La situación del saneamiento en Zaragoza

Anuncio
FORO DE DEBATE “LA DEPURACIÓN DEL AGUA EN ARAGÓN”
22 de Octubre de 2012. Mesa de Debate 2. Situación del saneamiento en
Zaragoza.
Intervención de Enrique Gracia Ballarín, Secretario General de la Federación
de Servicios a la Ciudadanía de Comisiones Obreras de Aragón.
La gestión del ciclo del agua en Zaragoza.- Formas de gestión
Para acercarnos al análisis de la situación del saneamiento en Zaragoza y de
las opciones que el Ayuntamiento se plantéa para el inmediato futuro, creo que
es necesario previamente tener una visión global de los servicios que integran
hoy el ciclo del agua y de sus diferentes formas de gestión.
Servicios de gestión directa
En primer lugar tendríamos un paquete nuclear de servicios de gestión directa
prestados por el Ayuntamiento a través de sus funcionarios municipales. Buena
parte de ellos trataron de ser privatizados hace diez años alegando su absoluta
ineficiencia (la red de tuberías registraba pérdidas de caudal superiores al
50%), la obsolescencia de sus instalaciones y la imposibilidad de afrontar de
otro modo inversiones que eran imprescindibles para la ciudad. Veamos a
grandes rasgos cual es la situación a día de hoy.
En la Planta Potabilizadora de Casablanca trabajan 54 personas. En estos diez
años se ha producido una mejora en la calidad del suministro de agua que todo
el mundo reconoce. Y no sólo porque hayan mejorado las fuentes de
suministro. Se han aplicado toda una serie de mejoras tecnológicas que han
contribuido a ello: Cubrimiento de los depósitos, instalación de paneles solares,
mejoras en las estaciones de toma de muestras, cambios en el sistema de
filtración y construcción de unos nuevos depósitos en la Academia General
Militar.
La explotación y gestión de las redes de abastecimiento es tarea desarrollada
por las brigadas municipales de Vialidad y Aguas. A pesar de que su personal,
como toda la plantilla municipal salvo la de policía, se ha renovado poco en los
últimos años, lo que obliga a contar con personal temporal y funcionarios
interinos, se ha hecho en los últimos años un importante esfuerzo. Se han
reducido de manera muy sensible las pérdidas acometiendo el cambio de los
tramos de fibrocemento por tuberías de fundición dúctil. Además se ha
conseguido estabilizar el servicio de prestación directa (hoy prestado de lunes
a domingo) y reducir el sobrecoste que representaba la externalización de
trabajos mediante contratos con empresas.
La gestión del cobro de recibos la acometen 30 funcionarios adscritos a los
servicios de Gestión Tributaria, Recaudación, Atención al Contribuyente e
Inspección Tributaria. La tasa de saneamiento se cobra a los vecinos
conjuntamente con la de abastecimiento y recogida y tratamiento de residuos.
Por último, el control de la calidad del agua y de los vertidos la realizan
funcionarios adscritos al Instituto Municipal de Salud Pública y la Agencia
Municipal de Medio Ambiente. En los últimos 15 años se ha desarrollado un
1
trabajo constante de investigación que ha conducido a la práctica erradicación
de los vertidos ilegales. Además se desarrolla una activa tarea de penalización
de las actividades contaminantes y de incentivación tributaria a las industrias
que reducen su carga contaminante. Todas estas actividades han contribuido
decisivamente a mejorar la salud de nuestros ríos.
Con los datos que tenemos podemos afirmar que estos servicios son los más
eficientes del ciclo, gracias a que la movilización sindical y ciudadana evitó su
privatización en el año 2002. Su coste es muy razonable, barato en relación a
las fórmulas actuales de privatización, y eso ha hecho posible que, pese a lo
que luego contaremos, en Zaragoza el precio del metro cúbico facturado
continúe por debajo de la media española (informes FACUA, OCU). Además a
nadie se le oculta que la gestión pública entraña valores económicos y sociales
añadidos (condiciones de trabajo dignas, vigilancia de la salud de los
trabajadores y de los ciudadanos, presencia y participación sindical…).
Servicios de gestión indirecta. Mediante contratos convencionales de
gestión de servicios públicos con diferentes empresas.
Una serie de contratistas complementan los servicios anteriores. Se trata de los
siguientes:
o
AQUAGEST. Instalación, mantenimiento y lectura de contadores;
gestión de la Oficina Municipal del Agua. 60 personas.
o
AQUAGEST. Explotación de la Estación de Tratamiento de
Fangos de la Planta Depuradora.
o
FCC. Limpieza y reparaciones en la red de alcantarillado.
o
UTE ALMOZARA. EDAR de Almozara y Alfocea y varios
colectores y estaciones de bombeo.
Nuestra impresión es que funcionan con un nivel de eficiencia muy razonable.
Se trata de contratos de gestión de servicios públicos que, con sus prórrogas,
tienen una duración máxima de 6 años. Esto permite adaptarse a los cambios
tecnológicos que se producen, a la situación económica del Ayuntamiento en el
momento en que se renuevan los contratos que puede graduar en cada
momento las inversiones a efectuar. Este sistema incentiva además la
eficiencia de los contratistas, interesados en dar un buen servicio para
garantizarse tener opciones en el siguiente concurso. Estos contratos están
bajo un control y supervisión municipal que sólo es comparable al que se
produce en una empresa pública, ya que para que la empresa reciba la
correspondiente contraprestación económica es necesario que los certificados
de obra y los informes reciban el visto bueno del técnico municipal.
El caso especial de la Depuradora de La Cartuja
La Depuradora de La Cartuja es un caso especial. Como sabemos es una
concesión obra pública con una UTE (UTEDEZA) formada por Omnium de
Traitements et Valorisation –OTV- y Depuradora de Zaragoza S.A., empresas
instrumentales formadas por la empresa francesa Veolia. La concesión se
2
estableció inicialmente en 1993 con un plazo de amortización de 20 años –
hasta 2013– y de explotación de 25 que finalizará en 2018. Se trata de un
modelo pionero de Colaboración Público-Privado similar al que ahora se trata
de extender al conjunto de la red aragonesa de saneamiento y depuración a
través del Plan desarrollado por el Instituto Aragonés del Agua. Es, a nuestro
modo de ver, el modelo más pernicioso para los intereses generales de
privatización de un servicio público, similar al que se pretendió con el Plan Red
de carreteras autonómicas o al que se está llevando a cabo con los nuevos
hospitales de Madrid o de la Comunidad Valenciana.
La Depuradora de La Cartuja es el punto más negro de la red de municipal de
saneamiento en cuanto a su falta de eficiencia. Pero es mucho más que eso.
Es el disparate más grande que el Ayuntamiento de Zaragoza ha cometido en
democracia, que ha tenido graves repercusiones en la vida social y económica
de la ciudad. Y ahora, la falta de convicción o de capacidad política para
rectificarlo es, en nuestra opinión, como a continuación analizaré, la fuente
principal de buena parte de los problemas que abordamos en estas jornadas.
Lo que pagamos por la Depuradora de La Cartuja
En el informe que os facilitaremos veréis en términos técnicos todos los datos
que nos llevan a establecer esta conclusión. Voy a tratar de explicarlo de forma
más clara.
El proyecto de obras para la puesta en marcha de la Depuradora, sus
colectores e instalaciones anejas se valoró en su momento en 6.000 millones
de ptas., pero las sucesivas reformas y ampliaciones (algunas a mi modo de
ver absolutamente innecesarias sobredimensionando la instalación, que nunca
ha funcionado al 100%) hizo que al final el coste real de las obras autorizadas
ascendieran a 22.600 millones de pesetas.
Ese dinero no computó como déficit inversor del Ayuntamiento abordando
directamente su financiación, sino –este es el truco de la CPP- aparece en las
cuentas de la empresa concesionaria que ha de buscar socios financieros para
abordar la operación. Así el gasto de la inversión a pagar por los ciudadanos se
incrementa notablemente, pero aumentan en el mismo porcentaje los
beneficios empresariales de sus socios financieros y, además, al hacer que el
balance de la empresa sea negativo, la multinacional Veolia, pese a tener
beneficios millonarios, liquida con resultados negativos su impuesto de
sociedades en España.
Cada año el Ayuntamiento paga una cuantía en concepto de amortización de la
planta. Cuando en mayo del año próximo acabemos de pagar los zaragozanos
le habremos dado a la multinacional Veolia 237 millones de euros, por una
planta cuyo coste inicial estaba valorado en 36 millones. Es decir, habremos
enterrado en la vega de La Cartuja el coste de dos aeropuertos internacionales,
de cuatro grandes hospitales, de dos universidades o de cuarente institutos de
enseñanza secundaria. Este dinero no ha computado como déficit inversor
municipal (lo que lo hubieran impedido las irracionales normas de estabilidad
3
presupuestaria europea, previstas para fomentar la liberalización de los
“servicios de interés general”), pero lo hemos desviado durante veinte años del
gasto corriente municipal, es decir de sus servicios sociales y culturales, de la
promoción del empleo y la cohesión social, de la defensa del medio ambiente,
etc. Si el gasto inversor se hubiera efectuado a través de una empresa pública
o de un contrato de obras convencional calculo que nos hubiéramos ahorrado
al menos un 70 % del mismo.
Pero además de la inversión pagamos cada año a la empresa gestora una
cantidad abusiva en concepto de explotación y mantenimiento de sus
instalaciones. Los pliegos técnicos de la contratación, sugeridos en su
momento por un socio de Veolia, son absolutamente contrarios a los intereses
de la ciudad y favorables a la empresa, y explican por sí mismos la ineficiencia
de una planta cuyos costes de depuración por metro cúbico duplican los de la
modesta depuradora de La Almozara obteniendo La Cartuja resultados de
depuración sensiblemente peores.
La fórmula para el pago de la contraprestación a la empresa en concepto de
explotación y mantenimiento de la depuradora está en los pliegos de
condiciones técnicas de la contratatación establecida de tal modo que la
empresa no asume ningún riesgo por la explotación independientemente de
sus resultados. Es decir, que tiene siempre asegurados beneficios importantes
haga las cosas bien o mal y, lo que es peor, que su beneficio se incrementa de
manera importante si disminuye los costes de explotación.
Esto último es la madre del cordero. Si la dirección de la planta decide reducir
su plantilla sobre lo comprometido su beneficio aumenta. Si no garantiza la
adecuada formación y cualificación de sus trabajadores, su beneficio aumenta.
Si no invierte en la vigilancia de la salud de sus trabajadores, su beneficio
aumenta. Si no gasta lo necesario en productos químicos, reactivos, sosa
cáustica…para garantizar la calidad del proceso de depuración, su beneficio
aumenta. Si no repone los componentes deteriorados, su beneficio aumenta. Si
no ejecuta el gasto de mantenimiento asegurando mantener la instalación en
perfectas condiciones de uso y evitar la contaminación difusa, su beneficio
aumenta.
No estoy hablando de los resultados en calidad del agua depurada, que no los
conozco. Pero sí me consta desde nuestra presencia sindical en la planta que
todas estas situaciones se han dado sistemáticamente durante largos años,
aunque probablemente nuestras denuncias al Ayuntamiento y a Inspección de
Trabajo hayan contribuido a reducir algo el desastre. Y además es lógico que
así sea, porque Veolia no es una ONG que haya venido a prestar un servicio a
la ciudad, es una empresa, y su único objetivo es ganar mucho dinero. Pero
además porque el único control que prevén los pliegos es un control de
resultados a través de análisis de muestras del agua depurada (lo que, desde
luego, los servicios municipales hacen rigurosamente), pero no una
intervención, que sería imprescindible, sobre el conjunto del proceso.
4
¿Qué hace el Ayuntamiento frente a este desastre?
Pues en primer lugar lo que hace es premiar a la empresa con una prórroga en
el periodo de la concesión. Pero además, como parece estar contento con este
modelo de gestión, se plantéa extenderlo a la parte de la red de saneamiento
que funciona razonablemente con contratos convencionales y a algunos de los
servicios más señeros de gestión directa e indirecta asociados al sistema de
potabilización.
En mayo 2013 acaba la amortización de la inversión. El Ayuntamiento debiera
argumentar la ineficiencia del sistema, inferior a la prevista, para promover la
rescisión del contrato que acabaría en 2018. Pero en lugar de eso el 28 de
marzo de 2011 el Ayuntamiento, sin someter la decisión al Pleno Municipal,
aprobó un acuerdo por el que retrasa el pago de la cuantía de explotación y
mantenimiento de los ejercicios 2011 y 2012, que se efectuará en el 2013 con
el pago de esta última anualidad. Pero además, prorroga en las mismas
condiciones la concesión 6 años, hasta mayo de 2024. A cambio, UTEDEZA se
compromete a realizar en 2013 obras de mejora energética y mediambientales
por un importe de 4.764.250 €.
Es decir, en lugar de sacudirse a un acreedor incómodo y quedar liberado para
definir libremente el modelo de saneamiento más adecuado a los intereses de
la ciudad, el Ayuntamiento, acuciado por sus problemas económicos, no ha
destinado las tarifas de saneamiento pagadas por los ciudadanos en los dos
últimos años a sus fines, sino a tapar otros agujeros, ha acumulado una deuda
a corto plazo con UTEDEZA que ha de pagar en 2013 y no tiene con qué (23
millones), y además ha de continuar con el contrato vigente hasta 2018 (37,5
millones) y ha comprometido el pago de seis anualidades más a la depuradora
hasta 2024 (unos 45 millones).
La situación es, desde luego, acuciante. Más si tenemos en cuenta que lo
mismo pasa con las grandes contratas de basuras, transporte urbano, o
parques y jardines a las que debe cantidades muy importantes. Y que empieza
a haber verdaderas dificultades incluso para responder a las obligaciones del
Ayuntamiento más elementales.
Pero no pasa nada, porque en estas situaciones siempre aparecen
empresarios y políticos sagaces dispuestos a echar una mano a la ciudad. Y
así nace el proyecto de privatización. A través de él, una empresa privada
asociada al Ayuntamiento, a cambio de una concesión por 40 años en
condiciones escandalosamente favorables a sus intereses para la gestión de
gran parte del ciclo del agua, se haría cargo de las deudas con las empresas y
acometería las inversiones futuras con un sistema de financiación privada
similar al llevado a cabo en La Cartuja.
Al mismo tiempo, saldada en mayo de 2013 la deuda derivada de las
inversiones realizadas, la tasa municipal de agua y vertido –convertida ahora
en tarifa privada cobrada por una empresa mixta– tendría margen para que los
zaragozanos (en lugar de abordar otras necesidades hoy mucho más
prioritarias para la ciudad) paguemos con ella el canon del agua, condición
5
imprescindible para que sea viable la privatización de la gestión de todas las
aguas residuales en Aragón. Una jugada redonda para las empresas
constructoras y para el Gobierno de Aragón, que es de suponer habrá ofrecido
al Ayuntamiento algunas compensaciones por ello.
La privatización del saneamiento
La argumentación básica que sostiene el proyecto de privatización del
saneamiento y la depuración en Zaragoza se basa en un malentendido muy
común para quien no conoce el paño. En las “empresas mixtas” (se llamen
Ecociudad Zaragoza, Tranvía de Zaragoza o Aramón) nunca hay una relación
entre iguales. Si fuera así, ningún empresario tendría interés en participar en
ellas. En la práctica, todas las decisiones de gestión están en manos del socio
privado, que no está sometido a un control público riguroso, incluso aunque
nominalmente la participación accionarial pública, como es este caso, aparezca
como mayoritaria. La única diferencia con una empresa convencional es que
no existe ningún riesgo para el empresario pues su beneficio está garantizado
por los ciudadanos a través de sus tasas e impuestos. Lo que el Ayuntamiento
ha pretendido, hasta ahora sin éxito, es encontrar un socio inversor privado que
se apunte en su contabilidad sus deudas y que se haga cargo de todos los
servicios de saneamiento y además de la estación de fangos de Casablanca,
de la dirección y ejecución de todas las obras e inversiones de mejora y de la
gestión de los recibos a través de una concesión de su explotación en
condiciones abusivas durante 40 años.
Afortunadamente, creemos que este proyecto no es viable jurídicamente por
las siguientes razones:
-
Porque todo el sistema se apoya en la transformación de la actual Tasa
Municipal de saneamiento en una Tarifa o precio privado que ya no
gestionaría el Ayuntamiento sino la nueva sociedad de economía mixta,
en la práctica el empresario privado. Y hay jurisprudencia reciente del
Tribunal Supremo que imposibilita este abuso de ley.
-
Pero además, porque no se dan las condiciones previstas en la
normativa contable europea (SEC 95) para que el déficit derivado de
esta operación compute en las cuentas de la empresa instrumental
montada por el inversor privado (empresa mixta Ecociudad Zaragoza) y
no en las del Ayuntamiento de Zaragoza.
El despropósito del modelo de concesión que se pretendía
Lo único que prueba el pliego de contenidos técnicos del concurso que quedó
vacante o el informe previo encargado a Deloitte es que el Gobierno Municipal
no ha aprendido nada de los errores en la gestión del saneamiento en los
últimos quince años, que leen poco, que no escuchan a nadie (ni siquiera a sus
propios técnicos), y en una huída hacia delante para desplazar en el tiempo los
6
efectos de los problemas económicos más acuciantes estaban dispuestos a
generar otros mucho mayores. Por ejemplo:
-
-
-
-
En vez de reforzarse el control sobre la EDAR de La Cartuja se debilita
todavía más ya que se transfiere al socio privado su supervisión.
El socio privado tiene plena libertad para realizar las tareas derivadas de
la gestión del servicio y las inversiones necesarias sin ningún control
municipal. Puede contar para ello con las empresas, del propio grupo o
ajenas, que estime convenientes sin mediar ningún procedimiento de
contratación pública. Lo normal en estas condiciones es que internalice
los beneficios contratando con empresas del propio grupo y que
incremente los costes de prestación que repercutirá al ciudadano en la
tarifa de saneamiento. Esta sería una fuente importante de beneficios
para el socio inversor.
El socio privado, además de compartir los beneficios de Ecociudad
Zaragoza (previstos en un 12 %) y de contratarse a sí mismo los
servicios al precio que quiera, percibe una retribución de otro 12 % en
concepto de know how, posibilidad que Deloitte justifica en su informe
porque las administraciones no pueden por sí mismas acceder a
tecnologías de saneamiento que sólo poseen las grandes empresas. Lo
cual es absolutamente falso.
La supervisión municipal sobre los actuales contratos parciales de
gestión de servicios públicos por técnicos municipales especializados
desaparece en la práctica pues es realizada por la nueva empresa mixta
Ecociudad Zaragoza y su personal, y es de suponer que buena parte de
él sea aportado por el socio privado. Aún más grave, porque todos los
contratos expirarán en breve y podrán ser asumidos por empresas del
propio concesionario sin mediar contratación pública. Y perro no
muerde perro.
Los costes del agua en la ciudad se disparan porque a los beneficios
abusivos antes señalados hay que sumar un canon anual que Ecociudad
Zaragoza pagará al Ayuntamiento (1,5 millones), el establecimiento de
una nueva oficina de atención al público y otra oficina técnica (1 millón
anual), o la previsión de unos gastos de contingencia por el 5 % de los
gastos anuales de explotación. Y además, nos tenemos que por un
principio de mal entendida solidaridad se pretenderá que, con cargo a la
tarifa privada, paguemos el canon autonómico de depuración, ya que sin
este requisito es inviable el actual plan aragonés de depuración basado
en el sobredimensionamiento de necesidades para hacer atractivo el
negocio a las empresas.
Conclusiones y alternativas
Nos gustaría que el Ayuntamiento pusiera en marcha un nuevo modelo de
gestión del ciclo del agua público y sostenible. Lo ideal sería que todos los
servicios del ciclo integral del agua dependieran de una única entidad gestora,
sea una entidad pública (Instituto Municipal del Agua) o pública de derecho
privado (empresa pública).
7
Si no lo va a hacer, y entendemos que así sea en la actual situación, al menos
que no haga nada, que no estropee todavía más las cosas hipotecando durante
cuarenta años a la ciudad en un modelo sometido a intereses privados y
contrario a los intereses de los ciudadanos y de los trabajadores del sector.
Nos conformaríamos con que deje las puertas abiertas al futuro. Para ello tiene
que liberarse de los compromisos con sus acreedores pagando sus deudas y
destinando a este fin y no a otros, como es preceptivo, la tasa de saneamiento
que pagamos los ciudadanos.
El Ayuntamiento tiene margen económico suficiente para afrontar sus deudas,
pues en mayo de 2013 deja de pagar la amortización de la inversión de la
depuradora de La Cartuja, siempre y cuando el Ayuntamiento se mantenga en
su actual criterio y no participe en el canon del agua. No hay ninguna razón
para ello pues debe acometer nuevas inversiones en su propia red y hacer
frente a las deudas con sus principales concesionarios. No se puede exigir a
los zaragozanos que paguen su propio saneamiento y depuración y además el
del resto de los municipios aragoneses a quienes el Gobierno de Aragón ha
impuesto un modelo irracional de depuradoras de gestión privada cuyos costes
no pueden asumir. Eso no es solidaridad sino abuso.
Y si no fuera así, tiene otros mecanismos a los que recurrir como el IBI. Es
mejor, y cualquiera lo entiende si se le explica, pagar hoy un poco más que
seguir engordando la burbuja del endeudamiento comprometiendo el futuro de
toda una generación. Lo que no tiene ningún sentido es que, ante las
dificultades para pagar la deuda de hoy, pongan la ciudad en manos privadas y
asuman obligaciones de gasto durante cuarenta años muy superiores a las que
tenemos hoy a cambio, además, de un peor servicio.
8
Descargar