EL CUERPO EN LA ESCENA POLÍTICO-PEDAGÓGICA. NOTAS PARA PENSAR LO CORPORAL EN EL DISCURSO GUBERNAMENTAL1 Cecilia Seré Quintero2 Alexandre Fernández Vaz3 Introducción Pensar el cuerpo en una escena que podríamos llamar político-pedagógica supone de antemano una configuración gubernamental en la cual la vida se articula como variable indispensable. Una configuración que pone en funcionamiento diferentes dispositivos con el objetivo de articular lo humano y favorecer la organización de su población. De esta forma se despliega una política sobre la vida, una bio-política que atenderá tanto al cuerpo colectivo como individual, o en todo caso que funcionará en esa articulación, y cuyos efectos se desdoblan sobre la contingencia del hombre (MILNER, 1999; FOUCAULT, 1977-78). En esta escena, las políticas gubernamentales modernas contienen de forma más o menos evidente una dimensión de lo corporal a la espera de ser funcionalizada. Dimensión política que supone la delimitación de aquello sobre lo cual se espera gobernar, y que para el caso del cuerpo tiene directa vinculación con el campo de las ciencias bio-médicas. Desde esta perspectiva el funcionamiento discursivo gubernamental opera ahí donde es posible establecer una captura, pero simultáneamente no puede dejar de considerar que toda captura es provisoria. Toda formulación discursiva en tanto cadena de lenguaje es siempre un ensayo de estabilidad; cadenas de significados que se anudan para poner sobre lo político la (provisoria) estabilidad necesaria para su funcionamiento. Lo pedagógico se inscribe allí, engarzándose a este funcionamiento. Funciona en esos espacios donde las certezas se establecen para dar soluciones a lo que en definitiva se trata del gobierno del sujeto, y que en todo momento deben lidiar con eso llamado cuerpo. La hipótesis que guiará el presente trabajo puede ser planteada de la siguiente manera: las políticas gubernamentales en general, y más específicamente aquellas que se presentan al margen de grandes acontecimientos que desestabilizan al país, contienen de forma más o menos evidente una dimensión de lo corporal a la espera de ser funcionalizada, en tanto necesaria para el 1 Este trabajo forma parte del proyecto de investigación “Políticas do corpo no Uruguai: emprazamentos discursivos do corporal (1985 – 2005)” que se realiza en el marco de la Maestría en Educación de la Universidad Federal de Santa Catarina (Brasil). Asimismo se enmarca en la línea “Cuerpo, educación y enseñanza” (dirijida por Raumar Rodríguez Giménez) del Grupo Políticas Educativas y Políticas de Investigación en Educación Física (GPEPI) del Dpto. de Investigación del Instituto Superior de Educación Física (ISEF - UdelaR) 2 Licenciada en Educación Física (ISEF – UdelaR). Maestranda en Educación por la Universidade Federal de Santa Catarina. Becaria del Conselho Nacional de Desenvolvimento Científico e Tecnológico (Brasil). Docente del Departamento Educación Física y Prácticas Corporales del Instituto Superior de Educación Física (UdelaR). 3 Doctor por la Leibniz Universität Hannover, Alemania; Docente de los Programas de Postgrado en Educación e Interdisciplinar en Humanidades de la Universidade Federal de Santa Catarina (UFSC); Investigador del Conselho Nacional de Desenvolvimento Científico e Tecnológico (Brasil). funcionamiento político. Puede desprenderse de allí, por tanto, el carácter pedagógico de dichas políticas, es decir las pretensiones de captura del sujeto en su dimensión imaginaria. Este análisis sobre las políticas gubernamentales parte de un supuesto que requiere ser aclarado, en tanto se establece como eje para la comprensión de los elementos aquí presentados. Se trata del supuesto de que el cuerpo puede ser considerado como una categoría clave para la comprensión de los fenómenos sociales en general, y particularmente de los fenómenos educativos (VAZ, 2003)4. Desde esta comprensión, no se trata de considerar al cuerpo únicamente como un elemento privilegiado, sino como una instancia ineludible en la lógica de funcionamiento de la sociedad moderna. A partir de aquí el trabajo espera abordar la articulación que este punto de partida permite establecer con las dimensiones políticas y pedagógicas delimitadas en la lógica gubernamental, y esbozar algunos elementos que en el caso de Uruguay pueden resultar significativos para la comprensión de dichas articulaciones. El cuerpo en la lógica gubernamental moderna Para lo que puede ser denominado como el campo de la política, la articulación simbólica de los sujetos se presenta como la base de su existencia, en tanto resulta necesario instaurar un agrupamiento tal que garantice la estabilidad y funcione como lazo. Dicho agrupamiento responde a la necesidad de una unificación semántica a la espera de compatibilizar a los seres hablantes bajo una misma lógica, la lógica del Estado (MILNER, 1999). La racionalidad gubernamental moderna no puede eludir esta cuestión y resulta necesario que diferentes dispositivos funcionalicen la posibilidad de homogeneidad lógica, la uniformidad de significados. Se trata de la función y el acto de nombrar, de poner (e imponer) el nombre a aquello que espera ser gobernado. Se trata, en definitiva, de establecer una unión entre las palabras y las cosas, aun cuando deba considerarse que esta relación es arbitraria, provisoria y contingente. El cuerpo, en esta lógica de homogeneidad, también es introducido como una variable en el funcionamiento gubernamental moderno5, y no puede desligarse de este funcionamiento en tanto se presenta como el espacio en el cual lo simbólico se encarna en el sujeto. Sin pretender simplificar la cuestión, podríamos decir que la instancia de gobierno es la instancia de la captura. La captura en la cual el sujeto funciona y es puesto a funcionar en las cadenas discursivas que el Otro 6 delimita. El cuerpo allí queda directamente implicado, articulado en la palabra, enlazado en el funcionamiento 4 Idea que se viene desarrollando en el Núcleo de Estudos e Pesquisa Educação e Sociedade Contemporânea de la Universidade Federal de Santa Catarina, el cual es coordinado por el Dr. Alexandre Fernández Vaz. 5 Gubernamentalidad que puede ser entendida, siguiendo a Foucault como un régimen de poder que se configuró a partir del siglo XVIII y que tiene “por blanco principal la población, por forma mayor de saber la economía política y por instrumento técnico esencial los dispositivos de seguridad” (FOUCAULT, 1977-78, p. 136) 6 El Otro es, según los planteos que Lacan posteriores a 1955, el lugar donde se constituye el sujeto. Puede ser definido como el orden simbólico, “o significante, a lei, a linguagem, o inconsciente, au, ainda, Deus” (ROUDINESCO y PLON, 1998, p. 558) discursivo, constituido ahí donde el significante imprime su huella. La función política en tanto define lo permitido y lo prohibido, interviene en una lógica de funcionamiento que opera en el espesor corporal. Actúa en el cuerpo, evidentemente allí donde éste no cesa de intentar eludir los límites. Actúa ahí, donde lo corporal es visto como el peligro que atenta contra la necesaria estabilidad. La acción política, en tanto se despliega para instaurar un funcionamiento eficaz, inscribe en el cuerpo la marca de su funcionamiento. Actúa poniendo e imponiendo pautas, parámetros, normas, y actúa sobre todo nombrando los desvíos, pues en el mismo acto de nombrarlos, los estabiliza, los pone a funcionar en una lógica discursiva a partir de la cual su control resulta posible. De esta forma la acción política estabiliza los desvíos en un discurso e instaura una lógica de continuidad con su accionar. Y sobre el cuerpo, resistencia que no se deja capturar por entero, operarán los dispositivos; dispositivos que en última instancia se constituyen, al igual que el cuerpo, como efectos del lenguaje. El acto de nombrar al cuerpo, la instancia de escribir y describir el cuerpo, funciona en la lógica de la ciencia moderna: describir, explicar y predecir. Se hace necesario que un saber se instale ahí, un saber del cuerpo que organice las prácticas discursivas en torno a éste, y habilite y deshabilite determinadas formas de gobierno. Si consideramos, a partir de Foucault (1969, p. 238) que “no existe saber sin una práctica discursiva definida; y toda práctica discursiva puede definirse por el saber que forma”, podemos avanzar considerando que toda práctica discursiva, en tanto encarna un saber, delimita, por el campo que este saber enmarca, las posibles acciones. Para la modernidad, lo corporal ha sido funcionalizado en los espacios discursivos que lo constituyen como efecto de un saber bio-médico. El discurso de la salud, del bienestar, del progreso, es tomado por los aparatos gubernamentales para estabilizar, controlar y gobernar el cuerpo. De esta forma, el cuerpo queda ceñido a esta lógica, y su definición estará monopolizada por el discurso de la anátomo-fisiología. Un discurso que bajo la nómina del higienismo (o del neo-higienismo) ha venido a acaparar las representaciones del cuerpo, tornando las acciones sobre éste como pretensiones de mejora, de optimización, y que en última instancia se proyectan eugenésicamente sobre la cuestión de la raza (Cf. FOUCAULT, 1979). Estos discursos, aún en un carácter más moderado, presentan una tendencia a alimentar las pretensiones del control orgánico, reduciendo lo corporal a un conjunto de variables a dominar. En este sentido el despliegue político sobre el cuerpo presenta una tendencia a producir y mantener un orden saludable bajo la lógica de un organismo a preservar y funciones a optimizar. El cuerpo en el discurso de gobierno. Algunas consideraciones sobre el Estado uruguayo. A partir de lo anteriormente mencionado, podríamos establecer dos grandes constantes que la construcción del cuerpo ha tenido para la modernidad: Por un lado el predominio del discurso bio-médico que delimita lo corporal en tanto objeto de conocimiento y de intervención; y por otro lado, y en concordancia con las “funciones” de este discurso, se destaca la necesidad de estabilizar, de poner sobre limites definidos, eso llamado cuerpo. Preguntarse por el cuerpo impone la lógica de su definición, de esa imperiosa necesidad del sujeto de establecer límites, de construir “universos lógicamente estabilizados” (Pêcheux, 1990). Considerar que hay algo, en tanto nombrado como cuerpo, que entra en el universo discursivo, adelanta que un funcionamiento científico lo captura para describirlo, explicarlo y predecirlo. Como indica Lacan (1954-55, p 116): “Frente al cuerpo, el médico tiene la actitud del señor que desmonta una máquina. Por más que se hagan declaraciones de principio, esta actitud es radical (...). Desde luego, nada prueba que el cuerpo sea una máquina, e incluso es perfectamente posible que no haya nada de eso. Pero ahí no está el problema. Lo importante es que la cuestión se haya abordado de esta forma”. El cuerpo, como objeto de consideración en la historia de la humanidad, cobra singulares dimensiones para los modernos en la medida en que las ciencias bio-médicas lo constituyen como un objeto de control y cuidado. El discurso gubernamental no escapará a esta lógica y, constituido el cuerpo como variable de gobierno, basará principalmente sus acciones en las producciones que las ciencias de la salud prescriben. Si bien es un aspecto que debe ser objeto de mayores análisis, puede constatarse para el caso de Uruguay, una cierta uniformidad en los dispositivos que capturan discursivamente lo corporal desde los aparatos de gobierno. Si realizamos una mirada panorámica desde la reforma vareliana hasta la actualidad, pueden evidenciarse indicios de ciertas constantes en la forma de presentar lo corporal. Desde el proyecto educativo de Varela, con la instauración de la gimnástica escolar7; las preocupaciones higienistas que se intensifican con las políticas batllistas8, cuyo signo característico puede verse en la instauración de las plazas de deporte; la posterior conformación de la formación de maestros en Educación Física con la creación de la Comisión Nacional de Educación Física9; y de allí a las políticas generadas por el gobierno de Tabaré Vázquez con la obligatoriedad de la Educación Física escolar, o la instauración de programas tales como “Knock Out a las drogas”10; las diversas manifestaciones de la actividad gubernamental moderna en torno al cuerpo, suponen generar allí una estabilidad tal que permita su gobierno. 7 Ver especialmente Rodríguez Giménez (2011) y Rodríguez Giménez (2008) Al respecto ver Rodríguez Giménez (2012) 9 Ver Dogliotti (2012) 10 Programa impulsado por Presidencia de la República en el año 2005 (organizado en conjunto con el Ministerio de Turismo y Deporte y la Junta Nacional de Drogas) que se propone a través de la práctica del Boxeo, alejar a los jóvenes del riesgo del consumo de drogas, promoviendo “estilos de vida saludables” (http://www.infodrogas.gub.uy/ko/) 8 La acción gubernamental al requerir la producción de significados estables se asocia con el discurso científico en tanto procura instrumentalizar y dirigir los procesos en dirección a los efectos procurados. Según Pêcheux (1990, p. 31) Nesses espaços discursivos (que (...) designamos como “logicamente estabilizados”) supõese que todo sujeito falante sabe do que se fala, porque todo enunciado produzido nesses espaços reflete propriedades estruturais independentes de sua enunciação: essas propriedades se inscrevem, transparentemente, em uma descrição adequada do universo (tal que este universo é tomado discursivamente nesses espaços). El cuerpo, al menos para el caso uruguayo, se constituye como un objeto que ha sido pragmáticamente manipulado por el campo de las ciencias bio-médicas, instaurando certezas respecto a su funcionamiento, sus cuidados y por tanto, sobre su gobierno. No por ello pueden desconsiderarse los recientes planteos que desde una lógica denominada “integral” pretenden abarcarlo desde diferentes dimensiones, pero con el mismo objetivo11. Allí se hace evidente la presencia por ejemplo de la sociología, la psicología, la antropología e incluso de la Educación Física, co-funcionales a las pretensiones de gobierno. Por otro lado, algunos de estos aspectos tal vez también puedan ser observados en los bordes de otras instancias que de alguna forma desestabilizaron el país. Si bien es una cuestión que merece ser profundizada, las dictaduras que marcaron la historia de Uruguay dan cuenta, por un lado de un cierto fracaso en los controles, considerando que la instauración de medidas extremas para el gobierno de la población evidencia la contingencia humana, su persistencia pulsional. Por otro lado permiten distinguir, por sus posiciones extremas, lo cotidiano de ciertos dispositivos que se mantienen disimulados en el normal funcionamiento de los aparatos de gobierno. Para el caso de Uruguay podría resultar esclarecedor el siguiente ejemplo. Tras la salida de la última dictadura (1973-1984), instancia que evidentemente marcó a la población en los más variados aspectos, se tornó necesario re-institucionalizar la democracia12. Esta instancia tuvo muchas aristas, pero una que tal vez merezca ser destacada en este caso, principalmente por su centralidad y por la posibilidad de entender algunos aspectos del funcionamiento cotidiano de la lógica gubernamental, es la función de la palabra del discurso estatal. Se tornó necesario construir 11 La lógica integral se ha expandido a diversos campos (educación integral, salud integral, etc.) que directa o indirectamente suponen una cierta incidencia en la relación de cada uno con su cuerpo. Sin embargo, según lo indica Lacan (1954-55, p. 116), “Es muy curioso y supone una incoherencia realmente extraña que se diga: el hombre tiene un cuerpo (...). Es absolutamente extraño estar localizado en un cuerpo, y a esta extrañeza no sería posible minimizarla, a pesar de que nos la pasaos jactándonos de haber reinventado la unidad humana, ésa que el idiota de Descartes había recortado. Es absolutamente inútil lanzar grandes declaraciones sobre el retorno a la unidad del ser humano, al alma como forma del cuerpo, con gran cantidad de tomismo y aristotelismo. La división está hecha sin remedio”. Tal vez la solución no pasa por continuar intentando unir eso que en el lenguaje ya se establece como una ruptura, sino analizar los efectos que dichas nociones tienen sobre la sociedad contemporánea, y sus efectos pedagógicos, políticos y epistemológicos. 12 Acerca de la articulación cuerpo, educación y educación física en la dictadura existen diversos antecedentes que pueden rastrearse en las producciones del Grupo Políticas Educativas y Políticas de Investigación en Educación Física (GPEPI) del Departamento de Investigación del ISEF (UdelaR). una determinada forma de lectura de la realidad, especialmente de lo acontecido en la última década, en la cual el Estado tuviera el monopolio de su interpretación (RICO, 2005). En ello confluye lo que Rico (2005) denomina la “re-semantización de la palabra pública”, y donde puede evidenciarse la intención de poner nombre a lo acontecido, delimitando su interpretación, estableciendo arbitrariamente formas de producir y reproducir la realidad. Las palabras, en tanto imposibilitadas de establecer una relación real con las cosas que designan, inclinan la balanza por la producción de sentido en detrimento de la (imposible) captura real de los hechos. Se trata en cierta medida de tomar partido de la dimensión imaginaria del lenguaje, de la contingencia que allí se representa. Y es el acto de nombrar el que impone un orden mediante la palabra, fundamental en la tarea de volver a encaminar la democracia. De ahí derivan sustitutos semánticos tales como: “dictadura” por “gobierno de facto”, “torturas” por “apremios físicos”, “crímenes de lesa humanidad” por “pérdida de referentes”, “impunidad” por “pacificación” (RICO, 2005 p. 76). E incluso de similar forma puede entenderse la ausencia de “tipificación” de los delitos de tortura y el de desaparición forzada, característicos de la dictadura cívico-militar de 1973 (BLENGIO, 2005, p. 180). De esta forma se evidencian las funciones de la representación, en la construcción de un universo estable. Así lo indica Pêcheux (2006, p. 34): Nesse espaço de necessidade equívoca, misturando coisas e pessoas, processos técnicos e decisões morais, modo de emprego e escolhas políticas, toda conversa (desde o simples pedido de informação até a discussão, o debate, o confronto) é suscetível de colocar em jogo uma bipolarização lógica das proposições enunciáveis... De nada serve negar essa necessidade (desejo) de aparência, veículo de disjunções e categorizações lógicas: essa necessidade universal de um “mundo semanticamente normal”, isto é, normatizado, começa com a relação de cada um com seu próprio corpo e seus arredores imediatos... En este sentido damos cuenta del funcionamiento de la palabra, y podemos destacar que los discursos establecen siempre una distancia con aquello que designan. Hay lo real, incapturable para el funcionamiento de la palabra, que en algunos casos toma partido de ello y disimula su arbitrariedad y sus imperfecciones en los intentos de unificación de las representaciones. La producción gubernamental del cuerpo Como puede observarse en las políticas de gobierno anteriormente mencionadas, el Estado de forma ininterrumpida establece el funcionamiento de una lógica que posiciona a la población en su centro, y que define esquemas simbólicos que se imprimen sobre el cuerpo. Esta captura de lo corporal en la lógica de gobierno dista de presentarse como una instancia natural. Como plantea Rodríguez Giménez (2004, p. 6) Desconocer que el devenir corporal es la historia de su producción, reproducción y autoproducción es lo que hace a una ideología lo suficientemente infranqueable como para que dicha instancia objetiva se disuelva en una visión naturalista de la vida humana. (...) la comprensión de cualquier tipo de trabajo sobre el cuerpo está atada a la comprensión de la historia de su producción: historia material, social, cultural y política del cuerpo. Esta historia de la producción corporal es, como lo indicaran Marx y Engels (1932/1956), la historia de la producción de la vida del hombre. El hombre produce y reproduce las condiciones materiales, y al hacerlo reproduce (corporalmente) un modo de vida determinado. Para el caso de las sociedades occidentales modernas, se impone la lógica de la burguesía. Se trata de condiciones particulares de producción y reproducción de la vida, que se traduce en condiciones particulares de producción y reproducción del cuerpo. Ya lo mencionaba Foucault en su Historia de la Sexualidad (1976, p. 75) “una de las formas primordiales de la conciencia de clase es la afirmación del cuerpo”. Y esa preocupación correspondió principalmente a la burguesía, y no lo fue para la clase trabajadora hasta en tanto no se erigió una tecnología de control que acompañara las problemáticas surgidas de la urbanidad (la articulación público – privado) y sus derivaciones en el control de la sexualidad traducidas en cálculos económicos del gobierno. El cuerpo se evidencia una vez más como instancia inevitable de la lógica occidental moderna, considerando que “hoy podemos calificar de «occidental» (y esto, sea cual sea su situación geográfica) todo dispositivo social que contenga, en número suficiente, una burguesía remunerada13” (Milner, 2003, p. 13). Esta burguesía remunerada comandará las funcionalidades de lo corporal, en tanto tendrá gran énfasis en la administración de la vida, traducidas una administración de las energías del individuo. Se trata de una articulación entre economía y política funcionales a la dominación de la burguesía en el desarrollo capitalista14. Como lo indica Foucault (1977-78) la gestión gubernamental, basada en los dispositivos de seguridad, centra a la población como dato y como campo de intervención, y a la economía política como ciencia y como técnica de gobierno. El cuerpo allí, también es administrado bajo la lógica burguesa, y de allí se desprende, no únicamente un problema económico-político, sino también derivaciones epistémicas que en última instancia se traducen en derivaciones pedagógicas15. Consideraciones finales 13 La noción de “burguesía remunerada” proveniente de Milner (2003) refiere a las modificaciones que esta clase establece al entrar en la dinámica de las profesiones intrínsecamente modernas. Se trata del privilegio otorgado a la técnica y su predilección por “las profesiones nacidas de las innovaciones tecnológicas (ingenieros) o del Estado industrial moderno (funcionarios)” (Milner, 2003, p. 22) 14 Para profundizar en este aspecto ver Milner (2003), especialmente pp. 69 y ss. 15 Según indica Agamben (2002), toda política es co-originariamente bio-política. A partir de allí es posible considerar que “como efecto de los proyectos modernos, la pedagogía no puede dejar de ser un eco de la biopolítica, es decir, la preocupación por la educación será, a partir del impulso moderno, una forma de control del individuo y regulación de la población. De esta manera la cuestión del cuerpo se vuelve fundamental” y deberá lidiar allí con “lo imponderablemente humano, con lo que da cuenta de la contingencia del cuerpo, es decir, la sexualidad” (RODRÍGUEZ GIMÉNEZ, 2010, p. 217 - 218) Los elementos aquí presentados tienen como principal intención avanzar en la comprensión del cuerpo como una variable a ser considerada para entender el presente. Una variable que permite nuclear las consideraciones políticas y pedagógicas que como efecto de éste se despliegan, siempre teniendo en cuenta que en tanto prácticas discursivas que lo circunscriben, se presentan como efecto de un saber. Hay un saber allí que delimita lo corporal, que le impone su marca, que lo nombra y lo estabiliza, y a partir de lo cual las derivaciones político-pedagógicas resultan inminentes. Se trata de una organización de lo corporal a partir de lo cual puede deducirse una determinada forma de comprender, organizar y administrar la sociedad contemporánea. El cuerpo se nos presenta como un reflejo. El reflejo de un discurso puesto allí, frente al objeto y a la vez distanciado de éste, intentando explicarlo. Y al explicarlo no puede evitar reflejarse en el espejo, como uno no puede saber el espejo más que cuando éste le devuelve su imagen. El cuerpo es un espejo discursivo, un reflejo del conjunto de configuraciones que se organizan para decir algo sobre éste, y que en dicha organización no pueden dejar, también, de ser reflejadas. Y también hay ahí lo que se esconde, lo que el juego de luces y sombras no logra capturar. Y eso no puede ser olvidado cuando se piensa el cuerpo como vía para una compresión, como una abertura a partir de la cual algo puede ser dilucidado. Bibliografía AGAMBEN, G. (2002). Lo Abierto. Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editora. BLENGIO, M. (2005). La interpelación de los derechos humanos en veinte años de democracia. En: Caetano, G. (Dir). 20 años de democracia. Uruguay 1985-2005: miradas multiples. 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