resolución penal (c.126204) - Poder Judicial de la Provincia de

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Secretaría Suprema Corte
Registrado bajo el N°1223
P. 126.204-RQ - “Cazeaux, Mariano s/ Recurso de queja en causa n° 30011377/01 de trámite ante el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados y
Funcionarios de la Pcia. de Bs. As.”.
///Plata, 15 de junio de 2016.AUTOS Y VISTOS:
La presente causa P. 126.204-RQ, caratulada: “Cazeaux, Mariano
s/ Recurso de queja en causa n° 3001-1377/01 de trámite ante el Jurado de
Enjuiciamiento de Magistrados y Funcionarios de la Pcia. de Bs. As”,
Y CONSIDERANDO:
I.- Los señores jueces doctores Genoud, Kogan y de Lázzari
dijeron:
1.- Conforme se desprende de las copias aportadas por la parte, el
Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados y Funcionarios de la Provincia de
Buenos Aires, el 10 de septiembre de 2015, declaró inadmisible el recurso
extraordinario de inaplicabilidad de ley articulado por el doctor Carlos Eduardo
Oricchio, contra la decisión de ese Cuerpo por la que se rechazó -por mayoríala excepción de prescripción de la acción por la imputación de una falta que el
interesado planteó con sustento en el art. 59 bis de la ley 13.661 (fs. 237/244).
Brevemente el a quo sostuvo que la decisión recurrida no era
sentencia definitiva al no poner fin al proceso ni impedir su prosecución hasta el
fallo final ni una decisión que, por sus efectos, pueda ser equiparada a ella.
Puntualizó, asimismo, que tampoco son de recibo los agravios del
recurrente tendentes a posibilitar la equiparación a definitiva del decisorio
impugnado: de un lado, el vinculado con la violación a la garantía del juez
natural no guarda relación directa e inmediata con ella en tanto, en puridad, se
ha controvertido la interpretación de normas locales; por otro lado, las referidas
a la denegatoria de prescripción incluso desde el mirador de la validez temporal
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de la ley penal y el principio de aplicación de la ley penal más benigna, en la
medida que el recurrente no ha procurado vincular su agravio con dicha
garantía al no hacerse cargo de lo resuelto en la causa.
2.- El letrado de mención, defensor particular del doctor Mariano
Cazeaux, interpuso queja a fs. 261/285.
En
su
postulación,
en
primer
lugar,
repasó
las
pautas
jurisprudenciales por las que se reconoce la revisión judicial de las decisiones
de los Tribunales de Enjuiciamiento de Magistrados, los precedentes que
equiparan a definitiva las resoluciones que rechazan un planteo de prescripción
desde el prisma del derecho del imputado a un proceso sin dilaciones indebidas
y el derecho a la doble instancia (fs. 261 vta./263).
Denunció la violación del principio de igualdad ante la ley frente a
la
discriminatoria
distinción
para
con
los
magistrados
sometidos
al
procedimiento de la ley 8085 cuyas acusaciones considera imprescriptibles a
diferencia de aquellos sometidos al procedimiento instituido por la ley 13.661 a
quienes se les reconoce dicho beneficio. Señaló que en este caso concreto el
Jurado ha declarado la imprescriptibilidad de las presuntas faltas realizando una
absurda e insostenible equiparación de una mera sanción disciplinaria con un
delito de lesa humanidad en detrimento de la garantía constitucional del plazo
razonable. Afirmó que la reconducción de la originaria acusación importa un
claro prejuzgamiento del Jurado y una intromisión en la función requirente
encabezada por el Ministerio Público Fiscal. Manifestó que también se vulneró
la garantía del juez natural si dicho órgano -en función de la reconducción
operada- ahora puede pronunciarse sobre la comisión de faltas cuando su
competencia nunca se abrió en ese sentido. Enfatizó la violación al debido
proceso legal al advertirse una acusación -sea nueva o reconducida- con
posterioridad a la apertura de la jurisdicción y competencia del Jurado (fs.
263/264 vta.).
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También recordó que la decisión impugnada es equiparable a
definitiva por las consecuencias irrevisables que producen al impedir toda
restricción efectiva ulterior por la violación al plazo razonable y al tribunal
competente, independiente e imparcial (fs. 264 vta./265).
En particular esbozó su crítica respecto de la violación a la
garantía del Tribunal competente al señalar que en todos los casos en que ella
se analice al amparo del art. 8.1. C.A.D.H., 14.1. P.I.D.C. y P. y 10 D.U.D.H., se
deberán interpretar normas procesales de naturaleza local pues en el país la
creación de los códigos de procedimiento y las normas relativas a la jurisdicción
y competencia son facultades reservadas a las provincias (fs. 269/270). Invocó
el precedente “Meynet” que se citara en la decisión impugnada (fs. 270
vta./271) dando cuenta que en este caso se encuentra en discusión si el Jurado
de Enjuiciamiento asumió jurisdicción y competencia de acuerdo a los límites
fijados en el art. 19 de la ley 8085 para el juzgamiento de la destitución o
restitución del doctor Cazeaux en su cargo de magistrado por comisión de
delitos ajenos o a sus funciones o si, por el contrario, lo ha hecho dentro del
marco establecido en el art. 20, esto es, para el juzgamiento de la destitución o
restitución por comisión de faltas, ya que en éste último caso -enfatizó- el
Jurado carece de jurisdicción y competencia ya que ese mismo órgano integrado por otros conjueces- ha marcado el límite de su injerencia en función
de la cuestión de competencia resuelta el 22 de agosto de 2002, acotando la
misma al pronunciamiento sobre la destitución o restitución del nombrado por
comisión de delitos comunes ajenos a las funciones según lo normado en el art.
19 de la ley 8085, en un todo de acuerdo con la acusación del Ministerio Público
de fs. 102/104 y 108. La resolución del 15 de abril de 2015 importa, por ende, la
arrogación de una jurisdicción y competencia que no tiene de acuerdo a lo
resuelto el 22 de agosto de 2002 (fs. 271/272).
Afirmó que con lo expuesto también se violó la garantía del
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tribunal independiente e imparcial. Dio cuenta que la resolución de 10 de
septiembre de 2015, sobre la admisibilidad, evita pronunciarse sobre dicha
cuestión que fuera denunciada en los capítulos VIII y IX del recurso
extraordinario articulado (fs. 272/273 vta.). Sostuvo que esa violación se percibe
en la resolución adoptada por el Jurado por la que se reconduce oficiosamente sin que la parte acusadora lo haya insinuado- la acusación inicial por la de
comisión de faltas; con posterioridad, la parte acusadora en el escrito del 18 de
junio de 2015 y basa la contestación de las excepciones de falta de jurisdicción
y competencia y non bis in idem en expresiones vertidas anteriormente por el
Jurado en el resolutorio de 15 de abril de 2015 relativas a la reconducción antes
mencionada, con lo que se ha reconocido que estas han sido prejuzgadas por
el Jurado. Ese prejuzgamiento no se subsana -señaló- con una recusación
contra sus miembros, ya que incluso renovándose la integración del Jurado,
éste actuará condicionado por el resolutorio por el que se recondujo la
acusación inicial mediante la presentación del Ministerio Público Fiscal del 19
de marzo de 2015 que propicia una destitución por comisión de faltas en base a
los mismos hechos. Ello importa una abierta violación al derecho de defensa al
haberse entrometido el Jurado en la función requirente y haberse colocado en
la posición de la acusadora sustituyendo la voluntad del Ministerio Público quien
nunca solicitó reconducir la acusación original. Postuló que el caso es
sustancialmente análogo al resuelto por la Corte Suprema de Justicia de la
Nación el 7 de julio de 2015 en causa M.869.XLVIII “Meynet Alvaro J. s/ Queja:
Consejo de la Magistratura, IIa. Circ, s/ solicitud ley 3491” (fs. 273 vta./276).
Esgrimió, también, la violación a la igualdad ante la ley por no
aplicar el instituto de la prescripción que prevé el art. 59 bis de la ley 13.661,
cuando se ha reconocido respecto de las faltas competidas a partir del año
2007 a la par de su reconocimiento a causas similares a las del doctor Cazeaux
(fs. 276, caso “Furundarena” -fs. 277 vta.-). Aseveró que el Jurado es
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contradictorio cuando da cuenta de que las decisiones que deniegan la
prescripción no son definitivas, ni decisión asimilable a ellas, y luego aplica el
precedente “Granillo Ocampo” del Máximo Tribunal federal, en razón de que en
éste se equipara a definitiva por el cuestionamiento al principio de la aplicación
de la ley penal más benigna, cuando en la decisión del 15 de abril de 2015
había sostenido que no podía trasladarse ese principio al ámbito del
enjuiciamiento de magistrados por no ser de aplicación supletoria el Código
penal y por no regir la aplicación analógica del principio de ley penal más
benigna (fs. 276 vta./277 vta).
Explicó que la decisión que declara la inadmisibilidad del recurso
presentado no respeta el principio del art. 16 de la C.N. al no vislumbrar
fundamento alguno para rechazar la prescripción desde el principio de la ley
penal más benigna. Es que -sostuvo - si la ley 13.661 ha establecido la
prescripción en el art. 59 bis, la decisión del 15 de abril de 2015 del Jurado es
inconstitucional, errada y discriminatoria, en tanto las faltas cometidas antes del
27/4/2007 son imprescriptibles mientras que las posteriores son prescriptibles
(fs. 277 vta./278 vta.). Si el caso de Cazeaux, cuya falta data del 31 de mayo de
2001, es imprescriptible no se entiende porque el Jurado -el 15 de octubre de
2015- ante un caso idéntico aplicó el instituto de la prescripción a la situación
del defensor oficial Furundarena (fs. 278 vta./279 vta.).
Adujo,
asimismo,
la irrazonabilidad
de la
tramitación
del
procedimiento. Señaló que frente a la virtual imprescriptibilidad decretada por el
Jurado, la decisión de éste basada en que no ha existido un pronunciamiento
de su parte sobre el punto es falsa en su fundamentación. Es que -aseveró- con
la tipificación de la falta como delito de lesa humanidad dada su
imprescriptibilidad, se ha rechazado la afectación a la garantía del plazo
razonable. Invocó los precedentes “Lociser” y “Meynet” del Máximo Tribunal
federal y reclamó la admisibilidad de la queja a la luz de los catorce años de
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trámite del presente (fs. 280/282 vta.).
Por último se agravió de la violación al debido proceso legal en
atención a que la reconducción efectuada por el Jurado en la decisión del 15 de
abril de 2015 alteró las etapas del procedimiento que establece la ley 8085. Así
-señaló- si ha existido acusación por la posible comisión de delitos ajenos a la
función el 6 de septiembre de 2001 a tenor del art. 19 de la ley 8085 y el Jurado
se pronunció el 22 de agosto de 2002 asumiendo jurisdicción y competencia a
tenor del art. 27 de la misma ley, ya no puede haber una nueva acusación o su
reconducción pues la propia ley establece que ésta debe ser anterior a la
apertura de la jurisdicción. Ello -pontificó- contraria el principio de legalidad y la
garantía de la defensa en juicio (fs. 282 vta./283 vta.).
3.- La queja formalizada por la defensa particular debe ser
declarada improcedente en tanto ha sido bien denegado el recurso
extraordinario de inaplicabilidad de ley articulado.
En primer lugar, como se afirma en el auto en crisis, la jurisdicción
de esta Suprema Corte para conocer por vía de apelación resulta en forma
taxativa de lo dispuesto en el art. 161 incs. 1 y 3 de la Constitución de la
provincia.
Este Tribunal ha expuesto que el jurado creado por el art. 182 de
dicha Constitución para el enjuiciamiento de magistrados no es el “tribunal de
justicia” a que se refieren los preceptos mencionados, pues no constituye un
tribunal judicial ordinario de grado inferior a esta Suprema Corte sino un órgano
especial e independiente que ejerce atribuciones de carácter político atinente a
la responsabilidad de quienes están sometidos al mismo, que escapa al
contralor judicial (cfe. “Acuerdos y Sentencias”, serie 7, t. iii, pág. 577; C.S.J.N.,
Fallos: 304: 351; etc.).
No obstante, cabe memorar que la Corte Suprema de Justicia de
la Nación a partir del caso “Graffigna Latino” ha admitido que las decisiones en
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materia de los llamados juicios políticos o de enjuiciamiento de magistrados en
la esfera provincial, dictadas por órganos ajenos a los poderes judiciales
locales, pueden llegar a configurar cuestión justiciable siempre que se halle
comprometida la vigencia de alguna garantía constitucional, y por tanto tales
decisiones no escaparían a la revisión judicial por dichos poderes, ni a la
posterior intervención de dicha Corte por vía del recurso extraordinario (Fallos:
308: 2609); criterio de revisibilidad -si bien limitado- que fue mantenido por el
Tribunal cimero aún con posterioridad a la reforma de la Carta magna nacional
del año 1994 a pesar de la reglamentación contenida en su art. 115 (Fallos:
326: 4816).
En dicha línea de consideraciones, reiteradamente ha sido
enfatizado por el Máximo Tribunal federal que la revisión judicial de las
decisiones emanadas de estos organismos especiales de enjuiciamiento está
condicionada a que se acredite en forma nítida, inequívoca y concluyente la
violación del debido proceso legal (Fallos: 310: 348; 310: 804; 310: 2031; 311:
200; 312: 253; 313: 114; 314: 1723; 315: 761; 315: 781; 317: 1418; 318: 2266;
327: 4635; íd. Causa “De la Cruz, Eduardo Matías (Procurador General de la
Suprema Corte de Justicia) s/ acusa”, sent. de 26 de abril de 2008).
A ello cabe sumar que, conforme resolviera el Alto Tribunal in re
“Recurso de hecho deducido por Federico Efraín Faggionatto Marquez en
causa Faggionatto Marquez, Federico Efraín s/ pedido de enjuiciamiento expediente Consejo de la Magistratura 170/2005 y sus acumulados (ref.
expediente 28/09 Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados) -causa N° 2841/05“, resuelta el 16 de marzo de 2010, el contralor judicial que, por mandato
constitucional, se lleva a cabo sobre los procedimientos en que se ventila la
responsabilidad política de los magistrados de la Nación se restringe a las
decisiones finales dictadas por el órgano juzgador (cfe. causa S.344.XLV “Solá
Torino, José Antonio s/ pedido de enjuiciamiento”, sentencia del 8 de
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septiembre de 2009, y sus citas de “Yanzón, Rodolfo y Gonzalez Vivero s/
denuncia”, considerando 4° del voto de la mayoría; considerando 4° del voto
concurrente de los jueces Highton de Nolasco y Maqueda; Fallos: 331: 104 y
326: 3066)”.
4. De acuerdo a lo precedentemente expuesto, la decisión
recurrida no es sentencia definitiva (o en palabras de la Corte federal, la
“decisión final”) en la medida en que existe la posibilidad de que un eventual
pronunciamiento ulterior del Jurado, disipe los reclamos del impugnante (art.
482 C.P.P.).
En suma, el escrutinio requerido por el recurrente -de habilitarseimplicaría, por todo lo hasta aquí expuesto, la asunción prematura de una
revisión de naturaleza claramente excepcional y limitada a los pronunciamientos
conclusivos de los procesos sustanciados ante el Jurado de Enjuiciamiento conforme surge de la jurisprudencia de la Corte federal ya citada- por fuera de
esos carriles, con la consecuencia inaceptable de instituir, hipotéticamente, a
este Cuerpo en un tribunal de alzada ordinario de las decisiones del Jurado
adoptadas en el curso del procedimiento previo a su decisión final con el riesgo
añadido de establecer -por fuera de las previsiones legales y de la
interpretación del más alto tribunal en la materia- un mecanismo que permita
sustituir el criterio de quienes con arreglo a la ley están encargados en forma
excluyente del juicio de responsabilidad política de los magistrados y, “a fortiori”
para evaluar si corresponde activar los mecanismos previstos a ese fin (doct.
Fallos: 317: 1098; 318: 2266: 327: 4635 y cons. 5° in re “P. 1780. XLI Recurso
de Hecho. Procurador General de la Suprema Corte de Justicia s/ acusa- Nilda
Susana Villamonte”, sent. 27/IV/2007; P. 107.110, res. 7/VII/2010; P. 112.297,
res. 18/IV/2011; etc.).
5. Cabe señalar, asimismo, que el decisorio del Jurado tampoco
presenta las características de una decisión equiparable a definitiva, ya que por
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sus efectos, permite la prosecusión de las actuaciones hasta el fallo final y no
provoca un agravio de insuficiente o muy dificultosa reparación ulterior que
requiera tutela judicial inmediata.
Los desarrollos de la defensa en torno a la garantía del juez
natural y a la denegatoria de la prescripción de la acción penal tampoco son
eficaces al efecto en la medida que no han logrado socavar los sólidos
argumentos vertidos a fs.242 vta./243 vta (acápite V.-).
En efecto, en lo que atañe al primero de los aspectos, la parte no
ha podido contrarrestar la decisión en cuanto a que las cuestiones vinculadas
con la jurisdicción del jurado y la interpretación que este efectuara sobre el
cumplimiento del procedimiento previsto en el art. 19 de la ley 8085 (incluso
desde la perspectiva de si sólo es válida la primera acusación y no la
reconducida con posterioridad por la comisión de faltas) constituyan una
materia de neto corte local que se encuentra marginada de la apelación
extraordinaria y, en ese contexto, no guardan relación directa e inmediata sobre
la invocada garantía constitucional.
El enderezado a cuestionar el decisorio desde la perspectiva de la
denegatoria de la prescripción, en tanto el quejoso no ha podido remover el
juicio negativo de admisibilidad efectuado. Así, no se ha hecho cargo del
fundamento dado para la denegación de la prescripción articulada, ya que no ha
cuestionado hábilmente que la aplicación del principio de la ley penal más
benigna resulta inaplicable en los juicios de responsabilidad política (ver fs. 243
vta.). Tampoco el referido a la falta de pronunciamiento del Jurado en torno a la
denegatoria de prescripción por la violación al plazo razonable como el
vinculado a que no se ha podido demostrar que el precedente “Meynet” ya
citado constituya un caso análogo al presente (fs. ídem).
6. Por último, la gravedad institucional alegada no ha sido
suficientemente acreditada en los desarrollos que efectúa el recurrente sobre el
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tópico, por lo que cabe desestimar tal pretensión en tanto el planteo no ha sido
objeto de un serio y concreto razonamiento que demuestre de modo indudable
la concurrencia de aquella circunstancia excepcional (cfe. doct., C.S.J.N., Fallos
303:221 y Ac. 100.048. res. 24/VII/2007 y Ac. 106.373, res. 15/IV/2009, etc.). A
ello cabe sumar que tampoco se vislumbra ella -más allá del acierto o error del
decisorio impugnado- de las comprobaciones objetivas de la causa.
II.- El señor Juez doctor Negri dijo:
Al igual que mis colegas, he sostenido en diversas oportunidades
que las decisiones en materia de enjuiciamiento de magistrados, dictadas por
un órgano ajeno al poder judicial, configuran cuestión justiciable siempre que se
halle comprometida la vigencia de alguna garantía constitucional, supuesto en
el que no escaparían a aquel escrutinio. Mas el examen que, por mandato
constitucional, se lleva a cabo sobre los procedimientos en que se ventila la
responsabilidad política de los magistrados, debe restringirse a las “decisiones
finales” dictadas por el órgano juzgador (conf. Ac. 98.834, res. del 8/VII/2008;
Ac. 100.862, res. del 22/X/2008; P. 115.909, res. del 28/12/2011; P. 112.297,
res. del 18/IV/2011; P: 107.002, res. del 11/VII/2012; P. 118.105, res. del
18/II/2015; P. 120.408, res. del 11/III/2015, entre muchos otros).
Sentado ello, adhiero al voto que me precede.
Por ello, la Suprema Corte de Justicia,
RESUELVE:
1.- Desestimar, por improcedente, la queja formalizada por los
defensores particulares de Mariano Cazeaux, contra la decisión del Jurado de
Enjuiciamiento de Magistrados y Funcionarios de la Provincia de Buenos Aires
que declarara inadmisible el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley
interpuesto (art. 486 bis y ccds. del C.P.P., según ley 14.647).
2.- Diferir para su oportunidad la regulación de honorarios
profesionales por el trabajo desarrollado ante esta instancia (art. 31, segundo
10
párrafo, dec. ley 8904/1977).
Regístrese, notifíquese y, oportunamente, archívese.Luis Esteban Genoud
Hilda Kogan
Héctor Negri
Eduardo Néstor de Lázzari
R. Daniel Martínez Astorino
Secretario
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