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Fanon y el terrorismo; por Rafael Rojas
Rafael Rojas · Monday, January 19th, 2015
El analista español Carlos Malamud ha llamado la atención sobre la tardía y
complicada reacción de algunos gobiernos latinoamericanos, especialmente los
afiliados a la Alianza Bolivariana, contra el ataque terrorista que diezmó la redacción
de la revista francesa Charlie Hebdo. La falta de solidaridad con las víctimas denotaba
el alineamiento con una política exterior antioccidental, que tiende a hacer
responsables a las naciones europeas de todos los males de la humanidad.
En su versión más burda, algunos líderes de la izquierda bolivariana explicaron el
ataque como una reacción contra la política europea y norteamericana en el norte de
África y el Medio Oriente. Los más sofisticados invocaron al psiquiatra martiniqueño y
argelino, Frantz Fanon, que defendió la violencia revolucionaria como un método de
cohesión nacional en la lucha contra la colonización y el imperialismo.
¿Son asimilables la teoría de la violencia de Fanon y el terrorismo islámico? Claro que
no. Fanon era un marxista, defensor de una cultura laica y secularizada, cuya
trasmisión liberaba a las masas colonizadas de la superstición y el fanatismo, propios
de los regímenes coloniales. La descolonización a la que aspiraba Fanon era, además
de un movimiento de liberación nacional, fundado en la soberanía de la comunidad, un
proceso de emancipación intelectual, por el cual, la cultura colonizada alcanzaba el
mismo nivel de la cultura metropolitana.
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Es cierto que Fanon, así como Jean Paul Sartre en el famoso prólogo a Los condenados
de la tierra (1961), argumentó a favor de la violencia como método de
descolonización. Incluso la violencia primaria, sin sentido o espontánea, asociable a la
explosión de la ira popular, cumplía una función en el proceso revolucionario africano.
Pero la meta de Fanon era, naturalmente, la violencia estructurada o dirigida a la
conquista de la soberanía y la construcción de una comunidad nacional, en paz con
Occidente.
Como el psiquiatra que era, Fanon nunca abandonó la quimera de la edificación de
una sociedad sana o curada. Una vez alcanzado el estatus soberano de una cultura
nacional, la violencia debía ser superada por el derecho y la cordura. La violencia
anticolonial era inevitable en el proceso de descolonización, por ser la reacción
legítima a la violencia colonial, pero la vida comunitaria, a su juicio, no debía
renunciar al ideal de la paz.
Edward Said, David Macey y otros estudiosos y seguidores de Fanon advirtieron que
la identificación del autor de Piel negra, máscaras blancas (1952), con la violencia
como ideal, se debió en buena medida al prólogo de Sartre a su segundo libro, Los
condenados de la tierra, donde se presentaba a Fanon como Calibán o salvaje
irracional, que declaraba la guerra al colonizador. Esa visión sobre el gran pensador
norafricano ocultaba que su proyecto de descolonización implicaba una lucha contra el
complejo de inferioridad, que debía superarse por medio de la asunción de la cultura
colonial como metropolitana.
No hay manera de identificar el pensamiento de Frantz Fanon con la yihad del
terrorismo islámico sin distorsionar y, en buena medida, difamar las ideas centrales de
Los condenados de la tierra. Fanon fue un marxista y un nacionalista, no un
fundamentalista religioso ni un partidario del califato antioccidental. No es en sus
libros y artículos, a favor de la revolución africana, donde habría que encontrar
justificaciones o explicaciones de la masacre de Charlie Hebdo o cualquier otro
atentado contra las libertades públicas en el mundo.
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on Monday, January 19th, 2015 at 12:45 am and is filed under
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