cuvo finse propuso edificarle un templo, que al mismo tiempo que

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G
HISTORIA DEL ESCORIAL
de hacerle algún señalado servicio, á
venia por su favor é intercesión en el cielo, concibiendo desde aquel momento la idea
jornada, recordase á las
cuvo fin se propuso edificarle un templo, que al mismo tiempo que perpetuase la memoria de aquella
consagra a la
o-eneraciones futuras tan señalada victoria; y que como el dia que la consiguió fue el que la Iglesia anualmente
llevara el
conmemoración del martirio de San Lorenzo (10 de agosto de 1557), quiso que el monumento que hubiese de erijir
nombre y la advocación de aquel glorioso mártir.
De las ideas del monarca y del espíritu de la época, en que las cuestiones de religión preocupaban con preferencia todos los
también del espíritu religioso, y del
arácter tétrico, adusto y severo del regio fuñador. Así es que el triunfo de las armas espadas en San Quintín, seguido después de la
endicion de Chatelet y Ham, no fue el únio ni el mas célebre blasón de esta batalla:
\ religión y las artes habian de alcanzar un
riunfo mas fecundo y duradero.
La idea del Escorial, de esa joya inestimable, de esa colosal maravilla que se levanta
aagestuosa y severa al pie de los montes Carletanos, nació allí en la mente del vencedor,
ntre el choque de las armas y los aves de los
floribundos. No le bastaba á Felipe IIhaber
lado lustre á la nación con el brillo efímero y
riste de los campamentos; no le bastaba viji-
\u25a0irticipar
,^£pm
—
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n 7!
ÉL--,
ar sobre la vasta monarquía que le estaba
BATALLA DE SAN QUINTÍN,
incomendada; quiso ilustrar su época y su
siglo, sacando á las artes del vergonzoso letargo en que yacian en nuestro suelo. De modo que al monasterio del Escorial, por
mas divergentes que sean las opiniones sobre la causa de su fundación y riquezas, fuerza será reconocerle bajo cierto punto de
vista como la verdadera restauración de las artes.
Así observamos que mientras en una gran parte de Europa sufrían grandes combates las doctrinas y los monumentos de
la religión católica, y mientras en los dominios mismos del monarca español, en las bellas provincias de los Paises-Rajos, ciudades y comarcas enteras se levantaban proclamando las doctrinas de Calvino, de Lutero y de Muncer, y la nobleza contagiada rebelábase contra su rey y proscribía el antiguo culto de sus templos, y el pueblo tumultuado profanaba y destruía las
iglesias, derribaba y rompia las imágenes, y destrozaba y hollaba los mas sagrados y venerables símbolos de la religión del
Crucificado, en España se estaba levantando al propio tiempo un monumento religioso que habia de asombrar al mundo por
su grandiosidad y magnificencia; un tabernáculo suntuoso á la par que sencillo y severo, donde perpetuamente habian de
resonar alabanzas al Dios de los cristianos. Al tiempo que Ignacio de Loyola habia alzado en España el estandarte de la
fe ortodoxa contra las predicaciones de Lutero en Alemania; al mismo tiempo que en Flandes se demolían los templos de
los católicos y se apedreaba á los moradores de los claustros, en España se erijia el gran monasterio del Escorial, y se poblaba de monjes.
Habiendo ocurrido la muerte del Emperador Carlos V (1558) en el monasterio de Yuste, en el postrer codicilo que allí
ordenó, dejó á la voluntad de su hijo D. Felipe todo lo concerniente á su entierro, parte y lugar de su sepultura, así como
igualmente el de la Emperatriz Doña Isabel, su mujer, y la disposición de los aniversarios y memorias que para siempre habian
de hacerse por sus almas. Llegada esta triste nueva áFlandes, donde estaba Felipe, contribuyó á fijar en la mente de este monarca la idea de que el templo y monasterio que tenia determinado levantar fuese un monumento que, al mismo tiempo que
revelara su gran poder y escediera en grandeza á cuantos existieran del mismo género, fuese un lugar en que dia y noche se
rindieran alabanzas al Dios de los ejércitos, á quien debia los laureles que coronaron la primera campaña con que tan felizmente inauguró su reinado. La circunstancia de haber vivido el Emperador Carlos V, su padre, los últimos años y haber
acabado sus dias en un monasterio de la orden de San Gerónimo, y haber dejado encomendado á su hijo, como ya hemos dicho,
la elección del lugar en que definitivamente hubieran de reposar sus cenizas, fue un motivo mas, según los mejores historia-
_
niSTORIA DEL ESCORIAL.
dores, para decidir á Felipe á que el monasterio que proyectaba edificar hubiera de ser de monjes Gerónimos, y para agregar
al proyecto de templo y casa religiosa la de un mausoleo ó panteón digno de encerrar los mortales restos de tan grandes príncipes como lo fueron sus padres. La carta de fundación de este convento, escrita por Felipe IIen esta época y en Flandes,
después de los títulos comunes dice así Q:
«Reconociédo los muchos y grades beneficios que de Dios nuestro Señor auemos recebido, y cada dia recebimos, y quanto
»él ha sido seruido de encaminar y guiar los nuestros hechos y los nuestros negocios a su santo seruicio, y de sostener ó
Dios
» mantener estos nuestros Reynos en su santa fe e religión y en paz y justicia, entendiendo con esto quáto sea delante d
»pia y agradable obra y grato testimonio y reconocimiento de los dichos beneficios, el edificar y fundar iglesias y monasterios
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MONJES GERÓNIMOS.
nos
)>tocaua a su sepultura, y al lugar y parte donde su cuerpo y el de la Emperatriz y Reyna mi Señora y madre auian de ser
opuestos y colocados, siendo cosa justa y decente que sus cuerpos sean muy honorablemente sepultados, e por sus ánimas se
determinado,
»hagan e digan continuas oraciones, sacrificios, conmemoraciones e memorias. E porque otrosí nos auemos
«quando Dios nuestro Señor fuere seruido de nos lleuar para sí, que nuestro cuerpo sea sepultado en la misma parte y lugar,
tiene determinado,
«jQtaméte co el de la Serenissima Princesa Doña María nuestra muy cara y amada muger, q assimismo
lleuársela, de se enterrar júntamete en el dicho monasterio, e que sean trasladados
»quádo Dios nuestro Señor fuere seruido i
Doña Leonor e Doña María nues«los cuerpos de los Ynfantes Don Fernando e Don luán nuestros hermanos e de las Reynas
el Real cerca de la villa del
tras tias. Por las cuales consideraciones fundamos y edificamos el monasterio de San Lorencio
«Escorial en la diócesi y arzobispado de Toledo: el qual fundamos a dedicación y en nombre del biéauenturado San Lorenzo por la particular deuociO q como dicho es tenemos a dicho Santo. Y en memoria de la merced y victorias que en el dia
de San Geronymo por la particular affecion
«de su festiuidad, de Dios comécamos a recebir. E otrosí le fundamos de la ordé
desto auemos acordado instituyr y fundar
«y deuocion q a esta ordé tenemos y le tuuo el Emperador y Rey mi señor. E demás
y instituyan algunos niños a manera de Semi«un colegio en q se enseñen y lean las Artes y santa Theologia, y que se crien
»mente
«nario, etc., etc
EHp^fnesembar^^ñTa^d^^9de
agosto de 1559, á cuyo puerto arribó con felicidad con una flota de 00 bajeles;
de
apenas puso el pie en tierra se levantó una tempestad tan furiosa que destrozó una parte de las naves, pereciendo cerca
que Carlos \
1000 hombres, y sumergiéndose en las aguas la preciosa colección de estatuas, cuadros y otras obras preciosas
enriquecer el Escohabia reunido durante 40 años de conquistas en Italia, Alemania y Flandes, y que Felipe destinaba para
.
general del mundo, cuando dicen que uno de los motivo, de
Faltan á la exactitud histórica algunos escritores, y entre ellos Herrera en su HistoriaLorenzo que habia cerca de la dudad; ni que hubiese hecho
san
e . a determinación del Rey fuese elhaber asolado el dia de la batalla un monasterio de
esta obligación en espiacion de las muchas victimas que
impusiera
le
el
Pontífice
que
jornada;
en
ni
menos
la
voto de edificar el templo si salía vencedor
indicado,
y los que el mismo Rey espreso en la carta de fundación que se vera.
su tropas sacrificaron en San Quintín. Los motivos son los que hemos
del Escorial; Quevedo, Htstona del mismo;
Cabrera, Historia de Felipe ll;Fr. Juan de San Gerónimo en el Libro de memoria* del monasterio
Lafuente, Historia general de España.)
Süenza;
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HISTORIA DEL ESCORIAL.
Con el objeto de manifestar á
Dios su agradecimiento por haberle
salvado, declaró S. M. públicamente
la resolución que desde aquel momento habia formado en su corazón
Dios, y emplear su
Vo de consagrarse á
vida en la exaltación de la fe (').
Luego que Felipe IIregresó de
losPaíses-Rajos, donde dejó de gobernadora á su hermana Margarita de Austria, Duquesa de Parma (1559), comenzó á
pensar en la manera de realizar el proyecto que de allá traía, y como lo primero y
necesario pensó en la elección del sitio en que habia de edificarse el monasterio. Su
genio tétrico y meditabundo le inclinaba á dar la preferencia á los lugares solitarios,
ásperos y agrestes, que eran también los que mejor se adaptaban al objeto á que
habia de destinarse el edificio: y como gustaba de ir á pasar la Semana Santa al monasterio de Guisando, en un monte, cerca de donde están los célebres toros de aquel
nombre, entre Cebreros y Cadalso, discurrió que no lejos de aquel sitio y mas cerca
de la corte, que acababa de trasladar de Yalladolid á Madrid, lal vez á las faldas ó en
la ladera de las sierras que se desprenden del Guadarrama, se hallaría algún lugar á
propósito para su objeto. Y así era en efecto: el monte donde estaba situado el monasterio de Guisando, así como sus cercanías, pais rudo de suyo, pero ricamente engalanado por la naturaleza con aquellas peñas ásperas, pero vestidas con profusión
de árboles, arbustos y flores, hizo que el Rey le cobrara afición, y pensase en fijar
allí sus designios; pero considerado detenidamente se convenció de que la aspereza
de aquel pais era indomable, y mucho lo que distaba de la nueva capital. Recorrió las
faldas de los montes situados al norte de Madrid, conocidos con el nombre de Real de
Manzanares, y tampoco parecía llenar el objeto: se pensó también en Aranjuez, y
hubo que abandonar la idea por los muchos inconvenientes que ofrecía. Por fin resolvió se buscase lugar á propósito en la distancia media entre el monasterio de Guisando
y el Real de Manzanares, y al efecto nombró una comisión compuesta de arquitectos,
médicos y geólogos, para que recorriesen y examinasen aquellas comarcas y territotorios, y le propusieran el que juzgasen mas propio al objeto.
Hiriéronlo estos con el esmero, presteza y cuidado que el regio mandamiento requería, recorriendo todo el Real de Manzanares sin hallar sitio á propósito: complamucho la frescura y abundante vejetacion de la Fresneda, pero por su insalubridad era casi un despoblado; pasaron á la Alberquilla, sitio que reunia cuanto podia apetecerse, mucho mas llano y alegre
que el que después eligieron, pero escaso de aguas, y por tanto fue desechado; hasta que por fin un poco mas al N. de dicha
Alberquilla, á la mitad de la falda de una cordillera de montes llamados Cárpetanos, que sale de las sierras de Guadarrama,
hallaron un sitio que por la grande abundancia de aguas, fertilidad y frescura del terreno, como por tener cerca los principales
materiales de construcción, á saber, abundantes pinares y grandes canteras de piedra berroqueña ó granito, les pareció
llenaría los deseos del monarca, á quien, vueltos á Madrid, dieron parte detallada del resultado de su comisión.
Mucho contentó á Felipe IIla elección de los comisionados, pues era á 8 leguas norte de Madrid, cerca de la Alberquilla y
del Escorial, inmediato á la dehesa de la Herrería; y quiso verlo por sí mismo, hallándole el mas á propósito, por su salubridad
y por su frondosidad melancólica, para asilo de monjes, y para retiro donde él mismo pensaba también dedicarse en la soledad
y el silencio al despacho de los graves negocios del Estado, y no lejos de la Corte, donde muchas veces habria de ser necesaria
\u25a0rial.
F
(•*) Aún se
conservan entre Laredo y Colindres las argollas á que se atracaron ios bajeles de Carlos V el año anterior, y los de Felipe IIen esta
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