Congreso Mundial, Violencia, Guerra y Post

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Congreso Mundial, Violencia, Guerra y Post-Conflicto
Panel: Escenarios de paz para las mujeres: retos y perspectivas
Fecha: 14 de noviembre, 11:05-12:20m
Ponencia: Experiencia y aportes para la construcción de paz. Una doble perspectiva, desde la
mirada de mujeres organizadas y de la institución creada en el Distrito Capital para garantizar
sus derechos.
Maria Eugenia Vásquez Perdomo. Asesora en Derecho a la Paz de la Secretaría Distrital de la
Mujer.
Introducción
En el marco de este Congreso mi intervención se propone aportar una doble mirada a la temática
propuesta, desde la perspectiva de mujeres organizadas, con muchas de las cuales hemos trabajado
durante más de 10 años en la construcción de una Política Pública de Mujeres y, también, desde
nuestra experiencia en la Secretaría Distrital de la Mujer, institución creada durante esta
Administración, con el fin de garantizar los derechos de las mujeres, reconociendo su diversidad, y
contribuir a eliminar la desigualdad, discriminación y subordinación que afectan el pleno disfrute de
sus derechos. Entre estos derechos, priorizado por organizaciones de mujeres campesinas de la zona
rural del Distrito, está el derecho a la paz.
Más que referirme a las violencias derivadas de la confrontación armada en Colombia (más de 60
años) que afecta la vida y los cuerpos de las mujeres de una manera diferencial, y a aquellas violencias
de siempre que en este marco incrementan en crueldad (tratados por Norma con suficiente claridad);
haré mención a la experiencia del trabajo con mujeres constructoras de paz, a acciones emprendidas
por la SDM en este mismo sentido, y a algunos desafíos identificados luego de la firma de Acuerdos
que pondrán fin al conflicto armado.
Conscientes de la discusión entre los conceptos de “post-conflicto” y “construcción de paz”,
optamos por el segundo1, porque si bien para la paz es imperioso lograr un pacto entre los actores
políticos enfrentados -Estado e insurgencia- que finalice con las hostilidades, su alcance es mucho
1Galtung,
Johan. 1975. Three approaches to peace: Peacekeeping, peacemaking and peacebuilding. En Peace, war and
defence. Essays in peace research, 2: 282-304. Copenhague: Christian Heljers.
1
más amplio. Concebimos la paz como un proceso gradual de transformaciones políticas, económicas,
sociales y culturales, con amplia participación social, como requisito para garantizar su sostenibilidad.
El concepto de “post-conflicto” ha sido utilizado por la academia y los documentos técnicos para
referirse concretamente al tiempo posterior a un acuerdo de paz -con atención a indicadores puntuales
como podrían ser la reducción de acciones armadas y de homicidios relacionados con la confrontación
armada-, sin embargo, los imaginarios que circulan con este enunciado reproducen la idealización de
una sociedad sin conflictos que puede conducir a la frustración y, tras ella, a la posibilidad de
perpetuar la respuesta armada frente a los conflictos económicos, políticos y sociales. En cambio,
nombrar como "post-acuerdo" a esa etapa y considerarla parte de la “construcción de paz” en sentido
amplio –la paz como proceso-, permite asumir los conflictos como inherentes a la dinámica social y
a la vida humana y contribuye a un abordaje más realista de los procesos de construcción de paz.
La pregunta que queda por hacer es si ¿están preparadas y dispuestas las élites, el gobierno, las
Fuerzas Militares y la sociedad, para asumir que la construcción de paz exige situar la garantía de los
derechos humanos en el centro de las transformaciones estructurales? ¿O seguiremos viviendo la
militarización como fórmula que ofrece “seguridad”, y que una parte de la ciudadanía confunde con
una paz idealizada?
Paz como un derecho que conduce a la acción política
Desde nuestra perspectiva, la paz como derecho se refiere al conjunto de condiciones y garantías
necesarias para el goce efectivo de otros derechos, implica la finalización de los conflictos armados,
la eliminación de las desigualdades, el fortalecimiento de la democracia a través de la participación
efectiva de las mujeres y la promoción de una cultura de paz.
La idea de la paz como derecho surge después de la Segunda Guerra Mundial, por la necesidad de
evitar las guerras entre las naciones y fortalecer la democracia. En la Constitución de 1991, Colombia
acogió la paz como un fin esencial del Estado, un derecho fundamental y un deber de obligatorio
cumplimiento.
Según la Corte Constitucional la paz constituye "(i) uno de los propósitos fundamentales del Derecho
Internacional; (ii) un fin fundamental del Estado colombiano; (iii) un derecho colectivo en cabeza
de la Humanidad, dentro de la tercera generación de derechos; (iv) un derecho subjetivo de cada
uno de los seres humanos individualmente considerados; y (v), un deber jurídico de cada uno de los
ciudadanos colombianos, a quienes les corresponde propender su logro y mantenimiento"2.
En el marco del Plan de Desarrollo “Bogotá Humana”, la Secretaría de la Mujer, asumió el Derecho
a la Paz como un compromiso ético y político con las demandas de organizaciones de mujeres del
Distrito, especialmente, de las mujeres rurales y campesinas, quienes plantearon en su Agenda de
2010, la necesidad de incluir este derecho en el “Plan de Igualdad de Oportunidades y Equidad de
Género (2004-2016)”, con el propósito de atender las problemáticas derivadas de las expresiones del
conflicto armado interno en lo local y su impacto sobre la vida de las mujeres; ejercicio que se
2Sentencia
Corte Constitucional C771 de 2011, numeral 4.1.8.
2
materializó en la normatividad que adopta los lineamientos de la Política Pública de Mujeres y
Equidad de Género en el Distrito Capital (Acuerdo 584/2015) .
La paz se concreta con el derecho a la participación
Según otra Sentencia de la Corte Constitucional, una de las características peculiares del derecho a la
paz es la multiplicidad de formas de ejercerlo, entre las cuales destaca el derecho a la participación,
"en el sentido de que faculta a su titular para intervenir en los asuntos públicos como miembro activo
de la comunidad política”3. En consecuencia, desde el punto de vista de las mujeres, el derecho a la
paz deberá partir de su reconocimiento social como sujetas y actoras políticas e incluir garantías para
vivir libres de violencias, ejercer su autonomía, acceder a la igualdad de oportunidades, a la
participación y representación en instancias decisorias, como protagonistas y pares en las definiciones
políticas frente a la construcción de la paz.
La paz como derecho de los pueblos y base para el disfrute de otros derechos, adquiere una dimensión
amplia y evidentemente política en sus desarrollos, porque implica realizar acciones transformadoras
en respuesta a las desigualdades, la discriminación, la opresión, las violencias y la falta de
oportunidades.
En síntesis, la dimensión política del derecho a la paz se orienta a la trasformación social integral y
ello contiene un potencial movilizador hacia la acción colectiva en busca de mejores condiciones de
vida para la población, en el marco de una democracia plural, radical4. Lo cual implica que en el
molde de la tradición democrático liberal se profundicen los valores de libertad e igualdad dando
sentido y lugar a las distintas luchas sociales. Sólo la ampliación y profundización de la democracia
hará innecesaria la confrontación armada.
2. Paz pensada por las mujeres y convertida en acciones territoriales
Desde la perspectiva de organizaciones de mujeres con quienes hemos venido trabajando, la paz se
concibe como un proceso, más allá del cese al fuego; contiene otras problemáticas que no han sido
priorizadas en las Mesas de negociación de los conflictos armados, como son las múltiples
expresiones de discriminación, violencia y subordinación, que afectan profundamente la vida de las
mujeres y se agravan en contextos de conflicto armado.
Anotamos con satisfacción que Colombia es uno de los tres lugares del mundo donde se contempla
el enfoque de género en la Agenda de negociaciones, junto con Filipinas -Frente Moro de Liberación
Islámico (03/2014)- y Sudán del Sur -Movimiento de Liberación Popular de Sudán (08/2015).
En la Mesa de La Habana, gracias a la incidencia del movimiento de mujeres en su pluralidad, al
trabajo mancomunado de la Subcomisión de Género integrada por delegadas de la insurgencia y el
3Sentencia
Corte Constitucional T 102 de 1993, literal E.
“Una filosofía política democrático radical tiene el objetivo de profundizar la revolución democrática, radicalizando los
valores de libertad y de igualdad y dando un sentido común a las distintas luchas sociales contra la dominación. Su objetivo
es utilizar los recursos simbólicos de la tradición democrático liberal para esa lucha por la profundización de la revolución
democrática.” En Vera, Juan Manuel. Chantak Mouffe: por una ciudadanía democrática radical.
http://www.fundanin.org/vera20.htm
4
3
gobierno, y al apoyo de los países garantes, se comenzaron a incorporar los derechos de las mujeres
en temas de los pre-acuerdos sobre: desarrollo agrario, participación política, drogas ilícitas y
víctimas.
Es un acuerdo entre mujeres que el tránsito de la guerra a la paz exige transformaciones
socioeconómicas, políticas y culturales, que ofrezcan condiciones de vida digna para ellas, y también
un NO rotundo a prácticas e imaginarios que justifiquen la violencia, el uso de la fuerza y la
dominación.
De otra parte se sabe que la firma de Acuerdos no significa el fin de los conflictos sino su tramitación
por medios diferentes a la confrontación armada, que no necesariamente estarán libres de violencia,
hasta cuando el progresivo fortalecimiento de las vías democráticas logre el desmonte de las prácticas
de poder, excluyentes, discriminatorias, clasistas y racistas.
A partir de las anteriores afirmaciones, la construcción de una paz que perdure, tendrá que incluir las
voces e iniciativas de mujeres diversas5 que han venido trabajando, desde hace mucho tiempo por
transformar las realidades de su entorno comunitario y social en las localidades. No es posible
desconocer los aportes a la paz, basados en el conocimiento de las mujeres populares que habitan los
territorios y deben afrontar las dificultades derivadas del conflicto armado y, también, aquellas
relacionadas con la precariedad de recursos y la falta de oportunidades. Fundamentadas en esa
experiencia sus propuestas y acciones se orientan a resolver problemas inmediatos que afectan la vida
diaria, a mediar en los conflictos sociales, y también a proponer alternativas para los conflictos de
tipo más estructural. Sin embargo, su conocimiento y capacidad propositiva todavía no ha sido lo
suficientemente reconocida, valorada e incorporada en las decisiones del Estado en materia de paz.
Una de las razones es porque las acciones transformadoras que van de lo cotidiano a lo estructural,
han sido despojadas de su contenido político; se piensa que el quehacer de las mujeres es un asunto
ligado a su “naturaleza” y propio del rol social asignado como cuidadoras de vida. Se equivocan,
porque ya dijimos que lo político de estas acciones reside precisamente en su capacidad para lograr
cambios a diferentes niveles, que controviertan las relaciones de poder jerárquicas y autoritarias.
Por lo tanto, si la dimensión política de la paz es la transformación social pensada y actuada en
colectivo, eso es lo que hacen las mujeres organizadas, a diario, en sus territorios6, casi sin recursos,
a fuerza de voluntad.
Para muestra un botón
La Agenda de Mujeres Populares Diversas para la construcción de paz en el Distrito Capital, es
resultado de un proceso de concertación entre actoras políticas que desde sus localidades han aportado
a la paz de distintas maneras (325 mujeres de 28 organizaciones participaron en la elaboración y
convalidación de la Agenda).
El concepto de “diversidad” controvierte el imaginario de homogeneidad del sujeto MUJER, para hacer visible el sujeto
colectivo MUJERES con las diferencias que nos constituyen, las diversidades que nos enriquecen y las desigualdades que
nos atraviesan.
6 Territorio como construcción social. Arturo Escobar (1999: 194) plantea que el territorio es un espacio en el que se crean
y recrean las condiciones de sobrevivencia de los grupos humanos, los valores y prácticas culturales, sociales y económicas
que le son propios. Es un espacio producido, vivido, percibido y representado.
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4
Durante este proceso de intercambio de saberes y conocimientos se construyó una pedagogía política
orientada a cualificar las reflexiones sobre la paz, se realizaron talleres de diagnóstico sobre los
conflictos territoriales y alternativas para tramitarlos; se consultaron y actualizaron agendas de
organizaciones diversas, se sistematizaron y reelaboraron las propuestas comunes, que fueron
refrendadas por las 28 organizaciones locales.
Esta Agenda contiene 6 ejes políticos:
1) Desmilitarización y paz en los territorios con garantías de derechos
2) Mujeres y ciudadanías para la paz
3) Cuerpo como territorio de paz: cuerpo y sanación para la reparación
4) Tierra, territorio y territorialidad: protección, sostenibilidad y soberanía alimentaria
5) Cultura de paz
6) Prevención del riesgo y protección al libre ejercicio de sus liderazgos
De estos ejes se desprenden 18 propuestas de trabajo a desarrollar en los territorios, a través de la
acción articulada de la institucionalidad local y distrital.
Con la Agenda como instrumento de negociación e incidencia política, las organizaciones han logrado
posicionar sus propuestas como puntos de la Agenda en escenarios de trabajo por la paz y de decisión
política, a diferentes niveles.
4. El Derecho a la Paz en las acciones de la SDMujer
Desde sus competencias como nuevo sector de la Administración distrital, a partir de enero de 2013,
la SDM comprometió su voluntad política en explorar los caminos de una estrategia de paz que
contemplara acciones encaminadas a hacer realidad el derecho de paz, como reclaman las
organizaciones de mujeres del Distrito, desde una perspectiva feminista, frente al reto que representa
hacer de esta cuidad un territorio de paz, desde ahora y con proyección a futuro.
Nos trazamos como objetivo general: “Garantizar la inclusión, participación y representación de las
mujeres y sus organizaciones, en su diversidad, en los escenarios distritales de formulación,
implementación y seguimiento de las políticas públicas para la construcción de paz; el
restablecimiento de los derechos de las mujeres víctimas del conflicto armado, la reducción de los
impactos del mismo y la promoción de una cultura de paz que reconozca y valore sus aportes para
la tramitación y transformación de los conflictos, teniendo en cuenta la aplicación de los enfoques
de derechos de las mujeres, de género y diferencial”.
Para desarrollar este objetivo se diseñaron, acciones que requieren respuesta articulada de los demás
sectores de la Administración, según competencias, frente a 5 temas considerados centrales:
5
1. Participación y representación de las mujeres como actoras políticas en las decisiones frente a la
construcción de paz
2. Restablecimiento de los derechos de las mujeres víctimas de violaciones a los Derechos Humanos
e infracciones al Derecho Internacional Humanitario en el marco del conflicto armado.
3. Promoción de una cultura de paz que reconozca y valore los aportes y propuestas de las mujeres
diversas y sus organizaciones, para la tramitación y transformación de los conflictos en lo local.
4. Atención integral a las mujeres excombatientes en proceso de reintegración a la vida civil, para el
ejercicio pleno de su ciudadanía.
5. Construcción de una memoria histórica de la resistencia de las mujeres y sus organizaciones en
contextos de conflicto armado, que contribuyan a la reparación simbólica y su posicionamiento como
actoras de paz.
Durante estos 2 años y medio de trabajo, se constituyó un equipo interdisciplinario que promovió,
acompañó y apoyó 8 procesos que responden a los temas enunciados:
1. Participación política de las mujeres en la construcción de paz
2. Agenda Ciudadana de mujeres para la paz
3. Atención y acompañamiento psicosocial integral, a Mujeres Víctimas del Conflicto
armado -Casa Refugio Violeta4. Prevención y protección a lideresas y defensoras de DDHH –PPPAMLIV5. Memoria Histórica de las Mujeres7.
6. Mujeres excombatientes en procesos de reintegración a la vida civil
7. Cultura y ciudadanías para la paz
8. Reparaciones Colectivas
De estos procesos en esta ocasión destacaré tres:
1. Casa Refugio Violeta. Esta es una acción afirmativa liderada por la Secretaría de la Mujer, para
la asistencia y atención a mujeres víctimas del conflicto armado, según lo establece la Ley 1448 de
20118.
El Objetivo es brindar acogida y acompañamiento temporal9 a las mujeres víctimas del conflicto
armado y su sistema familiar brindándoles atención integral a través de un equipo multidisciplinario,
7
Una memoria que no se centra exclusivamente los hechos victimizantes que afectan a las mujeres, sino que destaca su
agenciamiento como actoras sociales y políticas en la construcción de paz. Reconocemos que los relatos sociales influencian
las políticas públicas y en esta lógica, si se continúa presentando a las mujeres ancladas en el dolor, el efecto de la reparación
se pierde y se refuerzan las dependencias. Lo contrario sucede si se destaca y valida su protagonismo, en medio las
inequidades históricas, estaremos contribuyendo a la reparación simbólica y al incremento de su potencial político.
8 Artículo 49 de la Ley 1448 de 2011
9 Entre 30 y 90 días con seguimiento de 6 meses.
6
con los enfoques de derechos de las mujeres, psicosocial, sistémico y de acción sin daño, en tres
momentos: acogida, permanencia y egreso.
En la Casa Violeta se trabaja por el restablecimiento de los derechos de las mujeres víctimas,
especialmente, el derecho a una vida libre de violencias, a través de la atención integral y la activación
de la oferta institucional articulada. Como resultados, las mujeres acogidas:
 han movilizado recursos y capacidades personales para reestructurar su proyecto de vida en el
corto plazo
 se han apropiado de estrategias, mecanismos y rutas jurídicas para el acceso a la Justicia, en pro
de restablecimiento de sus derechos
 lograron desarrollar estrategias para la autorregulación emocional y adoptado hábitos saludables
en alimentación, actividad física y pautas de crianza.
Este modelo de atención integral es reconocido en el Sistema Distrital de Atención y Reparación a
víctimas del conflicto armado y, además, es único en el país.
2. Plan de prevención y protección a lideresas y defensoras de DDHH: El contexto de conflicto
armado, la polarización social, la ideologización del rol de defensoras y defensores de DDHH,
sumados a las discriminaciones en razón de género, raza y clase social, configuran escenarios de
riesgo para las lideresas defensoras de DDHH en las localidades rurales y urbanas del D.C.
Dentro de nuestras competencias, siempre en consulta con organizaciones de mujeres y atendiendo a
sus experiencias, la SDMujer promovió y desarrolló un proceso cuyo resultado es que Bogotá cuenta
con un Plan de Prevención y Protección para lideresas defensoras de DDHH, respaldado por una
Resolución conjunta entre la SDM y la SDG (R 374/2014).
En el mismo sentido, diseñamos un Protocolo de Protección y desarrollamos una Estrategia de
prevención orientada a mitigar los riesgos y amenazas contra la vida e integridad de estas mujeres.
En el marco de esta Estrategia se llevan a cabo actividades pedagógicas, de sensibilización,
información y autocuidado, con organizaciones y grupos de mujeres diversas, en articulación con
otros sectores de la Administración (SDEducación, Alta Consejería para las Víctimas y SDGobierno).
En vista del incremento en las amenazas durante el último año en Bogotá 10, impulsamos y
acompañamos los procesos de denuncia de lideresas y servidoras públicas, ante la Fiscalía Nacional
y Regional, con el propósito de aportar elementos de contexto para que en los análisis del riesgo se
tomen en cuenta situaciones propias de su condición de género, de las funciones que desempeñan y
de otras interseccionalidades.
En esta labor, evidenciamos avances que en buena parte atribuimos a la confianza que las mujeres
víctimas de amenazas, han depositado en nosotras, como escuchas, interlocutoras y puente con otras
instituciones del orden distrital y nacional con responsabilidad frente al tema (Unidad Nacional de
Protección, Defensoría del Pueblo, Fiscalía General, Fuerzas Militares y de Policía).
10
De un 48% en septiembre de 2014 a 84% en octubre de 2015, comprobable en listados de los panfletos con amenazas.
7
Estas son algunas medidas para enfrentar los riesgos derivados de las dinámicas de violencia en los
territorios; otras dependerán del trabajo conjunto que hagamos por derrotar las lógicas y prácticas que
privilegian la violencia como forma de abordar los conflictos; de la fortaleza de las organizaciones,
del respaldo de sus comunidades y de la fuerza movilizadora para exigir las transformaciones
institucionales y las políticas públicas que garanticen a todas y todos una convivencia en la que se
respeten las diferencias.
Mujeres en procesos de reintegración a la vida civil
Las mujeres que por diferentes razones y motivaciones han participado en los grupos armados,
cuentan con una experiencia, que de examinarse sin prejuicios, aporta lecciones valiosas en un
horizonte de paz.
Por ejemplo, la Red Nacional de Mujeres Excombatientes de la Insurgencia11, lleva 14 años
reflexionando y actuando a favor de la paz. Como producto de sus reflexiones, han construido una
mirada crítica que propone un cambio radical de enfoques en la actual política pública de DDR, y la
implementación de acciones afirmativas para hacer realidad el reconocimiento e inclusión plenos de
las excombatientes en la sociedad, con garantía de derechos12.
En coordinación con la Secretaría de Gobierno que cuenta con un proyecto de atención a población
desmovilizada (2001)13, la SDMujer ha desarrollado actividades, en algunas de las cuales también
participa la Agencia Colombiana para la Reintegración (nivel nacional), sobre todo en las localidades.
Este ejercicio conjunto tiene como marco de referencia los instrumentos internacionales de protección
y participación para las mujeres en procesos de paz y en la construcción de políticas públicas de DDR
(Resolución 1325/2000 y Recomendación 30 de la CEDAW/2013).
Las actividades que desarrollamos se proponen integrar los enfoques de derechos de las mujeres, de
género y diferencial, en las acciones encaminadas a lograr el restablecimiento de derechos y la
ciudadanía plena para las mujeres en procesos de reintegración a la vida civil.
11
La RNMEI agrupa a mujeres que hicieron parte de las organizaciones firmantes de los Acuerdos de Paz con el Estado
colombiano (1990-94); a voluntarias en la lucha de otros pueblos; a quienes dejaron las armas por decisión propia y a
quienes pertenecieron a las redes de apoyo político.
12
Algunas recomendaciones: a) Habrá que pasar de la atención individual a considerar que los procesos colectivos, así
partan de la reflexión individual, contribuyen a la construcción de sujetos sociales y políticos activos en la construcción de
país; b) proponer que en lugar de un enfoque clínico para la atención emocional se trabaje con un enfoque psicosocial en
una perspectiva de Derechos Humanos, orientados al fortalecimiento de capacidades para la promoción del bienestar y el
desarrollo integral de las personas, organizaciones y comunidades; c) plantear que en lugar de centrarse en la censura del
pasado se facilite la reflexión sobre las experiencias vividas y su resignificación en positivo, para ponerlas al servicio de la
paz; d) ampliar el concepto de familia tradicional hacia las nuevas formas de familia y, en ese marco, definir las acciones
para atender de manera efectiva la diversidad de sujetos y sujetas de derechos que alberga en su interior; e) proponer que la
actual estrategia de género se nutra de los aportes de las mujeres vinculadas a los procesos y de experiencias anteriores; f)
exigir que las mujeres, tomando en cuenta su diversidad, sean consideradas como sujetas de derechos en sí mismas y no
únicamente cuando presentan situaciones de vulnerabilidad o en su condición de madres. Sin negar la priorización según
necesidades.
13 Secretaría de Gobierno, Subsecretaría de Seguridad y Convivencia. Sujetos: Ley 782/2002 (desmovilización individual)
y Ley 975/2005 (Justicia y Paz).
8
Al mismo tiempo, con las comunidades receptoras promovemos una cultura de paz que reconoce y
potencia los aportes de las mujeres excombatientes, fortalece la convivencia ciudadana e impulsa
procesos de transformación de imaginarios y prácticas institucionales y sociales que reproducen el
estigma y la discriminación sobre ellas.
Al finalizar los conflictos armados, las mujeres enfrentan desafíos particulares que de no ser tomados
en cuenta profundizarán las desventajas y desigualdades en su incorporación a la sociedad. Nos hemos
propuesto incentivar este tipo de reflexiones en los espacios de articulación intersectorial para la
Atención al Proceso de Reintegración.
Actualmente trabajamos en el diseño de una ruta para vincular a las excombatientes a la oferta
institucional y fortalecer su identidad como constructoras de paz.
5. Desafíos para el D.C. en la etapa que sigue a los Acuerdos de paz
Los Acuerdos de paz aportan un marco para la acción, pero el desafío es doble: la institucionalidad,
tendrá que “lograr equilibrios entre una gestión pública eficaz y coordinada, la respuesta integral a
los intereses y necesidades de las mujeres e integrar a los actores públicos y privados, sociales y
económicos, en el ejercicio de responsabilidad política para incluir a las mujeres como actoras
indispensables en la construcción de políticas públicas”14 orientadas a la paz. Para la ciudadanía el
reto es frente a su capacidad de movilización para acercar los Acuerdos a sus realidades.
1) Partimos de reconocer la dimensión del reto que representa hacer de Bogotá un territorio de paz y
comprometernos como corresponsables en las transformaciones que ello demanda, a través de pactos
políticos y acciones colectivas.
2. Frente al primer desafío enunciado, la institucionalidad corresponde promover, facilitar y crear
escenarios de participación con representación de diversidad de actoras y actores para la construcción
de las políticas públicas de paz.
Concretamente, la institucionalidad deberá garantizar condiciones para la participación y
representación de las mujeres y sus organizaciones, en los escenarios distritales de discusión,
formulación, implementación, seguimiento y evaluación de políticas orientadas a la construcción de
una paz integral, con democracia, justicia social y equidad para las mujeres. Escenarios donde ellas
sean reconocidas y valoradas como sujetas y actoras políticas en las decisiones sobre la paz, incluidas
las excombatientes.
3. Tendrá que dar continuidad a las acciones orientadas al restablecimiento integral de los derechos
de las mujeres víctimas como ciudadanas plenas.
La reparación a las violaciones de derechos de las mujeres, también deberán incluir medidas
encaminadas a superar las desigualdades de género que justifican las violencias en su contra y
profundizan el efecto de esas violencias sobre su vida y cuerpo.
14
SDM. Estrategia de Corresponsabilidad. 2014
9
4. Un escenario de paz exige reformular el enfoque de seguridad nacional para ofrecer, condiciones
de seguridad humana15 a las mujeres en sus territorios, y entornos seguros para el libre ejercicio de
sus liderazgos. Ello requiere incluir sus propuestas y agendas en la construcción de políticas públicas
de seguridad, con un enfoque de derechos, desde la perspectiva de las mujeres.
Una política de seguridad que atienda las demandas de las mujeres tendrá que abordar los problemas
causados por las múltiples violencias que afectan la vida de las mujeres en los ámbitos privado y
público -que interactúan de manera permanente- y ofrecer espacios públicos no opresivos que puedan
transitar libremente y sin temores.
(Por ejemplo, la administración que llega propone crear la Secretaría de Seguridad, ¿habrá pensado
en mecanismos y espacios de participación ciudadana para la construcción de las políticas públicas y
la nueva institucionalidad?)
5. Frente al desafío de convertirse en escenario receptor de excombatientes, luego de firmados los
Acuerdos, el D.C. tendrá que promover y generar estrategias para fomentar una cultura de
convivencia ciudadana basada en el respeto de las diferencias.
15
Seguridad humana: evoluciona de una idea centrada en la defensa de los Estados con centralidad en la Fuerza militar,
sino en la búsqueda de la dignidad humana, en responder eficazmente ante amenazas tales como la pobreza el hambre, las
enfermedades y la violencia.
10
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