El derecho a la información sanitaria y el derecho a la intimidad

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EL DERECHO A LA INFORMACIÓN SANITARIA
Y EL DERECHO A LA INTIMIDAD
CURSO SOBRE EL PACIENTE EN EL SISTEMA
SANITARIO: DERECHOS Y OBLIGACIONES
Murcia, 8 de Noviembre de 2.006.
María de la Concepción Serrano Jiménez
Asesoría Jurídica
Hospital General Universitario J.M. Morales Meseguer
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INTRODUCCIÓN
El tema que se aborda en esta clase, “El Derecho a la Información Sanitaria y el
Derecho a la Intimidad”, se enmarca dentro del Curso el Paciente en el Sistema Sanitario,
dirigido a Personal Sanitario y no Sanitario en Instituciones Sanitarias de la Seguridad
Social y también, a Personal de los Servicios Centrales del Servicio Murciano de Salud,
Consejería de Sanidad y otras Consejerías, como un programa de formación dirigido
específicamente a este personal y con el propósito de actualizar, conceptos básicos en torno
al Paciente en el Sistema Sanitario: Principios de Bioética (Autonomía del Paciente),
Información Sanitaria, Consentimiento Informado Instrucciones Previas, Historia Clínica,
Confidencialidad, Comités de Ética Asistencial, Servicios de Atención al Usuario, etc.
Abordar el tema que nos ocupa esta tarde (aun resultando imposible con el detalle que sería
deseable tanto en el presente trabajo como en la exposición oral con diapositivas que se va
a desarrollar), supone el acierto de la organización del curso al situar su contenido en el
escenario sobre el que desarrollamos nuestra actividad profesional, el entorno sanitario, y
sobre el servicio que se presta, que es público y sanitario; en efecto, no es posible
desconocer, aunque pudiera resultar una obviedad, que somos Administración Pública y
como tal servimos con objetividad los intereses generales y que el personal que presta sus
servicios en esta Administración Pública, el Personal Estatutario, le es de aplicación un
régimen jurídico diferenciado, justificado dado igualmente el servicio público que se presta,
el sanitario.
Pero fundamentalmente, la gran diferencia que caracteriza nuestra entorno radica en
nuestros particulares administrados, los pacientes o usuarios, ciudadanos con problemas de
salud, de forma que es esta especialidad la que justifica un marco normativo, que más allá
de las garantías que como ciudadanos o administrados les reconoce la propia Constitución y
una profusa normativa posterior, integre derechos y obligaciones mínimos y necesarios de
los profesionales e instituciones implicadas, entre otros, en materia de información y
documentación clínica, marco normativo que lo integra fundamentalmente la Ley 41/2.002,
de 14 de Noviembre, Básica reguladora de la Autonomía del Paciente y de Derechos y
Obligaciones en materia de Información y Documentación Clínica, cuya difusión y
acercamiento incumbe a todos los que participamos en el presente Curso que se les da a
conocer.
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DERECHOS Y DEBERES DE LOS PACIENTES.
La ley 41/2.002, de 14 de Noviembre, Básica reguladora de la Autonomía del Paciente y de
Derechos y Obligaciones en materia de Información y Documentación Clínica (en adelante,
la Ley), establece expresamente que su ámbito de aplicación lo constituye la regulación de
los derechos y obligaciones de los pacientes, usuarios y profesionales, así como de los
centros y servicios sanitarios, públicos y privados, en materia de autonomía del
paciente y de información y documentación clínica”, por tanto, en esta materia la Ley se
constituye como marco de referencia de derechos, pero también de obligaciones, para los
pacientes y usuarios pero también y especialmente, para todos los profesionales (sanitarios
y no sanitarios) y para los Centros y Servicios Sanitarios, del Sistema Sanitario Público y
Privado.
La Ley habla de “Principios básicos”, como pilares o pórticos de Derechos y Obligaciones
sobre los que se asienta todo su desarrollo posterior, cuando se refiere a la Dignidad, la
Intimidad, el Consentimiento Informado o la Confidencialidad y, concretamente:
1. Se constituyen como principios básicos el Respeto a la Dignidad e Intimidad de la
persona humana así como a la Autonomía de su Voluntad, orientando todas las
actividades encaminadas a la obtención, utilización, archivo, custodia y transmisión en
materia de información y la documentación clínica.
2. Es necesario el Consentimiento previo de los
pacientes o usuarios para toda
actuación en el ámbito sanitario, después de recibir una Información Adecuada, que
como veremos más adelante, se prestará de forma oral como regla general, debiendo
formalizarse por escrito en los supuestos establecidos expresamente.
3. En lógica consecuencia con el respeto a la autonomía de la voluntad de los pacientes o
usuarios, se les reconoce el Derecho a decidir “libremente” (tras haber recibido una
información adecuada, comprensible y verdadera), entre las opciones clínicas disponibles.
Esta decisión libre puede conllevar incluso la negativa a tratamiento, salvo en los casos
establecido por ley, como también veremos más adelante; en cualquier caso dicha negativa
debe constar por escrito, forma escrita que no es sino una garantía de seguridad para los
profesionales implicados en la actuación asistencial.
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4. Correlativamente a los derechos reconocidos, se les impone a los pacientes o usuarios el
Deber de facilitar los datos sobre su estado físico o sobre su salud, de manera leal y
verdadera, colaborando en su obtención, especialmente cuando sean necesarios por
razones de interés público o con motivo de la asistencia sanitaria.
5. También se constituyen en Obligaciones para los profesionales que intervienen en la
actividad asistencial, la prestación de sus técnicas de forma correcta y adecuada, el
cumplimiento de los deberes de información y de documentación clínica, y el respeto
de las decisiones adoptadas libre y voluntariamente por el paciente.
Esta obligación se corresponde con dos de los Deberes específicos del personal
estatutario recogido en la Ley 55/2.003, de 16 de Diciembre, del Estatuto Marco del
Personal Estatutario de los Servicios de Salud, por un lado, informar debidamente a los
pacientes o usuarios del proceso asistencial y de los servicios disponibles, de acuerdo
con las normas y en el ámbito de sus competencias, y por otro, el Respeto a la Intimidad,
Dignidad y a la Libre Disposición de los usuarios de los servicios de salud, sobre las
decisiones que les conciernen.
7. Por último, se constituye en Principio Básico la Obligación de toda persona que
elabore o tenga acceso a la información y a documentación clínica de los pacientes o
usuarios de Guardar la Reserva Debida. También esta obligación se corresponde con el
Deber específico del personal estatutario recogido en la Ley 55/2.003, de 16 de
Diciembre, del Estatuto Marco del Personal Estatutario de los Servicios de Salud, de
mantener la Reserva Debida y Confidencialidad sobre la Información y
Documentación, de Centros y Usuarios.
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EL DERECHO A LA INFORMACIÓN SANITARIA
III.1. La Información Asistencial.
La ley reconoce una doble vertiente, positiva y negativa, de este Derecho a la Información
Asistencial:
1. Por un lado, se reconoce el Derecho de los pacientes a conocer toda la información
disponible sobre su salud (correlativamente a este Derecho, los Profesionales
implicados en su asistencia tienen la Obligación de respetar la decisión del paciente,
libre y voluntariamente adoptada).
2. Por otro, se reconoce el Derecho de los pacientes a no conocer, respetando su voluntad
de no ser informados, si bien, esta renuncia a la información deberá estar documentada,
debiendo recabarse en cualquier caso el consentimiento previo de la intervención. No
obstante, este Derecho no es absoluto puesto que puede limitarse por interés de la salud
del propio paciente, de terceros, de la colectividad o por las propias exigencias
terapéuticas del caso.
El Derecho a no conocer puede estar justificado en el denominado “Estado de
Necesidad Terapéutico”, que permitiría la actuación del médico sobre el paciente, pero
sin información previa al mismo, cuando el conocimiento de dicha información pudiera
perjudicarlo gravemente (y esta circunstancia se pudiera constatar de forma objetiva),
debiendo dejar constancia de ello en la Historia Clínica y comunicando la decisión a las
personas vinculadas al paciente por razones familiares o de hecho.
La información asistencial, al igual que el Consentimiento Informado como veremos más
adelante, se proporciona en la mayoría de las situaciones de forma oral y comprenderá,
como mínimo, la naturaleza de la intervención, la finalidad de la misma así como sus
riesgos y consecuencias.
Considerando que la finalidad más esencial del Derecho a la Información Asistencial es
facilitarle al paciente la toma de decisiones, de forma libre y autónoma, dicha información
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debe concebirse como una actuación más de la práctica asistencial, ajustándose a criterios
de veracidad, comprensión y adecuación.
El médico responsable del paciente es el que le garantiza a éste el cumplimiento de su
derecho a la información, si bien, el resto de profesionales que le atienden durante el
proceso asistencial o le aplican una técnica o un procedimiento concreto también serán
responsables de informarle. En este situación son protagonistas de la información desde el
Celador que lo recibe al Médico que le atiende, la Enfermera, la Auxiliar de Enfermería,
etc, en definitiva todos vienen obligados a informar al paciente de los cuidados que le van a
dispensar, pero siempre, en el ámbito de sus respectivas competencias.
III.2. Titularidad del Derecho a la Información Asistencial.
El titular del Derecho a la Información Asistencial es el Paciente, si bien, la Ley prevé que
también serán informadas las personas vinculadas a él, por razones familiares o de hecho,
pero únicamente en la medida que el paciente lo permita de manera expresa o tácita.
Hasta tal punto resulta esencial este Derecho que la Ley establece que el paciente será
informado incluso en caso de incapacidad (parece referirse al supuesto de incapacitación),
de modo adecuado a sus posibilidades de comprensión, aunque en este supuesto se
cumplirá realmente este Derecho cuando además se informe a su representante legal.
Así mismo se establece que, cuando a criterio médico, el paciente carezca de la capacidad
para entender la información a causa de su estado físico o psíquico, la información
asistencial se pondrá en conocimiento de las personas vinculadas a él por razones familiares
o de hecho.
III.3. El Derecho a la Información Epidemiológica.
Se reconoce el Derecho de los ciudadanos a conocer los problemas sanitarios de la
colectividad, cuando impliquen un riesgo para la salud pública o para su salud individual,
así como el derecho a que esta Información se ajuste a criterios de Veracidad, Comprensión
y Adecuación para la protección de la salud, y de acuerdo con lo establecido por la Ley.
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III.4. El Derecho a la Información en el Sistema Nacional de
Salud.
Se reconoce el Derecho de los pacientes y los usuarios del Sistema Nacional de Salud a
recibir Información sobre los servicios y unidades asistenciales disponibles, sobre su
calidad y los requisitos de acceso a ellos.
Así mismo, se establece la Obligación para los Servicios de Salud de disponer en los
Centros y Servicios Sanitarios de una guía o carta de los servicios en la que se especifiquen
los derechos y obligaciones de los usuarios, las prestaciones disponibles, las características
asistenciales del centro o del servicio, y sus dotaciones de personal, instalaciones y medios
técnicos, facilitándose a todos los usuarios información sobre las guías de participación y
sobre sugerencias y reclamaciones.
III.5. El Derecho a la Información para la elección de médico y
de centro.
Se reconoce el Derecho de los usuarios y pacientes del Sistema Nacional de Salud, tanto en
la atención primaria como en la especializada, a la información previa correspondiente para
elegir médico, e igualmente centro, con arreglo a los términos y condiciones que
establezcan los servicios de salud competentes.
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EL DERECHO A LA INTIMIDAD.
La Intimidad y su correlativo Derecho a la Confidencialidad se reconocen en la Ley como
Principios Básicos, entre los Principios Generales a los que se refiere en su Capítulo I,
aseverando que han de orientar toda la actividad encaminada a obtener, utilizar, archivar,
custodiar la información y documentación clínica de los pacientes.
Se dice que la Intimidad afecta a la cualidad de lo íntimo de los individuos mientras que
la Confidencialidad afecta a la cualidad de los datos.
Todas las personas tienen Derecho a que se respete el carácter confidencial de los
datos referentes a su salud, y a que nadie pueda acceder a ellos sin previa autorización
amparada por la Ley.
Corresponde a los Centros Sanitarios garantizar esos Derechos, adoptando las medidas que
resulten procedentes y elaborando, cuando proceda, las normas y los procedimientos
protocolizados que garanticen el acceso legal a los datos de los pacientes.
También se erige en Principio Básico la Obligación, de todas las personas que elaboren
o tengan acceso a la información y documentación clínica, de Guardar la Reserva
Debida.
De esta forma, la Intimidad, y en lógica consecuencia la Confidencialidad, operan con un
doble límite, cuantitativo y cualitativo, a saber:
1. Cuantitativo, en cuanto al colectivo que tiene reconocido el derecho de acceso a la
información concerniente al Paciente:
1.1. Los profesionales asistenciales implicados en el diagnóstico o el tratamiento
del paciente al que prestan asistencia.
1.2. Judiciales, Epidemiológicos, de Salud Pública, de Investigación o de Docencia.
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1.3. El Personal de Administración y Gestión de los centros sanitarios, respecto a los
datos de la historia clínica relacionados con sus propias funciones.
1.4. El Personal Sanitario debidamente acreditado que ejerza funciones de
Inspección, Evaluación, Acreditación y Planificación, respecto a los datos
relacionados con sus funciones.
2. Cualitativo, en cuanto que todo el Personal que acceda a los datos de la Historia Clínica
en el ejercicio de sus funciones, queda sujeto al Deber de Secreto.
El respeto a la Intimidad (junto con la Dignidad, la libre disposición en las decisiones que
le conciernen así como el resto de Derechos que le son aplicables) de los Usuarios de los
Servicios de Salud también se configura como un Deber del Personal Estatutario,
recogido tanto en la Ley 55/2.003, de 16 de Diciembre, del Estatuto Marco del Personal
Estatutario de los Servicios de Salud como en la Ley 5/2.001, de 5 de Diciembre, del
Personal Estatutario del Servicio Murciano de Salud. También se configura como un Deber
del Personal Estatutario recogido en la Ley 55/2.003, de 16 de Diciembre, del Estatuto
Marco del Personal Estatutario de los Servicios de Salud, mantener la Reserva Debida y
Confidencialidad sobre la Información y Documentación, de Centros y Usuarios,
tipificándose como Falta Muy Grave, el quebranto de la debida reserva respecto a datos
relativos a la intimidad personal de los usuarios y a la información relacionada con su
proceso y estancias en las instituciones o centros sanitarios.
Por otro lado, el Código Penal define más de 10 tipos penales relacionados con actuaciones
en el ámbito asistencial (Lesiones por Imprudencia Profesional, Homicidio por
Imprudencia Profesional, Aborto, Lesiones al Feto, Eutanasia, Manipulación genética y
Reproducción, etc), pues bien, en los referidos tipos se incluyen el Delito de
Descubrimiento y Revelación de Secretos así como a la Violación del Secreto Profesional.
El Delito de Descubrimiento y Revelación de Secretos supone descubrir los Secretos o
Vulnerar la Intimidad, entre otros, mediante el Acceso a Datos de Carácter Personal, (los
datos de salud son datos de carácter personal) registrados en ficheros informáticos u otros
archivos o registros públicos o privado. La pena tratándose de autoridad o funcionario
público, y fuera de los caso de acceso permitidos expresamente por la ley, es de prisión 1 a
4 años, multa de 12 a 24 meses (que se impondrían en su mitad superior), así como
Inhabilitación Absoluta por tiempo mínimo de 6 años hasta un máximo de 12 años.
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El Delito de Violación de Secreto Profesional afecta al profesional (entendiendo por
profesional toda actividad realizada con carácter público y jurídicamente reglamentada) que
incumpliendo su obligación de sigilo y reserva, divulgue los Secretos de otra persona.
La pena es de prisión de 1 a 4 años, multa de 12 a 24 meses e inhabilitación especial para
dicha profesión por tiempo mínimo de 2 años hasta un máximo de 6 años.
El Delito de Violación de Secreto supone revelar secretos ajenos, de los que tenga
conocimiento por razón de su oficio o sus relaciones laborales. La pena es de prisión de
1 a 3 años y multa de 6 a 12 meses.
Por último, resulta necesario recordar que es compatible la responsabilidad penal con la
responsabilidad disciplinaria (a través de la propia empresa del trabajador, administración o
colegio profesional) ya que se considera que no se infringe el principio de “non bis in
ídem” puesto las dos responsabilidades protegen intereses jurídicos distintos, de forma que
la responsabilidad penal conlleva la quiebra de la confianza de los ciudadanos, actuando el
“Ius Puniendi” de los Tribunales, mientras que con la responsabilidad disciplinaria se
pretende vigilar el adecuado ejercicio de la correspondiente profesión, el buen hacer de los
intereses generales así como el funcionamiento eficaz de los servicios públicos sanitarios.
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