EL DINAMISMO SOTERIOLÓGICO DE CRISTO VIDA DIVINA EN EL CREYENTE 2 CARTA DE PEDRO CAPÍTULO 1, VERSÍCULOS 5-7 LUIS ENRIQUE SABOGAL MORENO PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA Facultad de Teología Bogotá, D.C. Septiembre de 2009 EL DINAMISMO SOTERIOLÓGICO DE CRISTO VIDA DIVINA EN EL CREYENTE 2 CARTA DE PEDRO CAPÍTULO 1, VERSÍCULOS 5-7 LUIS ENRIQUE SABOGAL MORENO Monografía para obtener el título de Maestría en Teología Bíblica Directora: Dra. María Lucía Jiménez de Zitzmann PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA Facultad de Teología Bogotá, D.C. Septiembre de 2009 AGRADECIMIENTOS A Dios Padre Celestial que me dio el Don de la vida y me ha permitido conocerlo y amarlo cada día más. Que me ha manifestado su inmenso Amor en las diferentes circunstancias de mi vida, y al cual quiero dedicar, exclusivamente, el tiempo que me queda de existencia, como instrumento dócil para la causa del Evangelio. Al Espíritu Santo que como suave viento me ha manifestado su presencia en los momentos en que he necesitado de su inspiración y sabiduría. A Jesucristo, mi hermoso amado, que ha re-significado la razón de mi existencia a través del Evangelio, que con su ejemplo de Amor hasta la muerte, y muerte de Cruz, me ha indicado el camino de la Resurrección, del verdadero Amor, y de la Vida. A María Santísima, perfección suprema de las criaturas del Señor, que me cubre con su manto celestial, y me invita a conocer a su Hijo, Camino, Verdad y Vida. A mí Santo Ángel de la guarda, que como un padre, hermano y amigo, me ha acompañado en los momentos difíciles de mi existencia, guía mi vida como mano de Dios, y a quien entrego este trabajo para que, como pequeña y humilde ofrenda, lo lleve al altar del Padre Celestial, dueño de la vida, y razón de mi ser y existencia. A los Santos y Santas, que en el cielo interceden por mí, para que un día sea parte del Reino Eterno de los cielos, y en unión con ellos y los ángeles, alabemos eternamente a Dios. A mi hermana Maritza, que ha sido el gran bastón de Dios en esta prueba de mi vida, y me ha facilitado, con su desinteresado amor, llevar a feliz término mis estudios de Teología. A mi novia Catalina, quien con su encantador afecto y constante presencia, me ha apoyado en estos últimos años del camino de la vida. A la Doctora María Lucia Jiménez de Zitzman, quien con su guía y sabiduría ha madurado mis conocimientos de Teología. Que con el amor que profesa por la Sagrada Escritura, se constituye en un ejemplo de vida a seguir. Agradezco su bondad y comprensión para formarme y hacer de mí un cuidadoso lector de los textos bíblicos. Muchas gracias por sus aportes conceptuales, que han contribuido eficazmente al desarrollo de la investigación, pero fundamentalmente a mi crecimiento espiritual, para el estudio y profundización del acontecimiento salvador de Nuestro Señor Jesucristo. A la Pontificia Universidad Javeriana, que me ha capacitado en la ciencia del conocimiento de Dios, con excelentes maestros, y con la cual, estoy altamente agradecido porque ha enriquecido mi vida en la fe y me ha hecho un mejor instrumento para nuestra Iglesia Católica. Y a mi comunidad de Oración ―Queremos ser luz del Mundo‖, mi familia espiritual, donde Dios quiere que profundice mi fe y aprenda a vivir el significado de la ―común unión‖, fuerza, dinamismo sobre el cual se edifica el Reino de Dios, que Nuestro Señor y Salvador Jesucristo vino a instaurar. Contenido INTRODUCCION .................................................................................................................................. 7 1. CONTEXTO AMPLIO DE LA SEGUNDA CARTA DE PEDRO .......................................... 14 1.1. DESTINATARIOS Y LUGAR DE REDACCIÓN. ............................................................................ 15 1.2 ¿CUANDO SE ESCRIBIO LA CARTA? .......................................................................................... 16 1.3. DIMENSION DOCTRINAL ............................................................................................................. 17 1.3.1. Datos fundamentales .............................................................................................................. 17 1.3.2. Retraso de la Parusía .............................................................................................................. 18 1.3.3. Fe como conocimiento ........................................................................................................... 19 1.4. AUTORES O EVENTOS CRISTIANOS QUE TESTIMONIAN LA ORIGINALIDAD DE LA CARTA ........................................................................................................................................... 19 1.5. PSEUDONIMIA ............................................................................................................................... 20 1.6. DIMENSION LITERARIA ............................................................................................................... 22 1.6.1 Características del vocabulario y del estilo .............................................................................. 22 1.6.2 Comparación general con el texto de la Primera Carta de Pedro ............................................... 23 1.6.3 Utilización del Antiguo Testamento ........................................................................................ 25 1.6.4 Utilización del Nuevo Testamento........................................................................................... 25 1.6.5 Género literario. ...................................................................................................................... 26 1.6.6 Relación de la Segunda Carta de Pedro con la Carta de Judas................................................... 27 1.6.6.1. Información básica sobre la Carta de Judas. ..................................................................... 27 1.6.6.2. Relación de la Carta de Judas con la Segunda de Pedro. .................................................. 27 1.7. ELEMENTOS RELEVANTES EN LA ESTRUCTURA DE LA CARTA. ........................................ 29 1.8. ESQUEMA DE LA CARTA. ............................................................................................................ 30 1.8.1 La fórmula introductoria (1,1-2). ............................................................................................. 30 1.8.2 Cuerpo de la Carta (1,3-3,16). ................................................................................................. 30 1.8.3 Exhortación conclusiva y doxología (3,17-18). ....................................................................... 34 2. ANÁLISIS SINCRÓNICO DE: 2 DE PEDRO 1,1-11 ................................................................ 36 3. ANALISIS DIACRÓNICO DE LOS TÉRMINOS ..................................................................... 56 3.1. LA FE pivstiV. ..................................................................................................................................... 57 3.1.1. Introducción........................................................................................................................... 57 3.1.2. El término pivstiV en el mundo Griego. ................................................................................. 57 3.1.3. La Fe en la época helénica...................................................................................................... 59 3.1.4. La Fe en el Antiguo Testamento ............................................................................................. 60 3.1.4.1. Etapa del judaísmo temprano. .......................................................................................... 60 3.1.4.2 En el judaísmo tardío. ...................................................................................................... 62 3.1.5. La Fe en la tradición sinóptica. ............................................................................................... 62 3.1.6. La Fe en Pablo y en la tradición post- paulina. ........................................................................ 64 3.1.7. La Fe en la tradición joanea. ................................................................................................... 65 3.1.8. Aspectos importantes para la comprensión del término Fe en el resto del Nuevo Testamento. .. 66 3.2. EL AMOR filevw. ............................................................................................................................ 67 3.2.1. El Amor en el mundo Griego.................................................................................................. 67 3.2.2. El Amor en el Antiguo Testamento ........................................................................................ 68 3.2.3. El Amor en el judaísmo helenístico. ....................................................................................... 72 3.2.4. El Amor en los escritos paulinos............................................................................................. 73 3.2.5. El Amor en el resto del Nuevo Testamento. ............................................................................ 75 3.2.6. El Amor en Juan. ................................................................................................................... 79 3.2.7. Otros usos del verbo filevw en el Nuevo Testamento .............................................................. 80 3.3. LA VIRTUD ajrethv. .......................................................................................................................... 82 3.3.1. La Virtud [ajrethv,] en el mundo griego. .................................................................................. 82 3.3.2. La Virtud [ajrethv] en la lengua hebrea. .................................................................................. 83 3.3.3. La Virtud [ajrethv] en el Nuevo Testamento. ........................................................................... 84 3.4. EL CONOCIMIENTO gnw:siV. ......................................................................................................... 85 3.4.1. El Conocer en el mundo griego. ............................................................................................. 85 3.4.2. El Conocer en el Antiguo Testamento..................................................................................... 86 3.4.3. El Conocer en el Judaísmo helenístico. ................................................................................... 88 3.4.4. El Conocer en el Nuevo Testamento. ...................................................................................... 88 3.4.5. El Conocer en el mundo helénico. .......................................................................................... 93 3.5. LA TEMPLANZA, ejgkravteia: Dominio Propio ................................................................................ 95 3.6. LA PACIENCIA uJpomonh................................................................................................................. 97 3.6.1. La Paciencia en el mundo griego. ........................................................................................... 97 3.6.2. La Paciencia en el Antiguo Testamento. ................................................................................. 98 3.6.3. La Paciencia en el Nuevo Testamento................................................................................... 101 3.7. LA PIEDAD eujlavbeia. ................................................................................................................... 105 3.7.1. La Piedad en el mundo griego. ............................................................................................. 105 3.7.2. La Piedad en el Antiguo Testamento. ................................................................................... 106 3.7.3. La Piedad en el Nuevo Testamento. ...................................................................................... 108 4. HERMENÉUTICA TEOLÓGICA DE LA SEGUNDA CARTA DE PEDRO 1, 5-7......... 110 4.1. CONTEXTO INMEDIATAMENTE ANTERIOR. .......................................................................... 112 4.2. ¿VIRTUDES O ―ACTITUDES‖ DEL CREYENTE EN LA SEGUNDA CARTA DE PEDRO 1, 5-7? ...................................................................................................................................................... 128 4.2.1. Edouard Cothenet ................................................................................................................ 129 4.2.2 Karl Hermann Schelkle. ....................................................................................................... 129 4.2.3 Joachim Gnilka. ................................................................................................................... 132 4.2.4 Raymond E. Brown.............................................................................................................. 133 4.3. APORTE DE LA INVESTIGACION AL SIGNIFICADO Y AL SENTIDO DE LAS ―ACTITUDES‖ DEL CREYENTE PRESENTES EN LA SEGUNDA CARTA DE PEDRO 1, 5-7 .......................... 133 4.3.1 Importancia de la Fe y del Amor .......................................................................................... 135 4.3.2 ―Armonizad, enlazad a vuestra fe la virtud”. ........................................................................ 139 4.3.3 “Armonizad, enlazad… a la virtud el conocimiento‖............................................................. 141 4.3.4 ―Armonizad, enlazad… al Conocimiento la Templanza‖. ...................................................... 145 4.3.5 ―Armonizad , enlazad… a la Templanza la Paciencia Activa‖. .............................................. 147 4.3.6 ―Armonizad , enlazad… a la Paciencia Activa, la Piedad‖. ................................................... 148 4.4. CONTEXTO INMEDIATAMENTE POSTERIOR .......................................................................... 152 4.5. EL SENTIDO DE LA PALABRA ejpicorhghvsate.......................................................................... 159 5. APORTE A LA REALIDAD ....................................................................................................... 162 5.1. ¿COMO SE VIVEN HOY LOS ACONTECIMIENTOS DESCRITOS EN LA SEGUNDA CARTA DE PEDRO? ........................................................................................................................................ 162 5.1.1. Corrupción en el mundo por la ―concupiscencia‖.................................................................. 163 5.1.2 Las ―actitudes‖ del cristiano descritos en la Segunda Carta de Pedro 1, 5-7 asumen la realidad y se convierten en camino salvífico................................................................................................... 165 CONCLUSIONES ............................................................................................................................. 173 ANEXO: ANÁLISIS SINCRÓNICO DE LA SEGUNDA DE PEDRO 1-5 ..................................... BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................................... 178 INTRODUCCION Hasta este momento la exégesis bíblica ha estado en manos de especialistas, quienes han iluminado al pueblo creyente a través de muchos siglos en temas muy importantes y necesarios. Hoy, la Iglesia, a través del CONCILIO VATICANO SEGUNDO, hace un llamado al laicado a vivir con mayor intensidad su fe y a trabajar ―celosamente por conocer más profundamente la verdad revelada‖ e impetrar ―insistentemente de Dios el don de la sabiduría‖ 1. Este llamado, solo es posible mediante un mayor compromiso del laico en el discernimiento de la palabra divina, con formas o métodos válidos, que sin sacarlo de su mundo, le den la capacidad de comprensión de la Palabra, de modo asertivo y válido dentro de la Iglesia. Es por esto que afirmo, después de haber realizado la presente investigación, que el método ―Análisis Teológico Semántico del Nuevo Testamento‖ favorece esta intención del concilio Vaticano II. El método me dio la oportunidad de aproximarme a la Sagrada Escritura con un criterio de ―investigador‖, sin ser teólogo ni escriturista, y a través de él, hacer un aporte, con la dirección de la Doctora María Lucia Jiménez de Zitzmann y el espíritu analítico y cuestionante que encontré en el grupo ―Soter‖, swthr, dedicado a dar al texto bíblico, como referente de la investigación, una lectura ―nueva‖ y profundamente dinámica e integradora. Este acercamiento a la Escritura Santa, sin ser un escriturista experto, constituye una inmensa motivación para el creyente, que como yo, quiere leer el texto con un criterio claro e investigativo. La lectura que aquí hacemos y que otros profesionales de otras disciplinas también hacen, como es mi caso, favorece generar aportes valiosos al estudio de la Sagrada Escritura. Así mismo, podemos demostrar la profundidad y grandeza de la Palabra de Dios, haciendo que el mensaje bíblico sea más inteligible y asequible a los destinatarios primordiales del cristianismo: los fieles, quienes por el bautismo estamos llamados a 1 VATICANO II. Lumen Gentium. Madrid: EDITORIAL CATÓLICA, S.A.MATEO INURRIA. 1968. No. 35 7 ser profetas y evangelizadores. Es por eso, que para este análisis partí de mi realidad de cristiano, que se acerca a la Palabra de Dios y quiere comunicarla a un grupo de creyentes, en primera instancia, mi familia y hermanos de la comunidad de oración ―Queremos Ser Luz del Mundo‖. Desde hace mucho tiempo, me llamó la atención el texto bíblico de la 2 P 1, 5-7, porque creí que desde él podía comunicar, el significado y el sentido profundos de las ―virtudes cristianas‖, pero así mismo, entendí, después de haber leído el texto varias veces, que comprender su sentido y significado, en su totalidad, no era un trabajo fácil y, por lo tanto, tendría que investigar y estudiar con atención su contenido. La ―virtud‖, me ha parecido siempre, la máxima motivación para alcanzar, con la gracia de Cristo, la dimensión divina a la cual estamos llamados, y así mismo, descubro, a través de la investigación, que se constituye en un dinamismo atrayente, que orienta e ilumina el deseo de realización e infinitud del ser humano y su anhelo de acercarse a Jesucristo Salvador, para encontrar en él la paz y la felicidad deseada por la humanidad. Aún más, cuando en un momento como el actual, se está perdiendo la esperanza, el significado de la vida y no se ve luz al final del camino, es ahí, donde hablar de salvación, se vuelve esencial y primordial, para que, como lo refiere el autor de la Segunda Carta de Pedro, encuentre el ser humano, la posibilidad de ser parte de la naturaleza divina, de volver a la intención original del Padre Celestial cuando nos creó a su imagen y semejanza. Al leer la 2P 1, 5-7, hace muchos años, creí ver, las llamadas ―virtudes‖, como una escala ascendente de pasos espirituales necesarios para vivir el Amor que nos vino a enseñar Jesucristo. Las colocaba en un escalonamiento jerárquico ―necesario‖ para llegar a la perfección del amor. Este texto, que me ha causado tanta inquietud, lo llevé como motivación de mi trabajo de maestría al director del postgrado, Padre Alberto Parra S.J., quien inmediatamente me 8 remitió al grupo ―swthr‖ ―Soter‖2, cuya finalidad es el conocer, a través de una mirada analítica y nueva los textos bíblicos, que contienen los dinamismos soteriológicos presentes en el texto del Nuevo Testamento y que se significan a través de campos semánticos. Una de las finalidades es demostrar que ―lo soteriológico‖ más que un tema de la Teología, es un dinamismo que contiene y expresa la finalidad primordial del cristianismo, esto es, revelar la acción salvadora y misericordiosa de Dios Padre, en la persona de su Hijo Jesucristo, quién viene al mundo a entregar su Amor Divino, característica de su misma naturaleza, al ser humano, con el fin, de darle a la vida su verdadera finalidad y sentido, y su posibilidad para la felicidad. Conversé con la Directora del grupo ―swthr‖ ―Soter‖, sobre mi hipótesis acerca del texto de la 2P, 5-7 y me dijo que las reflexiones que le planteaba deberían ser validadas, a través de este método de estudio bíblico, con el propósito de determinar el verdadero sentido y significado del texto en sí mismo, y para nosotros hoy. Es decir, teniendo al texto como referente, se puede conocer cuál fue la intención del autor al escribirlo, y así mismo, observar su efecto evangelizador y salvífico, tanto para los destinatarios inmediatos, como para el mundo de hoy. Por lo tanto, pasé a ser miembro del equipo de investigación, y después de la construcción de la primera plataforma de Análisis Sincrónico surgieron los siguientes interrogantes: ¿Existe un dinamismo soteriológico en estos tres versículos? Si existe, ¿qué tiene que ver éste, con la fe y el amor, y con los términos presentes en el mismo texto? ¿Qué σωτηρ SOTER. Denominación del grupo de investigación en Biblia de la facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana, fundado y dirigido por la Dra. María Lucia Jiménez de Zitzmann, que cuenta con dos profesores investigadores, el P. Pedro Ortiz y la directora, y un grupo de estudiantes de la facultad. 2 El grupo de investigación “σωτηρ” orienta el estudio del Nuevo Testamento con el método “Análisis Teológico Semántico”, mediante el cual, se encuentran en el texto las acciones salvíficas significadas por campos semánticos que expresan todos los aspectos de la vida humana. Cuenta con cuatro plataformas de análisis que conducen a un conocimiento profundo del texto, y lo integra al aporte de otros métodos, permitiendo comprender la intención del autor, como también el diálogo con el lector y otros hermeneutas del texto, de esta manera, posibilita conocer el alcance que el hecho salvífico proporciona a la realidad de hoy. 9 implicaciones tiene para la comunidad cristiana vivir de acuerdo con la propuesta que dicho texto le hace al creyente? ¿Por qué estos dinamismos y no otros, fueron escogidos por el autor de la carta? La solución a estas inquietudes se convirtió en el propósito de la presente investigación. Probar que no se trata de una ―escala más de virtudes‖, dentro del texto bíblico como se ha entendido hasta hoy y como lo creí en un primer momento, se constituye, en una excelente plataforma de apoyo para esta investigación, como se podrá observar más adelante. El método de ―Análisis Teológico Semántico del Nuevo Testamento‖, tiene como objetivo ―encontrar y analizar – en los distintos textos del Nuevo Testamento- la acción salvadora que ofrece a la humanidad el Padre, por medio de Jesucristo, el Espíritu Santo y la misma comunidad. Acción salvadora, expresada a través de dinamismos significados por términos que abarcan la totalidad del acontecer del ser humano‖3. En este enfoque metodológico el texto es el referente, ―no significando, que el análisis desde su primera plataforma hermenéutica - la sincrónica-, no se encuentre buscando una interpretación dialógica y dinámica, una real comunicación con el autor y su contexto, con el agente de la acción, con sus destinatarios inmediatos y remotos y con el lector mismo. Es bueno saber, que todo se tiene en cuenta, para poder lograr que los posteriores dinamismos, que conllevan, precisamente el impacto del texto en sus destinatarios, sean elocuentes y comunicables, dando sentido al texto para hoy. En el valor del sentido de la acción se tienen en cuenta las condiciones de inteligibilidad y las motivaciones que haya despertado, tanto en el investigador, como en los destinatarios de éste.‖4 Por lo anterior, y dada la importancia del método para el logro de los resultados de la presente investigación, al final de la introducción se va realizar una breve explicación procesual de la herramienta utilizada. Sin el instrumento del método, en el cual se unen la forma de investigar y el contenido investigado, habría sido imposible realizar el presente trabajo. 5 3 JIMENEZ, de Zitzmann María Lucía., Apuntes de clases sobre la Hermenéutica del texto. 2007. Ibid. 5 Es importante, en esta introducción, hacer una aclaración sobre la forma de presentar los contenidos en esta monografía: no obstante, haber tenido en cuenta las normas básicas para la presentación de trabajos 4 10 La segunda carta de Pedro no ha sido ampliamente estudiada y respecto a los versículos que analizamos, es muy poca la bibliografía que existe y ninguna respecto a la manera como abordamos el problema planteado. Luego, la forma de leer el texto a través del método y las conclusiones a las que llegamos, es un aporte de la presente investigación al estudio bíblico. Este trabajo aporta, por lo tanto, novedades, tanto a nivel de contenido, como en la forma de investigar. Como laico que quiere a través de la catequesis, comunicar los valores evangélicos, comprendo que existe una gran ausencia de comprensión de ésta perícopa, porque no se ha investigado ni dimensionado suficientemente, es así, que exegetas de tan altísimo nivel como Raymond E Brown, se refiere a esta exhortación, por parte del autor de la segunda carta de Pedro, como ―vocablos apilados unos sobre otros en una escala lujuriosa‖6. Lejos se encuentra dicha afirmación de lo que se verifica a través de la presente investigación, como lo aseveré anteriormente, hasta el punto de poder afirmar, que la búsqueda y vivencia de los ―dinamismos‖ presentes en el texto, permiten al creyente y a la comunidad vivir y comunicar el acontecer salvador de Cristo. Dichos términos no pueden bautizarse como ―lista de virtudes‖, uno de ellos, se significa con el término ―virtud‖ (ajrethv), luego lo que los cobija a todos y podemos afirmar después de la investigación, conociendo el contexto de la carta, es que se trata más bien, de “actitudes” que deben ser integradas a la identidad del creyente, fuertemente amenazada en el momento que vive la comunidad. El conocimiento y la praxis de la propuesta del autor de la 2 P 1, 5-7, expresada y significada por los términos que analizaremos es, sin lugar a dudas, la afirmación de la identidad del creyente e insisto en ello, Un camino salvífico. EL METODO, pasos propuestos por el Análisis Teológico Semántico para el conocimiento del texto: escritos, el lector puede observar que se resaltan con comillas o con los formatos de letra cursiva y negrilla, los textos que se consideran especialmente significativos en la sustentación de los argumentos expuestos en el presente trabajo monográfico. 6 BROWN, Raymond E., Introducción al Nuevo Testamento, 981 11 El primer momento, propuesto por el método, es la lectura del texto y de su contexto, a través de la cual se pudo conocer la identidad católica de la carta y la marcada influencia helénica en el contenido de la misma. Adicionalmente, se corroboró su elaboración bastante tardía, con respecto a los restantes escritos del Nuevo Testamento. Es posible ubicarla alrededor del año 130. Se puede observar en esta carta, su carácter pseudo - epigráfico, su perceptible relación con la carta de Judas, y el uso, de categorías helénicas, para facilitar la inteligibilidad del mensaje en las comunidades a las cuales fue dirigida, posiblemente provenientes del helenismo (Ver contexto amplio páginas 18-37). La primera plataforma analítica, propuesta por el método, es la lectura sincrónica del texto, a través de la cual, se encuentran las acciones soteriológicas con su respectivo ―núcleo semántico‖ como significante de la acción. Luego, se explicitan sus afinidades, que pueden evidenciar otros dinamismos soteriológicos, sus oposiciones y otras determinaciones que ayuden a contemplar con detenimiento, dentro del texto, la importancia de la acción explicita. Se tiene mucho cuidado en señalar las distintas relacionalidades de la acción: con Cristo, con Dios Padre, con el Espíritu Santo o con la comunidad misma. En el caso del presente análisis, nos concretamos en la relación con Cristo, y de ella, se desprende el impacto soteriológico sobre la comunidad, que a través de la praxis de las ―actitudes‖ salvíficas, escogidas por el autor, se transforma, ella misma, (la comunidad) en dinamismo soteriológico, para transformar la realidad en la cual vive. El análisis de los contextos es primordial, y por esto, no solo se tienen en cuenta el contexto amplio e inmediato del escrito, sino además, el inmediatamente anterior y el posterior, que anteceden y siguen a la acción. En la presente investigación, esta etapa fue la que nos permitió conocer que las ―actitudes‖ presentes en 2 P 1, 5-7, se encuentran afirmadas, iluminadas y significadas por la acción soteriológica de Jesucristo, presente en el contexto que precede al texto objeto del análisis, y convierten al creyente que las vive, en agente soteriológico de Cristo, para sí mismo y para la comunidad. Dicho contexto, se une indisolublemente con el contexto posterior para indicarnos que la acción soteriológica de 12 Cristo aceptada y vivida por el creyente y por la comunidad, los hará parte de la naturaleza divina de Cristo, ―dándoles amplia entrada en el Reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo‖ (V 11). Es de resaltar que Jesucristo, presente en ambos contextos, es quien ilumina y alcanza al creyente, como causa y meta de su obrar. Para entender lo que dicho dinamismo salvador significa en el texto, el método contempla el Análisis Diacrónico de los términos como segunda etapa. El conocimiento de la verdad presente, en los campos semánticos que se encuentran significando a la acción, nos permite conocer, no solo su contenido a través del tiempo, sino precisar aquello que el autor de la carta quiere transmitir a su comunidad con cada uno de ellos. Este segundo análisis, para la presente investigación, resultó ser definitivo, porque a través de él se comprendió el alcance dinámico de las ―actitudes‖ del cristiano, presentes en el texto y contenidas dentro de la Fe y el Amor, principios fundamentales de la verdad cristiana. La Fe y el Amor dinamizan dichas ―actitudes‖, y les dan su razón de ser, entrelazándolas en su contenido significativo, unas con otras. Con base en estos dos análisis se construye lo más importante de la investigación: su ―Hermenéutica Teológica‖. La cual, además de contar con los aportes de los análisis de las plataformas analíticas, ―Sincrónica y Diacrónica de los términos‖, se construye en diálogo con los Comentaristas, permitiéndonos aportar nuevas miradas y valores. En el caso, del texto que analizamos, podemos afirmar que ciertamente ninguno de estos especialistas, había contemplado este texto, desde una mirada hermenéutica de lo soteriológico presente de manera manifiesta en la carta y especialmente en los versículos que analizamos. El último nivel de la investigación, tiene en cuenta todos los aportes de las tres plataformas anteriores y corresponde a la iluminación del Contexto Actual para la comunidad creyente, que naturalmente, como la primera comunidad cristiana, convierte en agente soteriológico para el mundo de hoy. 13 destinataria de la carta, se 1. CONTEXTO AMPLIO DE LA SEGUNDA CARTA DE PEDRO Con suma probabilidad esta obra, cronológicamente hablando, fue la última composición del Nuevo Testamento. El autor se envuelve en las vestiduras del que escribió la primera Carta de Pedro con la frase ―Esta es ya, queridos, la segunda carta que os escribo‖ (3,1). Además, para confirmar el conocimiento de lo que a su alrededor ocurría con relación a la doctrina y al proceso evangelizador se hace conocedor de Pablo y sus escritos con la expresión: ―La paciencia de nuestro Señor juzgadla como salvación, como os lo escribió también Pablo, nuestro querido hermano, según la sabiduría que le fue otorgada. Lo escribe también en todas las cartas en las que habla de esto. Aunque hay en ellas cosas difíciles de entender, que los ignorantes y los débiles interpretan torcidamente -como también las demás Escrituras- para su propia perdición.‖(3,15-16). Es visible el conocimiento que muestra el autor de la carta, de los escritos de los apóstoles, de su trabajo misionero y de los resultados que se estaban obteniendo en las comunidades primitivas, a tal punto, que condena la mala interpretación que algunos dan a los escritos apostólicos. El conocimiento que el autor tiene de las Escrituras, hace que en la epístola se citen amplias secciones de la carta de Judas, mostrando así una inspiración en la tradición de la Iglesia. Así mismo, hace referencia a las ―así llamadas columnas‖ de la Iglesia de Jerusalén: Pedro y Pablo. Con esta referencia, se confirma que ya entre los años 96 y 120 la Iglesia naciente hablaba de Pedro y Pablo como pilares de la Iglesia. Con la referencia que hace a uno y otro texto, se puede afirmar que esta obra, procura conservar los variados legados y escritos de la Iglesia naciente, por lo tanto, es ésta una verdadera ―epístola católica‖. La carta deja ver sin dificultad su ocasión y motivo: ―Fortificar a la Iglesia en la fe tradicional y verdadera‖, contra los manejos y afirmaciones de falsos doctores (1,12s; 3,2), que soportados en la desesperanza de la comunidad por la larga expectación de la 14 Parusía, se aprovechan para negar al Señor que volverá y echar por tierra el orden moral defendido por la Iglesia. La comunidad se encuentra atrapada por la manipulación de estos ―falsos maestros‖, que amenazan con destruir su identidad, dentro de un mundo ―concupiscente‖ ajeno totalmente al mensaje cristiano, y en medio de traiciones y malas interpretaciones, originadas por los miembros de la misma comunidad. Por lo anterior, la carta se dirige contra aquellos que engañan con falsas doctrinas, y se sirve del poder de la profecía, que como palabra de Dios transmitida por los hombres, es luz en medio de las tinieblas de este mundo, y necesita de la recta interpretación, para que la Iglesia naciente no pierda su estabilidad y su recto criterio. Este contexto es de vital importancia para la investigación de los versículos 5 al 7 del primer capítulo de la Carta. 1.1. DESTINATARIOS Y LUGAR DE REDACCIÓN. Es una carta que va dirigida al cristianismo todo. Su contenido refleja el esfuerzo de los primeros cristianos por vivir y transmitir la fe en un ambiente de continua amenaza a su fidelidad. Es una carta circular, ―encíclica‖, que trata temas generales y no informa de las relaciones particulares entre el autor y los destinatarios, por eso, su clasificación como carta católica. Su destinación, inmediata y primigenia, parece estar constituida por las comunidades cristianas de Asia Menor o Grecia, a las que quiere prevenir de las enseñanzas de falsos doctores. Esta relacionalidad del autor y sus destinatarios, cobra importancia hoy, al poderse constatar las similitudes, de las situaciones expuestas en la epístola, con nuestro propio contexto, y la intención universal que da el autor a la carta. De lugar de redacción la segunda de Pedro nos ofrece muy pocos indicios. Debió ser escrita en algún lugar en donde Pedro era una autoridad, incluso después de su muerte (a la que se alude en 1,14-15) y en donde la primera epístola de Pedro, las cartas paulinas y la epístola de Judas eran también reconocidas. El lugar pudo ser Roma, lugar de ambiente helenístico que influyó en el contenido de la carta, situación que se esboza claramente por el vocabulario predominante, que pertenece a la lengua literaria helenística usada en el siglo 15 I en círculos religiosos o filosóficos. Ejemplo de lo anterior, es la referencia al término virtud ajrethv, (1.3.5) y la importancia dada al conocimiento ginwvskw, (términos que serán analizados y contextualizados en los ítems 3.2 y 3.3 del presente trabajo). Además, refuerza la idea de ser Roma el lugar donde se escribió la carta, el hecho de que la comunidad de Roma fue fundada por miembros de la comunidad de Jerusalén, que conocían la carta de Judas, y fue el lugar donde se relacionaron las figuras de Pedro y Pablo, quienes murieron mártires en esta ciudad, situación que facilitó tenerlos como pilares y fundamentos de la Iglesia romana naciente, contexto, que implícitamente se observa conocido y aceptado en el texto de la 2 P. 1.2 ¿CUANDO SE ESCRIBIO LA CARTA? Un medio para ubicar la fecha en que se escribió la carta es observando su contenido y especialmente las referencias que hace de otros autores de la iglesia naciente y de los contenidos que ha tomado de otros documentos canónicos. Ejemplo de este último caso, es la relación que tiene la 2P con la carta de Judas, que indica que el autor la tomó como referencia, ya que su núcleo central, como se ampliará más adelante, es el mismo, y la carta de Judas data de los años 90 aproximadamente. La carta así mismo, por las referencias que hace a San Pablo no pudo escribirse antes del año 100, porque después de este año fue cuando estas cartas fueron reunidas y aceptadas como ―Sagrada Escritura‖. Otro elemento, como se dijo anteriormente, es la armonización que se hace entre las figuras de Pedro y Pablo como autoridades, con la superioridad implícita del primero, situación que se comenzó a reconocer en la Iglesia entre los años 100 y 200, entre los cuales, se sitúa la obra de la segunda Carta de Pedro. Por tanto, una fecha en torno al año 130 puede ser correcta. Otros elementos que facilitan la datación tardía de la carta son las palabras donde se alude a que las primeras generaciones de cristianos han desaparecido (3,4). En este punto, es deber considerar, que una conmoción por un retraso de la parusía, no sería fácil de comprender, en las primeras décadas de la edad apostólica. Así mismo, es importante también delimitar el tiempo posterior de la carta, que no pudo pasar del siglo II, ya que en este tiempo el 16 tema de la parusía dejó de preocupar y los puntos doctrinales se orientaron hacia la resurrección de los muertos, el juicio y la eternidad. Por otra parte, es importante considerar el hecho de que la parusía pudo esperarse con mayor insistencia después de la destrucción de Jerusalén, pues, según los sinópticos (Mt 24,29), la ruina de Jerusalén se esperaba en estrecha relación con el fin del mundo y con la vuelta del Señor. 1.3. DIMENSION DOCTRINAL 1.3.1. Datos fundamentales Es un escrito con un fuerte acento en la motivación a permanecer en la rectitud de la doctrina, dentro de una cristología formal, donde Jesucristo es objeto de conocimiento y aceptación. Para mantener firme la fe, hay que buscar el fundamento en los hechos salvíficos de Jesús y en los acontecimientos del Antiguo Testamento, iluminados por el Espíritu de Dios (1,21). Uno de los intereses primordiales de la 2 P es la relación entre la palabra de los profetas y la revelación de Jesucristo (1,19 s.). Cristo aparece como el centro de la Escritura. La carta insiste fuertemente en la divinidad de Cristo a quien se le da el título de θεου - ―Dios‖ (en 1,1), lo cual no es frecuente en el Nuevo Testamento, donde los títulos que de ordinario se le dan es ―nuestro Señor y Salvador‖ y ―Jesús el Mesías‖. Hacia él sube la alabanza de la Iglesia (3,18). Él es el maestro de la doctrina que nos enseña ―el camino de la justicia‖ (2,21). Para ser salvado, hay que atenerse fielmente a la doctrina de la verdad y para distinguirla debemos buscar las enseñanzas de los apóstoles (3,2), y las Escrituras inspiradas por la sabiduría de Dios, como las del ―hermano‖ Pablo (3,15). El autor de la 2 P intenta oponerse a las tergiversaciones en las enseñanzas, y por esto, invita al reconocimiento de la tradición viva de la fe apostólica. 17 Se trata de conocer la autenticidad de la verdad cristiana y de cómo encontrar las respuestas acordes a las necesidades de los tiempos. Problema delicado y siempre actual, como lo demuestran hasta hoy las largas deliberaciones del Concilio Vaticano II, sobretodo, para la redacción de la constitución Dei Verbum, sobre la revelación divina. 1.3.2. Retraso de la Parusía Hay una gran esperanza en la segunda y definitiva venida de Cristo, una esperanza que curiosamente va ligada a la concepción y estado dentro de un mundo que no cree en la promesa de la parusía del Señor, que funda su escepticismo en ―nuestros padres murieron y desde entonces todo sigue como desde que empezó el mundo‖ (3,4); una controversia que solo se comprende después de la muerte de los discípulos inmediatos de Jesús. Mientras ellos vivían, no se planteó esta cuestión, es en la siguiente ―generación cristiana‖, donde se comienza a observar la llegada de falsos maestros que serán seguidos en su vida viciosa, que hablarán mal del camino de la verdad, que ―atizan los deseos de la carne y el desenfreno... Prometen libertad, ellos los esclavos de la corrupción‖ (2,19). De aquí, la importancia que en la segunda Carta de Pedro se da al definitivo acontecer del Señor en el ser humano, anunciado por los apóstoles, que silencie a esos falsos profetas, que en son de burla, cuestionan la parusía del Señor y el advenimiento definitivo de Jesús al corazón de los hombres, a partir del cual se construirá ―un cielo nuevo y una tierra nueva donde habitará la justicia‖ (3,13). Esta intencionalidad Pseudo-intelectual de los falsos profetas, además de su aporte negativo, en cierto modo, ayuda al progreso de la reflexión teológica, se crea un espacio donde la fuerza de la fe se confronta con la realidad y surge la necesidad de una nueva proyección teológica. 18 1.3.3. Fe como conocimiento El tema de la fe como conocimiento sorprende por su repetida aparición; se habla de: gnw:siV (gnosis) - ―conocimiento‖ (1,5.6;3,18); ejpignw:siV – (epignosis) – ―comprensión plena‖ (1,2.3.8; 2,20) y se utilizan muchos verbos para designar el acto de conocer: gnwrivzw – (gnoriso) (1,16); ginwvskw – (ginosko) (1,20, 3,3); oida – (oida) (1,12.14; 2,9); proginwvskw – (proginosko) (3,17); ejpiginwvskw- (epiginosko) (2,21). Parece, que ésta acentuación tan grande en un texto tan breve se debe a la importancia que los adversarios daban al conocimiento. Si éstos, los adversarios, eran Gnósticos primitivos, es coherente que apelaran a la “gnw:siV” como virtud fundamental. Es fácil inducir, por lo anterior, el encuentro entre el cristianismo y la filosofía helenística, encuentro en el cual, el cristianismo busca mantener su identidad para abrirse a la posibilidad del diálogo. El autor responde a esta posición directamente diciendo que el conocimiento es un momento del proceso de la fe que lleva al amor (1, 5-8), proceso fortalecido por ocho “actitudes” del creyente, que poseídas en abundancia conducirán al conocimiento pleno (ejpignw:siV) de nuestro Señor Jesucristo : ―porque si poseéis estas cualidades con abundancia, no quedaréis inactivos ni sin fruto en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo” (1,8). En este versículo se resalta la importancia del dinamismo soteriológico de las “actitudes”, que transforma al creyente en un ser activo y fructífero, apto y adecuado para “conocer” a Nuestro Señor Jesucristo7. 1.4. AUTORES O EVENTOS CRISTIANOS QUE TESTIMONIAN LA ORIGINALIDAD DE LA CARTA Orígenes, conociendo las dudas sobre su autor cita a 2 P, 1, 4 como ―palabras de San Pedro‖. Orígenes conocía el texto de la 2 P en el papiro Bodmer (P 72), del siglo III. 7 Estos ya son aportes de la investigación al análisis de la carta. 19 Firmiliano, Obispo de Cesárea en Capadocia (269 d.C.) en su ―carta a Cipriano‖, muestra que la carta era copiada en Egipto en el S-III, cuando también se tradujo al copto8. En el S – IV Eusebio de Cesárea la coloca como escrito ―discutido‖ del N.T. Es utilizada en sus obras por San Atanasio, San Basilio, San Gregorio, Nacianceno y Dídimo de Alejandría. En la Iglesia occidental hay testimonio de ella en el S. IV, San Jerónimo pone en duda la autoría Petrina de la carta, pero la acepta como canónica y en los siglos VI y VII ya es aceptada universalmente. Aparece en las listas magisteriales más antiguas de los libros canónicos como la de los concilios de Hipona (393), Cartaginense III (397) y IV (419) y la carta del Papa Inocencio I (405) El concilio tridentino definió solemnemente su canonicidad e inspiración (1545- 1563). 1.5. PSEUDONIMIA En el encabezamiento el autor se presenta como ―Simón Pedro, siervo y Apóstol de Jesucristo‖ y así mismo en el texto se hacen alusiones a la vida de San Pedro como: 1) Testigo ocular de la transfiguración de Jesús (1,18). 2) Por segunda vez escribe a los mismos lectores (3,1). 3) Llama Pedro a San Pablo, ―nuestro querido hermano‖, (3,15), y finalmente. 5) Habla de su propia muerte (1,14). Los anteriores son datos y los que vienen a continuación, dan claridad sobre la realidad de los escritos pseudo-epigráficos comúnmente practicados por entonces. 8 COPTO: idioma antiguo del cristiano de Egipto. Iglesia que se separó de la oriental en el siglo V. El copto es una lengua descendiente del egipcio hablado en el Antiguo Egipto. Surge en el siglo III, utilizándose coloquialmente hasta el siglo VIII. A partir de la conquista musulmana empezó a declinar siendo substituido progresivamente por el árabe. Hacia el siglo XVI había desaparecido prácticamente como lengua hablada, aunque continuó usándose como lengua litúrgica por el clero de las Iglesias Coptas. 20 El análisis interno de la carta plantea dificultades para atribuirla al ―Príncipe de los Apóstoles” por el vocabulario y el estilo: ―culto y algo barroco‖, muy distinto al de su primera carta. Más adelante, se construirá un paralelo que acabará de clarificar las diferencias entre la 1 y 2 carta de Pedro (1.6.2). No se trata de un fraude literario, sino de un procedimiento corriente en la antigüedad y perfectamente admitido. Así es como, en el Antiguo Testamento los cinco libros de la ley se pusieron bajo la autoridad de Moisés, los salmos se atribuyeron en su mayor parte a David y los escritos sapienciales se pusieron bajo el patrocinio de Salomón. En el Nuevo Testamento se trata ante todo de un problema de tradición. Si tomamos las cartas pastorales de Pablo, a saber, 1 y 2 Tm y Tt, las diferencias en el estilo y las diversas preocupaciones no impiden reconocer en ellas una auténtica corriente paulina; diez o quince años después de la muerte de Pablo, un discípulo familiarizado con la enseñanza del apóstol aplicó la doctrina de su maestro a la situación de su tiempo y combatió las herejías que amenazaban la unidad doctrinal de la comunidad cristiana. En el caso de la segunda carta de Pedro, el autor ―desconocido‖ intenta convertirse en el portavoz de la ―tradición apostólica‖ ya que evoca explícitamente el recuerdo de los apóstoles (3,2), menciona las cartas de Pablo (3,15) y se inspira en Judas. En definitiva, así la carta haya sido elaborada por un secretario de Pedro o de la autoría de un discípulo anónimo, inspirado por el Espíritu Santo; la segunda carta de Pedro, en la tradición de la Iglesia, permanece dentro de la corriente Petrina. Es importante observar que hoy tenemos dificultades para apreciar el carácter positivo de la ―pseudonimia‖, porque ya desde el siglo II, fue utilizada por cristianos disidentes que propagaban doctrinas opuestas a la fe, que se presentaban apoyados en la autoridad de los apóstoles o como cristianos insignes, y en sí, eran falsarios que escribían para inducir a los 21 cristianos al error y apartarlos de la tradición apostólica auténtica; a esos falsos profetas parece también referirse, en su contenido, la segunda de Pedro. Para nuestro caso, la ―pseudonimia‖ no se hacía como una impostura consciente, sino su propósito, en la iglesia naciente, era mantener vivo el testimonio de sus fundadores, buscaba, ante todo, regresar a la fuente. Gracias a la ―pseudonimia‖ se afirmaba la tradición apostólica, que puede alimentar la fe, aún después de la muerte de los primeros discípulos, porque su espíritu sigue vivo, en una tradición de la cual ellos fueron los primeros fundamentos y testigos. De aquí, que las primeras comunidades los llamaban ―autores inspirados‖ (2 P 1,19-21; 3,15-16). 1.6. DIMENSION LITERARIA 1.6.1 Características del vocabulario y del estilo El vocabulario de la segunda de Pedro tiene su propia personalidad, por su originalidad. Entre otros temas se distinguen los siguientes: La ―virtud‖ como realización de la voluntad de Dios (1,5); como una fuerza - efecto de la fe en acción, que llevará a los cristianos a ―no quedar inoperantes e infecundos en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo‖ (1, 8). El papel del agua en la creación (las aguas del diluvio) como elemento renovador que provocó, después de anegar al mundo, una profunda transformación. El papel del fuego en la consumación. Símbolo de la presencia del Señor, que libera, purifica y consume (2 P 3, 6-7; Éx 14, 24; Nm 11, 1) Expresiones como ―virtud‖, ―conocimiento‖, ―naturaleza divina‖, ―malos deseos‖ o ―mundo‖ que pertenecen a ambientes helenísticos. El vocabulario predominante es con frecuencia erudito, grandilocuente y elaborado, como por ejemplo en el texto comprendido entre los Vs. 3 y 4 del primer capítulo de la carta, 22 donde expresa el bien mayor al que puede el ser humano aspirar por la gracias admirables del Señor: ―Pues su divino poder nos ha concedido cuanto se refiere a la vida y a la piedad, mediante el conocimiento perfecto del que nos ha llamado por su propia gloria y virtud, por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas se hicieran partícipes de la naturaleza divina‖. Es un texto que ha tenido un papel muy importante en la reflexión teológica y en especial en la doctrina de la gracia. En su conjunto, el estilo es detallado y pretende dejar huella en el lector, de ahí que utilice la repetición y la asonancia para hacer hincapié en temas que desea subrayar con énfasis. Ej : ―Por esta misma razón, pongan el mayor empeño en “añadir” a su fe la virtud, a la virtud el conocimiento, al conocimiento la templanza, a la templanza la paciencia activa, a la paciencia activa, la piedad, a la piedad el amor fraterno, al amor fraterno la caridad‖ (1,5-7).; ― Hubo también en el pueblo falsos profetas, como habrá entre ustedes falsos maestros que introducirán herejías perniciosas‖ (2,1) ; ―El día del Señor llegará como un ladrón; en aquel día, los cielos, con ruido ensordecedor, desaparecerán; los elementos, abrasados, se disolverán, y la tierra y cuanto ella encierra se consumirá‖ (3,10). 1.6.2 Comparación general con el texto de la Primera Carta de Pedro La segunda carta de Pedro es un texto relativamente directo, que muestra grandes diferencias con la primera de Pedro, situación que facilita concluir que no fue el mismo autor el que compuso estas dos obras, aun cuando supone los mismos lectores: ―Esta es ya, queridos, la segunda carta que os escribo; en ambas, con mi exhortación, quiero despertar en vosotros el recto criterio.‖ (2P 3,1). Algunos ejemplos de estas diferencias son: 9 En la 1P se encuentran citas explicitas del Antiguo Testamento, pero no en la 2P. 9 Ver comentario en el numeral 1.6.3. p 25 23 Aproximadamente el 60% del vocabulario de 2P no se encuentra en 1P. En la 1P la palabra ajpokalufqh:nai - apokalifqenai (1,5), se utiliza para anunciar la futura venida o aparición de Jesús mientras que en la 2P se utiliza la palabra parousivaV – Parousías (3,4). El estilo de 2P es más solemne y elaborado, situación que se distingue desde el mismo saludo de la carta a saber: Saludo de la 1P: ―Pedro, apóstol de Jesucristo, a los elegidos que viven como extranjeros en la Dispersión: en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, según el previo conocimiento de Dios Padre, con la acción santificadora del Espíritu, para obedecer a Jesucristo y ser rociados con su sangre. A vosotros gracia y paz abundantes.‖; Saludo de la 2P: ―Simeón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo os ha cabido en suerte una fe tan preciosa como la nuestra. A vosotros, gracia y paz abundantes por el conocimiento de nuestro Señor.‖ La disposición cognoscitiva sobre cuestiones como la segunda venida son totalmente diferentes: Ver 1 P 4,7-11; 4,13 y 2 P 1,16; 3, 3-12. Aunque ambas cartas se sitúan en la espera escatológica cercana, hablan de ella de distinta manera: La 1 P habla de la revelación y la 2 P de la Parusía; para la 1 P, la espera próxima es totalmente cierta y para la 2 P un grave peligro amenaza esta esperanza. La 1 P está llena de una elevada cristología, en la que Cristo es el prototipo y la fuerza de la fe y de la vida. En la 2 P (1,8), también profundamente cristológica, Cristo fundamentalmente es el objeto del conocimiento, ―y la causa soteriológica de la identidad cristiana a través de la cual se recuperará la construcción e identidad de la comunidad, gracias a las “actitudes” del verdadero creyente que lo convertirán en agente soteriológico, a la manera de Cristo, de su propia comunidad y lo conducirán al perfecto conocimiento de su Señor y a su participación en la naturaleza divina‖10. Las diferencias entre la 1P y la 2 P parecen ser tan grandes, que las dos cartas no pueden proceder del mismo autor, esta gran diferencia estilística fue advertida en la antigüedad, situación que San Jerónimo intentó explicar con la hipótesis de dos secretarios 10 Conclusiones teológicas de la presente investigación página 172. 24 distintos. Lo que se puede concluir es que el autor de la segunda carta de Pedro pudo ser un judeo-cristiano, que conocía el pensamiento veterotestamentario, pero también, con una seria formación helenística que le facilitó el conocimiento de la filosofía y religión griegas. 1.6.3 Utilización del Antiguo Testamento En la 2 P no se hace referencia explícita a ningún texto del Antiguo Testamento, aunque se encuentran algunas citas veterotestamentarias en 2,22: Pr 26,11; en 3,8 Sal 90,4; y en 3,13: Is 65,17. También utiliza ampliamente tradiciones y figuras bíblicas, similares a la carta de Judas: Los relatos de la creación (3,5cf.Gn 1,6-9), El pecado de los ángeles(2,4; Cf. Gn 6,1-2), El diluvio (2,5; Cf. Gn 6-8), La ruina de Sodoma y Gomorra (2,6-8; cf. Gn 19) La liberación de Lot (Gn. 19, 1-16) El extravió de Balaam (2,15-16; cf. Nm 22) 1.6.4 Utilización del Nuevo Testamento Se encuentran varias referencias al Nuevo Testamento sin utilizar los textos: Hace mención a las cartas paulinas como en 3,15-16: ―La paciencia de nuestro Señor juzgadla como salvación, como os lo escribió también Pablo‖ y trata temas paulinos como la filiación divina y la conversión (1,4; cf.2 Co 3,18; 3, 9; cf. Rm 2-4-5). Conoce las enseñanzas de Cristo y los apóstoles (3,2). Se refiere a la transfiguración (1, 17-18; cf. Mt 17, 1-5). 25 1.6.5 Género literario. El género del testamento. Se inscribe en el género literario llamado ―discurso de adiós‖ o ―testamento‖. Un género bien atestiguado en el Antiguo Testamento, como donde Moisés da sus últimas recomendaciones al pueblo y prevé las funestas consecuencias de su rebelión futura (Dt 29-33). Como características de este género se señalan los rasgos siguientes: el jefe espiritual reúne a sus hijos o a sus discípulos y les recuerda algunos hechos memorables de su vida para sacar de allí algunas consecuencias morales; evoca el porvenir, generalmente bajo un aspecto más bien sombrío, y acaba con unas exhortaciones de fidelidad a la ley y de unión entre todos. El género literario ―testamento‖, en las tradiciones del Antiguo Testamento y del judaísmo, se observa cuando personajes importantes dejan un legado espiritual a sus descendientes y sucesores. Elementos que formalizan este género: Un testamento espiritual, donde se tiene conciencia de un fin próximo. Quiere a los suyos cerca de sí, les hace un llamado. Recuerda acontecimientos importantes de su vida. Dirige una mirada al futuro y hace recomendaciones. Estos elementos no son difíciles de ser reconocidos en el texto de la 2 P y aunque no tengamos el esquema formal de ―testamento‖, sin lugar a dudas, el propósito fundamental del texto es el de dejar una herencia espiritual. En la 2 P se reconocen expresiones que se derivan del género testamentario: Pedro anuncia su muerte cercana (1,14) y evoca un acontecimiento decisivo de su vida: La visión de la gloria del Hijo predilecto en la transfiguración (1,17) que anuncia el esplendor de su segunda venida. Se reavivan los recuerdos de la comunidad (1, 12.13.15) y la previene contra la aparición de falsos doctores (2, 1s.). 26 Evoca la tradición (3,1-2) como forma de exhortación a la fidelidad a la ley y mandamientos de Señor. 1.6.6 Relación de la Segunda Carta de Pedro con la Carta de Judas. 1.6.6.1. Información básica sobre la Carta de Judas. Fecha, autor y destinatarios de la carta. Muchos de los autores la ubican entre los años 90 y 100. Fue compuesta probablemente en la zona de Palestina en la que los parientes de Jesús eran personalidades importantes. Se encuentra dirigida a cristianos influidos por las iglesias de Jerusalén y Palestina. Tema de la carta. La carta es un defensa contra ―ciertos falsos doctores‖, que se encontraban infiltrados en la comunidad, que separaban radicalmente lo espiritual de lo material, de modo que al mismo tiempo que se consideraban gente espiritual, llevaban una vida de desenfreno moral. Enseña que frente a los errores morales y doctrinales hay que tomar posición clara y firme, sobre todo si estos, causan división y discordia en la comunidad. En el cuerpo de la carta se describen varios ejemplos de la tradición Israelita en los que Dios castiga la desobediencia (5-19). Termina con una doxología (24-25) solemne donde Judas bendice al solo y único Dios, que puede preservar al hombre de toda caída y conducirlo al juicio sin mancha y jubiloso. 1.6.6.2. Relación de la Carta de Judas con la Segunda de Pedro. La relación es cercana y precisa, el núcleo central de Judas está también en la segunda de Pedro. El paralelismo abarca casi todos los versículos de 2P 2, 1-18; 3,1-3 // Judas 4-19, como se puede observar en la tabla de la siguiente hoja. 27 A pesar de las concordancias, no podemos deducir de él que se trate de una repetición; tienen diferente tono y, aunque con frecuencia se utiliza el mismo vocabulario, es para decir una cosa distinta o, por lo menos, decirla de otro modo, porque las situaciones en que se encuentran los dos autores son diferentes. 2 Pe Judas Tema 2,1 4 Aparición de los falsos maestros 2,4 6 Castigo de los ángeles pecadores 2,6 7 Condena de Sodoma y Gomorra 2,9 6 Justos salvados, impíos condenados 2,10 7-8 2,11 9 Ni los ángeles osan actuar como ellos 2,12 10 Se portan como animales sin razón 2,13 12 Abusan en las comidas comunitarias 2,15 11 Caen en la traición de Balaam 2,17 13 Son como fuentes (nubes) sin agua 3,2 17 Recuerdo de los profetas y apóstoles 3,3 18 Estaba previsto (Escritura) que aparecerían Desenfreno carnal de los intrusos En definitiva se concluye que la segunda de Pedro es un documento mucho más maduro, que ha aprovechado los contenidos de Judas para sus objetivos. El autor de la carta evita cuidadosamente todas las citas de los libros apócrifos que se encontraban en la carta de Judas, para soportar sus argumentos sobre los datos de la Sagrada Escritura, en una lucha implícita por defender el canon y las tradiciones vigentes. 28 1.7. ELEMENTOS RELEVANTES EN LA ESTRUCTURA DE LA CARTA. Prevención contra falsos maestros (Cap.2). Se trata de un grupo que pertenece a la comunidad (2,2), que posee cierto grado de autoridad, que tergiversa los principios de la fe de acuerdo a su conveniencia personal, para sustentar sus deseos carnales (2,18), sus vicios y arrogancias (2,10.12.14). Se les tilda de ser fuentes sin agua y nubes arrastradas por la tempestad (2,17) y de negar al Señor (2,1). Afirmando argumentos tales como la libertad sin límites (2,19). Parecen ser grupos de gnósticos que no dan importancia a las exigencias morales de la fe. Doctrina sobre la inspiración de las Escrituras (1, 19-21). Refuta las afirmaciones que consideraban a las Escrituras como una elaboración ―privada‖ y arbitraria, basada en sentimientos personales o reflexiones míticas. Reafirma que el testimonio de los profetas es palabra de Dios, inspirada por el Espíritu Santo, situación que da garantía de la verdad de los escritos proféticos y por lo tanto, no está dada para especulaciones personales. Valoración de los escritos de San Pablo (3, 15-16): Con el fin de desarrollar un sentido profundo de la autoridad apostólica y hacer énfasis en la unidad de la predicación y de la fe desde los mismos inicios del cristianismo. Un episodio comentado posteriormente por los Padres es el relatado en 2 Pe 1,4 donde se dice que el cristiano tiene la posibilidad de ser ―Participe de la naturaleza divina‖; que resume el sentido del SER del cristiano. Esa ―Divinización‖ es el fundamento y la meta definitiva de la vida cristiana. Es un principio de Identidad y razón de ser de la comunidad cristiana en medio de una cultura que muestra indiferencia al concepto de la salvación del hombre. Es sembrar el significado y la meta de la doctrina de la salvación. Sobresale la doctrina de carácter escatológico acerca de la segunda venida de Cristo (Parusía), donde se explica que si Dios retrasa el momento final es por su misericordia, ya que no quiere que ―nadie se pierda‖. Este argumento nace como una defensa apologética para aquellos que cuestionaban a la comunidad cristiana en la afirmación de una segunda venida de Cristo. 29 Sobre la forma de la venida gloriosa aparecen detalles difíciles que buscan subrayar la trascendencia del designio misterioso de Dios en relación con la vida del hombre. Detalles como ―fuego‖ y ―agua‖, son símbolos del Espíritu Renovador, que revelan su llegada al mundo; manifiestan el acontecer de Cristo en la vida de la humanidad. 1.8. ESQUEMA DE LA CARTA. I. II. Fórmula introductoria: 1,1-2 Cuerpo de la carta: 1, 3 – 3,16 a. 1,3-21: Exhortación al progreso en la virtud b. 2,1-22: Condena de los falsos maestros c. 3,1-16: Retraso de la segunda venida III. Exhortación conclusiva y doxología: 3,17-18 1.8.1 La fórmula introductoria (1,1-2). Define a los destinatarios como a los que ―les ha cabido en suerte una fe tan preciosa como la nuestra‖. Esta frase tiene como propósito afirmar que gracias a la ―justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo‖ todos los cristianos tienen la misma fe que los compañeros originales de Jesús, de los que Pedro es el portavoz por excelencia (1,16). El significado de la Fe se orienta al conocimiento de Jesús, tema que se repetirá en toda la carta como una práctica necesaria para combatir la falsa doctrina. 1.8.2 Cuerpo de la Carta (1,3-3,16). 2 P 1,3-11: la naturaleza divina. Dios con su poder, a través de los apóstoles, concede a la humanidad gracias admirables para que llegue a ser partícipe de la ―naturaleza divina‖. 30 Se exhorta a responder a la iniciativa divina con la fe y la caridad a través de la práctica de las ―virtudes‖: virtud, conocimiento, templanza, paciencia, piedad, y el amor fraterno, que desembocarán en una perfección interior fértil para el ―conocimiento perfecto‖ de nuestro Señor Jesucristo. Los cristianos que no hacen progresos se convierten en ciegos y olvidan que han sido limpiados de sus pecados (1,9). La exhortación concluye con un llamamiento a la santidad a través del obrar bien, conducta que asegurará la entrada al Reino de Dios, que para este caso, lo expresa la carta, como el Reino de Nuestro Señor Jesucristo. 2 P 1, 12-15: el Testamento de Pedro En este fragmento se delinea el género literario denominado ―testamento‖. Esta carta se constituye en el testamento de Pedro, entregado ante la inminencia de su muerte, que Jesús mismo le predijo (Jn 21 18-19). Pedro, deja a la Iglesia un legado (1,14-15) de recuerdo de la doctrina del juicio de Dios y de la parusía de Jesús. 2 P 1, 16-21: Primera apología: Profecía de la parusía Algunos rechazan las profecías tradicionales de la parusía de Jesús, argumentando que son mitos inventados por los seres humanos para controlar las vidas de los demás, a éste evento parece referirse el autor de la carta cuando escribe: ―Os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo no siguiendo fábulas ingeniosas‖(1,16). El autor recurre a describir, en estos versículos, el momento de la transfiguración como un hecho confirmador de su palabra profética. Así mismo, también es confirmada su profecía por las ―palabras de los profetas‖ (1,19) que son como ―una lámpara que luce en un lugar oscuro‖ y orientan a la humanidad hasta la llegada de la luz definitiva, ―el lucero de la mañana‖, la parusía de Cristo. 31 El autor, como una forma de demostrar la validez y certeza del texto, afirma la inspiración divina de la profecía, afirma que ésta se ha originado en hombres movidos por el Espíritu Santo, por lo tanto, no puede darse en interpretaciones personales. 2 P 2, 1-19: denuncia contra los falsos maestros El autor contrasta su legitimidad con la de ―falsos maestros‖ que están y estarán difamando el ―camino de la verdad‖. Los compara con los falsos profetas, que según Jeremías y Ezequiel predicaban paz y seguridad, cuando se requería reforma y arrepentimiento. Son maestros que niegan implícitamente al Señor y tratan de engañar a los miembros de la Iglesia, muchos de los cuales serán seducidos (2, 1-3) por la corrupción y el libertinaje. Tras acusar a los herejes de maldad, el autor dicta condena contra ellos (2,3) y cita, como ejemplo, lecciones del pasado, del juicio de Dios, todo con el propósito de dar un argumento cristiano universalmente válido con base en una tradición aceptada (2, 4-8). En los versículos del 12 al 16, del capítulo 2, hay un fuerte ataque a los falsos maestros con palabras como: ―Atrevidos y arrogantes‖, ―animales irracionales‖, ―manchados e infames‖, ―tienen los ojos llenos de adulterio‖, ―tienen un corazón ejercitado en la codicia‖, ―fuentes secas‖ y ―esclavos de la corrupción‖. El texto hace énfasis en toda esta impureza que utilizan para seducir a las almas débiles con promesas de ―libertad‖. Caída en desgracia de los herejes (2, 20-22). Se hace una gran advertencia sobre el peligro de una re-caída en el pecado después de un proceso de conversión. Conversión significa, ruptura definitiva con el pecado, un tránsito del pecado a la gracia, de la muerte a la vida, de las tinieblas a la luz, luego, lo peor que le puede suceder a un cristiano, a un maestro de la palabra, es que después de haber conocido a ―nuestro Señor y salvador Jesucristo‖ se enrede nuevamente en esa forma de vida anterior, porque ―su postrera situación‖ resultará ―peor que la primera.‖ Esta caída, la compara el autor, con la vuelta de un perro a su 32 vómito y de una puerca a su cieno, confirma con estos ejemplos, el grado de denigración que pueden alcanzar los herejes no partícipes de la Naturaleza Divina. 2 P 3, 1-10 Segunda apología: el fin del mundo Se insiste en despertar en el cristiano ―el recto criterio‖, a través de la lectura de los santos profetas y de los mandamientos de los apóstoles, de tal modo, que puedan hacer una buena defensa de la fe contra los falsos profetas, a quienes también llama burlones, ―hombres llenos de sarcasmo‖ y ―guiados por sus propias pasiones‖. El texto se centra en la interpretación correcta de la tradición escatológica, en medio de disputas y desacuerdos sobre ella (3,14.16). La tradición sobre la parusía y el juicio concuerda con las palabras de los profetas de antaño y también con la palabra del Señor transmitida por medio de sus apóstoles. Refuta argumentos en contra, a través de pruebas sacadas de la historia sagrada, aduciendo que los falsos profetas la olvidan deliberadamente. Dado, que la cuestión es la fidelidad y confiabilidad en la Palabra de Dios, se señala que con una Palabra creó Dios el cielo y la tierra y por esa misma Palabra habrá un ―día de juicio y destrucción de los impíos‖ (3, 7b). Subraya que el día del juicio no se ha atrasado, porque el Señor siempre cumple sus promesas, lo que ocurre es que ese aparente ―atraso‖ es un don, expresado en tiempo, para que todos los hombres lleguen a la conversión. Es la paciencia de Dios para con los pecadores, un tema constantemente encontrado en las Escrituras (Sb 12,10). Dios a la vez, Creador y Ejecutor, es también Misericordioso y Justo. 2 P 3, 11-13: el Día de Dios La doctrina afecta el día a día del hombre, es decir su vida toda, de ahí, que se haga referencia a una conducta moral en consonancia con la fe, esperando el justo juicio de Dios. 33 Se vuelve a hacer hincapié en el poder de Dios para actuar en la creación y para juzgar. Resalta que el Día de la venida de Dios se asemejará a otras descripciones Bíblicas (Is 65,17; 66,22; Ap 21,1; Mt 19,28) donde se predice que los cielos y la tierra desparecerán y que caerá fuego sobre el mundo, este último símbolo de purificación, expresa la renovación espiritual del hombre, para la creación de nuevos cielos y nueva tierra en la que habite la justicia. 2 P 3, 14-16: Pedro y Pablo están de acuerdo Se exhorta al cristiano a esforzarse por mantenerse en paz ante el Señor, ―sin mancilla y sin tacha‖, entendiendo la demora en la parusía, que los falsos maestros no entienden, como un don de tiempo para el arrepentimiento y la salvación. El autor de la carta pasa a hablar de Pablo y de sus escritos, refiriéndose textualmente a ―todas las cartas en las que habla de esto‖, afirmando que él estaba inspirado y autorizado en virtud de la sabiduría que le fue otorgada por Dios. Lo confirma, ante los creyentes, como un amado y querido hermano digno de confianza y profeta inspirado, aún cuando se admite que en ocasiones es difícil de entender y por esto los burlones lo están interpretando mal, haciendo una comprensión errónea de sus proclamaciones, como en el caso de la libertad (Ga 5,1; cf. 2 P 2,19) o de su convicción de la resurrección del creyente a través del bautismo en comunión con Jesús (Rm 6, 1-11), cuando el mismo afirma en otra de sus cartas el justo juicio de Dios (Rm 2, 5-9), los dos poderes de Dios de creación y juicio (Rm 4,17) y la paciencia de Dios como un tiempo, que Él nos da para el arrepentimiento (Rm 2,4). 1.8.3 Exhortación conclusiva y doxología (3,17-18). Esta sección refuerza lo dicho anteriormente. En formato de discurso de despedida se expresa una advertencia final para que sus destinatarios estén en guardia contra el engaño 34 de los impíos, que les pueden hacer perder su estabilidad. Luego vuelve al deseo inicial (1,5-8) de que se hagan progresos no solo en la gracia sino en el conocimiento de ―nuestro Señor y Salvador Jesucristo‖. Claramente, en esta exhortación, se puede observar que el ―conocimiento‖ de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo es un pilar fundamental en la carta, y se convierte en la posibilidad y en el arma que tiene el creyente, para no caer en la manipulación y en los errores de los falsos maestros. La doxología da gloria a Dios desde ahora y por el día de la eternidad. Un ―Día‖, que en segunda de Pedro se afirma, vendrá con toda seguridad. 35 2. ANÁLISIS SINCRÓNICO DE: 2 DE PEDRO 1,1-11 Para fundamentar el análisis del texto, de 2 P 1,5-7, se hace necesario incluir al análisis sincrónico de dicho texto, los versículos pertenecientes al contexto inmediatamente anterior, versículos 1-4 y los versículos 8-11 pertenecientes al contexto inmediatamente posterior. A continuación se presenta la plataforma sincrónica11, a través de la cual se localizan en el texto las acciones y relaciones soteriológicas de Cristo y de la comunidad, significadas por los diferentes campos semánticos, significantes de la acción soteriológica de Jesucristo en este texto12. Contexto Inmediatamente anterior 2.1: 2 P 1, 1: ―Simeón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que por la justicia de nuestro Dios y salvador Jesucristo les ha cabido en suerte una fe tan preciosa como la nuestra.‖ Relación soteriológica de Cristo: ―a los que por la justicia de nuestro Dios y salvador Jesucristo.‖ ejn dikaiosuvnh/ tou: qeou: hJmw:n kai; swth:roV =Ihsou: Cristou:, Campo Semántico: JUSTICIA. Expresiones afines: “les ha cabido en suerte una fe tan preciosa como la nuestra.‖ Expresiones opuestas: No tiene Otras determinaciones: “Simeón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo‖ Relación con Cristo: Agente - Mediador Beneficiarios: Los creyentes destinatarios de la carta Contexto Inmediato: Saludo 11 En el análisis sincrónico hemos dejado intacta la traducción de la Biblia de Jerusalén. A lo largo del trabajo se exponen las razones por las cuales no estamos de acuerdo en algunos términos. 12 El análisis sincrónico completo de la Carta se presenta como anexo del presente trabajo. 36 2.2: 2 P 1, 1: ―Simeón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que por la justicia de nuestro Dios y salvador Jesucristo les ha cabido en suerte una fe tan preciosa como la nuestra.‖ Relación soteriológica de Cristo: “les ha cabido en suerte una fe tan preciosa como la nuestra”. toi:V ijsovtimon hJmi:n lacou:sin pivstin Campo Semántico: FE. Expresiones afines: ―a los que por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo.‖ Expresiones opuestas: No tiene Otras determinaciones: “Simeón Pedro, esclavo y apóstol de Jesucristo‖ Relación con Cristo: Mediador Beneficiarios: Los creyentes destinatarios de la carta Contexto inmediato: Saludo 2.3: 2 P 1, 2 ―A vosotros, gracia y paz abundantes por el conocimiento de nuestro Señor.” Relación soteriológica de Cristo: ―A vosotros gracia y paz abundantes por el conocimiento “de Dios y” de nuestro Señor.” ejn ejpignwvsei tou: qeou: kai; =Ihsou: tou: kurivou hJmw:n. Campo Semántico: CONOCIMIENTO. Expresiones afines: “a los que por la justicia de nuestro Dios y salvador Jesucristo les ha cabido en suerte una fe tan preciosa como la nuestra.” Expresiones opuestas: No tiene Otras determinaciones: “Simeón Pedro, esclavo y apóstol de Jesucristo‖ Relación con Cristo: Objeto Beneficiarios: Los creyentes destinatarios de la carta Contexto inmediato: Saludo 37 2.4: 2 P 1, 2: ―A vosotros, gracia y paz abundantes por el conocimiento de nuestro Señor.‖ Relación soteriológica de Cristo: ―A vosotros, gracia abundantes por el conocimiento de nuestro Señor‖ cavriV uJmi:n kai; eijrhvnh plhqunqeivh Campo Semántico: GRACIA. Expresiones afines: “a los que por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo les ha cabido en suerte una fe tan preciosa como la nuestra...‖ Expresiones opuestas: No tiene Otras determinaciones: “Simeón Pedro, esclavo y apóstol de Jesucristo‖ Relación con Cristo: Objeto Beneficiarios: Los creyentes destinatarios de la carta Contexto inmediato: Saludo 2.5: 2 P 1, 2: ―A vosotros, gracia y paz abundantes por el conocimiento de nuestro Señor.‖ Relación soteriológica de Cristo: ―A vosotros gracia y paz abundantes por el conocimiento de nuestro Señor.‖ cavriV uJmi:n kai; eijrhvnh plhqunqeivh Campo Semántico: PAZ. Expresiones afines: “a los que por la justicia de nuestro Dios y salvador Jesucristo les ha cabido en suerte una fe tan preciosa como la nuestra.‖ Expresiones opuestas: No tiene Otras determinaciones: “Simeón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo‖ Relación con Cristo: Objeto Beneficiarios: Los creyentes destinatarios de la carta Contexto inmediato: Saludo 38 2.6: 2 P 1, 3: ―Pues su divino poder nos ha concedido cuanto se refiere a la vida y la piedad, mediante el conocimiento perfecto del que nos ha llamado por su propia gloria y virtud‖ Acción soteriológica de Cristo: ―Pues su divino poder nos ha concedido cuanto se refiere a la vida y la piedad‖ th:V qeivaV dunavmewV aujtou Campo Semántico: PODER. Expresiones afines: ―mediante el conocimiento perfecto del que nos ha llamado por su propia gloria y virtud.‖ (v. 3b) Expresiones opuestas: No tiene Otras determinaciones: ―Por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais participes de la naturaleza divina.‖ Relación con Cristo: Agente - Origen Beneficiarios: Los creyentes destinatarios de la carta Contexto inmediato: Generosidad de Dios 2.7: 2 P 1, 3: ―Pues su divino poder nos ha concedido cuanto se refiere a la vida y la piedad, mediante el conocimiento perfecto del que nos ha llamado por su propia gloria y virtud.‖ Acción soteriológica de Cristo: ―Pues su divino poder nos ha concedido cuanto se refiere a la vida y a la piedad,‖ ta; pro;V zwh;n kai; eujsevbeian dedwrhmevnhV Campo Semántico: VIDA. Expresiones afines: ―mediante el conocimiento perfecto del que nos ha llamado por su propia gloria y virtud.‖ (v. 3b) Expresiones opuestas: No tiene 39 Otras determinaciones: ―Por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais participes de la naturaleza divina.‖ Relación con Cristo: Agente - Origen Beneficiarios: Los creyentes destinatarios de la carta Contexto inmediato: Generosidad de Dios. 2.8: 2 P 1, 3: ―Pues su divino poder nos ha concedido cuanto se refiere a la vida y la piedad, mediante el conocimiento perfecto del que nos ha llamado por su propia gloria y virtud.‖ Acción soteriológica de Cristo: ―Pues su divino poder nos ha concedido cuanto se refiere a la vida y a la piedad” ta; pro;V zwh;n kai; eujsevbeian dedwrhmevnhV Campo Semántico: PIEDAD. Expresiones afines: ―mediante el conocimiento perfecto del que nos ha llamado por su propia gloria y virtud.‖ (v. 3b) Expresiones opuestas: No tiene Otras determinaciones: ―Por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais participes de la naturaleza divina‖ Relación con Cristo: Agente - Origen Beneficiarios: Los creyentes destinatarios de la carta Contexto inmediato: Generosidad de Dios 2.9: 2 P 1, 3: ―Pues su divino poder nos ha concedido cuanto se refiere a la vida y a la piedad, mediante el conocimiento perfecto del que nos ha llamado por su propia gloria y virtud.‖ Acción soteriológica de Cristo: ―mediante el conocimiento perfecto del que nos ha llamado por su propia gloria y virtud.‖ dia; th:V ejpignwvsewV 40 Campo Semántico: CONOCIMIENTO. Expresiones afines: ―Pues su divino poder nos ha concedido cuanto se refiere a la vida y la piedad‖ Expresiones opuestas: No tiene Otras determinaciones: ―Por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais participes de la naturaleza divina‖ Relación con Cristo: Agente - Objeto Beneficiarios: Los creyentes destinatarios de la carta Contexto inmediato: Generosidad de Dios 2.10: 2 P 1,3b - 4a ―del que nos ha llamado por su propia gloria y virtud, por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais participes de la naturaleza divina.‖ Acción soteriológica de Cristo: “del que nos ha llamado por su propia gloria y virtud,” tou: kalevsantoV hJma:V ijdiva/ dovxh/ kai; ajreth:/, Campo Semántico: LLAMADA. Expresiones afines: ―Pues su divino poder nos ha concedido cuanto se refiere a la vida y la piedad,‖ Expresiones opuestas: No tiene Otras determinaciones: “por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais participes de la naturaleza divina‖ Relación con Cristo: Agente Beneficiarios: Los creyentes destinatarios de la carta Contexto inmediato: Generosidad de Dios 41 2.11: 2 P 1,3b - 4a ―del que nos ha llamado por su propia gloria y virtud, por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais participes de la naturaleza divina.‖ Acción soteriológica de Cristo: ―Del que nos ha llamado por su propia gloria y virtud” ijdiva/ dovxh/ kai; ajreth: Campo Semántico: GLORIA. Expresiones afines: ―Pues su divino poder nos ha concedido cuanto se refiere a la vida y a la piedad” Expresiones opuestas: No tiene Otras determinaciones: “por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais participes de la naturaleza divina.‖ Relación con Cristo: Agente Beneficiarios: Los creyentes destinatarios de la carta Contexto inmediato: Generosidad de Dios. 2.12: 2 P 1,3b ―Del que nos ha llamado por su propia gloria y virtud, por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais participes de la naturaleza divina.‖ Acción soteriológica de Cristo: ―Del que nos ha llamado por su propia gloria y virtud‖ ijdiva/ dovxh/ kai; ajreth: Campo Semántico: VIRTUD. Expresiones afines: ―Pues su divino poder nos ha concedido cuanto se refiere a la vida y la piedad‖ Expresiones opuestas: No tiene Otras determinaciones: “Por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais participes de la naturaleza divina‖ Relación con Cristo: Agente 42 Beneficiarios: Los creyentes destinatarios de la carta Contexto inmediato: Generosidad de Dios 2.13: 2 P 1, 4: ―Por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais participes de la naturaleza divina, huyendo de la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia.‖ Acción soteriológica de Cristo: ―Por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas‖ di= w|n ta; tivmia kai; mevgista hJmi:n ejpaggevlmata dedwvrhtai Campo Semántico: PROMESA. Expresiones afines: ―Para que por ellas os hicierais participes de la naturaleza divina,…”. (2P 1, 4ª) Expresiones opuestas: No tiene Otras determinaciones: “huyendo de la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia”. (2Pe 1, 4b) Relación con Cristo: Agente Beneficiarios: Los creyentes destinatarios de la carta Contexto inmediato: La generosidad de Dios 2.14: 2 P 1, 4: ―Por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais participes de la naturaleza divina, huyendo de la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia.‖ Acción soteriológica de Cristo: ―Para que por ellas os hicierais partícipes de la naturaleza divina” i{na dia; touvtwn gevnhsqe qeivaV koinwnoi; fuvsewV Campo Semántico: NATURALEZA DIVINA. Expresiones afines: ―Por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas‖. (2Pe 1, 3b-4ª) 43 Expresiones opuestas: No tiene Otras determinaciones: ―Huyendo de la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia.‖ Relación con Cristo: Agente - Comunión Beneficiarios: Los creyentes destinatarios de la carta Contexto inmediato: La generosidad de Dios 2.15: 2 P 1, 4: ―Por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais participes de la naturaleza divina, huyendo de la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia.‖ Acción Soteriológica de la Comunidad - concedida y posibilitada a causa de Cristo: “,Huyendo de la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia ajpofugovnteV th:V ejn tw:/ kovsmw/ ejn ejpiqumiva/ fqora:V. Campo Semántico: HUIDA Expresiones afines: ―Por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais participes de la naturaleza divina‖ Expresiones opuestas: No tiene Otras determinaciones: “Por esta misma razón, poned el mayor empeño en “añadir” a vuestra fe la virtud, a la virtud el conocimiento, al conocimiento la templanza, a la templanza la paciencia activa, a la paciencia activa, la piedad, a la piedad el amor fraterno, al amor fraterno la caridad. Pues estas cosas, si las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo.‖ Relación con Cristo: Agente - Mediador Beneficiarios: Los creyentes destinatarios de la carta Contexto inmediato: La generosidad de Dios 44 Versículos 5-7 2.16: 2 P 1, 5 - 7 “Por esta misma razón, poned el mayor empeño en “añadir” a vuestra fe la virtud, a la virtud el conocimiento, al conocimiento la templanza, a la templanza la paciencia activa, a la paciencia activa, la piedad, a la piedad el amor fraterno, al amor fraterno la caridad. Pues estas cosas si las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo.” Acción Soteriológica de la Comunidad - concedida y posibilitada a causa de Cristo: ―por esta misma razón, poned el mayor empeño en “añadir” a vuestra fe la virtud‖ ejn th:/ pivstei uJmw:n th;n ajrethvn, Campo Semántico: FE Expresiones afines: ―…a la virtud el conocimiento, al conocimiento la templanza, a la templanza la paciencia activa, a la paciencia activa, la piedad, a la piedad el amor fraterno, al amor fraterno la caridad. Pues estas cosas si las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo.‖ Expresiones opuestas: No tiene Otras determinaciones: “Para que por ellas os hicierais participes de la naturaleza divina, huyendo de la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia” ―Pues estas cosas, si las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo.‖ Relación con Cristo: Origen – Causa – Posibilitador Relación con la comunidad: agente soteriológico en Cristo y por causa de Cristo. Beneficiarios: Los creyentes destinatarios de la carta Contexto inmediato: La generosidad de Dios 45 2.17: 2 P 1, 5 - 7 “Por esta misma razón, poned el mayor empeño en “añadir” a vuestra fe la virtud, a la virtud el conocimiento, al conocimiento la templanza, a la templanza la paciencia activa, a la paciencia activa, la piedad, a la piedad el amor fraterno, al amor fraterno la caridad..‖ Acción Soteriológica de la Comunidad - concedida y posibilitada a causa de Cristo: ―Por esta misma razón, poned el mayor empeño en “añadir” a vuestra fe la virtud‖ ejpicorhghvsate ejn th:/ pivstei uJmw:n th;n ajrethvn, Campo Semántico: VIRTUD. Expresiones afines: ―…a la virtud el conocimiento, al conocimiento la templanza, a la templanza la paciencia activa, a la paciencia activa, la piedad, a la piedad el amor fraterno, al amor fraterno la caridad. Pues estas cosas si las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo‖ Expresiones opuestas: No tiene Otras determinaciones: “Para que por ellas os hicierais participes de la naturaleza divina, huyendo de la corrupción que hay en el mundo” ―Pues estas cosas si las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo‖ Relación con Cristo: Origen – Causa – Posibilitador Relación con la comunidad: agente soteriológico en Cristo y por causa de Cristo Beneficiarios: Los creyentes destinatarios de la carta Contexto inmediato: La generosidad de Dios 2.18: 2 P 1, 5 - 7 “Por esta misma razón, poned el mayor empeño en “añadir” a vuestra fe la virtud, a la virtud el conocimiento, al conocimiento la templanza, a la templanza la 46 paciencia activa, a la paciencia activa, la piedad, a la piedad el amor fraterno, al amor fraterno la caridad‖. Acción Soteriológica de la Comunidad - concedida y posibilitada a causa de Cristo: ―Por esta misma razón, poned el mayor empeño en “añadir” a vuestra fe la virtud, a la virtud el conocimiento,‖ ejpicorhghvsate ejn th:/ pivstei uJmw:n th;n ajrethvn, ejn de; th:/ ajreth:/ th;n nw:sin Campo Semántico: CONOCIMIENTO. Expresiones afines: ―...el conocimiento, al conocimiento la templanza, a la templanza la paciencia activa, a la paciencia activa, la piedad, a la piedad el amor fraterno, al amor fraterno la caridad Pues estas cosas si las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo‖ Expresiones opuestas: No tiene Otras determinaciones: “Para que por ellas os hicierais participes de la naturaleza divina, huyendo de la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia” ―Pues estas cosas si las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo‖. Relación con Cristo: Origen – Causa – Posibilitador Relación con la comunidad: agente soteriológico en Cristo y por causa de Cristo Beneficiarios: Los creyentes destinatarios de la carta Contexto inmediato: La generosidad de Dios 2.19: 2 P 1, 5-7 “Por esta misma razón, poned el mayor empeño en “añadir” a vuestra fe la virtud, a la virtud el conocimiento, al conocimiento la templanza, a la templanza la paciencia activa, a la paciencia activa, la piedad, a la piedad el amor fraterno, al amor fraterno la caridad.‖ 47 Acción Soteriológica de la Comunidad - concedida y posibilitada a causa de Cristo: ―Por esta misma razón, poned el mayor empeño en “añadir” a vuestra fe … la templanza‖ ejpicorhghvsate ejn th:/ pivstei uJmw:n th;n ejgkravteian Campo Semántico: TEMPLANZA. Expresiones afines: ―...a la templanza la paciencia activa, a la paciencia activa, la piedad, a la piedad el amor fraterno, al amor fraterno la caridad. Pues estas cosas si las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo.‖ Expresiones opuestas: No tiene Otras determinaciones: “Para que por ellas os hicierais participes de la naturaleza divina, huyendo de la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia.” ―Pues estas cosas si las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo.‖ Relación con Cristo: Origen – Causa – Posibilitador Relación con la comunidad: agente soteriológico en Cristo y por causa de Cristo Beneficiarios: Los creyentes destinatarios de la carta Contexto inmediato: La generosidad de Dios 2.20: 2 P 1, 5 - 7 “Por esta misma razón, poned el mayor empeño en “añadir” a vuestra fe la virtud, a la virtud el conocimiento, al conocimiento la templanza, a la templanza la paciencia activa, a la paciencia activa, la piedad, a la piedad el amor fraterno, al amor fraterno la caridad. Pues estas cosas si las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo.‖ Acción Soteriológica de la Comunidad - concedida y posibilitada a causa de Cristo: ―Por esta misma razón, poned el mayor empeño en “añadir” a vuestra fe la virtud, a la virtud el conocimiento, al conocimiento la templanza, a la templanza la paciencia activa‖ 48 ejpicorhghvsate ejn th:/ pivstei uJmw:n th;n uJpomonhvn Campo Semántico: PACIENCIA. Expresiones afines: ―…a la paciencia activa, la piedad, a la piedad el amor fraterno, al amor fraterno la caridad. Pues estas cosas si las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo‖ Expresiones opuestas: No tiene Otras determinaciones: “Para que por ellas os hicierais participes de la naturaleza divina, huyendo de la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia‖ ―Pues si tenéis estas cosas y las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo.‖ Relación con Cristo: Origen – Causa – Posibilitador Relación con la comunidad: agente soteriológico en Cristo y por causa de Cristo Beneficiarios: Los creyentes destinatarios de la carta Contexto inmediato: La generosidad de Dios 2.21: 2 P 1, 5-7 “Por esta misma razón, poned el mayor empeño en “añadir” a vuestra fe la virtud, a la virtud el conocimiento, al conocimiento la templanza, a la templanza la paciencia activa, a la paciencia activa, la piedad, a la piedad el amor fraterno, al amor fraterno la caridad.‖ Acción Soteriológica de la Comunidad - concedida y posibilitada a causa de Cristo: ―Por esto esta misma razón, poned el mayor empeño en “añadir” a vuestra fe … la piedad‖ ejpicorhghvsate ejn th:/ pivstei uJmw:n th;n eujsevbeian, Campo semántico: PIEDAD. 49 Expresiones afines: ―…a la piedad el amor fraterno, al amor fraterno la caridad. Pues estas cosas si las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo‖ Expresiones opuestas: No tiene Otras determinaciones: ―Para que por ellas os hicierais participes de la naturaleza divina, huyendo de la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia.‖ ―Pues estas cosas si las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo‖ Relación con Cristo: Origen – Causa - Posibilitador Relación con la comunidad: agente soteriológico en Cristo y por causa de Cristo Beneficiarios: Los creyentes destinatarios de la carta Contexto inmediato: La generosidad de Dios 2.22: 2 P 1, 5-7 “Por esta misma razón, poned el mayor empeño en “añadir” a vuestra fe la virtud, a la virtud el conocimiento, al conocimiento la templanza, a la templanza la paciencia activa, a la paciencia activa, la piedad, a la piedad el amor fraterno, al amor fraterno la caridad.‖ Acción Soteriológica de la Comunidad - concedida y posibilitada a causa de Cristo: ―Por esta misma razón, poned el mayor empeño en “añadir” a vuestra fe … el amor fraterno‖ ejpicorhghvsate ejn th:/ pivstei uJmw:n th;n filadelfivan, Campo Semántico: AMOR FRATERNO. Expresiones afines: ―…al amor fraterno la caridad. Pues estas cosas si las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo.‖ Expresiones opuestas: No tiene Otras determinaciones: 50 “Para que por ellas os hicierais participes de la naturaleza divina, huyendo de la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia.” ―Pues estas cosas si las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo.‖ Relación con Cristo: Origen – Causa – Posibilitador Relación con la comunidad: agente soteriológico en Cristo y por causa de Cristo Beneficiarios: Los creyentes destinatarios de la carta Contexto inmediato: La generosidad de Dios 2.23: 2 P 1, 5-7 “Por esta misma razón, poned el mayor empeño en “añadir” a vuestra fe la virtud, a la virtud el conocimiento, al conocimiento la templanza, a la templanza la paciencia activa, a la paciencia activa, la piedad, a la piedad el amor fraterno, al amor fraterno la caridad.‖ Acción Soteriológica de la Comunidad - concedida y posibilitada a causa de Cristo: ―Por esta misma razón, poned el mayor empeño en “añadir” a vuestra fe … el amor …‖ ejpicorhghvsate ejn th:/ pivstei uJmw:n th;n ajgavphn Campo semántico: AMOR – CARIDAD Expresiones afines: ―…Pues estas cosas si las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo‖ Expresiones opuestas: No tiene Otras determinaciones: ―Para que por ellas os hicierais participes de la naturaleza divina, huyendo de la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia”. ―Pues estas cosas si las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo.‖ Relación con Cristo: Origen – Causa – Posibilitador Relación con la comunidad: agente soteriológico en Cristo y por causa de Cristo 51 Beneficiarios: Los creyentes destinatarios de la carta Contexto inmediato: La generosidad de Dios 52 Contexto Posterior vv 8-11 2.24: 2 P 1,8. ―Pues estas cosas si las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo‖. Acción Soteriológica de la Comunidad - concedida y posibilitada a causa de Cristo: “Pues si tenéis estas cosas y las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo‖ tau:ta ga;r uJmi:n uJpavrconta kai; pleonavzonta oujk ajrgou;V oujde; ajkavrpouV Campos Semánticos: ABUNDANCIA Expresiones afines: ―Para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo.‖ “Por esta misma razón, poned el mayor empeño en “añadir” a vuestra fe la virtud, a la virtud el conocimiento, al conocimiento la templanza, a la templanza la paciencia activa, a la paciencia activa, la piedad, a la piedad el amor fraterno, al amor fraterno la caridad. Pues estas cosas si las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo.‖ Expresiones opuestas: ―Quien no las tenga es ciego y corto de vista; ha echado al olvido la purificación de sus pecados pasados‖. Inactivo – Estéril Otras determinaciones: “Por tanto, hermanos, poned el mayor empeño en afianzar vuestra vocación y vuestra elección. Obrando así nunca caeréis. Pues así se os dará amplia entrada en el Reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.‖ Relación con Cristo: Origen – causa – posibilitador - Objetivo Beneficiarios: Los creyentes destinatarios de la carta Contexto inmediato: La generosidad de Dios 53 2.25: 2 P 1,8. ―Pues si tenéis estas cosas y las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo.‖ Acción Soteriológica de la Comunidad - concedida y posibilitada a causa de Cristo: “Estas cosas, si las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo.‖ eijV th;n tou: kurivou hJmw:n =Ihsou: Cristou: ejpivgnwsin` Campo Semántico: CONOCIMIENTO. Expresiones afines: ―Pues así se os dará amplia entrada en el Reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo‖ Expresiones opuestas: No tiene Otras determinaciones: ―Quien no las tenga es ciego y corto de vista; ha echado al olvido la purificación de sus pecados pasados. Por tanto, hermanos, poned el mayor empeño en afianzar vuestra vocación y vuestra elección. Obrando así nunca caeréis”. Relación con Cristo: Origen – causa – posibilitador - Objetivo Beneficiarios: Los creyentes destinatarios de la carta Contexto inmediato: La generosidad de Dios 2.26: 2 P 1, 10-11: ―Por tanto, hermanos, poned el mayor empeño en afianzar vuestra vocación y vuestra elección. Obrando así nunca caeréis. Pues así se os dará amplia entrada en El Reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.‖ Acción soteriológica de Cristo: ―Pues así se os dará amplia entrada en El Reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo‖ ei[sodoV eijV th;n aijwvnion basileivan tou: kurivou hJmw:n kai; swth:roV Ihsou: Cristou:. Campo Semántico: REINO Expresiones afines: “Pues estas cosas, si las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo.‖ 54 Expresiones opuestas: No tiene Otras determinaciones: ―Por esto, estaré siempre recordándoos estas cosas, aunque ya las sepáis y estéis firmes en la verdad que poseéis‖ Relación con Cristo: Agente Beneficiarios: Los creyentes destinatarios de la carta Contexto inmediato: La generosidad de Dios. 55 3. ANALISIS DIACRÓNICO DE LOS TÉRMINOS Este análisis lo hemos construido con base en lo definido en el Diccionario bíblico de H. Haad / V.D Born/ S. de Ausejo, los Diccionarios teológicos de Gerhard Kittel / Friedrich / Bromiley y Lothar Coenen / Beyrether / Bietnhard, y el vocabulario de teología bíblica de X. León-Dufour. Aunque no se aportan mayores originalidades, fuera de lo investigado por el trabajo, tengo que decir que se elaboraron los contenidos, visualizando con prioridad los argumentos y textos Bíblicos que facilitan una comprensión directa del significado y sentido del término analizado. Como se comentó en la introducción, este punto es importante dentro del método de ―Análisis Teológico Semántico del Nuevo Testamento‖, porque busca la comprensión del término que expresa la acción soteriológica, comenzando por su significado en la cultura griega, y cuando el análisis lo permite, comprender por qué los Setenta, al hacer la traducción de la Biblia, le comunicaron al término contenidos semíticos. Como se afirma, en esta investigación, la clarificación de los significados y el alcance del sentido de los términos adquieren una notable importancia, por ser vehículos de comprensión del dinamismo Salvador de Cristo, en comunión con el deber ser vivido por la comunidad creyente, en un momento preciso de su historia. Éstos términos se convierten en maneras de comunicar, elementos activos, transmisores de la acción Soteriológica para la comunidad que los práctica. Por esta razón, también, se hace necesario ver la significación y entendimiento del término en el ámbito del Nuevo Testamento, dentro de la comunidad contemporánea a Jesús y a la Iglesia primitiva, para llegar a comprender qué quiere transmitir con ellos el autor de la carta y, así mismo, divisar la manera como nosotros podemos comprenderlos hoy. 56 3.1. LA FE pivstiV. 3.1.1. Introducción. Por constituir la fe y el amor los pilares fundamentales de la vida cristiana y los que en nuestro texto, encierran las ―actitudes‖ del creyente, vamos a construir el análisis diacrónico de estos dos términos en primer lugar. En las Santas Escrituras, ―la fe‖ es la fuente de toda la vida de comunión con Dios. A la acción salvadora realizada por Dios en el tiempo, por medio de Jesucristo, debe el hombre responder con ―la fe‖. Como pequeño preámbulo, se puede afirmar que, siguiendo las huellas de Abraham, ―padre de todos los creyentes‖ (Rm 4, 11), los personajes del AT vivieron y murieron en la fe (Hb 11). Los discípulos de Cristo son los que han creído y creen (1Ts 6-8) y es Jesús quien lleva la fe a su perfección (Hb 12,2) por su gloriosa Resurrección, que aconteciendo en el creyente, le permite participar en su Naturaleza Divina (2 Pedro 1,4b), y en comunión con Él, ser él también, el creyente, en virtud de su fe vivida en el Amor, dinamismo soteriológico de sus hermanos. 3.1.2. El término pivstiV en el mundo Griego. En la literatura clásica griega “pivstiV” significa la confianza que se pone en los hombres o en los dioses (Hesiodo; Sófocles), la credibilidad (Sófocles), el crédito económico (Demóstenes), la garantía (Esquilo), la prueba (Demócrito) o la cosa confiada. Consiguientemente pisteuvw - písteúo - pisteu, quiere decir confiar en una cosa o persona (Herodoto – Esquilo). Referido a las personas, tiene también el sentido de obedecer (Sófocles). La forma pasiva tiene el significado de gozar de la confianza (Jenofonte). El 57 adjetivo pistovV - pistós quiere decir fidedigno, digno de confianza. To pistovn To, piston es la lealtad o la fidelidad entre los que están ligados por un pacto y en la forma pasiva llegar a sentirse seguro, confiar. Ajpistiva - Apistía es desconfianza o deslealtad. ajpistevw - Apisteo significa desconfiado, desleal. En resumen, con este grupo de palabras se describe originariamente un comportamiento que es fiel a un pacto o a una alianza, su sentido viene definido dentro de contextos sociales. La palabra también era utilizada para convenios de tregua que habían de guardarse con lealtad (Homero). Una experiencia de fidelidad o infidelidad siempre rodeó el significado de la palabra originariamente. Al final de la época clásica la palabra también tenía una referencia religiosa con relación a la garantía de validez que los dioses daban a una alianza o a un pacto (Homero). Asimismo, a este grupo de palabras se involucraban las utilizadas para referenciar a las divinidades, cuando se encontraba en juego la credibilidad de un oráculo o cuando se reconocía el poder liberador de los dioses en situaciones de problema, también, se hacía referencia a esta palabra, cuando se dialogaba sobre la soberanía y el poder de gobierno de los dioses contra la misma voluntad del hombre. En estos últimos casos, las palabras relacionadas con ―pivstiV‖ involucraban la idea de obediencia a la voluntad de los dioses. En el siglo V a.C., con Empédocles, la fe adquiere un significado especial; como sendero de salvación mostrado por los dioses y así mismo hay una exigencia de fe para con las doctrinas sobre la cosmogonía y la trasmigración de las almas (metemsicosis), buscando que se admitieran como verdaderas por ser revelaciones divinas. Esta idea se confirma por las inscripciones que se encuentran en el santuario de Esculapio en Epidauro donde se exige la fe para lograr la virtud milagrosa del dios. 58 3.1.3. La Fe en la época helénica. ―pivstiV‖ adquiere el sentido de creer, de estar convencido de la existencia y de la acción de los dioses. La dimensión doctrinal de la fe reviste ahora un carácter universal y constitutivo. Aparece una tensión entre el mundo visible y el invisible, el material y el espiritual cuyo resultado es un concepto objetivo de la fe, que en el sistema filosófico neoplatónico, da origen a una cierta convicción racional y condicionada por la tradición. Es importante considerar la comprensión estoica del concepto ―pivstiV‖, en la cual el filósofo reconoce un orden cósmico divino, cuyo centro es él mismo en cuanto que es una personalidad moral y autónoma, en este sentido ―pivstiV‖ expresa la esencia del hombre. En las religiones mistéricas, aquellas que presentan misterios que no se pueden explicar, la fe designa la entrega a la divinidad mediante la observancia de sus preceptos y doctrinas, así como el ponerse bajo su protección. Para el Hermetismo (Nada hay inaccesible para el pensamiento, nada hay inexpresable para la palabra.) la fe es una forma más elevada del conocimiento y por tanto, radica en la esfera de la razón. A través de un trance místico, el hombre es llevado más allá de la esfera del logos logoV, hasta que su espíritu alcanza el reposo en el conocimiento de la fe; de este modo, el hombre participa de lo divino. A manera de conclusión, podemos decir, que en el griego profano encontramos una amplia gama de significados. Originariamente, se trata de un vínculo y de una obligación que exige fidelidad, y posteriormente, se llega a una conducta vital que tiene fundamentos teóricos que sitúan al individuo en armonía con las divinidades, con lo cósmico. En esta última conducta, cualquier tipo de revelación exige la ―pivstiV‖, que deja de ser una realización controlable. 59 3.1.4. La Fe en el Antiguo Testamento La variedad en el vocabulario hebreo sobre la palabra fe refleja la complejidad de la actitud personal del creyente. Dos raíces dominan el concepto en el Antiguo Testamento: ―aman‖ que significa ser leal, fiel y ―batah‖ que significa sentirse seguro, abandonarse en manos ―de‖. La versión de los LXX traduce siempre el verbo Hebreo ―aman‖ por pisteuvw ―pisteuo‖. Intenta con esto, que el creyente asuma este concepto con la riqueza de significado que se refiere a continuidad, como palabra que describe la actitud de la persona humana que deja acontecer a Dios en su vida e inicia con Él su historia de salvación: 3.1.4.1. Etapa del judaísmo temprano. En el ámbito lingüístico hebreo, el verbo “aman” se aplicó a los hombres (Moisés, Nm 12,7; testigos, Is 8,2; profetas, 1 S 3,20), y a Dios mismo, cuando se describe la acción de Dios de guardar su alianza y dar su gracia a los que le aman (Dt 7,9). En esta época se le da especial relevancia al hecho de que la palabra de Dios o la del hombre deben acreditar su autenticidad, adquirir su validez o convertirse en realidad (1 R 8,26; 1 Cro 17,23ss; Gn 42,20). En algunos pasajes adquiere el sentido de “ser fiel a”; “ser de la confianza de” (Nm 12,7; 1 Sam 3,20; Os 12,1). “Aman” también expresa una realidad inalterable con la que pueden y deben contar las generaciones venideras a pesar de las vicisitudes Históricas (2 Sam 7,16; 1 S 25,28). Para comprender el concepto veterotestamentario de fe, es fundamental observar las afirmaciones de Ex 4, 1-9.27-31, donde Dios confirma la legitimidad del liderazgo de Moisés ante su pueblo mediante tres prodigios (Cayado que se convierte en serpiente; Mano de Moisés que se cubre de lepra y Agua de rio que se transformará en sangre). A consecuencia de esto el pueblo cree en la misión de Moisés y en la salvación que ha de venir. El uso del concepto en estado absoluto, se encuentra en Isaías 7, 9, donde ante una amenaza política el profeta pronuncia estas palabras: ―Si no creéis, no subsistiréis‖. 60 También encontramos referencia a estas palabras en Is 28,16, donde se encuentran referentes a Sión, que aluden a la piedra angular: ―Quien en ella se apoya no vacila‖. Los profetas fueron, en medio de las dificultades, los portavoces de Dios que devuelven la fe a su pueblo, indicando un camino que conducirá a la salvación de la catástrofe, a un futuro situado más allá de la desgracia. Un pasaje importante en la conexión entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, es Gn 15, 6 donde se habla de la fe de Abraham como disposición para recibir la gran promesa. Por esto, se le llama a Abraham ―el padre de los creyentes‖. Yahvé llama a Abraham cuyo padre ―servía a otros dioses‖ en Caldea (Jos 24,2) y le promete una tierra y una descendencia numerosa (Gn, 12,1s), Abraham ―cree en Dios‖ (Gn 15,6) y pone toda su existencia en función de esta promesa. El día de la prueba de su fe, él será capaz de sacrificar al hijo, en el que se está realizando la promesa (Gn 22); y confiando en la Palabra del Señor, obedece. Su fe no vacila, la Palabra del Señor es Verdadera. Dios es Fiel (Hb 11,11) y Todopoderoso (Rm 4,21). Abraham es desde ahora el ―modelo mismo del creyente”, ―en la prueba fue hallado fiel‖ (Eclo 44,20), es el precursor de los que creerán en el verdadero Dios (Sal 47,10), Abraham será entonces ―el padre de una muchedumbre de pueblos‖ (Gn 17,5). Para la tradición Judía y cristiana tiene relevancia el contexto profético de Ha 2, 3-4 donde “fidelidad” y “fe” van estrechamente unidas (emunah): se refiere a la confianza inquebrantable en la palabra de Dios. Al justo se le promete la vida por su fidelidad. En el Antiguo Testamento se señala que los preceptos son dignos de confianza (Sal 11, 7; 119,66). El hombre conoce la voluntad de Dios a través de los mandamientos y sabe que de ellos recibe sabiduría y ciencia. Son realidades vitales de las cuales el hombre se apropia, mediante la obediencia y la confianza. Hay una comprensión sapiencial de la salvación que da a la fe un carácter diferente. Para el Antiguo Testamento en ese ―creer‖ está en juego el futuro de Israel. 61 3.1.4.2 En el judaísmo tardío. En el judaísmo tardío, el punto focal pasa a ser la actitud de la persona. El concepto ―hombres de fe‖ – ―ansse amanah‖, es en la literatura rabínica la característica de un determinado comportamiento ideal al que hay que llegar, y no alcanzarlo, es objeto de lamentación. En este momento histórico la fe es expuesta y recomendada, así se puede observar en los escritos sapienciales; y por ir unida a la fidelidad, la fe continúa siendo el signo distintivo más importante de la justicia. El que cree en los pastores de Israel, cree en Dios mismo, quien llamó al mundo a la existencia. El elogio de la fe y el de su recompensa van unidos en el estilo sapiencial (Pr 30, 8). En la literatura apocalíptica tardía, la esperanza en el futuro exige esencialmente la fe. El cumplimiento de la ley y el carácter de la esperanza apocalíptica se comienzan a distinguir, pero así mismo, existe una estrecha conexión entre ambas. El proceso de la revelación de la verdad escatológica es al mismo tiempo, la retribución tanto de la obediencia como de la desobediencia (Dn 12,2ss). En el judaísmo Helenístico, la fe como confesión de la revelación veterotestamentaria entra en confrontación con el entorno pagano. La fe entra en la esfera de la interpretación filosófica y pasa a ser un modo de pensar y una virtud. La fe en Dios se convierte en confianza y en presupuesto de todo el género humano y de su comportamiento. Al igual que para el judaísmo de aquella época, la fe es entendida como fuente y compendio de todo comportamiento. Josefo pone al mismo nivel las afirmaciones sobre cómo pensar correctamente en Dios y la “confianza” en Él. De esta manera, se hace un puente entre la tradición helenístico doctrinal y la tradición veterotestamentaria. 3.1.5. La Fe en la tradición sinóptica. En las narraciones de los milagros en el Nuevo Testamento se encuentra alusión a la fe del enfermo o de los que lo rodean (Mc 2,5; 5,34.36; 10,52; Mt 8,10). Se alude también a la 62 confianza en la misión de Jesús y en su poder. La fe va ligada a estos relatos milagrosos, donde Jesús no sólo quiere sanar físicamente al hombre, sino que quiere hacerlo testigo de su acción salvífica. Se trata de establecer un objetivo que trasciende el proceso corporal: Jesucristo no solo quiere ser ―el que cura‖, ―el que ayuda‖, sino también el que cumple una misión encargada por Dios. Jesús pregunta al hombre por su fe, como revelando que en la “confianza del hombre” radica la posibilidad de abrir el camino para que Dios pueda hacer su obra: se trata de dar un primer paso que se afirmará posteriormente, con otras categorías como el conocimiento, la obediencia, la confianza, la sumisión y el arrepentimiento. En Mc 6, 5-6 Jesús tropieza con la incredulidad de los nazarenos, el rechazo de la fe es tan fuerte que Jesús no puede hacer ningún ―milagro‖. Se puede afirmar, con este hecho, que el obrar salvífico de Jesús se ve ligado a la fe. Jesús, varias veces, genera sentencias que invitan a ir más allá de la situación concreta (Mc 9,23; 11, 22-24; Lc 17, 5-6; Mt 17,20) dentro del propósito final de conferirle al creyente ilimitadas posibilidades, y es a ésta fe, a la que invitó a sus discípulos, una fe sin fronteras, una fe que mueve montañas (Mc 11,23), una fe que corrobora el poder de la Palabra, que incluso puede transformar la creación. En Mc 11,24 se muestra cómo súplica y oración se convierten en el presupuesto para el poder de la Palabra: ―Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis.‖ La fe en Dios (Mc 11, 22) es un estar abierto a las posibilidades que Dios establece, y un contar con Dios que siempre está dispuesto a dar. La fe en Dios es un Don que se puede, en oración, solicitar al Señor que nos aumente (Lc 17, 5). La fe abre el camino hacia una nueva realidad, una realidad donde la palabra queda exenta de todo idealismo, porque no cae fuera de él. La fe de Jesús es aplicada inmediatamente a la realidad y se realiza de un modo vital, no es una simple abstracción. 63 3.1.6. La Fe en Pablo y en la tradición post- paulina. Pablo en sus cartas presupone ya contextos doctrinales establecidos por él mismo o por otros, por esto se dirige a ―los creyentes‖ (Rm 1, 16; 3,22; 4,11; 1Co 1,21); la vuelta a Dios consiste en ―creer‖ (pisteuvein, 1 Co 15, 2,11); la fe es la aceptación del mensaje de salvación, por esto es una fe salvífica soportada en la Cruz de Jesús y en su Resurrección (1 Co 15, 3-4.11); acontecimiento irrepetible, que se convierte en norma de toda afirmación teológica y de todo comportamiento cristiano. La justicia que procede de la fe es un don de la gracia, se opone a toda vanagloria humana. En la fe se reconoce el acontecimiento salvífico escatológico, cuyo fin último es la evangelización de todos los pueblos ( Rm 4,17 s.s.; Ga 3, 26-29). Dado que la fe lleva consigo el aspecto del afianzamiento y el de la confianza, fácilmente para Pablo desemboca en la esperanza (Rm 8,24; 1 Co 13,13). Por lo anterior, en Pablo se observa ordenada en forma tríadica, la fe, la esperanza y la caridad, como aspectos que se derivan de la evangelización y sostienen a la comunidad. Desde el punto de vista de la transformación escatológica aparece, sobre esta tríada, una distinción: la fe y la esperanza avanzan hacia la plenitud pero el amor es lo que permanece para siempre. (1 Co 13,13). Esta tríada es una presentación didáctica del mensaje mismo, que compromete a todos los miembros de la comunidad. En Ga 5,6, Pablo describe, ―en clave de fe‖, el paso del hombre del Antiguo Testamento al Nuevo Testamento, con las palabras ―nada importa ser circunciso o incircunciso‖, lo fundamental es la fe salvadora que alcanza su plenitud en el amor. Pablo aquí sitúa a la fe dentro de un proceso dinámico de transformación escatológica que alcanza su plenitud en el amor. 64 La fe en Pablo se debe fortalecer, pasa de una condición de debilidad (Rm 14,1), a un estado de crecimiento (2 Co 10,15), de firmeza (1 Co 15, 58), que incluso permite al creyente preguntarse, de manera autocrítica, sobre si la propia actitud brota realmente de la fe (Rm 14,23b). La fe, en este contexto, está expuesta a un juicio crítico y a una postura autocrítica constante. Finalmente, se puede afirmar, que en Pablo el proceso dinámico de la fe está dirigido y unido al mismo Cristo y se desarrolla en el acontecimiento del bautismo: ―Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo‖ (Efesios 4,5). 3.1.7. La Fe en la tradición joanea. Es sobre todo en el Apocalipsis de Juan, donde aparece la palabra ―pivstiV” en conexión con el significado del pensamiento semítico: la fe o el acto de fe implica una postura de fidelidad. Se puede también observar la relación didáctica de la palabra ―pivstiV‖ con la palabra e[rga -―obras‖ (2, 2.19) como resultado de esta fidelidad. Se puede decir, que en la tradición joanea la postura de fe es modelada dentro de un marco de solidaridad fraterna. Es importante advertir, que en el cuarto evangelio nunca aparece la palabra pivstiV como sustantivo, por el contrario, el verbo pisteuvw aparece 98 veces para designar la respuesta activa que compromete integralmente al creyente, en su respuesta a la acción salvadora del Dios en la Persona de su Hijo Jesucristo. Del testimonio legitimado por Dios, y del que forma parte también el signo, procede la fe, que se dirige a todos los hombres (Jn 1,7). El hombre que es de la ―verdad‖ oye esta llamada de Dios (Jn 18,37). Fe y conocimiento (6,69), conocimiento y fe (Jn 17,8; 1 Jn 4,6) no son procesos diferentes: solo la fe que acepta el testimonio conoce y viceversa: 65 el que conoce la verdad se orienta hacia la fe. En ambas se radica el sentido salvífico: tanto en la aceptación del testimonio como en la elaboración y estructuración independiente que responde al testimonio (Jn, 4,42). Existe también una estrecha relación entre la fe y la vida. El que cree en el Hijo no perecerá, sino que tendrá vida eterna (3,16-18; 11,25). La promesa alude a una plenitud que ya está presente. El creyente tendrá que sustraerse a sus principios de acción, y a la hostilidad del mundo, contra el enviado de Dios (Jn 3,20;7,7; 15,18,23), para lanzarse a la realización de la voluntad de Dios (1 Jn 2,15-17). La bienaventuranza de Jn 20,29, que elogia la fe que no necesita ver, plantea la ampliación del VER creyente, propio de la tradición pascual, al acceso mediante la ―Fe‖ de la alegría pascual, para aquellos que pertenecemos a la época post-pascual. 3.1.8. Aspectos importantes para la comprensión del término Fe en el resto del Nuevo Testamento. El lenguaje de los Hechos remite con frecuencia a fórmulas y giros del lenguaje misionero: Se cree en Dios (16,34) o en el KuvrioV (5,14; 18.8). Las exhortaciones a la fe van unidas a la promesa de salvación escatológica (16,31). Aparece la confianza en las Escrituras (24,14; 26,27), surgiendo así la reflexión sobre la historia de la salvación. En la carta a los Hebreos aparece una tradición doctrinal que enlaza el concepto de fe con motivos temáticos veterotestamentarios, con el propósito de hacer una síntesis histórica de los antepasados desde la perspectiva de la fe. Hebreos también nos ofrece una definición didáctica de fe: ―La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de lo que no se ve‖ (1,11). Lo futuro y lo invisible están aquí estrechamente ligados al concepto de fe. En 12, 2 ss. Jesucristo aparece como ―pionero y consumador de la fe‖; el dinamismo de la fe le viene impreso al pueblo de Dios juntamente con la promesa. El mundo futuro es el objetivo que ha sido prometido por la Palabra de 66 Dios, la tensión entre el más acá y el más allá de la tradición helenística, adquiere aquí una nueva dimensión. En las cartas pastorales como 1Tm 1, 5 aparece la fe como un fundamento del mandamiento del amor: ―esta orden tiene por objeto el amor mutuo, que brota del corazón limpio, de la conciencia honrada y de la fe sentida‖. En Tito 1, 13; 2,2 se motiva a mantenerse ―sanos en la fe‖ como una norma para que el cristiano se aleje de cualquier aberración. Santiago es consciente de que la fe tiene necesidad de ser probada (1,3, cf. 1 P 1,7) y exige el rechazo de todo comportamiento contrario a la confianza viva y a la confesión de la fe (1, 6-8). La fe y el comportamiento obediente van ligados a la acción de salvación. Solo mediante un comportamiento que se ajuste a los mandamientos de Dios puede llegar la fe a su realización plena (2,22). En la segunda de Pedro la fe es un bien precioso y es una ―suerte‖ para la humanidad por la Justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo (1,1), y es, con el amor, la razón de ser de la vida virtuosa del creyente, que lo conducirá a participar de la Naturaleza Divina. En la fe y en el amor, cimientos de la vida cristiana, se radica la importancia de las virtudes descritas en 2 P 1, 5-7; propósito de la presenta investigación. 3.2. EL AMOR filevw. 3.2.1. El Amor en el mundo Griego. En Griego hay distintos términos para expresar el concepto de amor. El más usado de todos es filevw que en general designa la inclinación hacia una cosa (en el sentido de gustar) o hacia una persona. Distingue predominantemente el afecto existente entre personas próximas, dentro y fuera de la familia, y abarca preocupaciones, cuidados y hospitalidad. La relación de amor hacia parientes y amigos se encuentra en primer plano, expresada con los términos filadelfiva y ajdelfovV amor fraterno - hermano. 67 Consiguientemente, filiva designa el amor, la amistad, el afecto. fivloV es el pariente el amigo. Ajgapavw originariamente significó apreciar, acoger amistosamente, es la palabra con menos significado específico en el griego clásico; se une a menudo a filevw, como si no hubiese diferencia entre las dos palabras. En el Nuevo Testamento el verbo ajgapavw como el sustantivo ajgavph se emplea para expresar el amor de Dios o la vida que está basada en dicho amor. Ajgapavw resulta muchas veces para los griegos una palabra incolora, que a menudo se emplea como equivalente y sinónimo de ejravw y filevw, con el significado de apreciar, honrar, contentarse, acoger amistosamente. También expresaba, en el mundo griego, la predilección que una divinidad tenía por un hombre, indicaba una inclinación de amistad por razón de la persona del otro. Esto es lo que se expresa en primer lugar con el término ajgaphtovV, que se refiere en ocasiones, a un hijo, especialmente el hijo único, en el que se vuelca todo el amor de los padres. Amar apasionadamente se distingue con la palabra e[rwV; que significa también el amor concupiscente, posesivo. e[raw y e[rwV designan, también, el ansiado y deseado amor entre marido y mujer. En estas palabras encuentra especial expresión el placer que experimentaban los griegos por la belleza corporal y el apetito sexual. Puesto que la embriaguez de los sentidos no tiene límites ni medida, los trágicos griegos (Sófocles) advertían sobre lo demoníaco del e[rwV que, llevando hasta el éxtasis, hace olvidar la razón, la voluntad y la serenidad. 3.2.2. El Amor en el Antiguo Testamento En los LXX, el verbo hebreo ―aheb" se traduce preferentemente por ajgapavw - amar y de ahí también el uso del sustantivo ajgavph.- amor. ―Aheb" expresó en primer lugar las relaciones mutuas de los hombres y posteriormente la relación entre Dios y el hombre. 68 En el AT, el fenómeno del amor se experimenta como una fuerza espontánea que va orientada hacia una persona o cosa, significando ante todo, la atracción vital de un sexo hacia el otro. Los profetas Oseas (3, 1), Jeremías (2,25) y Ezequiel (16,37) hablan del aspecto sexual del amor. La diferenciación de sexos y el amor de los esposos se consideraban como un precioso don, esto lo observamos en Génesis 2, 18 ss. y en el ―Cantar de los Cantares‖, donde se canta a la fuerza de la pasión amorosa: ―Ponme como sello en tu corazón, como un sello en tu brazo. Que es fuerte el amor como la Muerte, implacable como el Sheol la pasión. Saetas de fuego, sus saetas, una llamarada de Yahvé.‖ Cantares 8,6 También se describe como amor el parentesco carnal o espiritual: Paternidad, maternidad y amistad. En Hebreo no existe la posibilidad de distinguir entre ejravw y ajgapavw; así sucede con la descripción del amor de amistad que une a Jonatán y David (1 S 18, 1.3; 20,17), y que como expresión de una comunión personal, se pone por encima del amor de una mujer: ―Lleno estoy de angustia por ti, Jonatán, hermano mío, en extremo querido. Tu amor fue para mí más delicioso que el amor de las mujeres.‖ 2 S 1,26 En un sentido más amplio, el amor es considerado en el AT como el fundamento de la convivencia social: ―Amarás a tu prójimo como a ti mismo‖ (Lv 19,18). En este sentido, el amor se entiende como la inclinación hacia la persona del otro, más o menos cercana a uno; esta inclinación lleva a acoger al otro como hermano y a respetar su dignidad de persona. En la legislación descrita en el Levítico se desarrolla este principio, cuando se preocupa por los extranjeros (Lv 19,34) y por los pobres (Lv 25,35). 69 También se emplea en el AT la palabra amor para describir las relaciones entre Dios y el hombre. Al inicio del AT, aparece el Dios que elige, no el Dios que ama. Aparece un Dios que actúa con hechos concretos en la naturaleza, en los hombres y muy especialmente en su pueblo, con el cual ha pactado una Alianza (Ex 24). Los grandes hechos de Yahvé, son los hechos de la historia de su pueblo y a través de su intervención se descubren las categorías de Amor, Justicia, Fidelidad, Gracia, etc., a las que el pueblo responde con júbilo, alabanza y obediencia. El juicio y la gracia de Dios (hesed) se extienden por todo el AT. En él se describen actividades de Dios fundamentadas en su voluntad soberana. Dios permanece siempre fiel a su Alianza, aunque Israel apostate y atraiga la cólera del Señor. El fundamento de todo esto solo se puede hallar en el amor de Dios por su pueblo (Os 11,1): ―Cuando Israel era niño, lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo. Cuanto más los llamaba, más se alejaban de mí: ofrecían sacrificios a los Baales, e incienso a los ídolos. Yo enseñé a caminar a Efraín, tomándole por los brazos, pero ellos no sabían que yo los cuidaba. Con cuerdas humanas los atraía, con lazos de amor; yo era para ellos como los que alzan a un niño contra su mejilla, me inclinaba hacia él y le daba de comer.‖ Os 11,1 Las expresiones sobre esta predilección de Dios llegan hasta el amor que sufre y padece, tal como se describe en el Siervo de Yahvé, Is 53. Los profetas son los primeros en reivindicar el amor de Dios como motivo de elección de su pueblo. Oseas presenta la relación de Yahvé con su pueblo como un marido engañado con una prostituta o mujer adúltera. Ésta última representa al Israel que ha roto la alianza. Sin embargo, Yahvé con su amor extraordinario trata de ganarse la simpatía de su rebelde esposa, de su pueblo impío (2,19 ss.), un pueblo que por la infidelidad deja de ser 70 su pueblo (1,9), pero debe convertirse de nuevo en pueblo suyo (2,23), mediante la paciente intervención de Yahvé en su historia. Por lo anterior, Óseas describe el amor gratuito de Yahvé hacia Israel (11,1 ss), comparándolo no solo con la figura de un marido sino también con la figura de un padre que desde Egipto se encariñó con su pueblo y con lazos de amor lo atrajo hacia sí. Un amor al que Israel no correspondió. Oseas describe un amor ardientemente celoso de Yahvé por su pueblo (11,8.9), un amor que hace que la Divinidad no se manifieste con su poder aniquilador, sino con la firmeza de su misericordia amorosa que precede a todo amor humano y se compadece de la infidelidad de su pueblo (6,4), sin por eso, abandonarlo al caos. Los profetas posteriores han tomado de Oseas la imagen del matrimonio y el tema de la amada, introduciendo algunas variaciones. Jeremías nos habla del primer amor de Israel en el desierto, y de su enfriamiento en Canaán (2,1 ss). Pero Yahvé ama con amor eterno (31,3) por esto, llama de nuevo a Israel (3, 6-10; 31,4). En Isaías (54, 4-8) no es la mujer la que ha abandonado a su marido, sino Yahvé quien ha abandonado a la amada de la juventud, hacia la que él, después, vuelve compasivo: ―Porque como a mujer abandonada y de contristado espíritu, te llamó Yahvé; y la mujer de la juventud ¿es repudiada? -dice tu Dios-. Por un breve instante te abandoné, pero con gran compasión te recogeré. En un arranque de furor te oculté mi rostro por un instante, pero con amor eterno te he compadecido -dice Yahvé tu Redentor‖. Is 54, 6-8 En Is 43,4 se puede hablar de un amor de Yahvé a Israel tan grande que por él se afecta la realidad política de los pueblos: ―Dado que eres precioso a mis ojos, eres estimado, y yo te amo. Pondré la humanidad en tu lugar, y los pueblos en pago de tu vida.‖ 71 En general, en los profetas, el amor de Yahvé por su pueblo se convierte en el gran motivo de su futura acción salvadora. El propósito, es rescatar a su pueblo del extravío. En el Deuteronomio la alusión al amor de predilección de Yahvé sirve de fundamento para amonestar a Israel, quien ahora, por su parte, debe amar a Yahvé y seguir sus mandamientos (7, 6-11). Es primero el amor de Yahvé y después, como respuesta, el amor del pueblo. En 6, 5 este amor debe ser total: ―Amarás a Yahvé tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.‖ Dt 6, 5 Este amor a Yahvé se hace realidad en el cumplimiento de la alianza, en la observancia de sus mandamientos (Ex 20; Dt 10,12 s.), así como, en la manera de comportarse con el prójimo (Lv 19,18) y con el extranjero: ―Cuando un forastero resida entre vosotros, en vuestra tierra, no lo oprimáis. Al forastero que reside entre vosotros, lo miraréis como a uno de vuestro pueblo y lo amarás como a ti mismo; pues también vosotros fuisteis forasteros en la tierra de Egipto. Yo, Yahvé, vuestro Dios.‖ Is 19, 33-3 3.2.3. El Amor en el judaísmo helenístico. En el judaísmo helenístico, ajgavph se convierte en el concepto central para describir las relaciones con Dios. Se siguen alentando las ideas fundamentales del AT: Dios ama a su pueblo a pesar de sus miserias. El creyente corresponde al amor de Dios en la medida en que observa los mandamientos, emula la misericordia de Dios y permanece fiel a Dios hasta el martirio (2 M 6-7). El amor al prójimo es la exigencia principal que se hace a los piadosos. Para dimensionar la grandeza significativa de las afirmaciones del NT es importante observar y contrastarlas con la religiosidad de la comunidad de Qumrán: una comunidad que se considera elegida por el amor de Dios, una ―elección restringida‖ a ―los hijos de la luz‖. En el mandamiento ―amar a todo aquel que Dios ha escogido, y odiar a todo aquel que Dios odia‖ (1QS 1,3 s) se resume su pensamiento. El amor de Dios no se reconoce 72 como precepto universal, el amor al prójimo está restringido a los miembros de la comunidad. 3.2.4. El Amor en los escritos paulinos. Ajgavph es para Pablo el amor de predilección. Dicho amor se convierte en un hecho patente en la obra de salvación de Jesucristo (Rm 5,8; 8, 35 ss) y así mismo, Cristo mismo aparece también como sujeto de este amor (Gal 2,20; Ef 5,2): ―y ya no vivo yo, sino que Cristo es quien vive en mí. Esta vida en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí.” Gal 2,20 Para Pablo el actuar de Dios es definido como amor (2 Co 13, 11.13), por lo tanto, se puede afirmar que el himno al amor de 1 Co 13 no es simplemente un capítulo de ética. En toda su dimensión, es la descripción de la acción divina proyectada a la humanidad, la cual debe ser actualizada por ella, en su propio acontecer histórico. En Pablo la justicia de Dios se cumple en el Hijo amado quien se coloca en el lugar de los injustos (2 Co 5, 18 ss): ―Y todo proviene de Dios, que nos reconcilió consigo por Cristo y nos confió el ministerio de la reconciliación. Porque en Cristo estaba Dios reconciliando al mundo consigo, y no tomando en cuenta las transgresiones de los hombres, sino poniendo en nosotros la palabra de la reconciliación.‖ 2 Co 5,18 En Ef 5,22 se alude al amor de elección de Dios, cuando se comparan las relaciones entre marido y mujer con el amor entre Cristo y su Iglesia. Una imagen que se encuentra en el AT desde Oseas y que facilita representar la relación de fidelidad, un amor que es fruto de la alianza. Quedando claro, a través de esta imagen, que el amor Divino es capaz de superar toda oposición e infidelidad. El amor de elección es al mismo tiempo el amor que se compadece y perdona. La acción amorosa del Señor es más fuerte que todos los poderes y potencias, más fuerte que la muerte (Rm 8, 37 ss.; 1 Co 15,55 ss.). La resurrección es la conclusión de la obra del amor de Dios. 73 El Creyente, es el pecador amado por Dios y en la medida en que él reconoce su realidad pecadora y deja actuar en él a Dios, entra en la esfera del amor Divino. La respuesta de la acción salvífica de Dios, la describe Pablo, sobre todo, mediante las palabras pivstiV (fe), gnw:siV (conocimiento) y ajgavph (Ef 3,19; 1 Co 8,3), también presentes, entrelazadas entre si y en relación dinámica con la Fe y el Amor en la Segunda Carta de Pedro, cita que nos ocupa en el análisis que nos encontramos realizando. Para Pablo conocer a Dios y el ser conocido por Él son una misma cosa, por qué todo es obra de Dios (Ga 4,9). Así también, el que se reconoce amado (Rm 8,37) se vuelve activo en el amor (Ga 4,9; 1Ts 3,6), un amor fruto del espíritu (Ga 5,22). Fe y amor se mencionan a menudo juntos, porque no es posible considerar, bíblicamente y en su profundo significado, al uno sin el otro (1 Ts 1,3; 3,6; 5,8; Ef 6,23; 1Tm 1,14). Cuando el creyente se encuentra ―en Cristo‖ y Cristo en él, entonces ese amor se ha posesionado del creyente, él se reconoce amado (Rm 8,37) y se vuelve activo en el amor (Ga 5,6; 1 Ts 3,6). Sentirse amado por Dios es estar viviendo ese amor. En Pablo, el amor a Dios y al prójimo están fundamentados en la fe (Ga 5,6). En 1 Co 13, ajgavph es a la vez amor de Dios y a Dios y amor al hombre. El amor es compendio y síntesis, sobre todas las fuerzas y poderes. En 1 Co el amor es el mayor de los dones del espíritu, es la fuerza que aúna y edifica a la comunidad, sin el amor es imposible la existencia de la comunidad, de la vida en común (1 Co 14,1; 16,14;Ef 1,15; 3,17 ss.). La construcción del creyente se consigue mediante el amor (1 Co 8,1) - hj dev ajgavph oikodomei: – ―el amor en cambio edifica‖ 74 3.2.5. El Amor en el resto del Nuevo Testamento. El término ―Amor‖ con todos sus alcances es una categoría central en el Nuevo Testamento, porque a través de él se da sentido al contenido pleno de la fe (Jn 3,16): ―Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo Unigénito, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.‖ El actuar de Dios es amor, que espera como respuesta, el amor del hombre (1 Jn 4,19). El amor está por encima de la fe y de la esperanza (1 Co 13,13), y finalmente el mismo Dios es designado como Amor (1 Jn 4, 8.16): ―Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor.‖ Jn 4, 8 ―Y nosotros hemos conocido y hemos creído en el amor que Dios nos tiene. Dios es Amor: y el que permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.‖ Jn 4, 16 En el Nuevo Testamento e[raw y e[rwV no se encuentran, en cambio filevw aparece a menudo, incluso en palabras compuestas como filadelfiva con el significado de amor de amigo, o amor de hermano (2P 1,7), el autor de la segunda carta de Pedro, en éste versículo, distingue ajgapaw y filevw, indicándonos la indisolubilidad entre el amor del prójimo y el amor a Dios13. El acento principal de filevw recae sobre el amor hacia los hombres que están unidos por lazos de sangre o de fe (Jn 15, 19; 11,36; 16,27). Por lo 13 Nota: Es de advertir, que la Segunda de Pedro recoge de manera clara el sentido que los escritores del Nuevo Testamento quisieron darle a estos términos, por eso, el comprenderlos se constituye en parte relevante de la presente investigación. 75 anterior, podemos encontrar un principio de identidad entre ambos términos y así mismo, diferenciación. Identidad porque uno solo es el Amor, y distinción, porque en uno de los términos se hace énfasis en el amor a Dios y de Dios, y en el otro, el amor al hermano. Aunque, es conveniente aclarar, que ésta distinción no puede generalizarse para todo los textos del Nuevo Testamento. En Jn 21, 15 ss. ajgapaw y filevw se usan como sinónimos: ―Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón de Juan, ¿me amas (ajgapaw) más que éstos?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero (filevw).» Le dice Jesús: «Apacienta mis corderos.» Vuelve a decirle por segunda vez: «Simón de Juan, ¿me amas (ajgapaw)?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero (filevw).» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas.» Le dice por tercera vez: «Simón de Juan, ¿me quieres?» Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: «¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas.‖ Jn 21,15-17 Únicamente en 1 Co 16, 22 se emplea claramente filevw para significar el amor hacia Jesús, el Señor: ―ei[ tiV ouj filei: to;n kuvrion, h[tw ajnavqema. Maranaqa. ―El que no ame al Señor, ¡sea maldito! «Maranatha.» En el Nuevo Testamento ajgavph y ajgapavw se refieren, en casi todos los pasajes, a las relaciones entre Dios y el hombre. Cuando en el NT ajgavph está dirigido hacia una cosa (Lc 11,43; Jn 3,19)), justamente el verbo ajgapavw está significando que el amor no se dirige a Dios: “¡Ay de vosotros, los fariseos, que amáis el primer asiento en las sinagogas y que se os salude en las plazas!‖ Lc 11,43 En este mismo sentido encontramos el verbo ajgaphvsaV en 2 Tim 4,10, pero orientado su significado, por Pablo, hacia un sentimiento por el mundo: 76 ―Porque me ha abandonado Demas por amor a este mundo y se ha marchado a Tesalónica; Crescente, a Galacia; Tito, a Dalmacia”. 2 Tm 4,10 No se encuentra gramaticalmente el uso negativo del sustantivo ajgavph en el Nuevo Testamento; se trata generalmente de ajgavph tou: qeou: en el sentido de amor divino, es decir, amor hacia los demás hombres que procede de la proximidad de Dios (Rm 5,5; 1 Jn 2,5). En este mismo sentido, ajgavph aparece también unido a otros conceptos como pivstiV, Fe, dikaiosuvnh, Justicia, cavriV, Gracia y otros que reciben su fundamento en Dios (1 Tm 4,12; 2 Tm 1,13; 2 Co 8,7). Así mismo, en la Segunda Carta de Pedro, versículos del 5 al 7, texto motivo del presente trabajo, ajgavphn aparece sustentando, como pivstiV, a las vivencias que dan identidad al creyente: virtud, conocimiento, templanza, paciencia, piedad y amor fraterno. En la tradición sinóptica el punto central se coloca en la proclamación del Reino de Dios inaugurado en Jesús y por Jesús, y en el nuevo comportamiento que él exige. La misericordia y el amor de Dios se manifiestan a los hombres en las acciones de Jesús. Jesús mismo ama hasta el punto de acoger a los pobres, a los enfermos y a los pecadores. La palabra ajgavph en los evangelios es sustituida por otras palabras como misericordia, oijktirmovV (Lc 6,36); compasión, e[leoV (Lc 1,50; Mt 18,33). Lo mismo ocurre en los relatos de la pasión donde el amor se enuncia o está implícito en las expresiones como: to; ejkcunnovmenon uJpe;r pollw:n, que es derramada por muchos (Mc 14,24; Mt 26,28) y paradivdotai, entrega de Jesús a la muerte ( Mc 14,41). El verbo ajgapavw, se utiliza directamente en el pasaje de las Bienaventuranzas, Mt 5,44, donde Jesús hace mención al amor a los enemigos: ajgapa:te tou;V ejcqrou;V a vuestros enemigos. 77 - Amad En los sinópticos la nueva realidad del amor, que se manifiesta en el obrar de Jesús tiene su origen en la misericordia de Dios (Mt, 12,18 ss.): ―He aquí mi Siervo, a quien elegí, mi Amado, en quien mi alma se complace. Pondré mi Espíritu sobre él, y anunciará el juicio a las naciones. No disputará ni gritará, ni oirá nadie en las plazas su voz. La caña cascada no la quebrará, ni apagará la mecha humeante, hasta que lleve a la victoria el juicio: en su nombre pondrán las naciones su esperanza.‖ Mt 12, 18-21 Jesús impulsa a sus discípulos a obrar de la misma manera, su seguimiento significa también compartir su sufrimiento. En la medida que el discípulo obra así, es reconocido por Dios (Mt 10, 37 ss.; Lc 6,22 ss.): ―El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí. El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará.‖ Mt 10, 37 ss. ―Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, que vuestra recompensa será grande en el cielo‖. Lc 6,22 ss. En el Nuevo Testamento aflora una interpretación del amor al prójimo y al hermano, desconocida por los rabinos y por los griegos. El amor a Dios, que entre los hombres crea una nueva realidad, también debe ser fundamento de la relaciones entre los hombres. Este amor lo encontramos descrito en Rm 13,9: =AgaphvseiV to;n plhsivon 78 sou wJV seautovn, Amarás a tu prójimo como a ti mismo; esta misma expresión la encontramos en Ga 5,14 y St 2,8. Aunque este precepto es un principio fundamental en la Torá (Lv 19,18), es en el NT donde se desarrolla y es elemento de motivación fundamental. Jesús radicaliza este concepto de amor llevándolo al enemigo (Mt 5,43 ss.), esta idea era ignorada por los rabinos. En la parábola del buen samaritano Jesús amplía con claridad el ámbito del amor a toda la humanidad (Lc 7,47). 3.2.6. El Amor en Juan. Juan, el ser y el actuar de Dios se describen, con especial énfasis, mediante la palabra ajgavph. La palabra se usa con más frecuencia que en Pablo. Juan nos habla del amor preexistente, de la preexistencia del lovgoV, ―Palabra‖, amada por el Padre (Jn 3,35; 10,17; 15,9; 17,23 ss.). Dios es esencialmente Amor (1 Jn 4,8) y su designio fue, desde el principio, el Amor. El ―ver‖ y ―reconocer‖ este Amor significa para el hombre la salvación: ―Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! Por eso el mundo no nos conoce porque no le reconoció a él.‖ 1Jn 3,1 Un amor compasivo y capaz de perdonar que siempre se mantendrá firme. En el ajgavph se manifiesta al mismo tiempo la gloria de Dios (Jn 1,14), el triunfo del amor se manifiesta en el hecho de ser glorificado Jesús, una glorificación, que no incluye solo su muerte sino también la vuelta al Padre (Jn 12, 16.23 ss.). El creyente toma parte de este triunfo y con él la vida, zwh, (1 J 4,9; Jn 3,36; 11,25 ss). 79 En Juan el término principal para expresar la orientación del hombre hacia Dios es ajgavph. La relación entre el Padre y el Hijo es amor (Jn 14,31) y en esta relación de amor van a ser introducidos los creyentes (Jn 14,31). Ellos deben amar con el mismo amor a Jesús y al Padre, Todo lo anterior demuestra que para Juan, el Padre, el Hijo y el creyente se unen en la realidad del Amor Divino: ―El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él.» Jn 14,21 En Juan el amor mutuo está fundamentado en el Amor de Dios (Jn 13,34; 1 Jn 4,21). El amor se convierte en signo y prueba de la fe (1Jn 3,10; 4,7 ss.). El amor hacia el hermano procede del Amor Divino y sin amor al prójimo no existe relación con Dios. Finalmente en la observancia y en el guardar las palabras de Jesús, consiste el ajgapavw el amor (Jn 14,24): ―El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra no es mía, sino del Padre que me ha enviado.” Jn 14,24 3.2.7. Otros usos del verbo filevw en el Nuevo Testamento El verbo filevw se encuentra preferentemente en Mt y en Jn La diferencia con ajgapavw no se mantiene rigurosamente. El sustantivo fivloV se emplea para designar al amigo, pero también a otras personas con las que se está vinculado en la misma fe. Filevw lo encontramos en Mt 10, 37, donde se refleja un amor que va más allá de los lazos del parentesco. Pero así mismo, su uso no riguroso lo encontramos en Lc 11, 43 y en Lc 20,46, donde se puede observar, que aun cuando son pasajes que se encuentran 80 dentro de un mismo contexto, en Lc 20,46 se utiliza el verbo filevw y en 11,43 el verbo ajgapavw. fivloV en el NT es también amigo, aquella persona hacia la cual se siente afecto: Lc 7,6; 11.5 ss.; 14, 10.12; Jn11,11; Hc 10,24; 19, 31; 27,3. es cierto que, aun mencionando únicamente a los fivloi como a los amigos, se piensa también en los parientes. Ciertamente, tanto en la tradición griega como en la judía, apenas si hay distinción entre ambos conceptos. fivloV en Mt 11,19 y Lc 7,34 expresa teológicamente el Amor Divino hacia los impíos, llaman a Jesús ―amigo de pecadores y publícanos‖, él los ama siendo aún sus enemigos. Lo mismo se podría expresar cuando Jesús llama a sus discípulos ―amigos‖ (Lc 12,4; Jn 15,14 s.). Mediante un amor de entrega se convertirán en sus amigos (Jn 15,13), ellos como todos fueron llamados a ser parte de la nueva comunidad del Reino de Dios o de la familia de Dios, en cuanto son hermanos, amigos de Jesús e hijos del Padre (Lc 21,16; St 2,23). Abrahán es designado como fivloV qeou: gracias a su fe. Así, en 3 Jn 15, los hermanos en la fe son saludados como fivloi. Ciertamente, subyace aquí una afirmación teológica que podría dar explicación al uso de los términos filevw - ajgapavw en los textos del Nuevo Testamento. En la Sagrada Escritura, el amor que debe configurar el Reino de los cielos, que en ocasiones viene designado por el término ajgavph, tiene como punto de partida el amor natural de los parientes o de las personas vinculadas por la misma fe, filevw... Este filevw, ajgapavw trae consigo el significado de que en el ambiente de los escritores bíblicos, estos dos términos, en determinados momentos, no se manejen rigurosamente por que en esencia reflejan el mutuo amor que se debe vivir entre los hermanos en la fe, como un reflejo del Amor Divino. Como el Reino de Dios irrumpe, en los lazos tradicionales y naturales de la amistad, y el mismo parentesco queda suprimido en favor de una nueva solidaridad, en la familia de Dios, otra palabra que va a reflejar esta nueva realidad es ajdelfovV. Un texto que nos 81 podría guiar en este sentido es el de 1 Jn 4,21: ―Y nosotros hemos recibido de él este mandamiento: quien ama a Dios, ame también a su hermano‖. La escena de Pedro en Jn 21, 15 ss. demuestra también que filevw y ajgapavw no pueden separarse rigurosamente, situación que también se ve confirmada en la Segunda Carta de Pedro 1,7, donde el amor al prójimo aparece como pre-requisito fundamental e indisoluble del amor de Dios. Los pasajes del evangelio de Juan 5,20 y 16,27 son los únicos en los que filevw se pone en la boca de Dios. En los dos pasajes Dios es designado como Padre, con lo que las relaciones entre los hombres resultan transparentes como relaciones que son de la familia de Dios. 3.3. LA VIRTUD ajrethv. 3.3.1. La Virtud ajrethv en el mundo griego. El término Griego ajrethv, [areté] se asocia a un reconocimiento de hechos y conductas humanas que impresionan positivamente. La virtud, para la antropología Griega, significa la calidad ética del hombre, su valor o su capacidad en el orden moral. En la primitiva época griega el término se aplicaba a las cosas, los animales, los hombres y también a los dioses. En la mayoría de las veces describía cualidades humanas, p. ej. la ajrethv, de los pies, de la lucha, de la razón, palabras con las cuales Homero se refería a las capacidades físicas e intelectuales de la humanidad. También, Homero la utiliza para designar la calidad de las mujeres o la valentía de los hombres y en un sentido más general, tanto Sófocles como Homero, se sirvieron de ella para narrar la dicha y la gloria a la que toda la humanidad aspira. 82 En Sócrates el término virtud solo se refiere a la moralidad, él fundamenta la virtud en la tendencia del hombre hacía el bien y llega a la tesis de que la virtud se aprende cuando se reconoce con sinceridad lo que es bueno, y de acuerdo a ello se actúa. Platón ve la virtud condicionada por el alma y en su doctrina del alma desarrolla la jerarquía de cuatro virtudes: sofiva [sophía], sabiduría; ajndreiva [andreía], valentía; swfrovsunh [sophrosýne], moderación; y dikaiosuvnh [dikaiosýne], justicia. Es uno de los primeros esfuerzos por compilar virtudes, que Epícteto llamó ―catálogos de virtudes‖. Aristóteles entiende la virtud como e{xiV [héxis], facultad, hábito; es decir una conducta cualificada de los hombres que se basa en la decisión propia. 3.3.2. La Virtud ajreth] en la lengua hebrea. La lengua Hebrea no tiene un término equivalente a la palabra griega ajrethv, Los LXX traducen “t’hillah”, que se refiere a un hecho glorioso o a una gesta de Yahvé como ajrethv, (Isaías 42, 8.12; 43, 21; 63,7). También, se traduce “hod”, vigor, majestad, con ajrethv, (Hb 3,3) referida a Yahvé y referida a Josué, en Zacarias 6,13. En general, podemos concluir que en el Antiguo Testamento se puede observar un desarrollo del significado que va desde la comprensión histórica veterotestamentaría de los hechos gloriosos de Yahvé hasta la concepción griega de la cualidad. En el libro de los Macabeos se habla más frecuentemente de ajrethv, 2 M 6,31, la refiere a la muerte testimonial de Eleazar, se la llama memorial de su ajrethv. En los libros de los Macabeos se designa frecuentemente como ―ajrethv,‖ la fidelidad típica de los mártires ante sufrimientos y torturas. 83 En 2 Mc 15,17 se encuentra también el modo griego de entender la ― ajrethv,‖ como valentía. En el libro de la sabiduría se advierte su relación con los conceptos griegos: en 5, 13 se contrapone la virtud al vicio; en Sb 8,7 se mencionan las 4 virtudes cardinales platónicas (Sabiduría, Valentía, Moderación y Justicia). 3.3.3. La Virtud [ajrethv] en el Nuevo Testamento. En Primera de Pedro 2,9 se habla de ―ajrethv,‖ divina, refiriéndose a las proezas de Dios, que el antiguo y nuevo pueblo deben publicar. En Segunda de Pedro 1,3 ss., texto motivo del presente trabajo, junto a ajrethv, se expresan otras cualidades que dejan traslucir significados que se acercan mucho al pensamiento griego. ―Ajrethv,‖ se entiende en este texto como un don, que aunado a otras condiciones de la identidad cristiana, lleva a la humanidad a participar de la naturaleza divina, es decir, de la virtud Divina de la perfección. Significado que se profundizará en el estudio de la cita, donde podremos observar que la ajrethv, es un dinamismo que da identidad al cristiano, dentro de un sentido de fidelidad a Cristo, ante el sufrimiento y la tortura que vive el creyente de la comunidad destinataria de la Carta, generando en él la fortaleza necesaria para permanecer en la verdad, en el conocimiento pleno de Jesucristo, frente a errores propugnados por ―falsos maestros‖. Otro pasaje que habla de virtud humana es Flp 4,8. En este caso, el término ―ajrethv,‖ se halla como un eslabón dentro de la enumeración de un amplio ―catálogo de virtudes”, que en principio representan la conducta buena y recta del cristiano. Este significado de ―catálogo‖, reseñado en los diccionarios bíblicos, será inquietud del presente trabajo, y probaremos, que no se puede hablar de ―catalogo de virtudes”, ni de ―virtudes‖ propiamente sino de condiciones o ―actitudes‖ esenciales que dan identidad al cristiano, y que se necesitan mutuamente, y entrelazados conducen al creyente a participar de la naturaleza Divina de Jesucristo, y comunicar, por lo tanto su acción salvadora. 84 No se puede negar la conexión existente entre las maneras de entender la “virtud” ―ajrethv,‖ en el Nuevo Testamento y su correspondiente significado griego. Así Pablo en Rm 12, 9 habla de lo bueno y en Flp 4,8 de lo respetable, lo justo, lo limpio, lo estimable, a través de ―virtudes‖, o méritos, a los que los cristianos deben aspirar. 3.4. EL CONOCIMIENTO gnw:siV. 3.4.1. El Conocer en el mundo griego. En primer lugar designa la acción de advertir, conocer y reconocer por medio de los sentidos, específicamente mediante el sentido de la vista, a una persona o a un estado de cosas, que lleva a una relación inteligible de lo que ha sido conocido, es decir: lo conocido es confiado al sujeto cognoscente. Al igual que el verbo, el sustantivo gnw:siV expresa, ante todo, el acto de conocer. Otra palabra muy usada es ginwvskw, que toma el sentido de distinguir cuando se trata de un re-conocimiento de un objeto entre otros semejantes. ginwvskw igualmente puede describir la familiaridad entre personas: reconocer a alguien como amigo, querer amigablemente. A través de la expresión délfica gnw:qi se expresa que al conocimiento de las cosas se llega por la reflexión, la meditación y la investigación. El conocimiento a través del ―ver” como ―vista del alma‖, como contemplación, a través de una mente cognoscente, propio del conocimiento filosófico, se expresa con la palabra ginwvskein. Puede tratarse así mismo, por lo anterior, de un conocimiento que pertenece a la esfera religiosa. 85 3.4.2. El Conocer en el Antiguo Testamento. Al igual que en la cultura Griega, el conocimiento implica la percepción de los sentidos. Es por eso que, paralelamente a conocer, se encuentran los verbos oir y ver: Ex 16,6; Dt 33,9; 1Sam 14,38; Is 41,20 y es comprensible que la versión de los LXX, traduzca del Hebreo en Jue 2, 7 – ra’ah como ver; en Is 26,11 hazah como ver, divisar, y de Neh 4,9 sama como oír, por ginwvskw. En los LXX el grupo de palabras de ginwvskw se usa, en varias ocasiones, como traducción de la raíz hebrea “yada” y cubre los significados de advertir, experimentar, percibir o distinguir entre. El uso de “yada” en la literatura sapiencial veterotestamentaria responde o trata de un conocimiento empírico y vital, adquirido a través de la observación del mundo y de la vida recta ―delante de Dios‖ (Prov 2,6; Ecl 8,17). También se usa la expresión como una habilidad para entender algo (1 Re 7,14), como ―interesarse por‖ y ―desentenderse de‖ – ―preocuparse‖ y ―no preocuparse por…‖ (Prov 27,23; Sal 1,6; 37(36, 18); Jer 8,7; Is 2,3). Conocer también puede tomar el significado de descubrirse, así mismos, el hombre y la mujer (Gn 4,1; 19,8) en su diferenciación sexual, o de cohabitar o relacionarse sexualmente. Cuando el conocimiento ―cara a cara‖ de las personas no subraya el aspecto sexual se refiere esta palabra a la intima relación personal de familiaridad (Dt 34,10). Cuando Dios conoce a un hombre (Jer 1,5) o a un pueblo (Am 3,2), lo escoge. Este conocer que termina en una elección, es gratuito, amoroso y solícito, y ciertamente es un conocer que espera una respuesta por parte del ser humano, y es aquí, donde aflora la peculiaridad de concepto veterotestamentario de conocimiento, donde se habla del conocimiento humano de Dios, es decir, de un reconocimiento agradecido y obediente del hombre, o del pueblo, a quien Dios ha escogido. Surge una relación personal entre el conocedor y el conocido. 86 El conocimiento de Dios está siempre ligado a su acción reveladora en el Antiguo Testamento, por ej. en 2 R 5,15 el sirio Naamán llega al conocimiento del Dios de Israel después de sanar su lepra. En Eclo 36,4 se pide por la revelación de Dios a los pueblos extranjeros, para que también ellos conozcan que no hay otro Dios más que Yahvé. Es de notar que en el ser humano, la experiencia antecede al conocimiento de Dios. El conocimiento de Dios también se puede dar a través del relato, que se fundamenta en el testimonio del obrar de Dios y de sus signos en la historia del pueblo, así, el pasado es hecho presente y actualizado continuamente (Ex 10,1 s; 18, 8-11; Ex 31,13; Ez 20, 12-20). Un Dios que se ha vuelto y se vuelve hacia el hombre actuando a través de la gracia y el juicio. Conocerle, quiere decir entrar en la relación personal establecida por Él. De esta familiaridad resulta para Israel la exigencia de obrar de un modo adecuado a la acción de Dios. En Jr 22,15 ss. el conocimiento de Dios se interpreta como la práctica del derecho y la justicia, el no conocimiento de Yahvé se exterioriza en un comportamiento que desagrada a Dios (Os 4, 1s), En estos versículos del texto bíblico, tras decir el profeta que no hay fidelidad ni lealtad a la alianza, se añade que también falla el conocimiento de Dios (v. 1). Para Oseas el conocimiento de Dios también significa el conocimiento de su acción salvífica en Israel (Os 13,4). Lo característico del ―conocimiento‖ en el A.T. es que el conocimiento de Dios solo es posible a través de la comunión con Él y bajo el presupuesto de la Fe. Dios no es objeto de investigación por parte del ser humano. El conocimiento de Dios se caracteriza por el hecho de que Dios actúa y solo es conocido en la medida en que el hombre se siente llamado y amado por Él. Este conocimiento no es solo intelectual, implica la integralidad humana que en una relacionalidad saber de un Dios único y el rechazo a la divinidad de los ―dioses‖ paganos (Jdt 8,20). En este contexto, los judíos de la dispersión, en contacto con el mundo griego, se ven llevados a desarrollar una argumentación de tipo filosófico profundamente personal con el Dios Creador, conduzca a la salvación y realización de su creatura en la historia concreta. 87 3.4.3. El Conocer en el Judaísmo helenístico. Para el judaísmo helenístico el conocimiento de Dios significa, ante todo, el para combatir la idolatría y propagar el conocimiento del Dios verdadero, para ello, como se puede observar en Sab 13, 1-9, el autor afirma que el espectáculo de la naturaleza debería conducir a la humanidad a reconocer la existencia y el poder del Creador. En el Antiguo Testamento podría darse aparente contacto con el concepto gnóstico – helenístico del conocimiento, en cuanto que, tanto aquí como allí el conocimiento de Dios procede de la revelación, la diferencia es que el conocimiento gnóstico-helenístico no deja lugar a la historia, mientras que en la Fe veterotestamentaria, el conocimiento depende estrechamente de la revelación de Dios a su pueblo elegido en el espacio y en el tiempo. Adicionalmente, el dualismo gnóstico es completamente contrario a la Fe bíblica. (ver 3.3.5) 3.4.4. El Conocer en el Nuevo Testamento. El significado neotestamentario de conocimiento se deriva absolutamente del Antiguo Testamento cuando designa una relación personal entre el conocedor y el conocido. El concepto de conocimiento, en el Nuevo Testamento, se aplica en ocasiones a reconocimiento. En Mt 17, 12, aludiendo a Juan Bautista, Jesús afirma que los escribas no reconocieron – ejpevgnwsan a Elías. Este término también es usado por Pablo en Rm 1,28, (ejpignwvsei) refiriéndose a la necesidad de un conocimiento auténtico de Dios que lleve a una obediencia viva de su Palabra para así, evitar el abandono al mismo Dios. En Pablo, el conocimiento de Dios debe estar acompañado de su reconocimiento y del respeto debido a Él. Al estar privado de éste, el conocimiento de Dios se reduce a un simple acto mental, donde la sabiduría se puede convertir en necedad. Por lo anterior, en Col 1, 9 San Pablo ora por que se llegue ―al pleno conocimiento‖ de la voluntad Divina, ―con toda 88 sabiduría e inteligencia espiritual‖. En 1 Co 14,37 se invita a la ―casa de Israel‖ a reconocer al Crucificado como el Cristo, para que Él sea reconocido. El efecto del reconocimiento debe llevar al creyente a examinar con cuidado una revelación, un hecho o unas acciones, con el propósito de enterarse de su verdadera naturaleza y significado. El conocimiento en el sentido de reconocimiento es aplicado a un comportamiento práctico del conocedor, apunta a su transformación (1 col 1,9 s.), que se ajusta a lo conocido. Existe otro uso, cuando el acto de conocer a Dios, significa la elección de Dios, de su obrar amoroso, esto, genera en Dios una acción selectiva en favor del ser humano: Ser conocido (ejgnwvstai) por Dios (2 Tm 2,19; 1 Co 13,12; Gal 4,9), ―Mas si uno ama a Dios, ése es conocido por él‖ (1 Co 8,3). Este amor Divino conlleva el conocimiento más profundo que Dios tiene de cada uno, y a su vez es el don que permite que el amado conozca a la fuente de ese amor del cual es objeto. Este ser conocido por Dios, es aquí, el compendio de la acción definitiva de Dios a favor de la humanidad. En algunos pasajes se encuentra ginwvskein - ginoskein, en el sentido de un conocimiento teológico-teórico, que no puede ser deducido o relacionado completamente con el sentido veterotestamentario. Un ejemplo de esto son los textos de Mt 13, 11 y Lc 8,10, en donde se habla de un conocimiento que solo se otorga a los discípulos, conocimiento que convierte a los discípulos en intérpretes autorizados de las parábolas. En el mismo sentido vemos el significado de ejpivgnwsin tou: musthrivou tou: qeou:, Cristou:, en Col 2,2 donde se alude a un conocimiento orientado hacia un misterio que no es cognoscible por todo el mundo, sino que permanece reservado a los ―consagrados‖, a quienes Dios ha dado a conocer sus misterios (Col 1,26). En, 1 Co 8,1, Pablo recoge la palabra gnw:siV, de modo típicamente griego, refiriéndose a un tipo de conocimiento más de ―información‖, relativo a la vida, al cosmos, al orden histórico terreno que a un conocimiento sobre el verdadero Ser de Dios. Considera 89 este conocimiento sin valor. Pablo confronta este tipo de conocimiento con el amor: ―Pero la ciencia hincha, el amor en cambio edifica‖. El gnóstico, en su gnw:siV, se interesará exclusivamente por sí mismo, por la demostración de su propia libertad frente a las ataduras cósmicas. En cambio, el amor se preocupa por la edificación de la iglesia, por la salvación del otro en la comunidad de Jesucristo. El cristianismo rompe las barreras del individualismo para pensar y vivir, para el otro y por el otro, contemplando en él a Cristo y amando en él al propio Señor. En los versículos 2 y 3 de 1Co 8, Pablo expone un significado de lo que para él es el conocimiento: ―Si alguien cree conocer algo, aún no lo conoce como se debe. Mas si uno ama a Dios, ése es conocido por él‖. Así, lleva la gnw:siV, no solo a un conocer sino a un ser conocido por la divinidad. En 1 Co 13,12 el verdadero conocimiento trae consigo una esperanza escatológica de un conocimiento perfecto en Dios: ―Ahora vemos en un espejo, en enigma. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo parcial, pero entonces conoceré como soy conocido.‖ 1 Co 13,12 Por lo anterior, Pablo rechaza aquel conocimiento que solo se queda a un nivel corpóreoterreno. Conocer a Cristo, es reconocerlo a Él como Señor (Flp 3,8), y este amor se plenifica en el momento en que se es reconocido por él (1 Co 8,3). A Cristo se le conoce no tanto a través de caminos teórico –dogmáticos sino bajo la forma de la obediencia al Señor Jesucristo, en la liberación del pecado: ―Y conocerle a él, el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos hecho semejante a él en la muerte, tratando de llegar a la resurrección de entre los muertos‖ Flp 3,10-11 90 Pablo, en su polémica anti gnóstica, se mantiene dentro del contexto veterotestamentario de conocimiento, completándolo y actualizándolo, a su vez, desde el punto de vista cristológico. En Juan 10,14 -15 se presenta el conocimiento como expresión de una intima comunión entre Jesús y los suyos y entre el Padre y el Hijo. Coincide con Pablo en que el pleno conocimiento debe llevar no solo a un conocer a Dios por parte del hombre, sino también, a un ser reconocido por Él en el amor: ―Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí‖ Jn 10,14. En Juan 14,17, el verdadero conocimiento se expresa con la contraposición entre Dios y el mundo, así, el conocimiento de Dios trae consigo el conocer a su enviado. Coincide ésta afirmación con la redención y la vida eterna: ―El Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce. Pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros y estará en vosotros.‖ Jn 14,17 Este conocimiento salvador se lleva a cabo a través de una ―llamada‖ reveladora de ―fuera‖, a través de la venida del Hijo de Dios, que ha proporcionado la capacidad para conocer al verdadero Dios (1 Jn 5,20). En Jn el que posibilita el conocimiento es Dios, y su Hijo es quien lo manifiesta a través de su revelación: ―A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo Unigénito, que está en el seno del Padre, él lo ha contado.‖ Jn 1,18. Dios es cognoscible en su enviado, en el Hijo, que es único e inconfundible en el espacio y en el tiempo: El Hijo es el lovgoV hecho carne (Jn 1,14; 1Jn 1, 1-4). El que ha conocido a Jesús, conocerá también al Padre (Jn 14,7). 91 En Juan, el conocimiento adquiere forma a través de un comportamiento del ser humano, construido en el ―CREER‖, como respuesta de amor a la revelación histórica del Padre: su encarnación en la persona de su Hijo Jesús. El conocimiento se realiza en el amor: ―Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor.‖ 1Jn 4,8. Al igual que el Hijo expresa su amor al Padre en la obediencia al mandato de Dios (Jn 14,31), el conocedor de Dios, ha de manifestar su conocimiento a través de la observancia de sus mandamientos (1Jn 2,3-5) y especialmente, en el amor a sus hermanos (1Jn 4,7 s.), a través de una conducta que se aparta del pecado ( 1 Jn 3,6). Así pues el conocimiento en Juan se refiere al conocimiento de la misión de Dios en la misión del Hijo (Jn 17,8; 1 Jn 3,16) y a la obediencia a su predicación (1 Jn 4,6). Este conocimiento es vida eterna: “Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo.” Jn 17,3. Esta misma secuencia, conocimiento – fe, aparece en 1Jn 4, 16. Se puede concluir que Juan hace un permanente llamado al conocimiento y a la fe a través del amor que Dios ha revelado en su plenitud, en la misión de su Hijo, un amor que posibilita una nueva realidad para el hombre. Otro concepto usado en el Nuevo Testamento es ejpivgnwsiV (1Ti 2,4; 2 Ti 2,25; 3,7; Tit 1,1) con un acento claramente teórico, cuasi-dogmatico que describiría el punto de llegada al que un cristiano, un convertido a la fe debe llegar: El pleno conocimiento de la verdad. En Segunda de Pedro desde el versículo 2b se exhorta al creyente a alcanzar el conocimiento perfecto del Señor. En toda la epístola Cristo se convierte en el objetivo del conocimiento del cristiano (1, 2b; 1,3; 1, 5-7; 1, 8b; 2,20; 3,18). 92 3.4.5. El Conocer en el mundo helénico. Además de los significados ya citados de ginwvskw y sus derivados, se presenta el complejo concepto de gnw:siV, aplicado a una visión helénica del mundo, donde el hombre, en este mundo, no es dueño de su destino sino que tiene que vivir un destino inexorable al que está sujeto de un modo impotente, y la búsqueda de una salida o liberación de esa situación la descubre entre otras cosas a través de la gnw:siV. Un conocimiento que no surge de la penetración de las cosas a través de la razón sino de una dimensión acósmica, de la esfera de una divinidad diametralmente opuesta al cosmos, a través de una revelación gratuita hecha al hombre. Por lo tanto, el presupuesto fundamental de la gnw:siV es un dualismo que separa rigurosamente a Dios del mundo. Los medios o vías son diversos, p. ej. La magia, las especulaciones cuasi-filosóficas, el esoterismo etc. La gnw:siV, es primariamente, antes de enlazarse con líneas de pensamiento sincretistas que originaron muy diferentes sistemas y concepciones, el autoconocimiento del ser humano, de su propia esencia, para comprender su existencia histórica terrena y de ese modo emprender el retorno hacia la dimensión espiritual. Basado en esta concepción esencial es que Clemente Alejandrino afirma que se trata de un ―conocimiento de lo que somos y de lo que hemos sido; de dónde venimos y a donde vamos; hacia donde corremos y de qué somos liberados, qué llevan consigo nuestro nacimiento y nuestro renacimiento‖. El concepto de gnw:siV, en su esencia primaria, puede implicar un conocimiento teológico, en la medida en que ello es útil y necesario para el autoconocimiento del ser humano, de su razón de ser. La respuesta del Gnóstico (nombre con el cual se reivindicaban algunas de las corrientes de este pensamiento helénico) sobre sí mismo, lo lleva a un mito de ―historia trágica‖, que habla del origen divino del alma, que, como consecuencia de una ―caída‖ anterior en la historia, ha sido desterrada en una materia antidivina, el ―cuerpo‖, donde es aprisionada. Por lo anterior, el hombre no pertenece a este mundo; su patria se encuentra en un mundo que existe más allá de las esferas del universo visible. Por esto, el ser humano se 93 obsesiona por un vago anhelo desesperanzado de escapar del mundo. La humanidad totalmente sometida al cosmos, pierde toda posibilidad de redención. El proceso de la ―redención‖ comienza cuando el vago anhelo desesperanzado, es sustituido por una información completa sobre el Dios desconocido ultramundano y el carácter originario del alma, iniciándose así, el retorno de ésta, a la patria divina, a su salvación: una iluminación que toca al hombre como una ―llamada‖ desde el exterior, como una ―revelación divina‖. El retorno puede ser vivido anticipadamente en el éxtasis. Puede decirse: ―el que ha alcanzado la gnosis, es bueno y religioso, es ya divino‖. La gnosis que es aparentemente un camino hacia la salvación a través de la liberación de lo extraño y sobreañadido, es en realidad, una tentativa de auto redención. El Gnóstico es una quvsei swv/zówevoV, un salvado por naturaleza (Clemente Alejandrino). La actitud vital de los gnósticos, que llaman gnosis, se expresa en un sentimiento de superioridad para con todos los no-gnósticos. Característica que los lleva a sentirse los únicos que conocen a Dios (Clemente Alejandrino 14), y se hacen dueños de una ética negativa basada en que su yo no forma parte del cosmos, consiguientemente, no existe para él motivo alguno de obedecer a exigencias supuestamente cósmicas. Por esto, el gnóstico desdeña las reglas morales, que supone establecidas por poderes del cosmos para esclavizar al hombre ó sencillamente como valoraciones puramente humanas (Ireneo) y así se muestra como una persona libre a todo tipo de ataduras que considera mundanas. 15 San Ireneo de Lyon en su Libro I (Contra los herejes), muestra preocupación por el influjo negativo que traen las corrientes gnósticas sobre los cristianos ―sencillos‖, que 14 Clemente Alejandrino e Ireneo, mencionados en este párrafo, luchan contra el pensamiento de los gnósticos. 15 Las afirmaciones de este párrafo no tienen relación alguna con el real pensamiento bíblico cristiano, aunque en algún momento el pensamiento cristiano haya sido influido por elementos gnósticos. 94 pueden ser engañados por estos ―falsos discursos‖, que ejercen fascinación sobre los ingenuos, por su aparente ―gnosis‖. 3.5. LA TEMPLANZA, ejgkravteia: Dominio Propio Este término deriva su sentido de la raíz krat- que denota poder o señorío. Así, ejgkrathvV ―que tiene poder sobre todas las cosas y sobre su yo‖ y ejgkravteia, “dominio sobre el‖ o ―sobre algo”. A este mismo grupo de palabras pertenece ejgkravteisai que significa ―contenerse, dominarse‖. El antónimo de templanza es la palabra ajkrasiva – ajkrathvV, libertino. ejgkrathvV, para Sócrates es una virtud cardinal. Es un importante término en la ética filosófica que mantiene la idea de una persona que libremente controla las cosas, manteniendo la libertad al dominarse así mismo. Este término es utilizado muy poco en la Biblia. En la LXX se encuentra como ―refrenarse‖ en Eclo 18, 30-33: ―No te dejes arrastrar por tus pasiones, refrena tus deseos. Si quieres satisfacer todos tus caprichos, serás el hazmerreír de tus enemigos. No te aficiones a la buena vida, ni te dejes atrapar en sus redes. No te arruines festejando con dinero prestado, cuando tienes la bolsa vacía.‖ Eclo 18, 30-33 No figura en los evangelios. Pablo la usa en 1 Co 9, 25, para el ―dominio propio‖ de un atleta, con el propósito de ejemplificar la lucha que tiene que realizar el hombre por la salvación: ¿No sabéis que en las carreras del estadio todos corren, mas uno solo recibe el premio? ¡Corred de manera que lo consigáis! Los atletas se privan de todo; y eso ¡por una corona corruptible!; nosotros, en cambio, por una incorruptible. 1 Co 9, 24-25 95 Más cerca del uso helenístico está en 1 Cor 7,9, donde significa el ―dominio propio‖ en el campo sexual: ―No obstante, digo a los solteros y a las viudas: Bien les está quedarse como yo. Pero si no pueden contenerse, que se casen; mejor es casarse que abrasarse‖. 1 Co 7.9 Hoy la iglesia, en el Catecismo de la Iglesia Católica, define la templanza como la virtud moral que modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados. Asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y mantiene los deseos en los límites de la honestidad. La persona moderada no se deja arrastrar ―para seguir la pasión de su corazón‖ Eclo 5,2; Eclo 37, 27-31 ―No te dejes arrastrar por el impulso que te lleva a seguir las pasiones de tu corazón.‖ Eclo 5,2 La templanza “Hijo, a lo largo de tu vida ponte a prueba, mira lo que te hace daño y no te lo permitas. Pues no a todos les conviene todo, y no a todo el mundo le gusta lo mismo. No seas insaciable con los placeres, ni te abalances sobre la comida porque el exceso de comida produce enfermedad, y la glotonería acaba en cólicos. Muchos han muerto por intemperancia, pero el que se cuida prolonga su vida.‖ Eclo 37, 27-31 Otro nombre que recibe la templanza en el Nuevo Testamento es ―moderación‖ o ―sobriedad‖ (Tt 2, 12): ―que nos enseña a que, renunciando a la impiedad y a las pasiones mundanas, vivamos con sensatez, justicia y piedad en el tiempo presente,‖ Tt 2,12 96 En la Segunda de Pedro la templanza hace parte de las ―actitudes‖ del cristiano, descritos en los versículos 5-7, con el significado de autodominio, haciendo de la ―templanza‖ algo esencial para enfrentar la ―corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia‖ (2 P, 1,4b). 3.6. LA PACIENCIA uJpomonh. Los términos pertenecientes a este grupo se refieren a la capacidad que tiene una persona de soportar las contrariedades de la vida, tanto si se limita a sufrirlas pasivamente como a afrontarlas valientemente y de un modo más activo. En los textos bíblicos se usan dos palabras fundamentalmente para expresar esta virtud: makroqumiva: paciencia, longanimidad; makroquvmwV: paciente, indulgente; makroqumevw: ser paciente, tener paciencia. uJpomevnw: ser paciente, perseverar; uJpomonh,: aguante, entereza, paciencia 3.6.1. La Paciencia en el mundo griego. makroqumiva aparece en el griego en forma tardía y es un vocablo poco frecuente. Designa la virtud humana del control duradero del qumovV, de la ira, de la excitación. En sentido positivo expresa un aguardar mesuradamente pausado, con constancia. Es importante consignar que en el ámbito griego, la makroqumiva era esencialmente una virtud característica del ser humano, centrada en él mismo, no una virtud relacionada primariamente con el prójimo. makroqumiva también se usaba para designar el asentimiento resignado ante una situación que ofrece pocas perspectivas de cambio. Al principio esta palabra significaba ―resignación‖ o ―aceptación forzada‖, después, asume matices tales como ―aceptación desesperada‖, ―demora‖ y ―acción de soportar‖ 97 El verbo uJpomevnw aparece a partir de Homero y quiere decir rezagarse, quedarse, y no retirarse, perseverar, mantenerse firme y finalmente esperar y aguardar. Se utiliza sobretodo en contextos bélicos. A partir de Platón se empieza a usar uJpomonh en el sentido de entereza, de aguante, de una constancia firme y aguerrida. Es una de las más nobles virtudes del ser humano y tiene gran importancia en los sistemas éticos de Platón y Aristóteles. Para los griegos el hombre libre es el que sabe sobrellevar las cargas, las dificultades y peligros de la existencia, sin necesidad de esperar ninguna recompensa material o moral sino únicamente por su propio honor. Podríamos decir que los dos vocablos (uJpomevnw; uJpomonh) designan la puesta a prueba de la virtud. 3.6.2. La Paciencia en el Antiguo Testamento. El concepto de makroqumiva y makroquvmwV:, del griego profano, se utiliza en la literatura sapiencial de la versión de los LXX, designando un atributo de Yahvé. Esta construcción antropomórfica expresa la actitud: ―tardo para la ira‖, paciente (Nm 14, 18; Sal 86, 15; 103, 8; Jl 2,13; Nah 1,3), de aquí, que a esta palabra se le ha contextualizado dentro de un significado de ira contenida, consecuencia de la grandeza y constancia en la promesa por parte de Dios, ante las constantes infidelidades de su pueblo. Como ejemplo, podemos observar el texto de Ex 34, 6, donde Israel habla reiteradamente de la paciencia de Dios y apela a ella en medio de su culpa (Sab 15, 1ss), sabe que puede confiar en la paciencia divina que está dispuesta a perdonar a su pueblo: ―Moisés invocó el nombre de Yahvé. Yahvé pasó por delante de él y Moisés exclamó: «Yahvé, Yahvé, Dios misericordioso y clemente, tardo a la cólera y rico en amor y fidelidad‖ Ex 34,6 ―Pero tú, Dios nuestro, eres bueno y fiel, eres paciente y todo lo gobiernas con misericordia. Aunque pequemos, somos tuyos, pues reconocemos tu poder; pero no pecaremos, porque sabemos que te pertenecemos.‖ Sab 15, 1-2 98 Así mismo Israel conoce la tensión que existe entre la ira de Dios y la gracia; donde si se abusa de la paciencia de Dios se puede provocar su ira (Sal 7,12). La paciencia de Dios debe ser virtud imitada por la humanidad, así esto no sea fácil y se haga necesario, para lograrlo, ofrendar el momento de la prueba, al Señor (Jr 15,15; Jon 4,2): ―Tú lo sabes, Yahvé: acuérdate de mí, visítame y véngame de mis perseguidores. No por alargar tu ira sea yo arrebatado. Sábelo: por ti he soportado el oprobio.‖ Jer 15, 15 Sin embargo, se insiste en el Antiguo Testamento, que la paciencia debe ser una virtud que debe poseer el sabio y por esto, la literatura sapiencial se esfuerza por destacarla frente a otras virtudes humanas ( Pr 19,1; Eclo 29, 1ss; Pr 14,29; 16,32; 25,15): ―El hombre sensato domina su ira y tiene a gala pasar por alto la ofensa.‖ Pr 19,1 ―Más vale hombre paciente que valiente, mejor dominarse que conquistar ciudades.” Pr 16,32 Adicionalmente, cuando los rabinos hablaban de makroqumiva la defendían contra aquellos que la reducían a la simple tolerancia y por esto consideraban que el fin de la longanimidad divina era el encaminar al hombre hacia su conversión y perfeccionamiento. El verbo uJpomevnw aparece con el significado de aguardar, esperar y se utiliza para términos hebreos análogos que significan: esperar, aguardar, esperar pacientemente. Esta espera personal se fundamenta especialmente en la alianza, pues Israel, en cuanto pueblo de Dios, es invitado reiteradas veces, a una espera confiada porque el Dios de Israel reina sobre las naciones (Jer 14, 8; 17,13; Sal 52,11; 129,4ss): 99 ―Te alabaré eternamente por todo lo que has hecho; esperaré en ti, porque eres bueno con todos los que te aman.‖ Sal 52,11 Lo que anhela el pueblo de Israel es el cumplimiento de la promesa de la alianza, luego la espera no es solo una actitud de resignación, sino más bien un tenso y esperanzador apoyarse en Dios, quien es el objetivo de esta ―espera‖ dinámica: ―mientras que a los que esperan en Yahvé él les renovará el vigor, subirán con alas como de águilas, correrán sin fatigarse y andarán sin cansarse.‖ Is 40,31 Por lo tanto, uJpomevnw designa de modo genérico la actitud de aquel que vive con la mirada fija en lo escatológico, en la meta y fin donde Dios reinará sobre las naciones ( Hab 2,3; Sof 3,8; Dn 12,12): ―Porque tiene su fecha la visión, aspira a la meta y no defrauda; si se atrasa, espérala, pues vendrá ciertamente, sin retraso.‖ Hab 2,3 Job y algunos autores bíblicos tardíos emplean el vocablo uJpomevnw con el sentido ―griego‖ de mantenerse firme, perseverar en la tribulación (Job 6,11; Eclo 22,18): “¿Me quedan fuerzas para aguantar?, ¿tengo una meta a la que aspirar?‖ Job 6,11 Esta línea es continuada por la literatura del judaísmo tardío y es recogida por Pablo en el Nuevo Testamento. 100 3.6.3. La Paciencia en el Nuevo Testamento. En el N.T. la longanimidad es una cualidad de Dios y de la persona que está unida a Jesucristo. Como sustantivo es utilizado en las cartas de Hb 6, 9-15; St 5, 7-11 y en 2 P 3,4 ss, el término se trata de forma frecuente. La conexión entre la paciencia divina y la humana es expuesta programáticamente en la totalidad del Nuevo Testamento. Este grupo de palabras se encuentra ausente de los escritos joaneos, y es muy significativo y frecuente su uso en las epístolas paulinas. En Romanos 2, 4 Pablo nos recuerda que la paciencia de Dios nos conduce a la metavnoia, es decir, a un cambio de vida que conduce a la liberación del pecado y a la obediencia a Dios. Lo mismo que en el Antiguo Testamento la ira de Dios, perfectamente justificada, se sitúa en el trasfondo, porque su paciencia va acompañada de su bondad. Se asume la paciencia y la longanimidad, dentro de un marco de acción pedagógica encaminada a la perfección. ―O ¿desprecias, tal vez, sus riquezas de bondad, de paciencia y de tolerancia, sin reconocer que esa bondad de Dios te impulsa a la conversión? Por la dureza y la impenitencia de tu corazón vas atesorando contra ti ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios‖ Rm 2, 4-5 Reforzando la tesis anterior, se encuentra el texto de Rm 9,22, donde Pablo dice claramente que Dios soporta con mucha paciencia a los hombres que se han hecho merecedores de su ira para manifestar su poder y su misericordia a sus elegidos (cf. 1 P 3,20). En la parábola de Mt 18, 23 (Parábola del Siervo sin entrañas) queda expuesta la interdependencia entre la paciencia de Dios y la del hombre: Si Dios, con su paciencia, ofrece la oportunidad de emprender una nueva vida, esta vida se acredita así misma mediante el ejercicio del perdón. Así el vocablo makroqumiva no designa la virtud 101 considerada como una actitud centrada en sí misma, de acuerdo con el ideal humanístico griego, sino como una acción que se abre al prójimo y sale a su encuentro, luego la paciencia se vuelve el más significativo dinamismo que conduce al amor (1 Co 13,4): ―La caridad es paciente, es amable; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe‖ 1 Co 13,4 Para Pablo la paciencia cotidiana revelará el verdadero compromiso del amor. En 1 Ti 1, 16 la paciencia referida a Cristo, de la cual se hace referencia en la 2 P 3,15, tiene un carácter revelador y es un testimonio vivido por Pablo quien, como el autor de la Segunda de Pedro, muestra la paciencia de Dios como signo y manifestación de su misericordia: ―Y si encontré misericordia fue para que en mí, el primero, manifestase Jesucristo toda su paciencia y sirviera de ejemplo a los que habían de creer en él para obtener vida eterna.‖ 1Ti 1, 16 “La paciencia de nuestro Señor juzgadla como salvación, como os lo escribió también Pablo, nuestro querido hermano, según la sabiduría que le fue otorgada.‖ 2P 3,15 En ésta última cita, 2 P 3,15, hay una comunión de Iglesia, entre Pablo y el autor de la carta de la 2 P, quienes ven y proclaman la Paciencia de Nuestro Señor Jesucristo como salvación. Pablo al subrayar el peso de la carga que traía consigo, utiliza en Rm 5,3 la palabra uJpomonh. En este texto se presenta un clímax en la secuencia de virtudes: ―tribulación, paciencia, virtud probada, esperanza‖ (Cf. St 1,2ss), donde a través de éstas se perfila la vida de aquel que ha sido justificado por la fe, pues Pablo habla aquí de la fe y de la 102 esperanza, y adicionalmente, relaciona el significado de la ―paciencia‖ con la tribulación, como ―fortaleza en el sufrimiento‖. ―Más aún; nos gloriamos hasta en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación engendra la paciencia; la paciencia, virtud probada; la virtud probada, esperanza, y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado.‖ Rm 5, 3-4 Pablo afirma en este texto que debemos estar orgullosos de las dificultades, de las tribulaciones. Son situaciones con las cuales los apóstoles y las comunidades tienen que tropezar y soportar con paciencia, firmeza y fortaleza para alcanzar la soberana meta de la esperanza, encaminada y dinamizada hacia aquello que Marcos llama ―los dolores de parto de la época final‖, donde se vivirá la justicia y la humanidad será salvada (Rm 5, 9-10). Así pues, para Pablo uJpomonh tiene una importante función correctiva, donde el creyente, en el sufrimiento de Cristo, tiene consuelo y éste a su vez, despierta la paciencia (2 Co 1,6; Rm 15,4). En 2 Co 12,12 Pablo se ve obligado a reivindicar su autoridad apostólica, donde él puede sentirse orgulloso de las señales y los prodigios, pero lo más importante no era esto, sino la firmeza del apóstol ante las dificultades y las pruebas. De esta manera se acredita en en uJpomonh con la entereza, la fortaleza de su actitud: ―Las características del apóstol se vieron cumplidas entre vosotros: paciencia perfecta en los sufrimientos, signos, prodigios y milagros.‖ 2 Co 12,12 Para Pablo la paciencia es un medio para asegurar la fidelidad y llegar al pleno gozo de la felicidad en Cristo. Por lo cual dice que la paciencia sin esperanza sería tan vana como la muerte de Cristo sin Resurrección; la fuerza y soporte de toda perseverancia es la esperanza (Rm 12,12). En Pablo la paciencia es soporte para el logro de las virtudes y de los tiempos escatológicos. Por esto, en 1 Ts 1,3 la paciencia se encuentra subordinada a la esperanza, y 103 en 2 Ts 1, 4 se subordina a la fe. En Hb 10, 36 el objetivo de la uJpomonh es la espera del cumplimiento de la promesa, es la capacidad de sobrellevar todas las cargas y amenazas que inevitablemente lleva consigo la existencia en el mundo visible. ―Tenéis necesidad de paciencia para cumplir la voluntad de Dios y conseguir así lo prometido‖ Heb 10,36 El que quiere alcanzar la victoria debe estar dispuesto a asumir las dificultades, y por consiguiente, actualizar ésta virtud en cada momento. La auténtica amenaza de la fe es la impaciencia, la pérdida de la esperanza. Finalmente tanto la makroqumiva como uJpomonh describen como fin último a una humanidad que aguarda sin vacilar al fallo de Dios en el Juicio final. En la Segunda de Pedro los tiempos escatológicos otorgan a la makroqumiva su auténtica tensión y realidad. En estos días no reinará la ira de Dios sino se manifestará su paciencia y magnanimidad (2 P 3,15). ―kai; th;n tou: kurivou hJmw:n makroqumivan swthrivan hJgei:sqe‖ 2 P 3,15 a. Así mismo, uJpomonh, en la Segunda de Pedro, hace parte de las ―actitudes‖ del creyente descritos en los versículos del 5-7 y corresponde a la fortaleza perseverante que éste debe demostrar ante las dificultades, pruebas y persecuciones, que se le presentan. Esta fortaleza en el sufrimiento se vive en la esperanza de la salvación y del retorno glorioso de Jesús. Mientras que en las listas de las virtudes (1 Ti 6,11; 2 Ti 3,10; Tt 2,12), la palabra uJpomonh aparece sin una determinación precisa, en el Apocalipsis el sentido de esta espera se centra totalmente en la venida de Cristo. En ella se sienten firmes el vidente (1,9) y la comunidad (2,2; 2,19; 3,10). El que espera con confianza será sustraído de las 104 tribulaciones de los últimos días (3,10); así, la ―paciencia de los santos‖ se orienta hacia estos sufrimientos finales sabiendo que después de ellos vendrá el Mesías (13,10; 14,22). En la Segunda de Pedro 1,6, no aparece la paciencia dentro de una lista de virtudes, como lo demostramos en el presente trabajo, sino como parte de un compendio de requisitos, de actitudes, de ―actitudes‖ que debe vivir el seguidor de Cristo, para clarificar su verdadera identidad. ―La paciencia adquiere una inmensa riqueza, que se contiene y se sustenta, no solamente del Amor y de la Fe, sino que, adicionalmente, se alimenta de ―virtud”, de ―templanza”, de ―piedad” y ―dominio de sí mismo”, condiciones que conducen al creyente al conocimiento pleno de Jesucristo (2 P 1,8)‖ 16. 3.7. LA PIEDAD eujlavbeia. 3.7.1. La Piedad en el mundo griego. El vocablo eujlavbeia se utiliza en el griego profano a partir de los siglos III / IV a. C. y significa originariamente la prudencia, el recato, la escrupulosidad. En el griego moderno la piedad se relaciona con el comportamiento religioso. Orígenes la llama kata sebasmou eujlavbeia el “temor respetuoso”. La raíz seb—significa originariamente retroceder ante alguien o algo, poner distancia en un sentido espacial. En sentido figurado refleja una actitud recelosa que va desde el avergonzarse hasta un sentimiento de temor, pasando por el asombro. Esta actitud es ocasionada por algo excelso, sublime o por el riesgo de un comportamiento indebido en su presencia. Los vocablos derivados de la raíz seb- son frecuentes en griego, ya que a través de ellos se expresa de un modo característico la piedad y la religiosidad del griego. Estos significados se basan en el hecho en que la majestad existente en ciertos dioses, hombres y 16 JIMENEZ, de Zitzmann María Lucía., Apuntes de clase. 2008. 105 cosas suscita en general temor sagrado, admiración y asombro. La eujlavbeia – piedad – temor de Dios, es una de las virtudes que distinguen al hombre honrado y acepto a los dioses. La forma negativa avsevbeia tiene igualmente un contenido ético y religioso. Significa la falta de respeto a los dioses, el no expresar debidamente el culto a ellos. Con este vocablo fueron denominados los cristianos porque no veneraban a los antiguos dioses griegos, pero en este caso, no se utilizó adecuadamente el vocablo, porque el término avsevbhvV solo se aplicaba al hombre que no tiene religiosidad alguna, ni se rige por ninguna moral. 3.7.2. La Piedad en el Antiguo Testamento. En la versión de los LXX es frecuente el verbo eujlabevomai con el significado de guardarse, precaverse, aparece claramente en Dt 2,4; Eclo 18,27; 26,5. ―El sabio es precavido en todo, y en la ocasión de pecado, se anda con cuidado.‖ Eclo 18,27 También aparece con mucha frecuencia el significado de temer pero con una connotación de temor reverente, respetuoso: Ex 3,6; 1 S 18 15.29. ―Y añadió: «Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.» Moisés se cubrió el rostro, porque temía ver a Dios”. Ex 3,6 eujlabevomai figura en ocasiones sustituyendo al hebreo ―hasah‖, en estos casos se traduce por confiar, honrar respetar (Ne 1,7;So 3,12); con esta forma se aproxima al concepto de piedad griego. 106 El adjetivo eujlabhvV – piadoso se encuentra en Eclo 11,17: ―El don del Señor permanece con los piadosos, y su benevolencia les guiará siempre por buen camino‖. Eclo 11,17 El sustantivo eujlavbeia se encuentra en Pr 28,14, con el significado de un temor cuidadoso y conveniente: ―Dichoso el hombre que teme siempre, el que se obstina caerá en desgracia.‖ Pr 28,14 En un primer momento, la palabra piedad (hesed) designa la relación que une a los parientes (Gn 47,29), amigos (1 S 20,8), aliados (Gn 21,23); es una adhesión que implica una ayuda mutua eficaz y fiel. En la pareja hesed / émet, piedad/fidelidad (Gn 24,49; Pr 20,28;Sal 25,10), los dos términos se compenetran, donde el segundo término es una actitud del alma sin la cual no sería perfecta la bondad designada por el primero, que perfecciona la virtud designada por el primer término. Este lazo humano tan fuerte, que es el hesed, va a permitir comprender la unión que establece Dios con la alianza, entre él y su pueblo. A la piedad de Dios, es decir, a su amor misericordioso por su pueblo (Ex 34,6; Jr 31,3; Is 54,10), debe responder la piedad de Israel, una adhesión filial que se traduce en obediencia y culto amante (Dt 10,12s). a Dios mismo, de este amor practicado para con Dios debe fluir un amor fraterno entre los hombres a imitación de la bondad de Dios y en obediencia de su solicitud por los pobres. En Miqueas 7,2 vemos que la piedad queda comprometida cuando son oprimidos los pobres y se viola la justicia. Para Oseas la piedad no está en los ritos, sino en el amor que los anima (Os 6,6), inseparable de la Justicia (Os 12,7) y de la fidelidad a la ley (Os 2,21; 4,1s). 107 En los salmos el culto del hombre piadoso se expresa en una alabanza amante, confiada y gozosa (Sal 31,24; 149), que magnifica la piedad de Dios (Sal 103) Dios otorga sabiduría (Eclo 43,33) a los hombres piadosos que no separan culto y amor, caridad fraterna (Eclo 35, 1-10). 3.7.3. La Piedad en el Nuevo Testamento. La historia del vocablo eujlavbeia en el Nuevo Testamento se utilizó en primera instancia para designar la piedad no cristiana (Hch 17,23; 2 Ts 2,4) y fueron las cartas pastorales (1Tm 2,2; 4,8;6,6) y la Segunda Carta de Pedro, las que le dieron más tarde un contenido cristiano. “Por los reyes y por todos los constituidos en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y apacible con toda piedad y dignidad.” 1 Tm 2,2 culto En el NT este grupo de vocablos aparece como sevbomai kai – venerar - dar en Mc 7,7, sevbavzomai aparece en Rm 1, 25, en donde se designa la veneración religiosa. ―En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres.‖ Mc 7,7 En Lucas 2,25 Simeón es descrito como divkaiovV kai eujlabhvV, – justo y temeroso de Dios. En Hechos 2,5 los testigos del acontecimiento de Pentecostés, que son judíos de la diáspora, son llamados a[ndrevV eujlabeiV - hombres piadosos, así mismo en Hch 8, 2 a los hombres que daban sepultura a Esteban. En Hch 22,12, se le llama a Ananías, el hombre enviado por el Señor a Saulo, ajnh;r eujlabh;V kata; to;n novmon – hombre piadoso según la ley, lo cual equivale a decir que la piedad judía se manifiesta en el cumplimiento de la ley. 108 En Hb 5,7 se encuentra el vocablo eujlavbeiaV refiriéndose a un Jesús que fue escuchado por el Padre Eterno por su actitud reverente. ―El cual, habiendo ofrecido en los días de su vida mortal ruegos y súplicas con poderoso clamor y lágrimas al que podía salvarlo de la muerte, fue escuchado por su actitud reverente” Hb 5,7 En Hebreos 11,7 se utiliza la palabra eujlabhqeivV para designar la actitud creyente de Noé al construir el arca: Por la fe… con religioso temor construyó un arca para salvar a su familia… Cristo es escuchado por Dios a causa de su piedad (Hb 5,7), por eso, el ministerio de Cristo se llama ―el ministerio de la piedad‖ (1 Tm, 3,16), en Él la piedad de Dios realiza su designio de salvación; en Él tiene la piedad del cristiano su fuente y su modelo. En Lc 2,25 se refiere al judío Simeón como hombre justo y piadoso. Dios consideraba ya agradables a los hombres que participaban de la piedad judía en sus dos elementos; el culto divino y la práctica de la justicia. En 1 Tm 6, 3-10, la piedad se comprende como el asumir una vida cristiana con todas sus exigencias. El texto afirma que atenerse a una doctrina que es conforme a la piedad evita a la humanidad el involucrarse en disputas y contiendas o en el afán del dinero que extravía de la fe. En estos versículos afirma San Pablo que la fe es un gran negocio, con tal que la humanidad se contente con lo que tiene y evite la riqueza que lleva a la codicia, y que se vuelve fuente de muchos males. Es bueno advertir, en este punto, ―que el problema del mal, tan complejo como amplio en la realidad, es advertido y tratado en los textos bíblicos desde perspectivas diferentes y no es posible, ni adecuado, pedirle a un solo texto que lo abarque todo‖17. 3 En la Segunda de Pedro la piedad se encuentra entre las virtudes fundamentales del creyente (1, 5-7), como una piedad que afirma la relación filial con Dios y que le da la fuerza al cristiano para soportar las dificultades del mundo, teniendo como modelo la piedad de Cristo (1,3). 17 Ibid. 109 4. HERMENÉUTICA TEOLÓGICA DE LA SEGUNDA CARTA DE PEDRO 1, 5-7. Es indispensable antes de construir esta parte del trabajo transcribir en griego el texto que nos encontramos interpretando y añadirle los contextos inmediatamente anterior y posterior que lo iluminan, así como también la traducción de dicho texto. 1 Sumew;n PevtroV dou:loV kai; ajpovstoloV =Ihsou: Cristou: toi:V ijsovtimon hJmi:n lacou:sin pivstin ejn dikaiosuvnh/ tou: qeou: hJmw:n kai; swth:roV =Ihsou: Cristou:, 2 cavriV uJmi:n kai; eijrhvnh plhqunqeivh ejn ejpignwvsei tou: qeou: kai; =Ihsou: tou: kurivou hJmw:n. 3 +WV pavnta hJmi:n th:V qeivaV dunavmewV aujtou: ta; pro;V zwh;n kai; eujsevbeian dedwrhmevnhV dia; th:V ejpignwvsewV tou: kalevsantoV hJma:V ijdiva/ dovxh/ kai; ajreth:/, 4 di= w|n ta; tivmia kai; mevgista hJmi:n ejpaggevlmata dedwvrhtai, i{na dia; touvtwn gevnhsqe qeivaV koinwnoi; fuvsewV ajpofugovnteV th:V ejn tw:/ kovsmw/ ejn ejpiqumiva/ fqora:V. 5 kai; aujto; tou:to de; spoudh;n pa:san pareisenevgkanteV ejpicorhghvsate ejn th:/ pivstei uJmw:n th;n ajrethvn, ejn de; th:/ ajreth:/ th;n gnw:sin, 6 ejn de; th:/ gnwvsei th;n ejgkravteian, ejn de; th:/ ejgkrateiva/ th;n uJpomonhvn, ejn de; th:/ uJpomonh:/ th;n eujsevbeian, 7 ejn de; th:/ eujsebeiva/ th;n filadelfivan, ejn de; th:/ filadelfiva/ th;n ajgavphn. 8 tau:ta ga;r uJmi:n uJpavrconta kai; pleonavzonta oujk ajrgou;V oujde; 110 ajkavrpouV kaqivsthsin eijV th;n tou: kurivou hJmw:n =Ihsou: Cristou: ejpivgnwsin` 1 Simeón Pedro, esclavo y apóstol de Jesucristo, a quienes en la justicia de nuestro Dios y del Salvador Jesucristo resultan tener una fe tan preciosa como la nuestra. 2 A vosotros, gracia y que la paz se plenifique por el conocimiento de Dios y de Jesús Señor nuestro. 3 Pues su divino poder nos ha concedido cuanto se refiere a la vida y a la piedad, mediante el conocimiento perfecto del que nos ha llamado por su propia gloria y virtud, 4 por medio de las cuales nos han sido concedidas las más grandes y preciosas promesas, para que por medio de ellas lleguéis a ser parte (comunión, comunidad) de la naturaleza divina, huyendo de la ruina (que está) en el deseo (de lo que hay) en el mundo. 5 Y por esto mismo, llevad con toda diligencia el ―enriquecer‖ en vuestra fe la virtud, en la virtud el conocimiento, 6 en el conocimiento la templanza, en la templanza la paciencia, en la tenacidad la piedad, 7 en la piedad la fraternidad, y en la fraternidad el amor. 8 Pues si tenéis estas cosas y las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo. Como puede verse nos hemos apartado en algunos puntos de la traducción de la Biblia de Jerusalén con el fin de precisar el contenido del texto y nos dispondremos a explicar sobre todo el término: ejpicorhghvw 18 que ciertamente en su significación real no coinciden con la traducción de la Biblia de Jerusalén y que a nuestro modo de ver su hermenéutica puede darle sentido y significado al texto, de acuerdo a la intención, que creemos, quiso darle el autor de la Carta a la perícopa que nos encontramos analizando. 18 Ver la hermenéutica de dicho término en las páginas 136 y 159. 111 Para comprender el alcance de la Segunda Carta de Pedro 1, 5-7 hace falta conocer y analizar tanto el contexto que le precede como el posterior. En el contexto inmediatamente anterior encontramos no solo la relacionalidad de los dos versículos con la acción soteriológica de Jesucristo, sino además, la intención del autor quien busca fundamentar la identidad del creyente y de la comunidad cristiana encaminada a ―participar en la esencia divina‖ y en comunión con el dinamismo soteriológico de Cristo permitirle al creyente entender y vivir la importancia y el alcance de su obrar. En el contexto posterior, se encuentra la consecuencia de dicho dinamismo soteriológico vivido por el creyente, como ―conocimiento pleno de Nuestro Señor Jesucristo‖. Puesto que aquel que posee la identidad cristiana y encarna, en la cotidianidad de su obrar, las ―actitudes‖ señaladas en los versículos 5-7, se convertirá en comunión con Cristo en agente soteriológico de sus hermanos. 4.1. CONTEXTO INMEDIATAMENTE ANTERIOR. 2 Pe 1, 1-4 Fórmula introductoria La primera cita, motivo de análisis de la presente monografía, se encuentra ubicada después de la fórmula introductoria de la carta, un encabezamiento que describe a los destinatarios de ésta como aquellos a quienes ―resultan tener una fe tan preciosa como la nuestra‖; con esta expresión parece afirmar el autor, que gracias a ―la justicia de nuestro Dios y del Salvador Jesucristo‖, tenemos todos los cristianos la gracia de compartir la fe que Jesús sembró en sus apóstoles y de la cual, Pedro es portavoz y testigo presencial. La relación soteriológica, cuyo dinamismo se expresa a través de la preposición ―de‖: ―justicia de nuestro Dios y del Salvador Jesucristo‖ (2P 1, 1b) parece corresponder a la acepción bíblica que revela la salvación como un don divino otorgado a la fe.19 En la ―justicia divina‖ Dios libera a los oprimidos. En el Antiguo Testamento se vislumbraba 19 DUFOUR, León, Xavier. Vocabulario de Teología Bíblica, 464. 112 que el hombre no podía conquistar el favor divino por su propia justicia y que por la fe podía hacerse agradable a Yahvé; esta visión apoya la concepción de una ―justicia de Dios‖ como testimonio de misericordia y vía de acceso al misterio de la justificación. En diversos himnos del salterio (Sal 65,6; 111,3; 145,7.17) Dios manifiesta su justicia con beneficios gratuitos, a veces universales, que superan, en todos los sentidos, lo que el ser humano tiene derecho a esperar. En Pablo, (1Ts 1,10) la justicia de Dios es gracia divina, de por sí escatológica, pero anticipada realmente, desde ahora en la vida cristiana. Pablo afirma que la justicia de Dios desciende del cielo (Rm 1,17; 3,21s; 10,3) y viene a transformar a la humanidad; es un bien que pertenece por esencia a Dios y que se hace nuestro, sin dejar de ser propiedad suya. Al mismo tiempo, sobre entiende Pablo, que esta comunicación de Justicia se fundamenta en la Fidelidad de Dios a su Alianza, y en definitiva en su Misericordia (Rm 3, 25s). La Justicia de Dios no puede reducirse al ejercicio de un juicio, sino que ante todo es misericordiosa fidelidad a una voluntad de salvación.20 En el contexto en que fue escrita la carta se habla de fe, como un bien ―precioso‖ que nos distingue y que nos dará ―gracia y paz abundante‖ que se plenifica ―por el conocimiento de Dios y de Jesús Señor nuestro‖ (2 Pe 1,2). Se invoca la fórmula paulina de ―esclavo y apóstol de Jesucristo‖ (Rm 1,1), como títulos intencionados con el propósito de demostrar, la credibilidad de su fuente (como se analizó en el punto 1: contexto amplio de la carta 21) y la obediencia y servicio a Jesucristo. Con esta afirmación y la manera como se expresa la verdad cristiana en esta carta, podemos constatar que en ella se encuentran verdades cristianas presentes en otros escritos del Nuevo Testamento. Las palabras ―esclavos de Cristo‖ (Rm 1,1; Gal ,10; Flp 1,1), expresan el sentimiento de humildad profunda ante el Maestro, un abajamiento propio y a su vez, un compromiso con Él, para seguir la senda que abrió en su vida pública Jesús, su misión apostólica, enviándolos a llevar el Evangelio, y a ser representación del Resucitado en la Iglesia. 20 21 Ibíd., 466. Contexto amplio páginas 20-22 113 Jesucristo es declarado en la carta “Salvador”, término que es frecuente en las epístolas pastorales, significando la esperanza que tienen los cristianos en Él, como aquel que en su Persona y en su Obrar otorga al creyente ―la vida‖. Por lo cual, podemos deducir, que el dinamismo soteriológico de Cristo es característico de esta carta. Los escritos apostólicos recurren a un vocabulario variado para describir la obra salvadora de Jesús22 en relación con la vida cristiana. En síntesis, podríamos decir, que una vez, se ha propuesto el evangelio, por la palabra apostólica a la humanidad, ésta tiene que hacer una elección que determinará su salvación o su muerte (2 Ts 2,10; 2 Co 2; 15). Los que creen y confiesan su fe se salvan (Rm 10, 9s.13), siendo sellada esta fe por medio del bautismo, fuente de adhesión a Jesucristo, y por lo tanto ―puerta‖ de entrada al camino de la Salvación (1 Pe 3,21). Dios Salva a la humanidad por misericordia, por gracia (Ef, 5.8), no necesariamente, por el merecimiento de sus obras (2 Tim 1,9; Tit 3,5). A partir de este momento, el cristiano debe guardar con fidelidad la Palabra que puede salvarlo (St 2,14); debe alimentar su fe con el conocimiento de las Escrituras (2 Tm 3,15) y hacerla fructificar en buenas obras (St 2,14); debe trabajar con temor y temblor para ―realizar su salvación‖ (Flp 2,12). Revistiéndose de las ―actitudes‖ (1 Ts 5,8), gracias con las cuales crecerá para la salvación (1 P 2,2). Reconocemos en dichas “actitudes” los dinamismos soteriológicos de Cristo, presentes y actuantes en la comunidad. El autor de la Segunda Carta de Pedro, en la fórmula introductoria, proyecta como Don soteriológico máximo y punto de llegada, para los cristianos, el ser ―parte de la naturaleza divina‖, (2 Pe 1,4) a través del conocimiento perfecto de Cristo y de el huir ―de la ruina (que está) en el deseo (de lo que hay) en el mundo.‖ Esta inclinación y búsqueda de todo aquello que se encuentra en lo inmediato, en lo material, en lo instintivo, la Biblia de Jerusalén lo traduce como un huir de la ―concupiscencia‖. Esta palabra se entiende como un deseo que se caracteriza como malo por razón de su objeto, que es causa de pecado 23. Pablo, sigue ésta acepción judía del término, afirmando que la concupiscencia es la raíz de 22 23 DUFOUR, Léon, Xavier. Vocabulario de Teología Bíblica, 829. H. HAAG y otros. Diccionario de la Biblia, 363. 114 todo pecado, es una manera propia de manifestarse el pecado que impera en el hombre (Rm 1, 24-32; Ga 5, 16-26), una inclinación al mal que produce apetencias, codicia, deseos desordenados. Como forma de salida cristiana a lo anterior, en Ga 5, 16 - 26, Pablo contrapone a la concupiscencia una serie de virtudes, afirmando que éstas son fruto del Espíritu Santo y generan en el cristiano ―amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, modestia, dominio de sí‖. Me parece importante resaltar, que la palabra que relaciona la concupiscencia narrada por Pablo y lo descrito en la Segunda de Pedro, es ―corrupción‖. En Pablo analizada desde la relación del hombre con Dios y en la 2 de Pedro, como una situación que hace parte de la ruina del mundo y de la cual el creyente tiene que ―huir‖24 luchando con toda diligencia para vivir las ―actitudes‖ propias de la identidad del cristiano, propósito de esta monografía. La diferencia es que las nombradas en la 2 Pe se encuentran como dinamismos de la comunidad que llevan a vivir la fe en la plenitud del amor, y se revelan como medios eficaces para el ―conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo‖. En general, se puede anotar que el autor de la carta se encuentra impregnado del espíritu neotestamentario, como se dejó anotado en los párrafos anteriores, conoce las cartas paulinas y se refiere constantemente a la autoridad apostólica.25 Es importante observar, que estos primeros cuatro versículos sirven de introducción a lo que se describe en los versículos 5-7, motivo del presente trabajo, porque entreabren la puerta al dinamismo de las ―actitudes‖ del creyente, como respuesta y dinamismo eficaz para salir de la corrupción del mundo y proyectarse para alcanzar la naturaleza divina, que no es otra cosa, que llegar a ser ―hijos de Dios‖, como lo afirma Pablo en Rm 8, 29, donde sintetiza ésta relación filial, como el reproducir la imagen de Cristo en nuestras vidas, por designio del Padre eterno y de este modo, al recibir la condición de hijos, ser sus herederos por voluntad de Dios (Gal 4,5-6). 24 “Huida” que aparece como campo semántico, significando la acción soteriológica de la comunidad que vive este dinamismo gracias a su relacionalidad con Cristo como origen, causa y posibilitador (Ver Acción Soteriológica No. 2.15 p. 44. - Análisis Sincrónico). 25 Ver nota 12 p 74 115 En armonía con el párrafo anterior, se puede afirmar que la acción salvífica de Cristo por excelencia, descrita en la introducción de la carta, es hacer a la humanidad partícipe de la naturaleza divina (ver 4.1), esta frase solo se encuentra en la 2 Pe 1:4. Su significado teológico pleno, se puede advertir, al conocer las acciones salvíficas que encontramos en su contexto anterior y en el contexto posterior de las ―actitudes‖ propósito de la monografía, ―que se presentan como medios dinámicos de divinización del ser humano en la cotidianidad de su existencia‖26. Así mismo, a través de éstas, el creyente adquiere la fuerza necesaria, por virtud del dinamismo soteriológico de Jesucristo, fuente y dador de la naturaleza divina, para convertirse en agente soteriológico de la comunidad, como lo demostraremos más adelante. Podemos concluir, a raíz de las reflexiones hasta ahora realizadas, que las acciones salvíficas de Jesucristo descritas en estos primeros cuatro versículos, son soporte fundamental para entender ―las actitudes‖ objeto de éste estudio. Por esto, se hace necesario elaborar una introducción analítica de estas, con el fin de facilitar el enlace entre la fórmula introductoria de la carta con ―las actitudes‖ presentes en los versículos siguientes. La identificación de las acciones salvíficas, del contexto anterior, se realizó en la primera parte de esta investigación, con la aplicación del método: ―Teológico Semántico‖ en su primera plataforma de ―Análisis Sincrónico‖, lo cual nos permitió ubicar los términos que las significan y que se describen a continuación, de manera abreviada, para generar un mejor entendimiento del dinamismo soteriológico de Cristo que ilumina a las ―actitudes‖ vividas por el creyente como acciones soteriológicas de éste para con su comunidad. Es importarte recordar que el autor encabeza esta carta diciendo: ―por la justicia de nuestro Dios y salvador Jesucristo‖, de ahí en adelante, todas sus acciones salvadoras se entretejen unas con otras para revelar su propia identidad y lo que a través de ella se transmite a la comunidad creyente. Es así como: ―Conceder (Dios – Cristo) por su Divino Poder cuanto se refiere a la Vida y a la Piedad, mediante el conocimiento perfecto del que nos ha llamado por su propia Gloria y Virtud, por medio de las cuales, nos han 26 JIMÉNEZ, de Zitzmann. María Lucía. Apuntes de clase. 2008. 116 sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais partícipes de la naturaleza Divina.‖ Como podemos ver estas múltiples acciones soteriológicas de Jesucristo preparan el terreno para lo que se afirmará en los versículos 5-7. El autor añade, como introducción a lo que viene: kai; aujto; tou:to de “y por esto mismo‖: en relación con la finalidad de lo que se acaba de decir, propone el autor, la identidad que el creyente debe tener, a través de la posesión de ―actitudes‖ que le permitan responder, en momentos de conflicto, con su identidad de ―cristiano‖ portador de la esencia divina de su Salvador. Es imposible desconocer el enlace entre estos dos contextos donde las acciones soteriológicas de Jesucristo presentes en los versículos anteriores son las que permiten entender los versículos 5-7 unidos a ellas indisolublemente. Es tal vez, el no haber buscado el dinamismo soteriológico dentro del análisis, lo que explica que los comentaristas, no hayan caído en cuenta de la profundidad significativa que conlleva este texto del Nuevo Testamento. Por la importancia del contexto anterior, hemos creído conveniente acercar al lector al conocimiento de los campos semánticos más relevantes en la significación de las acciones soteriológicas de Cristo, presentes en dicho contexto. Este acercamiento es muy breve ya que el objetivo de la monografía se encuentra en los versículos 5-7. Sin embargo, este tratamiento introductorio permite al lector conocer la importancia que el autor de la Carta le da al contexto inmediatamente anterior gracias al cual podemos afirmar que lo soteriológico vivido y testimoniado por la comunidad encuentra su origen y fundamento en las acciones soteriológicas de Cristo Salvador. A continuación, recordamos las acciones soteriológicas, del contexto anterior, descritas en las páginas 36 a 44: 117 2.1: 2 P 1, 1: “Simeón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que por la justicia de nuestro Dios y salvador Jesucristo les ha cabido en suerte una fe tan preciosa como la nuestra.” 2.2: 2 P 1, 1: “Simeón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que por la justicia de nuestro Dios y salvador Jesucristo les ha cabido en suerte una fe tan preciosa como la nuestra.” 2.3: 2 P 1, 2 “A vosotros, gracia y paz abundantes por el conocimiento de nuestro Señor.” 2.4: 2 P 1, 2:”A vosotros, gracia y paz abundantes por el conocimiento de nuestro Señor.” 2.5: 2 P 1, 2:”A vosotros, gracia y paz abundantes por el conocimiento de nuestro Señor.” 2.6: 2 P 1, 3: “Pues su divino poder nos ha concedido cuanto se refiere a la vida y la piedad, mediante el conocimiento perfecto del que nos ha llamado por su propia gloria y virtud” 2.7: 2 P 1, 3: “Pues su divino poder nos ha concedido cuanto se refiere a la vida y la piedad, mediante el conocimiento perfecto del que nos ha llamado por su propia gloria y virtud.” 2.8: 2 P 1, 3: “Pues su divino poder nos ha concedido cuanto se refiere a la vida y la piedad, mediante el conocimiento perfecto del que nos ha llamado por su propia gloria y virtud.” 2.9: 2 P 1, 3: “Pues su divino poder nos ha concedido cuanto se refiere a la vida y a la piedad, mediante el conocimiento perfecto del que nos ha llamado por su propia gloria y virtud.” 2.10: 2 P 1,3b - 4a “del que nos ha llamado por su propia gloria y virtud, por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais participes de la naturaleza divina.” 2.11: 2 P 1,3b - 4a “del que nos ha llamado por su propia gloria y virtud, por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais participes de la naturaleza divina.” 118 2.12: 2 P 1,3b “del que nos ha llamado por su propia gloria y virtud, por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais participes de la naturaleza divina.” 2.13: 2 P 1, 4: “Por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais participes de la naturaleza divina, huyendo de la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia.” 2.14: 2 P 1, 4: ““por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais participes de la naturaleza divina, huyendo de la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia.” 2.15: 2 P 1, 4: “por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais participes de la naturaleza divina, huyendo de la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia.” Poder - duvnamiV ―Pues su divino poder nos ha concedido cuanto se refiere a la vida y a la piedad, mediante el conocimiento perfecto del que nos ha llamado por su propia gloria y virtud‖ En esta acción, es importante recordar que el autor encabeza su carta diciendo: ―por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo‖, de ahí en adelante todas sus acciones salvadoras se entretejen unas con otras para revelar su propia identidad: ―Dios y Salvador‖, y lo que a través de ella se transmite a la comunidad creyente. Es así como: conceder Dios – Jesucristo, ―por su divino poder cuanto se refiere a la vida y a la piedad…‖ nos está indicando que en esta acción soteriológica, el campo semántico ―poder‖ señala que la salvación no se obra gracias al propósito o los méritos de la humanidad, sino que es obra y gracia del poder de ―nuestro Dios y del Salvador Jesucristo”, quien nos ofrece su misericordia. Este término explicita en la carta la relación de Cristo con ―las ―actitudes‖ ya que Él es origen, causa y posibilitador de todos ellos, como se verifica en el análisis sincrónico (A.S. No. 2.16- 2.23 p. 63-71). 119 El concepto neo-testamentario de Poder recibe su sello decisivo de ―Cristo‖, como Mesías, quien siempre es relacionado con la ―fuerza de Dios‖ (Is 9:5; 1:2; Sal 110:2; Mi 5:5). El ser entero de Cristo está peculiarmente determinado por el poder de Dios. El nacimiento de Cristo es un acto del Poder especial y singular de Dios, y en esta carta Cristo como Dios, en su ministerio, es el portador del poder especial del Espíritu Santo y este don le confiere su autoridad. Es por esto, que el testimonio de los discípulos se basa en la afirmación descrita en los Hechos de los Apóstoles: ―Dios a Jesús de Nazaret le ungió con el Espíritu Santo y con poder‖ (Hch 10:38). Sus obras poderosas evocan perplejidad y alabanza. Las señales del poder mesiánico en Jesús se pueden realizar porque Dios está en él, él tiene el poder de Dios. Este poder de Cristo encuentra una demostración particular en su Resurrección: ―constituido Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos‖ (Rm 1,4). Si Cristo es llamado poder de Dios en forma absoluta, es porque en Él, el poder de Dios actúa victoriosamente en la historia y la lleva a su meta. Con este poder es colocado a la derecha. En el Apocalipsis este poder es idéntico a la gloria (1,16). El pueblo de Cristo aguarda su venida con poder, que dará consumación a su obra y establecerá el perfecto gobierno de Dios con el sometimiento de toda otra fuerza (Flp 3,21). Y finalmente se hace explicito en la Segunda Carta de Pedro, que por su poder, se nos concede la gracia de la ―vida‖ y la ―piedad‖. Vida - zwhv A través del conocimiento de Jesucristo, se nos concede la Vda. Condición, que se hace visible en el en el análisis sincrónico, al observar la afinidad del campo semántico vida con la expresión: ―mediante el conocimiento perfecto del que nos ha llamado por su propia 120 gloria y virtud‖ (2P 1,3), anticipándonos, a lo que posteriormente analizamos en el término ―conocimiento‖, donde se concluye, que en el texto bíblico, el conocimiento de Jesucristo se desarrolla en un contexto de Vida, que lleva al creyente a tener un corazón nuevo, un espíritu nuevo27. En el Nuevo Testamento el acto futuro del despertar a una Vida Nueva se fundamenta en la Resurrección de Cristo. El corazón del evangelio cristiano es el mensaje pascual que nos anuncia que el Cristo que murió, ahora vive (Lc 24,9; Rm 6,10; 14,9; 2Co 13,4). Esta vida es eterna (Ap 1,18), y la muerte queda así despojada de su poder. La fe en una zwhv futura, descansa en el don que hace Dios, de una vida Nueva y Verdadera, mediante un acto gratuito y generoso de Salvación (Rm 5,15; 1 Pe 3,7), sin el cual la humanidad estaría perdida. Creer en Jesús es tener Vida (Jn 3, 15-16). Jesús ha traído a la luz la vida y la inmortalidad (2 Tm 1,10). Él es el autor de la vida (Hch 3,15). La humanidad es salvada por su vida (Rm 5,10). Él es la vida de la humanidad y a través de este don será glorificada (Col 3,4). En Él está la vida (Rm 8, 2). Él es la Resurrección y la Vida (Jn11, 25), el camino, la verdad y la vida (Jn14, 6), la vida verdadera y eterna que ya ha comenzado (1 Jn 5, 20). En este mismo sentido, en la 2 P, es Cristo quien nos concede todo lo que concierne a la vida (2Pe, 3a), es a nuestro modo de ver, un adecuado contexto anterior al tema de las ―actitudes‖, que traen consigo un camino salvífico, para la vida. Como podemos apreciar, el autor recoge apartes esenciales del mensaje neotestamentario, por él, bien conocido. Ésta acción salvífica nos recuerda a la ―vida” referida por Pablo cuando en la carta a los Gálatas afirma ―el que siembre para su carne, de la carne cosechará corrupción; el que siembre para el espíritu, del espíritu cosechará vida eterna‖ (Gal 6,8). Vida, que el ser humano pierde por causa del pecado. 27 Numeral 4.3.3 páginas 140-144 121 Piedad - eujsevbeia - Piedad y conocimiento son los siguientes campos semánticos que preceden la Intención divina de hacer a la humanidad participe de su propia naturaleza, como se expresa en el análisis sincrónico con la ―determinación‖: ―por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais partícipes de la naturaleza divina‖ (2 P 1, 4ª). Texto que se proyecta en las ―actitudes‖ presentes en los versículos 5-7, por esto, su análisis amplio se hará más adelante. Adelantando un primer significado de piedad, con el propósito de favorecer el entendimiento de esta fórmula introductoria, esta acción corresponde al estado de santidad y comunicación íntima con Dios, que debe buscar el creyente y que se afirma en esta carta, cuando en su parte doxológica cuestiona a la humanidad con el interrogante: ¿cómo conviene que seáis en vuestra santa conducta y en la piedad, esperando y acelerando la venida del Día de Dios…? (2, 3-11). Es importante la conexión entre la piedad y el conocimiento. Sólo en la ―mística‖ a través de la oración puede realizarse en el creyente, el verdadero conocimiento del querer divino en la persona de Jesucristo. Esta carta le da una infinita importancia a la vida y a la piedad, unidas indisolublemente al conocimiento del agente de la ―llamada‖ por su propia ―gloria y virtud‖. Conocimiento - ejpivgnwsiV Como se expuso en el campo semántico de vida, en la Segunda de Pedro se invoca el conocimiento de Cristo no como búsqueda simple de información sino como un compromiso de comunión y amor que experimenta el creyente en su vida por medio de la ―piedad‖. El poder salvador de Cristo, como lo dice Pablo en la segunda carta a los Corintios ―iluminarnos con el conocimiento de la gloria de Dios que está en la faz de 122 Cristo.‖ (4,6b), y en la faz de Cristo veremos ejemplarizado al hombre orante y ―virtuoso‖. Es el conocimiento de Jesucristo donde las ―actitudes‖ llegan a su plenitud28. Llamado – llamar - kalevw - Gloría - dovxa - Virtud - ajrethv En el versículo tres se encuentra implícito que Cristo es quien nos ha ―llamado por su propia gloria y virtud‖ (1,3b). Los tres campos semánticos de esta acción soteriológica, nos señalan con prodigalidad, que la acción salvadora no se origina teniendo como causa al ser humano, es iniciativa de Dios a través de la ―Gloria‖ y ―Virtud‖ de su Hijo Jesús. Esta correlación se hace evidente en el análisis sincrónico a través de la ―otra determinación‖: ―por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais partícipes de la naturaleza divina‖ (2P 1, 4ª), que clarifica la razón de ser de estos términos y la relación que tiene dentro del texto mismo. La vocación a la Naturaleza Divina es el fin último del llamado que Dios ha hecho al hombre de todos los tiempos, y que ha posibilitado y hecho realidad en la persona de Cristo Salvador. Llamado al cual el creyente responde con la fe. Y como lo mostraremos más adelante, esa Fe, dinamismo que conduce a la Naturaleza Divina, se ve testimoniada por medio de la práctica de las ―actitudes‖ del creyente presentes en 2 P 5-7: Llamar - kalevw Con frecuencia leemos en las Sagradas Escrituras que es Dios o Cristo quien llama. Jesús llama a sus discípulos (Mt 4,21). Llama a los pecadores al arrepentimiento (Mt 9,13). Dios nos llama a él mismo, a la salvación (Rm 8,30). Ha llamado al linaje de Abrahán (Rm 9,7). Ha llamado tanto a judíos como a gentiles (Rm 9,24). Ha llamado a los cristianos a la comunión con su Hijo (1Co 1,9). Nos ha llamado a la paz (1 Co 7,15), a la libertad (Ga 5,13), a su Reino y a su Gloria (1Ts 2,12), a la Vida Eterna (1 Tm 6,12), a la luz (1 P 2,9). 28 Ibid 123 La llamada que Dios hace a Abrahán es el ―tipo‖ de llamada que se hace a los cristianos, quienes pueden ser descritos sencillamente como ―los llamados‖ (Hb 9,15), y que en cuanto tales, están invitados al ―banquete de las bodas del cordero‖ (Ap 19,9). Tras éste término se encuentra la obra completa de Dios, por medio de Cristo, en ―Juicio‖ y en ―Gracia‖. Esta obra tiene lugar en el propio llamamiento de Jesús o a través del Evangelio (2Ts 2,14). En el caso de la 2P es un llamado que viene del mismo Jesús, quien es el mismo ―Dios‖ (2 P 1,1). La llamada supone un profundo dinamismo tanto del agente de la llamada, como del beneficiario si responde a ella. La llamada invita a un encuentro, encuentro en la fe y en el amor. Amor y fe que solo pueden vivirse a través del testimonio, es decir en la praxis que revela la gracia recibida y la transformación personal que conducirá, indudablemente, a la transformación y conversión de la comunidad. Todo esto merece un mayor análisis pero lo que decimos es suficiente para comprender, que si la comunidad se encuentra beneficiada por la acción salvadora de Cristo, presente en el contexto anterior y recibe como dones los cimientos del ―seguimiento‖ de Cristo: la fe en Él y el amor a Dios y al prójimo dinamizan y entrelazan entre sí: la Virtud, la Templanza, la Paciencia, la Piedad, conduciendo al creyente al conocimiento pleno de Jesucristo y naturalmente, a ser receptáculo adecuado de la naturaleza ―Divina‖, no por sus méritos, sino por la gracia de la acción soteriológica divina de Jesucristo Salvador. Gloría - dovxa En el Nuevo Testamento se da el paso decisivo para identificar la ―dovxa de Cristo‖ con la ―Gloria de Dios‖. Esta palabra describe el dinamismo de unidad e identificación entre Dios y Cristo. En este sentido Cristo es Resucitado por la gloria del Padre (Rm 6,4). Es llevado a la gloria (1 Tm 3,16). Se le tributa gloria a Él como a Dios (Lc 2,14; Hb 13,21). Es el Señor de la gloria ( 1Co 2,8; St 2,1). La esperanza escatológica, es la aparición de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo (Tt 2,13). El ingreso en la gloria se da en la cruz 124 (Jn 13,31), donde se reconoce la dovxa de Jesús y en Él la gloria de Dios. En la 2 P la Gloria está fundada en los signos que Jesús ha dado de su divinidad y que en ésta carta se expresan visiblemente en la Transfiguración cuando se manifiesta: ―Porque recibió de Dios Padre honor y gloria, cuando la sublime Gloria le dirigió esta voz: “«Este es mi Hijo muy amado en quien me complazco.» Nosotros mismos escuchamos esta voz, venida del cielo, estando con él en el monte santo‖ (1, 17-18). Lo que se refiere como Don, como Gracia, que nos ha sido concedida en forma de vida y de piedad, vida para unirnos en comunión con Dios, podemos contemplarlo gracias a la llamada desde la propia Gloria y Virtud de Jesucristo. Gloria que se nos da para ser glorificados en Él y por Él, quien por su propia virtud nos hace partícipes de su propia filiación divina. Virtud - ajrethv Término que corresponde al grupo que constituye el propósito del presente trabajo y que con más detalle se analizará más adelante. Es importante destacar por ahora, que en el NT se hacen muy pocas referencias a esta palabra. Su significado se relaciona con la coherencia plena que los justos, por medio de la gracia han de mantener en su vida creyente (Flp 4,8). Y éste mismo significado puede ser aplicable cuando se refiere a la persona de Jesús en la acción soteriológica que se está analizando (2P 1,5). Ésta ajreth, divina se entiende en el texto como cualidad y condición de la perfección divina, que mediante sus demostraciones de poder ha otorgado a los hombres dones con los que ellos pueden hacerse participes de la naturaleza divina, participación que permitirá la comunión definitiva con Él. ―Esto confirma el propósito que queremos demostrar con la presente investigación: afirmar, que los versículos analizados revelan el acontecer de la acción Divina de Jesucristo, como acción soteriológica, en la vida del creyente, quien como Gracia, recibe la fuerza del “amor Divino”, “revestido de “actitudes” que le salvan y lo convierten en agente soteriológico de sus hermanos.‖29 29 JIMÉNEZ, de Zitzmann. María Lucía. Apuntes de clase. 2008. 125 Hay que aclarar que el término ―virtudes‖ usado por los comentaristas para designar lo que nosotros hemos venido llamando ―actitudes‖ del creyente, tampoco es conocido para designarlos a todos por el autor de la Carta. El habla de ―la virtud‖, pero no llama a la fe, al amor, a la paciencia, a la templanza, al conocimiento, ―virtudes‖, son más bien ―actitudes‖ que conforman la identidad de la persona del creyente y de la comunidad cristiana. Promesa - ejpaggeliva Dentro de este contexto vale la pena detenerse en la acción salvífica que se significa a través de Naturaleza Divina, y que en su expresión afín, profundamente soteriológica, nos dice: ―nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas‖ (1,4ª); porque en el campo semántico de la promesa se unen el primero y el segundo Testamento. En este sentido recordamos que Pablo conecta la promesa de Abraham con la promesa de la vida (Rm 4; Gálatas 3). Así mismo, en la carta a los Hebreos se encuentran resonancias de esta idea, cuando se afirma que: ―Cuando Dios hizo la promesa a Abrahán, no teniendo a otro mayor por quien jurar, juró por sí mismo diciendo: Te colmaré de bendiciones y te multiplicaré sin medida. Y, perseverando de esta manera, alcanzó la promesa‖ (Heb 6, 1314). La promesa se extiende por medio de Jesús, a las naciones, ya que todos los que creen con Abraham son hijos de Abraham (Rm 4,16), en la única simiente que es Cristo (Ga 3,16ss; Ef 3,6). Quienes se revisten de Cristo, o están en él, o le pertenecen, son descendencia de Abraham y herederos conforme a la promesa (Ga 3,27ss.) Cuando nos apropiamos por fe de la ―promesa‖ nos hacemos participes de la Naturaleza Divina. Santo Tomas de Aquino 30 ha estudiado la gracia a nivel de participación, cuando en su madurez, define a la Gracia como participación de la Naturaleza Divina, que iría a la par con el concepto paulino de la Nueva Creación en Cristo. La gracia otorga una nueva naturaleza y modo de ser al sujeto, no proporcionado a la naturaleza natural del mismo. En 30 SÁNCHEZ, Sorondo. Marcelo. La gracia como participación de la naturaleza Divina Según Santo Tomas de Aquino, 28. 126 Santo Tomás la Gracia toma un aspecto trascendente, ésta da al sujeto espiritual un nuevo modo de ser y obrar que es participación del ser y Naturaleza Divina. “Es la forma transfigurada del hombre que hace dar a la creatura espiritual un salto que la conduce a un ser, obrar, conocer y amar tal como se da en la esencia en el seno de la vida divina. Es en la misma divinidad donde termina el acto de la creatura.”31 En esta línea, J de Ripalda afirma que el justificado, ―en cuanto participe de la naturaleza divina, deviene, por la gracia, moralmente bueno, inclinado a hacer obras moralmente buenas, y a oponerse a todo pecado…Así el justo participa, al menos en grado mínimo, de la santidad moral de Dios, participación que aumenta con el progreso en la vida de la gracia, y obtiene su ultima perfección en la visión beatífica, cuando le será imposible separarse de la voluntad de Dios, suprema norma de toda santidad.‖32 Una afirmación que favorece la introducción de las ―actitudes‖, en este contexto de Gracia y Naturaleza Divina, es la expresada por Juan Vicente Asturicense O.P. para quien el misterioso qeivaV koinwnoi; fusewV del Apóstol San Pedro, significa ―una participación formal de todo el cúmulo de perfecciones que atesora la esencia divina comunicadas intrínsecamente a la persona. Todas ellas son comunicadas como en su expresión formal en la gracia. Las expresiones y comunicaciones parciales de lo divino se encuentran también en las virtudes. La fe y profecía son participación de la divina luz; la caridad, participación del divino Amor, como dice Santo Tomás. Pero aún no sin la entera participación de lo divino que sólo se obtiene por la gracia.‖33 Me parece ésta afirmación, un excelente marco, para el análisis exegético de la cita porque las ―actitudes‖, o condiciones descritas en la 2P, incluidos los teológicos de la fe y la caridad, se traslucen como forma concreta y visible de revelar el acontecer del Ser de Cristo en la existencia de la humanidad, convirtiéndose en el fruto de la Gracia y Generosidad de Dios con el ser humano a través de su Hijo Jesucristo. La vivencia de estas ―actitudes‖ favorece el Nuevo 31 Ibid. Ibíd., 56. 33 Ibíd., 32. 32 127 Nacimiento del ser humano, quien por obra de la gracia, puede hacer realidad en él, el acontecer de la Vida Divina de Cristo. No es de sorprender que se haya recorrido el nuevo Testamento y sus autores por iluminar este contexto anterior ya que se ve claramente que el autor de la Carta conoce estas verdades y pretende actualizarlas. No se trata de interpretar un texto a través de otros sino de recoger aquellas verdades que se encuentran presentes en el texto con el fin de comprenderlo de una manera más completa. 4.2. ¿VIRTUDES O “ACTITUDES” DEL CREYENTE EN LA SEGUNDA CARTA DE PEDRO 1, 5-7? En esta investigación, optamos por el término ―actitudes‖ y no virtud por las siguientes razones: Primero, en la Segunda Carta de Pedro, los términos designados como ―virtudes‖ no son propios de su autor quien explicita a uno de ellos con el nombre de ―Virtud‖, diferenciándolo de los demás. Segundo, los entendemos como “actitudes” señalando con este término características dinámicas del ser creyente, que afirman su identidad como tal ya que son dones de Jesucristo Salvador quien dota a sus seguidores con fuerzas capaces de enfrentar la realidad hostil y amenazadora. Aunque la bibliografía sobre los versículos de la 2P 1. 5-7, es relativamente poca, es muy importante conocer el enfoque de distinguidos exégetas, y con base en ellos, enriquecer la comprensión y el objetivo del presente trabajo. 128 4.2.1. Edouard Cothenet Hablando de la 2P 1, 5-7, comenta que ―en el Nuevo Testamento se conocen numerosas “listas de virtudes y de vicios” y que sin dedicar demasiada importancia al sentido propio de tal o cual palabra, conviene destacar los extremos de la cadena: La fe y la caridad.‖34 Cothenet, a las virtudes contenidas entre la fe y la caridad ―no les dedica demasiada importancia‖35. La presente investigación quiere demostrar el inmenso valor contenido de las ―actitudes‖ de la vida cristiana contenidos entre la fe y el amor, y verificar como cada una de ellos se apoya y se significa como consecuencia del dinamismo soteriológico de Jesucristo, alcanzando un ―camino‖ salvífico en la vida de fe del cristiano y en su compromiso con la realidad. Vamos a verificar cómo las ―actitudes‖ se contienen y entrelazan entre sí con la fe y la caridad, haciéndose dinamismos que dan un desarrollo práctico a la vida del creyente, transformándolo en agente salvífico de la realidad de su comunidad, conduciéndola a ser fuerte bastión en situaciones de gran dificultad para vivir la fe y para salvaguardar la identidad cristiana. 4.2.2 Karl Hermann Schelkle. Expone, que la carta recuerda a los lectores los grandes dones que se contienen en la llamada divina y en las promesas que a través de ella se hacen a los creyentes (1,3s), y por esto, exhorta a los destinatarios – a un ―largo catálogo de virtudes- para que trabajen por robustecer la llamada y enriquezcan de buenos frutos al cristiano, y así, consigan la entrada al Reino Eterno de Cristo‖.36 34 COTHENET. Edouard. Las cartas de Pedro. Cuaderno 47. Ibíd. 36 SCHELKLE, Karl Hermann. Cartas de Pedro – Carta de Judas, 263. 35 129 Resalta el conocimiento que tiene el autor de la espiritualidad helenística, y por esto, el tipo de terminología que utiliza para describir el ―catálogo de virtudes‖ de 1,5-7. Por lo cual, afirma Schelkle que términos como fe, virtud, conocimiento, dominio de sí, perseverancia y piedad, son también palabras de la ética filosófica popular griega que aparecen en algunos catálogos profanos de virtudes. La palabra ajreth, era una palabra muy importante de la ética griega, y ejgkravteia se estimaba mucho en la época clásica griega y helenística, pero poca importancia en la ética bíblica, por lo tanto, con la adopción de ésta palabra, el ―catálogo bíblico adquiere nuevo contenido y nuevas características‖37, por otra parte Schelkle, retoma el comentario de A. Vögtle, que reconoce ―no encontrar un texto paralelo a 2 Pe 1, 5-7‖.38 Destaca los nuevos contenidos que toman las palabras en las Sagradas Escrituras, así: pivstiV no significa fidelidad, como en los ―catálogos‖ no cristianos sino fe; ajreth, no solo es actividad humana, sino también don de Dios; gnw:siV debe tener una alusión especial antignóstica; uJpomonhv, recibe un nuevo matiz en cuanto actitud escatológica (2 P ,8s); filadelfiva y ajgavph son palabras bíblico cristianas. Como ―las virtudes‖ están incluidas entre las palabras fe y amor ―la lista de virtudes‖ se encuentra modificada en su totalidad, la fe es el comienzo y el fundamento de la vida cristiana y el amor su complemento. Afirma que las ―ocho virtudes‖ no están, ordenadas lógicamente ni sistemáticamente, no obstante se pueden reconocer procesos asociativos de pensamiento: pivstiV y ajreth pueden hallarse en el contraste de una cosa teórica y práctica; del ejercicio de la ajreth se deriva la posibilidad del juicio de la gnw:siV; de la recta comprensión debe seguir la ejgkravteia como autodominio o templanza; del ejercicio de la templanza es posible la paciencia consigo mismo y con los demás; la paciencia perfecta se relaciona con Dios por 37 38 Ibíd., 268 Ibíd., 267 130 medio de la eujsevbeiva, la piedad; La piedad consiste en la voluntad de obedecer los preceptos de Dios, se manifiesta en el amor de los hermanos, y se extiende al fin en el amor sin más. 39 Teniendo como base 2P 1,8, Schelkle destaca el conocimiento como el fruto y la corona del ejercicio de la virtudes, y así mismo, según 2P 2,20; 3,10, es también principio de la virtud como don de Dios, por lo tanto, genera un circulo para el crecimiento de la fe. Afirma finalmente Schelkle, que sin conocimiento no puede haber autentica moralidad, pero así mismo, no puede haber un conocimiento creyente sin una auténtica moralidad. ―Todo auténtico conocimiento debe dirigirse en último término hacia Cristo,… este es el signo de su autenticidad. La gnw:siV no debe perderse en especulaciones inciertas e indefinidas.‖40 Aunque Schelkle afirma que las ―ocho virtudes‖ no están ordenadas lógicamente, si reconoce cierto grado de asociación, de una con otra, dentro del orden que propone el texto. La presente investigación facilita mostrar que esta relación no es causa efecto, sino que en si misma cada virtud tiene un contenido completo que se relaciona intrínsecamente con la fe y con la caridad, y por lo tanto, al analizarlas en su significado particular, se puede visualizar, en su conjunto, un dialogo y relación reciproca entre ellas, que conduce al pleno conocimiento de Jesucristo, cuya identidad eminentemente soteriológica, fundamenta el dinamismo de las ―actitudes‖ como acontecer en el creyente. Por lo tanto, su relacionalidad y comunión dinámica, con la fe y el amor, son dinamismos plenamente soteriológicos en la praxis cristiana. Así mismo, con los aportes que hacemos en el análisis diacrónico de cada término se observa que el significado de cada virtud es mucho más amplio que el descrito por Schelkle. Aunque este autor es el que más aporta, sobra decir que no estamos de acuerdo con algunas de sus posiciones como se ha ido viendo a lo largo de la investigación. 39 40 Ibíd., 269. Ibíd. 131 4.2.3 Joachim Gnilka. Nombra a ―las virtudes‖ dentro de un contexto en el cual resalta que la Segunda Carta de Pedro es el documento que más recurre a términos helenistas como el de virtud, piedad, conocimiento, amor fraterno- por mencionar solo los más frecuentes-. Gnilka no profundiza sobre el significado de cada término, solo los menciona. Este exégeta resalta el título cristológico que se le da a Jesús como ―Salvador‖ y el énfasis que el autor de la Carta le da al ―conocimiento‖, afirmando que por esta razón, ―en la 2P se incluye el conocimiento como elemento necesario en la serie ascendente 41, en un escalonamiento que conduce desde la virtud de la abstinencia y la paciencia, a la fraternidad y al ágape‖. Describe a ―las virtudes‖ como elementos que van tratados en una escala ascendente. El aporte de esta monografía se encamina a mostrar la intima relación que existe de cada ―actitud‖ (virtud) con la fe y la caridad, no dentro de un plan ascendente, donde una ―virtud‖ sería más fuerte y más significativa que otra, sino donde cada uno de ellos representa una manera clara de vivir el cristianismo para alcanzar el perfecto conocimiento de Jesucristo (2 Pe 1,8b); resalto en éste momento esta visión porque antes del inicio de la investigación yo las entendía en este sentido, con la diferencia que utilizaba el término ―escala de virtudes‖ para referirme a la forma como las presenta el autor de la carta; visión que se desvaneció durante la investigación, gracias a la metodología utilizada, a través de la cual pude corroborar el sentido y el significado soteriológico de cada ―actitud‖ en relación con el dinamismo que le imprimen a cada una de ellas la fe en Jesucristo Salvador y el amor de él y a él, convertido en caridad, amor fraterno como elemento transformante de la comunidad. Gnilka, así mismo, relaciona a la virtud con el significado de abstinencia, y como se demuestra, más adelante; con base en el estudio diacrónico de los campos semánticos, el 41 GNILKA, Joachim. Teología del Nuevo Testamento, 466. 132 sentido de ―virtud‖ no está dentro de la acepción de abstinencia, sino dentro de un campo significativo mucho más amplio y profundo. (Ver 4.3.2.2). Por otro lado, los exégetas parecen ignorar el contexto concreto de la Carta, el cual permite ver que cada “actitud” en comunión con las otros y fundamentada en la fe y en la caridad pueden acentuarse de acuerdo al requerimiento de las circunstancias. 4.2.4 Raymond E. Brown. Describe el texto de las virtudes como “vocablos apilados uno sobre otros en una abundancia lujuriosa”42. Ésta perspectiva no se comparte, ni se avala, en el presente trabajo, por qué demostramos que cada “actitud” en sí misma, como se ha afirmado anteriormente, actualiza la acción soteriológica que participa como gracia del dinamismo salvador de Cristo para la comunidad y hace de cada creyente que lo practica, sostenido e informado por la fe y el amor, un agente salvador. Así mismo, teniendo una visión integral de su contenido, se describe plenamente un camino salvífico, que no deja al ser humano inactivo, ni estéril ―para el conocimiento perfecto de Nuestro Señor Jesucristo‖ (2P 1,8) y da una ―amplia entrada en el reino eterno de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo.‖ (2P 1,11) como lo afirma el autor de la Carta. 4.3. APORTE DE LA INVESTIGACION AL SIGNIFICADO Y AL SENTIDO DE LAS “ACTITUDES” DEL CREYENTE PRESENTES EN LA SEGUNDA CARTA DE PEDRO 1, 5-7 Para que el lector pueda comprender el alcance del aporte de esta investigación, se hace necesario, introducirlo en el proceso realizado desde la lectura primera del texto. Podríamos decir, que dentro de ésta metodología la lectura del texto y de los contextos cobran una singular importancia. Sobra decir, que es el texto el referente de nuestra investigación. 42 BROWN, Raymond Introducción al Nuevo Testamento, 981 133 Después de una lectura atenta, se procede a su amplia contextualización, de cuyos aportes dependen muchos y valiosos datos: época, autor, circunstancias, motivaciones, estructura etc.43 Como se ve, en este momento preliminar de esta amplia contextualización, dialogamos con los resultados obtenidos, a través de los métodos histórico – críticos, realizados por connotados autores. Después, procedimos a construir la primera plataforma analítica exigida por el ―Método Teológico Semántico‖: Encontrar por medio de una ―nueva mirada‖ los dinamismos soteriológicos, en nuestro caso de Cristo, presentes en el texto. Dichos dinamismos expresados por verbos o por preposiciones dinámicas se encuentran significados por campos semánticos. En la construcción de esta primera plataforma encontramos también las afinidades con la acción como también las oposiciones y las ―otras determinaciones‖ que nos ayudan a ir comprendiendo no solamente al texto como tal, sino la intención del autor al formularlo. Tenemos en cuenta la relacionalidad que existe entre quien origina la acción salvadora y su modalidad y quien o quienes la reciben. En esta primera ―mirada‖ señalamos los contextos inmediatos y más amplios de la acción explícita. Esta primera ―plataforma analítica sincrónica‖ nos dio muchas y valiosas informaciones sobre el criterio que debemos tener al conocer no solo el texto como totalidad, sino los versículos objeto del análisis, en este caso: 2P 1, 5-7. Como primer aporte, después de este análisis, con seguridad podemos afirmar que dichos versículos se encuentran lejos de ser: una ―lista de virtudes”, o un ―catálogo de virtudes‖, o ―una escala ascendente de virtudes‖, o una ―apilación lujuriosa de términos‖ como son definidos por prestigiosos y sabios exégetas. Para comprenderlos, lo más valioso nos lo brindo el análisis sincrónico del contexto anterior, contenido en los versículos del 1-4 y el contexto posterior V.V. 8.9.11. Mediante el análisis del contexto anterior encontramos numerosas acciones soteriológicas de Jesucristo que se encuentran fundamentando su propia identidad y por ella y a través de ella 43 Contexto amplio páginas 14-35 134 pudimos entender los versículos 5-7 y contemplar el dinamismo hacia donde se encamina el autor con sus afirmaciones. Solo desde la identidad salvadora de Cristo, el creyente puede construir la suya propia para poder transformarse y transformar la realidad de la comunidad en la cual vive. Al respecto, comprendimos que dicha comunidad vivía una situación crítica y dolorosa que amenazaba desde adentro con destruirla, por medio de los falsos maestros. Esta situación obliga al autor a remitirla al único que puede salvarla: Jesucristo – Dios – Salvador y por eso mismo kai; aujto; tou:to de, conociendo la identidad de su Señor y desde Él puede el creyente construir la suya propia a través de cualidades o ―actitudes‖ dinámicas y soteriológicas que le ayudarán a permanecer en su identidad cristiana fortalecido en los fundamentos de su ser y respondiendo a la situación que le amenaza. Continuando con la metodología escogida, procedemos ahora, a elaborar el análisis diacrónico de cada uno de los términos que se encuentran significando las acciones contenidas en los versículos 5-7. Después se construirá el análisis del contexto posterior, el aporte a la realidad y las conclusiones. Con la ayuda de las dos herramientas, del análisis sincrónico y del diacrónico del término se construyen los aportes de esta investigación. 4.3.1 Importancia de la Fe y del Amor Fe y Amor constituyen los dinamismos esenciales de la vida cristiana. La fe como don Divino, sustento de la comunidad y respuesta de la comunidad al llamado de Dios, y la indisoluble unión, entre el amor a Dios y al prójimo (2 P 1,7), presentes y encarnados en Jesucristo Salvador (2P 1,1). La Fe y el Amor como fundamento de la vida cristiana, constituyen la respuesta del creyente a la acción salvadora de Cristo, dinamismos que sostienen y dan sentido pleno a 135 la praxis de la vida cristiana, encarnada en cada una de las ―actitudes‖ que dan identidad al creyente. La Fe y el amor, son mencionados por Pablo y por la comunidad paulina frecuentemente, porque no es posible considerar, bíblicamente, y en su profundo significado, al uno sin el otro, veamos algunos ejemplos: Obrar la fe, trabajar en la caridad (1 Ts 1,3); tener buenas noticias de vuestra fe y vuestra caridad (1 Ts 3,6); revistámonos de la coraza de la fe y la caridad (1 Ts 5,8); sobreabundó la gracia juntamente con la fe y la caridad (1Tm 1,14). Pablo, en Gálatas, de la misma manera, que la Segunda de Pedro, describe una relación entre la fe y el amor, que dan sentido y plenitud a la vida del creyente: ―Porque siendo de Cristo Jesús, ni la circuncisión ni la incircuncisión tienen eficacia, sino la fe que actúa por la caridad‖ Ga 5,6 La visión del autor de la Segunda de Pedro y Pablo, en sus cartas, son en éste punto plenamente coincidentes: la fe se plenifica en el ejercicio de la caridad. Son las dos columnas que sostienen y dan sentido a la vida del creyente y le dan ―amplia entrada en el Reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo‖ (2 P 1,11). El valor agregado que se da en la segunda carta de Pedro, motivo del presente trabajo, es enriquecer la relacionalidad entre fe y amor, sustento de las cinco ―actitudes‖ del creyente, como elementos que se mantienen y se implican, y que se presentan en la carta, literariamente unidas por la palabra ―“añadir”‖44, mostrando el vínculo que existe entre una y otra, que al practicarse dan como resultado la transformación intrínseca del creyente y de la realidad dentro de la cual vive. Relación causa – efecto que se concluye en forma excelente con la afirmación del autor de la carta: ―Pues si tenéis estas cosas y las tenéis en 44 El término “añadir”: Ver numeral 4.5, p 158 136 abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo.‖ (2 P 1,8). Respecto al término ―“añadir”‖ debemos decir que no estamos de acuerdo con esa traducción para la palabra ejpicorhgevw. Dicho término contiene la partícula ejpi y el verbo corhgevw que significa conducir un coro, no se trata de ―“añadir”‖ o sumar a una cosa algo. El texto da la idea de unidad y correlación, donde las ―actitudes‖ que señala no existen por si solas sino cuando empiezan a constituir una integralidad. Es como si se nos estuviera hablando de una nueva melodía para vivir la identidad cristiana. El Padre Pedro Ortiz, en su traducción del Nuevo Testamento, usa el término ―enriquecer‖. Nosotros pensamos que sería necesario encontrar un término que corresponda a la ―melodía‖ que el autor de la carta pretende construir. Nos parecería que el término “armonizar” en el sentido de enlazar, sustentar, correlacionar, podría dar una idea más aproximada a la que el autor de la carta quería comunicar.45 El término “armonizar” nos permite contemplar que la realidad se transforma en la medida en que las ―actitudes‖, para una vida cristiana plena, se vivan todas, logrando que la persona se transforme en Cristo y se convierta en agente soteriológico, en el amor y en la caridad, para con su comunidad, y ésta a su vez, sea transformada, y alimente a todos los 45 Al presentar esta monografía, su autor ha muerto. Por eso, como Tutora de su trabajo, considero que para él fue una revelación el término ejpicorhgevw, al que él, como músico le vio un inmenso sentido. Creo ser fiel al pensamiento de Luis Enrique, al decir, que la armonía del texto se contiene en las dos columnas que sustentan y fundamentan la identidad cristiana: la Fe y el Amor. Esa armonía es profundamente dinámica y crea ritmos y melodías. La melodía en nuestro caso, es la respuesta que el autor de la carta cree deben dar el creyente y su comunidad a las amenazas y agresiones contundentes que reciben desde afuera a través de los enemigos del cristianismo y por dentro desde los “falsos maestros” que se unen para destruir la identidad de la comunidad naciente. Dicha armonía crea, por ser dinámica, nuevos ritmos que marcan el paso que el creyente debe aprehender convertidos en “actitudes” que le servirán para mostrar su verdadera identidad en ese momento de crisis. Ya veíamos, que esta música formada por la armonía, el ritmo y la melodía está fundamentada y encuentra su razón de ser en otra mayor que la contiene y la dinamiza: la acción soteriológica de Jesucristo. El cristiano entonces, adquiere a través de ella, las “actitudes” que le permitirán transformar la realidad en la cual vive. Dichas “actitudes”, dejan oír sus voces en esa melodía de fondo que las conforma, sin que ninguna de ellas sea más importante que las otras. Lo que sucede, es que por el momento en que se vive, alguna de ellas dejará oír con más fuerza su voz para responder a la realidad, teniendo en cuenta que para percibir con claridad su sonido hace falta el silencio que prepara a las demás para comenzar a dejarse oír, dando respuestas a la situación, a través de sus propios ritmos y melodías. 137 que a ella se adhieran. Como podemos observar, estamos hablando de un dinamismo circular en el cual la transformación del creyente, transforma a la comunidad, y la vida de ésta, permite el acontecer Salvador de Cristo en quienes la conforman. En 2P el autor exhorta a las primeras comunidades a no perder la fe, aún en situaciones difíciles y amenazantes, resalta que en sí misma es un bien ―precioso‖, que perfeccionado con la práctica de las ―actitudes‖, evitará al creyente volver a los estados de vida anteriores, llenos de pecado y corrupción (2P 1,4b; 9). Según la carta, esta fe nos llega por la justicia y la gracia de nuestro Señor Jesucristo, puesto que Él, fundamento de la fe es el mismo Dios. ―A los creyentes se les dan gratuitamente la vida y la fe. El hombre no puede merecer estos bienes ni tampoco puede alcanzarlos; solo puede recibirlos como dones de Dios. El don se concede en la llamada divina.‖46. Es Dios quién busca al ser humano desde el mismo paraíso con la pregunta ―donde están‖ (Gn 3,9), es Dios quien llama a Abraham a una existencia nueva47 (Gn 12,1). Se puede afirmar, que los cinco ―actitudes‖ del creyente, presentes en éstos versículos unidos a la fe y a la caridad, son en su plenitud, el dinamismo salvador, el camino de salvación, con un inicio y un fin plenamente definidos: entender, fortalecer y vivir en plenitud la Fe y la Caridad, que son las dos fortalezas dinámicas significantes de la vida cristiana, que las contienen, siendo su sustento y significado, porque ninguna de ellas, en sí misma, puede lograr su especificidad significativa sin la relación que les da su razón de ser: la Fe y la Caridad. Estas ―actitudes‖ se hacen camino salvífico que incluye la vivencia plena de la Fe y el Amor, conduciendo al ser humano al conocimiento perfecto de Jesucristo, para huir de la corrupción que hay en el mundo, y conducirlo hasta llegar a ser partícipe de la Naturaleza Divina. Con estos aportes nacen dos interrogantes: ¿Porqué estas ―actitudes‖, y no otras, fueron escogidos por el autor de la 2P como concretización en la vida del creyente de la fe y de la 46 47 SCHELKLE, Karl Hermann. Cartas de Pedro – Carta de Judas, 265. DUFOUR, Léon, Xavier. Vocabulario de Teología Bíblica, 733 138 caridad?; ¿Por qué estas ―actitudes‖ transforman a la persona humana y la convierten en testimonio vivo del amor de Cristo y por lo tanto agente de salvación? A estos interrogantes se da respuesta implícita a partir de este momento, al tratar cada ―actitud‖ como acción de salvación, que se proyecta en la vida del creyente. Las respuestas a estos interrogantes se deducen del contexto de la carta, y por éste, nos damos cuenta, de la difícil situación que está viviendo la comunidad. Es un entorno donde se hace necesario recordar a la comunidad los fundamentos de la vida cristiana, la Fe y el Amor, sin los cuales ésta se derrumba. Pero así mismo, por la situación de persecución, de corrupción, de falsedad, donde se amenaza indiscutiblemente, la identidad cristiana de la comunidad, el creyente tendrá que vivir y construirse en las ―actitudes‖ propuestas por el autor, que sin excluir otras, son las necesarios para responder a la crítica y dolorosa situación que vive esta comunidad. Estas ―actitudes‖ le ayudan, a responder de forma inmediata a su entorno, generando un testimonio auténtico de Fe y Amor cristiano, que transforma al creyente y lo hace agente de salvación para su comunidad. Para profundizar estos conceptos, es preciso, como lo fue, para la ―Fe‖ y el ―Amor‖, acudir al análisis diacrónico de los términos, relacionándolo con el texto de la 2P, que nos encontramos investigando. Como se ha dicho anteriormente, el método, relaciona y entreteje las plataformas de análisis, con el fin de darle al texto, a través de ellas, y en manera cada vez más clara, una mayor comprensión. 4.3.2 “Armonizad, enlazad a vuestra fe la virtud”. Desde el mundo griego la palabra virtud- ajrethv, contiene implícitamente, el valor y la capacidad que tiene la persona en el mantenimiento de la ética y por esto, Sócrates la ―ve como la tendencia del hombre hacia el bien y llega a afirmar que la virtud se aprende‖; este aporte, lo aplica Xavier Léon Dufour, al Nuevo Testamento, cuando afirma que ―la virtud es un hábito cuya adquisición perfecciona al hombre‖48. Aristóteles le agrega una 48 DUFOUR, Léon, Xavier. Vocabulario de Teología Bíblica, 957. 139 característica fundamental a esta comprensión, al decir que es una conducta cualificada de los hombres que se basa en la decisión propia. Este último elemento es el que se resalta en el Antiguo Testamento, en el libro segundo de Macabeos, en la muerte de Eleazar, muerte testimonial, por él mismo escogida en fidelidad a Yahvé, hecho al cual se le llama el memorial de su ―ajrethv‖, de su virtud: ―Eleazar dejó su muerte como ejemplo de nobleza y recuerdo de virtud.‖ (2Mac 6, 31). En éste texto, se puede observar la relación del término griego con la concepción bíblica en cuanto al significado del valor y la capacidad que posee una persona para mantener sus principios. En el Nuevo Testamento la palabra virtud la refiere Pablo a Timoteo en la carta a los Filipenses, con respecto a una actitud humana, cuando resalta su trabajo al servicio del evangelio y emite conceptos elogiosos, como el de ser un hombre que no busca sus propios intereses sino los de Jesucristo. En este contexto, la virtud consiste en una relación viva con Dios, una aceptación plena de su Palabra y de su Voluntad, que orientan a la humanidad, por decisión propia, a ser fiel a los caminos demarcados por el Señor, ―es una conformidad con el orden divino”49. La virtud en el libro de la Sabiduría es la que permite al ser humano no consumirse en su maldad (Sb 5,13) y en Isaías 58, 2 el Señor dice que al hombre virtuoso lo busca y le agrada conocer sus caminos. En definitiva, la virtud implica abrirse al acontecer salvífico, es una decisión libre para tomar los caminos de Señor y un mantenerse fiel a la alianza que nace de la fe. Pablo la única vez que aplica la palabra virtud con relación al ser humano, es en el texto que transcribo a continuación y que bien resume éste sentido y significado de virtud: ―Por lo demás, hermanos, todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud o valor, tenedlo en aprecio. Todo cuanto habéis aprendido y recibido y oído y visto en mí, ponedlo por obra y el Dios de la paz estará con vosotros.‖ Flp 4, 8-9 49 Ibíd., 957 140 Luego, el autor de la Segunda Carta de Pedro nos motiva a ―enlazar‖ a la fe acciones de vida que expresen docilidad y fidelidad al compromiso que se adquiere por la fe, que llega a la humanidad por gracia divina. Una actitud que debe ser fruto del amor a Dios, del cumplimiento de la ley fundamental de la Alianza de Dios con la humanidad: ―Amarás a Yahvé tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas‖ (Dt 6,5). Schelkle afirma que la virtud corresponde a una actividad humana pero no la cualifica, adicionalmente relaciona con la fe la virtud contrastándolas con teoría y práctica. Implícitamente afirma que la ajrethv es llevar la fe a las acciones de la vida, planteamiento con el cual estamos de acuerdo, adicionándole, que son acciones de vida que expresan con docilidad y compromiso la alianza que el ser humano adquiere por la fe, con Dios, quien se ha revelado por medio de su Hijo Nuestro Señor Jesucristo. El Padre en su Hijo entrega a la humanidad su propia virtud, y el creyente y la comunidad al abrirse al acontecer salvador, adquieren esa ―virtud‖ y se fortalecen en ella para vivificar a otros. Todo esto nos lleva a no extrañar, en el texto de la Segunda Carta de Pedro, que el autor explicite el término ―virtud‖, como parte de las ―actitudes‖ que conducen a la identificación del creyente con Jesucristo, y que por lo tanto, sea uno de los dinamismos que caractericen al cristiano. Se debe destacar que el autor de la Carta en los versículos 5-7 solo llama ―virtud‖ a la ajrethv que ―orquesta‖, ―enlaza‖ con la fe y con el conocimiento. Los demás ―actitudes‖ son eso, cualidades, ―actitudes”, que debe poseer y vivir quien pretende formar su identidad cristiana. Al ver que el autor de la Carta, no los llama ―virtudes‖ optamos por llamarlas ―actitudes‖ distinguiéndolos de la ajreth. 4.3.3 “Armonizad, enlazad… a la virtud el conocimiento”. Desde el Antiguo Testamento, la experiencia de salvación, se describe en la comprensión de lo que significa ―conocer‖ a Dios, y a este conocimiento es al que se refiere el autor de 141 la segunda carta de Pedro (2 Pe 1,3). Por lo anterior, y para facilitar la comprensión de ―conocer a Dios‖ en el A.T., se pueden tomar como punto de partida los textos proféticos que a continuación se anotan y que exponen lo que es un auténtico conocimiento de Dios, desde la perspectiva de Dios mismo: ―Porque yo quiero amor, no sacrificio, conocimiento de Dios, más que holocausto‖ Os 6.6 ―Juzgaba la causa del cuitado (mísero) y del pobre. Por eso todo iba bien. ¿No es esto conocerme? -oráculo de Yahvé-. Pero tus ojos y tu corazón sólo buscan tu propio interés: derramar sangre inocente, cometer atropello y violencia‖ Jer 22,16 La acepción del término ―conocer‖ que presenta Dios, no se limita a una reacción completamente exterior y formalista sino a una acción que se traduce en la transformación interior del hombre a través de la escucha atenta de la voz Divina y un dejarse instruir por ella (Jer 7,28; Sal 78). El conocer a Dios se despliega en la Biblia en un contexto de vida, no es desbordarse en un saber humano, sino entrar en una relación personal con Dios, que lleve al creyente a tener un corazón nuevo, un espíritu nuevo (Ez 36,26ss). Dentro de este nivel de comprensión, de la palabra conocimiento, el profeta Isaías en 11,9 anuncia como sería una tierra llena del conocimiento de Dios. Él afirma que el conocimiento traería a la tierra la verdad como principio de la justicia, la verdadera paz entre los hombres, una cultura de la no violencia, en estas palabras, los cristianos ven que el conocimiento pleno de Dios se realizará en Cristo Jesús, portador del Espíritu de Yahvé, que gobernará la tierra: “Serán vecinos el lobo y el cordero, y el leopardo se echará con el cabrito, el novillo y el cachorro pacerán juntos, 142 y un niño pequeño los conducirá. La vaca y la osa pacerán, juntas acostarán sus crías, el león, como los bueyes, comerá paja. Hurgará el niño de pecho en el agujero del áspid, y en la hura de la víbora el recién destetado meterá la mano. Nadie hará daño, nadie hará mal en todo mi santo Monte, por que la tierra estará llena de conocimiento de Yahvé, como cubren las aguas el mar.” En el Nuevo Testamento, el sentido del ―conocimiento‖ le da continuidad al manejo que se le da al término en el Antiguo Testamento; designa una relación personal entre el conocedor y el conocido. Este enlace perfecto lo vemos en Juan 10, 14 -15, donde se presenta el conocimiento como expresión de una intima comunión entre Jesús y los suyos y entre el Padre y el Hijo, conocimiento que hará que el Espíritu more en el hombre y lleve al creyente a distinguir entre el conocimiento de Dios y el conocimiento del mundo, y es, en este sentido, que en 1 Jn 4,8 el conocimiento de Dios se hace visible a través del amor al prójimo, como se afirmaba en el Antiguo Testamento (Os 6,6; Jer 22,16): El conocimiento se realiza en el amor (1 Jn 4,8): ―Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor.‖ 1Jn 4,8. Este análisis es coincidente plenamente con la afirmación que hicimos al inicio de este capítulo: ―La Fe y la Caridad contienen las demás “actitudes”, son su sustento y significado, ayudan a sostenerlas y a significarlas, pero así mismo, estas cinco “actitudes‖ alimentan y significan a la Fe y la Caridad‖, son la praxis de la fe y la caridad. El conocimiento de Dios lleva al creyente a la vivencia plena del amor y la caridad, y así mismo, a través de la práctica del amor y de la caridad el cristiano da testimonio de tener un conocimiento de Dios. 143 Schelkle, que es el exégeta que más trata el tema, asevera que el uso de la palabra conocimiento, debe tener una alusión especial anti-gnóstica en el texto de 2P 1, 5-7, y es una exhortación al creyente a la recta comprensión. Son dos acercamientos con los cuales estamos de acuerdo, pero no explicita de qué elemento o elementos debe tener el creyente ―recta comprensión‖. Para llegar a intuir a qué elementos se refiere este ―conocimiento‖ es necesario observar que el autor de la carta utilizó la palabra ―conocimiento‖ siete veces y de estas siete veces, cinco las refiere directamente al conocimiento de Nuestro Señor Jesucristo, y las otras dos, las relaciona dentro de los presentes versículos. Luego, en primera instancia este ―conocimiento‖ está referido a la vida y obra de amor de nuestro Señor Jesucristo, planteamiento que coincide con la conclusión de Schelkle: ―Todo auténtico conocimiento debe dirigirse en último término hacia Cristo, Señor de la iglesia. Este es el signo de su autenticidad.‖50. Conocer a Cristo, como lo afirma Juan, lleva al creyente a entender el verdadero significado del amor: ―Quien no ama no ha conocido a Dios.‖ (1 Jn 4,8ª). La docilidad y fidelidad al compromiso que se adquiere por la fe debe llevar al creyente al conocimiento ―perfecto‖ de Jesucristo, quién es el paradigma del cristiano: ―El camino, la verdad y la vida”. Por esto, el autor de la carta Segunda de Pedro, además de utilizar “la actitud‖ del conocimiento como ―una actitud‖ dentro de las demás ―actitudes‖, lo utiliza, como cierre conclusivo de este dinamismo de ―actitudes‖ en el versículo 8: ―Pues estas cosas, si las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo‖. Premisa que nos prueba, que el dinamismo que genera la práctica de las ―actitudes‖, debe conducir al cristiano al conocimiento pleno de Nuestro Señor Jesucristo. Por eso, el conocimiento es ―una actitud‖ y al mismo tiempo la meta final hacia la cual tiende el creyente, el conocimiento de Dios y de Jesús Señor nuestro. La importancia del ―conocimiento‖ de Jesucristo en la vida del creyente, es tan sustancial que conduce a Juan a afirmar lo siguiente: 50 SCHELKLE, Karl Hermann. Cartas de Pedro – Carta de Judas, 269 144 ―Quien dice: «Yo le conozco» y no guarda sus mandamientos es un mentiroso y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente en él, el amor de Dios ha llegado a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él. Quien dice que permanece en él, debe vivir como vivió él”. 1 Jn 2, 4-6 Éste saber, parece estar muy presente en la tradición cristiana que se encuentra en el texto de la Segunda de Pedro, para que el autor de la carta, reproduzca siete veces el término conocimiento, siempre orientado al conocimiento de Nuestro Señor y Salvador, Jesucristo. Es para él, tan importante esta ―actitud‖, condición para la identificación cristiana del creyente, que en el versículo 1,8 lo complementa con el adjetivo “perfecto‖, buscando que el cristiano potencialice la Fe y la práctica del Amor, presentes en las ―actitudes‖ que lo inducirán a un conocimiento pleno de Cristo, la identificación plena con Él, alcanzando, como consecuencia lógica, la Naturaleza Divina del Señor. 4.3.4 “Armonizad, enlazad… al Conocimiento la Templanza”. El término templanza representa uno de los casos donde coincide plenamente el significado que le dio el mundo Griego y que se conserva en el texto Bíblico. Es una muestra de la influencia helénica, de la que hablamos en el contexto de la carta y es corroborado por las afirmaciones de los exégetas. Me parece útil, iniciar el comentario a ésta palabra con el significado que tenía para Sócrates: ―una virtud que es base y apoyo de otras virtudes, y que caracteriza a una persona, porque, libremente controla las cosas y se domina a sí misma‖. Éste mismo significado es el que se encuentra en la Biblia, en la traducción de los Setenta en el libro del Eclesiástico (18,30-33) donde se orienta a motivar al ser humano a refrenar los deseos, a no dejarse arrastrar por las pasiones. 145 No figura en los evangelios, pero si, en las cartas de Pablo quien utiliza para resaltar el ―dominio propio‖ que tiene que tener un atleta para recibir un premio, y lo coloca como ejemplo para el creyente. Es un modelo analógico para entender la lucha que él cristiano va a tener para lograr su salvación. Podemos afirmar, que este es el sentido que el autor de la Segunda Carta de Pedro le da a ésta palabra, con base en el argumento que se presenta a continuación. Es, en el contexto anterior de la Segunda Carta de Pedro, en el versículo 4b del capítulo 1, donde se explica la necesidad de la ―actitud‖ de la templanza en el creyente. El autor de la carta dibuja un mundo donde se hace necesario el ―dominio de sí mismo‖, porque hay que huir ―de la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia‖. Es un sentido similar al texto del Eclesiástico (18, 30-33) considerado anteriormente. Por lo tanto, esta “actitud” se convierte en un ingrediente fundamental para mantenerse fiel a la fe aprendida de los discípulos, y al amor de Dios. Es la cualidad que se busca con la afirmación de 1,12: “estéis firmes en la verdad que poseéis”. No hay que olvidar que el mantenerse firme en la fe ante las amenazas de los ―falsos maestros‖ que quieren destruirla es una fortaleza que solo es posible alcanzar en la comunión con Jesucristo vivo quien acontece en el creyente para comunicarle su propia identidad: ―en su pasión no profería amenazas, al contrario se ponía en manos del que juzga justamente‖51. El catecismo de la Iglesia católica revela ―la influencia de esta comprensión cuando define “templanza” como la virtud moral que modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados y asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y mantiene los deseos en los límites de la honestidad‖.52 A nuestro modo de ver, el Catecismo limita el alcance de esta “actitud” cristiana, no revelando que la moral, debe poseer la amplitud que contienen las actitudes, como la templanza, que debe vivir aquel que conforma su vida en el seguimiento de Cristo, lugar donde se sitúa la moral cristiana. 51 52 1 Pedro 2,23 VARIOS.Catecismo de la Iglesia católica, 1809 146 4.3.5 “Armonizad, enlazad… a la Templanza la Paciencia Activa”. El significado se refiere a la capacidad que tiene una persona de soportar las contrariedades de la vida, tanto si se limita a sufrirlas en el silencio de su corazón, como a afrontarlas valientemente de un modo activo. Jesús con su actitud para con los pecadores y con sus enseñanzas, ilustra y encarna la Paciencia Divina haciéndose testimonio del Padre para con nosotros. Una exhortación de Jesús a la vivencia de esta “actitud” la tenemos en Lc 9, 55, cuando reprende a sus discípulos por impacientes y vengativos. La misma pasión relatada por Lucas viene a ser ―modelo de toda paciencia‖53, Jesús comprendía el significado y el valor redentor de sus sufrimientos para la salvación de la humanidad. La Segunda Carta de Pedro, invita a ésta práctica, inspirándose en la ―paciencia‖ de Jesús, que lo llevó hasta su muerte de Cruz. En un tiempo donde se niega a Jesús, se introducen herejías perniciosas, se tiene ―por felicidad el placer de un día‖ (2, 13), hay corrupción e interpretación torcida de las Escrituras, la paciencia activa del creyente se convierte en Fidelidad al Evangelio, en mantenerse en el sufrimiento, verdadero contenido de la paciencia, situación que favorecerá el fortalecimiento de la fe, el testimonio de vida y la perseverancia en la Palabra y el Amor de Dios. Es un soportar ―con la esperanza de la salvación el retorno glorioso de Jesús‖. 54 En la carta, como en todo el Nuevo Testamento se expone programáticamente la paciencia divina y la paciencia humana. La humana se expresa en los términos que hemos analizado, y la de Dios, se muestra específicamente cuando se afirma que no es que se retrase la venida del Señor sino ―que usa de paciencia‖ con la humanidad con el propósito de que el ser humano no perezca, ―sino que todos lleguen a la conversión‖ (3, 9). 53 54 DUFOUR, Léon, Xavier. Vocabulario de Teología Bíblica, 622 Ibid., 622 147 Finalmente, otro dato que nos expone la carta para contemplar la paciencia, es entenderla como virtud conductora del Amor y la Caridad como la describe San Pablo en 1 Co 13: ―La caridad es paciente, es amable‖. Es la paciencia que Jesucristo tuvo para con el pecador, su paciencia cotidiana, la que revelará su amor. 55 El amor fraterno entendido como caridad es el gran punto de confluencia de las ―actitudes‖ que le dan identidad al cristiano, incluyendo en grado sumo la paciencia, que el autor de la Carta nos muestra como parte fundamental del camino salvífico. Por todo el análisis anterior, podemos como fórmula conclusiva, afirmar que la paciencia en la Segunda Carta de Pedro se hace necesaria para la humanidad porque es una característica que favorece, como la templanza, el mantenerse firme en la fe y lleno de esperanza, en situaciones de gran tribulación, y así mismo, prepara al creyente a vivir con plenitud el amor. Respecto a la palabra ―activa‖, nos atrevemos a afirmar, que el texto bíblico se refiere, a que la espera no debe ser en actitud de resignación, sino más bien en tenso y esperanzador apoyo en Dios, quien es el objetivo de la espera, como se expone implícitamente en Isaías 40,31. Es trabajar sin descanso, por la salvación del creyente y la comunidad, dentro de la dimensión del amor fraterno y la caridad; es soportar sin desfallecer, en la Fe y el Amor, las limitaciones y ataques del prójimo. Sin una Fe profunda y un Amor fundamentado en Cristo, sería imposible vivir esta virtud, que reclama ―dominio de sí‖, esperanza en Dios, y voluntad férrea, para no ceder a la tentación de la pasividad y el desaliento. ¿No es esta actitud aporte de vida para la transformación de la humanidad tambaleante, miedosa y escurridiza? 4.3.6 “Armoniza , enlazad… a la Paciencia Activa, la Piedad”. En el griego moderno el comportamiento piadoso se relacionó con un comportamiento religioso; pero fue Orígenes quién caracterizó éste comportamiento, denominando a la 55 Ibid., 623. 148 piedad como ―temor respetuoso‖. Una actitud originada en el hecho de estar el ser humano frente a algo excelso, sublime, y por lo cual, puede existir el riesgo de un comportamiento indebido en su presencia. Este significado del griego moderno tiene su correspondencia en el Antiguo Testamento en Ex 3, 6, cuando se observa, en la actitud de Abrahán, un amor reverencial ante la presencia de Dios: ―Y añadió: «Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.» Moisés se cubrió el rostro, porque temía ver a Dios‖. Así mismo, corresponde a este significado el que se encuentra en Proverbios 28, 14 con un significado de ―temor cuidadoso” y “conveniente”: “Dichoso el hombre que teme siempre‖. Luego, con base en estos significados, el punto de reflexión sería: ¿este temor cuidadoso, conveniente y respetuoso para con Dios, que consecuencia soteriológica trae para la humanidad? parte de la respuesta, a éste interrogante, se puede encontrar en el Salmo 25, 12-14 que expresa: ―Cuando un hombre respeta a Yahvé, Él le indica el camino a seguir; vivirá colmado de dicha, su estirpe poseerá la tierra. Yahvé se confía a sus adeptos, los va instruyendo con su alianza.‖ La piedad facilita un encuentro personal entre el ser humano y Dios. Éste hecho se corresponde con los significados que en un primer momento tomó la palabra piedad (eujlavbeia), hesed en el Antiguo Testamento, que designaba la relación que une a los parientes y que implica una ayuda mutua, eficaz y fiel: ayuda mutua (Gen 47,29), amigos (1 Sam 20,8), aliados (Gen 21,23), la diferencia se encuentra en que esta relación de ayuda mutua, eficaz y de fidelidad es con Dios. 149 Por lo anterior, y basándonos en el estudio diacrónico del término, la piedad en la relación con Dios corresponde al lazo que se establece entre Él y su pueblo a través de la Alianza. Al amor misericordioso de Dios debe corresponder la obediencia fiel y el culto amante del pueblo (Dt 10,12s). De este amor, practicado para con Dios, debe fluir el amor fraterno entre los hombres a imitación de la bondad Divina. Éste significado que coincide y explica el por qué la siguiente “actitud” que ―añade‖ el autor de la Segunda de Pedro es el Amor Fraterno. La Piedad debe llevar a la vivencia del Amor Fraterno, la vivencia de la caridad. Por esto, el texto de Oseas 6,6 confirma este enfoque al puntualizar que la piedad no está en los ritos, sino en el amor que los anima. La piedad indica una situacionalidad por parte de la criatura, quien se reconoce como tal, ante su Creador. Esto implica un reconocimiento de la trascendencia y omnipotencia de Dios; ante Él la criatura se sitúa en unión amorosa llena de reconocimiento. La piedad, así mismo, indica un amor reverencial, comprendido como el amor que une a Dios con la humanidad. El ser humano teme, a su vez, romper esa unión, rompimiento nunca causado por Dios, sino por el ser humano a causa del pecado. Podríamos afirmar, que la piedad es un vínculo de amor y de unidad que se deriva de la toma de conciencia de la identidad divina y conoce la identidad humana. Para concluir este análisis, con el Nuevo Testamento, es relevante en la línea que asume ésta investigación, tomar el texto de 1 Tim 6, 3-10, donde la piedad se comprende como el asumir una vida cristiana con todas sus exigencias. En este mismo texto se afirma, que el atenerse a una doctrina que es conforme a la piedad, evita a la humanidad involucrarse en disputas y contiendas o en el afán del dinero, que desvía del propósito de la fe. El culto amante que une al pueblo con Dios, es componente fundamental de la piedad, se refiere a la forma como los hombres, han expresado a través de oraciones, sacrificios, cantos de alabanza, su búsqueda de Dios, un culto que está inscrito en el orden de la 150 creación (Gn 1,14)56 y que tiene como propósito dialogar con su Creador, reverenciarlo a través de ruegos y súplicas (Hb 5,7). No se puede amar a Dios sin creer en él y no se puede amarlo sin amar al prójimo. Pero no se puede amar a Dios ni al prójimo sin conocerlos y no se les puede conocer sin tender, sin construir la comunión con ellos, esto es, amándolos. La experiencia cristiana es tanto cognoscitiva como amorosa, es silenciosa, contemplativa y eminentemente activa. Por último, podemos ver cómo en la piedad se contienen las demás ―actitudes‖ que le dan identidad al creyente cristiano, desde la fe, en el conocimiento de Cristo y en el dinamismo soteriológico del Amor, se interrelacionan y se exigen mutuamente. Es, tal vez, en la ―piedad‖, entendida como experiencia, como encuentro entre lo humano y lo divino donde se entretejen claramente los demás dinamismos en diálogo con la realidad. En la piedad se unen el conocimiento, la fe, y el amor. La experiencia de la ―piedad‖ entendida como comunión con lo divino, restablece la armonía entre lo material y lo espiritual, entre lo terrenal y lo celestial. Tenemos que ser conscientes de las diferencias entre los distintos ámbitos pero sin fragmentar lo humano. El autor de la Carta apuesta a la integralidad humana que no puede salvarse sino en comunión con Dios y con el otro. Por eso, la realidad solo puede transformarse si se ama, y no se puede amar si dicha realidad no se conoce. Solo cuando la fe, el amor y el conocimiento se unen, se reconoce el núcleo amoroso de toda realidad. No se puede amar al Creador si se rechaza la creación. El amor a Dios y al prójimo es el miso amor y no se puede amar a Dios, sino se ama lo que de Él viene y al Él debe volver. Por eso, en estos versículos encontramos que en la fe, como causa permanente y en el amor, como meta presente, en toda la trayectoria humana se armonizan las ―actitudes‖ del hombre que vive aquello que le permite integrarse en el ser y en el actuar entendiendo que no existe piedad, ni paciencia, ni templanza, ni virtud, sin conocimiento, sin amor, ni nada de esto puede ser sin la acción, sin la praxis que se encuentra animada por el dinamismo soteriológico de Cristo presente y meta de todo 56 VARIOS.Catecismo de la Iglesia católica, 347 151 conocimiento y única posibilidad de conducir al ser humano a la comunión con la esencia divina. El amor es posibilidad de salir hacia el otro, es a la vez unitivo en aquel a quien se encamina. No puede haber piedad sin fe y sin amor y no hay amor sin la salida de uno mismo hacia el amado. El amado no es simplemente ―otro‖, ni tampoco soy yo, es un TU a quien yo amo como a mí mismo. No hay que olvidar que aquello que identifica al creyente no le permite separar la acción de la contemplación. 4.4. CONTEXTO INMEDIATAMENTE POSTERIOR Así como hemos podido comprobar la importancia del contexto anterior, que contiene las acciones soteriológicas de Jesucristo, que dinamizan el sentido y el significado que el autor de la Carta quiso darles a las ―actitudes‖ propias del cristiano contenidos en los vv. 3-5. Se hace necesario, ahora, contemplar detenidamente el contexto posterior, hacia donde confluye el contenido soteriológico que se inicia en el contexto anterior en los versículos 57 y culmina en los versículos 10-11 con el propósito de comprender la unidad y la coherencia del texto. Unidad que se evidencia en el análisis sincrónico, donde se retoman las acciones soteriológicas de Jesucristo significadas por los campos semánticos de poder, vida, piedad, conocimiento, gloria, virtud, promesa, naturaleza divina a las que nos referimos en el contexto inmediatamente anterior, y que reafirman la acción salvadora de Cristo en toda la carta, dentro de contextos inmediatos que estimulan a la comunidad a vivir en santidad, la previenen contra la aparición de falsos maestros y la motivan a afianzar su fe en la veracidad del testimonio apostólico. ―Por tanto, hermanos, poned el mayor empeño en afianzar vuestra vocación y vuestra elección. Obrando así, nunca caeréis. Pues así se os dará amplia entrada en el Reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo‖. Estos versículos 10 y 11, conforman el contexto posterior y decimos que hacia esa entrada amplia y gloriosa al Reino eterno de nuestro ―Señor y Salvador Jesucristo‖ se encaminan las ―actitudes‖ que el creyente vive 152 afirmando su identidad cristiana en este mundo y son ellas como consecuencia del dinamismo soteriológico de Jesucristo, las que lo encaminan a su encuentro. Afianzar vuestra vocación y vuestra elección (1, 10- 11) El versículo 10 se enlaza con los versículos anteriores a través de las palabras “por tanto”. En el texto inmediatamente anterior se enfatiza que no poseer las ―actitudes‖ señaladas hace de la persona un ser ―ciego y corto de vista‖, por esto, el autor estimula al cristiano a afianzar la vocación y elección características de su identidad cristiana, a través de la praxis de dichas ―actitudes‖, como dinamismos que conducen al conocimiento pleno de Nuestro Señor Jesucristo. Sin dicho conocimiento, la persona olvida la salvación que le ha sido concedida57, ―ha echado al olvido la purificación de sus pecados pasados‖ (9b), olvido de su identidad pecadora, posibilidad de conversión. En estos dos versículos se presentan las ―actitudes‖ como forma de obrar que no deja caer al creyente, y que le dará ―amplia entrada en el Reino eterno de Nuestro Señor Jesucristo‖. La acción salvífica de Cristo en el creyente, se reconoce a través de la praxis de dichas ―actitudes‖. El Reino Eterno ofrecido por Cristo es el Don de Dios por excelencia, es el valor que hay que adquirir a costa de todo lo que se posee (Mt 13,44ss). Si bien, el alcanzarlo es gracia de Dios, la humanidad debe responder a esa gracia: los que se empecinan en su pecado, los injustos no heredarán el Reino de Cristo y de Dios (1 Co 6,9ss; Ga 5,21; Ef 5,5). Este será heredado por el que cumple la voluntad del Padre (Mt 7,21), especialmente en la caridad fraterna (Mt 25,34). En el Nuevo Testamento, el Reino de Dios y la realeza mesiánica se unen en forma estrecha por que el Rey-Mesías es el mismo Hijo de Dios. Jesús es el centro del misterio del Reino, Él es el Reino mismo. 57 GNILKA, Joachim. Teología del Nuevo Testamento, 466. 153 Es en este contexto, donde se confirma que Cristo es la fuente de la salvación y que las ―actitudes‖ vividas por el creyente, en comunión con Cristo, son puerta de entrada a ese Reino Eterno de Dios. Partiendo de la fe y teniendo como fin la caridad, actúan las dos, dinamizadas en una unidad, y son fortalecidas por la “virtud”, el “conocimiento”, la “templanza”, “la paciencia” y el “amor fraterno”, todas en su conjunto contribuirán a que el creyente, activa y fértilmente, llegue a tener un conocimiento perfecto de Nuestro Señor Jesucristo, como lo hemos afirmado anteriormente58 El testimonio apostólico (1, 12-21) El autor de la carta quiere entregar un testimonio y exhortación apostólica en el nombre de Pedro, quien estuvo presente en el momento de la Transfiguración y que ahora, por manifestación de Jesucristo, siente cercana su muerte. Por ello, invita a la comunidad a mantenerse firme y a esperar, con base en el conocimiento dado por los apóstoles de ―la venida de nuestro Señor Jesucristo‖. Fue voluntad de Jesús propagar su mensaje por medio de hombres que fueran como Él mismo. Llama a doce personas a ser pescadores de hombres para que como Él, anuncien el Evangelio. Los envía en misión a hablar en su nombre (Mc 6, 6-13), reciben autoridad especial sobre la comunidad que deben dirigir (Mt 16, 18; 18,18). Estos hombres se constituyen en los fundamentos del ―Nuevo Israel‖59, y jueces en el último día (Mt 19,28). A estos, el Resucitado, les da el encargo de reclutar discípulos y de bautizar a todas las naciones (Mt 28, 18ss.). Este mensaje de Jesús de hacer en su nombre ―nuevos discípulos‖ es lo que el autor de la Carta quiere concretar a través del conocimiento de las ―actitudes‖, requisitos que deben caracterizar, en este momento, la identidad del cristiano, desde la persona de Cristo y su acción salvadora, en común unión con el pueblo creyente, que los práctica y comunica, en la vida del Resucitado. 58 59 Ver páginas 143-144 DUFUOR, Léon, Xavier Vocabulario de Teología Bíblica, 98 154 El autor quiere actualizar el mensaje de la Iglesia Apostólica. Busca generar en el creyente confianza en el contenido de la Carta, credibilidad en el programa de salvación, que traza para el cristiano, a través del acontecer salvador de Cristo presente en el actuar y ser de los cristianos, reforzando su mensaje con las palabras: ―Por esto, estaré siempre recordándoos estas cosas, aunque ya las sepáis y estéis firmes en la verdad que poseéis‖. Este ―estaré siempre recordándoos‖ indica que el dinamismo soteriológico presente en la praxis de la vida del creyente, debe ser actualizado siempre, tanto en él como persona, como en su comunidad. Otra acción salvadora importante dentro del contexto posterior, que se encuentra en éste fragmento es ―la venida de nuestro Señor Jesucristo‖. Esta relación soteriológica de Cristo, identificada en el análisis sincrónico, parousiva (parousia. Venida, presencia), es fuente de antagonismo, porque la no llegada pronta de Jesucristo, se convierte en elemento para desalentar a la comunidad creyente. Pareciera, que el autor de la Carta con las actitudes como la Piedad y la Paciencia activa, exhorta a la comunidad a mantenerse firme contra los mensajes desesperanzadores. Por tanto, es relevante, dentro de este contexto posterior, recordar el significado de la parousiva en el Nuevo Testamento: Venida – parousiva Jesús ya, ha se ha hecho historia, ya ha venido, ya ha resucitado, pero tan fuerte es para el pueblo cristiano, su segunda venida gloriosa, que el término que examinamos no se usa para referirse a su primera venida, sino para la segunda, después de haber Cristo Resucitado, y Ascendido a los cielos. Para la Venida Gloriosa, los autores de los sinópticos y Juan usan ―día del Señor‖ y Pablo parousiva. En 1 y 2 Tesalonicenses (1 Ts 2,19; 3,13; 4,15; 5,23; 2 Ts 2,1, 7-8) su uso es extendido y trae consigo sentimientos de consuelo y de esperanza para ese momento del acontecer pleno de Cristo en la integralidad de cada creyente. En 1 Co 15, 22 se constituye en el gran momento en que todas las cosas van a estar sometidas a Cristo. 155 En Hebreos persiste esta idea de esperanza de una venida futura (9, 28;12, 26) y se refiere a la paciencia como a una ―virtud‖ ―para cumplir la voluntad de Dios y conseguir así lo prometido‖ (10,37) e invita en 12, 26 a ―ofrecer a Dios un culto que le sea grato, con respeto y reverencia‖, que como describía en el contexto anterior, se refiere a la vivencia de la ―actitud‖ de la piedad. Santiago, Pedro y Judas se refieren a la parousiva de Cristo. En Pedro esta manifestación es decisiva e inminente (1 P 1,5; 7,13) y en la Segunda de Pedro, Carta motivo del presente análisis, sale al paso de las objeciones de los que se burlan de este acontecimiento (2 P 3, 34), aduciendo que la demora de este momento es por la Paciencia de Dios (2 P 3, 8-9), que corresponde a la gran espera que mantiene el Señor para que se logre en libertad, la conversión de la humanidad. Éste mantenerse firmes en la parousiva, es una invitación a los creyentes para que esperen y apresuren el acontecimiento de la venida del Señor. En este texto, el autor, realiza una de las afirmaciones más conocidas y referidas en la apologética bíblica, la defensa a la Iglesia y a la tradición apostólica, cuando afirma: ―ante todo, tened presente que ninguna profecía de la Escritura puede interpretarse por cuenta propia; porque nunca profecía alguna ha venido por voluntad humana, sino que hombres, movidos por el Espíritu Santo, han hablado de parte de Dios‖. Es una aseveración en la que el autor pone en cuestión el derecho de la interpretación privada de la Escritura y afirma su inspiración Divina. Con esta manifestación, corrobora su autoridad y la veracidad de las palabras de su exhortación. Es importante, para nosotros, los investigadores con el método de estudio ―Análisis Teológico Semántico‖ este texto, porque para el método el texto es el Referente y nuestra investigación se alimenta de él. Una tradición que se ha movido en la historia de nuestra Iglesia apostólica y que se basa ―En el respeto al texto y a sus diversas dimensiones‖60, 60 ORTIZ, VALDIVIESO. Pedro, S.J. y JIMÉNEZ, DE ZITZMANN. María Lucia. Análisis Semántico – Teológico del Nuevo Testamento, 26. 156 porque ―uno de los criterios más importantes para juzgar la validez de cualquier interpretación es el respeto al objeto que se quiere investigar, en este caso, al texto… no puede construirse haciéndole violencia, para hacerlo decir lo que a un lector le interesa. El intérprete tiene que escuchar al texto, no puede imponerle el sentido o el significado que a él le conviene.‖61 En nuestro método, se busca que la interpretación sea lo más fiel posible, por eso, damos también una gran relevancia al conocimiento de los contextos tanto amplio como inmediatos, anteriores y posteriores. Los contextos nos dan a conocer las situaciones que motivaron el escrito, nos ponen en diálogo con el autor y sus intereses, nos permiten, como en nuestro caso, precisar no solo las intenciones del autor sino el alcance y la relacionalidad de las afirmaciones soteriológicas. La significación de estas, a través de los campos semánticos, amplía y precisa y por eso se hace necesario el análisis diacrónico de los términos que ayuda a conocer su significado y el sentido que ocupan dentro del texto. Con todo lo anterior, afirmamos que podemos conocer mejor su alcance iluminador y transformante para aquella realidad que motivó su realización y su efecto de luz y conversión para nosotros hoy. La condena de los falsos maestros (2, 1-22; 3 1-6) El autor de la carta previene a la comunidad cristiana ante la llegada de falsos profetas. Es un bloque que parece sacado de la carta de Judas, pero con un rasgo diferenciador notable que es el no uso de los ejemplos ―no canónicos‖ de la carta de Judas, hecho que puede tener relación con la consideración que analizamos en el ítem 1.3.1 62 del presente trabajo, donde el autor hace defensa implícita del contenido de las Escrituras y así, él mismo, ejemplo, no usando en sus escritos hechos que no estén relatados en la Sagrada Escritura. En general, en estos versículos se exhorta al creyente de la comunidad destinataria, y al creyente de la iglesia futura, a apreciar y tener muy en cuenta la profecía veterotestametaria. A ponerse en guardia ante el falso uso de la misma, por el surgimiento 61 62 Ibid. Página 17 157 de ―falsos profetas‖ (2,1), y en el futuro ―falsos maestros‖, que tratarán de engañar a la comunidad cristiana (2 P 2,1-3). Estos ―falsos maestros‖ (2,1), con el propósito de seducir a las ―almas débiles‖ (2,14), cuestionarán las verdades del Evangelio, como la Parusía y acomodarán el mensaje de las Escrituras, de acuerdo a su ―codicia‖ (2,14), ―placeres‖ (2,13) y apetencias impuras, de las cuales son esclavos. Esta situación, también la había vivido Pablo en sus comunidades, como se puede evidenciar en 2 Co 11, 13, donde previene contra los ―falsos apóstoles‖ que a su vez, son ―trabajadores engañosos que se disfrazan de apóstoles de Cristo‖. En 1Tm 1, 1-2 invita a Timoteo a permanecer en Éfeso y a enviar maestros que no enseñen doctrinas extrañas que promuevan disputas evitando la realización del plan de Dios, disputas que tienen su origen en el no entendimiento de lo que dicen y afirman, por lo cual desvían su conducta y caen en vana palabrería. Invita al creyente a evitar estas ―fábulas‖, ejercitándose en la práctica de la Piedad (1Tm 4,7b), como lo hace el autor de la 2 P en 1, 5-7, aduciendo, que la ―piedad es provechosa para todo, pues tiene la promesa de la vida, de la presente y de la futura‖ (1 Tm 4,8). En 2 Pe 3, 1-11 se reafirma el mensaje de los versículos del capítulo 2, y se invita al seguidor de Cristo, de todos los tiempos, a mantener convenientemente la ―santa conducta‖ (3,11) y la ―piedad‖. Ésta última palabra, eujsevbeia, facilita visualizar la unicidad del texto con lo descrito en 1, 5-7. La palabra ajnastrofaViV:, (3,1-11) traducida como ―santa conducta‖ es un sustantivo que en el griego secular significa ―clase de vida‖, ―conducta‖ ó ―comportamiento‖. Estos son significados apropiados para valorar un encuentro de vida con Jesucristo, objetivo esencial de la 2P. Esta carta anhela un encuentro con la fe ―preciosa‖, que genere en el creyente, un nuevo estilo de vida, una nueva forma de actuar, un comportamiento de acuerdo con la voluntad de Dios, resultado de la respuesta sincera y de vida a la invitación de Cristo, testimoniada por los apóstoles, y asegurada en la ―firmísima palabra de los profetas‖ (1,19). En este sentido, en 3,14, el autor hace énfasis en la palabra spoudasate- ―poner empeño‖, realzando la firmeza que el cristiano debe tener para ser 158 hallado en paz ante la presencia del Señor. Estas palabras son las que el autor de la carta utiliza en el versículo 5 como introducción a las ―actitudes‖ que debe vivir el creyente para salvaguardar ante el peligro, su identidad cristiana: ―poned el mayor empeño‖, palabras que se constituyen en una invitación a hacer todo lo posible, para actuar conforme a la fe que se ha recibido, para vivir la realidad de la salvación que por gracia de Dios hemos recibido de Jesucristo. El ―empeño‖ nace de la gracia de Dios a través del acontecer de Cristo en la Comunidad. Finalmente, en el versículo 18, en la exhortación conclusiva del texto, vuelve el autor a ratificar la unidad de la carta, planteando su deseo inicial (1, 5-8) de que la comunidad haga progresos ―en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo‖, tema que enmarca toda la carta y que armoniza coherentemente con el dinamismo soteriológico que ésta comunica al creyente a través de las ―actitudes‖ presentes en 5-7. Dinamismo que se concreta en una acción transformante y vivificadora de la comunidad, que nace de los principios fundamentales de la verdad cristiana, la Fe y el Amor. Fe y Amor que dinamizan las características que deben animar la vida del creyente, y le dan su razón de ser, estas “actitudes” se entrelazan en su contenido significativo, y actúan en forma conjunta (ver el siguiente ítem 4.5), especialmente en tiempos difíciles, facilitando a la persona y a la comunidad cristiana a mantenerse en los principios del evangelio, que le darán la “entrada en el Reino Eterno de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 P 1,11) 4.5. EL SENTIDO DE LA PALABRA ejpicorhghvsate La importancia de esta palabra nos hace en este momento recordar lo que se dijo en el numeral 4.263 para reafirmar, que el texto no describe una ―escala ascendente de virtudes‖, como lo afirman algunos comentaristas sino, ―actitudes‖ profundamente dinámicas, que se entrelazan reclamándose, unas a otras, fundamentadas en los dos pilares 63 Páginas 127-132 159 que conforman la identidad cristiana, para desde ella, dar respuesta a los ―falsos maestros‖ que buscan destruirla. Adicionalmente, y en consonancia con lo dicho anteriormente, esta palabra en un estricto sentido etimológico, se puede descomponer en tres elementos: ejpi - coroV – hgevomai, que significan “conducir un coro”: Nos remite a la acción que realiza el director de un coro, que va armonizando y enlazando voces, integrando sonidos, realizando silencios en la interpretación de su obra coral. Esta figura, que nace del significado etimológico de la palabra ―ejpicorhgevw‖ es muy apropiada para describir la acción dinámica de las ―actitudes‖ que deben caracterizar a la persona del cristiano y que el autor de Segunda de Pedro, plasma en los versículos 5-7 de su carta y que se han estudiado en forma detallada en la presente investigación. Éstas, como un coro deben actuar, haciéndose realidad en la vida del creyente. Dependiendo de la situación de vida que enfrente, el acento vocal va a distinguir en un determinado momento una ―actitud‖ más que las otras, pero las demás, con un sonido ―piano‖, deben estar acompañando armónicamente la obra, actuando en unidad. Así mismo, de acuerdo al momento que viva el creyente, actúan, en ocasiones, al unísono, y en otras se marcará más la voz de una de ellas, con el propósito de mantener la melodía de la Fe y el Amor cristianos. Esa Fe preciosa y ese Amor, que compuso y nos ha comunicado el Padre Creador, a través de su Hijo, Nuestro Señor y Salvador, Jesucristo. Con la práctica armonizada de todos estas ―actitudes‖ el creyente, por la gracia y el poder de Jesucristo, puede dejarlo acontecer en su persona, permitiendo que su dinamismo salvífico lo convierta a él mismo, en un Cristo vivo, agente soteriológico de su comunidad. Todo lo anterior, con el propósito final y único, como lo expresa hermosamente el autor de la carta, de llegar a ser él y su comunidad, ―partícipes de la Naturaleza Divina‖ (2P 1,4b). Una Naturaleza Divina inspirada en el Amor, fundamentada en el Amor y proyectada en el Amor. Cada ―actitud”, es una voz de ese coro, que le va a colaborar al creyente al interpretar la partitura de la vida, partitura que, compuesta por Jesucristo Salvador, quiere él 160 interpretarla en y con su Iglesia, al unísono, para que la salvación del género humano y el establecimiento del Reino de Dios sea una realidad. 161 5. APORTE A LA REALIDAD El autor de la carta, alerta a la comunidad cristiana futura, ante una realidad que acontecerá y pondrá a prueba la fe y la identidad del creyente. Esta realidad vivirá problemas muy graves como: Corrupción por la concupiscencia Falsos maestros que distorsionan el camino de la verdad Libertinaje Codicia Adulterio Seducción por las pasiones de la carne Hipocresía Sarcasmo ¿Será que esa realidad vivida por el autor de la carta se puede aplicar a la realidad que vive el creyente del mundo de hoy?, si la respuesta es sí, podemos también afirmar, que en esta misma carta, el creyente de hoy, encuentra la fórmula, generada por el poder y la gracia de Nuestro Señor Jesucristo, para enfrentar su realidad y mantenerse fiel a la fe en Cristo y convertirse en agente soteriológico de su comunidad y del mundo. Podemos afirmar, que es plenamente vigente este dinamismo salvador, y camino seguro que favorece la entrada del Reino de Dios. Por que el ser humano creyente y libre, permitirá que Jesucristo viva en él y que el acontecer de su Reino se convierta en realidad, transformando así su entorno para vivir la plenitud de su fe, encarnada en el amor fraterno, en la caridad. 5.1. ¿CÓMO SE VIVEN HOY LOS ACONTECIMIENTOS DESCRITOS EN LA SEGUNDA CARTA DE PEDRO? Es importante aclarar que las reflexiones que vienen a continuación, no tienen como intención ―satanizar‖ la realidad; ciertamente es un esfuerzo por actualizar el mensaje de la 162 Segunda Carta de Pedro, en sus versículos 3 – 5, a la realidad de hoy, cuya similitud se puede percibir sin mayores esfuerzos a través de una observación autocrítica de los acontecimientos que se están viviendo en el mundo y en nuestro país. Por lo tanto, iniciamos esta parte del trabajo con la siguiente pregunta: ¿Qué situaciones de la realidad podemos constatar, en el mundo de hoy, similares a las que vivió la comunidad destinataria de la carta? 5.1.1. Corrupción en el mundo por la “concupiscencia” Asumiendo a Pablo, para quien la concupiscencia es la raíz de todo pecado (Rm 1, 24-32; Ga 5, 16-26), y ésta a su vez, se manifiesta en hechos observables en la cotidianidad de hoy, a continuación se describen algunos de ellos, que son fruto de ésta inclinación al mal y que se traducen en apetencias, codicia y corrupción: Voy a referirme a algunas de las tantas situaciones que pueden ayudarnos a verificar la necesidad que tenemos de ―salvación‖ y lo que logramos si recuperamos nuestra verdadera identidad de cristianos. Es fácil verificar que una de las causas de la crisis financiera inmobiliaria, que se ha desatado en el mundo bancario de E.U., pero que también la hemos vivido en Colombia en años anteriores, tiene su origen en ―esa inclinación‖ egoísta y codiciosa, de grupos económicos, que buscan enriquecerse cada vez más, sin importar la realidad socioeconómica de la familia, que tiene la necesidad de solicitar un préstamo para adquirir una vivienda. Esto conduce a los funcionarios del sistema a la práctica ―perversa‖ de cobrar altos intereses por encima de lo justo (usura), ocasionando, en el mediano plazo, el ―desangre‖ económico de las familias, que llegan a vivir situaciones de insolvencia económica, que las obligan a entregar el bien adquirido a la entidad que les hizo el crédito hipotecario, la cual a su vez, con la intención de no perder ese dinero y aún ganar más, 163 intenta vender éste bien a otra familia, que va a tener ésta misma dificultad financiera en el tiempo, llegándose a un punto de empobrecimiento generalizado de la sociedad, donde los mismos bancos no encuentran compradores, y por lo tanto, la organización va a ser ―víctima de su propio invento‖, y por leyes de mercado, va a acumular una serie de activos que nadie le va a comprar, y su cartera, va a tender a un precio de ―0‖, produciendo el empobrecimiento del mismo banco. ¿Que origina este estado de empobrecimiento general de la sociedad?: la codicia de algunos pocos, a costa del mayor empobrecimiento de muchos pobres. Otro gran padecimiento de la sociedad actual se origina en la seducción que ejercen en la humanidad las pasiones de la carne, el ―libertinaje‖ en el campo de la sexualidad, acelerado por los medios de comunicación, que están provocando la descomposición familiar, la descomposición ―mental‖ del individuo, la prostitución de la juventud, la pérdida de los valores espirituales, grandes dificultades emocionales al interior de las familias, enfermedades, etc., situaciones que conducen al desmoronamiento social, a la descomposición de la integridad física y síquica de la sociedad. El adulterio y la infidelidad, que está trayendo consigo la desintegración de las familias, la violencia intrafamiliar, el desarraigo y las crisis emocionales de los hijos, que se convierten en víctimas inocentes de este conflicto y que les puede ocasionar inseguridad y baja autoestima; problemas que aunados a otras ―patologías sociales‖ como la drogadicción, el alcoholismo, etc. llevan finalmente a la muerte de la célula de la sociedad: la familia. Hoy, pululan los ―falsos maestros‖ que creen tener la verdad y por este ―egoísmo‖ intelectual, dan origen a procesos de desunión en la comunidad, generando tensiones y rivalidades por disensiones conceptuales. En ocasiones, estos falsos maestros simplemente esconden en las ideas sus deseos egoístas, su soberbia, sus ambiciones personales de poder o de dinero. La hipocresía, ―la doblez‖ o falsedad humana, cuya raíz la puso al descubierto el mismo Jesús, fijándose especialmente en los fariseos. A través de esta actitud, la sociedad se llena de desconfianza, y se expande a través de ella, la codicia, la mentira, el engaño, 164 etc. se establece un mundo donde la verdad es relativa, y va a depender del poder económico, social o político de quien la dice. Se ha generalizado la instrumentalización del ser humano, el ―dinero‖ y no la dignidad humana como razón de ser de la sociedad. Al ser humano el mundo de hoy, lo está despojando de la Gracia Divina de la transcendencia, porque lo ha convertido en un objeto mas de producción y consumo, que ha traído entre otras consecuencias la ―eutanasia‖, la posibilidad de que el mismo hombre decida sobre la vida del individuo, porque ésta ya no es ―útil‖ o productiva, sino más bien una ―carga social‖. Todos estas inclinaciones han acechado a la humanidad de todos los tiempos y ningún creyente de hoy se encuentra a salvo de las situaciones descritas y de muchas otras, que se originan en la concupiscencia humana, y es por esto, que el autor de la Segunda de Pedro previno al cristiano de ayer, y así mismo, como claramente lo podemos observar, al creyente de hoy, y lo impulsa a que no pierda el don ―precioso de la fe‖, porque éste lo resguardará de ―la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia‖ (2 P 1,4b), le permitirá transcender, y no caer en el engaño de convertirse en un instrumento social. El autor de 2 P, alienta al ―hermano‖ (1,10) de hoy, a que encarne la Fe y el Amor cristiano a través de la práctica de las ―actitudes‖ que fortalecen y salvaguardan su identidad, que por éste camino se transforme en baluarte de vida, para él y para su comunidad. Lo invita, de forma concluyente, a un actuar coherente con la persona de Jesucristo, a compartir su Naturaleza Divina, y a convertirse en constructor del Reino eterno de Dios. 5.1.2 Las “actitudes” del cristiano descritas en la Segunda Carta de Pedro 1, 5-7 asumen la realidad y se convierten en camino salvífico Como el tema se ha venido desarrollando en todo el trabajo, en este punto solo vamos a exponer, con base en los sentidos y significados que hemos podido comprender a través de la investigación, ―dinamismos claves‖ que deben ser tenidos en cuenta por el cristiano de 165 hoy, para que sin apartarse del mundo, fortalezca su fe y lo convierta en agente de salvación, para sí mismo y para su comunidad. Debe ser claro, que este discernimiento, que viene a continuación sobre su praxis hoy, no es más que un pequeño acercamiento ilustrativo, que ayuda a comprender el poder soteriológico que tienen las ―actitudes‖ descritas en la segunda carta de Pedro, para el creyente, y que hemos estudiado durante todo el trabajo. Cada una de ellas, vivida dentro de la Fe y el Amor, tendrá, en sí mismo y de forma interrelacionada, infinitas formas de significarse en la vida del creyente y de la comunidad, como también infinitas posibilidades de realización en la vida de los creyentes y de las comunidades hoy. Un elemento que se debe considerar y resaltar en este momento, y que implícitamente va a ser visible en los siguientes enunciados, como lo referí en el capítulo 4, y musicalmente lo interpreté en el ítem 4.5, y que así mismo, ha sido el trasfondo de esta investigación, es la necesidad del actuar armónico de este conjunto de ―actitudes‖ propias de la vida del cristiano. Aunque en un momento dado, por el contexto de la realidad, se dé más acento a una u otra, o se haga más visible una en especial, para la praxis de ésta, necesitamos de la confluencia de las demás. Todas ellas deben estar presentes en cada momento de la existencia del cristiano, se necesitan unas a otras, deben actuar acompasadamente entre la fe y el amor, que por gracia hemos recibido de Dios Padre a través de su Hijo Jesucristo, Fe y Amor que las dinamizan, las explican y las justifican. La virtud. Debe ser lo primero que el cristiano debe esculpir en su vida creyente, para despertar como lo dice 2 P 3,1 el ―recto criterio‖ y con base en éste, tomar el mejor camino para el desarrollo de su vida. La ―virtud‖ como se describe en las conclusiones, es esa capacidad que tiene el ser humano, por decisión propia (Aristóteles) de mantener la tendencia hacia el bien (Sócrates); y el bien 166 para el cristiano es, como lo dice Pablo, seguir los intereses de Jesucristo: fundamentar la existencia en el AMOR. Esta ―virtud‖ motiva al discípulo de Cristo, en el mundo de hoy, a no consumirse en la maldad (Sb 5,13) y buscar incesantemente conocer y transitar por los caminos del Señor (Is 58,2). El creyente virtuoso tratará de actuar de manera coherente con su Fe, y con gran valentía (2 M 15,17), para mantenerse en ella, por difíciles que sean los tiempos. Por esta ―santa conducta‖ se convertirá el creyente, en testimonio de vida para su comunidad. Por lo tanto, este ser ―virtuoso‖ no convivirá con la ―corrupción‖, ni con ninguna de las enfermedades que actualmente azotan al mundo. La ―virtud‖, en sí misma, hoy debe llevar al cristiano a distinguir lo que conviene y a perfeccionarse a sí mismo y a la sociedad, según el orden divino. Al desarrollar este ―recto criterio‖ (2 P 3,1), no será ―ni ciego‖ ni ―corto de vista‖ (2 P 1,9) en el discernimiento de la realidad. El creyente permaneciendo firme en la virtud podrá ser un buen guía, luz de su comunidad, religiosa, laboral y familiar, en situaciones de confusión originadas por la corrupción o por los ―falsos maestros‖ de hoy, que ya se anunciaban en 2 P. La virtud no le dará cabida al egoísmo, ni a los malos deseos que consumen en la desesperanza y en el ―stress‖ al ser humano de hoy y, sí lo convierte en un defensor de la causa de Cristo, en un trabajador por y para el Reino de Dios en la tierra. Como la ―virtud‖ se traduce en una relación viva con Dios, en una aceptación plena de su Palabra y de su Voluntad, conducirá al creyente de hoy, a escoger los caminos demarcados por el Señor, y por lo tanto, buscar el conocimiento de Jesús a través de la enseñanzas de la Iglesia, de las reflexiones que se originan en las comunidades de la oración, o de la academia, todo soportado y sostenido por su fuente original, la Sagradas Escritura. Complemento natural de la práctica de la ―virtud‖, es ―la actitud‖ de la templanza, el ―dominio de sí‖, para mantenerse fiel a la fe, en un mundo tan complicado como el de hoy, 167 donde el ―libertinaje‖ se reafirma a través de los medios de comunicación, la política y la misma academia, como veremos más adelante 64. Lo mismo podemos decir, de la paciencia, de la necesidad del conocimiento, de la piedad y de las demás ―actitudes‖ que afirman y defienden su identidad cristiana. El conocimiento. El conocimiento de Jesucristo plenifica la fe y conduce a la virtud a su máxima expresión, como lo afirma Schelkle: ―Todo auténtico conocimiento debe dirigirse en último término hacia Cristo, éste es el signo de su autenticidad‖65. Ese conocimiento lleva obligatoriamente a conocer el verdadero significado del amor, así como lo afirma Juan: ―Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor.‖ 1Jn 4,8. Este redescubrir a Cristo, por el conocimiento que de Él tengamos, es lo que necesita el mundo de hoy. Cristo vivo hoy enseña y motiva el corazón del cristiano para convertirlo en agente de salvación, sin ahorrar esfuerzos para la transformación de entornos corruptos a través de la fuerza del amor, que responde a los falsos maestros con palabras de sabiduría, y cambie el espíritu codicioso en espíritu de generosidad, para proyectar la luz de Cristo donde solo habita la oscuridad. El conocimiento de Cristo alimenta, en el ser humano, la esperanza, por que donde ―abundó el pecado va a sobreabundar la gracia del Señor‖ (Rm 5, 20). En el mundo de hoy, se está sacando de las aulas, del derecho, de la vida política, el conocimiento de Dios. Hoy más que nunca es verificable un entorno adverso a la fe, luego hoy más que nunca, se necesitan creyentes que no dejen de luchar, a través de diversos medios, para conocer y dar a conocer el evangelio, teniendo mucha paciencia, pero activa, que sin dar paso atrás y acompañada por la oración, por la piedad, no dejen de dar amor a un mundo que está careciendo de él, por el egoísmo, y la práctica de la ley del más fuerte. 64 65 Página 168 SCHELKLE, Karl Hermann. Cartas de Pedro – Carta de Judas, 269. 168 La templanza. El dominio propio asegura el cumplimiento de todos las ―actitudes‖ y por lo tanto la permanencia en la Fe y en el Amor de Cristo. Va orientada a que el cristiano, por el ―dominio de sí‖, evite ―la corrupción que existe en el mundo por causa de la concupiscencia‖ (2 P 1,4). Para todos los que habitamos este mundo, no nos es extraño, que la ―concupiscencia‖ haya visitado nuestras vidas. El sexo, el poder, el dinero, la envidia, el egoísmo, la soberbia, etc., algunas de ellas u otras más del infinito mundo de tentaciones, nos ha solicitado audiencia en algún momento de nuestras vidas, y parte o algunas de ellas las hemos consentido. En ese instante es donde la virtud de la ―Templanza‖, alimentada, por la virtud de la piedad, va a hacernos falta y será la que nos ayude a mantenernos, fieles al Amor, enseñado por Jesucristo, en quien, las malas inclinaciones no tienen asidero ni justificación. Esta ―santa conducta‖, esperada por el autor de la carta, es un trabajo diario para el creyente, que se proyectará en testimonio de vida para la comunidad creyente y no creyente. El creyente, asegurando el ―dominio de sí‖, no caerá en la concupiscencia del mundo y podrá ser un discípulo de Cristo que con su testimonio de vida pueda dedicarse a ser agente de salvación, como gestor de esperanza y arquitecto de paz, recorriendo con amor los caminos de este mundo. La Templanza no es sinónimo de rechazo, sino de ―dominio de sí‖ para orientar, colaborar, y socorrer a las ―almas débiles‖ (2,14). Esta ―santa conducta‖ (3,11) deberá ser mantenida por la oración piadosa, por el ―Santo Temor de Dios‖, expresados por la reverencia y alabanza a Él. Jesucristo mismo invitó a los apóstoles, agentes de salvación por excelencia, a orar para mantener la ―actitud‖ de la templanza: ―Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil.» Mt 26,46. 169 La templanza dará fundamento a la paciencia, porque el soportar las dificultades y sufrimientos en Cristo, con la esperanza de la redención del hombre, de su conversión, y por lo tanto, sin dejar de un lado la esperanza de una renovación del mundo en el Amor de Cristo, exigirá ―dominio de sí‖, del amor al prójimo en su más amplia expresión. La paciencia Es ―la actitud‖ fundamental para poder ofrendar al Señor, los momentos de dificultad, dolor o sufrimiento que acontecen en la vida del creyente. De abrazar su cruz con fidelidad, teniendo en cuenta que en él, cada acontecimiento tiene un sentido y un significado, para la santificación de la persona humana y de la comunidad. La práctica de la paciencia revelará el verdadero compromiso que tiene el creyente con la fe y con la Caridad. Si la virtud es aquel don, que inspira al creyente a mantenerse siempre en los caminos del Señor, la paciencia y la templanza asistirán al cristiano para que se mantenga en esa ―fe preciosa‖ y la fortalezca permanentemente con el testimonio de su propia vida. La paciencia es una ―actitud‖ de Dios, que el hombre debe reflejar si quiere ser agente de salvación. Esta identidad entre la paciencia de Dios y la paciencia humana la vemos plenamente reflejada en la parábola de Mt 18,23 (Parábola del siervo sin entrañas), en ella, como lo refiero en el análisis diacrónico del concepto de paciencia 66 queda expuesta la relación entre la paciencia de Dios y la de hombre. En este texto, la paciencia de Dios, se traduce como la oportunidad que le ofrece Dios a la humanidad para emprender una nueva vida, así lo describe la Segunda de Pedro cuando afirma: ―No se retrasa el Señor en el cumplimiento de la promesa, como algunos lo suponen, sino que usa de paciencia con vosotros, no queriendo que algunos perezcan, sino que todos lleguen a la conversión‖ (2P 3,9). No es una ―actitud‖ del hombre mismo, de acuerdo con el ideal humanístico griego, sinónimo de aguantar mesuradamente, sino una acción, que como don divino, se abre al prójimo y sale a su encuentro. Luego en la vida cristiana, la paciencia se identifica 66 Numeral 3.5, Páginas 94-96 170 plenamente con el Amor (1 Co 13,4), y hace del creyente, un ser fuerte en los sufrimientos, en plena comunión con Cristo y abierto a la esperanza para que los acontecimientos de la vida, en ocasiones dolorosos y fuera del propio control, sirvan desde la perspectiva de la Fe y el Amor, para la regeneración de cada persona y, así mismo, de la comunidad. Al abrazar el creyente, la cruz, se generará la luz de la esperanza, para que la dificultad, el sufrimiento, el dolor, que también experimentó Cristo en su persona, se constituya en dinamismo salvador. Por lo anterior, al creyente de hoy, que vive situaciones similares a las reflejadas en la segunda carta de Pedro, el autor de la carta lo invita a esculpir la Paciencia, de tal modo, que ésta lo conduzca a perseverar en el bien, a no caer en la corrupción del mundo, a estar firme en la palabra de los profetas (1,19) y a ser constante en la esperanza de la salvación futura de la humanidad. Que cada cristiano, se convierta en testimonio vivo de Cristo, y a través de su ejemplo, de su ―santa conducta‖, esas ―almas débiles‖ y los mismos ―hijos de maldición‖, como lo dice el autor de la Carta, abandonen el camino del adulterio, de la fornicación, de la mentira, etc., que en el presente, como en la comunidad primera, son parte de la realidad. Retomando a Mateo a 18,23, Dios quiere, del creyente, que uno de los efectos de enriquecer la vida con la paciencia sea el perdonar y seguir amando al hermano, sea quien sea, ya sea su compañero de trabajo u oficina, que está en su casa o fuera de ella, pero que necesita de su corrección y guía. Así como Cristo perdonó desde su cruz al pueblo que días antes lo alababa y su justicia reconocía, así debemos amar y perdonar a quienes nos traicionan, nos engañan, nos utilizan. Esto es lograr la identidad con Cristo, participar de su naturaleza divina. Es a través de la fortaleza en el sufrimiento que podemos ser agentes de salvación, a imitación de Cristo. ¿Por qué debe ser una paciencia ―activa‖?. Porque amparado en ella, el creyente, en medio de la corrupción, debe estar evangelizando al ―estilo‖ de Cristo, transmitiendo valor y 171 esperanza, perdonando y edificando el ―Reino eterno de Nuestro Señor y salvador Jesucristo‖ (1,11). La piedad. La piedad, entendida como temor cuidadoso y respetuoso a Dios, sustentado en la fidelidad y en la oración, es el medio que permite al creyente realizar un encuentro personal con Él. Afianza la fe y es fuente de fortaleza espiritual que facilita enfrentar los retos y las dificultades que hacen parte de nuestra realidad. Al hombre de hoy se le dificulta encontrar espacios de oración, momentos de encuentro con Dios. El ruido, el activismo, la televisión, los deportes, los conciertos, el cansancio, se han convertido en los enemigos de la piedad, de los encuentros íntimos con el Señor, de la oración, de la presencia del cristiano en la Eucaristía. El desafío para el creyente, en medio de la realidad de hoy, es recuperar la piedad, como espacio donde pueda encontrarse con el Señor, reconocerse como su criatura y asegurar los lazos de amor y respeto a su Creador. Encontrar momentos para pedir al Padre y a su Hijo Jesucristo, el aumento de la fe y la sinceridad en el amor; la fortaleza para mantener la vida en la virtud, en un mundo lleno de egoísmo y corrupción; de poder ser luz en las tinieblas, en un mundo donde se quiere desterrar la fe de la vida de la humanidad; defender el amor al prójimo en un mundo donde se estimula el rencor, el individualismo y el odio; tener paciencia en ambientes donde no es fácil dar un testimonio cristiano; tener templanza en un mundo donde la tentación y la concupiscencia son parte del día a día. Hoy, la piedad se necesita, más que nunca, para sostener la vida en Cristo Jesús, para alimentar y hacer crecer en nosotros los demás ―actitudes‖ que nos permiten desde nuestro ser creyente enfrentar y transformar la realidad en la cual vivimos, y fomentar la esperanza en un Reino Eterno, donde brillarán la paz y la Justicia. 172 CONCLUSIONES Creo que lo más relevante de esta investigación lo constituye la diversidad de aportes con los cuales hemos podido iluminar el texto, que por su contexto guarda inmensas similitudes con nuestra realidad actual, y dialogar con connotados exégetas que consideran a la 2P l, 57 ―una lista de virtudes‖, o una ―escala ascendente‖ a lo cual se ha respondido: - Lejos se encuentra tal afirmación de la verdadera realidad del texto el cual da a conocer a la comunidad y al creyente ―actitudes‖ que afirman y defienden su identidad cristiana en un momento puntual (abierto a nuestra realidad) en el cual dicha identidad se encuentra amenazada con ser aniquilada. - Dichas ―actitudes‖ adquieren en esta carta, una dimensión inmensamente trascendente y significativa: primero, por encontrarse dentro de la Fe y el Amor, pilares y fundamentos de la identidad cristiana, dentro de los cuales están significados y alimentados, porque sin ellos, es imposible hablar de cristianismo. Segundo, porque la Fe como condición primera y esencial, establece una unidad perfecta con cada “actitud” dinamizándola y dirigiéndola hacia su finalidad última, la vida plena en el Amor, explicitada en la Caridad Fraterna. Tercero, porque la presencia de cada una de las ―actitudes‖ del cristiano contenidas dentro de los dinamismos de la Fe y el Amor, se encuentran al mismo tiempo, alimentadas y sostenidas por la presencia viva en el ―creyente‖, del ―entrelazamiento‖ de dicha “actitud” con las demás. De manera, que no se trata de una ―escala”, donde ―una actitud‖ es más importante que la otra, sino, se constituye en presencia de todos en la vida del creyente, formando la unidad que le permitirá al cristiano estar activo y dar abundantes frutos para el ―conocimiento pleno de Jesucristo‖. Conocimiento, que se une, al mismo tiempo, con la acción soteriológica de Cristo - Dios, presente en el contexto inmediatamente anterior de la carta (2P 1, 3), que ilumina el sentido que el autor quiere darle a la presencia de las ―actitudes‖ constitutivas 173 del cristiano, para aquel momento y lo convierten, a él mismo, en dinamismo soteriológico de su comunidad. El compromiso de vida, que encierran todas y cada una de estas ―actitudes‖, conduce al creyente por un camino seguro de salvación, dentro de las circunstancias y tiempos difíciles, que vive en su momento la comunidad Petrina y que dentro de circunstancias similares, vivimos también nosotros hoy. Para enfrentar esta realidad y sostenerse fiel en esta fe ―preciosa‖, como la llama el autor de la carta, las ―actitudes‖, como dones divinos, se convierten en dinamismo de desarrollo personal y comunitario, que desafía el día a día del creyente. Son acciones que se fundamentan y se originan en la acción salvadora de Nuestro Señor Jesucristo, y que al ser practicadas, facilitan al creyente apartarse de la corrupción que hay en el mundo, y así mismo, transformar su propia realidad, convirtiéndose en agente de salvación para sus hermanos, a través de la vivencia testimonial de la ―virtud”, el “conocimiento”, la “templanza”, la “paciencia”, la “piedad”, desde la Fe y el Amor, donde cada una de ellas depende para su praxis plena de todas las demás. - Consideramos que la imagen de la música coral, es la mejor analogía para expresar la armonía dinámica que debe existir entre cada “actitud” descrita en 2 P 1, 5-7 y que nace del mismo significado de la palabra “ejpicorhgevw”, que analizamos en los ítems 4.3.1. y 4.5, del comentario teológico 67. Donde cada voz equivale a una ―actitud‖ que durante el desarrollo de la obra, se distingue, entrelaza y armoniza con las demás, de acuerdo al momento de interpretación e intensidad musical, y que corresponde a la vida en Cristo del creyente, fundamentada en LA FE y en EL AMOR. La obra transcurre durante toda la vida del discípulo y en el punto la interpretación, Cristo acontece en el creyente, y en toda la comunidad, dándole amplia entrada al ―Reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.‖ (2P 1.11). 67 Numeral 4.3.1. páginas 134-138 y numeral 4.5 páginas 158-160 174 Por todo lo anterior, claramente hemos podido demostrar, que las ―actitudes‖ descritas en 2 P 1, 5-7, no son una lista más, ni una escala ascendente de virtudes, sino un programa de vida en Cristo profundamente dinámico, que posibilitará al creyente, participar de su Naturaleza Divina. - La unidad del texto Se encuentra coherencia perfecta entre el texto donde el autor cita las ―actitudes‖ (1, 5-7) y los contextos anterior y posterior. En el contexto anterior, las ―actitudes‖, están precedidas por la acción soteriológica por excelencia, que es el mismo Cristo quien se dio a conocer a la humanidad. La carta no va dirigida a una comunidad en especial, sino a toda la Iglesia, que en los momentos, en que fue escrita, se encuentra en medio de un mundo corrupto. Situación que lleva al autor de la epístola a incentivar a la comunidad en el mantenimiento y fortalecimiento de la fe ―preciosa‖, - gracia dada por Jesucristo, nuestro Señor y Salvador-, a través de la práctica de las ―actitudes‖, que el autor de la carta une los versículos siguientes con la frase: ―Por esto mismo‖ kai auto touto (1,5ª). El contexto posterior lo enlaza, el autor de la carta, con el texto de las ―actitudes‖, a través de la expresión: “tau:ta ga;r uJmi:n uJpavrconta kai; pleonavzonta oujk ajrgou;V oujde; ajkavrpouV kaqivsthsin eijV th;n tou: kurivou hJmw:n =Ihsou: Cristou: ejpivgnwsin‖ (2 P 1,8). ―Pues estas cosas si las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo‖. Sobre esta última expresión, comenta Shelkle, que el autor de la carta coloca al conocimiento de Jesucristo ―como el fruto y la corona del ejercicio de las virtudes‖68, idea que complementa él mismo, afirmando que el auténtico conocimiento de la humanidad debe dirigirse, en último término, hacia Cristo, Señor de la Iglesia. Así mismo, el autor de la carta asevera, en el contexto posterior, que si el ser humano obra conforme a las 68 SCHELKLE, Karl Hermann. Cartas de Pedro – Carta de Judas, 269. 175 ―actitudes‖ de su identidad nunca caerá y se le ―dará amplia entrada en el reino eterno de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo‖ (2 P1, 11). - Finalmente, dentro de este criterio de unidad, en los capítulos 2 y 3 se previene al creyente sobre los falsos profetas y maestros que pueden aparecer en medio de la comunidad y que con ―palabras artificiosas‖ (2,3) difamarán el camino de la verdad, y por esto, es que el autor de la 2 P quiere despertar el recto criterio, para que seamos encontrados en el ―día de Dios‖ (3,12), en ―paz ante él‖ (3,14), ―sin mancilla y sin tacha‖. ―Recto criterio‖, que regresando al capítulo 1, se realiza a través de la vida y práctica del dinamismo de las ―actitudes‖ descritas en 1, 5-7, donde además se afirma, que harán que el cristiano no sea ―ciego‖ ni ―corto‖ de vista, y así, no ―eche‖ al olvido la purificación de sus pecados, que ha logrado a través del don y vivencia de ―una fe tan preciosa como la nuestra.‖ - Debemos resaltar, que a través, del análisis sincrónico de todo el texto, se puede observar, así mismo, la unidad y coherencia de cada elemento de la carta, situación que se hace visible en el estudio de las ―otras determinaciones‖ y las ―ideas afines‖ a las acciones soteriológicas. Por ejemplo, se observa que en toda la carta se hace especial énfasis en la acción salvadora del ―conocimiento‖ de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, tanto así, que en el último versículo de la carta se exhorta a la comunidad cristiana, en forma concluyente, a crecer en éste. - Con base en lo anterior, somos conscientes, que en este estudio hicimos un acercamiento serio a la Carta desde las acciones soteriológicas de las ―actitudes‖ descritas en los versículos del 5-7, tomando su contexto anterior y posterior, sin embargo, también debemos reconocer que gracias al análisis sincrónico se pueden llevar a cabo otros estudios, como la gran unidad soteriológica de su contenido total. - Las virtudes son dinamismo salvadores que facilitan la Praxis Cristiana. El creyente se encuentra inmerso dentro de un mundo muy difícil, donde el cristiano tendrá que enfrentar situaciones complejas, sufrimientos y dolores, apoyado en los dinamismos que fundamentan y dan sentido a la vida del creyente: La Fe y el Amor. 176 Toda acción humana creyente, contenida en las ―actitudes‖, tiene su causa y referente en Jesucristo Salvador, pues como se afirma en la Carta, es por el poder de Jesucristo que se nos ―ha concedido cuanto se refiere a la vida y a la piedad‖ (2 P 1,3), y es, ese dinamismo salvador de Cristo el que ilumina, alimenta y da sentido a la vida creyente, a través de la práctica de las ―actitudes‖, exhortadas por el autor, quien se muestra como una persona que representa la autoridad del testimonio de fe en Cristo, Don precioso que debe transmitir. - A través, de estos dinamismos soteriológicos, se puede observar con claridad que el texto no trata de una fe conceptual sino de una fe encarnada, dinámica y transformadora de la realidad, dentro de la cual vive la comunidad creyente, destinataria de la carta y vive también la comunidad cristiana de hoy. - La Carta exhorta al creyente a vivir la Fe, el Amor fraterno y la Caridad, de una manera comprometida, a través de la praxis: del Conocimiento, de la Templanza, de la Paciencia activa y de la Piedad. La Carta muestra, a la comunidad, con estas ―acciones‖ de salvación concretas, con gran sentido pragmático y buscando que el cristiano deje acontecer a la persona de Cristo en él y se convierta en agente soteriológico. Se mantenga fiel a su Fe y trabaje por la transformación de la realidad en el Amor fraterno y en la Caridad, dinamismos donde se manifiesta, en pleno, la razón de ser del cristianismo, por esto, el mismo Jesús afirmó que toda la ley y los profetas se resumen en la expresión: ―Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente…y… Amarás a tu prójimo como a ti mismo.‖ (Mt 22,39). A Jesucristo, Nuestro Señor y Salvador, “la gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.” 2 P 3, 1869 69 El día de la eternidad es el ahora de Luis Enrique. 177 BIBLIOGRAFÍA A. T., Robertson. Comentario al Texto Griego del Nuevo Testamento. Barcelona: Editorial Clie, 2003. ALAN, Kurt, The Greek New Testament. 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