Breve referencia histórica de Segovia A lo lejos, Segovia se adivina romántica, ensimismada en un casco histórico recorrido por murallas y perfilado por torreones fortificados y campanarios entrelazados con pequeñas áreas verdes. Construida sobre un arriscado peñón calizo que supera los 1.000 metros de altitud, se recorta en el terso azul del cielo de Castilla dibujando una sugerente silueta que desde el siglo XVI, cuando lo hiciera Garci Ruiz de Castro, su primer historiador, se ha venido comparando con la de un navío pétreo que sólo parece estar esperando a que los dos ríos que confluyen a sus pies, Eresma y Clamores, inunden el valle para echarse a navegar, surcando el dilatado mar de mieses de la meseta. Ciudad para ver despacio y a la que volver. Desde que el hombre de nuestro tiempo se abrió a los movimientos conservacionistas ha recibido todos los reconocimientos oficiales por su riqueza artística y monumental, por la transparencia de su luz, por la diafanidad de la atmósfera que la envuelve y por la frondosidad del arbolado que la rodea. Una Real Orden expedida en un ya lejano 11 de octubre de 1884 declaraba al Acueducto Monumento Histórico Artístico, título que posteriormente recibirían otros edificios como la Torre de San Esteban, el Monasterio del Parral, la Iglesia de la Vera Cruz y el Alcázar, hasta que en 1941, la declaración se hizo extensiva a toda la parte antigua de la ciudad; en 1947 fue el conjunto de huertas y arboledas que la circundan, reconocido como Paraje Pintoresco, el señalado como objeto de protección; finalmente en 1985 la UNESCO culminó el proceso declarando a Segovia Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Segovia es ciudad de antigua historia. Algunas esculturas zoomorfas de tosca factura confirman unas remotas raíces celtibéricas; el magnífico Acueducto, su integración en el imperio romano; y las necrópolis visigodas, el asentamiento de pueblos germánicos. La ausencia de restos arqueológicos musulmanes y la existencia de uno de los más ricos conjuntos románicos de Europa apoyan la tesis de los historiadores que sostienen que la ciudad fue abandonada tras la invasión islámica y repoblada, a partir de los años finales del siglo XI, por cristianos procedentes del norte de la Península y de Francia, dirigidos por Raimundo de Borgoña y el obispo Pedro de Agen. El periodo final de la Edad Media fue tiempo de esplendor para Segovia: colonizó un amplio territorio, con límites a ambos lados de la Sierra; acogió una importante aljama hebrea; sentó las bases de una poderosa industria pañera; recibió la impronta del arte gótico; fue corte de reyes de la Casa de Trastámara y, finalmente, el 13 de diciembre de 1474, sus gentes fueron las que proclamaron reina de Castilla a Isabel la Católica. Familias aristocráticas y orgullosos fabricantes de paños compitieron a lo largo de los siglos XVI y XVII en la construcción de palacios urbanos, pero la derrota de las ciudades castellanas en la Guerra de las Comunidades y el desplazamiento hacia el sur del centro de gravedad de la economía española a raíz del descubrimiento de América, acabaron con la época de mayor esplendor. ´ )/ *1.))/ El cerco de murallas que rodea la ciudad, con un perímetro de más de 3.000 m, nace y muere en el Alcázar. Su fábrica es de mampostería caliza, cimentada, en parte, sobre grandes sillares de granito. Para su construcción se emplearon también lápidas de la antigua necrópolis romana. Tenía cinco puertas: Santiago, San Cebrián, San Juan, San Martín y San Andrés. De ellas permanecen las de Santiago y la de San Cebrián en el lado norte, y San Andrés en el lado sur. Además tenía varios portillos: del Alcázar, de la Fuente Cercada, Picado o de San Matías, de San Juan, del Consuelo, de la Luna, del Sol y del Obispo. Actualmente sólo se conservan el del Consuelo y el de San Juan y se han reconstruido los de El Sol y La Luna. En el interior de la Puerta de San Andrés, en el antiguo cuerpo de guardia, se puede visitar el Espacio Informativo de la Muralla donde, por medio de diferentes paneles, se busca dar una imagen más amplia sobre el recinto amurallado que protege la parte alta de la ciudad. Se ofrece además la posibilidad de acceder al adarve desde donde se contemplan magníficas vistas del barrio de la judería y de la arquitectura militar medieval de la ciudad así como de la necrópolis hebrea que se extiende al otro lado del Valle del Clamores. Vista aérea de la muralla Puerta de Santiago Arco del Socorro Postigo de La Luna Puerta de San Andrés #) -'/(# "# /#%,2' La ciudad amurallada está delimitada de forma natural por los ríos Clamores y Eresma. Un segundo cinturón está formado por el verdor de las huertas y los árboles que rodean la ciudad. A la iniciativa de la Sociedad Económica de Amigos del País, establecida en tiempos de Carlos III, se debe la creación del cinturón verde que hoy da color a Segovia, declarado Paraje Pintoresco por Decreto de 11 de abril de 1947. Se puede realizar la circunvalación de Segovia en coche o en el Bus turístico que realiza una ruta panorámica, pero, si se quiere disfrutar de una reposada visión de ambos lados del casco viejo y su muralla y reconocer los perfiles de las torres de las iglesias y torreones de los palacios, habrá de caminarse por frondosos y tranquilos paseos. Las cuatro estaciones del año ofrecen sugerentes visiones con colores, texturas y sonidos diferentes en los valles de Segovia. Valles de Segovia: Clamores y Eresma La Alameda Valle del Clamores: Casa del Sol en la muralla Paseo del Valle del Clamores en otoño El del Clamores parte del Puente de Sancti Spiritus, en el Barrio de San Millán -antigua Morería-. Este espacio natural, en la periferia de la ciudad, se ha restaurado conservando y potenciando la vegetación y consolidando las ruinas testimoniales del pasado. A la izquierda están la Piedad y el Pinarillo, en el que el Ayuntamiento plantó en el siglo XIX pino piñonero y más recientemente, en los años cuarenta del s. XX, cipreses. El actual trazado de la carretera -Cuesta de los Hoyoscrea cortados artificiales en la roca, de fuertes contrastes. Especies arbóreas como sauces, chopos, saúcos, tarays o ailantos colorean un paseo que, entre los meses de febrero y marzo, se viste con los tonos blancos y rosas de la flor del almendro. El valle se caracteriza por una fuerte erosión fluvial Vista aérea del Valle del Eresma Puente de la Casa de la Moneda, en la Alameda Fachada de la Casa de la Moneda Puente sobre el río Eresma que ha originado un saliente en la roca a modo de alero, acomodándose las casas a la morfología del terreno. Ya en el Alcázar el valle se hace muy profundo para cumplir su función de foso natural protector de la parte alta de la ciudad. En este punto, a los pies del monumento, el río sale a la superficie entre chopos y castaños. Es la pradera de San Marcos, donde confluyen los ríos Clamores y Eresma. En sus riberas abundaron molinos, batanes y tenerías, vestigios del antiguo esplendor económico de Segovia. Tilos, chopos y arces, sobre el fondo de las Peñas Grajeras, constituyen el paisaje de la popular Alameda de la Fuencisla. El Paseo de Santo Domingo de Guzmán, a la izquierda, muestra la muralla entre un frondoso arbolado. Si desde la Puente Castellana tomamos el camino que discurre paralelo al río, llegamos a la Casa de la Moneda, donde da comienzo la Alameda, el que fue primer parque público municipal, ya que data de 1565 y que se extiende hasta el Convento de San Vicente. Este paraje es una planicie de inundación formada por aluviones del río Eresma. En esta zona del río está la presa de la Casa de la Moneda. Junto a ella un hermoso paseo salpicado de plátanos, castaños, fresnos, chopos, sauces, sóforas, arces y almeces que nos conduce a un espacio más amplio, a modo de plaza, con una fuente de piedra. Tras el paseo, la ladera del Parral hacia San Vicente marca la transición de la vegetación de ribera a la del páramo. #) !1#"1!0, · ) /,* . "# ),/ .!,/ · &!' #) 41" "#) !1#"1!0, ruta 1 Nombre: procede de aqua (agua) y ducere (conducir) Fecha: s. I d. c. o 1.ª mitad del s. II Primera cita escrita: 1201 (documento Catedral de Segovia) Primeras representaciones: Canecillo románico de la Iglesia de Peñarrubias y Cantiga 107 de Alfonso X el Sabio (1280) Longitud: 14,965 Kms Altura máxima: 28,10 m Número de pilares: 120 Número de arcos: 166 Dimensiones del canal: 25 x 30 x 30 cm Caudal: 25-30 l/seg. Piezas de granito: 20.400 Volumen aprox. de granito: 7.500 m3 Declaración de monumento histórico: Real Orden de 11 de octu- bre de 1884 Único y magnífico, el Acueducto de Segovia es una de las más soberbias obras que los romanos dejaron repartidas por su vasto imperio. Fue construido para conducir hasta Segovia el agua de la Sierra. Es símbolo heráldico de la ciudad y su construcción fue atribuida al diablo por la leyenda. Su solera -las hipótesis apuntan al siglo I, en la época de los Flavios y también a la época de Nerva o Trajano- no impide que encabece la clasificación de mejores obras de ingeniería civil en España. Sus 166 arcos de piedra granítica del Guadarrama están construidos con sillares unidos sin ningún tipo de argamasa mediante un ingenioso equilibrio de fuerzas. Obra extraordinaria en la que la utilidad convive con la armonía y la belleza, ha prestado servicio a la ciudad hasta fechas recientes. A través de los siglos apenas ha sufrido modificaciones; sólo durante el ataque contra Segovia dirigido en 1072 por el musulmán Al-Mamún de Toledo sufrieron deterioro 36 arcos; los daños fueron Según la leyenda fue la pereza y no Roma la madre del Acueducto. Una muchacha que trabajaba como aguadora, harta de arrastrar el cántaro por las empinadas calles de la ciudad, aceptó un trueque con el diablo: dispondría del alma de la mujer si, antes de que cantara el gallo, el El Acueducto hacia 1870 Inscripción del Acueducto Exterior desarenador El Acueducto en la Calle Almira agua llegaba hasta la puerta de su casa. Consciente de su culpa, la joven rezó hasta la extenuación para evitar el presagio. Mientras, una tormenta se había desatado y el demonio trabajaba a destajo. De pronto el gallo cantó y el Maligno lanzó un alarido espeluznante: por una sola piedra sin colocar había perdido el alma de la muchacha. Ésta confesó su culpa ante los segovianos que, tras rociar con agua bendita los arcos para eliminar el rastro de azufre, aceptaron felices el nuevo perfil de la ciudad. restaurados en el siglo XV por Fray Juan de Escobedo, monje del Parral. Desde antiguo existen dos hornacinas que probablemente protegían a dioses paganos, sustituidas por las imágenes de San Sebastián y de la Virgen. Bajo las hornacinas existió una leyenda en letras de bronce relativas a la fundación de “la Puente”, de la que hoy sólo queda el rastro de la inscripción. El monumento desde su origen: El Acueducto en San Antonio el Real: De este tramo parten las primeras servidumbres de agua. La obra comienza a ser visible, El Acueducto en señalada por un monuSegovia ciudad: mento del s. XVI con el Partiendo de la carreteAcueducto labrado. ra de La Granja contiEl segundo desarenador: núa por la llamada Casa de Piedra, un desarenador que eliminaba las impurezas del agua y regulaba el caudal, obra de los siglos XVXVI. Situado en el Riofrío o la Acebeda (pantano de Puente Alta, Km 87, N-603, Madrid-Segovia por Guadarrama). Siguiendo junto al muro, se alcanza el segundo desarenador. En este tramo, muy reconstruido, los arcos forman un solo piso de arquerías. Riofrío en el Valle de la Acebeda Interior del desarenador de San Antonio el Real El Acueducto es un puente entre el campo y la ciudad, entre ésta y los arrabales; el tercer río de Segovia y el que ha hecho posible la vida en la desnuda roca; la arteria que ha movido fábricas de paños y de moneda y colmado la sed de los segovianos hasta hace pocos años. Antonio Ruiz Vista aérea del Acueducto El Azoguejo: En esta plaza presenta su máxima altura y, los arcos, a lo largo de una serie de 43, se disponen en dos órdenes. Pueden observarse dos hornacinas, una de ellas ocupada por una imagen de la Virgen y las huellas de las inscripciones con letras de bronce de las cartelas. El Postigo del Consuelo: Desde lo alto de la escalinata se observa parte del trazado de la obra. Es el punto donde el Acueducto penetra en el recinto amurallado y los canales continúan por la zona alta de la ciudad, hasta el Alcázar. de distribución de agua. El canal se prolonga por la Plaza de los Huertos y la Plaza Mayor. El desarenador de la Plaza Mayor: Descubierto recientemente, se utilizaba para la eliminación de impurezas del agua. Comienza la red de distribución para los barrios de la Judería y las Canonjías. El Acueducto en el La Plaza de las Alcázar: Arquetas: Último punto docuBajo su suelo han apamentado arqueológicarecido unos registros mente. ruta 2 ´ "#) !1#"1!0, ) )!4. · 2'/'0 -0.'*,+', "# ) &1*+'"" Como centro de contratación, era el Azoguejo el lugar elegido para establecer contratos con validez jurídica plena, rubricados por un apretón de manos. De esta costumbre deriva el actual mercado del ganado que se celebra los jueves en la Bajada del Carmen. El Azoguejo con la desaparcida Iglesia de Santa Columba Un buen punto de partida para recorrer Segovia es el Azoguejo, diminutivo de zoco, frente al zoco grande, que era la Plaza Mayor. Lugar de reunión, nexo de comunicaciones, calles y carreteras, núcleo de comercio y contratación, ha sido el centro vital de la ciudad. Es uno de los lugares que ha experimentado mayores transformaciones, como se puede apreciar en los grabados de época; en tiempos existió una iglesia románica dedicada a Santa Columba junto a las escalinatas que suben a las murallas. Del Azoguejo sale la Calle Real, la calle principal de la ciudad por la que subimos hasta la Plaza Mayor, la de más tránsito y comercio. Está dividida en los siguientes tramos: Cervantes, Juan Bravo (en recuerdo del comunero segoviano), Plazuela del Corpus (en la que se halla la iglesiaconvento de Corpus Christi) e Isabel la Católica alusiva a la reina-. (...) en todas las épocas la animación y el bullicio, la granujería, los pícaros y los buenos, los desocupados y los afanosos, los mozalbetes y los caducos, los traviesos y los maleantes, han hecho del Azoguejo lugar de tratos y juegos, de engaños y bromas y las lecciones que recibían en la plaza famosa, acreditaban de bravos y aventureros, como al ventero socarrón que armó caballero a Don Quijote, y el que con otros compañeros y rufianes allí demostró la ligereza de su lengua y la sutileza de sus manos”. Mariano Sáez y Romero Arteria principal de la ciudad recoge un interesante conjunto arquitectónico que partiendo de los siglos XV y XVI llega hasta comienzos del siglo XX. Sobre el típico caserío medieval, de hasta cuatro plantas de altura, que se construía sobre solares largos y estrechos, con la planta baja dedicada al comercio y una estrecha escalera a la que se accede por una puerta situada en un extremo de la fachada, al estilo musulmán, la tipología urbana actual ha añadido, a partir del siglo XIX, las fachadas con esgrafiados para cubrir las originales realizadas en materiales pobres. La primera parada es el Mirador de la Canaleja desde el que se contempla la montaña de la Mujer Muerta y el Barrio de San Millán. Frente a él la fachada del Teatro Cervantes, limitada por un cubo de la muralla. A pocos metros está la Casa de los Picos, hoy Escuela Superior de Arte y Diseño de Segovia. El edificio perteneció a Juan de la Hoz quien le añadió los “picos” para cambiar el nombre de Casa del Judío con que era conocida. Junto a ella estaba la Puerta de San Martín, destruida en 1883, pero marcada en la actualidad en el enlosado de la calle que indica con su diferencia la posición que ocupaba. Junto a este edificio, haciendo esquina, está el Palacio de los del Río (s. XV y XVI), donde Casa de los Picos Mirador de la Canaleja: el Barrio de San Millán y la Mujer Muerta, al fondo La silueta de montañas conocida como la Mujer Muerta, capricho geológico, ha sido interpretada desde el prisma popular y legendario. Muerto el jefe de una tribu que vivía en el cerro del Alcázar, la mujer crió a dos hermosos niños gemelos que, con el tiempo se enfrentaron para asumir el liderazgo del pueblo. La madre desesperada ante la posible lucha fratricida ofreció a Dios su vida a cambio de la supervivencia de sus vástagos. Cuando éstos iban a pelear, una ventisca seguida de una formidable nevada -en pleno veranose lo impidió. Disipado el temporal, los hermanos comprobaron que una montaña cubría lo que hasta entonces había sido llanura. Dios había aceptado el sacrificio de la mujer cubriendo su cuerpo yacente con nieve. La leyenda dice que dos pequeñas nubes se acercan al atardecer a la montaña: son los dos hijos que besan a su madre. Iglesia de San Martín el visitante curioso puede asomarse al patio de columnas helicoidales. Continuando la Calle Real, en la pequeña Plaza del Platero Oquendo, se alza el Palacio del Conde Alpuente de fines del siglo XV. Además de sus delicadas ventanas de estilo gótico flamígero destaca su interesante esgrafiado. Siguiendo por la callejuela, La Alhóndiga, edificio del siglo XVI que fue almacén de cereales y que conserva su estructura funcional. De vuelta a la Calle Real aparece la deliciosa Plaza de Medina del Campo, interesante conjunto arquitectónico con una configuración en niveles que recuerda a las plazas italianas por sus elegantes edificios, entre los que destaca la Iglesia de San Martín. El espléndido templo, un compendio del románico castellano, está definido por un triple atrio Ventana del Palacio del Conde Alpuente y fachada con decoración de esgrafiado La Alhóndiga La Plaza de San Martín El Torreón de Lozoya y las torres de San Martín y San Esteban Atrio de la iglesia de San Martín Estatua de Juan Bravo Plaza de Medina del Campo de columnas dobles -acogedor lugar de reunión en ciudades frías-, tres ábsides y una torre mudéjar que ocupa el espacio del cimborrio. Especial interés poseen los capiteles labrados, la placa de mármol con la efigie de San Martín situada en el exterior del ábside y las cuatro estatuas-columna de la fachada. En su interior se pueden contemplar un tríptico del pintor flamenco Adrian Isembrandt, varias pinturas del primitivo castellano conocido como Maestro de las 11.000 Vírgenes, un Cristo yacente atribuido a Gregorio Fernández y un San Francisco de Pedro de Mena. Juan Bravo, segoviano, fue uno de los más prestigiosos caballeros de su tiempo, que ha pasado a la historia como héroe comunero, junto con Padilla y Maldonado. Se levanta en armas contra los abusos de los gobernantes extranjeros de Carlos I. Tras la derrota de Villalar en abril de 1521, es decapitado junto a sus compañeros. Cuenta la tradición que en el cadalso se adelantó al verdugo y dijo: “mátame a mí primero”. Pero hay más detalles especiales en la Plaza de Medina del Campo, habitación de juegos para los segovianos cuando, con el buen tiempo, los bares y restaurantes extienden sus terrazas animados por los conciertos de jazz, música popular o títeres. En Torreón de Lozoya: exterior y patio plateresco Casa del Siglo XV Calle Infanta Isabel Calle Real desde San Martín Plazuela del Corpus Fachada del Ayuntamiento Plaza Mayor la plaza se hallan casas nobles de varias plantas, con techumbres de madera, patios porticados en tres lados y fachadas de granito con los blasones tallados en piedra. Destacan entre ellas la Casa de los Solier y la Casa de Bornos, ambas del siglo XVI, precedidas por una fuente con figuras de leones y niños. Junto a ellas aparece el Torreón de Lozoya (s. XIV), altiva torre rectangular de tipo defensivo. Su interior, embellecido por dos patios renacentistas, ha sido reconvertido en salas de exposiciones por la Caja de Ahorros de Segovia. La conocida como Casa del Siglo XV, antes de los Tordesillas y los escalinata y dos esfinges de piedra -Francisco Bellver, 1852- con cabeza y busto de mujer y cuerpo de leonas, conocidas popularmente como Las Sirenas, completan la plaza. En la parte alta de la plaza, nos encontramos con el llamado Hospital de Viejos. Este edificio del siglo XVI forma parte del antiguo Palacio de Enrique IV, llamado el Real de San Martín. Este monarca de la Casa de los Trastámara, de gustos orientalistas y fuertemente atraído por la cultura, propició la construcción de importantes obras del estilo mudéjar. El complejo palaciego que ocupaba una manzana completa quedó dividido entre edificaciones pertenecientes a las familias Mercado, Barros y Porras. Desde abril de 1998 alberga el Tapias, con fachada granítica, portada con alfiz de bolas y galería de moldurados arcos rebajados y la Museo de Arte Contemporáneo Casa de los Mexía Tovar (s. XVII), Esteban Vicente. son otros ejemplos de los palacios Retomando la principal arteria ciudaque configuran esta plaza. dana y comercial de la capital, a la Una estatua de Juan Bravo realiza- derecha, está la Cárcel Real o Cárcel da por el escultor Aniceto Marinas, Vieja, hoy Biblioteca Pública. Utilizada situada en el primer tramo de la como prisión hasta 1933, en sus cel- Hay una leyenda que cita la existencia de unos leones en el sótano -localizable por la descripción de los cronistasdel palacio de Enrique IV en la plaza de las “Arquetas de la Reina”. Ocurrió que los leones pequeños se comieron a los adultos, lo que sería interpretado como una premonición del destino del monarca. das estuvo encarcelado el dramaturgo Lope de Vega, en 1577. Su portada está presidida por el escudo de Los Austrias y en el interior existen restos románicos trasladados desde la iglesia de San Medel. La última parada antes de pisar la Plaza Mayor es la Plazuela del Corpus, dominada por el convento del mismo nombre, antigua Sinagoga Mayor. El edificio, dañado por un incendio en 1899, fue reconstruido a principios del siglo pasado, y un siglo después ha recuperado su antigua imagen decorativa. La Plaza Mayor La Plaza Mayor, corazón de la ciudad, fue fruto de la política urbanística del siglo XVII. Denominada Mayor desde 1461, fue el hundimiento (1532) de la iglesia de San Miguel, que estaba situada en la zona central y que fue reconstruida en un lateral, la que propició su diseño actual. La ordenación, trazada por Brizuela en 1623, está dominada por la presencia del Ayuntamiento (1610), con fachada de granito, torres con chapiteles de pizarra y reloj con campanas. En la plaza con soportales y decorada por un kiosko de música, recuperado hace pocos años, se ubica el Las representaciones teatrales en Segovia encontraron cobijo en lugares tan dispares como la Catedral o el patio del Hospital de la Misericordia. Tras la clausura del Teatro Miñón, que ocupaba el edificio del antiguo Convento de Mínimos, recogió el testigo el Teatro Juan Bravo que abrió sus puertas en 1918, ocupando el solar del antiguo Mesón Grande. edificio del Teatro Juan Bravo (1917), punto de encuentro de la vida cultural de la ciudad. Junto a él la Iglesia de San Miguel, de estilo gótico, con elementos románicos del primitivo templo en cuyo atrio se celebró la proclamación de Isabel la Católica como Reina de Castilla en 1474. Casas construidas en torno a 1930 rodean el perímetro de la plaza y le conceden un perfil regular y agradable que se rompe con la imponente presencia de la Catedral. Vista aérea de la Plaza Mayor Teatro Juan Bravo Soportales de la Plaza Mayor antes de la construcción del Teatro Juan Bravo ) !0#".) Punto de reunión vespertino de las cigüeñas. De estilo gótico tardío, comenzó a construirse en 1525 con la colaboración desinteresada de los segovianos bajo la dirección de los arquitectos Catedral Pináculos de la Catedral con cigüeñas Gil de Hontañón. Sustituyó a la Catedral Vieja situada en los actuales jardines del Alcázar y destruida durante la Guerra de las Comunidades en 1520. En su exterior, al oeste, está la fachada principal, conocida como Puerta del Perdón, con la escultura de la Inmaculada, obra de Juan Guas. Junto a ésta se extiende el Enlosado. La torre, situada en el lado de la Epístola, privilegiado mirador sobre la ciudad, es uno de los elementos más llamativos por su gran altura. La Puerta de San Geroteo, legendario primer Obispo de Segovia, al sur, y al norte, la Puerta de San Frutos, construida en honor del patrono de la ciudad a principios del s. XVII. Otro foco de interés es el ábside, que linda con la Judería Vieja, aderezado por contrafuertes y pináculos, de piedra caliza, rodeando la gran cúpula. La planta es de tres naves con crucero, con ábside semicircular en la cabecera y girola, rodeada de capillas. La grandiosidad y armonía de dimensiones define el interior. Observación pausada merecen las vidrieras (s. XVI), el Retablo Mayor dedicado a Ntra. Sra. de la Paz (s. XIV), donada a Portada de acceso al clautro, obra de Juan Guas y Sebastián de Almonacidl Imagen de San Frutos de la portada norte Claustro trazado por Juan Guas en 1472 El Descendimiento, A. Benson (tabla central) Frutos, al igual que sus hermanos Valentín y Engracia, todos santificados, nació en Segovia en el año 642. Ya en edad madura repartió sus riquezas entre los pobres y se retiró a meditar en las Hoces del Duratón. Santo popular y sencillo que la tradición presenta como amante de los pájaros, es el Patrón de la ciudad que celebra su festividad el día 25 de octubre. Cada año los segovianos se congregan en el trascoro de la Catedral para escuchar el tradicional Villancico al Santo, pieza musical de la segunda mitad del siglo XIX. la ciudad por Enrique IV, la sillería del coro (fines del s. XV) procedente de la Catedral Vieja, los bellos órganos barrocos, la rejería o el trascoro neoclásico que guarda la urna de la reliquia de San Frutos. Se recomienda la visita a las 18 capillas que se encuentran en la girola y en las naves laterales con importantes pinturas y esculturas. En su interior destacan el Calvario románico situado en la entrada de la Capilla del Sacramento; el Tríptico del Descendimiento de Ambrosius Benson y el Retablo de la Piedad, de Juan de Juni, en la Capilla del Santo Entierro, junto a la Puerta de San Frutos; y el Cristo yacente de Gregorio Fernández, en la Capilla del Sepulcro de Cristo. El claustro, de Juan Guas, procedente de la antigua catedral románica y trasladado piedra a piedra a su actual emplazamiento, precede a las salas del Museo que cuenta con piezas de orfebrería, pintura, escultura, etc. Destaca la colección de tapices de Bruselas del s. XVII que cubre los muros de la Sala Capitular. El Archivo Catedralicio conserva más de 500 incunables, entre ellos el Sinodal de Aguilafuente, primer libro impreso en España. La familia Arias Dávila representa los valores culturales de la Segovia de fines del siglo XV y su tránsito al Renacimiento. Juan Arias, Obispo de Segovia, recogiendo el legado mudéjar y gótico, instaló en la ciudad una de las primeras imprentas de España, cuyo primer ejemplar fue el Sinodal de Aguilafuente. Además legó su importante biblioteca a la Catedral de Segovia. Gárgola Sillería del Coro Traza del alzado de la Catedral, Juan Gil de Hontañón Museo Catedralicio Creado en 1824 por el obispo don Manuel Castro Alonso en dependencias anejas al claustro. En una de ellas, la capilla de Santa Catalina, hay pinturas de autores flamencos y españoles. Anónimos, como el Maestro de los Claveles o el Maestro de la Santa Sangre, o bien conocidos, como Bernard van Orley, Marinus van Reymerswale, Pedro Berruguete, Luis de Morales, Alonso de Herrera y Antonio María Esquivel. También en esta sala se exponen notables piezas de orfebrería y la custodia procesional, obra del platero toledano del siglo XVII, Rafael González. En la Sala Capitular, dotada de una hermosa techumbre renacentista que la tradición quiere dorada con el primer oro que llegó de América, destaca una espléndida serie de tapices, que tiene continuación con los dispuestos en la escalera de acceso a la Librería. En ésta se conserva el mejor complemento de este museo, el Archivo, que guarda documentos desde el siglo XII, la biblioteca donada a la Catedral por el obispo Arias Dávila, cantorales, incunables y dos joyas bibliográficas de excepción: el Cancionero de la Catedral, florilegio de canciones castellanas y de otros países europeos de finales del siglo XV, y el Sinodal de Aguilafuente, impreso en Segovia por Juan Párix el año 1472 y, por tanto, el primer libro que se imprimió en España. "# ) !0#".) ´ ) )!4. Desde la Plaza Mayor tomamos la Calle Marqués del Arco: actual núcleo de comercio turístico. Su suelo esconde las canalizaciones del Acueducto. Frente a la Catedral, se alza el Palacio del Marqués del Arco Calle del Marqués del Arco Corral del Mudo La influencia islámica, tan fuerte y constante en Segovia, aparece no sólo en la decoración sino también en las formas de las viviendas y en los corrales, de los que se han llegado a documentar doce. Los corrales son una agrupación de viviendas reunidas en torno a un patio común al que se accede a través de un callejón cobertizo que se cerraba por las noches, aislando y protegiendo a la comunidad. Así, el sentido público de calle pasa a ser privado. (s. XVI) con un precioso patio renacentista. Más adelante aparece el antiguo Corral del Mudo, uno de los últimos vestigios de los corrales islámicos, que acogía un caserío tradicional de arquitectura de ladrillo con entramado de madera. Casas nobles con esgrafiados y bonitos patios, como el del Colegio de Arquitectos, nos acercan hasta la Plaza de la Merced, con la iglesia románica de San Andrés, rincón típico de la ciudad y espacio verde que invita al descanso. En la esquina de la calle de las Descalzas Santa Teresa fundó un pequeño convento de carmelitas, en el que dijo la primera misa San Juan de la Cruz. Entre sus altos muros y recoleto jardín la santa compuso “Las Moradas”. En el último tramo atravesamos el barrio de las Canonjías, al final del cual, pasada una verja y el jardín que rodea el Monumento a los Héroes del 2 de mayo, se encuen- tra el Alcázar. ´ #) )!4. Su perfil aparece como un buque imaginario sobre el tajo en el que confluyen los ríos Eresma y Clamores, festoneado por el escenario de ocres y azules de la llanura y la sierra. Le anteceden unos cuidados jardines con la estatua de los héroes de la Guerra de la Independencia Daoíz y Velarde, obra del escultor segoviano Aniceto Marinas. A la izquierda la Casa de la Química. Un profundo foso con puente levadizo abre paso a una fortaleza de ubicación privilegiada, posiblemente habitada desde la época celta. El castillo, convertido en Alcázar -residencia real- en el s. XIII, adquirirá su fisonomía gótica en los tiempos de Juan II y Enrique IV. Su restauración ha sido contínua tras un grave incendio ocurrido en 1862 y que a punto estuvo de destruirlo definitivamente. Sin embargo, en 1882, reinando Alfonso XII, se inició su reconstrucción, ya nunca abandonada. Entrada al Alcázar con la Torre de Juan II El Alcázar desde la pradera de San Marcos Zócalo mudéjar El balcón central de la Sala de los Reyes muestra una cruz que rememora un suceso del que los siglos han cuajado dos versiones. La más legendaria cuenta que, estando el infante D. Pedro de Castilla, hijo de Enrique II el de las Mercedes, en el balcón en brazos de su aya, resbaló y cayó al vacío. El aya, atemorizada, se lanzó tras el niño. La versión histórica apunta que el infante -de 12 años- cayó mientras jugaba a la pelota con sus amigos. Vista aérea de la Judería, limitada por la muralla y las Canonjías con el Alcázar al fondo Un cordón realza el techo de una de las salas princi pales del Alcázar. Según la tradición, el relieve fue encargado por la reina Violante como lección de humildad para su esposo Alfonso X El Sabio. Al parecer, su sabiduría y soberbia eran parejas, y llegó a afirmar que Dios hubiera hecho bien en pedirle consejo antes de crear el Universo. Fray Antonio de Segovia le suplicó que confesara su pecado, pero El Sabio, orgulloso, se negó. Entonces se desató una terrible tormenta, y un rayo atravesó las estancias reales, matando a varios cortesanos. Entonces el monarca cumplió su penitencia; su mujer aprovechó para encargar el friso, un amuleto capaz de calmar la ira de Dios. En la silueta del monumento destaca la torrecita de Alfonso X El Sabio, en el ángulo norte, desde la que este monarca estudiaba el firmamento, y la torre de Juan II de 80 m de altura, con bellos esgrafiados y doce torrecillas adornando su volumen. A través de una empinada escalera de caracol, el visitante puede acceder a la parte superior de la torre, desde donde se divisa una bellísima vista de la ciudad, así como los barrios de San Marcos y Zamarramala. En el interior, y alrededor del Patio de Armas y del Patio del Reloj, se sitúan las estancias. A la izquierda están las salas dedicadas al Colegio de Artillería; a la derecha, el Palacio de los Reyes de Castilla, núcleo principal del edificio. Sobresalen por su belleza la Sala de Ajimeces; de la Galera, cuyo artesonado ha sido reconstruído recientemente; del Trono -con una llamativa cúpula mudéjar, procedente de Urones de Castroponce y obra de Xadel Alcalde, autor de la que existía en la misma sala antes del incendio-; de la Chimenea; del Cordón; de las Piñas; la Cámara Regia; Tocador de la Reina y Capilla en la que podemos ver un retablo de la escuela castellana del primer cuarto del siglo XVI procedente de Viana de Cega y otro dedicado a Santiago Apóstol, así como la Adoración de los Reyes, pintada en 1600 por Bartolomé Carduccio. De todas ellas destaca la Sala de Reyes con un extraordinario artesonado de hexágonos y rombos dorados y un original friso en el que 52 imágenes policromadas y sedentes representan a los Reyes y Reinas de Asturias, León y Castilla, desde Don Pelayo hasta Juana la Loca. Las Canonjías Es el barrio mejor conservado de la ciudad alta. Su nombre procede de los canónigos, antiguos vecinos de la zona que gozaba, por su carácter eclesiástico, de inmunidad y privilegios. Comienza en la Plaza de la Merced y se extiende por las calles de Daoíz y Velarde, cuyas casas contaban con agua corriente, suministrada por el Acueducto. Este recinto permanecía aislado del resto de la ciudad gracias a tres puertas que se cerraban según un horario establecido. De sus casas románicas se conservan bellas portadas de arco de medio punto con arquivoltas y patios interiores coloreados por huertas o jardines. El acceso a los patios, porticados en sus lados más cortos, es acodado, siguiendo la tradición musulmana. La estructura de estos edificios -sobrios, cerrados y sin detalles superfluos, con escondidos patios y jardines- no sufrió alteraciones por ser casas de alquiler, lo que ha impedido a los inquilinos emprender reformas. Hay tapias altísimas de conventos y del palacio del Obispo, paredones crecidos conforme crecían las casas de enfrente para que el huerto interior siguiera inaccesible a las miradas Luis Felipe Vivanco Puerta de la Claustra Fuste y capitel románicos de la antigua Catedral de Santa María Jardín de Fromkes La Calle Velarde La Puerta de la Claustra es la única que se conserva de las tres que existieron cerrando el barrio de los canónigos catedralicios. Conserva restos de esgrafiado renacentista y una imagen de la Piedad copia de la existente en la Catedral. En esta zona se ubicó la Casa de la Imprenta y la de la Inquisición e instalaron sus estudios artistas famosos como Ignacio Zuloaga y Maurice Fromkes. El pintor americano da nombre al jardín que aligera la estrecha calle de Velarde y que ofrece una recoleta vista del Valle del Eresma. Por el Vallejo, donde se eleva la escultura de San Interior de la Casa Museo de Antonio Machado Antonio Machado (a la derecha) Vista aérea de la Plaza de San Esteban Una vieja cocina de leña, pucheros, un arcón y un puñado de libros en una humilde estancia recuerdan los doce años de Antonio Machado en Segovia. Por sus calles el poeta, con su “torpe aliño indumentario” creó “Nuevas canciones” y “Poesías completas”. La ciudad fue testigo de sus amores tardíos con Guiomar y de su apoyo a la creación de la antigua Universidad Popular, convertida hoy en Real Academia de Historia y Arte de San Quirce. Juan de la Cruz realizada por José María García Moro, sube empinada la Calle Desamparados. En ella se encuentra la Casa Museo de Antonio Machado, tan sencilla y espartana como la habitó el poeta durante su estancia en Segovia. Corría el año 1919 cuando éste llegó a Segovia para ocupar una cátedra en el Instituto de Bachillerato de la ciudad, en la que permaneció hasta el año 1932. Museo para la más íntima evocación, cuelga de sus paredes, para materializar la ausencia del poeta, cuadros con diferentes versiones de su retrato, que llevan las firmas de Rafael Peñuelas, Jesús Unturbe, Álvaro Delgado y Pablo Picasso. En un jardín chiquito, que da acceso a la casa, se encuentra un busto del poeta, obra de Emiliano Barral. La Plaza de San Esteban Bajando la calle se halla la Plaza de San Esteban, conjunto arquitectónico constituido por el Palacio Episcopal (s. XVI), sede del Obispado desde el siglo Según la leyenda, Carlos Falconi, bastardo del Rey de Francia, costeó las obras de la iglesia de San Esteban. En su pila bautismal recibieron el sacramento el historiador Diego de Colmenares y el general Martínez Campos. La Real Academia de Historia y Arte de San Quirce nació como Universidad Popular el 21 de noviembre de 1919. Fue la obra de un grupo de profesores, en su mayoría de enseñanza media, que pretendían difundir entre las clases trabajadoras y medias la cultura. Entre estos profesores se encontraban Mariano Quintanilla, Rodao, Machado, Cabello, etc. Tuvo diversas sedes hasta que en 1927 se compra por 7.000 pesetas a la iglesia. XVIII, un edificio plateresco con fachada almohadillada que alberga al Museo Diocesano -cuya visita recomendamos- y la Iglesia de San Esteban. Fruto del románico tardío, su torre es considerada una de las más bellas del estilo. San Quirce-San Nicolás Siguiendo la angosta calle, por la fachada lateral izquierda del Palacio Episcopal llegamos a una pequeña placita en la que se encuentra la iglesia románica de San Quirce. A su lado encontramos un palacio barroco dedicado hoy a Archivo Histórico Provincial. Recorriendo el ábside se halla el antiguo Convento de Capuchinos, construido en el siglo XVII y adornado de magníficos escudos marmóreos. Por la calle de San Quirce se abre paso la Plazuela de San Nicolás, con un gracioso corralillo popular habitado por casitas de entramado de madera. Preside el conjunto la Iglesia de San Nicolás, construcción de finales del siglo XII con interesantes pinturas murales góticas. Antes de abandonar las Canonjías puede iniciarse un agradable paseo bajando por la calle Doctor Velasco y observar la portada de la Casa de la familia Falconi (hoy hotel), el Hospital de la Misericordia, la iglesia románica de San Pedro de los Picos, de uso particular, y llegar a la Puerta de Santiago, en la muralla, conocida como El Refugio, dedicado a estudio de pintores. Junto a San Esteban, en la calle Escuderos, a un paso de la Plaza Mayor, se encuentra el Palacio de los Rueda conocido como Casa de Don Álvaro de Luna, que cuenta con un bello patio gótico. Iglesia de San Nicolás Iglesia de San Quirce Convento de las Oblatas desde la Alameda Casas populares en la C/ Martínez Campos Interior actual de la Sinagoga ruta 3 ´ ) (1"#.' Las Sinagogas Sinagoga Mayor: ubicada en la C/Real, ya estaba consagrada al culto católico en 1419. Su entrada es un corral típico, definido su interior por tres naves separadas por arcos de herradura sobre pilares octogonales. Las yeserías que la recubrían se perdieron en un incendio en 1899 y recientemente recreadas según documentación gráfica existente. Sinagoga Vieja: estuvo en la Plaza de la Merced y en 1412 el rey Juan I la donó a los frailes del convento de la Merced. Sinagoga de Burgos: en la C/Escuderos, perteneció a una comunidad de burgaleses que vinieron tras las revueltas de 1391. Sinagoga del Campo: en la C/Martínez Campos, en la zona conocida como Corralillo de los Huesos. Sinagoga de los Ibáñez de Segovia: sustituyó a la Sinagoga Mayor. La adquirió el Cabildo Catedralicio a la comunidad judía en 1492. Hoy forma parte del colegio de las Jesuitinas y aún se conservan unos arcos con yeserías. Las primeras referencias al asentamiento de la población judía en Segovia están fechadas en el s. XIII. Dos centurias más tarde, el colectivo originariamente radicado en la Almuzara, San Andrés y San Miguel, está repartido por toda la ciudad, exceptuando el Barrio de los Caballeros. En 1481 son cercados en la llamada judería sin sufrir las persecuciones a las que fueron sometidos en otros sitios. La judería se ubica en el lado sur del recinto amurallado, en el sector comprendido entre el Corpus y Las Canonjías. El barrio estaba cerrado por siete arcos de ladrillo; el eje principal del núcleo era la llamada Judería Vieja, antiguamente denominada Calle Mayor. En 1492, con la expulsión, pasó a denominarse Barrionuevo. La importancia de la aljama hebrea puede calibrarse en las cinco sinagogas con que contó. La población, perteneciente a diferentes niveles económicos, residía en casitas de mampostería y ladrillo con entramado de madera, sin patio y con un pequeño jardín. El núcleo urbano ha sufrido numerosas transformaciones, especialmente radicales en tres momentos: tras el Decreto de Expulsión, cuando los conversos rehabilitaron sus casas con escudos y patios porticados; cuando se construyó la nueva Catedral, y en el s. XIX, cuando la ciudad acometió mejoras urbanísticas y de saneamiento. Los años apenas han dejado rastro de las sinagogas, aunque el visitante puede recrear la antigua judería siguiendo la pista del urbanismo típicamente oriental conservado. Frente al Paseo del Salón, de época de Isabel II, en la Cuesta de los Hoyos, se halla la necrópolis del Pinarillo. Fue la última morada para aquellos judíos que, tras la expulsión, no renegaron de su fe y fueron despojados de sus bienes y arrojados de sus casas. Centro Didáctico de la Judería Situado dentro de la casa de Abraham Senneor, donde también habitó el insigne doctor Andrés Laguna, médico personal de Carlos I y del papa Julio III. En su interior puede visitarse el Centro Didáctico de la Judería donde por medio de paneles, videos y una innovadora proyección en 3D se pretende permitir al visitante adentrarse en el conocimiento de los diferentes aspectos de la cultura judía median- te un recorrido a lo largo de su historia y sus costumbres. Se busca así comprender de un modo más fácil los aspectos más importantes de este grupo humano que durante siglos formó parte importante de la sociedad. Museo de Segovia El Museo de Segovia, antiguo Museo Provincial de Bellas Artes, data de 1842. Se formó con obras procedentes de los conventos suprimidos por la Desamortización. Entre sus fondos hay que destacar dos verracos celtibéricos, mosaicos romanos, esmaltes visigodos, una amplia serie de tablas de pintores castellanos y flamencos de los siglos XV y XVI e interesantes colecciones de monedas procedentes de la ceca segoviana, vidrios de La Granja, escultura religiosa, gra- bados de Durero y Rembrandt y otros autores y pintura contemporánea. Esta situado en la Casa del Sol. ruta 4 #) ..', "# ),/ ! ))#.,/ En torno a la Iglesia de la Trinidad Entre las plazas de San Esteban y de Colmenares se extiende el Barrio de los Caballeros en torno a las parroquias de la Trinidad, San Nicolás, San Martín, San Juan de los Caballeros y San Sebastián, habitado en tiempos pasados por las nobles familias segovianas. Palacios góticos, renacentistas y barrocos conviven junto a conventos e iglesias románicas (algunas ya desaparecidas como San Pablo, San Facundo y San Román) en un entramado netamente medieval. La primera parada es el Palacio de Valdeláguila (s. XVI), también conocido como Casa del Secretario de Felipe II. Su portada, de grandes dimensiones y con un arco de medio punto cosido por grandes dovelas, es típica de las mansiones castellanas. Enfrente queda la sombra del antiguo Convento de Mínimos de la Victoria sobre el que se construyó un teatro inaugurado en 1844, conociéndose desde entonces como Teatro Principal, Teatro de la Victoria y Teatro Miñón. Siguiendo el trazo empedrado del callejón de San Nicolás, se desemboca en un rincón apacible en el que se encuentra la Iglesia de La Trinidad, uno de los templos románicos mejor conservados de la ciudad, con un interior sencillo y auténtico que guarda pinturas destacables. Enfrente, el Convento de las Dominicas, complejo edificio fruto de diversas épocas, conserva, tras sus altos muros -el lateral a la calle Trinidad con restos de saeteras, probablemente el más antiguo de la ciudad-, la clausura. El convento apunta a lo alto con el Torreón de Hércules, cerrado a las visitas, que perteneció a la familia de los Arias Dávila y conserva pinturas con escenas de caza y guerreros del siglo XIV. La calle Trinidad está bordeada por casonas con patios segovianos y ricos artesonados, como el existente en el Palacio de los Campo. Junto a la iglesia está el Palacio de Mansilla, edificio renacentista que integra elementos góticos y mudéjares con un patio relevante. Empotrada en una pared de una escalera de la Torre de Hércules, en el interior del Convento de las Dominicas, se halla una interesante y tosca escultura. Representa una cabeza de jabalí sobre la que aparece una figura masculina, atribuida por Diego de Colmenares a Hércules, el fundador de Segovia. San Sebastián, parroquia actualmente cerrada, fue en tiempos el punto de reunión de los fabricantes de moneda. En su plaza Enrique IV ordenó erigir, en 1455, la ceca que sería más tarde sustituida por el Real Ingenio de la Moneda. Torreón de Hércules Palacio de Mansilla De los Huertos al Postigo Avanzando un poco se llega a una placita ajardinada para desembocar en otro espacio arbolado, la Plaza de los Huertos. Destaca el Torreón de Arias Dávila (s. XV). Es una construcción de finalidad defensiva característica de la ciudad, hoy es la sede de la Delegación de Hacienda. Atravesando la calle Ildefonso Rodríguez aparece la Plaza de la Reina Doña Juana con la Casa de los Mercado Peñalosa, parte del antiguo palacio de Enrique IV. El edificio, muy dañado, guarda importantes yeserías de tiempos de este monarca. Por la calle Angosta llegamos a la Plaza de los Espejos. Al frente, la empinada calle de Grabador Espinosa nos descubre un sorprendente y recoleto espacio urbano. Contigua está la Plaza del Seminario presidida por la iglesia jesuítica (finales del XVI). Una callecita empedrada acerca a una plaza dominada por el Palacio de Avendaño y recorrida por el final de las arcadas del Acueducto. En este punto puede disfrutarse de la vista de la zona alta del monumento romano, aupado en el Postigo del Consuelo, o bien, descendiendo desde Avendaño, toparse con la recoleta Plaza de San Sebastián y su iglesia románica. Yesería del antiguo Palacio de Enrique IV El Acueducto desde el Postigo del Consuelo En torno a San Juan de los Caballeros Diego de Colmenares, cura de la Iglesia de San Juan, consultor del Obispo, con amplios conocimientos en Geografía e Historia, se dio a conocer por su célebre Historia de Segovia, (1637), referencia clave para conocer las raíces de la ciudad. Colmenares -que necesitó 17 años para confeccionar la obrafue enterrado en San Juan. Este núcleo acoge el mejor conjunto de palacios de la ciudad: la Casa del Marqués de Lozoya, con su portada románica; el Palacio de Quintanar (s. XVI); el Palacio del Conde de Cheste; la Casa de las Cadenas (s. XV) y el Palacio de la Diputación Provincial o Casa del Marqués de Castellanos y de Uceda Peralta. Pasada la calleja que parte de la Casa de Lozoya, aparece la Plaza de Colmenares, antiguo coso donde los caballeros realizaban justas y juegos. En medio de la plaza, ajardinada y con una frondosa vista del Valle del Eresma, emerge el busto de Daniel Zuloaga, realizado por Emiliano Barral. La Iglesia de San Juan de los Caballeros, de finales del s. XI, es una de las más antiguas de Segovia y se superpone a una probable basílica paleocristiana, origen de las sucesivas construcciones. En 1905 es adquirida y restaurada por Daniel Zuloaga que la dedica a vivienda y taller de cerámica, transformándose posteriormente en museo. Iglesia de San Juan de los Caballeros Casa de las Cadenas, en la muralla Portada del Palacio de Quintanar Subiendo la escalinata de la Calle de la Parra surge la Plaza de San Agustín con las ruinas góticas del Convento de San Agustín. Junto a ella la Plaza de San Facundo, con la presencia de la Casa del Hidalgo (s. XVI), un edificio que conserva interior y exteriormente su esencia y que alberga la colección del Museo Rodera Robles. A su lado la Casa de los Espinar y, en la misma plaza, está el Palacio de Villafañe hoy ocupado por Caja Segovia. En su interior hay unas pinturas murales del siglo XVI. ruta 5 /#%,2' #30.*1.,/ · ),/ .. )#/ El Acueducto era el principal nexo de unión entre los dos sectores urbanos -intramuros y extramuros- y en torno a él se distribuyen otros muchos lugares de interés de la ciudad. Una fiesta que se viene celebrando desde el siglo XV, la Catorcena, nos recuerda que los arrabales fueron tan importantes en el pasado como la parte amurallada de la ciudad, ya que la fiesta era organizada por catorce parroquias, alternándose siete del recinto amurallado y otras siete de los arrabales. El Arrabal de San Millán San Clemente Se extiende por la zona suroccidental de la ciudad. En tiempos se le conocía como el Arrabal Mayor y el Barrio de las Brujas. Era un núcleo artesano en el que vivían los moriscos que trabajaban las pieles, la lana y la albañilería. Partiendo del Azoguejo por la Avenida Fernández Ladreda, eje porticado y comercial de la ciudad, el visitante arriba a la Iglesia de San Clemente, románica, con pinturas murales en el interior. Más adelante emerge San Millán, importantísimo templo modelo de las Iglesia de San Millán Torre del Palacio de los Ayala Berganza Mesón Casa Cándido asomándose entre el Acueducto El solar ocupado por la Iglesia de San Millán radica en un sitio aislado, sagrado desde la época celtibérica; de hecho, en una excavación arqueológica se halló una urna de incineración de esta época. Según la tradición, el nombre de Barrio de las Brujas proviene de una costumbre que tenían sus mujeres de reunirse en los atrios de la iglesia, vestidas de riguroso negro. iglesias románicas segovianas, ya que integra todas sus características tipológicas: fuerte influencia islámica -decoración y bóvedas al estilo califal-; atrios que cumplen la función de centro de reunión, sustitutos de los soportales de una plaza y esbeltos campanarios que configuran un peculiarísimo perfil de la ciudad. Construido a imagen de la Catedral de Jaca posee una torre que conserva restos de un edificio anterior, de estilo mozárabe. Descendiendo por la Plaza del Doctor Gila está el Palacio de Ayala Berganza, conocido popularmente como la Casa del Crimen (s. XV), hoy hotel y, cercana, la Casa de la Tierra (s. XVIII) que da nombre a la plaza. Edificio recientemente restaurado con bellas pinturas en la fachada y un patio interior. El caserío conserva su sabor popular y se ha convertido en guardián involuntario de las piruetas nocturnas de adolescentes que han elegido la zona como lugar de reunión. La Calle de San Francisco A pocos pasos, subiendo las escaleras de la Bajada del Carmen y rodeando el actual edificio de la Caja de Ahorros, aparece de nuevo el Azoguejo. En la placita adoquinada situada a los pies del Acueducto se levanta una casa típica con entramado de madera ocupada por el Mesón de Cándido; a su lado la Calle de San Francisco, arteria de comercio y hostelería. Antiguamente era un nudo de comunicación en el que se ubicaban posadas y mesones. Se conservan casas importantes como la Casa del Sello de Paños, en la que, a partir de la segunda mitad del s. XVII, residió la Junta que sellaba los Paños Segovianos. Frente a ella, la actual Academia de Artilleria, antiguo Convento de San Francisco (s. XV), despliega su belleza con desdén, ocultando un brillante patio plateresco y una importante biblioteca. En la Casa del Sello se marcaban los paños con las armas de la ciudad. La calidad alcanzada por los tejidos segovianos fue estimable; en el siglo XVIII se creó, con apoyo del monarca, la Real Fábrica de Paños Superfinos de la Compañía, que quebró. Después surgió la Fábrica Real de Paños de Ortiz de Paz, por iniciativa privada, que gozó de una gran prosperidad. Patio del Convento de San Francisco (Academia de Artillería) Fachada de la Casa del Sello de Paños Artesonado mudéjar en el Monasterio de San Antonio el Real Pasada la Casa de los Peces surge la Plaza de la Muerte y de la Vida cuyo nombre encierra una leyenda. Después aparece el pequeño rincón verde de la Plaza de Santa Eulalia, con una iglesia muy remodelada envuelta por el mejor conjunto conservado de arquitectura civil del XVI, centro de los Linajes Comuneros. Estaba rodeado por casas de tres pisos con soportales de granito. Cerca se halla el Convento franciscano de Santa Isabel, fundado en 1486 y en cuyo interior destaca la reja, procedente de la antigua catedral. San Antonio el Real Continuando por la Calle Santa Isabel, con vestigios de casas con secaderos en la parte superior, aparece el Convento de San Antonio el Real. Enrique IV, que tuvo aquí un palacio de caza, lo donó el año 1455 a los franciscanos y al abandonarlo éstos en 1488, fue ocupado por religiosas clarisas. En ángulo con la fachada plateresca adornada con las efigies orantes de los Reyes Católicos está la portada del templo labrada en gótico isabelino con tres arcos, rebajado, conopial y trebolado, bajo alar morisco. En el interior del templo hay dos obras de arte que por sí solas justifican la visita al monasterio: un espectacular artesonado mudéjar que cierra la Capilla Mayor y un retablo escultórico único en su género, obra flamenca del siglo XV que narra, con profusión de escenas, la Pasión de Jesús. En la parte del monasterio, abierta al público, pueden visitarse los claustros, la Sala del Trono y la Sala Capitular, cubiertas con bellos artesonados; el Refectorio con frescos de la época del rey fundador; y el claustro gótico-mudéjar con jardín medieval. Tres trípticos con terracotas de la Escuela de Utrech y colecciones de documentos, esculturas, pinturas y muebles hacen más completa la visita. Vista aérea del Monasterio de San Antonio el Real Frescos románicos en el ábside de la Iglesia de San Justo Iglesias románicas de El Salvador y San Justo El Salvador y San Justo Siguiendo el trazado del Acueducto surge la Plaza de El Salvador, realzada por la Iglesia de El Salvador, que entremezcla los estilos románico, gótico y barroco. Próxima está una pequeña joya, el templo románico de San Justo (s. XII), con uno de los pocos tímpanos esculpidos del románico segoviano, una esbelta torre y unas interesantísimas pinturas en su ábside, dominado por el Pantocrátor y con escenas de la Pasión y de la vida de los santos titulares. Finaliza el periplo en la Plaza de Día Sanz, parada tradicional de los pañeros, que aún conserva la Casa de San Alonso Rodríguez, el Instituto de Segunda Enseñanza donde impartió la docencia Antonio Machado, además de una buena perspectiva vertical del Acueducto. “En ninguna ciudad española se da como en Segovia tan perfecto el concierto entre las viejas piedras y la hoja verde lozana”. De nuevo nos encontramos en el Azoguejo. Azorín ruta 6 #) 2))# "#) #.#/* ´ "# ) *'." )!,+ Partiendo del Azoguejo, siguiendo la Calle Gascos o la Vía Roma llegamos al Barrio de San Lorenzo. Atrio de la Iglesia de San Lorenzo Vista aérea del Valle del Eresma San Vicente el Real Este barrio posee unas características urbanísticas muy peculiares debido a la tipología de su edificación y ubicación junto al río y a su población, que desde siempre se ha ocupado del cuidado de sus huertas y de la artesanía -principalmente la cantería-. En las riberas se conservan restos de un buen número de molinos que daban vida a las fábricas de paños, de harinas, borra o loza y que hoy son casas privadas. El barrio conserva su identidad, como prueba la raigambre de las fiestas populares de Las Águedas, Santa Bárbara -patrona de los canteros- o las celebradas el 10 de agosto en homenaje a San Lorenzo. Según una inscripción existente en la iglesia, el edificio fue hasta el año 140 un templo dedicado al dios romano Júpiter. Quemado por el fuego del cielo, en el año 919 se reconstruyó, con San Vicente como titular. La plaza, con casas de arquitectura popular, es el conjunto mejor conservado de la ciudad, además del centro de la vida del barrio; está rematada por la Iglesia de San Lorenzo, románica de proporciones muy armónicas tiene una torre de ladrillo. La Alameda Al lado, la Alameda de Santa Ana de los Huertos se extiende desde el Convento de San Vicente hasta el Monasterio del Parral. Entre la arboleda asoma San Vicente el Real, convento de religiosas de clausura de la Orden del Císter. En el borde de la Alameda se halla el Convento de Santa Cruz la Real, fundado por los Reyes Católicos, construído sobre iglesias románicas anteriores. Su actual estructura es fruto de una reconstrucción acometida entre 1480 y 1490 en la que participó Juan Guas y artistas como Sebastián de Almonacid, autor de la imaginería. La iglesia, de grandes dimensiones, posee una portada gótica de Juan Guas. En 1809 el conjunto sufrió un grave incendio y posteriormente Portada del Convento de Santa Cruz la Real Interior y vista panorámica del Monasterio de Santa María de El Parral Las húmedas paredes de la cueva donde Santo Domingo guardaba penitencia fueron testigos de uno de los momentos místicos más intensos de Santa Teresa de Jesús. Visitando la cueva del Santo, se le apareció éste, y al tomar la comunión en la capilla, sintió, además, la presencia de Jesucristo. fueron exclaustrados los frailes dominicos con motivo de la Ley de Desamortización de Mendizábal, siendo actualmente sede de la Universidad IE. Gran parte de la extraordinaria colección de obras de arte del convento han pasado a formar parte de los fondos de la Diputación Provincial. El magnífico retablo de Ambosio Benson está actualmente expuesto en el Museo del Prado. En este conjunto arquitectónico se halla enclavada la Cueva Penitencial de Santo Domingo. Más adelante, el paseante encontrará el Monasterio de Santa María de El Parral. Este monasterio mandado construir en 1447 por Enrique IV, aunque la leyenda atribuye la fundación del mismo a su valido Juan de Pacheco, Marqués de Villena, es un complejo de edificaciones distribuidas en torno a varios claustros, góticos, mudéjares y platerescos. En la fachada de la iglesia monástica, inconclusa, destacan los escudos de los Pacheco y una airosa torre rematada con crestería plateresca, obra del segoviano Juan Campero; su interior, con una nave, tribuna a los pies, capillas laterales y cabecera poligonal, sigue el modelo de construcciones jerónimas y fue obra del arquitecto Juan Guas. Entre las excepcionales obras de arte de este templo destacan la portada de la sacristía, la tumba de Beatriz Pacheco y el Apostolado que enmarca los altos ventanales de la cabecera, del escultor Sebastián de Almonacid; y el conjunto plateresco formado por el retablo central, esculpido en madera, y las monumentales esculturas de Juan Pacheco y Con la Fundación del Real Ingenio de la Moneda (1583), Felipe II subrayaba la vinculación de Segovia con la acuñación, ya probada en época romana y en tiempos de Enrique IV. El “Ingenio” aprovechó la fuerza hidráulica para disponer de la técnica más avanzada de Europa: por primera vez se grababan monedas en serie. La fábrica conservó su importancia hasta 1869, cuando se centralizó la acuñación en Madrid. de su esposa, María de Portocarrero, obra de los escultores Juan Rodríguez y Lucas Giraldo. Cruzando el puente sobre el Eresma está el Real Ingenio de la Moneda uno de los pocos edificios industriales del siglo XVI que han llegado hasta nosotros casi intactos. Fue levantado por el arquitecto de Felipe II Juan de Herrera y en sus líneas nos recuerda la sobriedad escurialense, rota en la portada levantada durante el reinado de Fernando VII. Más allá, a través de la Puente Castellana, bajo la vigilancia del perfil de navío del Alcázar, se despliega el Barrio de San Marcos. San Marcos-La Fuencisla El antiguo barrio de hortelanos ha adquirido trazas de zona residencial, sin perder su belleza. En esta zona se encuentran restos de las iglesias segovianas más primitivas hoy desaparecidas: Santiago, San Blas y San Gil. Desde la Iglesia de San Marcos románica y sencilla, siguiendo el camino hacia Zamarramala se halla la Iglesia de la Vera Cruz, fundada Puente Castellana y Casa de la Moneda Interior de la Iglesia de la Vera Cruz “Beneficia proporcionando”, era el lema de la Sociedad Económica de Amigos del País, cuya sede estuvo en la Calle Juan Bravo. Establecida en 1775, en tiempo de Carlos III, la promoción cultural y económica eran sus objetivos. A su iniciativa se debe la plantación del cinturón verde de la ciudad. por los Caballeros de la Orden del Santo Sepulcro en 1208. La iglesia de planta dodecagonal posee un interior muy sobrio y emocionante, con un halo misterioso. Tiene un edículo central de dos plantas con bóveda califal. Bajando de nuevo se llega al Convento de los Padres Carmelitas que guarda los restos de San Juan de la Cruz, el excelso poeta místico de la lengua castellana, que aquí escribió los encendidos Convento de los Padres Carmelitas desde la alameda de la Fuencisla En las rocas que rodean La Fuencisla, las Peñas Grajeras, las voces más antiguas cuentan que quisieron despeñar a una mujer judía, Esther, acusada falsamente de adulterio. En ese momento, la joven confesó su fe cristiana y se encomendó a la Virgen, obrándose el milagro de alcanzar la tierra sin sufrir ningún daño. Tras el suceso, fue bautizada como María del Salto y se consagró al servicio de la Catedral de Segovia. versos del libro “Llama de Amor Viva”. La segoviana D.ª Ana de Peñalosa, con su generosidad hizo posible la construcción del convento. Compañera de la coqueta Alameda es el Santuario de la Fuencisla, dedicado a la patrona de Segovia. El templo, realizado por Pedro de Brizuela, contiene una importante obra de rejería del s. XVIII, donada por el Gremio de Cardadores. Un poco más adelante, a la derecha, el Arco de la Fuencisla (1703) marca el inicio del antiguo Camino de Castilla. ruta 1 ) /,* . "# ),/ .!,/ Podremos visitar los monumentos más importantes que rodean el emblemático monumento de la Ciudad, el Acueducto. El punto de inicio de la ruta es la Plaza del Azoguejo, finalizando en el Monasterio de San Antonio el Real. Visitaremos la Iglesia de San Justo, con unos bellos frescos interiores característicos del románico tardío; el fastuoso claustro de la Academia de Artillería; el desarenador del Acueducto, la ruta terminará en el Convento de San Antonio el Real. &!' #) 41" "#) !1#"1!0, El itinerario por el sendero de la cacera del Acueducto es un recorrido en busca del nacimiento del Acueducto. Saliendo desde Revenga, el itinerario propone contemplar el profundo verde del Valle de la Acebeda, andar entre los pinos, los robles y las encinas. En este tramo de la conducción del Acueducto, podremos ver dos de las funciones hidráulicas más importantes: la captación (el azud) y la conducción (desde la sierra a Segovia). ruta 2 !'1"" -0.'*,+', "# ) &1*+'"" En esta ruta recorreremos el eje principal del casco histórico de la ciudad: del Azoguejo al Alcázar. El itinerario comienza a los pies del Acueducto para tomar la calle principal de la ciudad, la Calle Real. La primera parada es el Mirador de la Canaleja y a pocos metros la Casa de los Picos. Después de dejar atrás la Plaza de San Martín llegaremos a la Plaza del Corpus y a pocos metros la Plaza Mayor y la Catedral. En el último tramo se visitará la Casa Museo de Antonio Machado, y después atravesando el barrio de Las Canonjías el recorrido finalizará en el Alcázar. ´ .10 "#) .,*+'!, Ruta que recorre las iglesias más importantes del Románico segoviano: San Millán, San Justo, San Juan de los Caballeros, San Martín, Iglesia de la Santísima Trinidad, Iglesia de San Esteban, San Nicolás, etc. ruta 3 /#$." #+ /#%,2' La finalidad de esta ruta es dar a conocer el legado cultural judío de la ciudad de Segovia. Incluimos tres espacios: Antigua Sinagoga Mayor, Centro Didáctico de la Judería y Puerta de San Andrés (Espacio Informativo de la Muralla). El punto de inicio de la ruta es la Plaza del Azoguejo y finalizamos en la Plaza de la Merced. Para conocer el paso del Pueblo Judío por nuestra ciudad, paseando y situando los distintos lugares de la Aljama Hebrea: sinagogas, carnicerías, cementerio judío, escuelas rabínicas. ruta 4 ..', "# ),/ ! ))#.,/ Este itinerario dará a conocer al visitante la vertiente norte del recinto amurallado, donde las familias de noble linaje se ubicaron desde el siglo XI. Sus casas, primero construcciones de estilo románico de piedra caliza, después góticas y las más modernas, renacentistas de granito, resultado de las conversiones de familias judías, lucen sus blasones, orgullo de su linaje. En torno a estos grandes solares, las parroquias de San Juan, San Sebastián, San Martín… y el Museo Zuloaga, el Museo Rodera Robles y el Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente. ruta 6 2))# "#) #.#/* Segovia cuenta con un cinturón verde formado por los valles del Eresma y del Clamores. El punto de inicio de la ruta es la Plaza Oriental. Allí el autobús turístico nos llevará a la explanada de San Marcos desde donde comenzará nuestro recorrido peatonal por el Valle del Eresma, el Convento de los Carmelitas, la Iglesia de la Vera Cruz, el Romeral de San Marcos, el Monasterio de Santa María de El Parral y la Plaza de San Lorenzo. ´ "# ) *'." )!,+ Itinerario peatonal paisajístico que partiendo del Centro de Recepción de Visitantes, en la Plaza del Azoguejo, bordea el cinturón verde de la ciudad por el Valle del Eresma y del Clamores. Conscientes de la importancia del paisaje de la ciudad y su entorno tanto para los vecinos como para los visitantes, este itinerario da a conocer este original valor patrimonial de Segovia, a la que imprime carácter. Centro de Recepción de Visitantes Azoguejo, 1. 40001 Segovia Tels. 921 466 720 / 721 / 722 / 723 - Fax 921 466 724 [email protected] www.turismodesegovia.com www.reservasdesegovia.com www.segoviacongresos.com [email protected] www.segoviafilmoffice.com [email protected] Visitas Guiadas y Bus Turístico, consultar en el Centro de Recepción de Visitantes PUNTO DE INFORMACIÓN TURÍSTICA 921 46 86 63 OFICINA DE TURISMO JUNTA DE CASTILLA Y LEÓN 921 46 03 34 PUNTO DE INFORMACIÓN TURÍSTICA DE LA ESTACIÓN DE AUTOBUSES Tel: 676 49 67 13 PUNTO DE INFORMACIÓN TURÍSTICA DE LA ESTACION DEL AVE Tel: 921 44 72 62 OTRAS PUBLICACIONES DE INTERÉS: · UNA VISITA POR EL BARRIO JUDÍO DE SEGOVIA · GUÍA DE LA JUDERÍA DE SEGOVIA · DICCIONARIO GENERAL DE SEGOVIA · GUÍA DEL ROMÁNICO DE SEGOVIA · LA HUELLA DEL ISLAM EN LA CIUDAD DE SEGOVIA · CULTURA Y TRADICIONES · SEGOVIA LITERARIA · GUÍA GASTRONÓMICA · GUÍA DE SEGOVIA · EL BALCÓN DE LA MIRADA · RUTAS DE SENDERISMO · TRAS LA HUELLA DEL ACUEDUCTO · ZAMARRAMALA Y SU FIESTA · VISITAS GUIADAS PARA GRUPOS · ROMANCE DEL JUDÍO SEGOVIANO · SEGOVIA ROMANA · SEGOVIA FILM OFFICE · GUÍA DE HOTELES