la verdad sobre los títulos de campeón uruguayo

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LA VERDAD SOBRE LOS TÍTULOS DE
CAMPEÓN URUGUAYO
BREVE RESEÑA DE LOS SUCESOS ACAECIDOS EN EL FÚTBOL URUGUAYO ENTRE
1922 Y 1926.
Para comprender las causas del cisma que en 1922 dividió al fútbol uruguayo, debemos remontarnos
a unos cuantos años antes, cuando los sucesos deportivos y políticos que acaecían en la Asociación
Argentina ya repercutían directamente en el medio local.
En 1912 y por motivos que hoy parecerían banales, un grupo de clubes de la vecina orilla forman la
Federación Argentina, escindida de la Asociación.
En 1915 se fusionan y en el año 1919, tras desavenencias entre algunos clubes de la Asociación
Argentina, se genera un nuevo cisma en el fútbol de ese país. La mayoría de los clubes importantes,
a excepción de Boca y Huracán se separan de la AFA, formando una entidad disidente.
Así nace la Asociación Amateurs, enfrentada a la Asociación Argentina.
Desde el comienzo de este conflicto se produce un claro alineamiento del Club Peñarol con la
Amateurs, posición que se ve acentuada con la asunción como Presidente aurinegro del Dr. Julio
María Sosa, que sucede a César Batlle Pacheco.
Ya en Mayo de 1920, los separatistas solicitan sin éxito una afiliación paralela a la CSF.
En el Congreso correspondiente al Sudamericano de Chile de ese año que ganara Uruguay, nuestros
delegados tratan de mediar sin resultados entre ambas asociaciones.
Previo a la disputa del Campeonato Sudamericano de selecciones de 1922, la Asamblea de socios del
Club Peñarol resuelve no ceder sus jugadores a la selección, ya que no desea tener vínculos con el
combinado argentino, que obviamente representaba a la Asociación Argentina.
Esto trae problemas en nuestro medio y el rechazo de la citada Asociación que suspende sus
relaciones con la Liga Uruguaya.
En 1921, el propio J.M. Sosa integra otra fracasada delegación mediadora y recién después del
Congreso de Buenos Aires se retoman las relaciones enfrentándose las selecciones “B” en el P.
Central.
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Sería 1922 el año que traería consigo otro conflicto: Uruguay disputa un partido benéfico con un
equipo de la Asociación Amateurs y ello provoca la protesta argentina que había tenido un problema
similar con Chile el año anterior.
En Agosto se disputarían en Río los llamados Juegos Olímpicos, con participación de los países del
continente en varias disciplinas deportivas, incluso fútbol.
También se jugaría simultáneamente el Campeonato Sudamericano.
Resuelta a terminar con los problemas sufridos en años anteriores, la AUF decide participar
solamente en éste último, donde no intervendrá la Asociación Amateurs.
La Asamblea de socios del Club Peñarol resuelve no ceder sus jugadores a la selección, ya que no
desea tener vínculos con la Asociación Argentina.
Esta decisión que posterga los intereses nacionales reclamando un alineamiento en un conflicto
extranjero donde no deberíamos tener arte ni parte, es el principio de una cadena de hechos que
concluirán con la división de nuestro propio fútbol.
El 24 de Octubre Peñarol y Central solicitan a la AUF autorización para jugar con equipos de la
Asociación Amateurs. Los argumentos esgrimidos por los dirigidos por el Dr. J.M. Sosa son en
apariencia muy simples: como ellos no quieren tener relaciones con los clubes “oficialistas” de la
vecina orilla, si no pueden jugar con los equipos de la Amateurs, se quedan sin competencia
internacional.
El 31/10 el ex Presidente de Peñarol César Batlle Pacheco mociona en la AUF para no autorizar a los
clubes solicitantes, resolviéndose en tal sentido.
Los días 7 y 8 de Noviembre las Asambleas de Peñarol y Central respectivamente resuelven jugar.
Era constante la venida a Montevideo de emisarios de los clubes disidentes argentinos,
principalmente de River Plate, para instigar y fomentar la división en nuestro fútbol. Y ya desde el
3/11 existía un acuerdo firmado, previendo la desafiliación y la formación de una Federación
independiente.
Pese a que el día 10 son advertidos de que la violación reglamentaria derivaría en la desafiliación, el
11/11 Central enfrenta a Independiente y el día 12 Peñarol a Racing.
En la misma noche del partido y en tierra extranjera, se suscribieron las bases del acuerdo entre los
dos clubes uruguayos y la Asociación Amateurs Argentina.
Se aspiraba incluso a la formación de una CSF paralela, bajo la conducción del dirigente argentino
Adrián Beccar Varela, líder de la Amateurs. Se procuraría organizar partidos con los equipos
separatistas argentinos, para que los clubes uruguayos disidentes no quedasen postergados en su
competencia deportiva internacional.
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Arribadas a Montevideo las delegaciones uruguayas, Peñarol y Central suscribirían otro acuerdo
mutuo.
El 14 de Noviembre el Consejo Superior de la AUF resuelve la expulsión por 16 votos a 1, siendo el
voto discorde el del delegado del club Lito.
COLOMBES
En el Congreso de 1922 se había designado a Montevideo como sede del próximo Campeonato
Sudamericano de 1923.
El Dr. Atilio Narancio, hombre de Nacional y Presidente de la AUF, cargo éste que había asumido en
sustitución del Dr. Reyes Lerena, encomendó en nombre de la Asociación al Dr. Enrique Buero,
Ministro Plenipotenciario del Uruguay en Suiza, representar a la Asociación en el Congreso de FIFA
que tendría lugar en Mayo de 1923 en Ginebra, para que resolviera la afiliación de Uruguay al
organismo rector del fútbol mundial.
Las gestiones de Buero son exitosas.
Todo un visionario, Narancio se pone al frente del proyecto para incursionar en el Viejo Mundo,
aprobándose en Agosto de 1923 el viaje a Europa de la Selección Nacional.
Con el Sudamericano a la vista, ofrece a los jugadores la participación en los Juegos Olímpicos de
París si triunfan en el Torneo continental.
Mientras tanto, la CNEF lideraba las gestiones para una fusión de nuestro fútbol, con una Comisión
mediadora que entre otros, integraba el Dr. Julio M. Sosa.
Las tratativas se interrumpen al denunciar la AUF las gestiones del Dr. Sosa procurando que
Paraguay desistiera de su participación en el Sudamericano.
Sosa renuncia como mediador y obtiene de la Asamblea de Peñarol y de la Federación, un voto de
aplauso por su gestión.
Narancio preside como anfitrión el Congreso continental en Noviembre y luego del éxito deportivo
recibe un homenaje en el Hotel del Prado en el mes de Diciembre.
Allí comienza la odisea para llegar a París.
Es conocida la anécdota de Narancio hipotecando su casa, lo único que poseía, para obtener
recursos para los pasajes y el apoyo incondicional del Presidente de Nacional, Numa Pesquera,
entregando un cheque en blanco al mismo Narancio, para completar los fondos necesarios.
En el medio, un proyecto trancado en el Parlamento para apoyar a la delegación viajera con dineros
del estado, las reiteradas manifestaciones públicas de los principales dirigentes federacionistas
criticando o ironizando sobre la aventura a emprender y entre bambalinas, diversas gestiones
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encabezadas por el recientemente creado Comité Olímpico Uruguayo destinadas a impedir el viaje
en las condiciones propuestas.
En Marzo del 24 este organismo había enviado una comunicación al COI procurando se permitiese la
participación de jugadores pertenecientes a instituciones no afiliadas, argumentando la necesidad
de que Uruguay concurriese con todo su poderío.
El COI entiende que Uruguay tiene sobrados méritos para participar a través de la AUF, reciente
Campeón Sudamericano y el asunto queda laudado.
El 16 de Marzo la delegación parte en el “Desirade”, viajando en tercera categoría.
Llegan a Vigo el 8 de Abril y allí se inicia la exitosa gira previa por España.
Cabe destacar que la precaria situación económica que debieron afrontar los viajeros fue
consecuencia directa del conflicto que había dividido al fútbol uruguayo.
El resto de la epopeya es conocido, al Dr. Narancio se le llamó desde entonces el “Padre de la
Victoria” y el único monumento conocido a un dirigente de fútbol en nuestro país eterniza su
recuerdo en las afueras del Estadio Centenario.
El mismo Narancio decía en 1928 en Europa y luego del triunfo de Amsterdam, que, con los años, así
otros triunfos llegaran a cubrir de gloria al fútbol uruguayo, no se podría concebir su historia ni las
razones de la misma sin Colombes.
Y en esto también tenía razón.
El fenómeno nacional que originó esa victoria tuvo un impacto tan determinante en nuestra afición,
en el pueblo todo y en la mentalidad de nuestros deportistas, que es sencillamente excluyente: nada
hubiera sido igual sin Colombes.
Y lo que también es indiscutible es que llevando de la mano en sus primeros pasos a la Gloria
futbolística uruguaya estaba su padre: NACIONAL.
EL LAUDO SERRATO Y UNA NUEVA NEGATIVA
El Ingeniero José Serrato había asumido la Presidencia del país el 1º de Marzo de 1923.
Luego de la victoria olímpica, se aceleraron las gestiones para procurar una unificación de nuestro
principal deporte.
Solicitada su intervención, el Presidente aceptó bajo la condición de que su dictamen fuera
inapelable, comprometiéndose las partes a acatar su fallo.
El llamado Laudo Presidencial se conoció el 9 de Octubre de 1925 (Ver Anexo 1).
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Básicamente creaba un Consejo Provisorio que regiría los destinos del fútbol uruguayo organizando
la selección de los equipos que integrarían las distintas divisionales que a partir de 1927 disputarían
los Torneos Uruguayos de las respectivas categorías.
La suspensión de la actividad internacional en 1925 hizo que Uruguay faltara por única vez en su
historia a la Copa América, que se disputó en Buenos Aires.
Para el Sudamericano de 1926, a jugarse en Chile, Uruguay se aprestaba a concurrir con su máximo
poderío, pero tampoco pudo ser.
Pese al compromiso adquirido de unificación, el Club Peñarol resuelve no apoyar a la selección con la
presencia de sus jugadores. La causa: Argentina concurriría representada por elementos
provenientes de clubes de la Asociación, con la cual Peñarol no tenía relaciones.
Como en Colombes, los uruguayos concurrieron con la base de Nacional, sin jugadores de Peñarol, y
ganaron.
Si efectuamos una breve reseña de lo antedicho, podemos concluir que Uruguay concurrió
debilitado en su poderío a los Sudamericanos de 1922,1923, 1924 y 1926 y a los Juegos Olímpicos de
1924.
Pese a ello, fue campeón en cuatro de estos cinco eventos.
La celeste no pudo estar presente en el Torneo continental de 1925.
En ese mismo año se suspendió la disputa del Campeonato Uruguayo y en 1926 no estuvo en juego
el título.
1924 Y 1926
La pretensión de ser Campeón Uruguayo
El historial de los Campeonatos Uruguayos es bastante claro. La actual disputa del 112º Campeonato
Uruguayo establece inequívocamente cuantos han sido los torneos en disputa y por ende sus
respectivos campeones.
Sin embargo, el Club Atlético Peñarol ha venido autoproclamándose desde hace muchos años
Campeón Uruguayo del año 1926, agregando a su palmarés un título que no le pertenece.
Y modificando su posición original, también incorpora a la lista de sus éxitos deportivos un
Campeonato ganado en 1924 en el ámbito de la disidente FUF, pretendiéndolo incluir dentro de los
Campeonatos Uruguayos por él obtenidos.
La postura de la AUF, clara y contundente, no es antojadiza ni caprichosa. Hasta la fecha se llevan
disputados 111 Campeonatos Uruguayos y actualmente se está jugando la edición 112 (Ver Anexo
8). Esta posición, que es la misma que reflejan documentos, dirigentes e historiadores peñarolenses
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de la época, la prensa especializada y por supuesto Nacional, se basa en hechos históricos,
reglamentarios y deportivos. Para comprenderla, vamos a recurrir a documentos que echan luz
sobre el asunto: el Laudo Arbitral del Presidente José Serrato y publicaciones oficiales de la propia
institución aurinegra como la Memoria de 1938 (Ver Anexo 2).
No se puede computar como Campeonato Uruguayo de 1924 un título no avalado por la Asociación
Uruguaya de Fútbol, además de haber sido éste obtenido en una Federación disidente, no
reconocida por la CSF ni por la FIFA.
Tampoco es válida la argumentación de algunos historiadores de Peñarol que otorga la calidad de
“Uruguayo” a un torneo de 1926 que no la tuvo, si nos atenemos a lo laudado por el Presidente de la
República y aceptado por las partes en Octubre de 1925.
ASPECTOS A TENER EN CUENTA
El fundamento de la tesis peñarolense para dotar de la validez de “Uruguayos” a los títulos
señalados, se apoya en el referido Laudo Arbitral, por lo que se hace necesario un análisis del mismo.
El Laudo Serrato, que unificó el fútbol uruguayo luego del “cisma”, consta de una exposición previa
del Presidente de la República y de 18 artículos.
En los “considerandos”, el Ing. Serrato establece que el espíritu es el de la “fusión integral” de las
instituciones Asociación Uruguaya de Football y Federación Uruguaya de Football.
Dentro de dichas consideraciones previas dice : “Además de los motivos de conveniencia, desde el
punto de vista de las relaciones internacionales, otros de justicia y el propósito de que se afirme
toda una tradición, aconsejaban la conservación del nombre de la Asociación Uruguaya de Football y
así lo establezco.”
El Artículo 4º dice que el Consejo Provisorio que se ha creado deberá regirse para su funcionamiento
por las cláusulas del Laudo y todo lo que a ellas no se oponga, “por los Estatutos y Reglamentos
generales de la Asociación Uruguaya de Football”.
El Artículo 6º apartado a) , que se transcribe íntegramente, determina que los clubes que integraban
la Primera División de la AUF en 1922 antes del cisma, estarán indefectiblemente en la Primera del
Consejo Provisorio y el Art. 10º dice que disputarán durante el referido año de 1926 un campeonato
especial.
El Art. 11º dice: “Los clubs que se dividieron como consecuencia del cisma y que integran una y otra
institución tendrán un plazo de dos meses a partir de esta fecha para fusionarse.
Si no lo hicieran, conservará su situación aquel que ha mantenido sus autoridades, su nombre
íntegramente y estatutos, debiendo el otro adoptar distinto nombre, con derecho a participar en los
campeonatos a que se refieren los incisos b) de los artículos sexto y séptimo.”
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LA F.U.F.
Nació el 1º de Abril de 1923 y desapareció en Octubre de 1925, con el Laudo Serrato.
Los defensores de la tesis peñarolense, sostienen que el Laudo Arbitral del Presidente de la
República, puso a ambas entidades en un “pie de igualdad”, y por lo tanto son válidos los títulos
obtenidos en cualquiera de ellas.
Hemos sostenido reiteradamente, que el “pie de igualdad” no era un elemento determinante, y que
aun concediéndoles tal suerte, ello no validaba nada.
Nótese que se trata de un concepto subjetivo, que puede inferirse o no de la lectura del fallo.
El hecho de que nuestros contrincantes tomaran esa afirmación como una aceptación de su tesis,
hará que más adelante nos ocupemos de demostrar que no hubo tal “pie de igualdad”.
También afirmamos que en el citado laudo, no había reconocimiento alguno de títulos, ni en forma
expresa ni tácita.
Resulta curioso como los dirigentes e historiadores de Peñarol de la época en que se dictaminó el
laudo, comprendieron perfectamente los términos y el alcance del mismo, reflejándolo en las
Memorias oficiales del club. Llamativamente, 90 años después un grupo de historiadores
peñarolenses parecen haber encontrado la “verdadera interpretación” del Laudo Serrato, para auto
adjudicarse el torneo de 1924.
Recomendamos leer los siguientes documentos:



Memoria del Club Atlético Peñarol de 1938, página 26. (Ver Anexo 2).
“Historial de Peñarol 1938”, del Dr. A. Mantrana Garín, página 34.
“La epopeya de Peñarol”, del Dr. A. Mantrana Garín, páginas 96 y 97 (Ver Anexo 3).
Véase lo anotado allí para los años 1923 y 1924: se establece que el Campeón fue Nacional,
colocándose entre paréntesis la frase: “Peñarol no estaba en la Liga”.
Parece que lo escrito en forma oficial por prohombres de la causa aurinegra puede ser desconocido
sin mayores inconvenientes.
LA AFILIACIÓN A LA FIFA Y A LA CSF.
Sigue siendo para nosotros el principal argumento para validar como oficiales los títulos de Campeón
Uruguayo logrados exclusivamente en la órbita de la A.U.F.
Quién representó a Uruguay en la justa universal de Colombes? La A.U.F.
Quién obtuvo para Uruguay los Campeonatos Sudamericanos de 1923 y 1924? La A.U.F.
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Razonando por el absurdo, si Central hubiese conformado otra entidad disidente, ¿deberíamos tener
tres Campeones en el mismo año?
¿Tantos campeones legítimos como entidades hubiesen originado el cisma?
Dicen nuestros adversarios que la FIFA no cuestionó, ni tenía porqué hacerlo, el Laudo Serrato.
Las cuestiones de “orden organizativo interno”, no serían para él materia de intervención por parte
del organismo internacional.
Sin embargo, la FIFA fue mucho más lejos cuando debió hacerlo, ya que DESCONOCIÓ A LA
FEDERACIÓN!!!
Para probarlo, recurrimos a una obra excelente de reciente publicación: “1924 – PRIMER COPA DEL
MUNDO DE FÚTBOL DE LA FIFA” de Piérre Arrighi (Ver Anexo 4).
El autor llevó a cabo un estupendo trabajo de investigación, yendo a todos los documentos, actas,
etc. de la Federación Francesa, de la FIFA o del Comité Olímpico cada vez que lo consideró necesario.
La finalidad de semejante esfuerzo fue demostrar una postura muy cara para los intereses del fútbol
uruguayo: la Olimpíada de Fútbol de 1924 fue el Primer Campeonato del Mundo organizado por la
FIFA.
Un viejo impulsor de esta teoría, el periodista Atilio Garrido, respaldó este notable logro con un
epílogo de su autoría.
Recomendamos leer:

La página 55, que resume el Capítulo de “Poderes deportivos”, dejando claro que para los
JJOO de 1924, descansaban exclusivamente en la FIFA y en la Federación Francesa.

La página 152, en la cual se destaca la dimensión universal de la autoridad de la FIFA.

La página 165, donde se establece quiénes podían competir en París.

Las páginas 166/167 que señalan a la FIFA como la más poderosa organización internacional
del mundo en 1924.

Las páginas 309 a 311 (epílogo de Atilio Garrido), que hacen mención a los obstáculos
puestos por la FUF para que los celestes no fuesen a París.

Finalmente, en la página 312 queda en evidencia que la sola participación de una entidad no
afiliada, haría caer el apoyo de FIFA a los Juegos, no consintiéndose en ese caso la
concurrencia de ninguna asociación afiliada.
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Lo detallado por Garrido, está extractado del informe oficial del Delegado uruguayo.
Ya habíamos expresado que el Comité Olímpico Internacional había respondido al Comité Olímpico
Uruguayo que no podrían integrar la delegación jugadores pertenecientes a equipos de entidades no
afiliadas.
Como corolario de lo expuesto, lo del principio: la FIFA (y el COI) desconocieron a la FUF.
“EL INEQUÍVOCO PIE DE IGUALDAD”
Nuevamente decimos que este concepto, que no se traduce a texto expreso es eminentemente
subjetivo.
En “ASPECTOS A TENER EN CUENTA”, al comienzo de este trabajo, transcribimos los motivos del
árbitro para designar a la “nueva” asociación y también el Art. 4º, que pueden repasarse
rápidamente.
Se ha pretendido minimizar nuestros argumentos, diciendo que el “laudo solo elige un nombre” y
que lo del Art. 4º es una mera remisión.
Juzgue el lector.
Sin embargo, hay otro elemento que nos parece determinante para discutir el “pie de igualdad”.
Si la cosa hubiera sido de tal suerte, todos “en una misma bolsa” y a competir.
En cambio, el Laudo establece que la Primera División del Consejo Provisorio estará integrada por 20
clubes.
¿Y a quiénes les otorga la condición “de 1ª”, no forzándolos a luchar por tal calidad?
A los diez clubes que militaban en la 1ª División de la AUF en el momento de producirse el cisma!!
Ni siquiera analiza el momento deportivo de cada uno, mostrando una inequívoca voluntad de
regresar a una situación preexistente.
Por eso en esta decena entraron solamente Peñarol y Central (FUF), exonerados de jugar para
clasificar PORQUE ESTABAN EN LA AUF en Noviembre de 1922.
Al resto de la 1ª de la FUF los manda a jugar con los otros de la AUF que están también en 1ª en la
temporada 1925, para sacar de allí los diez restantes.
Similar criterio utiliza para la División Intermedia, que era entonces la Primera B, o la Segunda
Profesional de nuestros días.
Las decisiones de carácter administrativo, que son absolutamente igualitarias, no podían tomarse de
otra manera:
¿Iban a prorratear activos y pasivos para integrar el capital de la “nueva” AUF?
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¿El Presidente de la República iba a emitir un Laudo despidiendo personal?
Finalmente, una lectura detenida del Art. 11º (Ver al inicio), nos dice que el árbitro reconoce en esos
casos (Wanderers, Lito, Charley), el derecho de los afiliados a la AUF si no hay acuerdo para
fusionarse.
En los hechos, ya Charley había desaparecido y la norma recaía directamente sobre la situación de
los “bohemios” y del club Lito.
“EL PRESTIGIO DE LA FUF”
Si bien el prestigio no es por sí mismo un hecho determinante para validar o no un Campeonato
Uruguayo, diversos hechos acaecidos en el seno de la FUF nos ilustran sobre el precario nivel
deportivo y organizativo de la misma.
En cambio, en el torneo de la AUF participaban en los distintos clubes, los jugadores que se habían
proclamado en esos años Campeones Sudamericanos de 1923 y 1924 y Campeones Olímpicos en
Colombes en 1924.
Partidos que no finalizaban porque se pinchaba la única pelota que había, equipos que arrancaban el
partido con 9 jugadores, sorteos entre allegados para arbitrar los partidos, ya que los jueces
designados no se hacían presentes en las canchas, eran moneda corriente en los torneos de la FUF.
Otro dato llamativo, es que en los meses siguientes al Cisma de Noviembre del año 22’ Peñarol y
Central, se unieron para empezar a delinear la nueva Federación, formando momentáneamente una
especie de Consejo. Este Consejo funcionó en la sede de Peñarol, durante ese primer período del
año 22, lo cual de alguna manera puede ser entendible. Dos años y medio después (en Agosto de
1925), el Consejo Superior de la FUF seguía funcionando y sesionando en la sede de Peñarol. O sea,
la sede de la FUF, era la sede de Peñarol. Que el Consejo de una asociación funcione y tenga su sede
dentro de uno de los clubes que la integra, da una clara pauta del nivel organizativo de la misma (Ver
Anexo 5).
La denuncia y los comentarios de estos hechos por parte de la prensa de la época, son recogidos en
algunos de los documentos que se reproducen al final de este trabajo (Ver Anexo 6).
LA FUSIÓN
LA “NUEVA” AUF
El espíritu que animó al Ing. Serrato fue la “fusión integral” y así lo expresó claramente.
Si bien luego no reitera el concepto en el articulado, se refiere en éste a la “nueva” asociación.
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Se ha dicho que para el laudo no hay continuidad de las Asociaciones Civiles, ni la denominada
Asociación ni la denominada Federación “existentes entre 1922 y 1925”.
Nosotros diríamos “coexistentes” porque la AUF era en 1925 la misma organización jurídica que
había nacido en 1900.
Aquella AUF nacida en 1900 con nombre inglés, dignamente representada por Nacional en 1903,
primera campeona continental en 1916, primera en ganar la Copa América en 1917, vencedora en
Colombes en 1924, es la misma del 28, 30 y 50.
Es la misma de hoy, cuando recientemente ha festejado sus 116 años de vida.
La “nueva” de 1926 no aparece por ningún lado, ni siquiera se le menciona en la Página Web Oficial
en el espacio reservado para su historia.
Yendo a los aspectos legales, si ambas Asociaciones Civiles desaparecieron, ¿dónde está la gestión
de la Personería Jurídica para la “nueva” Asociación?
Para cerrar este asunto, basta con remitirse al ESTATUTO DE LA AUF, que en su Art. 1 nos dice que la
Asociación Uruguaya de Football es una Asociación Civil fundada el 30 de Marzo de 1900.
Jamás dejó de serlo, desde que se fundó con el nombre de Uruguayan Association Football League,
ni en el período entre 1922 y 1925, ni hasta hoy, por imperio de la realidad.
Para mayor abundamiento, diremos que la AUF continúa hasta la fecha gozando de la Personería
Jurídica que le fuera concedida por el Superior Gobierno de la Republica el 27 de Julio de 1908.
Los distintos pedidos de reformas de Estatutos, todos concedidos por el P.E., son del 23/08/1909,
1/05/1911, 19/01/1916, 6/7/1923 y 28/07/1932 hasta la instauración del profesionalismo.
La reforma de 1923 fue refrendada mediante decreto firmado por el Presidente del Consejo
Nacional de Administración, Dr. Julio María Sosa, Presidente del por entonces disidente Club Atlético
Peñarol.
El día 27 de Junio de 1932, los señores Mario Ponce de León y Miguel Angel Cattaneo, Presidente y
Secretario de la AUF, debidamente autorizados, solicitaron al P. E. una nueva reforma de Estatutos.
Dicho petitorio fue aprobado por el Superior Gobierno el día 28 de Julio de 1932.
La aprobación está firmada por Luis R. Fabini y Eduardo Gimenez de Aréchaga.
El Articulo 1 decía así: “La institución denominada “The Uruguayan A. F. League”, fundada el 30 de
Mayo de 1900, llevara el nombre de “Asociación Uruguaya de Football”. Su domicilio será la ciudad
de Montevideo”.
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Este artículo es idéntico al de su aprobación de fecha 6 de Julio de 1923 firmado por el Dr. Julio
María Sosa.
(Ver Carpeta Numero 5852/25 del Ministerio de Instrucción Pública y Previsión Social).
Pretender “cortar” la continuidad histórica de la AUF no parece de recibo.
1926
Dice en su artículo 8º el referido laudo: “El año deportivo de 1926 se destinará a la selección
necesaria para clasificar a los clubs que integrarán la primera división y la división Intermedia de la
nueva institución.”
Si analizamos los Artículos 6º y 10º del Laudo, queda claro que el fallo distingue entre lo que
considera “Campeonato Uruguayo” y “Campeonato Especial”.
No bautizó de esa forma a éste último por pura casualidad.
En el Artículo 10º dice que el “Especial” se disputará bajo la “égida y contralor del Consejo
Provisorio”.
En el Artículo 6º dice: “A este fin, en el Campeonato Uruguayo que se realizará inmediatamente
después de constituirse la nueva Asociación,…….”
Se refiere a 1927, luego de cesar el Consejo Provisorio y surgir nuevamente la AUF.
Como si lo expuesto no bastara, en su Memoria Anual de 1935 y bajo el título: “La importancia de la
obtención del Campeonato de 1935”, el Club Peñarol dice lo siguiente:
“En efecto, el Art. 96 del Estatuto originario de la Liga Profesional establece: “La Liga organizará un
campeonato que acreditará el vencedor el título de Campeón Uruguayo. En este campeonato se
disputará la posesión de la Copa Uruguaya, que recibirá en propiedad el Club que la obtuviese tres
años continuados o CINCO ALTERNADOS. PARA ESTE OBJETO SE RESPETARAN LOS DERECHOS
ADQUIRIDOS POR LOS CLUBS EN LOS CAMPEONATOS YA REALIZADOS DENTRO DE LA ASOCIACIÓN
URUGUAYA DE FOOTBALL”. De acuerdo con este artículo, Peñarol, ganador de los campeonatos de
1928,1929, 1932 y 1935 está en condiciones inmediatas de obtener la Copa Uruguaya en
propiedad.” (Ver Anexo 7)
El destacado es de los autores de la Memoria.
A confesión de parte, relevo de prueba.
Si no está en disputa la Copa Uruguaya, no hay Campeonato Uruguayo y el Club Peñarol lo reconoce
explícitamente, ya que el Torneo de 1926 se jugó bajo la égida del Consejo Provisorio y el trofeo de
marras no estuvo en juego.
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La Memoria de Peñarol de 1936 es también muy ilustrativa. En el año que éste gana la 1º Copa
Uruguaya en propiedad, hace mención al hecho en el mismo prólogo de la memoria. Frases como
“La grandiosa hazaña de 1936…” o “la más alta conquista deportiva de Peñarol en sus 45 años de
vida“, (lo de “45 años” corre exclusivamente por cuenta de los autores) nos dan la pauta de lo que
significaba conquistar la copa uruguaya en propiedad.
Si tal importancia tenía la conquista en propiedad de la copa, ¿cómo Peñarol no reclamó computar
este supuesto “Campeonato Uruguayo de 1926” para la adjudicación del trofeo, debiendo esperar
un año más para su obtención y corriendo el riesgo de que el mismo cayera en manos de Nacional
por tercera vez?
Nuestros adversarios califican de “insostenible” la afirmación de que en 1926 la Copa Uruguaya no
estuvo en disputa y por lo tanto no hubo Campeonato Uruguayo.
Finalmente, elaboran una tesis sobre el significado del término “Campeón Uruguayo”.
Dicen lo siguiente: “Conclusión: En consecuencia, y es hasta pueril sostener lo contrario, ser en
Uruguay Campeón Uruguayo de Fútbol implica ser Campeón de 1ª División del principal campeonato
que se dispute en nuestro país en determinado período de tiempo e íntegramente. El nombre del
mismo puede variar a través de los años y las temporadas, así como el sistema de disputa, etc., y así
ha ocurrido, lo que no inhibe que el Club que obtenga tal campeonato, generalmente anual, sea
considerado obvia, reglamentaria y legítimamente como el Campeón del Uruguay, o sea Campeón
Uruguayo de ese año o temporada…..”
Apartado de una definición “reglamentarista”, elaboran esta otra, sin percibir ciertos detalles que el
estudio de la historia nos aporta.
Y quizás tampoco han percibido nuestros contendores, que con esta definición que pretende
defender su tesis sobre 1926, invalidan en su totalidad el título de Peñarol de la FUF de 1924. Ya que
nadie podría discutir cuál fue el Campeonato Uruguayo “más importante” en 1924
Volviendo a la situación de 1926, se ha dicho que aquel Torneo Especial fue el “principal” del año y
hasta que fue el único.
Doble error….
Las divisionales de la época se integraban como sigue:
1ª División, División Intermedia (así se denominaba a la actual Divisional B) y 3ª Extra (actual “C” o 2º
Amateur).
En el año 1926, bajo la égida del Consejo Provisorio se disputaron 2 torneos en simultáneo. El
Torneo Consejo Provisorio “Serie A” y el Torneo Consejo Provisorio “Serie B”, siendo ambos de 1º
División.
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La denominación “Serie B” del Consejo Provisorio, no significaba una menor jerarquía, simplemente
sirvió para distinguir a los equipos que debían disputar un lugar entre los 20, de los de la SERIE “A”,
conformada por los diez que integraban la AUF en 1922.
Insistimos, ambas eran de 1º División, “Serie B” no significaba una distinción en la categoría de las
series, mas allá del poderío deportivo real que contuviese cada una.
TODOS ERAN DE 1ª, los de la “A” y los de la “B”, ya fuesen de procedencia AUF o FUF, y ya vimos que
la distinción no se hizo teniendo en cuenta el poderío deportivo, que podía ser muy distinto al de
cuatro años antes.
El campeón del Campeonato Consejo Provisorio Serie “B” fue Bella Vista, así que en definitiva
tenemos dos equipos que ganaron en simultáneo un torneo de 1º División en la temporada 1926.
Obviamente ninguno fue un Campeonato Uruguayo.
Según los argumentos de Peñarol, Bella Vista no hubiese tenido derecho a considerarse Campeón
Uruguayo de 1ª División o al menos jugar una final ante los aurinegros?
Ambos recibieron un trofeo y un diploma.
El de Bella Vista puede apreciarse hoy en las vitrinas de su sede de la calle Agraciada.
La inscripción del trofeo conquistado por los “papales” dice:
“CONSEJO PROVISORIO – DEL – FOOTBALL NACIONAL – 1º DIVISIÓN SERIE B - 1926”
Su poderío deportivo era innegable (Nasazzi, Andrade), y no hubiera sido justo relegarlo en la
disputa de un título por una situación generada cuatro años atrás.
De hecho, la mitad de los equipos que en 1926 jugaron el “Campeonato principal”, fracasaron
estrepitosamente en 1927 o, en algún caso, hasta desaparecieron.
Como corolario, si bien no son determinantes las opiniones de la prensa, la misma se ha manifestado
unánimemente a través de la historia recogiendo la postura de la AUF y tomando la tesis
nacionalófila como valedera.
Recomendamos la lectura de artículos de” OVACIÓN” y” LA REPÚBLICA” de Junio de 2013, de W.
Viola en “OVACIÓN” en vísperas de la final Danubio – Wanderers, de la PÁGINA OFICIAL DE AUF –
HISTORIA - SIN MENCIÓN ALGUNA A LOS HECHOS DE 1926 Y VER FOTOS DEL TROFEO COPA
URUGUAYA GANADO POR NACIONAL EN 2012 Y 2015 CON MENCIÓN EXPRESA AL NÚMERO DE
CAMPEONATO DEL QUE SE TRATA.
Para la AUF, hasta ahora, NO HAY MÁS CAMPEONES QUE CAMPEONATOS.
En resumen, para ser Campeón Uruguayo no alcanza con la mera pretensión.
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ANEXOS
A continuación se presentarán los documentos anexos que respaldan el informe realizado:
Anexo 1: Laudo Serrato
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Anexo 2: Memoria del Club Atlético Peñarol de 1938, página 26.
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Anexo 3: “La epopeya de Peñarol”, del Dr. A. Mantrana Garín, páginas 96 y 97.
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Anexo 4: “1924-PRIMER COPA DEL MUNDO DE FÚTBOL DE LA FIFA” de P.Arrighi
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Anexo 5: FUF sesionando en la sede de Peñarol
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Anexo 6: Denuncia y comentarios por parte de la prensa de la época acerca los
hechos ocurridos en la FUF
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Anexo 7: Memoria Anual de 1935 y 1936 de Peñarol
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Anexo 8: Posición oficial AUF
Fixture oficial del 112° Campeonato Uruguayo
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Anexo 9: Comentarios de la prensa
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