PRIMERO.- ANTECEDENTES.Que en un contexto de recortes en materia de Política social y de desencuentro con los diversos agentes, en especial, el tejido asociativo de la discapacidad, y tras los múltiples intentos de negociar en vano con el Gobierno Autonómico una regulación más justa y equilibrada, en fecha 6 de agosto de 2.013, fue publicado en el DOCV el Decreto 113/2.013 de 2 de agosto del Consell, aprobado a propuesta de la Conselleria de Bienestar Social, por el que se establece el régimen y las cuantías de los precios públicos a percibir en el ámbito de los servicios sociales, publicado en el DOCV de fecha 6 de agosto de 2.013, que ahora se recurre. Nuevamente tendida la mano sin respuesta, en fecha 31 de octubre de 2.013, se anunció por esta representación procesal el presente recurso contencioso ordinario contra la antedicha disposición, solicitando como medida cautelarísima la suspensión de su vigencia, por los motivos y fundamentos que son de ver en dicho escrito. Que en fecha 14 de noviembre de 2.013, fue dictado Auto de la Sala denegando la cautelarísima y acordando su tramitación como medida cautelar ordinaria del art. 129 de la Ley de la Jurisdicción. Evacuados los oportunos trámites, mediante Auto de fecha 19 de noviembre de 2.013, la Sala acordó denegar la medida de suspensión solicitada sin hacer expresa condena en costas. Que mediante Decreto de la Secretaría Judicial de fecha 26 de noviembre de 2.013, se acordó admitir a trámite el presente recurso y reclamar el expediente administrativo, habiéndose dictado DIOR de fecha 14 de enero de 2.014, notificada a esta parte el día 16 de enero, por la que se nos emplaza a fin de formalizar demanda en el plazo de 20 días hábiles. Que en el ínterin procesal de anuncio y emplazamiento, no sólo no se ha conseguido unificar criterios técnicos en relación a una posible suspensión y modificación de la norma impugnada, sino que, a pesar de hallarse su validez jurídica subiudice, la Administración demandada ha procedido a notificar, en términos de absoluta y manifiesta indefensión, las Resoluciones individuales de copago a los usuarios afectados por su regulación, a quienes deben añadirse aquéllos otros ciudadanos, personas mayores y/o con discapacidad que tienen reconocida la situación de dependencia y que se insertan en el ámbito de aplicación de otra norma, la Orden 21/2.012 de 25 de octubre de la Conselleria de Justicia y Bienestar Social, cuya nulidad, por conexión, al haberse traspuesto literalmente algunos de sus contenidos al Decreto impugnado o existir remisiones expresas a sus preceptos, va a ser igualmente objeto del petitum del presente recurso. Que no estando conformes con la disposición de general aplicación ahora impugnada (y lo mismo podemos predicar de la referida Orden 21/2.012 de 25/10), por no considerarla ajustada a Derecho y adolecer de vicio de nulidad, en cuanto incurre en vulneración de preceptos constitucionales y contradice normas imperativas estatales básicas y autonómicas de rango superior, procedemos a exponer los Motivos, en que fundamentamos nuestra pretensión. 2 SEGUNDO.- MOTIVOS DEL RECURSO.PRIMERO.- DEFECTOS/OMISIONES EN LA TRAMITACIÓN DEL DECRETO QUE DETERMINAN SU NULIDAD por aplicación de lo dispuesto en el artículo 62.1 e) de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común. : FALTA DE DICTAMEN PRECEPTIVO DEL CONSEJO JURÍDICO CONSULTIVO, TRÁMITE DE AUDIENCIA INCOMPLETO y, a la vista del expediente administrativo, INSUFICIENCIA DEL INFORME DEL IMPACTO DE GÉNERO, EN RELACIÓN CON LO DISPUESTO en el art. 43 letras c, d y f de la Ley 5/83 de 30 de diciembre del Consell, y preceptos concordantes de la Ley 10/1994, de 19 de diciembre, de la Generalitat Valenciana , de Creación del Consejo Jurídico Consultivo de la Comunidad Valenciana, de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre , de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común así como de la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres. Antes de entrar en el examen del fondo de la disposición, cabe llamar la atención de la Sala sobre las deficiencias en la tramitación de la disposición recurrida, que por constituir vicios insubsanables de procedimiento, debieran conllevar, por sí solas, o en su valoración conjunta y con los argumentos desarrollados en los siguientes motivos de impugnación, su anulación y consiguiente privación de efectos jurídicos ab initio, por estricta aplicación de lo preceptuado en el art. 62e) de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común. (en adelante, LRJPAC 30/92), sancionando con la consideración de actos nulos de pleno derecho a “los dictados prescindiendo total y absolutamente del procedimiento legalmente establecido(..)”. El artículo 43 de la Ley 5/83 de 30 de diciembre del Consell, dispone: “43.1. En la elaboración de los reglamentos se seguirán los trámites siguientes: (…) c) Cuando el proyecto normativo afecte a la esfera de derechos e intereses legítimos de los ciudadanos, se dará audiencia al objeto de que en el plazo de quince días puedan presentar cuantas alegaciones consideren oportunas. No obstante, cuando el grupo de personas a las que pueda afectar el contenido de la disposición esté representada por organizaciones o asociaciones legalmente constituidas que tengan encomendada la defensa de sus intereses, se entenderá cumplido el presente trámite con la consulta a dichas entidades. 3 d) Durante la tramitación del procedimiento, se recabarán todos aquellos informes que se consideren necesarios, así como las autorizaciones y dictámenes previos que sean preceptivos en relación con el objeto del reglamento. • (…) f) Emitido el informe al que se refiere el párrafo anterior, el expediente será remitido al Consejo Jurídico Consultivo de la Comunitat Valenciana para que evacue el pertinente dictamen en aquellos supuestos previstos legalmente.(…)”. Ninguno de estos trámites ha sido cumplimentado en su integridad/correctamente por la Administración, no habiéndose recabado el preceptivo Dictamen del Consejo Consultivo, ni conferido en forma trámite de audiencia, ni evacuado de conformidad con lo legalmente exigido el Informe de impacto de género. Tal omisión es implícitamente reconocida en el Preámbulo, al citar los Informes recabados y los trámites evacuados, en cumplimiento del referido precepto. En síntesis, se denuncian tres vicios procedimentales de carácter esencial, insubsanables, en el momento procesal en que nos hallamos, al haber entrado en vigor la disposición, a saber: 1.- OMISIÓN del Dictamen preceptivo, que la Administración debió recabar del Consell Consultiu de la Comunitat Valenciana, de conformidad con lo dispuesto en el art.10 de la Ley 10/1994, de 19 de diciembre, de la Generalitat Valenciana, de Creación del Consejo Jurídico Consultivo de la Comunidad Valenciana. Efectivamente, como reza el Preámbulo de dicha Ley, el Consell de La Generalitat viene obligado, por diferentes preceptos normativos, a someter su actuación al dictamen de un órgano independiente y objetivo que vele por el cumplimiento de la Constitución, del Estatuto de Autonomía de la Comunitat Valenciana y del resto del ordenamiento jurídico, como garantía para la propia Administración y para la ciudadanía. Para el ejercicio de esa función consultiva, que se extiende no sólo al ejercicio de la potestad reglamentaria del Gobierno valenciano, sino también a determinados actos de la actuación administrativa cotidiana, se crea el Consell Jurídic Consultiu de la Comunitat Valenciana, dotado de autonomía orgánica y funcional a fin de garantizar su objetividad e independencia. El referido art. 10 de la Ley 10/1994, de 19 de diciembre, dispone: “Artículo 10 Dictamen preceptivo .El Consell Jurídic Consultiu deberá ser consultado preceptivamente en los siguientes casos: 1. Anteproyecto de reforma del Estatuto de Autonomía. 2. Anteproyectos de leyes, excepto el anteproyecto de Ley de Presupuestos de la Generalidad Valenciana. 4 3. Proyectos de decretos legislativos. 4. Proyectos de reglamentos o disposiciones de carácter general que se dicten en ejecución de leyes y sus modificaciones.(…)” . De la revisión del expediente administrativo correlativamente foliado y obrante a Autos, se comprueba que dicho Informe no ha sido incorporado, sin que conste siquiera, su solicitud a la Institución, lo que evidencia el desmedido interés de la demandada-recurrida, de lograr su aprobación de la forma más rápida y con las menores objeciones posibles, a pesar de que con tal actuación pueda comprometerse el sistema de garantías legalmente constituído no sólo en favor de la Administración actuante sino de los ciudadanos, destinatarios últimos de la redacción final de la disposición. 2.- DEFECTUOSO trámite de audiencia, habida cuenta que obran al expediente, notificaciones fallidas y no reintentadas por segunda vez, tal y como exige la LRJPAC, en concreto, a los folios 36 (COCEMFE-CV) y 40 (CRUZ ROJA ESPAÑOLA CV), entidades que, efectivamente no se tuvieron por emplazadas y no formularon alegaciones, en defensa de los derechos de sus usuarios, que pudieran haber considerado objeto de vulneración en la Propuesta de Decreto trasladada por la Conselleria/GV. 3.- OMISIÓN del Informe de impacto de género, habida cuenta que, a pesar de que obra al folio 17 el cumplimiento del trámite, el mismo se nos muestra como eso mismo, “un puro trámite”, que se resume en: Como cuestión previa, y teniendo en cuenta que por Decreto 8/2.014 de 10 de enero, posterior a la tramitación del Decreto impugnado, se ha modificado el organigrama de la Secretarias Autonómicas implicadas, cabe plantearse si efectivamente la propia Directora General de Discapacidad y Dependencia (ahora solo de Discpacidad) es competente (no señala que lo sea por delegación) para la emisión del Informe de impacto de género, o si, por el contrario, dicho Informe ha de recabarse de la Dirección General competente en materia de políticas de Género, esto es de la Dirección General de Familia y Mujer (antes de la Mujer), a la que, por expresa disposición del Decreto 179/2012, de 14 de diciembre, del Consell, 5 corresponden, entre otras, las funciones en materia de promoción y ejecución de medidas para hacer efectivo el derecho a la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres. Dicho lo anterior, literalmente se afirma (folio 17) que “se informa que el mismo no tiene impacto de género alguno”, si bien, se desconoce de qué fuente-s se extrae dicha conclusión, al no obrar al expediente Informe adjunto por escrito de la propia Dirección General de Discapacidad ni comunicación alguna interdepartamental que, en base a datos estadísticos, o en fin, de cualquier otra naturaleza pero en todo caso, objetivos, confirmen dicha ausencia de impacto negativo. Es decir, existiendo una Dirección General específica de la Mujer y otra de Menores (niñas), ningún Informe se ha recabado de las mismas, que en unión a los datos obrantes en la Dirección autora del Informe, que tampoco se detallan, sustente una afirmación tan tajante y con consecuencias tan amplias como la vertida al folio 15. No se estudia, por ejemplo, el impacto del copago en familias monoparentales valencianas, en que la única progenitora o la progenitora custodia tenga una discapacidad reconocida y/ o que además de ella la presenten uno o varios hijos-as que estén a su cargo, o en familias no monoparentales en que se den estas circunstancias y en que ambos miembros de la pareja sean pensionistas o estén en desempleo o percibiendo la RAI extensa (por razón de la discapacidad), siendo que la inserción laboral de la mujer con discapacidad es harto más complicada. La Convención de ONU sobre los derechos de las personas con discapacidad, hecha en Nueva York el 13 de diciembre de 2.006, Instrumento de Ratificación por España de 23 de noviembre de 2.007, BOE nº 96 de 21 de abril de 2.008, traspuesta a nuestro Derecho por la Ley 26/2.011 de 2 agosto, y como ya reconociera años antes nuestra Ley de igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal de las personas con discapacidad 51/2003(LIONDAU), supone un gran cambio en la manera de abordar el fenómeno de la discapacidad, ya que plantea la misma desde su consideración como una cuestión de derechos humanos y. desde esta perspectiva se plantean dos estrategias de intervención convergentes y relativamente novedosas: la lucha contra la discriminación y la demanda de una accesibilidad universal, ya que la Ley se inspira en los pps de vida independiente, normalización, accesibilidad universal, diseño para todos, diálogo civil y transversalidad de las políticas en materia de discapacidad. Este principio de transversalidad, aparece consagrado, como no podía ser de otra manera, en el artículo 3 letra m) del Real Decreto Legislativo 1/2013, de 29 de noviembre, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley General de derechos de las personas con discapacidad y de su inclusión social. Por otra parte, la propia Convención ONU, reconociendo ESPECÍFICAMENTE, tal y como se expone en el Prémbulo, “que las mujeres y las niñas con discapacidad suelen estar expuestas a un riesgo mayor, dentro y fuera del hogar, de violencia, lesiones o abuso, abandono o trato negligente, malos tratos o explotación” , les dedica varios preceptos (aunque respecto de las niñas y niños en general existen también disposiciones concretas como el genérico, art. 7, y otras más específicos, como el art. 30, bajo la rúbrica “Participación en la vida cultural, las actividades recreativas, el esparcimiento y el deporte). 6 Baste la cita, en aras de la brevedad, del primer precepto , el art. 6, que sirve de marco general sobre la consideración de la Mujer/Niña CD: " Artículo 6 Mujeres con discapacidad 1. Los Estados Partes reconocen que las mujeres y niñas con discapacidad están sujetas a múltiples formas de discriminación y, a ese respecto, adoptarán medidas para asegurar que puedan disfrutar plenamente y en igualdad de condiciones de todos los derechos humanos y libertades fundamentales. Los Estados Partes tomarán todas las medidas pertinentes para asegurar el pleno desarrollo, adelanto y potenciación de la mujer, con el propósito de garantizarle el ejercicio y goce de los derechos humanos y las libertades fundamentales establecidos en la presente Convención”. Esta mayor vulnerabilidad y el principio de transversalidad, obliga a considerar, y a hacerlo seriamente, la perspectiva de género, fundamental razón por la cual, la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, ex artículo 19, exige un Informe de impacto de género en los proyectos de disposiciones de carácter general. En otras CCAA este Informe regula un contenido mínimo, para evitar que dicha obligación legal se soslaye con la cumplimentación de un mero trámite que no venga respaldado por un auténtico estudio objetivo de la cuestión. Como ejemplo, en la CCAA andaluza, se aprobó el Decreto 17/2012, de 7 de febrero, por el que se regula la elaboración del Informe de Evaluación del Impacto de Género cuyo artículo 5 dispone:_ “1. El informe de evaluación del impacto de género deberá contener, como mínimo, los siguientes extremos: a) Enumeración de la legislación vigente en materia de igualdad de género, citando expresamente las normas que afectan a la disposición. b) Identificación y análisis del contexto social de partida de mujeres y hombres en relación con la disposición de que se trate, con inclusión de indicadores de género que permitan medir si la igualdad de oportunidades entre ambos sexos será alcanzada a través de las medidas que se pretenden regular en aquella, e incorporando datos desagregados por sexos recogidos preferentemente en estadísticas oficiales y acotados al objeto de la norma. c) Análisis del impacto potencial que la aprobación de las medidas que se pretenden regular producirá entre las mujeres y hombres a quienes afecten. d) Incorporación de mecanismos y medidas dirigidas a neutralizar los posibles impactos negativos que se detecten sobre las mujeres y los hombres, así como a reducir o eliminar las diferencias encontradas. 2. En el caso en que la disposición no produzca efectos, ni positivos ni negativos, sobre la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, se reflejará esta circunstancia en el informe del impacto de género, siendo en todo caso necesario revisar el lenguaje del proyecto para evitar sesgos sexistas.” De todo lo expuesto se colige, que no hay evidencia en el expediente administrativo de que el Informe de género legamente exigido, elaborado en el trámite de aprobación del Decreto 113/013 y tal y como se nos presenta condensado en cuatro líneas, pueda tener dicha consideración, por no hallarse respaldado objetivamente en datos propios ni obtenidos a través de otras Direcciones Generales implicadas, razón por la cual, debe entenderse vulnerada la Ley y por ende, otra garantía procedimental más, ex art. 62.1e de la LRJPAC. 7 Así las cosas, consideramos que el presente motivo de nulidad/anulación, debe ser estimado. SEGUNDO.NULIDAD DEL DECRETO IMPUGNADO POR VULNERACIÓN DE PRECEPTOS CONSTITUCIONALES CON AFECTACIÓN DE DERECHOS FUNDAMENTALES/LIBERTADES BÁSICAS, VULNERACIÓN DEL PRINCIPIO DE RESERVA DE LEY Y CONTRADICCIÓN/INFRACCIÓN DE NORMAS IMPERATIVAS ESTATALES BÁSICAS Y AUTONÓMICAS DE RANGO SUPERIOR.EXAMEN CONCRETO DEL ARTICULADO PRECISANDO LAS INFRACCIONES COMETIDAS QUE DETERMINAN LA NULIDAD en relación con lo dispuesto en el artículo 62.2 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común. Dispone el art. 62.2 de la LRJPAC 30/92 de 26 de noviembre: “(…)2. También serán nulas de pleno derecho las disposiciones administrativas que vulneren la Constitución, las leyes u otras disposiciones administrativas de rango superior, las que regulen materias reservadas a la Ley , y las que establezcan la retroactividad de disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales.”. ♣ ARTÍCULO PRIMERO.- OBJETO Y ÁMBITO DE APLICACIÓN.Entra de lleno este primer precepto en una de las cuestiones claves del objeto de la presente Litis: la adecuación a derecho de la conceptualización del pretendido copago como “precio público”: (folios 93 y ss: texto definitivo del Decreto 113/013 de 2 de agosto). Como ya adelantábamos al formular nuestra solicitud de la medida cautelar de suspensión, el contenido del Decreto, que establece el “copago” por la prestación de los servicios sociales de atención residencial, centros de día y de noche, teleasistencia, ayuda a domicilio, atención en centros de rehabilitación e integración social y viviendas tuteladas, dirigidos a mayores y personas con discapacidad, incide en el núcleo duro de la “asistencia social” en la Comunidad Valenciana. Sus destinatarios, personas mayores y personas con discapacidad (en adelante, PCD), pese a ser grupos sociales heterogéneos, se muestran ante esta normativa bajo un denominador común, ser colectivos muy amplios dentro del conjunto poblacional de la Comunidad y 8 hallarse en una situación de vulnerabilidad especial, que obliga a extremar las medidas de protección ante posibles vulneraciones de sus derechos, contenidos no sólo en la legislación general (art. 49 de la CE) sino en la más específica (vid. Estatuto de las PCD (ley 11/2.003, autonómica), Ley 51/2.003 (ahora inserta en la Ley General de derechos de las personas con discapacidad y de su inclusión social (Texto Refundido aprobado por el Real Decreto Legislativo 1/2013, de 29 de noviembre, BOE de 3 de diciembre de 2013), Convención de Naciones Unidas de Derechos de las Personas con Discapacidad y Ley 26/011 de adaptación de la normativa española a la Convención, fundamentalmente). Será pues cuestión de fondo a dilucidar en el presente recurso, si la naturaleza del copago es la de precio público o la de tasa, con las consecuencias que de tal se derivarían en torno a su posible declaración de nulidad, pero baste ahora subrayar, sin perjuicio de lo que después se dirá, que la aplicación inmediata del Decreto, operada en el mes de enero de 2.014, ha supuesto la exacción, que podría derivar incluso en vía de apremio, de un importe económico para poder disfrutar de los antedichos servicios, so pena de “finalizarse la prestación del servicio” (art. 7.1). Hemos de considerar, pues, dos cuestiones de indudable trascendencia para resolver sobre la nulidad pretendida en este particular extremo, que por sí sola, salvo mejor criterio de la Sala, debiera determinar la de todo el texto normativo, argumentando su denuncia en los siguientes términos: 1.- NULIDAD ( texto íntegro )POR VULNERACIÓN DE LOS ARTÍCULOS 31.1, 133.1 y 149.1.1ª-8ª-14ª-18ª de la Constitución, 1 y 2.2 a) de la Ley General Tributaria, 13n) y 24 de la Ley 8/1989 de Tasas y Precios Públicos, 1.2b del Decreto-Leg. 1/2005 por el que se aprueba el TR de la Ley de Tasas de la GV y 40.3 de la Ley 5/1983 de 30 de diciembre del Consell: LOS PRECIOS PÚBLICOS REGULADOS EN EL PRESENTE DECRETO, NO SON TALES SINO TASAS (TRIBUTOS), POR LO QUE SU CREACIÓN/REGULACIÓN ESTÁ SOMETIDA AL PRINCIPIO DE RESERVA DE LEY. El Decreto 113/2013, de 2 de agosto, del Consell, por el que se establece el régimen y las cuantías de los precios públicos a percibir en el ámbito de los servicios sociales ahora impugnado REGULA COMO PRECIOS PÚBLICOS PRESTACIONES ECONÓMICAS QUE, OBJETIVAMENTE/ EN REALIDAD, SON TASAS. Siguiendo las consideraciones efectuadas por la Clínica de Justicia Social de la Facultat de Dret de la Universitat de Valencia, cuyo Dictamen será propuesto por otrosí como prueba pericial: 1.1.- De la regulación contenida en el art. 2.2.a de la LGT, y en este mismo sentido, en el art. 6 de la Ley 8/1989, de 13 de abril, de Tasas y Precios resulta que: 9 - Las tasas son tributos cuyo hecho imponible consiste en la utilización privativa o el aprovechamiento especial del dominio público, la prestación de servicios o la realización de actividades en régimen de derecho público que se refieran, afectes o beneficien de modo particular al obligado tributario, cuando los servicios o actividades no sean de solicitud o recepción voluntaria para los obligados tributarios o no se presten o realicen por el sector privado. SIN EMBARGO (art. 24 Ley 8/89 de Tasas): - Los precios públicos son contraprestaciones recibidas por un Ente Público como consecuencia de la prestación de servicios o realización de actividades administrativas cuando es voluntaria su solicitud o recepción, y ese servicio es prestado o la actividad es realizada por el sector privado. Conforme a lo dicho, estas dos figuras –tasa y precio público- comparten una característica común: se trata de contraprestaciones patrimoniales exigidas al ciudadano por la prestación de un servicio o actividad en régimen de derecho público. Si bien, es preciso para ello que se den los requisitos necesarios; es decir, para el caso de las tasas, que los servicios o actividades no sean de recepción voluntaria para los obligados tributarios o que no se presten estos por el sector privado; y, en el caso de los precios públicos, que los servicios los preste el sector privado y sean, a su vez, de recepción voluntaria por parte del administrado. Por tanto, nos hemos de plantear ¿cuando hablamos de servicios voluntarios? 1.2.- Carácter voluntario de los servicios o actividades.El Tribunal Constitucional, en sentencia nº 185/1995, ha elaborado doctrina respecto a la voluntariedad de los servicios prestados por la Administración, entendiendo que deben considerarse coactivamente impuestas y, por tanto, no voluntarias, “todas aquellas actividades o servicios que son objetivamente indispensables para poder satisfacer las necesidades básicas de la vida personal o social de los particulares, o dicho de otro modo, cuando la renuncia a estos bienes, actividades o servicios priva al particular de aspectos esenciales de su vida privada o social. ” De forma que, “solo en la medida en que éstos no puedan considerarse esenciales o imprescindibles, deberá entenderse que, desde esta perspectiva, la prestación pecuniaria no está sometida al principio de legalidad.” 1.3 – Concepto de actividades esenciales.Como hemos observado, se puede hablar de obligatoriedad, no sólo cuando ésta viene expresamente impuesta por la Administración, sino también cuando los servicios o actividades resultan objetivamente indispensables para satisfacer las necesidades básicas de la vida personal o social de las personas. Esto es, todas aquéllas que resulten imprescindibles para la vida privada o social del receptor. 10 Atendiendo a la naturaleza de los servicios que se regulan en este Decreto, resulta obvio que son precisamente al tipo de servicios a los que tanto la ley como el Tribunal Constitucional se refieren. Así, el art. 1.2 de la disposición, enumera los servicios que conllevarán un precio público como contraprestación, que son: -Servicio de atención residencial. -Servicio de centro de día y de noche. -Servicio de teleasistencia. -Servicio de ayuda a domicilio. -Servicio de atención en centros de rehabilitación e integración social. -Servicio de viviendas tuteladas. Con todo, la vinculación existente entre servicios y actividades esenciales para la vida privada o social, y los servicios regulados en el decreto que nos atañe, no es una mera opinión o inferencia de parte, sino que la realiza el legislador estatal. Así, éste, en la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia, establece la definición de estos servicios como indispensables cuando se refiere a ellos en la Exposición de Motivos al determinar como objetivo de la norma: “atender las necesidades de aquellas personas que, por encontrarse en situación de especial vulnerabilidad, requieren apoyos para desarrollar las actividades esenciales de la vida diaria , alcanzar una mayor autonomía personal y poder ejercer plenamente sus derechos de ciudadanía”. Además, establece igualmente una vinculación entre esta situación de dependencia y las personas mayores y con discapacidad. Asimismo, la Constitución Española, en su artículo 158.1, establece que “en los Presupuestos Generales del Estado podrá establecerse una asignación a las Comunidades Autónomas en función del volumen de los servicios y actividades estatales que hayan asumido y de la garantía de un nivel mínimo en la prestación de los servicios públicos fundamentales en todo el territorio español.” A estos efectos, la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas, considera, en su artículo 15.1º que, son servicios públicos esenciales la educación, la sanidad y los servicios sociales fundamentales (generales y especializados) y establece en su párrafo segundo que, “con el fin de cumplir el artículo 158.1 de la Constitución, el Fondo de Garantía de Servicios Públicos Fundamentales tendrá por objeto garantizar que cada Comunidad recibe, en los términos fijados por la Ley, los mismos recursos por habitante, ajustados en función de sus necesidades diferenciales, para financiar los servicios públicos fundamentales, garantizando la cobertura del nivel mínimo de los servicios fundamentales en todo el territorio. Participarán en la constitución del mismo las Comunidades Autónomas con un porcentaje de sus tributos cedidos, en términos normativos, y el Estado con su aportación, en los porcentajes y cuantías que marque la Ley.” La afirmación realizada viene reforzada por los siguientes argumentos: -Los servicios que regula el Decreto no son de recepción voluntaria por el administrado, y, por tanto, se encuentran fuera de la definición legal de precios públicos, que requiere no solo que el servicio lo preste la Administración, sino que, además, sea de recepción voluntaria, ex doctrina legal y constitucional antes expuesta. 11 - La Ley 25/1998, de 13 de julio , de modificación del Régimen Legal de las Tasas Estatales y Locales y de Reordenación de las Prestaciones Patrimoniales de Carácter Público, restableció la ortodoxia en materia de tasas, redactando de nuevo el art. 24 de dicha Ley 8/89 , con el siguiente texto: "Tendrán la consideración de precios públicos las contraprestaciones pecuniarias que se satisfagan por la prestación de servicios o la realización de actividades efectuadas en régimen de Derecho público cuando, prestándose también tales servicios o actividades por el sector privado, sean de solicitud voluntaria por parte de los administrados", y así se redactaron de nuevo el art. 26.1 de la Ley General Tributaria, el art. 6 de la Ley 8/1989, de 13 de abril, de Tasas y Precios Públicos y los arts. 20 y 24, entre otros, de la Ley 39/1988, de 28 de diciembre, de Haciendas Locales. - La Ley 8/1989, de Tasas y Precios Públicos, en su artículo 13 n) prevé la regulación mediante tasas de aquellas prestaciones de servicios o actividades que se refieran, afecten o beneficien a personas determinadas o que hayan sido motivadas por éstas, directa o indirectamente. Literalmente: “Podrán establecerse tasas por la prestación de servicios o realización de actividades en régimen de Derecho Público consistentes en : n) Servicios o actividades en general que se refieran, afecten o beneficien a personas determinadas o que hayan sido motivados por estas, directa o indirectamente .” La redacción del artículo determina la obligación de que, en caso que el legislador decida que los usuarios financien una parte del servicio, su aportación deba establecerse como tasa y no como precio público y, por tanto, deba someterse al régimen jurídico de la primera. Parece evidente, que los servicios que regula el Decreto impugnado están dirigidos a personas determinadas, pues en su artículo 2 define como usuarios a “mayores y personas con discapacidad”. En conclusión, cabe afirmar que el colectivo al que va dirigido este Decreto se encuentra en una situación de especial necesidad, convirtiéndose los servicios regulados en él, en factor imprescindible para el normal desarrollo de su vida diaria; además, la recepción de dichos servicios, como ha afirmado el Tribunal Constitucional, y como ha expuesto el legislador estatal, no es voluntaria. La conclusión ineludible que cabe, en consecuencia, extraer, es que la contraprestación que debe abonarse por la recepción de estos servicios tiene naturaleza jurídica de tasa y su regulación debe someterse a las exigencias de dicha figura jurídica (reserva de ley).”. 12 Efectivamente, siendo ello así, este error de conceptualización deriva necesariamente en dos motivos adicionales, concluyentes y determinantes de nulidad, ex artículo 62.2 de la LRPJAC: VULNERACIÓN DIRECTA de los principios de jerarquía normativa y de reserva de ley, consagrados constitucional y legalmente. 1.4. Conflicto de normas y vulneración del principio de jerarquía La potestad originaria para establecer tributos, es decir, la potestad financiera, corresponde exclusivamente al Estado mediante Ley, tal y como establecen los artículos 149.1.14 y 133.1 de la Constitución Española y el artículo 4.1 de la Ley General Tributaria. Es, pues, el legislador estatal quien determinará las líneas básicas en materia tributaria definiendo las figuras impositivas y sus contenidos. Las Comunidades Autónomas, a su vez, tienen una potestad originaria, pero con la peculiaridad de que, con el fin de evitar situaciones de desigualdad, debe ser conforme a las líneas determinadas por el legislador estatal, tal y como establece el artículo 1 de la Ley General Tributaria: “Esta ley establece los principios y las normas jurídicas generales del sistema tributario español y será de aplicación a todas las Administraciones tributarias en virtud y con el alcance que se deriva del artículo 149.1.1.ª, 8.ª, 14.ª y 18.ª de la Constitución.” Por tanto, la norma autonómica no puede vulnerar la legislación básica del Estado dictada al amparo del art. 149.1 CE, y resulta palmario que la LGT, así como la LTPP de 1989 y su modificación de 1998, que definen los conceptos de tributo, de tasa y de precio público, son normas estatales básicas al amparo del art. 149.1.14 CE (Hacienda General) como ha determinado el TC. Siguiendo nuevamente a la Clínica Jurídica por la Justicia Social: “El decreto 113/2013 contradice la legislación estatal, que establece claramente en el artículo 13 n) de la Ley 8/1989, de 13 de abril, de Tasas y Precios Públicos, la regulación mediante tasas de las contraprestaciones recibidas por los servicios o actividades en general que se refieran, afecten o beneficien a personas determinadas o que hayan sido motivados por estas, directa o indirectamente.” Y no sólo eso: contradice también, tal y como hemos expuesto, la doctrina del Tribunal Constitucional al respecto de la materia. Al mismo tiempo, vulnera la propia ley de Tasas valenciana (Decreto Legislativo 1/2005, de 25 de febrero, del Consell de la Generalitat, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley de Tasas de la Generalitat), que estableció en su artículo 1. “Que los servicios o actividades requeridos sean imprescindibles para la vida privada o social del solicitante o receptor.” 13 Además, entendemos que existe una vulneración del principio de jerarquía normativa en el seno del propio ordenamiento de la Comunidad Autónoma puesto que: a) El decreto 113/2013, en su Disposición Adicional primera, da nueva redacción al apartado 6 del Anexo del Decreto 227/1991 b) Este último precepto fue redactado por el Texto Refundido de 2005, que es una norma con rango de ley. c) Por tanto, se opera una elevación del rango y una preferencia de ley, exigiéndose que cualquier modificación posterior que afecte al precepto sea hecha por norma capaz de derogar la redacción fijada por la norma legal de 2005, es decir, por otra norma con rango de ley. Por ello, la posterior modificación mediante un decreto de lo que fue disposición del legislador, vulnera el principio de jerarquía normativa del art. 9.3 CE, haciendo nula la disposición reglamentaria que incurre en ese vicio. En nuestro caso, esa disposición es la que pretende configurar como precios públicos las aportaciones por servicios de dependencia, que no se incluían como tales en el citado Decreto de 1991. Por lo tanto, si se aprecia dicha nulidad en la modificación del decreto de 1991, por enmendar a través de una norma reglamentaria (un decreto) lo establecido por una norma con rango de ley, se proyectaría tal nulidad sobre todo el contenido del Decreto 113/2013, al entrar a regular como norma reglamentaria una materia que el legislador no había incluido en el ámbito del decreto de 1991.”. 1.5. Vulneración del principio de reserva de ley.A mayor abundamiento, el error de la Generalitat, al regular como precio público lo que, sin lugar a dudas, es una tasa, produce como lógica consecuencia una vulneración del principio de reserva de ley, exigido para la regulación de las tasas. La Constitución Española, prevé, en su artículo 31.3, que toda prestación patrimonial de carácter público, debe establecerse con arreglo a la ley. Por lo tanto, la regulación de los servicios prestados en el Decreto 113/2013 no puede realizarse mediante norma reglamentaria. Como señalan los Profesores de la Clínica Jurídica: “El Consell no puede, por Decreto, regular una materia reservada a la ley, ya que es el legislador autonómico, y por tanto, Les Corts Valencianes, el órgano habilitado para llevar a cabo esa tarea. Por ello, entendemos que el Decreto 113/2013, de 2 de agosto, del Consell, por el que se establece el régimen y las cuantías de los precios públicos a percibir en el ámbito de los servicios sociales, es nulo de pleno derecho por haber regulado materias reservadas a la 14 ley, y sin autorización expresa de ésta , tal y como exige el artículo 40.3 de la Ley 5/1983, de 30 de diciembre, del Consell. Más aun, el Decreto 113/2013 ni siquiera regula los elementos esenciales de la cuantía, pues deja al arbitrio de la Conselleria el “coste de referencia del servicio”, que es el criterio básico para calcular el importe de la prestación.”. A esta omisión y a su imposibilidad de fijar el coste refrenciaal de los servicios por norma con rango inferior a Decreto del Consell, tal y como se indicó por la Direción General de Tributos en Informe evacuado e incorporado al expediente (folios 76 y s), nos referiremos más adelante. 2.- La segunda cuestión que se plantea es LA ARTIFICIOSA DISTINCIÓN QUE SE REALIZA POR LA ADMINISTRACIÓN DEMANDADA, ANTE UN MISMO CATÁLOGO DE SERVICIOS, ENTRE USUARIOS DEPENDIENTES, SUJETOS EN ESTA MATERIA DEL COPAGO, A LA REGULACIÓN DE LA ORDEN 21/2.012 DE 25 DE OCTUBRE Y LOS USUARIOS NO DEPENDIENTES, SUJETOS AL DECRETO IMPUGNADO y ello en virtud de la atribución a los primeros de un derecho subjetivo a la recepción de los servicios de promoción de la autonomía personal y de atención a la dependencia, derivado de su consagración por la Ley 39/2.006, que convierte su aportación económica en una “participación”, cuya naturaleza jurídica unilateralmente atribuida por la Generalitat NO es la de precio público ni aún menos, por supuesto, la tasa, quedando en el aire su conceptualización, en tanto que el resto de usuarios no dependientes abonaría un precio público aunque, en realidad, según hemos argumentado, se trate de una tasa, precisamente por no ostentar un derecho subjetivo a la recepción de dichos servicios que se halle amparado por una Ley . Así el Preámbulo de la Orden 21/2.012 de 25 de octubre, interesa la no aplicación de la vigente normativa, pendiente de publicación en esa fecha el Decreto impugnado, de precios públicos de la Generalitat “que no resultan aplicables a estos servicios que forman parte de un derecho subjetivo de la ciudadanía, tal y como establece el art. 1 de la Ley 39/2.006 de 14 de diciembre”. En el mismo sentido se pronuncia la DA 2ª del Decreto 113/013, cuando considera que la participación económica de los beneficiarios en el coste de los servicios establecidos en la LPAAD 39/2.006 de 14 de diciembre NO tiene el carácter de precio público. Si lo que se pretende es la homologación de toda la población potencial o directamente receptora del Catálogo de Servicios, idéntico para las personas dependientes y no dependientes (sean mayores/personas con discapacidad), y ello, en atención a dicha finalidad incorporada al Preámbulo del Decreto de “evitar un tratamiento económico desigual e injustificado entre aquellas personas que van a recibir idénticos servicios de la Administración competente, aunque por distinto concepto. Asimismo, por evidentes motivos de igualdad de trato es ineludible poner fin a la suspensión acordada por decreto 103/1.995 de 16 de mayo del Consell…”, la regulación debiera ser idéntica y, en consecuencia, mediante una tasa, pues constituye, a nuestro juicio una falacia legal, 15 que los usuarios no dependientes no gocen de un derecho subjetivo a la recepción de idénticos servicios sociales especializados. Tal derecho subjetivo se encuentra plasmado y recogido en la normativa estatal básica en materia de discapacidad y asimismo, en la normativa autónomica que la desarrolla. En consecuencia, tal distinción artificiosa supone un ataque frontal a derechos fundamentales y libertades públicas, susceptibles de amparo constitucional, art. 14CE y 24CE, (en su vertiente de proscripción de la indefensión), así como de otros derechos incluídos en la esfera personal y social consagrados igualmente por la CE en diversos preceptos y desarrollados, en el ámbito de la protección a las PCD, sean o no dependientes reconocidos, en el Real Decreto Legislativo 1/2013, de 29 de noviembre, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley General de derechos de las personas con discapacidad y de su inclusión social, del que dimana el reconocimiento de auténticos derechos subjetivos, pues no hemos de olvidar que como principios de dicha Ley se enumeran en su art. 3 y, por lo que aquí interesa:El respeto de la dignidad inherente, la autonomía individual, incluida la libertad de tomar las propias decisiones, y la independencia de las personas ; La no discriminación.; La igualdad de oportunidades; La normalización; La participación e inclusión plenas y efectivas en la sociedad. Este último, el de la participación e inclusión social plenas y efectivas, partiendo del propio concepto legal de “Inclusión social” como “ principio en virtud del cual la sociedad promueve valores compartidos orientados al bien común y a la cohesión social, permitiendo que todas las personas con discapacidad tengan las oportunidades y recursos necesarios para participar plenamente en la vida política, económica, social, educativa, laboral y cultural, y para disfrutar de unas condiciones de vida en igualdad con los demás”, determina entre otros un derecho a la atención integral (art. 13 TR)y a la protección social (art. 48-50): “Artículo 13 Atención integral .1. Se entiende por atención integral los procesos o cualquier otra medida de intervención dirigidos a que las personas con discapacidad adquieran su máximo nivel de desarrollo y autonomía personal, y a lograr y mantener su máxima independencia, capacidad física, mental y social, y su inclusión y participación plena en todos los aspectos de la vida, así como la obtención de un empleo adecuado. 4. Las administraciones públicas velarán por el mantenimiento de unos servicios de atención adecuados, mediante la coordinación de los recursos y servicios de habilitación y rehabilitación en los ámbitos de la salud, el empleo, la educación y los servicios sociales, con el fin de garantizar a las personas con discapacidad una oferta de servicios y programas próxima, en el entorno en el que se desarrolle su vida, suficiente y diversificada, tanto en zonas rurales como urbanas. “Artículo 48 Derecho a la protección social Las personas con discapacidad y sus familias tienen derecho a unos servicios y prestaciones sociales que atiendan con garantías de suficiencia y sostenibilidad sus necesidades , dirigidos al desarrollo de su personalidad y su inclusión en la comunidad, incrementando su calidad de vida y bienestar social.”. 16 Y dicho derecho se dota de contenido en el Artículo 50: “1. Las personas con discapacidad y sus familias tienen derecho a los servicios sociales de apoyo familiar, de prevención de deficiencias y de intensificación de discapacidades, de promoción de la autonomía personal, de información y orientación, de atención domiciliaria, de residencias, de apoyo en su entorno, servicios residenciales, de actividades culturales, deportivas, ocupación del ocio y del tiempo libre. 2. Además, y como complemento de las medidas específicamente previstas en esta ley, la legislación autonómica podrá prever servicios y prestaciones económicas para las personas con discapacidad y sus familias que se encuentren en situación de necesidad y que carezcan de los recursos indispensables para hacer frente a la misma.”. De forma que el copago, tanto dentro como fuera del marco de la LPAAD, impide imponer como consecuencia directa, la “expulsión social” del usuario/beneficiario, esto es, el abandono de un recurso que no puede sufragarse pero que, paradójicamente, le resulta imprescindible y necesario para su “inclusión social”, ésta rectamente interpretada y entendida, de conformidad con la normativa específica nacional e internacional en materia de discapacidad. A mayor abundamiento la Ley 11/2003, de 10 de abril, de la Generalitat, sobre el Estatuto de las Personas con Discapacidad , determina que: Artículo 1.- Ámbito objetivo.1. Constituye el objeto primordial de la presente Ley, la regulación de la actuación de las administraciones públicas valencianas dirigida a la atención y promoción del bienestar y calidad de vida de las personas con discapacidad, posibilitando su habilitación, rehabilitación e integración social con el fin de hacer efectivo el derecho a la igualdad reconocido por la Constitución Española. Se regulan los principios rectores de la actuación de dicha Administración en cuanto a la prevención de las discapacidades, la ordenación de la tipología de centros y servicios de acción social destinados a las personas con discapacidad y la fijación del correspondiente régimen de infracciones y sanciones. 2. La presente Ley será de aplicación en todas las actuaciones y servicios que, en el ámbito de las personas con discapacidad y dentro del territorio de la Comunidad Valenciana, lleven a cabo la Administración de la Generalitat, o sus entidades autónomas y las empresas de la Generalitat contempladas en la legislación pública valenciana, así como las corporaciones locales de la Comunidad Valenciana, así como las entidades públicas y privadas que colaboren con ellas.” “Artículo 3. Reconocimiento y titulares de derechos.-. 1. Serán titulares de los derechos reconocidos en la presente Ley, en los términos previstos en la misma: a) Los españoles que padezcan una discapacidad y tengan o adquieran su vecindad administrativa en cualquier municipio de la Comunidad Valenciana. b) Los extranjeros que padeciendo discapacidad, (…) 17 2. No obstante, cualquier extranjero que padezca discapacidad será titular de los derechos mencionados en los artículos 31 y 32 y usuario de los servicios recogidos en el artículo 34 de esta Ley. 3. El disfrute de los derechos reconocidos en esta Ley a las personas con discapacidad, con movilidad reducida o con necesidad de apoyo generalizado por motivo de su discapacidad, requerirá de la correspondiente acreditación de tales circunstancias, mediante resolución de los órganos administrativos que tengan atribuida la competencia para la valoración y calificación de las discapacidades. “Artículo 40. Derechos de las personas con discapacidad usuarias de los centros de atención diurna y de residencias para personas con discapacidad Los personas con discapacidad que sean usuarias de centro de atención diurna o de residencias para personas con discapacidad , con independencia de la titularidad de estos centros, tendrán los siguientes derechos (…): f) A la atención individualizada que demande sus necesidades específicas mediante un tratamiento multidisciplinar. h) A la asistencia integral en residencias para personas con discapacidad con necesidad de apoyo generalizado y a tener asignado un médico de atención primaria. Se entiende por asistencia integral la atención sanitaria, psicológica, formativa, recreativa y socio-familiar similar tendente a conseguir su bienestar y un adecuado desarrollo personal. i) A recibir en los centros para personas con discapacidad, las mismas prestaciones sociales, que el resto de los ciudadanos reciben en su domicilio. j) A recibir en las residencias para personas con discapacidad, las mismas prestaciones sanitarias, que el resto de los ciudadanos reciben en su domicilio. l) A la continuidad en la prestación de los servicios en las condiciones establecidas legalmente o q) Al disfrute secuencializado de la plaza en los recursos más idóneos a las características de la convenidas. persona con discapacidad, según su proceso individual de rehabilitación e integración, dentro de los recursos previstos en la presente Ley. Los órganos administrativos y las Administraciones Públicas establecerán los mecanismos adecuados de colaboración y coordinación para velar por los derechos reconocidos en esta Ley a las personas con discapacidad, padres y familiares (…)”. Y lo mismo cabe predicar de las personas mayores, que por razón puramente de su edad, acaban presentando discapacidad física, intelectual o sensorial. Finalmente, respecto del ámbito de aplicación, esto es, los servicios del catálogo que quedan afectados por la exacción de los “presuntos” precios públicos, entendemos que excluídos del copago del Decreto el ámbito de Juventud, por expresa disposición de la DA1ª del Decreto, sin que hasta la fecha conste en qué consistirá el referido copago. 18 Sin embargo, la cláusula “con medios propios integrantes de la red de servicios sociales de la Comunidad Valenciana” se muestra tan amplia, que a nuestro juicio, su correcta intelección y, por ende su anulación, debe quedar determinada a la luz de lo que se dispone en el resto del articulado, en especial, de lo establecido en las Disposiciones Adicionales Segunda y Cuarta, a las que por economía procesal nos remitimos. ♣ ARTÍCULO SEGUNDO.- PARTICIPACIÓN Y CAPACIDAD ECONÓMICA.Literalmente comienza estableciendo el art. 2 del Decreto impugnado, en su definitiva redacción (folio 93) que: Y asimismo que: De la referida literalidad del precepto cabe deducir: 1.- Que la cuantía del precio público a satisfacer depende de la “capacidad económica del usuario”, por tanto, de él en exclusiva y que además dicha capacidad económica se calculará valorando “su nivel de renta personal”. 2.- Que la Conselleria establece por Decreto las “reglas para valorar” dicha capacidad económica y por ende, su renta personal, además de añadir un supuesto, en que también, ex art. 2.3 a)inc 4º (persona con discapacidad que tenga a cargo determinados familiares con discapacidad reconocida) se tendrá en cuenta la valoración de su patrimonio, cuya determinación se somete a las reglas del apartado b) de dicho art. 2.3. Tales deducciones conducen a denunciar la nulidad del precepto por vulneración de preceptos constitucionales y legales. Siguiendo, también en este punto, las consideraciones de la Clínica Jurídica: “La Constitución española es la norma suprema de nuestro ordenamiento jurídico. Tal y como establece su art. 9, los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a ella. Pues bien, en el art. 31 CE encontramos el concepto de capacidad económica, que es un criterio configurado para determinar la contribución de los ciudadanos al gasto público. Este criterio viene desarrollado por las leyes estatales. 19 En este sentido, en lo relativo a las personas físicas, las leyes que lo definen son la del Impuesto de la Renta de las Personas Físicas, la del Impuesto sobre el Patrimonio y la del Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones. El principio de capacidad económica obliga al legislador a estructurar un sistema tributario en el que la participación de los ciudadanos en el sostenimiento de las cargas públicas se establezca de acuerdo con dicha capacidad económica, concebida como la titularidad de un patrimonio, la percepción de una renta o la obtención de ganancias mediante el tráfico de bienes. Sin embargo, estos elementos ya vienen establecidos por las leyes anteriormente citadas, que son las que delimitan los requisitos de la capacidad económica de las personas, razón por la cual, un Decreto autonómico como el que es objeto de impugnación no puede dar una definición de capacidad económica distinta de la que establecen las leyes estatales. Según el principio de jerarquía normativa, una norma autonómica no pude vulnerar la legislación básica del Estado, dictada al amparo del art. 149.1 de la Constitución, y de la Ley General Tributaria. Pero este principio no se vulnera sólo por una cuestión de competencia territorial, sino que al redefinirse mediante un Decreto una capacidad económica ya definida en normas con rango de ley, opera ipso iure el principio de preferencia de ley, de manera que no puede un reglamento contradecir ni dar definición diferente de la fijada en la Ley. De hecho, si observamos cualquier reglamento aprobado por las Administraciones Públicas, nos encontramos con que todos ellos recogen la definición de las leyes estatales cuando regulan aspectos que requieren la concurrencia de la capacidad económica. En todos esos casos el Ejecutivo sí es consciente de que dicha definición no puede ser diferente de la que determinan las Leyes estatales. Así ocurre, por ejemplo, con cualquier convocatoria de becas, ayudas, subvenciones públicas, adjudicaciones de VPO, etc.”. Partiendo pues, de que el legislador autonómico tiene vetado “construir ad hoc” su propio concepto de capacidad económica, so pena de nulidad ex art. 62.2 LRJPAC, debemos precisar lo siguiente en relación a las reglas de valoración “perpetradas” por el art. 2.3 del Decreto: se aprecia una evidente QUIEBRA DE LA PROSCRIPCIÓN DE LA ARBITRARIEDAD DE LOS PODERES PÚBLICOS (ART. 9 DE LA CE). Establece el art. 2.3 que para valorar la capacidad económica: 20 Sin embargo: A.- NO SE CONCRETA que instrumento se utilizará para la valoración de la renta del usuario, que no puede ser otro que la declaración de IRPF del ejercicio anterior a la exacción del (erróneamente) considerado precio público. Sobre este particular y los riesgos de incurrir en arbitrariedad, se ha pronunciado la Sentencia 514/05 de 15 de Julio, dictada por el TSJ del País Vasco, en los siguientes términos: “(…)Sin embargo, y dado que el Decreto Foral no ofrece una noción propia de lo que sea rendimiento neto en su artículo 6º, y dispone en cambio que, «como norma general se utilizará para la valoración de la renta del usuario o de la unidad de convivencia de la que este forme parte la última o últimas declaraciones del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas realizadas a la fecha de presentación de la solicitud del servicio,.. .», la Administración hace una adaptación arbitraria y de mera conveniencia de las reglas sustantivas que determinan el concepto de rendimiento neto en la lógica del impuesto, pues, como se ve, admite los gastos fiscalmente deducibles del artículo 18 solo hasta cierto punto, y rechaza de plano la bonificación del artículo 19 bajo el argumento de que una declaración que los tome en cuenta no refleja fielmente la situación financiera de al hora de calcular el precio público. Tal modo de razonar choca sin embargo con otros de igual o mayor rotundidad pues, como defienden los recurrentes, tampoco un ingreso obtenido del trabajo del que no se descuente la retención en la fuente refleja la verdadera disponibilidad de recursos dinerarios con los que cuente el sujeto pasivo a la hora de afrontar el precio público, y no por ello, como hemos visto, cabe apartarse del esquema fiscal al que la Administración autora de la norma se ha vinculado cuando trata de determinar rendimientos netos. En cuanto a la otra razón que se ofrece en tales informes para prescindir de modo unilateral y por vía interpretativa del concepto fiscal de rendimiento neto del trabajo, tampoco resulta sólida, pues si el interesado ha eludido sus deberes tributarios, la opción normativa es la de aplicar el Precio Público máximo, y si la ausencia de declaración fiscal viene legalmente justificada por situarse los ingresos por debajo del umbral de exención, nada impide considerar los mismos criterios para obtener el neto, sin que en ningún caso pueda quedar al arbitrio administrativo definirlos caso por caso. La cuestión es que no cabe identificar la renta anual neta del artículo 6.1, o la mensual per cápita del 6.2, con «los ingresos obtenidos por trabajo desarrollado por cuenta propia o ajena», ni directamente con las pensiones de cualquier tipo, pues el Decreto Foral obliga a determinar un concepto secundario y derivado que es el del rendimiento neto obtenido de tales ingresos, indicativo de «posibilidades económicas reales» y esa deducción no puede ser obviada o simplemente minimizada a la hora de la gestión de las disposiciones aplicables. Procede por ello la estimación del recurso en este último extremo (…)”. B.- SE VULNERA NUEVAMENTE el principio de reserva de ley y de jerarquía normativa, creando ad hoc una regulación distinta por norma de rango inferior: Dispone el art. 1 de la Ley de IRPF 36/2.005: “1. Constituye el hecho imponible la obtención de renta por el contribuyente. 2. Componen la renta del contribuyente: a) Los rendimientos del trabajo. b) Los rendimientos del capital. c) Los rendimientos de las actividades económicas. d) Las ganancias y pérdidas patrimoniales. e) Las imputaciones de renta que se establezcan por ley.” 21 Igualmente el artículo 7 del citado cuerpo legal establece: “Artículo 7 Rentas exentas.Estarán exentas las siguientes rentas: f) Las prestaciones reconocidas al contribuyente por la Seguridad Social o por las entidades que la sustituyan como consecuencia de incapacidad permanente absoluta o gran invalidez Asimismo, las prestaciones reconocidas a los profesionales no integrados en el régimen especial de la Seguridad Social de los trabajadores por cuenta propia o autónomos por las mutualidades de previsión social que actúen como alternativas al régimen especial de la Seguridad Social mencionado, siempre que se trate de prestaciones en situaciones idénticas a las previstas para la incapacidad permanente absoluta o gran invalidez de la Seguridad Social. (…). g) Las pensiones por inutilidad o incapacidad permanente del régimen de clases pasivas , siempre que la lesión o enfermedad que hubiera sido causa de aquéllas inhabilitara por completo al perceptor de la pensión para toda profesión u oficio. h) Las prestaciones familiares reguladas en el Capítulo IX del Título II del texto refundido de la Ley General de la Seguridad Social, aprobado por el Real Decreto Legislativo 1/1994, de 20 de junio, y las pensiones y los haberes pasivos de orfandad y a favor de nietos y hermanos, menores de veintidós años o incapacitados para todo trabajo, percibidos de los regímenes públicos de la Seguridad Social y clases pasivas . Asimismo, las prestaciones reconocidas a los profesionales no integrados en el régimen especial de la Seguridad Social de los trabajadores por cuenta propia o autónomos por las mutualidades de previsión social que actúen como alternativas al régimen especial de la Seguridad Social mencionado, siempre que se trate de prestaciones en situaciones idénticas a las previstas en el párrafo anterior por la Seguridad Social para los profesionales integrados en dicho régimen especial. (…) Igualmente estarán exentas las demás prestaciones públicas por nacimiento, parto o adopción múltiple, adopción, hijos a cargo y orfandad. (…) i) Las prestaciones económicas percibidas de instituciones públicas con motivo del acogimiento de personas con discapacidad, mayores de 65 años o menores, sea en la modalidad simple, permanente o preadoptivo o las equivalentes previstas en los ordenamientos de las Comunidades Autónomas, incluido el acogimiento en la ejecución de la medida judicial de convivencia del menor con persona o familia previsto en la Ley Orgánica 5/2000, de 12 de enero, reguladora de la responsabilidad penal de los menores. Igualmente estarán exentas las ayudas económicas otorgadas por instituciones públicas a personas con discapacidad con un grado de minusvalía igual o superior al 65 por ciento o mayores de 65 años para financiar su estancia en residencias o centros de día, siempre que el resto de sus rentas no excedan del doble del indicador público de renta de efectos múltiples. Por su parte el art. 11 dispone: “Artículo 11 Individualización de rentas 1. La renta se entenderá obtenida por los contribuyentes en función del origen o fuente de aquélla, cualquiera que sea, en su caso, el régimen económico del matrimonio.”. 22 Y finalmente el TÍTULO V de la Ley, bajo la rúbrica “Adecuación del impuesto a las circunstancias personales y familiares del contribuyente”, se inicia con la siguiente disposición: “Artículo 56 Mínimo personal y familiar 1. El mínimo personal y familiar constituye la parte de la base liquidable que, por destinarse a satisfacer las necesidades básicas personales y familiares del contribuyente, no se somete a tributación por este Impuesto. 3. El mínimo personal y familiar será el resultado de sumar el mínimo del contribuyente y los mínimos por descendientes, ascendientes y discapacidad a que se refieren los artículos 57, 58, 59 y 60 de esta Ley , incrementados o disminuidos a efectos de cálculo del gravamen autonómico en los importes que, de acuerdo con lo establecido en la Ley 22/2009, por el que se regula el sistema de financiación de las Comunidades Autónomas de régimen común y Ciudades con Estatuto de Autonomía, hayan sido aprobados por la Comunidad Autónoma.(…)”. Poniendo en relación los preceptos citados con la redacción final del Decreto resulta: 1.- Que la renta se predica “del contribuyente” y no de la unidad familiar, por lo que, la capacidad económica que debe valorarse es única y exclusivamente la del usuario, sin introducir combinaciones con elementos exógenos/ajenos como los ingresos de la unidad familiar, por lo que, la regla del art.2 pár. 1º (“capacidad económica del usuario”), queda en una mera declaración, a la vista de las reglas de determinación del párrafo 3º. Esta circunstancia fue subrayada por el Sindicato UGT (folio 67), en sus alegaciones al Borrador. 2.- Por otra parte, el principio de individualización de la Ley, obliga a no distinguir según sea el régimen económico matrimonial del contribuyente/perceptor de la renta, a diferencia de lo establecido en el 2º inciso del art. 2.3 a) del decreto. Además, como ya manifestó el CERMI-CV en su escrito de alegaciones este inciso supone otra diferenciación no justificada que podría conducir a situaciones discriminatorias (art. 14CE), habida cuenta que el nivel de renta personal, caso de tratarse de persona con discapacidad casada, se calcula en función de su régimen económico matrimonial, de suerte que si el matrimonio se rige por el régimen de gananciales (la mayoría) o de participación o cuando se presente conjuntamente la declaración del IRPF, se entenderá como renta personal “ la mitad de la suma de los ingresos de ambos miembros de la pareja”. Ello significa, por un lado, que se excluye a las parejas no casadas que pueden haber establecido un sistema de comunidad de bienes (similar a la ganancialidad) y por otro, que también se excluye a quienes están en separación de bienes (régimen que ahora rige por defecto en los matrimonios contraídos en la Comunidad Valenciana) y declaran IRPF por separado, de manera que, las personas con discapacidad casadas en gananciales/participación, ven aumentada ficticiamente su renta personal en comparación con quienes están casadas en separación de bienes ; de este modo se les 23 obliga, para no resultar perjudicadas por el cómputo ni ser tratadas desigualmente, a otorgar capitulaciones matrimoniales ante Notario, teniendo que disolver y, en su caso liquidar el régimen de gananciales /participación, con el consiguiente dispendio económico. 3.- Que en el cálculo de la capacidad económica del beneficiario y, en consecuencia, en la valoración de su renta personal, se deben seguir las normas tributarias legalmente establecidas y ello obliga a considerar: - que no es posible imputar rentas mediante el decreto, pues tal imputación solo opera si la dispone una norma con rango de Ley, por lo que no cabe atribuir al hijo-a con discapacidad la pensión “de ayuda familiar por hijo a cargo” que perciba su familiar, quien ostenta la condición frente a la Entidad Gestora de beneficiario, además de que con tal actuación se desnaturaliza la prestación, concebida para asistir a las familias, con la finalidad de coadyuvar en la atención y cuidado de las personas con discapacidad reconocida superior al 65% que en ellas se integran, sin perjuicio de que tal prestación, aun considerándose renta, se estima, como otras (IPT, IPA, GI), exenta de tributación, precisamente, por su naturaleza y finalidad/destino. -que la capacidad económica, tal y como la regula la LIRPF, admite modulaciones para adecuarla a las circunstancias personales y familiares del contribuyente, lo que implica el respeto de un mínimo personal y familiar con una cuantía concreta anual, que tiene la consideración de “renta mínima de subsistencia”, dirigida “ a satisfacer las necesidades básicas personales y familiares del contribuyente” y en la que se tiene en cuenta, ampliando dicho mínimo, el factor de la discapacidad y de la mayor edad (ascendientes_personas mayores a cargo), que no se somete a tributación por este Impuesto. Por tanto, si la AEAT no computa renta en aplicación de la Ley, por entender que una familia con esas circunstancias necesita un renta mínima de subsistencia mayor, ampliable adicionalmente por el concepto de “gastos asistenciales”, no se entiende que un Decreto pueda tácitamente derogar o ignorar la observancia de esos mínimos. En esta línea, ya se venían pronunciando las Salas de lo Contencioso, incluso con la redacción legal anterior; por todas: Tribunal Superior de Justicia de Murcia, (Sala de lo Contencioso-Administrativo, Sección2ª) Sentencia núm. 258-2003 de 16 abril “(…)FJ2º.-La regulación del Impuesto aplicado, por su marcado carácter personalista y subjetivo dentro del sistema, ejerce fines proteccionistas mediante mecanismos liberatorios de carga tributaria, tanto en cuanto a las situaciones de minusvalía del interesado, como respecto a quienes tienen a su cuidado a personas con minusvalía o que precisan ayuda y cobijo por su edad, además del componente de protección a la familia, que también con ellas se cumplimenta y que constituye un objetivo a nivel constitucional, de necesaria plasmación en mecanismos de derecho positivo. En el plano positivo, el art. 9 de la Ley 18/1991 ( RCL 1991, 2388) , dedicado a contemplar en cada uno de sus apartados los tipos de rentas exentas, contiene toda una serie de supuestos, entre ellos los mencionados en sus apartados b) y l), que son objeto de interpretación en este supuesto. Con carácter previo merece 24 destacarse que la propia mención del art. 9 comienza –atendiendo al objeto del impuesto (la renta) y no al sujeto que la genera– estableciendo: «Estarán exentas las siguientes rentas: «Son pues, las rentas las que son objeto de especial consideración tributaria y liberación de la carga que deberían soportar si no proviniesen de las circunstancias generadoras mencionadas a continuación, lo que revela que si bien su esencia está en la condición de quien la genera, el hecho de que la perciba la persona a su cuidado con destino a la misma finalidad que la origina no altera en absoluto su naturaleza, como sucede por ejemplo con la exención de las anualidades por alimentos en virtud de decisión judicial, que generan los hijos a su favor y percibe el progenitor a su cuidado. Por lo que afecta al supuesto que aquí nos ocupa, las prestaciones por hijo a su cargo afectado por minusvalía, el apartado b) del art. 9 dispone la exención de «las prestaciones reconocidas al sujeto pasivo por la Seguridad Social o por las entidades que la sustituyan como consecuencia de incapacidad permanente absoluta o gran invalidez», y a su vez el apartado l) del mismo art. establece la exención de «las cantidades percibidas de instituciones públicas con motivo del acogimiento de personas con minusvalía o mayores de 65 años». Finalmente, el art. 25, entre los rendimientos de trabajo computables, menciona expresamente como tales en su apartado h) «las ayudas o subsidios familiares y las becas, sin perjuicio de lo dispuesto en al art. 9 de esta Ley, es decir, exclusión hecha de las referidas en los apartados b) y l) ya citados y del apartado j) del mismo art. 9, por lo que dicha integración no es la regla general en lo que se refiere a la integración de las ayudas familiares, sino por el contrario la excepción a las exenciones previstas en el art. 9, precisamente porque no son propiamente rendimientos de trabajo, sino prestaciones complementarlas que a efectos tributarios –cuando se sujetan– se consideran como si lo fueran. Toda la redacción del precepto pone de manifiesto que el espíritu del legislador tiende a la protección más amplia posible de las situaciones de minusvalía y desvalimiento en general, liberando de tributación las prestaciones que se perciben por este concepto dado el cometido o finalidad que satisfacen, al margen de que el titular sea un sujeto pasivo aquejado de minusvalía o quien preste el auxilio y acogimiento en su significado social al minusválido o mayor que por su edad ya precisa de atención y cuidados. El término acogimiento se aparta aquí del técnico y estricto significado que posee en el Código Civil ( LEG 1889, 27) para significar cobijo, acomodo y ayuda en el seno de la familia al minusválido o mayor como un miembro más que se integra en ella, lo que en lugar de restringir la exención a los miembros que tradicionalmente han configurado el concepto de familia, se amplia ensanchando la exención a todos quienes en función de la libre decisión y voluntad de sus componentes acogen quizá a familiares no tan allegados pero en ocasiones solos, desvalidos o entrañables, prestándoles en el seno familiar su apoyo y dedicación. Ante tal expansión de la exención más allá del núcleo familiar tradicional, resultaría absurdo entender que no incluye las prestaciones originadas por los miembros del núcleo mas estrictamente tradicional como lo son las de los hijos aunque sean percibidas por los padres a su cuidado y precisamente para este fin. Parece contrario al principio de equidad liberar de tributación las prestaciones percibidas por el acogimiento de personas minusválidas y mayores de 65 años y excluir de dicha consideración la misma percepción si se percibe por un hijo a su cuidado, sin que dicha prestación –de algún modo compensatoria de la disminución o incapacitación que comporta para la obtención de rentas del minusválido– pueda ser equiparada a las demás ayudas familiares de carácter únicamente social (como lo sor cierto tipo de becas y otras ayudas similares del art. 25 h) no basadas en una situación previa de desvalimiento e incapacidad para la obtención de rentas de trabajo. Su consideración y especial protección es más marcada, ya que obedece tanto a fines de protección familiar propiamente dichos como de protección especifica de las minusvalías y todas sus consecuencias. Sería además absurdo que conforme a los estrictos términos del apartado b) del art. 9 de la Ley, quedasen liberadas de tributación las prestaciones percibidas por el propio sujeto pasivo aquejado de minusvalía, y sujetas en el caso de que las perciba el padre o madre por estar a su cuidado, circunstancia indicativa de mayor desvalimiento sea por edad o por grado de minusvalía. Por el contrario, el esfuerzo personal y económico que comporta desarrollar este especial cuidado, seria una razón suplementaria para liberar la carga tributaria de la prestación económica, que tan sólo le ayuda a sobrellevar un esfuerzo humano que abarca todos los planos, colabora a la cohesión e integración dentro de la sociedad de los individuos más necesitados de amparo y protección y libera de una especial problemática al tejido social. Todo lo expuesto deja en evidencia que el espíritu de la norma tributaria en estos supuestos es otorgar el máximo nivel de protección posible a la familia cuando alguno de los hijos se halla afectado por una incapacidad o minusvalía que no sólo genera mayores gastos familiares, sino que además impide –y por ello el Estado devenga la prestación– una imposibilidad de que el hijo por sí mismo los pueda sufragar, al margen del esfuerzo impagable de quien presta su 25 cuidado. Cualquier otra conclusión haciendo pesar sobre esta situación la carga tributaria que soportaría un contribuyente capaz de generar rendimientos de trabaje no afectado por minusvalía, quiebra por su esencia los principios de igualdad y justicia tributaria base del sistema. Así, pues, y por lo que se refiere a la controversia suscitada en este litigio, puede concluirse que el espíritu del legislador al elaborar los supuestos de exención descritos en el art. 9, no ha sido dejar fuera de su ámbito las prestaciones que por razón de minusvalía de sus hijos perciben los padres con ellos a su cuidado, por lo que la interpretación restringida sustentada por la Administración, que huye de espíritu proteccionista que inspira el conjunto de todas las situaciones contempladas en él utilizando el análisis separado y estricto de cada apartado, únicamente da como resultado un ejercicio de técnica interpretativa –más de ruptura que de coherencia en el contenido del precepto– que al alejarse de la esencia y sentido de la norma a la que aplicativamente debe ayudar y servir, queda vacío o resulta distorsivo en su conclusión de los principios de equidad y justicia tributaria que informaron el espíritu de la norma a interpretar.”. Nada aclara a este respecto el expediente administrativo aportado, que en sus folios 2 al 12, incorpora una “suerte de Memoria Económica”, en la que se pretende justificar, que con los parámetros de cálculo antes combatidos, o al menos eso se sobreentiende, el 86% de los usuarios (tabla 2, folio 8) tiene una capacidad económica inferior a 2 veces el IPREM (532,50€ en 2.013), por lo que el porcentaje de usuarios que “copaguen”, será poco menos que residual, si bien no alcanzamos a entender dicha conclusión, habida cuenta que: 1.- Según las tablas 14 y 5, el número de personas atendidas no dependientes es de 5.320 (folios 7, 11 y 12), en tanto según la tabla 2 (folio 8), que justifica el referido porcentaje, el número asciende a 45.461 personas. 2.- No hay una sola mención en los 10 folios de que consta la Memoria que explique cómo se va a valorar esa capacidad económica: renta y patrimonio. Finalmente, resta por repasar la dicción literal del último apartado del precepto, referido al CONCEPTO PATRIMONIO y A SU CUANTIFICACIÓN, respecto del que denunciamos vicio de nulidad insubsanable, de conformidad con lo Informado por la Clínica Jurídica por la Justicia Social: “(…)NULIDAD (ARTS. 2.4 )POR VULNERACIÓN DEL PRINCIPIO DE IGUALDAD ANTE LA LEY Y NO DISCRIMINACIÓN.(14 CE) ART.2.4 113/2013 . “La capacidad económica final del solicitante será la correspondiente a su renta, modificada al alza por la suma de un 5 por ciento del valor del patrimonio neto que supere el mínimo exento para la realización de la declaración del Impuesto sobre el Patrimonio, a partir de los 65 años de edad; de un 3 por ciento, de los 35 a los 65 años; y de un 1 por ciento, los menores de 35 años.”. El legislador imputa, a un mismo supuesto de hecho (mismo patrimonio) una consecuencia jurídica distinta, es decir, a un mismo patrimonio, imputa una capacidad económica diferente, careciendo de justificación objetiva para ello, puesto que el criterio utilizado es la EDAD, atentando así contra el artículo 14 CE “los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”; no pudiendo ser la edad un factor utilizable para tal fin. 26 Es constante doctrina del Tribunal Constitucional, reiterada en las SSTC 1/2001, de 15 de enero, y 47/2001, de 15 de febrero, que el principio de igualdad en la Ley reconocido en el art. 14 CE, «impone al legislador el deber de dispensar un mismo tratamiento a quienes se encuentran en situaciones jurídicas iguales, con prohibición de toda desigualdad que, desde el punto de vista de la finalidad de la norma cuestionada, carezca de justificación objetiva y razonable o resulte desproporcionada en relación condicha justificación». (Con idéntica orientación, las SSTC 134/1996, de 22 de julio; 214/1994, de 14 de julio; 117/1998, de 2 de junio; 46/1999, de 22 de marzo.) El TC ha puesto de relieve reiteradamente que el derecho a la igualdad incluye no sólo la igualdad ante la ley, sino también la igualdad en la aplicación de la ley. En este sentido, un mismo órgano no puede modificar arbitrariamente el sentido de sus decisiones en casos sustancialmente iguales, y, cuando considere que debe apartarse de sus precedentes, deberá ofrecer una fundamentación razonable para ello. En el ámbito tributario es frecuente considerar que el principio de igualdad se traduce en forma de capacidad contributiva, en el sentido de que situaciones económicamente iguales sean tratadas de la misma manera. Sin embargo, ello no significa que el principio de igualdad tributaria agote su contenido con el de capacidad económica (STC 8/1986, de 14 de enero); entre otros motivos porque, como señaló el TC, las discriminaciones no son arbitrarias cuando se establecen en función de un principio amparado por el ordenamiento. EN CONCLUSIÓN: El principio de igualdad en el ámbito tributario se traduce en el respeto al principio de capacidad económica, de forma que situaciones económicamente iguales deben ser tratadas de la misma manera; salvo que concurran otros fines o circunstancias amparados en principios constitucionales que justifiquen el trato desigual, lo que no es el caso con el criterio de edad, sino más bien al contrario, según art. 50 CE. La Ley “de Dependencia” 39/2.006, en su Exposición de Motivos, cita literalmente una parte de las conclusiones del informe que realizó la Subcomisión sobre el estudio de la situación actual de la discapacidad, de 13 de diciembre de 2003, que son las siguientes: - "diversos estudios ponen de manifiesto la clara correlación existente entre la edad y las situaciones de discapacidad, como muestra el hecho de que más del 32% de las personas mayores de 65 años tengan algún tipo de discapacidad, mientras que este porcentaje se reduce a un 5% para el resto de la población" - "La prevalencia de las situaciones de discapacidad está claramente relacionada con la edad. Más del 32 por ciento de las personas mayores de 65 años tienen alguna discapacidad, mientras que las personas menores de 65 años la proporción de personas con discapacidad no llega al 5 por ciento". 27 ♣ ARTÍCULO TERCERO.- DETERMINACIÓN DE LA CUANTÍA DE LA PARTICIPACIÓN DE LOS USUARIOS EN EL COSTE DE LOS DIFERENTES SERVICIOS.No admite discusión que tanto los tributos denominados Tasas como los Precios Públicos, cuando se aplican a la prestación de servicios o a la realización de actividades, se rigen o por el principio de equivalencia, en virtud del cual la exacción tiende a cubrir el coste del servicio (siempre en relación al total recaudado por la tasa/coste del servicio), o por el de cobertura mínima, respectivamente, –artículos 7 y 25 de la Ley 8/1989, de 13 de abril ( RCL 1989, 835). Por tanto, el coste del servicio se nos muestra como elemento esencial y punto de partida para determinar el importe que será objeto de exacción administrativaaportación, que, en nuestro caso, viene determinada en los apdos. 1.2.4.5 de este artículo 3, de acuerdo al coste del servicio y la capacidad económica del contribuyente. Sin embargo, esta esencialidad no ha sido considerada en la tramitación del Decreto, habida cuenta la imprecisión con la que se trata el concepto y la cuantía, a la vista de los folios 10 y 11: Folio 10: Nos preguntamos ¿Cómo se calcula un “importe medio” sobre las “tablas anteriores” en las que hay un desfase de 40.000personas atendidas?¿ Cuál es la reducción aplicada sobre la capacidad económica media? ¿Cómo se ha calculado la capacidad económica y, a partir de la misma, la capacidad económica media?. La conclusión, en fin, es que en la redacción última del Decreto, NO se establece en el coste del servicio ni se dan criterios objetivos y razonados para determinarlo. 28 Tal y como se explica desde la Clínica Jurídica de la Universidad: “Los precios públicos se diferencian de las tasas tal y como las define el art. 26 de la Ley General Tributaria, por el criterio de la voluntariedad en la solicitud de la prestación y por la posibilidad de ser prestado por el sector privado; pero aunque los precios públicos no son tributos, no por eso dejan de ser en todo caso una prestación patrimonial pública cuyos elementos esenciales deben ser fijados por Ley al estar incluidos en el ámbito del art. 31.3 C.E. Por lo tanto, la doctrina del Tribunal Constitucional sobre la reserva de ley (SSTC 27/1981, 37/1981, 83/1984 y 19/1987) es también aplicable al precio público legalmente configurado como tal, cuando por la no voluntariedad del servicio o la no oferta privada deba entenderse coactivo en el sentido de la jurisprudencia constitucional, como es el caso de la aportación por usuarios no dependientes. Es cierto que, como hemos reiterado, la cuantía, a la que se refiere este precepto, constituye un elemento esencial de toda prestación patrimonial con lo que su fijación y modificación debe ser regulada por ley. Ello no significa, sin embargo, que siempre y en todo caso la ley deba precisar de forma directa e inmediata todos los elementos determinantes de la cuantía; la reserva establecida en el art. 31.3 C.E. no excluye la posibilidad de que la ley pueda contener remisiones a normas infraordenadas, siempre que tales remisiones no provoquen, por su indeterminación, una degradación de la reserva formulada por la Constitución en favor del legislador (STC 19/1987).”. Dicho lo anterior, y a pesar de su mención en la redacción final del Decreto 113/013, hasta el 31/01/014 no ha sido publicado el coste referencial por la DG competente para los servicios del Catálogo del SAAD, haciéndolo incluso en ausencia de su determinación por el Reglamento estatal, pendiente de tramitación y posterior publicación en BOE, por lo que, los usuarios desconocen cuál ha sido el coste que la Resolución individual notificada ha considerado en su caso concreto, lo que, unido al cálculo unilateralmente impuesto e inmotivado de su capacidad económica, les impide cuantificar, su real “copago” al servicio. Y ello sin contar con que el instrumento de publicación de los costes referenciales empleado (una Resolución de fecha 9/12/013) es inidóneo, como ya advirtió la Dirección General de Tributos en su Informe, tal y como expondremos más adelante. Una vez abordada la cuestión de la ausencia de coste referencial, hemos de hacer las siguientes consideraciones sobre el precepto, en el que se opta, por utilizar unas fórmulas matemáticas, que según motiva la Dirección General de Discapacidad, al Folio 9 del expediente: 29 Del examen de las mismas cabe llamar la atención de la Sala y denunciar expresamente que: 1.- Respecto al servicio de atención residencial/ Centros de Día-Noche, la interpretación sistemática de los arts. 27 a 30 de la Orden 21/012, ahora reproducidos en este artículo 3 del Decreto impugnado, revela que no se respetan los criterios de equidad en la progresividad para fijar la participación económica de la persona beneficiaria, lo que, además de discriminatorio, con expresa invocación del art. 14CE, puede constituir indicio de confiscatoriedad, contrariando principios legales indubitados de derecho tributario. Así, no se puede entender que un servicio combinado de centro de día y noche tenga garantizado (no se “copague”) como mínimo el IPREM, mientras que en el de atención residencial, según el apdo 1º, no se tenga garantizado ese mínimo, por cuanto supone un agravio de las personas que están siendo atendidas de una manera integral desde un servicio residencial respecto de aquellas que están recibiendo ese servicio integral a través de centro de día y de noche. Incluso se va más allá pues muy al contrario, al usuario de atención residencial, se le impone automáticamente un reconocimiento de deuda si no llega a cubrir en su totalidad su participación en el coste del servicio. Téngase en cuenta que en el servicio de atención residencial la aportación se sustancia en una simple sustracción: capacidad económica, calculada conforme a “normas contra ley”– porcentaje (del 19-25% del IPREM= de 101€ a 126€/mes en 2.013) para gastos personales (farmacéuticos, médicos, ortoprotésicos, vestido, calzado, ocio…) En consecuencia, esta situación no responde a criterios de equidad y genera desigualdades entre usuarios de un tipo de servicio y otro cuando la finalidad es la misma, es decir, cubrir las necesidades de la persona a lo largo de todo el día. 2.- Servicio de Teleasistencia: (apdo 3): “Cuando se trate de un servicio de teleasistencia, la persona usuaria participará según su capacidad económica de acuerdo con los siguientes intervalos: si su capacidad económica es entre el IPREM y el 1,5 del IPREM mensual, participará en el 50 por ciento; si su capacidad económica es superior al 1,5 del IPREM la participación será del 90 por ciento; si la capacidad económica es inferior a 1 del IPREM mensual no participará en el coste del servicio.” Esto es, por un euro más, se pasa de pagar 0% al 50% o del 50% al 90% (error per saltum). La propia Ley General Tributaria (art. 56.3) establece un mecanismo para evitar un incremento excesivo, y que por tanto, resulta desproporcionado y contrario a la capacidad económica de la cuota. “La cuota íntegra deberá reducirse de oficio cuando de la aplicación de los tipos de gravamen resulte que a un incremento de la base corresponde una porción de cuota superior a dicho incremento. La reducción deberá comprender al menos dicho exceso.” Consideramos pues que, con la aplicación de las fórmulas previstas por el Decreto, resulta que la cobertura del precio del servicio, se hace a costa de la despatrimonialización de los usuarios, especialmente de aquéllos, cuyas rentas son bajas o exiguas. 30 Tal afirmación, vertida ya en el anuncio de nuestro recurso, ha sido confirmada por la realidad de los hechos. A pesar de hallarse subiudice la validez del Decreto, la Conselleria ha procedido a notificar Resoluciones de copago a los usuarios, siendo su resultado el tristemente esperado por el tejido asociativo de mayores y discapacidad (también de dependencia, bajo el paraguas de la Orden 21/012 de 25 de octubre). Así y siendo imposible desgranar la casuística, al haberse notificado, según fuentes de la propia Conselleria del mes de enero de 2.014, un total aproximado de 8.000 Resoluciones, se acompañan como DOCUMENTOS UNO A TRES, Resoluciones individuales y artículo publicado en prensa (Diario Levante de fecha 13/02/014), relativos a este particular. Así (DOC. UNO) en un servicio residencial o de vivienda tutelada un usuario con una capacidad económica, calculada por la suma de sus rentas ex art. 2 del RD, de 550€ (incluída la revisión al alza por la suma del porcentaje correspondiente por el patrimonio), escasamente superior al IPREM, (532’51€/mes para 2.013), la fórmula de cálculo determinaría una participación en el coste del servicio de 449€, restando para gastos personales, de ocio, farmacéuticos/ortoprotésicos, únicamente 101€ (19% del IPREM mensual, cuantía mínima para gastos personales), pudiendo incrementarse ésta cantidad en atención a la edad y mayores necesidades en un 25% (126€). En otro supuesto (DOC. DOS) de usuario de atención residencial y centro ocupacional, los ingresos anuales derivados de la suma de las pensiones de orfandad completa y ayuda familiar por hijo a cargo, ambas abonadas por el INSS , ascienden a 13.804,44€ anuales, imponiéndosele en la Resolución una aportación anual total de 13.606,30€, gastos de transporte al centro ocupacional incluídos (972€), lo que supone un mínimo vital mensual de 16,50€, razón por la cual su tutor, citado en el artículo de prensa, ha instado ante los Juzgados de Alzira el oportuno incidente de excusa, a fin de que pase a ser tutelado por la Administración, al no poder desempeñar su cargo tutelar “con dignidad”. Otro de los supuestos, (DOC 3), (DT Bienestar Social de Alicante), exige al usuario un copago de 1.890€, sobre un total de ingresos/patrimonio calculado por las trabajadoras sociales del Centro Residencial de 2.096€, con lo que el total mensual para hacer frente al copago farmaceútico, sanitario, gastos personales, ropa, calzado, ocio…quedaría reducido a 206€. Como DOCUMENTO NÚMERO CUATRO, se acompaña Dossier de prensa dominical (Las Provincias) publicado en fecha 16/02/2.014 con un título más que sugerente, “Vidas atadas al copago”. No vamos a combatir en sede de recurso las Resoluciones remitidas a los usuarios, cuestión propia de los individuales recursos de alzada. No obstante, de su simple lectura, la Sala comprobará que 1.- Se trata de una resolución tipo para usuarios de centros y servicios sean de atención residencial, centros de día/ocupacionales y/o viviendas tuteladas, en la que no existe 31 individualización/ personalización ni de hechos ni de fundamentos de derecho que sustentan la parte dispositiva. 2.- En el seno de esta inespecificidad, se omiten los datos esenciales para la intelección de la fórmula de determinación de la participación económica (precio público) y fijación de los valores asignados a cada variable de la misma, esto es: ♣ Capacidad económica: omisión de consignación de la cifra exacta que constituye dicho parámetro: no consignación de los ingresos que han sido imputados como renta y su importe concreto, no indicación de las personas que se han considerado incluídas en la unidad familiar a efectos de divisor, no indicación de la estimación que se ha hecho del parámetro patrimonio como índice porcentual corrector, así como la omisión del sumatorio final/deducción de la pensión/prestación pública de análoga finalidad. ♣Cantidad mínima considerada para gastos personales, que, en el servicio de atención residencial, no se consigna, a pesar de ser variable entre el 19 al 25% del IPREM mensual, en atención a la edad y a la necesidad de mayores apoyos para la promoción de la autonomía personal ( en los usuarios en situación de dependencia por razón de discapacidad). 3.- Se omite el tercer parámetro del pretendido copago cual es el coste de referencia del Servicio. Y aún cabe reprochar a este precepto un vicio de nulidad adicional: NULIDAD POR CONTRAVENCIÓN DE NORMAS CIVILES CON RANGO DE LEY (art. 274 del Código Civil). Establece el ART.3.7 D113/2013 que ” Cuando la persona usuaria del servicio tenga la condición de persona tutelada , siempre que su patrimonio lo permita, y en uso del derecho retributivo previsto en el artículo 274 del Código Civil, la administración competente podrá exigir como precio público hasta el 100 por ciento de la capacidad económica mensual del beneficiario.” Y el art. 4 considera al tutor, obligado al pago del precio público. Sin distinguir, sembrando una duda no resuelta en el expediente administrativo, entre tutela automática y ordinaria y haciendo una suerte de equiparación entre tutela e internamiento, desconociendo que la tutela es un mecanismo de protección que admite intensidades variadas, determinadas judicialmente en virtud de Sentencia, no podemos sino mostrar la más absoluta disconformidad con dicho precepto que además es nulo de pleno derecho ex art. 62.2 LRJPAC y ello en atención a que: 32 El artículo 274 del Código Civil dispone: “El tutor tiene derecho a una retribución, siempre que el patrimonio del tutelado lo permita. Corresponde al Juez fijar su importe y el modo de percibirlo, para lo cual tendrá en cuenta el trabajo a realizar y el valor y la rentabilidad de los bienes, procurando en lo posible que la cuantía de la retribución no baje del 4 por 100 ni exceda del 20 por 100 del rendimiento líquido de los bienes”. Por tanto, cabe llegados a este punto: 1.- Insistir en el alcance confiscatorio de la disposición, pues no otra calificación puede merecer el hecho de permitir que la Administración pueda disponer del 100% de la capacidad económica del usuario sujeto a tutela, porcentaje que no sólo agota la renta individual como tal sino también el porcentaje del patrimonio que, según la edad, se adiciona a aquélla para conformar la capacidad económica del beneficiario. El Art. 31 de la Constitución exige que la contribución de los ciudadanos al sostenimiento de los gastos públicos se realice a través de un sistema tributario justo, inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio. El principio de no confiscación supone, un límite extremo que dimana del reconocimiento del derecho de propiedad. Su finalidad es impedir una posible conducta patológica de las prestaciones patrimoniales coactivas o una radical aplicación de la progresividad que atentara contra la capacidad económica que la sustenta. No obstante, según el TC -especialmente, las SS 27/1981 Y 150/1990-, la imposición puede llegar a tener alcance confiscatorio cuando, a raíz de la aplicación de los diferentes tributos vigentes, se llegue a privar al sujeto pasivo de sus rentas y propiedades. En este sentido, resulta lógico afirmar que el límite máximo de la imposición resulta cifrado constitucionalmente en la prohibición de su alcance confiscatorio. 2.- Denunciar la nulidad, por contravención de norma estatal civil básica (art. 274 del CC), en la que paradójicamente pretende ampararse la redacción del precepto y ello en atención a: - El CC atribuye al juez la competencia para determinar la retribución del tutor, fijar su importe y el modo de percibirla. El Decreto sustrae al control jurisdiccional dicha determinación. - El CC limita dicha retribución entre el 4 y el 20 por 100 de los rendimientos líquidos de los bienes (es decir, la renta de capital). El Decreto, en cambio, permite que la Administración pueda exigir como precio público en estos casos (no aclara si únicamente en los casos de tutela automática) el 100 por 100 pero no de dichos rendimientos, sino de la capacidad económica del tutelado, en consecuencia, tal 33 porcentaje opera sobre la renta total del sujeto : renta y la parte de patrimonio que completa su capacidad económica. Curiosamente, tales objeciones a la redacción ya fueron opuestas por la Dirección General de Tributos en su Informe (Folio 73), sin que las mismas fueran reconsideradas, a efectos ela redacción final del Decreto. ♣ ARTÍCULO CUATRO.- OBLIGADOS AL PAGO.Nuevamente, insistimos en la nulidad del precepto, al extender al tutor mediante una norma con rango inferior a la Ley, una obligación que no contempla el Código Civil: nada menos que colocarse, ante la Administración en la posición de obligado/contribuyente/aportante al pago del precio público directa y solidariamente (“así como”) con su pupilo. La responsabilidad civil del tutor, ya es suficientemente vasta (incluso cuasi-objetiva, Arts. 1903 y ss del Código Civil) para cubrir el amplio espectro de actuación de los pupilos, salvo que, en el futuro, norma legal o reglamentaria estatal la modifique. Hasta la fecha, únicamente se prevé, ex art. artículo 19 del RD 1051/2.013 de 27 de diciembre del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, publicado en el BOE 313 de fecha 31/12/013, la responsabilidad solidaria (que no directa y sin acción de repetición), de los representantes legales única y exclusivamente para el caso de reintegro de prestaciones, y en el supuesto de declaración, tras el oportuno procedimiento administrativo, de percepción indebida, percepción en exceso o participación insuficiente. 34 Por tanto, considerar directamente obligado al pago al representante legal, supone vulnerar frontalmente normativa básica superior (RD) y ello, sin perjuicio, de que la misma pueda ser impugnada en el plazo legalmente establecido, también en este punto, por contrariar disposiciones civiles de rango superior (Código Civil). ♣ ARTÍCULO CINCO.- DEVENGO Y PAGO.Este precepto se refiere a un devengo mensual, desde el inicio de la prestación del servicio, abonable a mes vencido. Sin embargo, algo que no aclara el expediente administrativo, pero que se está produciendo de facto, es la cuestión de por qué en las Resoluciones individuales de Centros de Día/ocupacionales/viviendas tuteladas se exigen 12/14 mensualidades, cuando la prestación del servicio, no alcanza al mes de agosto (11 meses) ni a los períodos vacacionales, dejando al prudente arbitrio de la Sala, a la luz de la prueba que se practique, el determinar el alcance confiscatorio de dicha actuación. ♣ ARTÍCULO SEIS.- REVISIÓN DE LA PARTICIPACIÓN.Consideramos que este precepto, como otros, coloca al usuario en una situación de manifiesta indefensión absoluta y radicalmente contraria al espíritu constitucional y legal que delimita los cánones de actuación administrativa, habida cuenta que más allá de indicar que el procedimiento de revisión podrá iniciarse de oficio o a instancia de parte: a) no determina cuándo se entenderá producido por la Administración un cambio de circunstancias, que no califica de sustanciales/esenciales, con lo que perpetúa la exposición del usuario a cualquier revisión “de súbito” y b) omite cualquier detalle sobre sus trámites: fases, recursos, sin remitir expresamente a la norma procedimental que, en su caso, resultará de aplicación subsidiaria. En consecuencia, la indeterminación y falta de garantías, produce indefensión al administrado, lo que, a nuestro juicio, debe ser sancionado con la anulación íntegra de la disposición. ♣ ARTÍCULO SIETE.- RÉGIMEN APLICABLE EN LOS SUPUESTOS DE IMPAGO.Nuevamente hemos de denunciar un vicio de nulidad insubsanable: la finalización del servicio, que se deja al arbitrio de la Administración, sin mayor matización, en caso de existencia de deuda, sin señalar período temporal y/o cuantía de la misma. En cualquier caso y a mayor abundamiento, si hablamos de derechos subjetivos, es evidente que los mismos son irrenunciables y que conllevan una correlativa obligación 35 para los poderes púde la Administración de prestar el servicio que constituye su para para los poderes públicos, prestadores de los servicios que integran su contenido esencial, obligación que no puede ser eludida bajo pretexto de impago y so pena de conculcar la normativa, que al efecto, ha sido invocada a lo largo del extenso recurso, y que por evidentísimas razones de economía procesal, llegados a este punto de la redacción, damos íntegramente por reproducida. No debe olvidarse, además por la Sala, que se hallan consagrados sendos derechos a la continuidad en la atención y a la atención secuencializada (Estatuto PCD, aprobado por Ley 11/2.003 de la Generalitat, entre otros textos de obligada cita), proporcionando al usuario el recurso más idóneo en cada momento, pues lo contrario supone su abandono, dejándole indefenso y en situación de desamparo, tal y como la misma se entiende desde el punto de vista legal civil y constitucional. Por otro lado, quedando respetuosamente al resultado de la prueba, consideramos que, a la luz de lo expuesto, resulta acreditado que la aplicación de los precios públicos (tasas), tal y como se configuran en la norma impugnada, necesariamente ha de conducir bien a una situación de asfixia económica y de acumulación de deuda (artículos 3.1 y 7.3) susceptible de exacción por vía de apremio, bien al abandono “voluntario” y/o forzoso (art.7.1) del recurso. Los perjuicios ocasionados por dicho abandono son irreparables , pues no debe perderse de vista que los colectivos a quienes se dirige el Decreto son las personas mayores y las PCD, es decir, personas cuya desconexión del recurso idóneo, especialmente si presentan discapacidades intelectuales o enfermedades mentales, puede suponer un daño de difícil o imposible reparación en su desarrollo personal y de relación social. Y todo ello sin contar con la presión y el desgaste que tal situación ejerce sobre las familias, y no únicamente desde el punto de vista económico (daño moral). En esa línea argumentativa, se ha pronunciado este Tribunal Superior, al resolver un recurso en materia de responsabilidad patrimonial (STSJCV, Sala de lo ContenciosoAdministrativo, Sección3ª, Sentencia núm. 1429/2005 de 2 julio), en el que, en síntesis, la reclamante solicitó que se reconociese a su favor una indemnización por importe de 500.000 ptas. –3.005,06 €– en concepto de los daños y perjuicios sufridos a causa de la actuación de la Conselleria de Bienestar Social, que durante meses privó a su hija Ángeles del derecho a integrarse en un centro adaptado a sus necesidades como minusválida y, con ello, le originó un retroceso en su adaptación y mejoría, viéndose obligada a permanecer en casa durante dicho período, al no ofrecérsele una alternativa asistencial por la Administración: “(…)SEXTO Mediante el precitado Informe de 3 de marzo de 2001 del Servicio de Evaluación e Inspección de la Conselleria de Bienestar Social ha quedado debidamente acreditada, contrariamente a lo que sostiene la Administración demandada, la concurrencia de directa relación de causalidad entre la actuación administrativa y el resultado dañoso alegado por la actora, habida cuenta que tal informe en su conclusión cuarta afirma que «La Dirección Territorial no ha sabido mantener en el tiempo el papel de mediación, indispensable no sólo a vista pasada sino también en la perspectiva futura de coordinar cualquier solución. Los órganos directivos no han sabido gestionar bien el conflicto, provocando una inadmisible tardanza en el tiempo que ha dificultado en el tiempo la solución 36 del problema. Dicha situación ha perjudicado sobre todo a la persona más débil que durante este período de tiempo ha estado sin recibir el tratamiento adecuado, situación que sin lugar a dudas ha repercutido también en la familia». Por lo que se refiere al quantum indemnizatorio procedente, estima la Sala que la suma solicitada por la demandante – 500.000 ptas., equivalente a 3.005,06 €– cumple adecuadamente la finalidad de resarcimiento de los daños sufridos por la misma, tomando en consideración, además, que tal cuantía no ha sido impugnada por la Administración demandada. En consecuencia, en este particular el presente recurso contencioso ha de ser estimado íntegramente, siendo contraria a Derecho la desestimación presunta por la Conselleria de Bienestar Social de la reclamación de responsabilidad patrimonial que la ahora recurrente formuló en fecha 5 de julio de 2001.(…)”. La valoración de tan dramáticas consecuencias ha determinado la rotunda oposición de numerosos Consistorios de la Comunidad a la aplicación del Decreto, entre ellos, el de la ciudad de Valencia, tal y como se acredita con los DOCUMENTOS CINCO Y SEIS, consistentes en la Moción aprobada por el Excmo. Ayuntamiento de Rocafort y en artículos de prensa de muy diverso signo ideológico (Levante-EMV, El País CV, Las Provincias y La Razón) informando del rechazo y negativa a aplicar el Decreto en sus Centros/Servicios por acuerdo plenario de los diferentes Ayuntamientos que en ellos se citan. ♣ DISPOSICIONES ADICIONALES.♣DISPOSICION ADICIONAL PRIMERA.- PRECIOS PÚBLICOS DEL INSTITUT VALENCIÁ DE LA JOVENTUT.Nos remitimos a lo expuesto al objetar al Artículo 1 de la disposición impugnada.♣ DISPOSICIÓN ADICIONAL SEGUNDA.- RÉGIMEN APLICABLE A LA APORTACIÓN DE LOS BENEFICIARIOS EN EL COSTE DE LOS SERVICIOS DE LA DEPENDENCIA.. Igualmente, en adecuada correlación con lo expuesto al principio, al objetar al Artículo 1, y después a los artículos 4 y 5, y sin perjuicio de lo que alegaremos en el Motivo Tercero, hemos de defender la nulidad de esta disposición, dando por reproducida la argumentación allí esgrimida, en aras de la economía procesal. ¡ ♣DISPOSICIÓN ADICIONAL CUARTA.- OTROS CENTROS Y SERVICIOS.- También en adecuada correlación con lo expuesto al principio, al objetar al Artículo 1 del Decreto, hemos de argumentar lo siguiente, tal y como evidencia el estudio preliminar de la Clínica de Justicia Social de la Facultat de Dret de la UV,: 37 “(…)La Disposición Adicional cuarta del Decreto 113/2013, de 2 de agosto, del Consell, establece que las prestaciones que aportan los usuarios de los servicios incluidos en el Decreto en aquellos “centros y servicios que no sean de titularidad de la Generalitat pero que reciban financiación pública” no tendrán la consideración de precio público. No obstante, la misma disposición dicta que la cuantía a aportar “se determinará del mismo modo y será del mismo importe que lo establecido en este Decreto para los precios públicos”. No era necesario que el Decreto confirmara que estas prestaciones no tienen la consideración de precios públicos. Un precio público es un instrumento de financiación que se rige por las reglas del derecho público. Así, una empresa privada, en régimen de derecho privado, no podrá nunca cobrar un precio público por un servicio, pues es una facultad reservada a la Administración. No obstante, a pesar de que se dice expresamente que no son precios públicos, sí se afirma que la cuantía de esas prestaciones se determina del mismo modo que éstos. Altamente cuestionable es que el Consell, mediante un Decreto, pueda fijar la cuantía de los precios que una empresa puramente privada da a sus clientes. Da la sensación de que el Consell, en su redacción de la Disposición, se ampara en las subvenciones que esas empresas reciben para dictar la cuantía del precio de los servicios. Sin embargo, si acudimos a la legislación referente a subvenciones, no encontramos en ningún sitio la potestad administrativa de fijar el importe de una prestación en el caso de que la empresa que la preste reciba una subvención pública: En la Ley 38/2003, de 17 de noviembre, General de Subvenciones, los artículos 13 y 14 enumeran los requisitos para obtener la condición de beneficiario o entidad colaboradora y las obligaciones de los beneficiarios. Entre las mismas no se hace referencia alguna a que el beneficiario de la subvención se encuentre obligado a acatar la imposición del precio del servicio por parte de la Administración. Concretamente, en el art. 14 se recogen obligaciones tales como las siguientes: - - Cumplir el objetivo, ejecutar el proyecto, realizar la actividad o adoptar el comportamiento que fundamenta la concesión de las subvenciones. Justificar ante el órgano concedente o la entidad colaboradora, en su caso, el cumplimiento de los requisitos y condiciones, así como la realización de la actividad y el cumplimiento de la finalidad que determinen la concesión o disfrute de la subvención. Someterse a las actuaciones de comprobación, a efectuar por el órgano concedente o la entidad colaboradora, en su caso, así como cualesquiera otras de comprobación y control financiero que puedan realizar los órganos de control competentes, tanto nacionales como comunitarios, aportando cuanta información le sea requerida en el ejercicio de las actuaciones anteriores. Comunicar al órgano concedente o la entidad colaboradora la obtención de otras subvenciones, ayudas, ingresos o recursos que financien las actividades subvencionadas. Así pues, éstas son algunas de las obligaciones que se establecen en la ley, junto con otras de similares características. Como se puede observar, no hay nada que indique que 38 la empresa privada beneficiaria de la subvención tenga que asumir la determinación del precio del servicio que establezca la Administración o una norma. Se trata, por otra parte y a mayor abundamiento, de una consideración que la Abogacía de la Generalitat Valenciana ya le hizo a la Conselleria de Bienestar Social, en su informe jurídico obrante al expediente (folios 80-89). En la página 8 del mismo (folio 88), podemos leer: La Abogacía de la Generalitat propone, en el párrafo siguiente, una modificación del Decreto, para excluir del mismo a los centros puramente privados. La propuesta se concreta en una nueva redacción que incluya a los “centros que no son de titularidad de la Generalitat que hayan sido debidamente concertadas por la administración en los términos del correspondiente contrato administrativo”. La Conselleria, sin embargo, optó por descartar esta propuesta concreta. En el “Informe de motivación sobre las consideraciones de la Abogacía General no incorporadas al texto del Decreto”, (folio 90), se argumenta “que no se refiere únicamente a los centros concertados, sino a todos los centros que no siendo de titularidad de la Generalitat, cuenten con plazas o usuarios con financiación pública”. Efectivamente, eso es lo que se deduce de la redacción de la Disposición Adicional Cuarta, y es también lo que propone cambiar la Abogacía General. Es decir, que la Conselleria no ofrece en su contestación ningún argumento jurídico para contradecir a la Abogacía, sino que se limita a repetir lo que ya se podía extraer del Decreto. Deja sin solucionar, por tanto, la objeción realizada, que cuestiona la facultad de la Administración para imponer la cuantía del precio de un servicio que se presta en el ámbito del derecho privado y por entidades puramente privadas, cuya única conexión con la Administración es recibir una subvención por ejercer una actividad susceptible de ser subvencionada. Este Decreto, por tanto, impone dos obligaciones patrimoniales. Por una parte, a la persona que accede al servicio (beneficiario) y, por otra, al centro prestador del servicio. En este sentido, el Decreto establece para dichos centros una obligación de contenido económico. Según la redacción del precepto, dicha obligación supone el cobro de una prestación patrimonial pública de recepción coactiva. 39 El Tribunal Constitucional, en la citada sentencia 185/1995 estableció que la coactividad no sólo es la jurídicamente obligatoria, sino la que resulta de una prestación por servicios o actividades indispensables para la vida personal o social del obligado. La conclusión que se extrae de la redacción final es que, sin cobertura legal que lo avale, los Centros que no cobren a los usuarios verán descontado de la subvención que han de recibir ese importe no cobrado, con lo que muchos de ellos se verán abocados al cierre. De esta manera, la obligación de cobro que se les impone resulta, en la práctica, coactiva, pues de otro modo la supervivencia asociativa se vería en peligro. Esta disfunción normativa, como vicio insubsanable de nulidad, ya fue puesta de manifiesto en el trámite de audiencia del expediente, por el CERMI-CV, cuyo escrito de alegaciones, obra al folio 57 del expediente: ♣DISPOSICIONES TRANSITORIAS.Respecto a la DT1ª, mantiene al margen a la población usuaria sujeta a la Orden 21/012 de 25 de octubre (SAAD) y en cuanto al resto deja a salvo aquellos contratos adjudicados con anterioridad a la entrada en vigor del Decreto impugnado, lo que, caso de declararse la anulación íntegra del mismo o parcial, en concreto de la DA4ª, conllevaría su correlativa nulidad. Respecto a la DT2ª, “la cuantía de los precios públicos a satisfacer”, se impone como una obligación a la Conselleria competente, no obstante lo cual, habiéndose distinguido de una manera tan clara aunque artificiosa por la demandada, entre servicios del sistema de Dependencia y sistema de servicios sociales especializados, únicamente, y adelantándose a la publicación del desarrollo reglamentario estatal en este punto (art. 33, Ley 39/2.006) que todavía se espera, se ha publicado la Resolución de la Directora General de Personas con Discapacidad y Dependencia, de fecha 9 de diciembre de 2.013 , rubricada cuatro meses después de la publicación del Decreto 113 y publicada en DOCV en fecha 31 de enero de 2.014, cuyo título reza “por la que se establece el coste de referencia de los servicios del Sistema Valenciano para la Autonomía y la Atención a la Dependencia para el año 2.014”. 40 En dicha Resolución, no hay mención alguna al ámbito de aplicación del Decreto 113, ni expresa ni por extensión,. En cualquier caso, la aplicación práctica del Decreto, materializada en miles de Resoluciones individuales de copago adolece de uno de los términos de la ecuación, como ya hemos expuesto detalladamente, cuál es el coste de referencia de los servicios, con la consiguiente indefensión jurídica oportunamente denunciada en los recursos de alzada. La falta de determinación del coste referencial, ya fue puesta de manifiesto en sus alegaciones(folio 65), por el Sindicato CCOO: Y todo ello, a pesar de que la Dirección General de Tributos ya advirtió claramente en su Informe (folio 73), que no cabía utilizar otro instrumento distinto del propio Decreto para establecer el coste referencial: ♣ DISPOSICIONES DEROGATORIA Y FINAL.Respecto a la Disposición derogatoria quedará condicionada a la declaración de nulidad que se pretende del Tribunal, de manera que, como regla general, anulada una norma nueva que deroga o modifica a otra anterior, queda también anulado su efecto derogatorio o modificativo, y recobra vigencia la norma por ella derogada.(reviviscencia). Respecto a la Disposición Final, incidiendo en un argumento, que ya hemos venido invocando a lo largo del discurso impugnatorio, debe ser considerada NULA, POR VULNERACIÓN DEL PRINCIPIO DE JERARQUÍA NORMATIVA consagrado en el ART. 9.3 de la CE, habida cuenta que: a) El Decreto 113/2013, en su Disposición Final, da nueva redacción al apartado 6 del Anexo del Decreto 227/1991 de 9 de diciembre del Consell. 41 b) Este último precepto fue redactado por el Texto Refundido de 2005, que es una norma con rango de ley. b) Por tanto, se opera una elevación del rango y una preferencia de ley, exigiéndose que cualquier modificación posterior que afecte al precepto sea hecha por norma capaz de derogar la redacción fijada por la norma legal de 2005, es decir, por otra norma con rango de ley. Por tal motivo, la posterior modificación mediante el decreto impugnado de lo que fue disposición del legislador, vulnera el principio de jerarquía normativa del art. 9.3 CE, haciendo nula la disposición reglamentaria. En atención a lo expuesto, consideramos que el presente motivo debe ser estimado. TERCERO.- NULIDAD TOTAL O PARCIAL, POR CONEXIÓN, DE LA ORDEN 21/2.012 DE 25 DE OCTUBRE, DE LA CONSELLERIA DE JUSTICIA Y BIENESTAR SOCIAL.Ciertamente, NO ha sido objeto de impugnación en el presente recurso la referida Orden 21/2.012. Sin embargo, y paradójicamente, aún partiendo de la distinción subrayada anteriormente y que hallamos tanto en el Preámbulo de la Orden como en el del Decreto impugnado entre: 1.- participación económica de los usuarios dependientes, por tratarse el acceso a los servicios de derechos subjetivos ex Ley 39/2.006 y 2.- precios públicos para los no dependientes, carentes de dicho derecho subjetivo, distinción que ha de considerarse, a nuestro juicio, falaz y artificiosa, por las razones expuestas, distinguiendo donde la Ley no distingue, la Administración establece en sendas disposiciones, dos sistemas de “copago” cuyos elementos básicos de determinación, son no obstante, idénticos: concepto de coste referencial, parámetros de determinación de la capacidad económica de los beneficiarios/usuarios y fórmulas de cálculo de la participación económica en el coste del servicio. Ser acompaña la citada Orden 21/2.012 de 25 de octubre, como DOCUMENTO NÚMERO SIETE. De este modo, resulta que: A.- MUESTRAN IDÉNTICO CONTENIDO LOS ARTÍCULOS: 1.- 27 de la Orden 21/2.012 y 3.1 del Decreto 113/013 impugnado. 2.- 28 de la Orden 21/2.012 y 3.2 del Decreto 113/013 impugnado. 3.- 29 de la Orden 21/2.012 y 3.3 del Decreto 113/013 impugnado. 4.- 30 de la Orden 21/2.012 y 3.4 del Decreto 113/013 impugnado. 42 B.- HAY UNA TRASPOSICIÓN CUASI-TOTAL de la DA1ª de la Orden (capacidad económica) al artículo 2 del Decreto, de manera que las reglas de cálculo de la “renta personal” y del “patrimonio” son idénticas, variando únicamente el divisor, que en la Orden se limita “al número de miembros de la unidad familiar”, sin ulteriores matizaciones, a diferencia de lo establecido en el art. 2 Decreto, cuya nulidad ya ha sido combatida ut supra. Prueba evidente de la trasposición del contenido es la recomendación, aceptada por la Conselleria de la Dirección General de Tributos (folios 72 y ss) del expediente: (folio72) Y en relación a la DT2ª, a continuación (folio 73), el Informe expresa como ya dijimos: C.- SE DECLARA EXPRESAMENTE EN LA DA 2ª del Decreto, la directa aplicación de sus artículos 4 (obligados al pago) y 5 (devengo y pago) al ámbito subjetivo de la Orden 21/2.012, con lo que quedan incorporados a su contenido, por disposición de una norma de rango superior; quedando a lo expuesto en las objeciones a los artículos 1, 4 y 5, por razones evidentes de economía procesal. Así las cosas, siendo el Decreto impugnado de superior rango y las redacciones idénticas, postulamos la nulidad parcial de la Orden en los citados preceptos y por conexión, para el caso de que la Sala estime los correlativos motivos de impugnación, pues de otra manera, quedaría vigente una norma manifiestamente ilegal en perjuicio de un colectivo, 43 que goza de idénticos derechos subjetivos, operándose automáticamente el efecto no querido del trato desigual no justificado y, por ende, discriminatorio. A los anteriores hechos, resultan de aplicación los siguientes FUNDAMENTOS DE DERECHO FUNDAMENTOS JURÍDICO PROCESALES PRIMERO.- La acción que se ejercita es competencia de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa, al impugnar una disposición general de rango inferior a la Ley (Decreto 113/013 de 2/08) emanada de una Comunidad Autónoma, así como por suscitarse en relación a la misma cuestiones relativas a la protección de derechos fundamentales, conforme a lo que dispone el artículo 9.6 de la Ley Orgánica del Poder Judicial y los artículos 1º y 2º de la Ley 29/1998, Reguladora de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa. SEGUNDO.-En virtud de lo dispuesto en el artículo 10 de la Ley de la Jurisdicción, la materia de este recurso es competencia objetiva de la Sala de lo ContenciosoAdministrativo de este TSJ. TERCERO.- El recurrente tiene indudable interés legítimo en el presente recurso, por lo que ostenta la legitimación activa, en virtud de lo dispuesto en el artículo 19.1 a) de la Ley de Jurisdicción Contencioso-Administrativa, habida cuenta que es el máximo representante del tejido asociativo del colectivo de personas con discapacidad y ser varias de las Federaciones/Asociaciones que en él se integran titulares de centros prestadores de servicios sociales. CUARTO.- Para dar cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 23 del mismo cuerpo legal, esta parte comparece asistida por letrado. QUINTO.- Se considera como parte legitimada pasivamente, en virtud del articulo 21.1a) de la LJCA, a la Generalitat Valenciana (Conselleria de Benestar Social), al haber sido rubricada la disposición impugnada, por la Iltma. Consellera de Benestar Social, Sra. Dª Asunción Sánchez Zaplana con la antefirma del Molt Honorable President de la Generalitat Sr. D. Alberto Fabra Part. SEXTO.- La disposición que se recurre agota en sí misma la vía administrativa, y por lo tanto se ha abierto la vía jurisdiccional, en virtud de lo establecido en el artículo 25 de la ley de la Jurisdicción. SÉPTIMO.- El presente Recurso se interpuso dentro del plazo de dos meses desde la publicación en DOCV de la disposición impugnada, en fecha 6 de agosto de 2.013. 44 OCTAVO. - Costas.- De conformidad con el art. 139 de la LJCA, deberán ser impuestas a la Administración demandada, habida cuenta que la mala fe ha quedado demostrada por su actitud renuente a la no aprobación/suspensión/derogación del Decreto, por ese orden, a pesar de la firme oposición social en el trámite de audiencia previo a su aprobación y de habérsele solicitado, tras su publicación e inmediata entrada en vigor, tanto por los varios Grupos Parlamentarios de Les Corts como por el conjunto del movimiento asociativo, su suspensión en numerosas reuniones de trabajo e impulsando una petición expresa en Les Corts dirigida a tal fin (suspensión para negociación con las partes afectadas) y finalmente su derogación expresa, peticiones que lejos de ser escuchadas y/o atendidas, han sido desafiadas con la notificación en los últimos dos meses (según datos de la propia Conselleria de Bienestar Social), de más de 8.000 resoluciones dirigidas a usuarios dependientes y no dependientes (sujetos a este Decreto) exigiendo el copago, desde el mes siguiente a su recepción, lo que, a su vez, constituye temeridad manifiesta, siendo que la cuestión se halla subiudice desde el anuncio del presente recurso contencioso ante la Sala, en fecha 31 de octubre de 2.013. FONDO DEL ASUNTO I.- Constitución Española, en especial artículos 9, 14, 24.1, 49, 31.1, 133.1 y 149.1.1ª-8ª-14ª-18ª. II.- Ley General de derechos de las personas con discapacidad y de su inclusión social (Texto Refundido aprobado por el Real Decreto Legislativo 1/2013, de 29 de noviembre, BOE de 3 de diciembre de 2013), especialmente en sus artículos 13, 48 y 50, y con anterioridad a su aprobación, cada uno de los textos legislativos que han sido objeto de refundición y, en el ámbito autonómico, Ley 11/2.003 que aprueba el Estatuto de las Personas con discapacidad en la Comunidad Valenciana. III.- Constitución española, artículo 10 y artículo 96 en relación con la Convención de ONU sobre los derechos de las personas con discapacidad, hecha en Nueva York el 13 de diciembre de 2.006, Instrumento de Ratificación por España de 23 de noviembre de 2.007, BOE nº 96 de 21 de abril de 2.008, cuya entrada en vigor de forma general y para España se produjo el día 3 de mayo de 2.008 (art. 50 de la Convención). IV.- Ley 26/011 de 2 de agosto, de adaptación a la normativa española de los preceptos de la Convención de ONU sobre los derechos de las personas con discapacidad, hecha en Nueva York el 13 de diciembre de 2.006 V.- Código Civil Español, aprobado por Real Decreto de 24 de julio de 1889, en especial las normas dedicadas a la tutela, contenidas en sus artículos 222 a 285 incl. VI.- Ley 35/2006, de 28 de noviembre, del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas y de modificación parcial de las leyes de los Impuestos sobre Sociedades, sobre la Renta de no Residentes y sobre el Patrimonio, en sus.artículos 6 (concepto de renta), 7 (exenciones) apdos. f)h)z), 11.1 (individualización de rentas) y 56 a 60 (Título V: Adecuación del impuesto a las circunstancias personales y familiares del contribuyente). 45 VII.- Ley General Tributaria en los preceptos invocados al cuerpo del recurso y artículos 13n) de la Ley 8/1989 de Tasas y Precios Públicos, 1.2b del DecretoLeg. 1/2005 por el que se aprueba el TR de la Ley de Tasas de la GV. VIII.- Ley 5/83 de 30 de diciembre del Consell, art. 43 letras c, f y e y preceptos concordantes de la Ley 10/1994, de 19 de diciembre, de la Generalitat Valenciana , de Creación del Consejo Jurídico Consultivo de la Comunidad Valenciana, Y de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre , de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común. y 14) IX.- Ley 38/2003, de 17 de noviembre, General de Subvenciones (artículos 13 X.- Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, artículo 62.2 (Nulidad de pleno derecho de las disposiciones). XI.- Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres. XII.- Principio del Iura novit curia y Jurisprudencia aplicable.- Por lo expuesto, SUPLICO A LA SALA que teniendo por presentado este escrito con sus copias y los documentos que se acompañan se sirva admitirlo con él por formulado en tiempo y forma DEMANDA en el RECURSO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO frente al Decreto 113/2.013 de 2 de agosto del Consell, aprobado a propuesta de la Conselleria de Bienestar Social, por el que se establece el régimen y las cuantías de los precios públicos a percibir en el ámbito de los servicios sociales, publicado en el DOCV de fecha 6 de agosto de 2.013, en todo su articulado, y tras el recibimiento del pleito a prueba que ahora se solicita, previas conclusiones POR ESCRITO de ambas partes, y en atención a los motivos expuestos, resuelva estimarlo, DICTANDO SENTENCIA por la que se DECLARE LA NULIDAD DEL TEXTO ÍNTEGRO DEL DECRETO 113/013 de fecha 2 de agosto de 2.013 impugnado y LO ANULE, con las consecuencias jurídicas inherentes de privarle radicalmente de todo efecto jurídico, por las razones invocadas en el cuerpo del recurso y asimismo por conexión, la NULIDAD/ANULACIÓN PARCIAL DE LA ORDEN 21/012 de fecha 25 de octubre de 2.012, dictada por la Conselleria de Justicia y Bienestar Social, al existir bien remisión expresa por el Decreto, bien transposición literal al Decreto impugnado, de los preceptos de dicha Orden 21/012 señalados con los números 27, 28, 29 y 30 y de la DA 1ª y subsidiariamente , DECLARE la NULIDAD PARCIAL del referido Decreto 113/013 y LO ANULE PARCIALMENTE con las consecuencias jurídicas inherentes y, en su virtud y por conexión, la de aquellos preceptos que correspondan de la citada Orden 21/012 de 25 de octubre, CONDENANDO a la GENERALITAT VALENCIANA a estar y pasar por dicha declaración, dejando sin efecto ambas normas en la extensión decretada por esta Sala, así como a la devolución a los usuarios afectados, del total importe recaudado desde la 46 entrada en vigor del Decreto 113/013 de 2 de agosto, y, en su caso, de la Orden 21/012 de 25 de octubre, con los intereses legales correspondientes desde la notificación de cada Resolución individual exigiendo el copago, con imposición de las totalidad de las costas causadas, apreciando mala fe y temeridad en el proceder de la Administración demandada y con cuantos demás pronunciamientos resulten procedentes en Derecho. OTROSÍ PRIMERO DIGO: Que la cuantía del recurso es indeterminada. OTROSÍ SEGUNDO DIGO: Que a esta parte interesa, al amparo del art. 60 de la LJCA, el recibimiento a prueba que versará sobre los siguientes puntos de hecho: 1.- Naturaleza jurídica del copago impuesto: tasa vs.precio público. 2.- Concurrencia de los vicios de nulidad denunciados individualmente en cada uno de los preceptos impugnados. 3.- Efectos que de tales vulneraciones se derivan para los usuarios, una vez comenzada la aplicación del Decreto, a partir de enero de 2.014, tras la notificación masiva de Resoluciones individuales. En concreto y sin perjuicio de su posterior ampliación en la fase de proposición, se interesa la práctica de los siguientes MEDIOS DE PRUEBA 1.- DOCUMENTAL PÚBLICA, solicitando se tenga por reproducido el expediente administrativo debidamente foliado y aportado por la Administración demandada a los presentes autos. 2.- PERICIAL, manifestando que esta parte ha recabado Dictamen Pericial de la Clínica Jurídica per la Justicia Social de la Facultat de Dret de la Universitat de València , cuya Coordinación General corre a cargo de la Prof. Dª Mª Pilar Bonet Sánchez, el cual dada la premura impuesta por el término procesal, no obra todavía en nuestro poder, interesando mediante otrosí su anuncio, a efectos de aportarlo con la antelación prevista, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 56.4 y 60.4 de la LJCA y 337 de la LEC, de aplicación supletoria. Por lo expuesto, SUPLICO A LA SALA que tenga por hechas las anteriores manifestaciones, y en su virtud, respecto a la primera por señalada la cuantía y respecto a la segunda, se sirva recibir el pleito a prueba, acordando todo lo necesario para su práctica. 47 OTROSÍ TERCERO DIGO: Que, al amparo de lo determinado en el art. 62 de la LJCA esta parte solicita, para en su día la formulación y asimismo manifiesta, su voluntad expresa de CONCLUSIONES POR ESCRITO, en lugar de la celebración de vista. Por lo expuesto, SUPLICO A LA SALA así se sirva acordarlo. OTROSÍ CUARTO DIGO: Que esta parte manifiesta su voluntad expresa de cumplir con todos y cada uno de los actos procesales y si por cualquier circunstancia, esta representación, hubiera incurrido en cualquier defecto, ofrece desde este momento, su subsanación de forma inmediata y a requerimiento del Tribunal, todo ello a los efectos prevenidos en el artículo 231 de la LEC. Por lo expuesto, SUPLICO A LA SALA que tenga por hechas las anteriores manifestaciones. OTROSÍ QUINTO DIGO: Que la dirección letrada del presente recurso se confiere a la letrada del Ilustre Colegio de Abogados de Valencia, Dª Mónica Aguado Tamarit, Col. ICAV nº 12.381, con domicilio, a efectos de notificaciones, en la calle Cirilo Amorós nº 76, 7º, 13ª de Valencia, tlf. 96.353.22.30, y fax. 96.353.22.31. Por lo expuesto, SUPLICO A LA SALA tenga por hecha la anterior designación. En Valencia, a diecisiete de febrero de 2.014. Mónica Aguado Tamarit. Letrado. Laura Lucena Herráez. Procurador. 48