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Sobre la detención arbitraria de Francisco Márquez y
Gabriel San Miguel; por José Ignacio Hernández
José Ignacio Hernández G. · Wednesday, June 22nd, 2016
Gabriel San Miguel y Francisco Márquez siendo trasladados a los tribunales en
Cojedes. Fotografía tomada de la cuenta de Twitter de Manuela Bolívar
La detención de Gabriel San Miguel y Francisco Márquez, quienes fueron privados de
libertad la noche del martes 21 de junio de 2016, ha sido reseñada en medios de
comunicación nacionales e internacionales.
A continuación examinaré el caso, de acuerdo con la información pública de la que
dispongo, a los fines de demostrar por qué esa detención es arbitraria, de acuerdo con
los estándares de protección aplicables en materia de derechos humanos.
1. Los hechos. En la noche del domingo 19 de junio de 2016 fueron detenidos Gabriel
San Miguel y Francisco Márquez en Cojedes, por efectivos de la Guardia Nacional
Bolivariana (GNB). Según los medios, al momento de su detención portaban efectivo
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(casi tres millones de bolívares), y material de propaganda electoral, relacionada con
Voluntad Popular y Leopoldo López. También fueron “confiscadas” dos computadoras
portátiles y teléfonos celulares.
A través de una cuenta twitter identificada con la GNB de Cojedes, se anunció que la
detención había sido por “legitimación de capital y financiamiento al terrorismo”.
No obstante, la prensa recogió que San Miguel y Márquez, miembros de Voluntad
Popular, se dirigían a participar en la validación de firmas del revocatorio, para lo cual
emplearían el dinero y el material encontrado.
Asimismo, se informó que luego de su detención, fueron interrogados sin presencia de
sus abogados. Como informó Gonzalo Himiob, la audiencia de presentación se realizó
la noche del martes 21 de junio.
En esa audiencia, el Ministerio Público —como había hecho la GNB— precalificó los
delitos de legitimación de capitales e instigación pública. El juez estuvo de acuerdo y,
entre otras medidas, acordó la privativa de libertad de San Miguel y Márquez y les fue
asignado como centro de reclusión el Destacamento 321 de la Guardia Nacional,
aunque luego el Alcalde David Smolansky informó que serían trasladados al Internado
Judicial de Carabobo, también conocido como Tocuyito.
2. ¿Cuándo la detención es arbitraria? Como ya he explicado en Prodavinci, de
acuerdo con el Artículo 9 de la Declaración Universal de Derechos Humanos “nadie
podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado”.
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Así, una detención es arbitraria si
1. La privación no puede ser justificada en normas constitucionales o legales;
2. Cuando la privación es consecuencia del ejercicio de derechos reconocidos
en la Declaración Universal de Derechos Humanos y el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, y por último;
3. Cuando la detención viole las normas internacionales relativas al derecho a
un juicio imparcial.
La Constitución venezolana no está alejada de estos estándares internacionales. De
acuerdo con su artículo 44.1, “ninguna persona puede ser arrestada o detenida sino
en virtud de una orden judicial, a menos que sea sorprendida in fraganti”. Y de ser ése
el caso “será llevada ante una autoridad judicial en un tiempo no mayor de cuarenta y
ocho horas a partir del momento de la detención”.
Además, la detención debe ser realizada en el marco del debido proceso (Artículo 49).
En todo caso, es importante recordar que la Constitución debe ser interpretada en el
sentido más favorable a los estándares internacionales de protección de derechos
humanos.
3. Una detención sin orden judicial . San Miguel y Márquez fueron detenidos sin
orden judicial. Fue la GNB, como vimos, la que practicó la detención, al revisar el
carro en un punto de control.
La única posibilidad bajo la cual San Miguel y Márquez pudieron haber sido detenidos
sin orden judicial, es cuando la GNB hubiese constatado la realización de un delito, es
decir, en un caso de flagrancia.
Hay flagrancia cuando el delito está siendo cometido o acaba de ser cometido. Por el
contrario, no puede ser flagrancia los eventuales indicios que podrían llevar a iniciar
una investigación.
Ahora bien, en el caso de San Miguel y Márquez, ninguno de los hechos que he
narrado puede ser considerado como flagrancia, pues ninguno de esos hechos
acreditan que tales ciudadanos estaban cometiendo —al momento de su captura—
algún delito.
Es más: ninguno de los hechos descritos permite presumir, siquiera, la existencia de
algún delito.
La realidad es que San Miguel y Márquez portaban objetos lícitos: dinero, propaganda
electoral y computadoras personales. Que el dinero que tenían fuese mucho o poco,
además de responder a un juicio subjetivo, es un dato irrelevante: tener “mucho”
dinero en efectivo no implica la comisión en flagrancia de un delito, ni tampoco
constituye indicio de comisión de delito alguno.
Ello es así, especialmente, si consideramos los dos delitos por los cuales fueron
privados de libertad.
El primer delito es la legitimación de capitales. Según el artículo 35 de la Ley
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Orgánica contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo, la
legitimación de capitales implica la posesión de fondos a sabiendas de que provienen
directa o indirectamente de una actividad ilícita.
En este caso, la única prueba que podría existir es la posesión de dinero en efectivo.
Ese hecho, en sí mismo, no permite presumir, siquiera, que ese dinero proviene de
una actividad ilícita. Insisto: tener dinero en efectivo, no importa la cantidad, no
prueba ni que el origen de ese dinero es ilícito ni que se pretende encubrir recursos
ilícitos.
El segundo delito por el cual están siendo investigados es la instigación pública, o sea,
cuando se anima a otros a violar la Ley.
¿Qué prueba, siquiera indiciariamente, permitía presumir que San Miguel y Márquez
estaban animando a otros a violar la Ley? El material de propaganda electoral que
portaban esos ciudadanos responde a una actividad lícita en Venezuela. Nadie puede
ser aprendido por instigar a delinquir, al efectuar actos de propaganda electoral.
En resumen: la detención de San Miguel y Márquez se llevó a cabo sin orden judicial y
sin que existiera flagrancia. Es, por ello, una detención arbitraria.
4. Una presentación tardía a tribunales y unas pruebas recabadas al margen
del debido proceso. Según los hechos resumidos, San Miguel y Márquez fueron
detenidos sin orden judicial la noche del domingo 19, y su presentación en tribunales
fue realizada más de cuarenta y ocho horas después, avanzada la noche del martes 21.
Sin embargo, según la Constitución, la detención sin orden judicial, que sólo procede
en caso de flagrancia, requiere la presentación de los afectados en un lapso máximo
de cuarenta y ocho horas.
Además, como nunca intervino el Poder Judicial durante las primeras horas de la
detención, ninguna de las pruebas que pudieron haber sido recabadas tienen validez,
pues según el numeral 1 del Artículo 49 de la Constitución “serán nulas las pruebas
obtenidas mediante violación del debido proceso”.
Ningún juez participó en las supuestas pruebas que incriminarían a San Miguel y
Márquez. Tampoco hubo participación del juez en la cadena de custodia de pruebas.
Pregunto entonces: ¿se respetaron las garantías mínimas que permiten asegurar que
el dinero, material de propaganda electoral, computadoras y teléfonos celulares no
fueron alterados?
La respuesta es negativa: tales garantías fueron obviadas.
También se ha informado que San Miguel y Márquez fueron interrogados sin
presencia de su abogado, y que estuvieron incomunicados. Ello vicia, también,
cualquier prueba que pueda haber sido recabada.
En resumen: la detención de San Miguel y Márquez es arbitraria, pues no se ha
basado en pruebas obtenidas en el marco del debido proceso.
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5. Una condena sin juicio. La detención, y el “proceso judicial” seguido en contra de
San Miguel y Márquez, además, son arbitrarios, pues se violó su presunción de
inocencia.
Por el contrario: San Miguel y Márquez fueron presumidos culpables.
Así, la GNB, calificó anticipadamente la comisión de delitos, violando con ello la
presunción de inocencia y usurpando funciones del Ministerio Público y del Juez: la
GNB presumió “que el dinero sería utilizado para financiar alteraciones de orden
público o actos vandálicos”.
Lo único que podía presumir la GNB, insisto, era la inocencia. Pero presumió la
culpabilidad.
Lo propio hizo la Gobernadora del estado Cojedes, según fue denunciado. También
aquí se presumió la culpabilidad.
Además, esta detención se efectuó pocos días antes de la acusación pública del
Presidente de la República en contra de Voluntad Popular de realizar actos
irregulares. Una acusación que se repitió el lunes 21.
En resumen: San Miguel y Márquez fueron condenados sin juicio, al haberse
presumido su culpabilidad. Otro elemento que permite considerar que su detención es
arbitraria.
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on Wednesday, June 22nd, 2016 at 8:30 am and is filed under
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