoria de
becas, ayudas, subvenciones públicas, adjudicaciones de VPO, etc.”.
Partiendo pues, de que el legislador autonómico tiene vetado “construir ad hoc” su
propio concepto de capacidad económica, so pena de nulidad ex art. 62.2 LRJPAC, debemos
precisar lo siguiente en relación a las reglas de valoración “perpetradas” por el art. 2.3 del
Decreto: se aprecia una evidente QUIEBRA DE LA PROSCRIPCIÓN DE LA
ARBITRARIEDAD DE LOS PODERES PÚBLICOS (ART. 9 DE LA CE).
Establece el art. 2.3 que para valorar la capacidad económica:
20
Sin embargo:
A.- NO SE CONCRETA que instrumento se utilizará para la valoración de la
renta del usuario, que no puede ser otro que la declaración de IRPF del ejercicio
anterior a la exacción del (erróneamente) considerado precio público.
Sobre este particular y los riesgos de incurrir en arbitrariedad, se ha pronunciado la
Sentencia 514/05 de 15 de Julio, dictada por el TSJ del País Vasco, en los siguientes
términos:
“(…)Sin embargo, y dado que el Decreto Foral no ofrece una noción propia de lo que sea rendimiento neto en
su artículo 6º, y dispone en cambio que, «como norma general se utilizará para la valoración de la
renta del usuario o de la unidad de convivencia de la que este forme parte la última o últimas
declaraciones del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas realizadas a la fecha de
presentación de la solicitud del servicio,.. .», la Administración hace una adaptación arbitraria y de mera
conveniencia de las reglas sustantivas que determinan el concepto de rendimiento neto en la lógica del impuesto, pues, como
se ve, admite los gastos fiscalmente deducibles del artículo 18 solo hasta cierto punto, y rechaza de plano la bonificación del
artículo 19 bajo el argumento de que una declaración que los tome en cuenta no refleja fielmente la situación financiera de
al hora de calcular el precio público. Tal modo de razonar choca sin embargo con otros de igual o mayor rotundidad pues,
como defienden los recurrentes, tampoco un ingreso obtenido del trabajo del que no se descuente la retención en la fuente
refleja la verdadera disponibilidad de recursos dinerarios con los que cuente el sujeto pasivo a la hora de afrontar el precio
público, y no por ello, como hemos visto, cabe apartarse del esquema fiscal al que la Administración autora de la norma se
ha vinculado cuando trata de determinar rendimientos netos.
En cuanto a la otra razón que se ofrece en tales informes para prescindir de modo unilateral y por vía interpretativa del
concepto fiscal de rendimiento neto del trabajo, tampoco resulta sólida, pues si el interesado ha eludido sus deberes
tributarios, la opción normativa es la de aplicar el Precio Público máximo, y si la ausencia de declaración fiscal
viene legalmente justificada por situarse los ingresos por debajo del umbral de exención, nada
impide considerar los mismos criterios para obtener el neto, sin que en ningún caso pueda
quedar al arbitrio administrativo definirlos caso por caso. La cuestión es que no cabe identificar la renta
anual neta del artículo 6.1, o la mensual per cápita del 6.2, con «los ingresos obtenidos por trabajo desarrollado por
cuenta propia o ajena», ni directamente con las pensiones de cualquier tipo, pues el Decreto Foral obliga a determinar un
concepto secundario y derivado que es el del rendimiento neto obtenido de tales ingresos, indicativo de «posibilidades
económicas reales» y esa deducción no puede ser obviada o simplemente minimizada a la hora de la gestión de las
disposiciones aplicables.
Procede por ello la estimación del recurso en este último extremo (…)”.
B.- SE VULNERA NUEVAMENTE el principio de reserva de ley y de jerarquía
normativa, creando ad hoc una regulación distinta por norma de rango inferior:
Dispone el art. 1 de la Ley de IRPF 36/2.005:
“1. Constituye el hecho imponible la obtención de renta por el contribuyente.
2. Componen la renta del contribuyente: a) Los rendimientos del trabajo. b) Los rendimientos del capital. c) Los
rendimientos de las actividades económicas. d) Las ganancias y pérdidas patrimoniales. e) Las imputaciones de renta que
se establezcan por ley.”
21
Igualmente el artículo 7 del citado cuerpo legal establece:
“Artículo 7 Rentas exentas.Estarán exentas las siguientes rentas:
f) Las prestaciones reconocidas al contribuyente por la Seguridad Social o por las entidades que la sustituyan como
consecuencia de incapacidad permanente absoluta o gran invalidez Asimismo, las prestaciones reconocidas a
los profesionales no integrados en el régimen especial de la Seguridad Social de los trabajadores por cuenta propia o
autónomos por las mutualidades de previsión social que actúen como alternativas al régimen especial de la Seguridad
Social mencionado, siempre que se trate de prestaciones en situaciones idénticas a las previstas para la incapacidad
permanente absoluta o gran invalidez de la Seguridad Social. (…).
g) Las pensiones por inutilidad o incapacidad permanente del régimen de clases pasivas , siempre que
la lesión o enfermedad que hubiera sido causa de aquéllas inhabilitara por completo al perceptor de la pensión para toda
profesión u oficio.
h) Las prestaciones familiares reguladas en el Capítulo IX del Título II del texto refundido de
la Ley General de la Seguridad Social, aprobado por el Real Decreto Legislativo 1/1994, de 20
de junio, y las pensiones y los haberes pasivos de orfandad y a favor de nietos y hermanos,
menores de veintidós años o incapacitados para todo trabajo, percibidos de los regímenes
públicos de la Seguridad Social y clases pasivas . Asimismo, las prestaciones reconocidas a los profesionales
no integrados en el régimen especial de la Seguridad Social de los trabajadores por cuenta propia o autónomos por las
mutualidades de previsión social que actúen como alternativas al régimen especial de la Seguridad Social mencionado,
siempre que se trate de prestaciones en situaciones idénticas a las previstas en el párrafo anterior por la Seguridad Social
para los profesionales integrados en dicho régimen especial. (…)
Igualmente estarán exentas las demás prestaciones públicas por nacimiento, parto o adopción
múltiple, adopción, hijos a cargo y orfandad. (…)
i) Las prestaciones económicas percibidas de instituciones públicas con motivo del
acogimiento de personas con discapacidad, mayores de 65 años o menores, sea en la
modalidad simple, permanente o preadoptivo o las equivalentes previstas en los ordenamientos
de las Comunidades Autónomas, incluido el acogimiento en la ejecución de la medida judicial de convivencia del
menor con persona o familia previsto en la Ley Orgánica 5/2000, de 12 de enero, reguladora de la responsabilidad penal
de los menores.
Igualmente estarán exentas las ayudas económicas otorgadas por instituciones públicas a personas
con discapacidad con un grado de minusvalía igual o superior al 65 por ciento o mayores de 65
años para financiar su estancia en residencias o centros de día, siempre que el resto de sus rentas no
excedan del doble del indicador público de renta de efectos múltiples.
Por su parte el art. 11 dispone:
“Artículo 11 Individualización de rentas
1. La renta se entenderá obtenida por los contribuyentes en función del origen o fuente de aquélla, cualquiera que
sea, en su caso, el régimen económico del matrimonio.”.
22
Y finalmente el TÍTULO V de la Ley, bajo la rúbrica “Adecuación del impuesto a las circunstancias
personales y familiares del contribuyente”, se inicia con la siguiente disposición:
“Artículo 56 Mínimo personal y familiar
1. El mínimo personal y familiar constituye la parte de la base liquidable que, por destinarse a
satisfacer las necesidades básicas personales y familiares del contribuyente, no se somete a
tributación por este Impuesto.
3. El mínimo personal y familiar será el resultado de sumar el mínimo del contribuyente y los
mínimos por descendientes, ascendientes y discapacidad a que se refieren los artículos 57, 58,
59 y 60 de esta Ley , incrementados o disminuidos a efectos de cálculo del gravamen autonómico en los importes que, de
acuerdo con lo establecido en la Ley 22/2009, por el que se regula el sistema de financiación de las Comunidades
Autónomas de régimen común y Ciudades con Estatuto de Autonomía, hayan sido aprobados por la Comunidad
Autónoma.(…)”.
Poniendo en relación los preceptos citados con la redacción final del Decreto resulta:
1.- Que la renta se predica “del contribuyente” y no de la unidad familiar, por lo
que, la capacidad económica que debe valorarse es única y exclusivamente la del usuario, sin
introducir combinaciones con elementos exógenos/ajenos como los ingresos de la unidad
familiar, por lo que, la regla del art.2 pár. 1º (“capacidad económica del usuario”), queda en una
mera declaración, a la vista de las reglas de determinación del párrafo 3º.
Esta circunstancia fue subrayada por el Sindicato UGT (folio 67), en sus alegaciones al
Borrador.
2.- Por otra parte, el principio de individualización de la Ley, obliga a no
distinguir según sea el régimen económico matrimonial del contribuyente/perceptor
de la renta, a diferencia de lo establecido en el 2º inciso del art. 2.3 a) del decreto.
Además, como ya manifestó el CERMI-CV en su escrito de alegaciones este inciso
supone otra diferenciación no justificada que podría conducir a situaciones
discriminatorias (art. 14CE), habida cuenta que el nivel de renta personal, caso de tratarse
de persona con discapacidad casada, se calcula en función de su régimen económico
matrimonial, de suerte que si el matrimonio se rige por el régimen de gananciales (la mayoría) o
de participación o cuando se presente conjuntamente la declaración del IRPF, se entenderá
como renta personal “ la mitad de la suma de los ingresos de ambos miembros de la pareja”.
Ello significa, por un lado, que se excluye a las parejas no casadas que pueden haber
establecido un sistema de comunidad de bienes (similar a la ganancialidad) y por otro, que
también se excluye a quienes están en separación de bienes (régimen que ahora rige por
defecto en los matrimonios contraídos en la Comunidad Valenciana) y declaran IRPF por
separado, de manera que, las personas con discapacidad casadas en
gananciales/participación, ven aumentada ficticiamente su renta personal en
comparación con quienes están casadas en separación de bienes ; de este modo se les
23
obliga, para no resultar perjudicadas por el cómputo ni ser tratadas desigualmente, a otorgar
capitulaciones matrimoniales ante Notario, teniendo que disolver y, en su caso liquidar el
régimen de gananciales /participación, con el consiguiente dispendio económico.
3.- Que en el cálculo de la capacidad económica del beneficiario y, en
consecuencia, en la valoración de su renta personal, se deben seguir las normas tributarias
legalmente establecidas y ello obliga a considerar:
- que no es posible imputar rentas mediante el decreto, pues tal imputación solo opera
si la dispone una norma con rango de Ley, por lo que no cabe atribuir al hijo-a con
discapacidad la pensión “de ayuda familiar por hijo a cargo” que perciba su familiar, quien
ostenta la condición frente a la Entidad Gestora de beneficiario, además de que con tal
actuación se desnaturaliza la prestación, concebida para asistir a las familias, con la finalidad de
coadyuvar en la atención y cuidado de las personas con discapacidad reconocida superior al
65% que en ellas se integran, sin perjuicio de que tal prestación, aun considerándose renta, se
estima, como otras (IPT, IPA, GI), exenta de tributación, precisamente, por su naturaleza y
finalidad/destino.
-que la capacidad económica, tal y como la regula la LIRPF, admite modulaciones para
adecuarla a las circunstancias personales y familiares del contribuyente, lo que implica el respeto de un
mínimo personal y familiar con una cuantía concreta anual, que tiene la consideración de “renta
mínima de subsistencia”, dirigida “ a satisfacer las necesidades básicas personales y familiares
del contribuyente” y en la que se tiene en cuenta, ampliando dicho mínimo, el factor de la
discapacidad y de la mayor edad (ascendientes_personas mayores a cargo), que no se somete a
tributación por este Impuesto.
Por tanto, si la AEAT no computa renta en aplicación de la Ley, por entender que una
familia con esas circunstancias necesita un renta mínima de subsistencia mayor, ampliable
adicionalmente por el concepto de “gastos asistenciales”, no se entiende que un Decreto pueda
tácitamente derogar o ignorar la observancia de esos mínimos.
En esta línea, ya se venían pronunciando las Salas de lo Contencioso, incluso con la redacción
legal anterior; por todas:
Tribunal Superior de Justicia de Murcia, (Sala de lo Contencioso-Administrativo,
Sección2ª)
Sentencia núm. 258-2003 de 16 abril
“(…)FJ2º.-La regulación del Impuesto aplicado, por su marcado carácter personalista y
subjetivo dentro del sistema, ejerce fines proteccionistas mediante mecanismos liberatorios de
carga tributaria, tanto en cuanto a las situaciones de minusvalía del interesado, como respecto
a quienes tienen a su cuidado a personas con minusvalía o que precisan ayuda y cobijo por su
edad, además del componente de protección a la familia, que también con ellas se
cumplimenta y que constituye un objetivo a nivel constitucional, de necesaria plasmación en
mecanismos de derecho positivo. En el plano positivo, el art. 9 de la Ley 18/1991 ( RCL 1991, 2388) ,
dedicado a contemplar en cada uno de sus apartados los tipos de rentas exentas, contiene toda una serie de supuestos, entre
ellos los mencionados en sus apartados b) y l), que son objeto de interpretación en este supuesto. Con carácter previo merece
24
destacarse que la propia mención del art. 9 comienza –atendiendo al objeto del impuesto (la renta) y no al sujeto que la
genera– estableciendo: «Estarán exentas las siguientes rentas: «Son pues, las rentas las que son objeto de especial
consideración tributaria y liberación de la carga que deberían soportar si no proviniesen de las circunstancias generadoras
mencionadas a continuación, lo que revela que si bien su esencia está en la condición de quien la genera, el hecho de que la
perciba la persona a su cuidado con destino a la misma finalidad que la origina no altera en absoluto su naturaleza, como
sucede por ejemplo con la exención de las anualidades por alimentos en virtud de decisión judicial, que generan los hijos a
su favor y percibe el progenitor a su cuidado. Por lo que afecta al supuesto que aquí nos ocupa, las prestaciones por hijo a
su cargo afectado por minusvalía, el apartado b) del art. 9 dispone la exención de «las prestaciones reconocidas al sujeto
pasivo por la Seguridad Social o por las entidades que la sustituyan como consecuencia de incapacidad permanente
absoluta o gran invalidez», y a su vez el apartado l) del mismo art. establece la exención de «las cantidades percibidas de
instituciones públicas con motivo del acogimiento de personas con minusvalía o mayores de 65 años». Finalmente, el art.
25, entre los rendimientos de trabajo computables, menciona expresamente como tales en su apartado h) «las ayudas o
subsidios familiares y las becas, sin perjuicio de lo dispuesto en al art. 9 de esta Ley, es decir, exclusión hecha de las
referidas en los apartados b) y l) ya citados y del apartado j) del mismo art. 9, por lo que dicha integración no es la regla
general en lo que se refiere a la integración de las ayudas familiares, sino por el contrario la excepción a las exenciones
previstas en el art. 9, precisamente porque no son propiamente rendimientos de trabajo, sino prestaciones complementarlas
que a efectos tributarios –cuando se sujetan– se consideran como si lo fueran. Toda la redacción del precepto
pone de manifiesto que el espíritu del legislador tiende a la protección más amplia posible de
las situaciones de minusvalía y desvalimiento en general, liberando de tributación las
prestaciones que se perciben por este concepto dado el cometido o finalidad que satisfacen, al
margen de que el titular sea un sujeto pasivo aquejado de minusvalía o quien preste el auxilio y
acogimiento en su significado social al minusválido o mayor que por su edad ya precisa de
atención y cuidados. El término acogimiento se aparta aquí del técnico y estricto significado que posee en el Código
Civil ( LEG 1889, 27) para significar cobijo, acomodo y ayuda en el seno de la familia al minusválido o mayor como
un miembro más que se integra en ella, lo que en lugar de restringir la exención a los miembros que tradicionalmente han
configurado el concepto de familia, se amplia ensanchando la exención a todos quienes en función de la libre decisión y
voluntad de sus componentes acogen quizá a familiares no tan allegados pero en ocasiones solos, desvalidos o entrañables,
prestándoles en el seno familiar su apoyo y dedicación. Ante tal expansión de la exención más allá del núcleo familiar
tradicional, resultaría absurdo entender que no incluye las prestaciones originadas por los miembros del núcleo mas
estrictamente tradicional como lo son las de los hijos aunque sean percibidas por los padres a su cuidado y precisamente
para este fin. Parece contrario al principio de equidad liberar de tributación las prestaciones percibidas por el acogimiento
de personas minusválidas y mayores de 65 años y excluir de dicha consideración la misma percepción si se percibe por un
hijo a su cuidado, sin que dicha prestación –de algún modo compensatoria de la disminución o incapacitación que
comporta para la obtención de rentas del minusválido– pueda ser equiparada a las demás ayudas familiares de carácter
únicamente social (como lo sor cierto tipo de becas y otras ayudas similares del art. 25 h) no basadas en una situación
previa de desvalimiento e incapacidad para la obtención de rentas de trabajo. Su consideración y especial
protección es más marcada, ya que obedece tanto a fines de protección familiar propiamente
dichos como de protección especifica de las minusvalías y todas sus consecuencias. Sería
además absurdo que conforme a los estrictos términos del apartado b) del art. 9 de la Ley,
quedasen liberadas de tributación las prestaciones percibidas por el propio sujeto pasivo
aquejado de minusvalía, y sujetas en el caso de que las perciba el padre o madre por estar a su
cuidado, circunstancia indicativa de mayor desvalimiento sea por edad o por grado de
minusvalía. Por el contrario, el esfuerzo personal y económico que comporta desarrollar este
especial cuidado, seria una razón suplementaria para liberar la carga tributaria de la prestación
económica, que tan sólo le ayuda a sobrellevar un esfuerzo humano que abarca todos los
planos, colabora a la cohesión e integración dentro de la sociedad de los individuos más
necesitados de amparo y protección y libera de una especial problemática al tejido social. Todo
lo expuesto deja en evidencia que el espíritu de la norma tributaria en estos supuestos es
otorgar el máximo nivel de protección posible a la familia cuando alguno de los hijos se halla
afectado por una incapacidad o minusvalía que no sólo genera mayores gastos familiares, sino
que además impide –y por ello el Estado devenga la prestación– una imposibilidad de que el
hijo por sí mismo los pueda sufragar, al margen del esfuerzo impagable de quien presta su
25
cuidado. Cualquier otra conclusión haciendo pesar sobre esta situación la carga tributaria que
soportaría un contribuyente capaz de generar rendimientos de trabaje no afectado por
minusvalía, quiebra por su esencia los principios de igualdad y justicia tributaria base del
sistema. Así, pues, y por lo que se refiere a la controversia suscitada en este litigio, puede concluirse que el espíritu del
legislador al elaborar los supuestos de exención descritos en el art. 9, no ha sido dejar fuera de su ámbito las prestaciones
que por razón de minusvalía de sus hijos perciben los padres con ellos a su cuidado, por lo que la interpretación
restringida sustentada por la Administración, que huye de espíritu proteccionista que inspira el
conjunto de todas las situaciones contempladas en él utilizando el análisis separado y estricto de cada
apartado, únicamente da como resultado un ejercicio de técnica interpretativa –más de ruptura que de coherencia en el
contenido del precepto– que al alejarse de la esencia y sentido de la norma a la que aplicativamente debe ayudar y servir,
queda vacío o resulta distorsivo en su conclusión de los principios de equidad y justicia
tributaria que informaron el espíritu de la norma a interpretar.”.
Nada aclara a este respecto el expediente administrativo aportado, que en sus folios 2
al 12, incorpora una “suerte de Memoria Económica”, en la que se pretende justificar, que con
los parámetros de cálculo antes combatidos, o al menos eso se sobreentiende, el 86% de los
usuarios (tabla 2, folio 8) tiene una capacidad económica inferior a 2 veces el IPREM (532,50€
en 2.013), por lo que el porcentaje de usuarios que “copaguen”, será poco menos que residual,
si bien no alcanzamos a entender dicha conclusión, habida cuenta que: 1.- Según las tablas 14 y 5, el número de personas atendidas no dependientes es de 5.320 (folios 7, 11 y 12),
en tanto según la tabla 2 (folio 8), que justifica el referido porcentaje, el número asciende a
45.461 personas. 2.- No hay una sola mención en los 10 folios de que consta la Memoria
que explique cómo se va a valorar esa capacidad económica: renta y patrimonio.
Finalmente, resta por repasar la dicción literal del último apartado del precepto,
referido al CONCEPTO PATRIMONIO y A SU CUANTIFICACIÓN, respecto del que
denunciamos vicio de nulidad insubsanable, de conformidad con lo Informado por la Clínica
Jurídica por la Justicia Social:
“(…)NULIDAD (ARTS. 2.4 )POR VULNERACIÓN DEL PRINCIPIO DE
IGUALDAD ANTE LA LEY Y NO DISCRIMINACIÓN.(14 CE)
ART.2.4 113/2013 . “La capacidad económica final del solicitante será la correspondiente a su renta,
modificada al alza por la suma de un 5 por ciento del valor del patrimonio neto que supere el mínimo exento
para la realización de la declaración del Impuesto sobre el Patrimonio, a partir de los 65 años de edad; de un 3
por ciento, de los 35 a los 65 años; y de un 1 por ciento, los menores de 35 años.”.
El legislador imputa, a un mismo supuesto de hecho (mismo patrimonio) una
consecuencia jurídica distinta, es decir, a un mismo patrimonio, imputa una capacidad
económica diferente, careciendo de justificación objetiva para ello, puesto que el
criterio utilizado es la EDAD, atentando así contra el artículo 14 CE “los españoles son iguales
ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión o
cualquier otra condición o circunstancia personal o social”; no pudiendo ser la edad un factor utilizable
para tal fin.
26
Es constante doctrina del Tribunal Constitucional, reiterada en las SSTC 1/2001, de 15 de
enero, y 47/2001, de 15 de febrero, que el principio de igualdad en la Ley reconocido en el art.
14 CE, «impone al legislador el deber de dispensar un mismo tratamiento a quienes se encuentran en
situaciones jurídicas iguales, con prohibición de toda desigualdad que, desde el punto de vista de la finalidad de
la norma cuestionada, carezca de justificación objetiva y razonable o resulte desproporcionada en relación
condicha justificación». (Con idéntica orientación, las SSTC 134/1996, de 22 de julio; 214/1994, de
14 de julio; 117/1998, de 2 de junio; 46/1999, de 22 de marzo.)
El TC ha puesto de relieve reiteradamente que el derecho a la igualdad incluye no sólo la
igualdad ante la ley, sino también la igualdad en la aplicación de la ley. En este sentido, un
mismo órgano no puede modificar arbitrariamente el sentido de sus decisiones en casos
sustancialmente iguales, y, cuando considere que debe apartarse de sus precedentes, deberá
ofrecer una fundamentación razonable para ello.
En el ámbito tributario es frecuente considerar que el principio de igualdad se traduce
en forma de capacidad contributiva, en el sentido de que situaciones económicamente
iguales sean tratadas de la misma manera. Sin embargo, ello no significa que el
principio de igualdad tributaria agote su contenido con el de capacidad económica
(STC 8/1986, de 14 de enero); entre otros motivos porque, como señaló el TC, las
discriminaciones no son arbitrarias cuando se establecen en función de un principio
amparado por el ordenamiento.
EN CONCLUSIÓN:
El principio de igualdad en el ámbito tributario se traduce en el respeto al principio de
capacidad económica, de forma que situaciones económicamente iguales deben ser
tratadas de la misma manera; salvo que concurran otros fines o circunstancias amparados
en principios constitucionales que justifiquen el trato desigual, lo que no es el caso con el
criterio de edad, sino más bien al contrario, según art. 50 CE.
La Ley “de Dependencia” 39/2.006, en su Exposición de Motivos, cita literalmente una parte
de las conclusiones del informe que realizó la Subcomisión sobre el estudio de la situación
actual de la discapacidad, de 13 de diciembre de 2003, que son las siguientes:
- "diversos estudios ponen de manifiesto la clara correlación existente entre la
edad y las situaciones de discapacidad, como muestra el hecho de que más del
32% de las personas mayores de 65 años tengan algún tipo de discapacidad,
mientras que este porcentaje se reduce a un 5% para el resto de la población"
- "La prevalencia de las situaciones de discapacidad está claramente relacionada
con la edad. Más del 32 por ciento de las personas mayores de 65 años tienen
alguna discapacidad, mientras que las personas menores de 65 años la
proporción de personas con discapacidad no llega al 5 por ciento".
27
♣ ARTÍCULO TERCERO.- DETERMINACIÓN DE LA CUANTÍA DE LA
PARTICIPACIÓN DE LOS USUARIOS EN EL COSTE DE LOS DIFERENTES
SERVICIOS.No admite discusión que tanto los tributos denominados Tasas como los Precios
Públicos, cuando se aplican a la prestación de servicios o a la realización de actividades, se
rigen o por el principio de equivalencia, en virtud del cual la exacción tiende a cubrir el coste
del servicio (siempre en relación al total recaudado por la tasa/coste del servicio), o por el de
cobertura mínima, respectivamente, –artículos 7 y 25 de la Ley 8/1989, de 13 de abril ( RCL
1989, 835).
Por tanto, el coste del servicio se nos muestra como elemento esencial y punto
de partida para determinar el importe que será objeto de exacción administrativaaportación, que, en nuestro caso, viene determinada en los apdos. 1.2.4.5 de este artículo 3,
de acuerdo al coste del servicio y la capacidad económica del contribuyente.
Sin embargo, esta esencialidad no ha sido considerada en la tramitación del Decreto,
habida cuenta la imprecisión con la que se trata el concepto y la cuantía, a la vista de los folios
10 y 11:
Folio 10:
Nos preguntamos ¿Cómo se calcula un “importe medio” sobre las “tablas anteriores”
en las que hay un desfase de 40.000personas atendidas?¿ Cuál es la reducción aplicada sobre la
capacidad económica media? ¿Cómo se ha calculado la capacidad económica y, a partir de la
misma, la capacidad económica media?.
La conclusión, en fin, es que en la redacción última del Decreto, NO se establece en
el coste del servicio ni se dan criterios objetivos y razonados para determinarlo.
28
Tal y como se explica desde la Clínica Jurídica de la Universidad:
“Los precios públicos se diferencian de las tasas tal y como las define el art. 26 de la Ley
General Tributaria, por el criterio de la voluntariedad en la solicitud de la prestación y por la
posibilidad de ser prestado por el sector privado; pero aunque los precios públicos no son
tributos, no por eso dejan de ser en todo caso una prestación patrimonial pública cuyos
elementos esenciales deben ser fijados por Ley al estar incluidos en el ámbito del art.
31.3 C.E. Por lo tanto, la doctrina del Tribunal Constitucional sobre la reserva de ley
(SSTC 27/1981, 37/1981, 83/1984 y 19/1987) es también aplicable al precio público
legalmente configurado como tal, cuando por la no voluntariedad del servicio o la no
oferta privada deba entenderse coactivo en el sentido de la jurisprudencia
constitucional, como es el caso de la aportación por usuarios no dependientes.
Es cierto que, como hemos reiterado, la cuantía, a la que se refiere este precepto,
constituye un elemento esencial de toda prestación patrimonial con lo que su fijación y
modificación debe ser regulada por ley. Ello no significa, sin embargo, que siempre y en todo
caso la ley deba precisar de forma directa e inmediata todos los elementos determinantes de la
cuantía; la reserva establecida en el art. 31.3 C.E. no excluye la posibilidad de que la ley pueda
contener remisiones a normas infraordenadas, siempre que tales remisiones no provoquen, por
su indeterminación, una degradación de la reserva formulada por la Constitución en favor del
legislador (STC 19/1987).”.
Dicho lo anterior, y a pesar de su mención en la redacción final del Decreto 113/013,
hasta el 31/01/014 no ha sido publicado el coste referencial por la DG competente para
los servicios del Catálogo del SAAD, haciéndolo incluso en ausencia de su determinación
por el Reglamento estatal, pendiente de tramitación y posterior publicación en BOE, por lo
que, los usuarios desconocen cuál ha sido el coste que la Resolución individual notificada ha
considerado en su caso concreto, lo que, unido al cálculo unilateralmente impuesto e
inmotivado de su capacidad económica, les impide cuantificar, su real “copago” al servicio.
Y ello sin contar con que el instrumento de publicación de los costes referenciales
empleado (una Resolución de fecha 9/12/013) es inidóneo, como ya advirtió la Dirección
General de Tributos en su Informe, tal y como expondremos más adelante.
Una vez abordada la cuestión de la ausencia de coste referencial, hemos de hacer las
siguientes consideraciones sobre el precepto, en el que se opta, por utilizar unas
fórmulas matemáticas, que según motiva la Dirección General de Discapacidad, al Folio 9
del expediente:
29
Del examen de las mismas cabe llamar la atención de la Sala y denunciar expresamente que:
1.- Respecto al servicio de atención residencial/ Centros de Día-Noche, la interpretación
sistemática de los arts. 27 a 30 de la Orden 21/012, ahora reproducidos en este artículo 3 del
Decreto impugnado, revela que no se respetan los criterios de equidad en la
progresividad para fijar la participación económica de la persona beneficiaria, lo que,
además de discriminatorio, con expresa invocación del art. 14CE, puede constituir
indicio de confiscatoriedad, contrariando principios legales indubitados de derecho
tributario. Así, no se puede entender que un servicio combinado de centro de día y noche
tenga garantizado (no se “copague”) como mínimo el IPREM, mientras que en el de atención
residencial, según el apdo 1º, no se tenga garantizado ese mínimo, por cuanto supone un
agravio de las personas que están siendo atendidas de una manera integral desde un servicio
residencial respecto de aquellas que están recibiendo ese servicio integral a través de centro de
día y de noche. Incluso se va más allá pues muy al contrario, al usuario de atención
residencial, se le impone automáticamente un reconocimiento de deuda si no llega a
cubrir en su totalidad su participación en el coste del servicio.
Téngase en cuenta que en el servicio de atención residencial la aportación se sustancia
en una simple sustracción: capacidad económica, calculada conforme a “normas contra
ley”– porcentaje (del 19-25% del IPREM= de 101€ a 126€/mes en 2.013) para gastos
personales (farmacéuticos, médicos, ortoprotésicos, vestido, calzado, ocio…)
En consecuencia, esta situación no responde a criterios de equidad y genera
desigualdades entre usuarios de un tipo de servicio y otro cuando la finalidad es la misma, es
decir, cubrir las necesidades de la persona a lo largo de todo el día.
2.- Servicio de Teleasistencia: (apdo 3): “Cuando se trate de un servicio de teleasistencia, la persona
usuaria participará según su capacidad económica de acuerdo con los siguientes intervalos: si su capacidad económica es
entre el IPREM y el 1,5 del IPREM mensual, participará en el 50 por ciento; si su capacidad económica es superior al
1,5 del IPREM la participación será del 90 por ciento; si la capacidad económica es inferior a 1 del IPREM mensual no
participará en el coste del servicio.”
Esto es, por un euro más, se pasa de pagar 0% al 50% o del 50% al 90% (error per
saltum).
La propia Ley General Tributaria (art. 56.3) establece un mecanismo para evitar un
incremento excesivo, y que por tanto, resulta desproporcionado y contrario a la capacidad
económica de la cuota. “La cuota íntegra deberá reducirse de oficio cuando de la aplicación de los tipos de
gravamen resulte que a un incremento de la base corresponde una porción de cuota superior a dicho incremento.
La reducción deberá comprender al menos dicho exceso.”
Consideramos pues que, con la aplicación de las fórmulas previstas por el Decreto,
resulta que la cobertura del precio del servicio, se hace a costa de la
despatrimonialización de los usuarios, especialmente de aquéllos, cuyas rentas son
bajas o exiguas.
30
Tal afirmación, vertida ya en el anuncio de nuestro recurso, ha sido confirmada por la
realidad de los hechos.
A pesar de hallarse subiudice la validez del Decreto, la Conselleria ha procedido a
notificar Resoluciones de copago a los usuarios, siendo su resultado el tristemente esperado
por el tejido asociativo de mayores y discapacidad (también de dependencia, bajo el paraguas
de la Orden 21/012 de 25 de octubre).
Así y siendo imposible desgranar la casuística, al haberse notificado, según fuentes de la
propia Conselleria del mes de enero de 2.014, un total aproximado de 8.000 Resoluciones, se
acompañan como DOCUMENTOS UNO A TRES, Resoluciones individuales y artículo
publicado en prensa (Diario Levante de fecha 13/02/014), relativos a este particular.
Así (DOC. UNO) en un servicio residencial o de vivienda tutelada un usuario con una
capacidad económica, calculada por la suma de sus rentas ex art. 2 del RD, de 550€ (incluída la
revisión al alza por la suma del porcentaje correspondiente por el patrimonio), escasamente
superior al IPREM, (532’51€/mes para 2.013), la fórmula de cálculo determinaría una
participación en el coste del servicio de 449€, restando para gastos personales, de ocio,
farmacéuticos/ortoprotésicos, únicamente 101€ (19% del IPREM mensual, cuantía mínima
para gastos personales), pudiendo incrementarse ésta cantidad en atención a la edad y mayores
necesidades en un 25% (126€).
En otro supuesto (DOC. DOS) de usuario de atención residencial y centro
ocupacional, los ingresos anuales derivados de la suma de las pensiones de orfandad completa
y ayuda familiar por hijo a cargo, ambas abonadas por el INSS , ascienden a 13.804,44€
anuales, imponiéndosele en la Resolución una aportación anual total de 13.606,30€, gastos de
transporte al centro ocupacional incluídos (972€), lo que supone un mínimo vital mensual de
16,50€, razón por la cual su tutor, citado en el artículo de prensa, ha instado ante los Juzgados
de Alzira el oportuno incidente de excusa, a fin de que pase a ser tutelado por la
Administración, al no poder desempeñar su cargo tutelar “con dignidad”.
Otro de los supuestos, (DOC 3), (DT Bienestar Social de Alicante), exige al usuario un
copago de 1.890€, sobre un total de ingresos/patrimonio calculado por las trabajadoras
sociales del Centro Residencial de 2.096€, con lo que el total mensual para hacer frente al
copago farmaceútico, sanitario, gastos personales, ropa, calzado, ocio…quedaría reducido a
206€.
Como DOCUMENTO NÚMERO CUATRO, se acompaña Dossier de prensa
dominical (Las Provincias) publicado en fecha 16/02/2.014 con un título más que sugerente,
“Vidas atadas al copago”.
No vamos a combatir en sede de recurso las Resoluciones remitidas a los usuarios,
cuestión propia de los individuales recursos de alzada. No obstante, de su simple
lectura, la Sala comprobará que
1.- Se trata de una resolución tipo para usuarios de centros y servicios sean de atención
residencial, centros de día/ocupacionales y/o viviendas tuteladas, en la que no existe
31
individualización/ personalización ni de hechos ni de fundamentos de derecho que
sustentan la parte dispositiva.
2.- En el seno de esta inespecificidad, se omiten los datos esenciales para la
intelección de la fórmula de determinación de la participación económica (precio público) y
fijación de los valores asignados a cada variable de la misma, esto es:
♣ Capacidad económica: omisión de consignación de la cifra exacta que
constituye dicho parámetro: no consignación de los ingresos que han sido
imputados como renta y su importe concreto, no indicación de las personas que se
han considerado incluídas en la unidad familiar a efectos de divisor, no indicación de
la estimación que se ha hecho del parámetro patrimonio como índice porcentual
corrector, así como la omisión del sumatorio final/deducción de la
pensión/prestación pública de análoga finalidad.
♣Cantidad mínima considerada para gastos personales, que, en el servicio de
atención residencial, no se consigna, a pesar de ser variable entre el 19 al 25% del
IPREM mensual, en atención a la edad y a la necesidad de mayores apoyos para la
promoción de la autonomía personal ( en los usuarios en situación de dependencia por
razón de discapacidad).
3.- Se omite el tercer parámetro del pretendido copago cual es el coste de referencia
del Servicio.
Y aún cabe reprochar a este precepto un vicio de nulidad adicional:
NULIDAD POR CONTRAVENCIÓN DE NORMAS CIVILES CON RANGO DE
LEY (art. 274 del Código Civil).
Establece el ART.3.7 D113/2013 que ” Cuando la persona usuaria del servicio tenga la
condición de persona tutelada , siempre que su patrimonio lo permita, y en uso del derecho retributivo
previsto en el artículo 274 del Código Civil, la administración competente podrá exigir como
precio público hasta el 100 por ciento de la capacidad económica mensual del
beneficiario.”
Y el art. 4 considera al tutor, obligado al pago del precio público.
Sin distinguir, sembrando una duda no resuelta en el expediente administrativo,
entre tutela automática y ordinaria y haciendo una suerte de equiparación entre tutela e
internamiento, desconociendo que la tutela es un mecanismo de protección que admite
intensidades variadas, determinadas judicialmente en virtud de Sentencia, no podemos sino
mostrar la más absoluta disconformidad con dicho precepto que además es nulo de pleno
derecho ex art. 62.2 LRJPAC y ello en atención a que:
32
El artículo 274 del Código Civil dispone:
“El tutor tiene derecho a una retribución, siempre que el patrimonio del tutelado lo permita. Corresponde al
Juez fijar su importe y el modo de percibirlo, para lo cual tendrá en cuenta el trabajo a realizar y el valor y la
rentabilidad de los bienes, procurando en lo posible que la cuantía de la retribución no baje del 4 por 100 ni
exceda del 20 por 100 del rendimiento líquido de los bienes”.
Por tanto, cabe llegados a este punto:
1.- Insistir en el alcance confiscatorio de la disposición, pues no otra calificación
puede merecer el hecho de permitir que la Administración pueda disponer del 100% de la
capacidad económica del usuario sujeto a tutela, porcentaje que no sólo agota la renta
individual como tal sino también el porcentaje del patrimonio que, según la edad, se adiciona a
aquélla para conformar la capacidad económica del beneficiario.
El Art. 31 de la Constitución exige que la contribución de los ciudadanos al
sostenimiento de los gastos públicos se realice a través de un sistema tributario justo, inspirado
en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio.
El principio de no confiscación supone, un límite extremo que dimana del
reconocimiento del derecho de propiedad. Su finalidad es impedir una posible conducta
patológica de las prestaciones patrimoniales coactivas o una radical aplicación de la
progresividad que atentara contra la capacidad económica que la sustenta.
No obstante, según el TC -especialmente, las SS 27/1981 Y 150/1990-, la imposición
puede llegar a tener alcance confiscatorio cuando, a raíz de la aplicación de los
diferentes tributos vigentes, se llegue a privar al sujeto pasivo de sus rentas y
propiedades. En este sentido, resulta lógico afirmar que el límite máximo de la imposición
resulta cifrado constitucionalmente en la prohibición de su alcance confiscatorio.
2.- Denunciar la nulidad, por contravención de norma estatal civil básica (art. 274 del
CC), en la que paradójicamente pretende ampararse la redacción del precepto y ello en
atención a:
- El CC atribuye al juez la competencia para determinar la retribución del tutor, fijar
su importe y el modo de percibirla. El Decreto sustrae al control jurisdiccional
dicha determinación.
- El CC limita dicha retribución entre el 4 y el 20 por 100 de los rendimientos
líquidos de los bienes (es decir, la renta de capital). El Decreto, en cambio, permite
que la Administración pueda exigir como precio público en estos casos (no aclara si
únicamente en los casos de tutela automática) el 100 por 100 pero no de dichos
rendimientos, sino de la capacidad económica del tutelado, en consecuencia, tal
33
porcentaje opera sobre la renta total del sujeto : renta y la parte de patrimonio que
completa su capacidad económica.
Curiosamente, tales objeciones a la redacción ya fueron opuestas por la Dirección
General de Tributos en su Informe (Folio 73), sin que las mismas fueran reconsideradas, a
efectos ela redacción final del Decreto.
♣ ARTÍCULO CUATRO.- OBLIGADOS AL PAGO.Nuevamente, insistimos en la nulidad del precepto, al extender al tutor mediante
una norma con rango inferior a la Ley, una obligación que no contempla el Código
Civil: nada menos que colocarse, ante la Administración en la posición de
obligado/contribuyente/aportante al pago del precio público directa y solidariamente (“así
como”) con su pupilo.
La responsabilidad civil del tutor, ya es suficientemente vasta (incluso cuasi-objetiva,
Arts. 1903 y ss del Código Civil) para cubrir el amplio espectro de actuación de los pupilos,
salvo que, en el futuro, norma legal o reglamentaria estatal la modifique.
Hasta la fecha, únicamente se prevé, ex art. artículo 19 del RD 1051/2.013 de 27 de
diciembre del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, publicado en el BOE 313
de fecha 31/12/013, la responsabilidad solidaria (que no directa y sin acción de
repetición), de los representantes legales única y exclusivamente para el caso de
reintegro de prestaciones, y en el supuesto de declaración, tras el oportuno procedimiento
administrativo, de percepción indebida, percepción en exceso o participación insuficiente.
34
Por tanto, considerar directamente obligado al pago al representante legal,
supone vulnerar frontalmente normativa básica superior (RD) y ello, sin perjuicio, de que
la misma pueda ser impugnada en el plazo legalmente establecido, también en este punto, por
contrariar disposiciones civiles de rango superior (Código Civil).
♣ ARTÍCULO CINCO.- DEVENGO Y PAGO.Este precepto se refiere a un devengo mensual, desde el inicio de la prestación del
servicio, abonable a mes vencido.
Sin embargo, algo que no aclara el expediente administrativo, pero que se está
produciendo de facto, es la cuestión de por qué en las Resoluciones individuales de Centros de
Día/ocupacionales/viviendas tuteladas se exigen 12/14 mensualidades, cuando la prestación
del servicio, no alcanza al mes de agosto (11 meses) ni a los períodos vacacionales, dejando al
prudente arbitrio de la Sala, a la luz de la prueba que se practique, el determinar el alcance
confiscatorio de dicha actuación.
♣ ARTÍCULO SEIS.- REVISIÓN DE LA PARTICIPACIÓN.Consideramos que este precepto, como otros, coloca al usuario en una situación de
manifiesta indefensión absoluta y radicalmente contraria al espíritu constitucional y legal que
delimita los cánones de actuación administrativa, habida cuenta que más allá de indicar que el
procedimiento de revisión podrá iniciarse de oficio o a instancia de parte: a) no determina
cuándo se entenderá producido por la Administración un cambio de circunstancias,
que no califica de sustanciales/esenciales, con lo que perpetúa la exposición del usuario a
cualquier revisión “de súbito” y b) omite cualquier detalle sobre sus trámites: fases,
recursos, sin remitir expresamente a la norma procedimental que, en su caso, resultará de
aplicación subsidiaria.
En consecuencia, la indeterminación y falta de garantías, produce indefensión al
administrado, lo que, a nuestro juicio, debe ser sancionado con la anulación íntegra de la
disposición.
♣ ARTÍCULO SIETE.- RÉGIMEN APLICABLE EN LOS SUPUESTOS DE
IMPAGO.Nuevamente hemos de denunciar un vicio de nulidad insubsanable: la
finalización del servicio, que se deja al arbitrio de la Administración, sin mayor matización,
en caso de existencia de deuda, sin señalar período temporal y/o cuantía de la misma.
En cualquier caso y a mayor abundamiento, si hablamos de derechos subjetivos, es
evidente que los mismos son irrenunciables y que conllevan una correlativa obligación
35
para los poderes púde la Administración de prestar el servicio que constituye su para
para los poderes públicos, prestadores de los servicios que integran su contenido
esencial, obligación que no puede ser eludida bajo pretexto de impago y so pena de
conculcar la normativa, que al efecto, ha sido invocada a lo largo del extenso recurso, y
que por evidentísimas razones de economía procesal, llegados a este punto de la redacción,
damos íntegramente por reproducida.
No debe olvidarse, además por la Sala, que se hallan consagrados sendos derechos a
la continuidad en la atención y a la atención secuencializada (Estatuto PCD, aprobado
por Ley 11/2.003 de la Generalitat, entre otros textos de obligada cita), proporcionando al
usuario el recurso más idóneo en cada momento, pues lo contrario supone su abandono,
dejándole indefenso y en situación de desamparo, tal y como la misma se entiende desde el
punto de vista legal civil y constitucional.
Por otro lado, quedando respetuosamente al resultado de la prueba, consideramos que,
a la luz de lo expuesto, resulta acreditado que la aplicación de los precios públicos (tasas), tal y
como se configuran en la norma impugnada, necesariamente ha de conducir bien a una
situación de asfixia económica y de acumulación de deuda (artículos 3.1 y 7.3) susceptible de
exacción por vía de apremio, bien al abandono “voluntario” y/o forzoso (art.7.1) del recurso.
Los perjuicios ocasionados por dicho abandono son irreparables , pues no debe
perderse de vista que los colectivos a quienes se dirige el Decreto son las personas mayores y
las PCD, es decir, personas cuya desconexión del recurso idóneo, especialmente si presentan
discapacidades intelectuales o enfermedades mentales, puede suponer un daño de difícil o
imposible reparación en su desarrollo personal y de relación social.
Y todo ello sin contar con la presión y el desgaste que tal situación ejerce sobre las
familias, y no únicamente desde el punto de vista económico (daño moral).
En esa línea argumentativa, se ha pronunciado este Tribunal Superior, al resolver un
recurso en materia de responsabilidad patrimonial (STSJCV, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección3ª, Sentencia núm. 1429/2005 de 2 julio), en el que, en síntesis, la
reclamante solicitó que se reconociese a su favor una indemnización por importe de 500.000
ptas. –3.005,06 €– en concepto de los daños y perjuicios sufridos a causa de la actuación de la
Conselleria de Bienestar Social, que durante meses privó a su hija Ángeles del derecho a
integrarse en un centro adaptado a sus necesidades como minusválida y, con ello, le originó un
retroceso en su adaptación y mejoría, viéndose obligada a permanecer en casa durante dicho
período, al no ofrecérsele una alternativa asistencial por la Administración:
“(…)SEXTO
Mediante el precitado Informe de 3 de marzo de 2001 del Servicio de Evaluación e Inspección de la Conselleria de
Bienestar Social ha quedado debidamente acreditada, contrariamente a lo que sostiene la Administración demandada, la
concurrencia de directa relación de causalidad entre la actuación administrativa y el resultado
dañoso alegado por la actora, habida cuenta que tal informe en su conclusión cuarta afirma
que «La Dirección Territorial no ha sabido mantener en el tiempo el papel de mediación,
indispensable no sólo a vista pasada sino también en la perspectiva futura de coordinar
cualquier solución. Los órganos directivos no han sabido gestionar bien el conflicto,
provocando una inadmisible tardanza en el tiempo que ha dificultado en el tiempo la solución
36
del problema. Dicha situación ha perjudicado sobre todo a la persona más débil que durante
este período de tiempo ha estado sin recibir el tratamiento adecuado, situación que sin lugar a
dudas ha repercutido también en la familia».
Por lo que se refiere al quantum indemnizatorio procedente, estima la Sala que la suma solicitada por la demandante –
500.000 ptas., equivalente a 3.005,06 €– cumple adecuadamente la finalidad de resarcimiento de los daños sufridos por
la misma, tomando en consideración, además, que tal cuantía no ha sido impugnada por la Administración demandada.
En consecuencia, en este particular el presente recurso contencioso ha de ser estimado íntegramente, siendo contraria a
Derecho la desestimación presunta por la Conselleria de Bienestar Social de la reclamación de responsabilidad patrimonial
que la ahora recurrente formuló en fecha 5 de julio de 2001.(…)”.
La valoración de tan dramáticas consecuencias ha determinado la rotunda oposición
de numerosos Consistorios de la Comunidad a la aplicación del Decreto, entre ellos, el
de la ciudad de Valencia, tal y como se acredita con los DOCUMENTOS CINCO Y SEIS,
consistentes en la Moción aprobada por el Excmo. Ayuntamiento de Rocafort y en artículos de
prensa de muy diverso signo ideológico (Levante-EMV, El País CV, Las Provincias y La
Razón) informando del rechazo y negativa a aplicar el Decreto en sus Centros/Servicios por
acuerdo plenario de los diferentes Ayuntamientos que en ellos se citan.
♣ DISPOSICIONES ADICIONALES.♣DISPOSICION ADICIONAL PRIMERA.- PRECIOS PÚBLICOS DEL
INSTITUT VALENCIÁ DE LA JOVENTUT.Nos remitimos a lo expuesto al objetar al Artículo 1 de la disposición impugnada.♣ DISPOSICIÓN ADICIONAL SEGUNDA.- RÉGIMEN APLICABLE A LA
APORTACIÓN DE LOS BENEFICIARIOS EN EL COSTE DE LOS SERVICIOS
DE LA DEPENDENCIA.. Igualmente, en adecuada correlación con lo expuesto al principio, al objetar al
Artículo 1, y después a los artículos 4 y 5, y sin perjuicio de lo que alegaremos en el Motivo
Tercero, hemos de defender la nulidad de esta disposición, dando por reproducida la
argumentación allí esgrimida, en aras de la economía procesal.
¡
♣DISPOSICIÓN ADICIONAL CUARTA.- OTROS CENTROS Y
SERVICIOS.-
También en adecuada correlación con lo expuesto al principio, al objetar al
Artículo 1 del Decreto, hemos de argumentar lo siguiente, tal y como evidencia el estudio
preliminar de la Clínica de Justicia Social de la Facultat de Dret de la UV,:
37
“(…)La Disposición Adicional cuarta del Decreto 113/2013, de 2 de agosto, del
Consell, establece que las prestaciones que aportan los usuarios de los servicios incluidos en el
Decreto en aquellos “centros y servicios que no sean de titularidad de la Generalitat pero que
reciban financiación pública” no tendrán la consideración de precio público. No obstante,
la misma disposición dicta que la cuantía a aportar “se determinará del mismo modo y será
del mismo importe que lo establecido en este Decreto para los precios públicos”.
No era necesario que el Decreto confirmara que estas prestaciones no tienen la
consideración de precios públicos.
Un precio público es un instrumento de financiación que se rige por las reglas del
derecho público. Así, una empresa privada, en régimen de derecho privado, no podrá nunca
cobrar un precio público por un servicio, pues es una facultad reservada a la Administración.
No obstante, a pesar de que se dice expresamente que no son precios públicos, sí se
afirma que la cuantía de esas prestaciones se determina del mismo modo que éstos. Altamente
cuestionable es que el Consell, mediante un Decreto, pueda fijar la cuantía de los precios que
una empresa puramente privada da a sus clientes.
Da la sensación de que el Consell, en su redacción de la Disposición, se ampara
en las subvenciones que esas empresas reciben para dictar la cuantía del precio de los
servicios. Sin embargo, si acudimos a la legislación referente a subvenciones, no
encontramos en ningún sitio la potestad administrativa de fijar el importe de una
prestación en el caso de que la empresa que la preste reciba una subvención pública:
En la Ley 38/2003, de 17 de noviembre, General de Subvenciones, los artículos 13
y 14 enumeran los requisitos para obtener la condición de beneficiario o entidad colaboradora
y las obligaciones de los beneficiarios. Entre las mismas no se hace referencia alguna a que el
beneficiario de la subvención se encuentre obligado a acatar la imposición del precio del
servicio por parte de la Administración.
Concretamente, en el art. 14 se recogen obligaciones tales como las siguientes:
-
-
Cumplir el objetivo, ejecutar el proyecto, realizar la actividad o adoptar el comportamiento
que fundamenta la concesión de las subvenciones.
Justificar ante el órgano concedente o la entidad colaboradora, en su caso, el cumplimiento
de los requisitos y condiciones, así como la realización de la actividad y el cumplimiento de
la finalidad que determinen la concesión o disfrute de la subvención.
Someterse a las actuaciones de comprobación, a efectuar por el órgano concedente o la
entidad colaboradora, en su caso, así como cualesquiera otras de comprobación y control
financiero que puedan realizar los órganos de control competentes, tanto nacionales como
comunitarios, aportando cuanta información le sea requerida en el ejercicio de las
actuaciones anteriores.
Comunicar al órgano concedente o la entidad colaboradora la obtención de otras
subvenciones, ayudas, ingresos o recursos que financien las actividades subvencionadas.
Así pues, éstas son algunas de las obligaciones que se establecen en la ley, junto con
otras de similares características. Como se puede observar, no hay nada que indique que
38
la empresa privada beneficiaria de la subvención tenga que asumir la determinación
del precio del servicio que establezca la Administración o una norma.
Se trata, por otra parte y a mayor abundamiento, de una consideración que la
Abogacía de la Generalitat Valenciana ya le hizo a la Conselleria de Bienestar Social,
en su informe jurídico obrante al expediente (folios 80-89). En la página 8 del mismo
(folio 88), podemos leer:
La Abogacía de la Generalitat propone, en el párrafo siguiente, una modificación del
Decreto, para excluir del mismo a los centros puramente privados. La propuesta se concreta en
una nueva redacción que incluya a los “centros que no son de titularidad de la Generalitat que
hayan sido debidamente concertadas por la administración en los términos del correspondiente
contrato administrativo”.
La Conselleria, sin embargo, optó por descartar esta propuesta concreta. En el
“Informe de motivación sobre las consideraciones de la Abogacía General no incorporadas al
texto del Decreto”, (folio 90), se argumenta “que no se refiere únicamente a los centros concertados, sino
a todos los centros que no siendo de titularidad de la Generalitat, cuenten con plazas o usuarios con financiación
pública”.
Efectivamente, eso es lo que se deduce de la redacción de la Disposición Adicional
Cuarta, y es también lo que propone cambiar la Abogacía General. Es decir, que la Conselleria
no ofrece en su contestación ningún argumento jurídico para contradecir a la Abogacía, sino
que se limita a repetir lo que ya se podía extraer del Decreto. Deja sin solucionar, por tanto, la
objeción realizada, que cuestiona la facultad de la Administración para imponer la cuantía del
precio de un servicio que se presta en el ámbito del derecho privado y por entidades
puramente privadas, cuya única conexión con la Administración es recibir una subvención por
ejercer una actividad susceptible de ser subvencionada.
Este Decreto, por tanto, impone dos obligaciones patrimoniales. Por una parte,
a la persona que accede al servicio (beneficiario) y, por otra, al centro prestador del
servicio.
En este sentido, el Decreto establece para dichos centros una obligación de contenido
económico. Según la redacción del precepto, dicha obligación supone el cobro de una
prestación patrimonial pública de recepción coactiva.
39
El Tribunal Constitucional, en la citada sentencia 185/1995 estableció que la
coactividad no sólo es la jurídicamente obligatoria, sino la que resulta de una prestación por servicios o
actividades indispensables para la vida personal o social del obligado.
La conclusión que se extrae de la redacción final es que, sin cobertura legal que lo avale,
los Centros que no cobren a los usuarios verán descontado de la subvención que han de recibir
ese importe no cobrado, con lo que muchos de ellos se verán abocados al cierre. De esta
manera, la obligación de cobro que se les impone resulta, en la práctica, coactiva, pues de otro
modo la supervivencia asociativa se vería en peligro.
Esta disfunción normativa, como vicio insubsanable de nulidad, ya fue puesta de
manifiesto en el trámite de audiencia del expediente, por el CERMI-CV, cuyo escrito de
alegaciones, obra al folio 57 del expediente:
♣DISPOSICIONES TRANSITORIAS.Respecto a la DT1ª, mantiene al margen a la población usuaria sujeta a la Orden
21/012 de 25 de octubre (SAAD) y en cuanto al resto deja a salvo aquellos contratos
adjudicados con anterioridad a la entrada en vigor del Decreto impugnado, lo que, caso de
declararse la anulación íntegra del mismo o parcial, en concreto de la DA4ª, conllevaría su
correlativa nulidad.
Respecto a la DT2ª, “la cuantía de los precios públicos a satisfacer”, se impone como una
obligación a la Conselleria competente, no obstante lo cual, habiéndose distinguido de una
manera tan clara aunque artificiosa por la demandada, entre servicios del sistema de
Dependencia y sistema de servicios sociales especializados, únicamente, y adelantándose a la
publicación del desarrollo reglamentario estatal en este punto (art. 33, Ley 39/2.006) que
todavía se espera, se ha publicado la Resolución de la Directora General de Personas con
Discapacidad y Dependencia, de fecha 9 de diciembre de 2.013 , rubricada cuatro meses
después de la publicación del Decreto 113 y publicada en DOCV en fecha 31 de enero de
2.014, cuyo título reza “por la que se establece el coste de referencia de los servicios del Sistema Valenciano
para la Autonomía y la Atención a la Dependencia para el año 2.014”.
40
En dicha Resolución, no hay mención alguna al ámbito de aplicación del Decreto 113,
ni expresa ni por extensión,. En cualquier caso, la aplicación práctica del Decreto, materializada
en miles de Resoluciones individuales de copago adolece de uno de los términos de la
ecuación, como ya hemos expuesto detalladamente, cuál es el coste de referencia de los
servicios, con la consiguiente indefensión jurídica oportunamente denunciada en los recursos
de alzada.
La falta de determinación del coste referencial, ya fue puesta de manifiesto en sus
alegaciones(folio 65), por el Sindicato CCOO:
Y todo ello, a pesar de que la Dirección General de Tributos ya advirtió
claramente en su Informe (folio 73), que no cabía utilizar otro instrumento distinto del
propio Decreto para establecer el coste referencial:
♣ DISPOSICIONES DEROGATORIA Y FINAL.Respecto a la Disposición derogatoria quedará condicionada a la declaración
de nulidad que se pretende del Tribunal, de manera que, como regla general, anulada
una norma nueva que deroga o modifica a otra anterior, queda también anulado su
efecto derogatorio o modificativo, y recobra vigencia la norma por ella
derogada.(reviviscencia).
Respecto a la Disposición Final, incidiendo en un argumento, que ya hemos venido
invocando a lo largo del discurso impugnatorio, debe ser considerada NULA, POR
VULNERACIÓN DEL PRINCIPIO DE JERARQUÍA NORMATIVA consagrado en
el ART. 9.3 de la CE, habida cuenta que:
a) El Decreto 113/2013, en su Disposición Final, da nueva redacción al apartado 6 del
Anexo del Decreto 227/1991 de 9 de diciembre del Consell.
41
b) Este último precepto fue redactado por el Texto Refundido de 2005, que es una norma
con rango de ley.
b) Por tanto, se opera una elevación del rango y una preferencia de ley, exigiéndose que
cualquier modificación posterior que afecte al precepto sea hecha por norma capaz de
derogar la redacción fijada por la norma legal de 2005, es decir, por otra norma con
rango de ley.
Por tal motivo, la posterior modificación mediante el decreto impugnado de lo que fue
disposición del legislador, vulnera el principio de jerarquía normativa del art. 9.3 CE,
haciendo nula la disposición reglamentaria.
En atención a lo expuesto, consideramos que el presente motivo debe ser
estimado.
TERCERO.- NULIDAD TOTAL O PARCIAL, POR CONEXIÓN, DE LA
ORDEN 21/2.012 DE 25 DE OCTUBRE, DE LA CONSELLERIA DE JUSTICIA Y
BIENESTAR SOCIAL.Ciertamente, NO ha sido objeto de impugnación en el presente recurso la referida
Orden 21/2.012. Sin embargo, y paradójicamente, aún partiendo de la distinción subrayada
anteriormente y que hallamos tanto en el Preámbulo de la Orden como en el del Decreto
impugnado entre: 1.- participación económica de los usuarios dependientes, por tratarse el
acceso a los servicios de derechos subjetivos ex Ley 39/2.006 y 2.- precios públicos para los no
dependientes, carentes de dicho derecho subjetivo, distinción que ha de considerarse, a nuestro
juicio, falaz y artificiosa, por las razones expuestas, distinguiendo donde la Ley no distingue, la
Administración establece en sendas disposiciones, dos sistemas de “copago” cuyos
elementos básicos de determinación, son no obstante, idénticos: concepto de coste
referencial, parámetros de determinación de la capacidad económica de los
beneficiarios/usuarios y fórmulas de cálculo de la participación económica en el coste del
servicio.
Ser acompaña la citada Orden 21/2.012 de 25 de octubre, como DOCUMENTO
NÚMERO SIETE.
De este modo, resulta que:
A.- MUESTRAN IDÉNTICO CONTENIDO LOS ARTÍCULOS:
1.- 27 de la Orden 21/2.012 y 3.1 del Decreto 113/013 impugnado.
2.- 28 de la Orden 21/2.012 y 3.2 del Decreto 113/013 impugnado.
3.- 29 de la Orden 21/2.012 y 3.3 del Decreto 113/013 impugnado.
4.- 30 de la Orden 21/2.012 y 3.4 del Decreto 113/013 impugnado.
42
B.- HAY UNA TRASPOSICIÓN CUASI-TOTAL de la DA1ª de la Orden (capacidad
económica) al artículo 2 del Decreto, de manera que las reglas de cálculo de la “renta
personal” y del “patrimonio” son idénticas, variando únicamente el divisor, que en la Orden se
limita “al número de miembros de la unidad familiar”, sin ulteriores matizaciones, a diferencia de lo
establecido en el art. 2 Decreto, cuya nulidad ya ha sido combatida ut supra.
Prueba evidente de la trasposición del contenido es la recomendación, aceptada por la
Conselleria de la Dirección General de Tributos (folios 72 y ss) del expediente: (folio72)
Y en relación a la DT2ª, a continuación (folio 73), el Informe expresa como ya dijimos:
C.- SE DECLARA EXPRESAMENTE EN LA DA 2ª del Decreto, la directa aplicación
de sus artículos 4 (obligados al pago) y 5 (devengo y pago) al ámbito subjetivo de la
Orden 21/2.012, con lo que quedan incorporados a su contenido, por disposición de una
norma de rango superior; quedando a lo expuesto en las objeciones a los artículos 1, 4 y 5, por
razones evidentes de economía procesal.
Así las cosas, siendo el Decreto impugnado de superior rango y las redacciones
idénticas, postulamos la nulidad parcial de la Orden en los citados preceptos y por
conexión, para el caso de que la Sala estime los correlativos motivos de impugnación, pues de
otra manera, quedaría vigente una norma manifiestamente ilegal en perjuicio de un colectivo,
43
que goza de idénticos derechos subjetivos, operándose automáticamente el efecto no querido
del trato desigual no justificado y, por ende, discriminatorio.
A los anteriores hechos, resultan de aplicación los siguientes
FUNDAMENTOS DE DERECHO
FUNDAMENTOS JURÍDICO PROCESALES
PRIMERO.- La acción que se ejercita es competencia de la Jurisdicción
Contencioso-Administrativa, al impugnar una disposición general de rango inferior a la Ley
(Decreto 113/013 de 2/08) emanada de una Comunidad Autónoma, así como por suscitarse
en relación a la misma cuestiones relativas a la protección de derechos fundamentales,
conforme a lo que dispone el artículo 9.6 de la Ley Orgánica del Poder Judicial y los artículos
1º y 2º de la Ley 29/1998, Reguladora de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa.
SEGUNDO.-En virtud de lo dispuesto en el artículo 10 de la Ley de la Jurisdicción, la
materia de este recurso es competencia objetiva de la Sala de lo ContenciosoAdministrativo de este TSJ.
TERCERO.- El recurrente tiene indudable interés legítimo en el presente recurso,
por lo que ostenta la legitimación activa, en virtud de lo dispuesto en el artículo 19.1 a) de la
Ley de Jurisdicción Contencioso-Administrativa, habida cuenta que es el máximo representante
del tejido asociativo del colectivo de personas con discapacidad y ser varias de las
Federaciones/Asociaciones que en él se integran titulares de centros prestadores de servicios
sociales.
CUARTO.- Para dar cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 23 del mismo cuerpo
legal, esta parte comparece asistida por letrado.
QUINTO.- Se considera como parte legitimada pasivamente, en virtud del articulo
21.1a) de la LJCA, a la Generalitat Valenciana (Conselleria de Benestar Social), al haber sido
rubricada la disposición impugnada, por la Iltma. Consellera de Benestar Social, Sra. Dª
Asunción Sánchez Zaplana con la antefirma del Molt Honorable President de la Generalitat Sr.
D. Alberto Fabra Part.
SEXTO.- La disposición que se recurre agota en sí misma la vía administrativa, y
por lo tanto se ha abierto la vía jurisdiccional, en virtud de lo establecido en el artículo 25 de la
ley de la Jurisdicción.
SÉPTIMO.- El presente Recurso se interpuso dentro del plazo de dos meses desde la
publicación en DOCV de la disposición impugnada, en fecha 6 de agosto de 2.013.
44
OCTAVO. - Costas.- De conformidad con el art. 139 de la LJCA, deberán ser
impuestas a la Administración demandada, habida cuenta que la mala fe ha quedado
demostrada por su actitud renuente a la no aprobación/suspensión/derogación del Decreto,
por ese orden, a pesar de la firme oposición social en el trámite de audiencia previo a su aprobación y
de habérsele solicitado, tras su publicación e inmediata entrada en vigor, tanto por los varios Grupos
Parlamentarios de Les Corts como por el conjunto del movimiento asociativo, su suspensión en
numerosas reuniones de trabajo e impulsando una petición expresa en Les Corts dirigida a tal fin
(suspensión para negociación con las partes afectadas) y finalmente su derogación expresa, peticiones
que lejos de ser escuchadas y/o atendidas, han sido desafiadas con la notificación en los últimos dos
meses (según datos de la propia Conselleria de Bienestar Social), de más de 8.000 resoluciones dirigidas
a usuarios dependientes y no dependientes (sujetos a este Decreto) exigiendo el copago, desde el mes
siguiente a su recepción, lo que, a su vez, constituye temeridad manifiesta, siendo que la cuestión se
halla subiudice desde el anuncio del presente recurso contencioso ante la Sala, en fecha 31 de octubre
de 2.013.
FONDO DEL ASUNTO
I.- Constitución Española, en especial artículos 9, 14, 24.1, 49, 31.1, 133.1 y
149.1.1ª-8ª-14ª-18ª.
II.- Ley General de derechos de las personas con discapacidad y de su
inclusión social (Texto Refundido aprobado por el Real Decreto Legislativo 1/2013, de 29 de
noviembre, BOE de 3 de diciembre de 2013), especialmente en sus artículos 13, 48 y 50, y
con anterioridad a su aprobación, cada uno de los textos legislativos que han sido objeto de
refundición y, en el ámbito autonómico, Ley 11/2.003 que aprueba el Estatuto de las
Personas con discapacidad en la Comunidad Valenciana.
III.- Constitución española, artículo 10 y artículo 96 en relación con la
Convención de ONU sobre los derechos de las personas con discapacidad, hecha en
Nueva York el 13 de diciembre de 2.006, Instrumento de Ratificación por España de
23 de noviembre de 2.007, BOE nº 96 de 21 de abril de 2.008, cuya entrada en vigor de
forma general y para España se produjo el día 3 de mayo de 2.008 (art. 50 de la Convención).
IV.- Ley 26/011 de 2 de agosto, de adaptación a la normativa española de los
preceptos de la Convención de ONU sobre los derechos de las personas con
discapacidad, hecha en Nueva York el 13 de diciembre de 2.006
V.- Código Civil Español, aprobado por Real Decreto de 24 de julio de 1889, en
especial las normas dedicadas a la tutela, contenidas en sus artículos 222 a 285 incl.
VI.- Ley 35/2006, de 28 de noviembre, del Impuesto sobre la Renta de las
Personas Físicas y de modificación parcial de las leyes de los Impuestos sobre
Sociedades, sobre la Renta de no Residentes y sobre el Patrimonio, en sus.artículos 6
(concepto de renta), 7 (exenciones) apdos. f)h)z), 11.1 (individualización de rentas) y 56 a 60
(Título V: Adecuación del impuesto a las circunstancias personales y familiares del contribuyente).
45
VII.- Ley General Tributaria en los preceptos invocados al cuerpo del
recurso y artículos 13n) de la Ley 8/1989 de Tasas y Precios Públicos, 1.2b del DecretoLeg. 1/2005 por el que se aprueba el TR de la Ley de Tasas de la GV.
VIII.- Ley 5/83 de 30 de diciembre del Consell, art. 43 letras c, f y e y
preceptos concordantes de la Ley 10/1994, de 19 de diciembre, de la Generalitat
Valenciana , de Creación del Consejo Jurídico Consultivo de la Comunidad Valenciana,
Y de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre , de Régimen Jurídico de las Administraciones
Públicas y del Procedimiento Administrativo Común.
y 14)
IX.- Ley 38/2003, de 17 de noviembre, General de Subvenciones (artículos 13
X.- Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las
Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, artículo 62.2
(Nulidad de pleno derecho de las disposiciones).
XI.- Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de
mujeres y hombres.
XII.- Principio del Iura novit curia y Jurisprudencia aplicable.-
Por lo expuesto,
SUPLICO A LA SALA que teniendo por presentado este escrito con sus copias y los
documentos que se acompañan se sirva admitirlo con él por formulado en tiempo y forma
DEMANDA en el RECURSO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO frente al
Decreto 113/2.013 de 2 de agosto del Consell, aprobado a propuesta de la Conselleria
de Bienestar Social, por el que se establece el régimen y las cuantías de los precios
públicos a percibir en el ámbito de los servicios sociales, publicado en el DOCV de
fecha 6 de agosto de 2.013, en todo su articulado, y tras el recibimiento del pleito a prueba que
ahora se solicita, previas conclusiones POR ESCRITO de ambas partes, y en atención a los
motivos expuestos, resuelva estimarlo, DICTANDO SENTENCIA por la que se
DECLARE LA NULIDAD DEL TEXTO ÍNTEGRO DEL DECRETO 113/013 de
fecha 2 de agosto de 2.013 impugnado y LO ANULE, con las consecuencias jurídicas
inherentes de privarle radicalmente de todo efecto jurídico, por las razones invocadas en
el cuerpo del recurso y asimismo por conexión, la NULIDAD/ANULACIÓN PARCIAL
DE LA ORDEN 21/012 de fecha 25 de octubre de 2.012, dictada por la Conselleria de
Justicia y Bienestar Social, al existir bien remisión expresa por el Decreto, bien transposición
literal al Decreto impugnado, de los preceptos de dicha Orden 21/012 señalados con los
números 27, 28, 29 y 30 y de la DA 1ª y subsidiariamente , DECLARE la NULIDAD
PARCIAL del referido Decreto 113/013 y LO ANULE PARCIALMENTE con las
consecuencias jurídicas inherentes y, en su virtud y por conexión, la de aquellos
preceptos que correspondan de la citada Orden 21/012 de 25 de octubre,
CONDENANDO a la GENERALITAT VALENCIANA a estar y pasar por dicha
declaración, dejando sin efecto ambas normas en la extensión decretada por esta Sala, así
como a la devolución a los usuarios afectados, del total importe recaudado desde la
46
entrada en vigor del Decreto 113/013 de 2 de agosto, y, en su caso, de la Orden 21/012
de 25 de octubre, con los intereses legales correspondientes desde la notificación de cada
Resolución individual exigiendo el copago, con imposición de las totalidad de las costas
causadas, apreciando mala fe y temeridad en el proceder de la Administración demandada y
con cuantos demás pronunciamientos resulten procedentes en Derecho.
OTROSÍ PRIMERO DIGO: Que la cuantía del recurso es indeterminada.
OTROSÍ SEGUNDO DIGO: Que a esta parte interesa, al amparo del art. 60 de la
LJCA, el recibimiento a prueba que versará sobre los siguientes puntos de hecho:
1.- Naturaleza jurídica del copago impuesto: tasa vs.precio público.
2.- Concurrencia de los vicios de nulidad denunciados individualmente en cada uno
de los preceptos impugnados.
3.- Efectos que de tales vulneraciones se derivan para los usuarios, una vez
comenzada la aplicación del Decreto, a partir de enero de 2.014, tras la notificación
masiva de Resoluciones individuales.
En concreto y sin perjuicio de su posterior ampliación en la fase de proposición, se
interesa la práctica de los siguientes
MEDIOS DE PRUEBA
1.- DOCUMENTAL PÚBLICA, solicitando se tenga por reproducido el expediente
administrativo debidamente foliado y aportado por la Administración demandada a los
presentes autos.
2.- PERICIAL, manifestando que esta parte ha recabado Dictamen Pericial de la
Clínica Jurídica per la Justicia Social de la Facultat de Dret de la Universitat de
València , cuya Coordinación General corre a cargo de la Prof. Dª Mª Pilar Bonet
Sánchez, el cual dada la premura impuesta por el término procesal, no obra todavía
en nuestro poder, interesando mediante otrosí su anuncio, a efectos de aportarlo
con la antelación prevista, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 56.4 y
60.4 de la LJCA y 337 de la LEC, de aplicación supletoria.
Por lo expuesto,
SUPLICO A LA SALA que tenga por hechas las anteriores manifestaciones, y en su
virtud, respecto a la primera por señalada la cuantía y respecto a la segunda, se sirva recibir el
pleito a prueba, acordando todo lo necesario para su práctica.
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OTROSÍ TERCERO DIGO: Que, al amparo de lo determinado en el art. 62 de la
LJCA esta parte solicita, para en su día la formulación y asimismo manifiesta, su voluntad
expresa de CONCLUSIONES POR ESCRITO, en lugar de la celebración de vista.
Por lo expuesto,
SUPLICO A LA SALA así se sirva acordarlo.
OTROSÍ CUARTO DIGO: Que esta parte manifiesta su voluntad expresa de
cumplir con todos y cada uno de los actos procesales y si por cualquier circunstancia, esta
representación, hubiera incurrido en cualquier defecto, ofrece desde este momento, su
subsanación de forma inmediata y a requerimiento del Tribunal, todo ello a los efectos
prevenidos en el artículo 231 de la LEC.
Por lo expuesto,
SUPLICO A LA SALA que tenga por hechas las anteriores manifestaciones.
OTROSÍ QUINTO DIGO: Que la dirección letrada del presente recurso se confiere
a la letrada del Ilustre Colegio de Abogados de Valencia, Dª Mónica Aguado Tamarit, Col.
ICAV nº 12.381, con domicilio, a efectos de notificaciones, en la calle Cirilo Amorós nº 76, 7º,
13ª de Valencia, tlf. 96.353.22.30, y fax. 96.353.22.31.
Por lo expuesto,
SUPLICO A LA SALA tenga por hecha la anterior designación.
En Valencia, a diecisiete de febrero de 2.014.
Mónica Aguado Tamarit.
Letrado.
Laura Lucena Herráez.
Procurador.
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