Korman Ekaterina (Rostov del Don)

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E.A. Korman
(Rostov del Don)
ACERCA DE PECULIARIDADES ESTILÍSTICAS DE LA
DOCUMENTACIÓN OFICIAL EN EL ESPAÑOL Y EL RUSO
El presente artículo está dedicado al analisis de peculiaridades estilísticas de la documentación
oficial en el español y el ruso.
La estilística funcional como ciencia lingüística surge en la década de los años 50 del siglo
XX, como lógico resultado de diversos factores sociales, históricos, culturales e intralingüísticos.
Entre los factores extralingüísticos, hace constar el alto nivel del desarrollo que alcanzaron las
lenguas de Europa Occidental, el propio auge de los medios masivos de comunicación, los avances
científico-técnicos en general, así como los procesos históricos internos en cada nación que motivan
un gradual cambio en las normas estilísticas. Entre los factores puramente lingüísticos, un momento
trascendente debe ubicarse a finales del siglo XIX cuando Ferdinand de Saussure establece la
distinción entre la lengua y el habla, o sea, la oposición entre la lengua como sistema de las posibles
realizaciones de los medios de comunicación y el habla como ejecución concreta y específica de
esas posibilidades en un determinado acto comunicativo [4].
La estilística funcional investiga las particularidades y regularidades del funcionamiento del
idioma en las diferentes variedades del habla, las que se corresponden con determinadas esferas de
la comunicación y de la actividad humana. Para esta rama lingüística, el elemento esencial es la
intención, la finalidad concreta, la función de la comunicación. Y este elemento se encuentra
determinado por el complejo de condiciones en que se efectúa la comunicación, entre las que
podemos identificar evidentemente: el contenido del enunciado, la situación, la actitud del hablante
hacia la realidad y hacia sus interlocutores.
De esta manera, el estilo funcional se ve como sistema relativamente cerrado, porque para
cada uno son propios determinados recursos idiomáticos, y otros, que poseen cualidades estilísticas
distintas, le son extraños. Cada estilo se caracteriza por la existencia de su propia base material, no
obstante, se forman de los medios de la lengua nacional y evolucionan en sus límites. Así, por el
estilo funcional I.R.Galperin entiende un sistema de medios lingüísticos interrelacionados que
cumplen un propósito comunicativo definido y se identifica con un ámbito profesional o del
conocimiento humano determinado [1]. Consideramos muy completa la definición expresada por la
estilóloga rusa M.N. Kózhina: “Por el concepto del estilo funcional se entiende una variedad
determinada del habla que corresponde a cierta esfera de la actividad humana y posee matices
estilísticos originales debidos a las particularidades del funcionamiento en esta esfera de medios
idiomáticos y a la organización específica del habla; esta estructura tiene sus normas de elección y
combinación de unidades idiomáticas que están en concordancia con los fines de la comunicación
en la esfera correspondiente” [6].
Así, los estilos funcionales son conjuntos sistemáticamente ordenados, puesto que las
diferencias entre distintas formaciones del habla se expresan no sólo en el léxico, sino también en la
morfosintaxis, en el ritmo, en la entonación, etc. Es interesante apreciar cómo también el
significado funcional de una misma unidad lingüística cambia parcialmente en diferentes estilos. Se
le agregan cualidades adicionales en dependencia del estilo funcional en que se actualiza.
A modo de ejemplo podemos señalar el futuro imperfecto del indicativo.
En un texto jurídico es un mandato:
El acusado responderá por su delito;
en el estilo coloquial tiene un sentido modal de ironía:
¡Qué se pensarán estas chicas¡;
en el periodismo adquiere noción de presente con matiz de estabilidad
Él pagará la deuda.
Nos parece importante subrayar que los estilos funcionales tienen un carácter dinámico: con
la evolución de la sociedad cambia la estructura del habla, en otras palabras, aparecen nuevas
condiciones y modalidades de comunicación, por lo que se modifican unos estilos, surgen otros, y
las tipologías se mueven sin cesar.
Por el momento no hay clasificación de los estilos funcionales universalmente aceptada. Por
ejemplo, T.H. Shishkova establece cuatro estilos en correspondencia con cuatro formas de la
actividad humana; son publicista, oficial, científico y artístico. Y el quinto estilo es el coloquial, que
se utiliza en la vida cotidiana. La función comunicativa aparece en los cinco, pero en su forma
original sólo está en el coloquial. En los demás, se encuentra matizada, porque ocurre una adición a
la función idiomática primordial. En el científico la función comunicativa actúa en su forma
informativa, porque tiene como objetivo ponerse al tanto de los logros de las ciencias. El oficial se
distingue por su función directiva, porque se propone regular, dirigir la conducta de los que integran
una sociedad. El estilo publicista toma en su función un carácter informativo de propaganda, pues lo
que se intenta es persuadir, convencer. En el artístico predomina la función estética, por lo que
opera con la subjetividad, con el mundo individual, interno, que condiciona la recreación de la
realidad [6, 73]. Sin embargo, “se debe tener en cuenta que tanto en la vida real como en nuestra
habla no existen límites bien marcados, sino fenómenos transitorios, mezclados”, afirma la autora
[6, 77].
A continuación presentamos, en apretada síntesis, los rasgos más distintivos del estilo oficial
tanto del español, como del ruso. Primeramente, hace constar que la función predominante de este
estilo es la comunicativa, que consta en expresar ciertras relaciones entre gobiernos, partidos, entre
el Estado y sus ciudadanos, etc. Además, podemos observar que el estilo oficial prefiere la forma
escrita, siéndole muy ajena la oral. Lo mismo se puede decir del estilo científico, aunque este, en
comparación con el estilo oficial, se realiza más frecuentemente en forma oral (conferencias,
informes, etc) [3, 120].
Entre los rasgos más evidentes del estilo oficial hace falta mencionar su estandartización
(sobre todo, en lo que toca a los documentos tipo). Este proceso sigue desarrollándose en dos
sentidos: a) un amplio uso de formalismos y clichés, modelos estereotipados, lugares comunes, lo
que facilita mucho la composición de textos oficiales; b) una repetición frecuente de las mismas
voces, formulas, construcciones, teniendo como su objetivo el tipificar del modo de nombrar las
mismas situaciones renunciándo a utilizar los recursos idiomáticos expresivos.
En lo que toca a los rasgos universales del lenguaje oficial, hace falta tomar en cuenta la
impersonalidad presente en los documentos, la cual se origina en el hecho de existir un emisor
colectivo, que de esta manera reafirma el carácter de institución. Esta condición puede advertirse en
el uso de construcciones impersonales, empleo de la pasiva con se, elisiones. Aquí es importante
destacar el uso de la 3-a persona: Se le comunica, se le notifica ..., o, bien, se convierte en plural
asociativo de órgano gestor: Le comunicamos, nos complace informarle que su recurso de
revocatoria ha sido estimado..., o se lexicaliza hablando por terceras personas (Esta dependencia
del Gobierno, esta Oficina ...). Lo mismo pasa en el ruso: Следует иметь в виду, что указанные
изменения вносятся лишь в актовую запись о рождении. Свидетельство о рождении
выдается новое (прежнее уничтожается). Raras veces el emisor es una primera persona,
porque el Estado descansa en el imperio de la ley y ésta es impersonal, absoluta y universal; no
admite excepciones.
Otra característica importante, y común a casi todos los documentos, es el carácter
conservador. Éste se percibe, además, en los siguientes aspectos:
- la fuerte herencia latina que se advierte en el léxico (día de autos) y en el empleo de latinismos
(‘sine die’) y aforismos latinos (‘dura lex, sed lex’: dura es la ley, pero es la ley). Por ejemplo, el
verbo dicere (del griego diké: justicia humana) ha conservado algo de su origen: dicere causam:
exponer una causa; dicere diem: fijar el día; dictamen (opinión, juicio), edictum (edicto). Las
palabras latinas son más frecuentes en los textos•españoles que en los rusos, en éstos se suelen usar
transliterados al ruso (де-юре, де-факто, а приоре, etc.). Incluso podemos ver tales combinaciones
como априорная информация.
- el empleo de arcaísmos que pueden ser tanto léxicos (‘otrosí’: además) como morfológicos. En
este caso, se resalta el empleo del futuro de subjuntivo (hiciere, tomare...), forma arcaica, que solo
se emplea en este tipo de lenguaje. El mismo rasgo lo observamos en documentos oficiales rusos,
sobre todo en el ámbito de la diplomacia - сей, таковой, оный, Его Величество, Его
Превосходительство, господин, etc.
- el uso de formalismos y clichés, como pueden ser los tratamientos (‘usía’) o las frases de cierre
(‘Es gracia que espera obtener del recto proceder de Vuestra Ilustrísima’), así como el empleo de
numerosas frases hechas de carácter oficial (veredicto de culpabilidad - обвинительный приговор,
orden judicial - исполнительный лист, sanción disciplinaria - дисциплинарные взыскания,
recurso de casación - кассационная жалоба, etc.).
Otro rasgo del lenguaje oficial es la tendencia imperativa y reglamentista, la cual es lógica
teniendo en cuenta que legislar es disponer y ordenar. En español, se percibe en el empleo de las
formas de imperativo, los futuros de obligación (tomará) y las perífrasis verbales modales de
obligación (deber +infinitivo; haber que infinitivo, haber de infinitivo; tener que +infinitivo). En el
ruso predominan las formas lexico-gramaticales de obligación: Принятые собранием решения
должны быть объявлены всем работающим на предприятии; необходимо предоставить
справку, etc.
Una peculiaridad más es la búsqueda de la mayor objetividad posible, lo cual se advierte en
una cierta tendencia a la abstracción, así como el uso de las formas durativas y el presente
atemporal: La Administración Pública está constituida; El Consejo Universitario, considerando...
acuerda..... При невозможности защитника явиться в этот срок следователь принимает
меры. De esta manera, la sintaxis se ve condicionada por la utilización profusa de formas
lingüísticas relacionadas con conceptos básicos de obligación, condición, prohibición.
Otras características léxicas y sintácticas que se advierten como propias de este lenguaje
serían:
- la complejidad sintáctica (evidente en la elaboración de determinados artículos de leyes o
apartados de sentencias, con la finalidad de prever posibles interpretaciones o variantes);
- el uso del gerundio y el participio (muy evidente en instancias y sentencias). Habiéndose
procedido al análisis documental... Leida el acta, el Consejo de Administración procede...;
- el empleo de condicionales. Si se encontrare en el lugar citado... Судья не вправе принять
заявление об установлении отцовства, если в записи о рождении ребенка отцом указано
определенное лицо;
- el uso de términos cultos, como legatario, causante, escritura matriz, interés legítimo,
надлежащий,
должный,
вышеуказанный,
нижеподписавшийся,
неисполнение,
препроводить, податель, поручитель, охранять права и свободы, обеспечивать
равноправие etc.;
- el uso de abreviaturas, formas cortadas, símbolos convencionales, esquemas, diagramas y otras
ilustraciones, por ejemplo: Semarnat, Banamex, Pemex, Conacyt, A.S.P. = Aceptada sin
protestas, FF.CC = ferrocarriles, docmto = documento, gra. = gracias, & = y, etc.; en el ruso,
НИИ, ЦКБ, КТС, КЗоТ, студсовет, профком, цехком, etc.;
- el uso de las mayúsculas en los documentos oficiales; el verbo que significa el objetivo
fundamental en textos de carácter jurídico y administrativo va en mayúsculas; por ejemplo,
sentencias, edictos, bandos, decretos, certificados: SOLICITA; EXPONE; CERTIFICA;
DECLARA [5]. Este rasgo no es típico para el ruso. Asimismo se deben escribir con mayúscula
inicial los sustantivos y adjetivos que forman el nombre de las instituciones y documentos
oficiales (leyes, reglamentos, etcétera): Secretaría de Educación Pública, Manual de
Organización, Ley de Fomento Editorial.
Generalmente, un documento oficial
−
un oficio, un considerando, un acuerdo, una
resolución, un recurso de revocatoria, el orden día o agenda, un artículo, un transitorio, un acta −
obedece a una cultura burocrática; es decir, se impone en razón de una propiedad particular. En el
lenguaje de los documentos un léxico de base jurídica ha de ser utilizado con suma precisión. Es
una lengua y mensaje a la vez, que se aprende para ser reproducida en la modalidad escrita y apenas
admite variación [3,123].
Ademas, hace constar otras diferencias que existen en la documentación oficial rusa y la
española.
Primeramente, podemos señalar la tendencia nominativa (o sea, un empleo amplio de los
nombres) que se muestra de una manera vívida en el dicho estilo funcional. Por ejemplo,
Территория
Республики
Беларусь
является
естественным
условием
существования и пространственным пределом самоопределения народа, основой
его благосостояния и суверенитета Республики Беларусь.
En los textos españoles, en cambio, notamos el uso prefente de verbos y formas verbales
(infinitivos, gerundios, participios). El empleo de los nombres es mucho menos frecuente. Por
ejemplo:
El Estado podrá concertar tratados de doble nacionalidad con los países iberoamericanos
o con aquellos que hayan tenido o tengan una particular vinculación con España. En estos
mismos países, aun cuando no reconozcan a sus ciudadanos un derecho recíproco, podrán
naturalizarse los españoles sin perder su nacionalidad de origen.
En el lenguaje oficial ruso, se utilizan sólo las formas masculinas de cargos y títulos:
работник полиции Сидорова, свидетель Иванова, губернатор Матвиенко, etc. A diferenci del
español actual que presenta formas como ministra, presidenta, jefa, etc.
En el lenguaje oficial ruso podemos notar una mayor cantidad de palabras compuestas:
бракосочетание, правонарушение, налогообложение, землепользование, пассажироперевозки, etc.
También podemos observar varias peculiaridades en el nivel gráfico. Así, en español, a
diferencia del ruso, las cursivas se ponen con: 1) los títulos de las publicaciones: libros, revistas,
periódicos; 2) las palabras extranjeras; 3) las frases en lengua extranjera; 4) las palabras mal escritas
intencionalmente (si estas palabras provienen de una cita textual, hay que escribir junto a ellas,
entre paréntesis, la palabra (sic) que significa “así en el original”): 5) las locuciones latinas [2, 6].
Concluyendo la presente comunicación, quisiéramos notar la coincidencia de los rasgos
principales del lenguaje oficial ruso y el español. Son exactitud y precisión; impersonalidad;
ausencia de emoción y expresividad; carácter arcaico, tradicional, estandarizado y concreto.
Aunque, desde luego, podemos observar algunas peculiaridades léxicas, gramaticales, estilísticas
que radican en las diferencias que tienen los dos idiomas en los niveles del sistema, norma, uso y
mundivisión. El lenguaje de un documento oficial condiciona e incluso favorece la creación de un
tipo de lengua particular. Esto no se refiere a un sistema de lengua distinto de la lengua española o,
en su caso, de la lengua rusa, sino a una selección, o especialización de sus formas léxicas,
sintácticas y estilísticas. La lengua común, o estándar, en un documento oficial adquiere formas,
características y significados especiales cuando se aplica sobre ámbitos de la actividad profesional.
En lo que toca a sus perspectivas, creemos que el desarrollo del lenguaje oficial contribuirá a la
evolución de la sociedad contemporánea, facilitando las herramientas de recoger, tratar, transmitir y
conservar la información.
Fuentes y Bibliografía
1. Гальперин, И.Р. Стилистика английского языка. Учебник. - 3-е изд. - М.: Высш.
школа, 1981. -334 с.
2. Guía de estilo para redactar documentos. Codificación: GERD-500 Versión: 01 Vigencia:
15 de agosto de 2008. – 38 pp.
3. Mena Campos, M. Léxico y estilo en los documentos oficiales // Káñina, Rev. Artes y
Letras, Univ. Costa Rica. XXXIII Especial, 2009. – pp. 119-123
4. Pérez González, L. Una mirada pluridimensional al proceso de comunicación, Edición
electrónica gratuita. Texto completo en www.eumed.net/libros/2011a/901/ , 2011.
5. Sarmiento, R. El lenguaje de la Administración. Publicación electrónica de la Universidad
Rey Juan Carlos, Madrid, España, 2005. URL:
www.cct.urjc.es/z_files/ab_depar/ab01/EL%20LENGUAJE%20DE%20LA%20ADMINISTRACI
ON.htm.
6. Shishkova, T.H y Popok, J.K.L. Estilística y Educación funcional // Stilistika Ispanskogo
Iazika. Minsk, Vishaya Skola: 1989. – 136 p.
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