El Hueco en el Techo

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Lección de la Escuela Dominical
Pastor Hispano, Enrique González
La Iglesia Trinidad Bautista
Arlington, Texas
18 de Agosto, 2013
El Hueco en el Techo
(Poder Sobre la Enfermedad)
Referencias:
Marcos 2:1-12; Lucas 5:17
Propósitos:
(1) Que el alumno reconozca a Cristo como el todopoderoso en
todo problema: lo físico y lo espiritual. (2) Que lleve a otros a
Cristo.
El Señor siempre está listo para ayudarnos si lo buscamos a Él.
Mas se aprovecha buscando al Señor y llevando a otros a Él, que
siguiendo a los que están en contra del Señor.
Tener como un blanco de su vida el llevar a muchos a conocer al
Señor.
Énfasis para los mayores:
Énfasis para los medianos:
Énfasis para los mayores:
Versículos de memoria:
Menores: “…Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa” Lucas 5:25.
Medianos: “…Le dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados” Lucas 5:20
Mayores: “¿Que es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate, y
anda?” Lucas 5:23.
En la historia de la semana pasada ¿Quién se murió? Si la hija de Jairo. ¿A quién busco
Jairo? Al Señor Jesús. Y cuando el Señor Jesús llego a la casa ¿Quiénes se burlaron de EL? Si los
que estaban en el velorio. Y ¿Por qué? Porque El dijo que la niña no estaba muerta, sino
dormida. Para El era tan fácil levantarla de la muerte como despertarla de un sueño. Y todos
pronto vieron que ella se levanto y anduvo. ¡Qué grande el cambio en aquel hogar! El velorio se
volvió gozo. Todos quedaron asombrados y fueron contando de ese milagro por toda aquella
región.
¿Han visto ustedes lo que pasa cuando unos gránulos de azúcar quedan en la mesa? Si
una mosca se acerca, ella aprovecha de quedarse comiendo, ¿verdad? Pero si una hormiguita
encuentra el azúcar ¿Qué hace? ¿Se queda comiéndolo? No. Se va en busca de otras
hormiguitas para que todas aprovechen. Hoy vamos a oír la historia de unos hombres que
encontraron algo más precioso que el azúcar, y vamos a ver si se portaron como las moscas o
como las hormiguitas.
Un día cuando el Señor Jesús volvió a Capernaum junto al mar de Galilea (Muestre los lugares
en el mapa.), las noticias corrieron rápidamente. Había hecho milagros allí antes, y al saber que
El estaba en una casa, todo el mundo quería ver. Se juntaron tantos que ya no cabían, ni en la
puerta. El Señor Jesús estaba adentro enseñando a todos los que podían oírlo. Entre la gente
había muchos fariseos y doctores de la ley. Estaban sentados escuchando su enseñanza.
Mientras tanto había en el pueblo un pobre hombre paralitico. Desde que oyó de los
primeros milagros de Jesús el tenia deseos de ser sanado también. Cuando supo que Jesús
había llegado, pensaba que esta era su oportunidad. Pero no podía caminar. Nunca se
levantaba de su cama. Otros tenían que darle de comer y cuidarlo todo el tiempo. ¿Cómo podía
llegar a donde estaba Jesús?
También había en el pueblo cuatro hombres que sabían de los milagros y conocían al
paralitico. Cuando supieron que Jesús había regresado a Capernaum, se dijeron: “Vamos a
llevar al paralitico a Jesús para que lo cure”. Fueron llevándolo hacia casa y le dijeron que
querían llevarlo al Maestro. Prepararon una camilla para cargarlo, y los cuatro fueron
llevándolo hacia la casa donde estaba el Señor. Ahora, si, el paralitico tenia esperanza. Todos
estaban emocionados y alegres. Pero ¡que desengaño sintieron cuando llegaron cerca de la
casa! Vieron que había tanta gente (Muéstrese el cuadro.) que no podían llegar ni cerca de la
puerta, mucho menos entrar para verlo. Ahora ¿Qué iban a hacer? Entonces uno dijo: “Vamos a
subir al techo. Allí están las gradas afuera que conducen al techo”. Pensaban de allí ver Señor si
estaba en el patio de adentro.
Los cuatro amigos subieron las gradas cargando con cuidado al paralitico. Pero al llegar
arriba en el techo, vieron que no podían ponerlo delante del Señor como esperaban. (Muchas
casa tenían un patio adentro. Algunos creen que Jesús estaba enseñando en el patio al abrigo
del techado de uno de los lados del patio.)
¿Que podían hacer? Estaban cerca. No querían irse para atrás. Por fin decidieron
que la única manera de poner al paralitico delante del Señor era quitando una parte del mismo
techo encima de Él. ¡Y eso es lo que hicieron! Fueron quitando las tejas.
Las dificultades no les importaban a los cuatro amigos por lo mucho que querían que se
sanara el paralitico. Así nosotros no debemos desanimarnos por las dificultades en llevar a
otros a Cristo.
¡Que ruido hacían! Los que escuchaban adentro se molestarían con el ruido y el
polvo y la broza que les caía encima. Pero los cuatro amigos estaban determinados a conseguir
ayuda para el paralitico. Por fin, cuando el techo estaba suficientemente abierto, amarraron
unas cuerdas a las cuatro esquinas de la camilla, y bajaron poco a poco al paralitico por el
hueco. (Muéstrese el cuadro.) Lo bajaron en medio de aquel gentío hasta llegar delante de
Jesús mismo.
Unos de los oyentes tenían que apartarse porque venía encima de ellos. Estarían
molestos, ¿verdad? Pero después quizás estaban contentos por estar tan cerca para poder ver
lo que Jesús iba a hacer. Ahora, si, los fariseos y maestros de la ley tenían una oportunidad de
ver con sus propios ojos. Allí estaba el paralitico delante, y los amigos viendo desde arriba.
Todos en la casa veían con mucho interés. ¿Qué iba a hacer Jesús? ¿Podría hacer que el
paralitico caminara? Vamos a ver.
Cristo veía la fe de ellos y sabía lo que los otros pensaban. Tenía su plan, y en vez de
decirle al paralitico que se sanara, le dijo: “Hombre tus pecados te son perdonados”. El Señor
atendió a lo más serio primero. El pecado es una enfermedad peor que la enfermedad del
cuerpo, aunque a uno no le parece así. Jesús dijo esto con propósito para que todos
entendieran que El era el Hijo de Dios y que tenía derecho de perdonar los pecados.
Entonces los maestros de la ley y los fariseos comenzaron a pensar: (Muéstrese el
cuadro.) “¿Quién es este hombre que esta ofendiendo a Dios con sus palabras? Nadie puede
perdonar los pecados, sino solo Dios”. Tenían razón que solo Dios puede perdonar los pecados
y no les gusto que Jesús hablara así, porque no querían creer que Jesús era el Hijo de Dios. Y si
no era el Hijo de Dios, claro que no tenía derecho de perdonar los pecados. Pero Jesús era y es
el Hijo de Dios. El Enemigo, Satanás, les tenía los corazones cegados. Estos fariseos y doctores
de la ley habían venido expresamente para oír a Jesús, porque toda la gente hablaba de sus
milagros y de sus enseñanzas, y a muchos les gustaba lo que decía Jesús. Por eso los fariseos y
doctores de la ley sentían celos, y habían venido de muchos lugares, de Galilea, y aun desde
más lejos, de Jerusalén y de otras partes de Judea. Querían ver por su propia cuenta lo que
ensenaba y si en verdad hacia milagros.
No les estaba gustando que El diera a entender que era Dios. Pero Jesús sabía lo que
estaban pensando (como sabe todo lo que nosotros pensamos, pues nada está escondido de
Él, Hebreos 4:13). Seguro que ellos se sorprendieron cuando El les dijo: “¿Por qué piensan
ustedes así? ¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y
camina? Pues bien, les voy a demostrar a ustedes que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la
tierra para perdonar pecados”. Así les dio a entender otra vez que era el Hijo de Dios. Entonces
les dijo al hombre inútil que tenia tanto tiempo sin caminar: “A ti te digo, levántate, recoge tu
camilla, y vete a tu casa”.
En ese mismo momento el paralitico se levanto delante de los ojos de todos ellos.
Recogió la camilla en que estaba acostado (Muestre el cuadro.) y se fue a su casa alabando a
Dios. El que había llegado cargado en la camilla, ahora se fue cargándola. Fue una prueba del
poder de Jesús. Todos se quedaron admirados y alabaron a Dios. Sabían que ningún doctor
humano podía hacer eso. Comprobaba que Cristo era Dios. Y como era Dios, tenía derecho de
perdonar los pecados. (Así como El perdono los pecados del hombre inútil, también perdona los
nuestros si le buscamos a Él.) Estaban espantados y dijeron: “Hoy hemos visto cosas
maravillosas”. La palabra maravilla en el griego es “paradoja” y quiere decir contrario a los
sentidos.
Pero ¿saben ustedes? Hay una tristeza en esta historia tan alegre. Allí en el pueblo de
Capernaum, donde se hizo este milagro u muchos más, donde Jesús hizo más milagros que en
ningún otro pueblo, muchos no creyeron. No aprovecharon la salvación. No seas tú como ellos.
Más gente de los lugares de Sodoma (Mateo 11:20-24). Entre más oportunidad tenga uno, más
responsabilidad tiene.
Para los incrédulos: Cristo dijo que Él había hecho este milagro expresamente para
comprobar que Él era Dios. ¿Has conocido al Señor Jesús como Dios mismo que te vino a
salvar? Él puede perdonar los pecados tuyos también, y lo quiere hacer. No quiere que ninguno
se pierda. No seas tú como los muchos de Capernaum que no creían y tuvieron que ser
condenados. Aprovecha tú lo que oyes, porque al oír mucho sin recibirlo, se endurece el
corazón.
Para los creyentes: ¿Saben ustedes que todos hacemos una de dos cosas? O ayudamos a
los que están enfermos en pecado, o les impedimos a llegar al Señor. Más bien vamos a hacer
todo lo posible para llevar a otros y ayudarlos a conocer a Cristo como hicieron los cuatro
amigos del paralitico. No es siempre fácil, pero debemos ser firmes y constantes en buscarlos y
ayudarlos. Es una manera de honrar a Dios. Jesús dijo: “En esto es glorificado mi Padre, en que
lleven mucho fruto”, Juan 15:8.
Para los pequeños: hacer una cadena de muñequitos para ilustrar como puede uno
buscar a otro, este a otro, y este a otro hasta tener muchos que amen y sirvan al Señor. Se
habla de ser como los cuatro amigos del paralitico, de invitar, de ser amables y de tratar con
cariño y de ayudar a otros todos los días.
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