Jurisdicción: Social Recurso de Suplicación núm

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Jurisdicción: Social
Recurso de Suplicación núm. 78/2006.
Ponente: Ilma. Sra. Dª. María de las Mercedes Oliver Albuerne
CONVENIOS COLECTIVOS: derecho a la negociación colectiva: alcance: impide que la
autonomía individual actúe contra el convenio colectivo vigente.
FUENTES DE LA RELACION LABORAL: reglamentaciones de trabajo y ordenanzas
laborales: aplicación: desestimación: materia regulada por convenio colectivo.
RECURSO DE SUPLICACION: procedencia: afectación general: requisitos; concepto
jurídico indeterminado; apreciación: órganos jurisdiccionales competentes; existencia:
declaración por el juzgado.
SALARIOS: complementos: pluses de toxicidad, penosidad o peligrosidad: desestimación:
inexistencia de norma legal o paccionada que lo establezca.
El TSJ estima el recurso de suplicación interpuesto por la empresa «Crown Cork Embalajes
España, SL» demandada, contra la Sentencia de 05-12-2005 del Juzgado de lo Social núm.
1 de los de La Rioja, dictada en autos promovidos en reclamación de reconocimiento de
derecho y cantidad, revocándola en el sentido que se declara en su parte dispositiva.
En Logroño, a siete de marzo de dos mil seis.
La Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de La Rioja, compuesta por los Ilmos.
Sres. citados al margen y
EN NOMBRE DEL REY
ha dictado la siguiente
SENTENCIA
En el recurso de Suplicación núm. 78/2006 interpuesto por Crown Cork Embalajes España,
SL asistido del Ldo. D. Eduardo Caso Gómez contra la SENTENCIA del Juzgado de lo
Social núm. Uno de La Rioja de fecha 5 DE diciembre DE 2005, y siendo recurrida Dª
Amelia asistido de la Lda. Dª Coro Gallastegui Valdivielso, ha actuado como Ponente la Ilma.
Sra. Doña Mercedes Oliver Albuerne.
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO Según consta en autos, por Dª Amelia se presentó demanda ante el Juzgado de
lo Social número Uno de La Rioja, contra el Crown Cork Embalajes España, SL en
reclamación de RECONOCIMIENTO DE DERECHO Y CANTIDADES.
SEGUNDO Celebrado el correspondiente juicio, con fecha 5 DE diciembre DE 2005 recayó
sentencia cuyos hechos probados y fallo son del siguiente tenor literal:
« HECHOS:
I.-Que el actor presta servicios para la empresa demandada desde el 27 de marzo de 1978,
con la categoría profesional de especialista primera A, y salario según convenio.
II.-El actor presta servicios en la sección de producción, como operador paletizador, y está
expuesto a lo largo de su jornada laboral a niveles de ruido superiores a 80 decibelios, y en
el período que reclama no ha percibido cantidad alguna en concepto de plus de penosidad.
III.-La empresa demandada Crown Cork Embalajes España, SL se dedica a la actividad de
Industrias Metalgráficas, y tiene una plantilla en su centro de trabajo de Logroño de
aproximadamente 100 trabajadores.
IV.-El actor reclama la cantidad de 1.474,86 euros, en concepto de plus de penosidad por el
período comprendido entre el día 1 de mayo de 2004 y el día 30 de abril de 2005, por
importe del 20 % del salario base, según desglose del hecho noveno de la demanda, que se
da por reproducido.
V.-Instado el 26 de mayo de 2005 el preceptivo acto de conciliación ante el Organismo
competente del Gobierno de La Rioja, tuvo lugar el día 13 de junio de 2005, siendo su
resultado "intentado sin efecto"».
« FALLO: Estimo la demanda formulada por doña Amelia contra Crown Cork Embalajes
España, SL, y en su virtud reconozco el derecho del actor a percibir un complemento de
penosidad equivalente al 20% del salario base, por un importe de 1.474,86 euros, por el
período comprendido entre el mes de mayo de 2004 y el mes de abril de 2005, con los
intereses señalados en el fundamento jurídico sexto de esta resolución».
TERCERO Contra dicha sentencia se interpuso recurso de Suplicación por Crown Cork
Embalajes España, SL, siendo impugnado de contrario. Elevados los autos a este Tribunal,
se dispuso el pase de los mismos al Ponente para su examen y resolución.
CUARTO En la tramitación del presente recurso se han observado todas las prescripciones
legales.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO El Juzgado de lo Social núm. Uno de La Rioja, en sentencia de fecha 5 de
diciembre de 2005 correspondiente a los autos 585/2005, estimó la demanda interpuesta
por Dª Amelia frente a la empresa Crown Cork Embalajes España, SL en materia de
reconocimiento de derecho y cantidad, declarando el derecho de la parte demandante a
percibir el denominado plus de penosidad y condenando a la empleadora a abonar al actor la
cantidad de 1.474,86 euros por el concepto antes indicado, cantidad correspondiente al
período comprendido entre el día 1 de mayo de 2004 y el día 30 de abril del año 2005.
Frente a la resolución dictada en la instancia se alza en Suplicación la representación
letrada de la empresa Crown Cork Embalajes España, SL, articulando el recurso sobre la
base de cinco motivos distintos, el primero de ellos tendente a revisar los hechos probados
de la sentencia recurrida, y los cuatro restantes a cuestionar la aplicación normativa y
jurisprudencial efectuada en la referida resolución.
Pese a que la parte impugnante del recurso no efectuó alegación alguna referida a la posible
falta de afectación general de la cuestión controvertida, razones metodológicas hacen
necesario que esta resolución comience por analizar la recurribilidad o no a través del
recurso de suplicación de la cuestión inicialmente planteada en la instancia, para después, y
sólo si se rechaza esta posibilidad, pasar a analizar los motivos de recurso invocados por la
empleadora.
El fundamento quinto de la sentencia objeto del recurso establece en su primer párrafo
que «contra esta sentencia cabe interponer recurso de suplicación al haber quedado
acreditado y probado que estamos ante un supuesto de afectación general», pasando
después a analizar la doctrina jurisprudencial unificada en torno al concepto de afectación
general.
Pues bien, a este respecto cabe decir que esta Sala ha recogido en numerosas ocasiones
(resoluciones correspondientes a los recursos núm. 150/2005 y 178/2005 [ JUR 2005,
274197] entre otras) la doctrina establecida por el Alto Tribunal en las sentencias
fechadas el 3 de octubre de 2003 ( RJ 2003, 6488) y ( RJ 2003, 7818) a las cuales se
refiere el juzgador de instancia en su sentencia.
Como así quedó establecido, la «afectación general» es un concepto jurídico indeterminado
que, aunque tiene en efecto una base fáctica, no se agota con ella sino que la trasciende. No
debe olvidarse que el Tribunal Constitucional en su sentencia 144/1992 de 13 de octubre (
RTC 1992, 144) declaró que la exigencia de que «la cuestión debatida afecte a todos o un
gran número de beneficiarios», contiene un concepto jurídico indeterminado, que sobre un
sustrato fáctico sometido a las reglas generales de la prueba, requiere una valoración
jurídica acerca de su concurrencia en cada caso concreto; criterio que se reitera en las
sentencias de dicho Tribunal 144/1992 de 13 de octubre, 162/1992 de 26 de octubre ( RTC
1992, 162) y 58/1993 de 15 de febrero ( RTC 1993, 58) .
Conforme a lo que se declara en el art. 189-1-b), para que exista afectación general es
necesario que «la cuestión debatida afecte a todos o a un gran número de trabajadores o
de beneficiarios de la Seguridad Social»; lo que supone la existencia de una situación de
conflicto generalizada en la que se ponen en discusión los derechos de los trabajadores
frente a su empresa (siempre que ésta tenga una plantilla suficientemente extensa y tales
derechos alcancen «a todos o a un gran número» de sus trabajadores) o los derechos de los
beneficiarios de la Seguridad Social frente a ésta.
Para apreciar la afectación general o múltiple no es necesario que se hayan incoado muchos
procesos judiciales a consecuencia de la cuestión que la produce, pues basta con la
existencia de la situación de conflicto generalizado, y el conflicto existe aunque el pleito no
se haya iniciado. Hay conflicto cuando un empresario desconoce los derechos de sus
trabajadores, o les priva de tales derechos, o la interpretación que aquél y éstos hacen de
una norma legal o convencional es manifiestamente contraria; aún cuando tales situaciones
no hayan dado lugar, en un momento determinado, a la presentación de numerosas
demandas ante los Tribunales. Decir que la afectación general exige una situación de
conflicto generalizado no significa que la misma se confunda con el ámbito personal de las
normas jurídicas. No se trata de tomar en consideración el alcance o trascendencia de la
interpretación de una disposición legal, sino de averiguar «si la concreta cuestión debatida
afecta a todos o a un gran número de trabajadores» (como explicó la sentencia del Tribunal
Constitucional 108/1992, de 14 de septiembre [ RTC 1992, 108] ); es decir, si el conflicto
de que se trate, surgido a consecuencia de la negativa o desconocimiento de un derecho o
derechos determinados y específicos, alcanza a un gran número de trabajadores o
beneficiarios de la Seguridad Social.
Sentadas las precisiones expuestas en el precedente razonamiento jurídico en orden a la
noción de afectación general, se hace necesario explicar los modos o sistemas que tienen
que seguir los Tribunales de Justicia para poder apreciar la concurrencia de la misma en
cada proceso concreto. Y a este respecto, se destaca que el texto literal del art. 189-1-b)
de la Ley de Procedimiento Laboral ( RCL 1995, 1144, 1563) , se refiere a tres posibilidades
o modalidades diferentes, a saber:
a).-Que esta afectación general sea notoria.
b).-Que tal afectación «haya sido alegada y probada en juicio» por alguna de las partes
intervinientes en el mismo.
c).-Que el asunto «posea claramente un contenido de generalidad no puesto en duda por
ninguna de las partes». De esta triple diferenciación, tal como queda expresada en el
precepto de que tratamos, se pone en evidencia que, conforme a los mandatos del mismo,
únicamente es necesaria la previa alegación de parte y la probanza de la afectación
múltiple, en el segundo de los supuestos referidos, no siendo precisas ni cuando se trate de
hechos notorios ni cuando el asunto «posea claramente un contenido de generalidad no
puesto en duda por ninguna de las partes». Para estas dos últimas situaciones, el legislador
no exige la alegación ni la probanza de la comentada afectación; la impone únicamente en el
segundo de los supuestos enumerados, lo que hace lucir que en los otros dos no es necesario
el cumplimiento de tal exigencia.
Pues bien, como expone el Tribunal Supremo, en primer lugar será el Juez de lo Social de
instancia quien deba analizar y resolver si en el litigio de que se trate, cuya cuantía no
supere los 1.803,04 euros, concurre o no afectación general. Siendo obvio que para ello
tiene que atenerse a los criterios y exigencias que se han venido exponiendo en los
razonamientos precedentes. Similar amplitud y libertad de decisión, en lo que concierne a
esta concreta materia de la afectación múltiple, tienen las Salas de lo Social de los
Tribunales de Justicia al resolver el recurso de suplicación, y la Sala de lo Social del
Tribunal Supremo al examinar el recurso de casación para la unificación de doctrina, toda
vez que, a pesar del carácter extraordinario de ambos recursos y de la naturaleza
excepcional del segundo, se trata de una materia de competencia funcional que puede ser
examinada de oficio por la Sala «ad quem» sin necesidad de cumplir las rigurosas exigencias
propias de dichos recursos, como se desprende de lo dispuesto por las sentencias del
Tribunal Supremo de 9 de marzo ( RJ 1992, 1628) , 6 de mayo, 15 y 22 de julio ( RJ 1992,
5647) , 28 de septiembre ( RJ 1992, 6819) , 20 y 30 de octubre, y 21 de diciembre de
1992; 11 de febrero, y 23 ( RJ 1993, 2200) y 27 de marzo, 7 y 20 de abril, 17 de mayo, 21
de junio, 28 de septiembre, 29 de octubre y 22 de noviembre de 1993 ( RJ 1993, 9070) ;
21 y 31 de enero, 9 y 24 de febrero, 7 y 16 de marzo, 5 de mayo y 17 de noviembre de
1994; 26 de mayo y 20 de junio de 1995 ( RJ 1995, 5213) ; 9 y 18 de julio, 20 y 27 de
septiembre, y 21 de noviembre de 1996; 17 de febrero, 7 de marzo, 25 de septiembre y 14
de noviembre de 1997; y 9 de marzo ( RJ 1998, 2371) , 22 de julio ( RJ 1998, 7060) y 6 de
octubre de 1998 ( RJ 1998, 8660) . Es conveniente destacar, por último, que de la doctrina
expuesta en los anteriores párrafos y fundamentos de derecho se deriva la importante
consecuencia de que en aquellos casos en los que la Sala de lo Social del Tribunal Supremo
ha declarado de modo reiterado, en relación con una cuestión determinada y concreta
planteada ante ella, que la misma afecta a todos o a un gran número de trabajadores, tal
declaración, en relación con otros procesos en que se suscite idéntica cuestión, tiene el
valor de doctrina jurisprudencial, al ser la afectación múltiple, como ya se explicó, un
concepto jurídico.
En el caso debatido el Juzgador «a quo» estableció en el fundamento de derecho séptimo
de la sentencia combatida la afectación general de la cuestión litigiosa, afectación que fue
no sólo alegada sino también probada en juicio, cumpliéndose de este modo las exigencias
legales y jurisprudenciales para viabilizar por este motivo el recurso de suplicación. La
prueba de esta circunstancia no ha sido combatida por las partes litigantes, constando
como tal en los razonamientos de la sentencia que a este respecto tienen un evidente valor
de hecho probado.
SEGUNDO Rechazadas las alegaciones de la parte impugnante del recurso en oposición a la
admisión del recurso de suplicación, debemos proceder al análisis de los motivos fácticos y
jurídicos en los que la recurrente basa el recurso.
Al amparo de lo dispuesto en el párrafo b) del artículo 191 de la Ley de Procedimiento
Laboral ( RCL 1995, 1144, 1563) pretende la parte recurrente la revisión por adición del
hecho probado segundo de la resolución que se combate.
Según la parte recurrente al referido hecho probado se debería adicionar el siguiente
texto: «En la empresa demandada, las condiciones laborales y salariales se rigen por el
Convenio Colectivo para los años 2003-2006 ( LEG 2004, 649) . El citado Convenio
Colectivo, regula en su capítulo IV, la estructura del salario, no contemplando en su
articulado complemento salarial alguno que compense la penosidad por el ruido existente en
la planta». «De otro lado, desde el 12 de junio de 1994, fecha de entrada en vigor de la Ley
11/94 de 19 de mayo ( RCL 1994, 1422, 1651) , se han negociado en el centro de trabajo
donde presta servicios el actor seis Convenios Colectivos además del vigente y en ninguno
de ellos se regula dentro de su estructura salarial, complemento alguno que compense el
ruido existente en el centro».
«En todos estos Convenios Colectivos, al igual que en el vigente, se recoge en su artículo 2
denominado Normas Supletorias. Preeminencias, una remisión genérica al carácter
supletorio de la Ordenanza Laboral Metalgráfica ( RCL 1971, 2280) y se establece el
carácter preeminente de lo dispuesto en el Convenio Colectivo sobre la Ordenanza
Laboral».
La adición que se pretende, como así establece la parte recurrente, se desprende de los
documentos aportados por esta en el acto del juicio (documentos 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7 y 8) y
sobre todo de las consideraciones realizadas por el propio Juez de Instancia en el
fundamento de derecho cuarto de la sentencia.
La pretensión de revisión postulada por la parte recurrente no puede tener favorable
acogida y ello es así por las siguientes razones:
1º Porque lo planteado mediante el motivo de revisión fáctica es la inclusión en el relato de
hechos probados de la sentencia, de valoraciones concretas sobre la aplicabilidad o no de
determinadas normas jurídicas, sobre su contenido y sobre su alcance, pretendiendo a su
vez la inclusión como hecho probado del contenido mismo de esas normas, extremo este que
supera el ámbito propio de la revisión fáctica.
2º Porque ninguna de las partes discute la existencia del Convenio Colectivo de empresa al
que se refiere la parte recurrente, Convenio que, por otro lado, debe considerarse base y
sustento jurídico de la reclamación inicial.
3º Porque si lo pretendido por la parte recurrente es poner de manifiesto una vulneración
en la aplicación de la norma convencional por parte del Juez «a quo», debería haberse
acudido al examen del derecho aplicado para plantear en esa sede las cuestiones que
incorrectamente pretende ahora introducir.
4º Porque la adición propuesta no tiene transcendencia para la parte dispositiva de la
resolución, pues el juzgador de instancia, como así se desprende con meridiana claridad de
las manifestaciones expuestas en la fundamentación jurídica de la resolución, ha examinado
y tenido en consideración el Convenio de empresa que rige las relaciones de trabajo entre
los litigantes.
Por último, debe ser rechazada igualmente la alegación efectuada por la parte recurrente
sobre la necesaria apreciación por parte del Juez «a quo» de la excepción de falta de
acción, interpuesta y rechazada en la instancia y ello por el hecho de que tal pretensión
tampoco puede hacerse valer en sede de revisión de hechos probados (a lo sumo podría
serlo al amparo del párrafo a) del artículo 191 de la Ley adjetiva laboral [ RCL 1995, 1144,
1563] ), y por el hecho de que esta alegación no tiene adecuada concreción en el suplico del
recurso, habiendo sido sin embargo profusamente analizada en el fundamento de derecho
segundo de la sentencia recurrida.
El motivo, en consecuencia no puede tener favorable acogida.
TERCERO La parte recurrente articula los motivos de derecho en que basa su recurso en
cuatro apartados diferentes todos ellos amparados en el párrafo c) del artículo 191 de la
Ley de Procedimiento Laboral ( RCL 1995, 1144, 1563) . También por razones de método
resulta conveniente abordar de forma conjunta los dos primeros motivos de derecho toda
vez que los mismos se encuentran del todo punto interrelacionados.
En primer lugar la parte interponente del recurso entiende que la sentencia ha
interpretado erróneamente el artículo 2 del Convenio Colectivo vigente ( LEG 2004, 649) ,
procediendo a una aplicación indebida del artículo 60 de la Ordenanza Laboral Metalgráfica
( RCL 1971, 2280) , considerando que, de este modo, la resolución infringe lo dispuesto en
el artículo 26.3 del Estatuto de los Trabajadores ( RCL 1995, 997) en relación con el
contenido de los artículos 82.1.3 y Disposición adicional cuarta del mismo cuerpo legal y
vulnera el contenido del artículo 37.1 de la Constitución Española ( RCL 1978, 2836) y de la
Jurisprudencia dictada al efecto. En segundo lugar, y como segundo motivo de derecho
contenido en el recurso, la parte que recurre entiende que la sentencia recurrida inaplica lo
dispuesto en el artículo 3.3 del Estatuto de los Trabajadores.
Como expone la parte que plantea el recurso, el juzgador de Instancia reconoce en el
fundamento de derecho cuarto de la sentencia recurrida que el Convenio Colectivo Vigente
no regula expresamente el plus de penosidad por ruidos dentro de su estructura salarial,
sin embargo y pese a ello, la sentencia que se recurre considera que debe ser de aplicación
el contenido del artículo 60 de la Ordenanza Laboral Metalgráfica, al preverlo así el
artículo 2 del Convenio Colectivo vigente. Para el Juez «a quo», la vigencia de lo dispuesto
en el artículo 60 de la Ordenanza Laboral se deriva de la voluntad de las partes
negociadoras del Convenio de aplicación al remitirse a la misma en el artículo 2 de la norma
convencional.
Antes de adentrarnos en el fondo de las concretas cuestiones planteadas por la parte
recurrente debe recordarse que el derecho al cobro del complemento salarial por
penosidad, como también ocurre con los complementos de peligrosidad o toxicidad, en
nuestro país y referido al período al que la parte demandante contrajo su reclamación, no
está previsto con carácter general para cuantos trabajadores presten sus servicios en
condiciones laborales de especial penosidad, peligrosidad o toxicidad. Bien al contrario, la
obligación que los empresarios puedan tener, a este respecto, queda circunscrita a los
casos en que se haya establecido por convenio colectivo o por pacto (individual o colectivo)
y, por supuesto, en los términos y sujeto a las condiciones estipuladas a tal efecto; de no
existir uno u otro, sólo la tendrán si fuese fruto de una costumbre existente en su ámbito
local y profesional de trabajo. Debe tenerse claro, por tanto, que a nuestro ordenamiento
jurídico no le repugna que trabajadores sujetos a condiciones laborales
extraordinariamente gravosas, desde esa perspectiva, no tengan derecho a percibir ese
tipo de complemento salarial, si es que no está previsto su devengo en el convenio colectivo
por el que se rigen ni lo han estipulado con su empresario o se ha establecido a su favor
algún otro pacto, sea fruto de una costumbre local y profesional, o aun previsto su devengo,
no se dan las circunstancias fijadas para ello en el convenio, pacto o costumbre que lo
establece. Así resulta de lo dispuesto en el art. 3-1 del Estatuto de los Trabajadores.
Hechas estas precisiones previas y entrando al análisis de las alegaciones efectuadas por la
parte recurrente, debe traerse a colación parte del contenido de la sentencia dictada por
esta Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de La Rioja en fecha 31 de marzo
de 2004 ( AS 2004, 1980) , resolución tenida en consideración por el Juzgador de instancia
en la sentencia recurrida, y por la propia parte recurrente en su escrito de recurso.
La cuestión que se suscita es determinar si la norma contenida en la Ordenanza Laboral
Metalgráfica resulta aplicable y continúa vigente en el caso debatido, o si por el contrario
el contenido de esa norma no es de aplicación a las relaciones laborales afectadas por el
Convenio Colectivo que rige en la empresa las relaciones laborales con sus trabajadores, lo
que nos lleva al problema de la vigencia de las Ordenanzas de Trabajo en supuestos como el
objeto de discusión.
Según quedó establecido en la sentencia de 31 de marzo de 2004 ( AS 2004, 1980) antes
mencionada, «la Ley 8/1980, de 10 de marzo ( RCL 1980, 607) , del Estatuto de los
Trabajadores, en su Disposición Transitoria Segunda disponía:
"Las ordenanzas de trabajo actualmente en vigor continuarán siendo de aplicación como
derecho positivo, en tanto no se sustituyan por convenio colectivo. A efectos de la
definición de grupo profesional a que se refiere el art. 39, se estará a lo dispuesto en las
ordenanzas, mientras no se pacte sobre la materia a través de los convenios colectivos.
Sin perjuicio de lo dispuesto en el párrafo anterior, se autoriza al Ministerio de Trabajo
para derogar total o parcialmente las Reglamentaciones de Trabajo y ordenanzas laborales
con informe preceptivo previo de las organizaciones sindicales y asociaciones empresariales
más representativas".
Posteriormente, la Ley 11/1994, de 11 de mayo ( RCL 1994, 1422, 1651) dio una nueva
redacción a esta DT 2ª, tras la cual establecía:
"Las Ordenanzas de Trabajo actualmente en vigor, salvo que por un acuerdo de los
previstos en el art. 83.2 y 3 de esta Ley establezca otra cosa en cuanto a su vigencia,
continuarán siendo de aplicación como derecho dispositivo, en tanto no se sustituyan por
Convenio Colectivo, hasta el 31 de diciembre de 1994.
Sin perjuicio de lo dispuesto en el párrafo anterior se autoriza al Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social para derogar total o parcialmente, de forma anticipada, las
Reglamentaciones de Trabajo y Ordenanzas Laborales, o para prorrogar hasta el 31 de
diciembre de 1995 la vigencia de las Ordenanzas correspondientes a sectores que
presenten problemas de cobertura, con arreglo al procedimiento previsto en el párrafo
siguiente.
La derogación se llevará a cabo por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, previo
informe de la Comisión Consultiva Nacional de Convenios Colectivos relativo a la cobertura
del contenido de la Ordenanza por la negociación colectiva. A tales efectos se valorará si
en el ámbito de la correspondiente Ordenanza existe negociación colectiva que proporcione
una regulación suficiente sobre las materias en las que el Estatuto de los Trabajadores se
remite a la negociación colectiva.
Si la Comisión informase negativamente sobre la cobertura, y existiesen partes legitimadas
para la negociación colectiva en el ámbito de la Ordenanza, la Comisión podrá convocarlas
para negociar un Convenio Colectivo o acuerdo sobre materias concretas que elimine los
defectos de cobertura. En caso de falta de acuerdo en dicha negociación, la Comisión podrá
acordar someter la solución de la controversia a un arbitraje.
La concurrencia de los convenios o acuerdos de sustitución de las Ordenanzas con los
Convenios Colectivos que estuvieran vigentes en los correspondientes ámbitos, se regirá
por lo dispuesto en el art. 84 del Estatuto de los Trabajadores".
Esta redacción es idéntica a la Disposición Transitoria Sexta del actual Estatuto de los
Trabajadores ( RD Legislativo 1/1995 de 24 de marzo [ RCL 1995, 997] ). Pues bien, en
desarrollo de la citada Disposición Transitoria Segunda se publicó la Orden de 28 de
diciembre de 1994 ( RCL 1994, 3541) que prorroga la vigencia de determinadas Ordenanzas
Laborales y Reglamentaciones de Trabajo. Dice la orden:
Artículo único.-Queda prorrogada en su integridad hasta el 31 de diciembre de 1995 la
vigencia de las Ordenanzas Laborales y Reglamentarias de Trabajo que se relacionan en el
anexo I, y de manera parcial, con las salvedades que se indican para cada una de ellas, las
relacionadas en el anexo II.
Disposiciones Finales. "Primera.-De conformidad con lo dispuesto en la disposición
transitoria segunda del Estatuto de los Trabajadores, en al redacción dada al mismo por la
Ley 11/1994, de 19 de mayo, quedarán derogadas el 31 de diciembre de 1994 las
Reglamentaciones de Trabajo y Ordenanzas Laborales actualmente en vigor no incluidas en
el anexo I de la presente Orden, así como las incluidas en el anexo II, respecto de las
actividades o preceptos no prorrogados"».
En la sentencia referida se hace constar también que «de ello se deduce con facilidad, que
las Ordenanzas Laborales han perdido su vigencia, siendo que su contenido normativo ha
sido sustituido bien por los Convenios Colectivos, que en ocasiones se remiten a las propias
Ordenanzas, las cuales en esos puntos objeto de remisión, mantienen su aplicación, o bien
por el propio Acuerdo sobre cobertura de vacíos».
Por tanto la aplicabilidad de las normas contenidas en las Ordenanzas Laborales viene
condicionada al hecho de que las partes negociadoras de un convenio, sobre la base de la
autonomía de la voluntad, decidan libremente incorporar a la norma convencional las
prescripciones contenidas en la Ordenanza, lo cual exige una remisión expresa del convenio
a tal efecto.
En el caso discutido, el artículo 2 del Convenio Colectivo de trabajo para los años 2003,
2004, 2005 y 2006 de la empresa Crown Cork Ibérica, SL ( LEG 2004, 649) , en su centro
de trabajo de Logroño, establece, bajo el epígrafe «Normas Supletorias, Preeminencias»
que «Lo serán el Estatuto de los Trabajadores ( RCL 1995, 997) y la Ordenanza Laboral
para la Industria Metalgráfica ( RCL 1971, 2280) hasta que exista un Acuerdo que la
sustituya. Lo pactado en el presente Convenio es de aplicación preeminente sobre la
Ordenanza. Si la legislación supera en algo al Convenio se estará a lo que disponga la
Legislación».
Según el mencionado precepto los contenidos pactados y regulados en el Convenio son de
preeminente aplicación sobre el contenido de la Ordenanza, y aún siendo cierto que el
propio Convenio establece la supletoriedad de la Ordenanza, no es menos cierto, que su
aplicación depende de la ausencia de regulación expresa y completa de la materia en el
Convenio.
El Tribunal Supremo en sentencia de 3 de abril de 1995 ( RJ 1995, 2906) estableció que: la
disposición transitoria segunda del Estatuto de los Trabajadores ( RCL 1980, 607) -en su
redacción anterior a la reforma introducida por Ley 11/1994 ( RCL 1994, 1422, 1651) mantiene la vigencia provisional de las Reglamentaciones y Ordenanzas Laborales con
carácter de derecho dispositivo en tanto no se sustituyan por convenio colectivo; lo que
determina que desde el momento en que se regula mediante la negociación colectiva alguna
de las materias contenidas en aquellas disposiciones estatales, devienen éstas inaplicables
respecto de dicha materia porque se agotó la vigencia provisional reconocida en el Estatuto
de los Trabajadores, quedando sustituida por la norma paccionada.
Esto es lo ocurrido en el presente caso, porque el convenio colectivo del grupo empresarial
demandado de 1992, unido a autos, regula en su título tercero referido a «retribuciones»
de un modo completo y exhaustivo la estructura salarial aplicable a la empresa,
comprendiendo salario base y diversos complementos y pluses. Por lo que es claro que,
fijada por las partes negociadoras tal estructura salarial, no hay base legal alguna para la
aplicación aislada del transcrito artículo 32 de la Ordenanza Laboral, siguiendo la técnica
rechazable de escoger lo más favorable de ambos textos; lo que prohíbe frontalmente el
artículo 3.3 del Estatuto de los Trabajadores. No oponiéndose a tal conclusión lo dispuesto
en la disposición final del citado convenio colectivo en cuanto dispone la aplicación
supletoria de la Ordenanza ya que ello se limita «a todo lo no previsto en el presente
convenio» y como se acaba de decir la materia salarial viene regulada de forma exhaustiva
en su texto, introduciendo, por cierto, globalmente y en cómputo anual, importantes
mejoras respecto de la estructura salarial contemplada en la Ordenanza.
Esta doctrina resulta plenamente extrapolable al caso debatido, pues como así se
desprende del contenido del Capítulo IV del Convenio de aplicación, las partes negociadoras
del acuerdo decidieron incluir en el mismo, de forma completa y exhaustiva el conjunto de
condiciones económicas reguladoras de las relaciones de los sujetos afectados por el
convenio. Bajo el epígrafe «condiciones económicas» los negociadores regularon la
estructura básica del salario, los incrementos del mismo durante los sucesivos años de
vigencia de la norma, el complemento de antigüedad, las pagas extraordinarias, diversas
mejoras voluntarias, las ayudas por estudios y a disminuidos físicos, psíquicos y sensoriales,
las pagas a determinados colectivos, así como las dietas, la denominada paga de
compensación global y diversos pluses como los de rotatividad y compensación por cada
hora de modulación de jornada.
El Convenio cierra de la forma expuesta la totalidad de la estructura del salario con el
alcance que los negociadores decidieron darle, no pudiendo reconocerse la existencia de un
derecho al percibo de un plus no regulado, ni negociado, ni pactado. Las partes negociadoras
del Convenio, sobre la base del contenido del derecho establecido en el artículo 37 de la
Constitución Española ( RCL 1978, 2836) , decidieron establecer una determinada
estructura salarial, con contenidos específicos no teniendo a bien regular y establecer
contenido retributivo alguno derivado de la presencia de determinadas condiciones
medioambientales entre las que se encuentra el ruido.
El criterio mantenido por el Tribunal Supremo en la resolución antes referida se recoge
también en las resoluciones de los Tribunales Superiores de Justicia como la dictada por la
Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña el 17 de septiembre de
2002 ( AS 2002, 3178) en donde establece que: «Así que el derecho a la negociación
colectiva sancionado constitucionalmente en el precepto de la Constitución ( RCL 1978,
2836) que se ha citado por la recurrente se ve afectado por el desconocimiento o
inaplicación de la regulación contenida en el Convenio Colectivo lo ha afirmado el Tribunal
Constitucional en numerosas ocasiones (entre otras SSTC 105/1992, de 1 de julio [ RTC
1992, 105] , y 107/2000, de 5 de mayo [ RTC 2000, 107] ). Más recientemente todavía el
citado Tribunal, en su Sentencia de 26-11-2001 ( RTC 2001, 225) (Pte. Excma. Sra. Casas
Baamonde), señalaba que el objeto del recurso de amparo que resolvía en la sentencia
radicaba «en la supuesta vulneración del derecho fundamental de libertad sindical de las
dos federaciones sindicales recurrentes como consecuencia de la iniciativa unilateral de la
empresa demandada en el proceso "a quo", confirmada por la Sentencia ahora impugnada,
que dio lugar al establecimiento de un sistema de retribución, jornada y horario distinto al
previsto en el convenio colectivo, puesto en práctica tras la aceptación masiva y
personalizada de la propuesta individual realizada a los trabajadores comprendidos en el
colectivo de mandos intermedios». Desde la perspectiva del derecho del sindicato a la
negociación colectiva se señala en esta reciente sentencia que cualquier modificación
unilateral, o no pactada, de la estructura salarial no podrá hacerse «frente al derecho a la
negociación colectiva del sindicato, lo que incluye el respeto al resultado alcanzado en el
correspondiente procedimiento de negociación y a su fuerza vinculante, así como la sujeción
a los procedimientos de modificación convencional establecidos». Que las modificaciones de
la estructura salarial pactada en convenio colectivo deben así respetar el contenido del
citado derecho es, como hemos indicado, una cuestión o conclusión segura. Ciertamente
cabe reconocer como hipótesis posible, como sostiene la parte impugnante, que el propio
convenio colectivo aplicable contuviera una norma de remisión a cualquier otra normativa
que para el caso la voluntad colectiva quisiera hacer aplicable. Pero lo que no ofrece la
menor duda, desde la necesaria e imprescindible perspectiva de asegurar el respeto al
derecho fundamental citado, es que aplicación de dicha remisión no debe dar lugar a duda
alguna respecto de sus concretos objetivos y alcances. En el presente caso la previsión del
art. 51 del Convenio colectivo ( LEG 2004, 649) utilizado por la sentencia para justificar la
remisión y aplicación en cuestión, no responde en modo alguno a estas exigencias. La
remisión lo es para «... los conceptos no tratados en este convenio». Lo que evidentemente
no puede predicarse de una materia como es la salarial que expresa y minuciosamente es
tratada en dicho Convenio.
De todo ello, continúa diciendo la sentencia, «deducimos que el reconocimiento del
discutido "plus de penosidad" que sanciona la sentencia impugnada se realiza con pleno
desconocimiento del derecho a la negociación colectiva de la recurrente en cuanto no
respeta lo dispuesto en el convenio colectivo en materia de estructura salarial y obvia con
ello tanto la eficacia del convenio como, incluso, la posibilidad de su negociación. Se estaría
en definitiva ante el reconocimiento de un derecho que, por utilizar una terminología ya no
al uso, encubriría la resolución de un conflicto "económico" que no "jurídico", e
impropiamente resuelto en el sentido indicado».
Hay que poner de relieve que, a tenor del art. 82.1 del Estatuto de los Trabajadores ( RCL
1995, 997) , «los convenios colectivos, como resultado de la negociación desarrollada por
los representantes de los trabajadores y de los empresarios, constituyen la expresión del
acuerdo libremente adoptado por ellos en virtud de su autonomía colectiva», por lo que si
las partes libremente han acordado no establecer cuantía alguna en concepto de plus de
penosidad, no procede la fijación del mismo acudiendo a la Ordenanza Laboral para la
industria Metalgráfica ( RCL 1971, 2280) , cuando el Convenio regula de forma exhaustiva
la estructura del salario.
Abundando en lo anteriormente expuesto y como así recogió la Sala de lo Social del
Tribunal Superior de Justicia de Castilla León en sentencia de 9 de octubre de 2001 ( AS
2001, 4226) «hay que tener presente la profunda modificación introducida en la estructura
del salario a partir de la Ley 11/1994, de 19 de mayo ( RCL 1994, 1422, 1651) . Al respecto
hay que señalar que su disposición derogatoria única deroga el Decreto 2380/1973, de 17
de agosto ( RCL 1973, 1810, 1922) , de ordenación del salario y la Orden de 22 de
noviembre de 1973 ( RCL 1973, 2252) de desarrollo del mismo y modifica profundamente el
art. 26 del Estatuto de los Trabajadores ( RCL 1995, 997) regulador del salario. Le añade
un nuevo apartado, el tercero, del siguiente tenor literal:
"Mediante la negociación colectiva o, en su defecto, el contrato individual se determinará la
estructura del salario, que deberá comprender el salario base, como retribución fijada por
unidad de tiempo o de obra y, en su caso, complementos salariales fijados en función de
circunstancias relativas a las condiciones personales del trabajador, al trabajo realizado o
a la situación y resultados de la empresa, que se calcularán conforme a los criterios que a
tal efecto se pacten. Igualmente se pactará el carácter consolidable o no de dichos
complementos salariales, no teniendo el carácter de consolidables, salvo acuerdo en
contrario, los que estén vinculados al puesto de trabajo o a la situación y resultados de la
empresa". Por lo tanto se reconoce la total autonomía de las partes negociadoras del
Convenio Colectivo a la hora de fijar la estructura salarial estableciendo la previsión que
dicha estructura deberá comprender el salario base y, en su caso, complementos
salariales..., lo que significa que si los sucesivos Convenios de la empresa demandada, a
partir del año 1994, no han hecho alusión alguna al plus de penosidad ni, en consecuencia, a
su cuantía, no procede al reconocimiento de las cantidades reclamadas por este concepto».
En el caso estudiado, todos los Convenios Colectivos suscritos entre las representaciones
social y empresarial, han regulado desde el año 1994 de forma cerrada la estructura del
salario, modificando la misma conforme a la voluntad de sus negociadores sin incluir
remuneración alguna en concepto de plus de penosidad derivado de la exposición al ruido, no
pudiendo sustituirse esta actividad negocial sobre la base de una remisión genérica a otra
norma, remisión que debe ser entendida como hecha respecto de conceptos no regulados en
el convenio, algo que en el caso debatido no concurre.
No puede olvidarse que para el percibo del plus de penosidad reclamado, no es suficiente
con el hecho de que los trabajadores presten servicios o desarrollen tareas objetivamente
penosas, pues para el percibo del complemento es requisito necesario que el plus que
compense el desarrollo penoso de la actividad venga expresamente reconocido en el
Convenio Colectivo de aplicación al establecerlo así la remisión que el artículo 26.3 de la
norma Estatutaria hace a la negociación colectiva, y en su caso a la autonomía contractual,
para la regulación de todo lo relativo a la estructura salarial.
Si el Convenio contiene una regulación referida a la estructura salarial, y esta regulación es
completa y exhaustiva no es posible acudir a normas distintas a las contenidas en aquel con
el objeto de posibilitar el percibo de complementos retributivos respecto de los cuales las
partes negociadoras del Convenio han decidido su no inclusión en la estructura del salario.
Lo contrario vulneraría el contenido del artículo 3.3 del Estatuto de los Trabajadores que
obliga, ante una posible concurrencia de normas laborales estatales o pactadas, a aplicar
aquella que resulte más favorable en su conjunto a los trabajadores. El artículo 3.3 del
Estatuto de los Trabajadores, que impone en estos casos aplicar la norma más favorable
para el trabajador, haciendo la apreciación en conjunto y en cómputo anual con respecto de
los conceptos cuantificables, no autoriza la fórmula del «espigueo» de uno y otro pacto,
entresacando de cada uno de ellos lo más favorable para los intereses de una parte, sino
que se ha de aplicar el más favorable para el trabajador en su conjunto, manifestación del
llamado principio de indivisibilidad del convenio, basado en el equilibrio interno del mismo, y
en el supuesto debatido la norma contenida en el Convenio de aplicación resulta mucho más
ventajosa a la parte demandante que el contenido establecido en la Ordenanza laboral,
norma esta mucho más parca y limitada en el establecimiento de derechos retributivos que
lo establecido en el Convenio.
Por lo expuesto, el Convenio Colectivo de empresa al regular de forma completa y cerrada
la estructura del salario de aquellos trabajadores incluidos en su ámbito de aplicación, se
convierte, en la norma de aplicación a este respecto, sin que resulte posible acudir a la
Ordenanza Laboral de la Industria Metalgráfica ( RCL 1971, 2280) , pues la remisión
genérica que a ella contiene el Convenio, sólo debe entenderse referida a aspectos no
regulados en el Convenio, no pudiendo aplicarse la supletoriedad a materias cerradas en la
norma convencional. Por ello y habiendo decidido los negociadores del Convenio no incluir
como retribución plus alguno de penosidad, debe estimarse el recurso y rechazarse por ello
las pretensiones deducidas en demanda.
La estimación de los dos primeros motivos de derecho establecidos en el recurso hace
innecesario analizar las cuestiones planteadas en el resto de motivos jurídicos, toda vez
que en uno de ellos lo que se cuestiona es la cuantía del plus caso de que el derecho a su
percibo se reconozca lo que no ocurre en este caso, y en el otro se pretende establecer la
repercusión que sobre el percibo del plus tiene la adopción de determinadas medidas de
seguridad, extremo este que también exige el previo reconocimiento del derecho al percibo
del complemento.
Por todo lo manifestado, el recurso debe tener favorable acogida, revocándose la sentencia
de instancia y absolviéndose a la parte demandada y ahora recurrente de los pedimentos
frente a ella inicialmente deducidos, sin expresa condena en costas.
Vistos los artículos citados y demás de general y pertinente aplicación.
FALLAMOS
Que estimando el recurso de Suplicación interpuesto por la representación letrada de la
empresa Crown Cork Embalajes España, SL frente a la sentencia núm. 584 dictada por el
Juzgado de lo Social núm. Uno de La Rioja en fecha 5 de diciembre de 2005 y
correspondiente a los autos 585/2005 seguidos a instancias de Dª Amelia contra la
empresa recurrente en materia de RECONOCIMIENTO DE DERECHO Y CANTIDAD,
debemos revocar y REVOCAMOS LA SENTENCIA recurrida y en consecuencia debemos
absolver a la empresa demandada y ahora recurrente de los pedimentos frente a ella
deducidos, todo ello sin expresa condena en costas, y ordenando la devolución del depósito
y de la consignación efectuados para recurrir.
Notifíquese esta sentencia a las partes y al Ministerio Fiscal, haciéndoles saber que contra
la misma pueden interponer Recurso de Casación para la Unificación de Doctrina, debiendo
anunciarlo ante esta Sala en el plazo de DIEZ DIAS mediante escrito que deberá llevar
firma de Letrado y en la forma señalada en los artículos 215 y siguientes y concordantes de
la Ley de Procedimiento Laboral ( RCL 1995, 1144, 1563) . Si el recurrente es empresario
que no goce del beneficio de justicia gratuita y no se ha hecho la consignación oportuna en
el Juzgado de lo Social, deberá ésta consignarse en la cuenta que esta Sala tiene abierta
con el núm. 2268-0000-66-0078-06 del BANESTO, Código de entidad 0030 y Código de
oficina 8029 pudiendo sustituirse la misma por aval bancario, y el depósito para recurrir de
300,51 euros deberá hacerse ante la Sala de lo Social del Tribunal Supremo. Expídanse
testimonios de esta resolución para unir al Rollo correspondiente y autos de procedencia,
incorporándose su original al correspondiente libro de Sentencias.
Así por esta nuestra sentencia, lo pronunciamos mandamos y firmamos.
PUBLICACIÓN.-En el mismo día de la fecha fue leída y publicada la anterior sentencia por
la Magistrada-Ponente, Ilma. Sra. Dª Mercedes Oliver Albuerne, celebrando audiencia
pública la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de La Rioja, de lo que como
Secretaria de la misma doy fe.
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