El coaching ayuda a gestionar el cambio educativo

Anuncio
El coaching ayuda a gestionar el cambio educativo
Dice un famoso cuento que un científico deseaba arreglar los problemas del mundo y
para ello, todos los días se encerraba en su despacho para trabajar, con la
prohibición de ser molestado. Un día, su hija le pidió que jugara con ella, pero el
científico, que quería seguir trabajando, le dio a la niña una hoja de una revista con la
imagen de nuestro planeta cortada en trozos muy pequeños, como si fuera un puzzle.
El científico pensó que su hija se pasaría horas intentando armar la imagen, pero la
pequeña volvió a llamarle al poco tiempo, con la foto perfectamente armada entre sus
manos. Con tremendo asombro, el científico preguntó a su hija cómo lo había hecho,
y ella le respondió que “detrás de la hoja con el dibujo del planeta había un hombre, y
cuando logré arreglar al hombre..., el problema del mundo también quedó arreglado”.
Esta historia nos puede ayudar a reflexionar sobre la perspectiva desde la cual nos
enfrentamos a los problemas del día a día: como el científico aislado, con metas
difusas pero elevadas, muchos obstáculos que resolver, etc., o como la hija, con
objetivos más concretos y alcanzables, y con capacidad de buscar soluciones desde
otro ángulo. Pero, ante todo, nos debemos fijar en cómo el científico cambia su visión
del problema interactuando con su hija, que le hace encontrar la solución por sí
mismo, pero desde una óptica distinta. Esto podría ser un buen ejemplo de coaching:
un proceso de acompañamiento individualizado, muy personal, sin obligaciones,
mediante el cual se desarrolla el talento, se fijan objetivos, y se establecen líneas de
acción para conseguirlos. Sirve para pensar en el futuro, y está centrado en las
soluciones, en las respuestas, no tanto en las causas. En resumen, es un proceso
para el desarrollo de competencias basado en la relación entre dos personas, a
través de un proceso individual de aprendizaje y crecimiento personal, para examinar
expectativas y orientado a lograr cambios en el comportamiento a corto plazo.
Hay distintos tipos de coaching (personal o life coaching, ejecutivo, docente, etc.). En
este momento nos vamos a centrar en el ejecutivo, que está orientado hacia el
crecimiento del director como líder dentro del marco escolar. Es un proceso
estructurado y definido con indicadores para medir resultados, y posibilita la
combinación de expectativas del director con los valores de la institución, en procesos
concretos de cambio a corto plazo, para la mejora de la eficacia organizativa. Por ello,
posibilita el crecimiento tanto en lo profesional como en lo personal, desde la
coherencia con la identidad de la institución (“¿cómo respondo yo al ideario del
centro?”).
C/ Hacienda de Pavones, 5
28030 Madrid
Tel.: 91 328 80 00 / 18
Fax: 91 328 80 01 / 17
www.escuelascatolicas.es
¿Cómo nos ayudan los procesos de coaching a ser mejores directores de
centros de Escuelas Católicas?
Partimos de un hecho comprobado: los tradicionales métodos de formación (basados
en ver, oír y no hacer) tienen un escaso impacto en la práctica directiva. Sólo los que
nos hacen pararnos, reflexionar y poner en funcionamiento lo aprendido son los que
producen óptimos resultados. Por eso, el proceso de coaching es tan efectivo: te
obliga a pensar, te recoloca, te cambia a través de hacer “preguntas poderosas”
(“¿qué aporto yo a mi institución?”), y te empuja a establecer planes orientados a la
mejora de resultados, también para la auto-realización laboral, … ¡incluso ayuda a ser
mejores personas! Pero no se confundan, el coaching no es ninguna panacea, y no
es coaching todo lo que dice serlo.
Debemos diferenciar “coaching” de la “psicoterapia”, aunque ambos procesos ayudan
a manejar las emociones y hacer los ajustes necesarios para mejorar el
comportamiento laboral. También hay que diferenciarlo del “mentoring”, que es un
proceso de orientación donde un directivo con mucha experiencia ofrece consejos de
cómo debe actuar un directivo junior.
Bien es cierto que algunos directores se acercan al coaching pretendiendo que les
resuelva todos sus problemas, y el coach les hace ver que sólo ellos mismos tienen la
capacidad de resolverlos; sólo ellos saben qué tienen que hacer, pero necesitan que
el coach les pregunte “¿y tú qué harías?”, y que les ponga plazos para el
cumplimiento de objetivos, resolver problemas de tarea, y hacerse cargo de su propia
realidad y del trabajo que han de acometer.
El rol del coach
Es fundamental elegir un coach con experiencia en dirección de centros,
convenientemente formado y certificado en técnicas para desarrollar competencias de
liderazgo. Un buen coach no aconseja ni da opiniones, no dice lo que hay que hacer,
sino que funciona como “catalizador” para ayudar al director a mejorar sus
habilidades y a resolver los problemas por sí mismo. El coach escucha mucho y habla
poco, pero muy argumentado. Como dice Marta Romo, la habilidad fundamental de
un coach es “pensertir”, es decir, escuchar y dar respuestas “pensentidas” (pensadas
y sentidas).
Un buen coach nos ilumina el camino, nos ayuda a conocernos desde otras
perspectivas, y a descubrir nuestros recursos con un respeto profundo por nuestras
limitaciones, con el objetivo de lograr que nos comprometamos con cambios reales en
nuestros comportamientos y, en definitiva, hacernos crecer equilibradamente como
personas y profesionales.
2
¿Qué valor añadido a la formación de coach puede aportar EC frente a otras
entidades formadoras?
Seguro que llegados a este punto ya tienen en la cabeza algunas personas de su
entorno, que han llegado al tope en su carrera profesional en su institución, con un
amplio recorrido como directores y docentes, y que desean rentabilizar el bagaje de
su experiencia ayudando a otros, como si de un mercado solidario de recursos se
tratase. Pues bien, estas personas son susceptibles de formarse como coach y
continuar su carrera sumando otro peldaño a su escalera.
Pero entendemos que no toda formación como coach sirve para nuestros intereses; la
institución que la organice tiene que poseer un conocimiento profundo de los valores,
ideario y proyecto desde los que se quiere trabajar, y partiendo de esa base, cimentar
los procesos de formación en coaching.
Por eso, Escuelas Católicas ofrece un programa de formación que se adapta a
nuestras necesidades, desde nuestro recorrido andado, teniendo las claves de cómo
trabajar en un entorno como el nuestro, y de los líderes que en estos momentos
pueden generar valor en nuestra organización. Tenemos claro el valor añadido de EC
al organizar estos procesos formativos: afianzar la identidad y misión de nuestros
directivos, basándose en la experiencia real del día a día de los colegios, para
impulsar la proyección de futuro de nuestros centros y proyectos educativos. Estad
atentos a vuestros correos electrónicos y a la página web de Escuelas Católicas
(www.escuelascatolicas.es) donde próximamente recibiréis más información al
respecto.
Irene Arrimadas
Directora del Departamento de Innovación Pedagógica
Escuelas Católicas
3
4
Descargar