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© AIFBN - Agrupacion de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo
REVISTA Bosque Nativo 48: 9 - 11, 2011
ARTÍCULO TÉCNICO POLÍTICO
Conservación de los bosques nativos de
Chile – Un análisis al Informe FAO sobre la
Evaluación de los Recursos Forestales Nacionales
Giselle Bergh (1), *, Alvaro Promis (2), **
(1) Ingeniera Agrónoma, Departamento Silvicultura y Conservación de la Naturaleza,
Universidad de Chile; (2) Ingeniero Forestal, Departamento Silvicultura y Conservación de la Naturaleza, Universidad de Chile
E-mail: * [email protected], ** [email protected]
Los bosques del mundo son esenciales para la vida, albergan
una gran diversidad de plantas y animales y son el generador
del aire que respiramos. Éstos protegen los suelos y las aguas
y contribuyen a la estabilización del clima. Asimismo, nos suministran recursos como madera, combustible para la energía
y varios productos no madereros, entre ellos alimentos, forraje, medicamentos, materiales de construcción y cosméticos.
Estos ecosistemas son fuente de trabajo, de esparcimiento y
de experiencia de la naturaleza y son parte de nuestra vida
cultural y espiritual. Los bosques se encuentran en un mundo
ocupado por siete mil millones de personas y representan más
del 30 por ciento del territorio, albergando el 80 por ciento
de la biodiversidad del planeta. Son hogar de 300 millones
de personas alrededor del mundo y son sustento para más de
1,6 billones de seres humanos, utilizándose un 30 por ciento
de los bosques para producción de madera y productos no
madereros (ONU 2011).
Con motivos de concentrar los esfuerzos en crear más
conciencia para fortalecer la conservación, la ordenación y
la explotación sostenible de los bosques en beneficio de las
generaciones presentes y futuras, durante este año (2011) la
Organización de las Naciones Unidas (ONU) decide declarar el Año Internacional de los Bosques. De esta manera, se
pretende aumentar los esfuerzos para disminuir las tasas de
deforestación, permitir la subsistencia de especies que se encuentran en algún estado de conservación, así como también
luchar por la disminución de las concentraciones de carbono
en la atmósfera. La declaración de Año Internacional de los
Bosques 2011 tiene como objetivo celebrar el papel de los seres
humanos en la gestión y en la conservación de la masa forestal, transmitiendo el tema “Los bosques para las personas”,
enfocándose en el rol fundamental que cumplen las personas
en la ordenación y conservación de estos ecosistemas.
Bajo este contexto, FAO aprovecha el impulso ya
generado en otros ámbitos internacionales, como los relativos
al cambio climático y la biodiversidad, para prestar una mayor
atención a los bosques de todo el mundo. Así, se presenta una
nueva edición de la Situación de los Bosques del Mundo con
nuevos análisis regionales extraídos de la Evaluación de los
Recursos Forestales Mundiales 2010 (FRA 2010), con resultados que pueden ser preocupantes para la toma de decisiones
nacionales y mundiales en materia de conservación de los
bosques nativos.
Por medio de FRA 2010 se publica que aunque la tasa
de deforestación mundial disminuye en el mundo, la pérdida de bosque sigue siendo alarmante en algunos países. La
deforestación se redujo de aproximadamente 16 millones de
hectáreas anuales en la década de 1990 a unas 13 millones de
hectáreas al año en el último decenio. Las pérdidas encontradas entre los años 2000 y 2010 se concentran en regiones tropicales, con las mayores tasas anuales de reducción en África
(3,4 millones ha) y Sudamérica (4,0 millones ha). Además,
en el documento se informa que la forestación y expansión
natural de los bosques en ciertas áreas (latitudes templadas y
boreales) ayudaron a reducir las pérdidas netas de superficie
de bosque a nivel mundial (FAO 2011).
Las principales causas de deterioro ambiental para
Latinoamérica, durante el presente siglo son el cambio de uso
de la tierra, el cambio climático global (Veblen et al. 2007)
y la desertificación. La principal causa de deforestación en
Sudamérica es la conversión de bosques a terrenos de uso para
la agricultura y urbanización (FAO 2011). Por otro lado, Chile
junto a otros países, presenta un aumento en la superficie de
bosque plantado y además, se encuentra segundo en el ranking
de la región, por poseer la mayor proporción de área de bosque
destinada a funciones protectoras (FAO 2011).
Específicamente en Chile, FRA 2010 reporta un
aumento de la superficie total de bosque de 188 mil ha entre
los años 2005 y 2010 (FAO 2010). Sin embargo, observando
en detalle los datos entregados, la superficie de bosque nativo sigue disminuyendo con una reducción de 133 mil ha de
bosque primario y regenerado naturalmente en este mismo
período, y por otro lado se produce un aumento de 321 mil
ha de plantaciones, correspondientes a bosque comercial de
especies introducidas (Tabla 1) (FAO 2010).
La tasa de aumento de la superficie de plantación
forestal durante este quinquenio, según datos obtenidos de
INFOR, se proyecta en 64 mil ha al año (FAO 2010), correspondiendo principalmente a plantaciones de especies introducidas (Tabla 1). Sin embargo, esto se contrasta con la tasa de
reducción de aproximadamente 27 mil ha de bosque nativo al
año, de las cuales 9,6 mil ha corresponden a bosque primario
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y 16,8 mil ha a bosque nativo regenerado de manera natural
(especialmente de renovales) (FAO 2010). Bajo este contexto
se puede citar a Donoso y Lara (1995), quienes indican que
en sectores de la Cordillera de la Costa en Valdivia, varios
rodales de bosques secundarios de bosques siempreverdes y
de Nothofagus obliqua fueron clasificados como “matorrales”
y entonces sustituidos por plantaciones comerciales, especialmente de Pinus radiata.
Es importante mencionar que el cambio de uso de
suelo con aptitud forestal a otros sistemas productivos, no es
el único responsable de la transformación de bosque nativo.
El crecimiento de las ciudades durante 1997 y 2007 fue de
4,4 mil ha al año (FAO 2010). Esta cifra que sumada a la concentración de población urbana en la zona centro de nuestro
país (por ejemplo 40% en la Región Metropolitana), genera
una gran presión indirecta sobre los ecosistemas naturales
que se encuentran alrededor de las urbes.
Retomando la celebración del año Internacional de
los Bosques para luchar contra la desertificación y cambio
climático, y reconociendo que somos un país en desarrollo que
requiere de altos niveles de producción para su crecimiento
económico, es de vital importancia la adopción de procesos productivos más ecológicos y amigables con el medio
ambiente. Los países importadores de productos madereros
exigen cada vez más certificaciones forestales de manejos
sustentables, aumentado la dificultad para exportar mientras
no se realicen acciones y planes de manejos en éste ámbito.
Esto conlleva a que la urgencia económica por parte del área
de explotación forestal privada, impulse un desarrollo sostenible de los bosques nativos productivos, pues se debe tener
en consideración que un 73% de la superficie de bosque en
Chile es de propiedad privada (FAO 2010).
En Chile, como primer paso, desde el año 2008 se
encuentra vigente la Ley 20.283 sobre Recuperación del Bosque Nativo y Fomento Forestal, la cual tiene como objetivo
la protección, recuperación y mejoramiento de los bosques
nativos con el fin de asegurar la sustentabilidad forestal y la
política ambiental. Sin embargo, esta ley no hace una indicación explícita sobre la reglamentación de sustitución de
bosque nativo por plantaciones, ni tampoco la habilitación
de terrenos agrícolas a partir de bosque nativo. Tanto la Ley
20.283 como su Reglamento General (Decreto 93) indican
que para toda corta de bosque nativo se deberá asegurar su
regeneración, reforestación y resguardo en conformidad a
lo establecido en el Decreto Ley 701, de 1974. Sin embargo,
tanto el Reglamento General del Decreto Ley 701 (Decreto
193) y el Reglamento Técnico del Decreto Ley 701 (Decreto
259) se indica que la CONAF, bajo ciertas condiciones, podrá
aprobar planes de manejo en bosque nativo que contemplen
la reforestación con especies distintas a las cortadas (también
especies introducidas). No obstante, en el artículo 42 del Decreto 193 antes señalado, se especifica que la reforestación no
se puede hacer con especies distintas a las cortadas cuando no
se afecte especies en estado de conservación, de acuerdo a lo
establecido en la Ley 19.300 (artículos 41 y 42). Ahora bien,
el mayor desafío es hacer que esta ley (20.283) pueda cumplir
su objetivo general, con la integración de otros servicios que
estos ecosistemas forestales pueden entregar, tales como la
a disminución de carbono atmosférico, el mejoramiento de
la calidad del agua, el turismo y la utilización de productos
forestales no madereros (PFNM) con fines alimenticios y
medicinales.
Por otro lado, durante el año 2010 la ONU realizó la
Cumbre para el Cambio Climático en Cancún (COP16), en la
cual el principal desafío fue la lucha contra la deforestación.
Durante esta cumbre se lograron importantes avances en el
pacto REDD+ (Reducción de Emisiones por Deforestación
y Degradación de Bosques, más la función de ordenación
sostenible de los bosques, conservación de las reservas forestales de carbono y mejora de las existencias forestales en
los países en desarrollo).
En la actualidad se están realizando importantes
esfuerzos para poner en marcha actividades REDD+. Este
acuerdo puede conseguir grandes cambios en la conservación
y ordenación de los bosques tropicales, a la vez de garantizar
medios de vida para los pueblos indígenas y las personas
que dependen de los bosques. Por medio de este pacto, las
industrias forestales tendrían la oportunidad de ampliar al
máximo la eficiencia energética, impulsar la innovación, crear
un suministro de fibra fiable y contribuir a las economías
locales. Por otro lado, los negociadores a cargo de diseñar las
políticas y medidas relativas al cambio climático, reconocen
que el éxito en la implementación de REDD+ en los países en
desarrollo, ayudaría a aliviar la pobreza (FAO 2010). Sumado
a esto, el pacto permitiría pagar a los países en desarrollo para
que conserven sus bosques, reduciendo de esa manera las emisiones de carbono en el mundo derivadas de la deforestación.
Si bien, este pacto se centra en el grave problema de
la deforestación de las selvas en las regiones tropicales, es
un incentivo para que Chile en vez de permitir que se sigan
transformando anualmente 27 mil hectáreas de bosque nativo
(aproximadamente), se concentre en la creación y adopción
de nuevas técnicas productivas y de explotación sustentable.
Permitiendo, a su vez, asegurar el stock de carbono y la generación de otros servicios ambientales, reduciendo los niveles
de degradación forestal, como también favorecer los medios
de vida de habitantes rurales y comunidades indígenas que
dependen directamente del bosque.
Se debe tener en consideración y dar énfasis en la
investigación de los conocimientos tradicionales sobre los
bosques, la gobernanza de los productos forestales no maderables (PFNM) y el valor intrínseco de los bosques. Ya que
considerados en conjunto, estos temas pueden potenciar al
máximo la contribución de los bosques a la creación de medios
de subsistencia sostenibles y a la mitigación de la pobreza.
Por otro lado, no se debe olvidar que los recursos forestales
cumplen un rol fundamental en el cambio climático, y la deforestación puede causar hasta un 20 % de las emisiones de
CO , según datos del Banco Mundial. Estos recursos otorgan,
además, beneficios económicos y socioculturales ya que son
fuente de alimento, refugio y materiales para un gran porcentaje de la población mundial y nacional. Es de conocimiento
general que los bosques, al presentar una mayor diversidad
de especies a diferencia de las plantaciones forestales comerciales, que se caracterizan por su estructura mono-específica,
sean capaces de enfrentar mayores perturbaciones debido a
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su alta capacidad de resiliencia y resistencia, reafirmando la
necesidad de proteger las superficies boscosas en el mundo.
En nuestro país, es preciso que los actores públicos y
privados converjan en un equilibrio de producción y conservación por medio de políticas y legislaciones, como la Ley
de Bosque Nativo y trabajar en la adopción de mecanismos
REDD+; que exijan, controlen, monitoreen e incentiven el
manejo sustentable de bosques nativos y la preservación en
las áreas protegidas públicas y privadas, logrando así impedir
la destrucción, deterioro y sustitución de nuestro patrimonio
natural.
Referencias
FAO. 2010. Evaluación de los recursos forestales mundiales
2010. Informe Nacional. Chile. FRA2010/041. Roma (Italia).
68 p.
REVISTA Bosque Nativo 48: 9 - 11, 2011
FAO. 2011. Situación de los bosques del mundo 2011. Roma
(Italia) (disponible también en www.fao.org/docrep/013/
I2000s/I2000s.pdf). 176 p.
Donoso C, Lara A. 1996. Utilización de los Bosques Nativos
en Chile: Pasado, Presente y Futuro. In: Armesto JJ, Villagrán
C, Arroyo MK (Eds.) Ecología de los Bosques Nativos de
Chile. Editorial Universitaria. Santiago. Chile. 363-387 pp.
ONU. 2011. International Year of Forests 2011. Disponible:
http://www.un.org/en/events/iyof2011 Visitado el 24 mayo
2011.
Veblen TT, Young KR, Orne AR. 2007. Future environments
of South America. In: Veblen TT, Young KR, Orne AR (Eds.).
The Physical Geography of South America. Oxford University
Press, New York, USA, pp. 340-352.
Editor asociado: Daniel Soto
Tabla 1. Evolución de la superficie de bosque a nivel nacional. Superficie en 1000 ha (Modificado de FAO 2010).
Tipo Bosque
Años
2000
2005
2010
4.631
4.536
4.488
4.439
8.925
9.362
9.492
9.408
Bosque Plantado
13.556
1.707
13.898
1.936
13.980
2.063
13.847
2.384
… de especies introducidas
1.707
1.936
2.063
2.384
TOTAL
15.263
15.834
16.043
16.231
1990
Bosque Primario
Bosque
Nativo
Otros bosques
regenerados de
manera natural
Total Bosque Nativo
11
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