República Dominicana: Un Estado que cuestiona la nacionalidad

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República Dominicana: Un Estado que cuestiona la
nacionalidad de sus ciudadanos1
DAVIDE SALA
ANALISTA SOBRE EL TEMA DERECHOS HUMANOS E INCIDENCIA, REPÚBLICA
DOMINICANA
l 23 de septiembre 2013, el Tribunal Constitucional de la República
Dominicana emitió una sentencia que provocó reacciones nacionales e
internacionales sin precedentes en los últimos años.
Resumiendo brevemente el caso, una mujer de 29 años, nacida en República
Dominicana, regularmente registrada por sus padres después de nacida y que gozó de
sus derechos civiles y políticos por más de dos décadas, se dirige al Tribunal
Constitucional porque, desde el 2007, la Junta Central Electoral (JCE) le niega
copias de sus documentos de identidad, con el alegato de que su registro fue irregular,
aunque un tribunal de primera instancia ordenó a la misma JCE de entregarlos.
Aunque la JCE nunca ha procedido jurídicamente sobre la presunta
irregularidad de dicho registro, como es previsto por la Ley, el Tribunal
Constitucional emite una sentencia que va mas allá del caso y opta por re-definir
todo el concepto de cómo se otorga la nacionalidad dominicana.
El Tribunal considera que la demandante no es dominicana porque sus
padres la declararon utilizando el documento que otorgaba el Consejo Nacional de
Azúcar, para el cual trabajaban, en lugar que una cédula de identidad. Añade la
orden de revisar todos los libros de las oficialías civiles desde el 1929 hasta el 2007
para primero identificar y después transferir las personas inscritas en los libros,
hijos de padres que no tenían cédula al momento de la declaración, en nuevos
registros para extranjeros.
Se entiende que la cédula es el único documento que acredita la nacionalidad
dominicana o la residencia regular en el país de los padres, quedan entonces
transcritos en los nuevos libros los hijos de personas que tienen un estatus migratorio
regular diferente a la residencia o un estatus migratorio irregular.
Entre otras cosas, la sentencia ordena al Consejo Nacional de Migraciones de
preparar el Plan Nacional de Regularización de Extranjeros previsto por la Ley del
2004, y nunca ejecutado, y al poder ejecutivo de poner en práctica el Plan mismo.
Para poder entender el motivo de tantas reacciones a esta sentencia, hay que
entrar un poco en la historia de algunos aspectos del ordenamiento jurídico dominicano:
E
Afro-Hispanic Review • Volume 32, Number 2 • Fall 2013 ~
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Davide Sala
•Desde el 1929, el régimen de Jus Solis2 tiene algunas limitaciones, entre ellas
una que define que la nacionalidad dominicana no se otorga a las personas en “tránsito”;
•La Ley de Migración del 1939 no utiliza el concepto de “persona en tránsito”,
utiliza el concepto de “transeúnte”, indicando que el tiempo máximo que se puede
considerar como de paso por el país es de diez días;
•En los años noventa, grupos de poder político internos a la República Dominicana
comienzan a querer imponer una visión muy amplia del concepto de “tránsito”;
•El 15 de agosto 2004, la nueva Ley de Migración equipara el concepto de
“tránsito” con el concepto de “irregularidad migratoria”;
•El 8 de septiembre 2005, una sentencia de la Corte Interamericana de los
Derechos Humanos condena la República Dominicana por no haber dado la
nacionalidad a dos niñas nacidas en el territorio y pone en claro que el concepto de
“tránsito” no puede ser asimilado al concepto de “irregular”;
•El 15 de diciembre 2005, la Suprema Corte de Justicia rechaza un recurso de
inconstitucionalidad presentado por varias organizaciones en contra de la Ley de
Migración, afirmando que las personas con estatus migratorio “irregular” pueden ser
consideradas en “tránsito”. Entre otras cosas define que estar inscritos en los registros
civiles como dominicanos y dominicanas no otorga la nacionalidad;
•En el 2007, una resolución administrativa de la Junta Central Electoral
(conocida como “Resolución 12”) ordena a los oficiales civiles de no otorgar
documentos a las personas que son sospechosas, según criterios que no se definen,
de haber sido declaradas de forma irregular. En la práctica vienen suspendidos los
derechos civiles y políticos de las personas de nombre o apellido “francófono” o de
tez negra que tratan de renovar sus documentos o de solicitarlo por primera vez,
principalmente en las zonas donde la presencia de migrantes haitianos ha sido
históricamente fuerte;
•En el 2008, frente a presiones y protestas, la JCE emite una circular para
modificar la resolución anterior, admitiendo la entrega de documentos, pero
ordenando a las oficialías de señalar los casos a la sede central para su revisión;
•El 26 de enero 2010, entra en vigencia una nueva constitución que añade
explícitamente a la definición de tránsito, la equiparación entre “tránsito” y “no
residencia definitiva”.
El planteamiento de la Sentencia 168-13
La sentencia 168-13 viene emitida con un alcance más amplio de lo esperado,
expresándose según el siguiente razonamiento:3
a. Declara incorrecta la declaración con “ficha”4 de los padres de la accionante,
pues legalmente hubiesen tenido que declararla con una cédula de identidad, si
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eran residentes regulares, o declararla en el país de nacimiento de ellos mismos, si
no lo eran;
b. Ratifica el criterio de la sentencia de la Suprema Corte de Justicia de 2005
(entonces en atribuciones constitucionales), que el acta de nacimiento no da fe de
la realidad de los hechos y no es un documento declarativo.
c. Válida la Resolución 12-07 y la Circular 017-08 de la JCE.
d. Indica que la categoría de “tránsito” aparece por primera vez en la Constitución
de 1929 incluyendo la actual. Explica la diferencia entre tránsito y “transeúnte”.
Tránsito, siguiendo el criterio de la Suprema Corte de Justicia son “los que no
tienen domicilio legal (personas jurídicas) o carecen de permiso legal de residencia
(personas físicas). “Transeúnte” son los que se encuentran en un período breve en
el país, de paso. Los padres de la accionante eran trabajadores jornaleros sin una
residencia provisional o definitiva emitida por la Dirección General de Migración,
por eso estaban en condición de “tránsito”.
e. El hijo o hija de una persona con estatus migratorio irregular o (incluyendo los
indocumentados) nacido en República Dominicana no es dominicano sino
extranjero; y el hijo o hija de persona legalmente residente nacido en República
Dominicana es dominicano.
f. La carga de la prueba es de la parte demandante que tiene que demostrar que sus
padres eran residentes legales al momento de su declaración de nacimiento.
g. Al encontrarse los padres de la accionante “en tránsito”, por no ser residentes,
la accionante no tiene derecho a la nacionalidad dominicana por Jus Solis sino a
la haitiana, por el Jus Sanguinis de sus padres. Al tener derecho a la nacionalidad
haitiana por Jus Sanguinis, la sentencia considera que no se encuentra en estatus
de apátrida y por eso no se están violando los convenios internacionales.
h. Reconoce las deficiencias institucionales y burocráticas del registro civil
dominicano. Además, indica que no existe política discriminatoria hacia un mismo
grupo dado a que el problema de registro civil es tanto de dominicanos como
dominicanos de origen haitiano.
i. Obvia el criterio de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso
de las Niñas Jean y Bosico vs. República Dominicana de 2005, que cuestionó la
incorrecta definición de “tránsito” para aplicar a migrantes y sus descendientes que
tienen años en condición de indocumentados en el país; además no considera
aplicable el principio de que “la ilegalidad no se transfiere de padres a hijos”. La
sentencia hace referencia al caso del tribunal internacional, pero decide a su
criterio, bajo un análisis de “margen de apreciación”.
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Davide Sala
Violaciones de la sentencia
Esta sentencia incluye múltiples violaciones a diferentes niveles:
Derecho a la Personalidad Jurídica: Identidad y Nacionalidad.
La sentencia del Tribunal Constitucional deja a las personas desprovistas de
nacionalidad, a pesar de haber nacido, crecido y desarrollado la vida en el país, de
tener acta de nacimiento dominicana y de haber gozado de los derechos civiles y
políticos por décadas. El artículo 18.2 de la Constitución de 2010, a la luz del cual el
Tribunal Constitucional debió examinar el caso, indica que son dominicanos quienes
gocen de la nacionalidad dominicana al 26 de enero de 2010, momento en que fue
promulgada la Constitución. La sentencia decide por la aplicación retroactiva del
principio que solamente desde el 2010 está incluido en la constitución.
Concretamente, se pretende entregar el acta de nacimiento a la persona
afectada mientras cursa un proceso de nulidad en su contra. Podrían pasar años hasta
que exista una sentencia definitiva, y, durante este tiempo, se permanecerá en una
inseguridad jurídica sobre la documentación y el derecho a identidad y nacionalidad.
Contemporáneamente se ordena la entrega de un carnet de extranjero por parte de
Migración confirmando que la sentencia prejuzga el fondo del proceso de nulidad de
las actas de nacimiento, pues ya el Tribunal Constitucional decidió que la accionante
y miles al igual que ella son extranjeros.
Más aun, la sentencia ya decidió sobre la nulidad de su acta al considerarla
extranjera, pues ordena someter a los afectados a un Plan de Regularización para
extranjeros en tiempos breves.
Extraer del Registro Civil Dominicano de manera unilateral y a
discrecionalidad de la JCE a miles “extranjeros” desde 1929 (85 años atrás) e
inscribirlos a un libro de extranjería, ignorándolo la persona y sin tiempo alguno,
los deja apátridas. El libro de extranjería no indica la nacionalidad de la persona.
Más preocupante aún, cuando la sentencia dispone que sea el Ministerio de
Relaciones Exteriores quien notifique a Embajadas y Consulados correspondientes,
está dejando en manos de esta institución del Estado que decida sobre la
nacionalidad, lo cual es completamente irrazonable e inconstitucional. En
consecuencia, se trata de una “Desnacionalización Masiva” de personas,
especialmente dominicanos de origen haitiano.
La orden del Tribunal Constitucional, el dispositivo o fallo, es imposible de
realizar de forma cierta y objetiva, en primer lugar por las mismas deficiencias del
registro civil que la misma sentencia reconoce, y en segundo lugar los derechos
adquiridos de las personas siendo nacionales. Esta teoría es apoyada por el voto
disidente de la Juez Katia Miguelina Jiménez5 que se expresa en esos términos.
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Obviando al principio de territorialidad, la sentencia pretende aplicar la
constitución y las leyes haitianas para justificar el abuso que está cometiendo.
Principio de vinculación normativa en Derechos Humanos y Sentencia Corte
Interamericana de Derechos Humanos en derecho interno. Carácter Constitucional.
La República Dominicana desde 1978 es parte de la Convención Americana
de Derechos Humanos, y desde 1999 aceptó la jurisdicción de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos. Mediante decisiones de la Suprema Corte de
Justicia, desde 2003 (Res. 19200-03) y 2005 (sentencia 9 de febrero de 2005) se
reconoce el carácter Constitucional de las decisiones de la Suprema Corte de Justicia
en materia Constitucional, los tratados internacionales en materia de Derechos
Humanos, las Opiniones Consultivas y sentencias de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, los cuales forman parte del Bloque de Constitucionalidad. La
Constitución de 2010 ratifica este criterio.
La sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del caso de las
Niñas Yean y Bosico versus República Dominicana es vinculante desde que fue
dictada en Septiembre de 2005, e indica que los hijos de personas indocumentadas
nacidas en el país y existiendo generaciones no se encuentran en tránsito pues no es
un concepto para definir esta situación. Además, el tribunal internacional estableció
que la situación de irregularidad o “ilegalidad” no se transmite de padres a hijos, por
lo que son dominicanos los nacidos en territorio nacional.
Llama la atención que en otras sentencias del Tribunal Constitucional se
invocan sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y este caso ha
sido la excepción. Además, el artículo 20 de la Convención Americana de Derechos
Humanos y el artículo 12 del Pacto de los Derechos Civiles y Políticos, garantizan el
derecho a la nacionalidad como parte de la persona jurídica y que nadie puede ser
privado arbitrariamente de su nacionalidad.
Principio de favorabilidad y de razonabilidad
El razonamiento de la sentencia perjudica a la accionante al igual que miles de
afectados en similar situación. La accionante y otros afectados se encuentran con
acta de nacimiento declarada de buena fe por sus padres, aceptado por el oficial del
Estado civil, en el caso la accionante hace 29 años atrás. Teniendo identidad y
nacionalidad, después de la sentencia las personas afectadas quedan desprovistas de
nacionalidad, considerándolas como extranjera, al igual que miles de personas en
igual situación. La sentencia en ninguna parte hace referencia ni interpreta este
principio de derecho fundamental de favorabilidad.
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Irretroactividad de la Ley
El principio de irretroactividad de las normas solo tiene excepción cuando
favorece a la persona.
Disponer una “limpieza” del registro civil desde 1929 a la fecha de la sentencia,
ochenta y cinco años hacia atrás, la revisión de personas que a criterio de la JCE y
de manera administrativa sean “dominicanos puros” y “extranjeros” es irrazonable, y
violenta la seguridad jurídica (filiación, patrimonio, herencia, transacciones, et
cetera). El principio de irretroactividad de la ley justamente tiene como objeto
garantizar la seguridad jurídica, y la sentencia lo ha violentado afectando derechos
retroactivamente, en especial este caso de nacionalidad.
Debido Proceso de Ley. Debido Proceso de Ley administrativo. Presunción de Legalidad
de los Actos Administrativos
La sentencia ratifica la práctica de la JCE desde 2007 y le otorga mayor poder,
de retener unilateral e indefinidamente la entrega de acta de nacimiento a miles, en
su mayoría, dominicanos de descendencia haitiana, sin saberlo el afectado, en
violación a la presunción de inocencia y derecho de defensa. Esto a causa de las
medidas administrativas de 2007, Resolución 12-07 y Circular 17-07, ambas
disposiciones suspenden sin tiempo alguno la entrega de los documentos.
Durante décadas, los Oficiales del Estado Civil han recibido válidamente y de
buena fe las declaraciones de padres que se presentaban solamente con “ficha”. El
Estado dominicano al aceptar con efectos civiles la declaración de nacimiento con
“ficha” otorga la nacionalidad dominicana. Ahora se quiere ordenar hacia atrás
“anular” unilateralmente estas declaraciones o cancelar las cédulas de identidad y
electoral, considerando a los afectados como extranjeros en tránsito, cuando han
realizado actos de la vida civil dominicana (estudiado en escuelas, tomado pruebas
nacionales, han votado en elecciones, son portadores de cédula de identidad y
electoral, han viajado fuera del país, han contraído matrimonio, han declarado a sus
hijos, et cetera).
De igual manera, la sentencia afecta a personas que se encuentren en igual
situación y que NO fueron partes del proceso, así lo ordena expresamente, lo cual
violenta el derecho de defensa y el debido proceso de personas que no fueron partes
en un caso. Ni si quiera el caso fue planteado como un amparo colectivo, sino como
una acción individual y personal de la accionante.
Al ordenar a la JCE el levantamiento del registro desde 1929 de forma
“administrativa”, dejando al poder y discreción de la JCE de determinar quiénes son
dominicanos “puros” y “extranjeros”, se otorga el poder de sacar del registro civil y
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llevar a un libro de extranjería personas sin que el afectado lo sepa, se violenta el
principio de legalidad porque la sentencia pone a cargo de las personas afectadas probar
la regularidad o legalidad de su inscripción aceptada por el Estado años atrás. Hay que
señalar que este tipo de medidas es impracticable, dado el mismo reconocimiento de la
sentencia de la problemática estructural del registro civil dominicano, hay personas
fallecidas, libros cerrados, desaparecidos, quemados, deteriorados.
Derechos conexos violentados a la Personalidad Jurídica:
a. Derecho a una Familia
Las personas afectadas por la sentencia, ahora sin acta de nacimiento ni cédula
de identidad y electoral, y que deseen contraer matrimonio civil y/o religioso no
podrán hacerlo. Tampoco pueden declarar a sus hijos, especialmente a partir de las
medidas administrativas de 2007 de la JCE. La situación contribuye a que las mujeres
y parejas se sientan en la incertidumbre de decidir tener hijos o no, y los que ya los
tienen, no desean que pasen por la misma situación de sus padres.
b. Derechos de los Menores de Edad.
Los menores de edad, hijos de personas nacidas en República Dominicana, no
podrán ser inscritos en el registro civil, incluyendo aquéllos de padres cuyas cédulas de
identidad ha vencido y no ha podido ser renovada, luego de las medidas
administrativas de 2007. No es posible garantizar los derechos de los menores de edad,
dado que su condición de minoridad e identidad ni si quiera podría ser verificada.
c. Derecho al Trabajo y a la Seguridad Social
Los afectados no pueden acceder a un trabajo formal, a causa de la sentencia
siguen siendo marginados en el trabajo informal. Esto es particularmente grave si se
considera que la legislación dominicana limita a los trabajadores formales, y sus
familiares cercanos, el acceso al Sistema de Seguridad Social.
d. Derecho a la Educación
Las personas afectadas no pueden continuar sus estudios. Los menores no
pueden tomar las pruebas nacionales (octavo grado), ni probar su identidad en las
diferentes actividades escolares. Tampoco pueden tomar las pruebas nacionales en el
bachillerato para ingresar a la universidad. Pierden oportunidades de becas de
estudios y cursos.
e. Afectación de Derechos Políticos:
Las personas afectadas por la sentencia no pueden ejercer derechos políticos
de elegir ni ser elegidos.
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f. Derecho a la Igualdad y no Discriminación
La sentencia del Tribunal Constitucional es un reflejo mismo del contexto
de discriminación hacia dominicanos de origen haitiano en el país desde el poder
público, por acción, omisión y tolerancia de la situación por años. No solo se
presenta la misma situación de trato diferenciado en el tema de nacionalidad, sino
también en las deportaciones y obstáculos de residencia de migrantes haitianos en
el tema migratorio.
La misma sentencia del caso de las niñas Yean y Bosico versus República
Dominicana emitida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, sobre la
negación de entrega actas de nacimiento a menores a causa de la nacionalidad
haitiana de la madre, indica la existencia del contexto de discriminación a
dominicanos de origen haitiano en el país. Recientemente el Informe del Comité
para la Discriminación Racial de Naciones Unidas de marzo 2013, identificó la
existencia de discriminación racial a dominicanos y haitianos, y migrantes
indocumentados, así como discriminación en cuanto a la documentación y
nacionalidad; asimismo indicó que la soberanía nacional tiene sus límites cuando
existe discriminación.
Esta misma sentencia se refiere en la página 24 al concepto “raza” como parte
de la definición de nacionalidad.
g. Libertad de Tránsito
Los afectados enfrentan un grave riesgo de deportación, dado el contexto de
las deportaciones masivas a migrantes haitianos que son detenidos en base a criterios
discriminatorios fenotípicos. Los afectados de la sentencia son confundidos como
“haitianos” al no portar cédula de identidad y electoral, y a penas copia del acta de
nacimiento, cuyo duplicado en original es negado. Esta práctica se ha producido por
años en el país, y prueba de ello es el reciente caso cuya audiencia se ventiló en la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Benito Tide Méndez y otros versus
República Dominicana, de hechos de expulsiones que datan entre 1994 y 2000,
donde de 27 deportados, 22 eran dominicanos, detenidos por un criterio fenotípico
racial “parecer haitiano”. La defensa del Estado Dominicano se ha basado en tratar
de demostrar que la persona no era dominicana, pero en ningún momento se han
aportado pruebas o testimonios que refuten la acusación de basar en criterios
fenotípicos las redadas sin dar posibilidad a las personas de oponerse.
h. Inconstitucionalidad de la sentencia del Tribunal Constitucional
La sentencia viola 26 diferentes artículos de la misma Constitución. Sobre
todo no representa las garantías que la Carta Magna tiene que representar para todas
las personas, sin distinción, en todo el territorio dominicano.
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Reacciones
Esta sentencia ha provocado numerosas reacciones a nivel nacional e
internacional. En contra de la sentencia, con diferentes formas más o menos
diplomáticas, se han declarados: El Sistema de Naciones Unidas en República
Dominicana (varias agencias), el alto comisariado ONU para los DDHH, la
Comisión Interamericana para los Derechos Humanos, la CARICOM, la OEA,
Amnistía Internacional, la Organización de mujeres de América Latina y El Caribe,
Open Society Foundation, Centro Robert Kennedy, además de un sin número de
organizaciones de la sociedad civil, incluyendo Iglesias Evangélicas y la mayor parte
de los sectores de la Iglesia Católica. Apoyando estas posiciones se han organizado
manifestaciones en el país y frente a varios consulados y embajadas dominicanas en
el mundo.
A favor de la sentencia se han pronunciado los sectores más conservadores y
nacionalistas de la República Dominicana, incluyendo el Cardenal de Santo
Domingo, dirigentes de los partidos políticos al gobierno y los periódicos que, en su
mayoría, dependen de fondos que solo el apoyo a las posiciones del gobierno le
pueden garantizar. El 4 de noviembre se dio una manifestación en Santo Domingo
donde se amenazó de muerte toda persona que “traiciona la patria”, entendiendo con
esto toda persona que está en contra de la sentencia.
Es interesante analizar cómo las posiciones en contra de la sentencia son
preeminentemente jurídicas y abierta a una globalización de los derechos que inserte
el país en un marco moderno y activo de relaciones internacionales, mientras que las
posiciones a favor se encentran en defender la soberanía nacional que se identifica
como la facultad de manejar el derecho de forma arbitraria. En este contexto se han
polarizado las opiniones, con condenas que llegan de personalidades dominicanas y
extranjeras que subrayan la absurdidad jurídica, humana e histórica de esta
sentencia. Del otro lado, políticos y periodistas defienden la libertad de hacer
cualquier cosa en nombre de la soberanía nacional, llegando a apoyar las posiciones
ultranacionalistas que declaran el peligro de una invasión haitiana y llegan a afirmar
que los haitianos con “los vicios, enfermedades y debilidades de su raza, contaminan
a la parte oriental de la isla, transportando ignorancias, creencias y costumbres ajenas
a las tradiciones criollas”.6
¿Qué es lo que pasaba?
Para entender esta sentencia hay que entender las prácticas que se aplicaban
en las décadas pasadas. Los gobiernos Dominicano y Haitiano se manejaron, desde
la primera mitad del siglo veinte, con acuerdos donde el primero compraba mano de
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obra al segundo (pagando una cantidad de dinero por persona). Las personas que
entraban con vehículos militares y privados iban a trabajar en el Consejo Estatal de
Azúcar (CEA), una entidad pública que no gestionaba la regularización migratoria de
sus empleados. No lo hacía porque el carnet de identificación de la empresa era
aceptado como documento de identidad y se utilizaba para cualquier tipo de acto,
incluyendo la declaración de los niños y niñas. Muchas de estas personas quedaron
finalmente a vivir en República Dominicana. Según los datos de la Oficina Nacional de
Estadística en República Dominicana viven aproximadamente 524.000 extranjeros (5.4%
del total de la población del país). De estos el 87% son haitianos. También viven 244.000
descendientes de inmigrantes, 86% descendientes de migrantes haitianos. Mientras que la
gran mayoría de los extranjeros y descendientes de extranjeros de otras nacionalidades
tienen estatus migratorio regular o, por lo menos, tienen documentos del país de origen,
Una parte que se acerca al 90% de los migrantes haitianos y descendientes son
indocumentados o con situación migratoria irregular en República Dominicana.
La historia de A.F:
A.F. es una joven que vive en un batey cercano al ex-ingenio azucarero de
Imbert, provincia Puerto Plata. Cuando nació los padres la declararon regularmente
con la ficha del CEA. El oficial civil aceptó la declaración y A.F. pudo estudiar, tener
cédula y pasaporte, ya que viajó al extranjero con el Equipo Nacional de Footbal
Dominicano del cual hizo parte por unos años. Hoy la sentencia dice que los padres
engañaron el Estado declarándola con ficha y que ella es extranjera. Poco importa
que los padres siguieran las instrucciones que los mismos oficiales civiles del Estado
le dieron y que nunca nadie haya dicho que ellos se hubiesen tenido que ocupar de
solicitar residencia, aunque trabajaban por el estado. Tampoco importa que A.F:
haya jugado y defendido los colores de la Bandera Dominicana en ámbito deportivo.
¿Y ahora qué?
Después del fallo, se han desarrollado varias experiencias de articulación en
contra de esta sentencia. Independientemente de las amenazas de los sectores
nacionalistas, que han llegado a gritar “muerte a los traidores”, referidos a todos los
que estamos contrarios a la sentencia, Dominican@s Por Derecho y otros grupos han
reunido diferentes expresiones de la sociedad civil y han empezado a divulgar la
sentencia y las violaciones a los Derechos Humanos que incluye. Lamentablemente
el gobierno se ha demostrado prisionero de grupos xenófobos radicales que han
defendido la sentencia con el solo alegado que nadie puede opinar sobre lo que dice
el Tribunal Constitucional, no se ha podido defender el contenido de la sentencia
que es, objetivamente, indefendible.
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República Dominicana: Un Estado que cuestiona la nacionalidad
En este clima han surgido manifestaciones espontaneas de apoyo en
diferentes contextos nacionales e internacionales, con expresiones de solidaridad
en todos los principales países donde migran los dominicanos y las dominicanas,
pero también se ha tenido la solidaridad de todos aquellos países que, basados en
la migración y en la riqueza del mestizaje cultural, ven en esta sentencia la
negación del origen del pueblo caribeño.
A nivel internacional se han pronunciado en contra prácticamente todos los
organismos internacionales competentes. El gobierno se ha serrado en una autista
negación de lo que está pasando, tratando de desenfocar el tema, pero se ve
presionado a buscar ahora una difícil salida que no perjudique su estatus económico
y político internacional.
El Plan de Regularización de Extranjeros Irregulares es visto como una posible
salida, aunque es un instrumento que fue ordenado hace nueve años por otros
motivos. Por su naturaleza no puede incluir a nacionales dominicanos, el objeto
principal del mismo será la regularización de más de 450.0007 extranjeros irregulares
que podrán obtener una residencia (a diferencia que en el debate de los Estados
Unidos en República Dominicana no está previsto de ninguna forma la
nacionalización de los extranjeros). Al tema central del estatus migratorio de los
extranjeros, se podría añadir una sección para registrar y validar la nacionalidad de
los más de 200.0008 descendientes de migrantes que están indocumentados o con
nacionalidad cuestionada por la sentencia. Un primer análisis hecho
apresuradamente por las autoridades indican en 13.0009 el número de personas
inscritas en el registro civil afectadas por la sentencia, a éstos hay que añadir todas
aquellas personas que nunca han sido registrada y que nacieron en el territorio
nacional dominicano antes de la promulgación de la última constitución.
Lamentablemente, este no es el enfoque que ha demostrado tener el gobierno.
Como sociedad civil interesada en el respeto de los derechos de todas y todos,
consideramos que los puntos que no son negociables son:
•Todas las personas que eran dominicana según las constituciones anteriores
al 2010 no pueden ser llamadas extranjeras y no pueden ser nacionalizadas como si
nunca fueron dominicanas;
•No se puede obligar nadie a “nacionalizarse” en un Estado diferente del propio;
•Hay que poner condiciones viables para que el plan sea exitoso.
Las propuestas de Plan de Regularización que han circulado en los últimos
años no han sido tomadas en consideración por la Presidencia de la República (en
tres ocasiones) porque finalizadas a no permitir a los migrantes haitianos de
regularizarse. Probablemente el problema esta exactamente en las autoridades
AHR ~
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Davide Sala
migratorias dominicanas. Hasta que, como señala Mario Vargas Llosa en su artículo
publicado por el periódico español El País, las autoridades migratorias se inspiran a
los valores del nacionalsocialismo alemán de la década del 1930, es difícil que se
pueda lograr un procedimiento administrativo que resuelva el problema de los
descendientes de los migrantes, y de los migrantes mismos.
Poemas
Entre las personas afectadas hay personas pobres y que han salido de la
pobreza, personas que no han estudiado y personas que han logrado estudiar,
personas que siguen viviendo en los bateyes y personas que están desarrollando su
vida en las ciudades. Reportamos dos poemas de una estudiante de término de
Medicina que, según esta sentencia, dentro de pocos meses podría ser obligada a
solicitar la pasantía de habilitación a la profesión médica en Haití. Ella no habla bien
ni creol ni francés y ha vivido toda su vida en República Dominicana.
“Ni de aquí, ni de allá”
Ahora dices que no soy de aquí
Dices que mis hijos y mis nietos tampoco lo son
Pero si tú mismo me trajiste de allá!
Vine a cortar tu caña, ¿no recuerdas?
Pero si aquí vivo desde hace tres generaciones
Tú me ubicaste en un batey y allí me quedé
Allí me enamoré y me casé
Ahora dices que no soy de aquí
Está bien yo no soy de aquí
Tengo ochenta y seis años en tránsito
Pero ¿dónde querías nacieran mis hijos?
¿Dónde querías que nacieran mis nietos?
No tuve opción
Viviendo aquí, no podía procrearlos allá
Naciendo ellos aquí, no podrían ser de allá
Sí, soy de allá, vine porque me trajiste
Mis descendientes no tienen culpa
Ellos no eligieron nacer aquí
Ellos no son culpables de nada
¿Olvidas que los registraste cómo tuyos?
Votaron en varias ocasiones
¿Qué te sucede ahora?
¿Por qué les quitas lo ya obtenido?
¿Porque sus hijos no son registrados?
A mi forma de ver eres injusto
Estas siendo intolerante
Abominable e insensible
No ves que separas familias
Produces enemistades
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~ AHR
República Dominicana: Un Estado que cuestiona la nacionalidad
Alteras los ánimos
Delimitas el tiempo
Y tanto más. . . .
¡Les quitas la única patria que conocen!
Jocelyn Guerrero
“El circo de mi país”
De todos los circos que he visto, pensé que el mejor era el Del Sol,
pero hoy me he dado cuenta que no nos llega ni al talón.
El circo de mi país esta más lleno de colorido,
tiene más animales feroces, y fantasías que ni te digo!
Mi país ha implantado un abuso constitucional,
y Ay de aquel que se vaya en contra, ¡en la cárcel lo quieren trancar!
No sé qué irá a pasar con mi pequeña nación,
o ¿será que la intolerancia se introdujo a la constitución?
Solo Dios sabe hasta dónde nos va a llevar este “asuntito”
en el que la palabra falleció y el debate está proscrito.
Parece que nuestros jueces al regresar al 29 se trajeron también
a aquel al que todos temen.
Se habrán traído a Trujillo a sustentar sus abusos
y ¿a todo aquel que su tiempo se lo paso siendo injusto?
Ojalá que estos hombres se terminen dando cuenta
que, por suerte, en estos tiempos no solo su palabra cuenta.
Jocelyn Guerrero
Notas
1
Como consecuencia de las reacciones nacionales e internacionales a la sentencia del Tribunal
Constitucional 168-13, el 23 de mayo, 2013 el presidente dominicano, Danilo Medina, promulgó una
ley que devuelve la nacionalidad dominicana a los descendientes de extranjeros inscritos en los registros
civiles. Utilizando toda la dialéctica típica del lenguaje político, logró un texto que, confirmando la
sentencia del Tribunal Constitucional, consigue reconocer que estas personas estaban gozando de la
nacionalidad dominicana y que no tenían ninguna culpa de su situación. Se puede estimar que esta ley
devuelve la nacionalidad a un 10/15% de los afectados, mientras que deja en situación de apátrida una
cantidad de personas que podrían ser estimada en 190.000. Estas personas son invitadas a conseguir un
documento del país de origen de sus padres y a aplicar al Plan de Regularización para extranjeros.
El Plan de Regularización entró en ejecución el lunes 2 de junio, 2013. Aunque se hicieron
muchos proclamas y anuncios, no se han hechos públicos los criterios que seguirá. Se invitan los
extranjeros a presentar una larga lista de documentos, requisitos obligatorios para que su solicitud sea
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Davide Sala
aceptada. Respecto al procedimiento normal de solicitud de residencia, para este plan se eliminaron los
pagos a la Dirección General de Migración, pero si aumentaron los documentos necesarios para que las
solicitudes sean aceptadas. La mayor incógnita es la discrecionalidad total que es reconocida a la
Dirección General de Migración, el migrante que completa la documentación para su expediente no
tiene la opción de solicitar un estatus migratorio especifico, será la Dirección General de Migración que
decidirá, según criterios que no están públicos, como se asignarán las categorías migratorias.
2
Régimen que prevé que son nacionales todas las personas nacidas en el territorio del Estado.
2
El análisis jurídico de la sentencia ha sido curado por la jurista Paola Pelletier.
4
Documento identificativo otorgado por el Consejo Estatal de Azúcar a sus empleados.
5
Dos jueces del Tribunal Constitucional se expresan en contra del fallo y sus justificaciones están
incluidas al final de la misma sentencia.
6
Periódico Hoy del 8 de noviembre 2013, artículo “El aglutinante de la nacionalidad”.
7
La Encuesta Nacional de Inmigrantes (ENI) hecha por la Oficina Nacional de Estadística, el Fondo
de las Naciones Unidas para la Población y la Unión Europea, calculó que en el país, en el 2012, habían
524.426 extranjeros, de éstos 458.233 haitianos.
8
La ENI calcula que en el 2012 habían 244.151 descendientes de migrantes, de éstos 209.912
descendientes de migrantes haitianos.
9
La Junta Central Electoral (JCE) ha calculado en el mes de noviembre 2013 que hay 53.847
descendientes de migrantes inscritos en el registro civil dominicano, de éstos 24.392 inscritos de forma
irregular, 13.667 de ascendencia haitiana y 10.725 de otra ascendencia.
Obra citada
Vargas Llosa, Mario. “Los parias del Caribe.” El País. 3 nov. 2013. Web.
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