Balún ~ Ú n á n

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La estructura siqnificante de
Balún ~ Ú n á n
M" Luisa Gil lriarte
e
n 1957,época en la que México ya había visto
nacer algunas de sus mejores producciones literarias,
Rosario Castellanos, escritora conocida hasta
entonces por sus libros de poemas, desafía muy
sútilmente el reino masculino de la prosa y publica
su primera novela Balún Canán'. Muy pronto esta
novela le valió a su autora el derecho de inscripición
en el cenáculo literario del país y dejó de ser
considerada una simple "poetisa", sustantivo con
cierto regusto peyorativo que se utilizaba para
nombrar a las mujeres hacedoras de versos que, según
sus compañeros masculinos, apagaban así sus deseos
literarios y sentimentales. Balún Canán2no sólo abría
un nuevo espacio discursivo para la mujer que
escribía, sino que también renovaba los clásicos
postulados
indigenismO
un
indígena que se
en
su
sin pasar por
de la conciencia
europeizante. Efectivamente el valor de esta
trascendió las
y pronto las
traducciones a idiomas diversos como el inglés,
el danés, el francés, etc., fueron síntoma
inequívoco de la valía del texto que inaugura una
nueva fórmula de acercamiento al indígena,
cercana a lo que Martín Lienhard
etn0ficción3 a la par que inaugura un
de
en
que poder rescatar la
autoconciencia de la mujer. La primera novela de
Castellanos unifica dos discursos marginados del
oficialismo hegemónico literario, convirtiéndose
en pionera de otro modo de hacer literatura.
Sin
en
su
comprender
de dicha
renovación y tan pronto como le llegó el
9
reconocimiento como escritora -y no ya como
poetisa- vinieron también los juicios adversos.
Es ya casi un lugar común de la crítica
considerar que el mayor problema deBalún Canán
es su estructura. Así, por ejemplo, escribe César
Rodríguez Chicharro:
Son dos los narradores- lo cual, naturalmente, le
resta unidad a la obra y a los acontecimientos que
se escenifican en los capítulos que conforman las
partes primera y tercera son referidas por una niña
de siete años. Esto es un simple convencionalismo:
nadie a esa edad puede expresarse como lo hace
esa chiquilla...4
embargo,una lectura atenta de la novela desvela
que es, precisamente, esta esmctura renovadora y poco
usual una de las marcas significantesmás importantes,
Efectivamente,lanovelaestádividaentrespartes.La
primera y la tercera tienen como narrador explícito a
una,ñadesieteaños,trasuntopseudo-reddelapropia
autora, parte central está dirigida por un narrador
o~sciente~Peroestonoeswsimpleconvenc~ón~~
estilística. Más bien todo lo
mucho menos un
contrario. Cada una de las partes tiene a manera de
incipit un texto de la tradición maya, que resulta de
capital importancia y cuyo contenido se relaciona
directamente con el si@lcado correspondientede cada
parte, así como con el cambio de narrador.
La parte primera de la novela más que narrada por
la niña de siete años debe ser considerada un
conato de diálogo entre la niña y su nana, entre las que
se establece una unión que puede calificarse de
umbilical. Así se pone de manifiesto en los primeros
65
párrafos. El intento reincidente de diálogo, que en
un sentido Hegeliano sería la tesis de una dialéctica,
tiene dos sentidos fundamentales. Por un lado
simboliza el estado utópico en el que las dos razas
puedan parlamentar en igualdad de condiciones. Por
otro lado dicha situación deseable sólo puede generarse
en el estado presimbólico de la filosofía lacaniana, por
eso son precisamente niña y nana las que intentan el
camino del diálogo, ya que a ellas les une el vínculo
presimbólico de la leche materna, puesto que la niña
ha sido amamantada por la indígena. Este estado ideal,
casi uterino, en el que las leyes del padre no se yerguen
todavía como una espada de Damócles recuerda al clima
primigenio que puede observarse en la primera etapa
poética de Castellanos.
Recordemos, someramente, la teoría lacaniana,
puesto que es la base de nuestra interpretación.
~ la formación de la
Según ~ a c a nen
autoconciencia de las personas, en la infancia, existe
el tránsito desde un Orden Imaginario a un Orden
Simbólico.Lo imaginario se localiza en el estado preedípico, caracterizado porque el niño se considera
parte integrante de la madre y no percibe la diferencia
entre él mismo y el mundo. No tiene, por tanto, noción
de ausencia ni de diferencia, tan sólo presencia e
identidad. Con la crisis edípica el niño entra en el
orden de lo simbólico. Esta crisis la provoca la
presencia paterna y su autoridad que rompe la unidad
dual y le prohibe al niño volver a tener acceso al
cuerpo materno (la prohibición del incesto =represión
primaria). Otra de las marcas fundamentales de esta
crisis es la adquisición del lenguaje. El falo se
instaura, pues, como símbolo de prohibición y
carencia. Lo primero que aprende el niño es el sistema
triangular de los pronombres, "yo soy" frente a "tú
eres" y "él es", así conoce cuál es su sitio en el orden
simbólico y reprime sus deseos de ocupar otro lugar.
De esta manera constituirse en sujeto significa
representar el deseo reprimido y por tanto es carencia.
Toda la cultura y la sociedad humana están dominadas
por el orden simbólico y, por tanto, por el falo y la
carencia que éste significa. Lo imaginario se introduce
en la mente del niño con la fase del espejo, esto
condiciona la primera experiencia que el niño tiene
de sí mismo, una experiencia fragmentada. El paso
de un orden a otro suele operarse entre los seis y ocho
meses. La fase del espejo acarrea las relaciones
duales. El concepto del Otro es fundamental en esta
teoría, ya que es la base de la estructura diferencial
del lenguaje y de las relaciones humanas. Visto que
la vida es sólo carencia de la unidad perdida, necesaria
para insertarse en el seno de la sociedad, la muerte
es el último objeto del deseo, ya que restituye la
unidad primera.
La narradora de nuestro relato, que en cierto modo
sigue siendo amamantada por su nana ya que ésta la
nutre con todo su repertorio de cultura indígena,
permanece metafóricamente en un estado
presimbólico. No tiene una visión de su padre. Su
personalidad no está definida y, además, todavía no
domina una parte fundamental del lenguaje, la
escritura. El papel de la madre le corresponde a la
nana y el espacio de la niña es el que comparte con
su nana, en muchas escenas es la cocina. La historia
de esta niña que va a pasar al orden simbólico es
paralela a la del pueblo indígena. Por este motivo,
para fundar el paralelismo entre la situación inicial
de la niña y la situación presimbólica de los
indígenas- situación que corresponde a la era
prehispánica- el primer incipit corresponde al Popo1
Vuh, que es el libro genésico de los mayas. Este
existía antes de la llegada de los españoles y,
curiosamente, en coincidencia con el título de la
novela, narra las nueve generaciones prehispánicas.
Así que tal vez "balún canán" además de ser el
nombre de Comitán y de hacer referencia a los nueve
cerros que rodean la ciudad, también, significa las
nueve generaciones que precedieron la llegada de los
españoles. Sin embargo el mismo epígrafe del libro
sagrado anuncia la transitoriedad de este estado
inicial prepatriarcal, ya que el texto en cuestión es
un camacú, es decir, un canto de despedida.
La segunda parte de la novela puede ser entendida
como la entrada en la fase del espejo, antítesis de la
dialéctica. La primera prueba es que la niña se separa
de su nana para emprender el viaje iniciático, para
tomar conciencia de sus verdaderos progenitores, de
la ausencia, de la prohibición y de la muerte. Es
necesario y muy acertado el narrador omnisciente
porque al tratarse la primera parte de una suerte de
diálogo, si falta un interlocutor, la nana, éste queda
roto. La niña no puede asumir la palabra porque
todavía está en fase de formación. Lo mismo les
ocurre a los indígenas, quienes en esta segunda parte
inician el camino hacia la autoconciencia pero no
son todavía plenamente capaces de rebelarse. Esta
segunda parte es agónica, por ello el epígrafe del
incipit corresponde ahora al Chilam Balam, que es,
por un lado un libro escrito tras la llegada de los
españoles, y, además, una serie de relatos en su
mayoría épicos, muy acordes con el clima de la parte
central de la novela. De igual manera que la niña
66
empieza a percibir la existencia del padre y su poder,
los indígenas empiezan a ser conscientes de lo que
se les arrebató. En este sentido es muy importante el
manuscrito que la niña encuentra en el cajón de su
padre y que relata la fundación de Chactajal. No sólo
la injusticia se le hace manifiesta ya que el documento
pertenece a los indígenas y lo posee su padre, de
hecho está escrito en español por un indígena, sino
que aprende el poder destructivo que puede tener la
palabra, así como la injusticia de su sexo, ya que la
madre le advierte que dicho documento no es suyo,
sino de Mario. del varón.
La tercera parte, el derrumbe de ciertos pilares
del patriarcado es una metáfora de la entrada de la
niña y de los indígenas en el orden simbólico,es decir
la síntesis de la dialéctica.Ambos entran en el mundo
histórico al haber aceptado su carencia y el deseo de
restaurarla. El incipit subraya este sentido historicista
pues proviene de Los anales de Xahil, escritos en
forma de crónica histórica. La niña no volverá a ver
a su liana, ésta ha sido expulsada de la casa pues es
la representante de lo presimbólico. En contrapartida
adquiere el lenguaje de la escritura. Es ya un ser
medianamente formado y con conciencia de sí
misma. Por su parte los indígenas ganan la partida
sólo de forma simbólica, porque el representante de
la continuidad del patriarcado, esto es el hijo varón
Mario, muere y el documento de fundación, que hace
las veces de legitimador del poder de la hacienda
para el padre de la niña, es aniquilado por el fuego,
con lo cual el título de propiedad de la finca
desaparece. El símbolo de la escuela, reivindicación
principal de los indígenas, y el documento que sobre
su fundación escribe el líder tzetzal Felipe Carranza
es la adquisición del lenguaje por parte del pueblo
indígena y, por tanto, su ingreso en la historia y el
símbolo de la epifanía de la autoconciencia.
La estructura tripartita con sus respectivos
cambios de narrador se apoya, también, en el juego
espacial. Las partes primera y tercera transcurren en
la casa natal de la niña. en Comitán. al abrigo
" de los
nueve guardianes. Es el espacio propio de la
narradora y, en consonancia, asume la voz narrativa.
La parte central se desarrolla en un espacio ajeno, la
finca Chactajal, espacio más relacionado con el
mundo indígena. Por ser un lugar extraño a la
narradora y por faltar la intermediaria entre ella y el
pueblo indígena, la voz es asumida por el narrador
omnisciente, ya que el conflicto de razas tampoco
puede ser narrado por los propios tzetzales porque
ellos como la niña se encuentran en fase formativa.
Mientras la niña permanece en su casa natal la
asunción de la voz es fácil, porque la casa es una
gran cuna, es el cosmos que ella domina. Además,
según esta lógica estructural, es necesario que el
narrador no sea un adulto:
nuestra vida adulta se halla tan despojada de los
bienes primeros, los lazos antropocósmicos están
tan relajados que no se sienten su primer apego en
el universo de la casa6.
Aunque la niña no tiene plena conciencia de ser,
la casa presta integración a sus pensamientos.La casa
es el gran espacio de lo maternal, de lo presimbólico.
El tránsito hacia la etapa simbólica se gesta merced
al abandono de la casa materna:
Para ilustrar la metafísica de la conciencia habrá que
esperar las experiencias en que el ser es lanzado
fuera, o sea en el estilo de las imágenes que
estudiamos; puesto a la puerta, fuera del ser de la
casa, circunstancia en que se acumulan la hostilidad
de los hombres y la hostilidad del universo7.
La casa, el regazo materno y la figura de la nana
significan la utopía, el estado pre-edípico, el potens
ilimitado, la identidad y la presencia. Todos estos
semantemas se apoyan uno en otro para recrear el
paraíso perdido. No se trata de una identificación
casual ni contingente; en toda la producción de
Castellanos se privilegia la relación nana-nodriza con
la niña. Así sucede en su segunda novela Oficio de
Tinieblas y en muchos de sus poemas, aunque el más
significativo, a este respecto, es Salomé. Poema
dramn'tico, en el que la protagonista busca la paz en
el regazo de la nodriza:
NODRIZA (atrayéndola hacia sí)
Recuéstate en mi falda
lo mismo que lo hacías
cuando eras pequeña.
Acabas de pasar por un salón oscuro
y vienes aún pálida,
asustada,
y tu pulso ha corrido más que tú
buscando claridad v com~añíaí...)
Yo cuidaré de tí, yo te protegeré
como entonces, mi niña,
todavía8.
\
-
...
A
-
,
Señor, ella fue criada de mis pechos
y durmió en mis canciones.
No ha conocido más que la esperanza9.
El narrador no sabe lo que cuenta, y menos aún lo
que va a contar. Por eso preferimos hablar de
instancia narrativa, o de función narrativa del texto,
que se traduce a su vez en una serie de puntos de
focalización de la voz que no describen
obligatoriamente una coherencia. Instancia
narrativa esencialmente móvil, cuyos desplazarnientos dan lugar a las diversas focalizaciones
del relato y que puede a su vez ser investida o
atravesada por discursos eventualmente
...
Ovillito del sueño,
ovillito,
teje para mi niña
el cojín más mullido.
Para su sien trizada
del granizo10.
contradictorio^^^.
Este poema, en su totalidad, describe una
experiencia muy similar a la que sufre la niña
narradora de Balún Can&, las dos protagonistas
abandonan el espacio utópico de 10 maternal para
vivir el conflicto del mundo. Cuando regresan al
espacio primero sus designios vitales han cambiado
por completo, como resultado de haber enfrentado
la autoridad paterna, el "falocentrismo". El deseo de
volver al regazo materno es el deseo de protección.
Así lo explica Erich Fromm:
Esta tendencia "incestuosa", en el sentido
pregenital, es una de las pasiones más
f~ndamentalesen hombres Y mujeres, Y
comprende el deseo de protección del ser humano,
la satisfacciónde su narcisismo, su anhelo de amor
incondicional, que se ofrece sin esperar nada de
su respuesta amorosa. Es verdad que esas
necesidades existen normalmente en el niño y la
madre es la persona que las satisfacel1.
Según todo lo expuesto, la estructura de Balún
canán es una clave significante fundamentalpara
entender la novela. Quedan invalidados todos 10s
juicios negativos que sobre este aspecto de la
novela lanzan 10s críticos. Por otra parte sobre la
incapacidad de u n niño de siete años para
expresarse tal y como lo hace nuestra narradora,
e s necesario aclara que el concepto de
verosimilitud debe ser agrandado. ~1 texto se
desarrolla en un cronotopo más mítico poético que
realista. Por otra parte, aunque se saque la impresión
de un narrador homodiegético que corresponde a la
niña, es evidente que por encima pesa una instancia
narrativa que organiza y vincula todos los fragmentos
textuales y manipula las distintas voces. En vez de
ceñirnos a la crítica clásica que sobrevalora los
conceptos de realismo y verosimilitud,
buscar otros mecanismos cnticos para analizar esta
novela, que, por otra parte, poco tiene que ver con las
novelas a las que se refiere
dicha critica. ~1 fenómeno
textual de la instancia narrativalo explica EdmundCros:
La instancia narrativa permite, pues, que exista
la ficción de varios narradores, O,mejor, varias voces
que narran. Resulta, además, un buen hilo conductor
para coordinar la esencia de palimpsesto que tiene la
novela. Efectivamente, los niveles architextuales de
nuestra novela son llamativos. Confluyen varias
historias, la de los mayas y la de los ladinos, la de
los habitantes de Chactajal y la de la familia Argüello.
Escuchamos la voz de una narradora niña, que nos
transmite sus primeras experiencias de ser marginado
por su género, yuxtapuesta ala voz de su nana, quien
sabe de la marginación racial y sexual. Este diálogo
estéril es, a su vez, paradigma de la historia de las
mujeres, y se opone a la voz de la oficialidad.
La historia hegemónica es representada casi en
su totalidad en la parte segunda de la novela y narrada,
precisamente por su carácter oficial, en tercera
persona para parafrasear la voz de la crónica histórica,
juzga a la mujer - en el caso de Matilde, que se entrega
a Un
fuera
y es
del seno social, tenemos la evidencia más exultantejuzga al indígena,
que condena a vivir en
condiciones infrahumanas - en este sentido la red se
complica aún más, pues se enfrentan dos discursos
hegemónicos, el de los terratenientes y el del estado
agrarista de Lázaro Cárdenas,
luchan por su
propio poder y el indígena es tan sólo un arma
arrojadiza-,juzga también al varón blanco que no ha
alcanzado el privilegio social, el bastardo Ernesto
"0 tiene ubicación dentro del patriarcado Por su
congénita y
en el submundo
marginado, ya que
es una mujer ni
un
indígena. Esta historia hegemónica se enfrenta a la
Otra historial la de los marginados y
creencias, tiempos históricos, etc. Así, el ejemplo más
palmario lo tenemos en la interpretaciónde la muerte
de Mario. Desde la oficialidad del discurso, muere a
causa de una apendicitis. Para los indígenas muere
PO' Un castigo de 10s brujos de la tribu. Para la niña,
Mari0 IIWere Porque ella deseó sus privilegios, Para
3
68
la lógica narrativa muere para no perpetuar el poder
de los terratenientes.
A nivel textual el carácter de palimpsesto tiene
varias bifurcaciones. La oralidad indígena se enfrenta
al mundo escrito de los ladinos. Estamos ante una
novela, vehículo privilegiado del mundo letrado
occidental, que plantea sus argumentos desde los
textos sagrados de los mayas. El discurso de la niña
se yuxtapone a la tercera persona narrativa, e, incluso,
a una segunda persona encarnada en la nana. Luego
las tres personas gramaticales tienen voz en el texto.
El hecho de iniciar la novela con un diálogo remite
de nuevo a las tradiciones míticas de los mayas, pues
el Popol Vuh se abre con una historia dialogada.
Es, también, un palimpsesto el documento que
la niña encuentra sobre los títulos de propiedad.
Documento escrito por un indio, pero en poder del
blanco y arrebatado a su pueblo:
Cuando Míster Peshpen vio que no iba yo a cejar
estuvo dale y dale, pidiéndome unos papeles que
tengo en la casa de Comitán y que escribió un indio.
- ¿Que los escribió un indio?
- Y en español para más lujo. Mi padre mandó que
los escribiera para probar la antigüedad de nuestras
propiedades y su tamaño. Estando como están las
cosas tú comprenderás que yo no iba a soltar un
documento así por interesante y raro que fuera. Para
consolar a Míster Peshpen tuve que regalarle los
tepalcates que desenterramos. Se los llevó a Nueva
York y desde allá me mandó un retrato. Están en el
museol3.
La significación que tiene que el documento
de propiedad esté escrito por un indígena en
español es dual. Por un lado representa la
aquiescencia forzada del pueblo a perder sus
territorios, por otra simboliza que, aunque el
indígena domine el castilla, hasta el punto de
poder escribirlo, no le va a ser devuelta su
identidad ni su dignidad.
El contrapunto de este texto es la narración
escrita que hace Felipe, el líder indígena, de la
construcción de la escuela, documento que
sustituye al anterior ya que en la economía
simbólica de la novela es la fundación de una
nueva era en la que el indígena recuperará todo lo
que le fue arrebatado.
Por último la yuxtaposición entre oralidad y
escritura ocupa el inicio y el final de la novela. Al
principio la tentativa de diálogo fallido entre niña
y nana, al final la niña toma el lápiz y escribe. La
justificación explícita del acto de escritura es pedir
perdón a Mario, pero a nivel implícito hay mucho
más. El fragmento de El libro del Cosejo del Popol
Vuh que abre la novela y que, por tanto tiene una
significación especial dentro del paratexto, ya que
es el primero de los tres epígrafes, dice así:
Musitaremos el origen. Musitaremos solamente
la historia, el relato. Nosotros no hacemos más
que regresar; hemos cumplido nuestra tarea;
nuestros días están acabados. Pensad e n
nosotros, no nos borréis de vuestra memoria,
no nos olvidéis.
La niña, que durante toda la novela ha atesorado
las palabras de su nana indígena, va a asumir, ahora
que ésta ha desaparecido, su voz. Para no borrar de
la memoria ni olvidar a los primeros indígenas, la
niña va a escribir. Por tanto en la propia novela se
hace explícita la intencionalidad etnoficcional, así
como el rescate de las otras voces de la periferia.
Todo lo que hasta aquí se ha dicho resulta
suficiente explicación del porqué el uso del narradortestigo niña es el más apropiado, dentro del
ecosistema textual. Las experiencia iniciáticas y sus
ritos son patrones de comportamiento recurrentes
en los seres humanos y sus diversas configuraciones
no pueden ser ajenas al ejercicio literario. Puesto
que durante la larga historia de la literatura el escritor
ha indagado sobre la identidad asociada a la
problemática masculina, la escritora- Antígona,
desafío viviente de las leyes patriarcales, que hace
estalllar el silencio, necesita imperiosa, satisfacer el
ansia de autoconocimiento remontándose al origen,
a la infancia. No es Castellanos la primera en
emprender este viaje literario regresivo. Así Nellie
Campobello en Las manos de mamá construye la
genealogía de una niña y, también, paralelamente,
la de la comunidad mexicana14. Esta "mera
convención", como la califica, no sin tintes de
desprecio, el crítico César Rodnguez Chicharro, ha
sido también utilizada por muchos escritoresvarones de fama intachable, en ellos e l
procedimiento ha tenido más fortuna y no ha sido
considerado como insalvable falla realista. Desde
Henry James, quien perfeccionó la técnica para
que el niño pudiera aparecer en el cuento como
testigo-narrador, hasta los grandes baluartes del
boom: Bestiario de Julio Cortázar, Paseo de José
Donoso, Es que somos muy pobres de Juan Rulfo
y Un relato de tenmealla de Guillermo Cabrera
Infante. La principal dificultad que enfrenta el
escritor que adopta esta forma de narrar es
cómo preservar la verosimilitud de la
perspectiva y al mismo tiempo hacer llegar la
materia al lector sin deformorla. La posición
cognitiva del lector es de máxima
importancia, porque el efecto de la obra
dependerá de su habilidad de ver más allá de
lo que percibe la conciencia que le transmite
la acción15.
Por otra parte, el uso de la narradora niña
permite la restauración del semantema de la
madre, muy devaluado en los textos
hispanoamericanos escritos por varones, en los
que para negar el bildungsroman decimonónico,
para alcanzar el grado óptimo de libertad vital, se
requiere la negación del narcisismo primario,
asociado a la esfera materna-femenina. La repulsa
hacia los valores portadores de la feminidad se
detecta en la narrativa latinoamericana, sobre
todo, a partir de la novelística de vanguardia que
postula la "soledad problemática" para alcanzar
la ontogénesis:
Es hacia la madre y hacia el "hijo de mama" que
va dirigida la negativa de ese tipo de ~ovela.La
"traición" esdeRitaHa~worth;1aMagadesaparece
Para que Oliveira siga creciendo, la Queca es
asesinada en La vida breve, de Onetti, Castel mata
a María en El túnel, de Ernesto Sábato; la esposa
tullidamuere enAlfilo del agua, deAgustin Yáñez,
...
En estos casos, se narra un bildungsroman en e]
que se trata de sentar las bases para la
autodeterminación de los protagonistas hombres
despojándolos de sus objetoslfetiches (madres1
esposaslamantes), para así "eyectarlos" de lleno a
las situaciones límites que les permiten crecer. La
violencia en contra de la mujer se convierte en el
sacrificio "necesario" (corte umbilical y destete)
para la liberación de los hijos de la bohemia de
Buenos Aires, Santa María o paris16.
Probablemente, la primera y más urgente
necesidad de la escritura de la mujer sea,
precisamente restaurar el estigma negativo que pesa
sobre el semantema de la madre-mujer-esposa.
Rosario Castellanos lo restara en el momento que la
productividad de la protagonista niña, como escritora,
como ser humano, es deudora directa de la figura
materna de la nana, a la que no precisa aniquilar
sino recordar. La negación implícita del matricidio
es manifiesta en Balún Canán porque toda la
estrategia discursiva emana de una gran metáfora
del mundo pre-edípico, entroncado directamente
con las prácticas culturales del mundo indígena,
prehispánico.
A medida que nuestra pequeña narradora
avanza hacia el mundo del orden simbólico
lacaniano va desgajándose de su nana. La imagen
que empieza a formularse de s í misma es
fragmentaria e incompleta porque el lazo unitivo,
el flujo simbólico de la leche materna, se disipa.
La añoranza del estado primero es la ausencia del
flujo unitivo. Ese flujo lo busca la protagonista
en la indagación del cosmos maya, espacio
utópico desde el cual dar alternativa al cosmos
occidentalizante y patriarcal, que no tiene un
espacio para ella. No intenta el matricidio
fundacional de la identidad. Por el contrario hay
un símbolo permanente en la novela cuya
significación pudiera estar asociada al flujo
materno, al líquido amniótico, a la leche nutriente.
Se trata del viento, verdadero actante narrativo.
Su presencia en la novela y, en general, en todo el
corpus creativo de Castellanos, puede constituir
la reminiscencia activa de los flujos maternales,
con lo cual lejos de requerir el matricidio, la
creación está sustentada por la unión deseada con
1, madre. El viento es el primer elemento, el hálito
creador17. L~ conexión entre creación y feminidad
no necesita ser explicada. Tiene el poder
fecundador de la vida, el líquido amniótico,
primero, la leche, después, alimentan la vida,
también. La propia niña asocia el viento al
nacimiento:
i Qué alrededor tan inmenso! Una llanura sin
rebaños donde el único animal que trisca es el
viento. Y cómo se encabrita a veces y derriba
l o s pájaros que han venido a posarse
tímidamente en su grupa. Y cómo relincha. ¡Con
qué libertad! ¡Con qué brío!
Ahora me doy cuenta de que la voz que he
estado escuchando desde que nací es ésta.(p.23)
Si en los relatos de iniciación de la cultura
occidental el héroe por antonomasia tiene un
origen desconocido, la mujer que escribe
manifiesta su adhesión genésica. El origen
desconocido del héroe ha sido motivo predilecto
de la literatura universal: Moisés, Edipo, Judas,
Paris, Rómulo y Remo,, Fernán González, Oliver
Twist, el Rey Arturo, Don Lope, el personaje de
Calderón, etc... No importa en qué culturas o en qué
coordenada histórica. La heroína de Castellanos, no
sólo no es huérfana, sino que tiene una madre gestante
y una madre de leche. Esto le permite indagar sobre
su origen y su genealogía en las dos direciones que
apunta su obra. El reencuentro gozoso con la madre
gestante será el motivo de lucha por la identidad
femenina, el reencuentro gozoso con la madre de
leche será el motivo de lucha por la identidad
indígena. La iniciación femenina es la incesante
carrera en pos de la identidad para, una vez hallada,
devolver el don de la vida a la madre:
Las reiteradas configuraciones matrocéntricas de
algunos textos escritos por mujeres en el Tercer
Mundo constituyen una alternativa discursiva al
falocentrismooccidental. Pareciera que esta suerte
de "metáfora obsesiva" cumple una significativa
función en la constitución de las identidades
femeninas latinoamericanas, en donde se está
todavía demasiado cerca de la productividad en
tomo a la tierra y al cronotopos idíiico'g.
notas
] Con este comentario nos referimos al ambiente universitario de la UNAM en tomo a la década de los cincuenta, en
el que un grupo de escritoras, entre las que destacaban Rosario Castellanos y Dolores Castro, eran llamadas por sus
compañeros varones, con cierto aire despectivo, "poetisas". La poesía, reino de lo intimista y lo subjetivo, era terreno
propicio para la escritura de la mujer, no sucedía lo mismo con la novela, género reservado al verdadero escritor, esto es
al varón.
Rosario Catellanos, Balún Canán, F.C.E., México (decimonovena impresión), 1994. Todas las referencias a la
novela son de esta edición.
Martín Lienhard, La voz y su huella, Edit. Horizontes, Lima, 1992.
César Rodríguez Chicharro, "Rosario Castellanos: Balún Canán" en La palabra y el hombre, no 9 (enero-marzo
1959), México, p.61.
SJacquesLacan, Ecrits, Seuil, Paris, 1966 ( en español existe una síntesis de sus principales teorías en el libro de
Toril Moi, Teoría literaria,feminista,Cátedra, Madrid, 1988).
Gaston Bachelard, La poética del espacio, F.C.E., México, 1994, p.34.
Gaston Bachelard, Ibidem, p.37.
Rosario Castellanos, Poesía no eres tú, F.C.E., México, 1985 (segunda reimpresión), p-p.133-134.
Rosario Castellanos, Ibidem, p.37.
'0 Rosario Castellanos, Ibidem, p. 145.
l 1 Ench Frornm, El corazón del hombre, F.C.E., México, 1977, p.111.
l2 Edmund
Cros, Literatura, ideología y sociedad, Gredos, Madrid, 1986, p.145.
l 3 Balún Canán, p.82.
l4 El factor étnico-cultural confluye en los escritos de mujeres con la indagación genérica. No se trata de un hecho
aislado, aplicable sólo a las obras de Rosario Castellanos. Hay bastante bibliografía sobre esta cuestión. Puede consultarse:
Gayatarri Chakravorty Spivack, In other worlds. Essays in c~tlturalpolitics, Nueva York, Methuen, 1987.
l5 Bárbara Bockus Aponte, El niño como testigo: La visión infantil en el cuento hispanoamericano contemporáneo
en Explicación de textos literarios, (Vol. XI-1), University Sacramento, Califomia, (1982-83), p.12.
l 6 Kemy Oyarzún, "Identidad femenina, genealogía mítica, historia : Las manos de Mama, en López González (edit)
Sin imágenesfalsas ni falsos espejos, El Colegio de México, México, 1995, p.53.
l7 J.
Eduardo Cirlot, Diccionario de símbolos, Labor, Barcelona, 1994.
l8 Kemy
Oyarzún, Ob. Cit., p.74.
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