Gabriela Serra

Anuncio
“EL HAMBRE SIGUE MATANDO” per GABRIELA SERRA
En el mes de octubre dos fechas reclaman atención. La primera el 16: Día Mundial
de la Alimentación, proclamado en 1979 por la Conferencia de Naciones Unidas
para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la segunda el día después: el 17 de
octubre declarado Día Internacional por la Erradicación de la Pobreza, por la
Asamblea General de Naciones Unidas en 1993, Estas celebraciones pretendían y
lo siguen pretendiendo, apelar a las conciencias de las poblaciones sobre dos
problemas endémicos para cientos de miles de seres humanos: el hambre y la
pobreza.
Para ello, la FAO aporta datos escalofriantes que hacen languidecer las espantosas cifras
de muertes y asesinatos en los conflictos bélicos en curso: Palestina e Israel; la
ocupación de Irak; las matanzas en Sudan… el terrorismo internacional, por citar
algunos. Todos ellos conflictos que entre otras diversas atrocidades, le roban la vida a
muchas gentes e imponen pobreza a muchas más. Pero las cifras que arrojan son una
nimiedad comparadas con los 100.000 seres humanos que diariamente fallecen por
hambre o sus consecuencias directas. De ellos, cada 7 segundos es un niño o una niña
menor de 10 años quien muere de hambre. Porque son 840 millones las gentes que
padecen hambre y grave desnutrición crónica y de ellas, 300 millones son niños. Presten
atención, James Morris, director del PMA (Programa de Alimentos de Naciones
Unidas), sostiene que con 28 euros anuales (4.659 pesetas) se puede alimentar a un
niño. Sin comentarios.
Vista y analizada la tragedia, los tan traídos y nombrados Objetivos de Desarrollo del
Milenio (aprobados por la ONU en el 2000) proponían erradicar la extrema pobreza y el
hambre reduciendo a la mitad -entre 1990 y el 2015- la cantidad de personas que sufren
desnutrición crónica y la de personas con ingresos inferiores a 1 dólar. Ahora bien,
siempre según la ONU, con 13.000 millones de dólares al año, se podrían solventar las
necesidades nutricionales y sanitarias básicas de esos millones de seres empobrecidos y
con 50.000 millones de dólares anuales se lograría erradicar el hambre y la pobreza
extrema. Lo más dramático y profundamente torpe es que esta devastación no tiene
visos de disminuir, parar o estancarse: según datos del PMA, el número de personas
desnutridas en lugar de mermar, se incrementa anualmente en cinco millones.
Contradictoriamente disminuyen los recursos destinados a tal fin pese los acuerdos
firmados en diversas conferencias y cumbres internacionales.
Es cierto que en varios de esos foros, Cumbre de la Alimentación (Roma), Cumbre
sobre Desarrollo Sostenible (Johannesburgo) Cumbre sobre Desarrollo Humano
(Monterrey) … se han abordado un rosario de temas tan controvertidos como urgentes:
el flagelo del hambre, el derecho a la alimentación, las relaciones comerciales justas, el
agua como bien público y el derecho a su acceso, el consumo responsable y el protocolo
de Kyoto, la reducción y/o supresión de la deuda externa, la soberanía alimentaría, la
defensa de la biodiversidad y el reconocimiento de la deuda ecológica, por citar
algunos. Pero como ya viene siendo habitual unos se han eliminado del Plan de Acción,
otros se han aplazado y con otros, poco se ha avanzado en adoptar medidas e
indicadores precisos que permitan evaluar el impacto. En general en esas Cumbres
toman las decisiones quienes ya están encumbrados, los países empobrecidos no son
tomados en cuenta, de ahí la necesidad de convocar cumbres alternativas paralelas que
permitan a las organizaciones de la sociedad civil exponer, discutir, proponer y acordar
medidas, acciones y presiones cara a NNUU, los gobiernos y las Instancias financieras
Internacionales, enfocadas a soluciones más certeras y duraderas.
Pero volviendo al hambre, estoy con Jean Ziegler (Relator especial de NNUU para el
Derecho a la Alimentación), cuando afirma que "el hambre persistente y la desnutrición
crónica son obra del ser humano;… son el resultado del orden asesino del mundo; y que
… quien muere de hambre es víctima de un asesinato." Que el hambre extermine a seres
humanos no puede definirse de otro modo, y más cuando vivimos en una tierra cuyos
medios de producción agrícola han alcanzado el suficiente nivel para producir alimentos
para 12.000 millones de seres humanos… y sólo somos 6.000 millones; o cuando el
producto interior bruto del conjunto de países integrados en el África Subsahariana es
rebasado por el patrimonio de las 15 personas más ricas el mundo. Y más aún, cuando
EEUU, la primera potencia mundial, es quien aporta el menor porcentaje de su PIB para
la Ayuda Oficial al Desarrollo, del conjunto de la comunidad de países donantes: el 0,13
% que equivale a 15.000 millones de dólares argumentando que carece de presupuesto
disponible para responder a los "compromisos adquiridos". Sin embargo el Gobierno
Bush si contó con disponibilidad para aumentar el gasto militar en 150.000 millones de
dólares anuales.
Así las cosas hay bien poco que celebrar y mucho por lo que continuar luchando y
resistiendo. Afirma Ziegler, que los cuatro jinetes del subdesarrollo son: el hambre, la
sed, las epidemias y la guerra. Cierto. Sin duda son causas que generan pobreza. Mas,
modestamente, añadiría un quinto jinete: la desesperanza, a saber: el convencimiento de
que no es posible abar con la voracidad depredadora del sistema, o la desconfianza la
posibilidad de alcanzar un mundo más justo, libre, con equidad y solidaridad. La
instalación en la desesperanza es el talón de Aquiles de las gentes y los pueblos
expoliados y de quienes hacemos nuestra su lucha. Sería su verdadera derrota y la
victoria soñada de los abanderados del libre mercado. Así pues hay que seguir
instalados en el reto de acercar en la medida de lo posible algún adelanto, por pequeño
que sea, de ese otro mundo mejor y posible.
Continuaran las cumbres oficiales y, como no, continuaran los foros y los encuentros
alternativos. Seguiremos reflexionando sobre el hambre y las vías para erradicarla. Pero
no sólo el hambre de alimentos que permite mantener la vida, sino también el hambre de
libertad, dignidad y justicia que permite a los empobrecidos lanzarse sin reservas hacia
un mañana mejor. En eso andamos.
Descargar