FICCIONARIO DOCENTE EJERCICIO REALIZADO POR DOCENTES DEL ÁREA DE LENGUAJE Y COMUNICACIÓN DEL COBAQ La Dirección Académica se congratula al presentar el FICCIONARIO DOCENTE, el cual representa un ejercicio creativo donde las y los docentes expresan sus pensamientos y emociones. Con ello, nos invitan, a compañeros y estudiantes, a replicar la audacia de plasmar la imaginación en palabras libres y juguetonas. La escritura creativa, va más allá de la acción meramente formal o académica, pues el centro de su propuesta es la expresión del sentir, del ser, de las pasiones y los gustos; es decir, la literatura, como todo arte, expresa la profundidad humana. A través del FICCIONARIO DOCENTE, se espera que los lectores, en especial las y los jóvenes estudiantes, encuentren un aliciente para el atrevimiento y la crítica, para la motivación y la posibilidad, para la propuesta y la admiración. Deseamos que, a través de este regalo que nos hacen las y los maestros, otros se interesen por expresarse de manera artística, pues el acto creativo, el acto de leer y escribir, permite experimentar sensaciones que nos son similares y entrañables como seres humanos; de este modo, nuestros pensamientos y sentimientos, nuestra forma de ver la vida, dejan de ser propios, para convertirse en patrimonio del colectivo. El arte nos aparta de la soledad para confirmarnos que TODOS CONTAMOS. M. en E. Fortunato Álvarez Sánchez Director Académico 1 FICCIONARIO DOCENTE EJERCICIO REALIZADO POR DOCENTES DEL ÁREA DE LENGUAJE Y COMUNICACIÓN DEL COBAQ Los más de ochenta textos reunidos en esta muestra, son producto de un ejercicio donado por docentes del área de Lenguaje y Comunicación, el cual se realizó durante las Reuniones Regionales de Academia, celebradas del 19 al 22 de marzo de 2013. Sin aviso previo, las y los docentes, aceptaron el reto de escribir un relato, partiendo de un texto de referencia, el cual escucharon una sola voz (sin leerlo), sobre el cual debían basar su creación. En tan sólo unos minutos, elaboraron un texto de corte literario, empleando, para ello, su valentía, su creatividad y, sobre todo, su compromiso profesional con la enseñanza del lenguaje. El resultado carece de trascendencia en sí mismo, pues lo central es el desarrollo de un ejercicio lúdico, con el cual han creado un ejemplo vivo donde reafirman que todos somos capaces de escribir poéticamente, de arriesgar y proponer, en pro de la formación integral de las y los jóvenes y, en este caso, también de la auto y la co-formación docente, en un acto comunicativo pleno de buena voluntad, desprendimiento y generosidad. La Jefatura de Lenguaje y Comunicación reitera su orgullo, personal, institucional y profesional, por pertenecer a un área que, de siempre, se caracteriza por mantenerse a la vanguardia; siempre en actualización, siempre en disposición de gozar plenamente nuestro trabajo educativo. CONTENIDO GENERAL REGIÓN QUERÉTARO (19 de marzo) PÁG. 3 REGIÓN SAN JUAN DEL RÍO (20 de marzo) PÁG. 10 REGIÓN CADEREYTA (21 de marzo) PÁG. 15 REGIÓN JALPAN (22 de marzo) PÁG. 20 2 QUERÉTARO TEXTO DE REFERENCIA La refracción de la luz Los arcoíris son un fenómeno óptico con causas meteorológicas que en forma de arco de bandas concéntricas, en los cielos parecen presentar una amplia franja con los siete colores elementales. La causa de este fenómeno se explica con la llamada refracción de la luz, el sol proyecta su luz a través del agua, con frecuencia, de las pequeñas gotas de lluvia en la atmósfera. La luz que llega a la Tierra desde el Sol es de color blanco, o en realidad, así lo vemos pues de hecho son de un conjunto de colores. Cuando cada haz de luz golpea las gotas en determinado ángulo, la luz blanca se descompone en sus distintos colores. ¿Recuerdas cuando vimos los inventos de Newton y hablamos sobre la refracción de la luz? Mucho le debemos al gran Isaac. Consultado el 18 de febrero de 2013 en: http://www.ojocientifico.com/3954/preguntas-cientificas-curiosas-para-ninos Ana Cecilia de la Vega T. G. Pl. 9 Santa Rosa Jáuregui Duende daltónico Subía, bajaba, daba vueltas entre los arbustos, entre las gotas de lluvia; se arrastraba en ángulo para poder vislumbrar aunque fuera una franja de luz que le permitiera encontrar el color azul, el verde o el magenta. Hasta había ido a un curso especial de óptica, para poder estudiar a Isaac Newton y así, con el conocimiento de la refracción de la luz, poder encontrar el arcoíris anhelado; pero no, por más piruetas y desangelados brincos, ninguno de los siete colores se dejó ver. El tesoro seguiría escondido al final del arcoíris, hasta que el duende daltónico pudiera encontrarlo. Karina I. Castillo Soto Pl. 7 El Marqués La reflexión de la Luz Era domingo; Luz jugaba en el jardín con los tres gatos de un mes de nacidos, que eran la camada de una gata callejera que, a veces, dormía en un rincón del jardín. La tarde recién empezaba, pero el viento movía rápidamente las nubes, por lo que los rayos del sol se proyectaban en el vestido blanco de la pequeña, de manera intermitente. De pronto, en un arranque gatuno, los mininos corrieron al otro extremo del jardín y, cuando Luz corrió tras ellos, el inesperado encendido de los aspersores de agua mojó a los juguetones amigos. Cuando Luz entró en su casa, por responder al llamado de su hermana mayor, los colores brillantes de su vestido iluminaron toda la habitación. Alma Rocío Gómez R. Pl. 1 Satélite Hoy es un nuevo día, que me ha dado la oportunidad de aprender y reflexionar sobre la importancia de convivir y trabajar con seres humanos distintos, así como los colores del arcoíris, diversos e infinitos en su matices, pero todos tenemos un mismo fin: amar y enseñar, aprender y educar. Siempre con AMOR, así cada día seremos mejores. 3 Leticia Lourdes Pl. 13 Epigmenio González Elena Anaya Gómez Pl. 3 Corregidora En algún lugar desierto y sin nombre, habitaba una pequeña partícula blanca llamada Luz, quien lloraba y sufría amargamente su soledad. Un día, alzó la vista, observó a su alrededor y, de pronto, sintió que algo la golpeaba. Cerró los ojos y, al abrirlos, descubrió que, como por arte de magia, habían aparecido muchos amiguitos de diferentes colores. Todos le sonreían, bailaban y le agradecían por haberles dado la vida. Ellas, sin dar ni pedir explicaciones, sólo sonreía. El disco No tengo nada que hacer, estoy aburrida; el Facebook me parece tedioso. ¿Por qué no hay nadie conectado?... El Youtube? A ver qué videos hay de buenos. Mmmh… Werevertomorrow, ¿quién se cree este tipo? Neta, lo consideran divertido… Aquí hay algo; canciones de Pink Floyd. ¿No era ése el grupo que le gustaba a mi papá? Qué portada tan interesante: un prisma, un efecto físico tan interesante de la refracción de la luz. ¿Qué habrán pensado estos tipos? Qué cosas más irónica poner el “Lado oscuro de la luna” y, de portada, la luz y sus siete colores. ¿La refracción de la luz? A quién se le ocurrió estudiar eso. Videos relacionados… Pink Floyd y el Mago de Oz. Suena interesante. Gloria Hernández Silva Pl. 19 Bravo Pensamiento apresurado Cada mañana que me encuentro en mi salón de clases, veo jóvenes con ideas, vestuarios y conductas híbridas. Me refiero, con pesadumbre, a una generación sin identidad propia, que golpea mi encuentro formativo con mis alumnos. El origen, la comunicación; herramienta valiosa en algunos casos, no tanto en otros. Veo festejos que muestran nuestro mexicanismo muy a lo “mix”; fenómeno similar ocurre en nuestra lengua, el español. ¿Será que me convierto en una maestra “old fashion”?; ¿o quizás estoy desfasada de la globalización? Ahora quisiera contar el cuento que me piden, pero no ato cómo mostrar habilidad o algún talento. Lo dejaré como una preocupación para, más adelante, adentrarme en éstas, mis totas elucubraciones. Miriam Bello Mejía Pl. 3 Corregidora Susana López Flores Pl. 13 DAD Luz de todos mis sentidos, ilumíname el sendero. Libera los sentimientos atrapados internamente. Nubes de todos colores oscurecen el ambiente; llega la luna, iluminando nuevamente. Y, con el amanecer, todo empieza a ser claro, se acaban las sombras, empieza un nuevo día; día de renacer, nuevas oportunidades. Refléjame tu luz como en cada gota de lluvia límpiame con tu blancura purifícame crisol multicolor. Tú que todo lo contienes tú que todo lo amas refléjame con tu luz. 4 Martha Eréndira Molinero González Este fin de semana fue distinto, pues no esperé, como otros, a que tú llegaras. Decidida, abrí la puerta y me dispuse a andar; ¿a dónde?, en ese momento no lo sabía. Sólo caminé hacia donde mis pies dirigían mi mente, cansada de tanto estar esperándote. Sin darme cuenta, había llegado ya al centro histórico de Querétaro. Sí, vivía yo en una de esas casas viejas, cerca del ferrocarril. De pronto, comenzó a llover. El agua sobre mi cuerpo me hizo regresar a mi estado consciente, y vi cómo la gente corría para cubrirse; ¿de qué?, me preguntaba. Los charcos comenzaron a formarse; gota tras gota se iban formando una melodía. ―Cuando llueve y hay sol, es porque los narcos están pagando sus deudas―, decía mi abuela. ¿Cómo es que, en un día tan mágico, gente tan perversa saldaba sus cuentas?, me decía yo. Ese fin de semana llovió con sol y, a lo lejos, en el cielo, apareció el hermoso arcoíris. De pronto, me nació esa inquietud de caminar sobre el arcoíris y, al final, como en las historias fantásticas, encontrarme el tesoro, el tesoro llamado tú. Carolina Rosales Mejía Pl. 7 El Marqués La vi pasar, altiva, genuina, orgullosa, radiante. Gran ilusión para mi triste corazón, ¿qué fue aquella visión?, ¿acaso un destello de luz que me nubló?, ¿o será que su color me deslumbró? No la he vuelto a ver, quizá sólo fue lo que creí encontrar, tal vez su clamor me llevó a un lugar ideal. Como un rayo de luz, concéntrica, ideal, lo único que me dejó fue la maravillosa refracción del sentir de mi corazón. Enrique Ortiz Ordóñez Pl. 19 Bravo Jacobo, un chico de doce años, al encontrarse sentado frente a su ventana, una tarde lluviosa de otoño, descubre en el horizonte el arcoíris; en ese momento, su mente lo lleva a un estado de reflexión, al observar la magnificencia de aquellos colores que sus ojos atinaban a ver. ―¡Qué hermosos colores! Son como los días de mi vida; hay unos alegres, otros tristes y, unos más, melancólicos. Ahora entiendo cómo la naturaleza es tan cercana a nosotros, que nos da muestras frecuentes de nuestro vivir y nuestras emociones. Jacobo descubrió que en cada horizonte podemos ver y sentir lo hermoso que es vivir y sentir. Nélida Hernández Servín Pl. 22 Real de San Miguel El siete es cabalístico; siete días de la semana, siete los pecados capitales, siete las vidas del gato, siete los colores del arcoíris. De una ligera luz blanca, y unas cuantas gotas de agua, surge esta maravilla; al combinarse la refracción, aparecen siete hermosos colores. Los colores dan vida a la oscuridad; al oscuridad es la ausencia de la luz; luz es sinónimo de sabiduría, hablando en sentido figurado. Pero, ¿qué habría sido de la ciencia sin esa “luz” de nuestro distinguido Newton? Aunque han pasado muchos años desde su aportación en la Tierra, cada día descubrimos nuevos científicos en el aula; tal vez no inventen máquinas, pero sí pueden mejorarlas; tal vez no descubran cómo se forma el arcoíris, pero sí son “arcoíris” en nuestra labor diaria. ¡Iluminan nuestra vida! 5 María del Rocío Guzmán C. Pl. 22 Real de San Miguel Era el décimo día y no lograba ver algo que me demostrara la existencia de un ser vivo. Los rayos del sol me encandilaban; tenía al sol de frente a mí, y nada que pudiese bañarme con un poco de sombra… Me recosté en un conjunto de rocas, que apenas cubrían parte de mi cuerpo; desee beber un trago de agua, pero mi botella estaba vacía. Quedé por algunos momentos con mis ojos cerrados y cubiertos con mis manos. No sé cuánto tiempo pasó, me despertó repentinamente un trueno. Súbitamente, me levanté y, frente a mis ojos, la lluvia y el sol. Hermosas gotas de lluvia mojaban mi rostro y todo mi cuerpo. Observé cuidadosamente la caída de la lluvia, y cómo esa luz solar se proyectaba en cada gota. La grandeza en este mundo… La naturaleza floreciendo; estos fenómenos naturales tan hermosos en su conjunto. La transformación. A lo lejos, ese precioso puente pintado de colores ante la caricia de la lluvia y los rayos del sol… Es aquí cuando reafirmo que la vida no termina, se oculta y, ante las muestras maravillosas de lo que es nuestro mundo, busca al menos un segundo para salir a la luz y mostrar que sigue ahí, y con una gran certeza de que vive... ¡Por muy pequeña que sea esta flor, ese insecto, este arcoíris, toda vida!… ¡Toda luz! Marisela E. Figueroa S. Pl. 8 Azteca Cuando agoniza mi necesidad de verte, para contarte mis miedos, convertidos en ansias, insatisfechas por encontrarme, de pronto, con una torrencial granizada; veo, repentinamente, frente a mí, un horizonte de muchos colores, que despierta mi tesón; anhelo, entonces, volver a disfrutar, juntos, aquellos momentos cuando nos encontramos, como los rayos de luz que chocan en la atmósfera, y destallamos brillos que claman, como el arcoíris, nuestra unión, para deslumbrar al mundo con nuestro tornasol eterno. Porque eso somos: rayos que reflejan, juntos, la energía suspendida en el universo. Azcary Dávila Pl. 8 Azteca Explicar el arcoíris en términos científicos, queridos alumnos, es solamente un mero acto de vanidad. Se ha dicho, hasta el cansancio, que el Hombre es un ser racional, y los “científicos” han llegado a límites exagerados por esa idea. Todo se explica por números y leyes; el arcoíris es un ejemplo: “… por la refracción de la luz”; ¡ah!, perogrulladas. Pregunto: ¿dónde queda la intuición?, ¿dónde queda la imaginación?, verdaderas maneras de conocer, reconocer y hasta desconocer… Al salir de aquí recuerden mis palabras y comiencen a vivir; verán, entonces, que el arcoíris no sólo es producto de una refracción, sino un puente entre el cielo y tú. Dinorah Raquel Aguilar Corona Era un día nublado, y Ameyalli estaba sentada en los escalones de la sala, con la mirada fija en el ventanal. ―Qué aburrido… Hoy tampoco… Su madre, que pasaba con la ropa sucia, rumbo al lavadero, se sonrió: ―Qué lástima que yo no pueda decir eso: ¡hoy tampoco!... Pues yo sí tengo que lavar… ¡Y mucho! Se hizo un silencio, y Ameyalli se quedó algunos minutos observando a través del ventanal. De pronto. La mamá escuchó unos gritos de júbilo: ―¡Hoy sí! ¡Hoy sí!... ―¿Qué pasa, Ameya? ―Está saliendo el sol, y las pequeñas gotas de lluvia harán su mágico efecto. ¡Hurra! ¡Hoy sí habrá arcoíris! 6 Cecilia DíazGuerrero Galván Pl. 1 Satélite Ileana Morado Landaverde Pl. 22 Real de San Miguel Hoy desperté de un largo sueño; en realidad no sé si fue un sueño o si realmente lo viví. Lo que sí sé, es que ahora siento una profunda paz. Recuerdo cómo sentía las gotas de lluvia sobre mi cara; escuchaba el viento y el sonido de un río muy cercano. De pronto, un rayo de luz iluminó sólo el área donde me encontraba. Siete colores elementales me cubrían el cuerpo; ahora, todo el silencio. Desperté muy feliz, y totalmente mojada. Reflexión de la luz En ese instante sintió morirse, todo perdió sentido por fracción de minutos; lo porqué, los para qué, vinieron a su mente, sin respuesta. Al tropezar con una piedra, levantó sin querer la vista al cielo y se quedó maravillado ante el hermoso arco de colores que atravesaba el cielo, y comprendió que tenía que seguir luchando, seguir esforzándose, seguir viviendo, para estar siempre en el centro de ese cuadro. Ana Luisa Pérez Caudillo Los reflejos de la luz se asemejan al trabajo docente y sus diversos matices; los rayos se asemejan a los estudiantes. Algunos son claros; otros, más fuertes en su tono; otros son torna-sol; y habrá otros hasta de colores. La cuestión es que todos quepamos en este mundo de diversidades y tonalidades, tal vez todas emanadas a un mismo fin: colorear el mundo, pintar de colores cuando todo es gris, para poder seguir viviendo y teniendo fe en que hasta los colores cambian y vibran al unísono con la realidad. Ma. del Carmen A. Hernández Chávez Arco iris; un arco hermoso, con sus siete colores majestuosos, que inspiran un viaje astral, lleno de tranquilidad, felicidad y amor. Donde nace un arco iris es porque, seguramente, existen seres buenos, amables y hermosos, que gozan de esa luz blanca que implica pureza. Siete hermosos colores tiene el arco iris; siete excelsos colores, plenos de pequeñas partículas que permiten ver con los oídos y escuchar con los ojos el sinfín de fabulosos colores y sinfonías que realizan esos seres maravillosos que habitan en él. ¡Hermoso arco iris! César Cano Basaldúa Pl. 8 Azteca Norma Elizabeth Reynoso Flores Pl. 17 Constitución de 1917 Suele ser misteriosa la luz. O eso al menos pensaba Fernanda. ―¿Cómo es posible que pueda ella originar otros colores? En su casa, con sus amigos, en la escuela, sus preguntas eran desatendidas, y ella vista como rara o impertinente. ―No requieres, eres muy joven, una explicación de la ciencia. A tu edad, lo que debes, es disfrutar del arco iris. Era su abuelita, quien le daba el consejo. ―Tal vez tienes razón, abue ―dijo Fernanda―. Ya terminó de llover, ahí está el sol; ya me voy a jugar al final del arco. La refracción de la vida; sus distintas tonalidades, el entramado que se nos presenta en el día a día, llevaron a Jael al diván de psicólogo Juan. Jael, tomado con ambas manos de los dos lados del diván, le decía a su espejo el pesar que lo aquejaba… ―No sé por dónde empezar… Pero sé que debo hacerlo; desde muy pequeño lo supe, lo sentí, lo viví, y lo he sufrido; hoy, que tengo veinticinco años, todavía no tengo el valor de enfrentarme a la realidad de quien soy. Mi vida no brilla; no hay una gama de colores, sólo es blanco y negro. El blanco es quien debo ser, y el negro es mi oscura verdad… ¿Quién soy? No lo sé todavía; me duele no querer saberlo; no lo acepto. Soy un homosexual. Y ni siquiera sé por qué no me acepto. En ese momento, se soltó de ambos lados del diván… 7 Joaquín Córdova Rivas Pl. 7 El Marqués Hasta los más encanijados adolescentes de mi generación, sabemos lo que es la refracción de la luz. Y no porque hubiéramos tenido excelentes profesores de física, que los tuvimos, sino porque no se podía ser adolescente, en años 70 del siglo pasado, sin ser rockero. La refracción de la luz no tiene nada que ver con la física, tiene que ver con la música, con el diseño y la imaginación que provoca, con el ritmo hipnótico, con las letras sin significado y que, por lo mismo, significan todo. Vamos, la luz y su descomposición en los siete colores básicos, está en nuestra vida y nuestra imaginación por una producción musical llamada The dark side of the moon, que está cumpliendo cuarenta años de creada. La luz y la oscuridad, la luz y su ausencia, su descomposición y la cara oscura, para nosotros, de la Luna. La conjugación, hace cuarenta años, de la luz, la oscuridad, la poesía y la luna. Sara González Noriega Pl. 3 Corregidora ¿Todos listos con sus materiales? Hoy jugaremos con la luz; quizás no lo sepas, pero al girar la cartulina de colores, que ayer dibujamos, a los tantos círculos ya no se verán los colores y quedará todo en blanco… Y si pasamos luz por un ángulo de vidrio, y buscamos que se proyecte, entonces, más colores… Los niños valorarán los colores, pero el reto era conservar sólo uno… Cecilia Vilchis Estaba María parada a la ventana, observando el movimiento de las estrellas. María era una niña de cinco años, a quien le gustaba jugar con todo aquello que tenía movimiento. Cada noche, con dedo índice, unía y formaba líneas entre las estrellas y la luna; y, de vez en cuando, ponía otros seres imaginarios, que colgaba por ahí, y que pensaba de vez en cuando. En un día caluroso de verano, llegó su primo Pablo, un chico listo y flaco, que parecía un espagueti, con ideas flotando, y traía siempre un sombrero de paja que le ayudaba a transportar toda su originalidad. Cuando los dos niños observaban las estrellas, Pablo le dijo a María: ―Las estrellas son como las gotas de agua. En el centro de las gotas, existe un líquido especial que refleja la luz; y las estrellas, cuando están tristes, brillan poco, y cuando están contentas brillan mucho y nos saludan desde donde están. Así, María sonrió, sabiendo que todas las noches sus amigas, desde lejos, la miraban. Al día siguiente, María construyó un cachivache con espejos, conchitas de mar y una lámpara; y le explicó a Pablo que ahora había construido un teléfono para poder hablar con sus amigas las estrellas, ya que ella les mandaría luces de colores que salían de aquella caja mágica. Yutsil Aguilar Rangel Pl. 3 Corregidora Debe de ser Supongo que lo mismo pasa con el arcoíris; al menos eso dice mi madre. Pero yo puedo dudarlo un poco, pues a fin de cuentas todos disfrutamos de los colores, así como yo disfruto la belleza de ella al verla pasar, en el recreo, junto a mí. Puede ser que sea sólo una ilusión, y que la perfección que uno percibe, no esté; pero quién puede quitarme la luz que emana de su rostro cuando me sonríe, cuando el sol ilumina su cabello, como también lo hace con el agua, para mostrarnos el cielo con color. Sí, supongo que es lo mismo que arcoíris, el cielo debe sentir así como yo cuando nos muestra eso. 8 Rosa María López López Pl. 17 Constitución de 1917 Montones de cuerpos a su alrededor, desechos de experimentos; están buscando sacar de sus ojos la coloración, el elíxir que pueda hacer posible el nacimiento de una raza donde la tonalidad sea multicolor. La superioridad del hombre no se encuentra en los grises ni en los azules; el hombre nuevo debe poseer el arcoíris en su mirada. Él sabe que su mundo es gris; es judío, un sobreviviente condenado a las sombras. La luz nunca llegará a esas cuencas, que lucen vacías. A lo lejos, un grito le recuerda el arcoíris que alguna vez miró en Polonia; entonces, sus cuencas son la atmósfera donde las gotas golpean, cambian de color y le hacen pensar que alguna vez fue hombre. Claudia Vargas Sin título Pl. 9 Santa Rosa Jáuregui Por razones extrañas e inexplicables, la naturaleza se expresa a través de sus emociones y sus sensaciones; explota con sentimientos contraídos a través de múltiples sabores y colores, con formas… Un arco. El arcoíris, un ser que retrae la luz, como una emoción; y al expresar, golpea, descomponiéndose en múltiples colores: rojo, azul, amarillo, verde…, presentando siete colores elementales, siete formas de percibir y sentir. Muchas historias verdaderas, y mitos; dónde inicia o culmina el arco. Duendes, dinero, deseos, hadas… En estos relatos, se relaciona la palabra que cuenta historias de nuestra cotidianidad, nuestra realidad, con la oportunidad de expresarnos de manera literaria o científica; comprobable o no. Un pretexto, o bien, una oportunidad para expresarnos, en este caso, un arcoíris. Lucero Zavala Pl. 17 Constitución de 1917 Este niño tenía por costumbre perseguir al arcoíris. Tanto lo persiguió, que comprendió que cada color que veía, en esa creación que perseguía, existía en un espejo. Su curiosidad creció al ver que en el espejo de su habitación no sucedía lo mismo. Preguntó a su padre; nada. Preguntó a su madre; nada. Fue con el maestro, al salir de la escuela, y éste le contestó: ―Desde la antigüedad, muchos se han preguntado lo que tú me preguntas ahora. A final de cuentas, el arcoíris sale por efecto de la refracción de la luz. Ésa que tú persigues tanto, está también en ti; la luz está en tu mente, con muestras de facetas y color. Así, el niño comprendió no sólo un fenómeno de la naturaleza, sino el porqué sucedía; y, por ende, el porqué pensaba y razonaba; pero, sobre todo, tomaba postura diferente ante diversas situaciones. Heldiza A. Gutiérrez O. Pl. 7 El Marqués Blanco, color clave y básico en la gama inmensa de los colores. Blanco que me denota pureza; blanco que me recuerda lo complejo que resulta expresar una idea, o un conjunto de ideas. Al ver la hoja de en blanco, me intimida, me asusta, me hace pensar en todo lo que puedo expresar sobre cualquier cosa; pero, ¿qué cosa?, ése es el gran dilema. 9 SAN JUAN DEL RÍO TEXTO DE REFERENCIA Robots que juegan al futbol (fragmento). Marcela Riccillo Este mes México será la sede de Robocup, el Campeonato Mundial de Futbol de Robots que desde 1997 se realiza cada año. Su objetivo es promover la robótica y la investigación en inteligencia artificial. El jugador lleva la pelota, esquiva a los contrincantes y se detiene frente a la portería. Mira atentamente su objetivo y da una patada. El portero se lanza hacia la derecha, pero la pelota logra entrar. El público se levanta y festeja al grito de "¡gol!", enarbolando banderas de victoria. Sin embargo, los jugadores de ambos equipos, inmutables, no se alegran ni se entristecen. El portero se levanta y todos se dirigen a sus posiciones iniciales para esperar el aviso del árbitro y comenzar la siguiente jugada. Consultado en abril de 2013 en: http://www.comoves.unam.mx/numeros/articulo/163/robots-que-juegan-al-futbol Cecilia S. R. Robots Soy uno de ellos, sin embargo, en momentos como éste escapo de la multitud y desde este mismo sitio los observo. Observo sus acciones. La mayoría están programados para, además de comer y defecar, sentarse frente a ese otro robot con gran pantalla que deja ver y sentir la ilusión de tener una vida. Ellos pueden quedarse frente a esa pantalla cientos de horas. Parece reconfortarles; a través de ella viven la vida que no tienen; además, es ella quien los programa y les indica las acciones que tienen que hacer los días siguientes: cómo vestir, sentir, pensar, caminar… Es mi turno, voy yo; quiero estar frente a ella… María del Mar Morales Cabello Pl. 18 Valle Dorado Entre aquel espacio, donde las voces se enfrentan, me siento polvo escaso entre la multitud. Deseo tocar esa inmensa bola de fuego, que al tocar la puntas de mis dedos se convierta en esa realidad florida , en la que aquel marco habrá de traspasar; para, así, al llegar al final, la piel de aquellos otros, que entre sombra y sol volverán a vivir, olvidando aquello que entre tantos aromas, pensamientos, anhelos, fantasías, suspiros y cansancios, ha quedado concluido. Sensaciones que, una vez, me hicieron soñar que el día de hoy me encontraría aquí, perdido en este espacio verde y alfombrado, como aquella cama a la cual imaginé que llegaría, para que así, entre gritos, aplaudieran y, en la entrada triunfal, se agostara este sueño. ¡No te despiertes!, buen soñador; hasta el día en que abras los ojos y eso que sueñas se haga realidad. 10 Francisco Paz Andresito en el futuro El Andrés era el único del grupo a quien le gustaba jugar futbol; siempre llegaba contando los resultados de los partidos. Los vecinos que eran asiduos a juntarse en la esquina del barrio, se miraban unos a otros, ocultando algo de burla ante lo que el Andrés, emocionado, contaba siempre, acompañando lo que decía con movimientos de su cuerpo, tratando de imitar lo que los futbolistas del Guadalajara o el América habían hecho en el partido en turno; al final, el Andrés terminaba de contar más cansado que si hubiera jugado los noventa minutos del partido, para después perderse entre las callejuelas de la colonia. Paloma Olguín La vida es un juego El ruido en el estadio era ensordecedor; el gol había dejado gran fiesta y algarabía. Todos en el campo se quedaron sin habla; faltaban unos minutos para que el encuentro terminara; no podían creer, los jugadores, que un equipo de robots estuviera empatando el juego. Faltaban cinco minutos, que eran decisivos para el juego y para los jugadores, quienes estaban dejando la vida en el campo para demostrar que una máquina no puede superar la inteligencia del ser humano. El juego era muy importante; y el tiempo restante, a los jugadores, se les pasaba rapidísimo, como agua entre las manos, que los robots, a partir del gol del empate, estaban dominando el encuentro. En ese momento, un jugador hace una genialidad, y llega hasta la portería del equipo contrincante; había burlado a todos los robots defensas y se encontraba solo frente al portero. Los minutos corrían y la decisión final estaba en sus manos. El tiro llevaba tal fuerza que venció las manos del portero; y cayó el gol justo cuando el árbitro pitaba el final del partido. Ene se momento, el nerviosismo de los jugadores terminó; y el estadio estalló en gritos. Se veían banderas hondeando en el estadio, y las porras se escucharon por doquier; esto, debido a que quedó demostrado que una máquina no puede más que un ser humano. Luis Arturo Arteaga Martínez Pl. 12 Tequisquiapan ¿Insensible? C-3 fue construido en una fábrica japonesa, hace apenas dos años. Es un robot típico, programado para jugar fútbol. C-3 milita y golea en el equipo local de su ciudad natal: Sapporo. Recientemente, C-3 ha batido los récords de goleo y habilitaciones en jugadas de gol. Todo mundo habla de él, y los souvenirs con su figura escasean en los estantes. En el último juego, C-3 anotó cuatro tantos; precisamente al concretarse la cuarta anotación, todos los jugadores volvieron a sus puestos en la cancha, mientras el público ovacionaba candentemente sobre las tribunas. Justo en ese instante, C-3 sufrió un ataque de sensibilidad. “Recordemos que los robots no sienten”, dijo la prensa local, “pero lo ocurrido con C-3 aparece como un caso inédito”. El Informador – Sapporo, marzo de 2023. C-3, famoso robot futbolista, salta del campo hacia tribunas y golpea a los aficionados de la barra antagónica. 11 Anaid Ivet Favián Huerta De futbol y de mente La mente es poderosa cuando es positiva; así lo pensó aquel arquero delos potros indomables, cuando una tarde lluviosa de septiembre se programó el partido de fútbol más importante. Tanto tiempo había esperado la llegada de aquel día, para hacer de su participación el más glorioso momento; y así obtener la victoria más anhelada del momento. A los quince minutos del segundo tiempo, comenzaron los jugadores a dar lucha en el campo. La lluvia parecía ser la señal poderosa para aquellos equipos que llegaran a la final. Diez minutos más tarde, el jugador estrella de los pichones sagrados había entrado a la zona de juego; y, ´minutos más tarde, se dirigía a toda velocidad hacia la portería contraria. Con toda la fuerza del jugador estrella, el balón salió a toda velocidad hacia la portería; pero el arquero, de mente poderosa, contuvo el ataque con sólo pensar: “Que el balón se marche de mi portería”. Y en aquel instante, todos, sorprendidos, observaron cómo el balón salía hacia un costado de la portería. Esteban Calderón Qué caso tiene festejar una victoria, cuando se ha perdido la guerra. Este pensamiento invadió a todos los jugadores, como invadía a cada uno de los alumnos de todas las escuelas y a los trabajadores de todas las fábricas. Los futbolistas anotaban gol (no todos, sólo los delanteros), los estudiantes obtenían buenas notas, los trabajadores alcanzaban sus objetivos… Y nadie festejaba. Se había caído en una especie de pesimismo colectivo; la gente ganaba algo, lo que fuera: dinero, reconocimiento, ascensos; pero nadie festejaba, ni siquiera con una leve sonrisa. Tardé días en acostumbrarme a ese silencio, a esas sonrisas aplastadas, a trabajar sin esperar triunfos. Terminé por acostumbrarme y ahora vivo feliz, por decirlo de algún modo, en este pueblo. Edith Donisidro Martínez Pl. 12 Tequisquiapan Laura García Ruiz Robot futbolista Entonces, en ese momento, observa que un pequeño detalle fue la causa de haber perdido el partido de su vida; el que lo llevaría al éxito de una batalla vivida en un torneo del mundo que lo convertiría en el héroe del equipo. Él cayó y vio a lo lejos que el balón tiritaba en las orillas de la cancha; sin embargo, el viento arrojó y devolvió el objeto a quien se había esforzado por colocarlo en el lugar donde debería estar, y así darle la victoria definitiva al gran jugador quien, con esmero, ahínco y gusto, luchaba por sentirse héroe del equipo, héroe del mundo. Así, todos los aficionados, desde las gradas, ovacionaban ese triunfo, el de todos. Yo, que era un jugador del equipo derrotado, me fui muy triste; parecía que mi vida profesional se terminaba en ese momento. Pensé: ¿Dónde quedó ese esfuerzo? ¿Todos esos esfuerzos se habían esfumado? En fin, mi mundo se quedaba en un pedazo de cancha. Al día siguiente, mi ánimo continuaba por el suelo, ¡no me lo esperaba!; pero, pensé, ¿no puedo estar todos los días así? Al llegar la noche tuve un sueño en el cual parecía que aquel jugador derrotado se convertía en una estrella del fútbol; así que, al despertar, tomé la decisión de continuar con un sueño que tal vez podía cambiar el rumbo de mi vida. Todos los días mi esfuerzo incrementaba más y más, y pude darme cuenta que, cuando luchas por algo, lo logras. 12 Mariela González Solano Lo que es y no será Para este año, las cosas han cambiado tanto; el mundo está lleno de sinsabores, no hay alegría ni tristeza, mucho menos pasión, en la cancha. En el año 2013 se oían fuertes noticias sobre la euforia futbolística; hechos donde los ánimos se calentaban a tal grado entre los espectadores de un partido, que había muretes, sangre y un sinfín de agresiones que las autoridades no podían defender. Los jugadores tenían tan puestas las camisetas, que no podían encontrarse en algún lugar, fuera de la canche, y no agredirse. Se comenzó por prohibir usar camisetas de equipos, a los ciudadanos; se restringieron las entradas de porras, o lo que entonces se conocía como resistencias para poder, según, disfrutar el partido. Hoy, en el año 2076, todos es diferente; los partidos son televisados o vistos en la red, ya no existe gente en los estadios, se siente frío el campo antes de un encuentro, pero más cuando éste se desarrolla. Los humanos, dicen los expertos, están llenos de hormonas y sentimientos, por eso no piensan. Por ello, los jugadores ya no son más humanos, son robots que lo toman todo como algo impersonal. Están programados para realizar jugadas en defensa y en ataque, con el propósito de anotar. No celebran, no esperan la respuesta de un público inexistente. Me gusta pensar que el tiempo retrocede, y somos más conscientes de lo que tenemos, de lo que podemos perder; pero más me gusta recordar una buena jugada, disfrutada en el banquillo del estadio, gritando eufóricamente palabras altisonantes al equipo rival, y alabando al propio, al son de una buena tonada que me invita a corear: oe, oa… Anónimo Así eres tú, como esos robots: inmutable, frío… inhumano, y llegas y te vas y no hago presencia en ti. Y de repente nos volvemos a encontrar, pero ahora soy igual a ti. Griselda Galindo Ramírez Aurora Ruiz Pl. 10 San Juan del Río Robot especialista en ¿? En una noche de insomnio, no podía conciliar mi sueño, aunque lo intentara de un mil maneras; sin embargo, después de una batalla campal entre la realidad y mi necesidad vencida por la oscura noche, caí rendida ante un profundo sueño, que jamás podré olvidar. Y cómo hacerlo, si fue una batalla de tecnología. ¿Robots en mis sueños?, qué cosa inimaginable, jamás lo hubiera creído; pero me sucedió a mí. En un mundo-estadio, se enfrentaba el oporto de robots del sur contra los robots americanistas del norte. Los aparatos-jugadores se deslizaban para ir contra el balón, y resbalaban en el césped; aunque, más que césped, era una pista de fierro, durante el primer tiempo, iban 1-1; sin embargo, la estrella más importante delos del sur era Murillo, quien, antes de irse a penales, anotó de cabeza el desempate. Un final feliz, y a la vez triste para el equipo del sur, porque ganaron, pero lo malo fue que, del golpe que dio Murillo, la estrella, su chip se le cayó y en la cancha quedó. La vida es un juego. Se pasa o se vive. Un segundo, un suspiro. Batallas fuertes en el campo: problemas, tristezas, enfermedades. La vida es sólo un instante. La muerte es el comienzo de un nuevo juego. 13 Stella Maris La extraña historia del capitán Papas Fritas y su equipo de pistones Papas Fritas soñó que soñaba pesadillas discordantes sobre asuntos de gramática. Después de la última corretiza pasajera del punto y seguido, había despertado en medio del campo de la Escuela Técnica 12; tremendo balonazo le profirieron, cuando Mr. Chesko le pasó el balón y, como en cada partido, Papas Fritas ´había fallado en su atrapada. ―¡Ya sáquenlo! ¡Que se largue! ―Gritaba el público que apoyaba al equipo de los pistones. Estaban hartos de que Papas Fritas siempre cometiera el mismo error; lo que no sabían era que caía en extrañas ensoñaciones, de las cuales no era el culpable. ¿Cómo hacer? ¿Cómo dominar esas salidas del cuerpo, cada vez más frecuentes? ¿Cómo?, si un montón de tornillos y engranes no puede comprender las sensaciones… Miriam Erika Reyes Muñoz Su hermosa cara la vi por el televisor. Nunca tan encantada, había yo visto un partido de futbol. Creo que se llamaba R1 ó R4. En realidad no importa su nombre. La gloria la vi reflejada en su cara cuando se escuchó “¡Goooool!”. Pl. 15 Chichimequillas Hoy sé que su nombre no importa. Lo que importa es el sol reflejado en su rostro y la luna en su mirada de forma triangular. La T.V. está apagada en este momento; y me pregunto si la temporada de futbol para androides empieza hoy o termina mañana. Espero volver a encontrar el canal, porque con más de medio millón de ofertas tevisivas, nunca vuelvo a toparme con un canal tan interesante. Lorena Huerta Lara Instrucciones para crear Dejando a un lado los fines que se persigan, atengámonos a las consecuencias que conlleva Pl. 15 el acto sublime de la creación de emociones. De lo contrario, ese robot que todos llevamos Chichimequillas dentro, saldrá a flote y automatizará nuestras emociones, hasta fulminarlas y contagiar a todos aquellos que están a nuestro lado, como si de gripe aviar se tratara. La creatividad implica despojarse de todo cálculo, sea matemático, físico, químico, mental. La creatividad es amar aquello que haces y hasta lo que no haces. Ser creador y creativo de emociones es… Gisela Breña Bahena Comenzaba a pensar en ti; mi corazón y mi cuerpo requerían de tu solo nombre. Amanecía, y las habitaciones estaban vacías. El aroma penetraba los alrededores, pero sólo resonaban, en mi mente, tu significado, tu concepto, tu empoderamiento. Te llamé varias Pl. 15 veces; no sé si alguna vez te hiciste presente, pero sé que todos me dicen que te tengo, que Chichimequillas soy buena para ti y en lo que hago. Hace mucho que no disfrutaba, no tenía presencia, no tenía ni la menor idea de que estabas en mí. Te alcancé a percibir cuando gritaron, cuando me señalaron; cuando, por el escenario, te vi llegar y volviste. Sí, ya hasta sudo por ti… sé que alcancé algo inalcanzable para quien no posee fe en sí mismo; ya sabes, alcancé la “Victoria”. Mariana Castro Lara Alegre por la anotación, el público aplaudió. Sin percatarse de lo que sucedía en las tribunas, el equipo corrió hacia él, y lo levantaron. Era su única victoria en todos estos años. Bueno, en realidad, recordaba con un poco de nostalgia aquel partido de su infancia; aquel partido que lo llevó a conocer al gran amor de su vida. Despertado por el bullicio del público, observó que seguía en los hombros de quienes lo levantaban. Después de aquella victoria, logró muchas más. 14 CADEREYTA TEXTO DE REFERENCIA Por los que se abandonaron en el último verano José Luis Sierra La rabia, el coraje, la muina, pues, valga la redundancia, para saber cómo has construido su memoria y mi recuerdo. Me envilece, me aturde sentir el tiempo invertido. Me siento cruel, pero es verdad ¿a quién me dirijo? En el amor no hay miedo, se aventura el corazón. Para el amor no se requiere permiso. Ése ha sido mi desastre. No es silencio. No es espera. Fragmento tomado de Una ciudad para José María y otros poemas. Ed. Caligramma. Querétaro; México. 2013 Laura Alva Memorias de un amor La memoria me traiciona y pienso que todavía formas parte de ese pequeño hogar clavado dentro de las montañas de la sierra. Sigo esperando que algún día vuelvas con un corazón más limpio, con un corazón arrepentido. Los juegos y las peleas de nuestros hijos, me despiertan, me obligan a pensar en ti; te veo en su rostro, en su moverse por la vida, en sus tristezas, en sus problemas. Pero tú no nos ves, sólo ves tus deseos, tu dinero; tu crueldad, tu frialdad que te despojan ante la destrucción de las ilusiones, de las generaciones que vienen y que quedarán marcadas por la falta de ti, de una parte de nuestro origen. 15 J. Antonio Escobedo B. Emsad 6 El Coyote —¿Dónde has estado? *Aquí, allá; cantando bajo la tempestad. Había tratado de olvidarla desde la despedida en aquella vieja estación. Peso sucede que la memoria algunas veces se torna necia con el paso de los veranos, pero sobre todo de los otoños. Era 19… Un año perdido de este siglo, nada les sujetaba a sus ciudades ni a lo que quedaba de sus familias. Ella buscaba olvidar; y él, el olvido, su propia ausencia. —Creí que no te volvería a ver, fue extraño la última vez. *De eso estamos hechos… —¿De lo extraño? *No, de la última vez. No me pidas una explicación, ni el tiempo ni yo estamos para eso. El último recuerdo que tenía de él, estaba construido por su sombra y un revolver cromado… Anónimo Había una vez, en un mundo donde no existía el amor, pues la gente pensaba que dar amor era perder tiempo; y como el tiempo era oro, para las personas que vivían ahí, pues su vida dependía del tiempo. Era un país donde los habitantes, entre más crearan, más ganancias harían; y pues el problema era ése, no su trabajo, sino su mentalidad. Un día, el “amor” se preocupó tanto, porque nadie lo conocía en ese lugar; y se dijo, “Mi objetivo es que me conozcan y me amen”. Él decidió ir, a ese lugar, disfrazado de cliente; y se sorprendió. No podía creer que existiera un lugar sin conocer el “amor”, pues la gente sólo actuaba por instinto y hacían las cosas por instinto. Pero el amor echó semillas de amor en la producción de ellos; y, al comerlas en sus casas, nació un sentimiento y una forma diferente al ver la vida, para aquellas personas. Enseguida, la actitud de unos y otros fue diferente, amable, amigable, sincera; y las actitudes, junto con las palabras, se daban cuenta que el amor está en todas partes, pues también su trabajo lo hacían mejor cada día. El amor, orgulloso con su objetivo, dijo: “Amar no es tiempo; es dar, es entrega”. Anónimo El amor es aquél que llega sin haberlo buscado, y sabes que ahí está siempre, aunque no lo sepas valorar ni darle su lugar; ahí, como estatua, permanece a expensas del frío que cubre mi cuerpo, y que mis brazos no quieren alcanzar. Sin embargo, sabré de por vida que no estoy sola. Blanca Estela Ramírez Al amor, lo puedes sentir de acuerdo con lo que has vivido y cómo lo has vivido. Con odio, al saber que no es correspondido; te traicionan y te humillan. Pero debes seguir viviendo con ese dolor, y seguir adelante; porque, en la vida, así te enseñan a valorar el amor. Emsad 7 Higuerillas Maribel Cruz Reséndiz IDEAS RESCATADAS: Por los que se abandonaron / Me aturde sentir el tiempo / En el amor no hay miedo Emsad 23 Sombrerete Desde hace mucho tiempo he estado solo, abandonado, perdido, desconsolado, triste; no sé qué hacer, tanto tiempo perdido. Creo que es tiempo de retomar mi vida, me siento solo, no quiero morir solo. De hoy en adelante, voy a mirar al frente, todavía puedo construir un futuro; aunque será difícil, sé que lo haré, seré feliz y reiré, caminaré, caminaré para recuperar el tiempo perdido. 16 María Elena Suhey García Juárez ¡Nació mujer!, dijo mi padre, como si haberlo sido fuese pecado. Mujer nací, con miles de virtudes y defectos, pero al fin y al cabo yo, una mujer que va por la vida tomando no el “mejor camino” sino el que mejor me place. Causar el disgusto de mi padre y el orgullo de mi madre, fue fácil; sólo hay que tener éxito en cualquier campo. ¿Alguien se identifica conmigo? No me extrañaría, hay tantos ignorantes por la vida. Ésa es mi misión, mirar por la ventana del conocimiento y compartir lo que veo con los ciegos, lo siento si mis palabras retan u ofenden, simplemente ¡nací mujer! Imelda García González IDEAS RESCATADAS: Por los que abandonaron / La rabia / Para el amor no se requiere permiso Hace tanto tiempo que no sé por qué la vida va pasando tan aprisa; ahora tengo nuevas responsabilidades e inquietudes. Recuerdo mi infancia, sólo eran risas, juegos, comer, soñar, estar con mis hermanos, papá o mamá; era buena la convivencia. Sin embargo, he crecido y “madurado”, al menos eso es lo que pienso; de lo único que me doy cuenta es del estrés… Ja, ja; “el estrés”, eso que ahora nos inventamos, involucrando esa palabra muchos acontecimientos que nos enferman. Lo cierto es que, con mi vida actual, han surgido odios, rencores, desconciertos ironías, y demás sentimientos negativos. Lo ideal sería concentrarme en el amor, no sólo en mi esposo y mi familia, sino también en mis alumnos, compañeros, en mí misma; que todos esos sentimientos negativos se conviertan en positivos, ver que la vida nos ofrece un sinfín de oportunidades, convertir la rabia, el dolor en amor a todo lo que tengo a mi alrededor, pues recordemos: “el amor no pide permiso”, él puede estar en todos lados. Alejandra Ortiz Emsad 19 San Miguel Palmas Una tarde de reflexión llega a mi vida; no es posible dejarse llevar por los impulsos, los seres humanos debemos pensar sobre cada una de las acciones que vamos a realizar, porque el grado de dificultad de la vida lo establecemos cada uno de los individuos que pertenecemos a esta maravillosa aventura, enriquecida por el amor. Es por ello que el coraje, los arrebatos y sentimientos poco positivos deben de tomarse como experiencias pasajeras, que deben transformarse en algo positivo. Gracias por este instante, que mi vida enriqueció; de ahora en adelante disfrutaré, disfrutaré de los momentos hermoso, y en cada experiencia desagradable veré una posibilidad de crecer. Anónimo En un apartado espacio sin esperanza, se encontraba sentado aquel pequeño ser que no ha tenido la ilusión, la motivación ni las ganas de vida para continuar con su rutina diaria; ese espacio que le brinda el amigo, el compañero y, a veces, el maestro. Está en la escuela, centro de saberes sin saberes para ese ser desolado. De pronto, alguien ha tenido la atención de observarlo, de saber qué le ocurre a un ser en pleno desarrollo de vida e ilusiones, aun cuando en él se refleja lo contrario. El simple saludo verdadero del maestro, ha brillado en los ojos de aquella persona, quien, a lo lejos, vislumbra un camino lleno de éxitos. 17 Martha Silvestre Montes Emsad 25 El Rincón En un pequeño pueblo a la orilla del mar, donde el viento pega suavemente cada tarde de verano, se encontraba Luis. Era un hombre maduro, de aspecto serio y sereno; sin embargo, en su mirada se notaba cierta tristeza, y una melancolía que llegaba, en algunas ocasiones, a confundirse con dolor y sufrimiento. Nadie conocía la verdadera historia de Luis, todos en el pueblo lo veían como alguien solitario, a quien le disgustaba la convivencia con los demás. Ignoraban que, en su juventud, era totalmente diferente a como lo veían ahora… Cuando joven, fue alegre, jovial, sociable, entusiasta y con una chispa en su mirada; pero conoció el amor, ese amor que agota todo, ese amor que despoja todo. Él entregó el corazón totalmente, a tal grado que terminó con su jovialidad y su entusiasmo; sin embargo, ese amor que gozó todas las veces, acabó por hacerlo sufrir y vivir en soledad y serenidad. Anónimo El silencio fue una larga espera; sin embargo, él terminó, al salir de sus labios esa frase que cerraba, el final de esta historia. Esos labios que tanto besé, que tanto miré, que tanto toqué, que tanto recorrieron mi cuerpo, las curvas de mi cuerpo. Cómo era posible que en tan pocas palabras pudiera caber el candado que cerraba esta linda historia; que en tan pocas palabras, y en esta bella primavera, cupiera este puñal que a traición mataba, mataba este amor, esta esperanza: “Perdóname, ya no te amo; yo no te merezco: soy bisexual…” Ancelmo Villegas Briseño No puedo evitar lo que siento: coraje, decepción tal vez, no lo sé; lo único que te puedo decir es que no te extraño. Se me hace que el poema fue realizado por alguien que siente despecho hacia algún ser, que en un pasado fue parte importante en su vida. Me quedo con lo que escuché al inicio del poema: odiar… envilecer… Emsad 32 Santa María de Álamos Yanicel Lepe González Emsad 24 Casa Blanca El corazón no obedece reglas sociales. No le interesa el qué dirán. Si es correcto o no, si funcionará o no. No piensa en el futuro. Se enfoca en el presente, el momento, el instante. El corazón siente, a veces no piensa. Solamente ama y se deja llevar… Lucas Saúl Hernández Castillo Y de pronto desperté del sueño, mis amigos y familiares me dijeron que mucho tiempo había dormido, pero yo les dije que no; insistieron ellos: ―Todos los días de tu estancia, postrado en esa cama, sin que un vello de tu cuerpo apenas se moviera de ti, te vimos. Pl. 5 Cadereyta Me incorporé con dificultad de mi cama, llamé a mi madre; llegó ella y le dije: ―He despertado, madre. Pero no sé si será por mucho tiempo, así que llama a los niños, a los vecinos, a los amigos, que algo tengo que contarles. Minutos después, se llenó la habitación, tanto que debimos cambiarnos a la sala; todos guardaron silencio: ―Soñé que despertaba de un sueño, en ese sueño había una tierra muy verde y fértil, y yo sembraba esa tierra; en la medida en que cuidados y atención ponía, esa tierra era mejor, más verde y fértil, y sus frutos eran maravillosos. En esta tierra yo era mejor persona, pero oscurecía también y no quería dormir, porque al dormir tendría que despertar. Yo no quería despertar del sueño donde era mejor persona. Yo he llamado a todos ustedes para que, día a día, me recuerden mi sueño; amigos, vecinos, familia, por favor siempre recuérdenme mi sueño, donde yo soy una mejor persona… 18 Gabriela de Lucio Sánchez Tú y yo estuvimos en el ayer, ¿qué vivimos?, ¿lo recuerdas? Ahora es el presente, y seguimos tú y yo, pero ¿cómo es el presente?, ¿lo sabes? PL. 11 Ezequiel Montes En el pasado callaste, ¿por qué?, no lo sé. Ahora sigues callado; es ésta la historia: el silencio; aunque el silencio también es la historia de la historia que no fue. Somos los personajes que vivimos, ahora somos los personajes de los que vivieron. José Miguel Navarro Melchor Pl. 14 San Joaquín Me han contado el siguiente chiste que, según el amigo que me lo ha referido, ha sido inventado por él: Había en la prepa una chava bien gorda y fea, quien a nadie le gustaba. Había un chavo, el más apuesto de la escuela, quien comenzó a fijarse en la chica gorda. Por compasión, decidió este chavo acercarse a ella y decirle: ―¿Quieres ser mi novia? Y ella contestó: ―No eres mi estilo. (Ja, ja, ja). Éste es el chiste, para mi amigo, graciosísimo; para mí, regular, si no es que malo. Pero me puse a imaginar un monólogo de aquel personaje de la chica gorda a quien nadie quiere y de quien todos se burlan; y que me lo empecé a crear, no como una chava compleja, sino como el chiste lo refería, con una furia, pero no de rencor, sino de convicción, de claridad en su cabeza. Imagínensela, ahí, si quieren con la torta del estereotipo y todo, pero con la facilidad de decir y pensar que qué poca estética tenía un chavo que los demás consideraban apuesto, que si ella hubiera querido, desde cuándo no se lo habría tirado, a él y a todos los demás mocosos. La verdad era que ella tenía un novio, que no era de internet ni de manita sudada, con el cual hacía explotar la belleza en todos los sentidos; pero a éste tampoco lo vanagloriaba, no lo era todo para ella, porque ella tenía furia, por el solo hecho de estar viviendo, con toda esa grasa en ella, grasa vital, con su corazón enorme era, pues, una versión heroica de lo grotesco… Ángel Quintanar Sánchez El fragmento del poema nos habla sobre el valor que tiene detenernos a reflexionar sobre las cosas que hacemos cotidianamente, y nos invita a ser cada día mejores en lo que realizamos, porque cada día es una oportunidad de poder mejorar en nuestro trabajo. Pl. 6 Tolimán Marco A. Mendoza R. Emsad 15 El Palmar Siempre que llegaba lo hacía con mucha alegría; había tantas y tantas cosas que solía desempeñar. Pero un día descubrí lo entrañable de esa criatura, nadie se daba cuenta, nadie se percataba. Encontrarte en un mundo que no es el tuyo, es difícil; encontrarte en un mundo que no puedes hacer tuyo, es complicado. Pero saber la realidad, nos puede hacer mucho más eficientes. Porque darte cuenta de lo que existe en un contexto que depende de ti, es inusual; conocer a alguien diferente no te hace mejor ni peor ser humano, sino, más bien, es la escuela de la vida. Conocer el paraíso es algo indiscutible; ni el ser más perfecto sintetiza la belleza de las palabras. 19 JALPAN TEXTO DE REFERENCIA La Hyalophagia: personas que comen vidrio La Hyalophagia es en sí un trastorno patológico, relacionado con la alimentación, que implica el consumo de vidrio, siendo también considerada como una forma de pica. Etimológicamente, la palabra proviene de los términos griegos “hyalos” (que significa vidrio) y “phagein” (que significa comer), y si miramos atrás en el tiempo, existen numerosas referencias hacia personas que a lo largo de la historia tuvieron este padecimiento, aunque se los presentaba como fenómenos, participando en ceremonias especiales y hasta espectáculos de circo. […] la llamada pica [es] un trastorno mental que se manifiesta en extrañas conductas alimenticias y de la ingestión. La persona siente una profunda necesidad, un irremediable deseo de alimentarse, morder o lamer diversas sustancias que carecen de cantidades significativas de nutrientes y que, además de su inutilidad, resultan considerablemente peligrosas. Las personas con pica comen todo tipo de cosas que no son alimentos, como clavos, tierra, madera, papel, piedras y vidrio, entre otras cosas. Los expertos suponen que esta clase de trastorno puede surgir a partir de diversas razones, por ejemplo, a nivel físico puede deberse a una falta de hierro o minerales en el organismo, mientras que a nivel psicológico puede ser una peculiar respuesta a un extenso período de sobrecarga de estrés y depresión. Entre otras cosas, también puede contar el factor social ya que, en algunas culturas, masticar, comer o cortarse ciertas partes del cuerpo (especialmente la boca y la lengua) con trozos de vidrio, es parte de algunos rituales. La cuestión es que la Hyalophagia resulta sumamente peligrosa para la salud, por razones más que obvias. Cuando se comen trozos de vidrio existen altísimas posibilidades de lastimar gravemente cualquier parte de la boca, la garganta, el estómago y los intestinos. Fragmento consultado el 18 de febrero de 2013 en: http://www.ojocientifico.com/4180/obsesiones-extranas-comer-vidrio César Lugo Hace algún tiempo, en mi pueblito, existía un joven que, cuando tomaba demasiado, hacía las cosas fuera de lo común. Este joven se fue para Estados Unidos y duró mucho tiempo por allá. Hace como diez años, regresó; y, un día, coincidimos después de un juego de futbol. Ya saben que, si perdemos, tomamos de tristeza, o para platicar qué hicimos mal; y si ganamos, con más ganas. Esta persona estaba en ese momento; y, con unas copas de más, hixo una apuesta con otro chavo. El primero, dijo que era capaz de tumbar, de una patada, el pico de la botella; y el otro dijo que de masticar y romper la botella con la boca. El primero lo intentó, y no lo logró. El segundo se comió todo el pico de la botella; y hoy le llaman el mascavidrios. 20 Javier Márquez En el seno de una familia muy pobre, nacieron dos niños que, a muy temprana edad, empezaron a realizar experimentos muy extraños. Primero, iniciaron con tocar vidrios con las manos; al observar que no les ocasionaba daño, siguieron con probarlos; y, posteriormente, se los tragaban. Después de realizar todo lo anterior, decidieron hacerse socios de un dueño de circo; trabajaron con gran entusiasmo, salieron de la pobreza y usaron su fama y sufortuna en beneficio de los más necesitados. Jorge Contreras Solórzano Emsad 31 Valle Verde Para cegar la pena ¿Por qué lo hago? No lo sé; no, déjame corregirme: sí lo sé, pero hasta este momento, cuando me lo preguntas, no lo había aceptado. Era un día como cualquier otro, jugaba en el baldío de la calle, lugar donde los muchachillos acostumbraban tirar y reventar botellas; puedes imaginar la carpeta de trozos de vidrio que cubría la esquina, donde topaba la pared de la bodega de don Neto. De pronto, Ulises, aquél que siempre buscaba pleito, se dirigió hacia mí, con la voz y las maneras que le caracterizaban cuando algo le había pasado y buscaba quién le pagara esa deuda. ―¡Eh! Tú ―dijo―. ¿Cómo me llamaste? Yo lo ignoré; él, molesto, me empujó, como siempre hacía; sin embargo, ese día decidí que no más. Me moví para evitar el segundo embate de este animal; como yo lo esperaba, le puse el pie y tropezó. Sorprendido, no supo qué hacer; trastabilló y cayó de frente, donde un montón de botellas con los filos levantados, yacían. Basta decir que jamás volvió a verme con la misma intención. Ahora, para apagar la culpa, cada que veo un trozo de vidrio verde… Bueno, entiendes, ¿no?... Me lo como. Elizabeth Trejo Pérez Emsad 12 Camargo El fondo de tu adicción Entonces salió del salón, corrió al baño; desde la ventana, la veía caminando de un lado a otro, hablando sola, moviendo las manos como si regañara o reclamara algo. Terminé la sesión; el debate había estado muy difícil, sobre todo en el momento de las opiniones sobre el “cutting”. Como lo escribieron los alumnos, no importaba, ni siquiera el significado de la palabra era relevante; la acción implicada era lo más significativo. Me encaminé al baño a donde ella llegó después de ser descubierta como una adicta o aficionada a “cortarse”, decían los jóvenes. Me acerqué, le pregunté cómo se sentía, por qué salió corriendo, y si podía ayudarla. Me dijo: “Nadie puede; ni usted”. Pregunté: “¿Por qué?”. No contestó. Entonces le di una hija de cuaderno y le pedí que escribiera en ella lo que sentía; me observó sorprendida, tomó la hoja y me vio alejarme. Gritó que si podía escribir cualquier cosa; yo contesté asintiendo con la cabeza. Más tarde, cuando le pedí la hoja, ella tenía los ojos rojos, un poco hinchados; me entregó la hoja doblada y me dijo que no le contara a nadie, a lo cual le contesté: “No te preocupes”. Leí el escrito en casa, sentada frente a mi comida del día, y fui descubriendo el gusto de mi alumna por “cortarse”. Conocí a su hermano, famoso por la hyalophagia que practicaba en un circo; y a su madre, quien le decía, todos los días, que “por qué no eres como tu hermano, él por lo menos me manda dinero, ¡pero tú…!” 21 Anita González Ríos Ana Isabel Tinajero Ortega Emsad 27 Agua Fría El arte Me mudo de casa, cambio de escuela, cambio de lugar geográfico; nada tiene importancia ya. Lo que había pensado, se volverá realidad; tengo que hacer algo para cambiar mi estado anímico. La maestra de Ética y Valores habla sobre lo malo que es cortar tu piel; pero necesito hacerlo. La televisión provoca que lo haga, me orilla a hacerlo; en su contenido, sólo veo sexo y violencia. Nada me llena. Qué decir de mis padres; andan en su mundo, no entran en el mío. Purgar mis penas es la solución a este martirio. Las calles están llenas de maldad; ya no hay personas que respeten tu individualidad. ¡Hay qué hacer algo! Toca fondo y sumérgete en las profundidades de tu dolor, ahí no habrá nadie que dañe tu ser; porque lo más importante es tu espíritu, no tu cuerpo. Caigo en la tentación que trae consigo este arte, porque es un arte, aunque pocos lo hacen: la hyalophagia. El baúl secreto Carlos era un joven más que brillante, era un ejemplo a seguir paras sus hermanos, compañeros de escuela y, en sí, para cualquier persona, pues era un muchacho sano en toda la extensión de la palabra; por esta razón, era el orgullo y la razón de ser de su madre, quien lo adoraba a morir. Sin embargo, un día, de forma inesperada, cayó enfermo, y no había poder humano que lo levantara, pues mostraba signos evidentes de una grave enfermedad; los doctores que lo evaluaron, encontraron severos daños en su estómago y su garganta, los cuales no se explicaban, pues, hasta el momento, había sido siempre muy saludable. Cierto día, Carlos, en sus delirios, debido a la fiebre que padecía, comenzó a repetir, reiteradamente, que tenía hambre, que necesitaba sus alimentos, los que tenía guardados en su baúl de la suerte. Fue así como su madre, sin pensarlo, se dirigió a donde Carlos le indicó, y cuál fue su sorpresa al encontrar en baúl repleto de vidrios que, evidentemente, eran el “alimento” que su hijo refería. La madre, desesperada y muy asustada, llamó rápidamente al médico y le comentó lo sucedido. Fue así como le diagnosticaron “hyalophagia”; y, junto con su madre, pusieron en marcha todo lo posible para su recuperación. Pasados lo meses, Carlos se recuperó, tras haber recibido terapia psicológica y, a partir de ese momento, su madre supervisa estrictamente los alimentos de su amado hijo. Víctor Marques Niño huérfano Era una vez un robot-humano, quien fue regalado a sus padres; se llamaba Hyamothapia. A este niño le gustaba comer de todo lo que encontraba a su paso; podía comer piedras, tierra, fierros, agua… Los expertos dijeron que lo hacía porque le faltaba otro tipo de energía, como la luz solar, para que ya no le diera mucha hambre. Porque, además, se dieron cuenta de que tenía un exceso de trabajo, por lo cual ya no podía convivir con sus amigos. Tampoco tenía la hora para parar y comer, como los demás. Así que se encontró con un amigo, quien le dijo que si programaba su vida en tiempos, tal vez podría bajar su estrés, comer balanceado, convivir con familia y amigos. El robothumano le hizo caso, y vivió feliz para siempre, con una dieta ligera a base de vidrio y papel pautado. 22 Salomón Vásquez Ortiz Emsad 8 Santa Águeda Muerto por hyalophagia Érase una vez un muchacho que vivía cerca de un río; este joven acostumbraba ir todas las tardes a bañarse. Un día encontró una botella de vidrio, tan bonita, que le agradó tanto, por lo cual la llevó consigo a su casa. Allí, sin que nadie lo viera, la guardó celosamente en un cajón. Todos los días la llevaba consigo al río; allí la veía por un lado, la volteaba, y la volvía a guardar. Se enamoró tanto de esa botella, encontrándola tan bella, que empezó a comerla, pedacito por pedacito; para esto, tenía que molerla con una piedra. Al principio, le pareció un poco desagradable, sin embargo, al paso del tiempo se dio cuenta que sabía más deliciosa cada vez. Todas las tardes le comía un buen pedazo, hasta que, por fin, terminó con la botella. Sus padres ya había empezado a ver algo raro en el joven, ya que no tenía apetito; le preguntaron qué le pasaba, él no les quería decir, pues tenía miedo que lo regañaran. Cuando el joven no pudo soportar más el dolor en el estómago, decidió decir la verdad; sin embargo, fue demasiado tarde, porque cuando lo llevaron al médico, no pudo resistir más y falleció. Días después, sus padres encontraron en el río la piedra con que él molía el vidrio, para luego comerlo; y se comprobaron que lo que su hijo les había contado era verdad. Itzamná Ruíz Una enfermedad terrible Mi amiga más querida solía decir que se le antojaba algo, pero jamás decía como qué. Nos veíamos con frecuencia; no me fallaba ir por ella hasta su casa cada tercer día, para dar una vuelta, tomarnos un cafecito o hacer cualquier actividad. Con el paso del tiempo, dejó de salir, al menos conmigo; cuando yo llegaba a su casa, veía a su mamá con pocos ánimos y muy preocupada, pues resulta que Michelle, mi amiga, se salía sin decir nada y, cuando regresaba a su casa, llegaba sólo a dormir. La señora Berta, su mamá, me comentaba que le ofrecía de comer y ella decía que ya había comido. ―Pero, ¿qué comida te hace adelgazar? ―decía la señora Berta. La mamá ya no sabía qué hacer. Me pidió ayuda. Y lo único que me saqué fue una terrible discusión con Michelle. Creí que ella estaba metida en cosas no muy sanas: marihuana, cocaína o anorexia. Recordé que tenía un compañero de la prepa quien, con el paso del tiempo, fue doctor, así que acudí a él para pedirle ayuda. Arturo, mi compañero doctor, fue conmigo a casa de Michelle y, con sólo verla, nos dijo, con su mirada, a la señora Berta y a mí, que estaba gravemente enferma. Me espanté demasiado: voltee a ver a Michelle y tenía el semblante de un cadáver; sonriéndome, con gotas de sangre en la boca y en los ojos, me decía: Te quiero. Desperté con un agotamiento en mi respiración y mi pecho todo, por haber acudido a una plática sobre una enfermedad conocida como hyalophagia: trastorno patológico referente a personas que comen vidrio. 23 La serranita Recuerdo cuando le dijeron a mi padre: Tu cambio está listo, a partir del día 16 te presentas a trabajar en la capital del estado; esas palabras no se borraban de mi mente. Faltaban diez días para ello, y esto significaba dejar mi escuela, mis amigos y la que consideraba mi casa. Pero, a la vez, sentía una inquietud; era un gusanito, como dicen algunos, y ahora lo sé, era la incertidumbre de llegar a un lugar nuevo, sin amigos, a una casa que no conozco y a una escuela donde no sabía cómo me tratarían, qué maestro tendría, qué compañeros serían; pero también, para mí, significaba una vida nueva. Pasaron esos diez días, y me encontré en una ciudad nueva, una escuela nueva, y solo. Recuerdo que entré al salón; la maestra dijo: “Pasa; éste es su nuevo compañero”. Sentí las miradas de todos los niños; y yo sólo vi a un chico, al final de la fila, en el mesabanco, solo, son la mirada fija en algún objeto. Después del escudriño de mis nuevos compañeros, la maestra dijo: “Siéntate en un mesabanco”; y yo escogí ser el compañero de aquel niño, pues, desde que lo vi, me intrigó. Pasaron los días, y mi amistad creció hacia él. Empecé a conocer algo de él; sus padres, su familia; y él conoció de la mía. Un día me dijo: “Mis papás son pobres, trabajan en las esquinas; mi mamá traga fuego y mi papá come vidrios. Pero él ahora está enfermo; le ha lastimado el vidrio, su garganta; y ya no puede trabajar…”. Eso siempre se me quedó en la mente, el porqué había trabajos que dañaban, y era un problema para las familias. Seguí con mi vida; profesionalmente, me desarrollé como psicólogo y me especialicé en los trastornos y, dentro de ellos, en uno que trata sobre comer vidrios. Valiente Cada día, al amanecer, Daniel se hacía la misma pregunta: ¿Qué voy a comer hoy?; y, tristemente, llegaban a su mente recuerdos de su vida pasada, cuando todavía existían sus padres. Todo era tan fácil, no tenía responsabilidades; bastaba con sólo abrir la boca para pedir lo que quisiera, y lo tenía al momento. Una lágrima rodó por sus ojos y, bruscamente, se levantó de su frío lecho, que era un montón de periódico que había colocado fuera de la estación del metro. Ese día era soleado, el sol calentaba más que nunca; pensó ir a la fuente, que se encontraba fuera de la catedral, para tomar un poco de agua; con ellos calmaba un poco la sed y el calor que tenía. Aunque el hambre empezaba a perturbarle cada vez más. Solía buscar algo de comida en los botes de basura que encontraba a su paso; pero esta vez no encontraba nada, solamente vio un frasco con un poco de mermelada, pero sus cortos dedos no alcanzaban a saber lo que quedaba al fondo. Daniel, con tanta desesperación, rompió el frasco y empezó a lamerlo; pero al percibir el vidrio sobre su lengua, sintió el impulso de morderlo; ni siquiera pensó en las consecuencias. Sentir el vidrio entre sus dientes, le daba una sensación verdaderamente agradable; parecía que estaba comiendo un delicioso manjar. Así, él se dio cuenta que el vidrio le quitaba el hambre; y que, además, a partir de ahí, todo sería más fácil porque… ¿Quién buscaría vidrio en la basura para comer? 24 Anónimo Era una tarde como cualquier otra, soleada y un tanto abrumadora, después de un largo día de trabajo. Estábamos, papá, mamá, mi hermana menor y yo, por sentarnos a la mesa y tomar nuestros alimentos del día, cuando llega Anita, la mejor amiga de mi hermana. Y mamá le dice: ―¡Hola, Anita! Llegas justo a tiempo para acompañarnos a comer”. ―“No, no; no gracias. Después de limpiar mi cuerpo no puedo comer nada de lo que comen ustedes, los normales ―contesta ella, de una manera muy inesperada. Mamá, muy confundida, le pregunta a mi hermanita que qué le pasaba a su amiga; y mi hermana, muy naturalmente, contesta que los hindús limpian su alma con lo más brillante que existe: el vidrio. Papá, muy asustado, pregunta: ―¿Cómo?, ¿tu amiguita es hyalophágica? ―¿Hyalo… qué? ―pregunta, muy confundida, mi hermanita. ―¡Papá, por favor, no la ofendas! Mira que se va a molestar ―interrumpo yo. Y cuando nos volvimos, para ver a Anita, cuál fue nuestra sorpresa, que ya no estaba; y sólo nos invadió un resplandor tan hermoso que nos llenó de paz, provocando que papá se ruborizara. Él se disculpó con mi hermanita, y le explicó que se preocupó porque podía ser un padecimiento de Anita. Mi hermanita comprendió; abrazó a mi papá y le pidió que olvidara lo sucedido. Lo que nunca comprendió, fue por qué nadie insistió en buscar a Anita. Pollito feliz Karla Es la historia de una niña, de nombre Karla, de quien se comentaba que estaba poseída por espíritus malignos, o por seres de otro mundo, de otra galaxia… No sé, sólo que era diferente. Un día, cuando Karla estaba con sus amigos, realizando un trabajo de Ciencias Naturales, donde el material que utilizaban eran clavos, maderas y vidrios. Karla, repentinamente, comenzó a comerse el material. Mostraba un apetito feroz. Sus compañeros, asustados, al ver aquella expresión de terror y espanto, corrieron; se les hacía incomprensible cómo podía comerse productos que a cualquier ser le causarían la muerte. Llegaron a la conclusión de que tenía pacto con fuerzas extrañas. Pasaron los días, y Luis, el mejor amigo de Karla, preocupado por ella, investigó en internet la reacción de Karla. Se dio cuenta de que lo ocurrido en aquella ocasión sólo era un desequilibrio, como el caso de la “hyalophagia”, y que podía ser curado. Así, Luis demostró que Karla, su mejor amiga, ni está poseída por el demonio ni tiene ninguna energía maligna. Elisabeth Covarrubias Olguín Pl. 26 Agua Zarca Érase una vez una enfermedad muy rara, llamada hyalophagia, que atacaba a las personas; consistía en lamer clavos y vidrio, así como en comer papel. En algunas culturas, cortarse la boca y morderse la lengua, era como un ritual. Algunas personas le llaman quino; quienes la padecen, tienen problemas emocionales, psicológicos; los cuales, en otros tiempos, utilizaban esta “habilidad” para trabajar en el circo. Puede afectar a todo tipo de gente, no importa la edad, el sexo ni la condición social. Debemos tener mucho cuidado con el quino, ya que, quienes lo practican pueden carecer de todos los nutrientes esenciales para el organismo, y lo daña… 25 Botero La niña que come vidrio Todo empezó cierto día, cuando la niña Paty, hija de una familia de clase media, comentó, en una reunión, durante la cena, que sentía cierto dolor en el estómago; a lo que sus papás comentaron: “¿Será que comió mucho?, ¿tendrá amibas?” Pasaron varios días, y nada anormal sucedió; hasta que, cierta tarde, la mamá observó que Paty estaba escondida tras un sillón; se escuchaba como si rompieran vidrio, lo cual llamó la atención de la señora, y se dispuso a vigilar la actuación de Paty. Se acercó sin hacer ruido, y cuál fue su sorpresa cuando, al llegar al lugar, vio que la niña tenía vidrios en la boca. La madre gritó fuertemente, y reprimió a Paty; la tomó de la mano y le hizo arrojar los vidrios. Desesperada, la señora la condujo a un hospital, donde la atendieron; ahí le explicaron sobre el comportamiento de Paty, y que éste era frecuente en personas con ciertos trastornos de personalidad, alimenticios y de conducta. La enfermedad se llama hyalophagia o pica; y, en la mayor parte de los casos, es temporal. La señora regresó a casa con Paty, después conocida como la come vidrio. Eduardo Balderrama Maciel Emsad 20 Landa de Matamoros Existía, en un reino no muy lejano, un hombre que comía todo lo que encontraba en su casa. Los objetos eran variados: vidrio, papel, cartón, algodón… Para él, era de lo más normal del mundo; lo hacía desde que era niño, y de eso ya habían pasado más de veinte años. Un día, comió un pedazo de vidrio muy grande. Dicho vidrio, viajó por el intestino delgado y le causó una hemorragia interna. Él, muy asustado, llamó a un hospital para que lo atendieran. El médico le hizo radiografías, para saber lo que estaba sucediendo, y se percató del objeto desconocido que se encontraba en el aparato digestivo del hombre. Se tuvo que operar, corriendo el riesgo que todo procedimiento de ese tipo implica. Después de unas horas, el doctor salió de la operación, y dio a la familia la añorada respuesta. El dictamen fue tajante: murió debido al sangrado. La familia nunca se había percatado de la enfermedad del hombre, y ni siquiera sabía que existiera; ellos lamentaron, el resto de sus vidas, tan mortal ignorancia. Édel Orozco ¿Comer para sobrevivir? Emsad 13 San Pedro Escanela Paulina contaba con quince años, cuando empezó a consumir papel higiénico, en primera instancia. Esto ocurría cada noche, antes de disponerse a dormir. Un mes más tarde, se llevó a la boca un trozo de vidrio; al masticarlo, se cortó la lengua. La sensación de sangre le fue tan placentera que optó por cambiar el papel por vidrio. Ella era una chica solitaria, a quien, aunque era una excelente alumna académicamente, le gustaba pasar sola muchos momentos. Hyalophagia, se denomina al acto de comer vidrio; es causada por la falta de hierro o por un estado de depresión. Paulina camina dos horas diarias para ir a la escuela; y dos horas más para regresar a su casa. De escasos recursos, podemos entender que no tiene una buena alimentación… Quizá ésta sea la respuesta al hecho de que consuma vidrio. 26 Mariana Ponce Camacho Pl. 25 La Lagunita Se cuenta que, hace tiempo, niños que salían a recolectar basura, caminaban lentamente en grupo. Pero, a uno de ellos, se le ocurrió una idea sobre cómo alimentarse; dijo: “Si comemos papel o vidrio, ¿qué pasará? Será emocionante”. Y otro de ellos, lo secundó: “Creo que es verdad”; y comenzó a comer, y los demás vieron cómo saboreaba el vidrio, y se les antojó tanto, que también comenzaron a comer. Pero, uno de ellos, gritó: ¡Auxilio, creo que moriré! Ya no puedo más”. Todos corrieron a ayudarlo; pero, en ese momento, el niño cayó al suelo, sin fuerza en su cuerpo. De ahí en adelante, se dice que jamás tendrán que probar con la hyalophagia; es peligrosa. Mejor trabajar para poder alimentarse con frijoles y tortilla, ¡qué rica comida es! Antonia Ramírez Martínez ¿Dónde está? Ya lo presentía, todos lo presentíamos; era una situación que todos esperábamos. La niña estaba siempre en ese columpio, el que ahora está suspendido y solo, sintiendo la caída de las hojas, caprichosamente, desde lo más alto de la copa. La niña ya no está; la última vez que la vimos estaba en ese lugar que tanto disfrutaba, pero… Por qué, ¿a dónde fue?... Era tan dulce, tan misteriosa, tan frágil. ¿Qué pasó? Dirían algunos en el pueblo: era una chica rara. Sí, lo era; afirmaban otros. Algunos, rumoran que acostumbraba comer las piedritas que brillaban tanto en luna llena, esas estrellas amorfas que resaltaban en aquella pared de la casa; esos dicen, que de tanto comer brillos, se convirtió en un resplandor. No, no es verdad; dicen otros. Yo presentía algo, todos lo presentíamos. Dónde está ese capullo de flor, esa estrellita brillante, que jugaba alegremente; alguien puede decirme… 27