Edición de ladrid. Afo IV.-Kimiero tsTS. fViernes ^ de l'ayo de 1857. — — — — II I iiiBjaMgBMWWaWMBMlMMMapMIIWIIII IIHIII a a * m 9IABI0 LIBEBIL DE LA ÜMANl. ¡rtlILClCt Madrid , un mes. ^ Pi (vincias, Islas Baleares y Canarias, im mes Idim , tres meses ídem , seis •• ED proTincias, suscribiéndose en la Administración, por trimestre I.os| suscriiores contra quienes haya que girar, por trimestre. . . ^m . IIlUlJiüMllL 11-11 'i-LJ. . . •J—»•—^'»'^^—'J I rs. 4« 90 4» 4« Se insertarán i precios cortencionales según El mínimum 2 realeg, y los que pasen d« ocho t\ lugar y clase de letra que ocupen. La Redacción ó Administración no devuelve líneas á 4 cuartos cada una d« 36 letras. los originales de anuccios 6 artículos que por Para los suscritores 2 cuartos línea.f cualquiera circunstancia no se publiquen. MMB SECCIÓN DOCTRINAL SL TALISUAR. 13S —Lo» perro» han sido alabados en todos tiempos por su fidelidad,—respondió Conrado,—y el rej su amo ha ganado su afecto poniéndose á luchar y bromear con cualquiera de ello» cuantas vece» le ocurre semejante estravagancia. SBASPEAM: HEIIBIQUE. Dalanta del pabellón real en que acababa de pasar eits escena, se habían quedado solos el marqués de Monferrat y el gran maestre de los caballeros templario», cuando vieron desplegar un fuerte destacamento formándose un círculo y dejando en el centro la tienda á fin de evitar todo rumor que pudiese perturbar el reposo del rey. Tenían los soldados los ojos bajos y «1 semblante triste, marchando con tal silencio como si fuesen en una pompa funeral, y sin que el menor ruido anunciase que llevaban t o das sus armas. Inclináronlas con respeto al atravesar los dos jefes por entre las filas, pero sin perder su continente silencioso. —¡Cómo han mudado estos insulares!—dijo el maestre á Conrado cuando ya se hallaban á cierta distancia de la guardia de Ricardo.—¡Qué alboroto se escuchaba siempre delante de esta tienda! No se hacia mas que tirar á la barra jugar al mallo, luchar, cantar y beber, como si estos salvajes se hallapn en la fiesta de una aldea, y alrededor de un mallo, en vez de estar custodiando una bandera real. IT/TFíT. •»»Mi«*«iMi»M»«»»»»ig»»»it»g»B«WWMaM»iWaaBMWMBiM«iMlllllllW»llllllll ^, Este carácter será, por lo demás, de todo tenible privilegio que se crea en favor de una sola clase, y de la grave perturbación que se punto innecesario, si el alto Cuerpo colegisHabiéndose concluido la edición del nú- introduce en todo lo relativo á la trasmisión lador comprende á fondo, y dignamente la mero de 1." de este mes, no nos es posible ' de las herencias, y de la amenaza que todo desempeña, su misión respecto del país y del esto e«vuelve á la legislación vigente en ma- trono. Sin las nuevas prerogativas con que remitirlo á los nuevos suscriiores. Gomo este teria de mayorazgos y vinculaciones; ¿creen hoy se pretende enaltecerle, el Senado espanúmero contiene las revistas de los aconteci- por ventura el gobierno y sus obligados de- ñol mereció en días no lejanos, en una célemientos del mes anterior y no llevaba folle- fensoras, que la monarquía hereditaria cuan- bre votación , el aplauso público y apareció tia, no quedan interrumpí Jas las materias de do á este carácter reúne ia condición esencial rodeado de alto prestigio. Nadie preguntó í de monarquía constitucional, puede hallar su entonces, para añadir un quilate mas al apreeste mes. ; fuerza y estabilidad en esas instituciones si- cio que la alta Cámara le merecía, si sus ini mílares que tahto sé ensalzan y ¿ que tan dividuos tenían ó no el derecho de trasmitir su alto puesto á sus hijos; y es indudable y I «straordinario poder se atribuye? por demás obvio que, si por desgracia llegara j Convenimos en que entre nosotros no falEl gobierno se ha decidido al fin, tras larun día en que el Senado hereditario se colotan aristócratas, pero terminantemente negas vacilaciones é indefinibles circunloquios, gamos que exista una aristocracia, en la cara en pugna con los deseos del país, en á entrar en la senda de esa reforma, tantas ¡ acepción genuína de esta palabra; negamos nadie despertaría mas vivas simpatías, ni Teces anunciada y encarecida por todos los ; que esa clase, tal como aquí la vemosconsti- nadie hallaría una atenuación de sus desapóstoles del viejo y del neo-absolutismo. El I tuída, tal como ha venido á ser ¿ consecuen- aciertos en la eventual, en la ínsigniGcante gobierno sentía instintivamente la necesidad i cía de las rail convulsiones por que ha pasa- circunstancia de que las funciones senatoriade acometer la reforma, por unos tan temiI do el país, y á coasecueacia también de su les fuesen trasmisíbles de una en otra geda como por otros ardientemente esperada; propia conducta en presencia del movimien- neración. f aunque no se le habrá ocultado cuánto arLa fuerza moral, la respetabilidad de las to innovador que caracteriza el presente siriesga accediendo aun mas y mas á las inglo, sea esa institución fuerte y llena de vi- clases y de los individuos no se deriva, en sinuaciones, ó por mejor decir, intimaciones 1 talidad, á la que el gobierno restaurador los tiempos que corren, de ia mera herencia: de ciertas banderías, la fuerza de los comcoacede tanta imciativa en los destinos de el mérito es personal, y personal el demépromisos para con ellas contraidos, debe harito: el mundo del siglo XIX no disculpa al la monarquía. ber sido tan poderosa, que ha creído tal vez Ilá muchos años que k aristocracia espa- hijo indigno por los grandes rasgos de virtud que mayor riesgo corre la situación actual ñola, considerada como clase, y hecha abs- de sus padres, así como no acrimina al desenemistándose con la falanje absolutista, que tracción de estos ó aquellos de sus indivi- cendiente virtuoso por las enormidades de rompiendo una lanza mas con la fracción duos, ha perdido toda su influencia y todo que tal vez fueron autores, ó cómplices, sus conservadora. su ascendiente. Como principal depositaría progenitores. Por lo que respecta á la arisSea de esto lo que quiera, en el punto á de la riqueza, ha quedado casi completa- tocracia inglesa, que el gobierno cita, muque han llegado las cosas, érale ya forzoso mente eclipsada por la aristocracia del dine- cho pudiéramos decir; pero no lo diremos, poner la mano en la ley fundamental, y ha ro, formada por el estraordínario desarrollo por aquello de que: 'Toda comparación es propuesto á las Cortes la reforma del Seque la industria y el comercio han adqui- odiosa. nado. rido en España ala sombra de leyes reformaEn resumen: buscar con el ahinco con que De los tres puntos á que este proyecto de doras en buen sentido y de ese espíritu em- lo busca el gobierno, en el elemento herediley se refiere, solo nos ocuparemos por ahoprendedor que, oportunamente dirijido, está tario y en la rehabilitación de una aristocrara del tercero, puesto que es el mas atrevido, llamado á asegurar á España un porvenir de cia decrépita y rezagada en la marcha proy el que el mismo gobierno califica en su grandeza. Como depositaría de las ciencias gresiva de la sociedad española, la sólida preámbulo del mas trascendental. y de los conocimientos que á tanta altura garantía de esplendor y prestigio del SenaEs, en efecto, muy trascendental modifihan elevado á otros pueblos, menos favore- do, y fiar en este poder quimérico la fuerza car, ó sea barrenar la Constitución, sin caucidos que el nuestro por la naturaleza, y la estabilidad de la monarquía, es incurrir sa legítima, sin razón alguna , ni siquiera nuestra aristocracia de la cuna no puc:¡c can en un contrasentido lamentable; es no conopretesto, sentando el peligroso precedente de razón aspirar en nuestros días al alio influjo cer la época actual, y eiiipeFutráe á ciegas en que cualquier gobierno, ó lo que es lo misque la situación monárquíco-relígiosale asig- improvisar condicioues de permanencia en mo en nuestros días, cualquier partido en na tan gratuitamente; su intervención, en lo que no puede llevar sino el sello de lo deel poder, puede á su capricho, ó sin otra fin, en Ja carrera de las armas, en el foro leznable y transitorio: evidencia que no tarr mira que la de complacer los intereses ó y en las demás profesiones civiles, no exis- dará acaso en herir los ojos de los que tan las preocupaciones de determinadas clases, te. ¿Dónde, pues, estaque no la vemos, la obstinadamente los cierran hoy á ella, por siquiera para ello sea preciso establecer priaristocracia soñada por el gobierno, y á la ceder quizá á compromisos en hora menguavilegios que á todas luces chocan con el escual atribuye una no menos soñada impor- da conlraidos. píritu de la época, alterar leyes de la matancia? De las alteraciones que en tan famoso yor importancia, y á cuya sombra se han preámbulo se introducen en los reglamentos El Senado podrá, en efecto, ofrecer á la creado grandes y respetables intereses. monarquía hereditaria de que nos habla el del Congreso , nos ocuparemos otro día. ¿Y cuál es, después de todo, la suprema gobierno, garantías de fuerza y estabilidad, ley de conveniencia, cuál la idea previsora no ciertamente en cuanto la dignidad senaen que el gobierno se apoya en el preámbulo La sesión del Congreso celebrada ayer no torial pueda trasmitirse de padres á hijos; á que nos referimos, para proponer á las tuvo importancia alguna. Se abrió y se leno en cuanto este cargo sea hereditario, ó Cortes esa reforma del Senado? ¿Qué alta ó vantó casi al mismo tiempo. Leida el acta de similar al principio en que la monarquía imprescindible razón de Estado le mueve á la anterior y habiendo sido aprobada, se hereditaria descansa, sino únicamente en introducir en la organización del alto Cuerpo procedió á la votación de las actas que hacuanto por su parte refleje la opinión pública, colegisiador, el elemento hereditario? Toda bían sido presentadas el dia antes en la melas aspiraciones legítimas y las necesidades la balumba de argumentos y reflexiones á de épocas dadas; en cuanto por su parte sea sa, [las que obtuvieron el exequátur de la que en el documento en cuestión se acude el órgano del voto público, y viva de la vida Cámara; después de lo cual y sin que ocurpara probar lo indispensable de una reforma general y dignamente interprete el senti- riese ningún incidente que digno de mencioque, benignamente calificada, no es sino narse sea, se levantó la sesión. Es posible miento patrio. muy intempestiva é inoportuna, se compenque hoy ó á mas tardar naañana, quede consSi á esta altura no acierta ó no quiere eledia en las siguientes frases, clave y epítome tituido el Congreso. varse, ia alta Cámara no rodeará en verdad de tan estupenda concepción: «Hoy apenas puede ya caber duda acerca de la al trono de una estabilidad deque ella misma Uno de nuestros apreciables colegas del necesidad que hay en las monarquías heredita- carece, siquiera se la colme de prÍTilegios, rias, de dar fuerza y ««labilidad con instituciones siquiera se la halague hasta el absurdo, si- progreso dice en su crónica parlamentaria, similares, al principio en que descansan.» quiera se le conceda el tan debatido carácter referente á la sesióh del 6 del actual, que A.horabien: prescindiendo ahora, delinsos- hereditario. entre las actas aprobadas ya sin discusión, Abriré ahora un Tolúm«n s&creto, y pronto á concebir vnestro espíritu que murmura: de un peligroso secreto, oiréis la lectura. T U R T O S S E ECeCÜTOCI» TV c*' i*^« En la Adminislracic*, calle del PsEo, i i n trr, ?. 1 i;f j !>i( ] : ! : ] t; ',• : ; ;• n í s de Cuesta, calle Mavcr; Bail'y-Bailliere, crlle f^e! Priccije, y a: l¿ ce I C J Í . ! Olí Leocadio, calle del "Carmen. náimieros « a e l t v a A • « ! « c n a r t M ADVERTENCIA. CAPITILO DECIHO. PRECIOS EM E l E8TBAKGEBO Y CLTBA»AR. Estraneero y CJlramar, tres meses suscribiéndose en ia adniinisiríicioD. En el Estrangero yCltramar, por trimestre suscribiéndose en ia PeníLi-iiía. ídem haciéndola en el Estrangero COMCNICADOS. PBECI08 DE A U C N U O S LE SD£CRICXOH. —¿Es él mas que un conjunto de estravagancias? ¿No habéis notado la» ospresiones que dijo antes de apurar lu copa, en vez de dar gracias al cielo? •^Aquella copa hubiera sido la última que apurase, si Stladino se pareciese m algo i cuanto» turcos vuelven el lo^ro á la Meca al clamor del muet%in; pero su empeño es afectar honor, bu«na fé y generosidad, como ai tocase i un perro descreído practicar las virtudes de lo» caballoros criátiant»! Dícese ahora que ha suplicado i Ricardo le confiera la orden de caballería. —Por san Bernardo, señor Conrado, que si sucediese eso, seria menester arrojar al momento cinturon y espuela», borrar nuestro» escudos de armas, y arrinconar la lanza, antes de ver otorgada á un turco, á un vil pagano la mayor honra del cristianismo. Llegaban entonces al sitio en que hablan dejado sus caballos, algo distante de la tienda de Ricardo, y on medio de un brillante séquito de pages y escuderos. Después de un momento de reUesion propuso Conrado al gran maestre despedir los caballos y la comitiva, volverse solos y á pié á sus cuarteles, atravesando las estensas líneas del campo cristiano, y disfrutar así la frescura de un vientecillo que acababa de levantarse. Habiendo convenido el maestre, emprendieron su paseo por el punto menos poblado de aquella gran ciudad de tiendas, siguiendo la espaciosa esplanada que habia entre el campo y las defensas esteríores, donde podían hablar en secreto y sin mas testigos que las centinelas que iban encontrando al paso. Hablaron primero de asuntos militares y preparativos de defensa; pero esta conversación, que no era de interés para ninguno de ellos, se acabó pronto. Quedaron un gran rato en silencio que rompió al fin el marqués de Monfor- recuerda la de algún alcalde que fué elejido en el mismo distrito municipal en que ejercía su jurisdicción. Sí en efecto ha sucedido así, no haremos nosotros una inculpación al Congreso, puesto que no tenia noticia de semejante circunstancia, no habiendo protesta ó reclamación que demostrase ó indicase que el elejido habia ejercido autoridad en todo ó en parte del distrito porque fué declarado diputado. La comisión de actas no puede adivinar lo que no se le dice, ni puede saber una cosa de que no tiene noticia. Es demasiado claro y esplícito el artículo 10 de ia ley electoral vigente, para que la comisión de actas, que ha declarado ser ímparcial y justa, hubiera interpretado de una manera contraria á la letra y espíritu de la ley el artículo que mencionamos, el cual se halla concebido en los siguientes términos: «Artículo 10. Los funcionarios de provincia ó de otras demarcaciones particulares, que ejersan autoridad, mando político ó fnilitar, ó jURiiDiccion DS CDALQViBHH CLASB, no podrán ser el«jido$ diputados an \oi distritos sometidos EN TODO ó EM PARTE á SU autoridad, mando ó jurisdicción. Si estos funcionu-ios dejaren sus empleos por renuncia, destitución ú otra causa, rto podrán ter elejidot diputados en los mencionados distritos hasta seis metes después de haber cesad* eael ejercicio desús empleos.» No nos cansaremos en demostrar la autoridad que ejercen los alcaldes en las localidades respectivas, y mucho mas en las poblaciones que son cabeza de sección ó de distrito. Esta buena doctrina la han defendido hombres de todas opiniones, y en particular los moderados, que comprendían perfectamente el espíritu de la ley electoral y los grandes inconvenientes que traería el violentar lo prescrito en el mencionado artículo 10 de la ley electoral. Hoy (jue la couusioa de acias ha declarado graves algunas por esta circunstancia, justo e* que ilustremos esta cuestión , no por opiniones nuestras solamente , porque con ser nuestras no llevarían el sello de autoridad, sino con las que han emitido algunas notabilidades del partido moderado, entre las cuales las hay hoy que tienen una significación muy importante. Apelemos á la historia parlamentaria moderna , y ella nos presentará un voto particular de los señores don Cándido Nocedal, actual ministro de la Gobernación, y de don Fermin Gonzalo Morón, individuos de la comisión de actas en la legislatura á que nos referimos. Este documento está redactado en los siguientes términos: biefl marcadas del partido moderado: el ele- sobre todo , según la misma ley electoral, las jido era moderado también , y por lo tanto importantísimas atribuciones política'íj.le fürniar ni aun puede haber la violenta interpreta - y revisar anualmente las listas cloclurales; .son clon de que el espíritu de partido hubiese presidentes interinos de las mesas electorales y guiado á los firmantes del voto particular, generalmente lo son desjuies permanentes; de cuya doctrina legal está bien justificada en suerte, que como por la ley electüral lus escruel siguiente notable discurso pronunciado tadores han de ser los que tengan nia\oria de votos, y por el estado actual de lus parliiios es por el señor Gonzalo Morón: Discurso pronurtciado por el señor Gómalo Mo- natural que salgan sienijire tantos i;e uno (onio de otro , los alcaldes swi los que vienen á d(cidir rón en la sesión deldiaide febrero de iB47. «El señor Cio«x«lo Morón: Señores, la cues- de todas las cuestiones electorales en primera tión que 8« halla en este momento sometida á la instancia. Véase, pues, cómo ejercen fuiíciüue.s deliberación del Congreso, es, é mi modo do ver, políticas y muy importantes. Ljercen también la mas importante que po«da suscitarse con mo- funciones administrativas, porgue boy por la tivo de las discuKones de las actas. Yo acostum- organización dada á los ayuntamientos en oposibraba no separarme del voto de mis dignos com- ción k la ley que antes regia respecto de este jiuiipañeros de comisión, y no lo hubiera hecho en to, son los verdaderos geles de la admiiiistjacion esta ocasión, si no conuderira de grande impor* municipal, no siendo la entidad colectiva llamatancia la cuestión, y no creyera que podia traer da ayuntamiento , mas que un cueqio consultigrandes inconveni«ntet políticos y administrati- vo de ellos, y reservándoseles la decisión de tovos el admitir lo qoe su mayoría propone. Co- dos losasuulos adminislrativos. Ejercen también menzó ayer su discurso el señor Yaamonde es- funciones rentísticas, porque ellos aun los deleponiendo las diferentM incompatibilidades que gados del intendente para todo cuanto tiene reenumera la ley electoral; y en efecto, como dijo lación coa Hacienda ; lienea obligación de actiS. S., hay dos géneros de incompatibilidad: uno var el cobro de contribuciones, y son los verdel urden político y otro del orden adniinislrati- daderamente eijcargudos de ajiremiar á los convo. La incompatibilidad de lo* CApitanes genera- tribuyentes aiiles de que vayan lus niiremios les, jefes políticos, intendentas, etc., sabe el judiciales, porque según la legi.slacion hoy viCongreso que está apoyada en el perjuicio que gente , (I alcalde entiende en los juicios de conpuede sufrir ia administración ea el caso deque ciliación , y en ciertos casos entiende de los deliestos fuueionarios públicos dejen sus puestos tos ó faltas leves , y de varios juicios verbales: abandunadüs durante el cargo de diputados; pero instruye los sumario» , y por úllimo, aplica jior las incompatibilidades del orden político son en- : decirlo así coneccionalmente toilas las penas teramente diferentes y aun de mayor importancia que se imponen por faltas de policía urbana, de que las del orden adminisUativo. La ley electoral ornato público ) otros ramos, ks decir, seíiores al establecerlas ha querido, y no ha tenido otro que el alcalde ejerce lonas e.stas l'uiicioüe.-í de objeto en ello, hacer que la elección sea el pro- tan diverso genero y toda e»a autoridad (jue os d uclo de la libre y espontánea voluntad de los como lie inuicado antes, Uisyecioiial. '¿a decir electores; y para conseguirlo ha procurado im- que si las palabras autoriuad, iiíandú , jurisdicpedir que los funcioDari(M cuyos cargos pueden ción , no sigiiiiican lo que se enlieiide jior estas iiaiiiarse locales, no puedan couvertir la autori- voces ; si cada una de estas palabras representa dad é influencia que les dau sus cargos en prove- diferentes ideas, solo bay uu caso ea el cual se CIJO propio, lü cual podia hacer que se falsease ú pueden aplicar todas u una misma ptrfoiía , y menoscabase la libre y espontánea voluntad de que comprenda todas las üilerenles ucepciOiies los electores en la elección. Ahora bien, ¿están y es en la última escala ue la a.iiiiii)i.-Uaci.m. De' ó no están lus alcaldes comprendidos en esta cousiguieiile, yo creo, señores, qiní oo j.ue.le iiaclase de funcionarios? Yo creo que para ver que ber la menor tiilicultau acerca U/ que, los alcallo están no se necesita mas que leer el artículo des están cunqireUíUdüs en la ley de ;nco¡.inalide la ley eluctüral que tija esas incompalibili- biliilad. Yo creo que la resolución (¡e ista rue;-,tion da una base jiara decidir la di;<¡ue se iraia. dades, y es ei lü, que dice así: Si la ley al uslabiecer las lUConijiaíibiiidaJes IM)Art. iO. «Los funcionarios de provincia ó de líticas no ha tenido otro oiíjeioque lograr quo otras dtíiiiurcacioues purUcuiures que ejerzan la elticcioii de Jos diputados sea el resu!:j,;.¡ ;> autoridad, mando pulítico ó militar, ó jurisdic- la espontánea voluntad de los electores ; si la lev eion de cualquier clase, no podrán ser elejidos quiere que los altos empleados no se api^ovecheu diputados en los distritos sometidos ou todo ó en , de su autoridad como medio de ioUuencia persoparle á su autoridad, mando ó jurisdicción, etc.» nal , yo creo que no bay ninguna autoridad c u Uue los alcaldes son funcionarios de una de- ya influencia sea mas poderosa que la lulluencia marcación particular, creo que nadie dejará de de los alcaldes , y sobre esto debo hacer una obreconocerlo: que pueden ejercer, y ejercen man- servación, y es que no podemos perder de vista do, jurisdicción y autoridad, está también tan lejos que la ley actual ha localizado las eieccioo(s : ¿y de poderse disputar, que no liay mas que recor- cuál es la consecuencia de haber locaü/.ado las rer sus atribuciones y se verá que por ellas son elecciones ? Que la influencia de la.i Hta,..nMade9 precisamente, basta cierto punto, una autoridad locales hade ser mucho mas temible y iielifuo^a discrecional y general, pues acumula y centra- que la de los jefes políticos. ¿V cómo no li.iliia liza todas las jurisdicciones en sí, formando el de sor mas temible y peligrosa ?sta influenca Jo último eslabón de todas ellas. De suerte, señores, un alcalde, que como be manifestado antes, coaque mientras por los adelantos de la ciencia ad- centra en si todas las atribuciones de las demás ministrativa y los principios de la política se ha autoridades del gobierno , y cuya autoridad e.>,lá procurado en to do lo posible dividir las funcio- en inmediato roce con las personas de los elecnes de uno y otro orden, en los alcaldes se han tores? acumulado no solo ellas, sino basta las judiciaSeñores: si se teme la influencia de losjueces les; de suerte que en el dia reúnen las atribu- de primera instancia ; si la mayoría de la comiciones políticas, administrativas, rentísticas y j u - sión no me podrá negar que los jueces de pridiciales: esdeeir, que esta acumulación que en mera instancia se hallan comprendidos en la inotras autoridades superiores se considera como compatibilidad , ¿cómo se me ¡ odrá negar que la peligrosa, en los alcaldes no se mira como X\\, influencia de los alcaldes es mas inineiliata y mas y por eso ejercen de todas. eücáz, y que se estiende desde el primer ciuda- «Los que suscriben tienen el sentimiento de no estar de acuerdo con sus ilustrados compañeros en el examen del acta «lectoral del distrito de Badajoz, provincia del mismo nombre. El diputado electo don Manuel Molano es alcalde de la cabeza del distrito, y en el sentir de los que suscriben, se hallan estos funcionarios comprendidos en el art. 10 de la ley electoral. Por lo que tienen el honor de proponer al Congreso que n» apruebe el acta mencionada, ni admita como Los alcaldes ejercen funciones políticas porque diputado al señor Moíano, cuya elección la in- ion los encargados de conservar el orden públivalida. Palacio del Congreso etc.» co, de acudir á la defensa de las personas y proEste Toto particular pertenece á personas piedades en sus rest)ectivos pu«blos; y ejercen 438 BIBUOTKGA DK tA IBERUé mó Conjado mirándole con desconfianza.—Si así fuere, por cierto que no peligrará mi cabeza en tiempo alguno por la facilidad de mí lengua, y que tengo un brazo que sabrá defender á una y otra. Acúsame si quieres, que pronto estoy á entrar en la lid con el templario mas valiente que haya embrazado rodela ó empuñado lanra. —¿A qué viene ese repentino furor?—contes tó el maestre.—Te juro por el santo templo que nueitra orden ha hecho voto de defender, que guardaré tu soereto, como corresponde á un fiel compañero. —¿Por qué templo?—preguntó d marqué», dejándose llevar de su natural mordacidad, pasión que solía poder mas con él quo la cordura y la política:—¿juras por el templo de Salomón en la montaña de Sion, ó por el edificio simbólico, de que dicen que se habla tanto bajo las bóveda» secretas donde celebran sus juntas lo» templarios para el aumento y exaltación de su valerosa orden? El templario le lanzó al oír esto una ojeada semejante al dardo de la muerte; pero luego le respondió con frialdad: —Cualquiera que sea el templo por que he jurado, puedes estar seguro, marqués, déla firmeza y santidad de mi j u ramento. Asi supiera yo arrancarte una promesa que ofreciese las mismas seguridades.. —Juro serte fiel,—respondió riéndose Conrado,—por mi corona de marqués que pienso trocar por algo que mas valga antes del lia do esta guerra. Tan ligera es quo no resguarda mis sienes del frío: la de duque las abrigaría mejor del viento nocturno, como el que actualmente corre; pero la real sería mucho mejor au» por estar bien forrada de armiños y terciopelo. En una palabra, maestre, un mismo interés debe afianzar nuestra unión, porque es locura pensar que si los príncipes aliados ^consiguen conquistar á Jerusalen dándola un rey á su elección, consientan que ni vuestra orden, ni mi pobre marquesado |conserven en adelante la independencia que gozamos actualmente. No hay dano hasta* el último, y que coa esta autoridad están en inmediato roce todos los ciudadanos? Esto es exacto', y por eso entiendo que no es píiiible la admisión de los alcaldes por su distrito; EL TAIISMAN. ISl para conseguir la curación de este augusto enfermo. Así evitareis el peligro i que podéis esponeros cargando solo temerariamente con toda la responsabilidad. —Os comprendo bien,—respondió El-IIakira,—poro las ciencias tienen sus campeones como la milicia y sus mártires como la religión. Mi soberano el soldán Saladino rae ha dado orden de curar á este rey nazareno y con la bendición del profeta le obedeceré: si no consigo mi iateato, espadas tenéis sedientas de la sangre de los verdaderos creyentes, y á ellas entrego desde ahora mi cuello. Pero no quiero entrar en discusión con un incircunciso sobre la virtud de los remedios cuyo conocimiento be adquirido por la gracia del profeta, y asi os ruego que no entorpezcáis con dilaciones el ejercicio de mis deberes. —¿Quién habla de dilaciones?—esclamó Vaux entrando con precipitación en la tienda,—demasiado nos iiemos detenido. Os saludo, marqués de Monferrat, y á vos también, valeroso; maestre inmediatamente debo llevar á este sabio médico á presencia del rey. —Milord,—dijo el marquéseii francés normando, ó como se decía entonces en lengua de Out,—bueno será que seiiais que hemos venido de parle del Consejo de ios reyes y iirínojpesde la cruzada para hacer reclamaciones sobro el ¡«'IÍ-TO que puede correrse permitiendo á un inliel (ju;^ ejercde la medicina CB el campo de los cruzados, y mas; cuando so trata de una salud tan preciosa como ia del rev Jiicardo vuestro señor. —Noble marqués,—respondió Vaux con algtma aspereza,—no soy muy palabrero, ni me gusta oir largos discursos. Yo creo lo que he visto y escuchado por mi nnsmo, y no dudo que este inliel puede curar la enlermeda.l d,.| rey Ricardo; tengo además bastante conliaü.n •, r ;;,, ,,,. poner que le asistirá de buena íé. Kl tieiiiji.j ,,.•; ¡,i,:i-iu.-o; si Maboma (maldígale Dios) estuviese á la puerta de esla tienda con tan buenas intenciones como este Atlonebec KlHakim, tendria yo por pecado el detenerie un momentü', y asi, nobles señores, dejadnos pasar.