N OSTALGIA Y TRANSGRESIÓN S OBRE LA VIGENCIA DEL PASADO Y LO CIRCUNSTANCIAL DE LO NUEVO A TRAVÉS DE UNA CONVERSACIÓN Alejandro Guerrero G. H abíamos quedado de vernos en la universidad, pero él olvidó - que esa semana estarían de vacaciones; por ello me dijo que mejor nos viéramos en su casa. Llegué a tiempo con todo y que omití leer la palabra “South” después de “Park Avenue” en la dirección. Tuve que correr. Al llegar al edificio, el portero me preguntó a quién buscaba. Yo le dije que a un tal Kenneth Frampton. Entonces él me indicó el número de su departamento. Timbré. Mientras bajaba observé su nombre rodeado del resto de los nombres de los inquilinos del edificio en las tapas de los buzones. Después de un par de minutos, cuando llegó al lobby, nos saludamos y él me propuso salir a comer. Caminamos un par de calles mientras me comentaba sobre lo que actualmente lo tiene más ocupado. “Estoy escribiendo sobre China”, me dijo. Debe ser un reto muy grande añadirle capítulos a un libro que es considerado fundamental para la historia de la arquitectura, aunque en realidad no es la primera vez que lo hace. Historia Crítica de la Arquitectura Moderna ha sido revisado y ampliado por él al menos tres veces. ¿En qué momento un libro está acabado? Y de la misma manera, ¿es posible dar por terminada una arquitectura? Llegamos a un restaurante de atmósfera muy agradable; de esos espacios que sin ostentación y sin esfuerzo transmiten una sensación de elegancia cotidiana. Dejamos nuestros abrigos en el 7 guardarropa. Aunque el espacio era fluido, la recepción se separaba del área de mesas mediante tres o cuatro escalones. Las mesas muy juntas se ordenaban a dos costados permitiendo un pasillo central amplio. Nos sentamos. Él pidió vino blanco; yo pedí tinto. “Nunca en la historia se había construido tanto y en tan poco tiempo como en China en los últimos años”, me dijo argumentando la importancia de escribir al respecto. Historia Crítica de la Arquitectura Moderna es un libro fundamental para conocer no solamente la arquitectura de los siglos XIX y XX sino que nos ayuda a comprender cómo ha sido entendida y explicada esa arquitectura. Para Frampton, la historia de los edificios es la historia de la edificación, así, en sentido muy amplio, por lo cual suele hablar de los autores y de sus edificios desde sus contextos histórico y social. Sus explicaciones van desde la influencia de la Revolución Industrial, que determinó el quehacer arquitectónico del siglo XX, hasta la junta tectónica de los edificios de Carlo Scarpa. A eso me refiero cuando digo “amplio”. “¿No vas a comer?”, me preguntó al ver que no había probado mi carpaccio por estar escuchándolo. Lo probé. Tenía un sabor sutil, al menos para alguien como yo, acostumbrado a que la comida tenga mucho limón o mucho picante o mucho de ambos. Tuve que fijar el gusto —como quien fija su mirada en una imagen para entenderla— para percibir los sabores del pescado, que también tenía un color pálido. Sí, estaba bueno. A alguien escuché decir alguna vez que la arquitectura mexicana, como nuestra comida, suele ser fuerte, pesada: spicy. La gravedad de los muros, su densidad material, le dan ese sabor fuerte. Pienso en el paisaje irrepetible del Pedregal: el que recibió arquitectura moderna de gran calidad sobre sus mantos de lava, a veces flotando a lo Wright y otras veces con los muros metidos entre la piedra. Pienso en los frontones y en el estadio de CU. Pienso en esa densidad. Frampton me preguntó sobre algunos arquitectos mexicanos. Coincidimos en nuestros predilectos: aquellos que hacen de la 8 construcción su motivo. Para él, la tectónica de las edificaciones es un tema fundamental; casi diría que la palabra tectónica le pertenece como historiador en el siglo XX. ¿Y qué es la tectónica? Yo la definiría, sintetizando a Frampton, como aquello que relaciona lógicamente forma y materia en un sistema edificatorio. La tectónica de un edificio es su esencia constructiva. Por lo tanto, cuando un edificio celebra su constructividad, es probable que Ken se sienta complacido. Aquellas arquitecturas que se recrean en la falsedad tectónica y en la mentira del maquillaje, probablemente no le interesen mucho. Es por ello que Frampton también se ha dedicado a escribir sobre algunas prácticas alrededor del mundo en las que es posible ver esa esencia constructiva: Wang Shu, David Chipperfield, Grafton Architects, Charles Correa, Kengo Kuma, entre otros. Sin embargo, al observar el trabajo de dichas oficinas también es posible entender que lo que le interesa en el fondo es esa arquitectura capaz de generarse como una respuesta clara al contexto cultural al que pertenece y que por lo tanto escapa a la modernidad más genérica y transportable. Es aquello que en su momento llamó “regionalismo crítico” para referirse a la arquitectura que se pregunta “… cómo llegar a ser moderno y regresar a las fuentes; cómo revivir una antigua y dormida civilización y tomar parte en la civilización universal”.1 Quizá por todo esto, Frampton se ha mostrado muy complacido al observar la obra que Mauricio Rocha presentó en Columbia con motivo de la exposición “Latin America in Construction: Architecture 1955-1980”, del MoMA de Nueva York. Menciona que encuentra su trabajo “… absolutamente extraordinario y muy estimulante…” debido a su capacidad para producir una arquitectura “… técnicamente correcta y a la vez tectónicamente expresiva…”, 1 Paul Ricoeur, “Universal Civilization and National Cultures”, History and Truth, 1965, 276-277. 9 y además porque su obra, a pesar de tener cierta tecnología asociada a la edificación, no pierde ese arraigo a la tierra a través de la densidad material.2 “¿Quién ha realizado esto?”, me preguntó Ken al observar en mi portafolio de proyectos la fachada tejida de la casa en Ajijic. Yo le expliqué que la había hecho un pescador que acostumbra tejer sus propias redes, que realmente existe un saber artesanal textil vivo en aquella región del lago de Chapala. Le dije que uno puede ver a mujeres y niños tejiendo hamacas y cestería en la orilla de la carretera. Mientras conversábamos tuve la fuerte sensación de que mucho de lo que yo pienso sobre la arquitectura lo había entendido por él a partir de sus libros, y también por lo que muchos de mis maestros me habían explicado, claramente basado en sus textos. En el capítulo primero de su libro Estudios sobre cultura tectónica, Frampton profundiza en el término tectónico a través de la cabaña primitiva de Semper, aquello de lo que tanto escuché hablar a Antonio Armesto en la Escuela de Barcelona. La idea de la fachada tejida de la casa en Ajijic nace, sin ninguna duda, en el entramado de todos estos pasajes leídos y escuchados; en la inquietud producida por todos esos aprendizajes. “¿Y qué planeas visitar en estos días?”, me preguntó. Le dije que quería visitar otra vez el Austrian Cultural Forum. Y entonces una sonrisa se dibujó en su cara mientras me decía: “Yo fui parte del jurado de ese concurso; es un gran edificio… probablemente el mejor del siglo XX en Nueva York”. Y después de una pausa breve corrigió diciendo: “Después del Seagram, claro”. Dicho edificio, sede de la cultura austriaca en Nueva York —no muy conocido, en realidad—, es una de las pocas obras construidas por el gurú de la Cooper Union, Raimund Abraham, quien logró transgredir los 2 Conferencia dictada por Mauricio Rocha en el Wood Auditorium de la Universidad de Columbia el 1 de abril de 2015. 10 problemas inherentes al encargo: un terreno muy angosto con un programa amplio y diverso junto a una normativa de edificación que dificultaba la resolución del proyecto. Uno de los puntos principales de su propuesta y aquello que logró atraer de inmediato la atención del jurado, fue que Abraham decidió colocar la escalera de emergencia al fondo del terreno —dado que, de haberla puesto al frente, hubiera abarcado la totalidad de la reducida fachada—. Dicha escalera de tijera duplica la cantidad regular de personas que podría desalojar en una contingencia debido a su condición de doble trayecto o doble hélice. Según el mismo Abraham, su fascinación por este tipo de escaleras nació al observar los edificios de las cortes de justicia neoyorkinas del siglo XIX, donde era fundamental que los prisioneros, sus captores y sus jueces accedieran a las salas por la misma caja de escaleras pero sin encontrarse.3 Lo cierto es que se trata de un elemento que podemos observar en la historia de la arquitectura en diferentes épocas. Abraham llamó a esa parte de su edificio “vértebra”, y es posible entender su importancia al analizar el espléndido dibujo que acompañó su entrega en el concurso: una sección fugada que, además, por cortar la planta en diagonal, nos muestra también la fachada de la torre y el desarrollo de la escalera de tijera: un recurso gráfico transgresor. Al segundo elemento conceptual y constructivo de la torre lo denominó “núcleo”, y se refiere a la estructura del edificio: muros, columnas, losas y refuerzos diagonales que delimitan los espacios. El tercer y último elemento, la “máscara”, no es otra cosa que la fachada del edificio: un curtain wall de cristal y acero cuyo trazo diagonal escalonado —casi un homenaje a Hugh Ferriss— recuerda a los áticos que rematan algunos edificios en Manhattan —incluso el edificio de la sede austriaca en el sitio—, que además le confiere una imagen totémica muy poderosa al Architekturzentrum Wien, The Architecture of the Austrian Cultural Institute by Raimund Abraham, 1999, 37. 3 11 esbelto rascacielos que se retranquea por normativa, imagen reconocida por Kenneth Frampton cuando le dice al propio Abraham: “Me parece que a lo largo de tu trabajo siempre ha habido cierta tensión entre un tipo de elemento neofuturista… y un todo primitivo y arcaico…”.4 Eso mismo puede observarse en la casa que Abraham construyó para sí mismo en Oaxaca, específicamente en Mazunte, donde usando materiales regionales como el ladrillo y la madera produjo una arquitectura extraordinariamente libre y personalísima pero simultánea y definitivamente anclada a su entorno natural y a su clima. Es el mismo Abraham quien narra la crítica que le hace su amigo Ken sobre la magnitud de la cubierta de su casa: “Raimund, don´t you think that is a bit heavy?”, a la que él responde: “Yes, Ken, it is, it is; because I wanted the weight . . . when I sit under the roof I want to have the weight of my architecture above me”.5 No por nada, durante la presentación de la última conferencia que Raimund Abraham ofreció en SCI-Arc, en Los Ángeles, para aludir al temperamento y el carácter tan particulares del arquitecto, Erick Owen Moss evoca a Ishmael, el protagonista de Moby Dick: “‘Who ain't a slave? Tell me that.’ Who ain't a slave?”. Y él mismo responde: “Maybe Raimund Abraham”. Al final de esa misma presentación, Owen nos dice: “Please welcome Raimund Abraham, the Platonic smithy from everywhere, before he disappears out the door”. Raimund Abraham morirá algunas horas después de su conferencia en un accidente automovilístico en el centro de la ciudad de Los Ángeles. Un puñado de obras, una exquisita colección de dibujos y su condición de maestro de arquitectos, llevarán a Abraham a ser considerado un arquitecto de culto. 4 Architekturzentrum Wien, The Architecture of the Austrian Cultural Institute by Raimund Abraham, 1999, 38. 5 Conferencia dictada por Raimund Abraham en SCI-Arc el 3 de marzo de 2010. 12 “¿Te parece si pedimos la cuenta? Tengo que volver a China”, me dijo Ken después del café, con cierta ansiedad; la de quien sabe que le queda poco tiempo y aún tiene mucho que escribir. Tomamos nuestros abrigos y salimos del lugar. Lo vi perderse entre la gente justo en Broadway y la Calle 18. ¿En qué momento un libro está acabado? Y de la misma manera, ¿es posible dar por terminada una arquitectura? 2 de agosto de 2015 BIBLIOGRAFÍA Architekturzentrum Wien. The Architecture of the Austrian Cultural Institute by Raimund Abraham. Salzburgo, Verlag Anton Pustet, 1999. Ricoeur, Paul. “Universal Civilization and National Cultures”, History and Truth. Evanston, Northwestern University Press, 1965. 13 Descarga el contenido completo en acta-arquitectura.org Síguenos en redes facebook - twitter - instagram ActaZine Guadalajara, México. Agosto 2015 Los contenidos de esta revista se pueden reproducir y compartir siempre y cuando no se haga con fines comerciales, se respete su autoría y esta nota se mantenga.