LA EDUCACIÓN y LA CULTURA ANTE

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Gilberto Guevara Niebla
Néstor García Canc1ini
(coordinadores)
Nueva Imagen
Educación
Otros títulos de la colección
BURTON R. CLARK
El sistema de educacián superior
GILBERTO GUEV ARA NIEBLA
Diagnástico de la educacián primaria
. ROLLIN KENT
Moderniracion conservadora y crisis
académica en la UNAM
,.
LA EDUCACIÓN
y LA CULTURA ANTE
EL TRATADO DE
LIBRE COMERCIO
KAREN KOV ACS
La revolucián inconclusa. Las universidades
y el Estada en la década de los ochenta
PABLO LA TAPí (Coordinador)
Educacián y escuela.
1. La educacián formal
11. Aprendizaje y rendimiento
IlI. Problemas de política educativa
CARLOSZARZARCHARUR
Formacián de profesores universitarios
Grupos de aprendizaje
Julio López G.
Guillermo Bonfil Batalla
Carlos Monsi váis
Mauricio de Maria y Campos.
Eduardo Nivón
José Manuel Valenzuela Arce
Bernardo Méndez Lugo
Patricia Safa
Carlos Pallán Figueroa
Jorge Delvallc C. .
José Warman
Enrique Calderón Alzati
U EVA IMAGEN
1
,1
178
GUILLERMO
BONFIL BATALLA
cendencia y hondura pueden ser irreversibles. Y esto nos compete
a todos, porque vamos en el mismo barco y debemos poder decir a
cuál puerto queremos llegar.
El cambio cultural más urgente es el que surgirá de un nuevo
pensamiento crítico radical y arraigado, capaz de formular alternativas e imaginar otros futuros posibles; o imposibles, pero que
tengan la fuerza de convocar nuestras voluntades.
'!
DE LA CULTURA MEXICANA EN VÍSPERAS
DEL TRATADO DE LIBRE COrvlERCIO
Carlos Monsiváis
1
ACUMULACIONES y DISPOSITIVOS
¿Cómo -se percibe la cultura mexicana en el siglo xx? La versión
más conocida, y hasta fechas recientes la única, la sitúa como el
conjunto de obras maestras, creadores, tendencias de la civilización, métodos y programas educativos, vida intelectual, difusión y
asimilación de las artes y las humanidades. Cultura es 10 que, al
relacionar al país con Occidente, 10 distancia de la barbarie, y es la
serie de productos que una minoría disfruta porque sólo ella se
encuentra preparada.
En tanto guerra civil, la Revolución mexicana -las diversas y
opuesta~ tendencias políticas, ·ideológicas y militares que la forman- se extiende de 1910 a 1940 (las fechas son aproximadas,
todo empieza antes y se extiende unos años más, pero lo fundamental se desarrolla en esas tres décadas). En tanto fenómeno cul tural,
cuya premisa fundadora es la inserción del pueblo en la historia,
algo no tan obvio como parece en la sociedad clasista y racista, la
revolución destruye instituciones y formas de pensamiento. promueve la vanguardia artística y busca -a través de la conciencia
de clase o de la conciencia de nación- proporcionarle identidad a
obreros y campesinos. En la etapa] 920-1940, la revolución es, de
hecho y entre otras cosas, sinónimo de modernización a la fuerza,
179
180
CARLOS MONSIV ÁIS
DE LA CUL TIJRA MEXICANA EN VíSPERAS DEL TLC
de vida secularizada en la sociedad que, en lo declarativo, proclama
derechos iguales.
La sociedad cerrada, la concentración de recursos y la indiferencia empresarial por la cultura, sólo le dejan un camino al Estado
revolucionario: volverse el patrocinador principal (en muchos momentos, el único) del proceso educativo, y de las artes y las
humanidades. El Estado, ensaya y retira propuestas (la escuela
socialista, el nacionalismo cultural), pero mantiene el patrocinio
para garantizar la movilidad cultural.
Entre 1920 y 1940, las vanguardias pictóricas y literarias se
proponen, con apresuramiento explicable, liquidar en unos cuantos
años el rezago de siglos, y le preparan el camino a la cultura
moderna. Luego, los cambios parecen mínimos (no lo son), y la
, vida intelectual se muestra aletargada o repetitiva. Así por ejemplo,
en 1950 o 1960 la "geografía cultural" de la ciudad de México es
todavía reducida: el Palacio de Bellas Artes con 1500 o 2 000 asistentes, dos o tres galerías de arte, 40 o 50 librerías de buen nivel
(incluidas librerías de viejo), cuatro o cinco teatros donde se representan obras de calidad, unos cuantos cineclubes, editoriales un
tanto precarias (salvo POITÚa y el Fondo de Cultura Económica).
Veinticinco años más tarde, hay ya un público de cientos de miles
al que, por razones básicamente políticas, el gobierno decide atender. Se incrementa en universidades y secretarías de Estado el
presupuesto para la difusión cultural y se auspicia el crecimiento
de la enseñanza media y superior. Aesto se añade la nueva y un
tanto difuminada creencia de las clases medias: la movilidad cul- .
tural es otra de las vías rápidas hacia la movilidad social.
j ,
DE LA ~EPRESIÓN y SUS CONSECUENCIAS
En su sexenio (1964-1970) el presidente Gustavo Díaz Ordaz
reverencia la mentalidad autoritaria. Él no duda: en octubre de
1968 la celebración de los Juegos Olímpicos en México seña lará la
,¡I
.1
181
"mayoría de edad" del país. Culturalmente, Díaz Ordaz responde a
las tradiciones de los abogados de escasas lecturas y nacionalismo
superficial, y para él no hay opositores, sino conspiradores
a
quienes tratar sin miramientos. Según Díaz Ordaz la disidencia es
una conjura, y el rebelde --el perverso que desobedece a su
.padre-:- actúa empujado por fuerzas malignas.
En 1968 hay movilizaciones juveniles en diversos lugares del
mundo. El movimiento estudiantil es, dicho muy sintéticamente, la
primera gran exigencia de respeto a los derechos humanos y civiles. El licenciado Díaz Ordaz resiente a fondo el desafío a la
autoridad, y no entiende a estos jóvenes que se burlan de su Primer
Mandatario; y sin embargo confían en las leyes al punto de asistir
inermes a la Plaza de las Tres Culturas, a recibir la' agresión
homicida. Pero si bien el principal, Díaz Ordaz no es el único.
responsable; en la represión de 1968 se coaligan rencores, odios y
rabietas de funcionarios y empresarios que se sienten dejados de
l~do por la modernidad y desafiados por quienes "no comprenden
lo que es México" y deben llevarse su merecido. La matanza del 2
de octubre es el hecho límite que, a un costo altísimo, aclara el
vulgar y brutal anacronismo de las clases gobernantes.
Hasta ahora se ha insistido, y justamente, en la dimensión.
política de 1968, en el autoritarismo cerrado que rechazaba el
mínimo cambio. Pero es también muy notoria la dimensión cultural. La Revolución cubana (en su primera década, antes del juicio
al poeta Heberto Padilla y la recaída en el dogmatismo) auspicia la
idea de la cultura latinoamericana, y los diversos fenómenos que
hoy englobamos con el título de "los sesentas" (de los Beatles a
Julio Cortázar) preparan el salto de mentalidades, la ampliación de
espacios de tolerancia y de creación libre, la adquisición desafiante
.de una sensibilidad internacional. A esto se oponen los sectores del
tradicionalismo (gubernamental, social, eclesiástico), y por eso la
lucha contra la censura le es fundamental a pintores, escritores,
cineastas, teatristas. Abolir la censura es liquidar el tutelaje, entrar
a la mayoría de edad cultural.
CARLOS MONSIV ÁIS
182
DE LA CULTURA MEXICANA EN VÍSPERAS DEL TLC
Díaz Ordaz no sólo representa el odio a la vida democrática.
Emblematiza ala censura, a la autosuficiencia cultural, al chovinismo, a Ia cursilería patriótica. ("P: ¿Qué siente usted cuando escucha el Himno Nacional en el extranjerojRr
Que se meenchina el
cuero".) y entre las razones del apoyo de los ..nuevos sectores
culturales al movimiento estudiantil se halla el rechazo al aislacionismo, Por eso, la matanza del 2 de octubre de 1968 no sólo tiene
consecuencias dolorosas y, en un número significativo de casos,
desesperadas; también propicia transformación en lo moral y en lo
cultural. Una generación urbana se siente liberada de las tradiciones que paralizaron a sus padres, y opta por el derecho a la crítica
y el ejercicio de sensaciones "distintas". A los jóvenes, Díaz Ordaz
los acusa de "apátridas", de ignorantes de lo que es México. Para
desmentirlo, se estudia afanosamente la historia nacional, en especial alos denotados, y se intenta la vinculación con las comunidades populares. Y en la literatura y las artes se transparenta el
impulso de la modernización. Si el 1968 mexicano es una toma de
conciencia política, es también el disparadero de experimentos y
liberaciones artísticas. Se abandonan tabúes y falsos respetos y se
generaliza el rencuentro con la tradición oculta o distorsionada,
\.
"¡ARRIBA
183
admite lo que no está en sus manos evitar: el cambio de mentalidades. Y aceptar que el ingreso a las universidades públicas es
derecho elemental de las clases medias,lleva a suprimir trabas y
condicionamientos,
Quien desee inscribirse a las universidades
puede hacerlo, los derechos educativos han avanzado'demasiado
para frenados ahora.
Quizás un resumen elocuente de la masificación de la enseñanza
. media y superior es el Colegio de Ciencias y Humanidades de la
UNAM, iniciado en 1971, un experimento antiautoritario y autoritario, abierto y sectario. En el CCH participan en un principio jóvenes
profesores, tituladoso no, que se identifican como miembros de la
generación de 1968, y cuya "carta cultural" es un marxismo doctrinario que, por un tiempo, desempolva un adjetivo y 10 vuelve a
la circulación: elitista. La conciencia de culpa se extiende: "todos
somos elitistas" y si alguien intenta diferenciar lo "elitista" de io
"minoritario", su alegato se desprecia o se minimiza, elelitismo es
condicional fatal de la pequeña burguesía, toda ella un manojo de
aspiraciones. La acusación de "elitismo" evidencia la nueva preocupaciónpor
el público. Antes, sólo se esperaba que leyeran o
asistieran aespectáculos "de calidad" quienes debían hacerlo profesionalo v'ocacionaIlnente. Pero la resignación no convence y al
incrementarse lectores y espectadores terminan los días de .10s .
ghettosilustrados.
El apoyo a las universidades se continúa en la necesidad del
. gobierno de atraer a (de adornarse con) intelectuales y artistas.Por
eso, Echeverría viaj a siempre con séquito de intelectuales (noventa
lo acompañan en su gira por Sudamérica); los escritores. Carlos
Fuentes y Rosario Castellanos y el politólogo Víctor Flores Olea
son nombrados em1?ajadores en Francia, Israel y la ORSS (hoy
Comunidad de Estados Independientes), respectivamente; 1972 se
declara Año de López Velarde y la avenida Juanacatlán se rebautiza: avenida Alfonso Reyes. Se abren las llaves de la generosidad
presupuesta1 a expresiones culturales antes ignoradas o apenas
subvencionadas. Echeverría critica por "burocratizado" al Instituto
y ADELANTEr'
t1
El presidente Luis Echeverría emite un lema que desearía ser su
propio nicho ecológico: "la apertura democrática" ,y ansioso de
reconciliarse con-las clases medias,- admite sin decirlo que la
ruptura también ha sido cultural, aunque para él la cultura sigue siendo el cúmulo de conocimientos ornamentales y no un
derecho substancial de la población. Urgido de reconciliara los
disidentes de 1968 con el sistema político, Echeverría multiplica
los presupuestos de la enseñanza superior, tolera hasta cierto punto
a las universidades dirigidas por la izquierda (Puebla, Guerrero, .
Sinaloa), disminuye el poder de la censura en cine y teatro, y
"
l·
.¡
184
CARLOS MONSIV ÁIS
Nacional de Bellas Artes, aboga por un arte comprometido, se
interesa en la resurrección del muralismo. Lo suyo no es un proyecto sino -acasoun buen deseo domado por la ineptitud
administrativa, pero ya se acepta desde el gobierno la injusta
distribución de las oportunidades culturales. Mientras, y en rigor,
nadie .sabe cómo ser anticolonial o "descolonizador", luego .de
tantos años de restricciones, de censura. de indiferencia ante lo que
sucede en la radio y la televisión privadas, de la concentración en
un sector capitalino de todas las ofertas culturales. No se vislumbran estrategias dirigidas a las mayorías, y si antes el dilema era
entre la intención nacionalista y un cúmulo de espectadores sin
"conciencia nacional", o entre las "cumbres del saber" y la "masa
irredenta", ahora la disyuntiva es entre una cultura de niveles de
exigencia con pocos o muchos espectadores.
DE LA ClJL TIJRA MEXICANA EN VfSPERAS DEL lLC
I
·.1
I
LAS PRÚPUESTAS DE LA INDUSTRIA CULtuRAL
De pronto, en la década de los setenta, los frutosde la escuela
pública se hacen notorios, y lo acumulado en el siglo se hace
presente: más lectores, más escritores, más pintores, más público
teatral, musical y balietístico, más suplementos culturales, más
conferencias y mesas redondas.
La ampliación de espacios se entrevera con el crecimiento de
una industria (discos, libros, reproducciones de pintura, películas,
series televisivas) que se multiplica en América Latina desde los
sesentas. Se venden por cientos de miles discos de música clásica,
se reeditan los clásicos literarios y musicales, y por ejemplo, las
obras de Pícasso, Miró o Dubuffet se integran al paisaje urbano
gracias a los plagios "intertextuales" de la publicidad. Con todo, no
son demasiados (siendo muchos) los que aprovechan las ofertas, y
esto es atribuible a la falta de hábitos.fodavía en los años sesenta
la mayoría de los mexicanos no ha entrado a una librería y muy
pocos leen algunos libros al año. Lo común entre los analfabetas
185
.,1
funcionales es acercarse a los diarios deportivos y los comics, no
acudir a conciertos, no frecuentar exposiciones.
En los años setenta el auge de la enseñanza media y superior
transforma la relación de la sociedad con el arte y las humanidades,
si se quiere de manera superficial, pero significativa. Gracias a los
estudiantes, los libros se instalan en casas donde nunca antes
penetraron, se discuten temas antes "prohibidos" y se divulgan las
. revaluaciones del arte prehispánico y de la historia naci onal. La
secularización derrumba o le quita su "aura nacional" a la mayoría
de los prejuicios típicos (del machismo al miedo al conocimiento),
y auspicia a formas artísticas y literarias antes prohibidas o rechazadas. Y sin que se pregone, se inicia una "revolución cultural" de
efectos irreversibles.
Las migraciones, la tecnología, los medios masivos, la internacionalización cultural engendran cambios poderosos de mentalidad. sin que decline ostensiblemente la fuerza de la familia-en
muchos sectores se debilita su versión tribal y se propaga su
versión nuclear, entre modificaciones que impone la economía,
acosos al patriarcado, ampliación de las libertades, democratización del trato. Y la modernidad se convierte en la meta -'-no por
mal definida menos urgente- de la burguesía, las clases medias!
las clases populares, y sin que nadie pueda evitarlo, el tótem de la
modernidad es la cultura norteamericana.
Los medios masivos incluyen a Brahms y Shakespeare, y las
mayorías, sin alternativas, aceptan lo que les llega: las telecomedias, las fotonovelas, los comics, las series policiacas norteamericanas, las películas catastrofistas, las variedades del ocultismo, los
platillos voladores, los best sellers. Sin decirlo expresamente, el
Estado reconoce la hegemonía de la industria de la conciencia,
renuncia a la "alta cultura" como vía única y protege a intervalos a
la cultura popular.
La .dictadura del gusto ejercida por los medios masivos no
detiene ni mediatiza el desarrollo de obras personales y tendencias
culturales. Por el contrario, un público creciente apoya el surgi-
186
DE LA CULTURA MEXICANA EN VíSPERAS DEL TLC
CARLOS MONSIV ÁIS
miento y el desarrollo de novelistas, coreógrafos, ~tas,
pintores,
músicos, bailarines, escultores, críticos, cuentistas. Y una porción
considerable de la obra de los creadores de estos años resulta, por
el número de sus ediciones y por su resonancia, parte de la nueva
cultura popular. Pienso por ejemplo en El laberinto de la soledad
y Piedra de sol de Octavio Paz, El llano en llamas y Pedro Páramo
de Rulfo, Confabulario y Varia invención de Juan José Arreola,
Recuento de poemas de Jaime Sabines, Los relámpagos de agosto
de Jorge Ibargüengoitia, la poesía de Rosario Castellanos y, en el
terreno donde la política es cultura popular, La noche de l1atelolco
de Elena Poniatowska.
"LA ADMINISTRACIÓNDE LA ABUNDANCIA"
El presidente José López Portillo (1976-1982) recibe el gobierno
en condiciones de catástrofe económica. La devaluación fomenta
la hostilidad de la iniciativa privada, y la derecha profundiza su
recelo ante acciones positivas del régimen de Echeverría (la ruptura con el gobierno de Augusto Pinochet, la ayuda a los exiliados
sudamericanos, el enfrentamiento con el conservadurismo ideológico). Pero milagrosamente, como entonces se dice, se localizan
enormes reservas de petróleo, y el país se petroliza, con gravísimas
consecuencias económicas y ecológicas.
Con López Portillo la ilusión se masifica. "Preparémonos para
administrar la abundancia" es la frase presidencial que mejor
resume la jactancia que ansía resolver en un sexenio lo pospuesto
durante siglos. El espejismo seduce de modo casi unánime, y a las
escasas voces disidentes no se les atiende. Más vale confiar en el
fasto, en lacentuplicación
de funciones de los organismos a cargo
de la difusión cultural, en proyectos onerosos que sólo afirman la
ausencia de proyectos, mientras las iniciativas se demoran en
comités y subcomités, simposios, congresos, publicaciones en papel couché (lamayoría: informes de la gestión del semestre pasa-
I
j
I
I
_
187
do), viajes al extranjero de nutridas comisiones, premios, inundación de cocteles, sueldos elevadísimo s para los dedicados a regatearle el salario a los artistas, inflación de la burocracia.
Los funcionarios, lo acepten o no, y lo sepan o no, ven en la
cultura a otro signo distintivo del país petrolizado. Si hay dinero,
es la tesis, tendremos aquí lo que los afortunados hallamos fuera.
Ya no será preciso -se dicen quienes jamás lo habían hechoir
a Viena o Salzburgo o París o Nueva- York o Londres o Moscú a
escuchar conciertos perfectos, y a ver las grandes compañías de
teatro y ballet. Y la prisa fantasiosa se concentra en el Festival
Cervantino. Durante un mes, en Guanajuato, Guadalajara, Monterrey y la capital, espectáculos notables se suceden.jin contribuir
a la formación de un -público, sin solidificar -la infraestructura
cultural, pero reafirmando un hecho: la bendición inusitada del
petróleo es también la aparición de, la capa gobernante que ya
comparte con unos cuantos afortunados los estímulos de importancia, no los consuelos del subdesarrollo.
Se avanza, pese al despilfarro, y en esto intervienen di versos
factores:
; El auge de la "cultura media", la centuplicación de ediciones
de clásicos literarios y de música culta, de reproducciones de
pintura de calidad, de traducciones rápidas de los libros de
éxito mundial (el best seller deja de ser por fuerza concepto
denigrante).
)" La explosión de l.a enseñanza ~edia y superior que en 1986
llega a los dos millones y medio de alumnos. Sólo la UNAM
tiene 320 mil estudiantes.
/' La intensificación (en el Distrito Federal) de la-oferta de
difusión cultural. Editoriales, revistas, suplementos cu"Eales,
auditorios, casas de la cultura o fonágoras en las ciudades
importantes, cineclubes, la Cineteca Nacional, galerías de
arte, instituciones y grupos teatrales, orquestas, compañías
de- danza, profusión de-premios y concursos literarios y pictóricos, entre otros.
188
CARLOS MONSIV ÁIS
En suma, el desbordamiento del sueño del Ateneo de la Juventud o de los Contemporáneos. Que la cultura deje de ser un lujo para damos el lujo de la cultura. Si lo más sencillo es aceptar que el
Estado es el patrocinador único, se deposita todo en la generosidad presupuestal y se recibe con alegría el despilfarro de recursos.
"El origen de estos problemas -argumenta Enrique Florescanoy de su expresión más seria: la falta de una política cultural .
definida del gobierno, no obedece a una inconsistencia particular
de la SEF o de sus funcionarios, sino a una característica general del
Estado y del gobierno, consistente en que éste primero delegó
funciones en distintos órganos e instituciones sin articularlas en
metas y programas comunes; luego desistió de su función de
proponer y dirigir una política cultural adecuada a los desafíos
y demandas nacionales, y por último permitió que ese poder delegado se convirtiera en un poder autónomo, generador de políticas particulares que van en contra de los intereses y demandas
generales. "
I Entre lo que se olvida: el fortalecimiento de las infraestructuras
educativas y culturales, la puesta al día de conservatorios y escuelas de danza y de arte dramático; los sueldos decorosos a los
, maestros; los métodos realmente formativos de enseñanza artística; las bibliotecas, los programas editoriales del Estado, los programas de becas, etcétera. Y al lado de los mil directores de departamento que organizan la misma conferencia sobre "penetración
cultural" (¡cien organizadores y un conferenciante!), crece la entidad no muy definida, la industria de la cultura, con sus estadísticas
abrumadoras. Tómese un ejemplo cualquiera del sexenio de López
Portillo. En 1981, de las 805 radioemisoras en el país, la distribución es la siguiente: 626 en amplitud modulada, de las cuales 605
son comerciales y 21 culturales; 152 en frecuencia modulada, de
las cuales 147 son comerciales y 5 culturales; 27 en onda corta, 14
comerciales y 13 culturales. De los 99 canales de televisión en
México, 4 son culturales y los restantes comerciales. En materia de
atender a los 80 o más millones de mexicanos, la política cultural
DELACULTURA
MEXICANA EN VíSPERAS DEL TLC
189
del Estado se acerca una vez más a las "minorías ilustradas",
compensándolas en algo por su falta de poder político. De paso, y
por no dejar, sele dedica a una jamás definida "cultura popular" el
reconocimiento verbal que lleva a exposiciones de interés y a casi
nada más.
"
¿EN QUÉ PANTEÓN ENTERRABAN LOS ANTIGUOS A SUS
TRADICIONES?
¿Cuáles son las causas del debilitamiento y la metamorfosis de la
cultura tradicional? Entre otras..
; La convicción de los jóvenes de clase media, seguros de la
ineficiencia de casi todas las tradiciones y costumbres, y
convencidos de que americanizarse es la vía segura para
hacerse de una mentalidad internacional.
• El impacto del regreso de los inmigrantes a sus lugares de
origen. Ellos sufren primero "el shock del futuro", y a continuación resienten el espectáculo de "la vuelta al pasado". Los
centenares de miles de inmigrantes, por el mero aprendizaje
de la diversidad, contribuyen a erosionar el peso antes sagrado de lo tradicional.
/.) La omnipresencia de los medios masivos: la radio, el cine y
.~ la televisión. Los mass-media destruyen en el país la cultura
criolla, ayudan a liberalizar las actitudes sexuales, enriquecen
o émpobrecen el lenguaje nacional (según se vea), se erigen
en el sistema de la moda, estipulan las nuevas fantasías
. sociales y sexuales, implantan la tolerancia por la acumulación de ejemplos visuales. También, reducen al límite las
ideas sociales de diversión, fantasía, humor, difusión del
conocimiento ..
/' El tránsito de la censura de factor de control interno de la
sociedad a elemento las más delas veces puramente rutinario,
En este lema, es definitiva la acción de la tecnología. Así, la
190
CARLOS MONSIV ÁIS
industria del videocaset, el cable y las antenas parabólicas,
liquidan en plazos perentorios la censura del gobierno y de la '
Iglesia.católica.
,
f"--'
.
~ El auge de ~~~~r~~~ ve~dad.~:_stiza~. Culturalmente ha, blando, el mestizaje ésatribucióii del sigloxtx. En los tres
siglos del virreinato lo que se da es la imposición, a sangre,
fuego, incienso y rezos, de la cultura criolla y católica, deseosa de eliminar cualquier residuo cultural de los vencidos o, si
esto es imposible, de arrinconarlos en las astucias del sincretismo. Pese a los arrasamientos de la modernidad, las culturas
indígenas perduran y algo se rescata de su gran herencia '
gracias al trabajo de los antropólogos y a la emergencia de
grupos de escritores e intelectuales de las etnias. No obstante
sus retornos ocasionales (a través de la censura sobre todo),
la cultura criollase confina en los terrenos de la pretensión y
\
, el símbolo, y el tradicionalismo pierde en este siglo muchísi\
mos de sus poderes de opresión y exclusión. La "cultura
\
mestiza" (lo que será después "el México plural") se va
\
estableciendo;
,
,
,~,
,LAS AVENIDAS DE LA CRISIS
El licenciado Miguel de la Madrid recibe en 19821a Presidencia en
medio de la crisis económica más aguda que se recuerde (cien
'millones de dólares en las bóvedas del Banco de México). La crisis
con mayúscula y sin adjetivación deseable, sumerge a la sociedad
en el otro "realismo cultural": reducción brutal del poder adquisitivo y del horizonte de oportunidades de las clases medias, disminución acelerada del salario de los profesores de enseñanza superior, encarecimiento desmesurado de libros y discos, disminución
más que significativa de espectáculos internacionales en México.
A muchos se les dificulta incluso adquirir periódicos y revistas.
Hay iniciativas valiosas (la colección Lecturas Mexicanas y el
DE LA CUL 11JRA MEXICANA EN VíSPERAS DEL lLC
191
Museo de Culturas Populares, por ejemplo), pero en función de la
,demografía cualquier solución parece epidérmica.
y la crisis ocurre precisamente cuando más se lee, el libro deja
de ser el objeto hostil o extraño en los hogares, se atenúa el
antintelectualismo en la vida social, a los museos concurren cientos
de miles, y la música clásica se desplaza por todos losámbitos. Si
el cine nacional está casi en liquidación (si acaso del centenar de
películas al año, hay dos o tres -interesantes), la vida teatral es
variadísima y el nivel medio de las puestas en escena es decoroso. '
En estos años, son decenas de miles los jóvenes que escriben,'
componen, pintan, graban, bailan, asisten a conferencias y exposiciones, desean hacer cine, ensayan obras experimentales, investigan, se profesionalizan corno creadores, lectores y espectadores.
En los ochentas la diversidad de los best sellers habla de la exis,tencia de muchos públicos, algunos efímeros, otros que se consolidan previsiblernente. ¿Quién lee Sor Juana o las trampas de la fe
de Octavio Paz, La guerra secreta en México de Friedrich Katz,
Vecinos distantes de Alan Riding, Biografías de la revolucián de
Enrique Krauze, Arráncame la vida de Ángeles Mastreta, Los
presidentes de Julio Scherer, Lo negro del Negro Durazo de José
González y González? Cientos de miles, y 10 mismo sucede con los
best-sellers internacionales: Milan Kundera, Gabriel García Márquez, Marguerite Yourcenar, Marguerite Duras, Patrick Süsskind,
Umberto Eco, Michel Foucault, Norman Mailer, todos los que ya
no son Irving Wallace o James Michener.
En la práctica se superan dos debates clásicos (nacionalismo
versus cosmopolitismo, y alta cultura versus cultura popular, con
su cauda de orgullos compensatorios); las videocaseteras desplazan la experiencia comunitaria del cine; las cornputadoras implan- ,
tan la nueva mentalidad a la que se atiende desde la insuficiencia
económica y tecnológica; las antenas parabólicas, cablevisión y los
satélites artificiales subrayan la inutilidad de las "fronteras ideológicas o del gusto".
La cultura prosigue su ritmo de internacionalización justo cuan-
192
DE LA CUL 1URA MEXICANA EN VíSPERAS DEL lLC
CARLOS MONSIVÁIS
do se despliega una industria
creadores, estilos, tendencias
esto contradicción alguna.
existencial y cultural y pese
académica que redescubre o recupera
de otras épocas de México, no hay en
El mexicano !l0_.~~a un _probl~a
a las abundantes discusiones, la idenTúúUrñaclonaTnoesfá---en¡{esgo. Es u~a identidad ca;~,
, ennquedda decoritmuo con el habla de los marginales, las aportaciones de los mass-media, las renovaciones académicas, las discu\ siones ideológicas, la arnericanización y la resistencia a la amplia, ción de la miseria, y que se debilita al reducirse la capacidad de los
centros de enseñanza, y al institucionalizarse la resignación ante la
, ausencia de los estímulos culturales. Si, a diferencia de 1910, los
beneficios artísticos e intelectuales alcanzan a muchísimos más,
1 también aumenta el número de los inhabilitados por el sistema
económico (que prodiga limitaciones educativas) para gozar poemas, cuentos, novelas, ballets, conciertos, exposiciones.
De hecho, sólo_ en la década d~ los ochent~l
pluralismQ se
despliega. Ha existido desde mucho antes, pero arrinconado. Así,
'1 - por ejemplo, a principios de siglo conviven en México el tradicionalismo católico, el liberalismo, la sobrerrepresentación de lofrancés en la idea "cultura occidental", y el cerco de lo indígena, tan
omnipresente como invisibilizado. Y lo que unifica al conjunto es
la ilusión de pertenecer a Occidente. Luego? 'sin demasiada insistencia, la pluralidad se va extendiendo, producto de la secularización
y del desarrollo educativo. México no cambia, y se vuelve irreconocible: es un país católico con alto porcentaje de protestantes,
ateos prácticos y cultivadores del esoterismo; es un país de valores
~._ tradicionalistas y de vida cotidiana muy determinada por nuevos
criterios; es una sociedad autoritaria flexibilizada por el caos,
I
r---
__
--_
---.---:----,
---
'--.-.~" .~.- ---
VIEJAS y NUEVAS CULTURAS POPULARES
De parte del Estado (entre 1970 y 1980) se crea la que -de
seguroes la mayor infraestructura cultural de América Latina.
ti
t~
''''
193
Este modesto pero significativo reconocimiento no debe hacer
olvidar las limitaciones. La difusión cultural genera una burocracia
interminable y, por 10 común, muy inepta, que consume en salarios
entre el 84 y el 92 por ciento de los presupuestos, Y sólo admite
programas a corto plazo. Se gastan sumas enormes en programa
irrelevantes, decorativos o de autodeslumbramiento
y, acatando el
prejuicio histórico, no se juzga oportuno un proyecto cultural para
las mayorías, a las que se considera apáticas o, por su misma
condición educativa, sin posibilidades reales de disfrute cultural.
Pese a la ca.rga.neg.ativa, los a~ances son considerables. Todavía
en 1960 era institucional el abismo entre alta cultura y cultura
popular. Hoy, millones de personas, y esto es cultura popular,
aprecian a Mozart y Bach, a Matisse y Goya, a Tamayo y Diego
Rivera, a Scott Fitzgerald y Yukio Mishima, a Rulfo y Lewis
Carroll, a Paz y García Márquez, a Almodóvar y Kurosawa, a
Marguerite Yourcenar y Borges, a David Hockney y Philli P Glass.
\ ' Son discutibles o con frecuencia elementales' los métodos para
hacerse de esta nueva cultura, pero los estímulos desbordan a las
i ofertas
estatales que le servían ritualmente a una minoría muy
localizada.
\I
\D
¡
.
•
I
j
1
I
Estaversión no es optimista sino descriptiva. Todavía son millones los mexicanos sin acceso a bienes culturales indispensables,
pero en los medio~pulares
ha desaparecido el orgullo de la
suprema ignorancia y disminuye el asombro o el recelo en torno ~
" la cultura. No es que hoy cada uno sepa mucho más, es que
millones (le personas ignoran mucho menos. Antes, a la cultura
popular se le consideraba la suma mecánica de tradiciones indíge. nas y campesinas o, si era urbana, las aportaciones mecánicas de la '
industria del' espectáculo. Al trascenderse un criterio tan estricto,
se aclaranlos factores del avance, entre ellos:
•. El crecimiento de la escolarización en México, hay 26 millones de estudiantes desde primaria hasta posgrado.
• El añadido de lo cultural a la noción de bienes públicos y
personales de millones de personas.
I
194
':
DE LA CULTURA
CARLOS MONSIV ÁIS
• La proliferación de revistas, suplementos y páginas culturales
de diarios y revistas.
• El creciiniento paulatino de la industria editorial.
En contraste, algunos datos de 1991:
El quinto año de primaria es la estación terminal de millones
de estudiantes. De los estudiantes indígenas sólo el ocho por
ciento termina su educación primaria (datos de la SEP).
• Mil quinientos ejemplares en promedio por libro editado.
Cuarenta millones siguen una telenovela de éxito.
• Hay gran asistencia a exposiciones anunciadas en televisión,
y casinula a exposiciones que la televisión no promueve.
• En los años recientes se intensifica el cierre de librerías.
• Monterrey es la ciudad del continente americano con más
antenas parabó1icas, en proporción.
• Hay en el país 17 millones de personas viviendo en la miseria,'
y 30 millones viviendo en condiciones de pobreza (datos
oficiales).
lO
., I
I
·
'l).
"SER MODERNO
ES DESPREOCUPARSE
DE LA SUERTE DE LOS
PREMODERNOS"
Hoy, millones de mexicanos quieren acercarse a 10 que contrarreste
·la monotonía o la circularidad de sus vidas, desean divertirse,
entretenerse y reflexionar de otra manera, y ciertamente las oportunidades son ya distintas, pero dominan la inercia y la falta de
proyecto gubernamental y social. Pocos insisten en la lectura al
terminar o abandonar sus estudios, a pocos les es permitido cambiar de hábitos culturales, las mayorías, en las grandes ciudades o
en pequeños pueblos, no tienen dinero y no tendrían qué comprar,
y las ofertas están más que concentradas en la ciudad de México.
Tan devastador como 10 anterior es la falta de información. Se
ha encarecido el proceso de información cultural, y se vive bajo .
definiciones miserables de "modernización". De acuerdo con el
EN VÍSPERAS
DEL TLC
195
criterio prevaleciente, modernizarse es -únicamenteliquidar
"lo ineficaz", hacer del avanCe tecnológico (muy sectorial) la única
señal de existencia, imitar el modo en que la sociedad norteameri\ cana asimila la tecnología, y privatizar al máximo la economía. En
el arreglo de jerarquías para la nación, la.cultura no tiene sitio.
¿Se puede modernizar desde el exterior y por órdenes de arriba?
¿Quiénes pagan en primera y última instancia los grandes costos
de la modernización y a cuántos millones se les relega "porque no
hay otro remedio"? El paisaje de "la modernización' a marchas
forzadas" es dramático. Por ejemplo, en lo tocante a 60 millones o
70 millones de mexicanos y una vez resuelta en 10 mínimo su
.
capacidad adquisitiva, ¿cómo se aficionarán al ballet y la ópera?,
¿de qué manera aceptarán la simultaneidad del gusto: la música
culta, el rock, el bolero, la música oriental,. la música tropical, la
música africana?, ¿cómo entrarán sin inhibiciones a una librería?,
¿cómo sabrán qué revistas es provechoso leer, y a qué obras de
teatro sería bueno asistir?, ¿cómo desarrollarán su cultura Cinematográfica? No se va al teatro porque nunca se ha ido, no se lee o. se
lee casi simbólicamente porque hacerlo cuesta y porque el hábito
no se adquirió en la niñez, y respecto de las artes 10 usual en las
clases populares es la apatía. "Si nunca me informo, cómo puedo
estar motivado." Y la cultura oficial no cree en campañas de
información y formación del gusto, sino, nada más, en los ofrecimientos restringidos a los que acompaña una publicidad quizá más
costosa: que las ofertas mismas. A los pobres se les destina la
escritura en la pared: si no lees a los' clásicos, si no te apasionan los
fauves y los expresionistas, si no distingues entre el rococó. y los
prerrafaelistas, si no estás al día en las novedades editoriales, es
culpa tuya, de tu desidia, de tu amor por el hacinamiento, de tu
incapacidad mental, de tu indiferencia natural hacia las obras del
espíritu.
Ahora, al subdesarrollo o al país tercermundista 10 define la falta
de mantenimiento cultural. Sin bibliotecas de buen nivel y librerías
que en rigor lo sean, con la peor programación concebible de cine
l
.-.:..-....,..
MEXICANA
196
CARLOS MONSlV ÁIS
y video, con la venta de libros reducida al mínimo, sin frecuentación de museos, sin presupuestos para teatro y danza, sin acceso a
diarios y revistas de calidad (para quien gana el salario mínimo leer
. un diario le consumiría el15 por ciento de sus ingresos mensuales),
sujetos a dosis brutales de 10 espectacular televisivo, inmersos en
el analfabetismo funcional, millones de mexicanos identifican la
falta de derechos culturales con la ausencia de derechos cívicos, y
\ esta generalización abarca los pequeños pueblos, los cinturones
urbanos y las ciudades medias, y tiene que ver con las ciudades
grandes, así en ellas exista la abundancia relativa de posibilidades.
I
l
Ir
DE LA SUERTE DE LAS REGiONES
(LA FALDA Y LOS JEANS)
Hasta hace unos años, a tal punto resultaba el centralismo el hecho
ruin y devastador que mencionar el "regionalismo" equivalía a
convocar las leyendas de la autocomplacencia en las márgenes y el
feudalismo del atraso. Las regiones: 10 alejado del impulso que
conducía al progreso, las proveedurías de materia prima (talentos
humanos incluidos), los ingredientes forzados del melting pot en la
ciudad de México. Regionalismo: un panorama de logros y orgullos valiosos a escala pero difícilmente mereéedores de repercusión
nacional, ya no digamos internacional.
Por más de un siglo se vivió la creencia que aún no se disipa: en
México sólo hay dos regiones, la capital y la provincia. La capital
concentra los poderes, los estímulos, la interpretación global del
país y los elementos teóricos que aclaran 10 que en provincia
ocurre: la significación que se le quiere conceder a la insignificancia, las revueltas, la indefensión ante los desastres naturales, la
represión moral, la fuga-de la gente valiosa.Ios éxitos escasos y la
cultura de la violencia tal y como la ordena el machismo más
DE LA CULTURA MEXICANA EN VÍSPERAS DEL TLC
197
primitivo. Según esta visión arrogant.e, a la provincia (término
forzosamente peyorativo en el vocabulario del centralismo) la han
distinguido la historia lineal, la historia abortada, la historia que
lleva el nombre y el apellido del hombre fuerte, la historia de las
manías circulares. Y el regionalismo (cualquier regionalismo) ha
sido por antonomasia lo insuficiente, lo mezquino, lo payo. Y'
regional y local son las categorías que por principio se han opuesto
a lo nacional, los fragmentos reacios a la integración.
Es abrumador el costo político, cultural, psicológico, del prejuicio institucionalizado
que a lo regional le depara "la perpetua
minoría de edad". ~ntralismC?~alimen~~É!l1bién
d~J~ ql,!~1Jº .
sucede ~rtPl'oyincia: los .desarrollos culturales que no se dan, las
libeíi"~iones que nose producen, la "normalización" de los hechos
monstruosos del caciquismo y la intolerancia, las justificaciones
perennes ("No dramaticemos. Así son las cosas"). El camino a la
integración nacional pasó por él desprecio a regiones y pueblos, y
por la incertidumbre de que el atraso era la realidad cu ltural y
psicológica que "le iba" a lo alejado del centro. Se santificó el
juego de los opuestos: civilización y barbarie, capital y provincia,
cultura y desolación.
Desde principios de siglo, de Los fracasados, la novela de
Mariano Azuela, en. adelante, cunde una idea: la provi ncia es
"irredimible", quedarse es condenarse. Abundan los elementos en
favor de esta tesis, pero lo más importante no es su grado de verdad,
sino de influencia. La condena cultural de la provincia santifica la
deserción en masa de que darán cuenta novelas, cuentos, o bras de
teatro y películas, y que se volverá sabiduría popular. Pueblo chico,
infierno grande. Región incomunicada, barbarie segura. Hombres
. fuertes, comunidades débiles. En las batallas políticas entre el
centro y los grupos regionales, invariablemente ganó el centro, aun
si a la depredación económica la seguían de tarde en tarde concesiones del poder político. En 1929, la conformación del Partido
Nacional Revolucionario es un homenaje a la gloria del centralismo ya la pequeñez comparativa de las regiones. Y en el peri odo de
198
CARLOS MONSIV ÁIS
la primera domesticación institucional del país (1940-1970), con
gobernadores que cifran su mérito en el desconocimiento de la
entidad que dirigen, y diputados y senadores que son, en el mejor
de los casos, embajadores ocasionales del centro, el regionalismo
deviene estrategia de las compensaciones: las identidades locales y
regionales resultan guías candorosas en el laberinto de la postergación y las presunciones regionales son variantes "humorísticas" del .
nacionalismo a la defensiva.
En los hechos: el arrasamiento del equilibrio ecológico, el saqueo constante de materias primas, la carencia de autonomía polí\ tica, la endeblez o la inexistencia de oportunidades culturales, la
\ inserción precaria en la economía nacional. A principios de siglo,
varias ciudades tienen grupos culturales importantes, si no comparables a los de la capital sí, por lo menos, con actividad sistemática.
Ya en 1960 la capital lo retiene todo, y en 1983, por dar un ejemplo
básico, sólo en 12 de las capitales de los estados hay bibliotecas
públicas en algo dignas de ese nombre. Es muy diversificada la
operación que despoja a la provincia de posibilidades de crecimiento proporcional y de trato justo. El centralismo despolitiza a
fondo, expulsa a los ciudadanos de laesfera pública, desinforma
para secuestrar las interpretaciones críticas. Para esto se sirve del
control rígido en radio y televisión, y de ese periodismo al servicio
del ocultamiento y la perversión de. la noticia, aún en activo en
muchísimas ciudades.
. En economía, el crecimiento beneficia en forma mínima o muy
insuficiente a las regiones, y en 10 cultural, el proceso no es menos
oneroso. A modo de señas de identidad surgen las universidades
estatales, con presupuesto cercano a lo ridículo, con planes de
estudio inconvincentes y profesorado al que habilita por lo común
la pobreza del medio. La historia de siempre: el reparto de los
"bienes del espíritu" se otorga eri forma por así decirlo aleg6rica, y
los jóvenes que tienen o creen tener posibilidades se van a la
capital, de dónde sólo vuelven en incursiories simbólicas, a recibir
el poder, el premio, el homenaje. Sólo en fechas recientes, hay
DE LA CULTURA MEXICANA EN VíSPERAS DEL TLC
199
esfuerzos culturales sostenidos en las grandes ciudades del interior,
y las ciudades medianas y los pueblos son y han sido espacios del
. analfabetismo funcional, de la autocomplacencia retórica, del control parroquial. En este siglo, y dígase lo que se diga, el regionalismo, en materia cultural, ha sido sinónimo de atraso que se programa desde el centro. Si la operación no es altamente deliberada, no
es por ello menos consciente.
¿~n 9!lé mO!l1entocambia la situación? Ostensiblemente, en los
. 3!ii~s~ta,
por el impulso de diversos factores. Entre ellos:
.¡I/ l. J,a explosión demográf!:~ay l~~~!:Íción_~e la..§~í_~º,ª-d
d~}J}~sas
LAiguen--P.ill!ta(§emejant~s enJa capit~l---y- ---en-----------las regiones. La demasiada gente dificulta o impide el cultivo de las antiguas características regionales, uniforma el aspecto, desdeña casi todos los lenguajes intermedios del localismo, destruye los instrumentos
antiguos de control social (en ciudades de un millón de habitantes
en adelante el "¿qué dirán?" deja de ser táctica exterminadora),
valúá de modo muy diferente los orgullos nativos, considera al
empleo (en donde lo hay) como el verdadero arraigo, fomenta las
migraciones, modifica la idea y la práctica de la familia, admite con
rapidez la feminización de la economía, y desecha muchos de los
.controles morales que se ejercían sobre la mítica y real "cultura de
la,pobreza" .
2.} El desarrollo comunica a zonas ante~!!l~alsladas,
reparte
qireriéndolo o no ventajas culturales -~ informaciones básicas, in"corpora en distintos niveles a una cultura mundial donde el nacionalismo y el regionalismo perduran, quedan como bienes afectivos
y familiares, no ya lo distintivo ante el mundo sino lo entrañable.
You can't go home again, en el sentido tradicional. Y solamente la
ironía consciente o involuntaria eleva las insuficiencias al rango de
·uctancias.
. 3)Con la televisión culmina lo que el cine y la radio fomentaron
ampliamente: la h!Lmogen~idaden lo tocante a ~ustos populares,
reacciones sentimentales, depósitos informativos no académicos,
sentido del humor, adquisición de la cultura americanizada. Se
•...•.
é
200
CARLOS MONSIV ÁIS
desintegran reductos básicos de las culturas regionales y la') culturas tradicionales se modifican como nunca antes. Si toda tradición
es un invento, la mexicana, amalgama de épocas e intereses distintos, resulta erosionada en zonas que se suponían a prueba de
influencias . .y de manera disimulada, se libra un debate para
determinar qué tradiciones regionales y nacionales conservan su
eficiencia, y en qué grado.
i~'
La unificación nacional atraviesa por la "americanización",..
~tan
l emida~_._---_._---_._------------_
desde la ingenuidad y tan sacralizada desde el consumo. El
proceso es mundial, es irreversible y debe examinarse desde perspectivas que no califiquen todo de "penetración cultural", ni imaginen sociedades perennemente virginal es. Si a la cultura le afecta
la americanización, la vitalidad social promueve sus resistencias y
"rnexicaniza" como puede la americanización. Elegir de las modas
\\ 10 que le sirve a la idiosincracia, es técnica modernizadora que no
hace caso de las ortodoxias del nacionalismo oficial (no cree en
ellas), y se olvida de las docilidades de la burguesía, que imita con
tal de existir prestigiosamente ante símisma.
Un ejemplo al respecto. Hace un tiempo, un investigador de El
Colegio de Michoacán se quejaba de la conducta de los niños .
tarascos que, influidos por la televisión, adoptaban otros patrones
de conducta y desobedecían ordenanzas de la etnia, haciendo suyas
las ilusiones que no les correspondían ni en lo geográfico, ni en 10
económico, ni en 10 cultural. Se dislocaban en una palabra. ¿Y qué
procede ante esta denuncia? ¿Privar a los niños tarascos de la .
experiencia de la que seguramente no se privan los niños del
investigador en cuestión? ¿Proteger con decreto su pureza? ¿Crear
reservaciones locales o regionales de la identidad sin mácula? En
un mundo donde bastiones de los nacionalismos se disuelven ante
la seducción tecnológica, ¿tiene caso demandar la persistencia
intacta de las culturales regionales ("La vía de la tabasqueñidad",
como proclama el gobernador Neme)?
Lo regional puede definirse por razones de geografía, estructura
política y administrativa, relaciones de intercambio y de mercado,
DE LA CULTURA MEXICANA EN VíSPERAS DEL TLC
pero si se le ubica como "identidad cultural irrestricta",
próximo a la glorificación indirecta del fracaso.
201
se estará
NOVEDAD DE LA PROVINCIA
Todavía en los años sesenta, la provincia era la entidad (la suma de
entidades) de cuyas características nadie dudaba, la inmovilidad
legendaria que complementaba al dinamismo capitalino, el surtidor
(vuelto museo) de las virtudes tradicionales, la Patria íntima, el
almácigo de figuras prominentes que enriquecieron el patrimonio
nacional, las reservas de candor que no excluían la violencia o la
desconfianza hacia la tecnología. Se decía "la provincia es la
Patria", y la frase sólo admitía una interpretación: "la provincia es
el pasado, y por demoníaca que sea, la capital es el porvenir". La
provincia, una e indivisible. Hoy, con el debilitamiento de las ideas
monolíticas, la provincia requiere ya de comillas para señalar que
el nombre es invento e imposición del centralismo ("la provincia")
que, por lo demás, se fragmenta de continuo. Ahora, localizo por
lo menos ocho formas distintas de "provincia".
J. "La provincia urbanizada" al máximo ("a la mexicana", con el
caos regido por la especulación, y la falta de derechos que continúa
para la mayoría la escasez de servicios). Los máximos ejemplos:'
Monterrey y Guadalajara, que aún son "provincia" por mantener
las muy injustas relaciones con el centralismo y por la suma de
dispositivos psicológicos que tal cosa sostienen. La urbanización
. disuelve peculiaridades ..que se creían eternas, y aclara cwnto dé
"idiosincrasia" ~orrespondía al aislamientocultural,
a la solidificac~-a~j2@julcI~-y
a_Ii cree~~ia comp~º'§,!~oria-e.!1]os '~y'alº(es
superiores" del regionalismo. También, el proceso urbanizador
imPlantaerw~fi~
social que pocos admiten y muchos acatan: ser
mexicanos. en el sentimiento y n..9r!eamericanos en el estilod~
..~
._- . -- -' "-- --- - -- ~._- .consumo .
• ¿Cómo se prueba la "desprovincianización",
por ejemplo, en
la
.•.
-----
202
•;\¡;
CARLOS
MONSIV ÁIS
Guadalajara y Monterrey? Algunos hechos ostensibles en la última
década:
I • Modernización parcial del trato con el centro.
• Afianzamiento de espacios de tolerancia social (no gubernamental), mínimos pero irrenunciables.
• Desvencijamiento de las mitologías tradicionales.
• Intensificación de las migraciones de toda Índole.
• Reducción del control psicológico (admiración, imitación)
que las "aristocracias" locales ejercían sobre el resto de la
población ...
• Debilitamiento considerable del control parroquial.
• Creación de valores sociales a partir de la implantación de la
lógica de la superviviencia .
2. "La provincia" de la frontera norte. Allí concurren las culturas
locales del país entero, que conviven con lo norteamericano en
.situaciones de amplia desventaja, refrendando a diariolas limitaciones del localismo y de lo nacional. Y en los estados fronterizos
las semejanzas son intensas: el shock cultural en algo compensado
por la relativa abundancia de empleos; la ausencia certificada de
tradiciones regionales y el hecho de que "lo norteño típico" deriva
directamente de la industria cultural; el uso oportunista y comercial
del nacionalismo, y el uso sincero y emotivo del nacionalismo. En
la frontera norte la mexicanidad es, a un tiempo, selección de lo
entrañable, coraza defensiva y disfraz esporádico, y-la movilidad
social impide cualquier uso rígido de lo provinciano.
3. "La provincia", espacio de huida de los desastres de la provincia.
Ejemplos contundentes: Ciudad Neza, Ecatepec, Chalco, sitios de
inmigrantes que responden sentimentalmente a su cultura campesina, pero no se sienten habitando la provincia, sino algo muy
distinto, sin cargas tan deformantes, lo que sin ser todavía capitalino es territorio que ya no generará nostalgias, y con el cual no se
contraen las deudas emotivas que explican el arraigo.
4. "La provincia" en vías de urbanización, 'lasciudades intermedias, de 800 mil o un millón de habitantes, que repiten inexorable-
DE LA CULTURA
I
I
MEXICANA
DEL TLC
203
mente los comportamientos de las urbes, y dan a entender que, en
muchos sentidos, será más fructífero estudiar cultura urbana y no
cultura regional.. En estas ciudades, de élites muy distinguibles,
todavía se vive el apego a la tradición, se difunden sensaciones
mitológicas y reales de identidad, y aún se confían los modelos de
comportamiento a "la buena sociedad", de origen terrateniente-y
comerciante. Si tales confianzas están en proceso de disolución,su
poder de intimidación es todavía muy amplio.
5. "La provincia", por así decirlo, lápezvelardiana, que corresponde a pueblos de 200 mil o 300 mil habitantes, en donde todos se
conocen y cada uno ocupa un sitio específico en la sorEad. Idealmente, se trata de los remanentes de la Patria igual y fiel, fiel a su
espejo diario que, sin resistir a la americanización, la combina con
hábitos antiguos, y que recibe su mejor homenaje en Pueblo en vilo
de Luis González, la apoteosis de la Matria, que se opone a los
cambios más drásticos desde la pequeñez asumida, y dala impresión de parálisis porque no obstante las transformaciones incesantes, mantiene en 10 básico las relaciones económicas.
6. "La provincia" deshecha, ruidosa, fantasmal, a la manera de los
pueblos de El llano en llamas de Juan Rulfo, semi abandonados,
con sólo niños, mujeres y ancianos. Aquí son más conspicuos los
'e1ementos que intervienen en cualquier tipo de provincia: el frac a- .
so de la Reforma Agraria, la impunidad del caciquismo, las depredaciones del centro, la falta de alicientes de todo orden.
7. "La provincia" móvil y en perpetua transformación, en la carretera, rumbo a la frontera o a las grandes urbes, estacionada por años
o días en sitios de donde se saltará al sueño de la modernidad
apegada al poliéster y el radio de transistores, no demasiado renuente al narcotráfico y al contrabando, sin apego posible al empleo y la vivienda, segura (con muy otras palabras) de que su
tradición se desprende del nuevo sincretismo, en donde intervienen
el spanglish y la imagen de la Virgen, los retratos de los abuelos y
las videocaseteras,
habla campirana y el monólogo de los cómicos de la tele, los signos de la modernidad y la:nostalgiadevoradora
e¡
J
EN VíSPERAS
CARLOS MONSrV ÁIS
204
por los sitios a donde jamás se desea volver. Y esta provincia móvil
reelabora tradiciones, desplaza mitos y formaciones sentimentales
y ya influye en Norteamérica. Del villismo al ejército de indocumentados.
8~"La provincia" de los indígenas, marginal, invisibilizada, que se
despliega, participa poderosamente en las migraciones, le da su
toque de singularidad a las ciudades pequeñas, insiste en sus
idiomas y hábitos, y lo más notorio, pertenece a la nación desde la
resistencia a la integración plena.
La antigua "provincia" se halla en plena desintegración, sin que
nada muy definido la sustituya. La industria cultural le rinde los
tributos verbales que ni siquiera se proponen ocultar la furia de los
cambios. La industrialización hace estallar muchos simulacros que
operaban a nombre de las entidades regionales. La resistencia a las
imposiciones del centralismo le devuelven su filo y su razón de ser
a la transformación del localismo en ideología (confrontar lo ocurrido en Guanajuato y San Luis Potosí en 1991). ¡Oh tierra del soL,
suspiro por verte!
Si algo contribuye a hacer que perduren la despolitización y la
desinformación, tan notorias en el apuntalamiento de la vieja idea
de provincia, es la ausencia de estímulos culturales, de bibliotecas
estatales y municipales, de cines de arte, de radio y televisión
culturales, de ediciones accesibles de clásicos de la literatura y el
.pensamiento, de periódicos y revistas confiables.
EN TORNO ALAS CIUDADES MEDIAS
Todavía carecemos de una historia cultural del país donde cobre su
relieve fundamental la división entre capital y provincia, entre la
concentración externa de ofrecimientos y las prácticas de la escasez. En 'este sentido, la trayectoria de las ciudades medias se ciñe a
la historia de las regiones o, si así se prefiere, de la provincia. ¿ Qué
es en este momento, desde la perspectiva cultural una ciudad
DE LA CUL TI.JRA MEXICANA EN VíSPERAS DEL TLC
205
, media? De modo operativo, la defino como la entidad de 500 mil a
\ un millón de habitantes, con 30 o 50 tiendas de renta de videos; tres
o cinco periódicos que suelen combinar la sobra de vanidad local
') con la falta de información nacional e internacional, una o dos
i librerías, una biblioteca pública que no frecuenta ninguno de los
seriamente interesados en la literatura y en la vida intelectual, una
casa de la cultura de procedimientos rituales, algunos conciertos,
uno o dos cineclubes sostenidos contrala evidencia de las videocaseteras, un grupo de memoriosos que cantan las glorias de 10 que.
fue sin haber propiamente sido, un sector derechista interesado en
la pureza de las costumbres.
y al lado de esto 10 masi vo: la necesidad confusa y difusa de
apropiarse de los ·beneficios de la globalización, la vida frente al
aparato de televisión, los sorteos de consumo, la información a
ráfagas y a puñados.
I
,I
lIT
SOBRE CULTURA Y TRATADO DE LIBRE COMERCIO
Hay un cuadro de Klee que. se llama Angelus Novus. En él está
expuesto un ángel que parece como si estuviese en disposición de
alejarse de algo, que él mira fijamente. Sus ojos están desgarrados y su
boca abierta y sus alas tendidas. Así debe ser el Ángel de la Historia.
Tiene el rostro vuelto al pasado. Cuando surge ante nosotros una
cadena de acontecimientos, ve él una sola catástrofe que incesantemente amontona ruinas sobre ruinas y se las arroja a los pies. El ángel
quisiera permanecer, despertar a los muertos y recomponer los trozos.
Pero una tormenta viene ondeando desde el Paraíso, se ha enredado en
sus alas y es tan fuerte que el ángel ya no las puede cerrar. Esta
tormenta 16lleva sin pausa hacia el futuro, al que el ángel ha vuelto la
espalda, mientras el montón de ruina ante él crece hasta.el cielo. Esta
tormenta es lo que llamamos progreso (Walter Benjamin, Tesis histórico-filosóficas. X).
..
206
G
CARLOS MONSIV ÁIS
Hasta el momento, es muy escasa la información disponible sobre
las negociaciones del TLC y los puntos de vista gubernamentales al
respecto han sido: a) despreciativos y b) paternalistas. Esto, en
medio del monopolio que Televisa ejerce sobre "el tiempo libre",
el crecimiento desaforado de la industria de videocaset, el desarrollo precario de la· red de bibliotecas públicas, y la crisis de la
industria editorial (se encarece el costo del libro, las ventas descienden considerablemente, se cierran librerías, se pierden los
mercados en América Latina). Se acentúa la incomunicación editorial y cultural entre los países de habla hispana y es todavía
escasa la divulgación científica. Sin que nadie, justamente, le dé la
razón a MacLuhan, el profeta de la opresión electrónica, 10 cierto
es que al crear el analfabetismo funcional se vigorizala sujeción a
la radio y a la televisión. (El 90 por ciento de los hogares cuenta
con un radio y un televisor; la población escucha radio un promedio
de 2.6 horas al día; el promedio de receptores de radio por hogar es
de 3.7; entre los 25 y 34 años de edad es cuando más se escucha la
radio).
.
El proceso descrito, ladependencía obsesiva de la rad~a
televisión, es internacional desde luego, pero en América Latina se
agudiza por' el fracaso del sistema educativo. Esto es 10 significativo, no la sobreabundancia de la oferta de Televisa, sino la destrucción sistemática de alternativas. Por 10 demás, el proceso de integración está muy avanzado, y, también, la '!!!lericJ~llizació!les un
f~J!QmenQj~ll:Y.Ías".d~umR!Í!:_~~Q..rim~
~ntenari2_~~ M~xi~. En
este sentido, es más clara la declaración del ministro de comercio
canadiense Michael G. Wilson: "...no se tratará el tema de la
liberalización de las industrias editoriales, de radiodifusión y del
disco" (The New York Times, junio de 1991). ¿Es este el caso de
México? No desde luego, porque allí, y de manera desventajosa,
opera ya el libre comercio "específicamente, señala José Carreño
Carlón, en aquellos productos que tienen que ver con la promoción
cultural, la difusión artistica y la circulación de la información y de
las ideas. La entrada a nuestro país de libros, folletos, periódicos,
DE LA CULTURA MEXICANA EN vtsPE~AS
DEL lLC
207
diarios, revistas y volúmenes de música impresa, por ejemplo, se
encuentra exenta de arancel, y lo mismo pasa con esos mismos
artículos cuando son producidos en México". Y Carreño da cifras
del raquitismo: en 1990 se exportaron impresos a Estados Unidos
con un valor de 27 290000 dólares, de los cuales 15 179 ()(){)correspondieron a libros, folletos, diarios y revistas, y lo que de allá
vino no fue tampoco significativo: se importaron en materia de
impresos 78 769 000 dólares, de los cuales 58 828 000 correspondieron a libros, diarios y revistas. Y el comercio con Canadá no es
para escandalizar a la Identidad: en 1990 se exportaron 207 mil
dólares y se compraron 290 mil dólares ..
No hay ahora sitio para el optimismo. Hay 11 millones de
hispanos "parcialmente asimilados ... que prefieren emplear el idioma español en su vida social y privada, y en su rol de espectadores
de los medios de comunicación. Más aún, su respuesta al idioma
español en los medios y en la publicidad, es bastante más emocional y más rápidamente asimilada". Y nueve millones de personas
se consideran "no asimiladas ... y usan exclusivamente periódicos,
revistas y programas de televisión y radio en idioma español",
(1989, U.S. Spanish Market, de la Strategy Research Corporation):
Pero estos 20 millones de compradores potenciales no 10 son tanto.
Para que se acerquen a la producción editorial mexicana necesitan
trascender su falta de hábitos de lectura, sus niveles educativos (su
condición de analfabetas funcionales o recurrentes), su resistencia
a seguir vinculados a sus lugares de origen 10 que, según ya juzgan,
les impide avanzar. De hecho, hasta el momento compran libros en
español, muy principalmente, estudiantes y maestros de las universidades norteamericanas.
"LA DAMA o EL TIGRE"
Hay dos reacciones predilectas ante el TLC: la apocalíptica y la
utópica. En el primer caso, si son previsibles desastres económicos
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CARLOS MONSIV ÁlS
parciales y la condición sojuzgada del país ante la voracidad de la
economía norteamericana, no son tan claros los efectos catastróficos en el terreno de las ideas y de esa inasible fortaleza sojuzgable,
laidentidad nacional. Para empezar, en el caso apocalíptico, mucho
de lo que se teme ya sucedió y las consecuencias forman parte del
p-anOramacíe'Iioyyno sonnecesariamente el factor central. Vigilar,
como se nos dice, "el nivel de penetración ideológica" equivale a
instalar la inadmisible censura de ideas. Y en la protección de E
ideñiidad nacional, tarea ímproba si las hay, lo primero á efectuar
eS-la localización de lo defendible. Al respecto, en el primer foro
convocado por el Senado, de Iñformación, Opinión y Diálogo
sobre las negociaciones del TLC, el empresario y político Miguel
Alemán Velasco declaró no preocuparse por "la civilización de las
ha~burguesas", pues México cuenta con 30 siglos de cultura. Y,
también, en el segundo foro se concluyó: "Debe mantenerse una
permanente vigilancia sobre el tipo de publicaciones que ingresen
al país con el fin de preservar principios y culturas nacionales"
(Revista Mexicana de Comunicación, noviembre de 1991). ¿A
quién creerle, entonces? ¿A los 30 siglos oa las publicaciones que
derriban principios y culturas?
El sentimiento apocalíptico, ante todo vocación escénica, busca
proteger al objeto de su amor sobre la exclusiva base de las
prevenciones que demandan censura. Pero el problema no es la
virginidad de las culturas, sino la destrucCíóñ de las economías y la
\
subOfdinacIOnde la nación al rango único de productora de materias primas y exportadora de mano de obra barata. Hasta ahora,
llama más la atención el tono apocalíptico por identificársele con
la visión de los vencidos, y el lamento tradicional de los nacionalismos aplastados por el progreso, y porque corresponde en buena
medida al nacionalismo alarmado y resignado que hace las veces
de la conciencia nacional. Pero, creo, es de consecuencias más
lamentables y reales el sentimiento (de funcionarios y empresarios
principal pero no únicamente) que deposita la utopía en el TLC,
considerado, literalmente, el momento de llegada al Primer Mun-
DE LA CULTURA MEXICANA EN VÍSPERAS DEL TLC
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do. La formulación ensoñadora o utópica es, de hecho, la renuncia
a cualquier problematización, es dar por sentado que el solo acto
de la firma liquida los siglos de atraso y escasez. Mucho antes de
que sepamos en qué consistirá el TLC, el sueño cultural le declara
el fin de sitio arrinconado de la nación (léase su clase dirigente) en
el mundo. A la globalización, a la prosperidad, al Primer Mundo
por vía del Tratado de Libre Comercio.
¿Y cómo ubicar el tema de la cultura en el paisaje amenizado
por las prevenciones y el vuelto festivo por la grandilocuencia de
la esperanza? Hoy, el TLC es algo más que un hecho comercial y
político; es, para una minoría en expansión, la vía de ingreso a la
religión del mercado libre. Poco importa si en lo cultural las
industrias aún no son competitivas, si no se tiene capacidadde
producción de programas, si el mercado del libro es muy restringido, si las desventajas comparativas son aplastantes, si los controles
de la tecnología radican por entero en el exterior. Todo esto no es
"el reto". Lo que cuenta es la reverencia ante la mentalidad triunfadora, la idea de existir por la imitación. Y ésta, creo, es la primera
y la más resonante de las consecuencias culturales de un tratado al
que, todavía, nos aproximamos por fe y no por demostración.
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