El Buen gobierno democrático en las - unesdoc

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Gestión de las Transformaciones Sociales
(MOST)
Documento de Debate - N” 30
El buen gobierno democrático
en las sociedades multiculturales
Condiciones sociales necesarias
para aplicar los derechos humanos internacionales
por medio de políticas multiculturales
Por
Matthias Koenig
Instituto de sociología
Universidad de Marburg
Alemania
ORGANIZACION
DE LAS NACIONES UNIDAS
PARA LA EDUCACION, LA CIENCIA Y LA CULTURA
Las opiniones expuestas en esta publicación son de la entera responsabilidad del autor y
no corresponden necesariamente al punto de vista de la UNJ3SCO.
Las fronteras y límites que figuran en los mapas que se publican no entrañan
reconocimiento o aceptación oficiales por parte de la UNESCO o de las Naciones Unidas.
Se preparó esta publicación en el marco del proyecto UNESCO-MOST dedicado a El buen gobierno
democrático en las sociedadesmulticulturales y multiémicas, que financia el Organismo Suizo de Desarrollo y
Cooperación - DDC por medio del acuerdo sobre fondos fiduciarios 501KIz55.
El autor desea dar las gracias a las siguientes personas por haber contribuido a la preparación del presente
estudro: Paul de Guchteneire, coordinador de proyectos del Proyecto sobre buen gobierno democrático de la
UNESCO. Nadia Auriat y Ali Kazancigil (UNESCO/MOST), Rémy Dor (Institut National des Langues
Orientales, Francia), Riva Kastoryana (Fondation Nationale des Sciences Politiques, Francia), Michèle Lamont
(Universidad de Princeton, Estados Unidos), Juan Díez Medrano (Universidad de California/San Diego, Estados
Unidos). John Rex (Universidad de Warwick), Fernand de Varennes (Universidad de Murdoch, Australia) y Sue
Wright (Universidad de Aston, Reino Unido).
Publicado por el Programa MOST
Organización de las Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y la Cultura
7 place de Fontenoy, 75700 París, Francia
http://www.unesco.org/most
0 uIwsc0
1998
SHS-99fWS!3
El Programa MOST
La UNESCO creó el Programa “Gestión de las Transformaciones Sociales” - MOST para favorecer la investigación comparada internacional en el campo de las ciencias sociales.
Su objetivo primordial es respaldar investigaciones independientes de gran envergadura y de
larga duración y comunicar la información y las conclusiones a quienes han de tomar
decisiones. MOST organiza y apoya investigaciones en tres ámbitos prioritarios:
1.
La gestión del cambio en las sociedades multiculturales y multiétnicas
2.
Las ciudades, centros de transformación social acelerada
3.
La gestión local y regional
medioambientales
.
El autor
.
Matthias Koenig es auxiliar de investigaciones en el Instituto de Sociología, Philipps(D-35032
Universidad
de
Mar-burgo
Mar-burgo,
Alemania;
e-mail:
[email protected]).
Ha publicado estudios de sociología comparada de
la religión y es editor de la publicación electrónica El buen gobierno democrático en las
sociedades multirreligiosas, creado por el Programa Gestión de las Transformaciones
Sociales (MOST) de la UNESCO. Actualmente investiga en los campos de la teoría
social y política, la sociología cultural y los derechos humanos internacionales. En este
momento participa en un proyecto de investigación sobre políticas oficiales europeas
relativas a las minorías religiosas.
.
Los documentos de debate del MOST
de las transformaciones
económicas, tecnológicas y
En esta colección se publican contribuciones de investigadores especializados en los
campos de investigación del MOST; se publican para contribuir al debate científico
internacional sobre temas concretos.
.
Títulos disponibles (enero de 1999):
1.
Las sociedades multiculturales
2.
Ciudad y gestión de las transformaciones
Ing/Fr/Esp.
3.
Diferenciación de los regímenes de crecimiento
social. Pascal Byé. 1995. Ing/Fr/Esp.
4.
La investigación
urbana
en América
Latina:
tendencias
actuales
recomendaciones. Licia Valladares y Magda Prates Coelho. 1995. Ing/Fr/Esp.
5.
La gestión de la multiculturalidad
Iturralde. 1995. Ing/Fr/Esp.
6.
Lo global, lo local, lo híbrido.
solamente)
y multiétnicas. Henri Giordan. 1994. Ing/Fr/Esp.
sociales. Céline Sachs-Jeantet. 1994.
y de gestión de la reproducción
y la multietnicidad
y
en América Latina. Diego A.
Heinz R. Sonntag y Nelly Arenas. 1995. (En español
7.
Reflections on the Challenges Confronting
Magubane. 1995. (En inglés solamente)
Post-Apartheid
8.
La gestión local y regional de las transformaciones económicas, tecnológicas y
medioambientales. S. Jentoft, N. Aarsaether y A. Hallenstvedt. 1995. Ing/Fr/Esp/Ruso.
9.
Des partenariats
Ing/Fr.
10.
Diversité: bonne et mauvaise gestion. Le cas des conflits ethniques
l’édification de l’Etat dans le monde arabe. Saad Eddin Ibrahim. 1996. Ing/Fr.
ll.
Urbanisation
InglFr.
12.
Public Policy and Ethnic Conflict. Ralph R. Premdas. 1997. (En inglés solamente)
13.
Some Thematic and Strategic Priorities for Developing Research on Multi-ethnic
and MuIti-cultural
Societies. Juan Díez Medrano. 1996. (En inglés solamente)
14.
La technologie de l’information
mutation sociale aux Etats-Unis.
Ing/Fr/Esp.
15.
Global transformations
and coping strategies: a research agenda for the MOST
Programme. Carlos R. S. Milani y Ali M. K. Dehlavi. 1996. (En inglés solamente)
16.
The new social morphology
17.
Societies at risk? The Caribbean
inglés solamente)
18.
Replicating Social Programmes: Approaches, strategies, and conceptual
Nico van Oudenhoven y Rekha Wazie. 1997. Ing/Fr/Esp.
19.
VIWSIDA
et entreprise en Afrique: une réponse socio-médicale à l’impact
économique? L’exemple de la Côte d’Ivoire. Laurent Aventin y Pierre Huard. 1997.
(En francés solamente)
20.
Le développement
humain: problématiques
économique. Siméon Fongang. 1997. Ing/Fr/Esp.
21.
Condición salarial e intervención del Estado a la hora de la mundialización:
Argentina en el MERCOSUR. Susana Peñalva. 1998. Ing/Fr/Esp.
22.
Movimiento de capitales y trafico de drogas en la cuenca del Amazonas. Lia Osório
Machado. 1998. Ing/Fr/Esp.
23.
Cities unbound: the intercity network in the Asia-Pacific Region. John Friedmann.
1998. Ing (Fr: 1999)
dans nos villes pour l’innovation
South Africa.
B. M.
urbaine. Francis Godard. 1996.
et de
et recherche urbaine dans le monde arabe. Mostafa Kharoufi.
1996.
au service de l’organisation:
Une véritable
Thomas R. Gulledge y Ruth A. Haszko. 1997.
of cities. Guido Martinotti. 1996. (En inglés solamente)
and Global Change. Norman Girvan. 1997. (En
et fondements
d’une
issues.
politique
la
24.
Género y Nación en el Mercosur. Elizabeth Jelin, Teresa Valdés y Line Bareiro. 1998.
(En español solamente)
25.
Chile y Mercosur: ;Hasta dónde queremos integrarnos?
Claudio Fuentes S. 1998. (En español solamente)
26.
La producción mediática de nacionalidad en la frontera. Un estudio de caso en
Posadas (Argentina) - Encarnación (Paraguay). Alejandro Grimson. 1998. (En
español solamente)
27.
Globalización,
28.
Una navegación
solamente)
29.
Los historiados y la producción de fronteras: El caso de la provincia
(Argentina). Héctor Eduardo Jaquet. 1998. (En español solamente)
30.
El buen gobierno democrático en las sociedades multiculturales.
1999.
31.
Gestion urbaine et participation des habitants: quels enjeux, quels résultats?
cas de Yeumbeul, Sénégal. Sylvaine Bulle. 1999. (En francés solamente)
Carolina Stefoni E. y
regiones y fronteras. Robert Abínzano. 1998. (En español solamente)
incierta:
Mercosur
en Internet.
Anibal Ford. 1998. (En español
de Misiones
Matthias Koenig.
Las publicaciones MOST también están disponibles en formato electrónico
en el espacio Web del Centro de Intercambio de Información de MOST: www.unesco.org/most
Le
Indice
Página
1
Introducción
1
1.
2.
3.
4.
II
1.
2.
3.
El lenguaje y la integración
mundialización
social en situaciones de modernización
y
3
La función social del lenguaje y la fabricación de la etnicidad
La dinámica de los conflictos lingüísticos en el Estado nacional moderno
La mundialización y la reconstrucción de las identidades étnicas
Los conflictos lingüísticos, el nacionalismo y la formación postsoviética
del Estado de la República Kirguisa
Los derechos liqiiísticos
de multiculturalismo
3
5
7
9
y su aplicación mediante políticas
Los derechos lingüísticos en el derecho internacional
El multiculturalismo, marco de políticas lingüísticas democráticas
La elaboración de políticas lingüísticas multiculturales en
la República Kirguisa
13
13
19
24
Conclusión
27
Bibliografía
29
Introducción
A raíz de las recientes transformaciones sociales la diversidad cultural se ha convertido
en importante motivo de conflictos sociales y debates políticos. Las teorías clásicas de la
modernización daban por supuesto que desaparecerían sucesivamente los grupos de
solidaridad caracterizados por identidades culturales, religiosas y lingüísticas particulares,
pero es precisamente la expansión a escala mundial del sistema económico capitalista, del
Estado nacional y de un sistema jurídico internacional basado en normas de ámbito universal
lo que vuelve a suscitar la aparición de movimientos sociopolíticos que reafirman,
redescubren o reconstruyen dichas identidades.
En lo que respecta al orden internacional, esta tendencia se manifiesta en la
participación más frecuente de los movimientos étnicos en conflictos armados (cf. Smith
198 1; y Diamond y Plattner 1994). Ahora bien, la reafirmación de identidades concretas
también plantea problemas a los mecanismos democráticos de integración social y solución de
conflictos a escala nacional. Las democracias nacionales solían dar por sentado cierto grado
de homogeneidad cultural, pero el incremento de la diversidad cultural exige actualmente
nuevos tipos de política democrática que reconozcan las afirmaciones de identidad
particularistas sin dejar de promover la integración social en el sistema nacional. Tales
políticas suelen examinarse cuando se estudia el tema del “multiculturalismo”
(cf. Inglis
1996).
Encierra especial interés para el presente examen del “multiculturalismo” el análisis de
la diversidad lingüística, que pone en tela de juicio uno de los presupuestos básicos de las
teorías clásicas de la democracia. Al entender que el discurso racional es parte esencial de la
legitimación política en las sociedades democráticas, estas teorías dan por supuesto que una
sola lengua cumple funciones de integración social en el ámbito de la sociedad . Sin embargo,
en las sociedades plurilingües no está fácilmente garantizado el presupuesto de integración
por medios lingüísticos, es decir, la existencia de una esfera del “discurso público” o de una
“comunidad de la comunicación”. Así pues, las políticas lingüísticas fundadas en los
principios generales del buen gobierno democrático han de ir encaminadas a hallar la manera
de respetar la identidad de los grupos lingüísticos y, a la vez, la manera de garantizar la
igualdad de participación de todos estos grupos en una esfera pública común.
El presente estudio tiene por objeto contribuir al examen de las políticas multiculturales
analizando las repercusiones que tienen las transformaciones de escala mundial en la
integración social del Estado nacional y elaborando un marco de buen gobierno democrático
donde tengan cabida políticas lingüísticas multiculturales y que permita la aplicación de
normas internacionales de derechos humanos. Se sostiene que las políticas lingüísticas
multiculturales son las que tienen más posibilidades de cumplir el doble objetivo de respetar
las afirmaciones de identidad concretas y de mantener la integración social en una esfera
pública común.
1
Las teorías de la democraciamásestudiadasque se basanen el análisis del lenguaje o ponen de relieve la
función que cumple la comunicación en los procesos democráticos son la teoría del discurso público de
Rawls (Rawls 1971) y la teoría de la acción comunicativa de Habermas (Habermas 1984). Este último,
por ejemplo, sostiene que de la propia estructura del lenguaje y la comunicación se pueden deducir en el
plano teórico los principios de la legitimación democrática y que, al menos en parte, en la modernidad se
han hecho realidad las posibilidades de racionalidad comunicativa que encierra la lengua.
Para dar cuenta de la complejidad de las cuestiones analizadas, se ha adoptado en el
presente estudio un enfoque interdisciplinario, en el que se combinan, por una parte, un
análisis, desde el punto de vista de las ciencias sociales, de los conflictos lingüísticos
contemporáneos y de las condiciones sociales del buen gobierno democrático y, por otra, un
análisis de los derechos lingüísticos en el plano jurídico y un análisis de políticas relativo al
multiculturalismo. En la Parte 1 se analizan pues, desde la perspectiva de las ciencias sociales,
las transformaciones sociales que dan lugar a la diversidad lingüística y a conflictos políticos
por motivos lingüísticos. En la Parte II se analizan los convenios, convenciones y
declaraciones internacionales normativos más importantes para la protección de los derechos
lingüísticos que pueden proporcionar las bases normativas necesarias para la formulación de
políticas lingüísticas multiculturales. En ambas partes se ilustra el razonamiento principal con
un análisis de los conflictos lingüísticos y la elaboración de políticas lingüísticas de la
República Kirguisa, sociedad que, aun estando expresamente comprometida con la
democracia, se ve afectada por los problemas que plantea la diversidad lingüística en el
proceso de formación estatal y construcción de naciones de la etapa postsoviética.
Al centrarse en el ejemplo de la República Kirguisa para analizar las políticas
lingüísticas democráticas, el presente estudio contribuye al proyecto del MOST “El buen
gobierno democrático en las sociedades multiculturales y multiétnicas. Proyecto de formación
sobre la democracia”, puesto en marcha en 1997 a instancia del Gobierno kirguís y
organizado en colaboración con el Gobierno de Suiza y con la Comisión para la democracia a
través del derecho del Consejo de Europa. Sin embargo, al ocuparse del caso kirguís en una
perspectiva más amplia, el estudio se propone facilitar instrumentos analíticos que sirvan para
emprender otros estudios de carácter comparado dedicados a los temas del conflicto étnico y
las políticas multiculturales, ambos prioridad fundamental de la investigación llevada a cabo
en el marco del Programa MOST. El presente estudio se propone, en particular, examinar las
posibilidades de analizar, con un enfoque interdisciplinario, los problemas que plantea el buen
gobierno democrático en las sociedades multiculturales.
-2-
1 El lenguaje y la integración social en situaciones
de modernización y mundialización
En la presente sección se examinan los instrumentos conceptuales y teóricos de que se
dispone para analizar las consecuencias sociales de la diversidad lingüística. El análisis,
basado en los resultados de la sociología del lenguaje y de la sociolingüística, de la función
que cumple el lenguaje en los intercambios sociales y de la manera en que éste contribuye a
constituir la etnicidad sirve de base a una explicación estructural de los conflictos lingüísticos
en el Estado nacional moderno y de la evolución de la lógica de dichos conflictos en función
de la mundialización. El análisis de los conflictos lingüísticos de Kirguistán nos proporciona
un ejemplo de cómo, en los procesos de transición social de la etapa postsoviética, la
movilización política de los grupos étnicos se efectúa en función de fronteras lingüísticas.
1.
La función social del lenguaje y la fabricación de la etnicidad
En general, la función social del lenguaje se interpreta como mecanismo de integración
social. Sin embargo, un análisis más detenido de la lengua inspirado en la sociología del
lenguaje y en la sociolingüística, permite explicar con mayor precisión la función del lenguaje
en a) la integración social y b) la fabricación de la “etnicidad”.
a>
Las teorías sociológicas del lenguaje suelen servir para analizar a éste como sistema de
comunicación y como sistema de representación. Es evidente que la interacción social entre
dos individuos necesita de un sistema de comunicación común. Desde el punto de vista
analítico, puede demostrarse que, a falta de sistemas de comunicación comunes, los
participantes en situaciones de intercambio social no colaborarían, es decir, no coordinarían
sus respectivos planes de acción. El lenguaje no es el único sistema de comunicación de este
tipo, pero, desde el punto de vista de la evolución y del desarrollo psíquico, es el principal. Se
ha dicho que la aparición evolutiva de la sociedad humana tiene lugar gracias a la mediación
de estructuras lingüísticas que sirven para que el organismo humano adquiera la competencia
necesaria para entender al otro por medio de un intercambio simbólico. Se ha sostenido
también que un proceso de aprendizaje parecido es esencial para la socialización y la
formación de la identidad del individuo. Se han considerado por lo tanto funciones básicas del
lenguaje el proceso social de llegar a un entendimiento, la coordinación de la acción y la
socialización del individuo (Habermas 1984)2. Así pues, cabe llegar a la conclusión de que el
lenguaje contribuye a la integración social gracias a sufunción comunicativa.
Las teorías relativas a la segunda función social del lenguaje se han formulado
principalmente en el campo de la sociología del conocimiento (cf. Berger y Luckmann 1967;
y Luckmann 1984). El lenguaje se analiza en este caso no sólo en cuanto sistema de
comunicación en el plano de la interacción social, sino también en cuanto sistema de
representación que en el plano de la sociedad conlleva una cosmovisión colectiva. Se
considera que la realidad percibida por los miembros de un grupo social deriva de un proceso
social de exteriorización, objetificación e interiorización que tiene lugar por medio de
sistemas de representación y, sobre todo, a través del lenguaje. Hablar un idioma equivale a
compartir una realidad con otras personas. Por eso, al conllevar una cosmovisión colectiva, el
lenguaje desempeña un papel decisivo en la constitución de la conciencia de grupo y la
simbolización de la identidad colectiva. De ahí que contribuya a la integración social no sólo
2
En Mead (1934) se recoge otro análisis sociológico clásico de la función social del lenguaje.
-3-
por su función comunicativa, sino también por su función simbólica. Es importante distinguir
entre ambas funciones al analizar la relación que guardan el idioma y la etnicidad y la manera
en que dicha relación evoluciona en situaciones de modernización y mundialización.
La relación que guardan el idioma y la etnicidad ha sido objeto de abundantes
investigaciones en la disciplina de la sociolingüística. A grandes rasgos, la lengua forma parte
de la etnicidad en cuanto cumple a la vez una función comunicativa y una función simbólica.
Sin embargo, conviene perfilar mejor esta observación general relacionando la
sociolingüística con otros enfoques teóricos en materia de “etnicidad” que a principios de los
años setenta pasaron a un primer plano de la producción teórica de las ciencias sociales del
periodo poscolonia13.
b)
El fenómeno de la etnicidad ha suscitado tres enfoques teóricos principales: el
primordialismo, el constructivismo y el instrumentalismo. Aunque sólo en las versiones
extremas del primordiaZismo se explica la etnicidad mediante categorías sociobiológicas (van
den Berghe), este enfoque suele partir del presupuesto de que los grupos sociales se
caracterizan por rasgos, como por ejemplo el territorio, la religión, la cultura, la organización
social y la lengua, que se consideran “datos” objetivos. Aun cuando esta teoría de la etnicidad
haya ejercido gran influencia, sobre todo en la escuela soviética de etnología (Shirokogorov,
Bromley, Gumilev), tal enfoque es insostenible por razones metodológicas, pues confiere a las
entidades colectivas un carácter ontológico o esencial, mientras que, por el contrario, las
ciencias sociales deben interpretar y explicar la aparición, la estabilización y las
transformaciones paulatinas de dichas entidades reconstruyendo la etnicidad a partir de la
perspectiva subjetiva del actor. Puede decirse que el origen de este enfoque se encuentra en la
noción de etnicidad de la sociología interpretativa de Max Weber, el cual define los “grupos
étnicos” como “[. . .] grupos humanos animados por una creencia subjetiva en una ascendencia
común, ya sea por parecidos de tipo físico, de costumbres o de una y otra clase, ya sea por el
recuerdo que guardan de una colonización o una migración” (Weber 1968: 389)4. Las teorías
constructivistas e instrumentalistas han ampliado en distintos sentidos este enfoque al
centrarse en la interpretación subjetiva de factores objetivos como el territorio, la religión, la
cultura, la organización social y la lengua. La formulación más destacada de la corriente
constructivista
es la de Fredrik Barth, que considera que la identidad étnica deriva de un
complejo proceso social por el que sin cesar se establecen y se borran barreras simbólicas por
medio de mitologías, que son versiones históricas de un pasado o una lengua comunes (Barth
1969). El enfoque instrumentalista en materia de etnicidad se centra más bien en los procesos
de movilización y manipulación políticas mediante los cuales se constituyen grupos sociales a
partir de atributos étnicos como la nacionalidad, la religión, la raza o la lengua. En vez de
considerar que estos dos enfoques se excluyen mutuamente, hay que verlos como algo
complementario; el primero se ocupa de la fabricación sociocultural de la etnicidad, mientras
que el segundo pone de relieve los factores sociopolíticos (y económicos) que subyacen a la
formación de los grupos étnicos.
3
4
Hay que señalarque en el campo de la antropologíaha ido decayendoposteriormenteel empleo de
“etnicidad” en cuanto categoríacon la que se intentabasuperarlas teorías clásicasdel “tribalismo”, si
bien ha cobradoimportanciaen el discursopúblico relacionadocon la fabricaciónde identidadesy con la
legitimidadde la reivindicacióndel derechode estasidentidadesa ser reconocidas(Banks 1996). Esta
circunstanciase debe a que, como se indica más adelante,la etnicidad moderna tiene un carácter
sumamentepolítico.
Cabeindicarque, siguiendoesterazonamiento,la pertenenciaa un determinadogrupo étnico,la presunta
identidaddel mismoo el presuntoparecidocreadosespecialmentepor la lengua,no constituyenen sí un
grupo social, sino que se limitan a facilitar la formación de un grupo social, sobre todo en la esfera
política (ibíd.). Sobre la elaboración ulterior de una teoría weberiana de la etnicidad, véase Rex 1986.
-4-
Ahora bien, hay determinadas relaciones entre los enfoques constructivista e
instrumentalista en materia de etnicidad y algunas tendencias de la sociolingüística. Si, por un
lado, se explica la etnicidad como resultado de procesos de establecimiento de fronteras
simbólicas, muchos lingüistas consideran por su parte que la lengua es el vehículo simbólico
más importante de construcción de identidades colectivas (cf. Fishman 1977). En las ramas
empírica y aplicada de la sociolingüística se han estudiado las pautas de empleo del idioma en
situaciones de diversidad lingüística, comprendidos los mecanismos de aprendizaje del
idioma, las causas de que se conserve un idioma, el bilingüismo y el cambio de idioma entre
las minorías lingüísticas, a fin de aclarar esa fabricación lingüística de la etnicidad (cf. Dow
199 1). En algunas tendencias mas recientes de la sociolingüística, se ha intentado mas bien
estudiar los factores políticos y, sobre todo, económicos que explican las pautas de empleo de
una lengua y, por lo tanto, el aspecto instrumental de la lengua. Puede demostrarse, por
ejemplo, que se establece una correlación entre pertenencia a un grupo lingüístico minoritario
e inferioridad socioeconómica, circunstancia que, a su vez, afecta el uso de idiomas
concretos5.
Aunque estos enfoques sociológicos y sociolingüísticos en materia de etnicidad sirven
para entender mejor la dinámica de la formación de grupos, hace falta complementarlos con
un análisis sociohistórico de la aparición del Estado nacional moderno. De hecho, la etnicidad
y la lengua sólo pasaron a provocar movilizaciones y conflictos políticos en el marco de los
procesos modernos de formación de Estados y construcción de naciones.
2.
La dinámica de los conflictos lingüísticos en el Estado nacional moderno
Las pautas de integración concretas propias de la modernidad corresponden a un mayor
grado de diferenciación funcional de los subsistemas sociales. La aparición del sistema
mundial capitalista, del sistema político de los Estados nacionales y de un sistema jurídico
universalista se ha visto acompañada por un aumento del uso generalizado de medios de
comunicación simbólicos como el dinero y el poder (cf. Luhmann 1982). Como sostiene
Haber-mas, este proceso es consecuencia de que en muchas esferas de la interacción social se
haya sustituido la integración social a través del idioma por la integración sistémica
(Habermas 1984). No obstante, analizar a) la evolución de las pautas de integración social, o
de cohesión social, y las repercusiones sociolingüísticas que tiene esta evolución en el Estado
nacional moderno es el principal medio de b) explicar las formas de etnicidad modernas y los
tipos de conflicto lingüístico correspondientes6.
a>
Los problemas de integración social que han surgido en el Estado nacional moderno se
deben a procesos de cambio social que, aun siendo distintos, están relacionados entre sí, como
por ejemplo la dinámica estructural de la burocratización, la industrialización y la
racionalización jurídica y la fabricación de “comunidades imaginadas” (Anderson 1983). Los
dos modelos principales de construcción de Estados nacionales modernos, el modelo cívico y
el étnico, daban por supuesto un alto grado de cohesión social en el plano de la sociedad. El
modelo político (o contractual) del Estado nacional, cuya formulación más característica es la
de la teoría política republicana, partía del supuesto de que en la nación moderna se
5
6
Estos temas forman el centro neuralgico de lo que últimamente se ha bautizado con el nombre de
“economía de las lenguas”. Cf. Grin y Sfreddo 1996.
Las teorías clásicas de la modernidad han tendido a pasar por alto la importancia histórica que reviste el
Estado nacional moderno, pero con el análisis de la mundialización se ha empezado a prestar atencion a
los tipos de integración social derivados de los procesos de formación de Estados y construcción de
naciones (cf. Arnason 1990; Greenfeld 1992; Kazancigil 1986).
-5-
sustituirían los vínculos de solidaridad particularistas por la ciudadanía formal y por un
sistema jurídico basado en normas universalistas y, sobre todo, en derechos individuales. Se
suponía que se podría lograr la integración social creando una esfera pública desprovista de
componentes étnicos en la que los conflictos sociales pudieran resolverse por vía democrática
y recurriendo a disposiciones constitucionales. En oposición a este concepto de la constitución
política de la nación, el modelo étnico (fundado en la ascendencia) del Estado nacional,
vinculado sobre todo con el romanticismo alemán, partía del supuesto de que la integración
social del Estado nacional moderno se basaba en la identidad colectiva de un Volk. En
consecuencia, se veía en la formación del Estado el instrumento de la expresión propia de una
comunidad nacional previa caracterizada por un origen y un destino histórico comunes, por
una cultura una mentalidad y unas costumbres comunes y (elemento no menos importante)
por un idioma común. Del poder de movilización generado por este modelo del Estado
nacional da buena muestra el éxito que han tenido los movimientos nacionalistas del siglo
XIX y de principios del XX (cf. Smith 1983)‘.
Ambos modelos del Estado nacional estuvieron inextricablemente unidos, por distintos
conceptos, al ideal de monolingüismo8.
En líneas generales, puede considerarse que el
monolingüismo forma parte de las políticas de homogeneización lingüística motivadas por el
intento de los Estados de atender a las exigencias funcionales impuestas por la
industrialización y la burocratización (Gellner 1983, Weber 1979). Al tener por objeto el
fomento político de un solo idioma garantizar la eficacia de la comunicación pública en una
sociedad compleja y diferenciada, el lenguaje quedó reducido en el Estado nacional moderno
a su función instrumental, comunicativa’. Sin embargo, la construcción de los Estados
nacionales modernos, que da por supuesta la congruencia entre nación cultural y Estado
político, pone a la vez de relieve la función simbólica de la lengua (cf. Wright 1997: 219225). En el modelo político (o contractual) del Estado nacional, según el cual la lengua era en
teoría independiente de todo tipo de representación de la identidad colectiva, quedaba
entendido que la pertenencia de todos los ciudadanos a una comunidad política tema como
condición previa cierto grado de unidad lingüística. Así, por ejemplo, el ideal de
monolingüismo riguroso que se puso en práctica en la República francesa por medio de
como la centralización administrativa y la
diversas políticas de homogeneización,
uniformidad en la educación, convirtió a la lengua francesa en símbolo de la identidad
republicana. Se pasó pues por alto, con intención deliberada, la existencia en territorio francés
de minorias lingüísticas regionales (cf. Giordan 1992a). La exclusión derivada del ideal de
monolingüismo resulta aun mas patente en el caso del modelo étnico (fundado en la
ascendencia) del Estado nacional, pues una de sus coordenadas fundamentales consiste en dar
por supuesto un patrimonio cultural y lingüístico común. Puede decirse pues que la formación
de naciones se ha basado en políticas a gran escala de homogeneización de poblaciones
diversas en los planos cultural y lingiiístico. En medio de la agitación de la primera guerra
7
8
9
Sin embargo, hay que sefialar que, como indica Smith (1981) el poder de movilización generado por el
modelo etnico del Estado nacional no equivale a af?rmar que los Estados modernos tienen raíces etnicas.
En ese sentido, Geliner (1983) sostiene que el nacionalismo inventa las “naciones”. Ademas, los análisis
de la “etnogénesis” muestran que la construcción etnopolítica de la nación suele ser posterior a la
formación del Estado (cf. Stavenhagen 1996: 15).
Siguiendo al sociolingüista William Mackey (1992), en el presente estudio se establece una distinción
terminológica entre el pluralismo lingüístico en el plano de la competencia lingüística del individuo
(mono o multilingualismo)
y el pluralismo lingüístico en el plano del Estado nacional (mono o
multilingüismo).
En un análisis de las políticas de asimilación en los Estados Unidos, Fishman (1972) trata de
conceptualizar la función (instrumental) de la lengua para el “nacionismo” distinguiendo dicha función de
la función (simbólica) del “nacionalismo”.
-6-
mundial, Max Weber señaló que “hoy, en la era de los conflictos lingüísticos, suele
considerarse que una lengua común es el criterio normal de la nacionalidad” y que había de
verse en la lucha por el monolingüismo una ideología nacional (Weber 1968: 385). Así pues,
para determinar las posibilidades de provocar conflictos étnicos que encierra la diversidad
lingüística, es imprescindible analizar los efectos que tienen en la formación de minorías
étnicas y lingüísticas los dos modelos de estado nación y su ideal común de monolingüismo.
La dinámica del Estado nacional moderno ha afectado de dos maneras a los grupos
lingüísticos minoritarios. Por un lado, la “(re)etnización” del lenguaje en el modelo étnico del
Estado nacional y el ideal del monolingüismo nacional en general han sido motivo de
discriminación ejercida contra grupos lingüísticos no dominantes. Los gobiernos nacionales
han solido reaccionar ante la presencia de minorías lingüísticas en su territorio mediante
políticas lingüísticas encaminadas a acabar con las respectivas lenguas minoritarias, ya se
tratara de lenguas regionales, de emigrantes o indígenas. Pueden analizarse los principales
instrumentos de este tipo de política distinguiendo entre “ordenación de predominio” y
“ordenación de regulación interna” (Kloss 1969). El principal objetivo de las políticas
monolingües de ordenación de predominio consiste en implantar legalmente una lengua
oficial en las esferas de los medios de comunicación, la educación y la comunicación política,
mientras que con las políticas monolingües de ordenación de regulación interna el objetivo
consiste en modernizar y regularizar el empleo de la lengua oficial codificando los aspectos
fonéticos, semánticos y gramaticales de la misma. Por otro lado, sin embargo, la implantación
sucesiva de un sistema jurídico fundado en el reconocimiento de los derechos individuales y
en un concepto de la lengua desprovisto de etnicidad ha puesto de relieve la ilegitimidad de la
discriminación contra las minorías en función del uso por éstas de un determinado idioma y
ha puesto a disposición de las minorías lingüísticas los medios de exigir un reconocimiento
jurídico y político.
b)
Como se desprende de las investigaciones históricas centradas en los grupos lingüísticos
europeos de los siglos XIX y XX, es precisamente esta doble dinámica de la construcción de
la nación moderna la causa de la reconstrucción de las minorías lingüísticas como grupos
étnicos que afirman su propia identidad y exigen que se los reconozca en la esfera política
(cf. Vilfan 1993). En consecuencia, el análisis sociohistórico de la fabricación de la identidad
de las minorías lingüísticas corrobora lo que en general cabe afirmar de todo tipo de
fabricación de la identidad, ya se base en criterios de raza, de religión, de nacionalidad o de
lengua, a saber, que se trata de un fenómeno de carácter propiamente moderno relacionado
con los problemas estructurales de la integración social en el Estado nacional moderno. Por
consiguiente, los conflictos étnicos o lingüísticos no son suscitados por los medios simbólicos
de construcción de la identidad en cuanto tal, sino que están relacionados con complejos
procesos de movilización política (Smith 1997: 200). Como vamos a ver a continuación, los
recientes procesos de mundialización contribuyen a fortalecer esta dinámica.
3.
La mundialización
y la reconstrucción
de las identidades étnicas
En el último decenio la “mundialización” se ha convertido en concepto clave de las
ciencias sociales y de otros tipos de discurso (cf. Robertson 1992; Robertson y Khondker
1998). Al referirse a la experiencia de una mayor condensación de tiempo y de espacio y al
remitir a transformaciones sociales y culturales en gran escala, este concepto pone en tela de
juicio la perspectiva nacional de las ciencias sociales tradicionales. Así pues, la diferenciación
funcional no tiene lugar fundamentalmente en el plano de las sociedades nacionales en vías de
modernización, sino en el de una sociedad mundial moderna en la que determinados
-7-
subsistemas sociales autónomos (como la economía, la ciencia, el derecho, etc.) prescinden de
las fronteras nacionales (cf. Luhmann 1982). No obstante, es también esencial centrarse
precisamente en a) los efectos que tiene la mundialización en las pautas de integración y
cohesión social dentro del Estado nacional moderno a fin de b) entender la lógica de los
conflictos étnicos y lingüísticos contemporáneos.
Por una parte, hay quien ha sostenido que la mundialización socava en cierta medida la
soberanía del Estado nacional en lo que respecta a su capacidad de controlar los sistemas
económicos, culturales y sociales”. De hecho, las corrientes internacionales de los mercados
financieros, las operaciones autónomas de las empresas transnacionales, la difusión por todo
el planeta de información transmitida por medios electrónicos y el aumento de la migración
internacional reducen drásticamente la autonomía del Estado nacional. Por otra parte, se ha
observado que la mundialización no menoscaba en ningún sentido la función estructural
dominante que cumple el Estado nacional y los gobiernos nacionales en el marco del sistema
político mundial (Mann 1993). Dan prueba de que el Estado nacional es institución esencial
del sistema político la proliferación de Estados nacionales poscoloniales tras la segunda
guerra mundial y la formación de Estados sucesores tras la disolución de la Unión Soviética.
De la misma manera, el modelo cívico-político del Estado nacional, que hace hincapié en la
garantía constitucional de los derechos y la ciudadanía individuales, y el modelo etnocultural
constituyen moldes elementales de organización y movilización política a escala mundial.
4
Parece que ambas tendencias, la institucionalización del Estado nacional en cuanto
rasgo estructural dominante del sistema político mundial y la disminución de su radio de
acción. explican la proliferación de grupos étnicos que exigen un reconocimiento de orden
político. Reviste especial importancia al respecto el hecho de que el derecho internacional
imponga cada vez más marcos jurídicos universalistas a los nuevos Estados nacionales. Las
poblaciones indígenas, las minorías regionales y los inmigrantes, grupos sometidos
anteriormente a políticas de homogeneización, a discriminación o a genocidio, disfrutan
actualmente de un mayor grado de autonomía con respecto al Estado nacional gracias a
normas internacionales que no existían cuando se formaron los Estados europeos. Además,
parece que la dimensión cultural de la mundialización, es decir, la relativización de las
identidades tradicionales, propicia la reafirmación y la reconstrucción de identidades
concretas. El principal resultado ha sido la aparición de movimientos etnopolíticos que se
nutren de medios como el nacionalismo, un sentimiento de pertenencia religiosa o
confesional, la raza y el idioma para fabricar identidades concretas y para movilizar a éstas en
el plano político’ ‘. Cabe deducir que la mundialización intensifica la dinámica mencionada de
movilización étnica y termina por agravar la lucha por el poder político que mantienen
distintos grupos étnicos.
La mundialización intensifica de distintas maneras la fabricación y la articulación
política de las identidades étnicas. En lo que respecta a los grupos lingüísticos, la
mundialización genera diversidad lingüística en el plano nacional a través de los siguientes
mecanismos. El aumento de la migración internacional ha diversifrcado la población de los
“antiguos” Estados nacionales monolingües. Los Estados Unidos, el Canadá y Australia
llevan mucho tiempo acogiendo a inmigrantes de diversos ámbitos lingüísticos, pero los
Estados de Europa y Asia Oriental han tenido también que enfrentarse con una inmigración de
gran escala provocada por movimientos de refugiados, personas en busca de asilo, emigración
b)
10
ll
Este es uno de los principales temas de numerosas teorías de la mundialización (A. Giddens, R.
Robenson, 1. Wallerstein). En relación con los problemas conceptuales, cf. Amason 1990.
Consúltese un análisis de tales factores de etnicidad en el mundo árabe en Ibrahim 1996.
-8-
permanente y migración laboral en función de la situación del mercado. Ademas, en los
procesos de formación de Estados poscoloniales, como ocurrió por ejemplo en Africa, la India
y las costas del Pacífico, se trazaron fronteras nacionales sin tener en cuenta si existía o no
existía cohesión social en el territorio en cuestión. Es evidente que todo intento de aplicar
políticas lingüísticas monolingües en estos Estados, que se caracterizan por una compleja
articulación de lenguas maternas, lenguas de comunicación interétnica y lenguas
internacionales, estaba condenado a generar conflictos entre grupos lingüísticos (cf., por
ejemplo, Jahr 1993 y Mansour 1993). Asia Central es una de las regiones en las que se
manifiestan de modo más patente las limitaciones estructurales que imponen a la cohesión
social en el plano nacional los procesos de modernización y mundialización. La formación de
Estados en las repúblicas recién independizadas a raíz de la desintegración de la Unión
Soviética se ha visto acompañada de un resurgimiento de corrientes nacionales y étnicas que
ponen en peligro la transición a la democracia (cf. Khazanov 1995, Tishkov 1997). En este
contexto hay que entender la dinámica del conflicto étnico y sus orígenes en la ordenación
lingüística monolingüe de corte nacionalista en situaciones de diversidad lingüística, como en
Kirguistán.
4.
Los conflictos lingüísticos, el nacionalismo y la formación postsoviética del Estado
de la República Kirguisa
Como en muchos otros Estados postsoviéticos, las disputas lingüísticas han
representado una dimensión importante en los conflictos políticos de Kirguistán a partir de
1990. En la presente sección se parte del marco teórico antes expuesto para a) analizar las
transformaciones lingüísticas que tuvieron lugar bajo el dominio soviético a fin de b) explicar
la politización de las identidades étnicas en el proceso postsoviético de formación de Estados.
La incorporación de la región de Asia Central al imperio soviético transformó de raíz las
estructuras sociales de Kirguistán. En primer lugar, la implantación de las estructuras
administrativas y económicas soviéticas obligó a las tribus nómadas kirguisas a transformar
sus modos de organización social al afincarse en koljós soviéticos y adoptar nuevas formas de
producción agrícola. En segundo lugar, la política soviética de reasentar poblaciones enteras
resultó particularmente efectiva en Kirguistán, que con el tiempo se convirtió en la república
soviética de la región donde habitaba un mayor porcentaje de rusos (el 32% de la población
en 1989) y una notable cantidad de uzbekos (el 13% de la población en 1989). En tercer lugar,
junto al proceso de modernización apareció en Kirguistán la estratificación étnica; el elemento
ruso de la población formaba el grupo étnico dominante desde el punto de vista político.
Ademas de tal predominio político, los rusos gozaban del nivel de estudios y de formación
profesional mas elevado y participaban en mayor medida en el sector industrial y
administrativo. Por último, aunque la urbanización acelerada no dejó de incidir en la
población kirguisa, resulta sintomático que durante los anos cincuenta la mayor parte de la
población urbana fuera rusa (véase el Cuadro 1).
4
-9-
Cuadro 1: Porcentajes de crecimiento de la población urbana de Kirguistán, 1926- 1989
Año
Porcentaje de
Porcentaje de
Porcentaje de
Porcentaie de
población
población urbana población urbana población irbana
urbana en
autóctona en
autóctona en
rusa en relación
relación con el
relación con el
relación con el
con el conjunto
conjunto de la
conjunto de la
conjunto de la
de la población
población
población autóctona población urbana
rusa
1926
12,0
038
939
18,5
959
33,7
396
ll,0
970
37,4
979
1989
Porcentaje de
población rusa
en relación con
el conjunto de
la población
urbana
38,7
38,0
49,8
13,2
4474
57,8
14s
16,9
65,9
51,4
38,3
18,3
22,9
68,6
46,4
38,2
21,7
29,6
69,9
39,l
437
10,l
51,8
Fuente: Khazanov 1995: 261, Cuadro 4.2.
La desigualdad con que los rusos y los kirguises se incorporaban a los procesos de
industrialización y urbanización se reflejaba en la situación lingüística. Es cierto que la
política lingüística soviética no consistía en imponer sin más la lengua rusa a las poblaciones
que no eran rusas; por el contrario, la ideología leninista de la “construcción lingüística” iba
encaminada expresamente a modernizar y normalizar las lenguas nacionales y minoritarias de
un imperio soviético multiétnico (Deshirev 1984). En el caso, por ejemplo, del kirguís, lengua
del grupo turco que desde la islamización de las tribus kirguisas en el siglo XVIII se escribía
con caracteres árabes, la política lingüística soviética se plasmó en diversas medidas de
ordenación interna, como por ejemplo la implantación de una transcripción normalizada
mediante caracteres primero latinos (1928) y luego cirílicos (1940), la codificación de la
lengua a través de diccionarios y libros de texto y la traducción de vocabulario soviético
moderno a la lengua autóctona (korenizatsiya).
Sin embargo, pese a esa política de “formación de un idioma”, el ruso terminó por
convertirse en la lengua dominante de Kirguistán. Además de la mayor atención que tras la
Segunda Guerra Mundial se prestó en el plano político a la difusión del ruso como lengua
general, y de la legitimación ideológica de esta lengua mediante la doctrina del “pueblo
soviético” en los años ochenta, tal evolución se debe sobre todo al predominio del ruso en los
sectores modernos de la sociedad. En el sistema educativo, por ejemplo, el grado de empleo
del kirguís como lengua de enseñanza era inversamente proporcional al nivel de estudios. Las
estadísticas de los años noventa indican que el porcentaje de alumnos que recibían clases en
kirguís era de 23,4% en la enseñanza superior (frente a 76,3% que las recibían en ruso) y de
18,0% en el ciclo secundario especial (frente a 8 1,l % en el caso del ruso), mientras que el
porcentaje era relativamente elevado en las escuelas de formación profesional (49,2%) y de
ciclo secundario (55,6%) y bastante alto en las escuelas de ciclo primario de las zonas rurales
(Khazanov 1995: 250-1, Cuadros 1.3 y 1.4). Al mismo tiempo, la ausencia casi total de libros,
periódicos y cadenas de radio y televisión en kirguís a fines de los años ochenta prueba que
apenas se hacía uso de esta lengua en la esfera pública. El predominio del ruso, aparte de
favorecer el aumento del bilingüismo, fue a veces motivo de que se abandonara totalmente el
kirguís en favor del ruso, sobre todo en los círculos intelectuales kirguises de las ciudades. A
raíz de esta evolución socioestructural y lingüística, el ruso se convirtió en lengua general de
- lo-
los sistemas económico, administrativo y educativo y en el principal
comunicación interétnica de Kirguistán (véase el Cuadro 2).
instrumento
de
Cuadro 2: Conocimientos de ruso y de la lengua autóctona en Kirguistán (1989)
Nacionalidad
(porcentaje de la población)
Kirguises (52%)
Dominio del ruso
Dominio del kirguís
37%
Rusos (32%)
12%
Uzbekos (13%)
39%
4%
Ucranianos (3%)
94%
2%
Alemanes (2%)
95%
0,3%
Fuente: Tishkov 1997: 90, Cuadro 5.1
Hay que insistir en que la propagación del ruso por las repúblicas soviéticas, aunque
avanzaba a la par que la imposición totalitaria de estructuras sociales modernas, no se debió
tanto a una política de identidad nacionalista que aprovechara la función simbólica de la
lengua como a transformaciones estructurales que favorecían el empleo del ruso como lengua
de comunicación de mayor alcance. Hasta que no se iniciaron los procesos postsoviéticos de
formación de Estados y construcción de naciones no pasó la función simbólica de la lengua a
un primer plano en los debates públicos.
Aunque la mayoría de los movimientos nacionalistas postsoviéticos se iniciaron en los
años ochenta, hasta que no se desintegró la Unión Soviética no pasó el modelo étnico del
Estado nacional a ser la ideología política dominante en muchas ex repúblicas soviéticas.
Como se estimaba a menudo que quedar libre del sistema totalitario de la Unión Soviética
equivalía a independizarse del dominio ruso, uno de los rasgos característicos del
nacionalismo postsoviético fue la hostilidad contra la población rusa. Sin embargo, el
nacionalismo fue también motivo de conflictos interétnicos entre los propios kirguises; se
declaró traidores (mankurts) a la identidad étnica kirguisa a los kirguises de las ciudades, que
habían pasado a hacer uso del ruso como lengua vernácula a la vez que perdían la facilidad de
expresarse en kirguís (Kolstoe 1995: 232-244). Así pues, en los conflictos interétnicos e
intraétnicos el idioma ha funcionado como un importante símbolo en la formación de una
identidad etnonacional.
b)
El resurgimiento de la identidad etnonacional kirguisa fue utilizada por elites políticas
en las primeras fases del proceso postsoviético de formación del Estado. En el preámbulo de
la constitución de la República Kirguisa, por ejemplo, que se adoptó tres años después de la
declaración de independencia del 5 de mayo de 1993, se percibe una acentuada tensión interna
entre el concepto civil del pueblo de Kirguistán (narod) y el concepto étnico del pueblo
kirguís (natsiia):
“Nosotros, el pueblo de Kirguistán, nos proponemos lograr el renacimiento nacional de
los kirguises y defender y promover los intereses de los representantes de otras
nacionalidades que forman con los kirguises el pueblo de Kirguistán.”
- ll -
El nacionalismo que subyace al proceso de formación del Estado de Kirguistán ha
influido, en particular, en la elaboración de políticas lingüísticas inspiradas por el ideal de
monolingüismo y orientadas a excluir a la población rusa. Mientras que en la legislación
lingüística de los años ochenta quedaba oficialmente estipulado el bilingüismo, en la Ley
sobre idiomas de 1990 dejó de tener el ruso carácter oficial y se planificó la transición gradual
al empleo exclusivo del kirguís como lengua oficial. Del mismo modo, en 1993 se convino en
reimplantar los caracteres latinos con objeto de restablecer la identidad nacional no rusa
(Huskey 1995: 552 y Kolstoe 1995: 236-239).
A raíz de la aparición de los movimientos etnonacionales y de su utilización política en
el proceso postsoviético de formación de Estados, han emigrado numerosos rusos y
ciudadanos de otras nacionalidades, sobre todo entre la fuerza laboral cualificada, en
dirección a Europa y Rusia. De 1989 a 1990, por ejemplo, el índice de emigración de rusos de
las zonas urbanas aumentó en casi un 40%; en 1993 alcanzó su punto culminante (cf.
Khazanov 1995: 252 y Cuadro 2.1 y PNUD 1997: 54, Cuadro VI.2). El aumento del éxodo de
rusos con buena preparación y la discriminación que se ejerció en el mercado laboral contra
los que se quedaron ha repercutido de forma negativa en el sistema económico kirguís. Lo que
no está tan claro, sin embargo, es la medida en que el surgimiento de un etnonacionalismo
fundado en la reconstrucción de una identidad lingüística ha provocado un verdadero auge del
empleo de la lengua kirguisa o si sólo ha cumplido una función retórica encaminada a
legitimar la exclusión social en los sectores económico y político. La investigación social de
carácter empírico centrada en los movimientos de resurgimiento lingüístico registrados en
algunas sociedades de la era postsoviética demuestra que dicha inversión de los usos
lingüísticos en el marco del etnonacionalismo está condicionada por una serie de factores
complejos entre los que destaca el prestigio de las lenguas respectivas, las transformaciones
lingüísticas de una generación a otra y las pautas que siguen los usos lingüísticos en el sector
público”.
Una vez expuesto el marco analítico, que se ha ilustrado con la situación de Kirguistán,
cabe enunciar el dilema fundamental de las políticas lingüísticas contemporáneas en los
Estados democráticos. Por una parte, se exige a las políticas oficiales que den respuesta
democrática al incremento de la diversidad lingüística y a las reivindicaciones políticas de
grupos dotados de identidad étnica. Por otra parte, dichas políticas deben fomentar las
estructuras institucionales de la esfera política colectiva en una situación en que el vacío que
ha quedado tras la pérdida de la legitimidad del concepto nacionalista del Estado pone en
peligro la integración social y tiene visos de provocar conflictos étnicos. El buen gobierno
democrático en las sociedades multiculturales ha de hacer frente a este dilema.
12
L,aitin (1996) ha llevado a cabo estudiosempíricossobreestosfactoresen los Estados bálticos, Ucrania y
Kazajstán.
- 12-
II Los derechos lingüísticos y su aplicación
mediante políticas de multiculturalismo
En esta sección se pasa del análisis emprendido desde la óptica de las ciencias sociales a
una reflexión sobre los problemas de la diversidad lingüística de carácter normativo, pero que
no pierde de vista el contexto, encaminada a formular recomendaciones sobre políticas. Se
sostendrá que adoptando el multiculturalismo se da respuesta democrática al mencionado
dilema estructural al que se enfrentan las políticas lingüísticas. Mientras que el debate sobre el
multiculturalismo se ha visto dominado por argumentos filosóficos centrados en el equilibrio
entre derechos individuales e identidad colectiva, el presente análisis tiene por objeto formular
argumentos que justifiquen en los planos institucional y normativo la adopción de políticas
lingüísticas multiculturales basadas en normas internacionales de derechos humanos relativas
a los derechos lingüísticos13. Al igual que en la primera parte, se ilustra el argumento central
analizando a título de ejemplo las políticas lingüísticas de la República Kirguisa.
1.
Los derechos lingüísticos en el derecho internacional
Las primeras disposiciones relativas a la condición de las minorías lingüísticas se
remontan a algunos tratados internacionales del siglo XIX y, una vez acabada la Primera
Guerra Mundial, al marco de los denominados tratados sobre minorías supervisados por la
Sociedad de Naciones y encaminados a proteger a las minorías nacionales de Europa. En
virtud de estos tratados, en los que se concedía a las personas pertenecientes a grupos
minoritarios el derecho a la igualdad de trato y a la no discriminación, el derecho a la
ciudadanía y el derecho a crear escuelas y otras instituciones con objeto de conservar su
idiosincrasia nacional, se obligaba a los Estados a respetar y, en algunos casos, incluso a
fomentar el empleo de lenguas minoritarias en público y en privado14. Sin embargo, hasta que
no acabó la Segunda Guerra Mundial no empezaron a entenderse expresamente los derechos
lingüísticos como parte de los derechos humanos universales, sobre todo en el marco de las
Naciones Unidas. De ahí que existan algunas normas jurídicas internacionales sobre derechos
lingüísticos que guardan relación principalmente con principios de derechos humanos como la
igualdad y la no discriminación. Aun cuando no se planteara expresamente la cuestión de los
derechos de las minorías al establecerse las normas de derechos humanos, ya en 1948 la
Asamblea General de las Naciones Unidas pidió a la Subcomisión de Prevención de
Discriminaciones y Protección a las Minorías de la Comisión de Derechos Humanos que
elaborara disposiciones más concretas relativas a los derechos de los miembros de grupos
minoritarios. Tras cuatro decenios de debate la Asamblea General de las Naciones Unidas
aprobó el 18 de diciembre de 1992 la DECLARACION SOBRE LOS DERECHOS DE LAS
PERSONAS
PERTENECIENTES
A MINORIAS
NACIONALES
0 ETNICAS,
RELIGIOSAS Y LINGUISTICAS
(DECLARACION
DE LAS NACIONES UNIDAS)“. A
continuación a) se resumen los puntos fundamentales de las principales convenciones,
convenios y declaraciones relativos a los derechos lingüísticos, sobre todo en relación con los
derechos de los miembros de minorías lingüísticas, a fin de b) examinar más a fondo las
disposiciones que figuran en la DECLARACION
DE LAS NACIONES UNIDAS. Por
último, c) las consecuencias jurídicas y políticas de tales derechos lingüísticos se pondrán en
13
14
15
Con respecto al debate filosófico, cf. las contribuciones recogidas en Gutmann 1994.
Con respecto a las primeras disposiciones relativas a los derechos lingüísticos, cf. Skutnabb-Kangas y
Phillipson 1994 y de Varennes 1997: 2-4.
Estudian esta evolución Capotorti 1979 y Bloch 1995.
- 13-
relación con el análisis de los conflictos lingüísticos llevado a cabo más arriba desde la óptica
de las ciencias sociales.
Convenciones, convenios y declaraciones
relativos a los derechos lingüísticos
en el marco de las Naciones Unidas
1948 DECLARACION UNIVERSAL DE DERECHOSHUMANOS
1957 CONVENIO No 107 DE LA ORGANIZACION INTERNACIONAL DEL TRABAJO,
RELATIVO A LA PROTECCION E INTEGRACION DE LAS POBLACIONES
INDIGENAS Y DE OTRAS POBLACIONESTRIBUALES Y SEMRRIBUALES
DE LOS PAISESINDEPENDIENTES
1960 CONVENCION RELATIVA A LA LUCHA CONTRA LAS DISCRIMINACIONES
EN LA ESFERADE LA ENSERANZA
1966 PACTO INTERNACIONAL DE DERECHOSCMLES Y POLITICOS
1966 CONVENCION INTERNACIONAL SOBRELA ELJMINACION DE TODAS
LAS FORMASDE DISCFUMINACIONRACIAL
1989 CONVENIO No 169 DE LA ORGANIZACION INTERNACIONAL DEL TRABAJO
SOBREPUEBLOS INDIGENAS Y TRIBALES EN PAISES INDEPENDIENTES
1989 CONVJZNCIONSOBRELOS DERECHOSDEL NIÑO
1992 DECLARACION SOBRELOS DERECHOSDE LAS PERSONASPERTENECIENTESA
MINORIAS NACIONALES 0 ETNICAS, RELIGIOSAS Y Lrmümms
(DECLARACION DE LAS NACIONES UNIDAS)
1993 DECLARACION Y PROGRAMA DE ACCION DE VIENA
En virtud de la Carta Internacional de Derechos Humanos, que comprende la
DECLARACION
UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS, aprobada y proclamada por
la Asamblea General de las Naciones Unidas en virtud de la Resolución 217A (III), de fecha
10 de diciembre de 1948, el PACTO INTERNACIONAL
DE DERECHOS ECONOMICOS,
SOCIALES Y CULTURALES y el PACTO INTERNACIONAL
DE DERECHOS CIVILES
Y POLITICOS, estos dos últimos aprobados por la Asamblea General de las Naciones Unidas
el 19 de diciembre de 196616, los Estados Miembros se comprometen a respetar los principios
básicos de igualdad y de no discriminación,
ambos también presentes en la Carta de las
Naciones Unidas (Artículos 1 y 55).
a)
Aunque otros derechos humanos como la libertad de expresión (Artículo 19 de la
Declaración Universal de Derechos Humanos y Artículo 19 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos) y el derecho del acusado a disponer de un intérprete en un
procedimiento penal cuando no comprende el idioma empleado en el tribunal (párrafo 3 del
16
Cf. Treaty Seriesde las Naciones Unidas (lJNTS>,Vol. 999: 171 y Vol. 993: 3.
- 14-
Artículo 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos) están relacionados con
las actividades relativas a las preferencias lingüísticas, la prohibición general de la
discriminación y de la desigualdad de trato queda enunciada principalmente en el párrafo 1
del Artículo 2 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, donde se afirma lo
siguiente:
Toda persona
sin distinción
cualquier otra
cualquier otra
tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración,
alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de
índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o
condición. (Resolución 217 A III de la Asamblea General).
Este principio se vuelve a formular en el párrafo 1 del Artículo 2 y en el Artículo 26 del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Pues bien, el derecho a la no
discriminación y a la igualdad de trato afecta en particular a los miembros de minorías
lingüísticas, pues, cuando existe un número suficientemente elevado de hablantes de una
lengua minoritaria, puede legítimamente exigirse del Estado que facilite instituciones y
mecanismos especiales encaminados a aplicar el principio de no discriminación. En este
sentido, en el párrafo 1 del Artículo 5 de la CONVENCION DE LA UNESCO RELATIVA A
LA LUCHA
CONTRA
LAS DISCRIMINACIONES
EN LA ESFERA DE LA
ENSEÑANZA,
aprobada el 14 de diciembre de 1960, se recuerda el principio de no
discriminación (Artículo 1) para estipular lo siguiente:
Los Estados Partes en la presente Convención convienen [...] en que debe reconocerse
a los miembros de las minorías nacionales el derecho a ejercer las actividades docentes
que les sean propias, entre ellas la de establecer y mantener escuelas y, según la
política de cada Estado en materia de educación, emplear y enseñar su propio idioma,
siempre y cuando este derecho no se ejerza de manera que impida a los miembros de
las minorías comprender la cultura y el idioma del conjunto de la colectividad y tomar
parte en sus actividades, ni que comprometa la soberanía nacional [...] (UNTS,
Vol. 429: 93).
Al formular disposiciones relativas a la manera de aplicar el principio de no
discriminación en el sistema educativo, dicha CONVENCION DE LA UNESCO es, de
hecho, la primera convención internacional que da cuenta expresamente de uno de los
derechos de los miembros de minorías. Del mismo modo, en la CONVENCION
INTERNACIONAL
SOBRE LA ELIMINACION
DE TODAS LAS FORMAS DE
DISCRIMINACION
RACIAL, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el
7 de marzo de 1966, se confirma a partir de una definición amplia de “discriminación racial”
el principio de no discriminación de las minorías (UNTS, Vol. 660: 195). De hecho, estas dos
convenciones, que van encaminadas a concretar las consecuencias del principio de no
discriminación, han preparado el terreno para entender de forma más precisa los derechos de
los miembros de minorías.
Existen otras disposiciones internacionales formuladas hace tiempo en virtud de las
cuales se conceden derechos concretos a los miembros de minorías lingüísticas en las esferas
de la enseñanza, los medios de comunicación y la participación política. En el Artículo 23 del
CONVENIO N” 107 DE LA ORGANIZACION
INTERNACIONAL
DEL TRABAJO,
RELATIVO
A LA PROTECCION
E INTEGRACION
DE LAS POBLACIONES
INDIGENAS Y DE OTRAS POBLACIONES TRIBUALES Y SEMITRIBUALES
DE LOS
PAISES INDEPENDIENTES
(1957) se insta a garantizar, cuando sea posible, la educación
- 15-
en la lengua materna y a permitir una transición progresiva a la lengua nacional (UNTS, Vol.
328: 247). Aparte de los artículos antes citados de la CONVBNCION DE LA UNESCO y de
la Convención contra la discriminación, el artículo mas importante donde se hace referencia a
los derechos de las minorías es el Artículo 27 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, que se ha incorporado, con variaciones mínimas, a otros instrumentos jurídicos
internacionales, como es el caso del Artículo 30 de la CONVENCION
SOBRE LOS
DERECHOS DEL NINO, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de
noviembre de 1989, y de varios documentos del Consejo de Europa y de la CSCE. El texto
del artículo es el siguiente:
En los Estados en que existan minorías étnicas, religiosas o lingüísticas, no se negará a
las personas que pertenezcan a dichas minorías el derecho que les corresponde, en
común con los demás miembros de su grupo, a tener su propia vida cultural, a profesar
y practicar su propia religión y a emplear su propio idioma. (UhTS, Vol. 999: 171 y
UNTS Vol. 1057: 407).
Analizando con detenimiento este artículo se aprecia que se funda en dos requisitos. En
primer lugar, da por supuesta la prohibición de la discriminación por motivos lingüísticos a
que se refieren las convenciones, convenios y declaraciones internacionales antes
mencionados; en segundo lugar, obliga ademas al Estado a no inmiscuirse en los asuntos de
las minorías lingüísticas (cf. Mullerson 1993). Sin embargo, el requisito de no negar a las
personas pertenecientes a minorías el derecho a emplear su propia lengua es mas ambiguo de
lo que parece. De hecho, el Artículo 27 no aclara si el Estado, además de permitir el empleo
público y privado de lenguas minoritarias, deberá emplear la lengua minoritaria al ocuparse
de sus propios asuntos; tampoco precisa si el Estado está obligado a ejercer una
discriminación positiva y a fomentar la identidad de las minorías a fin de aplicar este derecho.
La mayoría de los juristas coinciden en que, de hecho, en virtud del Artículo 27 no se
prescribe al Estado requisito alguno con respecto al empleo de lenguas minoritarias al
ocuparse de sus propios asuntos y no se obliga al Estado a prestar servicios para el fomento de
las identidades minoritarias. Por ese motivo, Skutnabb-Kangas (1994: 83) ha criticado el
artículo por favorecer “una tolerancia orientada a la asimilación encubierta” en relación con
las minorías lingüísticas.
El problema de las dimensiones pública y privada y la cuestión de la protección a través
del fomento se resuelven en disposiciones posteriores que se ocupan mas a fondo del derecho
a la identidad cultural. Como sostiene Stavenhagen, especialista en derechos humanos, a
pesar de los principios de no discriminación y de igualdad, para entender el derecho a la
identidad cultural hace falta ampliar el concepto individualista de los derechos humanos y
reconocer la necesidad de hallar un mecanismo más eficaz de proteger la identidad de las
minorías, pues el derecho a la identidad cultural sólo puede ejercerse en agrupación con otras
personas (Stavenhagen 1995). La primera declaración internacional en virtud de la cual se
fijan normas generales y universales con respecto a la necesidad de fomentar las identidades
minoritarias y explicar los derechos de los miembros de minorías es la DECLARACION
DE
LAS NACIONES
UNIDAS
SOBRE LOS DERECHOS
DE LAS PERSONAS
PERTENECIENTES
A MINORIAS
NACIONALES
0 ETNICAS, RELIGIOSAS
Y
LINGÜISTICAS.
La DECLARACION
DE LAS NACIONES UNIDAS se basa en los principios del
Artículo 27 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en la prohibición de la
discriminación de las minorías y en la obligación de no injerirse, principios que se vuelven a
b)
- 16-
formular en el párrafo 1) del Artículo 2 y en el párrafo 5) del Artículo 217. Sin embargo, la
declaración va más allá de los principios de no discriminación e igualdad al obligar al Estado
a intervenir directamente en la protección y fomento de la identidad de las minorías”. En el
párrafo 1 del Artículo 1 de la DECLARACION DE LAS NACIONES UNIDAS se enuncia la
siguiente disposición programática:
Los Estados protegerán la existencia y la identidad nacional o étnica, cultural,
religiosa y lingüística
de las minorías dentro de sus territorios
respectivos, y
fomentarán las condiciones para la promoción de esa identidad. (Resolución 47/135 de
la Asamblea General de las Naciones Unidas).
Esta disposición está formulada de modo suficientemente amplio como para dar cabida
a especificaciones en función del contexto en lo que respecta al cumplimiento de la obligación
de fomentar la identidad de las minorías. Como se desprende del párrafo 2 del Artículo 4, la
disposición programática se funda en el convencimiento de que a través del fomento de la
identidad colectiva de las minorías se salvaguardan los principios de no discriminación e
igualdad de los individuos:
Los Estados adoptarán medidas para crear condiciones favorables a fin de que las
personas pertenecientes a minorías puedan expresar sus características y desarrollar
su cultura, idioma, religión, tradiciones y costumbres, salvo en los casos en que
determinadas prácticas violen la legislación nacional y sean contrarias a las normus
internacionales.
Esta disposición obligaría al Estado, por ejemplo, a prohibir actos de intolerancia que
resultasen degradantes para una lengua minoritaria y sus hablantes y a hacer que se cumpliera
tal prohibición por medio de la legislación. Como señala de Varennes en su análisis jurídico,
la DECLARACION
DE LAS NACIONES UNIDAS supone una serie de obligaciones y
recomendaciones con respecto al empleo público y privado de las lenguas minoritarias. La
DECLARACION
DE LAS NACIONES UNIDAS obliga claramente al Estado a permitir el
uso privado de una lengua en privado, en público y en actividades colectivas. Es evidente que
quedaría violado el principio de no discriminación al prohibirse el empleo en privado de una
lengua minoritaria, como en lo que atañe, por ejemplo, a la elección privada de nombres
propios y de los caracteres con que éstos se escriben. Además, el Estado no debe impedir o
prohibir el empleo de una lengua minoritaria en situaciones en que se ve afectado el público,
sobre todo en lo que respecta a los medios de comunicación privados como los libros, los
periódicos, la radio o la televisión. Por último, aunque no está obligado a prestar apoyo
financiero, el Estado no debe impedir que se emplee una lengua minoritaria en actividades
colectivas como mantener asociaciones y abrir escuelas privadas en que las clases se impartan
en la lengua minoritaria. La DECLARACION DE LAS NACIONES UNIDAS también hace
referencia al empleo público de lenguas minoritarias. En cuanto a la educación, por ejemplo,
en los párrafos 3 y 4 del Artículo 4 se dispone lo siguiente:
17
18
En de Varennes 1997: 7-13 figura un análisis pormenorizado de la DECLARACION
DE LAS
NACIONES UNIDAS.
Se observa un caso parecido de abandono de la tolerancia orientada a la asimilación en favor del fomento
de la identidad de las minorías al comparar los Artículos 28 y 30 del CONVENIO N” 169 DE LA
ORGANIZACION
INTERNACIONAL
DEL TRABAJO
SOBRE PUEBLOS INDIGENAS
Y
TRIBALES EN PAISES INDEPENDIENTES (1989) con el Artículo 23 del anterior CONVENIO N” 107
de la OIT.
- 17 -
Los Estados deben adoptar medidas apropiadas de modo que, siempre que sea
3.
posible, las personas pertenecientes a minorías tengan oportunidades adecuadas de
aprender su idioma materno o de recibir instrucción en su idioma materno.
4.
Los Estados deben adoptar, cuando sea apropiado, medidas en la esfera de
educación, a fin de promover el conocimiento de la historia, las tradiciones, el idioma
la cultura de las minorías que existen en su territorio. Las personas pertenecientes
minorías deben tener oportunidades adecuadas para adquirir conocimientos sobre
sociedad en su conjunto.
la
y
a
la
Aunque están formuladas de manera menos vinculante que en los otros artículos, estas
disposiciones van encaminadas a fomentar la identidad de las minorías lingüísticas a través de
la educación y a favorecer el entendimiento mutuo entre los grupos mayoritarios y
minoritarios. La conveniencia, formulada en la DECLARACION
DE LAS NACIONES
UNIDAS, de prestar apoyo a la enseñanza impartida en la lengua minoritaria y de incorporar
el interculturalismo a la educación confirma que en la esfera del derecho internacional se ha
adoptado una actitud de inclusión con respecto a la presencia de minorfas en los Estados.
La atención que se presta en la DECLARACION
DE LAS NACIONES UNIDAS al
fomento de la identidad de las minorías se vuelve a formular en otras disposiciones
internacionales recientes sobre derechos humanos, como es el caso del párrafo 19 de la
DECLARACION
Y PROGRAMA DE ACCION DE VIENA, aprobados el 25 de junio de
1993 por la Conferencia Mundial de Derechos Humanos, donde se insiste en que por medio
de las disposiciones recogidas en la DECLARACION DE LAS NACIONES UNIDAS han de
aplicarse los principios fundamentales de no discriminación y de igualdad (documento de las
Naciones Unidas AKONF. 157/24). En los últimos decenios también se han venido
entendiendo en Europa de manera parecida los derechos lingüísticos. Así, el Consejo de
Europa aprobó el 2 de diciembre de 1992 la CARTA EUROPEA SOBRE LAS LENGUAS
REGIONALES Y MINORITARIAS,
en la que, entre otros objetivos, se ponen de relieve los
valores del interculturalismo y el multilingüismo y se pide la protección y el fomento de las
lenguas regionales o minoritarias (Artículo 7)19. En virtud de la Carta, los Estados miembros
se comprometen a eliminar la discriminación en las esferas de la jurisdicción, los servicios
públicos, la economía y la vida en general. Se precisa que los Estados han de prestar servicios
de enseñanza preescolar, primaria, secundaria, profesional, universitaria y permanente en las
lenguas regionales o minoritarias que se hablen en sus respectivos territorios (Artículo 8) y
que han de facilitar la creación y el mantenimiento de medios de comunicación que empleen
la lengua rninoritaria (Artículo ll). Del mismo modo, en el DOCUMENTO
DE LA
REUNION DE COPENHAGUE
DE LA CONFERENCIA
SOBRE LA DIMENSION
HUMANA DE LA CONFERENCIA SOBRE LA SEGURIDAD Y LA COOPERACION EN
EUROPA, aprobado el 29 de junio de 1990, se insta a los Estados miembros a proteger y
fomentar la identidad lingüística de las minorías que viven en sus respectivos territorios a
partir de los principios de no discriminación e igualdad y se determinan diversos mecanismos
que sirven para cumplir tal objetivo (Artículos 31,32, 33, 34, 35)20.
19
20
Cf. European Treaties Series (ETS) N“ 148.
Confirman las tendencias generales de estas disposiciones las RECOMENDACIONES
DE OSLO
SOBRE LOS DERECHOS LINGÜISTICOS DE LAS MINORIAS NACIONALES, aprobadas en 1998
por la Fundación sobre Relaciones Interétnicas a petición del Alto Comisionado para las Minorías
Nacionales de la OSCE.
- 18-
c>
El análisis de la evolución de las disposiciones relativas a los derechos lingüísticos en el
sentido de un abandono de la tolerancia orientada a la asimilación en favor de un fomento
expreso de las minorías lingüísticas desemboca en la necesidad de plantear la cuestión relativa
a la manera de coordinar la conservación y el fomento de la identidad de las minorías
lingüísticas con el funcionamiento de la esfera pública. Debe empezarse por subrayar que la
mayor parte de los expertos en cuestiones jurídicas convienen en entender los derechos
lingüísticos desde una óptica individualista21. La protección y el fomento de las minorías
lingüísticas se consideran instrumentos encaminados a aplicar los derechos individuales a la
no discriminación, la igualdad y la identidad cultural. Esta interpretación se basa en la misma
definición que se da del término “minoría” en el marco del derecho internacional, según el
cual los factores que conforman una “minoría” son, aparte del factor numérico, la
autocategorización y la intención subjetiva de salvaguardar una identidad particular (Allardt
1992 y Symonides 1995). Esta definición de “minoría” cuadra perfectamente con el punto de
vista que adoptan las ciencias sociales al dar cuenta de la “etnicidad” insistiendo en la
perspectiva subjetiva del actor. Pues bien, el fomento de las identidades minoritarias puede
coordinarse conceptualmente con el funcionamiento de la esfera pública colectiva gracias a la
distinción que hace Asbjom Eide, especialista en derechos humanos, entre distintas esferas de
la sociedad. Aunque pueda situarse el fomento de las identidades lingüísticas en el plano de lo
que Eide denomina “esfera aparte”, hace falta que la integración social se inscriba en una
“esfera común”, si bien han de estar reconocidos en esta última los principios de no
discriminación e igualdad. Corresponde a las disposiciones constitucionales y a las políticas
oficiales de ámbito nacional hallar medios, adaptados a las situaciones concretas, de combinar
estas dos esferas por medio de mecanismos para compartir el poder en múltiples niveles,
encaminados a lograr un “pluralismo en la unión” (Eide 1994 y 1995).
Llegados a este punto, el análisis de las normas internacionales de derechos humanos
coincide con el análisis llevado a cabo desde la óptica de las ciencias sociales, que ha
demostrado que en la “esfera común”, es decir, en los sectores económico y político, los
símbolos de identidad colectiva van perdiendo cada vez mas los rasgos étnicos, que ceden a la
influencia generalizada de los medios de comunicación, a la vez que proliferan en la “esfera
aparte”, es decir, en la esfera de los grupos de identidades concretas. La lengua queda
reducida a su función instrumental en la primera esfera, mientras que mantiene la función
simbólica en la segunda. Así pues, ambos análisis indican que los modelos que están mejor
preparados para mantener la paz y la estabilidad entre los grupos étnicos y para dar así una
respuesta democrática al dilema de la integración social en situaciones de mundialización son
modelos complejos de reparto de poderes y participación política. Entre dichos modelos el
que mas destaca es el multiculturalismo.
2.
El multiculturalismo,
marco de políticas lingüísticas democráticas
Tal como se emplea en los debates públicos, el término multiculturalismo comprende
fundamentalmente tres acepciones distintas. En el plano demográfico-descriptivo se refiere al
hecho de la diversidad cultural o étnica, en el plano ideológico-normativo se aplica a los
argumentos filosóficos que ponen de manifiesto la legitimidad de las reivindicaciones de
reconocimiento emitidas por grupos con determinada identidad y en el plano programáticopolítico tiene que ver con las políticas encaminadas a hacer frente a los problemas que plantea
21
Sin embargo, cabe indicar que se ha debatido la cuestión de si, aparte del derecho a la autodeterminación,
han de reconocerse otros derechos colectivos, comprendidos los derechos de las minorías. Sin embargo, la
mayor parte de los expertos en derechos humanos estiman que ha de reconocerse la primacía de los
derechos individuales. (cf. Eide 1995, Stavenhagen 1995 y Symonides 1995).
- 19-
la diversidad (Inglis 1996: 15- 18). A continuación a) se toma el término multiculturalismo en
su tercera acepción, es decir, en cuanto conjunto de programas y de iniciativas de políticas
centrados en la diversidad étnica y, en particular, lingüística. En cuanto estrategia de políticas,
se puede y se debe someter el multiculturalismo a una evaluación empírica centrada en el
éxito que ha obtenido en cuanto mecanismo de gestión de conflictos étnicos; de ahí que
convenga b) presentar algunos ejemplos de políticas multiculturales, de las posibilidades que
éstas encierran y de los problemas que conllevan.
La adopción del multiculturalismo en cuanto estrategia de políticas forma parte
inseparable de la concepción de nuevas formas de buen gobierno democrático que respondan
al dilema estructural planteado por la integración en el Estado nacional. Del concepto de
“buen gobierno”, que lleva ocupando desde finales del decenio de 1980 un lugar destacado en
los debates públicos de la comunidad internacional, se han servido con diversos fines
representantes de distintas tendencias ideológicas (de Alcántara 1998). Suele ponerse en
relación con el trasvase de poder del sector público al sector privado, con el fortalecimiento
de la sociedad civil y con las reformas institucionales en el sector público. Ha atraído
especialmente a los responsables políticos encargados de gestionar la reconstrucción social de
los Estados poscomunistas. Cuando se emplea en relación con las teorías de reestructuración
financiera y económica, el concepto de buen gobierno suele servir para justificar la tendencia
a la mercadización y la privatización, que de hecho reducen la representación democrática y la
participación en un sistema de gobierno común (de Alcántara 1998 y Kazancigil 1998). A
diferencia de las ideologías que se limitaban a propugnar la liberalización económica, las
teorías políticas mas recientes han puesto de relieve que la democracia parte de la existencia
de la sociedad civil en cuanto sector autónomo separado tanto del sistema administrativo
cumo del sistema económico y caracterizado por la pluralidad de actores, asociaciones civiles
de voluntarios y grupos de interés22. A su vez, el funcionamiento de la sociedad civil, que
exige la existencia de una esfera pública pluralista en la que los ciudadanos tomen parte
activa, supone también el compromiso de todos los grupos e individuos con los principios
comunes de la constitución. En consecuencia, aunque el buen gobierno democrático supone
en cierta medida la reducción del elemento administrativo del Estado, no supone reducción
alguna de la esfera pública. En cuanto al problema que plantea la diversidad étnica y cultural,
cabe inscribir el multiculturalismo en el marco del buen gobierno democrático en la medida
en que reconoce las reivindicaciones formuladas por los grupos de identidades étnicas o
culturales en una sociedad civil pluralista, fomenta la comunicación entre culturas y, en
consecuencia, actúa de modelo de integración social a partir de una constitución reconocida
por todos (Habermas 1994).
4
en la esfera de
Se pueden apreciar con claridad las características del multiculturalismo
la planificación lingüística contrastándolo con otros modelos de política lingüística. Partiendo
de tipologías elaboradas en el análisis jurídico y el análisis de políticas, cabe distinguir, en
líneas generales, tres tipos ideales de política lingüística: los modelos asimilacionista,
diferencialista y multicultural (cf. Inglis 1996: 37, Skutnabb-Kangas y Philippson 1994: 80 y
Stavenhagen 1996: 191-202). El modelo asimilacionista de política lingüística se rige por el
ideal de monolingüismo ya descrito y tiene por objeto la homogeneización lingüística de la
sociedad. Aunque se tolere la existencia de minorías lingüísticas y se conceda a los miembros
de éstas el derecho a la igualdad de trato, las estrategias de políticas centradas en la
asimilación no propician el mantenimiento de la lengua minoritaria no oficial; recurren, por
22
Arato y Cohen 1992 presentanuna teoría política de la sociedadcivil y la democraciabasadaen la
filosofía social de Habermas.
- 20 -
ejemplo, a políticas educativas que fomentan el monolingüismo en las escuelas oficiales,
donde sólo se imparten clases en la lengua oficial. Aunque se rige igualmente por el ideal de
monolingüismo, el modelo diferencialista (o exclusionista) de política lingüística excluye
sistemáticamente a las minorías lingüísticas. En algunos casos menos extremados, se permite
que las minorías lingüísticas hagan uso de su propia lengua en instituciones paralelas como
escuelas, medios de comunicación privados y asociaciones. Sin embargo, al marginar a estas
instituciones paralelas de que disponen las minorías, el modelo diferencialista va dirigido a
limitar la participación de los integrantes de dichas minorías en las instituciones
correspondientes a los grupos mayoritarios de la sociedad. El modelo multicultural
(o pluralista)
de política lingüística, que va orientado al reparto del poder político y a la
igualdad de participación de las minorías lingüísticas en la esfera pública, se divide a su vez
en dos subtipos. La variante regional del multiculturalismo, inspirada fundamentalmente en el
concepto de Lijphart de democracia consociativa, tiene por objeto hacer realidad la no
discriminación, garantizar la igualdad de trato y fomentar la identidad de las minorías
lingüísticas por medio de subdivisiones territoriales, federalismo y medidas de representación
política en múltiples niveles (Lijphart 1977). La variante sociocultural del multiculturalismo
consiste en proteger y fomentar la identidad de las minorías lingüísticas al permitir e
incentivar la creación de instituciones paralelas (escuelas, medios de comunicación,
asociaciones civiles) a las que se concede condición de igualdad en la esfera pública. Esta
variante propicia la comunicación efectiva en la esfera pública fomentando en especial el
bilingüismo o el multilingiiismo en la esfera de la enseñanza y los medios de comunicación
(Edwards 1994). Las variantes regional y sociocultural del multiculturalismo
están
capacitadas sobre todo para llevar a la práctica los principios de derechos humanos centrados
en la no discriminación y la igualdad de trato y para favorecer la identidad de las minorías
lingüísticas (cf. Inglis 1996 y Stavenhagen 1996).
W
Aparte de la justificación normativa de las políticas lingüísticas multiculturales de
acuerdo con las normas de derechos humanos, la elección de dichas políticas también supone
una evaluación de sus repercusiones en el plano empírico. El análisis empírico de las políticas
lingüísticas multiculturales que existen en Australia, el Canadá y la Unión Europea demuestra
que aunque las tradiciones históricas y las condiciones del lugar exijan en ocasiones la
combinación de distintos tipos de política lingüística, la variante sociocultural del
multiculturalismo es la que más posibilidades encierra de gestionar por vía pacífica los
conflictos étnicos ocasionados por la diversidad lingüística. No obstante, también demuestra
que hacer caso omiso de la importancia instrumental de las lenguas de intercambio o las
lenguas de comunicación en gran escala perjudica de hecho a los grupos minoritarios, sobre
todo en los sectores económico y político, pero también en el plano de la sociedad civil.
La variante regional de las políticas lingüísticas multiculturales cuenta con una larga
tradición en Suiza y en Bélgica, países que a menudo se han considerado modelos ideales de
democracia consociativa. La constitución suiza, por ejemplo, declara lenguas oficiales y
nacionales al francés, el alemán y el italiano y lengua nacional al rético; así crea un régimen
de soberanía cantonal en función del cual cada uno de los grupos lingüísticos controla en sus
cantones respectivos las escuelas públicas, los medios de comunicación públicos y otros
instrumentos lingüísticos; las cláusulas relativas a la no discriminación sirven para que se
respeten los derechos lingüísticos particulares dentro del cantón. A escala nacional existen
medidas institucionales encaminadas a garantizar la igualdad de representación y de
participación de los principales grupos lingüísticos en la legislación, la jurisdicción y la
administración. Aun así, es fácil percibir las limitaciones que tiene en el plano empírico el
modelo suizo de reparto de poderes entre grupos lingüísticos. En el plano jurídico, al basarse
-2l-
en el principio de territorialidad, el modelo regional no elimina el problema de conciliar los
derechos lingüísticos particulares con el fomento de la identidad de las minorías lingüísticas.
Ademas, dicho modelo suele perpetuar la desigualdad económica y política al no tener en
cuenta la posición secundaria que ocupan las lenguas minoritarias, como es el caso del
italiano en Suiza. Por último, contribuye al desconocimiento recíproco entre los grupos
lingüísticos, pues no se funda en un sistema de enseñanza multilingüe o en mecanismos de
otro tipo encaminados a favorecer la cohesión social a escala nacional (cf. Furer 1992,
Rossinelli 1992, Grin y Sfreddo 1996). En Bélgica, donde ha ido conformándose un modelo
parecido de reparto de poderes regional, el debate público centrado en estas limitaciones ha
dado lugar a una reforma constitucional consistente en combinar el principio de territorialidad
con el de autodeterminación lingüística. De ahí que tanto las tres regiones (flamenca, valona y
de Bruselas) como las tres comunidades (francófona, de habla flamenca y que habla alemana)
gocen de autonomía y se coordinen a través de medidas institucionales sumamente complejas
(Delgrange 1995). Las disputas que han originado los modelos suizo y belga de
consociacionismo dejan claro que la urbanización, el aumento de la movilidad y la
interdependencia económica ponen límites estrictos a la eficacia empírica con que se puede
aplicar la variante regional de política lingüística multicultural para llevar a la práctica los
derechos lingüísticos.
En el proceso de integración europea se observa el mismo tipo de limitación de las
políticas lingüísticas multiculturales de alcance regional. En el marco de la Comunidad
Europea y de la Unión Europea, la conservación de la diversidad lingüística se ha entendido
principalmente en cuanto objetivo político a escala supranacional que no afecta al ideal de
monolingüismo naciona123. Sin embargo, la aceleración del ritmo de integración de la
Comunidad Europea desde principios del decenio de 1990 ha dado pie a un nuevo interés por
las minorías regionales o lingüísticas, a duras críticas del ideal de monolingüismo nacional y
al fomento de políticas lingüísticas multiculturales a escala nacional y subnacional. En este
clima, el Consejo de Europa aprobó, por ejemplo, en 1992 la CARTA EUROPEA SOBRE
LAS LENGUAS REGIONALES Y MINORITARIAS
(cf. Giordan 1992b). No obstante, esta
CARTA, que parte del principio de territorialidad, sólo favorece la variante regional de las
políticas lingüísticas multiculturales a la par que excluye expresamente los derechos
lingüísticos de los inmigrantes. Esta última exclusión no concuerda con la importancia cada
vez mayor que van cobrando estas lenguas en las sociedades europeas; por ejemplo, viven en
Europa cerca de dos millones de inmigrantes que hablan turco o árabe. Aunque se ha tratado
de promover la integración y las políticas de igualdad de oportunidades para los inmigrantes,
a través, por ejemplo, del Comité de Migración Europeo, las políticas lingüísticas se han
ceñido sobre todo a los modelos asimilacionista o diferencialista. Aunque es cierto que en
varios países, como Bélgica, Alemania y los Países Bajos, en los debates públicos se reconoce
cada vez mas explícitamente la importancia cultural, jurídica y económica de la conservación
de la identidad lingüística de los inmigrantes, a través, por ejemplo, de la “enseñanza en
lenguas minoritarias de inmigrantes”, las políticas educatiuas de la mayor parte de los países
europeos se han mostrado reacias a adoptar un modelo sociocultural de políticas lingüísticas
23
El deseo de conservar la diversidad lingüística y cultural a escala supranacional se manifiesta en distintos
documentos de la Comunidad Europea y la Unión Europea,entre los cuales los mas recientes son el
preámbulo y el Artículo 126 del Tratado sobre la Unión Europea, firmado en Maastricht en 1992.
Consúltese el análisis sobre la política lingüística de la Comunidad Europea que figura en Coulmin 199 1,
donde se defiende un multiculturalismo práctico centrado en los aspectos económicos de la utilización de
las lenguas.
- 22 -
multiculturales que comprenda la protección y el fomento de las lenguas minoritarias de
inmigrantes24.
Dado que el modelo sociocultural
de política lingüística multicultural favorece
abiertamente la identidad lingüística tanto de las minorías regionales como de las minorías
inmigrantes, y dado que comprende estrategias como la enseñanza en lenguas minoritarias de
inmigrantes, no sorprende que los primeros en adoptarlo fueran países que recibían
inmigrantes en gran escala, sobre todo el Canadá y Australia. El aumento de la inmigración en
el Canadá fue motivo de que fuera objeto de ataque la política de “angloconformidad” o
“francoconformidad”
y de que en 1971 se adoptara finalmente la “política de
multiculturalismo
en un marco bilingüe”, que quedó confirmada con la Ley de
Multiculturalismo
de 1988. En la esfera de la educación, las políticas lingüísticas
multiculturales han tenido por principal objetivo el dominio de la lengua materna y de una de
las dos lenguas nacionales, objetivo que se ha llevado a la práctica combinando la enseñanza
impartida en una lengua o lenguas nacionales con la enseñanza en lenguas minoritarias de
inmigrantes o con enseñanza bilingüe (cf. Fortier 1994). Aunque las políticas lingüísticas
multiculturales del Canadá han servido en líneas generales para fomentar la integración social
de inmigrantes procedentes de distintos ámbitos lingüísticos, el caso de Quebec ilustra
algunos de los problemas planteados por las políticas lingüísticas multiculturales en un marco
bilingüe. La adopción de políticas lingüísticas multiculturales en el decenio de los años
setenta tendió a debilitar la posición del francés a la par que favorecía el empleo del inglés en
cuanto lengua de prestigio y promoción social en las comunidades etnoculturales y de
inmigrantes (cf. Cummins 1984). Las políticas lingüísticas de Quebec han reaccionado,
aunque con éxito limitado, concediendo trato preferente al francés con objeto de afirmar la
identidad de “una sociedad francófona distinta” (cf. Bourhis 1994). La adopción del
multiculturalismo en Australia supuso el paso de una política rigurosamente monolingüe y
asimilacionista al reconocimiento de los derechos lingüísticos de los aborígenes y de los
inmigrantes procedentes de distintos ámbitos lingüísticos (cf. Ozolnis 1993). El factor que ha
motivado este giro de la política oficial ha sido la apreciación del valor que encierran las
lenguas asiáticas en cuanto importante instrumento de comercio internacional; hasta el
decenio de los años ochenta no empezó a considerarse en la política oficial que el
reconocimiento de las reivindicaciones de identidad de los grupos lingüísticos y el fomento de
la diversidad cultural y lingüística interna constituyen las bases de la integración social de
Australia. Las estrategias de políticas lingüísticas multiculturales, que están codificadas en el
programa sobre Políticas Lingüísticas Nacionales, van encaminadas a prestar servicios
didácticos en inglés y en lenguas de inmigrantes e impartir formación sobre la diversidad
cultural, a crear medios de comunicación multilingües como el Programa Especial de
Emisiones, que difunde información en un total de hasta 63 lenguas, y a prestar servicios
públicos a las personas que no hablan inglés, como ocurre con el Translating and Interpreting
Service (Servicio de Traducción e Interpretación) (Smolicz 1994). Sin embargo, ya a
mediados del decenio de los anos ochenta se observó que, dado que la lengua nacional seguía
actuando de principal instrumento de comunicación, la “opción étnica,” es decir, el fomento
sin mas de las identidades minoritarias, corría el peligro de consolidar las diferencias de poder
que existían en los sectores económicos y políticos (Bullivant 1984). En consecuencia, la
política oficial australiana ha pasado a servirse de modelos más complejos de políticas
lingüísticas multiculturales en virtud de las cuales se fomenta el empleo de lenguas
24
El Grupo de Investigación sobre Lengua y Minorías de la Universidad de Tilburg lleva a cabo
actualmente un estudio comparado de las políticas lingüísticas de los países europeos con objeto de
estudiar los problemas que conlleva la adopción de la enseñanza en lenguas minoritarias de inmigrantes y
de analizar qué posibilidades de adoptarla existen (Cf. Extra 1997).
- 23 -
minoritarias sin dejar de favorecer la competencia lingüística en un idioma de comunicación
de mayor alcance.
Cabe llegar a la conclusión de que, aparentemente, las políticas lingüísticas
multiculturales no sólo se conforman a las normas internacionales de derechos humanos
relativas a los derechos lingüísticos, sino que además, cuando sirven para alcanzar un
equilibrio entre las identidades lingüísticas y las exigencias lingüísticas impuestas por un
sistema económico y político eficaz, resultan, desde el punto de vista empírico, mas efectivas
que las estrategias de política asimilacionista y diferencialista a la hora de reducir los
conflictos étnicos25. Así pues, respetar la distinción entre “esfera aparte” y “esfera común”
sirve de respuesta democrática efectiva al dilema estructural que plantea la integración social
en los Estados nacionales contemporáneos. A continuación se describe de forma más precisa
la evolución de las políticas lingüísticas de la República Kirguisa a fin de evaluar las
posibilidades que encierran las políticas lingüísticas multiculturales de gestionar los conflictos
étnicos en el marco de la formación postsoviética de Estados.
3.
La elaboración
de políticas lingüísticas multiculturales
en la República Kirguisa
El presente estudio parte del supuesto básico de que las reformas constitucionales, la
legislación democrática y las políticas oficiales con que se hace frente a los conflictos étnicos
han de regirse por un análisis, llevado a cabo desde la óptica de las ciencias sociales, de las
causas de dichos conflictos y de las repercusiones que pudieran tener las políticas oficiales.
Este supuesto resulta aún más pertinente en el caso de los conflictos étnicos surgidos en las
sociedades postsoviéticas, en las que las políticas étnicas y lingüísticas se han inspirado en la
escuela soviética de etnología, que aún ejerce una poderosa influencia, y en su teoría de la
etnicidad como elemento primordial (Banks 1996: 17-24, Tishkov 1997: 7-12). Por lo tanto,
la formulación de políticas lingüísticas multiculturales en las sociedades postsoviéticas ha de
partir de una análisis crítico previo de las políticas étnicas existentes. Las políticas lingüísticas
postsoviéticas se han visto afectadas en gran medida por el modelo etnocultural del Estado
nacional y por el ideal de monolingüismo, lo cual ha dado lugar a una variedad moderada de
política lingüística diferencialista. Así, en el Artículo 5 de la constitución kirguisa se afirma lo
siguiente:
1.
La lengua oficial de la República Kirguisa
2.
La República Kirguisa garantizará la conservación de la lengua rusa y del resto
de lenguas que emplee la población de la República y la igualdad y libertad de
trato y desarrollo de las mismas.
3.
No se permitirá la violación de los derechos de los ciudadanos por motivos de
falta de conocimientos y dominio de la lengua oficial.
será la lengua kirguisa.
Aunque parece que en virtud de esta disposición se reconocen determinados derechos
lingüísticos básicos, la manipulación política de la identidad etnolingüística kirguisa en el
proceso de formación del Estado y construcción de la nación ha dado pie, como se ha
señalado antes, a conflictos étnicos de orden lingüístico que a su vez han ido propiciando la
25
Partiendo de un análisis empírico comparado llevado a cabo por el UNRISD en tomo a la gestión de
conflictos étnicos, Stavenhagen llega a la conclusión de que las políticas étnicas multiculturales
(“pluralistas”) eran las que mejor servían para gestionar los conflictos étnicos en general, si bien reconoce
que puede que la efectividad de una política determinada dependa de diversas circunstancias concretas
(Stavenhagen 1996: 202).
- 24 -
emigración de rusos a notable escala. Aparte de que puede generar conflictos étnicos, este tipo
de política lingüística diferencialista de carácter moderado supone una infracción de los
derechos de los miembros de las minorías lingüísticas. Es cierto que las políticas lingüísticas
de la República Kirguisa han de respetar las reivindicaciones concretas formuladas por el
sector kirguís de la población, antes dominado. En la medida en que la identidad étnica se
expresa de forma simbólica a través del idioma, el reconocimiento público de las afirmaciones
de identidad de la población kirguisa equivale ciertamente a conceder trato preferencial a la
lengua kirguisa en la educación, los medios de comunicación y los servicios públicos. Sin
embargo, no debe favorecerse la lengua kirguisa en detrimento de los derechos lingüísticos de
los hablantes de ruso o de otras lenguas minoritarias de la República Kirguisa. Además,
parece adecuado que goce de condición especial la lengua rusa, que ha servido de lengua
principal en el sistema de enseñanza, de lengua de comunicación interétnica y de importante
lengua de intercambio en el marco de la integración económica y política de la región de Asia
Central. Por eso, parece que la adopción de políticas lingüísticas multiculturales, mediante,
por ejemplo, la creación de sistemas de educación bilingüe y de medios de comunicación
multilingües en el marco de un sistema político pluralista, constituye una estrategia
democrática para favorecer la integración social en la nueva República Kirguisa que se ajusta
mejor a las situaciones concretas y resulta mas democrática.
La tendencia etnonacional de las disposiciones constitucionales y jurídicas por las que
se rigen los usos lingüísticos en Kirguistán ha sido, de hecho, objeto de numerosas disputas de
carácter público. Las protestas que ha suscitado la subordinación de la lengua rusa, no sólo
entre los rusos, sino también entre los kirguises que habitan en las ciudades y tienen buena
formación académica, y la conciencia, cada vez más acusada, de las repercusiones negativas
que tienen las políticas lingüísticas fundadas en el monolingiiismo, como por ejemplo el
aumento de los conflictos étnicos, la emigración y la desintegración regionales, han terminado
por modificar de raíz la doctrina monolingüe. Tras un periodo de actividad jurisdiccional y
legislativa en el que, por ejemplo, la asamblea legislativa votó a favor de conceder a la lengua
rusa igualdad de condición en la Constitución en virtud de la enmienda al Artículo 5, con
fecha de mayo de 1993, se concedió doble ciudadanía a los rusos y los alemanes y se
promulgó un decreto en virtud del cual el ruso pasaba a ser lengua oficial en las regiones
donde hablara ruso la mayoría de la población. La Cámara Baja del Parlamento aprobó la
condición de lengua oficial del ruso en marzo de 1996 y aprobó una versión revisada del
Artículo 5 de la Constitución en la que se afirma lo siguiente:
En la República Kirguisa podrá utilizarse la lengua rusa como lengua oficial.26
Del mismo modo, al haber reconocido la importancia del ruso en cuanto lengua de
comunicación interétnica, el Presidente de la República ha respaldado la adopción oficial del
bilingüismo en Kirguistán (Akaev 1997: 148). Todo lo ocurrido indica que ha tenido lugar
una evolución gradual que, tras partir de un monolingüismo riguroso, ha desembocado en la ,
adopción de políticas lingüísticas más pluralistas que combinan las variantes regional y
sociocultural del multiculturalismo. Sin embargo, esta tendencia no ha impedido en modo
alguno que la lengua kirguisa se consolide en las esferas de la educación y los medios de
comunicación públicos. Así, por ejemplo, el 16 de enero de 1998 firmó el Presidente un
decreto en virtud del cual se promueve la planificación de regulación interna de la lengua
kirguisa y se crea un comité especial encargado de coordinar y controlar el empleo del kirguís
26
Sin embargo, ha de señalarse que en enero de 1998 la Cámara Alta todavía no había aprobado esta
enmienda.
- 25 -
en cuanto lengua estata12’. No obstante, estos intentos deben entenderse en el contexto de una
política lingüística pluralista en evolución. El fomento de la lengua kirguís en el sistema
educativo, por ejemplo, se ha combinado con la creación de instituciones donde las clases se
imparten en lenguas no titulares, como es el caso de la Universidad kirgorrusa, la Universidad
kirgouzbeka, la Facultad americanokirguisa y la Universidad kirgoturca. La expansión de los
medios de comunicación en kirguís tampoco ha impedido que proliferen diversos periódicos,
emisoras de radio y cadenas de televisión en ruso y en uzbeko, con lo cual se ha visto
fortalecido el carácter pluralista de la sociedad civil. Dado el alcance de este estudio, no es
posible evaluar a partir de datos empíricos las incidencias de estas transformaciones de las
políticas lingüísticas multiculturales, pero puede considerarse que el regreso a Kirguistán de
numerosos emigrantes rusos supone un primer indicio del éxito con que se gestionan los
conflictos lingüísticos mediante políticas lingüísticas más pluralistas.
27
Cf. RFE/RL Newsline, 17 de enero de 1998; Vechemy Bishkek, 4 de febrero de 1998 y CISLMP Bishkek, 8 de febrero de 1998.
- 26 -
Conclusión
Cabe sacar varias conclusiones de los análisis que figuran en el presente estudio. En
primer lugar, podría demostrarse que propiciaron conflictos etnolingüísticos en Kirguistán las
políticas lingüísticas diferencialistas del Estado, que, a su vez, eran consecuencia indirecta de
la dinámica social del proceso postsoviético de formación de Estados y construcción de
naciones. Parece que para aplicar los principios del buen gobierno democrático a esta
situación concreta hace falta pasar de las políticas lingüísticas diferencialistas a las
multiculturales. En segundo lugar, en el presente estudio se sostiene la idea central de que, en
general, las políticas lingüísticas no sólo sirven para aplicar las normas de derechos humanos
relativas a las minorías, sino que, además, son más apropiadas que las políticas
asimilacionistas y diferencialistas para propiciar la integración social en sociedades
multiétnicas. Aunque aún quedan por evaluar los logros concretos por medio de estudios
empíricos de carácter comparado (cf. Medrano 1996), parece que este enfoque parte de una
estrategia de políticas en materia de gestión de los conflictos étnicos mas viable, pues tales
políticas se corresponden con la transformación estructural de las pautas de integración social
en los Estados nacionales en el marco de la mundialización. En tercer lugar, ha quedado
demostrado con este estudio que el enfoque interdisciplinario consistente en combinar las
ciencias sociales con el análisis jurídico y de políticas en los planos conceptual y sustantivo
resulta sumamente provechoso para analizar los problemas que plantea el buen gobierno
democrático en las sociedades multiculturales y encierra interesantes posibilidades de
elaboración teórica ulterior. Para que resulte pertinente desde el punto de vista de las políticas,
ésa debería ser la orientación, en el marco del Programa MOST de la UNESCO, de la
investigación dedicada a la integración social en las sociedades caracterizadas por la
diversidad cultural, lingüística o religiosa.
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