corte suprema de justicia - Observatorio Financiero y Bursátil

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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACION CIVIL
Magistrado Ponente: SILVIO FERNANDO TREJOS BUENO
Bogotá, D. C., siete (7) de Diciembre de dos mil (2.000).-
Referencia: Expediente 7643
Decide la Corte el recurso de revisión interpuesto por Jaime
Hernando Millán Chávez contra la sentencia del 13 de abril de
1998, proferida por la Sala Civil del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Bogotá, dentro del proceso ejecutivo
singular de Organización de Créditos Gilmar S.A., Credigilmar
S.A., contra Soto y Mauricio Alonso Automóviles y Cía Ltda y
Jaime Hernando Millán Chávez.
ANTECEDENTES
1. A finales de 1990, Jaime Hernando Millán Chávez entregó
en consignación un vehículo de su propiedad a Soto y Mauricio
Alonso Automóviles y Cía Ltda, dada la necesidad que tenía de
dinero en efectivo. Rafael Mauricio Alonso Lozano, gerente de
la mencionada empresa, se ofreció a obtener un préstamo a
favor de aquél, exigiéndole la entrega de varios cheques
girados y una garantía prendaria.
2. Alonso Lozano negoció los cheques girados por Millán
Chávez con Credigilmar S.A., sin que se hubiera otorgado
crédito alguno, ante lo cual Millán Chávez desistió del negocio
y exigió la devolución de los bienes por él entregados. Soto y
Cía devolvió el vehículo y unas letras giradas por Millán
Chávez, pero no los cheques, que ya habían sido negociados
con Credigilmar S.A.. Millán Chávez dio entonces orden de no
pago al banco girado.
3. Con fundamento en los cheques girados, Credigilmar S.A.
presentó demanda ejecutiva contra Soto y Cía y Millán Chávez
y obtuvo mandamiento de pago. Millán Chávez presentó las
excepciones de cobro de lo no debido y no ser el demandante
tenedor de buena fe exenta de culpa. Soto y Cía fue
emplazado y se le designó curador ad-litem, quien solicitó la
declaración de la excepción de prescripción de la acción
cambiaria. El Juzgado 12 Civil del Circuito de Bogotá, dictó
sentencia declarando prescrita la acción cambiaria respecto de
Soto y Cía y dando por terminada la ejecución contra ésta,
declarando infundadas las excepciones de Millán Chávez y
ordenando seguir adelante la ejecución exclusivamente contra
este último.
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4. Mientras se tramitaba el proceso ejecutivo, Millán Chávez
denunció penalmente a Alonso Lozano y en el proceso
correspondiente se condenó a éste como responsable del
delito de estafa.
5. Apelada la sentencia del proceso ejecutivo, el Tribunal
Superior de Bogotá dictó sentencia confirmatoria, la cual está
debidamente ejecutoriada. El proceso ejecutivo se encuentra
actualmente en el Juzgado que tramitó la primera instancia,
pendiente del avalúo de los bienes embargados y
secuestrados.
LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL
Los fundamentos en que ella se apoya admiten el siguiente
resumen.
1. Sólo caben contra la acción cambiaria las excepciones
previstas en el artículo 784 del Código de Comercio. Las
derivadas del negocio que dio origen al título, sólo proceden
contra el que ha sido parte o contra el tenedor que no sea de
buena fe exenta de culpa.
2. No se acreditó que Credigilmar S.A. haya actuado de mala fe
y no le son oponibles las excepciones personales. Credigilmar
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S.A. afirmó: que recibió de Soto y Cía un descuento de cartera
a nombre de Millán Chávez; que no recibió como prenda el
vehículo porque el negocio fue realizado entre Millán Chávez y
Soto y Cía; que le bastaba la garantía de Soto y Cía y que lo
único que sabe es que descontó los cheques en su oficina.
3. Entre Credigilmar S.A. y Millán Chávez no existió vínculo
jurídico alguno.
4. No se acreditó que Millán Chávez hubiese girado a Soto y
Cía los cheques con el propósito de garantizar un crédito que
obtendría de Credigilmar S.A. y menos que ésta hubiera
participado o estado al tanto de la negociación.
5. Credigilmar S.A. recibió de Soto y Cía los cheques para un
descuento de cartera entre ellos y no como garantía al
préstamo que Millán Chávez quería aparentemente respaldar.
6. No se dan en el presente caso los supuestos del artículo
1716 del Código Civil.
EL RECURSO DE REVISIÓN
1. Pretende el demandante que se declaren probadas las
causales de revisión previstas en los numerales 1º, 2º y 6º del
artículo 380 del Código de Procedimiento Civil, se decrete la
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invalidez de las sentencias dictadas por el Juzgado 12 Civil del
Circuito y el Tribunal Superior de Bogotá, se profiera en su
lugar la sentencia que en derecho corresponda negando seguir
adelante la ejecución y declarando terminado el proceso
ejecutivo, se ordene la cancelación de las medidas cautelares
decretadas respecto de sus bienes, y se condene al pago de
las costas y perjuicios causados dentro del proceso ejecutivo y
a las costas procesales por el trámite del recurso
extraordinario.
2. Tres son las causales invocadas en el recurso, pero como la
Corte resolverá sobre la prosperidad de una de ellas, se
abstiene del examen de las dos restantes, por obvia economía
procesal.
3. Con apoyo en la causal 6ª de revisión, el recurrente
denuncia maniobras fraudulentas que incidieron en la
sentencia del Tribunal, con fundamento en los hechos que a
continuación se resumen:
1. A finales de 1990, Millán Chávez pide a Alonso Lozano,
gerente de Soto y Cía, un préstamo por la suma de 8 millones
de pesos.
2. Alonso Lozano se ofrece a suministrar el préstamo pero
exige a Millán Chávez la entrega de varios cheques girados a
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favor de Soto y Cía y el respaldo con garantía prendaria, para
tramitar el préstamo.
3. Millán Chávez entrega a Alonso Lozano dos cheques y
otorga prenda sobre un automotor.
4. Pasado el tiempo y sin que el dinero le fuera entregado,
Millán Chávez desiste del negocio y exige la devolución de los
cheques, los cuales no fueron devueltos, y Millán Chávez da
orden de no pago.
5. El juzgado 27 Penal del Circuito de Bogotá, el 29 de mayo
de
1998,
profiere
sentencia
contra
Alonso
Lozano,
representante de Soto y Cía, hallándolo culpable de delito de
estafa contra Millán Chávez.
6. Se concluyó en dicha sentencia: el objeto material del delito
fueron los cheques que Millán Chávez entregó al Alonso
Lozano, y que sirvieron de base a la ejecución objeto de
revisión.
7. La sentencia del juzgado penal, constituye prueba
irrefragable de la maniobra fraudulenta con que obró Soto y
Cía, representada por Alonso Lozano, y que conllevó el inicio
de la ejecución en contra de Millán Chávez, quien se encuentra
a punto de que sus bienes sean injustamente rematados.
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8. La ilicitud de la obligación consignada en los cheques,
comprobada a través de la sentencia penal, hacen que la
obligación sea inexistente conforme al art. 1524 del C.C.,
según el cual no puede haber obligación sin causa real y lícita.
9. La sentencia penal hizo énfasis en la inexistencia de la
obligación a cargo de Millán Chávez, al señalar que: "...y por
ello respaldó el mismo con títulos valores, los que a la postre
fueron negociados por Alonso Lozano ante Credigilmar, quien
finalmente entabló acción ejecutiva ante el girador, sin que éste
les debiera suma alguna.."
10. Los hechos acreditados en la sentencia penal, son prueba
de una situación particular que desvirtúa la acción cambiaria
derivada de los cheques, pues dicha acción se originó en un
delito, el cual sólo puede generar obligaciones a cargo del
inculpado y no a cargo de la víctima del delito.
11. El delito de estafa, probado en la acción penal, constituye
causal de excepción contra la acción cambiaria, oponible a
cualquier tenedor, conforme lo dispone el art. 784-N. 13 del
Código de Comercio, pues es una excepción de carácter
personal que favorece a Millán Chávez, víctima del delito,
oponible a cualquier tenedor.
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12. Credigilmar S.A.
en forma silenciosa cohonestó la
maniobra fraudulenta de Alonso Lozano, representante de Soto
y Cía, pues aparentemente concedió a Millán Chávez un
crédito por el valor de los cheques, pero nunca supo explicar
en qué forma y a quién hizo el desembolso de ese crédito.
13. Según la declaración de Sotomayor, representante de
Credigilmar S.A., con los cheques entregados por Millán a
Soto, se hizo un descuento de cartera a favor de éste.
14. Esta explicación es contraria a la verdad y carece de todo
fundamento, pues la simple lógica, el buen juicio y la
experiencia enseñan que un descuento de cartera a través de
un cheque sólo es posible realizarla cuando el cheque es
pagado por el banco girado, y en el evento en que el cheque
fuere impagado el descuento es inexistente, pues la obligación
inicial no fue descargada y continúa vigente.
15. Si Credigilmar hubiera sido tenedor de buena fe, no hubiera
adelantado acción contra Millán, sino contra Soto y Cía, sobre
todo teniendo en cuenta que Credigilmar S.A. tenía plena
conciencia y conocimiento del delito, no sólo por haber
concurrido a declarar en la investigación penal, sino en virtud
de la orden de no pago de los cheques y de la información
suministrada por Millán Chávez.
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CONSIDERACIONES DE LA CORTE
1. Han reiterado la jurisprudencia y la doctrina, que el recurso
de revisión debe su carácter extraordinario no sólo al hecho
indudable de sus limitaciones sustanciales (proceder contra
determinadas resoluciones judiciales y por ciertos precisos
motivos), sino a una circunstancia que atañe con la vigencia
del ordenamiento jurídico y la misión que dentro de éste tiene
la administración de justicia: su sentido de excepción a la cosa
juzgada.
La cosa juzgada, instituto que dota de firmeza, inmutabilidad y
coercibilidad a los fallos, debe ceder ante la iniquidad de que
éstos produzcan, para que tenga prioridad la consecución de la
justicia o, al menos, de sentencias justas. Ahora bien, la
sentencia justa –lo ha dicho igualmente la Corte- es aquella
que se logra como valor en la medida en que otros tantos
valores que la acompañan puedan conseguirse. La sentencia
judicial,
en
este
sentido,
no
debe
infringir
valores
fundamentales protegidos por la ley, como la lealtad procesal,
la buena fe o la probidad.
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La presunción de acierto y legalidad de la sentencia puede
desvirtuarse, entonces, por medio del recurso de revisión y por
las causales taxativamente señaladas en el artículo 380 del
estatuto procesal civil. Uno de los motivos de impugnación es
el que haya existido “colusión u otra maniobra fraudulenta de
las partes en el proceso en que se dictó la sentencia, aunque
no haya sido objeto de investigación penal, siempre que haya
causado perjuicios al recurrente” (causal 6ª), cuyos elementos
esenciales son, de acuerdo con las abundantes precisiones de
la jurisprudencia de esta Corporación: una conducta
fraudulenta, unilateral o colusiva, realizada con el fin de obtener
una sentencia contraria a derecho, que a su turno cause
perjuicios a una de las partes o a un tercero, y determinante,
por lo decisiva, de la sentencia injusta. Todo el fenómeno de la
causal dicha puede sintetizarse diciendo que maniobra
fraudulenta existe en todos los casos en que una de las partes
en un proceso, o ambas, muestran una apariencia de verdad
procesal con la Intención de derivar un provecho judicial o se
aprovechan, a sabiendas de esa aparente verdad procesal con
el mismo fin.
2. Debe recordarse que, en tratándose de la causal 6ª, debe
existir un nexo causal entre el proceder malicioso y el daño
producido, lo que nos remite al aspecto esencial de los hechos
probados durante el trámite del recurso, en el bien entendido
de que las maniobras fraudulentas deben aparecer plenamente
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establecidas, para desvirtuar el principio de la buena fe que
cobija, en principio, las actuaciones de las partes en un
proceso; maniobras que, como se verá enseguida, se dieron en
las operaciones comerciales que dieron lugar a la expedición
de los cheques que fueron materia de ejecución, y dentro del
proceso judicial de cobro de los mismos.
3. Analizadas las pruebas aportadas por las partes y
apreciadas en conjunto de acuerdo con las reglas de la sana
crítica, se demuestra que Credigilmar S.A. incurrió en
maniobras fraudulentas. El fraude consistió en promover una
acción judicial a sabiendas de su ausencia de legitimidad y de
causa, revistiéndola de apariencia de legalidad ante la
jurisdicción civil, para obtener una sentencia a su favor con
provecho económico y en contra del patrimonio del señor Millán
Chávez. Credigilmar S.A. se valió de la conducta ilícita de
Alonso Lozano y prolongó sus irregulares resultados, durante
las negociaciones comerciales realizadas antes del debate
procesal y especialmente durante el trámite del juicio ejecutivo
en el que resultó afectado injustamente Millán Chávez.
Las anteriores conclusiones se apoyan en los siguientes
hechos y razonamientos:
1) En relación con las operaciones comerciales habidas con
Millán Chávez, Credigilmar S.A. ha ocultado la verdad, en la
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medida en que ha dado versiones contradictorias, unas veces
negando y otras afirmando el crédito otorgado a Millán Chávez.
Tan contundente fue su negativa durante el proceso ejecutivo
en relación con el vínculo comercial con Millán, que el fallador
de segunda instancia, al resolver el recurso de apelación,
sostuvo que "la ausencia de la prenda que alega el recurrente
como un indicio de la inexistencia del crédito, resulta
intrascendente" ya que Credigilmar S.A. "jamás concedió
crédito alguno" a Millán. Sin embargo, al contestar la demanda
de revisión, Credigilmar S.A. afirma que otorgó un crédito a
Millán, habiendo girado una parte de su valor.
2) De las declaraciones rendidas por los representantes legales
de Credigilmar S.A., Luis Ignacio Sotomayor Camacho y Marta
Stella Salazar de Peñuela, cada uno en una oportunidad
procesal distinta, el primero en el proceso penal contra Alonso
Lozano y la segunda en el proceso ejecutivo contra Millán
Chávez, se pueden derivar conclusiones contradictorias e
inconsistentes con las demás piezas procesales.
a) El primero afirma que no entró a Credigilmar S.A. un crédito
de Millán, que la operación fue por descuento de cartera, que la
condición de la prenda sin tenencia es para los créditos
directos de compradores de vehículos y no para los
descuentos de cartera, que en los libros de contabilidad de
Credigilmar S.A. no aparece registro de retiros de fondos por
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causa del préstamo concedido a Millán Chávez, porque
tratándose de un descuento de cartera el beneficiario de los
giros de Credigilmar S.A. era Soto y Cía y los comprobantes
aparecen firmados por Alonso Lozano, su representante legal,
que Millán Chávez no es deudor de Credigilmar S.A como
solicitante directo del crédito, porque el solicitante directo del
descuento de cartera era Soto y Cía;
b) La segunda afirma que Millán llegó a ser cliente de
Credigilmar S.A. por intermedio de Soto y Cía, que Millán había
obtenido un solo crédito, a través de un descuento de cartera,
que el préstamo se hizo con la garantía que les daba
Soto y Cía, siendo codeudor Millán y que existían pagarés
personales de contragarantía de Soto y Cía, llamándolos actos
de confianza.
3) Al contestar la demanda de revisión, Credigilmar S.A.
sostiene que para la época en que se le endosaron los
cheques de Millán Chávez, la posibilidad de otorgar un crédito
a favor de éste no guardaba relación alguna con el descuento
de cartera que celebraron Soto y Cía y Credigilmar S.A.,
agregando que el endoso de los cheques y el crédito que
Credigilmar efectuó a favor de Millán Chávez por solicitud de
Alonso Lozano, son operaciones separadas e independientes,
sin relación la una con la otra. (Contestación a la demanda de
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revisión, hecho No 12). Credigilmar S.A. sostiene que se trata
de dos operaciones: de una parte, los cheques fueron recibidos
en propiedad y para ser descontados de cartera, en una
diáfana operación celebrada entre Soto y Cía y Credigilmar
S.A.; de la otra, el crédito de Credigilmar S.A. a favor de Millán
sí fue concedido por conducto de Alonso Lozano, quien lo
venía tramitando en nombre de Millán ante Credigilmar S.A.,
pero del monto de este tan sólo se entregó una parte a Alonso
Lozano y el saldo no se desembolsó por cuanto no se celebró
el contrato de prenda sobre el vehículo que se exigía.
(Contestación a la demanda de revisión, hecho No 12)
4) La contradicción es evidente. Sólo una de las dos
afirmaciones puede ser verdadera: la primera, según la cual
Millán Chávez no es deudor de Credigilmar S.A. porque se
trató de un descuento de cartera con Soto y Cía, según el
representante legal citado; la segunda, el crédito a favor de
Millán sí fue concedido por conducto de Alonso Lozano, pero
no se completó por ausencia de prenda. En la primera la
prenda no era condición porque se trataba de un descuento de
cartera; en la segunda, el crédito se frustró por falta de esta
garantía. En las versiones de los representantes legales
citados se vinculan las dos operaciones: el recibo de los
cheques girados por Millán Chávez y endosados por Alonso
Lozano y el descuento en cartera. Los primeros se negociaron
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para lo segundo. En la versión ofrecida en el trámite del
recurso de revisión, son dos operaciones independientes.
5) De las providencias penales que se profirieron en la
investigación y juicio que se adelantó por iniciativa de Millán
Chávez, claramente se deduce que justamente el negocio
comercial de que aquí se trata constituye la base del delito de
estafa, por cuyo reconocimiento se condenó a Alonso Lozano,
tanto que en el fallo condenatorio se afirma que "...sobre la
voluntad del quejoso se desplegaron maniobras engañosas o
artificios, primero para que girara los cheques que respaldaban
el susodicho crédito y luego endilgándole ser titular de una
deuda que nunca tuvo razón de ser dado que en momento
alguno obtuvo la suma pretendida ante Credigilmar S.A. y que
ésta le otorgó" (f. 241 cuaderno de pruebas), para luego añadir
que el “el crédito aludido salió a favor de ‘Soto y Mauricio
Alonso Automóviles y Compañía Limitada’, cuyo representante
legal retiró su valor, siendo éste deudor de tal obligación en
dicha financiera con base en los títulos girados por Millán, no
así éste quien no fue solicitante directo de empréstito alguno,
viéndose perjudicado en sus intereses económicos y
patrimonio ante las medidas que en su contra se ejercieron
ante la jurisdicción civil" (f. 242, cuaderno de pruebas) y que
Credigilmar “finalmente entabló acción ejecutiva ante el girador,
sin que este les debiera suma alguna ya que el valor de la
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obligación lo percibió totalmente” Alonso Lozano (f. 243,
cuaderno de pruebas).
6) Ahora bien, si se admitiera la existencia de la relación
crediticia entre Credigilmar S.A. y Millán Chávez, subsisten
dudas que corroboran la maniobra fraudulenta que se configuró
en el proceso ejecutivo, a la luz de los razonamientos que
siguen.
a) Dado que el objeto social de Soto y Cía no es el de servir de
intermediario o agente en la colocación de créditos, y a su
turno el de Credigilmar S,A. no es el mutuo puro y simple, sino
asesorar y tramitar para terceros la importación, exportación,
compra y venta de mercancías y fomentar la producción de las
mismas mediante financiaciones o empréstitos, resulta dable
pensar que ambas sociedades tenían conocimiento de ello y,
por lo mismo, resulta extraño que aleguen la existencia de
operaciones comerciales que no les son propias, y que no
obren los comprobantes contables ni las garantías que se
suelen exigir en esos casos. En efecto, si Credigilmar S.A.
concedió a Millán Chávez un crédito por el valor de los
cheques, no supo explicar en qué forma lo hizo y a quién
entregó el desembolso parcial. La afirmación de Credigilmar
S.A. en el proceso de revisión, en el sentido de que el crédito a
favor de Millán Chávez sí fue concedido por conducto de
Alonso Lozano, pero de su monto tan sólo se entregó una parte
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a éste, agregando que el destino que Alonso Lozano dio a los
dineros que le entregó Credigilmar S.A., es algo que ésta
desconoce, (Contestación a la demanda de revisión, hecho No
12) brilla por ser pueril y por su contradicción con la verdad.
b) La inexistencia de la prenda sin tenencia, es otro indicio
grave de la malformación de los hechos en que ha estado
empeñada Credigilmar S.A. en el presente caso. Otorgar un
préstamo sin garantía no es una conducta razonable ni común
de una entidad crediticia, máxime cuando el mismo Alonso
Lozano (f. 32, cuaderno de pruebas) reconoce que era
indispensable para el préstamo de Credigilmar y Marta Soto (f.
48 cuaderno de pruebas) asegura que se trata de un elemento
igualmente esencial.
c) La concesión de un préstamo que no tiene registro contable
y la entrega de una parte del crédito sin constancia alguna, son
elementos fácticos que militan contra la afirmación de
Credigilmar S.A.
7) Descartada, pues, la posibilidad de que hubiera existido
entre Credigilmar S.A. y Millán Chávez una relación comercial
de
mutuo, observa la Corte las características que tuvo el
descuento de cartera que alega el demandante en el proceso
ejecutivo, no para reabrir un debate a todas luces impertinente
en el trámite del recurso de revisión, sino para determinar su
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papel en las maniobras fraudulentas que se examinan,
encontrando que en la apariencia de verdad procesal que se
fabricó entre Alonso Lozano y Credigilmar S.A., el descuento
de cartera encubría una operación triangular, que ha quedado
debidamente demostrada en el proceso: Credigilmar S.A.
recibe de Alonso Lozano unos cheques indebidamente
obtenidos de Millán Chávez, abona a la cuenta de Alonso
Lozano el valor correspondiente y queda legitimado para
perseguir judicialmente a Millán Chávez.
8) El haberse enterado de las irregularidades derivadas de los
cheques y continuar su cobro ejecutivo, es otro de los indicios
que quedan establecidos en relación con la conducta de
Credigilmar S.A. Esas irregularidades se pusieron de presente
en la orden de no pago dada por Millán Chávez y en la
existencia del proceso penal. Las maniobras fraudulentas
conocidas por Credigilmar S.A. han consistido por ello en
conocer la ilicitud de la operación que dio origen a los cheques
y en patrocinar sus efectos irregulares. Credigilmar S.A. no
puede afirmar válidamente que la actuación penal se adelantó
exclusivamente contra Alonso Lozano, ignorando que las
causas del proceso penal invalidaban los efectos civiles. Como
tampoco es de recibo su afirmación en el sentido de que el
silencio del juez penal sobre la validez de los cheques
convalidó la actuación ejecutiva (Contestación a la demanda de
revisión, hecho N° 9), por cuanto en dos providencias diversas
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de la jurisdicción penal, como quedó visto antes, la declaración
fue expresa en sentido contrario, en cuanto a los efectos civiles
de la operación.
9) Los elementos de convicción indican que Credigilmar S.A.
inició una acción ejecutiva sin causa real y lícita, obró de mala
fe en la iniciación y trámite del proceso ejecutivo e incurrió en
engaño procesal, en la medida en que se aprovechó de la
conducta ilícita de Alonso Lozano para obtener una sentencia
injusta.
3. Síguese de todo lo anterior, que se halla establecida en este
caso la discrepancia entre la verdad real y la procesal, cuyo
origen han sido las maniobras fraudulentas de Soto y Cía,
Alonso Lozano y Credigilmar S.A., por lo que resulta necesario
ocuparse de los efectos de esta declaración sobre la acción
cambiaria derivada de los títulos valores. Puede decirse que
toda la controversia en el proceso ejecutivo, giró en torno a la
legitimidad de Credigilmar S.A. para ejercer la acción cambiaria
derivada de la tenencia de los cheques girados por Millán
Chávez. Credigilmar S.A. ha formulado precisamente en este
proceso las excepciones de tenencia con buena fe exenta de
culpa e inexistencia de la colusión o maniobra fraudulenta. Los
efectos y las excepciones deben considerarse conjuntamente
en este acápite.
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En cuanto a la primera excepción, la tesis del demandado
consiste en afirmar que Millán Chávez quedó obligado con la
creación y entrega de los cheques, invocando el apoyo de los
artículos 625 y 626 del Código de Comercio. Sin embargo,
quedó demostrado que la entrega de tales títulos valores no se
hizo con la intención de hacerlos negociables y que, por el
contrario, fueron obtenidos por medios fraudulentos y con
maniobras fraudulentas negociados y cobrados.
La buena fe, principio general del derecho y elemento de
protección contra las excepciones que la ley autoriza en
relación con la acción cambiaria (art. 784, N. 13, C. de Co.), ha
quedado desvirtuada en lo que atañe a la conducta de
Credigilmar S.A. antes y durante el proceso ejecutivo. La ley
comercial ampara los derechos del tenedor de buena fe exento
de culpa, pero una de las argucias consistió precisamente en lo
que en este caso se ha denominado acción triangular, que
significó el aprovechamiento de la estafa cometida por Alonso
Lozano, para acudir al proceso ejecutivo con una legitimidad
que por la mala fe es sólo aparente, pero que tuvo la eficacia
de producir un engaño procesal. La argucia consistió en
aparentar legitimidad en la acción ejecutiva de Credigilmar
S.A., a quien, de hallarse verdaderamente legitimado, no le
serían oponibles las excepciones derivadas del negocio
subyacente a la creación y transferencia de los títulos valores.
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En este sentido, mal puede afirmarse, como lo hace
Credigilmar S.A., que los cheques cobrados por ella provienen
de su legítimo tenedor, siendo ella misma legítima por razón de
su buena fe exenta de culpa. Ni una cosa ni la otra son ciertas,
como quedó demostrado. Del enunciado del numeral 12 del
artículo 784 del Código de Comercio se deriva la elemental
conclusión de que la ley protege la legitimidad del tenedor que
no sabe o que no ha participado del fraude en la creación,
entrega o circulación de un título valor, no sólo porque así lo
exige el mantenimiento de las características de literalidad y
autonomía de los instrumentos negociables, sino porque es de
elemental justicia proteger al tenedor de buena fe. Pero cuando
se tiene conciencia de la ilegitimidad o a sabiendas se saca
provecho de sus frutos, haciéndolo además con engaño
procesal, la ley suspende sus efectos tutelantes y autoriza la
sanción judicial. Alonso Lozano no fue legítimo tenedor y no
podía transmitir ese carácter a quien por su mala fe quedó en
poder de los títulos, dado el elemental aforismo de que lo
ilegítimo no da legitimidad, cuando aquello se sabe y
aprovecha.
De la misma manera, no basta afirmar, como lo hace
Credigilmar S.A. en la segunda excepción a la demanda de
revisión, que las maniobras engañosas son exclusivamente de
Alonso Lozano y que en el ámbito del proceso penal aquella no
ha sido declarada responsable en ese sentido. Debe por ello
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precisarse que el soporte de la causal 6ª de revisión no es el
fallo penal, sino toda la actuación de Credigilmar S.A., ya que si
el fallo no la compromete, su conducta antes y durante el
proceso ejecutivo sí lo hace.
4. En síntesis, con fundamento en las precisiones que esta
Corporación ha formulado en relación con los elementos que
configuran la causal 6ª del artículo 380 del Código de
Procedimiento Civil, (Gaceta Judicial CCXLIX, Vol. 3, 2488, pag
1710 y 1711), en el presente caso ha quedado establecido: la
existencia de las maniobras fraudulentas de Credigilmar S.A.;
el perjuicio causado al recurrente, cifrado en el embargo de sus
bienes y en la posibilidad del desmedro patrimonial derivado
del remate judicial; la actividad voluntaria, determinada por
varios comportamientos, positivos y negativos, de Credigilmar
S.A.; la significación procesal del fraude por su incidencia en el
proceso ejecutivo en el cual se profirió la sentencia impugnada;
la actividad ilícita, que no fue en este caso producto de una
facultad legal o del cumplimiento de un deber o con
autorización legal; y, el engaño que ha falseado la verdad
procesal formal, para inducir a error en cuanto a la certeza de
ella.
5. Por consiguiente, el recurso de revisión debe declararse
fundado a fin de dejar sin efectos la sentencia impugnada y,
subsecuentemente, debe dictar la Corte el fallo que en derecho
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corresponda, lo cual se traduce en revocar la sentencia que
ordenó llevar adelante la ejecución, declarar terminado el
proceso y levantar las medidas cautelares decretadas y
practicadas en él; además de resolver lo pertinente sobre
costas y perjuicios.
DECISIÓN
En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala
de Casación Civil, administrando justicia en nombre de la
República y por autoridad de la ley, DECLARA FUNDADO el
recurso de revisión propuesto, y sin valor la sentencia del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá del trece (13)
de abril de 1998, que resolvió negativamente el recurso de
apelación del demandado respecto de la orden de llevar
adelante la ejecución, proferida dentro del proceso ejecutivo
singular de Organización de Créditos Gilmar S.A. Credigilmar
S.A. contra Soto y Mauricio Alonso Automóviles y Cía Ltda y
Jaime Hernando Millán Chávez.
En su lugar RESUELVE:
PRIMERO.- Confirmar la sentencia del Juzgado 12 Civil del
Circuito de Bogotá, en lo que corresponde a la sociedad
demandada Soto y Mauricio Alonso Automóviles y Compañía
Limitada, mediante la cual se declaró probada la excepción de
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prescripción de la acción cambiaria y se dio por terminada la
ejecución en su contra.
SEGUNDO.- Revocar la sentencia del Juzgado 12 Civil del
Circuito de Bogotá, en los numerales 4°, 5° y 6° de la parte
resolutiva.
TERCERO.- Declarar probadas las excepciones de cobro de lo
no debido y no ser el demandante tenedor de buena fe exenta
de culpa, propuestas por el demandante Millán Chávez y, por lo
tanto, terminado el proceso.
CUARTO.- Ordenar la cancelación de las medidas cautelares
decretadas en contra de los bienes de Jaime Hernando Millán
Chávez.
QUINTO.- De conformidad con lo dispuesto en el artículo 510
del Código de Procedimiento Civil, se condena a Credigilmar
S.A. al pago de las costas y perjuicios causados con ocasión
de las medidas cautelares y del proceso ejecutivo.
La liquidación de perjuicios se hará como dispone el inciso final
del artículo 307 del Código de Procedimiento Civil.
Las costas serán tasadas en su oportunidad.
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SEXTO.- Ordenar la cancelación de la caución que para los
efectos de este recurso otorgó el recurrente. Líbrese el
correspondiente oficio a la Compañía de Seguros.
Sin costas en el recurso de revisión, ante la prosperidad del
mismo.
SEPTIMO.- Ordenar la devolución del expediente que contiene
la actuación de las instancias al juzgado de origen, junto con
una copia de esta providencia y la constancia de su ejecutoria.
Archívese la presente actuación.
Por secretaría líbrese el oficio correspondiente.
CÓPIESE, NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE
SILVIO FERNANDO TREJOS BUENO
MANUEL ARDILA VELASQUEZ
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NICOLAS BECHARA SIMANCAS
JORGE ANTONIO CASTILLO RUGELES
CARLOS IGNACIO JARAMILLO JARAMILLO
JOSE FERNANDO RAMIREZ GOMEZ
JORGE SANTOS BALLESTEROS
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