ghSENTENCIA DEFINITIVA Nº: 100471 SALA II

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PODER JUDICIAL DE LA NACION
CAMARA NACIONAL DE APELACIONES DEL TRABAJO- SALA II
“BARROS HERNAN DIEGO C/ COOP.TRABAJO TRANSPORTISTA AREA
ENERGIA OESTE LTDA. Y OTRO S/ DESPIDO” SENTENCIA DEFINITIVA
Nº: 100471 Expediente Nro.: 21.901/2009 (Juzg. Nº 66)
AUTOS:
VISTO Y CONSIDERANDO:
En la Ciudad de Buenos Aires, el 27 de abril de 2012, reunidos los integrantes
de la Sala II a fin de considerar los recursos deducidos en autos y para dictar
sentencia definitiva en estas actuaciones, practicado el sorteo pertinente,
proceden a expedirse en el orden de votación y de acuerdo con los
fundamentos que se exponen a continuación.
El Dr. Miguel Ángel Maza dijo:
I. Contra la sentencia dictada en la instancia anterior a fs. 370/378 que
admitió parcialmente los reclamos deducidos en el escrito inicial, se alzan la
parte actora y las codemandadas Cooperativa de Trabajo Transportistas Área
Energía Oeste Ltda. y Empresa Distribuidora Sur SA- Edesur-, a tenor de los
memoriales que lucen a fs. 401/403, 394/399 y 383/390, respectivamente.
El perito contador a fs. 391 se queja de los honorarios que le fueron regulados
por considera que fueron ponderados sin tener en cuenta la complejidad,
extensión y trascendencia del informe pericial y el régimen arancelario vigente.
II. El actor se agravia porque el sentenciante desestimó la indemnización
pretendida con sustento en el art. 8 de la ley 24013 porque consideró que no
había dado acabado cumplimiento con la exigencia prevista en el art. 11 de la
ley 24013 ya que debía remitir copia de la misiva a la AFIP no más allá de las
24 horas después de practicada la intimación y no se advertía producida en el
sub lite la prueba informativa idónea que acreditara que la misiva de fs.
11(reservada) fue oportunamente cursada. Manifiesta el recurrente que de la
documental acompañada emana con absoluta claridad que cumplió con la
carga de imponer dicha notificación en el tiempo y forma que indica la norma.
Alega que impuso la CD Nro. 97891608 el 7/10/08 es decir en idéntica fecha
que cursó las intimaciones de rigor a las accionadas. Aduce que adjuntó carta
documento original con sello talón postal Correo Oficial con lo cual, entiende,
acredita la exigencia prevista por el art. 11 de la mencionada ley 24013, modif.
art. 47 ley 25345. Explica la diferencia terminológica entre los incs a y b de la
citada ley 24013 y concluye que al utilizar el inc b la palabra “remitir” su
obligación se agota y cumple remitiendo o enviando la comunicación a la AFIP
sin
necesidad
de
demostrar
que
el
contenido
de
1
la misiva o telegrama llegó a la esfera de conocimiento de la entidad. Cita en
sustento de su postura el art. 9 segundo párrafo de la LCT reformado por la ley
26428.
La coaccionada Cooperativa de Trabajo Transportistas Área Energía Oeste Ltda
apela porque considera que la relación habida con el actor fue propia del
régimen de cooperativas, regido por la ley 20337. Señala que no es cierto que
desconozca que el socio de una cooperativa no percibe remuneración y que
existan maniobras poco claras en el funcionamiento de la Cooperativa. Alega
que resulta arbitrario requerirle que pruebe que el actor participó como socio
de la cooperativa. Manifiesta que la condición de asociado a la cooperativa por
parte de Barros que, según aduce fue reconocida y demostrada en autos, torna
aplicable la teoría de los propios actos. Critica la exigencia que se desprende
del fallo en torno a que debía justificar el incremento patrimonial de la entidad
ya que ello no fue materia del presente proceso. Afirma que resulta arbitrario
que el sentenciante haya desestimado la extinción del vínculo como asociado y
señala que el actor no impugnó su expulsión a través del procedimiento
previsto por el art. 23 de la ley 20337, norma que, según resalta, no fue
cuestionada ni tachada de inconstitucional.
La codemandada Empresa Distribuidora Sur SA –Edesur SA- se agravia
esencialmente porque el a quo consideró que el actor se desempeñó en
relación de dependencia para la Cooperativa de Trabajo Transportista Área
Energía Oeste Ltda. cuando de la prueba compulsada surge su calidad de socio
activo y como tal no se regía por las leyes laborales sino por las previsiones
establecidas en la ley 20.337. Señala que el actor participaba de la
organización de la Cooperativa como un empresario en el marco previsto por el
art. 5 de la LCT y que percibía sumas determinadas en concepto de retornos.
Se agravia porque el a quo condenó solidariamente a Edesur SA a pagar el
capital de condena alegando incumplimiento de lo previsto por el art. 30 de la
LCT ya que los trabajos realizados por la contratista no forman parte de su
objeto o giro comercial y constituyen una actividad secundaria o
complementaria que no es parte de la actividad específica y normal del
establecimiento. Se queja de la remuneración considerada al momento de
calcular el capital de condena. Critica la conclusión arribada por el magistrado
en torno a que la desvinculación del actor de la Cooperativa no resultó
justificada. Entiende que el accionar del actor (abandonar su puesto de trabajo
y dejar en su reemplazo una persona ajena a la cooperativa) no sólo puso en
riesgo la relación comercial entre ambas sino también que tal accionar
contraría disposiciones internas de la cooperativa. Cuestiona la viabilización de
la multa prevista en el art. 15 de la LNE. Apela la extensión de responsabilidad
solidaria respecto de la multa impuesta por el art. 80 de la LCT y la condena a
la entrega del certificado de trabajo por considerarla una obligación de
imposible cumplimiento. Objeta la aplicación de la tasa activa de interés. Por
último, apela las regulaciones de honorarios del letrado de la parte actora y del
perito contador por considerarlos excesivos.
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II. En orden a las cuestiones traídas al conocimiento de este Tribunal,
corresponde por razones de orden lógico analizar en primer lugar los agravios
que vierte la codemandada Cooperativa de Trabajo Transportistas Area Energía
Oeste Ltda., quien se queja de la decisión del sentenciante de grado que tuvo
por acreditada la existencia de vinculación laboral, pese al invocado carácter
de socio cooperativo del actor, que se encuentra –a su criterio- debidamente
acreditado.
En primer lugar, se impone destacar que el Dr. Grisolía concluyó que la
recurrente se mostró como una típica empleadora a la luz del art. 5 de la LCT y
que mantenía con el accionante una relación de trabajo en los términos del art.
21 de la LCT. A esa conclusión arribó porque consideró que el Sr. Barros
percibía en forma mensual una suma en concepto de “retornos” por las tareas
que realizaba y que ello, en consecuencia, evidenciaba que no se trataba de
genuinos anticipos de retornos ya que éstos cuando lo son se perciben a
cuenta del retorno anual por su participación (función específica y
productividad de cada uno) en la empresa común que es la cooperativa. Aclaró
además que el auténtico anticipo de retornos no se devenga día a día ni tiene
carácter salarial y que, en consecuencia, cualquier sanción que aplique el
Consejo de Administración en uso de su poder de dirección no debería afectar
su monto, ya que si se le descuenta en forma proporcional parte del anticipo
de retorno, el carácter no remuneratorio del concepto no es tal.
Estas conclusiones no se advierten rebatidas en forma concreta y específica
por la recurrente quien simplemente se limitó a descalificar el pronunciamiento
con sustento en que, al contestar demanda, en ningún momento aludió a los
términos “remuneración” o “sueldo” y siempre hizo referencia al concepto de
“retornos”. En este contexto, cabe concluir que no cumple las exigencias
previstas por el art. 116 de la LO por cuanto no ataca en momento alguno los
argumentos expuestos por el magistrado de grado en torno a la percepción por
parte del Sr. Barros de sumas que constituían retornos no genuinos y que
revestían carácter salarial. De modo tal que la insuficiencia recursiva apuntada
conduce a confirmar lo decidido.
III. El agravio vertido por la codemandada cooperativa de Trabajo de
Transporte Área Energía Oeste Ltda vinculado a la existencia de maniobras
poco claras en el funcionamiento de la cooperativa, no pude tener favorable
acogida.
Hago esta afirmación porque, si bien de las constancias de la causa surge que
la codemandada se encontraba inscripta como cooperativa autorizada a
funcionar –ver fs. 337/354, en especial, fs. 352/353, ello no basta para tener
por acreditado que el actor revestía el carácter de verdadero asociado.
En efecto, si bien no puedo dejar de advertir que entre un vinculo de carácter
asociativo y un vinculo de tipo laboral existen grandes similitudes en el factum
que muy a menudo tornan difícil su apreciación, no menos cierto es que es
carga de quien invoque la existencia de una relación de trabajo extremar los
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recaudos para acreditar, en cada caso, que la forma cooperativa del ente en el
que los agentes prestaban servicios no se ajustaba, en realidad, a las normas y
al espíritu del régimen específico que la regula. A la par, corresponde poner de
relieve que el simple cumplimiento de recaudos formales tales como la debida
inscripción de la cooperativa ante los órganos correspondientes y las
circunstancias de que lleve sus registros conforme a derecho, de que cumpla
las normas tributarias destinadas a ese tipo de entes, de que sus asociados se
hallen inscriptos como autónomos ante los organismos de recaudación y
perciban sus ingresos en concepto de “anticipo a cuenta de retornos” (o
denominación similar) y de que periódicamente se lleven a cabo asambleas, no
resultan razones suficientes para descartar la posibilidad de que la verdadera
naturaleza del vínculo haya sido laboral, pues la ontología del fraude laboral
registra un gran número de casos en que se determinó que una aparente
relación cooperativista encubría, en realidad, un vínculo laborativo
dependiente; siendo del caso recordar que el principio de primacía de la
realidad -uno de los dogmas esenciales del derecho laboral- exige a los jueces
no detenerse en las apariencias y examinar la realidad de lo efectivamente
acontecido.
Desde esta perspectiva, entiendo que en tales supuestos la controversia debe
ser dilucidada considerando fundamentalmente si el trabajador tuvo
efectivamente posibilidad de participar de la formación de la voluntad social
mediante su participación en las asambleas que debían ser convocadas para
tales fines, pues esta es una característica esencial del vínculo cooperativo que
no halla su correlato en el derecho del trabajo, en el que el empleador tiene la
facultad de sustituir la voluntad del trabajador por la suya propia en lo que
hace a la organización del trabajo y al modo en que debe ser cumplido, con los
límites que resulten razonables según el caso (arg. arts. 64, 65, 66 y concs. de
la LCT). Por supuesto, cabe considerar que tal posibilidad no existe si las
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asambleas en cuestión no han sido convocadas ni llevadas a cabo (esto incluye
el supuesto de que su realización sea simulada) o si no se brinda a los
trabajadores (o a un grupo relevante de ellos) la posibilidad de participar
libremente de ellas en condiciones de poder influir en las decisiones finales, lo
que ocurre, por ejemplo, cuando no se notifica adecuadamente a los supuestos
socios la convocatoria a la asamblea, cuando no se les permite asistir a ellas
(ya sea porque se les niega el ingreso o bien porque las reuniones se llevan a
cabo durante su horario de trabajo) o cuando su participación en ellas no fuera
eficaz para influir en la formación de la voluntad del ente en virtud de ser ésta
determinada por la decisión dominante de una persona o de un grupo reducido
de ellas, que – por diversas razones – se hallen en un nivel de superioridad
respecto del resto y actúen en los hechos como verdaderos empleadores (ver,
en sentido análogo, CNAT, Sala III, SD 84.725 del 21/04/03 en autos “De
Santo, Pablo Fabián c/Cooperativa de Trabajo Distribuidora de Diarios y
Revista s Villa Ballester Ltda. s/ despido).
En autos, la participación del actor en las asambleas no ha sido acreditada
pues el perito en su informe de fs. 248/250 da cuenta que, al solicitarle a la
recurrente el libro de Asamblea, ésta manifestó que lo había extraviado en
forma reciente. De modo tal que no hay documentación respaldatoria alguna
que acredite la participación del Sr. Barros en las asambleas convocadas por el
ente ni tampoco veo evidencia del presunto extravío, como ser denuncia
policial o penal, extremo éste último que impone concluir que el invocado
extravío sólo constituye una mera manifestación unilateral tendiente a
justificación la omisión de exhibir el libro de Asambleas solicitado.
Por otra parte, comparto la conclusión del Sr. Juez a quo en torno a que no
surge demostrado que el accionante haya sido citado por escrito a las
Asamblea (ordinarias o extraordinarias). En efecto, si bien de dicha conclusión
parecería desprenderse la necesidad de una comunicación personal y la
apelante a fs. 395vta/396 la cuestiona por considerar que dicha exigencia no
está prevista en el art. 36 del estatuto social aplicable (ver fs. 345 vta/346)
pues bastaría la confección de volantes para comunicar la convocatoria, no
menos verdad es que la accionada no sólo no acreditó la citación al actor a las
asambleas por medio alguno sino que tampoco probó que la invocada fuera el
medio utilizado normalmente para realizar dichas comunicaciones.
En este contexto, considero que la ausencia de elementos que permitan
determinar la participación del Sr. Barros en las asambleas así como su debida
y adecuada notificación a las mismas me lleva a considerar que el
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Sr. Barros no participó efectivamente de la formación de la voluntad social,
característica ésta esencial del vínculo cooperativo.
Lo expuesto, sumado al hecho de que la cooperativa ni siquiera pretendió
acreditar las ganancias que tuvo a fin de demostrar que las sumas abonadas al
actor constituían auténticos “anticipos” y no remuneraciones como sostiene el
reclamante, evidencia un funcionamiento poco claro de la cooperativa en
cuestión. Obsérvese que, como se señala en el pronunciamiento recurrido,
hubiese sido de vital importancia a fin de justificar el carácter de las sumas
abonadas al actor que la accionada acreditase contablemente su facturación o
qué porcentaje de lo facturado a Edesur SA desembolsó a favor del Sr Barros,
y nada de ello hizo. Ese manejo poco claro se encuentra corroborado, por otra
parte, con el informe de la Coordinadora de Fiscalización Cooperativa que en el
Memorando Nro. 438 del 23/8/2010 (ver fs. 337/338) da cuenta, respecto al
cumplimiento de lo exigido por la ley 20.337, que la Cooperativa de Trabajo
Transportista Área Energía Oeste Ltda. presentó la documentación contable y
social en forma parcial hasta el ejercicio cerrado el 31/12/09, incluyendo
aquellos ejercicios correspondientes a los años en que el actor se encontró
vinculado a la misma.
Lo hasta aquí expresado permite aseverar que la cooperativa demandada no
habilitó respecto del actor su efectiva participación en la formación de la
voluntad social del ente. En este contexto, carece de total trascendencia la
invocación por parte de la recurrente de la teoría de los propios actos (ver fs.
395 vta 3) pues la suscripción de ciertos documentos por parte del actor
tendiente a otorgarle una apariencia de “asociado” formaron parte del obrar
fraudulento de la cooperativa a efectos de encubrir la verdadera vinculación y
por el ya mencionado principio de primacía de la realidad son irrelevantes.
En consecuencia, y de estar a las pruebas producidas en autos, corresponde
concluir que el Sr. Barros no era socio cooperativo sino trabajador dependiente
de la cooperativa demandada, pues de la prueba producida se desprende que
la incorporación del actor bajo la forma de socio cooperativo no respondió a los
fines que aduce la recurrente. En este orden de ideas, no resulta ocioso
recordar que por el ya mencionado dos veces principio de la primacía de la
realidad, cuyo fin primordial es evitar que el empleador utilice figuras no
laborales para abstraerse de la aplicación del derecho del trabajo, el contrato
de trabajo es un “contrato-realidad”, que prescinde de las formas y hace
prevalecer lo que efectivamente acontece, y en caso de discordancia entre lo
que ocurra en la práctica y lo que surja de los documentos suscriptos por las
partes o acuerdos celebrados entre ellos, se debe dar preferencia a los hechos
por sobre la apariencia, la forma o denominación que asignaron éstas al
contrato.
Sólo me resta señalar que el criterio expuesto no importa soslayar la tesis
sentada por el Alto Tribunal en el caso “Lago Castro”, al reenviar a la doctrina
fijada en Fallos: 326:4397, ya que de su doctrina que queda habilitada la
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aplicación de las normas laborales cuando se demuestre, como aconteció en
autos, la existencia de simulación o fraude por parte de la cooperativa, tesis
por otra parte que he sustentado -mucho antes- como juez de primera
instancia ya que he sostenido la importancia del cooperativismo para la
superación de la dependencia pero sólo en la medida que se concrete en
auténticas y veraces organizaciones cooperativas y no medie -como en autostrabajo dependiente disfrazado de aporte cooperativo.
En síntesis, se impone desestimar los agravios vertidos por la Cooperativa de
Trabajo Transportistas Área Energía Oeste Ltda.en torno a la naturaleza del
vínculo que la unió con el actor pues ha quedado evidenciado que la
cooperativa accionada no actuó, por lo menos con relación al Sr. Barros, como
una cooperativa de trabajo genuina (conf. ley 20337).
IV. La cooperativa codemandada critica la conclusión del Sr. Juez a quo en
torno a la omisión de demostrar contablemente su capitalización y su grado de
crecimiento con fundamento en que no constituyó objeto de la litis. A mi juicio,
el cuestionamiento que efectúa carece de trascendencia para modificar lo
resuelto frente a las restantes pruebas producidas en autos porque, si bien es
cierto que ello no fue solicitado por el actor en el escrito inicial, considero que
el sentenciante aludió a dicha cuestión en la inteligencia de que aportar esos
datos hubiere permitido clarificar el verdadero origen de las sumas que le
abonó al actor en concepto de “retornos”.
V. La Cooperativa también cuestiona la decisión del Sr. Juez a quo de rechazar
la extinción del vínculo como asociado entre la cooperativa y el actor.
Manifiesta que ante la sanción de expulsión rige lo dispuesto por el art. 23 de
la ley 20337 y que el actor no impugnó dicha sanción por lo que entiende
quedó firme y consentida.
A mi modo de ver, este aspecto de la queja no puede tener favorable acogida.
Ello así porque como se expuso precedentemente el actor no estuvo unido a la
cooperativa por medio de un vínculo tipo asociativo sino de tipo dependiente.
De allí que no corresponde analizar la expulsión del Sr. Barros en los términos
previstos por la ley 20337, sino como un despido directo decidido por su
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empleador frente a un incumplimiento que reputa como grave y que impidió,
en su tesis, la prosecución del vínculo.
Advierto en este punto que no existe agravio concreto por parte de la
accionada en los términos previstos por el art. 116 de la LO respecto del
incumplimiento de los recaudos previstos por el art. 243 de la LCT, por lo que
se impone la desestimación de este aspecto de la queja.
En efecto, obsérvese que el sentenciante reputó incumplido el recaudo
previsto por el citado art. 243 de la LCT porque en la comunicación, en la que
se lo acusó al trabajador de dejar su puesto y de hacerse reemplazar por una
persona ajena a la cooperativa, no se precisó concretamente quién era esa
supuesta persona ajena al ente. Esa conclusión en modo alguno aparece
rebatida por la recurrente quien simplemente se limita a esbozar una mera
discrepancia con lo decidido pues sólo manifiesta que el incumplimiento a las
exigencias previstas por el art. 243 de la LCT se verifica con los actos
posteriores del actor -al no recurrir a los procedimientos específicos dispuestos
por la ley (ver fs. 398)- pero en modo alguno se hace cargo de la falta de
precisión imputada por el juez en la comunicación cursada el 4/11/08.
Por otro lado, en dicha comunicación también se le imputó la prestación de
servicios a favor de Frávega en una empresa particular, imputación no
corroborada en autos.
Sin perjuicio de que lo dicho deviene suficiente para propiciar la deserción del
recurso en lo que respecta a este aspecto de la queja, no puedo dejar de
resaltar que la accionada, quien insiste en que el Sr. Barros revistió el carácter
de asociado, tampoco observó acabadamente el procedimiento previsto por
estatuto para proceder a la expulsión de un socio ya que, de estar a lo
dispuesto por el art. 14, requiere que previo a la adopción de la medida se
sustancie un sumario que garantice al afectado el debido proceso y ello en
modo alguno fue observado en el presente caso en análisis.
Ello no sólo quita todo sustento a la queja sino que, a la par, desnuda el
carácter jerárquico de la relación en desmedro de la estérilmente defendida
tesis del vínculo cooperativista.
VI. La codemandada Edesur SA se agravia de la condena impuesta con
sustento en lo dispuesto por el art. 30 de la LCT (segundo agravio). Alega que
es una empresa dedicada a la prestación del servicio público de distribución y
comercialización de electricidad de la mayor parte de la Capital Federal y
diversos partidos del sur de la Pcia de Buenos Aires y que sus tareas
específicas consisten en comprar energía en bloque a las centrales
generadoras, transformarla y posteriormente distribuirla a través de las redes
ubicadas en todo el ámbito de su zona de concesión. Refiere que contrató a la
Cooperativa de Trabajo Transportista Area Energía Oeste Ltda. para la
prestación de servicios de transporte y que los trabajos realizados por dicha
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contratista no forman parte del objeto o giro comercial de su mandante, lo que
impide que haya vinculación entre ambas. Precisa que la actividad realizada
por el accionante en nada se relaciona con la actividad principal de su
mandante, la que se vincula con la prestación y distribución pública de
electricidad. Señala que ninguno de los supuestos previstos en el art. 30 se
configura en las presentes actuaciones y aclara que las actividades
desarrolladas por la cooperativa resultan “secundaria o complementaria”.
Adelanto que, a mi juicio, corresponde revocar lo resuelto.
En efecto, la recurrente esgrime que su actividad normal y específica consiste
en la distribución y comercialización de electricidad de la mayor parte de la
Capital Federal y diversos partidos del sur de la Pcia de Buenos Aires mientras
que el transporte de sus inspectores y de los materiales necesarios para
brindar atención a los clientes de Edesur SA no es parte de su objeto.
Al respecto, cabe señalar que, de acuerdo con el principio fundamental de
libertad de comercio, la empresa puede seccionar dentro del iter propio de su
actividad, a través del proceso conocido como tercerización, algunos aspectos
de éste, que integran la unidad técnica a la que se refiere el art. 6° de la LCT.
La circunstancia de que personal de Edesur SA y la mercadería de ésta
necesaria para brindar atención a sus clientes hayan sido transportada por el
actor a través del servicio prestado como consecuencia del contrato de
transporte suscripto entre la Cooperativa de Trabajo Transportistas Area
Energía Oeste Ltda. y Edesur SA (ver fs. 53/57), no transforma al Sr. Barros
en empleado de ésta última si su prestación no estaba sujeta al poder de
organización y dirección de la recurrente.
Por otra parte, la propia parte actora adujo que la Edesur SA tercerizó el
servicio de transporte (ver fs. 13 vta) pero ello no resulta suficiente para
hacerla responsable en forma solidaria con la cooperativa de las obligaciones
laborales de ésta ya que, reitero, dicho servicio, en el caso prestado por el Sr.
Barros, no hace a la actividad normal y específica propia de Edesur SA.
Repárese que del instrumento de fs. 342/351 se desprende que “la cooperativa
tendrá por objeto asumir por su cuenta, valiéndose del trabajo prestado por
sus asociados, las actividades inherentes a transporte de pasajeros y
transporte de carga y todo tipo de operaciones relacionadas con el transporte”,
por lo que puede apreciarse que la actividad relativa al traslado (en el caso, de
los inspectores y mercaderías de Edesur, S.A.) no coincide con la normal y
específica propia Edesur SA pues, reitero, esta última tiene como actividad
específica propia la distribución y comercialización de electricidad.
No obsta a esta conclusión la circunstancia de que el actor haya tenido que
concurrir al establecimiento de Edesur SA a una cierta hora o que el vehículo
utilizado para la prestación del servicio (de propiedad del actor) haya estado
sujeto a control por parte de Edesur SA o que ésta le haya provisto de una
radio a efectos de poder ubicar y comunicarse con sus inspectores o bien que
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se le preestableciera el recorrido que debían realizar porque parece lógico que,
si el personal y la mercadería que debían trasladar era de Edesur SA, fuera
ésta quien fijara las condiciones para su traslado, controlara su seguridad y
estableciera cuáles eran los lugares que debían visitar.
En síntesis, la circunstancia de que Edesur SA utilizara los servicios que
brindaba la cooperativa (y que se concretaban a través de la prestación laboral
del actor) como uno de los medios destinados al traslado de su personal y
mercaderías para brindar atención a sus clientes no lleva –necesariamente- a
concluir que haya coincidencia en la actividad normal y específica propia del
establecimiento de una y otra empresa, ni resulta razonablemente constitutiva
de una maniobra de fraude porque no existe impedimento natural ni jurídico
para que una empresa contrate el traslado de sus inspectores y mercaderías
con uno o con varios empresarios dedicados al transporte de personas y
mercaderías.
El hecho de que Barros, al llegar al establecimiento de Edesur para transportar
a los inspectores y mercaderías de ésta quedara sujeto a ciertas directivas que
pudiera impartirle los inspectores que trasladaban, no traduce ninguna
evidencia favorable a la posición que sustenta porque es dable apreciar que en
un sinnúmero de relaciones comerciales una empresa contrata obras o
servicios de otra y, dichas obras o servicios, a pesar de estar a cargo de la
contratada, se llevan a cabo con la participación directa de personal vinculado
a la contratante y bajo la supervisión de ésta.
De allí que –entonces-, no pueda extenderse la responsabilidad de la
empleadora a la citada empresa, con fundamento en la norma analizada. En
consecuencia, a mi entender, no está acreditada la existencia de supuesto
alguno que autorice a establecer la responsabilidad solidaria de Edesur SA en
los términos del art. 30 de la LCT, por lo que concluyo que la demanda
deducida contra ella, en tales condiciones, debe ser rechazada en
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todas sus partes (art.499 Código Civil).
En consecuencia, propongo que se revoque la sentencia en torno a este tópico
y se rechace la demandada dirigida contra Edesur SA.
VII. La solución propiciada me exime de analizar los restantes agravios
vertidos por Edesur SA vinculados con el tipo de vínculo que unió a Barros con
la cooperativa, a la decisión de considerar que la desvinculación del actor no
resultó justificada, a la remuneración tenida en cuenta por el a quo al
momento de calcular el capital de condena, a la viabilización de la multa
prevista en el art. 15 de la LNE, a la condena al pago de multa prevista por el
art. 45 de la Ley 25345, tasa de interés aplicada en el pronunciamiento.
VIII. A su vez, y en atención al rechazo de demanda que se propicia respecto
de Edesur SA en el considerando VI del presente pronunciamiento cabe dejar
aclarado que corresponde eximirla en torno de la condena a la entrega del
certificado del art. 80 LCT, ello por cuanto la recurrente dedujo un agravio
concreto (sexto agravio) respecto a este tópico, aunque a mi modo de ver, y
de estar a los estrictos términos del pronunciamiento, no se advierte tal
imposición.
En efecto, obsérvese que a fs. 375 in fine, el sentenciante expresamente puso
a cargo de la empleadora, es decir de la Cooperativa de Trabajo Transportistas
Área Energía Oeste Ltda. su confección y posterior entrega en el plazo que
precisa, extremo éste que se condice con lo dispuesto en el pto 4) de la
resolutiva en el que se resuelve condenar a la demandada (utiliza el término
en singular) a hacer entrega de los certificados de trabajo con las condiciones
establecidas en la ley 24241 y art. 80 LCT.
IX. El actor se agravia de que el sentenciante no haya admitido la
indemnización derivada el art. 8 de la LNE. A mi modo de ver, este segmento
del recurso debe ser desestimado.
Ello así porque no se ha acreditado la remisión a la AFIP de la copia de la
misiva cursada al empleador, tal como lo dispone el art. 47 de la ley 25345
puesto que no se probó la autenticidad del telegrama obrante a fs. 11 del
sobre de prueba reservada.
En efecto, cabe resaltar que el actor no ofreció, para el caso de
desconocimiento de los telegramas adjuntados, prueba informativa dirigida al
Correo Argentino a fin de que se corrobore su autenticidad y esta omisión
sella, a mi juicio, la suerte de la queja, en particular si se repara que la
codemandada Edesur SA expresamente desconoció a formulado a fs. 167 la
documental que le fue exhibida y entre la cual se encontraba el telegrama de
fs. 11.
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No soslayo la jurisprudencia que cita el recurrente a fs. 402 vta emanada de
este Tribunal -vinculada con la autenticidad que cabe atribuirle a los
telegramas que fueron redactados en formulario de estilo, con el sello de la
oficina postal y demás recaudos formales-, pero lo cierto es que el criterio
expuesto en dichos precedentes ha sido utilizado, de modo restrictivo, para
otros supuestos fácticos y no para casos en los cuales, como acontece en la
especie, la falta de corroboración de su autenticidad deriva de una omisión en
que incurrió el accionante que no fue diligente en deducir su ofrecimiento de
manera subsidiaria.
En este contexto, no resulta aplicable lo dispuesto por el art. 9 segundo
párrafo de la LCT, que invoca el apelante a fs. 402, pues esta disposición legal
contempla los supuestos de duda en la apreciación de la prueba y no está
prevista para las hipótesis de insuficiencia probatoria, como ocurre en el caso
en examen.
Por lo expuesto, se impone confirmar lo decidido por la instancia de origen.
X. Como consecuencia de la modificación propugnada, corresponde dejar sin
efecto lo resuelto en materia de costas y honorarios, adecuándolos al actual
resultado del litigio (conf. art. 279 CPCCN).
En orden a ello y en función de dicho resultado, estimo que las costas de
ambas instancias deben ser impuestas en un 20% a cargo de la parte actora y
un 80% a cargo de la Cooperativa de Trabajo Transportista Area Energía Oeste
Ltda. por la acción que prospera; y en el orden causado, por la acción que se
rechaza, entre el demandante y Edesur S.A., dado el carácter opinable que la
interpretación de los alcances del art. 30 LCT evidencia (art. 68 CPCCN).
Cabe añadir que la fijación efectuada no resulta ser una cuestión meramente
matemática, en la medida que los jueces, no solamente deben tener en
consideración la cuantía por la que prosperan los créditos, sino esencialmente
los motivos por los cuales se llega al litigio.
En atención al mérito y extensión de la labor desarrollada por los profesionales
que actuaron en estos autos y al nuevo resultado del pleito que he dejado
propuesto, de acuerdo con las pautas que emergen del art.6 y subs. de la ley
21.839, de la ley 24.432, del art. 38 de la L.O. y del dec. 16.638/57, estimo
que, por las tareas llevadas a cabo en primera instancia, corresponde regular
los honorarios de la representación y patrocinio letrado de la parte actora en el
15%; los de la representación y patrocinio de la parte Cooperativa de Trabajo
Transportista Area Energía Oeste Ltda. en el 12%; los de Edesur S.A. (ex
letrados por su actuación hasta fs. 268 y a la nueva representación letrada a
partir de fs. 268) en el 7% y 7%, respectivamente, y los del perito contador en
el 7%, porcentajes éstos que, en la oportunidad prevista en el art.132 de la
LO, deben aplicarse sobre el monto total de condena –capital más intereses(cfrme. arts. 38 L.O., 6, 7, 9, 19, 37 y 39 de la ley 21.839 y decreto ley
16.638/57), quedando aquí subsumida la apelación deducida por el perito
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contador y volviéndose abstractos los planteos efectuados por Edesur SA al
respecto.
A su vez y , con arreglo a lo establecido en el art. 14 de la ley 21.839, habida
cuenta del mérito y extensión de la labor desarrollada en esta instancia por la
representación y patrocinio letrado de la actora y de las codemandadas
Cooperativa de Trabajo Transportes Área Energía Oeste Ltda y Edesur SA,
propongo que se regulen los honorarios por sus actuaciones, en el 25% , 25%
y el 30%, respectivamente, de la suma que les corresponde a cada una de
ellas por la totalidad de lo actuado en la instancia anterior.
La Dra. Graciela A. González dijo:
Que adhiere a las conclusiones del voto del Dr. Miguel Ángel Maza, por
análogos fundamentos.
Por lo que resulta del acuerdo que antecede (art. 125 de la ley 18.345), el
Tribunal RESUELVE: 1) Modificar parcialmente la sentencia apelada y rechazar
la demanda interpuesta contra Edesur SA; 2) Confirmar las restantes
cuestiones que fueron motivo de agravios; 3) Dejar sin efecto lo resuelto en
materia de costas y honorarios; 4) Imponer las costas, de ambas instancias,
en un un 20% a cargo de la parte actora y un 80% a cargo de la Cooperativa
de Trabajo Transportista Área Energía Oeste Ltda. -por la acción que prospera, y en el orden causado -por la acción que se rechaza- entre el demandante y
Edesur S.A; 5) Regular por las tareas llevada a cabo en primera instancia los
honorarios de la representación y patrocinio letrado de la parte actora en el
15%; los de la representación y patrocinio de la parte Cooperativa de Trabajo
Transportista Área Energía Oeste Ltda. en el 12%; los de Edesur S.A. (ex
letrados por su actuación hasta fs. 268 y a la nueva representación letrada a
partir de fs. 268) en el 7% y 7%, respectivamente, y los del perito contador en
el 7%, porcentajes éstos que, en la oportunidad prevista en el art.132 de la
LO, deben aplicarse sobre el monto total de condena –capital más intereses- 6)
Regular los honorarios de la representación y patrocinio letrado de la parte
actora y de las codemandadas Cooperativa de Trabajo Transportes Área
Energía Oeste Ltda y Edesur SA, por las tareas de Alzada, en
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el 25%, 25% y 30% de lo que les corresponda percibir a cada una de ellas por
su actuación en la instancia anterior.
Regístrese, notifíquese y devuélvase.
Graciela A. González- Juez de Cámara
Miguel Ángel Maza- Juez de Cámara
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