015 - Universidad Nacional del Nordeste

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Signo y metáfora
en el discurso filosófico
Trógolo de Barranco Cortés, Marta G.
Instituto de Filosofía - Facultad de Humanidades - UNNE.
Av. Las Heras 727 - (3500) Resistencia - Chaco - Argentina.
Teléfono/Fax: +54 (3722) 446958 - interno 14
E-mail: [email protected]
ANTECEDENTES
En el proyecto anterior -PI 241 –96/99-, en Medioevo: Aurora de la modernidad hice referencia al monopolio de
la representación e interpretación de la palabra, ejercido por la Iglesia y, por medio del cual, lograba desplegar y
expandir su hegemónico poder universal. Es en este sentido que se orienta la construcción escolástica de una metafísica racional, que se prolonga hasta la Ilustración alemana –mediados del siglo XVIII-, sin embargo, ya a partir del fecundo siglo XIV, como producto necesario y legítimo de la fe cristiana, se insinúa una creciente secularización, cuyo objetivo es emanciparse, vía una ascendente racionalidad crítica y discursiva de todas la formas
tradicionales de sacra representación. Se gesta así, en el seno de la Iglesia medieval, la opción moderna por el
mundo profano, junto a sus correlatos: el despliegue de autonomía y la filosofía de la conciencia.
Dentro de este contexto, los objetivos de mi actual propuesta son: Alcanzar una actitud controversial frente al
paradigma de la conciencia cuestionado por desarraigar a la misma de las representaciones de su mundo, de la
otridad y de su inconsciente. Reconocer que éste, junto al ejercicio de la “sospecha” son los problemas fundamentales que afronta el discurso filosófico contemporáneo al ser heredero de lo descrito y, a los efectos de reivindicar la racionalidad del discurso en cuestión, lograr criterios que permitan reconstruir los conceptos centrales
del humanismo europeo y sus pretensiones de validez universal. Para ello, intentaré legitimar su inclusión dentro
de una ontología sobre la cual se edifica el sentido –semiótica- y solidificar sus vínculos con la semántica como
representación y adecuación del lenguaje con el mundo; ambas situadas en la base de un “decir” –involucra las
ciencias del espíritu en general- que asume como conflictivo el fenómeno de la comunicación.
METODOS
Lo expuesto requerirá de los métodos fenomenológico descriptivo y hermenéutico comprensivo, amén de una
dialéctica que, entendida como lógica especulativa, integre tanto el movimiento como las contradicciones del
sentido presentes en todo pensar, hacer y decir humanos. La secuencia que se proyecta para la investigación es
la siguiente:
- Propuesta temática.
- Elección de autores y argumentos.
- Evaluación de los mismos sobre la base de la propuesta realizada.
- Ofrecimiento de una opción interdisciplinaria y original desde la cual sea posible valorar el sentido del tema.
- Descripción y análisis del significado que los conceptos de discurso, signo y metáfora tienen con respecto a la
cuestión planteada.
- Interpretación teórica de los mismos dentro de un contexto filosófico, semántico y semiótico.
- Explicación y ubicación de las reflexiones alcanzadas dentro del fenómeno filosófico-lingüístico e interdisciplinario que es la comunicación.
- Comprensión del alcance que el desprestigio del discurso filosófico tiene a los efectos del reestablecimiento de
los conceptos centrales del humanismo europeo y sus pretensiones de validez universal.
- Inferencia crítica de los fundamentos aprehendidos y reconstrucción de los mismos para confirmar su consideración.
TECNICAS DE INVESTIGACION
- Selección del material bibliográfico.
- Lectura y comprensión de los textos escogidos.
- Circunscripción a los puntos temáticos fundamentales.
- Esquematización de argumentos, nociones y autores claves.
- Preparación estructural del informe.
- Corrección a los efectos de rectificar, ratificar, ampliar o minimizar contenidos.
- Composición preliminar del documento total.
- Redacción final.
DISCUSION DE RESULTADOS
El interrogante es si el descrédito actual del discurso filosófico hunde sus raíces en las descripciones hechas sobre el medioevo, las cuales cobrarían actualidad a partir de la filosofía de la sospecha –Marx, Nietzsche y Freudque instaura su reflexión contemporánea como dominación y poder, al ser acusado de ejercer la manipulación de
los conceptos centrales del humanismo europeo para justificar sus pretensiones de validez universal. Y, si en esto
se encontraría también implicada la filosofía de la conciencia, cuyas pretensiones autolegitimantes condujeron a
una subjetividad extrema y al ejercicio de un solipsismo monológico y metodológico que, aún hoy, se intentan
superar.
Intentaré elucidar esto a partir de la comprensión de la filosofía como un discurso heterogéneo que, a través de
signos, símbolos y metáforas realiza una representación conciente y subjetiva de un mundo posible, que luego
proyecta en forma de comunicación al todo social. Así, lo simbólico reclamará una arquitectura del doble sentido, posible desde una hermenéutica que realice no sólo la interpretación como recolección de ese sentido, sino
que también ejercite la sospecha para traducir, mediante tal reflexión filosófica, lo que dicen los símbolos en el
decir racional. Pues, sólo cuando se instala la cuestión del sentido y de los fundamentos del sentido inmanentes
al discurso, se libera la fuerza referencial de lo extra-lingüístico que el mismo tiene y sus pretensiones de referirse a la cosa, dirigirse a lo real y expresar el mundo. Entendido de este modo, el discurso filosófico conlleva una
semiótica que requiere de una profunda redescripción fenomenológica de la unidad significativa de ese mundo
simbólico que hace ser y de una comprensión exhaustiva de su semántica, que puede tanto revelar como enmascarar lo real.
Entonces, la propuesta es partir de un discurso humano que al integrar los planos semántico, reflexivo y existencial recoja la pertenencia del hombre, al ser, en su lenguaje que, como toda obra humana conlleva conflictos de
significación, para luego, desde un lenguaje filosófico que se expresa como comprensión óntica de lo manifiesto
y ontológica de los cimientos de la realidad, hacer explícito lo implícito en el discurso racional. Dentro de este
contexto, se intenta reivindicar los conceptos centrales del humanismo europeo y recuperar el perdido prestigio
del discurso filosófico, junto a su capacidad de representación, comunicación y reconocimiento de nuestra modalidad occidental de ser-en-el-mundo.
CONCLUSIONES
Cabe aclarar que las conclusiones son tentativas y sujetas a reelaboración, debido a que la iniciación del proyecto
se instala el 1/8/00, por lo cual aún estoy en plena etapa de valoración de mis hipótesis. La intención es, mediante una filosofía reflexiva, reconstruir lo óntico-ontológico del lenguaje que se expresa en el deseo de ser y el esfuerzo por existir transmitido a través de la palabra y de su poder simbólico de representar múltiples sentidos.
Esto en oposición a una lingüística que, a los efectos de organizar científicamente el estudio de la lengua, reclama una univocidad lógica que transforma el sentido del discurso en homogéneo, al tiempo que declara su isotopía.
Por lo descrito, intento comprender el discurso filosófico con una actitud fenomenológica libre de prejuicios y
hermenéutica, en tanto interpretación de su lenguaje escrito que continuamente reclama de una nueva apropiación, para que surja el poder revelador del texto y permita una nueva autocomprensión de las expresiones de
nuestra vida. El universo de este discurso está constituido fundamentalmente por palabras, que al nivel de lo textual se manifiestan como signos de las oraciones y de las frases que lo conforman y, éstas a su vez, pueden contener símbolos o metáforas con los que es posible expresar un exceso de sentido de lo real, improbable de alcanzar con el lenguaje ordinario. Esto porque, el recurso a estas figuras, no es sólo propio de la literatura sino común
a toda disciplina humana, tal el caso de los mitos, las alegorías, la poesía, las obras de teatro, los ensayos -a menudo las contienen- y los modelos a escala, tanto teóricos como reales con los que trabaja la ciencia para luego,
transferir lo peculiar de la ficción heurística a la realidad, etc.
También intento fundamentar ontológicamente la semiosis de donde surge dicho discurso, desde una perspectiva
hermenéutica que no afirma “un” hecho interpretativo como certeza o visión indiscutible, sino que se atiene a la
realidad histórica en la que se desarrolla el “conflicto de interpretaciones” que se justifica a partir del final de la
modernidad y su arraigo en el nihilismo de la historia del ser, como teoría de la “estructura interpretativa de la
verdad de la existencia humana”.
La propuesta ontosemiótica, contempla tanto la diferencia ontológica estructural de la que nace el ser finito, como la semiosis en la que el mismo se desarrolla como en su medio natural y conlleva, tanto la producción de los
signos con los que se comunica, como su interpretación y transmisión a lo largo de una historia que, hoy filosófi-
camente, se manifiesta como olvido del ser. La carencia de comprensión de un fundamento –la no existencia objetiva de Dios-, propia del nihilismo occidental cristiano, que conlleva la pérdida de vigencia de la verdad y de
los valores al que todo quehacer y decir humanos se hallan sujetos es la que intento rescatar, ci mentando la semiosis descrita en una ontología comprendida como modo de darse el ser en la existencia humana. Tal semiosis,
que sólo puede surgir y manifestarse en ese modo de ser óntico y lógico, ligado al tiempo que es la criatura, podría restituir al ser como fundamento y reintegrarle, nuevamente su posibilidad de emitir valores, de transformarse en instancia objetiva o ética.
Se tratará entonces, de recuperar la inteligibilidad de los sistemas semióticos, para ello, debemos acudir a la función semántica por la cual éstos se actualizan, porque la palabra es, precisamente, el lugar de articulación de lo
semiótico con lo semántico, de la forma con el sentido del discurso.
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