Dime qué madera usas…y te diré de dónde viene

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Dime qué madera usas…y te diré de dónde viene
Mª Encarnación Castillo SimónTodos hemos oído hablar de la gestión forestal sostenible, sin embargo pocos suelen tener
claro en qué consiste este concepto y mucho menos qué podemos hacer para que estas buenas prácticas se
conviertan en realidad en los bosques de los países del África Negra. Sin embargo, pocas personas (en los países del
norte) se atreven a renunciar a tener en su casa un mueble o una figura de caoba, teca, iroko o sapelli, entre otras.
Tampoco sería imaginable nuestra cómoda vida sin papel higiénico, de cocina, para cartas, etc.
Los productos provenientes de los bosques son muchos y variados, pero el aumento exacerbado del consumo sin tener
en cuenta la capacidad de regeneración del sistema y las necesidades de las comunidades indígenas, cuya supervivencia
depende de estos bosques está provocando la deforestación de millones de hectáreas, no sólo en África, sino en todo el
mundo. Tanto es así, que en el XIII Congreso Forestal Mundial celebrado el pasado año en Argentina, se puso de
manifiesto que el 20% de las emisiones de gases defecto invernadero son producto de la deforestación. Para intentar
paliar esta situación, los asistentes a este congreso se han marcado como objetivo para 2020 “el balance cero en
la deforestación de los bosques”, es decir, reducir la deforestación y compensarla mediante la reforestación de
tierras degradadas. Esto pone de manifiesto la importancia de los bosques para frenar los efectos del cambio climático,
entre otros muchos beneficios.Ahora bien, nosotros como consumidores de productos que provienen de los bosques,
¿qué podemos hacer para no contribuir a esta situación? ¿Dejamos de utilizar la madera para evitar así la
deforestación?La respuesta es no, más bien todo lo contrario. El consumo responsable de madera y productos
elaborados a partir de ella es un bien ambiental. El aprovechamiento sostenible de los bosques ayuda a su regeneración,
es fuente de riqueza para las sociedades rurales directamente ligadas a ellos y ayuda a luchar contra el cambio
climático al fijar dióxido de carbono, pues favorece el crecimiento de nuevos árboles que son los que más capacidad
tienen de fijación de este gas contaminante.En opinión de la Asociación Española de Importadores de Madera (AEIM), los
pasos para disminuir la deforestación son, en primer lugar, garantizar la legalidad de los aprovechamientos; en segundo
lugar realizar una gestión forestal sostenible de los bosques y, en tercer lugar, adoptar algún sistema de certificación
forestal creíble que garantice al consumidor que el producto de madera que compra procede de un bosque gestionado
de manera sostenible. Y es aquí, en este último paso, donde nosotros como consumidores podemos actuar.La
certificación forestal es un proceso por el cual una institución autorizada (pública o privada) evalúa y reconoce que un
bosque o producto forestal cumple con unas normas mínimas de gestión sostenible definidas previamente y de mutuo
acuerdo entre productores y consumidores (entre ellos: propietarios e industrias forestales, universidades, empresas,
comerciantes…) La principal finalidad de la certificación forestal es garantizar al consumidor que el producto que
compra procede de un bosque gestionado de forma sostenible. Los principales sistemas de certificación forestal que
funcionan en el mundo son: ATFS (American Tree Farm System), CSA (Canadian Standards Association), FSC (Forest
Stewardship Council), PEFC (Pan European Forest Certification) y SFI (Sustainable Forest Initiative).En España operan
dos sistemas: PEFC-España, creado por las asociaciones de propietarios forestales españoles y la industria, y FSC,
promovido por las principales asociaciones conservacionistas. Los dos sistemas garantizan que el producto certificado
proviene de un bosque gestionado de manera sostenible. Las diferencias estriban en las condiciones que imponen para
otorgar su sello de certificación. Se trata de matices, FSC pone un mayor acento en aspectos sociales e incluso
culturales, además de los puramente ambientales, mientras que PEFC se centra casi exclusivamente en los aspectos
forestales.Por otro lado, cuando vamos a comprar un mueble de madera, generalmente, los vendedores comentan con
impasibilidad, que únicamente usan “materiales excelentes” de primera calidad, pero las calidades
inferiores son también materiales excelentes, dado que provienen del mismo árbol, sólo con el hecho diferenciador de
que precisan una selección más cuidadosa. ¿Por qué no nos gusta la madera con nudos o con otros mal llamados
“defectos”? Seguro que los muebles también tendrían otros precios y no sería necesario talar tantos
árboles para el mismo consumo. Desde aquí quisiera reivindicar la belleza de los nudos u otras alteraciones de la
madera, que en modo alguno le restan resistencia al producto.Por ello, cuando tengamos pensado comprar un mueble
de madera o papel o cualquier otro producto del bosque deberíamos informarnos de dónde viene, de qué madera está
hecho y si se garantiza que las comunidades rurales se benefician con la compra. Deberíamos asegurarnos de que el
producto tiene su sello (FSC, PEFC o cualquier otro) de certificación forestal, que asegura que proviene de un bosque
gestionado de manera sostenible.
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Generado: 26 November, 2016, 18:45
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