Sistemas Administrativos C Sistema Nacional de Bienes Estatales Los Bienes Inmuebles de dominio privado Roberto Jiménez Murillo (*) ÍNDICE Análisis ––––––––––––––––––––––––––––––––– I. Presentación del tema. ––––––––––––––––––––––––––––––––– II. La ley del sistema y los bienes de dominio privado. ––––––––––––––––––––––––––––––––– III. El reglamento de la ley del sistema y los bienes de dominio privado. ––––––––––––––––––––––––––––––––– IV. Conclusiones. ––––––––––––––––––––––––––––––––– BITÁCORA InformativA ––––––––––––––––––––––––––––––––– I. Preguntas y respuestas SNB. ––––––––––––––––––––––––––––––––– II. Cuadro esquemático SNB. Resumen Ejecutivo El tema de los bienes de dominio privado se trata en el Reglamento de la Ley del Sistema Nacional de Bienes. Por su parte, uno primero, por cuestión metodológica, debe abordar el estudio y visión normativa de los bienes inmuebles de dominio público o bienes demaniales. Los bienes de dominio público se rigen por un régimen especial, el cual a su vez se ocupa de diversos tipos del demanio (bienes naturales, artificiales, materiales o inmateriales). En cambio, los bienes de dominio privado se rigen por un régimen general, el cual es aplicable a todos los bienes que tengan tal condición jurídica. En el caso peruano, sin embargo, se tendrá en cuenta, la finalidad que cumplen los bienes de dominio privado, más aún los bienes inmuebles, cuyo tratamiento jurídico es muy escaso. Pero en términos generales, podemos indicar que su régimen legal es transversal a todas las entidades públicas que ostentan derechos de “propiedad” respecto de dichos bienes. Por su parte, los bienes de dominio privado, a diferencia de los bienes de dominio público, no tienen un espacio en su diseño y contenido en la Constitución Política, lo que por cierto no le confiere menor categoría jurídica como tema de estudio. Al no ser tratado así, es necesario abordarlos. En virtud esa omisión descrita, es que el autor analizará el tema de los bienes inmuebles de dominio privado. I. PRESENTACIÓN DEL TEMA –––––––––––––––– (*) Abogado de la Universidad Mayor de San Marcos (UNMSM). Con estudios en Maestría en Derecho Constitucional en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Ex Gerente Legal de la Superintendencia de Bienes Nacionales (1993-2003). Ex Asesor de la Alta Dirección del Ministerio de Justicia (2004-2006) y Ex Asesor de la Alta Dirección del Ministerio de Salud (2006-2007). Actualmente, es Consultor en Gestión Patrimonial del Estado y Derecho Administrativo. El tema de los bienes de dominio privado se trata en el Reglamento de la Ley del Sistema Nacional de Bienes. Uno primero, por cuestión metodológica, debe abordar el estudio y visión normativa de los bienes inmuebles de dominio público o bienes demaniales. Los bienes de dominio público se rigen por un régimen especial, el cual a su vez se ocupa de diversos tipos del demanio (bienes naturales, artificiales, materiales o inmateriales). En cambio, los bienes de dominio privado se rigen por un régimen general, el cual es aplicable a todos los bienes que tengan tal condición jurídica. En el caso peruano, sin embargo, se tendrá en cuenta, la finalidad que cumplen los bienes de dominio privado, según las funciones de cada entidad pública propietaria. Pero en términos generales, podemos indicar que su régimen legal es transversal a todas las entidades públicas que ostentan derechos de “propiedad” respecto de dichos bienes. Por su parte, los bienes de dominio privado, a diferencia de los bienes de do- Julio de 2009 C1 C Sistemas Administrativos minio público, no tienen un espacio en su diseño y contenido en la Constitución Política, lo que por cierto no le confiere menor categoría jurídica como tema de estudio . Por tanto, es a la ley y a los reglamentos especiales o sectoriales, que les corresponde abordar su tratamiento. Es en esta perspectiva que estos bienes son materia de estudio, conforme a las bases del Derecho Administrativo, pues en el fondo, se analizan las competencias y atribuciones de las entidades públicas propietarias de tales bienes. En el plano del Derecho en general, lo opuesto a la propiedad estatal es la propiedad privada. Ambas tienen marcadas diferencias, pero también algunas semejanzas. La Constitución Política trata acerca de las garantías que el ordenamiento jurídico le confiere a la propiedad privada , el que, indirectamente, también le debe dispensar a la propiedad pública. Los bienes estatales, que comprende a los bienes de dominio privado, no pueden ser estudiados desde una perspectiva del Derecho Civil. Esta disciplina no constituye ni debe constituir la primera base teórica para su estudio, pues regula - entre otros aspectos - las relaciones jurídicas de la propiedad en general, sobre la base de la propiedad privada y de la autonomía de voluntad de las partes, mientras que para el Derecho Administrativo el principio de legalidad constituye el fundamento de las funciones que deben cumplir las entidades públicas, en lo concerniente a la utilidad de los bienes que son de su propiedad, al mismo tiempo que se analizan las competencias de las entidades públicas en materia de administración y disposi- C2 Julio de 2009 ción de los bienes estatales. Sin embargo y en una perspectiva jurídica netamente integradora, el Derecho Civil proporciona todos los elementos complementarios acerca del contenido y tratamiento de una relación jurídica de derecho real, los que deben ser asimilados y adecuados al plano de las potestades de la Administración Pública en el ámbito del Derecho Público. Por su parte, los bienes de dominio privado se constituyen por aquellos bienes que no están destinados al uso público o algún servicio público. Es decir, que por negación del dominio público obtenemos una primera aproximación de su contenido y alcances. Así entonces, conociendo adecuadamente las categorías conceptuales que distinguen al dominio público, conoceremos también las del dominio privado, inclusive, estableciendo las notas distintivas con algunos conceptos que inicialmente podrían ser calificados de semejantes. Las entidades públicas administran los bienes de dominio privado como suyos, como de su propiedad, lo que implica que cumplan con el pago de sus obligaciones tributarias municipales (salvo norma legal expresa en contrario), inscriban los actos administrativos patrimoniales respectivos en el Registro de Predios, registren dichos actos y otros complementarios en el Sistema de Información Nacional de Bienes Estatales (SINABIP) a cargo de la Superintendencia Nacional de Bienes Nacionales (SBN) y, en términos generales, con aquellas disposiciones que la Ley del Sistema y su Reglamento establece para todas las entidades públicas que tengan la condición de titulares de bienes de dominio privado. La Ley del Sistema se ocupa del tratamiento de los bienes de dominio privado, como no podría ser de otra manera, pues se trata de los bienes materia de los procedimientos promovidos por las entidades estatales y aquellos que restringidamente pueden ser materia de transferencia a favor de terceros. El Reglamento, por su parte, es bastante prolijo en los diversos procedimientos patrimoniales, cuyo objeto son los bienes inmuebles de dominio privado. La SBN asume el rol de ente rector en lo que respecta al registro, control y supervisión de la administración de los bienes inmuebles de dominio privado, sin perjuicio de la autonomía en las decisiones de la mayor cantidad de actos admi- nistrativos patrimoniales que realizan las entidades públicas. II. LA LEY DEL SISTEMA Y LOS BIENES DE DOMINIO PRIVADO La Ley del Sistema se ocupa de la regulación y alcances de los bienes de dominio privado, la que alude al concepto, así como también acerca de los términos y condiciones para su transferencia en la esfera estatal y fuera de ella también. En lo referente al concepto de bienes estatales, la Ley señala que estos comprenden a los bienes muebles e inmuebles de dominio privado (…) que tienen como titular al Estado o a cualquier entidad pública que conforma el Sistema Nacional de Bienes Estatales, independientemente del nivel de gobierno al que pertenezcan (Artículo 3° de la Ley del Sistema Nacional de Bienes Estatales, en adelante Ley del Sistema). Las entidades que pueden disponer de bienes de dominio privado, necesariamente tendrán que ser sus propietarias, salvo disposición legal en contrario. La Ley del Sistema Nacional de Bienes Estatales, cuando regula las garantías del Sistema, refiere que la que se refiere a la disposición de dominio, a favor de particulares, de los bienes inmuebles de dominio privado estatal, sea a título oneroso, teniendo como referencia el valor comercial y según los procedimientos establecidos en las normas legales vigentes, siendo otra garantía que la venta de los bienes de dominio privado estatal se realice por subasta pública y de manera excepcional, en forma directa (Artículo 7°, literales d) y e), respectivamente de la Ley del Sistema). En otro contexto, la Ley alude a la “propiedad”, cuando establece que los gobiernos regionales ejecutan los actos patrimoniales respecto de los “bienes de su propiedad”, conforme a lo dispuesto en la Ley Nº 27867, Ley Orgánica de Gobiernos Regionales, la Ley del Sistema, así como por su reglamento, en lo que fuera aplicable. En forma similar, se refiere a los gobiernos locales, respecto de los bienes de su propiedad, cuyos actos patrimoniales se ejecutan conforme a la Ley Nº 27972, Ley Orgánica de Municipalidades, Ley del Sistema y su reglamento, incluyendo universidades públicas y al Sector Defensa (Artículo 8°). Así también, señala funciones y atribuciones exclusivas de la SBN, las de Sistemas Administrativos aprobar la transferencia, en dominio fiduciario, de los bienes inmuebles de dominio privado del Estado, de libre disponibilidad, que se encuentren bajo su administración, así como la de aquellos bienes de las entidades públicas, así como de emitir opinión técnica en los actos de disposición de predios de propiedad del Estado, con excepción de los bienes de propiedad municipal, y de aquellos que sean materia de procesos de formalización o estén comprendidos en procesos de privatización o concesión en cumplimiento de disposiciones especiales (Artículo 14°, numeral 14.1, literales h) e i), respectivamente). III.EL REGLAMENTO DE LA LEY DEL SISTEMA Y LOS BIENES DE DOMINIO PRIVADO El Reglamento empieza con el tratamiento de los bienes de dominio privado en el numeral 2.2 del artículo 2° del Título I : De las disposiciones generales, cuando define a los bienes de dominio privado. En efecto, el numeral 2.2 del artículo 2° del Reglamento señala que, para los efectos de aplicación de dicha norma, se entenderá por bienes de dominio privado “a aquellos bienes estatales que siendo propiedad del Estado o de alguna entidad, no están destinados al uso público ni afectados a algún servicio público, y respecto de los cuales sus titulares ejercen el derecho de propiedad con todos sus atributos”. Así como lo contrario de propiedad privada es propiedad pública, se proyecta de similar manera que el término contrario de bienes de dominio público es el de bienes de dominio privado. Si bien es cierto que, hay una marcada naturaleza jurídica de los primeros, no es menos cierto que en determinados aspectos operativos hay algunas semejanzas. En cuanto al término de bienes de dominio privado, debemos indicar que la Ley del Sistema y el Reglamento adoptan el concepto general de bienes estatales, digamos que como género, comprendiendo a los dos tipos de bienes (dominio privado y dominio público) como especie. Así entonces, concluimos que la denominación de bienes estatales se trata de una noción amplia que comprende a todos los bienes estatales, a los que son de propiedad de las entidades públicas y aquellos bienes cuya titularidad la otorga la ley a determinadas entidades estatales, esto es, que se encuentran bajo administración de dichas entidades, sin que ello implique que son propietarios de éstos bienes. En doctrina también se le conoce también a los bienes de dominio privado como “propiedad privada del Estado”, aún cuando del término en sentido estricto se debe mencionar que no hay nada enteramente privado en el Estado, amén de que el derecho de propiedad no es el único derecho que integra el patrimonio del Estado. Por su parte, la expresión “bienes patrimoniales del Estado” también tiene aceptación en la doctrina y legislación comparada, lo que no implica abandonar conceptos como el del “Patrimonio del Estado”, “bienes de dominio privado del Estado” o “propiedad privada del Estado”. A continuación, también se argumenta si cuando se invoca el término “bienes patrimoniales del Estado” o de “patrimonio del Estado”, se está aludiendo realmente al Estado o a la Administración General del Estado. Estado y Administración Pública se identifican en el plano puramente administrativo, esto es, no son realidades diferenciadas. Es a la Administración Pública y no al Estado, a quien la Constitución le encomienda la función de servir a los intereses generales y para el cumplimiento de esa finalidad. Asimismo, es a aquella, a quien las leyes le atribuyen una serie de potestades y los medios materiales necesarios para ejercerlas. El Estado no es el propietario de las fincas, sino la Administración General del Estado; no es el Estado quien compra o enajena bienes, sino su Administración, como tampoco el Estado el que posee bienes en el extranjero, sino la Administración Estatal La disquisiciones antes planteadas, no son solamente de alcance teórico, sino tienen implicancias prácticas en la eficiencia y simplificación de los procedimientos patrimoniales. En efecto, la normatividad del Sistema Nacional de Bienes Estatales, lamentablemente no ha escapado a la tendencia de no distinguir entre Estado y Entidades Públicas, aferrándose a “no soltar” la “propiedad estatal” a quienes son sus directos destinatarios y responsables de su administración. Así, por ejemplo, se advierte lo anteriormente comentado en la Ley del Sistema cuando se regula “la propiedad de los Gobiernos Regionales” y los “bienes de propiedad del Estado bajo administración de los Gobiernos Regio- C nales” (Artículo 9°), la inscripción en los Registros Públicos de aquellos bienes no inscritos como bienes de dominio del Estado (Artículo 23°), así como de aquellos “predios del Estado, identificados como de alcance nacional y los comprendidos en proyectos de interés nacional, que permanecerán bajo competencia de la SBN y/o de la entidad pública del bien o responsable del proyecto, de conformidad con la normatividad vigente y lo establecido en el reglamento de la presente ley” (Primera Disposición Complementaria). Por su parte, el Reglamento enfatiza dicha distinción, por ejemplo, cuando regula la capacidad para aprobar los actos patrimoniales (propiedad de los Gobiernos Regionales o propiedad del Estado que se encuentre bajo su administración - Artículo 32°) o cuando establece la instancia que aprueba los actos patrimoniales sobre bienes inmuebles (disposición de bienes inmuebles de propiedad del Estado - Artículo 33°). No escapa a la reflexión que los activos estatales son preciados y no están destinados, propiamente a la venta. Precisamente por esa razón, es que la dinámica patrimonial estatal debe ser más dinámica y simplificada. El Sistema confiere lineamientos, garantías y procedimientos a través del Reglamento, de las que se derivan las responsabilidades, si fuera el caso, en que existan situaciones de distorsión y abuso en las decisiones administrativas. La recurrencia a la “opinión previa favorable” o la distinción excesiva entre bienes estatales a cargo de la entidad pública y bienes estatales de su propiedad, pueden generar algunas limitaciones a la gestión patrimonial estatal. El ordenamiento jurídico nacional, en materia de bienes estatales, ha optado por el término “bienes de dominio privado”, el que nos parece acertado y adecuado, claro está, sin dejar de observar la diversa gama de términos que la doctrina presenta. Las entidades públicas, de manera ordinaria, deben ser reconocidas como titulares del derecho de propiedad de los bienes a su cargo y no administradores de bienes de propiedad estatal. Por otra parte, corresponde destacar que el catálogo de bienes de dominio público establecido en el Reglamento es bastante amplio. Inclusive, podríamos señalar que prácticamente quedan pocos bienes inmuebles que pueden tener la condi- Julio de 2009 C3 C Sistemas Administrativos ción de bienes de dominio privado. Tanto como pocos en cantidad, también pocos en cuanto a la finalidad, pues recordemos, que si los bienes inmuebles están destinados al uso público o al servicio público, entonces asistimos ante bienes de dominio público. Los bienes de dominio privado, en nuestra opinión, sirven como soporte para cumplir actividades complementarias a las que se prestan, propiamente, en los bienes de destinados al servicio público (por ejemplo, en los edificios públicos) o al uso público (por ejemplo, garajes o almacenes de reparación). En otro momento de la dinámica patrimonial, dichos bienes pueden pasar a convertirse en bienes de dominio público por el mérito del destino que le confiera cada entidad pública. Así pues, un edificio público desocupado (bien de dominio privado), puede ser destinado como sede institucional de una entidad, con lo cual se advierte una suerte de espera para tal conversión. De otro lado, los bienes de dominio privado de libre disponibilidad, se encuentran en posición de ser puestos al tráfico jurídico, en la modalidad de compraventa o arrendamiento, siempre que se haya verificado que el bien no puede ser utilizado por otra entidad pública . 3.1 Elementos constitutivos de los bienes de dominio privado Sobre la base de la definición de los bienes de dominio privado establecida en el Reglamento, es que configuramos los siguientes elementos constitutivos : • Entidades propietarias El Reglamento menciona a las entidades propietarias como “titulares” de los bienes estatales, lo que debe entenderse como una sinonimia de “propietario” de los bienes de dominio privado. Tampoco debe confundirse con la “titularidad” que deriva de las potestades que se ejerce sobre los bienes de dominio público. Pues bien, conforme a la Ley del Sistema y su Reglamento, todas las entidades públicas comprendidas en el ámbito del Sistema Nacional de Bienes Estatales, pueden ser propietarias de bienes de dominio privado estatal, inclusive las empresas estatales de derecho público y de derecho pri- C4 Julio de 2009 vado, cuyos bienes pueden estar destinados a la realización de sus actividades empresariales o para la satisfacción de necesidades administrativas. • Derecho de Propiedad Cuando aludimos al derecho de propiedad, hay que distinguirlo preliminarmente del derecho de propiedad civilista . En realidad, el término es usado corrientemente en la legislación nacional, sin que por ello distingamos que la esencia del término se concentra en el “dominio” que ejercen las entidades públicas o el Estado, en su oportunidad. El Estado, en el contexto del Derecho Administrativo, no tiene “derechos”, sino potestades y atribuciones, por lo que el término inicialmente indicado, debe entenderse más a las cualidades jurídicas del bien, que al derecho que puedan tener las respectivas entidades públicas en sus esferas patrimoniales. En síntesis, podemos indicar que este tipo de propiedad estatal se regula por notas de carácter iuspublicista y elementos singulares, a no dudar, inspirados en el derecho común. El dominio, en sentido lato, nos debe guiar a construir un criterio subjetivo de pertenencia a favor de una entidad pública, a partir del cual se activan todas las obligaciones y prerrogativas establecidas en las normas legales de la materia. La Administración Pública constituye una organización que está destinada al servicio de los intereses generales, por lo que en este sentido, los bienes de dominio privado, aún cuando sean “de su propiedad”, no pueden ser usados y dispuestos como cualquier propietario particular. Los bienes de dominio privado, sin que estén destinados al uso público o al servicio público, se encuentran bajo su pertenencia para que sirvan a la realización de sus objetivos ordinarios y extraordinarios. De aquí que, el ordenamiento jurídico establezca procedimientos particu- La Administración Pública constituye una organización que está destinada al servicio de los intereses generales, por lo que en este sentido, los bienes de dominio privado, aún cuando sean “de su propiedad”, no pueden ser usados y dispuestos como cualquier propietario particular. lares de adquisición, uso, registro y transferencia de dichos bienes. De allí, pues, que los bienes de dominio privado cuenten con un régimen jurídico general, que se materializa principalmente al interior de la Administración Pública. • Atributos del derecho de propiedad Las entidades públicas actúan conforme al ordenamiento jurídico y dentro de las facultades establecidas por las leyes y reglamentos y en concordancia con los fines para los que les fueron atribuidas. En suma, las entidades públicas sustentan sus actuaciones y decisiones de acuerdo con el principio de legalidad. Siendo ello así, las entidades públicas en su condición de propietarias ejercen atributos materiales y jurídicos respecto de los bienes de su propiedad. Así pues, si el derecho común permite a los particulares usar, disfrutar, disponer y reivindicar un bien, el Reglamento establece un nexo para que similares atributos sean ejercidos por las entidades públicas. En condición de propietaria, la entidad pública “A” podrá usar el edificio o terreno afectado en uso o transferido en propiedad a su favor con total independencia, pero siempre dentro de los términos del acto constitutivo. Igualmente, podrá obtener sus frutos. Con mayor razón, podrá reivindicar los bienes estatales, pues tratándose de dominio privado tales bienes son prescriptibles, a diferencia de los bienes Sistemas Administrativos de dominio público. En cuanto a la disposición, la entidad pública “A” no podrá disponer libremente los bienes de su propiedad, pues en todos los casos se debe someter a procedimientos previamente reglados. No podrá, por ejemplo, vender sus propiedades como lo haría un particular mediante una libre oferta o negociación directa, sino previamente a una tasación comercial, una declaración de libre disponibilidad y autorización de la máxima autoridad administrativa, lo que en todo caso determina que la primera modalidad de venta sea la subasta pública. Los atributos del derecho de propiedad estatal, si bien se inspiran en los que son aplicables a la propiedad privada, tienen notas características propias de los procedimientos administrativos. Es de tener en cuenta que, los bienes estatales en general, responden a fines públicos y por tanto, su uso y disposición deben enmarcarse en la satisfacción de los intereses generales, a través del debido ejercicio de las competencias de las entidades públicas propietarias, sin perjuicio de establecer un estudio de costo-beneficio . • Obligaciones y prerrogativas Como indicamos anteriormente, el ordenamiento jurídico establece un marco legal que regula los actos de administración, registro y disposición de los bienes estatales. En el caso de los bienes de dominio privado, las entidades públicas se someten al régimen general y a las disposiciones específicas que dicte la SBN, en ejercicio de su rol de ente rector. El artículo 10° del Reglamento señala las atribuciones y obligaciones a las que se someten las entidades públicas propietarias de los bienes de dominio privado, incluyendo a los bienes muebles e inmuebles. • Inscripción registral La inscripción registral en nuestro ordenamiento jurídico general no es obligatorio ni constitutivo para oponer un derecho de propiedad. Sin embargo, es recomendable tanto para el ámbito de las relaciones jurídicas del derecho privado como para las entidades públicas. La inscripción de los actos de administración y disposición de los bienes estatales otorga seguridad jurídica y, por lo tanto, sus efectos se podrán advertir en el registro oportuno y actualizado a nivel interno, así como también al que se debe remitir al SINABIP a cargo de la SBN. Por lo demás, ante la hipótesis de un proceso judicial, relacionado con el derecho de propiedad, por ejemplo una reivindicación, la oposición del título o documento sustentatorio que presente la entidad pública propietaria será de mayor eficacia y brevedad en la argumentación de la defensa de los intereses públicos, que la de sustentar toda la secuencia de actos traslativos entre diversas entidades públicas, finalmente no inscritas. Luego de estas líneas introductorias, analizaremos las disposiciones de los bienes inmuebles de dominio privado contenidas en el Reglamento. “Artículo 48.- INSCRIPCIÓN DEL DERECHO DE PROPIEDAD PREVIO A LOS ACTOS DE DISPOSICIÓN Todo acto de disposición inmobiliaria requiere que se haya culminado con la inscripción del derecho de propiedad a favor del Estado o de la entidad correspondiente. La existencia de cargas, gravámenes y procesos judiciales que afecten a bienes estatales que no impliquen cuestionamiento sobre el derecho de propiedad, no limita su libre disposición no obstante, deben ser puestas en conocimiento del eventual adquirente del bien o derecho, al momento de aprobarse el acto de disposición; lo cual constará en la Resolución que aprueba el acto, así como en los contratos respectivos bajo sanción de nulidad. En tales casos, el eventual adquirente del bien o derecho asume el riesgo por la pérdida o deterioro del bien, así como de sus frutos o productos.” El Reglamento regula los aspectos generales de los bienes inmuebles de do- C minio privado en dos (2) artículos, a saber, los artículos 48° (inscripción del derecho de propiedad) y 49° (encargos de gestión inmobiliaria cargo de la SBN). El articulado que sigue en adelante al Sub Capítulo I del Capítulo IV, se refiere a los “aspectos especiales” del régimen inmobiliario estatal, los que se inspiran en las figuras contractuales u obligacionales del Derecho Privado, lo cual significa que el Reglamento contiene todos los procedimientos administrativos de los bienes estatales o en especial de los bienes de dominio privado. Otros procedimientos se encuentran regulados en leyes especiales, como es el caso de las servidumbres. La primera parte del artículo 48° del Reglamento genera interpretación en varios sentidos : i) que el acto de disposición se refiera a favor de una entidad pública o de un particular, ii) que el acto de disposición que se apruebe mediante Resolución administrativa, culmine con la correspondiente inscripción en el Registro de Predios a favor del “adquirente”, iii) que el mismo acto culmine con la respectiva inscripción registral “a favor del Estado” o por último, iv) que se refiera a la inscripción previa del derecho de propiedad antes de realizar actos de disposición, como lo indica la sumilla del artículo en comentario. Es curioso, pero la sumilla es mucha más clara en su texto que el propio contenido del artículo acotado. Analicemos el contenido. La redacción de esta parte del artículo, en realidad, contiene algunos elementos de confusión. En primer lugar, cuando estamos frente a un “acto de disposición”, se debe asumir que quien dispone o transfiere el bien es el Estado, representado por una entidad pública y quien adquiere es otra entidad pública o un particular, si fuera el caso. En la condición de transferente, la entidad estatal previamente debe inscribir el respectivo derecho de propiedad en el Registro de Predios, para poder luego aprobar un acto de disposición a favor de terceros y en su oportunidad suscribir el respectivo contrato de transferencia. Así se debe entender la confusa primera parte del artículo 48° del Reglamento. Surge entonces la pregunta : ¿Es obligatorio que el Estado inscriba en el Registro de Predios todos los actos de adquisición de inmuebles?. El artículo 10° del Reglamento, que regula las funciones, atribuciones y obligaciones de las entidades públicas en materia de gestión patrimonial, no Julio de 2009 C5 C Sistemas Administrativos Los actos de superficie y usufructo no implican la transferencia de dominio estatal, propiamente constituyen actos de administración , pues de lo que se trata es darle el mayor valor agregado a un bien estatal que es de libre disponibilidad y no se encuentra reservado para actividades de otra naturaleza. establece una obligación puntual en el sentido acotado, empero, sí señala que deben efectuar el diagnóstico de la situación técnica legal de sus bienes y de los que se encuentran bajo su administración (literal d), así como aprobar los actos de saneamiento, adquisición y administración de sus bienes (literal g), lo cual implica que todas las entidades públicas tienen la obligación de sanear constantemente los bienes estatales a su cargo, sean de su propiedad o simplemente bienes estatales a cargo de su administración , inscribiendo el derecho real correspondiente ante los Registros Públicos. Entendida así esta parte del artículo 48°, la lógica procesal indica que cuando una entidad pública acuerda o aprueba transferir el bien inmueble, sea a favor otra entidad pública o de un particular, el derecho de propiedad estatal inscrito en el Registro de Predios y registrado en el SINABIP, debe ser indubitable y totalmente definido. Con mayor razón aún cuando se trata de transferencias a terceros particulares, producto de una subasta pública o de una venta directa, pues si posterior a la inscripción de la transferencia, es conocible alguna información registral en la que el derecho de propiedad estatal se cuestiona, entonces la entidad estatal transferente se encontrará en una situación complicada, que seguramente se dilucidará en el ámbito judicial. En cuanto a la existencia de cargas, gravámenes y procesos judiciales de los inmuebles, siempre que no versen sobre el derecho de propiedad predial en sí mismo, no limita a la entidad pública para efectuar su transferencia. Se pueden tratar de bienes litigiosos o de bienes sujetos cargas o gravámenes de carácter C6 Julio de 2009 registral o pendientes de concluir su saneamiento, siempre y cuando el mismo no tenga incidencia respecto del derecho de propiedad. La condición que establece el Reglamento, es que dichas situaciones de carácter legal o procesal sean publicitadas previamente por la entidad pública en su posición de vendedora (en el caso de venta a terceros) o de transferente (cuando transmite la propiedad a otra entidad pública), bajo sanción de nulidad. Así entonces, en los casos de compraventa por subasta pública o de venta directa, inclusive de permuta - que son los casos más importantes de transferencia de dominio - la entidad propietaria o la encargada de realizar la promoción de la compraventa, debe publicitar en sus bases o avisos, todos los datos vinculados con los problemas pendientes de solución. En todos estos casos comentados, la alusión a la responsabilidad administrativa y responsabilidad contractual, alude al conocimiento previo que las entidades públicas deben tener de la situación legal, registral y administrativa del inmueble que se propone en venta. Por ello es que, la formación del expediente plenamente documentado juega un papel muy importante, el cual debe ser revisado y analizado por los asesores y especialistas, previamente informe que sustentará el acto aprobatorio de disposición inmobiliaria. Una vez producida la publicidad y ya efectuada la transferencia, el adquirente asume el riesgo por las eventuales consecuencias que deriven de tales cargas o gravámenes . El artículo en comentario proyecta el traslado de solución de las cargas y procesos judiciales al adquirente, lo que no limita que en un caso concreto, las bases del procedimiento admitan que la entidad estatal se encargue del saneamiento del predio a transferirse. Adviértase que, el Reglamento alude solamente a “procesos judiciales”, mas no a procedimientos administrativos, como puede ser el caso de los procedimientos de cobranza coactiva por incumplimiento de obligaciones tributarias prediales ante la municipalidad correspondiente. Por otro lado, es de advertirse que el artículo 48° del Reglamento alude en dos ocasiones a la eventual adquisición del “bien o derecho”. Consideramos que en el primer caso, sin lugar a dudas, se refiere al predio (terreno y/o edificación), mas en el segundo supuesto, la alusión quizá responda a aquellos supuestos en los que la entidad estatal sea titular de acciones y derechos respecto de un determinado bien, en cuyo caso estamos frente a un derecho, aunque consideramos que tales casos son mínimos en la esfera patrimonial estatal, sino casi extintos. “Artículo 49.- DEL ENCARGO A LA SBN El sustento técnico y legal en los actos de compraventa por subasta pública o directa, superficie y usufructo podrá ser efectuado por la SBN por encargo de las entidades, previa suscripción del respectivo Convenio. La aprobación y formalización de dichos actos será efectuada por cada entidad de acuerdo a sus competencias, a excepción de la venta por subasta pública que será ejecutada por la SBN o el Gobierno Regional conforme a lo dispuesto en el artículo 76 del presente reglamento.” De los tres actos reseñados, esto es, compraventa, superficie y usufructo, el único acto reputado como “acto de disposición” es el de la compraventa, sea por subasta pública o venta directa. El artículo 33° refiere que en el caso de disposición de bienes inmuebles de propiedad del Estado, la aprobación será efectuada por Resolución del Titular del Pliego o de la máxima autoridad administrativa de la entidad, previa opinión técnica de la SBN sobre la procedencia del acto, excepto para los bienes de propiedad regional o municipal. En buena cuenta, las entidades que originariamente requieren de opinión técnica favorable para la compraventa, son las del Gobierno Nacional. El artículo 49° del Reglamento regula la facultad a favor de la entidad propietaria de convenir con la SBN para que esta prepare el sustento técnico-legal y posteriormente también ejecute la transferencia del bien, sin perjuicio de que también emita la previa opinión técnica, a la que está obligada por mandato reglamentario, lo que quiere decir que en estos casos, su nivel de supervisión y fiscalización casi se extingue, pues dicha entidad realiza prácticamente todo el proceso de transferencia, el previo, mediante la preparación del expediente , luego el informe técnico legal y el posterior, mediante la ejecución de la transferencia. ¿Es tan complicado que un Ministerio o un orga- Sistemas Administrativos nismo del Gobierno Nacional pueda preparar un expediente con los documentos sustentatorios de una transferencia predial ?. En buena cuenta, este artículo instaura la posibilidad que la SBN se convierta en la entidad operativa en materia de transferencias de bienes inmuebles estatales del Gobierno Nacional, con lo cual en nuestra opinión su rol de ente rector disminuirá al involucrarse en procedimientos que deben ser asumidos por las propias entidades. La SBN debe liderar la conducción del Sistema Nacional de Bienes Estatales, no la de la ejecución de los procedimientos. Los actos de superficie y usufructo no implican la transferencia de dominio estatal, propiamente constituyen actos de administración , pues de lo que se trata es darle el mayor valor agregado a un bien estatal que es de libre disponibilidad y no se encuentra reservado para actividades de otra naturaleza. En ese sentido, el comentario anterior lo extendemos a estos dos procedimientos, más aún, teniendo en cuenta que el Reglamento en sus artículos 85° y 90° también establece el requisito previo del informe técnico legal favorable de la SBN. Una curiosidad del artículo 49° del Reglamento es su última parte, que señala que la venta por subasta pública será ejecutada por la SBN (o el Gobierno Regional), en concordancia con el artículo 76° del Reglamento, el que a su vez prescribe que “excepcionalmente la SBN podrá autorizar a que la subasta pública sea ejecutada por la entidad propietaria del bien”. Ambos artículos generan un “sí, pero no” y un “no, pero sí”, en cada caso. En consecuencia, la conexión de los artículos 49°, 76°, incluyendo los artículos 85° y 90° antes acotados, ofrece tres escenarios: i) La SBN prepara el expediente, emite el informe técnico de la compraventa y ejecuta la compraventa. ii) La entidad propietaria prepara el expediente y emite su informe técnico a nivel institucional a nivel de expediente interno, la SBN emite opinión técnica favorable previo al acto aprobatorio y finalmente la SBN ejecuta la compraventa. iii) La entidad propietaria prepara el expediente y emite su informe técnico a nivel institucional, la SBN emite opinión técnica favorable, quien autoriza a la entidad propietaria a que ejecute la compraventa. Similares escenarios se pueden pre- C sentar en los actos de superficie y usufructo, con la diferencia que para éstos, no rige la autorización de la SBN a la entidad propietaria para que ejecute el respectivo acto. IV.CONCLUSIONES 1. Los bienes de dominio privado se rigen por un régimen general, a diferencia de los bienes de dominio público que se regulan por un régimen jurídico especial. 2. Los bienes de dominio privado se asocian, jurídicamente, a los bienes de propiedad privada estatal, por lo que se le aplican los atributos de la propiedad general regulada por el derecho común, en todo lo que corresponda a su naturaleza jurídica. 3. Luego de conocer el régimen de los bienes de dominio público e identificar cuáles son los bienes que lo conforman, es que se identifican fácilmente los bienes de dominio privado estatal. 4. Los bienes de dominio privado no tienen ningún privilegio especial, por lo que la responsabilidad de su administración y disposición constituye responsabilidad de sus entidades propietarias. Bitácora Informativa I. PREGUNTAS Y RESPUESTAS DE UTILIDAD 1. ¿Los bienes de dominio privado estatal se regulan íntegramente por la Ley del Sistema y su Reglamento? No necesariamente. La ley y el reglamento constituyen la normatividad general aplicable a todos los bienes de dominio privado de las entidades públicas integrantes del Sistema, pero ello no obsta para la aplicación de leyes y reglamentos especiales. 2. En los casos de ausencia de regulación, en procedimientos patrimoniales, por las normas antes referidas, ¿es posible aplicar las normas del Derecho Civil ? Sí es posible su aplicación, pero so- lamente en vía supletoria, pues los bienes estatales no tienen todas las características de los bienes privados (propiedad privada). La aplicación de normas del Derecho Civil debe ser restrictiva y teniendo en cuenta las funciones de las entidades públicas y la naturaleza de los bienes estatales. 3. Los bienes de dominio privado ¿pueden ser transferidos sin ninguna restricción ? No. Dichos bienes se someten al principio de los procedimientos reglados y las entidades propietarias al principio de legalidad, por lo que los bienes de dominio privado no pueden ser transferidos o vendidos sin formalidad alguna, como ocurre con los bienes de propiedad privada. 4. ¿Se deben inscribir en los Registros Públicos todos los bienes de dominio privado? En efecto, todos los bienes de dominio privado deben estar saneados y deben estar inscritos en los Registros Públicos. Esta es una de las funciones permanentes de las entidades públicas en materia de control patrimonial. 5. ¿Todos los bienes de dominio privado se deben registrar en el SINABIP? Sí, todos los bienes inmuebles deben registrarse en el SINABIP, sobre la base de su documentación sustentatoria. Con mayor razón, cuando los bienes inmuebles se encuentran debidamente saneados e inscritos en los Registros Públicos. Julio de 2009 C7