RECOMENDACIONES DE BOGOTÁ PARA LA NEGOCIACIÓN DE UN TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON ESTADOS UNIDOS ASUNTOS CONSTITUCIONALES, INSTITUCIONALES, SOLUCIÓN DE DIFERENCIAS, INVERSIÓN Y COMPETENCIA Alcalde Mayor, Bogotá, D.C. Luis Eduardo Garzón Departamento Administrativo de Planeación Distrital Directora Carmenza Saldías Barreneche Subdirector Económico de Competitividad e Innovación DAPD Dr. Johny José García Tirado Grupo de Competitividad DAPD Isabel Barrera P. Ricardo Venegas M. Liliana Pulido M. Clara I. Penagos C. Apoyo Administrativo Ethel Yaber O. Carlos A. Collazos R. Proyecto Editorial Grupo de Competitividad Subdirección Económica de Competitividad e Innovación DAPD Coordinación Editorial Oficina de Comunicaciones y Relaciones con la Comunidad Investigador José Manuel Álvarez Z. Diseño, diagramación, ilustraciones, pre-prensa e impresión OCE & Marketing S.A. ISBN 958-97606-0-0 RECOMENDACIONES DE BOGOTÁ PARA LA NEGOCIACIÓN DE UN TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON ESTADOS UNIDOS CONTENIDO PRESENTACIÓN. PARTE I Alcances constitucionales y legales para la región en un TLC con EEUU 1. Derechos Derivados de la Autonomía Territorial en una negociación de Libre Comercio 9 Introducción 9 1.1 Principios constitucionales y las regiones 19 1.2 Autonomía y capacidades de las Entidades Territoriales en materia internacional 20 1.3 Límites constitucionales a la negociación 25 1.4 Uso del suelo y TLC 27 1.5 Lo ambiental y las ciudades 30 1.6 Tratado y agenda interna 33 1.7 La reciprocidad como principio orientador de la relaciones internacionales. 34 1.8 El Treaty Making Power en Estados Unidos y sus similitudes con Colombia 35 1.8.1 Autorización ejecutiva y procedimiento de aprobación 37 1.8.2 Aprobación legislativa 38 1.8.3 Autorización previa 38 1.8.4 Fast-Track 39 1.8.5 Reservas 40 1.8.6 Consultas al legislativo 41 1.8.7 Incorporación en la ley nacional 43 1.9 Reservas y aplazamiento en relación con las autonomías territoriales 1.10 Alcance del derecho comunitario desde el punto de vista constitucional e internacional 1.10.1 El derecho comunitario y la constitución 43 46 46 1.10.2 Características del derecho comunitario 48 1.10.3 Trato nacional y nación más favorecida 49 1.10.4 Comunidad Andina y TLC, jerarquía 51 1.10.5 Regulación andina sobre las relaciones comerciales con terceros países 53 1.11 Conclusiones y recomendaciones de la sección 54 PARTE II 57 1. Inversiones 57 Introducción 59 2. El tratamiento de la inversión en los TLC de los EEUU 60 2.1 Ámbito de aplicación 61 5 RECOMENDACIONES DE BOGOTÁ PARA LA NEGOCIACIÓN DE UN TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON ESTADOS UNIDOS 2.1.1 Tratado de libre comercio de América del Norte (TLCAN / Nafta), Tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE), Cafta y Australia – EEUU 2.2 Relación con otros capítulos 61 61 2.2.1 Tratado de libre comercio de América del Norte (TLCAN / Nafta), Cafta, Chile – EEUU y Australia – EEUU 2.3 Trato nacional - TN 61 62 2.3.1 Tratado de libre comercio de América del Norte (TLCAN / Nafta), Tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE), Cafta y Australia – EEUU 2.4 Trato nación más favorecida - NMF 62 63 2.4.1 Tratado de libre comercio de América del Norte (TLCAN / Nafta), Tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE), Cafta y Australia – EEUU 2.5 Nivel mínimo de trato 63 63 2.5.1 Tratado de libre comercio de América del Norte (TLCAN / Nafta), 63 2.5.2 Tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE), Cafta y Australia – EEUU 64 2.6 Requisitos de desempeño 65 2.6.1 Tratado de libre comercio de América del Norte (TLCAN / Nafta) Tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE), Cafta y Australia – EEUU 2.7 Altos ejecutivos y directorios 65 67 2.7.1 Tratado de libre comercio de América del Norte (TLCAN / Nafta) Tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE), Cafta y Australia – EEUU 2.8 Expropiación e indemnización 67 67 2.8.1 Tratado de libre comercio de América del Norte (TLCAN / Nafta) Tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE), Cafta y Australia – EEUU 2.9 Transferencias 67 68 2.9.1 Tratado de libre comercio de América del Norte (TLCAN / Nafta) Tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE), Cafta y Australia – EEUU 2.10 Inversión y medio ambiente 68 69 2.10.1 Tratado de libre comercio de Chile - EEUU (TLCCE), Cafta y Australia - EEUU 69 2.10.2 Tratado de libre comercio de América del Norte (TLCAN / Nafta) 69 2.11 Denegación de beneficios 69 2.11.1Tratado de libre comercio de América del Norte (TLCAN / Nafta) Tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE), Cafta y Australia – EEUU 2.12 Medidas disconformes 69 70 2.12.1 Tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE), Cafta y Australia – EEUU 70 2.12.2 Tratado de libre comercio de América del Norte (TLCAN / Nafta) 71 2.13 Formalidades especiales y requisitos de información 72 2.13.1 Tratado de libre comercio de América del Norte (TLCAN / Nafta) Tratados de 6 libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE), Cafta y Australia – EEUU 2.14 Implementación 72 72 RECOMENDACIONES DE BOGOTÁ PARA LA NEGOCIACIÓN DE UN TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON ESTADOS UNIDOS 2.14.1 Tratdos de libre comercio de Chile EEUU (TLCCE) y Australia EEUU 2.15 Definiciones 2.15.1 Inversión 2.15.1.1 Tratado de libre comercio de América del Norte (TLCAN / Nafta) 72 72 72 72 2.15.1.2 Tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE), Cafta y Australia – EEUU 2.15.2 Acuerdos de inversión y autorizaciones de inversión 72 74 2.15.2.1 Tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE), Cafta y Australia – EEUU 3. Solución de controversias inversionista - Estado 3.1 Consultas y negociación 3.1.1 Tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE) y Cafta 3.2 Sometimiento de una reclamación a arbitraje 3.2.1 Tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE) y Cafta 3.3 Condiciones y limitaciones al consentimiento de las partes 3.3.1 Tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE) y Cafta 3.4 Selección de los árbitros 3.4.1 Tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE) y Cafta 3.5 Realización del arbitraje 3.5.1 Tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE) y Cafta 74 74 74 74 75 75 75 75 76 76 76 76 4. Al respecto de la constitucionalidad o no de un capítulo IX de inversiones como Nafta y la aplicación reciente de su sistema de solución de diferencias 76 4.1 Constitucionalidad de los capítulos de inversión: la delegación de facultades propias de los órganos judiciales del Estado 77 4.2 Motivación e implicaciones de los laudos 81 4.3 Falta de transparencia en el procedimiento de solución de diferencias 82 5. Consideraciones sobre acuerdos de inversión celebrados por Colombia 5.1 Tratamiento de la inversión en el BIT Colombia – España 83 83 5.1.1 Ámbito de aplicación 83 5.1.2 Trato nacional 84 5.1.3 Trato nación más favorecida - NMF 84 5.1.4 Nivel mínimo de trato 84 5.1.5 Expropiación e indemnización 85 5.1.6 Transferencias 85 5.1.7 Definiciones 85 5.1.8 Promoción, admisión y protección 86 5.1.9 Principio de subrogación 86 7 RECOMENDACIONES DE BOGOTÁ PARA LA NEGOCIACIÓN DE UN TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON ESTADOS UNIDOS 5.1.10 Mecanismo de solución de controversias. 87 5.1.11 Consideraciones de la Corte Constitucional al respecto 87 5.2 Tratamiento de la inversión en el BIT Colombia - Reino Unido 5.2.1 Ámbito de aplicación 88 5.2.2 Trato Nacional - TN y otras disposiciones 88 5.2.3 Nivel mínimo de trato 89 5.2.4 Compensación por pérdidas 90 5.2.5 Nacionalización y expropiación 90 5.2.6 Transferencias 92 5.2.7 Diferencias entre las partes contratantes 92 5.2.8 Subrogación 92 5.2.9 Definiciones 93 5.2.9.1 Inversión 93 5.2.9.2. Nacionales 93 5.2.10 Consideraciones de la Corte Constitucional 5.3 Régimen de inversión de la Comunidad Andina 5.3.1 Definiciones 94 97 98 5.3.1.1 Inversión extranjera directa 98 5.3.1.2 Inversionista nacional y extranjero 98 5.3.2 Derechos y obligaciones de los inversionistas extranjeros 98 5.3.3 Solución de diferencias 99 5.4 Régimen de inversiones en el Mercosur 99 5.4.1 Ámbito de aplicación 99 5.4.2 Trato nacional 100 5.4.3 Trato nación más favorecida - NMF 100 5.4.4 Nivel mínimo de trato 100 5.4.5 Expropiación e indemnización 101 5.4.6 Transferencias 101 5.4.7 Definiciones 102 5.4.7.1 Inversión 102 5.4.7.2 Inversor o inversionista 102 5.4.8 Promoción, admisión y protección 102 5.4.9 Principio de subrogación 103 5.4.10 Mecanismo de solución de controversias. 103 5.4.10.1 Solución de controversias entre partes contratantes (Estados) 103 5.4.10.2 Solución de controversías Inversionista - Parte contratante (Estado) 103 5.5 Régimen de inversiones capítulo XVII del G3 (México, Colombia, Venezuela) 8 88 5.5.1 Ámbito de aplicación 104 104 RECOMENDACIONES DE BOGOTÁ PARA LA NEGOCIACIÓN DE UN TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON ESTADOS UNIDOS 5.5.2 Trato nacional y trato de nación más favorecida 105 5.5.3 Requisitos de desempeño 105 5.5.4 Transferencias 106 5.5.5 Expropiación o compensación 107 5.5.6 Formalidades especiales y requisitos de información 107 5.5.7 Relación con otros capítulos 107 5.5.8 Denegación de beneficios. 108 5.5.9 Aplicación extraterritorial de la legislación de una parte. 108 5.5.10 Medidas relativas al medio ambiente. 108 5.5.11 Promoción de inversiones e intercambio de información. 108 5.5.12 Definiciones 109 5.5.12.1 Inversión 6. Jurisprudencia internacional de disputas inversionista – Estado 109 109 6.1 Expropiación indirecta 110 6.2 Intervención de terceros 110 6.3 Demandas sobre la base de otros acuerdos pactados diferentes al BIT 111 6.4 Demandas por inversionistas no miembros del acuerdo y corrupción 112 6.5 Demandas contra planes de ordenamiento territorial 112 6.6 Costos por demandas frívolas 113 6.7 Demandas por impuestos 114 6.8 Privatizaciones 116 6.9 Cambios de política para conjurar crisis internas 116 6.10 Agua y alcantarillado 117 6.11 Telecomunicaciones 117 6.12 Modificaciones en tarifas 118 6.13 Medioambiente 118 6.14 Violaciones contractuales 118 6.15 Suspensión de procedimientos judiciales por existencia de demandas en jurisdicciones internas 121 6.16 Cláusulas de excepción para comunidades indígenas 121 7. Recomendaciones para el capítulo de inversiones desde Bogotá región 122 PARTE III 135 Mecanismo de solución de diferencias Estado – Estado 135 8. El Mecanismo de solución de diferencias en los TLC de los Estados Unidos 8.1 Cooperación 8.1.1 Tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE) y Cafta 137 138 138 9 RECOMENDACIONES DE BOGOTÁ PARA LA NEGOCIACIÓN DE UN TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON ESTADOS UNIDOS 8.2 Ámbito de aplicación 8.2.1 Tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE), Cafta y OMC 8.3 Elección del foro 8.3.1 Tratados de libre comercio de Chile- EEUU y Cafta 8.4 Consultas 8.4.1 OMC, tratados de libre comercio de Chile- EEUU y Cafta 8.5 Comisión – buenos oficios, conciliación y mediación 138 138 139 139 139 139 140 8.5.1 OMC 140 8.5.2 Tratados de libre comercio de Chile- EEUU y Cafta 140 8.6 Solicitud de un grupo arbitral 8.6.1 Tratados de libre comercio de Chile- EEUU y Cafta 8.7 Lista de árbitros – solicitud panelistas 141 141 141 8.7.1 OMC 141 8.7.2 Tratados de libre comercio de Chile- EEUU y Cafta 141 8.8 Constitución grupo arbitral – selección del panel 8.8.1 OMC y tratados de libre comercio de Chile- EEUU y Cafta 8.9 Reglas de procedimiento 8.9.1 OMC, tratados de libre comercio de Chile- EEUU y Cafta 8.10 Expertos y asesoría técnica 142 142 142 142 143 8.10.1 Tratado de libre comercio de Chile- EEUU 143 8.10.2 Cafta 143 8.11 Participación de terceros 8.11.1 OMC y Cafta 8.12 Informe preliminar 8.12.1 OMC, tratados de libre comercio de Chile- EEUU y Cafta 8.13 Informe final 8.13.1 OMC, Tratados de libre comercio de Chile- EEUU y Cafta 8.14 Cumplimiento del informe final 144 144 144 144 144 144 145 8.14.1 OMC 145 8.14.2 Tratados de libre comercio de Chile- EEUU y Cafta 145 8.15 Incumplimiento – suspensión de beneficios 146 8.15.1 OMC 146 8.15.2 Tratados de libre comercio de Chile- EEUU y Cafta 146 8.16 Incumplimiento en ciertas controversias 8.16.1 Tratados de libre comercio de Chile y Cafta 146 146 9. Recomendaciones para el mecanismo de solución de diferencias estado – estado en el marco de un TLC con EEUU 10 147 9.1 En el ámbito de aplicaciones 149 9.2 En las consultas 149 RECOMENDACIONES DE BOGOTÁ PARA LA NEGOCIACIÓN DE UN TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON ESTADOS UNIDOS 9.3 En los buenos oficios, conciliación y mediación 150 9.4 Organo de solución de diferencias 151 9.5 Establecimiento del panel arbitral 152 9.6 Función de los expertos y derecho a recabar información 152 9.7 Cumplimiento del informe final 153 9.8 Organo de apelación 154 9.9 Vigilancia de la aplicación de las disposiciones y recomendaciones 155 9.10 Trato especial y diferenciado 156 PARTE IV 157 Asuntos institucionales 157 10. Los asuntos institucionales en los TLC firmados por EEUU 159 10.1 Preámbulo 159 10.1.1 Nafta, tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE), Cafta y Australia – EEUU 10.2 Aspectos generales y objetivos 159 160 10.2.1 Tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE), y Australia – EEUU 160 10.2.2 Cafta 160 10.3 Objetivos 10.3.1 Nafta, tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE), y Cafta 10.4 Definiciones generales 160 160 161 10.4.1 Nafta, tratados de tibre tomercio de Chile – EEUU (TLCCE), Cafta y Australia – EEUU 161 10.5 Transparencia y tublicación 162 10.5.1 Tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE), Cafta y Australia – EEUU 162 10.6 Corrupción 10.6.1 Cafta 10.7 Comisión de libre comercio 162 162 163 10.7.1 Tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE), Cafta y Australia – EEUU 163 10.8 Excepciones 10.8.1 Tratados de libre comercio de Chile EEUU (TLCCE), Cafta y Australia – EEUU 163 163 11. Recomendaciones en materia de asuntos institucionales para Bogotá región 11.1 Preámbulo, aspectos generales y objetivos 11.1.1 Aspectos generales y objetivos 11.2 Definiciones 165 166 167 167 PARTE V 169 Política de competencia 169 11 RECOMENDACIONES DE BOGOTÁ PARA LA NEGOCIACIÓN DE UN TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON ESTADOS UNIDOS Introducción 171 12. La legislación nacional en materia de competencia 173 12.1 El marco andino de competencia 176 13. Legislación de Estados Unidos en materia de competencia 176 14. La política de competencia en los TLC de los Estados Unidos 180 14.1 Normas internacionales en materia de competencia 14.1.1 Tratado de libre comercio de América del Norte (TLCAN / Nafta) 14.2 Prácticas de negocios anticompetitivas 14.2.1 Tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE) y Australia – EEUU 14.3 Cooperación 14.3.1 Tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE) y Australia – EEUU 14.4 Monopolios designados 181 181 182 182 182 182 184 14.4.1 Tratado de libre comercio de América del Norte (TLCAN / Nafta), tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE) y Australia - EEUU 14.5 Empresas del Estado 184 185 14.5.1 Tratado de libre comercio de América del Norte (TLCAN / Nafta), tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE) y Australia – EEUU 14.6 Diferencias de precios 185 186 14.6.1 Tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE) y Australia – EEUU 186 14.6.2 Tratado de libre comercio de América del Norte (TLCAN / Nafta) 186 14.7 Transparencia y solicitud de información 14.7.1 Tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE) y Australia – EEUU 14.8 Consultas 14.8.1 Tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE) y Australia – EEUU 14.9 Controversias 14.9.1 Tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE) y Australia – EEUU 14.10 Grupo de trabajo en materia y competencia 186 186 187 187 187 187 187 14.10.1 Tratado de libre comercio de América del Norte (TLCAN / Nafta) y Australia - EEUU 14.11 Definiciones 187 188 14.11.1 Tratado de libre comercio de América del Norte (TLCAN / Nafta) y tratados de libre comercio de Chile – EEUU (TLCCE) y Australia – EEUU 188 15. Análisis del capítulo de competencia del TLC Andino con EEUU. 188 16. El capítulo de competencia: implicaciones para Bogotá región en el marco de un TLC con EEUU 205 Recomendaciones y prescripciones de política pública para Bogotá 12 región 213 Introducción 215 Fortalecimiento institucional y TLC 215 RECOMENDACIONES DE BOGOTÁ PARA LA NEGOCIACIÓN DE UN TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON ESTADOS UNIDOS PRESENTACIÓN E l presente trabajo surge de la necesidad de estudiar los impactos institucionales, legales y comerciales para Bogotá de una negociación comercial con Estados Unidos, reconociendo la capacidad negociadora de ese país cuando enfrenta gobiernos y países que subordinan sus acciones, en gran medida, por la política exterior del hegemón. El estudio parte de un análisis del conjunto de la negociación, y de sus temas específicos: asuntos institucionales, solución de controversias Estado–Estado, competencia, inversión y la solución de controversias entre los inversionistas y el Estado. La metodología utilizada analiza los TLC firmados por la gran potencia, como referentes para determinar los intereses a los que se enfrenta el país, lo cual debe servir para señalar, a su vez, los límites a la negociación trazados por lo constitucional-legal y por las consideraciones comerciales y de conveniencia. Esos límites pueden considerarse como intereses vitales para las regiones y en Bogotá es el centro general para la nación. más importante de gestión y desarrollo del país. En la última década se ha consolidado como modelo para otras regiones, gracias a la planeación y visión de futuro. Algunos de los planteamientos del trabajo señalan intereses fundamentales de la nación, que deben ser respetados, pues se encuentran en la Constitución Política, de donde se sigue que la Carta Política es, entonces, un límite para los poderes de negociación del tratado, derivando en consecuencia derechos intangibles de los territorios, en este caso, los de Bogotá. En otro espacio se encuentran las recomendaciones sobre los elementos que debería contener el tratado y las obligaciones inaceptables para Colombia; ello sobre la base de análisis de equidad, reciprocidad y conveniencia, por los efectos que tendrían las obligaciones que se asumirían. Es el deber ser de cómo se llevarían las relaciones con Estados Unidos y qué intereses nacionales debería promover Colombia a través del Ejecutivo. 13 RECOMENDACIONES DE BOGOTÁ PARA LA NEGOCIACIÓN DE UN TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON ESTADOS UNIDOS Bogotá es el centro más importante de gestión y desarrollo del país. En la última década se ha consolidado como modelo para otras regiones, gracias a la planeación y visión de futuro. Aporta el 25% del PIB nacional, con mayores tasas de crecimiento que el promedio nacional, el 37% de las empresas del país están ubicadas en Bogotá1; es el centro financiero, alberga los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial centrales y posee una población aproximada de ocho millones de habitantes, lo que la conforma como el mercado más grande del país. Adicionalmente, concentra gran parte de la infraestructura nacional de vías, transporte y servicios públicos y sociales, lo cual le otorga una importancia geoestratégica sustancial que es necesario proteger, promover y proyectar frente a los nuevos retos comerciales que enfrentará y a las diferentes regiones en su conjunto. Dentro de estos retos, el tratado de libre comercio, TLC, entre los países andinos y Estados Unidos, es sustancial debido a las implicaciones arancelarias -que impactarán bienes industriales y agrícolas que produce la región Bogotá Cundinamarca- y por las consolidaciones del “nuevo marco comercial ampliado”, caracterizado por una mayor liberalización de la inversión, los servicios y las compras públicas, entre otros, que pondrán a competir institucionalmente a las regiones que conforman el área de libre comercio. La mayor liberalización de los mercados globales ha desatado la competencia de países en desarrollo para atraer inversión, que han realizado esfuerzos en la modificación de sus instituciones políticas y económicas, no siempre de la mano de mayores flujos de inversión a estas economías. La inminente liberalización con Estados Unidos resalta la necesidad de analizar las implicaciones del TLC desde la visión regional–local, para identificar oportunidades y amenazas y señalar al gobierno nacional los riesgos en los asuntos de interés para Bogotá. El presente documento debe servir posteriormente para diseñar la agenda interna del Distrito Capital una vez entre en vigor el tratado, pues este generará una reorientación de las políticas públicas en varios asuntos de competencia de esa entidad territorial. En este orden de ideas, la actividad de los entes de control locales y las instituciones distritales, tendrán que hacer frente a estos retos y disciplinar sus conductas según los pactos que haya asumido el Presidente de la República. 14 DAPD, La estructura económica y social de Bogotá y la región con el resto del mundo, en Bogotá frente al TLC, 2004, p. 54. 1 ALCANCES CONSTITUCIONALES Y LEGALES PARA LA REGIÓN EN UN TLC CON LOS EEUU PARTE 1 ALCANCES CONSTITUCIONALES Y LEGALES PARA LA REGIÓN EN UN TLC CON LOS EEUU 15 ALCANCES CONSTITUCIONALES Y LEGALES PARA LA REGIÓN EN UN TLC CON LOS EEUU 1. DERECHOS DERIVADOS DE LA AUTONOMÍA TERRITORIAL EN UNA NEGOCIACIÓN DE LIBRE COMERCIO INTRODUCCIÓN L a estructura compleja colombiana plantea la cuestión de si -y en qué medidalos entes que componen, las regiones, poseen cierta subjetividad internacional que arrastraría el reconocimiento de un limitado ius ad tractum, por un lado, y las capacidades para participar como negociador en un tratado internacional. Colombia es un Estado unitario que reconoce la autonomía de sus regiones a través de la descentralización. Los preceptos constitucionales indican claramente cierto grado de autonomía en el ejercicio del poder de los entes territoriales frente al nivel central en el manejo de sus asuntos. En unos casos, la autonomía es total y en otros, los poderes central y territorial deben coordinarse por mandato constitucional. En el ámbito internacional, el ejercicio del poder estatal en Colombia lo ejerce el Presidente, quien conduce las relaciones internacionales, celebra y firma tratados, es decir, tiene la capacidad de obligar al Estado colombiano frente a la comunidad internacional. Sin embargo, el ejercicio de ese poder no es absoluto; tiene límites normales que se desprenden del ámbito internacional en el que se desenvuelve, como el respeto a la autodeterminación y soberanía de otros países y lo pactado en acuerdos internacionales, entre otros; y límites en el ámbito interno, que son los que le señala la Constitución y la ley. Respecto de los territorios, el poder ejecutivo central debe respetar, por lo menos, dos derechos básicos de su vida social y política: 1. El derecho a su autonomía. El Presidente no puede comprometer indiscriminadamente facultades y competencias constitucionales de los entes territoriales en un tratado internacional de comercio. Es lo que se conoce como los límites impuestos al Treaty Making Power, derivados de la ley. No es válido afirmar, para el caso de los entes territoriales, que el Congreso al aprobar la ley del tratado, desplaza o deroga las demás leyes (inclusive las de rango constitucional). Si bien puede desplazar algunas leyes ordinarias (lo cual aún hoy en día es discutible), lo que no puede hacer es desplazar la Constitución, ni tampoco las competencias que se derivarían de una ley orgánica de ordenamiento territorial, por ser parte esta última del bloque de constitucionalidad. La 17 RECOMENDACIONES DE BOGOTÁ PARA LA NEGOCIACIÓN DE UN TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON ESTADOS UNIDOS Constitución y estas normas son la base de la autonomía de los territorios, que es indelegable en el poder central. 2. El derecho a la coordinación y concertación. Es un derecho de rango constitucional y una obligación para los poderes central y local, la cual implicaría que debe darse una discusión previa entre el Presidente y las regiones para efectos de concertar las posiciones e intereses que están ligados con la vida institucional y administrativa de la región y que serán materia de negociación, que llevan a un tratado internacional. Por mandato constitucional debe existir una coordinación previa a la firma del tratado entre los entes territoriales y el Presidente en todo lo que tenga que ver con el bienestar de la región, con sus instituciones y con sus competencias. No es una opción del Presidente coordinar o no con los mandatarios locales los temas en los que se involucran los intereses del territorio en un tratado internacional, sino una obligación. Así, antes de comprometer la estabilidad económica de las regiones a través de un tratado de comercio, el Presidente debe tener en cuenta las competencias institucionales, las neEl Presidente no cesidades, el plan de desarrollo y los efectos del puede comprometer tratado sobre la región y canalizar esas necesiindiscriminadamente dades en su texto. facultades y competencias constitucionales de los entes territoriales en un tratado internacional de comercio. El Estado celebra un tratado de comercio a través del poder político central y sus efectos se reflejan en sus instituciones nacionales y regionales, las cuales deben adaptarse al mismo. También debe tenerse en cuenta que sus consecuencias se sienten en las regiones, por lo que su negociación y suscripción debe ayudar a fortalecer la unidad nacional y los fines del Estado trazados por la Constitución. Un tratado, cualquiera sea su naturaleza, no puede apartarse de los fines de la Constitución, de los principios sobre los cuales descansa la estructura fundamental del Estado, de las motivaciones políticas de toda la normatividad, ni tampoco de los valores que aspira a realizar el Estado. La Corte Constitucional ha señalado que las normas pertenecientes a las demás jerarquías del sistema jurídico están sujetas a toda la Constitución y, si no pueden contravenir los mandatos contenidos en su articulado, menos aún les está permitido transgredir las bases sobre las cuales se soportan y a cuyas finalidades apuntan 2. Lo pactado en un tratado de comercio, no puede poner en peligro las instituciones democráticas, la paz, el acceso al conocimiento y tampoco socavar la unidad nacional o poner en peligro la convivencia. Adicionalmente, sobre la base de los principios que deben guiar la conducción de las relaciones internacionales, equidad, reciprocidad y 18 Corte Constitucional, Sentencia C-479, agosto 13/92, M. P. José Gregorio Hernández y Alejandro Martínez Caballero. 2 ALCANCES CONSTITUCIONALES Y LEGALES PARA LA REGIÓN EN UN TLC CON LOS EEUU conveniencia nacional, el tratado no puede convertirse en un instrumento que promueva desigualdades entre regiones y sectores económicos. Al integrar a la interpretación constitucional los principios sobre el manejo de las relaciones internacionales con los fines propuestos en el preámbulo, se observa que los mismos son complementarios, lo que refuerza la visón acerca de que el tratado no puede desconocer estos mandatos que promueven un orden político, económico y social justo y menos aún convertirse en un impedimento que limite la participación democrática en las decisiones que competen a los habitantes de las regiones que integran la nación y el Estado colombianos. Estos principios, fines y valores contenidos en el preámbulo de la Constitución y los artículos 226 y 227, deben tenerse en cuenta en todo momento y para cada obligación que se pacte en un tratado internacional. 1.1 PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES Y LAS REGIONES Colombia es de aquellos Estados que la doctrina llama de estructura compleja. Al señalar los principios fundamentales del Estado colombiano en el Título primero y desde el artículo 1º, la Constitución prevé con claridad el tipo de estructura, indicando que es una “República unitaria, descentralizada y con autonomía de sus entidades territoriales”, lo cual se refuerza con un reconocimiento, en la misma carta, del elemento sociológico que hace parte de las comunidades que habitan los territorios, como es el pluralismo que debe también tenerse en cuenta a la hora de legislar. No hay que perder de vista que Colombia se conforma como un Estado democrático y participativo, donde los poderes constituidos deben elegirse y ejercer sus competencias conforme dichos preceptos, lo cual podrá dar lugar a que no se pueda limitar la capacidad democrática. En cuanto respecta a la descentralización y autonomía, aparecen consagradas como características esenciales de la vida y funcionamiento de las entidades territoriales. En el ámbito territorial, se entenderá la autonomía y la descentralización como el ejercicio de un cierto grado de libertad en la toma de decisiones frente al poder central, en este caso, de Bogotá. El grado de autonomía frente a las instituciones centrales de Bogotá se determinará, entonces, por la incidencia y capacidad decisoria que puede ejercer el 19 RECOMENDACIONES DE BOGOTÁ PARA LA NEGOCIACIÓN DE UN TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON ESTADOS UNIDOS Distrito Capital, DC, en la creación y aplicación de normas dentro de su jurisdicción. Para el caso del ejercicio de las capacidades una vez aprobado el TLC, debe observarse que, en principio, estas se limitarán, pues para ejercer sus funciones regulatorias y administrativas, el DC debe ceñirse a lo dispuesto en el tratado. Si el gobierno no toma las posiciones adecuadas respecto a esas funciones y las defiende en una negociación internacional, los territorios perderán parte de la autonomía recuperada del poder central, lo cual va en contra de la tendencia de ganar mayor autonomía en el manejo de sus asuntos. Se podrá perder capacidad para administrar, incidir, modificar o determinar reglas sobre el uso de suelos o el establecimiento de entidades públicas y privadas. Inclusive, las empresas públicas del DC o aquellas de servicios públicos donde tenga participación, tendrán que disciplinarse conforme a las reglas del tratado. Para mantener la autonomía de los entes territoriales, el negociador internacional debe listar todas las medidas disconformes en servicios e inversión y proponer una cláusula general que indique que esos capítulos del tratado no se aplicarán a entidades territoriales y sus inversiones. El poder central debe tener en cuenta que en algunos casos Bogotá mantiene plena autonomía reguladora (tributos, destinación de sus recursos entre otros) y administrativa en el manejo de sus empresas; en otros casos, su autonomía puede ser parcial y compartida con el poder central o departamental (prestación de servicios públicos), para lo cual debe coordinar obligatoriamente con el poder central el alcance de las políticas y las obligaciones internacionales que se negocian, y en un último caso, aquello que depende totalmente de lo que se decida a nivel central, como en el caso del TLC, lo relativo a los aranceles, medidas técnicas y sanitarias. De esta forma, en temas tan cruciales como servicios, inversión y competencia, el Ejecutivo a nivel central, debe coordinar con Bogotá la inserción del DC al tratado y la forma como quedará negociado su futuro. 1.2 AUTONOMÍA Y CAPACIDADES DE LAS ENTIDADES TERRITORIALES EN MATERIA INTERNACIONAL 20 La estructura administrativa del Estado colombiano plantea la cuestión de si – y en qué medida – las entidades territoriales que lo componen – departamentos, municipios y distritos, poseen capacidades internacionales; de existir éstas, implicarán un reconocimiento limitado del derecho a vincularse internacionalmente y ser tenidos en cuenta por el poder central en una negociación internacional. ALCANCES CONSTITUCIONALES Y LEGALES PARA LA REGIÓN EN UN TLC CON LOS EEUU Las entidades en que se organizan o descomponen territorialmente los Estados de estructura compleja, reciben directamente de las normas constitucionales un abanico de competencias sobre materias a las que no falta una dimensión internacional para ser cumplidas. El derecho internacional no niega que esto sea posible, pero partiendo del respeto al principio de autoorganización del Estado, que reenvía la contestación a los derechos internos3. Lo anterior también genera problemas sobre la celebración de tratados internacionales por las entidades territoriales a nombre propio o en cuanto a órganos del Estado, que es internacionalmente responsable por el incumplimiento o que puede decidir la denuncia o la celebración de otro tipo de acuerdos con entidades internacionales que no se considerarían interestatales o internacionales. El ejercicio de las capacidades internacionales de las entidades territoriales en Estados que consagran la autonomía y descentralización para celebrar acuerdos o tratados de naturaleza internacional, se funda en la búsqueda del reconocimiento frente al poder central, de una personalidad políticamente diferenciada, que descansa sobre el pluralismo. Allí donde la Constitución no los autoriza, los acuerdos concertados por entidades territoriales de un Estado con otros Estados o con uno de sus componentes, podrán ser desafiados internacionalmente. Lo anterior no obsta para que esas entidades territoriales, para ejercer sus funciones, desplieguen una actividad internacional y celebren acuerdos de cooperación con entidades internacionales, pues como lo ha señalado el Tribunal Internacional de Justicia en el dictamen del 11 de abril de 1949 sobre la reparación de los daños sufridos al servicio de las Naciones Unidas: “los sujetos de derecho, en un sistema jurídico, no son necesariamente idénticos en cuanto a la naturaleza y extensión de sus derechos; y su naturaleza depende de las necesidades de la comunidad.” La Constitución Política reconoce cierta personería internacional para las regiones. Así, en el título de la organización territorial, el artículo 289 señala que por mandato de la ley, los departamentos y municipios ubicados en zonas de frontera podrán adelantar directamente con la entidad territorial limítrofe del país vecino, de igual nivel, programas de cooperación e integración, dirigidos a fomentar el desarrollo comunitario, la prestación de servicios públicos y la preservación del medioambiente. En cuanto a la incidencia o respeto de sus competencias por el poder central, la Constitución y la ley marcan los límites en este frente a las entidades territoriales como Bogotá, pues como lo señala el artículo 287 de la Carta, “las entidades territoriales Ver, BROTONS, Antonio Remiro, Derecho internacional público 2, Derecho de los tratados, Madrid, 1987, p. 51 y sgte. 3 21 RECOMENDACIONES DE BOGOTÁ PARA LA NEGOCIACIÓN DE UN TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON ESTADOS UNIDOS gozan de autonomía para la gestión de sus intereses, y dentro de los límites señalados” en cuanto a la negociación de un TLC, su posterior aprobación, ejecución y aplicación de las obligaciones acordadas, entendiendo que la Constitución es norma de normas y que se debe aplicar de preferencia sobre otras normas jurídicas (artículo 4º) 4. De lo anterior se desprende que las regiones tienen el derecho de mantener los ámbitos de regulación para gobernarse por autoridades propias y a conservar la capacidad plena para ejercer las competencias constitucionales y legales que les correspondan, administrar los recursos, según el mismo artículo, de manera independiente, sin subordinarse al tratado. En varias instancias la Carta emplea la noción de autonomía como sinónimo de poder de regulación normativa que se traduce en la capacidad de expedir normas jurídicas. La doctrina internacional ha aceptado que la satisfacción de los intereses y el respeto de las competencias de las entidades territoriales del Estado de estructura compleja no pasan necesariamente por la fragmentación del ius ad tractum, sino más bien por la concepción de técnicas de participaPreocupa, que a través de ción en la acción exterior, proporciola aprobación de tratados nadas a sus objetivos y atribuciones. de libre comercio se esté En esta línea ya se han movido países como Bélgica, Italia, Portugal y cediendo gran parte de la soberanía y que las decisiones Canadá, entre otros. Esa participación puede establecerse tanto en el plano más importantes que tienen de la formación del tratado, como en que ver con el bienestar el de la explotación de las posibilidadel pueblo se tomen, no en des que aquel, ya concluido, otorga en instituciones ampliadas otro marco normativo5. y democráticas, sino en instituciones ejecutivas. La facultad para gobernarse por autoridades propias está relacionada con el poder soberano que mantiene cada uno de los habitantes del territorio, la delegación y el mandato otorgado al gobernante para el ejercicio del poder en el mismo territorio; poder y delegación que no pueden desconocerse por el poder central. Es ese mandato que nace del pueblo como poder soberano, el que legitima las acciones del alcalde para defender los intereses de la comunidad en la negociación de un TLC. La capacidad de autodeterminación de los pueblos residentes en los territorios está relacionada también con el ejercicio de sus facultades democráticas y con la autonomía en el gobierno y manejo de sus asuntos, facultades que no podrán desconocerse por tratado alguno, como lo ha reafirmado la Corte Constitucional en varios de sus fallos. Ver también Corte Constitucional, Sentencia C – 400 de 1998, M. P. Alejandro Martínez Caballero, donde se hace expresa mención de un monismo moderado de nuestro sistema constitucional, que deriva principalmente del artículo 4º. 5 Ver, BROTONS, op. cit., p. 54. 4 22 ALCANCES CONSTITUCIONALES Y LEGALES PARA LA REGIÓN EN UN TLC CON LOS EEUU En efecto, para el ejercicio de las competencias de las entidades territoriales, como éstas no pueden ser desconocidas por el poder central por mandato constitucional, se desprende que tampoco podrán serlo por un tratado, lo que a su vez implica claramente que el Presidente no puede delegar o limitar las funciones, competencias o capacidades de los territorios, mediante el tratado. Por lo anterior, se debe tener cuidado para que vía el tratado o un dictamen de un árbitro internacional, no se impongan límites a la autonomía para administrar los recursos del DC de acuerdo con los planes de desarrollo que previamente se han acordado democráticamente, o se limite la capacidad de los municipios y distritos de determinar lo necesario sobre el uso de los suelos y de mantener su autonomía en los tributos que administra. De suceder ello, habría una vulneración a la norma constitucional pero, sobre todo, una pérdida de esa autonomía–soberanía del pueblo de ese territorio distrital o municipal, que ya no tendrá en sus manos el destino de su organización político-administrativa, ni la capacidad democrática para decidir, sino que la discusión político -democrática de los asuntos de su competencia se traslada a un ente internacional que no tiene instituciones democráticas que legítimamente puedan decidir según las necesidades del territorio local, pero sobre todo, según la voluntad de sus habitantes. Preocupa entonces, que a través de la aprobación de tratados de libre comercio se esté cediendo gran parte de la soberanía y que las decisiones más importantes que tienen que ver con el bienestar del pueblo se tomen, no en instituciones ampliadas y democráticas como debe ser, sino en instituciones ejecutivas donde no existe discusión democrática, o privatizadas (arbitrales), donde ni los Congresos, ni las entidades territoriales, ni la rama jurisdiccional ,tienen capacidad de discusión o decisión. Por ello, a pesar que según el artículo 189.2. se dice que “El Presidente es el director de las relaciones internacionales” y quien celebra tratados o convenios, se debe entender que esa facultad presidencial no es absoluta, que su capacidad para obligar al Estado 23 RECOMENDACIONES DE BOGOTÁ PARA LA NEGOCIACIÓN DE UN TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON ESTADOS UNIDOS colombiano y a los territorios se debe ejercer dentro del ámbito del respeto a la democracia, de los límites constitucionales y, en algunos casos, legales. Lo anterior, porque el Presidente no está por encima de la Constitución y la ley, toda vez que como lo indica claramente la Carta en varios apartes, así como “El Presidente promulga las leyes, y debe obedecerlas”, también debe “velar por su estricto cumplimiento”. (artículo189.10). Pero es que, además, esta es una disposición que garantiza que el poder del Presidente no se desborde, por lo que se debe recordar también que en el acto de posesión de su cargo, el artículo 192 indica que él debe manifestar: “Juro a Dios y prometo al pueblo cumplir fielmente la Constitución y las leyes de Colombia.” Resumiendo lo anterior, se parte de una premisa superior que indica que en la negociación y celebración del TLC con Estados Unidos, es deber del Presidente y los negociadores tener especial atención para que a Bogotá se le mantenga y respete la autonomía que le reconoce la Constitución; deben observar con detenimiento los mandatos derivados de la Carta, entre otros, las competencias que se le han otorgado al DC por mandato constitucional del artículo 288 y que se delegarían a través de la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial. No es acertado afirmar que la ley del tratado cambia las leyes internas y por ello podría derogar una Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial, LOOT, o cuando aún no se ha dictado dicha ley, como en efecto sucede, limitarle los espacios para su expedición. Las normas de la LOOT harían parte del bloque de constitucionalidad. Así lo ha expresado la Corte Constitucional en sus pronunciamientos cuando dice que: “(…) La jurisprudencia ha señalado que es posible distinguir dos sentidos del concepto de bloque de constitucionalidad. El primero: strictu sensu, conformado por aquellos principios y normas que han sido normativamente integrados a la Constitución por diversas vías y por mandato expreso de la Carta, por lo que entonces tienen rango constitucional, como los tratados de derecho humanitario (C. P. arts. 93 y 103). De otro lado, la noción latu sensu del bloque de constitucionalidad se refiere a aquellas disposiciones que tienen un rango normativo superior a las leyes ordinarias, aunque a veces no tengan rango constitucional, como las leyes estatutarias y orgánicas, pero que sirven como referente necesario para la creación legal y para el control constitucional.”6 (subrayado nuestro). Lo anterior se reitera por la más reciente sentencia de la Corte Constitucional respecto a las normas que integran el bloque de constitucionalidad7. Esto quiere decir, que el control constitucional que se ejerza sobre la ley que apruebe el TLC entre Colombia y Estados Unidos, se verificará no sólo frente al texto formal de la Carta, sino también a partir de su comparación con otras disposiciones de carácter supralegal que integran el bloque de constitucionalidad, como lo son, repetimos, las leyes orgánicas, y en especial la LOOT. 24 6 7 Corte Constitucional, Sentencia C-582 de 1999, M. P. Alejandro Martínez Caballero. ________________, Sentencia C-988 de 2004, M. P. Humberto Sierra Porto. ALCANCES CONSTITUCIONALES Y LEGALES PARA LA REGIÓN EN UN TLC CON LOS EEUU Así, habrá que recordar al gobierno que se debe tener especial atención en lo relativo a la distribución de competencias, pues la ley del tratado no puede sustraer competencias que ya han sido asignadas por la ley orgánica de ordenamiento territorial a los municipios y al Distrito Capital, pues la Constitución es clara en afirmar que sólo la ley orgánica de ordenamiento territorial es la que puede establecer la distribución de competencias entre la nación y las entidades territoriales. 1.3 LÍMITES CONSTITUCIONALES A LA NEGOCIACIÓN Teniendo en cuenta que la autonomía y competencias que ejerce el DC se establecieron desde la Constitución del Estado, y que la nación ha perdido competencias regulatorias frente a Bogotá, de acuerdo con lo estipulado en el artículo 288 de la Carta Política según el cual, la ley establecerá la distribución de competencias entre la nación y las entidades territoriales, en principio, el Distrito Capital tiene derecho a ejercer las competencias a las que se refiere la Carta y que además puedan tener vocación internacional, más aquellas delegadas vía la ley, sin interferencias de la nación, ni de tratados internacionales, pues esos límites indicarían que las mismas no serían negociables sin el consentimiento de las autoridades territoriales. Lo anterior indica entonces, que en el proceso de negociación de un TLC con Estados Unidos, el Presidente no debe comprometer competencias regulatorias que no está en capacidad de ejercer a nivel territorial; si lo hace, esas obligaciones del tratado estarían viciadas de inconstitucionalidad. De esta forma, se observa, como lo ha señalado la Corte Constitucional, que: “Las autoridades de las entidades territoriales tienen entonces determinadas atribuciones políticas que en caso de conflicto con otros intereses deben ser tenidas en cuenta, so pena de vulnerar la garantía de la autonomía territorial.” (Sentencia C-517 de 1992, M. P. Ciro Angarita Barón). Es claro que la garantía constitucional de la autonomía del DC tiene un contenido básico material deducible de la Carta, el cual sirve de límite y guía la acción del legislador en su tarea de establecer la configuración concreta del mapa de competencias y, en el caso de los tratados internacionales, al Presidente para observar los límites a los compromisos pactados con otros Estados. Para comprometer competencias territoriales en un tratado internacional, es menester que se coordine entre los dos niveles, central y territorial, hasta qué punto se puede comprometer el país, pues como lo indica el inciso del artículo 288 de la Carta Política, “Las competencias atribuidas a los distintos niveles territoriales serán ejercidas conforme a los principios de coordinación, concurrencia y subsidiariedad en los términos que establezca la ley.” Por esta razón, sería importante que el gobierno incluyera dentro del equipo negociador a los Alcaldes o, que en su defecto, consultara y acordara 25 RECOMENDACIONES DE BOGOTÁ PARA LA NEGOCIACIÓN DE UN TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON ESTADOS UNIDOS con el mandatario local la posición en el tema que comprometa el desarrollo y competencias locales. En efecto, como lo indica la Sentencia que hemos citado: “Las autoridades de las entidades territoriales tienen entonces determinadas atribuciones políticas que en caso de conflicto con otros intereses deben ser tenididas en cuenta, so pena de vulnerar la garantía de la autonomía territorial.” Esta es una atribución política reconocida por la Carta que, como vimos, no es facultativo del Presidente decidir si coordina o no con los alcaldes. Si en la evaluación de conveniencia de determinadas medidas que se tomarán en la negociación, el interés de Bogotá se enfrenta con el interés nacional, la tarea del Alcalde y del Presidente será, en virtud de los principios de coordinación, concurrencia y subsidiariedad, resolver el conflicto en cada caso concreto8. Por otro lado, la Constitución señala que por “razones de soberanía o interés social el Estado puede reservarse determinadas actividades.”, lo cual nos lleva a concluir que esta cláusula de reserva debe quedar incluida en el texto de un TLC, o tenerla en cuenta en los capítulos de competencia, servicios e Por otro lado, la inversiones, para que no se limite la capacidad Constitución señala a las alcaldías y en general a la nación, de que por “razones de crear o mantener empresas bajo su control o soberanía o interés dictar políticas públicas que tiendan a la pressocial el Estado puede tación de servicios o provisión de bienes de reservarse determinadas acuerdo con un interés social determinado. actividades.”, lo cual nos lleva a concluir que esta cláusula de reserva debe quedar incluida en el texto de un TLC. Sobre la regulación tarifaria, el TLC tendrá que reconocer también lo previsto en el artículo 367 el cual establece que: “El régimen tarifario tendrá en cuenta además de los criterios de costos, los de solidaridad y redistribución de ingresos”, y en el artículo 368, que se podrán conceder subsidios. Esta cláusula no puede limitarse y tendrá que aparecer en alguna parte del tratado, pues las empresas extranjeras que se instalen para prestar servicios deben cumplir también con la finalidad social de la propiedad. Lo anterior debe tenerse en cuenta en el capítulo de servicios, telecomunicaciones e inversiones para hacer las respectivas reservas a través del listado de medidas disconformes del Distrito, o a través de la reserva general, donde se debe indicar que el tratado no aplica para las entidades territoriales, para que los inversionistas nacionales y extranjeros tengan la seguridad jurídica que reclaman. 26 8 Ver en el mismo sentido Sentencia C – 517… ALCANCES CONSTITUCIONALES Y LEGALES PARA LA REGIÓN EN UN TLC CON LOS EEUU 1.4 USO DEL SUELO Y TLC El TLC podrá tener alguna incidencia sobre la autonomía de los municipios para la administración y regulación del uso de los suelos. El uso del suelo es un instrumento clave del Ordenamiento Territorial para determinar las pautas en el proceso de ocupación racional de las diversas áreas de asentamientos humanos en el territorio municipal9. La decisión correspondiente al uso del suelo, conlleva importantes definiciones de carácter económico que pueden ser desafiadas por inversionistas extranjeros a través de los instrumentos que se derivan de un tratado de libre comercio. Por ejemplo, el resultado de una decisión que determine si un predio se encuentra dentro o fuera del perímetro urbano, puede tener implicaciones de trascendencia con referencia al valor del predio y con las actividades económicas que se pueden realizar sobre el mismo. Sucede lo mismo con la asignación de una determinada actividad, bien sea residencial, comercial, industrial o de otro carácter, pues esto puede implicar una variación importante en el valor comercial del bien inmueble pero, visto desde el punto de vista de un inversionista, una limitación o discriminación para desarrollar su inversión en el municipio. En el ordenamiento jurídico colombiano, las bases para determinar la asignación de los usos de suelos por parte del Estado a predios de propiedad particular, radica en la disposición constitucional que atribuye a la propiedad una función social, dándole prevalencia al interés colectivo sobre el particular. En otras palabras, la asignación del uso del suelo debe salvaguardar el interés general por encima de cualquier otro, disposición que se ve enfrentada en un TLC con las garantías otorgadas al inversionista que, al contrario, privilegian el interés particular sobre el general. Con el agravante de que en caso de tener que resolver un conflicto, el árbitro internacional no tendrá en cuenta la disposición constitucional sino la internacional, esto es, las garantías sin contraprestación a la inversión. El artículo 313.7 de la Constitución Política le atribuye a los concejos municipales la función de reglamentar los usos del suelo. Dicha disposición es aplicable, igualmente, al Distrito Capital en virtud del artículo 322 de la misma Carta, que remite a la aplicación de las disposiciones vigentes para los municipios. Lo anterior es reiterado por la Ley 99 de 1993, la cual dispone en su artículo 65.8 que son funciones de los municipios y del Distrito Capital de Bogotá dictar, dentro de los límites establecidos por la ley, los reglamentos y las disposiciones superiores, las normas de ordenamiento territorial del municipio y las regulaciones sobre usos del suelo. No obstante lo anterior, tomando en cuenta las disposiciones del capítulo de inversiones, la reglamentación de los usos de suelo podría verse limitada. MARTÍNEZ MUÑOZ, Luis Roberto, Instrumentos de ordenamiento territorial y urbano: conceptos, proceso legal y articulación, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2004, p. 322. 9 27 RECOMENDACIONES DE BOGOTÁ PARA LA NEGOCIACIÓN DE UN TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON ESTADOS UNIDOS En desarrollo de la atribución constitucional contenida en el artículo 313.7 de la Carta - la cual es una clara manifestación de la descentralización administrativa y de la autonomía territorial reconocida en la Constitución – y de la Ley 388 de 1997, los municipios pueden regular sobre los planes de ordenamiento territorial, los cuales se definen como el conjunto de objetivos, directrices, políticas, estrategias, metas, programas, actuaciones y normas adoptadas para orientar y administrar el desarrollo físico del territorio y la utilización del suelo (Ley 388 de 1997, artículo 9). Así, uno de los objetivos de los POT consiste en la definición de las estrategias territoriales de uso, ocupación y manejo del suelo, en función de los objetivos económicos, sociales, urbanísticos y ambientales (Ley 388 de 1997, artículo 6.1). En un tratado de libre comercio donde participa un país en desarrollo, debería reconocerse que los objetivos económicos, sociales, ambientales y urbanísticos de regulaciones nacionales y municipales deben quedar por fuera de la órbita y control del mismo, pues le agrega más dificultades y consideraciones para su aprobación. En efecto, a las consideraciones ya previstas en la Ley 388 de 1997, se agregarían otras que usan diferentes lógicas, las derivadas del tratado. La ley en comento dispone que antes de que el POT sea sometido a consideración de los concejos municipales o distritales por parte del alcalde municipal o distrital para su aprobación, tal y como lo establece la Constitución, dicho plan debe someterse a un control previo interinstitucional (Ley 388 de 1997, artículo 24). Dicho control se ejerce simultáneamente por la Corporación Autónoma Regional (CAR) y la junta metropolitana correspondientes. 28 La CAR ejerce un control previo en asuntos ambientales dentro del ámbito de sus competencias, según lo dispuesto por la Ley 99 de 1993. Sobre este punto, es importante señalar que según el artículo 66 de la mencionada ley, la autoridad ambiental competente para ejercer este control recae en los municipios y distritos, en caso de que éstos tengan una población igual o superior a un millón de habitantes. Esto quiere decir que ALCANCES CONSTITUCIONALES Y LEGALES PARA LA REGIÓN EN UN TLC CON LOS EEUU en el caso de Bogotá, la autoridad ambiental competente es el DAMA. La CAR o el DAMA sólo están facultados para objetar el POT por razones técnicas y fundadas en estudios previos, de acuerdo al principio de objetividad. La concertación con la Junta Metropolitana como ejercicio de este control previo, radica en la necesidad de vigilar la armonía de los POT de los municipios, con los planes y directrices metropolitanas. Posterior a este control, el POT se somete a consideración del Consejo Territorial de Planeación, al cual corresponde rendir un concepto sobre el mismo y formular recomendaciones. Igualmente, la administración municipal solicita su opinión a los gremios económicos y agremiaciones profesionales, en ejercicio de la participación democrática con la que debe contar la elaboración de ese plan. Sólo después de haberse surtido estos trámites, el POT es sometido a la aprobación del Concejo Municipal o Distrital. Visto lo anterior, someter además el POT a un examen de legalidad frente a un tratado internacional, podría desviar la atención de los objetivos reales del mismo, pues se estarían enfrentando normas ambientales que buscan proteger el interés público, con otras de naturaleza comercial que persiguen privilegiar el comercio. Así, si se examina el proceso de aprobación del POT, se concluye que ninguna entidad del orden nacional interviene en este proceso, por lo que en una negociación internacional no se podrán negociar consolidaciones en la materia. Esto quiere decir, que el POT existe y está vigente gracias a instituciones de orden territorial. En el caso de Bogotá, se crea gracias a la intervención de entidades exclusivamente municipales. Esto no es de extrañar, pues se trata precisamente de una expresión de la descentralización administrativa y de la autonomía territorial consagradas en la Constitución de 1991. Lo anterior no quiere decir que el contenido del POT no esté limitado por otras disposiciones. Es preciso recordar que el Plan de Ordenamiento Territorial es un acto administrativo y que como tal, debe estar acorde con la Constitución y las leyes, para su validez. Lo anterior impone una obligación para el equipo negociador del TLC, que no puede desconocer el POT ni la Ley 388 de 1997. De lo contrario, estaría yendo en manifiesta contravención del principio de legalidad, rector de nuestro sistema. De lo anterior se colige que temas regulados en el Plan de Ordenamiento Territorial vigente para Bogotá, tales como la política sobre uso y ocupación del suelo urbano y del suelo de expansión, y la delimitación específica de las zonas destinadas a parques y de las destinadas para equipamiento comunal público, entre otros muchos temas, deben quedar excluidos de este tratado internacional, pues todo lo que no quede excluido expresamente, quedará incluido. De no hacerlo, el Ejecutivo se estaría extralimitando en sus funciones y, a su vez, estaría violando la disposición constitucional que le asigna a los municipios la competencia para manejar el uso del suelo, lo que se traduce en un 29 RECOMENDACIONES DE BOGOTÁ PARA LA NEGOCIACIÓN DE UN TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON ESTADOS UNIDOS desconocimiento de la competencia de los Concejos Municipales para la expedición del POT. El Ejecutivo no está en la capacidad, a través del equipo negociador del TLC, de generar compromisos en materia de uso de suelo, puesto que ésta es competencia exclusiva de los municipios. En conclusión, el TLC, por su jerarquía dentro del sistema jurídico colombiano, no puede modificar unas competencias de orden constitucional. Adicionalmente, la Carta Política le atribuye una función social a la propiedad. Para efectos del uso del suelo, esto significa que el manejo de el instrumento del Ordenamiento Territorial no puede ir por encima de los intereses colectivos. Esto es de vital importancia a la hora de pactar un TLC que busca, por encima de todo, la satisfacción de unos intereses que, por lo general, no coinciden con los intereses colectivos. Es imperativo, entonces, que el TLC no permita el desbordamiento de los intereses privados en perjuicio de los intereses colectivos, pues tendría vicios de inconstitucionalidad. 1.5 LO AMBIENTAL Y LAS CIUDADES El aspecto ambiental recibe un tratamiento especial en la Constitución Política Colombiana. En efecto, en los artículos 79, 80 y 360 se establecen los lineamientos esenciales del Estado Colombiano en relación con el En materia medio ambiente. Como principio fundamental, los ambiental, el TLC artículos referidos de la Constitución colombiana señalan que todas las personas tienen derecho a gono puede sustituir zar de un ambiente sano. Debido a la importancia de o suprimir unas ese derecho colectivo, el cual se traduce en un derecompetencias cho fundamental de cada una de las personas a un que por mandato ambiente sano, el Estado está obligado a proteger la constitucional diversidad e integridad del ambiente, así como a precorresponden a los venir y controlar los factores de deterioro ambiental e imponer las sanciones legales que correspondan. municipios. Lo anterior deja en evidencia que, así como el uso del suelo, la preservación del medio ambiente se presenta como un interés colectivo superior. Es este el motivo del tratamiento especial constitucional de este aspecto. Por ello, es indispensable que a la hora de negociar un TLC con Estados Unidos, la prevalencia de este interés se mantenga; de lo contrario, se estarían contraviniendo disposiciones constitucionales, lo que implica que dentro de la regulación del uso de los suelos frente a un capítulo de inversión, este último factor prevalezca sobre los intereses privados. 30 Cuando estamos frente a un tratado de libre comercio, hay dificultades adicionales pues en esta materia, las competencias para la protección y la gestión ambiental, no son ab- ALCANCES CONSTITUCIONALES Y LEGALES PARA LA REGIÓN EN UN TLC CON LOS EEUU solutas. Estas se encuentran en cabeza, por una parte, del Ministerio del Medio Ambiente y por otra, de los municipios. Esa responsabilidad compartida es una clara expresión de la descentralización administrativa y de la autonomía territorial que orienta nuestra Constitución. Ésta señala expresamente que corresponde a los concejos municipales dictar las normas necesarias para el control, la preservación y defensa del patrimonio ecológico (artículo 313.9), así como el derecho de los municipios de participar en las regalías que se causen por la explotación o el transporte de recursos naturales no renovables en su territorio (artículo 360 de la Carta). Volviendo a la repartición de las competencias, el artículo 288 de la Carta estipula que la ley orgánica de ordenamiento territorial establecerá la distribución de competencias entre la nación y las entidades territoriales. Las competencias atribuidas a los distintos niveles territoriales serán ejercidas conforme a los principios de coordinación, concurrencia y subsidiariedad en los términos que establezca la ley. En vista de que no ha sido posible expedir la mencionada ley orgánica de ordenamiento territorial, es preciso referirse a la Ley 99 de 1993 que regula las competencias de los municipios y del Distrito Capital de Bogotá, ante lo cual cabría la pregunta sobre si esas disposiciones harían parte del bloque de constitucionalidad. Conforme al artículo 65 de esa ley, el Distrito Capital tiene competencia para promover y ejecutar programas y políticas nacionales, regionales y sectoriales en relación con el medio ambiente y los recursos naturales renovables, así como elaborar los planes programas y proyectos ambientales municipales articulados a los planes, programas y proyectos regionales, departamentales y nacionales; dictar con sujeción a las disposiciones legales reglamentarias superiores, las normas necesarias para el control, la preservación y la defensa del patrimonio ecológico del municipio; adoptar los planes, programas y proyectos de desarrollo ambiental y de los recursos naturales renovables que hayan sido discutidos y aprobados a nivel regional, conforme a las normas de planificación ambiental que trata la misma ley en mención; participar en la elaboración de planes, programas y proyectos de desarrollo ambiental y de los recursos naturales renovables a nivel departamental; colaborar con las corporaciones autónomas regionales en la elaboración de los planes regionales y en la ejecución de programas, proyectos y tareas necesarios para la conservación del medio ambiente y los recursos naturales renovables; ejercer, a través del Alcalde como primera autoridad de policía, con el apoyo de la Policía Nacional y en coordinación con las demás entidades del Sistema Nacional Ambiental (SINA), con sujeción a la distribución legal de competencias, funciones de control y vigilancia del medio ambiente y los recursos naturales renovables, con el fin de velar por el cumplimiento de los deberes del Estado y de los particulares en materia ambiental y de proteger el derecho constitucional a un ambiente sano; coordinar y dirigir, con la asesoría de las corporaciones autónomas regionales, las actividades perma- 31 RECOMENDACIONES DE BOGOTÁ PARA LA NEGOCIACIÓN DE UN TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON ESTADOS UNIDOS nentes de control y vigilancia ambientales que se realicen en el territorio del municipio o distrito con el apoyo de la fuerza pública, en relación con la movilización, procesamiento, uso, aprovechamiento y comercialización de los recursos naturales renovables o con actividades contaminantes y degradantes de las aguas, el aire o el suelo; ejecutar obras o proyectos de descontaminación de corrientes o depósitos de agua afectados por vertimientos del municipio, así como programas de disposición, eliminación y reciclaje de residuos líquidos y sólidos y de control a las emisiones contaminantes del aire; y por último, promover, cofinanciar o ejecutar, en coordinación con los entes directores y organismos ejecutores del Sistema Nacional de Adecuación de Tierras y con las corporaciones autónomas regionales, obras y proyectos de irrigación, drenaje, recuperación de tierras, defensa contra las inundaciones y regulación de cauces o corrientes de agua, para el adecuado manejo y aprovechamiento de cuencas y micro-cuencas hidrográficas. Por su parte, al Ministerio del Medio Ambiente le corresponde (artículo 5° de la Ley 99 de 1993): establecer las reglas y criterios de ordenamiento ambiental de uso del territorio y de los mares adyacentes; regular las condiciones generales para el uso, manejo, aprovechamiento, conservación, restauración y recuperación de los recursos naturales; determinar las normas ambientales mínimas y las regulaciones de carácter general sobre medio ambiente a las que deberán ajustarse los centros urbanos y asentamientos humanos y, en general, toda actividad que pueda generar daños ambientales; y determinar las áreas que puedan tener utilización turística, entre otras. A diferencia de lo que sucede respecto al uso del suelo, las competencias ambientales sí se encuentran distribuidas entre el Ejecutivo, a través del Ministerio del Medio Ambiente (orden nacional), y los municipios (orden territorial). La interinstitucionalidad entre estas dos entidades se refleja, por ejemplo, en la forma de aprobación del POT; en ella, el componente ambiental del plan está sometido a un control previo en el cual intervienen entidades como la CAR o el DAMA, quienes están facultadas para objetarlo. Pero esta decisión es apelable ante el Ministerio del Medio Ambiente y es éste el que tiene la última palabra sobre la controversia. 32 En este contexto, es preciso concluir que en materia ambiental, el TLC no puede sustituir o suprimir unas competencias que por mandato constitucional corresponden a los municipios. Tampoco se puede, vía un tratado internacional, permitir que el interés privado esté por encima del interés colectivo. En materia ambiental, es clara la voluntad constitucional de colocar el medio ambiente sano como un interés colectivo superior, debido a los valores fundamentales superiores que protege este derecho tales como la vida y la salud. El TLC no puede, entonces, ignorar la disposición constitucional que consagra el derecho de todas las personas a gozar de un ambiente sano; de lo contrario, su aplicación y los laudos arbitrales serían inconstitucionales en un momento dado. ALCANCES CONSTITUCIONALES Y LEGALES PARA LA REGIÓN EN UN TLC CON LOS EEUU En virtud de lo expuesto, es de vital importancia que, en aras de proteger valores superiores fundamentales como la vida y la salud, el Estado colombiano e indirectamente los municipios, no pierdan la capacidad regulatoria, sobre todo porque de lo que se trata es de derechos públicos. Es aconsejable que en el tratado se incluya una excepción cuando esté comprometido el medio ambiente, para que las políticas públicas ambientales no puedan ser limitadas mediante obligaciones nacionales, pues varios de los casos más controvertidos del Nafta han sido por la aplicación de normas ambientales. 1.6 TRATADO Y AGENDA INTERNA En cumplimiento del mandato constitucional de coordinación, la agenda interna tiene que ser concertada con todas las regiones. En materia municipal, el artículo 311 de la Constitución señala al municipio como entidad fundamental de la división políticoadministrativa del Estado, al cual le corresponde prestar los servicios públicos que determine El Distrito tiene la la ley y ordenar el desarrollo de su territorio; atribución política para construir las obras que demande el progreso decir cuáles son las local; ordenar el desarrollo de su territorio y, obras que demanda el en términos generales, promover el mejoraprogreso social y cuáles miento social y cultural de sus habitantes. no, así como cuáles son las medidas que llevan a promover el mejoramiento social y cultural de sus habitantes. De esta forma, a través de su competencia y facultad constitucional (artículo 313), está encargado del proceso de reglamentación de las funciones y la eficiente prestación de los servicios a cargo del municipio; de los usos del suelo, dentro de los límites que fije la ley; además de vigilar y controlar las actividades relacionadas con la construcción, enajenación de inmuebles destinados a la vivienda, y dictar las normas necesarias para el control, la preservación y defensa del patrimonio ecológico y cultural del municipio. De lo anterior se deduce que el Distrito tiene la atribución política para decir cuáles son las obras que demanda el progreso social y cuáles no, así como cuáles son las medidas que llevan a promover el mejoramiento social y cultural de sus habitantes, por lo que en la participación de una agenda interna para hacer frente al TLC, se debe tener en cuenta lo que previamente han acordado las regiones en sus planes de desarrollo. Cualquiera sea la decisión de inversiones y acciones derivada de lo que se conoce como agenda interna, tiene que pasar obligatoriamente por un proceso de coordinación con las regiones, pues éstas serán las que le darán vida a ese proceso de construcción y preparación para la competencia. 33 RECOMENDACIONES DE BOGOTÁ PARA LA NEGOCIACIÓN DE UN TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON ESTADOS UNIDOS Un asunto de vital importancia para la agenda interna son los servicios públicos; el deber de coordinación con el alcalde se hace más evidente aquí, pues es un fin social del Estado la prestación de los mismos (artículo 365), para el cual el legislativo del poder central tiene una competencia de regulación por vía general según los artículos 150.23, y 365 que reconocen que los servicios públicos estarán sometidos al régimen jurídico que fije la ley. Por otro lado, los artículos 298, 300.1, 311 y 313.1, confieren un poder regulador en esta materia, a las corporaciones públicas de elección popular del ámbito territorial. Sobre el tema, la Corte Constitucional ha dicho: “Una interpretación teleológica y sistemática de los anteriores principios constitucionales conduce a esta Corte a afirmar que en el campo de los servicios públicos el Constituyente instituyó una competencia concurrente de regulación normativa en cabeza de los niveles central, regional y local, que por su alcance y radio de acción puede caracterizarse así:” A la ley le compete establecer por vía general las pautas y parámetros generales; al Distrito Capital, desarrollar por vía de reglamento la ley y adecuarla a sus necesidades. 1.7 LA RECIPROCIDAD COMO PRINCIPIO ORIENTADOR DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES. La Constitución, en sus artículos 150.16, 226 y 227 establece como requisitos para el manejo de las relaciones internacionales que éstas se desarrollen sobre las bases de equidad, reciprocidad y conveniencia nacional. El objetivo de estos principios no es otro que el de garantizar que la internacionalización de las relaciones políticas, económicas, sociales y ecológicas se logre sin que las obligaciones que se contraigan en dicho proceso traigan consigo condiciones desfavorables o inequitativas para ninguna de las partes, cláusula que adquiere especial importancia cuando existe una situación de asimetría en la negociación, como ocurre en la actual con Estados Unidos. En este orden de ideas, de acuerdo con el análisis de tratados de libre comercio celebrados previamente por Estados Unidos con Chile y Centro América, hemos constatado que al final de las negociaciones, sólo algunos Estados de ese país han aceptado acogerse y dar aplicación a las disposiciones de capítulos como el de compras del Estado, quebrantando de esta manera el principio de reciprocidad del tratado, pues mientras Colombia asume las obligaciones a todo nivel, Estados Unidos presenta una gran reserva del tratado que no aplica a la mayoría de sus divisiones territoriales. 34 Al respecto es importante considerar, como se mencionó anteriormente, la posibilidad de dejar abiertas las puertas para que los entes territoriales sigan regulando los asuntos de su competencia sin entrar en conflicto con el tratado, tal como ocurre en Estados Unidos. ALCANCES CONSTITUCIONALES Y LEGALES PARA LA REGIÓN EN UN TLC CON LOS EEUU Si bien es cierto que el esquema de Estado Federal que utiliza dicho país, por su misma estructura jurídica otorga más autonomía a los Estados, también lo es el hecho de que en un sistema de Estado unitario como el nuestro, que reconoce rangos de autonomía a las regiones, pueda llegar a ese punto, enfatizando desde las disposiciones institucionales del tratado, que se trata de un Estado que goza de autonomía en sus regiones, o a través de las facultades otorgadas al Presidente, en el ámbito internacional y de la negociación, que le permiten establecer reservas en la aplicación de determinadas disposiciones contenidas en el tratado, en este caso, para algunas entidades territoriales o para algunas zonas o regiones del país, y de esta forma preservar el equilibrio de las concesiones otorgadas por las partes. No es equitativo ni recíproco permitir una situación en la que, en la práctica, una de las partes no contrae obligaciones o no da aplicación a todas las obligaciones, mientras que la otra sí cumple a cabalidad con todo lo acordado. Esa falta de reciprocidad y de equidad en la forma del tratado, haría que se cuestionara la constitucionalidad del mismo desde el punto de vista, por lo menos, de los artículos 150.16 y 226 de la Carta, que obligan a que los tratados se celebren “sobre bases de equidad, reciprocidad y conveniencia nacional.” En efecto, la búsqueda de la reserva para el DC no obedece sino a criterios que buscan el desarrollo de los principios constitucionales de equidad, reciprocidad y conveniencia nacional, pilares del manejo de las relaciones internacionales, y del principio de autonomía de las entidades territoriales. En este mismo sentido, y como desarrollo del principio de autonomía en materia de planificación, desarrollo económico, social y gestión ambiental, se debe velar por el respeto y cumplimiento de las disposiciones contenidas en la Ley 152 de 1994 –Ley Orgánica del Plan de Desarrollo- que promueven la sustentabilidad ambiental y el desarrollo armónico de las regiones que deben guiar los procesos de planeación, los cuales podrían verse afectados con las negociaciones del TLC con Estados Unidos, si no se establecen mecanismos efectivos de discusión que contribuyan a la articulación de los intereses nacionales y distritales. 1.8 EL TREATY MAKING POWER EN ESTADOS UNIDOS Y SUS SIMILITUDES CON COLOMBIA10 Los poderes de negociación internacional para expresar el consentimiento de los Estados reciben su fuente en las constituciones. En algunos casos, las leyes internas compleVer Constitución de Estados Unidos; DALTON, Robert E., National Treaty Law and Practice: United States; National Commission To Review The Working Of The Constitution, Treaty-Making Power Under Our Constitution, January 8, 2001; FEKETEKUTY, Geza, EARLEY, Jane, and WILLIAMSON, Irving, Legal Analysis in Commercial Diplomacy. 10 35 RECOMENDACIONES DE BOGOTÁ PARA LA NEGOCIACIÓN DE UN TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON ESTADOS UNIDOS mentan esas disposiciones con mandatos o precisiones concretas sobre la forma y competencias internas para obligar al Estado: es lo que se conoce como el Treaty Making Power. Para el caso de Estados Unidos, la Constitución que fue adoptada en Filadelfia en 1787, señala ese marco general sobre las capacidades y competencias que son distribuidas entre el congreso y el ejecutivo. A diferencia de nuestra Carta, el texto estadounidense es muy corto y conciso, pues sólo tiene 7 artículos con sus respectivas secciones, 4 de los cuales hacen referencia al Treaty Making Power (TMP), lo que además marca una diferencia adicional en cuanto a la distribución de competencias en el manejo de las relaciones internacionales. El artículo 1 dispone que se concentra todo el poder legislativo en el Congreso, porque es el órgano que recibe la delegación del pueblo. En la sección 10 del mismo artículo se establecen límites a las capaLos poderes de cidades de negociación y celebración de negociación internacional tratados internacionales a los Estados, para expresar el previniendo que ninguno de ellos puede celebrar “tratado, alianza, o confederaconsentimiento de los Estados reciben su fuente ción”. Esta es una prohibición expresa que en materia comercial ha tenido desaen las constituciones. En rrollos interesantes, pues en esa materia algunos casos, las leyes los Estados mantienen algunas compeinternas complementan tencias. esas disposiciones con mandatos o precisiones concretas sobre la forma y competencias internas para obligar al Estado: es lo que se conoce como el Treaty Making Power. 36 En el artículo 2, sección 1, se establece la conocida executive power clause, donde se señala que el poder ejecutivo radica en cabeza del Presidente. Asimismo, en la sección 2, se señala expresamente quiénes son los responsables o competentes para celebrar los tratados internacionales, es decir, en cabeza de quién radica el poder de hacer lo tratados o Treaty Making Power. La mencionada sección establece claramente que el Presidente “tendrá la facultad, con el consejo y consentimiento del Senado, para celebrar tratados con tal de que den su anuencia dos tercios de los senadores presentes.” Es decir, que durante una negociación internacional el Presidente debe recibir consejo del senado, e inclusive, esperar la aprobación del mismo para firmar el tratado. Por ello es que si el Presidente no ha recibido la autorización para celebrar un tratado dado, cuando éste pase para su aprobación, el senado puede incluir cláusulas o no aprobar algunas. ALCANCES CONSTITUCIONALES Y LEGALES PARA LA REGIÓN EN UN TLC CON LOS EEUU La función de las cortes en relación con los tratados se deriva del artículo 3, que les concede el poder judicial. En este sentido, la sección 2 estipula que “el Poder Judicial entenderá en todas las controversias, tanto de derecho escrito como de equidad, que surjan como consecuencia de esta Constitución, de las leyes de los Estados Unidos y de los tratados celebrados o que se celebren bajo su autoridad”. Esta cláusula otorga a los jueces un poder de interpretación sobre el tratado, pero también deriva la consecuencia sobre el alcance interno que tienen los tratados internacionales. A raíz del Nafta se han presentado demandas que buscan la declaración de inconstitucionalidad de algunas de las disposiciones del tratado. Refuerza lo anterior lo previsto en el numeral 2 del artículo 6, conocido como la Supremacy Clause, que dispone que “los tratados celebrados o que se celebren bajo la autoridad de los Estados Unidos, serán la suprema ley del país y los jueces de cada Estado estarán obligados a observarlos”, lo cual está en consonancia con lo previsto en la Convención de Viena de Derecho de los Tratados de 1969, que aunque no fue ratificada por Estados Unidos, sí hace parte de su derecho internacional consuetudinario. De acuerdo con las disposiciones constitucionales, al momento de celebrar un tratado debe seguirse un procedimiento preestablecido, que puede variar dependiendo de su naturaleza. 1.8.1 Autorización ejecutiva y procedimiento de aprobación En 1955, el Departamento de Estado, como parte del ejecutivo, publicó la Circular No. 175 para la negociación y la firma de tratados y de otros acuerdos internacionales, como una forma de reglamentar las actuaciones de los funcionarios de la rama ejecutiva en el proceso de negociación y firma de los mismos. En esta circular, se establece que la Secretaría de Estado goza de determinadas facultades dentro del proceso de celebración de acuerdos internacionales, dentro de las cuales se pueden resaltar las siguientes: 1- la secretaría tiene la facultad de controlar la negociación de cualquier acuerdo que celebre un Departamento o una agencia cuando éstos 37 RECOMENDACIONES DE BOGOTÁ PARA LA NEGOCIACIÓN DE UN TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON ESTADOS UNIDOS gocen de la autoridad estatutaria para suscribir algún acuerdo específico; 2- determinar cuándo un arrangement puede considerarse como un acuerdo internacional; 3- es la encargada de velar porque los acuerdos que se celebren no contraríen los objetivos de la política exterior de los Estado Unidos. En caso de que alguna agencia pretenda celebrar algún acuerdo internacional, ésta deberá enviar un proyecto del texto o resumen del acuerdo propuesto al Departamento de Estado, para que éste estudie la propuesta y la competencia para la celebración del acuerdo; esto se conoce como el requisito de consulta. Consecuencia de lo anterior es que, para la celebración de acuerdos de libre comercio, el Departamento de Estado no pierde la competencia; y que los pedidos de involucrar a dicho departamento están más que justificados, no sólo por la naturaleza política del conflicto interno y lucha contra el narcotráfico que libra Colombia, sino por el mandato legal, que autoriza al Departamento de Estado a intervenir y, sobretodo, a verificar que el tratado propuesto esté en la misma línea de la política exterior de Estados Unidos. La lucha contra en narcotráfico que se libra en Colombia hace parte de la política exterior y de seguridad de los Estados Unidos, por lo que ese ingrediente político puede ser avalado por el Departamento de Estado y verse reflejado en un tratamiento adecuado que le permita al campo colombiano tener flexibilidades. 1.8.2 Aprobación legislativa Si el Presidente, en virtud de las facultades que le otorga la Constitución, celebra acuerdos ejecutivos11, no necesitará de la aprobación del Congreso antes de su ratificación. Pero, por el contrario, si las materias sobre las cuales versa un determinado acuerdo son de aquellas que deben obtener el consejo y aprobación del Congreso, obligatoriamente se necesitará de su aprobación, a menos que aquel haya delegado dicho poder, como ha ocurrido con los conocidos fast track, para los tratados de libre comercio. En el caso del Trade Promotion Authority, el Congreso mantiene algunas facultades de seguimiento durante las negociaciones, sobre lo cual volveremos más adelante. 1.8.3 Autorización previa Si bien es cierto que desde 1792 el Congreso ha establecido que el Presidente, los departamentos ejecutivos o agencias, pueden celebrar acuerdos internacionales, esta autori- 38 Entendidos estos acuerdos ejecutivos como aquellos que se derivan de o desarrollan otro acuerdo o tratado internacional de carácter constitutivo, previamente celebrado. 11 ALCANCES CONSTITUCIONALES Y LEGALES PARA LA REGIÓN EN UN TLC CON LOS EEUU zación previa no ha sido ampliamente reconocida, por lo que en varias ocasiones, el Congreso no ha aprobado los tratados que celebra el ejecutivo. Esta delegación de poderes se ha producido, sobretodo, en los acuerdos sobre los límites a la importación de materias agrícolas en los Estados Unidos, en los programas agrícolas de la investigación y la extensión, en el comercio y la seguridad del aire y en la negociación de la Trans-Canadian pipeline, por ejemplo. 1.8.4 Fast-Track En relación con los tratados de comercio, The Omnibus Trade and Competitiveness Act of 1988 y el Trade Act of 1974, contienen disposiciones especiales referentes a la aprobación por parte del Congreso, de determinados acuerdos de comercio; es la autorización para celebrar un tratado acatando ciertas directrices que ha señalado el congreso, conocidas como fast-track, hoy denominado Trade Promotion Authority, TPA. Este procedimiento subsidiario fue creado para agilizar las negociaciones de determinados acuerdos internacionales entre Estados Unidos y otros países, en especial para los Trade Agreements. Este procedimiento, que otorga una transferencia de los poderes del Congreso al Ejecutivo, lleva a que cuando el texto del tratado se somete a la aprobación del Congreso, no es necesario implementar el proceso legislativo normal, sino que se verifica si se cumplió con las instrucciones del Congreso; cumplidas éstas, el tratado se aprueba sin enmiendas. Este procedimiento se implementó por primera vez durante la administración de Gerard Ford para consolidar las relaciones entre el Presidente y el Congreso, mediante la agilización del proceso de aprobación de los acuerdos comerciales. La implementación de este procedimiento abreviado, supone que el Congreso de Estados Unidos le otorga al Presidente la facultad de negociar acuerdos comerciales con otros países, siempre que se sigan algunos lineamientos señalados previamente por aquél, como lo señalamos. Esto implica que el Congreso renuncia a su facultad de introducir enmiendas dentro del texto del tratado, limitando sus facultades a la aprobación o improbación del acuerdo y, a su vez, el Presidente se compromete a mantener consultas con el Congreso durante las negociaciones y a respetar las directrices plasmadas en el TPA. En virtud de este procedimiento de vía rápida, luego de expedida la autorización, el Presidente notifica al Congreso la iniciación de las negociaciones. Una vez terminadas éstas, somete el texto del acuerdo a consideración de las dos cámaras del Congreso, las cuales lo deberán aprobar o negar dentro de los sesenta días siguientes. En este sentido, a través del TPA y la celebración de tratados internacionales de comercio, el Congreso, de cierta forma, delega al Presidente la facultad de regular el comercio 39 RECOMENDACIONES DE BOGOTÁ PARA LA NEGOCIACIÓN DE UN TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON ESTADOS UNIDOS con naciones extranjeras y entre los Estados12, sin perjuicio de las competencias que le pertenecen a cada Estado en particular, las cuales se mantienen. Por esta razón, una vez agotado el trámite legislativo pertinente, el tratado deviene en supreme Law of the Land, esto es, se aplica en el territorio de los Estados Unidos. Esto significa que los tratados y sólo algunos acuerdos internacionales son self executing, es decir, se incorporan directamente a la legislación interna. Por tanto, su aplicación se caracteriza por ser inmediata y directa, lo que supone que no se requieren herramientas legislativas para su entrada en vigor. Esto supone a su vez que existen acuerdos “nonself-executing” que son aquellos que requieren expresamente que las partes expidan normas internas para su incorporación dentro de la legislación doméstica. Lo anterior no obsta para que los Estados puedan regular las mismas materias o mantengan una gran reserva sobre sus competencias para mantener su autonomía regulatoria; por tanto, para que tengan vigencia las Aun cuando se ha dicho disposiciones de determinados capítulos del que las reservas no TLC en el ámbito estatal, deberán aprobarse por las legislaturas estatales. Esto, en virtud deben aplicarse para de lo estipulado en la Enmienda X de la tratados bilaterales, en Estados unidos han Constitución, la cual conviene que: “Los poderes que la Constitución no delega a los estado presentes en Estados Unidos ni prohíbe a los Estados, quemás de trece tratados dan reservados a los Estados, respectivamenratificados entre 1975 y te, o al pueblo.” 1985, teniendo en cuenta que éstas deben estar sujetas a la aceptación de la otra parte. Lo anterior significa que el Treaty Making Power en cabeza del Presidente y del Congreso, está limitado por las competencias que están en cabeza de los Estados, de la misma forma como sucede en Colombia, donde existen facultades propias que se mantienen en los territorios. 1.8.5 Reservas Durante el procedimiento habitual para la aprobación de tratados internacionales, es decir, cuando el Ejecutivo en cabeza del Presidente y el Legislativo comparten el Treaty Making Power, el senado puede introducir reservas, a la luz del artículo 2, sección 2, numeral 2 de la Constitución de los Estados Unidos. Si bien esta cláusula constitucional sobre el alcance del TMP no menciona expresamente la facultad de introducir reservas, 40 Constitución de Estados Unidos, artículo 1, sección 8, numeral 3: To regulate Commerce with foreign Nations, and among the several States, and with the Indian Tribes. 12 ALCANCES CONSTITUCIONALES Y LEGALES PARA LA REGIÓN EN UN TLC CON LOS EEUU se ha entendido que esta potestad está implícita en la misma, aun cuando el senado no haya hecho uso de la misma desde 1795. Dentro de las observaciones que puede introducir el senado, se encuentran las reservas propiamente dichas, las declaraciones, las interpretaciones, las enmiendas y los “proviso”. La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados define la reserva como la declaración unilateral, cualquiera que sea su enunciado o denominación, hecha por un Estado al firmar, ratificar, aceptar o aprobar un tratado, o al adherirse a él, con el objeto de excluir o modificar los efectos jurídicos de ciertas disposiciones del tratado en su aplicación a ese Estado13. Las declaraciones, por su parte, usualmente revelan la postura del senado respecto al tratado en general y no respecto a disposiciones específicas. Las interpretaciones son declaraciones relativas a la aplicación o interpretación del tratado y no buscan introducir modificaciones a las disposiciones del mismo. Los “proviso” es una condición que sólo opera en la esfera doméstica y a menudo condiciona la ratificación del tratado por parte del Presidente, hasta tanto se tomen las medidas legislativas necesarias para la aplicación del tratado. En general, aun cuando se ha dicho que las reservas no deben aplicarse para tratados bilaterales, en Estados unidos han estado presentes en más de trece tratados ratificados entre 1975 y 1985, teniendo en cuenta que éstas deben estar sujetas a la aceptación de la otra parte. Lo anterior debe tenerse en cuenta por el Congreso y la Corte Constitucional de Colombia al momento de aplicar o presentar reservas, sobre todo cuando se debe respetar la cláusula de reciprocidad. 1.8.6 Consulta al legislativo La Constitución de Estados Unidos establece que el Presidente debe consultar previamente al Senado antes de iniciar la negociación de un tratado. Sin embargo, este procedimiento fue abandonado desde la época del presidente Washington. Hoy en día, ese procedimiento constitucional es entendido como un informe que se debe presentar al senado antes de la ratificación del tratado, sobre el proceso de negociación y posterior aprobación. 13 Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, artículo 2. 41 RECOMENDACIONES DE BOGOTÁ PARA LA NEGOCIACIÓN DE UN TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON ESTADOS UNIDOS A pesar de que se haya abandonado el procedimiento original de la consulta previa, esto no significa que no exista una comunicación permanente entre la rama ejecutiva y el Congreso antes de la conclusión de cualquier tratado internacional, o durante la etapa de negociación. La cláusula sobre la consulta previa hace que el senado mantenga la facultad de sugerir al Ejecutivo qué disposiciones quisiera que se introdujeran en el tratado. También puede exigir informes sobre los temas más relevantes del tratado y sobre su implementación. Es necesario recordar el artículo 2, sección2, numeral 2 de la Constitución, que establece un mecanismo especial para que el Presidente, con el consejo y consentimiento del senado, celebre tratados con el requisito de que dos tercios de los senadores presentes, den su anuencia. Este procedimiento se utiliza en Estados Unidos sólo para ratificar, aproximadamente, 5% de los acuerdos internacionales que celebra dicho país. Generalmente, los acuerdos que versan sobre defensa, extradición, impuestos, el ambiente y el derecho internacional privado, surten ese trámite. Si el Presidente decide que un acuerdo internacional en particular tiene la calidad de tratado, según las disposiciones de la Constitución, deberá acudir al senado para que dé su consejo y consentimiento respecto de la ratificación, la aceptación, y la aprobación del mismo. La Cámara de Representantes ejerce poderes por los cuales puede proponer resolutions, hold hearings, require reports… para comunicar al Ejecutivo su opinión sobre el acuerdo. 42 ALCANCES CONSTITUCIONALES Y LEGALES PARA LA REGIÓN EN UN TLC CON LOS EEUU 1.8.7 Incorporación en la ley nacional El artículo 6 de la Constitución de Estados Unidos establece que los tratados y otros acuerdos internacionales may be self executing, es decir, que se incorporan directamente a la legislación interna y sólo en determinadas circunstancias esta incorporación no es inmediata. Muchas veces, el hablar de acuerdos self executing y non self executing, se producen confusiones. Los primeros suponen que su aplicación es directa e inmediata, es decir, que no requieren la implementación de herramientas legislativas para su plena efectividad. Dentro de éstos se encuentran los acuerdos de comercio y de navegación. Por su parte, los acuerdos non self executing son aquellos que requieren expresamente que las partes decreten algunas normas internas para que puedan entrar en vigor, verbi gratia, la Convención sobre el Genocidio, que establece la necesidad de introducir normas que establezcan penas efectivas para los responsables de este tipo de crímenes. Otro tipo de estos acuerdos son aquellos que introducen penas para determinado crimen que no está contemplado en la legislación interna de Estados Unidos, en los cuales el Congreso es el único que puede legislar sobre los tipos penales. 1.9 RESERVAS Y APLAZAMIENTO EN RELACIÓN CON LAS AUTONOMÍAS TERRITORIALES En virtud de lo estipulado por el artículo 217 de la Ley 5 de 1992, es claro que el Congreso de Colombia está facultado para presentar propuestas de reservas, no aprobación o aplazamiento, los tratados que celebre el gobierno. El o los ponentes pueden ejercer esas competencias en el momento de someter el proyecto de ley de aprobación del tratado o durante el trámite de discusión en cualquiera de las dos cámaras. En relación con las reservas, sólo se pueden formular a los tratados que lo prevean o cuyo contenido así lo admita; esta decisión obliga al gobierno, una vez agotado el control de constitucionalidad que realiza la corte, a otorgar el consentimiento con las reservas expresadas por el congreso. En el ámbito internacional, sólo el Presidente de la República puede formular las reservas, pero es su obligación hacerlo cuando el congreso o la corte se han pronunciado en ese sentido. Es necesario aclarar que se pueden diferenciar dos (2) tipos o momentos para expresar las reservas: unas en lo internacional, que corresponden a la órbita exclusiva del Presidente y otras que surgen en lo interno, en cabeza del congreso y con la intervención de la corte Constitucional, como última instancia para la aprobación de cualquier tratado internacional. 43 RECOMENDACIONES DE BOGOTÁ PARA LA NEGOCIACIÓN DE UN TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON ESTADOS UNIDOS Como indicamos en numerales anteriores, resulta necesario que el Presidente de la República, al momento de negociar con Estados Unidos un tratado como el TLC, no sólo conozca las competencias territoriales, sino que tenga en cuenta los objetivos del Plan de Desarrollo del Distrito, las competencias específicas y la autonomía del D.C. Lo anterior, para que la aprobación del tratado no tenga tropiezos en el Congreso o en la Corte Constitucional. De no tener en cuenta ese aspecto y proceder a celebrar un tratado internacional contra lo previsto en la Constitución, es claro que el Congreso y la Corte Constitucional pueden formular las reservas, no aprobar las obligaciones internacionales que afecten la autonomía, la capacidad de planeación local, el ordenamiento territorial, el sector de servicios públicos, las telecomunicaciones y los tributos territoriales, entre otros, o aplazar la entrada en vigor de dichas obligaciones hasta tanto el Gobierno Nacional tome las medidas correspondientes para cumplir con la obligación internacional, o renegocie y aclare con la contraparte lo que ha quedado mal negociado. Para el caso de las telecomunicaciones, la Corte ha señalado de manera expresa en la Sentencia C-369 de 2002 que “la asunción de los compromisos de liberar parcialmente el sector de las telecomunicaciones no es incompatible con la posibilidad de que el Estado se reserve estratégicamente algunas de esas actividades, previsto por el artículo 365 superior”. Además, en el mismo fallo dejó precisó que “es claro que si un Gobierno considera conveniente realizar esa reserva estratégica de algún servicio de comunicaciones, entonces podrá hacerlo, sin que el presente tratado se lo impida”. Lo anterior implica que se debe dejar a salvo la capacidad para que los municipios reserven la prestación de los servicios que consideren estratégicos y que cualquier disposición de tratado que limite esa capacidad sería inconstitucional. En este aspecto y para preservar las capacidades en relación con las empresas de servicios públicos, el Gobierno Distrital puede exigir al Presidente que estipule cláusulas de reserva dentro del sector, en el evento de que la entidad territorial las considere necesarias, en virtud de lo estipulado por el artículo 365 de nuestra Carta política. Asimismo, en el caso de que el Gobierno Nacional celebre un tratado internacional como el que se está negociando con Estados Unidos, no podrá desconocer los derechos que la Constitución confiere a las entidades territoriales para garantizar la protección de su autonomía; si así lo hiciere, el Congreso podrá proponer reservas. 44 Un ejemplo claro sobre el alcance de la autonomía y los tratados internacionales, es el contenido de la Sentencia C-160 de 2000, cuyo magistrado ponente fue Vladimiro Naranjo Mesa, en la que la Corte condicionó el alcance del artículo 27 del tratado de ALCANCES CONSTITUCIONALES Y LEGALES PARA LA REGIÓN EN UN TLC CON LOS EEUU cooperación entre Colombia e Italia, que preveía que Colombia se obligaba a conferir ciertas exenciones fiscales a Italia, y expresó: “Es cierto que, tal y como esta Corte lo ha resaltado, la Constitución establece un “manejo nacional y unitario de los tratados” pues “establece un procedimiento específico para la aprobación de los tratados, que está radicado exclusivamente en las autoridades nacionales. Así, el Presidente dirige las relaciones diplomáticas y suscribe los convenios (CP artículo 189, ordinal 2º), el Congreso, que es órgano plural de representación de todo el pueblo colombiano, los aprueba (CP artículo 150, ordinal 16), y corresponde a esta Corte Constitucional revisar su constitucionalidad, para que se pueda proceder a la ratificación”14. Sin embargo, no por ello pueden los órganos nacionales, al suscribir, aprobar y ratificar tratados, desconocer los derechos que la Constitución confiere a las entidades territoriales a fin de proteger su autonomía. (…) “Al respecto, cabe mencionar, que según el artículo 294 de la Constitución, la ley no podrá conceder exenciones ni tratamientos preferenciales respecto de los tributos pertenecientes a las entidades territoriales. Por tanto, también se condicionará la constitucionalidad de la expresión “incluidas las exenciones fiscales relativas”, a que se le dé una interpretación según la cual, las exenciones otorgadas deberán limitarse a aquellas que traten sobre tributos nacionales.” Adicionalmente, según palabras de la Corte, debe entenderse que las disposiciones del tratado se inspiran en el respeto de las normas constitucionales de cada parte, que aseguran los derechos, potestades, competencias, facultades y atribuciones de las entidades territoriales que integran la unidad política del respectivo Estado. Así pues, en virtud de los derechos otorgados por la Constitución y la ley, en especial por el artículo 287 de nuestra Carta Política, el tratado no puede limitar al Distrito Capital en el goce de la plena facultad para ejercer las competencias que le corresponden y, sobretodo, para “administrar los recursos y establecer los tributos necesarios para el cumplimiento de sus funciones”; por tanto, ningún tratado internacional que celebre el gobierno puede desconocer la autonomía constitucional de dicha entidad territorial. En cuanto a las reservas sobre competencias exclusivas de las entidades territoriales y la aplicación de algunas disposiciones contenidas en tratados internacionales que tocan con esas competencias, existen otros antecedentes jurisprudenciales que aclaran más el asunto, como el mencionado en la Sentencia C-178 de 1995 en relación con el tratado del G-3, en el cual el Gobierno de Colombia manifestó expresamente “su reserva ante la aplicación del Tratado para garantizar el respeto al monopolio departamental de producción de licores, y la facultad de los departamentos para establecer impuestos a la 14 Corte Constitucional, Sentencia C-1022 de 1999, M. P. Alejandro Martínez Caballero, Fundamentos 18 y 19. 45 RECOMENDACIONES DE BOGOTÁ PARA LA NEGOCIACIÓN DE UN TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON ESTADOS UNIDOS internación de licores provenientes de otros departamentos o países; igual cosa ocurre desde el lado de las disposiciones aplicables a Colombia con la reserva que se manifiesta respecto del caso de la explotación o importación de bienes energéticos “para asegurar el cumplimiento de disposiciones constitucionales” como lo establecen el Anexo al Artículo 3-03, las Excepciones al Artículo 3-03 de Medidas adoptadas por Colombia, y el Anexo al Artículo 3-09, de Excepciones al Artículo 3-09- sección A- Medidas de Colombia, numerales 2 y 3”. 1.10 ALCANCE DEL DERECHO COMUNITARIO DESDE EL PUNTO DE VISTA CONSTITUCIONAL E INTERNACIONAL 1.10.1 El derecho comunitario y la Constitución El proceso de integración que le dio vida a la Comunidad Andina y el establecimiento de un derecho autónomo dentro de ésta, encuentra sus bases en la Constitución Política de 1886 y en su reforma de 1968, reafirmada El proceso de como un sistema de suma importancia dentro integración que del manejo de la política exterior de Colombia le dio vida a la en la Carta de 1991, donde se integra desde el Comunidad Andina y preámbulo y en otras disposiciones, como en los artículos 9º, 150.16 y 227. Por tratarse de el establecimiento de un asunto de política exterior incorporado en un derecho autónomo dentro de ésta, encuentra la Carta, adquiere especial trascendencia al momento del diseño y ejecución de la misma. sus bases en la Constitución Política de 1886 y en su reforma de 1968, reafirmada como un sistema de suma importancia dentro del manejo de la política exterior de Colombia en la Carta de 1991 En efecto, la Carta del 91 plasmó desde el preámbulo como pilar básico de la política exterior colombiana, la obligación de privilegiar “la integración latinoamericana”. Esto indica que el manejo de la política exterior ha sido integrado como un valor, fin y principio de interpretación que da sentido a las otras normas que indican cómo debe integrarse el país a la comunidad internacional. Este compromiso de impulso a la integración latinoamericana da sentido a los preceptos constitucionales y señala al Estado las metas hacia las cuales debe orientar su acción y el rumbo de las instituciones políticas, como lo señaló la Corte Constitucional. (Sentencia C- 479, agosto 13/92, M. P. José Gregorio Hernández y Alejando Martínez Caballero). 46 En el mismo fallo, la Corte precisó que las normas pertenecientes a las demás jerarquías del sistema jurídico están sujetas a la Constitución y, si no pueden contravenir los ALCANCES CONSTITUCIONALES Y LEGALES PARA LA REGIÓN EN UN TLC CON LOS EEUU mandatos contenidos en su articulado, menos aún les está permitida la trasgresión de las bases sobre las cuales se soportan y a cuyas finalidades apuntan. En consecuencia, las obligaciones asumidas en un TLC con Estados Unidos no podrían transgredir esta disposición, so pena de ser declaradas inconstitucionales, porque como lo indicaba la Corte en la siguiente Sentencia, “… el preámbulo goza de poder vinculante en cuanto sustento del orden que la Carta instaura y, por tanto, toda norma –sea de índole legislativa o de otro nivel – que desconozca o quebrante cualquiera de los fines en él señalados, lesiona la Constitución porque traiciona sus principios.” Asimismo, en las normas que señalan los parámetros para la política exterior y relaciones internacionales, el Constituyente reafirmó que ese era uno de los fines y logro de esos cometidos superiores ambicionados por la sociedad, es decir, que se deben privilegiar las relaciones con países latinoamericanos sobre los demás, lo cual indica una clara intención que no puede ser desconocida en el proceso de las negociaciones y relaciones internacionales. Sobre la materia, se establece que la política exterior de Colombia se orientará hacia la integración Latinoamericana y del Caribe (artículo 9), que los tratados pueden contener “disposiciones que impliquen, sobre bases de equidad, reciprocidad y conveniencia nacional, la transferencia parcial de determinadas atribuciones a organismos internacionales que tengan por objeto promover o consolidar la integración económica con otros Estados” (artículo 150, numeral 16), que el Estado debe promover la “integración económica, social y política con las demás naciones y especialmente con los países de América Latina y del Caribe, mediante la celebración de tratados que sobre bases de equidad, igualdad y reciprocidad, creen organismos supranacionales, inclusive para conformar una comunidad latinoamericana de naciones” (artículo 227). En virtud de lo señalado por la Constitución, la integración de Latinoamérica y el Caribe tiene especial relevancia dentro de las relaciones internacionales de Colombia. Por tanto, se afirma que cualquier tratado que se pretenda negociar con países u organismos diferentes de los mencionados, como es el caso del TLC con Estados Unidos, no puede generar condiciones o pactar compromisos que vayan en detrimento de la integración andina o de una eventual integración latinoamericana, e inclusive no se podrán pactar obligaciones que otorguen mayores beneficios a países no latinoamericanos que los otorgados a un latinoamericano y si la obligación excede o tiene la virtud de socavar el orden Andino, la violación será más clara. Los tratados de comercio que celebre Colombia deben tener en cuenta el rango normativo constitucional, junto con las obligaciones que asumió como miembro de la Comunidad Andina. El mandato constitucional sobre el mantenimiento y defensa de la integración regional Andina y Latinoamericana, exige que no se puedan otorgar mayores concesiones u obligaciones a socios comerciales no andinos o latinoamericanos y que tampoco se pueda menoscabar la normativa Andina a favor de los no latinoamericanos. 47 RECOMENDACIONES DE BOGOTÁ PARA LA NEGOCIACIÓN DE UN TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON ESTADOS UNIDOS Una disposición como la aceptada por los centroamericanos en Cafta, la cual señala que “nada dentro de este Tratado podrá impedir a las Partes Centroamericanas mantener o adoptar medidas para fortalecer y profundizar sus instrumentos jurídicos existentes de la integración centroamericana, siempre y cuando esas medidas no sean inconsistentes con este Tratado”, no puede aceptarse en el TLC que se firme con los andinos, pues estaría vulnerando el mandato constitucional y además el Andino. Teniendo en cuenta lo anterior, el gobierno debe incorporar al tratado que celebre, disposiciones que salvaguarden las obligaciones de nación más favorecida entre los países andinos y no hacer extensivos los beneficios mutuos a los Estados Unidos. De esa forma, se podrán dejar a salvo los compromisos andinos actuales y los futuros que celebremos en el marco comunitario. El gobierno debe incorporar al tratado que celebre, disposiciones que salvaguarden las obligaciones de nación más favorecida entre los países andinos y no hacer extensivos los beneficios mutuos a los Estados Unidos. 1.10.2 Caracteristicas del derecho comunitario En virtud de los fines integracionistas que impulsaron la Comunidad Andina, se observa que se caracteriza por tener un ordenamiento jurídico autónomo, completo y específico que, a su vez, hace parte del ordenamiento jurídico de cada país miembro de manera directa, es decir, sin necesidad de llevar a cabo un proceso de incorporación interno como el que se debe realizar una vez celebrado el tratado internacional. En este sentido, según lo estipulado por el artículo 3 del Tratado de Creación del Tribunal de Justicia, TCTJ, “las Decisiones del Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores o de la Comisión y las Resoluciones de la Secretaría General serán directamente aplicables en los Países Miembros a partir de la fecha de su publicación en la Gaceta Oficial del Acuerdo”. Esto significa que las normas andinas deben aplicarse directamente en el territorio de cada país miembro sin que sea necesario un trámite especial para su incorporación dentro del ordenamiento jurídico de las partes. 48 Las normas andinas también deben aplicarse de manera preferente respecto de las normas nacionales en caso de conflicto de aplicación o interpretación. Por tanto, si una norma interna contraría una norma comunitaria, aquélla queda desplazada por ésta, lo que quiere decir que la norma nacional resulta inaplicable. Esta preeminencia es esencial del derecho comunitario para la integración regional. ALCANCES CONSTITUCIONALES Y LEGALES PARA LA REGIÓN EN UN TLC CON LOS EEUU Por último, a la luz del artículo 3 del TCTJ se desprende que la norma comunitaria tiene vigencia inmediata en el territorio de los países miembro; esto quiere decir que dicha norma entra a regir a partir de su aprobación o publicación en la Gaceta Oficial de la Comunidad, al contrario de lo que ocurre con las normas que dimanan de tratados internacionales, que sólo pueden aplicarse en lo interno una vez se han aprobado por el Congreso, estudiado su constitucionalidad por la Corte Constitucional, canjeados los instrumentos de ratificación y hecha la respectiva promulgación. Teniendo en cuenta que dentro de las fuentes auxiliares del derecho comunitario se encuentran los acuerdos internacionales celebrados por la Comunidad Andina de Naciones, CAN, podríamos afirmar que sólo los acuerdos que se celebren por ésta en ejercicio de su capacidad y personalidad internacionalmente reconocida, pueden hacer parte del ordenamiento jurídico comunitario y, de esta forma, podrían aplicarse de manera directa, preferente e inmediata a todos los países que integran la CAN. Por tanto, contrario sensu, los tratados que se celebren por algunos de los países miembro, sólo podrán hacer parte de la legislación interna de aquellos y no de la legislación comunitaria, por lo que la CAN no estará obligada a lo que individualmente cada uno de los países pacte. Es por ello que, inclusive, si se pacta en contrario de las normas andinas, los países pueden estar sujetos a demandas de incumplimiento ante el Tribunal Andino de Justicia. 1.10.3 Trato nacional y nación más favorecida Uno de los elementos más importantes en la creación de cualquier esquema de libre comercio es la posibilidad de aplicar los principios de trato nacional, y nación más favorecida, NMF, a las relaciones comerciales. En virtud de estos objetivos y como respuesta a ese interés integracionista, el Acuerdo de Cartagena estableció las cláusulas de trato nacional y nación más favorecida que debían otorgarse entre sus miembros y frente a los demás países no miembros. Como dice la Corte: “El pacto Andino surgió como una necesidad de los países miembros (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela) de instaurar un sistema de integración de sus intereses económicos, destinado a lograr el desarrollo equilibrado y armónico de la subregión y a acelerar su crecimiento, mediante la armonización de sus políticas económicas y la coordinación de los planes de desarrollo.”15 Así pues, se estableció que los productos originarios de un país miembro gozarían de un trato no menos favorable al que se le otorga a los productos nacionales que sean similares. Igualmente, se estipuló que los productos originarios de los países de la CAN 15 Corte Constitucional, Sentencia C-228 de 1995. 49 RECOMENDACIONES DE BOGOTÁ PARA LA NEGOCIACIÓN DE UN TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON ESTADOS UNIDOS nunca podrían recibir un trato menos favorable que los productos de terceros países. Estas cláusulas se han hecho extensivas en el campo de servicios, propiedad intelectual e inversiones extranjeras. En este sentido, el Tribunal de Justicia de la Comunidad Andina ha expresado que “los principios anteriormente enunciados (los principios de trato nacional y nación más favorecida) hacen parte de la normativa que regula tanto los convenios del GATT, como de la Organización Mundial del Comercio, OMC, y en ambos ordenamientos permiten importantes excepciones, entre otras la de que los países que forman parte de un acuerdo regional o subregional puedan establecer acuerdos de libre comercio donde no se aplique ni la cláusula de Más Favor ni la de trato nacional a las mercancías que proceden del exterior del grupo. Esto es, que tales reglas rigen de manera exclusiva respecto de los intercambios regionales o subregionales pero no de las importaciones de terceros países.” El Tribunal Comunitario señala además, que los principios de trato nacional y nación nás favorecida, al estar regulados respectivamente en los artículos 74 y 155 del Acuerdo de Cartagena, no pueden ampliarse ni restringirse a menos que sea reformado el tratado; por tanto “hacer aplicable o extensivo a otros países de fuera de la subregión los beneficios que se otorgan entre sí los Países Miembros de la Comunidad Andina constituye una opción política y legislativa que sólo puede adoptarse mediante tratado público reformatorio de las normas del Acuerdo de Cartagena.”16 Dentro de ese orden de ideas, se entiende que cualquier cláusula que se pacte en tal sentido (TN, NMF) dentro del marco del TLC tiene como límite lo estipulado en el 50 16 Tribunal de Justicia de la Comunidad Andina, Proceso 14-AN-2001. ALCANCES CONSTITUCIONALES Y LEGALES PARA LA REGIÓN EN UN TLC CON LOS EEUU tratado de la CAN; de lo contrario, se estaría desvirtuando la finalidad misma de la Comunidad, como en efecto lo dispuso la sentencia comentada. De la misma forma, si llegaran a establecerse beneficios mayores para Estados Unidos dentro del Acuerdo del TLC, opción que a primera vista sería ilegal desde el punto de vista constitucional y del derecho andino; en el evento en que no lo fueren, estos deberán aplicarse de forma inmediata a los países miembro de la CAN, por ejemplo, en todo lo relativo a la protección de las inversiones en la subregión. Ahora, las cláusulas de nación más favorecida que se puedan pactar dentro del TLC no podrán significar, de ninguna forma, que Estados Unidos pueda, a su vez, exigir los mismos beneficios que Colombia le haya otorgado o le vaya a otorgar a los países de la CAN, por lo que el alcance de esa cláusula debe quedar determinado con claridad dentro del tratado. Inclusive, de no pactarse tal, se pudiera por la Corte o el Congreso, incluir la aclaración interpretativa correspondiente, pues de lo contrario la interpretación sin la excepción andina sería ilegal. En este punto vale una reflexión: el alcance del TLC estará limitado por las normas andinas de derecho derivado, que tendrían que modificarse en caso de entrar en conflicto con las del TLC; pero aquellas del TLC que entren en conflicto con las constitutivas del acuerdo de integración, no podrán ser negociadas, pues se podría presentar un doble incumplimiento frente a los países andinos y frente a Estados Unidos, sin contar con que no pasarían el test de constitucionalidad. 1.10.4 Comunidad Andina y TLC, jeraquía La jerarquía del derecho comunitario ha sido desde siempre un tema polémico en el ámbito nacional. Algunos lo consideran parte integrante del bloque de constitucionalidad y, de hecho, algunas sentencias de la Corte Constitucional han reconocido que algunas normas comunitarias pueden incorporarse dentro de éste, como es el caso de la Decisión 351 de 199317, pero sólo en lo que respecta a los derechos humanos allí reconocidos. En recientes sentencias, aclaró que en estricto sentido, éstas no hacen parte del bloque de constitucionalidad. Pero por fuera de la Constitución, debe observarse lo dicho por el Tribunal Andino en interpretación prejudicial No. 1-IP-87 donde declaró que: “Se hace necesario puntualizar que el ordenamiento jurídico de la integración andina prevalece en su aplicación sobre las normas internas o nacionales, por ser característica 17 Corte Constitucional, Sentencia 1490 de 2000. 51 RECOMENDACIONES DE BOGOTÁ PARA LA NEGOCIACIÓN DE UN TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON ESTADOS UNIDOS esencial del derecho comunitario, como requisito básico para la construcción integracionista. Así lo reconoció la Comisión del Acuerdo de Cartagena (…)cuando declaró la “validez plena” de los siguientes conceptos: a) el ordenamiento jurídico del Acuerdo de Cartagena tiene identidad y autonomía propias, constituye un derecho común y forma parte de los ordenamientos jurídicos nacionales, b) el ordenamiento jurídico del Acuerdo prevalece, en el marco de sus competencias, sobre las normas nacionales sin que puedan oponerse a él medidas o actos unilaterales de los Países Miembros (…) ”. Otros, en cambio, consideran que el ordenamiento jurídico de la CAN goza de carácter supralegal, que supone que dicha normatividad hace parte de un cuerpo normativo intermedio entre la Constitución y la ley ordinaria, de acuerdo con las características propias de dicha normatividad. Por último, hay quienes consideran que la legislación andina tiene la misma jerarquía de una ley ordinaria dentro de nuestro ordenamiento jurídico y que en caso de conflicto de aplicación entre ambas normas, se debe preferir la andina. Nuestro Constituyente estableció dentro de las prioridades que deben guiar las relaciones internacionales, la cooperación, pero sobre todo, la integración con Latinoamérica y el Caribe. Es claro que en un eventual TLC con Estados Unidos, la ley aprobatoria del tratado se enmarcaría dentro del rango de una ley ordinaria en virtud del procedimiento establecido en la Constitución para su ratificación y aplicación, por lo que surge la pregunta, ¿qué norma debería aplicarse en caso de conflicto entre una norma andina y otra del TLC? Sin importar cuál posición se acoja en relación con la jerarquía del derecho comunitario, es evidente que el TLC no puede ir en contravía de lo estipulado en el ordenamiento jurídico de la Comunidad Andina. Así lo ha expresado el Tribunal Andino en varias ocasiones al referirse a las obligaciones internacionales que los países andinos han adquirido en el marco de tratados de comercio por fuera de la comunidad. Al enfrentar las dos normas en el ámbito interno, el operador jurídico debe verificar que las normas andinas y las obligaciones surgidas al interior de sistemas de integración se consideran de igual jerarquía que las surgidas en un TLC con un país desarrollado, pero que al momento de su aplicación debe preferir la andina, pues la Constitución ha privilegiado las relaciones económicas entre latinoamericanos, sobre aquellos países que se encuentran por fuera de esta área geográfica. 52 En efecto, nuestro constituyente estableció dentro de las prioridades que deben guiar las relaciones internacionales, la cooperación, pero sobre todo, la integración con ALCANCES CONSTITUCIONALES Y LEGALES PARA LA REGIÓN EN UN TLC CON LOS EEUU Latinoamérica y el Caribe. Dentro de ese marco de ideas, nunca un TLC con Estados Unidos podría prevalecer frente a normas expedidas en la Comunidad Andina. 1.10.5 Regulación Andina sobre las relaciones comerciales con terceros países Teniendo en cuenta que las normas andinas ostentan una categoría especial al interior de cada uno de los miembros de la CAN, y como consecuencia de las negociaciones ya adelantadas por Colombia, Ecuador y Perú, el Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores, junto con la Comisión de la Comunidad Andina, establecieron algunas pautas para las negociaciones comerciales con otros países. Algunas de las disposiciones contenidas en la Decisión 598 establecen que: “Artículo 2.- De no ser posible, por cualquier motivo, negociar comunitariamente, los Países Miembros podrán adelantar negociaciones bilaterales con terceros países. En este caso, los Países Miembros participantes deberán: a) Preservar el ordenamiento jurídico andino en las relaciones entre los Países Miembros de la Comunidad Andina. b) Tomar en cuenta las sensibilidades comerciales presentadas por los otros socios andinos, en las ofertas de liberación comercial. c) Mantener un apropiado intercambio de información y consultas en el desarrollo de las negociaciones, en un marco de transparencia y solidaridad.” En este sentido, resulta obligatorio, por expreso mandato andino, que en el marco de las negociaciones del TLC con Estados Unidos, Colombia no pacte obligaciones que vulneren la normativa andina, por lo que debe hacer respetar las normas comunitarias o, en palabras de la misma Decisión, preservar el ordenamiento jurídico andino en las relaciones entre los países miembro, so pena de incurrir en incumplimientos por violación directa de la Decisión 598 y de la obligación contenida en el artículo 4 del Tratado de Creación del Tribunal de Justicia de la Comunidad Andina. Al mismo tiempo, no debe olvidarse que las normas constitucionales que privilegian nuestras relaciones latinoamericanas podrían vulnerarse. En virtud de esta obligación de no hacer, según lo expresado por el Tribunal de Justicia en el proceso No. 1-AI-96, “los Países adquieren el compromiso de no adoptar actitudes o expedir actos –sean legislativos, judiciales, ejecutivos, administrativos o de cualquier otra naturaleza- que puedan contradecir u obstaculizar la aplicación del Régimen Jurídico Andino. Estas obligaciones se refieren tanto al respecto del derecho primario como el derivado”, lo cual debe entenderse dentro del marco de la Decisión 598. 53 RECOMENDACIONES DE BOGOTÁ PARA LA NEGOCIACIÓN DE UN TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON ESTADOS UNIDOS Esta Decisión sólo permite negociar con terceros ventajas que deberían hacerse extensivas luego a los demás miembros del Acuerdo y que no vulneren el ordenamiento andino, sea este primario o derivado. De acuerdo con lo mencionado se llega a las siguientes conclusiones: • De pactarse compromisos dentro del TLC que vayan en contravía de lo convenido en el marco de la CAN, muy seguramente el Estado colombiano se verá envuelto en demandas de incumplimiento ante los respectivos órganos de la Comunidad, una vez dichas obligaciones sean incorporadas a nuestro ordenamiento jurídico. • Teniendo en cuenta la anterior hipótesis, si se llegaran a aplicar las disposiciones andinas y no las convenidas en el TLC, las demandas vendrían por parte de Estados Unidos. • Será necesario también distinguir la naturaleza de la norma andina en juego, si es de aquellas que sólo se pueden modificar mediante tratado (Acuerdo de Cartagena y Acuerdo Tribunal), o que se pueden variar mediante consenso o por mayoría. • Adicionalmente, considerando que el TLC se realizara entre Estados Unidos, Perú, Ecuador y Colombia y se pactaran compromisos que modifiquen o vayan en contravía con lo estipulado al interior de la Comunidad, ¿qué pasaría con Venezuela y Bolivia? Obviamente, se generarían incumplimientos que, seguramente, serían demandados por estos países. • A modo de ejemplo, en materia de propiedad industrial no se podrá pactar nada sobre patentes de segundo uso, pues además de existir norma en contrario, el Tribunal Andino se ha expresado negativamente en varias ocasiones sobre la concesión de dichas patentes. Tampoco se podrá pactar nada en lo relativo a la limitación de las importaciones paralelas, pues vulnera normas del tratado constitutivo del acuerdo. • En caso de pactar en contra de normas andinas, los negociadores estarían actuando ilegalmente, por lo que podrían verse afectados por pactar a sabiendas de la existencia de esa ilegalidad, con la esperanza de que se cambie el ordenamiento andino. 1.11 CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES DE LA SECCIÓN 54 1. En el ámbito de las relaciones internacionales, y en especial en el campo de las negociaciones del TLC con Estado Unidos, es necesario que exista un mecanismo efectivo de comunicación, articulación y cooperación entre el Gobierno Nacional y ALCANCES CONSTITUCIONALES Y LEGALES PARA LA REGIÓN EN UN TLC CON LOS EEUU la Alcaldía de Bogotá, para que el desarrollo del tratado se haga no sólo de acuerdo con los intereses nacionales sino también regionales y, en este caso, distritales. 2. Es necesario garantizar el cumplimiento de los principios constitucionales, dentro de los cuales resaltamos los de equidad, reciprocidad, conveniencia nacional y autonomía de las entidades territoriales. 3. Dentro de este orden de ideas, el Presidente, como se demuestra en este documento, no puede limitar las competencias de las entidades territoriales, en este caso las del Distrito, debido a que éstas gozan de sustento constitucional. 4. El Presidente está obligado a armonizar los intereses de la nación y en especial de las entidades territoriales, dentro de las negociaciones del TLC, para garantizar la estabilidad económica de todo el país y de cada una de las regiones. 5. Debe resaltarse la facultad que tiene el Presidente para incorporar reservas dentro de cualquier tratado, lo que se convierte en una garantía adicional para el respeto de la autonomía de las entidades territoriales, en el sentido que impediría que las facultades y competencias de éstas se vean comprometidas dentro del tratado. 55