LA OBRA DEL MES - Museo Diocesano

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MUSEO DIOCESANO “REGINA COELI”.
SANTILLANA DEL MAR
LA OBRA DEL MES
Noviembre 2011
APOTEOSIS DE SANTO TOMÁS
Pintura barroca andaluza. S. XVII (XIX)
viernes, 4 de noviembre,
20:00h
Exposición y comentario de la pieza
y concierto alusivo a la música de la época.
Conferencia: Enrique Campuzano
Concierto de órgano: Antonio Margallo
Enrique Campuzano
LA OBRA
A principios del siglo XVII Sevilla es la ciudad
más grande de España. Sus artistas están a
disposición de las órdenes religiosas. Sin duda
el máximo exponente de esta relación es Francisco
de Zurbarán, que pinta esta obra para el Colegio
de Santo Tomás de los PP. Dominicos de la ciudad
hispalense, que impartía estudios de Teología y Artes.
A finales del siglo XIX un anónimo pintor hace esta
réplica, que se colocará en el Paraninfo del Seminario,
luego Universidad Pontificia de Comillas, donde por
mediación de la orden jesuítica florecerán los estudios
de Filosofía, Teología y Derecho canónigo y también
de Música.
Otras obras procedentes de dicha Universidad han sido
depositadas en nuestro Museo, como el sitial papal y
varios retratos de Obispos comillanos.
El gran desarrollo tanto creativo como difusor de la
nueva Música religiosa, -que alcanzó un extraordinario
nivel , llegando a Europa y América de la mano de los
padres Otaño y Prieto-, será glosado en el concierto
complementario.
EL CONCIERTO de órgano :
“Música de Sevilla y de la Escuela de Comillas ”
Antonio Margallo
1.- Elevación........... Victor Ramón Díaz (1873-1912)
2.- Elevación.............Luis Urteaga. (1882-1961)
3.- Canción ..............Eduardo Torres ( 1972-1934)
4.- Adoración............Nemesio Otaño (1880-1957)
Enrique Campuzano
1.- Entrada de clarines, ............................ Anónimo s.. XVII
2.- Tiento de IV tono ......Fco. Correa de Arauxo (1575-1663)
3.- Glosa sobre la Cantiga LXX ... . P. N, Otaño (1880-1957)
4.- Elevación .......................José Ignacio Prieto (1900-1980)
Apoteosis de Santo Tomás de Aquino (Francisco de Zurbarán, 1631)
Nos encontramos ante una obra singular, por varias razones:
- en primer lugar porque no es corriente colgar en los Museos de Arte obras que no
sean originales. Entendemos por copia la reproducción de una obra artística fuera
de su época o realizada por un autor distinto del creador. Dependiendo del “intérprete”, la obra podrá tener mayor o menor interés artístico. Otro aspecto distinto son las
réplicas, cuya autoría coincide con el creador de la composición, es decir reproducciones realizadas por le propio autor (ej: series de El Greco). Ello nos llevaría a reflexionar sobre el sentido del propio concepto de arte, sobre sus características
inherentes , su originalidad y creatividad, su autoría y excepcionalidad, sobre la unicidad de la obra y en un plano más general sobre la función de los Museos ( santuarios
de las Musas) o su contraposición a los Centros de Interpretación y difusión del arte.
- en segundo lugar se podría plantear su función y su defunción, es decir, para qué fue
creada y qué función desempeña en la actualidad. Su cambio de función puede deberse a diversos motivos, lo cual sí que es inherente al Museo y en este caso sería valorable ese cambio de función, lo que a veces hace que los Museos se conviertan en
cementerios o lugares que recogen los despojos de otras épocas de esplendor.
Pero lo que nos ha determinado a presentar y por tanto a dar una relevancia especial a
esta obra es su condición o categoría de documento - y en este caso su valor es incontestable- como testigo de una época, un lugar y una mentalidad, una educación y un
modo de vida, en fin de entender la vida a través dl ejercicio de la religión como profesión.
Pertenece la obra al antiguo Seminario Mayor de Comillas, fundado en 1882 por D.
Antonio López y López, primer Marqués de Comillas, que falleció a principios del año
siguiente, cuando apenas se habían iniciado las obras. Su empeño fue continuado por
su hijo Claudio López Brú, que culminó esta labor , dando vida a una importante institución que en Comillas perduró 80 años y que aún persiste, aunque con otras funciones, en
Madrid.
No es momento de abordar las vicisitudes que rodearon la fundación y desarrollo inicial de esta magna obra, la importación de su arquitectura en su monumentalidad y
en su contexto, como "preludio" del Modernismo, o la calidad de los artistas que allí
trabajaron - Martorell, Cascante, Domènech, los Llimona, Llorens, Tamburini, Maragliano, Amigó, Rigalt, Roig Soler, Juyol o los personajes que allí convivieron o se
educaron ( obispos, filósofos, filólogos de nivel internacional, historiadores,
músicos....) .
Lo que nos proponemos destacar es lo que nos dice esta obra y su contexto.
Como hemos dicho, este cuadro es una copia de un gran lienzo, pintado por Zurbarán
en Sevilla, en 1631, para el Colegio de los dominicos de Santo Tomás, de la capital an-
daluza, y que en la actualidad, tras la desaparición de la citada institución se expone
en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.
Está dedicado a una de las figuras más relevantes de la teología cristiana medieval,
Santo Tomás de Aquino, fraile dominico italiano, uno de los filósofos más influyentes
de la teología católica, denominado “doctor angélico”, adalid de la Escolástica.
Santo Tomás de Aquino (1225-1274), filósofo, teólogo y jurista culminaría la
adhesión a la razón abordando cuestiones teológicas que sirvieron de ejemplo a
escolásticos posteriores. Frente a los primeros filósofos cristianos, que se fijan más en
la filosofía de Platón, Tomás de Aquino rescata a Aristóteles ( siglo IV a. de C.) . En
su obra más excelsa, la “Summa Teológica”, demuestra que el pensamiento de
Asristóteles, considerado con el mayor filósofo profano, podría armonizar con las
enseñanzas de la iglesia cristiana.
Había sido nombrado Doctor de la Iglesia en 1567, unos años después de finalizar el
Concilio de Trento, por lo que su obra va a ser fundamental en la difusión de la nueva
mentalidad religiosa promovida por este Concilio
El cuadro se divide en dos niveles: el inferior representa la vida terrenal y el superior
la vida celestial. Santo Tomás aparece en el centro de la composición superior de pié,
al mismo nivel que los cuatro Padres de la Iglesia. A su derecha se encuentran
conversando San Ambrosio y San Gregorio; a su izquierda, San Jerónimo, de rojo
cardenalicio, y San Agustín. .Por encima de ellos todavía aparecen Dios Padre,
sentado, acompañado por Sto Domingo de Guzmán, fundador de la orden
dominicana y en frente Dios Hijo, con la cruz, acompañado de su madre María. En el
centro, sobre la cabeza de Tomás, aparece la paloma del Espíritu Santo, que ilumina
con sus rayos dorados a Santo. El santo lleva como atributos la pluma, el sol radiante,
la cadena áurea, que serán símbolos habituales y en la mano derecha sostiene un
libro abierto, en referencia a su magna obra.
En el plano inferior se sitúan personajes representativos de la Orden enla épcoa en la
que se funda el Colegio al que la obra iba destinada, junto con el emperador Carlos V.
Su presencia se explica porque fue él quien facilitó los terrenos y la dote necesaria para
la construcción y puesta en marcha del Colegio. A lo largo de su vida, el emperador
ofreció su patronazgo continuo a los frailes y a sus alumnos. Frente al emperador
aparece el dominico fray Diego de Deza, arzobispo de Sevilla.
Francisco Zurbarán firmó en 1631 esta Apoteosis de Santo Tomás de Aquino,
destinada al retablo mayor de la capilla del colegio de la Orden de Predicadores, que
le había sido encargada con precisas instrucciones acerca de su ejecución: tamaño de
la obra, colocación, tema, personajes, etc. El lienzo es de grandes dimensiones (480 x
379 cms) . Este colegio formaba doctores, por lo que el tema no es sino una exaltación
de la propia labor del Colegio y sus estudiantes.
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La presencia de este cuadro en el Seminario, luego Universidad Pontificia de Comillas
y su situación en el Paraninfo, lugar de actos académicos, presentación de tesis y disputas teológicas, así como salón de recepción de autoridades y conciertos de la Schola
cantorum, quiso significar de igual modo un referente en la vida y estudios de nuestra institución.
Otras obras depositadas en nuestro Museo , procedentes del mismo seminario pontificio, son la sede papal, en madera de nogal, que reproduce a menor escala y riqueza material y decorativa la llamada "cátedra de San Pedro", situada en el centro del
retablo mayor de la basílica Vaticana, obra de Bernini, en bronce dorado, situada delante de los rayos que conforman el transparente. En este caso la silla está acompañada a sus pies por los cuatro Santos Padres de la Iglesia occidental: San Ambrosio,
San Gregorio, San Jerónimo y San Agustin.
Sin embargo existe en el Vaticano otra silla papal, muy similar a la nuestra y también
de madera, que se utiliza para las grandes ceremonias, como la presentación papal o
la bendición "urbi et orbe", y se ubica en el balcón central de la fachada de la basílica,
en la Plaza de San Pedro
El sitial posee un gran asiento en forma rectangular, con los faldones cóncavos, decorados con motivos vegetales simétricos. Los puntales en los que se apoyan los brazos
son dos niños o "puttis" que surgen de cornucopias , el respaldo es recto y el remate en arco de medio punto muestra relieves de ángeles, con una pareja de ellos besándose en el centro del tímpano y sobre ellos el escudo del Papa León X, antes patriarca
de Venecia, con el león de San Marcos y un ancla. Este papa es el que concedió el título Universitario a nuestra institución comillana en 1904.
También proceden de la Universidad dos lienzos que representan sendos retratos de
dos obispos comillanos : . D. Juan Antonio González de la Reguera, arzobispo de
Lima , personalidad ilustrada y fundador de numerosas obras sociales de escuelas
( en Santillana , y Comillas y urbanísticas, como la traída de aguas de Comillas o San
Vicente de la Barquera. El otro es del obispo de León D. Saturnino Fernández de
Castro, que fue quien inauguró el Seminario.
Enrique Campuzano Ruiz
Director del Museo Diocesano
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