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Por una Epistemología de Intervención Social
Cristina Mansilla N.
Vivimos en un tiempo de acelerados y profundos cambios a nivel
mundial. Bajo el impulso de grandes fuerzas económicas y políticas, la
influencia de la revolución tecnológica y el desarrollo masivo de los medios de
comunicación, el mundo en que vivimos se está transformando ante nuestros
ojos en forma tan rápida que nos cuesta captar este cambio en toda su
dimensión. Lo que sí sabemos es que este nos está influenciando
profundamente porque está modificando el medio en que vivimos, nuestros
hábitos de vida, nuestros valores, nuestras relaciones interpersonales, es decir,
transformando nuestra cultura.
Dentro de las Ciencias Sociales, el Trabajo Social como toda actividad
social es afectada por estos cambios y se enfrenta a diario con sus efectos,
sobre todo, cuando hoy en día la exclusión se hace mayor. En consecuencia,
es una responsabilidad ética enfrentar estos cambios, analizarlos, criticarlos
para que de este modo podamos proponer informados y creativamente formas
más eficaces de abordarlos.
Sin duda es un gran desafío para el Trabajo Social, lo que implica entre
otras cosas "repensar" su identidad, formación, investigación e intervención
para replantearse frente a esta "nueva cuestión social" que acompaña a la
profesión. Sobre esto, tratará este ensayo, apostando por una Epistemología
de Intervención la que está directamente relacionada al proceso de
investigación y que a su vez, tendrá efectos en la identidad profesional como
también involucrará al proceso de formación.
Desde sus inicios el Trabajo Social se ha nutrido de diferentes ciencias
y sus aportes epistemológicos. "Estas diversas disciplinas no forman una mera
agregación, sino que son las ramas del mismo tronco grueso. Ese tronco es el
que representa la actividad central de la profesión, sus metas , su razón de ser
y justificación social; es el que da a la profesión su propia identidad"(1). De
hecho, sin estos aportes la profesión no existiría, es más, no estaríamos
ensayando en este momento sobre ella.
Sin embargo, es sano preguntarse ¿el Trabajo social tiene una
identidad propia que lo diferencie de otras disciplinas que entran en su
formación? ¿tiene un campo y un método de acción propio?, preguntas cuyas
respuestas tienen implicancias en el desarrollo profesional de los trabajadores
sociales.
La identidad no es estática, es dinámica e involucra al "otro"; en este
sentido, la profesión es plural, toma de las disciplinas aquello que le es útil, es
selectiva. "Ninguna ciencia particular es tal o llega a serlo si no es en relación
con la totalidad de los círculos productores de conocimiento y saberes" (2).
Es por ello, que la coexistencia de diversos paradigmas u "ordenamientos de
conocimientos interparadigmáticos para la acción"(3) en Trabajo Social no debe
ser considerado como elemento de confusión entre los profesionales sino como
argumento para dar cuenta de los diferentes planos de la existencia humana y
que apunta a una visión más global y total de la realidad. En este sentido,
"tenemos una visión de totalidad y en ella incorporamos a las distintas
epistemologías que permiten configurar una imagen plural y convergente de la
realidad"(4).
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En consecuencia un enfoque TRANSDISCIPLINAR en Trabajo Social
es fundamental porque "…permite poner en escena la captación diferencial del
concepto de totalidad… donde el significado de los hechos y objetos reales
depende de una compleja red de categorías relacionales que los organiza de
una determinada forma o de otra, sea el ámbito mediante el cual se constituyen
las relaciones significantes que unifican y articulan los elementos diferenciales
apuntándose unos a otros, pero sin que esto, esté prescrito"(5). Este es el
ámbito en que el Trabajo Social se involucra y desde el cual ha realizado
aportes importantes pero subvalorados por otras ciencias que se autoconfieren
hegemonía sobre la generación de conocimiento social en la profesión, como
por ejemplo la Sociología.
Estos aportes, provienen de los avances en metodologías de
Investigación del Trabajo Social y que tienen que ver con la Investigación
Acción Participativa (I.A.P) y la Sistematización, las cuales generan
conocimiento desde la intervención social, desde los constructos sociales que
las personas hacen de su realidad y en relaciones significativas.
En la Intervención, "el Trabajo Social se constituye como tal en el
encuentro con el "otro social" lo que identificamos como práctica profesional. La
investigación es soporte visible y primario de la práctica. Lo distintivo en
nuestra generación de conocimiento es que en el Trabajo Social, la
investigación forma parte, de una "acción total" (intervención), de ahí que este
proceso sea transformador (el conocedor evoluciona junto con el conocido)".(6)
Hablamos de investigación-intervención, pero ¿sobre qué? ¿cuál es
nuestro campo de acción?. Es necesario aclararlo o bien reflexionar sobre ello,
ya que la adopción de un enfoque transdisciplinario exige que las disciplinas
tengan definiciones claras de su objeto de estudio y el tipo de conocimiento que
pueden y deben producir, es decir que tengan conciencia clara de su propia
identidad.
En este sentido, el campo de acción específico de la profesión son los
problemas que básicamente surgen de las desigualdades sociales y
económicas, las divergencias se encuentran en la manera de abordar estos
problemas, unos apuestan por el asistencialismo, otros por el cambio social y
otros tienen una postura intermedia que los confunde aún más. Nuestro campo
de acción existe y está claro; en relación a la postura que debemos tomar
frente a él se ha reflexionado bastante, lo que está claro es que en un mundo
de tanta desigualdad, las necesidades de las personas no se pueden obviar, lo
importante en esto, es ir más allá de lo aparente, buscar las causas e intervenir
.en ellas y en esto los trabajadores sociales están solos: las personas
demandan cada día mayor participación y no dependiente, sino "efectiva".
Tenemos aquí la oportunidad para generar cambios a través de la constitución
de sujetos capaces de desarrollar alternativas de solución a sus problemas.
Esta es una labor importante y que puede distinguirla de otras disciplinas.
El Trabajo Social es una profesión destinada a la "acción
transformadora" y para ello debe tener conocimientos válidos y verdaderos.
Desde este punto de vista, considero que apostar por una Epistemología de
Intervención Social es importante y debe comenzar por valorar desde la misma
profesión, sus logros como son la Sistematización y la I.A.P. (investigaciones
cualitativas), ello implica considerarlas dentro de la formación profesional. Esta
epistemología permite generar conocimiento propio, lo que posibilita una mayor
identidad. Avanzar en esto, se torna hoy una NECESIDAD.
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"La Intervención en Trabajo Social se ha desarrollado desde múltiples
visiones metodológicas y disciplinarias lo que no sólo amenaza
permanentemente la validez de la acción investigativa, sino que desperfila la
identidad de nuestra profesión"(7). Hay que apostar por lo "nuestro" desde la
formación hasta la intervención, generando conocimiento propio y sentirnos
felices de que no sólo tiene un trasfondo cognitivo, sino también ético, lo que
hace de nuestra profesión y en mi caso, de mi carrera, una disciplina más
humana y humanizadora.
(1) Gyarmati, Gabriel:
"Dilemas y desafíos de la
profesión Trabajo social". Discurso. Revista de Trabajo
Social Nº67, 1996.
(2) Barrantes, César:
"¿Qué es eso que llaman Trabajo
Social?". Ensayo. Revista de Trabajo Social, 1999.
(3) Suárez, Pablo: "Desafíos de la Investigación en Trabajo Social". UTEM
(4) Ibid.
(5) Barrantes, César:
"¿Qué es eso que llaman Trabajo
Social?". Ensayo. Revista de Servicio Social, 1999.
(6) Suárez, Pablo: "Desafíos de la Investigación en Trabajo Social". UTEM.
(7) Suárez, Pablo: "Desafíos de la Investigación en Trabajo Social".UTEM.
Bibliografía
Gyarmati, Gabriel
: "Dilemas y desafíos de la profesión Trabajo
Social". Discurso. Revista de Trabajo Social Nº67,
1996.
- Barrantes, César
: "¿Qué es eso que llaman Trabajo Social?".
Ensayo. Revista de Servicio Social, 1999.
- Suárez, Pablo
: "Desafíos de la Intervención en Trabajo Social".
Trabajo Social. UTEM.
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Trabajo Social Actual
Pamela Rodríguez Quintana
Modernidad, término -que según Tomás Moulian, ha sido capturado
especialmente en los países latinoamericanos, por la ideología neoliberal, la
cual lo utiliza como principio de identidad- trae a mi mente conceptos como
globalización, desarrollo, neoliberalismo, predominio de la razón, revolución
tecnológica, producción en masa, amplitud de los medios masivos de
comunicación, etc., etc. Aspectos que, ya sean características, causas o
efectos, se relacionan con lo que hoy identificamos como Modernidad.
Se afirma pues, que estamos en la era de la modernidad; época de
ideales de progreso, crecimiento, cambios, y ante sismos epistemológicos. Sí,
estamos frente a un profundo cuestionamiento de las bases epistemológicas,
existiendo un desbordamiento del modelo tradicional de hacer ciencia, el cual
no ha desaparecido del todo, pues todavía se sigue hablando de la relación
sujeto-objeto. Todo lo cual ha impactado los cimientos mismos de las Ciencias
Sociales. Más aún, algunos autores plantean la muerte de las teorías
totalizantes y el surgimiento de microteorías.
Es así como nos enfrentamos ante teorías y enfoques de gran
relevancia actual, los que aportan al Trabajo Social: Liberalismo, Teoría
Marxista, Teoría Matemática, Biología y Ciencias Naturales, Teoría Estructuralfuncionalista, Teoría Constructivista, Teoría Sistémica, Teoría de las
Comunicaciones, Teoría de la Cibernética de 2º Orden.
Sobresalen de éstas, autores como el chileno Humberto Maturana,
quien plantea la existencia de dos grandes opciones para la explicación
científica:
1.- Las epistemologías que tienen por centro lo observado.
2.- Las emergentes epistemologías del observador.
También plantea en su campo de la Epistemología Genética, la lógica
autopoiética, la que afirma que todo sistema vivo (compuesto por unidad,
organización y estructura) se caracteriza por generar sus propios componentes
para reproducirse, o sea, existe una autorreproducción del sistema.
Destaca también, el físico matemático Niklas Luhmann con su
perspectiva sistémico-contructivista, afirmando que la realidad es algo que se
construye y por tanto no existe la objetividad. Todo es subjetivo, lo que da paso
a la llamada Observación de 2º Orden, que corresponde a toda una "red de
observaciones, orientada a la observación de observadores y sus respectivas
observaciones, consciente del punto ciego del observador ("un observador no
puede ver que no puede ver lo que no ve")", (Luhmann, 1990).
Por otra parte, destaca el notable aporte del francés Edgar Morin, con
el Pensamiento Complejo, considerando a la sociedad como una tela de araña.
Autopoiésis, Cibernética de 2º Orden y Teoría de Sistemas, son los 3
elementos que conforman su teoría compleja basada en la recursividad
(productor-producido) lo dialógico (relación entre iguales) y lo hologramático (el
todo está en una parte).
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Morin, plantea la Transdisciplinariedad, que implica "en un primer lugar
que, cuando cierta región de una disciplina se transversaliza con otros saberes,
pone en crisis a muchas de sus zonas de máxima evidencia; en segundo lugar,
exige la constitución de redes epistemológicas críticas abocadas a la
elaboración de ciertos criterios epistemológicos y, en tercer lugar, se torna
necesario una nueva forma de trabajo en equipo, o sea, al no haber disciplinas
"reinas" tampoco habrá posiciones hegemónicas, lo cual lleva a trabajar en
equipo de manera distinta"(1). Este pluralismo no es sencillo de lograr, agrega
Morin.
Por otro lado, basa su pensamiento complejo en la racionalidad, que es
"el juego, el diálogo incesante entre nuestro espíritu que crea las estructuras
lógicas, que las aplica al mundo y que dialoga con ese mundo real"(2), y hace
una definición entre Completud y Complejidad; siendo la primera dada, por la
aparición de contradicciones en el razonamiento, lo que es señal de error,
implicando ello dar marcha atrás y emprender otro razonamiento, en cambio la
complejidad es "el llegar a contradicciones, lo que no significa un error, sino un
hallazgo de una capa más profunda de la realidad que justamente por ser
profunda, no puede ser traducida por nuestra lógica"(3).
Toda esta última revolución científica ha sacudido a la humanidad
entera generando incertidumbre. Reflejo de ello es el surgimiento de ciertas
corrientes tanto pesimistas como otras más optimistas frente a la continuidad
de la construcción de la realidad social. Dentro de las primeras se destaca
Francis Fukuyama, quien señala que ante el desencantamiento que han
provocado las teorías totalizantes y la inexistencia de una ideología alternativa
al Capitalismo actual nos aproximamos al Fin de la Historia. En este sentido, ya
no existen ideologías porque "abanderarse", pues todas se reducen al modelo
económico imperante.
Una visión distinta constituye el planteamiento de Orlando Fals Borda
quien afirma que ante dicha incertidumbre los países desarrollados están
reaccionando y buscando soluciones a los estragos que les provocó su avance
científico y tecnológico, en las sociedades del Tercer Mundo. Es decir, intentan
refugiarse en donde según ellos "existe aún la praxis original no destruida por
el Capitalismo Industrial: aquí en América Latina , en Africa, en Oceanía"(4).
Cabe preguntarse entonces, ¿esta revolución paradigmática, junto a
todas las otras combinaciones que pregona la Modernidad, están ajenas a
nuestro quehacer profesional?. De ninguna manera, la profesión está inserta en
una realidad cambiante y dinámica que le plantea nuevos retos, nuevas formas
y maneras de abordar los fenómenos sociales. Por tanto, hablar de la situación
actual del Trabajo Social (T.S.) implica remitirnos a conocer y reconocer estos
cambios a fin de comprender la realidad social y con ello la realidad cotidiana
del propio sujeto.
Ahora bien la identidad del T.S. está en construcción, pues siempre
estábamos en la búsqueda de la identidad, sin embargo, ahora reconocemos
que estamos en construcción al poseer una raíz histórica.
Considerar y aceptar que nuestra identidad profesional está en
construcción implica reconocer los desafíos que se nos presentan en los
ámbitos IDENTIDAD, FORMACION, INVESTIGACION e INTERVENCION.
En cuanto al ámbito IDENTIDAD, entendida como "una acumulación
teórica propia que incorpora lo aprendido y desaprendido a partir de la
práctica"
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(apuntes, 2001). En este sentido la actividad central de la profesión, sus
objetivos, metas, razón de ser y su justificación social, es lo que otorga a la
profesión su propia identidad.
Por otra parte, el indagar sobre nuestra identidad nos lleva a
profundizar en la naturaleza misma de la profesión, es decir, su campo
específico.
"El campo específico del T.S. son los problemas que básicamente
surgen de las desigualdades sociales y económicas"(5). Existiendo a lo menos,
tres modos de reacción ante ellos por parte de la sociedad. En un plano, se
busca aliviar los efectos nocivos del problema para la persona o grupo
afectado, sin combatir sus causas. Por cierto, casi la mayoría de los programas
y políticas sociales se dirigen hacia este enfoque, ya que parten del supuesto
de que es algún defecto del individuo lo que genera dicho problema, y por ende
se busca ajustar la conducta del individuo al sistema imperante (aunque éste
sea injusto). Conociendo esta realidad de nuestras políticas y programas
sociales ¿no debería ser el trabajador social un formulador de tales políticas y
programas?. He aquí un desafío.
Un segundo enfoque, corresponde a tratar de introducir cambios en la
institución específica observada como causante del problema. Orientarse a tal
cambio es una alternativa ineficiente al no considerar las interacciones
existentes entre las diversas instituciones (visión holística), por lo que hacer
cambios en una puede generar un impacto mínimo e incluso tener resultados
contraproducentes. Surge aquí la pregunta ¿intervenimos desde y con una
visión holística y sistémica?. Considero fundamental observar al individuo y su
contexto, pues la realidad es dinámica y éste la construye en interacción
permanente con su medio, por lo que una acción sobre él necesariamente
repercutirá en su entorno.
Otra forma, es intentar una reestructuración social, introduciendo
modificaciones macro en el sistema institucional vigente, tratando de eliminar o
aminorar las desigualdades sociales que están de fondo. Me parece ideal, pero
¿constituye esta opción un desafío del T.S.?. Ciertamente sí, y ello se vincula
estrechamente con nuestra identidad profesional; la interrogante más bien
debiera apuntar a qué tan conscientes somos de dicho desafío.
Estamos como profesión frente a un dilema: por un lado como
asistentes sociales necesariamente debemos abocarnos a la resolución de los
problemas concretos e inmediatos que afectan a las personas, pero por otro,
con ello mismo desviamos (quiérase o no) la atención de la estructura social
(causante del problema) hacia las características propias del individuo o grupo
social que atendemos. Es así como más que enfrentar las causas (que conlleva
cambios sociales estructurales) nos centramos en disminuir o eliminar lo dañino
para el individuo, buscando el bienestar de éste, condicionando su ambiente
mediato, pero sin hacer transformaciones radicales en el mismo.
Esta capacidad de respuesta limítrofe del T.S., conlleva a que éste
mismo "se convierta en un mecanismo que indirectamente perpetúa las
desigualdades y marginalidad existentes, lo que va directamente en contra de
los valores de justicia y equidad social en los que se basa la profesión…en
otros términos, si nos basamos como profesión en tales valores, estamos
obligados a luchar contra las estructuras sociales que originan los
problemas"(6).
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Por tanto, este dilema se relaciona con el problema de identidad
profesional y con la manera cómo la profesión se inserta en la sociedad y en
conjunto con otras profesiones. Recordemos que la profesión integra muchas
otras disciplinas (Sociología, Antropología, Psicología, etc.), nutriéndose de
ellas para el logro más eficiente de su objetivo, pero el hecho que exista una
interdisciplinariedad no debe coartar la posibilidad de diferenciación del T.S. del
resto de las disciplinas.
Por consiguiente, específicamente la identidad se relaciona con aquello
que nos diferencia, nos da carácter y por ende nos entrega la forma de
intervenir en la sociedad.
En cuanto a la FORMACION; ésta descansa en quienes educan a los
futuros trabajadores sociales no limitándose por cierto al ámbito de pregrado y
postgrado, pues son múltiples los actores que educan a un profesional.
La formación debe ser un proceso capaz de entregar las competencias
y criterios que permitan enfrentar las exigencias del ámbito laboral, como así
también facilitar el desarrollo de destrezas y capacidades para trabajar en
equipo, para relacionarse con otras disciplinas (transdisciplina), a fin de
alcanzar un aprendizaje holístico y adquirir un sentido valórico necesario para
el quehacer profesional.
Ahora, para lograr esta formación integral, se debe partir por el
reconocimiento del alumno como sujeto activo del proceso, que tiene ciertas
características y capacidades que hay que descubrir y potenciar. Por lo tanto,
el proceso formativo debe sustentarse en cuatro puntos cardinales:
(a) "aprender a aprender"
(b) "aprender a hacer"
(c) "aprender a convivir"
(d) "aprender a ser".
Por consiguiente, "el proceso formativo debe ser dinámico, acorde a la
realidad circundante, con capacidades semipermeables que permitan la
continua absorción de los procesos externos. Debe ser circular, en el sentido
de integrar y reconocer una serie de factores y áreas que cumplen funciones
específicas y que se influencian mutuamente"(7). En este sentido, la formación
debe ser capaz de formar y transformar al individuo para que éste a su vez
forme y transforma al mundo.
Con relación al área de INVESTIGACION, entendida como la
descripción, conocimiento y profundización de los fenómenos sociales que
ocurren en nuestro medio. Corresponde indudablemente a un gran desafío en
nuestra profesión, ya que son nulos o casi nulos los resultados investigativos
de calidad e importancia. Por lo general se abusa de ciertas técnicas que
otorgan un conocimiento superficial de los hechos.
Estela Grassi, plantea que la investigación necesariamente debe estar
implicada en el campo del T.S., como constitutiva de su práctica (y esto no
quiere decir que cada trabajador social haga investigación en su trabajo
cotidiano o devengan todos investigadores), pero ese trabajo cotidiano debe
ser la manifestación y ejercicio de una práctica profesional colectivamente
construida como tal. Es decir, "la investigación (producción de conocimiento) en
T.S. no es sólo una herramienta en el proceso de intervención, sino que se
inscribe en la posibilidad misma de constituir la práctica profesional"(8).
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7
(1)
En este sentido, "la investigación del T.S. forma parte de una "acción
total" denominada intervención, es decir, la investigación no sólo está inserta ,
sino imbricada y concatenada a la práctica"(9).
Por lo tanto, la investigación pasa a ser el dominio, la apropiación y la
aprehensión del propio quehacer, pues permite una revaloración de la historia
de la cual somos dueños.
Por otro lado, la investigación se encuentra vinculada con un objeto; al
respecto, Estela Grassi, señala que lo que define al T.S. es que su objeto es,
primero un objeto de intervención en el sentido de que su práctica se encuentra
explícitamente dirigida a producir modificaciones en la situación problemática
concreta, en relación a lo cual es llamado a actuar. Siendo entonces, su objeto
de intervención inmediato o empírico, aquellas situaciones puntuales en las que
están involucrados actores diversos y que se enmarcan en lo que la sociedad
define como problemas sociales. Esta es su especificidad, a partir de la cual se
define su profesionalidad y recorta su campo.
Pero "poner en claro esta especificidad, es indiscutible para plantear la
cuestión de la investigación en el T.S., evitando transformar el tema en una
moda pasajera, en la búsqueda de un "nuevo rol" socialmente valorado, y
entonces querer transformar a los trabajadores sociales en investigadores"(10)
Además, considero que es importante y necesario generar nuestro
propio conocimiento, partiendo por la elaboración de nuestros propios marcos
teórico-conceptuales que nos permitan explicar los fenómenos sociales, pero
con nuestra propia mirada. Creo que contribuye al logro de este desafío, la
potenciación del trabajo interdisciplinario y transdisciplinario, así como también
el fortalecimiento de metodologías como la Investigación Acción Participativa
(I.A.P.), y la Sistematización como algo transversal en la formación.
Respecto al cuarto eje, INTERVENCION. "Considerando el entorno
mundial imprevisible, lleno de incertidumbre, en donde se dan tensiones y
polaridades como lo mundial y lo local, lo singular y lo universal, competencia e
igualdad de oportunidades, etc.; todo ello supone otra postura desde el
conocimiento y desde el quehacer profesional"(11). En este contexto, se
plantea como desafío el logro de una intervención actualizada y
contextualizada.
Vinculada a dicho ámbito, se encuentra la resiliencia, que corresponde
a "la asombrosa capacidad humana de superar la adversidad; siendo necesario
entonces que el T.S. active su resiliencia, acorde con el paradigma del nuevo
milenio y lo incorpore a su discurso. Considerando que el nuevo paradigma se
apoya en las propuestas de la Cibernética, Constructivismo y el Pensamiento
Complejo" (Quintero, 2001).
También como alternativa metodológica de intervención se encuentra
la Gerencia Social que "constituye hoy un campo disciplinario y una práctica
profesional que obliga a replantearse enfoques y estilos de administrar los
servicios sociales en el ámbito público y privado, así como desde las
organizaciones comunitarias que emergen de la sociedad civil"(12).
En este sentido, la gerencia social nos permite visualizar nuestro
quehacer como una administración de los servicios sociales, diseño y
ejecución de Políticas
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Públicas, Gestión de Proyectos y administración de recursos humanos para
incorporarlos al paradigma ecosistémico. Esta perspectiva nos coloca en el
ámbito corporativo como líderes de procesos democráticos y proactivos que
involucra un talento humano y el desarrollo sostenible.
Ahora bien, los cuatro ejes ya mencionados están estrechamente
vinculados, existiendo una interrelación entre ellos, la cual está dada por los
componente que contempla la formación en T.S., a saber:
1) Los
conocimiento
teóricofundamentales.
2) Los
conocimientos
teóricometodológicos.
3) Las capacidades a desarrollar.
4) Las actitudes.
5) Las destrezas.
A su vez, dichos componentes están dentro de lo que corresponden a
las características propias del quehacer profesional: Flexibilidad, Integralidad,
Generalidad e Interdisciplinariedad.
Ahora, con todo este panorama ya planteado, creo que el enfatizar la
acción profesional como un servicio responsable, es el desafío primordial
que debemos alcanzar, pues esto nos facilitará el logro de los demás desafíos.
En la medida que sea un servicio responsable, "yo como trabajadora social",
tenderé a la constitución de sujetos, o sea, hacer a las personas protagonistas
principales en la solución de sus problemáticas favoreciendo con ello su
autorrealización. No obstante, el logro de este desafío implica:
1° Una transferencia de poder; es decir, dar el espacio a una
participación efectiva, la que consiste en la capacidad real de la persona de
tomar decisiones sobre las situaciones que le afectan (directa o indirectamente)
dentro de la sociedad. Por ello es fundamental tener y ejercer poder a fin de
generar cambios estructurales de la sociedad. Esta redistribución del poder
constituye todavía un desafío, un reto para la profesión misma. Pues aún el
propio T.S. busca adquirir y ejercer este tipo de poder, por lo que se transforma
en un doble desafío.
La intención de otorgar tal poder al sujeto dista mucho de la realidad
aún, ya que el común de las personas jamás lo ha ejercido, lo que genera a su
vez, una cierta inseguridad e incompetencia de parte de éstas, de cómo hacer
para obtenerlo. Sin embargo, el desafío se nos hace más cercano en la medida
en que utilicemos prácticas interventoras que promuevan el protagonismo local
y la descentralización en la toma de decisiones. Me refiero al empleo de la
I.A.P., de la Educación Popular, la generación en la comunidad de la capacidad
de organizarse, y ejercitación de la Planificación Estratégica.
2° Pasa por recuperar y/o abrir espacios; dentro de los niveles más
elevados del aparato gubernamental, lo que conlleva el redescubrimiento y
potenciación de nuestras fortalezas y de las oportunidades que el medio nos
ofrece. En este sentido, debemos gerenciar, negociar con quienes se oponen a
nuestro desarrollo profesional y ofrecen resistencias a los nuevos cambios. Ello
implicaría a su vez, "tener una participación más definida en el planteamiento,
organ ización de proyectos y asumir consciencia de que nuestro rol profesional
demanda poseer capacidad de acción en el terreno político"(13).
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9
(2)
(3) Kisnerman, Natalio. Desafíos Actuales y Perspectivas. Clase magistral
dictada en Encuentro de Escuelas de Trabajo Social del Sur de Chile.
Osorno, 1996. 14 pp.
"El espacio profesional se conquista con conocimientos actualizados de
campos de problemas, ya que nuestra práctica no es hoy intervenir sobre
simples problemas a resolver, sino situaciones complejas de problemas
cambiantes que interactúan entre ellos. Se conquista precisando críticamente
la intencionalidad de nuestro trabajo, más allá de los imperativos capitalistas
del rendimiento y del beneficio. Se conquista asumiendo una identidad
profesional, encontrando en la complejidad un punto de partida para la acción
creativa. Intervenir es actuar en lo desconocido"(14).
3° Trabajar en el desmoronamiento de los estilos de vida de la
sociedad actual; ofreciendo el reemplazo por otros que aseguren una
verdadera calidad de vida. Por ello es primordial estar informados sobre lo que
ocurre en nuestro mundo, sus avances, estancamientos y retrocesos. Este
conocimiento nos permitirá aprovechar las oportunidades y medios externos
para nuestros fines (por ejemplo, abarcar la dimensión internacional con la
apertura de mercados comunes; utilizar las redes comunicacionales masivas
para alcanzar a una población más amplia y variada).
4° Integrar aportes de otras disciplinas; pero construyéndonos
desde el interior de nuestra profesión, es decir, cultivar el carácter
interdisciplinario y a su vez, apoyarnos en la Transdisciplina, pero adecuando
dicho conocimiento a las exigencias del T.S.. Esto nos permite también una
visión holística, totalizadora y sistémica de los fenómenos, lo que es muy
compatible con esta realidad compleja, subjetiva, que se construye.
5° Enfocar la problemática desde y en la comunidad; como
escenario natural donde transcurre la vida cotidiana. Lo que implica desarrollar
una acción cultural, es decir, promocionar el respeto, reconocimiento,
visibilización, problematización y desarrollo de la comunidad desde su propia
cultura.
6° Apuntar al desarrollo integral del sujeto; pues el darle una
participación efectiva favorece su autoestima, el sentimiento de valor propio,
otorgándole mayor seguridad y valentía en alcanzar un desarrollo autónomo
con aspiraciones y expectativas propias.
7° Beneficiar a la misma sociedad; la modificación de las estructuras
sociales será en pro de los intereses colectivos, beneficiando así a la
comunidad entera y la integración de la sociedad misma.
8° Ser la base de una filosofía social; centrada en la capacidad de
autodesarrollo del hombre al ser él mismo quien toma las decisiones, lo que
conlleva el camino principal hacia una sociedad más justa, más democrática,
consolidada en una distribución más equitativa del poder.
Indudablemente, consolidar un servicio responsable es un reto con
amplio camino por recorrer, pero se inicia asumiéndolo personalmente. Es
decir, en la medida que "yo como trabajadora social" internalice y sea
consciente de este reto, realizaré un trabajo con excelencia que irradiará por sí
sólo ante los demás, la necesidad de una actitud responsable frente a los actos
que emprendemos.
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10
Morin, Edgar: "Introducción al Pensamiento Complejo". Extracto. 1995. 258 pp.
(4) Op. Cit. 258 pp.
(5) Op. Cit. 258 pp.
(6) Fals, Borda Orlando: "Por un Conocimiento Vivencial". Artículo. 12 pp.
(7) Gyarmati, Gabriel: "Dilemas y Desafíos de la Profesión de Trabajo Social".
Ponencia. Santiago, 1995. 145 pp.
(8) Op. Cit. 146 pp.
(9) Quiroz Neira, Mario. Hacia la re-construcción de un nuevo modelo de
formación en Trabajo Social. 1998.
(10) Grassi, Estela. Trabajo Social e Investigación Social: una relación
necesaria. Revista de Trabajo Social N° 1. Santiago, 1995. 42 pp.
(11) Suárez Manrique, Pablo. Los Desafíos de la Investigación en Trabajo
Social. Artículo. UTEM.
(12) Grassi, Estela. Trabajo Social e Investigación Social: una relación
necesaria. Revista de Trabajo Social, N° 1. Santiago, 1995. 42 pp.
(13) Quintero, Angela María. Alternativas Metodológicas de Intervención.
Boletín Electrónico Surá. 2001. 11 pp.
(14) Op. Cit. 11 pp.
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11
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