universidad del turabo escuela de ciencias sociales y humanas

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UNIVERSIDAD DEL TURABO
ESCUELA DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS
IDENTIFICAR CARACTERISTICAS ASOCIADAS AL SINDROME DE
ESTOCOLMO EN UN GRUPO DE MUJERES PUERTORRIQUEÑAS
VICTIMAS DE VIOLENCIA DOMESTICA
por
María V. Santiago Bermúdez
DISERTACION
Presentada como requisito para obtener el grado de
Doctora en Consejería Psicológica
Gurabo, Puerto Rico
noviembre, 2011
UNIVERSIDAD DEL TURABO
CERTIFICACION DE APROBACION DE DISERTACION
La disertación de María V. Santiago Bermúdez, fue revisada y aprobada por los
miembros del Comité de Disertación. El formulario de Cumplimiento de Requisitos
Académicos Doctorales con las firmas de los miembros del comité se encuentra
depositado en el Registrador y en el Centro de Estudios Doctorales de la Universidad del
Turabo.
Miembros del Comité de Disertación
Dra. Mirelsa Modestti González
Práctica privada, Hospital Menonita en Cayey
Directora del Comité de Disertación
Dra. Anabel Gracia Álvarez
Hospital Cima en Aibonito
Miembro
Dra. Vidamaris Zayas Velázquez
Universidad del Turabo
Miembro
©Copyright, 2011
María V. Santiago Bermúdez. Derechos Reservados
IDENTIFICAR CARATERÍSTICAS DEL SÍNDROME DE ESTOCOLMO EN UN
GRUPO DE MUJERES PUERTORRIQUEÑAS VÍCTIMAS DE VIOLENCIA
DOMÉSTICA
por
María V. Santiago Bermúdez
Dra. Mirelsa Modestti,
Directora del Comité de Disertación
Resumen
La violencia contra la mujer en el hogar representa un grave problema social y de
salud pública el cual se da a nivel mundial. Los casos de violencia contra la mujer cada
día van en aumento, dejando graves repercusiones en la víctima y sus familiares cercanos.
La tasa de mujeres asesinadas por sus esposos, parejas, novios o ex pareja en Puerto Rico
ha ido en aumento en los últimos años. A pesar de los esfuerzos hechos por las
diferentes organizaciones y agencias que trabajan en la prevención de la violencia
doméstica. Los efectos físicos y psicológicos que vive una víctima de violencia
doméstica son devastadores en sus vidas y conllevan de mucho tiempo y esfuerzos para
ser sanados.
Esta investigación fue dirigida a identificar características asociadas al Síndrome
de Estocolmo en un grupo de mujeres puertorriqueñas sobrevivientes de violencia
doméstica. Tuvo como propósito, analizar el discurso de una muestra de cinco
participantes que había vívido violencia doméstica en sus relaciones de pareja. A través
de su discurso se pudo analizar los factores que influyen en una mujer victima de
violencia doméstica para permanecer en una relación de maltrato. En muchos casos se
iv
dan procesos inconscientes que llevan a una víctima de violencia doméstica a permanecer
en la relación y justificar la conducta del agresor. A nivel emocional las victimas
presentas más dificultades para superar el trauma de la experiencia vívida. Al momento
todas se encontraban fuera de la relación y habían recibido algún tipo de ayuda
psicológica.
Para este estudio utilicé una metodología cualitativa con el diseño de Historias de
vida. La muestra fue de cinco mujeres que habían vivido en relaciones de violencia
doméstica. La muestra se recogió por disponibilidad en dos organizaciones que ofrecen
servicios a víctimas de violencia doméstica. Las entrevistas fueron transcritas, analizadas
y se categorizaron los mensajes utilizando las fases presentadas por Andrés Montero
(1999), en su teoría Síndrome de Estocolmo Doméstico. Con el fin de determinar si
mujeres puertorriqueñas víctimas de violencia doméstica presentan características
asociadas al Síndrome de Estocolmo y como esto influye para permanecer en una
relación poco saludable.
v
DEDICATORIA
Finalmente puedo ver uno de mis sueños y una meta más hecha realidad. Por lo
tanto dedico este proyecto a esas dos personitas de mí comité de tesis por su apoyo, a mi
directora, la Dra. Mirelsa Modestti, que con infinita paciencia corregía con mucha
dedicación mi trabajo. ¡Qué mucho aprendí de ortografía! A la Dra. Zayas que al final se
montó en este barco y colaboró como si hubiese sido parte del comité desde el primer día.
A la Dra. Gracia, que miraba los detalles que los demás no veíamos. Mis compañeras de
trabajo que me empujaban cada día a seguir. Mis amigos y amigas que siempre
reservaban tiempo para podernos distraer y creyeron en mí. A las participantes de este
estudio que decidieron compartir sus historias de vida con migo y en las que pude
percibir el dolor vívido. Son mi inspiración y aunque se encuentran en el anonimato, sus
historias ayudaran a otras mujeres a sobrevivir a la violencia doméstica. Hoy les llamo
mis heroínas, sin su colaboración este trabajo no podía ser posible. A esas dos
organizaciones que me ofrecieron su apoyo para llevar acabo las entrevistas.
Agradezco a la vida por haberme facilitado el camino con una familia tan maravillosa que
me apoyaron y creyeron en mi en todo momento.
vi
TABLA DE CONTENIDO
Lista de Figuras………………………………………………………………………….vii
Capítulo I: Revisión de Literatura……………………………………………………..1
Introducción………...…………………………………………………………………….1
Historia de la Construcción de Género……………………………………………………4
Historia de la violencia doméstica a nivel mundial……………………………………….7
Una visión de la violencia doméstica en Puerto Rico……………………………………11
Modelos y teorías utilizados para explicar el fenómeno de la
violencia doméstica……………………………………………………………………....18
Modelo masoquista………………………………………………………………18
Modelo de la indefensión aprendida…………………………………………......18
Modelo de aprendizaje social…………………………………………………...18
Modelo familiar sistémico………………………………………………………21
Modelo del estrés………………………………………………………………...22
Modelo de la mujer maltratada…………………………………………………..23
Perfil de una mujer víctima de violencia doméstica……………………………………..29
Modelo Ecológico de Bronferbrener…………………………………………………….30
vii
Síndrome de Estocolmo………………………………………………………………….32
Justificación del estudio………………………………………………………………….39
Marco conceptual………………………………………………………………………...40
Preguntas de investigación……………………………………………………………….42
Objetivos de investigación……………………………………………………………….43
Hipótesis…………………………………………………………………………………43
Definición de conceptos………………………………………………………………….43
Capítulo II: Metodología………………………………………………………………46
Diseño……………………………………………………………………………………48
Muestra…………………………………………………………………………………..52
Criterios de inclusión y exclusión……………………………………………………….55
Instrumentos……………………………………………………………………………..54
Análisis de datos…………………………………………………………………………55
Aspectos éticos…………………………………………………………………………...56
Responsabilidad………………………………………………………………….56
Competencia……………………………………………………………………..57
Confidencialidad…………………………………………………………………57
viii
Investigación con seres humanos………………………………………………...58
Protocolo de efectos adversos……………………………………………………………59
Beneficio pontencial para el participante de la investigación……………………………59
Capítulo III: Resultados…………………………………………………………….....60
Capítulo IV: Discusión de los resultados…………………………………………....131
Discusión de los resultados……………………………………………………………..131
Análisis de la información……………………………………………………………...132
Respuestas a las preguntas de investigación……………………………………………164
Conclusión……………………………………………………………………………...171
Recomendaciones……………………………………………………………………....174
Limitaciones y fortalezas del estudio…………………………………………………..175
Recomendaciones para futuras investigaciones………………………………………...176
Referencias………………………………………………………………………….....177
ix
Lista de Figuras
Página
Figura 1: Diagrama Poder y Control del hombre contra la mujer……………………..24
Figura 2: Ciclo de la violencia doméstica……………………………………………...28
x
Capítulo I
Revisión de literatura
Introducción
El presente trabajo investigativo pretende identificar características asociadas al
Síndrome de Estocolmo en un grupo de mujeres víctimas de violencia doméstica en
Puerto Rico. Los objetivos trazados en esta investigación van dirigidos a indagar si
existen características asociadas al Síndrome de Estocolmo en mujeres puertorriqueñas
víctimas de violencia doméstica y desarrollar un análisis sobre como estas características
influyen en el comportamiento de la víctima hacia su agresor. La mayoría de los estudios
revelan que el 90% de las víctimas de violencia doméstica son mujeres (Organización de
las Naciones Unidas, 1995). La violencia contra la mujer en el hogar representa un grave
problema social y de salud pública el cual se da a nivel mundial. Esto es paradójico ya
que se espera que el hogar sea el refugio y el lugar donde se encuentre paz y tranquilidad
y la satisfacción de las necesidades básicas del ser humano. Sin embargo, éste se
convierte para muchas mujeres en un lugar donde su vida se ve en riesgo constante. Silva,
Muñoz y Torres (2002) alegan que uno de los grandes mitos de nuestros tiempos es aquel
que afirma que el hogar es un refugio seguro y feliz para los que conviven en él. Según
Hormachea (1999), comienzan las ideas erróneas, donde la incertidumbre de lo que
podría pasar, lleva a la mujer aceptar lo que no debería o sea a permanecer viviendo en un
ambiente de violencia ya sea por la cultura, la religión, la sociedad, el ejemplo de los
padres, etc.
1
Al examinar el problema social que es la violencia doméstica, es de suma
importancia conocer como la víctima ve a su agresor, para entender por qué actúa en
ocasiones de manera tan diferentes a lo que se espera. Conductas inexplicables, como el
que algunas víctimas vuelvan con su agresor luego de haber podido abandonar la
relación, o que las vìctimas quiten las órdenes de protección, poniéndose así ellas mismas
en riesgo, tienen su raíz en estas conceptualizaciones. Alejandra Portabella (2003) en su
libro La Violencia Doméstica: Algo más que un asunto privado, señala que “cuando la
mujer recibe ese primer golpe entra como en un estado de shock. Se le hace difícil
entender y creer qué lo que está pasando, luego las agresiones se repiten de forma cíclica
y a medida que pasa el tiempo las agresiones son más graves. Produciendo que se
intensifique el daño por la tensión y ansiedad que se va multiplicando entre agresión y
agresión”.
Portabella (2003), señala que la violencia contra la mujer está presente en la
mayoría de las sociedades pero a menudo no es reconocida, aunque sí aceptada como
parte del orden establecido. La mujer ha sido considerada a través de la historia como
una propiedad del padre o de su marido. Por ejemplo, en las leyes de Cuenca (provincia
de España), existía un apartado en el que se afirmaba que a una “mujer desvergonzada”
se le podía golpear, violar e incluso matar. El hombre contaba con una total impunidad
cuando protagonizaba cualquier tipo de agresión a su pareja. En España en 1989,”la
agresión del hombre a la mujer en la familia no era considerada un ataque directamente
contra ella, sino contra su honor y las costumbres. De alguna manera, se le consideraba
responsable de los delitos que cometía el hombre”. La forma más común de violencia
contra la mujer es la violencia en el hogar. Las investigaciones demuestran
2
sistemáticamente que una mujer tiene mayor probabilidad de ser lastimada, violada o
asesinada por su compañero actual o anterior que por otra persona (organización
Mundial de la Salud, 1998). Cuando asesinan a una mujer en muchos casos son delitos
por violencia domestica que por otras causas. La información disponible sobre el alcance
de esta violencia a partir de estudios científicos es todavía relativamente escasa. Sin
embargo, la violencia contra la mujer en el hogar se ha documentado en todos los países
y ambientes socioeconómicos, y las evidencias existentes indican que su alcance es
mayor de lo que se suponía. La violencia anula la autonomía de la mujer y mina su
potencial como persona y miembro de la sociedad (Portabella, 2003). Es clara la
necesidad de nuevas investigaciones sobre la conexión entre los aspectos psicológicos y
la violencia doméstica. Según la Dra. Silma Quiñones (2009), “el peligro más grande
para la mujer de hoy es el hombre que tiene cerca”. En su libro Alerta Roja expone que
la mujer está más expuesta a recibir daño de parte de su pareja, que de cualquier otra
persona.
La violencia doméstica es un fenómeno donde en la actualidad se ha estudiado
por diferentes sectores, aunque posiblemente haya existido desde hace muchísimo
tiempo. No existe un prototipo totalmente definido del agresor, así como tampoco de la
víctima, aunque se han encontrado características en común. Literatura provista por la
Oficina de la Procuradora de las Mujeres señala algunos indicadores que describen el
perfil de un agresor:

Son celosos al extremo

Son propensos al enamoramiento rápido.

Tienen expectativas poco realistas de su pareja.
3

Culpan a otras por su comportamiento o sentimientos.

Tienen historial de haber golpeado a otras mujeres. Rompen o tiran objetos.

Muestran crueldad hacia los animales.

Son rígidos en su visión de los roles sexuales.

Muestran una conducta controladora.

Mantienen la pareja aislada de familiares y amigas.

Presentan cambios bruscos de temperamento.

Amenazan con utilizar la violencia física durante discusiones.

Abusan verbalmente de su pareja.
Luego presenta otros indicadores de mayor riesgo:

Posee armas ilegales.

Amenaza con suicidarse

Abusa físicamente de sus hijas.

Fue abusado física o sexualmente cuando niño.

Tiene arrestos previos por violencia domestica.

Usa frecuentemente alcohol o drogas.

Tiene diagnósticos previos de enfermedades mentales.
Historia de la construcción de género
Las diferencias de género que se han ido señalando a través de la historia han sido
un factor influyente para que se manifieste la violencia doméstica. Se podría comenzar
señalando el modelo de organización social y sexual de nuestra sociedad: el patriarcado,
el cual proviene de la cultura española. Román, González, Fernández, Cruz y Ávila
4
(2003), describen el patriarcado como: “una organización social que se caracteriza por
situar a la mujer en una posición de subordinación”. Ellos señalan que este
ordenamiento social ha alimentado y justificado la violencia contra la mujer. La
ideología patriarcal se transmite a través de un conjunto de relaciones sociales que
establecen los varones en la sociedad, implican unas conexiones solidarias entre ellos que
les permite ejercer el control sobre las mujeres (Portabella, 2003). A través de la historia
la mujer ha sido catalogada como el sexo débil. Estas diferencias se han fomentado a
través de la Iglesia, el Estado, y las instituciones sociales y familiares, fomentando
diferencias claras de género. Los patrones de posesión y dominio se han repetido de
generación en generación a través de procesos de aprendizaje social mantenidos por la
sociedad (Ortiz y García, 2004). Así como el machismo ha pasado de generación en
generación trae consigo todas las repercusiones que esto implica. Aunque hay muchas
organizaciones trabajando por la igualdad de género y a través de las luchas la mujer ha
logrado un papel más participativo, aún faltan por erradicar ciertos estigmas que sufren
las mujeres. Un ejemplo de esto es que las mujeres reciben menor paga que los hombres
por las mismas labores. Según Crawford y Unger (2000) las discrepancias en el ingreso
entre los hombres y las mujeres son parte de un patrón que devalúa todo lo femenino y
sobre valoriza todo lo masculino.
Este tipo de desigualdad lo vemos con frecuencia en las relaciones de pareja en
asuntos como la distribución de roles por género. Las tareas domésticas, cuidado de los
hijos y el esposo etc. Son tareas que se consideran femeninas, mientras que el hombre
tradicionalmente toma las decisiones en el hogar y maneja el presupuesto, lo que
mantiene a la mujer en un estado de dependencia económica. Luego estos patrones de
5
crianza se continúan dando de forma similar, manteniendo a la mujer en un segundo
plano con respecto al hombre. Los sistemas de creencias y las ideologías de género se
concretan en pautas y normas sociales. Esto crea una idea falsa, de que debe ser un
hombre y de lo que debe ser una mujer. Esta socialización se da desde los juegos
infantiles de la niña con su muñeca y el varón con su carrito. En las culturas latinas
tradicionales, el varón se considera agresivo por naturaleza y la mujer desempaña un rol
más pasivo. La mujer queda suscrita a las tareas y responsabilidades del hogar las cuales
en muchos casos son menos apreciadas. En esta tradición, la mujer no cuenta con
ninguna participación en aspectos sociales, ni siquiera con el derecho a la educación.
En los libros de cuentos infantiles, se observan los roles de las mujeres con
características patriarcales. En palabras de Burin, 1995(Citado por Jorge Corsi) “la
subjetividad femenina había sido <<domesticizada>>, aislándola y excluyéndola de
.cualquier actividad social extradoméstica”. Silva, Rodríguez Cáceres, Martínez y Torres
(1996), señalan “nos educan para que seamos dóciles y pasivas, nos preparan de modo
que nos veamos a nosotras mismas como vinculadas fundamentalmente al mundo del
hogar y de la familia, dispuestas a sacrificar todas nuestras necesidades en aras de esta”.
Así fue desarrollándose la mujer y a su vez creando las nuevas generaciones.
El aprendizaje de los roles está influenciado por los medios de comunicación. La
selección de los colores, adornos y vestimenta son parte de las diferencias que se
manifiestan entre los género. A través de la vida cotidiana podemos escuchar comentarios
que desvirtúan los roles como por ejemplo: cuando un varón llora, puede escuchar frases
como “pareces una nena…”. Esto lo podemos escuchar entre niños pequeños pero
también en adultos. Otro ejemplo se da cuando están en el juego de pelota y el niño no
6
batea como se esperaba algunos de los comentarios son “estas bateando como una nena,
juega como hombre…”. Este tipo de comentario crea una imagen de debilidad del
género femenino, a la vez que hace creer que el hombre debe de ser fuerte y agresivo por
naturaleza. En muchos hombres, este aprendizaje está tan arraigado que los lleva a
pensar que su pareja les pertenece y por tanto tienen derecho hacer con ellas lo que
deseen. Los hombre pasan por un proceso de aprendizaje que se ha ido perpetuando, y
desafortunadamente, transmitiéndose de una generación a otra. Según Bandura, citado
por Navas (1998), parte del proceso de aprendizaje se da a través del modelaje. Por
tanto, es importante romper con los estereotipos aprendidos para poder alcanzar la
equidad entre los géneros.
Historia de la Violencia Doméstica a Nivel Mundial
Desde hace varias décadas, se han estado creando movimientos y organizaciones
a nivel mundial en defensa a los derechos de la mujer. La violencia que se vive en
muchos hogares ha obligado a los gobiernos de muchos países a tomar medidas para su
prevención e intervención, desarrollando programas para afrontar este problema, así
como leyes y organizaciones que ayuden en la protección de las víctimas.
Zambrano (1985) expone que los casos de mujeres golpeadas y violadas se dan
desde tiempos bíblicos. En China hay un dicho “las mujeres son como un gong y deben
ser golpeadas regularmente”; en Francia se dice que las mujeres son como árboles de
nueces que deben ser golpeadas para que den fruta. Una ley inglesa dice que es
permitido golpear a la esposa, sólo que no sea domingo y que la vara no sea más gruesa
que el dedo de su esposo. En América Latina hay un refrán que el hombre es hombre y
macho si le pega a su mujer, deja de ser hombre y macho sino le pega otra vez. En
7
Puerto Rico escuchamos frases como “hay amores que matan” “pégamelas pero no me
dejes” “no comas pasteles que son de mujer si fueran de hombre podías comer” entre
otros. El contexto de estos refranes se enmarca en la denigración y falta de autonomía
de la mujer. Considerando a la mujer como propiedad del hombre o que éste puede hacer
con ella lo que desea.
La violencia doméstica se define como un patrón de conductas abusivas que
incluyen un amplio rango de maltrato físico, sexual y psicológico, usado por una persona
en una relación intima contra otra, para ganar o mantener el abuso de poder, control y
autoridad sobre esa persona (Walker, 1999). Según las investigaciones internacionales
que se han llevado a cabo, la violencia contra la mujer es un problema mucho más grave
y generalizado de lo que se había sospechado hasta el momento. Se ha convertido en un
problema de salud pública que ha alcanzado grandes dimensiones por sus efectos tan
devastadores en la salud física y emocional de las mujeres. Tras revisar unos estudios
realizados antes del 1999 en 35 países, se comprobó que entre el 10% y 52% de las
mujeres habían sufrido maltrato físico por parte de su pareja en algún momento de su
vida. El 10% y el 30% había sido víctima de violencia sexual. El movimiento feminista,
y sus esfuerzos realizados por las mujeres en la década del 60 denunciando las
condiciones en que han vivido las mujeres a lo largo de la historia, levantaron conciencia
en organizaciones como la Organización de Naciones Unidas (ONU), lo que dio pie para
que este tema fuera tratado en las asambleas de esa organización. En el 1975, la ONU
hizo un llamado a los países para erradicar todo tipo de agresión y violencia contra la
mujer. La Coalición Nacional Contra la Violencia Doméstica reportó que cada quince
segundos una mujer es golpeada en los Estados Unidos y el agresor es su cónyuge, amigo
8
o compañero. En el 1978, el Congreso de los Estados Unidos de América definió
violencia doméstica como todo acto de maltrato contra la pareja, los menores y
envejecientes en el hogar así como el incesto y la violación (Law Enforcement Assistance
Administrative, 1979). En el 1985 la Asamblea Mundial de las Naciones Unidas adoptó
su primera resolución sobre la violencia contra las mujeres. Luego la Organización
Mundial de la Salud (OMS) le dio a esta manifestación de violencia contra la mujer
prioridad al reconceptualizarla como un problema de salud y al incluir la integración de
las mujeres dentro de las orientaciones estratégicas para las propuestas programadas para
los años 1990-1994. La OMS en su primer estudio realizado en noviembre 2005, pone de
manifiesto que la violencia ejercida por la pareja es la forma más común de violencia en
la vida de las mujeres, mucho más que las agresiones o violaciones perpetradas por
extraños. En el estudio se describen las gravísimas consecuencias para la salud y el
bienestar de las mujeres que tiene en todo el mundo la violencia física o sexual ejercida
por el marido o la pareja, y se expone el grado de ocultación que sigue rodeando ese tipo
de violencia. “Este estudio demuestra que las mujeres están más expuestas a la violencia
en el hogar que en la calle, lo que tiene graves repercusiones para la salud femenina,”
afirmo el Dr. Lee Jong-Wook, Director General de la OMS, en el acto de presentación del
estudio, celebrado en Ginebra. Entendiéndose que el lugar menos seguro para una mujer
lo puede llegar a ser su propio hogar.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) en el 1993, presentó una
propuesta para incluir la violencia contra la mujer en el plan de trabajo que correspondía
al área de la salud (OPS, 1995). La OPS ha aunado esfuerzos dirigidos a trabajar el
fenómeno de la violencia por sus efectos sobre grupos particulares, mujeres, niños,
9
adolecentes y ancianos, por las implicaciones sobre los servicios de atención y
rehabilitación y por los imperativos de la promoción de la salud. El consejo directivo de
la OPS emitió la Resolución XIX, mediante la cual insta a los gobiernos a establecer
políticas y planes nacionales y a movilizar recursos para la prevención y control de la
violencia con especial énfasis en los grupos más vulnerables, donde las mujeres son uno
de esos grupos (Plan de Acción Regional, OPS, Violencia y Salud). Desde la
Conferencia Mundial de Derechos Humanos celebrado en Viena en el año 2003, y la
Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer ese mismo año, la
sociedad civil y los gobiernos han reconocido que la violencia ejercida contra la mujer
constituye una preocupación y es foco de las políticas públicas y los derechos humanos.
Tanto en países desarrollados como en los menos desarrollados la violencia doméstica
sigue casi el mismo patrón. Aún con todas las organizaciones principales a nivel mundial
que trabajan con este problema, el mismo sigue cobrando vidas y tiene efectos
devastadores en las víctimas y sus familias.
Por esta razón se comenzaron a observar movimientos de grupos específicos dirigidos
a establecer lugares seguros para esta población. En 1971 en Chiswick, Londres, un
grupo de mujeres se unió para compartir sus experiencias de maltrato, creando así el
primer albergue o casa de acogida para mujeres víctimas de violencia doméstica
(Chiswick Woman’s Aid Center). Luego se estableció, en 1973, el Rainbow Retreat
Center, en Phoenix, Arizona para 1981, ya existían unos 500 albergues en EE.UU. En
Puerto Rico se establece para 1979, la primera casa de acogida, Casa Julia de Burgos.
Actualmente existen sobre 25 albergues en la isla. Según el informe del instituto Nacional
de la Mujer en España, en el 1984 se crea la primera casa de acogidas, en Madrid.
10
Los niños que han vivido los efectos de la violencia doméstica por lo general
presentan problemas emocionales serios (Portabella, 2003). En muchos casos, muestran
tendencia a ser agresivos ya que ese fue el patrón al cual estuvieron expuestos en el caso
de los varones adoptan estas formas y las perpetuán en su vida adulta. Por otro lado las
niñas pueden llegar a pensar que son conductas totalmente normales y que la mujer debe
aguantar que abusen de ella. Además se presentan entre los niños problemas de
autoestima, pobre concentración, aislamiento entre otras perturbaciones emocionales.
Walker (1997) indica que el crecimiento de la violencia doméstica es geométrico ya que
si en una familia donde se vive violencia hay cuatro niños existe un potencial de cuatro
familias violentas en el futuro. Es por todas estas razones que este problema se le da un
énfasis especial a nivel mundial ya que no solo daña a la victima sino a su familia y el
entorno social.
Una Visión de la Violencia Doméstica en Puerto Rico
A través de la historia de Puerto Rico han existido movimientos para destacar el
rol de la mujer y lograr la equidad y el respeto. Los primeros grupos que se identifican
en esa perspectiva a favor de la mujer fueron colectivos de discusión en el ámbito
universitario “Mujer Intégrate Ahora” y agrupaciones en el interior de los partidos
políticos, como lo fueron el “Frente Femenino” del Partido Independentista
Puertorriqueño y la “Federación de Mujeres” en el Partido Socialista, Serrano (1993). En
el 1974, por el impulso de los movimientos de mujeres, se creó la Comisión para los
Asuntos de la Mujer de la Oficina del Gobernador, la cual tiene como meta el asegurar se
cumplan los objetivos de equidad de género en todos los programas de gobierno. La
primera Conferencia de la Mujer Trabajadora celebrada en 1979 sentó las bases para la
11
creación en noviembre de 1982, la Organización Puertorriqueña de la Mujer
Trabajadora. Según Serrano (1993), esta vinculación entre el movimiento de mujeres y el
quehacer académico impulsó también campañas a favor de revisión de las leyes y
programas de servicios a la mujer.
En sus primeras etapas la comisión inició estudios de los currículos de escuela
primaria y secundaria. Impulsó cambios en la legislación que cubre el trabajo femenino y
al código de la familia introduciendo la custodia y patria potestad compartida, en el
divorcio. Recientemente, los temas centrales de la comisión han sido hostigamiento
sexual, discrimen en el empleo, violencia doméstica en el hogar así como en el lugar de
empleo. Actualmente en Puerto Rico, los movimientos a favor de la lucha para igualdad
de las mujeres se encuentran trabajando para mantener la Oficina de la Procuradora de
las Mujeres como organización aparte de otras procuradurías. Las luchas de las mujeres
continúan activas día a día en todos los sectores del país.
La violencia Doméstica es un problema social y de salud de gran magnitud, que
afecta a miles de víctimas y familias en Puerto Rico anualmente. Este mal social ha ido
incrementándose de forma alarmante en nuestro país, así como la gravedad de los hechos
y sus consecuencias tan negativas las cuales no solo afectan a la víctima sino a todo el
núcleo familiar. Además de ser una conducta antisocial, es un delito según lo establece la
Ley Núm. 54 de 15 de agosto del 1989 (LexJuris de Puerto Rico, 2003), conocida como
la Ley para la Prevención e Intervención con la Violencia Doméstica. Esta ley es
producto del esfuerzo de mujeres y hombres preocupados por la violencia doméstica que
se observa en nuestro país. Ofrece alternativas concretas para las víctimas de violencia
domestica. Entre las alternativas que ofrece, esta ley incluye remedios legales de
12
naturaleza civil. A través de estos remedios como lo son las órdenes de protección se
trata de remedios que no implican necesariamente que se castigará a la persona que
maltrata con una pena de cárcel, sino que se tomara acción de otro tipo. Prohíbe al
ofensor molestar a su pareja, ordenarle que desaloje la residencia que comparten con ésta
o limitarle el acceso a ella. También propone medidas de carácter punitivo. Establece
que el maltrato es un delito y dispone el castigo para las personas que recurren a la
violencia física, psicológica y sexual contra su pareja. Además los funcionarios del orden
público, policías y fiscales deben de asistir a la persona que confronta violencia.
La Ley 54 responsabiliza por otra parte, a varias agencias del gobierno de
establecer programas educativos y servicios para aliviar las necesidades de las familias
afectadas. Entre estas agencias están La Procuraduría de las Mujeres, el Departamento
de Justicia; la Administración de Tribunales, la Administración de Corrección y la Policía
de Puerto Rico. Esta ley define la violencia doméstica como “un patrón de conducta
constante de empleo de fuerza física o violencia psicológica, intimidación o persecución
contra una persona por parte de su cónyuge, ex cónyuge, una persona con quien cohabita
o haya cohabitado, con quien sostiene o haya sostenido una relación consensual o una
persona con quién se haya procreado una hija o hijo, para causarle grave daño
emocional”. La Ley 54 clasifica el maltrato en la relación de pareja en cinco tipos de
delitos y define maltrato como: (Oficina de la Procuradora de las Mujeres, 2005).
 Maltrato, empleo de fuerza física o violencia psicológica, intimidación o
persecución para causarle daño físico o grave daño emocional a la pareja, a los
bienes que aprecia o a una tercera persona a quien aprecia. Maltrato físico: …usar
la fuerza física (puños, empujones, patadas, mordiscos…) para causarle daño a la
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pareja, a los bienes que aprecia o una tercera persona. Cuando hay maltrato
mediante fuerza física, no se requiere que se pruebe un patrón de conducta de
violencia.
 Maltrato mediante amenaza, se refiere a situaciones en que se amenaza a la
pareja con causarle daño a su persona a sus bienes o las personas queridas o
animales. La ley establece una pena de 12 meses que puede ser reducida a 9
meses de existir atenuantes y aumentar a 18 meses de existir agravantes.
 Maltrato mediante restricción de la libertad, consiste en utilizar violencia o
intimidación contra la pareja para limitar su libertad o que se utilice el pretexto de
que padece una enfermedad o incapacidad mental para restringir la libertad.
 Agresión sexual conyugal, cuando se obliga a la pareja a tener relaciones
sexuales que no desea, mediante la fuerza, violencia, intimidación, bajo efectos de
alguna droga o alcohol, estando la persona física o mentalmente incapacitada para
consentir la relación sexual o presionándola u obligándola a tener relaciones
sexuales no deseadas con otra persona.
 Maltrato agravado, pasa a ser maltrato agravado cuando: el maltrato ocurre en la
residencia de la persona perjudicada o donde está albergada. Cuando se causa
grave daño físico. Si se utiliza con un arma mortífera aunque no hubiere la
intención de matarla o mutilarla. Por ejemplo, cuando se golpea con la culata de
un arma de fuego, con bate o machete. Cuando se cometiera luego de haber
emitido una orden de protección. Cundo se presiona a la persona a drogarse o
intoxicarse con alcohol. Cuando se cometiera en frente de los menores o a la
misma vez se maltrata a un menor.
14
La literatura de investigaciones desarrolladas en el tema establece que es una
posibilidad real de que estos niños y niñas se conviertan en víctimas o victimarios en su
edad adulta (Zambrano, 1994). Son muchos los casos que se reportan cada día pero
sabemos que son muchos también los cuales no se reportan por lo que las cifras y
estadísticas que encontramos no reflejan necesariamente la realidad de este problema en
Puerto Rico. Aunque la lucha de muchos grupos a favor de los derechos de la mujer ha
logrado grandes cambios la igualdad todavía no existe. No existe una real equidad de
género.
En un artículo publicado en el periódico El nuevo Día (8 marzo de 2010) se
presenta una reseña de la evolución de la mujer en Puerto Rico: 18 de abril 1929 en
Puerto Rico se otorgó el derecho al voto a las mujeres mayores de 21 años que supieran
leer y escribir. En el 1935 se reconoce el derecho al sufragio universal mediante la Ley 4
del 23 de marzo 1935. El derecho al voto se expande a la mayoría de mujeres de
entonces que no sabían leer ni escribir. En el 1952 La carta de Derechos de la
Constitución de Puerto Rico establece que “todos los hombres son iguales ante la ley. No
podrá establecerse discrimen alguno por motivos de raza, color, sexo, nacimiento origen
o condición social…”, entre otros principios de igualdad humana. En el 1975 se
enmendó la Ley de Madres Obreras para garantizar el empleo a la mujer embarazada. En
el 1976 en respuesta a la lucha del movimiento feminista, se aprobó la Conmemoración
del 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer trabajadora. También se aprobó una
revisión del Código Civil para igualar los derechos económicos y familiares de la mujer a
los del hombre. El 6 julio de 1985, se crea la Ley 69 que prohibió el discrimen en el
empleo por razón de género. Esta Ley definió actuaciones discriminatorias y asignó
15
responsabilidades y penalidades. El 22 abril de 1988, se aprobó la Ley que prohíbe el
hostigamiento sexual en el empleo. En agosto 1989, se promulgo la Ley 54, conocida
como la Ley de Prevención e Intervención con la Violencia Doméstica. En el 1999, se
crea la Ley 212, conocida como la Ley para Garantizar la Igualdad de Oportunidades en
el Empleo por Género, con el objetivo de desarrollar y poner en vigor planes y programas
que promuevan la igualdad de condiciones en el empleo. En el 2001, se crea la Oficina
de la Procuradora de las Mujeres en Puerto Rico (Periódico El nuevo Día, 2010).
Ese mismo artículo señala que 52% de la población en Puerto Rico son Mujeres.
El 54% de la población con la edad para trabajar son mujeres. De éstas, el 35% participa
activamente en la fuerza laboral. La mitad de las mujeres empleadas son solteras, viudas,
divorciadas o no conviven con sus esposos. Datos estadísticos reflejan que en Puerto
Rico, una de cada tres mujeres (60%) es o ha sido víctima de maltrato emocional o físico
por parte de sus parejas (Periódico El Nuevo Día, 2010). La incidencia aumenta en
femeninas entre los 25 y 30 años Estás cifras son alarmantes, ya que se trata de las
estadísticas reportadas.
Incluyendo la realidad de la mujer en áreas como la política : “…3 mujeres
forman parte del gabinete del gobernador, 5 mujeres dirigen ayuntamientos de un total de
78, 12 son legisladoras en la Cámara de representantes de 54 escaños, 3 de los siete
miembros del Tribunal Supremo, incluido el Presidente, tres son mujeres, 56% de
electores son mujeres, 11 Senadoras de 31 que componen dicho cuerpo legislativo” (El
Nuevo Día, 8 de marzo del 2010, articulo, Mujeres son Minoría en el Gobierno).
Podemos observar la disparidad cuando, precisamente, la mayoría de los votantes son
mujeres. Aún la discriminación de la mujer no sido erradicada por lo que se necesita
16
continuar trabajando, no solo por la violencia doméstica sino también en todas las áreas
que representen la igualdad de género. La violencia doméstica se puede dar de un
hombre hacia una mujer como también de parte de una mujer hacia un hombre. Pero
según las estadísticas en Puerto Rico el 90% de las víctimas de violencia doméstica son
mujeres, (Labrador, Fernández y Rincón, 2006) por lo que en este trabajo cuando
hablamos de víctima nos referimos al género femenino.
En Puerto Rico anualmente miles de mujeres solicitan órdenes de protección y
recurren a remedios en el área criminal para responder al maltrato que reciben de parte de
sus parejas. En el 2008 se expidieron 17,671 órdenes de protección (Estadísticas de la
Policía de Puerto Rico). Ese mismo año, 27 mujeres murieron a manos de su pareja o ex
pareja.
Según reportan las estadísticas de la Policía de Puerto Rico para el año 2009 hasta el mes de septiembre, se expidieron 10,704 órdenes de protección y hubo 12,233
querellas. Han muerto 13 mujeres debido a la violencia doméstica directamente. La
estadística de las muertes tampoco es tan certera porque otras pueden haber muerto por
los efectos secundarios de la violencia doméstica, como lo pude ser el deterioro de los
órganos internos por palizas recibidas que pueden adelantarle la muerte. Así como puede
haber suicidios debido a la violencia doméstica el cual se reporta como suicidio y no
como violencia doméstica.
17
Modelos y teorías utilizados para explicar el fenómeno de la violencia doméstica
Modelo masoquista
Desde la investigación clínica y social se han formulado diversos modelos
explicativos.
El que tuvo un origen más temprano, manteniéndose todavía vigente, buscó la
causa en una condición masoquista de la mujer. La violencia ejercería el papel de un
mediador en el equilibrio, tanto de la relación de pareja, como de las necesidades
individuales de sus miembros. Según autores como Snell, Rosenwall, y Robey (citados
por Escudero, Polo, López y Aguilar 2005), los periodos de conducta violenta
«liberaban» al hombre de su angustia por su inoperancia como tal, al tiempo que
permitían a la mujer obtener una satisfacción masoquista; esta última «ayudaba» a la
mujer a manejar «su culpa» derivada de su propia «hostilidad expresada en su conducta
controladora y castradora». La explicación masoquista es formulada también a partir del
concepto del «mecanismo de compulsión a la repetición ». Desde dicho presupuesto
teórico, se formulan propuestas terapéuticas dirigidas a tratar en las mujeres estos
supuestos mecanismos inconscientes (Escudero et al. 2005).
Modelo de la indefensión aprendida
Seligman (citado por Ortiz, 2005) realizó una serie de experimentos con perros
para conocer el repertorio de conductas que éstos exhibían o se inhibían ante ciertos
estímulos. El estímulo era una descarga eléctrica. Se esperaba que el perro aprendiera a
generar conductas de evitación ante ese estímulo nocivo. La experiencia fue que al cabo
de 24 horas de estar recibiendo descargas eléctricas frecuentes, estos perros mostraban
apatía y cierta incapacidad para generar las conductas de evitación. Al querer transferir
18
los resultados a los seres humanos nace una nueva explicación que es la teoría de la
atribución. En esta teoría cada sujeto intenta dar una explicación de lo que ocurre
atribuyéndolo a situaciones internas, externas, globales, generales o específicas. Las
diferencias individuales son las que en última instancia explican por qué algunas personas
afrontan adecuadamente los problemas y otras no. Esta indefensión que experimenta el
que no logra afrontar adecuadamente los problemas trae déficits cognitivos, afectivos y
motivacionales según Seligman. Cognitivamente la desvalidez o indefensión aprendida
se caracteriza por destrezas pobres de solución de problemas; afectivamente se generan
estados depresivos, de ansiedad o mal manejo de las emociones; el déficit motivacional
se caracteriza por una actitud apática o de impotencia para evitar o escapar del estímulo
aversivo. Walker (1984) utiliza el concepto de desvalidez de Seligman para describir el
estado cognitivo-afectivo-motivacional de la mujer víctima de violencia doméstica. La
mujer se percibe incapaz de tomar decisiones que le permitan proteger su vida y la de sus
hijos (citado por Ortiz, 2005). El estado de alerta en que vive la paraliza y sólo busca
energías para poder evadir la próxima agresión. Su actitud es mantenerse viva, aunque
para lograrlo utilice herramientas inadecuadas de sumisión y complacencia al maltratante.
Cuando el evento de maltrato es predecible, la sintomatología de la víctima aumenta
(Follingstad, 1991). La teoría de la indefensión aprendida supone que la persona que se
esfuerza por resolver un conflicto y observa que, a pesar de todos sus esfuerzos,
permanece en el problema, desarrolla un sentido de desvalidez que se convierte en un
obstáculo para encontrar opciones viables para solucionarlo. El sentimiento de
desvalidez puede adquirirse durante la niñez por medio de experiencias y eventos en que
la persona percibió que no podía tomar el control adecuado sobre tales experiencias.
19
Como consecuencia, la persona adopta una actitud de resignación y sumisión. Entre las
características de una persona con indefensión aprendida están (Ortiz, 2005):
 La incapacidad para funcionar socialmente de forma adecuada.
 Disminución en la capacidad para solucionar adecuadamente sus problemas.
 Disminución en aprender alternativas adecuadas de solución de problemas y
ponerlas en práctica.
 Distorsiones cognitivas que la llevan a minimizar, negar y disociar los hechos
como medio de subsistencia.
Modelo del aprendizaje social
La investigación empírica sostiene que existe una correlación entre una historia de
violencia familiar y convertirse en agresor cuando adulto (Ortiz, 2005). En los trabajos
con niños expuestos a modelos agresivos, éstos tienden a imitar el repertorio de
conductas que se le ha modelado y también pueden desarrollar conductas nuevas; los
niños aprenden de los modelos reales o simbólicos (Bandura, 1973, 1975; Bandura, Ross
y Ross, 1961; Bandura y Walters, 1963 citados por Ortiz, 2005). Esta conducta puede
llegar a ser transgeneracional y continuar repitiéndose según este modelo. El modelaje de
conductas violentas proporciona el siguiente sistema de creencias en el aprendizaje
(Ortiz, 2005):
 Te pego porque te quiero.
 Entre los miembros de casa los golpes son permitidos pero sólo puede
repartirlos el que tiene el poder para hacerlo.
 A falta de conocimiento y destrezas para manejar situaciones conflictivas se
justifica el uso de la violencia.
20
Los niños observan y aprenden cómo los adultos afrontan las crisis familiares
como pueden ser la pérdida de empleo, el fallecimiento de uno de sus miembros,
problemas de transporte, la llegada de un nuevo miembro, entre otros. Estos eventos
vienen cargados en un mayor o menor grado de estrés. Las técnicas y estrategias
utilizadas por los adultos en situaciones de esta índole estarán bajo observación de los
niños; así van aprendiendo vicariamente cuando la violencia es permitida y los
argumentos a utilizar para justificarla (Ortiz, 2005).
Modelo familiar sistémica
La modelo sistema propone como premisa que la acción entre los elementos que
lo componen es recíproca. La familia constituye un microsistema social. Sus miembros
interactúan en base de unas expectativas de rol. La mujer es víctima de violencia
doméstica porque hay disfunción familiar. Esta disfunción puede tener factores
estresores, de poder y de estatus. Los factores de estatus están relacionados con el tipo de
preparación que disfrutan los cónyuges individualmente. Si la mujer está más preparada
académica y profesionalmente, ostenta mayor poder que el varón en ese aspecto. En
ausencia de otros recursos por parte del varón para ganar poder, puede optar por la
violencia y así mantiene su estatus dominante (Gelles, 1972; Steinmetz, 1977 citados por
Ortiz, 2005).
Straus y Gelles (1986) encontraron que los actos de violencia en el núcleo
familiar ocurren con marcada frecuencia y hasta son relativamente aceptados por los
miembros. La aceptación proviene de las ideologías del macrosistema respecto a que lo
que ocurre en la familia hay que guardarlo en secreto. La cultura propicia y acepta cierto
grado de violencia intra familiar (Ortiz, 2005)
21
Modelo del estrés
Las Naciones Unidas afirman que la violencia que sufren muchas mujeres está
relacionada con el estatus de desigualdad en el matrimonio, la familia, el trabajo y la
sociedad en general (A/Conf 144/178, 1991 citado por Ortiz, 2005). La mujer víctima de
violencia doméstica sufre el estrés provocado por los actos de violencia que recibe, estrés
por la anticipación a posibles incidentes de victimización futuros (Mitchell y Hodson,
1983 citado por Ortiz, 2005) y otros tipos de eventos estresores que afectan su vida, tales
como problemas personales de salud, problemas de salud de los hijos y de otros
familiares significativos, problemas económicos, laborales, etc. Los eventos estresores
no ocurren aislados, sino que funcionan en cadena. Por ejemplo, si la mujer trabaja fuera
del hogar y un hijo se enferma, este evento puede repercutir en estrés ocupacional (Ortiz,
2005). Mary Ann Dutton presenta un modelo que combina principios feministas de
igualdad y estrés postraumático. Este modelo está más orientado a la evaluación e
intervención con la víctima. Su fin primordial es que la mujer supere el trauma
psicológico, aumente la confianza y seguridad en sí misma y se fortalezca en la toma de
decisiones (Ortiz, 2005).
Modelo de la mujer maltratada
El proyecto de Intervención con el Maltrato Doméstico de Duluth, Minnesota
desarrolló un modelo que recoge las estrategias de ejercer poder y control más comunes:

Intimidación: atemoriza a la mujer por medio de gestos, alzándole la voz,
controlándole con quien se relaciona y a donde va. Aísla a todo posible recurso de
apoyo como familiares y amigos(as).
22

Abuso emocional: ridiculiza a la mujer y la hace sentir mal con ella misma, o la
hace pensar que está loca, utiliza juegos mentales o psicológicos.

Amenazas: utiliza amenazas que hacen sentir a la mujer emocionalmente herida y
atemorizada. La amenaza con quitarle los hijos(as) y ofrecer información
negativa a las agencias sociales. Amenaza con suicidarse. Utiliza los hijos(as):
para hacerla sentir culpable y llevarle mensajes.

Abuso sexual: le pide que lleve actos sexuales sin su consentimiento, le agrede en
sus partes sexuales, la trata como objeto sexual.

Privilegio de ser hombre: trata a la mujer como sirvienta, toma las decisiones
importantes y actúa como el “rey “de la casa. Abuso económico: no le permite
trabajar, hace que pida dinero, le asigna una mesada, y si trabaja, se queda con el
dinero que ella devenga”.
La rueda de poder y control recoge todo el patrón de abuso al cual es sometido la
mujer por su agresor llevándola a estados de total dependencia, miedo, inseguridad y
desvalorización.
23
Figura 1: Diagrama Poder y Control del hombre contra la mujer
Son diversas las estrategias que utiliza el hombre contra la mujer para lograr
mantener el dominio sobre ellas, violándole todos los derechos humanos. La obliga de
esta manera a que se someta y tolere malos tratos. El proceso es uno que va escalando y
lacerando emocionalmente a la mujer para ir desarmándola. La lleva a sentir inseguridad
sobre ella misma, lacerando su autoestima y haciendo que pierda su autoconfianza.
Además, crea sentimientos de culpa en ella como si la relación no funcionara por su
culpa, quedando él como la víctima. Esto lleva a que la mujer sienta una confusión
psicológica inmensa que la paraliza y dificulta que tome cualquier decisión al crear
24
dudas sobre que será lo mejor. Los estudios revelan que en casos de violencia doméstica
el área más difícil de trabajar y de recupera para la mujer es la psicológica. “Se estima
que el 60% de las mujeres maltratadas tienen problemas psicológicos moderados o
graves” (Lorente, 2001,). “Predominando síntomas depresivos, sentimientos de
ineficacia, dudas sobre la propia capacidad, síntomas de autoinculpación y pensamientos
distorsionados sobre si misma y el mundo, junto con desconfianza hacia los demás”
(Taylor, Magnusem y Amundson, 2001). Walker (1994), según citada por Modestti,
2004) desarrolló un protocolo de intervención llamado Terapia de Sobrevivientes. Este
modelo parte de que la mujer maltratada, más que una víctima, es una sobreviviente de
violencia doméstica. El redefinir de esta manera la posición de la mujer maltratada, es el
primer paso para lograr que ésta pueda tomar control de su situación. La sobreviviente de
violencia doméstica no será un ente pasivo que reciba abuso y maltrato, sino alguien que
luchará por sobrevivir esa situación.
Muchas de las sobrevivientes de violencia doméstica desarrollan criterios del
Trastorno de Estrés Post-Traumático. Un estudio de 400 mujeres maltratadas, encontró
que muchas de ellas padecieron un grupo de síntomas psicológicos similares a los del
Desorden de Estrés Post-Traumático (Walker, 1996). Según el DSM-IV TR algunos de
los criterios de este desorden se caracteriza por haber estado expuesta la persona a un
acontecimiento traumático por muertes, amenazas a su integridad física o la de los
demás. Recuerdos de los acontecimientos vividos provocan malestar en los que incluye
imágenes, pensamientos o percepciones creando estados de ansiedad y estrés en la
persona. Sueños recurrentes acerca del acontecimiento. Sensación de que el evento
traumático está ocurriendo. Sensación de un futuro limitado. Irritabilidad o ataques de
25
ira, dificultad para concentrarse, hipervigilancia, respuestas exageradas de sobresalto,
entre otros. Calvet E., Estévez A. y Corral S. (2007), realizaron un estudio que evaluó la
asociación de los síntomas del Trastorno de Estrés Postraumático y esquemas cognitivos
disfuncionales en víctimas de violencia doméstica por parte de su pareja. Los resultados
arrojaron que el 64.54% de las mujeres cumplían con los criterios para diagnóstico de
TEP. Puntuando más alto en esquemas cognitivos con contenido referente al abuso,
vulnerabilidad al daño, culpa, apego, abandono, y dependencia. Estos resultados reflejan
cuan comprometida psicológicamente queda una mujer que es víctima de agresión por
parte de su pareja, lo cual le dificulta la toma de decisiones de forma adecuada.
Echeburúa, Enrique, Amor Pedro y Corral Paz (2002), refieren que las mujeres
conviviendo con el agresor tienden a buscar una consonancia cognitiva entre la realidad
del maltrato y el mantenimiento de la relación. Las estrategias cognitivas empleadas
suponen una distorsión de la realidad. Llevando a la confusión para evaluar lo que están
viviendo.
Las agresiones físicas no son por lo general lo primero que sucede en los casos de
violencia doméstica, por lo general comienzan con el menoscabo de la persona a nivel
psicológico. Es un proceso que se va incrementando según el agresor va ganando terreno
y ve la víctima cada vez más indefensa. No debemos perder de perspectiva que los actos
de violencia pueden ser planificados por el agresor, y no necesariamente algo que surja
solo por un arranque.
Se debate constantemente si el agresor es un enfermo mental o un delincuente, la
literatura establece casos en que el agresor no presenta problemas emocionales.
“Psicológicamente los hombres que maltratan a las mujeres en la relación de pareja no
26
presentan en la mayoría de los casos trastornos de personalidad” (Informe Mundial Sobre
la Violencia y la salud, 2003, citado por Alejandrina Ortiz en su tesis doctoral, 2005).
Aunque, según las investigaciones, existen agresores que presentan uso de alcohol o
drogas, depresiones, entre otras condiciones, no existe evidencia de que esto sea así en la
mayoría de los casos, ni estas condiciones justifican los hechos violentos. En términos
generales, la violencia va dirigida a mantener una dependencia, poder y control, en este
caso sobre la mujer.
En el 1979, la psicóloga Lenore Walker, observó que muchas relaciones violentas
siguen un patrón cíclico el cual tiende a escalar en frecuencia y severidad. En su libro La
Mujer Maltratada, Walker describió sus observaciones sobre cómo la mujer no puede
salir de ese ciclo, ella se siente rendida y desamparada con cada repetición. Walker
describe estas fases como:
1. Fase de Tensión: Esta etapa puede durar desde unas horas hasta meses o años.
La víctima se da cuenta de que se está acumulando tensión y trata de muchas
maneras de agradar y bromear con su pareja para tratar de evitar la violencia. La
violencia va aumentando, comienzan las discusiones verbales y las amenazas. La
víctima siente miedo y se vuelve excesivamente complaciente tratando de evitar
incidentes de mayor intensidad.
2. Fase de agresión: La agresión puede ser desencadenada por una agresión
insignificante sobre la comida, la TV o cualquier otro problema con o sin
importancia. Es aquí donde generalmente ocurre maltrato físico: empujones,
bofetadas, puñetazos, patadas, abuso sexual, intentos de asesinato y otros. Una
vez comienza el ataque es poco lo que la víctima puede hacer para detenerlo. Ésta
27
tiende a culpabilizarse, y a minimizar o negar las agresiones. Pedir disculpas rara
vez resulta efectivo. Es en esta etapa en la que muchas víctimas buscan ayuda.
3. Fase de Arrepentimiento y Reconciliación: El agresor se siente avergonzado,
culpable, pide perdón y promete que la violencia nunca volverá a ocurrir. Es
posible que compre regalos costosos y atienda a la víctima con extremada cortesía.
La víctima alberga esperanzas de cambio y considera darle otra oportunidad a la
relación. Sin embargo, muchas veces, esta fase se desvanece pronto y comienza
acumularse nuevamente la tensión. Se crea de esta manera lo que se conoce como
el Ciclo de la Violencia Doméstica, Walker 1979:
Fase de Tensión
Fase de Arrepentimiento y
Reconciliación
Fase de Agresión
Figura 2: Ciclo de la violencia doméstica Walker, (1979)
Es este ciclo, el cual mantiene a la mujer sumida en una relación disfuncional
pensando que todo se arreglara si ella hace un esfuerzo, ya que se culpabiliza
constantemente. Cada etapa tiene diferente duración en todos los casos. En la fase de
tensión la mujer se siente como dicen “caminando sobre cascarones de huevo” ya que
todo es tan delicado que en cualquier momento la agresión se puede desatar. Lo que
lleva a convertirse en una verdadera tensión ya que se encuentra siempre a la expectativa
28
de que algo podrá suceder en cualquier momento. Intentando actuar de lo que ella piensa
que para él es la mejor manera para evitar la violencia. Y cuando se dan los actos de
agresión la mujer piensa que de haber actuado diferente hubiese evitado la agresión. Así
se va distorsionando su pensamiento y trata de racionalizar lo sucedido culpándose a sí
misma, pensando que evitarlo dependía de ella. Luego al escuchar el arrepentimiento de
su pareja, el cual muchas veces la culpabiliza y comienza a confundirse y a pensar que
todo podría cambiar, termina por darle otra oportunidad con la esperanza de que haya
cambios en la relación y terminen las agresiones. Es como una “luna de miel “que
pronto terminará.
Perfil de una mujer víctima de violencia doméstica
Los efectos de la violencia doméstica son devastadores tanto en la salud física,
como la mental. En muchas víctimas de maltrato pueden observarse los siguientes
indicadores:
 Baja autoestima
 Sentimientos de impotencia
 Temor a la toma de decisiones
 Enfermedades físicas o mentales
 Insomnio
 Ser complaciente en extremo
 Sentimientos de culpabilidad
 Aislamiento
 Miedo paralizador
29
La víctima bajo estos estados no puede reaccionar de forma saludable y hábil, por
lo que tiende a permanecer en la relación. Es el impacto psicológico lo que la mantiene
maniatada para reaccionar de forma efectiva. Dentro del contexto de la comunidad
explicar, la forma de una situación de violencia doméstica es verbalizando “le gusta que
le den o esa mujer es masoquista”. De esta manera se continúa viendo a la mujer
culpable de lo que le está sucediendo. Es un problema serio en el que, a nivel
psicológico, la víctima entra en un estado de indefensión aprendida. No ve ni cree que
haya alguna forma de escape: por tanto la lleva a rechazar en ocasiones cualquier ayuda
ya que pensará que no es una alternativa real. Esto se debe a serie de factores como lo
son en muchos casos la falta de apoyo, problemas económicos presiones sociales y temor.
Son muchas las razones que puede tener una víctima de violencia doméstica para
permanecer en una relación.
Modelo ecológico de Bronfenbrener (1977)
Este modelo se plantea como un conjunto de sistemas donde el ser humano se
desarrolla a lo largo de su vida, cada uno de los cuales se incluyen uno dentro de otro
(Corsi, 2003). Este modelo plantea que el contexto social se puede dividir en
Microsistema, Exosistema y Macrosistema.
 Microsistema: Este primer nivel es definido como un patrón de actividades,
roles y relaciones interpersonales que las persona en desarrollo experimentan en
un entorno determinado, con características físicas y materiales particulares,
(Bronfenbrener 1987 citado por Corsi, 2003). Está formado por todos los factores
que conforman las relaciones personales de los individuos (la familia, amigos y el
individuo mismo). Hay un predominio de estructuras familiares de corte
30
autoritario, en la distribución del poder los cuales siguen los parámetros dictados
por los estereotipos culturales, (Álvarez, 2006). Con frecuencia los antecedentes
que emergen de la historia personal de quienes están involucrados en relaciones
violentas, muestran un alto porcentajes de contextos violentos el las familias de
origen. La violencia de la familia de origen ha servido de modelo de resolución
de conflictos interpersonales y ha ejercido el efecto de normalización de la
violencia: la recurrencia de tales conductas, a través del tiempo hace que se
perciba como normal a tal punto que muchas mujeres no son conscientes del
maltrato que sufren y muchos hombres no comprenden cuando se les señala que
sus conductas ocasionan daño, (Álvarez, 2006).
 Exosistema: compren las interrelaciones de dos o mas entornos en los que la
persona en desarrollo participa activamente, (Corsi, 2003). Esta compuesto por la
comunidad mas próxima, incluye las instituciones mediadoras entre el nivel
cultural y el nivel individual, como escuela, iglesia, los medios de comunicación,
los ámbitos laborales, instituciones judiciales, recreativas de seguridad. Tal
entornos juegan un papel decisivo para favorecer la realimentación permanente
del problema de la de la violencia en la familia. En primer lugar hay que
considerar la denominada “Legitimación Institucional de la Violencia”. Esto
sucede cundo las instituciones reproducen en su funcionamiento un modelo de
poder vertical y autoritario (Álvarez, 2006). Un componente poderoso en el
exosistema lo es los medios de comunicación, dado a su potencial multiplicador
de los modelos violentos. También se encuentran factores situacionales, tales
como aislamiento social, cesantías, hacinamiento, etc.
31
 Macrosistema: se refiere a la coherencia que se observa, dentro una cultura o
subcultura determinada, en forma y el contenido del micro y exosistema que lo
integran, así como esta coherencia(Bronfenbrener1987 citado por Corsi, 2003).
Es el contexto más amplio, se remite en formas de organización social, sistemas
de creencias y los estilos de vida que prevalecen en una cultura. El sistema de
creencias patriarcales sostiene un modelo de familia vertical, constituido por el
jefe del hogar que siempre es el padre, y estratos inferiores donde están ubicados
la mujer y los hijos. La formas mas rígidas del modelo prescriben obediencia
incondicional de la mujer hacia su marido y de los hijos hacia sus padres,
(Álvarez, 2005). El varón es asociado con la fuerza, por lo que se percibe como
posible el uso de la fuerza para la resolución de conflictos. La mujer es percibida
como más débil y, por lo tanto se asocia con conceptos como dulzura, sumisión y
obediencia.
A través de este modelo al igual que en muchos otros vemos como las influencias
culturales, sociales y religiosas han influido a través de la historia en la marginación de la
mujer. Es por eso lo complejo de este problema y su dificultad para erradicarlo. Otro
modelo que podría considerarse novedoso lo es el síndrome de Estocolmo Doméstico.
Síndrome de Estocolmo
En estudios realizados sobre el tema de la violencia doméstica se ha encontrado
características asociadas al Síndrome de Estocolmo por el cual la mujer se identifica con
su agresor, lo defiende y justifica sus actos. Andrés Montero(2002), en su artículo El
Síndrome de Estocolmo Doméstico en Mujeres Maltratadas, expresa que “entre los
elementos que mantienen a la mujer en silencio sobre el maltrato que está sufriendo se
32
pueden contar diversos procesos paralizantes relacionados y generados por el miedo, la
percepción de una ausencia de vías de escape o salida por parte de la víctima y la
carencia de recursos alternativos, sobre todo en el caso de mujeres con hijos que no
vislumbran, por causas variadas, un apoyo externo viable”. Esta visión de ausencia de
vías de escape pudiera darse, si se llama a la policía y no acuden, si alguien intenta
persuadir a la víctima para que no llame la policía, o si llega la policía y el agresor no es
arrestado porque no lo encontraron, o si se archiva el caso por falta de pruebas, entre
otras cosas, que llevan a pensar a la víctima que no existe escapatoria y no hay más
remedio que quedarse junto al agresor.
Todo esto va llevando a la víctima adaptarse a ese estilo de vida donde
constantemente se encuentra luchando por su seguridad. Para lograrlo comienza a
complacer a su agresor y se envuelve en conductas que generan un nivel de estrés que
distorsiona su pensamiento pensando cómo mantenerlo tranquilo y evitar situaciones.
Siempre pensando que es ella la que le corresponde mantener la relación.
El Síndrome de Estocolmo es un estado psicológico en el que la víctima de
secuestro, o persona detenida contra su propia voluntad, desarrolla una relación de
complicidad con el secuestrador. En ocasiones, los prisioneros pueden acabar ayudando
a los captores a alcanzar sus fines o evadir a la policía.
Su nombre surgió de un hecho ocurrido en la ciudad Estocolmo en Suecia en
agosto del 1973. En esa ocasión se produjo un robo en el banco Sveriges Kriditbank de
la mencionada ciudad sueca. Dos asaltantes mantuvieron a cuatro personas como
rehenes (tres mujeres y un hombre) por seis días. Los rehenes fueron atados con
cartuchos de dinamita y mantenidos en la bóveda del banco hasta que finalmente fueron
33
rescatados. Los secuestradores amenazaron la vida de los rehenes y los maltrataron, pero
también mostraron momentos de amabilidad. Cuando se logró su rescate, los rehenes
mostraron una conducta sorprendente. Apoyaban a sus captores y les temían a los
agentes policiacos. En entrevista a los rehenes se observó que habían comenzado a creer
que sus captores los estaban protegiendo de la policía. Luego trascendió que una de las
mujeres se involucró sentimentalmente con uno de los secuestradores y otra estableció un
fondo de ayuda para pagar los gastos de los procesos legales.
Claramente, los rehenes habían establecido un vínculo emocional con sus
captores. Este hecho sorprendió a muchos en el campo de la psicología y de la
sociología, entre otros, por lo que se continuó estudiando este fenómeno aplicándolo a
diferentes situaciones como lo es el abuso por violencia doméstica. Aunque todavía no
existe un perfil, ya que los expertos y los investigadores no se han puesto de acuerdo, este
síndrome tiene varias características de las cuales algunas se enumeran a continuación,
como parte de la Teoría de Graham (1994)
 Sentimientos pasivos de la víctima hacia el abusador.
 Sentimientos negativos por parte de la víctima hacia sus familiares, amigos, o
hacia las autoridades a conseguir su liberación.
 Apoyo a las razones y las conductas del abusador.
 Sentimientos positivos por parte del abusador hacia la víctima.
 Conductas de apoyo por parte de la víctima, a veces ayudando al abusador.
 Incapacidad de colaborar mediante conductas que pudieran ayudar a su liberación
o desapego.
34
A partir de la Teoría de Graham, 1994, se han encontrado que existen cuatro
situaciones o condiciones que sirven como base para que se desarrolle el Síndrome de
Estocolmo:

La presencia de una amenaza que se percibe como un riesgo contra la
supervivencia física o psicológica de la persona y la creencia de que el
abusador cumplirá con su amenaza.

La presencia de pequeños gestos de aparente amabilidad por parte del
abusador hacia la víctima crea intensos sentimientos positivos que
mezclados con el miedo, hacen que la víctima le cueste odiarle, y llegue
incluso a considerar a su verdugo como una buena persona.

El aislamiento de cualquier otra perspectiva diferente de la del abusador.

La percepción de la incapacidad de escapar de la situación que en muchos
casos es nula.
El análisis de estos cuatro elementos ha brindado la oportunidad de explicar varias
interrogantes ¿Por qué se queda? La víctima cree que su agresor cumplirá con cualquier
promesa de hacerle daño por lo tanto evitará hacer cualquier cosa que ponga en peligro su
vida. Dentro de las amenazas podrían ser; el quitarle los hijos, realizar comentarios “yo
tengo gente que podría hacer cualquier cosa que yo le pida”, amenazar con hacerle daño
a su familia entre otras. La meta es salir ileso, por ello se somete.
El agresor puede “obsequiarle” a la víctima momentos de tranquilidad y
arrepentimiento lo cual lleva a la víctima a una distorsión cognitiva y confunde sus
sentimientos. Podría hacer cosas como: llevarla a comer, realizar regalos, realizándole
promesas de que no volverá a suceder, entre otras, lo que lleva a pensar a la víctima que
35
no es tan malo y que podría ayudarlo para que cambie. Otra observación es que la
víctima solo se ve a través de la perspectiva del abusador y comienza a preocuparse por
los deseos o necesidades del abusador. Montero, nos trae que la víctima podría adoptar la
perspectiva del abusador como técnica de supervivencia creando un sentimiento tan
intenso que la víctima puede mostrar, realmente mucha ira hacia las personas que tratan
de ayudarla. Esto es mayormente porque teme que el contacto con alguna persona desate
la furia del agresor.
La percepción de la incapacidad de escapar provoca que la víctima no vea salida
ante su situación ya sea por situaciones económicas o deudas que han adquirido juntos y
la falta de apoyo familiar. El abusador amenaza con no pagar la pensión dejándole saber
que es capaz de dejar su empleo, la víctima puede estar sintiéndose tan deprimida que no
sabe como terminar su relación. La víctima puede llegar a sentir que no sabe quien es ni
lo que quiere, todas sus puertas las ve cerradas, sus esperanzas de escapar de la situación
se van desvaneciendo llegando a resignarse ante la situación.
Tess de Melo (2003), señala que algunas víctimas solo ven como escape la muerte
de su agresor. En ningún momento ellas piensan en el asesinato, pero si lo piensan, si la
muerte pasara de forma natural o por algún accidente. Diversos factores contribuyen,
según Tess, a que las mujeres maltratadas crean que la única manera para dejar de sufrir
sea la muerte de su pareja. Existen ciertos elementos que la mantienen en silencio sobre
el maltrato que está sufriendo, entre los que se encuentra el miedo paralizante, donde su
percepción de escapar disminuye o se anula en relación con la búsqueda de soluciones.
Creen que no existen vías de salida de la situación de tortura, sobre todo cuando tienen
hijos y que no se sienten capaces de mantenerse sin ayuda del hombre. Tess en su libro,
36
nos trae como el saludo de los primeros años de matrimonio va cambiando, ya que al
principio es: “¿Cómo amaneciste, mi amor?” Y luego, “¡Cómo! ¿Amaneciste, mi
amor?” Esto es a medida que pasa el tiempo y el hastío predomina.
Según Andrés Montero Gómez, (2001) El Síndrome de Estocolmo, podría
presentar cuatro etapas:

Fase desencadenante: la mujer descubre en su compañero a su
agresor, viene la pérdida de seguridad, el estrés, la depresión. Donde
la mujer había depositado su confianza y expectativas ahora hay
incertidumbre y desconfianza.

Fase de Reorientación: aquí ella busca nuevos referentes de futuro,
intenta reorganizar sus pensamientos que está entre “me uní a él- él me
agrede” y la autoculpa. En este momento dice Montero, ella está
indefensa y se resiste pasivamente. La mujer busca justificación para
la conducta de su pareja.

Fase de Afrontamiento: asume el modelo mental de su compañero y
pretende protegerse.

Fase de Adaptación: la mujer culpa a otros, al exterior, de la agresión
de su pareja y es aquí donde el Síndrome de Estocolmo se consolida.
La mujer a través de estas fase lo que busca es proteger su vida, su
integridad psicológica y adaptarse al trauma en el que vive. En
muchas ocasiones este punto no es entendido por personas externas, y
comienzan los juicios que victimizan aún más a la mujer. Hay que
conocer y entender los procesos psicológicos que atraviesa la víctima
37
para poder darle una explicación a la tan famosa pregunte ¿Por qué se
queda?
En Puerto Rico, el caso de Dahiana Pérez Lebrón, mujer secuestrada por
Francisco Antonio García López, mejor conocido por Toño Bicicleta, es un claro ejemplo
de este proceso. Esta biografía real presentada por el escritor Edwin Cuperes Vélez
(2004), explica que Dahiana fue raptada por Toño Bicicleta en 1988, en Sabana Grande a
los 14 años de edad. Pasó ocho años de secuestro. En su historia se relata el calvario
vivido durante esos ocho años, en el que fue sometida a maltrato físico, psicológico y
abuso sexual. Pero además relata cómo su secuestrador tenía gestos de amabilidad con
ella. Ejemplo que se expone es cuando se estaba bañando en el rio “lavó toda mi ropa,
incluso las medias” “ten cuidado mas allá está hondo”. Dahiana en su relato refiere haber
reaccionado con sorpresa ya que sentía que él se preocupaba por ella. Además observaba
su preocupación por conseguir comida para ambos. Pero la amenazaba de muerte, si
sospechaba que planeaba hacer algo en su contra o tratar de escapar estuvieron siempre
presentes. Así continuaron pasando los días, meses y años para Dahiana. Su captor la
entrenó para sobrevivir en los montes. Cada vez que lograba aprender a hacer lo que su
captor le enseñaba, él le respondía “lo haces mejor que yo”. En todo momento su captor
dejaba visible sus armas. Cosa que tal vez la intimidaba y la hacía pensar que era capaz
de usarlas. En el 1995 la policía les tiende una emboscada en la que él resulta muerto,
pero no así Dahiana.
Lo que los investigadores no comprendían era el sentido de relación entre el
raptor y la mujer. Ella actuaba como la viuda y no como víctima. A ella le sometieron
cargos criminales acusándola de cómplice y guardaespalda de él. A pesar de recibir
38
apoyo del público y que psicólogos salieran en su defensa, el tribunal no lo tomó en
consideración por lo que finalmente ella se declaró culpable, pagando una condena de
cinco años de probatoria. A través de este caso se podría inferir que habría que capacitar
a los representantes de nuestro sistema de justicia para entender como una víctima de
violencia doméstica podría presentar características asociadas al Síndrome de Estocolmo.
Justificación del estudio
La influencia del Síndrome de Estocolmo sobre el mantenimiento de la violencia
doméstica, no está clara aún para algunas personas que trabajan directamente con las
víctimas. Esto podría interferir con la necesidad de ofrecer una asistencia adecuada a las
sobrevivientes y victimizarlas aún más al no proveerles las herramientas apropiadas para
manejar su situación de forma efectiva. Además cabe señalar que la víctima no se
percibe presentando este síndrome esto se da de forma inconsciente. Ante esta realidad
este estudio no solo es pertinente e instructivo ya que aquí se pretenden recoger datos que
puedan servir de orientación para ver el problema de la violencia doméstica desde otras
perspectivas y dar una mirada más profunda a lo complejo de este problema. Por otro
lado y a raíz de la revisión de literatura cabe señalar que en Puerto Rico no existen
estudios relacionados a este tema, por tanto sirve de base para futuros estudios.
Por tanto a través de este estudio se pretendió explorar si las víctimas de violencia
doméstica en nuestro país presentan características asociadas al Síndrome de Estocolmo
con el fin de que se creen programas dirigidos a trabajar esta área.
39
Marco conceptual
Este fenómeno aún no ha sido estudiado a profundidad por tanto existe un déficit
de teorías que expliquen este fenómeno. Entre las teorías existentes, se utilizará como
base la propuesta por Andrés Montero (1999) Síndrome de Estocolmo Doméstico, la
cual está basada en el desarrollo de un vínculo interpersonal de protección, construido
entre la víctima y su agresor, en el marco de un ambiente traumático y de restricción
estimular, a través de la inducción en la víctima de un modelo mental, cambios cognitivos
y su funcionalidad adaptativa. La víctima sometida a maltrato desarrollaría el Síndrome
de Estocolmo Doméstico para proteger su integridad psicológica y recuperar la
homeostasis fisiológica y conductual. Según Montero, este proceso abarcaría cuatro
fases: desencadenante, reorientación, afrontamiento y adaptación. En la fase
desencadenante las primeras palizas propinadas por la pareja romperían el espacio de
seguridad previamente construido por la pareja sobre la base de una relación afectiva,
espacio donde la mujer había depositado su confianza y expectativas. Lo cual genera una
desorientación, una pérdida de referentes, reacciones de estrés con tendencias a la
cronificación e incluso a la depresión.
En la fase de reorientación, la mujer busca nuevos referentes de futuro y trata de
efectuar un reordenamiento de esquemas cognitivos en base al principio de la
congruencia actitudinal, todo ello dirigido a evitar la disonancia entre su conducta de
elección y compromiso con la pareja y la realidad traumática que está viviendo. La mujer
se culpa a sí misma de la situación y entra en un estado de indefensión y resistencia
pasiva, y llega así a la fase de afrontamiento, en la que asume el modelo mental de su
esposo y busca vías de protección de su integridad psicológica, tratando de manejar la
40
situación traumática. En la última fase, de adaptación, la mujer proyecta parte de la culpa
al exterior, hacia otros, y el Síndrome de Estocolmo se consolida a través del proceso de
identificación con el agresor y alrededor del modelo mental explicativo del esposo acerca
de la situación vivida en el hogar y sobre las relaciones causales que la han originado.
Las mujeres maltratadas sufren una exposición constante al miedo que provoca la
agresión física continua. Al romperse el espacio de seguridad en el que ella pensaba
estar, se crea un ambiente de violencia y peligro da paso a la desorientación y confusión
de la mujer rompiendo esquemas cognitivos antes creados. Al no saber cuándo se
desencadenará un nuevo incidente de violencia o qué lo provocará, la mujer comienza a
entrar en un estado de sumisión y complacencia para tratar de evitarlo por todos los
medios dejando atrás sus necesidades y preocupándose solo por las de su pareja.
En esta etapa el agresor puede comenzar a mostrar estados de arrepentimiento lo
que contribuirá más a la desorientación de la víctima y a incrementar la autoculpabilización de la mujer. La mujer entra en un proceso de no ver salida a su situación
y la incapacidad de obtener recursos de ayuda lo cual la impulsará a adaptarse ,
vinculándose paradójicamente a la única fuente que percibe de acción efectiva sobre su
entorno: su pareja violenta.
Según este marco teórico, la mujer comenzará a aislar las experiencias negativas
de las positivas y se concentrará en estas últimas, asumiendo la parte de arrepentimiento
del agresor, sus deseos, motivaciones, excusas y proyectando su propia culpa al exterior
de la pareja protegiéndose así su debilitada autoestima y modificando su identidad.
Luego cada una de las percepciones e información que la mujer reciba del exterior
pasarán por el filtro del nuevo modelo mental que ha asumido para explicar su situación
41
complicándose en gran medida las probabilidades de extraer a esa víctima del entorno de
violencia.
Preguntas de investigación
Con la reconstrucción de sus experiencias se pretende contestar las preguntas de
investigación y ofrecer recomendaciones que aporten a mejorar la calidad de vida y
servicios que reciben las víctimas de violencia doméstica. Se pretende investigar los
esquemas mentales en los cuales éstas sostenían sus creencias para permanecer con el
agresor. A través de este estudio se espera contestar:
1. ¿Cómo se construye, en la vida cotidiana la experiencia de vivir en un ambiente
de violencia doméstica y su relación con el síndrome de Estocolmo?
2. ¿Cómo se da significado en la vida cotidiana la experiencia de vivir en un
ambiente de violencia doméstica y su relación con el síndrome de Estocolmo?
3. ¿Cómo se manifiesta en la vida cotidiana la experiencia de vivir en un ambiente
de violencia doméstica y su relación con el síndrome de Estocolmo?
4. ¿Presentarán características asociadas al síndrome de Estocolmo un grupo de
mujeres puertorriqueñas sobrevivientes de violencia doméstica?
5. ¿Subyacen características asociadas al síndrome de Estocolmo a través del
análisis de discurso de mujeres sobrevivientes de violencia doméstica?
42
Objetivos de investigación
Como parte de los objetivos de este estudio se encuentran;
 Identificar la presencia de características asociadas al Síndrome de Estocolmo a
través del discurso de un grupo de mujeres puertorriqueñas sobrevivientes de
violencia doméstica.
 Explorar a través del discurso de las historias de vida, distorsiones cognitivas
que desarrolla una mujer víctima de violencia doméstica las cuales podrían ser un
factor para continuar en la relación.
 Identificar factores culturales y de crianza de la muestra que aprendieron que les
dificulto para salir de una relación de violencia doméstica.
Hipótesis
Las mujeres puertorriqueñas sobrevivientes de violencia doméstica, cuando
narran sus historias, presentan características asociadas al Síndrome de Estocolmo.
Definición de conceptos
1. Violencia: acción y efecto de violentar. Acción en que se hace uso excesivo de
la fuerza física, (Diccionario LAROUSSE, 2002).
2. Agresor: la agresión es un ataque no provocado, práctica o hábito de ser
agresivo. Es una tendencia o conducta hostil o destructiva. Es la persona que
causa daño en forma violenta o con fuerza a otro, profiriendo insultos,
(es.wikipedia.org).
43
3. Violencia domestica: es un patrón de conducta constante de empleo de fuerza
física o violencia psicológica, intimidación o persecución contra una persona, por
parte de su conyugue, es cónyuge, una persona con quien cohabita o haya
cohabitado; con quién sostiene o haya sostenido una relación consensual o una
persona con quien se haya procreado, para causarle daño físico a su persona, sus
bienes o a la persona de otro para causarle grave daño emocional (Definición Ley
54 del Código Penal de Puerto Rico).
4. Victima: persona que sufre las consecuencias de una acción propia o de otros,
(Diccionario LAROUSSE, 2002).
5. Síndrome de Estocolmo: esta teoría está basada en el desarrollo de un vinculo
interpersonal de protección, construido entre la víctima y su agresor, en el marco
de un ambiente traumático y de restricción estimular, a través de la inducción en
la víctima de un modelo mental, cambios cognitivos y su funcionalidad
adaptativa,( Momtero,1999).
Los conceptos anteriores son los estudiados en esta investigación. Son los puntos
importantes y a los cuales se les estará dando énfasis ya que representan la dirección de
este estudio. Se espera en los hallazgos que exista una correlación entre ellos.
44
Capitulo II
Metodología
En el presente capítulo se expone la metodología que se utilizó en este trabajo
investigativo, a fin de recopilar a profundidad descripciones y vivencias relacionadas a
las experiencias vívidas por mujeres puertorriqueñas víctimas de violencia doméstica
durante su relación de pareja, y determinar si presentan características asociadas al
Síndrome de Estocolmo.
Se explorarán las perspectivas y creencias que han mantenido a varias mujeres por
un periodo prolongado en una relación de violencia doméstica. Con la reconstrucción de
sus experiencias se pretende contestar las preguntas de investigación y ofrecer
recomendaciones que aporten a mejorar la calidad de vida y servicios que reciben las
víctimas de violencia doméstica. Se pretende investigar los esquemas mentales en los
cuales éstas sostenían sus creencias para permanecer con el agresor.
A estos fines se utilizó una metodología cualitativa, la cual se caracteriza por la
recolección de datos sin medición numérica, con las descripciones y las observaciones.
Su propósito consiste en reconstruir la realidad, tal y cual como la observan los actores de
un sistema social previamente definido (Sampieri, Fernández y Batista, 2003). Se
considera un método holístico porque considera el todo y no se reduce solo a sus partes.
La investigación cualitativa parte del supuesto básico de que el mundo social esta
constituido con significados y símbolos, lo que implica la búsqueda de esta construcción
y sus significados a través de la experiencia de los sujetos (Strauss y Corbin, 2002: Ruiz
J. I., 1999; Denizin y Lincoln, 1994; Taylor y Bogdan, 1987, citados por Rosa M. Osorio
2001). La investigación cualitativa se suele ocasionalmente identificar como
45
investigación natural e interpretativa, ya que la información que se recopila proviene de
seres humanos en situaciones y ambientes naturales, cuya interpretación está basada en
los diversos significados que tienen los temas bajo estudio para los miembros
participantes.
La investigación cualitativa, se plantea, por un lado, que observadores
competentes y cualificados pueden informar con objetividad, claridad y precisión acerca
de sus propias observaciones de mundo social, así como de las experiencias de los demás.
Por otro, los investigadores se aproximan a un sujeto real, un individuo real, que está
presente en el mundo y que puede, en cierta medida, ofrecernos información sobre sus
propias experiencias, opiniones, valores, etc. Por medio de un conjunto de técnicas o
métodos como las entrevistas, las historias de vida, el estudio de caso, el análisis
documental, el investigador puede fundir sus observaciones con las observaciones
aportadas por los otros, Rodríguez, Gil y García (1996).
Se examinan los mapas mentales que se formula la persona y a través de los
cuales actúa y se comporta en su medio ambiente. Según Velázquez, en su artículo,
¿Que es investigación cualitativa? este tipo de investigación se refiere a una búsqueda
de información por medio de metodologías que tiene como objetivo el encontrar y
entender los significados de las relaciones que se crean en la mente de las personas. El
autor Fernández de Sammaded (1995) citado por Negrón (2009) afirma que la
investigación cualitativa resulta ser de gran utilidad en la compresión de los aspectos del
mundo subjetivo de las personas, explorando creencias, expectativas, sentimientos, y
explicando el por qué de los comportamientos de temas poco conocidos. Declara
Grinnell (1997), que dentro de este campo investigativo resulta esencial que el
46
investigador mantenga una postura reflexiva, intentando minimizar sus creencias,
fundamentos o experiencias de vida asociadas al tema de estudio, resaltando la postura de
sus participantes tal y como ellos lo revelan. El investigador se ubica dentro del
fenómeno, aunque manteniendo una perspectiva analítica y una distancia especifico como
observador externo.
Se utilizará la metodología cualitativa, ya que mediante la misma se trata de
identificar la naturaleza profunda de las realidades, sistema de relaciones y estructura
dinámica (Fernández & Díaz, 2003). Ante este particular, Baltes (1997) postula que la
realidad de las personas es dinámica, considerando la mismas como en constante proceso
de cambio, crecimiento y evolución. La metodología cualitativa viabiliza descubrir y
generar nueva información de problemas ya existentes; y describe con cierto detalle las
subjetividades relacionadas con los mismos.
De acuerdo con McLeod (2002), en los últimos años la metodología cualitativa ha
representado una herramienta pertinente en los esfuerzos investigativos relacionados con
el campo de las ciencias sociales, la educación y la salud, en áreas en las que no se tenía
conocimiento previo o se desconocía su significado. Tal postura guarda similitud con lo
que plantean Lucca Irizarry y Berríos Rivera (2003), quienes puntualizan que la
metodología cualitativa representa un campo establecido del inquirir en las ciencias
sociales y humanas, basado en un cuerpo de conocimiento que conforman distintos
diseños y estrategias de investigación. Los diseños cualitativos facilitan que se genere
información de naturaleza textual, observable o narrativa, a ser analizada mediante
procedimientos no matemáticos. Ocasionalmente, se suele identificar la investigación
cualitativa también como investigación natural e interpretativa, ya que la información que
47
se recopila proviene de seres humanos en situaciones y ambientes naturales, cuya
interpretación está basada en los diversos significados que tienen los temas bajo estudio
para los miembros participantes. Según estos autores, la investigación cualitativa se
focaliza en la cualidad de las acciones, relaciones, materiales, situaciones, procesos e
ideas. Además, mediante el enfoque cualitativo se pone en práctica la utilización la
intuición del investigador, aplicando la agudeza de su percepción dentro de un proceso
controlado y riguroso de observación, análisis e interpretación (Creswell, 2003).
Diseño
El diseño de investigación que se utilizó en este estudio consistió en la Historia de
Vida analizando los discursos de las participantes. La historia de vida representa uno de
los diseños, dentro de la metodología cualitativa, más abarcadores y que mayor
información brinda sobre la persona, siendo a su vez narrada por la voz de su
protagonista. Es analizar su discurso para descubrir lo que inconscientemente subyace a
través de cada historia. Mediante la historia de vida es posible el acceso a la riqueza de
perspectivas y los significados que las personas construyen alrededor de sus experiencias,
sus vidas, y sus circunstancias particulares.
Una de las principales cualidades de la historia de vida como diseño de
investigación, es su apertura a la captación de la compleja gama de determinaciones en
las que es preciso navegar para comprender la acción humana. Por eso, es necesario
replantear a profundidad cuál es el tipo de relación que se establece entre la conformación
individual y el entorno social en el que ella ocurre (Saltalamacchia, 1992). Afirma
Cohler (1993) que la historia de vida concibe la vida como un todo, enfocando
particularmente en el entendimiento profundo de la persona en sus respectivos roles
48
dentro de la realidad social. Según McCracken (1998), la historia de vida viabiliza en las
personas estudiadas la exploración de su mundo interior, y facilita al investigador el
acceso al mismo. Algunos autores como Taylor & Bogdan (1998) reconocen la historia
de vida como el diseño más puro dentro de los estudios descriptivos.
Otros autores como Ruiz e Ispizua (1989) indican que en la historia de vida la
persona, mediante un extenso relato, describe el desarrollo de su vida desde su propio
punto de vista y en sus propios términos. Más bien, se trata de un relato puramente
subjetivo y una perspectiva detallada y concreta de lo que representa el mundo del
participante.
La Historia de Vida es un método en la investigación cualitativa que se
caracteriza por ser descriptiva, inductiva, fenomenológica, holística, humanística y de
diseño flexible. Se puede captar directamente las vivencias del participante, sus
perspectivas y el significado que le dan a sus experiencias. Alburguez (2007), refiere que
las historias de vida describen la vida cotidiana del ser humano, permiten comprender la
vida social, económica, educacional y psicológica del individuo, así como también el
desarrollo de los pueblos y comunidades. Guerra y Skewes (1999), indican que en las
historias de vida el individuo, a través de sus relatos, muestra las contradicciones a las
que se les somete en exclusión. Revelan sus prácticas de resistencia, y de acomodación y
transformación silenciosa de las imposiciones a las que no pueden sustraerse.
La investigación parte de un interés por recuperar el tema de la violencia
conyugal desde una perspectiva amplia y observándola desde el enfoque del discurso de
las participantes a través de sus historias. En este sentido la pregunta central de la
investigación es ¿Cómo se construye, se da significado y se manifiesta en la vida
49
cotidiana la experiencia de vivir en un ambiente de violencia doméstica y su relación con
el Síndrome de Estocolmo? Esta pregunta sólo puede ser contestada si se comprende el
discurso de los actores involucrados, analizándolo desde diferentes perspectiva en
especial de esa parte inconsciente que puede llegar a desarrollarse.
Una de las principales cualidades de la historia de vida como diseño de
investigación, es su apertura a la captación de la compleja gama de determinaciones en
las que es preciso navegar para comprender la acción humana. Por eso, es necesario
replantear a profundidad cuál es el tipo de relación que se establece entre la conformación
individual y el entorno social en el que ella ocurre (Saltalamacchia, 1992).
Cohler (1993) afirma que la historia de vida concibe la vida como un todo,
enfocando particularmente en el entendimiento profundo de la persona en sus respectivos
roles dentro de la realidad social. Según McCracken (1998), la historia de vida viabiliza
en las personas estudiadas la exploración de su mundo interior, y facilita al investigador
el acceso al mismo.
Desde este punto de vista, las historias de vida explican la construcción de la
identidad en un contexto histórico. Más aún, hacen la historia inteligible desde la
perspectiva de la persona. En su relato, los sujetos de las historias de vida muestran las
contradicciones a las que se les somete en su exclusión. Revelan sus prácticas de
resistencia, y de acomodación y transformación silenciosa de las imposiciones a las que
no pueden sustraerse.
La historia de vida es un ejercicio des-esencializador que reconoce al otro su
capacidad transformadora, su agencia. La historia de vida incorpora no sólo la
experiencia del otro, sino aquel dominio de la experiencia que no se doblega al verbo
50
oficial. Así como la autobiografía se construye como una celebración del poder, su
opuesto, la historia de vida, la amenaza, erosiona su poder y su imagen (Okely, 1992).
A través de este método se pretende analizar los casos de las futuras participantes
en relación a su vida de pareja en las relaciones en que vivieron violencia doméstica.
Otros autores como Ruiz e Izupizua (1989), indican que las historias de vida la persona,
mediante un extenso relato, describen el desarrollo de su vida desde sus propios puntos
de vista y en sus propios términos. Presentan cuatro objetivos principales que podrían
justificar el uso de la historia de vida como diseño de investigación:
 Captar la totalidad de una experiencia biográfica en el tiempo y en el espacio,
dese la infancia hasta el presente, desde el “yo” íntimo, donde están incluidas las
personas y experiencias significativas en la vida del narrador.
 Captar ambigüedad y el cambio.
 Captar la visión subjetiva de la persona con respectó a sí mismo y el mundo que le
rodea.
 Descubrir posibles claves de interpretación de fenómenos sociales de ámbito
históricos, que encuentran explicación adecuada a través de la experiencia de los
individuos.
Saltijeral, Ramos y Caballero, realizaron un estudio sobre violencia conyugal a
través de este método en el que, a mediante las narraciones de las participantes, se logró
recopilar información valiosa sobre los efectos en la salud mental de la víctima. Lo
categorizaron en cuatro dimensiones: de tipo emocional, cognoscitivo, somático, y social.
Las prácticas discursivas pueden tener efectos ideológicos importantes. Pueden
ayudar a reproducir relaciones desiguales de poder entre las clases sociales, los géneros,
51
mayorías y minorías culturales o étnicas, por medio de las representaciones sociales
(Fairclough y Wodak, citados por Modestti, 2005).
A mediados de los 80s la psicología social desarrolla en la universidad de
Loughborough por persona tan eminentes como: Michael Billing, Jonathan Potter,
Margaret Wetherell y Derek Edward, al que más tarde se unieron Charles Antaki y otros,
ofrecieron una alternativa radical al centrarse explícitamente en el texto y en concreto en
el “habla”. Propusieron el estudio del uso del lenguaje real en situaciones sociales reales.
Estudiar la conversación o discurso natural, adaptándolo como datos mucho más fiables
para estudiar la sociedad y sus miembros. Contra el mentalismo de la psicología
cognitiva propusieron estudiar el uso real de términos psicológicos en conversaciones
cotidianas. Contra el empirismo y el realismo ofrecieron una alternativa constructivista
más o menos radical; como por ejemplo la inspirada por Rom Harré: la realidad para la
gente es lo que la gente construye como real, y esto lo haces en gran parte mediante el
texto y el habla. Como no tenemos acceso directo a sus mentes sino solo a sus discursos.
No es solo meras expresiones sino como formas de interacción social, con sus propios
objetivos, preocupaciones, problemas y estrategias para producir sentido y con la
característica de ser variables en función del contexto.
Muestra
Se pretende seleccionar una muestra de casos típicos, cuyo propósito es que los
individuos, sistemas u organizaciones posean claramente las situaciones que se analizan.
El propósito de dicho muestreo según Mays y Pope, citados por Escudero (2005), es
identificar grupos específicos de personas quienes ya poseen características o viven en
circunstancias relevantes para el fenómeno que se está estudiando. Sampieri (2003),
52
refiere que garantiza la homogeneidad de la muestra, a fin de que otras características no
representen distracción. Según Sampieri(2006), en los estudios cualitativos el tamaño de
la muestra no es importante desde una perspectiva probabilística, pues el interés del
investigador no es generalizar los resultados, lo que busca en la indagación cualitativa es
profundidad. Presenta tres elementos para evaluar antes de determinar la cantidad de la
muestra estos son: 1) capacidad recolectiva de recolección y análisis (numero de casos
que podemos manejar de manera realista) 2) el entendimiento del fenómeno 3) la
naturaleza del fenómeno bajo análisis (si los casos son frecuentes y accesibles o no, si el
recolectar información sobre éstos lleva relativamente poco o mucho tiempo). Teniendo
esta información en cuenta y lo profundo de este estudio se propone una muestra de cinco
mujeres puertorriqueñas, las cuales fueron seleccionadas por disponibilidad, asesibildad y
voluntariedad, que vivieron una relación de violencia doméstica. Esta muestra se recogió
en dos instituciones que brindan servicios de violencia doméstica con la debida
autorización de las participantes y las instituciones. Se seleccionaron a través de los
referidos de las técnicas sociales de estas instituciones que le informaron previamente del
estudio y la investigadora las contactó telefónicamente para la presentación del estudio y
coordinar las entrevistas.
53
Criterios de inclusión y exclusión
Criterios de inclusión
Dentro de los criterios de inclusión se establecieron los siguientes:
 Género Femenino, ya que esta investigación se realizó solamente a
mujeres.
 Haber sido criada o haber vivido la mayor parte de su vida en Puerto Rico.
 Haber vivido o estar viviendo por más de un año en una situación de
violencia doméstica, en Puerto Rico.
 Mujeres mayores de 21 años.
 Estar recibiendo servicios al momento de la investigación en la
organización seleccionada.
Criterios de exclusión
Los criterios de exclusión que se pretenden considerar son los siguientes;
 Que se observen dificultades verbales al momento de la entrevista.
 Que se encuentre albergada al momento de la investigación.
 Tener algún vínculo con la investigadora o con el comité de disertación.
 Que sea extranjera.
Instrumentos
Es conveniente en la investigación cualitativa tener varias fuentes para recoger los
datos ya que es una investigación profunda. El propósito es lograr la búsqueda
exhaustiva y hacer uso de la triangulación, para llegar a conclusiones más certeras y
ofrecerle validez al estudio. Para recolectar la información se realizaran entrevistas a
profundidad a través de las historias de vida. La historias de vida es una forma de
54
recolectar datos que es muy utilizada en la investigación cualitativa (Sampieri, 2006).
Además se harán observaciones para analizar el lenguaje no verbal y reacciones físicas al
narrar sus historias, así como evaluar tono de voz y posturas.
Una vez que se obtuvo las autorizaciones pertinentes se procedió a orientar en
lenguaje sencillo y no técnico los objetivos de la investigación, consentimiento
informado, aspectos relacionados a la voluntariedad y aclarar dudas y preguntas que
puedan surgir durante el proceso. Sé realizaron dos entrevistas; la primera para que la
participante conociera y se familiarizara con la investigadora. La segunda entrevista fue
para poder escuchar y grabar las narraciones de las participantes a través de una
entrevista a profundidad no estructurada en que la investigadora realizó las menos
intervenciones posibles y se realizaron anotaciones de las expresiones no verbales para
lograr un análisis de las mismas. Sólo se presentaron temas de base para el desarrollo de
la entrevista.
Análisis de datos
El análisis de datos es una de las partes medulares de la investigación Sampieri
(2006), cita varios autores y presenta los puntos centrales. Estos son:

Darle estructura a los datos (Patton, 2002), lo que implica organizar las unidades,
las categorías, los temas y los patrones (Grinell, 1997).

Describir las experiencias de las personas estudiadas bajo su óptica, en su
lenguaje y con sus expresiones (Ginnell, 1997, Creswell, 2005).

Comprender a profundidad el contexto que rodea los datos.

Interpretar y evaluar unidades, categorías, temas y patrones (Platton, 2002).
55

Explicar situaciones hechos y fenómenos (Baptiste, 2001).

Reconstruir historias (Baptiste, 2001).

Encontrar sentido a los datos en el marco del planteamiento del problema.

Relacionar los resultados del análisis con la teoría fundamentadas o construir
teorías (Charmaz, 2002; Baptiste, 2001).
Los datos se recolectaron a través de las observaciones que se anotaron en una
bitácora de campo para luego hacer un análisis de los mismos. Según Sampieri (2003),
este instrumento se resumirá la información de cada investigación seleccionada que
forma parte del metanálisis. Se realizaron las entrevistas a través de las cuales utilizando
preguntas y respuestas, se logró una comunicación y la construcción conjunta de
significados respecto a un tema (Sampieri, 2006). Las entrevistas fueron grabadas con la
previa autorización de la participante y luego se transcribieron para realizar un análisis de
sus narraciones e identificar si presentaban características asociadas al Síndrome de
Estocolmo.
Aspectos éticos
A esos efectos, como investigadora estoy comprometida a cumplir con los
estándares requeridos por la profesión de la psicología en Puerto Rico. Tomado en cuenta
los siguientes aspectos establecidos por el Código de Ética (Junta Examinadora de
Psicólogos de Puerto Rico, 1993):
Responsabilidad
Me responsabilicé como investigadora por proteger y velar que la información
obtenida se utilizará exclusivamente para fines investigativos o psicoeducativos. A tenor
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con esto, comuniqué a las participantes cómo compartiré la información y con qué fines
específicos. Les clarifiqué que no recibirían remuneración económica por su incursión en
el proceso. Sin embargo, les puntualizé y reconoceré su aportación al campo de la
investigación científica; y los beneficios que, con las experiencias que compartieron
sobre el tema, se podrán beneficiar otras sobrevivientes de violencia doméstica, así como
a los profesionales de servicios de salud.
Competencia
Como investigadora me comprometí a mantener un elevado nivel de competencia
profesional y ético durante los procesos de investigación, velando por el bienestar de las
participantes y el buen nombre de la profesión de la psicología. Además, apliqué las
destrezas adecuadas y necesarias para manejar algunas situaciones no previstas durante el
proceso. Mantendré accesible y actualizado una lista bancos de recursos disponibles para
utilizarlos en caso de que alguna participante lo necesitara.
Confidencialidad
Como investigadora aseguraré a las participantes que la información generada en
las entrevistas será de carácter confidencial. De igual forma, le notifiqué que la
participación en la investigación seria de carácter libre y voluntario, por lo que podrán
abandonar la misma en el momento que así lo decidieran, sin que mediara represalia
alguna para con ellas.
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Investigación con seres humanos
Como investigadora, velare por proteger y salvaguardar la identidad y dignidad de las
participantes, por lo tanto:
a. Sólo ésta investigadora tendrá acceso a los documentos y entrevistas grabadas.
Utilizaré seudónimos en las transcripciones para garantizar la confidencialidad y
proteger la identidad de las participantes.
b. Se llevaron a cabo las entrevistas de forma individual en un lugar seguro y en un
ambiente cómodo, que proveyó para la confidencialidad y facilitó el proceso de
interacción y comunicación.
c. Las entrevistas las grabé en audio, con la debida autorización de las participantes, y
fueron transcrita únicamente por esta investigadora. Las transcripciones sólo fueron
compartidas con la Directora del Comité de Disertación y con las participantes,
sustituyendo los nombres por pseudónimos.
d. Toda la información recopilada, documentos, cintas de audio y transcripciones, las
guardaré en un lugar seguro bajo llave, donde sólo tiene acceso esta investigadora.
e. Todos los documentos y las cintas de audio permanecerán guardadas hasta después de
terminada la investigación, aproximadamente un año, y luego las destruiré en su
totalidad.
La investigadora se compromete con cumplir con todos los aspectos éticos y legales
que se requieren en una investigación con seres humanos.
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Protocolo de efectos adversos
Si durante el proceso alguna de las participantes requiriera de alguna intervención
de apoyo a nivel emocional, se coordinará con el centro para que ofrezca dicho servicio a
través de un acuerdo previamente establecido, o se canalizará el servicio a través de los
proveedores del plan médico de la participante. Durante la investigación no se dio
ninguna situación de emergencia o crisis.
Beneficio potencial para el participante de la investigación
Aportar nueva información de los procesos que viven las víctimas de violencia
doméstica para que se integren nuevas áreas a trabajar cuando se ofrecen los servicios. El
mayor beneficio para las participantes es el poder comprender desde otra perspectiva la
situación vívida y entender mejor los procesos que pasaron durante y después de la
convivencia con un agresor.
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Capítulo III
Resultados
Las entrevistas de esta investigación se llevaron a cabo en los predios de las dos
agencias de servicios que colaboraron con esta investigación. Las participantes fueron
escogidas por el personal que asignó cada organización. La investigadora no estuvo
involucrada en este proceso, ni conocía previamente a ninguna de las participantes.
Al comenzar las entrevistas las participantes se mostraron empáticas con la
investigadora, lo que facilitó el proceso. Para identificar a las participantes, se les orientó
respecto a que se utilizarían seudónimos en sustitución de sus nombres. Durante el
proceso de investigación, se utilizaron los seudónimos de Rose, Lola, Mery, Fela y Tita.
Estos seudónimos se seleccionaron al azar y nada tienen que ver con los nombres de las
participantes. Las entrevistas duraron alrededor de dos horas cada una. Las edades de las
participantes fluctuaban entre 24 a 55 años.
Las entrevistas se realizaron en espacios confidenciales, sin ruido ni distractores
que afectaran el proceso de entrevistas. Las agencias de servicios que participaron
aportaron para que esos espacios fueran lo más privados posible. Todas las participantes
lucían en buen estado de ánimo y se expresaron de forma clara, lógica y coherente.
Durante sus relatos, no surgió ninguna crisis o situación que afectara el proceso. Aunque
en ocasiones algunas se tornaron llorosas, fueron situaciones leves, momentáneas y
cuando sucedió, en todos los casos, las participantes se repusieron rápidamente y
pudieron continuar con la entrevistas sin problemas.
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Durante las entrevistas, algunas de las participantes, involuntariamente, ofrecieron o
mencionaron el nombre de su ex-pareja. En este trabajo, esos nombres han sido
sustituidos por el sobrenombre ‘fulano’, con el propósito de guardar la confidencialidad.
De igual manera, en aquellos casos en que las participantes mencionaron nombres de
personas o lugares que pudieran ser identificados, éstos fueron suprimidos en las
transcripciones.
Observaciones durante la entrevista:
MERY
“Muchas veces temí por mi vida, pero el problema fue que me acostumbre a temer
por mi vida, y cómo que lo cogí como algo normal”.
Mery, es una mujer de 47 años, tez trigueña y estatura mediana. Llegó puntual a
la entrevista, se observó dispuesta y cooperadora durante la entrevista. Al recibirla,
mostraba buen estado de ánimo y su apariencia general era normal. Se logró establecer
empatía entre la participante y la investigadora con facilidad. Se expresó, en todo
momento, en forma clara, lógica y coherente. No mostraba limitaciones físicas. No se
observaron síntomas de patología ni desequilibrio emocional. Por el contrario, se observó
un buen sentido del humor. Mery narró la historia de su vida con bastante tranquilidad,
aunque se pudo observar que aún sentía emociones de coraje, arrepentimiento y tristeza.
Contaba con mucho detalle como fue su relación con el agresor. Recordaba con facilidad
como sucedieron los eventos.
Durante la narración de su historia, se tornó llorosa cuando dijo: ‘Yo fui
maltratada de muchas maneras pero la que más me dolió y que nunca voy a olvidar fue
cuando me escupió. Eso fue una humillación tan grande para mí…’ En esa ocasión, se le
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ofreció espacio para luego continuar la entrevista. Mery continúo sin dificultad luego la
entrevista. Actualmente Mery lleva una vida normal. Trabaja y es independiente, aunque
se mantiene vigilante de las actitudes de las personas del género masculino que se le
acercan. ‘ Yo desarrollé como un sexto sentido, yo cacho a un hombre agresivo rápido.
Tenía un amigo y cuando me decía, pero porqué no me llamaste que si esto, me causaba
ronchas y deje de hablarle y éramos solo amigos. Ahora comparto con una persona y yo
lo observo mucho, llevamos dos meses y no presenta nada de agresividad. Yo no me voy
de lleno. Yo tengo miedo todavía y él lo sabe’.
Historia de vida
Mery es una mujer de 47 años, actualmente soltera. Vive sola y reside en una
ciudad cerca del Área Metropolitana. Estuvo casada por 30 años y 4 meses. Según Mery,
desde que comenzó su matrimonio, vivió bajo un patrón de violencia doméstica. Durante
el matrimonio se procrearon tres hijos. Dos de ellos sobrevivieron y uno murió a los 14
días de nacido. Se crió junto a sus padres y es la mayor de las dos hermanas. Informa que
durante su crianza vivió en un hogar donde su padre era alcohólico y, en ocasiones, se
tornaba agresivo.
Testimonio
‘…Tengo 47 años. Me casé a los 17 años y (el matrimonio) duró 30 años y 4
meses. Me crié con ambos padres y tengo dos hermanas. Mis padres me enseñaron a
respetar al marido y el marido a su mujer. Eso fue lo que yo veía, porque en verdad
nunca me hablaron nada, sino lo que yo veía en mi casa. Lo normal de un matrimonio,
era lo que yo veía como persona... Mi padre fue alcohólico un tiempo y mi mamá
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siempre lo respetaba, le guardaba comida y lo trataba muy bien. Trataba que no volviera
a irse, para que no tuviera problemas en la calle, porque él era un poco agresivo cuando
bebía. Una vez ellos tuvieron un problema de violencia pero fue cosa que se resolvió
rápido, porque ella le dijo que se iba a ir con las nenas y el no quería. Nosotras,
inclusive, fuimos a un cuartel, ella nos llevó chiquitas al cuartel y habló con el guardia
pero como ella no estaba segura, el guardia no quiso tomar ninguna acción, porque él le
había roto unas cosas. Pero ahí fue la única vez que yo vi violencia en el matrimonio.
Hubieron (sic) muy pocas veces problemas de violencia y esa vez fue que él rompió
cosas, no que agrediera a mi mamá, porque el nunca la agredió.
Yo me casé a los 17 años y fuimos novios por un año. Me casé porque quería
estar con él y además él me daba unas libertades que, estando en mi casa, no las tenía.
Uno de los motivos fue salir de mi casa. Duramos 30 años y cuatro meses. Tuvimos tres
hijos pero se me murió uno, el segundo. Murió de un problema de los riñones, a los 14
días de nacido. Cuando yo tenía 7 meses de embarazo, terminé el cuarto año y cuando él
tenía dos añitos me fui a estudiar. Trabajé con el Departamento de Educación casi 5
años… 4 años y medio. Lo dejé y después trabajé de nuevo con el Departamento de
Educación, cuando los hijos estuvieron grandes. Trabajé de oficinista. Yo estudié
procesamiento de palabras. El último trabajo fue de asistente de educación especial. Él
nunca me prohibió trabajar, ni me obligaba a trabajar. Al contrario, si no trabajaba le
daba lo mismo. Él siempre sí que fue buen proveedor. Él intentaba controlarme. Parte de
las peleas era por eso... él intentaba, pero yo siempre trataba de que no me controlara. Y
quizás yo decía que no, pero pudiese ser que, de alguna manera, indirectamente, me
controlaba. Él no quería que me cortara el pelo, pero yo siempre me lo cortaba. A veces
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lo tenía corto, corto, corto como un hombre, bien corto. Aunque él decía que no, yo lo
hacía. La vestimenta nunca me la controlaba. El también controlaba los sitios donde
vivíamos, eso sí que lo controlaba. Yo viví un tiempo con su mamá, luego me alquiló
una casa, luego tuvimos otra casa en los altitos de mi suegra. Luego después empezamos
a hacer otra casa en un sótano, que esta allí todavía, de mi mamá. En eso estuvimos
separados 4 años, aunque éramos pareja, porque nunca nos divorciamos. Él vivía en su
casa y yo en la mía. Yo intenté que arreglara los bajos que estábamos haciendo, pero no
quería. Él decía que para allá no volvía y no volvía...
Luego, sus papás murieron y él quería comprar la casa. Yo me fui con él, porque
iba a comprar la casa. Ya la casa estaba tasá y todo, porque él trabajaba y yo también.
Pero ahí le dio a él un derrame y nos quedamos ambos sin trabajo. Yo tuve que dejar el
mío para atenderlo y no pudimos comprar. Luego de ahí es que los hermanos empiezan
el proceso de que nos saliéramos, porque ellos querían comprarla. Ahí yo solicité y me
dieron un apartamento en el residencial (menciona el nombre del residencial).
Dentro de la relación había violencia física, emocional y verbal. Hubo puños,
empujones, alones de pelo, insultos, bofetadas, pellizcos, golpes con objetos y me
escupía. Yo creo que de todas las agresiones que me hizo, esa fue la más dolorosa.
Aunque la física dolía, esa fue la más dolorosa, emocionalmente, porque me
sentía tan baja… era una cosa tan mala... Esa fue la peor agresión que me hizo. Una vez
también trato de estrangularme y la mamá entró y yo ya había perdido ya la voz, no podía
hablar de tan fuerte que me apretó, él es grande. Me dio con una puerta… y cuando
estaba embarazada del nene mayor, me tiró con una chancleta y tuve la barriga amoretada
unos días pero no fui al médico. Me manipulaba… aunque uno algunas veces no sé da
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cuenta, pero me manipulaba emocionalmente. Me degradaba como mujer y como
persona. Él me celaba, al principio cuando era mas joven. Me humillaba me decía ‘Tú no
te vas porque yo te mantengo’. A veces delante de mis papás me decía palabras malas
como ‘Tú eres una cabrona’. Delante de mis papás que era como tan doloroso. ‘Tú no
me atiendes, cuando ves a tu familia te ‘esvaneces’, y seguía diciendo cosas y seguía...
Ya mi familia no le gustaba que él fuera cuando había actividades, ellos lo toleraban,
pero para ellos era un poco incómodo verlo pero entonces, como era mí esposo y vivía
conmigo, lo toleraban... pero yo entiendo que no era de su agrado. Me humillaba de
palabras y una vez me agredió delante de mi papá. Estaba mi hermana y ella lo aguantó
y le dijo: ‘Papi tu no te metas, eso no es tú problema y lo sacó’. Eso físicamente porque
verbalmente siempre me hacía ver como la peor.
El tenía un carro y yo soy la mano derecha de mis papás, porque mi hermana no
guía y la otra trabaja todo el tiempo. Entonces él los llevaba conmigo a los sitios,
entonces empezaba: ‘Pero dale, que avancen...’ Haciendo ver como que él hacia falta. Él
hacía falta, pero era como.. ‘hagan lo que yo quiero’... dejándome ver que él nos esta
trayendo, pero no es mi gusto... como que ‘ella me está obligando’... como que ‘lo hago
por complacerla a ella...’ A los dos días de haberme casado, me dio en la cara porque él
me dijo que íbamos a salir con un amigo de él y la esposa pero yo no los conocía... Los
había visto porque éramos de la misma comunidad. Él era bien amigo de él, yo a la
esposa la conocía porque la había visto siempre, pero no teníamos confianza. Yo solo
tenía 17 años y la muchacha era mayor que yo. Era un matrimonio mayor que yo.
Entonces, él me dijo que íbamos a salir con ellos, entonces yo le dije: ‘Mira, de verdad
que yo no quiero salir con ellos, porque yo no los conozco’ y por eso me dio. Por eso
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nada más, y ahí comenzó la agresión. Yo pensé que tenía la culpa, por no querer hacer
lo que el quería. Eso fue lo que pensé: cómo no hice lo que él quería, por eso me dio y
me eché la culpa. No le dije a nadie lo que me sucedió. De eso se enteró mi familia
ahora, porque nunca lo dije. En esa primera agresión ni disculpas él me pidió porque fue
como algo normal. Así fue que yo lo tomé, como que yo era la culpable y no lo tomé
muy a mal. Lo vi como algo normal en ese momento, porque yo no hice lo que él quería.
Me dio porque yo tuve un desacuerdo con él, pero eso no es nada. No me dio mucho
coraje, ni nada, en ese momento. Lloré porque sí, lloré, pero no le di mucho color al
asunto. Ahora me da coraje.
Él en 30 años nunca amenazó con quitarse la vida, pero ahora que nos separamos
y yo le dije que no iba a volver, me llamó un día y dijo que se iba a quitar la vida. Esa es
la única vez que me ha dicho que se va a quitar la vida... pero mientras vivimos, nunca.
Lo que a mi me llena de frustración y me duele de todo lo que pasó es porque permití
tanto maltrato y porque permití que mis hijos vieran tanto maltrato. Es lo que me hace
llorar y me llena de frustración porque, de verdad (se tornó llorosa), por la relación, no.
Sí era el hombre que yo quería en principio, pero hubo un momento en que yo no lo
amaba. Me quedé en la relación porque yo lo veía como hasta enfermo, y pensaba: ‘No
lo voy a dejar solo... ¡Qué va a decir la gente si lo dejo solo ahora que está enfermo!’. Ya
yo no lo amaba. Los últimos años, de verdad, que yo no lo amaba. Vivía con él ya por
atenderlo porque estaba enfermo y qué sé yo. Pero lo que me frustra es eso y me da
tristeza, a veces veo anuncios por el televisor y pienso ‘¡Dios mío! ¿Por qué permití que
mis hijos vieran tanto maltrato? ¿Por qué lo hice... porqué no rompí con esa relación a
tiempo si yo podía? Pero eran tantas cosas que uno piensa y tantas cosas que llevan a uno
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a pensar cosas que no son... ¡Qué sé yo!, si uno verse sin una persona a su lado, pero por
qué, si una persona a su lado que no era lo mejor en la vida de uno, ni para mis hijos.
Pero por sentimientos, no porque yo no tengo ningún sentimiento. Me da coraje, pero no
lo odio, no lo odio. Yo tengo dolor que no ha sanado. Tengo heridas, pero no lo odio.
Él muchas veces me amenazó con quitarme la vida. Me corría con cuchillos, me
daba... Una vez me dio un puño que por eso tengo que ir al audiólogo, porque tengo
pérdida de audición de ese oído. Fue un puño tan grande y tan grande que sentí que la
cabeza me iba a explotar. Pero después yo lo agredí a él yo le pegué una plancha en una
pierna. Él tiene la plancha completa en una pierna, la marca. Él me dio... y me dio tan
duro que yo espere que él se durmiera... ya yo tenía el nene mayor... Lo velé que se
durmiera y calenté la plancha y se la pegué en la pierna. Mi suegra vivía abajo y ella no
sabía lo que pasaba ese día y como él siempre me agredía y ella me escondía en la casa
de ella... Ese día, sin saber lo que había pasado, me escondió en la casa de ella... sin
saber lo que había pasado. Al otro día él tenia aquel pie, que inclusive él fue a casa de mi
mamá y ella le dijo que, si quería, el podía ponerme una acusación. Él llevaba años
agrediéndome y, sabiéndolo, ella le dijo eso. Inclusive, yo lo curaba, yo le debridaba la
piel, se la sacaba y lo curaba todos los días. Sí, él tiene la marca de la plancha pero la piel
esta lucecita porque yo lo curaba ‘tos’ los días. Pero yo nunca me sentí culpable, yo creo
que era más bien… No, no me sentía culpable y todavía a estas alturas siento que se lo
merecía y se merecía más que eso. Pero mi mamá era la que estaba con eso de ‘si quieres,
acúsala...’ No me sentía culpable, pero lo curaba todos los días. Porque yo entiendo que
la violencia mía fue a raíz de que dije: ‘Tú eres violento, pues yo voy a ser violenta’.
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Como que yo entendí y los últimos años, ése fue el problema, que como él era violento y
yo también me volví violenta…
Ya yo no permitía que él me alzará la voz. Ya los últimos 4 a 5 años era que él me
podía agredir de palabras, él me podía decir todo lo que él me dijera y era como si yo lo
bloqueaba, como ‘yo no te oigo tú no estas diciendo nada, a mí no me importa lo que tú
me estás diciendo’. Eso no me hiere a mí, aunque me hiriera... porque sí, me hería. No
lloraba, ni nada. Me quedaba como que ‘no te oigo, no te estoy oyendo, pero yo lo oía’.
Siempre mi primera reacción cuando me agredía era llorar, lloraba mucho y no le
hablaba por días primero no le hablaba, a veces por meses estaba reacia a estar con él no
tenía relaciones con él ni nada. Esto no lo contaba a nadie, me sentía de esta manera, ‘Yo
lo que tengo me lo busqué’. Y lo decía siempre inclusive cuando vine a buscar ayuda yo
le decía a la psicóloga: ‘Yo no soy víctima porque esto que tengo yo me lo busqué’,
porque yo podía no estar en esta relación... Me sentía que no era víctima, yo lo bloqueé
porque sentía que esto que tengo yo, me lo busqué y por eso yo no soy una víctima...’
Lloraba mucho, después que lloraba y me calmaba y decía ‘pues... voy a seguir en
esto...’ Era como si no pudiese salir de ahí. Yo quería, pero era como si no pudiese.
Había cosas que no me dejaban salir de esa relación. Muchas veces, al principio, me
sentía culpable de su reacción. Después de muchos años, es que yo vengo a darme cuenta
que él no tenía porque hacerlo, hiciera yo lo que hiciera. Ahora es que me vengo a darme
cuenta y digo: ‘No, pero es que... primero es que era vicioso.’ Pero luego deja los vicios
y más bien cuando él se enferma, que deja los vicios, ahí es que yo choco y digo: ‘Contra
pero si él ya no tiene vicios ahora por qué me da y me maltrata... Ahora no tiene vicios no
trabaja, yo lo atiendo bien y por qué me sigue maltratando no tiene excusas ahora...’ Yo
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decía: ‘Si él me quiere mucho, por qué entonces yo hago cosas que a él no le gustan’ y
siempre buscaba una excusa... ‘Esta vez fue porque le hablé duro, esta fue porque le dije
una palabra mala y a él no le gusta que le diga palabras malas. Este, sino le hubiese
dicho esa palabra, él no me agrede...’ y siempre buscaba una excusa, siempre era como
dando una explicación. ‘Si yo hubiese hecho lo que él me dijo, si no hubiese estado tanto
en casa de mi familia...’ Porque eso él me lo recalcaba.... ‘Si no hubiera ido a casa de mi
familia, él no se pone de esa forma...’ Siempre buscaba una razón por la que él me
agredió. Siempre, hasta los últimos años, que me di cuenta y hubiese hecho lo que
hubiese hecho él me iba agredir como quiera, porque él era el agresor.
Lo veo ahora porque estoy del otro lado, pero en ese momento lo veía como ‘Él
me agredió porque yo hice esto...’ Siempre yo le buscaba una razón, tenía que buscar una
razón porqué él me agredía. Siempre hasta ahora. Todo el tiempo, él me echaba la culpa
por agredirme. Y yo le hacía caso, porque yo decía esta vez fue por esto, aquella vez fue
por aquello otro. Él era una persona que si yo caía en cama me cuidaba, en mis partos él
era un apoyo 100%, en la pérdida de mi segundo hijo fue un apoyo 100%...era una
persona muy considerada en ese aspecto era muy considerado. Con mis partos él estaba
ahí con sus niños y todo y aportando en todo y si me pasaba algo el me llevaba al médico
y siempre estaba muy pendiente de lo que dijeran los doctores. En ese aspecto me
cuidaba mucho (La participante se muestra como emocionada al explicar esto). Me
cuidaba mucho... Sí, en ese aspecto, me cuidaba mucho. Él siempre aunque me daba una
pela hoy, él decía que él me quería, que me amaba mucho, que yo era la única mujer en
su vida y aunque él había estado casado antes la única mujer en su vida era yo. Eso decía
siempre. Me traía flores, yo odio las flores que venden en la luz con el peluchito, las odio.
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El que me regale eso, lo mato. Me traía flores con osito no había un san Valentín que él
fallara. En el cumpleaños, bizcocho y todo, no sabía comprarme ropa pero hablaba con
mí hermana y se iba con mi hermana y me compraba. Siempre estaba con detalles,
como… vamos a ponerte como los 18 años de casados porque ya a lo último, no. Pero los
primeros años, era muy considerado, si una persona muy considerada. En la cama y en
todo. En ese aspecto era una persona muy considerada. En lo sexual me complacía todo
el tiempo, todo el tiempo y muy considerado. Yo cuando me casé con él yo era virgen y
el me llevaba por mucho ya el tenía 27 años y yo 17. Él fue un caballero en todo el
sentido de la palabra. Una persona muy considerada. Por eso me tuvo tantos años, porque
en ese aspecto yo decía ‘Contra, él es así pero él acá hace esto...’ Y era buen proveedor,
porque mientras yo viví con él, a mis hijos no le faltaba nada’.
Siempre buscaba la forma de que sus hijos tuvieran lo que él no tuvo. Era buen
proveedor. Cuando me enseñó a guiar... él me enseñó a guiar. Los carros, yo siempre me
los compré pero me enseñó a guiar. Y estaba contenta, de alguna forma, porque yo veía a
otras parejas que decían ‘No el mío me hace esto, pero no quiere que yo haga esto...’ Y
yo no, yo decía: ‘Ah pues éste no es abusador porque éste me dejó estudiar… él, me deja
trabajar y él me deja que yo compre un carro y él me deja que me vaya...’ Entonces en
eso me confundía, porque entonces yo decía... ‘Pero si éste no es un agresor...’ Primero,
porque yo después me fui dando cuenta que eso era parte de... ‘Yo te suelto acá, porque
te halo acá... te suelto el hilo, pero después te halo...’ El era muy considerado en muchas
cosas y todavía ‘por favor’ y ‘gracias’ y todo... Él era muy amable, demasiado, inclusive
el día que me amenazó por teléfono… y todavía dice gracias y mi hijo me dice: ‘Mami
pero por lo menos te dice gracias’. Era una persona considerada en algunos aspectos, sí.
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Yo siempre pensé que el podía cambiar, siempre pensé que él podía cambiar, porque yo
pensé que lo que él paso en el primer matrimonio, no lo volvía a repetir. Porque a mí me
lo decían que él era agresor, yo decía; ‘Algo ella le hacía para que él fuera agresor en su
primer matrimonio’.
Aunque me lo dijeron antes de casarme yo decía: ‘No éste va a cambiar’. Aunque
en algunos aspectos cambió... Porque él llegaba a las tres y cuatro de la mañana y
después no. Cuando él se casa conmigo, él jamás llego a las tres o cuatro de la mañana.
Cuando salía conmigo nada más y todas las salidas eran conmigo, sí... él se concretó a
estar conmigo nada más. En ese aspecto, él no salía con amistades, solo conmigo a bailar
o a lo que fuera, solo conmigo... Este... en ese aspecto, me complacía. No tenía
amistades, ni nada.... en ese aspecto, era yo. Pero yo pensé siempre que él podía cambiar.
Yo entiendo que la que cambié fui yo, porque fui cambiando mi estilo de vida, para que
él no me agrediera. Cambié, yo cambié... pero fue para que él no me agrediera pero él
nunca cambió. Yo le puse a él dos veces Ley 54. La primera vez que le puse Ley 54, fue
la vez que me agredió delante de mis papás. Esa vez ya nos habíamos divorciado. Porque
a los 5 años nos divorciamos porque me dio y nos divorciamos por mutuo acuerdo. Yo
puse el divorcio y yo lo pagué, cuando tenía 5 años de casados. Y cuando teníamos 1 año
de divorciados, nos casamos de nuevo... casados.
Regresé porque pensaba que había cambiado y que me amaba. Como él siempre
era tan… pues yo estaba enamorada de él y por eso regresé. Yo estaba enamorada de él.
Me agredía y todo, pero yo vivía enamorada de ese hombre. Aunque me agredía, yo
estaba enamorada de ese hombre. Aunque me agredía, ese era el hombre de mi vida.
Aunque me agrediera decía: ‘Él era bueno es que yo siempre hacia algo para que él me
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agrediera’. Yo pensaba que él era bueno, aunque me agredía, él se merecía otra
oportunidad... Y lo amaba mucho, yo lo quería de verdad, yo sé que yo lo quería mucho.
Eso me da coraje ahora. Yo no quería salir de esa relación a mi me gustaba esa relación
porque después de eso, tuve el nene que murió y después al pequeño. Para mí yo no
quería salir de esa relación porque para mí... ‘Si él me agrede y qué se yo, pero es pocas
veces. ..Es como que a veces, pero de la mayoría del tiempo, pues está bien... eso es
pocas veces que le da eso y me agradé. Yo trataba que no me diera coraje con las cosas
que él hacia y no llevarle la contraria nunca para que no se molestara y me agrediera. No
decirle cosas que él no quería oír y no hacer cosas que él no quería que hiciera, como era
no ir mucho a casa de mis papás. Si él llegaba, yo ya estar en mi casa o no hacer cosas
que él no quisiera que yo hiciera, no llevarle la contraria para que no le diera coraje y me
fuera agredir.
La conducta de él no era normal, pero no era algo tan malo. Era como que ni es
normal, pero no es tan malo. Él es buen proveedor, es buen padre, él me saca a bailar, a
pasear, él trae lo de la casa, los hay peores que él, los hay peores. Muchas veces di
excusa para justificar lo que hacía, decía: ‘Él bebió o que se yo se fumó un cigarrillo de
marihuana, o algo, fue que lo molestaron o fue que le dijeron algo que no era, o algo así’.
Sí varias veces que di excusas, porque se daban cuenta y me decían: ‘Pero mira a este...
mira de la forma en que te trata’. Y yo... ‘no fue que yo… o fue que le dijeron esto...’
siempre buscaba excusas, siempre. Muchas veces, mentí para evitar la situación. Yo
decía... primero porque estaba borracho, después dejó la bebida, después porque usaba
drogas, después porque no se sentía cómodo por alguna cosa que otra... Siempre buscaba
excusas para justificarlo. O que era la familia que le llenaba la cabeza, o que él había
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pasado alguna situación. O que yo le había ´hablao´ malo y por eso, porque no le gustaba
que yo le hablara malo por eso me había agredido. Siempre buscaba una excusa para que
él no se viera mal, porque yo no quería que ellos le dieran la espalda siendo esposo mío.
Porqué siempre pensaba ‘como voy a vivir con esta persona si ellos no lo quieren’.
Muchas veces temí por mi vida, pero el problema fue que me acostumbré a temer
por mi vida, y cómo que lo cogí como algo normal. Pero temí muchas veces por mi vida.
Inclusive, yo dormía con los cuchillos escondidos, toda la vida inclusive todavía lo hago.
Y que nadie bromee delante de mí con un cuchillo. Yo puedo caer en un estado de
histeria y empiezo a llorar y no hay quien me calle, entonces dicen... ‘Pero es que yo no
sabía que te iba hacer efecto...’ y yo le digo... ‘pues entonces, no relajen...’ Yo eso no lo
he superado. A mí me da estrés que relajen con un cuchillo delante de mí, porque fueron
tantas veces que me corrieron con ellos y me tenía que encerrarme en un cuarto... Nunca
me llegó a cortar, ni nada, pero me corría con cuchillo. Él por cualquier cosa buscaba un
cuchillo. Yo buscaba la manera y salía de la casa corriendo y volvía de nuevo y me
acostaba al lado de él. Era como ‘ya pasó, pues voy a volver...’ Mi mamá siempre me
decía ‘Mira, ten cuidado porque ese hombre te puede velar durmiendo y te puede
matar...’ Siempre, siempre me decía eso... ‘Te puede velar dormida y matarte... Esconde
los cuchillos...’ Cuando él se levantaba por la mañana y no veía los cuchillos para hacer
algo en la cocina, eso lo llenaba de ira y decía: ‘¿Dónde están los cuchillos?, tú siempre
tienes que estar escondiendo los cuchillos en esta casa... ¿dónde están los cuchillos?’ Él
sabía por qué yo los estaba escondiendo, pero siempre decía eso. Después iba y los
buscaba y si veía que él sabía de donde los sacaba ya no los escondía ahí, buscaba otro
lado, porqué él ya había visto el escondite.
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Él siempre me alejaba de mí familia y se hizo amigo de mis amigos, yo tenía
muchos amigos y él se hizo amigo de mis amigos. Inclusive ahora son amigos de él, son
mis amigos pero son amigos de él. Se acercó tanto a ellos que se hizo amigo de muchos.
Tenía amigos que son estos vecinos que tú te crías con ellos y son tus hermanos y él es
amigo de ellos. El se metió de una manera, hay algunos que no lo toleran, pero la mayoría
de ellos son sus amigos. Una hermana de él me dijo que no me casaría con él porque era
agresivo y que él tenía problemas con su mamá. Un hermano de é le dijo a mi papá
delante de mi: ‘Mira no dejes que esta nena se casé con él, que ese hombre es agresivo
porque a la mujer primera, le daba’. Pero yo no hice caso, yo lo quiero y yo me voy a
casar con él. A mí me decían que yo había cambiado porque de joven, como decía mi
familia ‘esta es brava’ y cuando me fui a vivir con él, me puse bien pasiva. Inclusive mi
mamá dice que cuando pequeña yo era bien agresiva. Y me casé y fue al revés...
Después, con el tiempo, me puse agresiva de nuevo. Era como que todo lo que vivía era
como un infierno... la casa, él me agredía y yo lo agredía... o sea, nos agredíamos de parte
y parte. Él siempre me agredía más, pero llego el momento en que yo decía... ‘Que me
agreda todo lo que le dé la gana...’ y lo que intentaba era evitar que me agrediera. Por mis
hijos, para que no hubiera esta tángana siempre dentro de la casa. El pequeño me decía:
‘Pero si te esta agrediendo, ¿Por qué tú eres tan tonta y tú le aguantas?’, y yo le decía:
‘Coge las cosas con calma... esta es una persona enferma...’.
Cuando él se enfermó, yo decía ‘si yo me arreglo... él esta bien malo, no puede
salir... pues como si yo me arreglo, me estoy arreglando para los hombre de afuera. Él
esta ‘tirao’ ahí en una cama pues ¿para qué yo voy a arreglarme? Me dejé el pelo largo y
usaba ropa de mujer mayor. Yo veo fotos y me veo yo en ese momento y parezco una
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viejita. Era como que me daba lo mismo. Yo lo hacía como inconscientemente. Mi madre
me lo decía y eso me dolía, me decía: ‘Pero mija si tú estás como una vieja, te pareces
una vieja...’ y eso me dolía como que tanto. Yo le decía a mi hermana: ‘Pero mira lo que
me dice Mami pero bendito’. Muchas personas me aconsejaban que saliera de esa
relación. Como veían que yo estaba como conforme, a veces pensaba pero ¿Qué ellos
están diciendo pero yo no puedo, como que estaba con los brazos atados dicen que salga,
pero no me dan opciones, ellos no entienden que yo no puedo... Era como que ‘Yo no
puedo... no es que no quiero, es que no puedo...’ Yo entendía que no podía, buscaba todas
las alternativas y todas eran negativas. Yo no veía escape, llegó el momento que yo me
divorcié de esta persona, emocionalmente. No sentía ninguna emoción de esposa a
esposo. Hubo un momento que yo era invisible para él yo me levantaba por las mañanas
me salía del cuarto y yo volvía a ese cuarto por la noche a dormir. Era... ‘Mira ya está la
comida vente y come...’, ‘Me voy, vengo ahorita... voy a esto...’ pero no había una
conversación de esposa y esposo. No había ningún sentimiento. Llegó el momento que,
por lo menos de mi parte no había ningún sentimiento. Él decía que me amaba pero llegó
el momento como que yo era un mueble más en la casa. Yo vuelvo a perdonarlo y decía:
‘No era él, era yo... como yo no le hablaba y tenía tanto resentimiento... pues era por eso’.
Llegó el momento que, inclusive, mi hijo me decía: ‘Mami, ya tú y Papi son como un tío
y una sobrina...’, porque se daban cuenta que, sentimentalmente, no había nada. Siempre
dormíamos en la misma cama siempre.
Él me contó que cuando niño era agredido y me lo contó su hermana, que él (el
papá) los corría con machetes. Una vez fueron al tribunal y él (el papá) le quería quitar
los hijos a su mamá. El papá era agresivo, sí el papá era agresivo.
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Ahora yo lo veo como un hombre que fue mi esposo y el papá de mis hijos, pero
no tengo ningún sentimiento hacia él. Pero sí tengo heridas. Pero no lo odio. A veces me
da hasta compasión, como que... ‘Este diablo no va a conseguir quien cargue con él’. Lo
veo tan distante ahora y digo yo nunca miré pal lado, para mí era tan malo que yo
viviendo con él, otro hombre se fijara en mí. Yo lo veo ahora y como que me rio... Yo era
bien tonta, si (eran) mis mejores años yo los perdí con este hombre. Pero ahora solo lo
veo como el papá de mis hijos y un hombre que me hizo mucho daño. No lo odio, pero sí
tengo heridas que todavía no han sanado. Todavía me cuesta cuando hablo con él y
empieza a decirme porqué tú no quieres volver conmigo, me da coraje porque digo, como
que no quiero volver contigo por Dios si tú me volviste la vida mía de cuadritos y me
hiciste las cosas más horribles. Se lo digo: ‘¿Cómo tú pretendes que en estos momentos
yo te diga por qué no quiero volver, si las palabras me sobran...’. Y empieza: ‘Pero no, no
empieces a sacar el pasado, es que tú te enfocas siempre en el pasado’. Yo le digo: ‘Es
que en el pasado es lo que me lleva a mi a vivir el presente... Porque si yo no miro el
pasado y todas las cosas que tú me hiciste, seguiría viviendo lo mismo’. Yo ahora soy
otra persona.
Un día yo empecé a escribir todo lo que me pasaba desde que me casé y ahí
empecé a internalizar todo esto. Decía pero contra esto me pasó a mí y yo perdonando
todo eso... no esto no puede seguir así. Yo hacía algunos meses que lo había sentado a él
y le había dicho: ‘Yo a tí ya no te quiero, pero si tú quieres yo voy a seguir viviendo
contigo como esposa, pero ya no siento nada por ti...’ Él se quedó como callado. Quizás
eso lo llevó a que intentara agredirme siempre que podía, porque él no lo sacaba, pero él
lo sabía. Yo le decía ‘yo no te quiero pero lamentablemente voy a seguir viviendo
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contigo hasta que tú te mueras o yo me muera...’ Inclusive, una vez le dije vamos a
divorciarnos y nos quedamos viviendo en la misma casa, pero no quiero ser más tu
esposa...’ Él tomó… como esto es más de las cosas que ella dice, él estaba frustrado y
seguía agrediéndome. A veces tenía ganas que amaneciera muerto. Yo no quería hacerle
daño pero, quiero que cuando lo mire esté muerto. Yo le pedí perdón a Dios, por eso pero
no era mentira yo quería que se muriera. Esa era mi solución, era como liberarme. Yo
decía si él se muere, pues es fácil porque se murió y ya y yo soy la viuda... no la ex, soy
la viuda. Después es fácil como me acepta todo el mundo y la familia no habla. Lo veía
por la mañana y decía ¡Dios mío, si amaneció vivo de nuevo! Cuando le daba algo que
estaba bien malo yo lloraba y todo pero cuando amanecía y lo veía vivo yo decía: ‘Pero si
amaneció vivo, Dios’. Cuando me hacía algo yo decía ‘¿Pero por qué no se muere...? Lo
que yo vivía era terrible. Yo tuve un novio que era un ángel, yo debía haberme casado
con él. Yo desarrollé como un sexto sentido, yo cacho a un hombre agresivo rápido.
Tenía un amigo y cuando me decía: ‘Pero por qué no me llamaste, que si esto...’, Me
causaba ronchas y dejé de hablarle y éramos solo amigos... Ahora comparto con una
persona y yo lo observo mucho... Llevamos dos meses y no presenta nada de
agresividad. Yo no me voy de lleno. Yo tengo miedo todavía y él lo sabe. Cuando me
separé, muchos se alegraron pero otros decían ‘pero tantos años... y ahora ese hombre
esta enfermo...’ Está enfermo, pero es malo, porque por estar enfermo no te da derecho
agredir. La familia pensó, inclusive, todavía hay una hermana que piensa que yo voy a
volver con él. No sé donde es que ella vive pero piensa que yo voy a volver, si claro…
ROSE
“A veces me siento confundida no sé si todavía lo quiero, este donde este, de verdad
que no se”.
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Observaciones durante la entrevista
Rose es una mujer de 33 años de edad, de estatura mediana y madre de dos hijos,
ambos varones. Llegó puntual a la entrevista, su apariencia general fue normal y lucía
tranquila. Se expresó de forma clara, lógica y coherente y se mostró cooperadora
durante la entrevista. Su habla era pausada y se detenía durante la conversación, para
pensar lo que deseaba decir. Mantuvo contacto visual adecuado con la entrevistadora.
Durante la narración, en ocasiones, se mostró un poco triste, pero no llorosa, aunque hubo
momentos en que detuvo la conversación y realizaba un esfuerzo para no llorar. No se
observaron distorsiones en su pensamiento.
Rose se tornó llorosa al recordar que su hijo le fue removido. Mostraba
resentimiento hacia su madre, aunque luego verbalizó entender que fue lo mejor. Luego
continuó la entrevista sin ninguna dificultad. En ocasiones, se observó reflexiva ante su
experiencia vivida. Otro momento difícil en la entrevista, fue cuando Rose narró que su
esposo se suicidó estando en la cárcel. Aunque contó el incidente con tristeza, se
mantuvo calmada.
Al finalizar la entrevista se despidió de investigadora que suscribe y salió calmada.
Historia de vida
Rose reportó haberse casado a los 15 años de edad, por salir de su casa y debido a que
no le aceptaban a su pareja. Indicó haber tenido una niñez normal. En su hogar de crianza
no hubo violencia doméstica. Rose narró que luego de los primeros dos años de
matrimonio comenzó a ser agredida por su esposo. Indicó que coincidió con el embarazo
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de su primer hijo. Expresó que el Departamento de la Familia le proveyó la custodia de
su primer hijo a su mamá, debido a que continuaba con su pareja, el cual la agredía.
Narró cómo por 10 años vivió múltiples incidentes de violencia doméstica. Rose
logró separarse en varias ocasiones, pero regresaba nuevamente ante las promesas que le
hacía su pareja de cambios. Refirió que ante otro incidente, le radicó cargos a su pareja el
cual fue procesado y encarcelado y, de esta manera, decidió separarse de él finalmente.
Luego estuvo un tiempo sola y ahí conoció a una persona, con la cual comenzó a
establecer una relación. Describió que al principio, la relación fue una normal, pero
luego comenzó nuevamente a ser agredida por esta nueva pareja. Esta experiencia la
contó con tranquilidad pero en su voz se podía percibir la tristeza de que no hubiese
funcionado.. Finalmente, indicó haber salido del patrón de violencia doméstica porque él
se quitó la vida en la cárcel.
Testimonio de Rose
“Tengo cuatro hermanos: Tres por parte de padre y uno por parte de padre y
madre. Dos varones y dos hembras... No hubo diferencia en la crianza. Nunca tuve… o
mi mamá nunca me habló nada del matrimonio. Lo único que me decían era: ‘No te
cases, no te cases’. Pues… nunca vi violencia entre mis padres, discusiones normales
pero todo bien. Me casé a los 15 años, no estuve mucho tiempo de novios, solo meses.
Me casé por salir de mi casa, porque nunca me lo aceptaban. Tuve dos hijos, ambos
varones. No pude terminar de estudiar por problemas en el matrimonio, que fue lo de la
violencia, no me dejaba salir, pues… no me concentraba y me salí. No me permitía
trabajar, como él era mayor que yo... Él me llevaba siete años. Me controlaba bastante,
yo no podía ir a casa de mis padres, yo tenía que…como sí fuera mi padre, porque le
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tenía que pedir permiso para todo. Si salía era con él o con la familia. No tenía amistades.
El teléfono, me lo verificaba...
En esta relación hubo violencia física y violencia verbal. Me daba, me jalaba el
pelo, esto… me pillaba, como que me agarraba... me pillaba, hasta que la última fue
como privarme de la libertad. Me encerró en el cuarto, se me trepó encima y no me
dejaba. Ahí, mí papá y mí mamá le llamaron los guardias. Me decía hija de la gran puta,
puta, todas las palabras, este… cabrona, que no valía na, que me cagara en mi madre...
Me manipulaba en el sentido que siempre que yo le reclamaba algo, que yo le decía algo,
él buscaba la manera de que todo era mentira. Porque es que era una persona adicta. A mí
trataron de alejarme de él, pero yo no le creí a nadie, a nadie. Completamente, me
cegué... me cegué. Hasta que, poquito a poquito, me fui dando cuenta que sí, que era
cierto, que era una persona adicta. Siempre buscaba la manera de que…si yo le decía que
no, en algo siempre buscaba la manera, seguía y seguía. Poco a poco buscaba la manera
de la manipulación de ponerme en contra de mucha gente y que sé yo. Me celaba de todo
el mundo, yo no podía pararme en e balcón…para nada.
Todo comenzó después que yo di a luz mi primer nene. Porque mi primer nene,
me lo removieron. Porque cuando yo salí embarazada, ya el maltrato estaba, porque…, y
entonces como yo lo que tenía eran 17 años, esto… me metieron una trabajadora social,
fue mí mamá. Y al meterme en esa trabajadora social, fui en un grupo donde se atendían
las muchachas embarazadas, habían sociales, psicólogos de todo. Entonces, a través de
eso, al yo tener la confianza de hablar con los trabajadores sociales y qué sé yo, y con la
psicóloga, al yo dar a luz, antes de yo dar a luz, pues… ya habían pasado el caso a
servicios sociales y yo no lo sabía. Eso a mí nunca me lo notificaron, me pillaron por
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decirlo así. Sí, lo único que te voy a decir ‘se me aguan los ojos al pensar que no tengo mi
hijo al lao’. Y nada pues... entonces cuando fui a dar a luz, el nene me lo sacaron porque
me dio preeclampsia, y nunca me dieron dolores, ni nada... me lo sacaron con fórceps y
ya. Yo estuve dos semanas en el hospital…porque me tuvieron que poner sangre y
cuando yo salí del hospital, yo tuve que irme pa’ casa de mi mamá. De lo único que yo le
puedo decir que del hospital, yo me acuerdo que yo vi mucha gente a mi alrededor. Y veo
unos papeles, papeles que firmé. Pero a mí, nunca nadie me dijo que era servicios
sociales. Ni mi propia mamá. Cuando yo estoy en casa de mí mamá, que yo me estoy
recuperando, me da con leer esos papeles; pues esos papeles decían que yo tenía que estar
seis meses en casa de mi madre y que yo, a mí nene, no me lo podía llevar de ahí. Ahí fue
donde la cosa empeoró, ahí es que yo tomo la decisión de irme. A través de la misma
manipulación y de la misma presión que me estaba haciendo mi pareja, pues, me
removieron mi nene. El no podía entrar a casa de mis padres y entonces me lo llevé y al
llevármelo mi mamá a las doce de la noche, un cinco de enero del 2006, me metieron los
guardias y me lo removieron. A mi mamá la sacaron de (menciona nombre de su
comunidad) por miedo a violencia, pienso yo, y cuando ella regresa me dice ‘puedes
verlo…’, esas palabras me dolieron y me dolerán toda mi vida.... ‘Puedes verlo, pero no
te lo puedes llevar.’
En este momento pienso que… no fue la manera correcta, porque nadie sabe
como uno se siente. Porque esto yo no me lo esperaba de parte de ella y a lo último
pues…, por estar ciega o por no tener la mentalidad o el suficiente apoyo, pues… o por lo
que fuese, por estar ciega o estar enamorada todavía... En el tribunal tomé la decisión que
se lo dejarán a mi mamá, para que no se llevaran al nene para que un hogar... Hasta el sol
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de hoy. Mi nene tiene 15 años. Siempre lo he tenido a mi lado, porque yo siempre me
gocé todo, todo, todo. Después de eso, siguió la violencia, la violencia, hasta el día ese,
que mi mamá le llamó la policía... que me privó de la libertad. Yo lo metí preso pero no
tenía para donde ir; porque mí mamá no quería que yo me fuera para su casa. Me tuve
que quedar en la misma casa de mi suegra, de la que era mi suegra. Me tuve que quedar
ahí. Ahí él siguió llamando y llamando y el día del caso, pues, yo le tumbé los cargos.
Al tumbarle los casos, regresa él nuevamente a la casa, yo sigo ahí. Yo se los tumbé por
la lloraera de él, que nunca más eso iba a pasar... que no me volvía a tocar,...que me
quedara tranquila, que él aprendió. Yo, por creerle, caí otra vez. Ya para eso él no me
volvió a ponerme una mano encima... Sí anteriormente, mucho antes, ya yo había tenido
mi segundo hijo, esto… antes de yo saber que yo estaba embarazada de mi segundo hijo,
yo me fui de la casa de él. Cuando yo me entero que estoy embarazada, vuelvo otra vez
con él. Durante ese embarazo no sucedió nada... sí verbalmente pero físicamente, no.
Luego que yo doy a luz a mi hijo, cuando el bebé tenía 4 meses yo tuve que salir
huyendo, porque él me quemó todas mis cosas. Él físicamente no me agredía, pero lo
hizo con todas las pertenecías. Ahí yo salgo de ahí, pasa el tiempo y vuelvo nuevamente
con el agresor, me decía lo mismo que ni iba a pasar... que ya le habían quitado un nene y
no quería que le quitaran al otro... y qué sé yo.
Después para ese tiempo ya yo estaba trabajando, yo llevaba par de meses
trabajando en (menciona restaurante de comida rápida) pues, ahí yo me siento analizar
‘yo no puedo seguir así, tengo que salirme de esto porque aquí va a pasar una desgracia’.
Ya yo me estaba cansando, ya yo estaba descontrolá de los nervios, ya yo no dormía, no
comía, no hacia nada más que, bregar con mis hijos y trabajar. A la escondida, me puse a
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buscar apartamento. Busqué el apartamento me lo dieron, se tardó tres meses gracias a
Dios y vuelvo y me lo llevo. Eso no duró ni 4 meses, y porque me robó. Le llamé a los
guardias y los guardias lo sacaron y ahí se acabó todo. Ahí entonces… y tuve cuatro años
sola, me quedé sola, seguí trabajando, seguí echando palante a mis hijos, seguí trabajando
hasta más no poder. Nunca me ayudó con mis hijos hasta el sol de hoy, no me ayuda con
mis hijos. No hace mucho que salió de preso, por pensión, pero nada que ver. Tiene cita
en el tribunal, pero después de ahí yo no voy a más ninguna porque él sigue igual un
adicto, no me va a dar nada para mis hijos. Yo, gracias a Dios, he podido bregar con
ellos. Pasan esos cuatro años, conozco a esta persona en diciembre del 2006 y nada…
empezamos a conocernos, hablar por teléfono y todo bien chévere me llevó a conocer a
su familia y sabes… Entonces empezamos a conocernos y qué sé yo, y empezamos a
salir. Todo fue bien a la prisa... En ese momento, lo único que supe es que él había
terminado una relación, hacía tres meses, porque la persona con la que él estaba era
violenta.
Él día que yo lo conocí, que lo llevaron a mi casa, porque fue a través de un
amigo mío que hacía poquito que había salido de la cárcel. Estaba visitando las amistades
y él único que lo pudo llevar fue él, que vivía por donde vivía él, en Cataño; pero a todas
estas, yo no sabía que él, también había salido hacía poco de la cárcel. Mi amigo sí, yo
sabía que había salido de la cárcel pero quién llevo a mí amigo a mi casa nada que ver.
De eso yo me enteró después que estaba en el revolú. Pues nada, esto… sigo hablando
con él, nos conocemos, cuando conozco la familia, tiene una familia excelente... Una
familia excelente, excelente pero súper excelente que hasta el sol de hoy siguen siendo mi
familia. Ellos me buscan y yo me comunico para todo con ellos. Hubo un día que
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salimos y el papá lo llamó y le dijo ‘No regreses a la casa porque tienes a fulana de tal en
la guagua dentro del patio de la casa y dice que no se va hasta que tú no llegues’. Y yo le
digo ‘¿Qué vas a hacer?’ y él me dice ‘Dime donde yo me puedo quedar o donde puedo
ir, porque yo no conozco nada de Caguas’. Le dije: ‘Coge la #1 y te metes en cualquier
motel’,, le dije. A última hora todas las cosas cambiaron y se quedó en mi casa. Yo le
permití quedarse en mí casa pero le dije ‘A las 5 de la mañana, sabes que te tienes que ir,
porque yo trabajo... Seguimos compartiendo hasta que, poco a poco, se quedó en mi casa.
Mis dos primeros años, lo único que me faltó fue sarna para rascarme. Él quería
que yo dejara de trabajar, él me estaba buscando casa, pero yo dije que no. Yo no sé si era
por miedo o porque ya no me acostumbraba a estar viviendo con alguien. Porque había
estado 4 años sola y me sentía que no tenía que estar dándole explicaciones a nadie.
Como que… yo no dependía de nadie, porque yo había trabajado desde que me pasó lo
que me pasó. Nada, como a los 7 meses de estar viviendo juntos, me entero que estuvo
preso, por ley de armas, por… ¡Ay Dios mío, por violencia doméstica de su primer
matrimonio! Da la casualidad que lo voy a apuntar en mi apartamento y me pidén el
certificado de conducta y el de él, no lo enviaron. Yo sabía que tenía a su esposa, que
tenía 4 hijos y que habían tenido problemas como todo. Pero no sabía, que él había estado
confinado por ley de armas. No sabía nada de eso. Ya yo no sabía qué hacer, ya yo
estaba envuelta, estaba enamorada. Después de tantos años sola, nadie me había tratado
como me trató él, tú sabes, yo no tenía que hacer nada y mi sueldo era mío. Él me
mantenía, yo estaba trabajando pero él me lo daba todo, todo, pero lo que se dice todo. Él
estaba trabajando en un taller de hojalatería, pero él era electricista, que también hacía
trabajos fuera. Y no me faltaba nada, ni a mí ni a mis hijos, porque él trataba a mis hijos
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como sí fueran de él. En verdad en eso sí, que puedo decirle y eso voy a decirlo siempre,
trató a mis hijos como si fueran de él. Y me enseñó a mi a bregar con mis hijos, hasta el
sol de hoy, eso sí lo puedo decir.
Nada, cuando pasan eso dos años, ahí yo empiezo a ver como un cambio, un
cambio de actitud, un cambio de él hacía mí, todo. Ahí empiezo a encontrarle pitillos de
marihuana. Empiezo a ver las cosas diferentes en él, que no le estaba importando nada,
que iba trabajar tres día y dos no... y ahí siguieron los problemas, los problemas. Ahí,
entonces, cuando yo me rebelo, que ahí yo empiezo a discutir, a abrir boca, ahí me
empieza a agredir. Este sí me daba puños, me puso un cuchillo en el cuello. Primero uno
de los problemas bien fuerte fue que él no aceptaba que yo hablara con el padre de mis
hijos, y él no quería que se acercara a buscar a mis hijos. Pero yo sí tenía que aguantarle a
él que yo tenía que bregar con sus cuatro hijos y bregar con la madre de sus tres hijos y
con la madre de su hija pequeña. Yo sí tenía que cuidarle sus hijos y tenía qué aceptar lo
que pasara, él a mí no me podía aceptar nada. Otro de los problemas era que yo salía
tarde de mi trabajo. Terminé el cuarto año por él, porque él buscó la manera de que yo me
fuese a estudiar, gracias a él porque yo no quería hacerlo. Yo terminé mi cuarto año por
él porque él siguió dale que tú puedes, dale… él quería que yo siguiera estudiando pero
yo no quise y no lo hice. Me consiguió la casa, yo no la quise... Ahí fue que empezó el
problema porque yo no me quería mudar de (menciona la ciudad). No era que yo no me
quería mudar de (menciona la ciudad) era que ya estaba viendo el cambio en él. La casa
era en Toa Baja. Ya yo estaba viendo el cambió en él, a través de la adicción.
Él era un adicto en recuperación pero, la familia no me lo dijo. Nosotros nos
casamos a lo legal, yo me case con él en el 2009, yo creo que fue. Y nada, él sí me dio
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puños, él si me dio patas, él sí me arrastro por el piso, él sí me hizo show por la calle, él sí
me hizo pasar vergüenzas delante de la familia. Por todo se quejaba, por todo se
molestaba y una de las cosas que hacía era que él quería tener intimidad todas las noches,
en todo momento, a cada rato, en donde él me dijera quiero, yo no podía decirle que no,
porque ahí sí venía el maltrato. Él sí una vez me cogió sin yo querer, esto… una vez me
arrastro de la cocina hasta el pasillo, la vez que me puso el cuchillo en el cuello, me
encerró en mi cuarto, por la comida me daba, si yo no hacía almuerzo restrallaba lo que
había por el piso, me rompió todo lo de mi casa, me robó todo lo de mi casa. Esbárato la
guagua, me dejo coja porque un día me arrastró y yo me aguante de la pared y me siguió
dando puños y puños y puños. Esto… verbal a cada rato. Ya la adicción de él era la
aguja, tuve que tirarme muchas veces a la calle... muchas, demasiadas. Lo primero que
yo pensé es que yo tuve la culpa por gritarle, hablar malo porque a él no le gustaba que se
hablara malo, que yo tuve la culpa por no hacer lo que él me pidió. La culpa todo el
tiempo era yo. Siempre me veía culpable en esos momentos.
Él me pidió perdón, que nunca más iba a suceder, que lo perdonara, que yo no me
merecía eso, que él nunca había estado con una persona tan especial, tan luchadora, tan
buena mujer, tan buena madre y pues, nada, lo perdone. Tuve un tiempo que todo normal,
todo tranquilo y vuelve automáticamente lo mismo de nuevo, pero entonces ahí como con
más coraje. Entonces, yo como persona cogí coraje, yo por todo le discutía, yo por todo le
peleaba, pero ya era que… de esa primera que me levantó la mano, yo como que le
cogí… no puedo decir odio, le cogí repugnancia, le cogí como que no podía tratarlo bien.
Lo que pensaba era cosas negativas, cosas negativas pero me quedaba ahí, no me salía.
Ya en la segunda agresión que fue cuando él me robó, que me vació el apartamento. Yo
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digo la segunda agresión, en el sentido fuerte, porque ya anteriormente, a cada rato, ya
eso era a pescozá y cantazos. Pues ahí yo tomo la decisión de someterle el caso, de
ponerle una orden de protección. Le someten el caso en ausencia pero la orden de
protección está. Pero el día que se ve el caso, le tumbo la orden de protección. Le tumbo
la orden de protección, vuelvo nuevamente con él, porque me pidió perdón y me dice que
no vuelve a suceder. Yo enamorada al fin, después de cuatro años que no me había
enamorado que nadie me había tratado como él, pues volví otra vez y se la perdoné. Ahí
sigue y qué sé yo, pero la violencia sigue. No consecutivamente en cuestión de golpes,
pero sí verbal, porque él automáticamente se estaba tirando más a la calle. Pero sí me
estaba robando, sí estaba haciendo y deshaciendo.
Muchas veces intentó quitarse la vida y lo intentó en mi casa, yo tuve que salvarle
la vida, quitarle la soga, esto… hasta que, pues… Él intentó tomando medicamentos, pero
eso de tomar medicamentos lo hizo en casa de su mamá. Ya en lo último yo tuve que
tirarlo a la calle, porque él ya estaba en la droga, y entonces lo tenía la mamá. Pero con
todo y eso, él me llamaba consecutivamente. Todo él tiempo por teléfono, por teléfono.
Da la casualidad que él cae en N.A. Y yo lo sigo apoyando, iba a las reuniones con él. Le
puedo decir que ese tiempo él estuvo excelente. Le digo que de verdad pensamos que él
ahí iba a echar pa’ alante porque estaba trabajando y todo, pero no vivía conmigo.
Porqué yo le decía que no, que de la única manera que yo volvía era que yo viera su
cambio... que sí, que yo entendía que eso era una enfermedad, pero que,
lamentablemente, yo quería ver si el podía controlar su enfermedad. Entonces, eso fue lo
que no aceptó, ahí entonces es que él empieza a decaer y a decaer. Ya, automáticamente,
la violencia yo la sentía, lejos pero la sentía. Yo ya le tenía miedo, le tenía miedo, porque
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no me dejaba de llamar. Todo el tiempo era por la madrugá, por la madrugá, por la
madrugá y por la madrugá. Me llamaba y me amenazaba y me decía ‘estoy en (nombre
de ciudad), estoy cerca de tu casa, en donde tú estas estás trabajando...’- ya yo le tenía
miedo.
Él nunca me dijo que me iba a quitar la vida, pero me dijo ‘Si no eres mía, no eres
de nadie’. Esto… ya al saber eso, yo le tenía miedo. Ya a lo último él estaba bien, en la
calle que hasta la mai lo dejó, la mai cruzó las manos dijo ‘Qué sea lo que Dios
quiera...’. Pues da la casualidad, que hubo un día que yo voy a Burger King a las
oficinas en Cataño, él me llama y me dice: ‘Te estoy viendo’ y yo le dije: ‘¿Cómo que me
estas viendo? ‘Estás en el garaje esperando la guagua, estás en Cataño y no me dijiste
nada’ y me asusté. Me dijo: ‘Llama a mai, pa que te busque’ yo le dije ‘¿Pa’qué?’. Pero
días antes de eso, habíamos compartido en la playa y todo estaba tranquilo. Esto... dice
‘Llama a mai para que te busque, pa’ compartir un ratito’ y yo le dije ‘no...’ Después
siguió y siguió y yo le dije: ‘Está bien, yo voy a llamar a tu mamá...’ Pues llamé a... Ella
fue y me buscó... pues nada, estuvimos en la casa y qué sé yo, y cuando él llega, él llega
en una crisis horrible. Y entonces empezaron las discusiones y qué sé yo, y ahí él quiso
atacarme a mí. Ahí mi suegra cierra el portón y toda la casa, y le decía ‘Tate tranquilo,
déjala quieta, vete a la calle, no la molestes, que ella no te está haciendo nada’ y él decía
‘Ah, qué sal pa’ fuera, que esto, que lo otro’’ Pero… y tenía los ojos de una manera, que
yo hasta temblaba. Mi suegra se va a su cuarto y yo le digo a mi suegra ‘Salga afuera que
yo lo veo a él dando mucha vuelta’. Cuando mi suegra sale del cuarto pa la cocina, ya él
está en la sala, cómo él entró a la casa no sabemos. Ahí él viene y me dice ‘Salte de esta
casa, no te quiero aquí, vete, yo no te quiero aquí’ y mi suegra se metió por el medio,
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porque él venia atacarme.... Ahí mi suegra le quitó un cuchillo que él había cogido dé la
cocina. Pues ahí baja la hermana y él salió hacia afuera. Cómo salió, yo no sé, yo cogí
tanto miedo, que yo no sé ni qué yo hice. Pues ahí la hermana viene y dice, ‘Te vas
conmigo que nosotros vamos pa un cumpleaños’. Pues al yo irme con la hermana, él me
ataca. Me ataca de una manera, que me empuja y me mete a la guagua de la hermana, y él
con un cuchillo, viene a atacar, que a quién por poco coge es a la hermana, pero ahí mi
suegra, lo agarra y le quita el cuchillo.
Entonces el me coge por el cuello y ahí yo dije ‘¡Dios mío! ¿qué yo hago?’
porque ya yo lo estaba viendo como si él estuviese perdiendo la mente. Pues entonces ahí
yo vengo y lo que hice fue que le seguí la corriente. Él decía ‘Tu vas a volver conmigo’
entonces yo le decía ‘Yo voy a volver contigo, pero vamos a tranquilizarnos, porque los
nenes nos están viendo, fúmate un cigarrillo pa que te calmes un poco...’ y me dice ‘Yo
no tengo cigarrillos, esta gente aquí me tienen aborreció, me quieren botar, nadie me
quiere’. Ahí viene y me dice ‘¿Verdad que son ellos?’ y yo le digo ‘En verdad que son
ellos, no eres tú, tú estas bien los que están mal son tu familia... Y yo ahora me voy a
salir de la guagua y yo le voy a decir a ellos que nos dejen tranquilos, que te dejen en
paz... Que nos dejen vivir y nos vamos, pero tú me tienes que prometer que tú primero
vas a ir a comprar los cigarrillos y cuando tú vayas y compres los cigarrillos, me llamas
que vienes de camino para irnos...’ Pero ahí él viene y me dice: ‘Dile eso delante de mí’.
Y ahí yo vine y le dije todo eso a su familia delante de él, pero yo con un taco me
entiendes porque yo me sentía súper mal. Entonces la familia de él se quedaron calladas y
lo único que me dijeron fue: ‘Está bien, disculpa por meternos. Y entonces yo vengo y le
digo ‘Él va a ir a comprar unos cigarrillos y cuando él venga de comprar los cigarrillos,
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nosotros nos vamos’. Y ellos dijeron ‘Pues esta bien no hay problema, nosotros te vamos
a llevar...’
Cuando él se fue a comprar los cigarrillos, ahí nos montamos en el carro y nos
fuimos pa’ (menciona ciudad). Pero sin él, porque fue la única opción que podía hacer,
pues nada después de eso él se quedó en (menciona ciudad del agresor). Pero no dejaba
de llamar hasta que un día le dije ‘Quiero el divorcio...’ Cuando yo le dije quiero el
divorcio a los cuatro días después, me llama y me dice estoy en (menciona ciudad de ella)
y se quedó en (menciona ciudad de ella), se quedó deambulando en (menciona ciudad de
ella). La mai vino a buscarlo en (menciona ciudad de ella), la mai le rogó que se fuera de
(menciona ciudad de ella), que por favor se fuera de (menciona ciudad de ella) porque en
(menciona ciudad de ella) él no tenía nada que hacer... Que me dejará tranquila y él le
dijo: ‘Yo no la estoy molestando y ni la voy a molestar’.
El 27 de abril de este año... yo soy de las personas que coge el sueño bien pesao...
pero ese día que la mai me llama y me dice: ‘Traté de buscarlo, traté de llevármelo, pero
no pude’. Yo me quedé con la preocupación, porque él todo el tiempo era que quería
hablar conmigo, que quería hablar conmigo y yo le decía que no, que de la única manera
era que hubiera un guardia al frente. Pues entonces el 27 de abril ese día yo no podía
dormir y voy como a la 1:30 a 1:40 a chequear a mi nene, lo que nunca. Y escuché un
ruido, que me asomo por mi ventana, que mi ventana yo la tenía media abierta, veo a
alguien acostado en el balcón de mi casa. No lo reconozco porque está completamente
vestido de negro y con la gorra hasta Pekín y no lo reconocí. Ahí fui rápido al cuarto del
nene... ‘Hay un hombre dormido en el balcón y no sé si es esto… el agresor, pero vamos
a encerrarnos en mi cuarto....’ Vuelvo y miro por la ventana y me doy cuenta que es él.
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Cogí y me puse como tres camisas y no se cuantos pantalones, me puse… y él nene me
dice ‘Mamá, mamá tiene la mitad del cuerpo adentro’. Ahí yo le dije al nene: ‘A la cuenta
de tres, nos vamos a correr’. Así lo hicimos, yo había llamado la policía pero no llegaban,
pero antes de irme a correr llamó la policía y le preguntó por donde vienen... Y él no sabe
y yo le dije ‘No me enganches, quédese en línea, porque creo que me voy a tener que
salir de la casa’. Entonces arranqué a correr y le dije al nene ‘A la cuenta de tres nos
vamos a correr...’ Cuando salimos, él me dice ‘beba, beba... ¿por qué se van?’. Así
mismo me fui, llega la policía y él ya no estaba y siguió.
Ahí le sometieron caso y todo, ahí yo le puse la orden de protección, yo no se la
quité más. Y yo dije ‘aquí es o mi vida o la de él’. Estaba deambulando, pero yo le cogí
miedo, yo le tenía mucho miedo, le cogí miedo... demasiao’, por las amenazas y por los
golpes por todo. Hasta que él se entregó a la policía. Él mismo fue al cuartel se entregó,
eso fue lunes, que yo misma lo vi y ahí le llamé la policía y le dije ‘Ese es...’, y él me
decía ‘¿Mamá tú estás segura? acuérdate que estas personas se confunden...’ y yo le dije
‘Mire, esta persona puede estar a cien pies y a mí nadie me va confundir...’. Ellos lo
arrestaron y todo, y miércoles se ahorcó, supuestamente lo que dicen fue que él esperó
que el guardia se moviera del lado y se ahorcó con una sábana. No le digo que no me
sentí culpable, porque yo fui quién lo metió preso... A través de eso seguí yendo a mi
psicóloga. A través de las terapias pude tener la aceptación que ya no está. No sé si es por
mí forma de ser, pero pues... es un ser humano. Y sentí que al estar ahí, podía levantarse
y sentí que necesitaba ayuda. Sí pude aceptar, bregar, con la situación que él no se
encuentra en el momento, que él ya se fue. Pero todavía estoy bregando con todo el
círculo, como digo yo, de la violencia doméstica. A veces estoy muy a la defensiva, como
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que muy agresiva, yo misma. Todavía como que estoy tratando de bregar con eso.
Hablando me ayuda, porque de verdad me desahogo. Siento que boto el golpe, como que
trato de… que es una mala experiencia. Tengo que buscar en qué es que yo fallo, cuando
busco una persona... Que las busco como que tengo yo que ayudarlas. Yo pensaba que yo
era la culpable... todo el tiempo, que yo era la culpable. En el aspecto que él decía que yo
no hacia las cosas como él decía... para todo tenía un pero. Él me agredía y luego me
levantaba.
Buscaba la manera que yo estuviera feliz, buscaba la manera…tongoneándome,
explicándome un montón de cosas. Salíamos, nos quedábamos tres días fuera, todo.
Pensé que él podía cambiar... Buen papá, porque él nunca agredió a los nenes, ni a mis
hijos, ni a los de él... Él le hacía favores a quien fuera, dejaba de hacer lo de él para hacer
favores a los demás. Trabajador, porque sí fue trabajador... y bien estricto. Él tenía más
cosas positivas que negativas. La única cosa negativa que tenía era la adicción, la
adicción. Ya él se estaba puyando. Nunca vi ningún modo de escape, le tenía mucho
miedo. Por más que yo hiciera, siempre encontraba algo. Llegaba de trabajar y me ponía
a cocinar con tó y uniforme, antes que él llegara a las 6, y trataba de estar bañá y vestía,
lo que fuese... Porque siempre que llegaba de trabajar, después de que comíamos, porque
teníamos que comer todos juntos. Eso fue una regla desde el principio, todos como
familia y lo hacíamos en desayuno, almuerzo y comida... todos. Siempre, después de eso,
él se bañaba, se bañaban los nenes y nos íbamos a dar una vuelta fuera, pal shopping a
comer mantecado, a lo que fuese. Teníamos que dar una vuelta antes de acostarnos a
descansar.
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Todos los días eso no podía fallar, cuando llegábamos los nenes se bañaban o se
acostaban. Y nosotros nos íbamos para nuestro cuarto privado como decía él. Él les
echaba la bendición a los nenes, rezaba con los nenes y luego nos íbamos pal cuarto. A él
le molestaba que yo me quedara dormida. Pero yo me quedaba dormida, estoy explota,
estoy cansa yo me levantaba a las 4:30 de la mañana. Yo entraba a las 7 pero yo tenía que
dejarle a él desayuno y almuerzo y preparar su ropa por la mañana. Todo porque yo
quería hacerlo, me entiendes. Yo encontraba, que lo que él, me estaba dando de alguna
manera yo se lo tenía que pagar. Porque yo aprendí con él, lo que es ser un ama de casa.
En mi primer matrimonio, yo no hacía nada de eso. Y entonces él me llevaba al trabajo.
Pero ya a las diez de la noche ya mi cuerpo no aguantaba más. El problema de él era que
él quería tener intimidad todos los días y yo no podía. Le decía que no. Yo encontraba la
conducta normal. Si me pasó con la primera que me pase con éste no es na. Mi suegra y
mi suegro me dijeron ustedes están locos.
En esta relación yo hasta aumenté de peso, mis padres estaban felices, porque me
veían felizmente. Y yo para todo era con él, si mis padres necesitaban este favor, yo le
decía mira… porque yo siempre estaba pendiente a mis viejos. Y le decía ‘cómo lo hago,
porque tú estas trabajando y él me decía ‘Si es con tus padres, solo lo que tienes es que
decirme, mira no voy a estar en casa puedes que llegues y a lo mejor no voy a estar.
Porque es bueno saber donde estas porque uno nunca sabe cuando es que suceda algo’.
Siempre éramos así, entre él y yo había una comunicación excelente. Hasta con los nenes.
Yo me pongo a pensar porque sucedió esto, este cambio... Él era del trabajo a su casa y
con la familia, si nos íbamos de camping viernes, sábado y domingo, cogíamos libre en el
trabajo. Pa’ navidades nunca, había despedido el año fuera de mí familia y yo estuve dos
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años despidiendo el año fuera con mis hijos y hasta con mi madre, porque yo me llevaba
a mi madre.
A veces me siento confundida. No sé si todavía lo quiero, esté donde esté, de
verdad que no sé. A veces pienso que no me enamoraré. Cuando pienso en él, me voy en
down. Creo que aún no comprendo por qué me volvió a suceder lo mismo. Pero después
de eso, aprendí a conocer, a preguntar... a conocer la persona…
LOLA
“…mi sueño es que yo me aleje de él y que él me conquiste siendo un buen papá. Yo
lo quiero mucho, pero ahora mismo no sé si lo amo”.
Observaciones durante la entrevista
Lola es una mujer de 44 años de edad, llega puntual a la entrevista. Luce tranquila
y su apariencia general era una adecuada. Al comenzar la entrevista, se pudo establecer
empatía con facilidad. Su tono de voz era alto y hablaba rápido. Mantuvo contacto visual
en todo momento. Se observó un vocabulario limitado, pero se podía entender claramente
cuando hablaba. No presentó ningún problema de salud o limitación física. A nivel
psicológico, no se observa evidencia de patología. En ocasiones, se observó deseosa de
contar tantas cosas de su experiencia que cambiaba la conversación para traer algo de lo
cual se acordaba. La investigadora tenía que nuevamente traer a al punto donde nos
encontráramos con el fin de llevar una secuencia lógica dentro de su narración.
Lola suspiraba cada vez que narraba como su agresor la controlaba y el
comportamiento de éste cuando estaba ebrio. Se observó cómo analizaba con
incredulidad lo que había vivido con su ex pareja.
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Historia de vida
Lola, se casó a los diecinueve años de edad luego de año y medio de noviazgo.
Reportó haberlo hecho porque pensaba que se iba a quedar sola. Su relación duró doce
años y procrearon dos hijos. No pudo completar sus estudios e indicó que su pareja se
negaba a que ella trabajará. Aunque refirió: “Yo lo convencí para poder trabajar pero él
me llevaba y me buscaba”. Indicó que su pareja le controlaba la vestimenta, el teléfono y
escuchaba sus llamadas telefónicas. Además no la dejaba tener amigos y solo podía salir
con él. Reportó haber recibido agresiones físicas, verbales, amenazas y criticas crueles.
Indicó: “Solo me podía visitar la familia de él. También le dio con celarme y
acusarme que estaba con otras personas”. Refirió que su pareja hacia uso de alcohol.
Indicó que sus amistades la aconsejaban para que buscara ayuda y saliera de esa relación.
Testimonio
…Ambos padres, tengo nueve hermanos, seis varones y tres mujeres. El
matrimonio es una cosa respetuosa, que tenía que haber respeto de ambas partes. No hubo
violencia doméstica. Me casé a los 19 años. Estuvimos de novios un año y medio. Me
casé con mi primer matrimonio, por miedo a quedarme sola. Siempre pensé que me iba a
quedar sola… Pero donde viví violencia doméstica fue en mi primer matrimonio. Duré
doce años y tuvimos dos hijos… Yo trabajaba un part-time, él me llevaba y me buscaba.
Él bebe mucho y cuando salía llegaba como soberbio y empezaba ¿Qué hiciste? ¿Dónde
estabas? Cuando él llegaba me controlaba todo. Yo podía visitar mi familia, mi mamá y
a mi hermana pero cuando él llegaba yo no me atrevía ni a prender la guagua., porque
empezaba... ‘para dónde tú vas, que si esto…’ y pasaban meses y no veía la familia mía.
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El teléfono, siempre lo chequeaba (a ver) quien era... los mensajes de texto. Tú me veías
borrando llamadas y si mis hermanas me texteaban, yo borraba, porque cualquier detalle
mínimo él se pegaba. Él se quedaba al lao mío escuchando, que yo no hablara de él. Que
se había ido pa la calle, que él llego, pero siempre se quedaba ahí. No había violencia
física…siempre era verbal, insultos, amenazas, me botaba... Él cuando llegaba borracho,
me trataba de puta, de pata, de todo, de todo… Bueno y sano, se pasaba todo el tiempo
conmigo. Pero si peleábamos mucho, porque ahí era que yo le reclamaba lo que me hacía
cuando estaba borracho… Hasta hoy me manipula porque la casa no es mía y llega al
extremo de ‘Pa dónde tú te vas, que tú vas hacer, dónde tú te vas a meter con esos
muchachos’…y todavía hasta el día de hoy, en esas estoy. Él se llevaba mí carro y me
dejaba incomunicada en casa, a pie con los nenes y regresaba como al cuarto día.
Cuando llegaba de la calle yo no sabía si tenía que coger los nenes e irme a correr porque
llegaba fuerte (Refiriéndose a agresivo).
Sexo quería todos los días y sí no decía: ‘Tú tienes otro’ y al final uno terminaba
haciendo lo que él quería. Él era alcohólico podía estar 5 o 6 días en la calle y cuando
llegaba él quería que le contara cuanto paso yo hacía. Y ahí, se altera y yo tuve que irme
de la casa varias veces… Yo le tenía miedo, yo decía: ‘Para pelear se necesitan dos...’ y
le buscaba la forma para que él bajara, le decía ‘¿quieres esto, te doy comida…?’. A
veces lo acostaba, siempre tuve que estar con él, como si fuera un nene, aunque no
estuviera bebiendo. El decía que no lo volvía hacer, que iba a buscar ayuda en
Alcohólicos Anónimos pero decía: ‘Hoy no, yo voy en la semana’. Él estuvo un año
yendo y yo estuve acompañándolo. Yo creo que yo salí más fortalecida que él y yo no
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bebo. Él venia y se distraía con el café, o con cualquier cosa, él nunca estaba pendiente de
nada, ni de los testimonios de los compañeros.
Nunca le puso interés, nunca. Una vez lo llevé y me dijo: ‘Vete que yo voy a
entrar’. Después un carro vino lo recogió y se fue, cuándo yo viré pa’ atrás como a las
nueve y me dijeron: ‘No, si él no entró’. Llegó a los cinco días. Él me amenazaba, me
decía: ‘No te apures, que te voy a coger y ya verás’. Siempre era el ‘ya verás, ya verás’.
Me decía: ‘Ya verás, te voy a arrastrar...’ Siempre me amenazaba con una hija que él
tiene mayor. Me decía: ‘Deja que de eso, que las hijas mías te rompen la cara y yo las
voy a dejar’. Llegó hasta a dudar que ese hijo chiquito fuera de él... Llegó a decir que era
del hijo de él, porque nosotros nos trajimos al hijo de él, un tiempito a vivir con nosotros
y él se fue. Esa vez estuvo casi ocho días fuera de la casa y cuando viró pa atrás, en ese
periodo, ya yo estaba encinta. Él estuvo los nueve meses ‘que el nene no era de él, que no
era de él’. Lo vino a inscribir cuando el nene tenía 16 días. Yo creo que todavía, hasta el
día de hoy, dice que ese nene no es de él. El nene tiene rasgos de autismo con déficit de
atención e hiperactividad.
…Cuando yo lo veía dormido a veces yo decía: ‘Es hora de yo irme, a donde me
voy’. Él siempre se aprovechaba de eso… no es el mero hecho de tener donde estar.
Porque yo tengo a mi mamá, a mis hermanas. Pero el mero hecho de tú, con
muchachos… Pero cuando lo veía dormido, tenía ganas de irme y desaparecerme… Pero
nada, me quedaba. Muchas veces decía tal vez soy yo, tal vez…la hija mayor de él es
adicta y él, le ha dado con traérsela. Pero yo nunca, Yo le digo: ‘Yo bregando contigo es
suficiente, tú traerme otra persona más’ y él se enfogonaba. Yo tengo uno mayor de otro
matrimonio que vivía con nosotros y se tuvo que ir para casa de mi mamá. Siempre me
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tenía bien preocupá. Yo perdí una nena, la nena mía mayor, yo la perdí en una avanzada
con el alcalde de (menciona pueblo). Y él siempre estuvo ahí a mi lado todo el tiempo. Y
después me decía: ‘Pero tú sabes que cuando te mataron la hija tuya yo estuve todo el
tiempo ahí contigo...’ Él pensaba que yo le tenía que aceptar a su hija. Pero todos ellos
vivieron un tiempo conmigo, pero no respetaban.
Él siempre decía que me quería, después que le pasaba la juma lloraba. Decía que
iba a cambiar, que lo iba hacer por los nenes. Yo pensé, por dos veces, que iba a
cambiar. La primera vez fue cuando lo metieron al hospital. Él salió bien diferente,
estuvo seis meses tranquilo. Y yo dije: ‘cambió’. Pero luego se escocotó. Cuando
vivíamos en casa de mami, casi ni bebía para que no lo vieran borracho. Pero cuando el
hermano nos dio la casa, rompió a beber. Esta última vez, alzó la mano pero no me dio y
yo le llame los guardias. Pero cuando lo citaron pa fiscalía él se internó. Y el fiscal dijo
‘Pues él está en tratamiento...’ Cuando llamaba la policía, ese era mi escape. Yo pensaba:
‘se lo van a llevar arrestado y yo voy a poder estar tranquila un chispito...’ Yo no tenía
forma... hasta el día de hoy, él está preso y yo digo que yo no tengo forma de escapar de
él. Hasta el día de hoy él está confinado y yo digo: ‘No tengo escapatoria, porque mi
escapatoria sería buscar un hogar seguro’. Yo siempre le tenía miedo a los borrachos
desde chiquita. Pero en esos momentos, yo me preparaba mentalmente. Yo decía ‘lo voy
a tratar normal’. A veces el escape mío era el nene, él lo veía llegar y lo besaba y lo
abrazaba y si él venía… el nene lo tranquilizaba... Cambiaba la forma. Yo me quedaba
quieta donde estaba, si estaba viendo televisor, trataba que fueran los programas que él
acostumbraba que yo viera siempre. Si yo estaba viendo videos musicales. Pues era que
yo estaba enamora. Yo tenía que estar viendo Animal Planet y esa programación, para
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controlarlo. Yo me acostumbré porque fueron doce años. Mi vecino me decía ‘Tú estás
en un círculo, si no sales…’ Mi familia me decía: ‘Tú que tienes que chavarte y buscando
para ganarte la vida y él bebiendo...’ Y yo le decía ‘sí pero no es todo el tiempo’ y si
estaba borracho yo trataba de ocultárselo a mi familia. Si se iba trataba de no ir a
(menciona pueblo), porque si me veían en (menciona pueblo) ya sabían que él estaba en
la calle. Porque cuando él no estaba, yo aprovechaba para ver a mi familia y ahí ellos
sabían que él no estaba. Yo le decía: ‘no él está haciendo trabajos…’ Él está confinado y
yo no le digo nada a mi mamá. Todavía, hasta el día de hoy, yo lo estoy justificando.
Hasta al hermano de él le decía: ‘No él llegó tarde haciendo un trabajo y hoy fue
temprano a entregar una puerta’. Lo tapaba de los hermanos de él.
…Ahora la familia de él se han tirado en contra de mí, me dicen ‘Te tienes que ir
de ahí, te tienes que ir de ahí’. No sé si es que nadie…como yo le tumbo los cargos. No
sé si esta vez como no le quise tumbar, yo seguí, la familia de él pues… Cuando llegaba a
fiscalía, yo le empezaba a tumbar, la pena y el nene... El nene me afligía mucho, el nene,
cuando pega a llamarlo, me da una pena. Hasta el día de hoy yo temía por mi vida. Por
eso fue que llegue a esto porque… Y todavía yo decía que si lo soltaban, yo no se que va
a ser de mí. Ahora él está preso, pero no sé con que intenciones va a salir. Estoy en la
casa de él; sabe la forma de llegar. Él brega con el bajo mundo y yo no sé, el periodo que
me dio la fiscal de él estar confinado, es para que yo busque un sitio. Yo no tengo
amistades, yo nunca salía. Me decía ‘¿Qué, me vas a dejar solo? Ah, mira yo voy a
cambiar, mami confía en mí…’ Y ahí, nunca participaba en actividades de fiesta. Cuando
yo lo conocí yo estaba como liberal. Como yo estaba sola. Yo trabajaba en hospital y él
también trabajaba ahí. El era guardia… imagínate tú, un guardia. Y hacía mis cosas acá,
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salía con él, tú sabes y cuando comencé a vivir con él, estuvo dos meses de lo más bien.
Y el hermano me dijo ‘Ahí tú vas a conocer el fulano de siempre’. Siempre donde las
muchachas de la clínica donde yo trabajaba me decían: ‘Tú no eres la misma, ya tú ni
ríes’. Porque siempre, donde estaba yo, ellas nunca estaban tristes. Y ahora me dicen y
ahora hay que trabajar para que tú sonrías. Ahora yo soy ama de casa y yo brego mucho
con el nene en las terapias y en la escuela… yo llego a mi casa a las 5 de la tarde. Cuando
tú quieres, uno no piensa. Un día le dije: ‘Mira, mi comadre me dijo que desde que estoy
contigo, yo ya no soy la misma’. Él me dijo: ‘Ella, como ellas son locas...’. Que
dondequiera están gritando y con un sal pa fuera. Pero yo a veces me pongo a pensar, yo
habré cambiado...Yo dudaba que eso fuera verdad. Mi vecina me dijo: ‘Ay si tú lo
hubieses dejado a éste desde la primera vez...’ Todo el mundo decía: ‘déjalo’. Y hasta la
doctora de la clínica donde yo trabajaba, me decía: ‘déjalo que eso es un circulo, déjalo,
déjalo, que se lo lleve el viento...’. Yo a él, yo lo mantenía de todo y ahora lo que yo cojo
son los cupones y las chiripitas que yo hago. Para comprarles ropa a los nenes, yo me
tengo que ir a limpiar casas. Y me decían: ‘Tú todo lo que coges es pa él’. Tú no te
compras na’. Yo todo desde los cigarrillos porque el día que él no tenia cigarrillos… Si
alguien interfería, deja de hablarle y los insulta y todo. Se metió hasta con el sicólogo. Yo
siempre soñaba que él me diera un tiempo de dos o tres meses y que él me demostrara
que él iba a cambiar. Que él se fuera a trabajar y me dijera: ‘Mira fulana, esto es para los
nenes, y esto es pa esto’… y que valiera la pena estar uno con él.
Y todavía hasta el día de hoy, se lo comento a la familia de él ‘mi sueño es que yo
me aleje de él y que él me conquiste siendo un buen papá’. Una vez le dijo al psicólogo
que en vez de unirnos, nos estaba separando. Él le dijo ‘No yo estoy trabajando, para el
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beneficio tuyo y de ella’. Y él ‘No, que tú me quieres separar de ella, donde está tu
licencia’. … Yo siempre, yo veía alguien… y siempre veía al alcalde de (menciona
pueblo) y yo decía ‘Sí me diera una casita’. Pero ahora, es que yo estoy buscando. La
familia dice que no saben por qué él es así…porque le dieron todo. Él era buen atleta y
ganaba y se lo llevaban de pueblo en pueblo pero… El día que yo lo vi en el tribunal me
partió el alma, me dicen que es que yo todavía lo quiero. Pero yo no sé si todavía lo
quiero o… no se pero me destrozó, no es lo mismo. Yo estaba normal tranquila el día que
lo arrestaron y se lo llevaron. Yo tenía calma, dormía tranquila y no tenía que estar
pensando que venían a chavar. Pero desde que lo vi en tribunal me ha destrozao’ la vida.
No sé si fue la impresión de verlo esposao’. Que nunca había visto a nadie así. Y mucho
menos a la pareja que está contigo a pesar que es así, tan violento. Me dio pena. En ese
momento pensé en tumbar todo echar todo pa’ atrás. ¡Ay bendito! porque verlo como lo
vi, él nunca estaba barbú’. Él siempre estaba bien limpio y yo verlo así, yo dije ¡Ay, Dios
mío!…
No me interesa estar con otra persona después de lo que pasé. Yo tengo dos nenes
y yo no quiero maltrato para ellos. Aprendí, que uno no puede dejar de ser uno mismo.
Tiene que ser uno mismo. Estés con quien estés. Y poner freno desde la primera. Ese fue
el error mío, no frenar. Fueron doce años y si yo hubiese frenao’ aquella primera vez, no
estuviera hoy aquí. Toda mi familia me dice ‘Gracias a Dios saliste de esa cruz....’ Él
me llamó de la cárcel, yo le dije ‘Sabes que si te cogen llamándome, te vas a buscar un
lío’. Me dijo ‘Perdona que no te había llamado antes, pero ¿me vas a tumbar los cargos,
verdad?’. Y yo le dije: ‘No y no me llames más, esta vez voy a seguir pa’lante’. Y me
dijo: ‘¿Pero tú me vas a esperar, verdad?’. Se lo dije a la fiscal, que me está llamando de
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la cárcel. No me ha vuelto más a llamar. Hay momentos que digo: ‘¡Ay, Dios mío...
Fulano’. Yo lo quiero mucho, pero ahora mismo, no sé si lo amo. Ahora es la familia
quien me está dando problemas, que quieren que yo me vaya de allí. Como yo fui con
ellos…
FELA
“…yo estoy esperando que salga el día del divorcio y poder decirle gracias por
haber abierto la jaula para que yo pudiera volar”.
Observaciones durante la entrevista
Fela es una mujer de 43 años de edad, de estatura mediana y tez blanca. Llegó
puntual a la entrevista, se observó tranquila y su apariencia general fue normal. Se crió
con ambos padres. Reportó que en su hogar vio entre sus padres violencia de forma solo
verbal. En todo momento su voz fue una suave y clara. Se mostró empática con la
investigadora en todo momento. Al narrar su historia, lo hizo de forma calmada aunque
se percibió tristeza en su voz. No presentó dificultades en su lenguaje y su proceso de
pensamiento se mostró claro. Mantuvo contacto visual adecuado con la entrevistadora.
Cuando narraba su historia, lo hizo con mucho detalle de todo lo vivido. Se observó que
podía recordar con facilidad su experiencia. Hubo momentos en que se tornó llorosa,
cuando recordó que sus hijas habían decidido irse a vivir con su padre. Finalizó la
entrevista de forma calmada y se despidió de la investigadora tranquila.
Historia de vida
Fela, se casó a los veinticuatro años de edad, luego de siete años de noviazgo.
Indicó que tomo la decisión de casarse ya que llevaba según ella demasiado tiempo de
novios. Su matrimonio duró dieciséis años y se procrearon dos hijos. Indicó haber
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comenzado estudios universitarios los cuales no pudo terminar. Refirió que su pareja se
negaba a que trabajara pero pudo convencerlo para hacerlo hasta que tuvo sus hijas.
Refirió “él siempre me quería controlar mis llamadas y me preguntaba siempre con quien
hablaba. Una vez me insinuó que yo era lesbiana. Él no me agredía pero me humillaba en
todo momento y no le importaba que estuviéramos acompañados”. Fela reportó que
cuando se criaba veía a sus padres discutir y humillarse constantemente por lo que pensó
que la actitud de su pareja era una normal.
Testimonio
Me crié con ambos padres. Tengo una hermana y dos hermanos. Nos criaron
iguales, pero mis hermanos podían salir en la noche o lo que sea, pero nosotras no. Me
enseñaron que el matrimonio era para toda la vida y aguantar y aguantar... Ellos se
insultaban entre sí. Hasta ahora, se quieren a su manera. Yo vi que los insultos era algo
normal.
Me casé a los 24 años, el noviazgo duró siete años. Nos casamos porque
llevamos demasiado tiempo, ya llevamos siete años. La relación duró de casado dieciséis
años. Tuvimos dos hijos. Yo no pude terminar de estudiar, porque me enfermé. Él no me
prohibía estudiar, pero no me lo facilitaba. Él me decía que yo podía estudiar y todo lo
que yo quisiera pero siempre estaba la controversia que estaban las nenas, que tenía que
cuidar las nenas. Este... si no, no tenía dinero para llegar hasta el colegio, cosas así.
Trabajé hasta que di a luz mi primera nena. Quería pagarle a mi mamá por cuidar la nena
y seguir trabajando y él me dijo que no. Me decía que cómo yo le iba a pagar a su
abuela, la abuela de la nena, por cuidar a la nieta. Que no, que no, que renunciara. No
hubo opciones, ‘quédate tú en la casa, cuidando la niña’. Más tarde en la relación me
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decía sí, que buscara trabajo. Comencé a trabajar en un centro de cuido y siempre me
decía: ‘Este... ah que tú, que dedicando tanto tiempo...’ Siempre había algún problema,
como ‘ya tú veras que esa gente te va a coger de boba’... cosas así.
Lo note después que se fueron de la casa. Las amistades, insinuó que yo era
lesbiana y todo. Yo tenía…, había una compañera del colegio que me llevaba, ya me
habían operado anteriormente, entonces ella me llevaba a mi casa porque ella vivía cerca.
Y un día yo llegue a casa, abrí la casa y le dije: ‘Nos vemos mañana, gracias por el pon’ y
cuando entre a la casa él estaba escondido al lado de la nevera. La guagua no estaba. La
había dejado una calle más arriba o más abajo. Estaba pendiente a quien me traía. Me
dijo, no yo no me estoy escondiendo de nadie, yo le dije: ‘Pero ven acá, ¿y la guagua...?
Y me dijo: ‘Ah, no sé, la guagua está por allá... no había parking…’ La calle estaba vacía,
por allí no había nadie. A él le molestaba que yo hablara por teléfono. Pero, si teníamos
celulares en la misma cuenta y me dijo que cuando se terminara el contrato no me iba a
renovar el contrato a mí, tenía que sacarlo yo, como fuera.
Una vez estuve 59 días en intensivo y… desde el viernes negro hasta un ventipico
de enero y yo le pedía dinero para la T.V. y me decía que yo no necesitaba ver T.V. Yo
tengo hipertensión intracraneal, después de adulta me dio… era idiopático. Entonces,
después de eso, iba al hospital y preguntaba si yo me había muerto, cosas así...Me
visitaba y yo le decía que a veces prefería calidad que cantidad. Una vez yo estaba quince
días en sala de emergencia cuando me llevan a lo que llaman, que llaman o llamaban
este… se me olvidó el nombre. Era un lugar que había al lado del hospital
universitario…holding área, de ahí tú salías a cuarto o a sala de operaciones. Ahí yo, bajo
a holding área y esa noche, de madrugada, sola, porque estaba… yo me quedaba sola en
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el hospital y cuando llego al cubículo que me tocaba, hay un señor con una señora. La
señora estaba en etapa terminal, el señor estaba quedándose y me dice, ‘Si necesita que
yo me vaya, yo sé que me tengo que irme, pero yo no tengo quién me la cuide’. Yo le
dije: ‘No se preocupe, quédese’. Pero todo esto a mí me deprimió muchísimo me sentí,
pero una cosa increíble. Y ese día por la mañana, yo lo llamo y le dije que necesitaba
estar con él, que necesitaba que él estuviera allí. Pero en ese tiempo... Ah... ah… llamó
una amiga que tiene cáncer, y ella, como bien contenta, me estaba como dando support y
me está contando ‘Sabes a quién me encontré los otros días al primer novio que llevé a
casa...’ Yo le digo: ‘¿Cuál... el del garaje?’, y me dijo ‘Ese fue como el número quince...’
y yo me echo a reír. Él estaba entrando en ese momento y yo le digo ‘Fulana, hablamos
luego porque Fulano acaba de llegar...’ Yo enganché el teléfono y le dije ¿me das un
abrazo? y él me dice, ‘¿Para qué si tú estas ahí, riéndote?’ Recogió mis pertenencias, me
puso la ropa limpia y se fue. Esa fue toda su visita… En Navidades que yo despedí el
año… yo pasé… la primera cirugía fue en el 2008, en mayo, a mí me operan de edema
cerebral. Salgo siete días después del Día de las Madres. Yo pasé mi primer día de
madres allí… tuve doce cirugías en menos de un año y hospitalizaciones como veinte...
un año de hospital. Entonces, eh...eh… yo llegaba… yo estaba en sala de intensivo
intermedio y era Navidades y llegaba y me decía: ‘Chacha... me comí yo no sé cuántos
pasteles...’ Yo no me podía mover, yo tenía ventriculotomia, y yo le decía ‘Ah, y no me
trajiste uno...’, y me decía: ‘Me los sirvieron a mí’… Esa era la respuesta de él. Al igual,
una vez me hicieron una punción lumbar y me la hicieron aquí (señala hacia afuera) en la
oficina del médico y él le dice ‘¿Oye fulano... a una persona con depresión no le duele la
cabeza?’ y él lo miro sorprendido y le dice, ‘Sí, le duele hasta la punta de la uña, pero una
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persona con depresión que le hagan una punción lumbar y la presión intracraneal fuera
normal’….Yo la tenía en cuatrocientos y pico y lo normal es cien. Entonces, desde ahí,
el doctor miró raro como que… pero siempre era así.
Un día fue a Centro Médico a visitar al médico y me dice que tiene que verificar
la válvula, que tengo que irme por sala de emergencia, yo le dije ‘Pues yo vengo mañana’
y me dijo ‘Pues esta bien, vete a tu casa, prepárate todas tus cosas y te vienes mañana...’.
Llegué a casa preparé bultos, que casi siempre los tengo ready, este… y le pregunté que
si me llevaba y me dijo que no, que no iba a faltar a su trabajo que me fuera por pasaje.
Me dan de alta, después de llevar no sé cuantos días en sala de emergencia, me dan de
alta como a las nueve, la doctora me dice ‘Te vas hoy’. Yo le dije (que) cómo iba a hacer
para manejar el dolor y me dijo: ‘Yo te doy medicamentos...’, Me explicó todo y yo le
dije ‘Ah, pues formidable, porque realmente aquí no voy a hacer nada’. Vengo, lo llamo
y le digo ‘Mira, me van a dar de alta ya breve, viste a las nenas, que ya son grandes, que
vengan el piyamas y me esperas ahí afuera...’ Y me dijo ‘No, quédate hasta mañana’ y no
me fue a buscar. Siempre que yo salía de una hospitalización, me decía: ¿Por qué tú no te
vas a vivir a casa de tus papás, porqué tú no te vas con tus papás?’… Siempre, siempre.
Pensaba que era normal, yo entendí que, que…él me fue infiel en el 2006. Yo estuve en
un internado parcial, yo sentía desde antes que él me fuera infiel, yo le decía que yo
necesitaba de él, porque tenía que hacer las cosas en mi casa. Sabía que tenía que
hacerlas y no sabía cómo. Yo sabía que tenía que hacer las cosas en mi casa, pero no
sabía como terminarlas si las empezaba.
Entonces yo le decía ‘¿Pero por qué tú no estas aquí conmigo?’…yo me siento
que me motivaba. Pero nada todo se quedaba así. En el 2006, él hacía comerciales y…lo
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llaman para un casting... qué sucede, el celular estaba en la casa. Traté de entrar y su
celular estaba bloqueado y yo dije: ‘¡qué raro porque nunca lo había bloqueao!...’
Entonces busco el bill del celular y dije: ‘voy a buscar el teléfono que mas haya, debe ser
sus compañeros de trabajo y lo llamo...’ Hice eso y da la casualidad que es una mujer….
Pero la cuestión es, que era compañera de trabajo, pero entonces yo me pongo a
investigar qué cantidad de llamadas hay. Tenía 116 llamadas en menos de un mes.
Entonces, yo le reclamo cuando llega y me dice que no hay nada, que si esto…no, no, no
hay nada. Entonces empiezo a hablar con él y me dice ‘Tú estas loca, a la verdad que tú
estas loca, inventándote cosas todo el tiempo..’. Cuando no aguanto más voy a Inspira y
ahí hablo y me dicen que necesito un internado parcial. Que lo cogí nocturno, para
cuando él iba que él me pudiera llevar y traer y cuando venía buscarme o a llevarme.
Cuando las nenas le preguntaban ‘¿Y que Mami hace ahí?...- Tu mamá esta loca’…pero
como un chiste.
Él no me agredió físicamente. Si acaso, me apuntaba con el dedo. Criticas crueles,
ni insultos ni amenazas, no,…’estás loca, bueno si quieres estudiar tu puedes pero
siempre buscaba como una limitación. Yo entiendo que mi recuperación…. y esto yo lo
entiendo después, cuando uno esta así como en el castigo del silencio. Ahora es que yo
vengo a identificar... identifico un montón de cosas. Identifiqué que mi recuperación de
cirugía y cirugía no era la adecuada porque, porque entiendo que me obligaba a tener
sexo después de llegar de una hospitalización. Porque si no, se buscaba otra o… si no, me
rechazaba en otros aspectos. Él se burlaba. Me decía que era lesbiana, que si yo estuve
con fulana...
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Entiendo yo que las burlas eran delante de las amistades. Todo comenzó después
de la primera nena, el ginecólogo me advierte que podría tener depresión y yo nunca
había padecido de nada de eso. Empecé a tener inapetencia sexual, me dedicaba todo el
tiempo a la nena, este bueno todo. Tenía muchas diferencias con sus papás, sus papás
cuando yo tuve a la nena grande, me quedé en casa de mis papás y la mamá de él iba a
ver la nena y comenzaba a llora encima de la nena, yo no se empezaba a llorar y a llorar y
decía que le daba pena. A mí me molestaba esa pena. Entonces yo empezaba a
cuestionarme: ‘¿será porque yo soy su mamá?’ Ellos querían que la nena le dijeran mamá
y papá, yo siempre le decía que no, que cada cual tiene su título, que es abuela, abuelita
como tú quieras decirle... Pero mamá y papá solo hay uno. Incluso el día cuando él me
fue infiel, yo llamo a sus papás, y me dijo: ‘Si Fulano, te hace daño, tú sigues siendo mi
hija, él que se vaya’… y yo dije, ‘Pues realmente, yo creo que yo cuento con su apoyo’.
Cuando me dice eso…le llamo y le cuento, ‘Tú hijo tiene ciento y pico de llamadas con
Fulana’; me dijo: ‘Algo está buscando en la calle que no lo tiene en la casa...’ Y yo le
digo: ‘O sea, que si a mí, el pene de él no me satisface yo busco algo en la calle que me
satisfaga y es justificable’…se acabó el tema.
Él papá es abogado. Cuando hablo con la mamá, me dice que cómo que me voy a
divorciar que esas nenas, bendito que va a ser de su papá... esas nenas sin su papá... yo le
dije: ‘Mira, su papá puede estar en la China y va seguir siendo su papá’... -‘Ah, pero
tienes que tener cuenta, porque tú estás en ese internado parcial y eso te puede afectar la
custodia’. -‘Pero si usted supiera que lo más que nos orientaron, es que a favor de
nosotros es que estemos buscando ayuda, para superar esto que tenemos...’ -‘Ah, ellos
son psiquiatras y psicólogos, pero ellos no son abogados...’ y hoy en día, el 12 de
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noviembre del 2010, yo llegué a mi casa de estudiar, y se había ido él con las dos nenas.
No fue secuestro porque ellas quisieron hacerlo. Tenían 12 y 15 años… Cuando le hice el
quinceañero, me trató, pero… yo le pregunté a mi hija si realmente quería que yo fuera...
vivíamos juntas y todo. Todo supuestamente estaba... como... pues…corría normal. Pues
semanas antes, él me había dicho que él se sentía que esto no iba para ningún lado. Él le
daba permisos a la nena para que saliera para esto y para lo otro. Yo le decía por qué no
había contado conmigo y me decía: ‘Porque yo quería darle permiso y se lo di’. Yo le
decía ‘Nosotros somos una familia, nosotros debemos consultar unas cosas’. Todo el
tiempo era en estas... Me decía no le prestes tu celular, no le prestes tu celular, pero en la
semana ya él le había dado su celular para que lo usara. Yo entiendo como que las
manejó de esa manera. Entonces como me dice…yo le pregunto… fuimos a llevar la
nena a un cumpleaños y yo le digo: ‘¿Cuándo te vas a ir de la casa?’ Y me dice: ‘¿Por
qué yo me tengo que ir?’, y yo le dije: ‘Porque tú me fuiste infiel...’ Y me dice: ‘Ah, pero
ya eso pasó... buscamos ayuda y ya con eso tú no puedes hacer nada...’ Pero si buscamos
ayuda y todo y habíamos buscado ayuda en el 2006…2007 y la terapista que, la psicóloga
estuvo un año y renunció al caso le recomendó que se fuera de la casa por treinta días.
Entiendo que a ver como yo manejaba la situación. Yo no lo entendía en ese
momento pero de todas maneras yo estaba en la disposición. Entonces él nunca quiso,
entiendo yo que temía a…esto. Ahora mismo, él se llevo las nenas, entiendo yo,
para…para obtener…porque pide techo seguro para las nenas. Ahora yo me encontré un
5 de enero de este año... yo estoy en una tienda y me preguntan por mi familia y yo le
digo, ‘Ellos se fueron de la casa’. Y con lágrimas en los ojos me dicen ‘¡Qué bueno!’. Y
yo le digo ‘¿Qué bueno, por qué?’, y yo en dolor todavía, porque eso fue en enero y ellas
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se fueron en noviembre. Él no permitió que yo viera las nenas, yo les entregué el regalo
de Navidad a mis hijas, el 13 de febrero… Este yo le pregunto por qué y me dice ‘Porque
yo nunca te había dicho que casi nunca hablábamos tampoco... y nunca le dije a tu prima,
que yo hablo mucho con ella, que cuando tú estabas en el hospital él le decía a una
persona, muy allegada a mí que yo amo, que él estaba loco porque tú te murieras porque
ya estaba harto de ti, cuando tú estabas en el hospital...’. Yo le dije ‘En serio’ y él me
dice: ‘Sí.’… Llamé a mi mamá. Yo contaba con mis papás... (sabía) que le iba doler,
pero no era lo mismo que se lo dijeran a que yo se lo dijera. Este se lo dijeron a mi mamá.
Y desde esa vez, yo como que me levanté y dije pues… esto tiene que continuar. Puedo
verlas domingos alternos de12 del mediodía a 3 de la tarde. Eso es una recomendación
que hizo el tribunal. Realmente ellas fueron así, un día… a mi me dolió cuando me
dijeron que iba a ser ese horario. Entonces hablé con ellas, le dije pues aquí están las
consecuencias de lo que le dijeron a la trabajadora social... verdad, mentira o verdades a
media... este... son tres horas es poco tiempo para mí, pero yo les garantizo que van a
tener una calidad…..pero fue bien… nosotros no salíamos, ni como pareja, ni como
familia. Si salíamos, salíamos con los papás de él.
No pedía perdón, pasaba el tiempo y ya… pasó el tiempo. A veces me sentía
hasta culpable, de... por estar enferma, por esas cosas. Justificaba el comportamiento de
él. Yo le dije: ‘déjame llamar a mi papá, a ver si puede venir...’ y ellos me decían: ‘No
hay problema. Si no, te quedas hasta mañana. Pero me chocó. Llegué a la casa ese día,
cuando mis papás me llevaron y la cama... del lado de donde yo duermo... estaba lleno
de ropa. Entonces empecé a doblar ropa y él me dice: ‘¿Qué tú haces?’ y yo le dije:
‘Pues, doblando ropa...’, ‘¿Pero para qué?’, yo le digo: ‘¿Cómo que para qué?... para
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acostarme a dormir’. Me dice ‘Vete acuéstate con…la nena’. Entonces yo decía wow…
Mi mamá se vino a enterar que me había sido infiel cuando lo del divorcio, que salió en
la demanda. Claro, hasta el día que recibí la demanda de divorcio, yo pensaba que podía
cambiar. Por las nenas, no sé, por los años que llevábamos… Bueno, detallista nunca fue,
pero empatía... decía pocas palabras cariñosas….que me amaba... Una vez iba hacerme
un cumpleaños de sorpresa, invitó todos los amigos de él. Pero a mis papás él no los
invitó y a mí me chocó eso. Este y yo le dije que no y después no fue nadie ni los
amigos, ni… Celebré el cumpleaños con él y las nenas. No sabía como salir… (pensaba)
que realmente estaba bien, que era lo que merecía… Antes de que pusiera la demanda de
divorcio, consideré salir de la relación.
Cuando tengo otro internado parcial, en septiembre este…en Capestrano, le digo a
mi consejero que hable con él y con las nenas, para que le explique lo que es depresión y
por lo que yo estaba pasando. Mi consejero me dijo que no lo iba hacer porque yo estaba
siendo una mujer maltratada y que él me retaba a que fuera a la Procuradora de las
Mujeres entonces yo le dije ‘Que no…que él va a cambiar, si hablas con él, él cambia,
entonces no hablaron nunca con él’. Un día yo salí, lo llamo, le digo ‘Ya salí te espero
acá’, él me dice ‘Espera, que yo voy para una reunión, como él es maestro, voy para una
reunión...’, que sé yo, pero veo que falta como una hora y pico, yo dije, estoy cerca y
caminé a pie hasta la escuela, cuando me topo en la escuela, no hay nadie. Yo lo llamo y
le digo ‘Pero mira ven acá y la escuela’…. ‘Ah, yo salí casi ahora...’ Y le digo ‘¿Y las
nenas?’ y me dijo ‘Pues Fulana está en casa del novio....’ y yo le digo ‘¿Pero quién le dio
permiso?’… ‘Pues yo’, ‘Pero ¿cómo ella va estar allá en la piscina?, la mamá trabaja’,
‘Este…pero yo le di permiso’. Yo le digo ‘Fulano que, esto no va para ningún lado’ y me
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dice, ‘No, esto no va para ningún lado’. Me dio mucho coraje y frustración y vine a
buscar servicios y decidí buscar ayuda. Todo el tiempo chistosito, este... lo veía como
piropo... las humillaciones las veía como piropos.
Pues veía, cuando estaba en el hospital... yo pensaba que merecía no tener
televisor, cosas así. Sí... bien brutal, yo le pedía que me llevara a casa de mi mamá y me
decía que no. Si llegaba a casa de mi mamá por pasaje o a pie o algo le decía que me
buscara y me decía ‘Llega acá, según te fuiste’. La distancia era a pie… en carro eran
como 10 minutos. Yo nunca aprendí a guiar. Él quería enseñarme a guiar, pero cuando
buscábamos uno yo le decía automático….y él me decía: ‘Estándar, ¿por qué tú no
puedes guiar estándar si mami guía estándar? Y me hacia los cuentos de su mamá… la
reina de él. Una vez yo encontré una carta donde la mamá le escribía que lamentaba que
me hubiese preferido a mí que a ella y un montón de cosas. Lo que pasó es que yo tenía
toda esa evidencia en un sobre y una vez, que estoy en el hospital, en sala de emergencia,
él fue quien manejó mi maleta y lo sacó. Él me vino a decir a mi en 2009 que él me fue
infiel que tuvo relaciones sexuales y todo…como yo tenía ese sobre, cuando yo me
montó en la guagua…llego a casa, verifico la maleta y no estaba el sobre, le pregunto, y
me dice ‘¿De qué sobre tu hablas?’, ‘Del sobre que estaba en la maleta’, ‘Tú estas loca,
¿que sobre?’. Yo le digo ‘Chico lo que tú escribiste en la computadora’... - ‘¿Lo que yo
escribí...?’, Yo me moleste y le dije que era poco hombre, bueno le dije de todo. Este y
ahí habló, como un loro. Su papá le comentó a mi mamá que iba a salir del hombre más
mentiroso. De un hombre súper mentiroso, que su hijo era un mentiroso compulsivo.
Cuando estuvimos de novio, una cosa que pasó que me chocó era que yo siempre salía,
yo era asistente de gerente en una tienda y él se mofaba que yo fuera asistente de gerente
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en una tienda de zapatos. Él se refería a vender zapatos como bien despectivo. Pero sin
embargo, cuando salíamos los fines de semana a comer y todo, quien pagaba era yo,
porque él nunca tenía dinero. Un día teníamos una despedida de uno de los compañeros,
y nos vamos de la casa y él tiene una actividad de una despedida y que sé yo, pero la
despedida era supuestamente en Caguas. Un día se le salió, hablando que la despedida era
por Arecibo o Aguadilla, por allá. Yo le decía ‘Tú no tienes dinero para compartir
conmigo y tienes dinero para gastarlo en una despedida de soltero tan lejos’. Este... de
igual manera…quien le hacia los regalos era yo siempre, él nunca tenía dinero.
Me decían que me había dejado ir, que no me arreglaba, que había engordado un
montón, que había cambiado mi espíritu alegre. Él es el hombre más amable del mundo,
ja, ja, ja. El más amable, más capaz, más servicial, él era el hombre perfecto, de la puerta
para afuera. Esa es la tristeza que me da con mis hijas, estoy tratando de… yo estoy
liberándome de él para abrir un capitulo nuevo en mi vida. A mí me da mucha pena que
las nenas se críen con su papá un hombre maltratante y…. Tuve como dos amigas que
siempre me decían…veían como él me trataba. Me decían que saliera de ese círculo
donde me encontraba que lo dejara. Yo decía que no, que como yo lo iba a dejar, él es
bueno. Él me dice que el papá lo obligaba a recoger la cama tipo militar, que lo obligaba
a jugar pelota, le tiraba la bola para que él le perdiera el miedo y le decía nena…Y
personalmente te puedo decir que él le decía, ‘Ah, puñeta pero tú eres bruta, que esta
mierda, este chiquero que’… y se metía a la cocina y le botaba cosas que ella atesoraba.
Él se las botaba porque sí. Todo el mundo iba allá…. temor y todo el mundo se
quedaba así como… nadie decía nada. Una vez me preguntó y me dijo, a la esposa del
hermano y a mí, ‘Ustedes tienen que darse con piedras en el pecho, ustedes tienen unos
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maridos formidables, sus maridos esto lo otro, sus maridos… la verdad que ustedes dos
tienen que estar orgullosas’. Y yo le digo, ‘Ven acá tú me estas hablando de él como hijo
pero como marido, yo soy quien se acuesta con él’ y se quedó callado… Mi mamá no me
buscaba en mi cartera la señoría, sí me buscaba en mi cartera. Cuando éramos novios nos
estábamos quedando en una casa en Dorado, estábamos nosotros dos en el cuarto. Los
papás llegan y se quedan en otro y los amigos de nosotros en otro, y yo me estoy bañando
y la señora entra y abre la puerta así feliz, yo le digo a él, ‘¿Tú te imaginas que tú y yo
nos estuviéramos bañando juntos, frena a tu mamá?’ De ahí salimos a la playa, yo tenía
cigarrillos en mi mochila, y nunca se fumó delante de mis papás ni de sus papás. Me voy
a esnokiar y cuando llego me dice: ‘Mira busque en la mochila esa, viré unas semillas
porque me hacia falta el papel y cogí unos chavos para comprarle unos mantecados a
estos ahí y los cigarrillos que estaban ahí también los bote’. Yo estaba rabiosa yo le digo
a él: ‘Mira, arranca y haz algo’...
Cuando nos vamos a casar, yo le dije: ‘Mira aquí están tus veinticinco
invitaciones y yo tengo veinticinco invitaciones’ y me dice ‘No, yo necesito más’. Y yo
‘Mire es que son para cien personas y yo no puedo pagar nada más’. ‘Yo necesitó pa cien
personas o no voy pa ningún lao’ y se montó en tribuna. Le pongo que la vestimenta es
semiformal y toda la familia de él fue en mahones. Una vez estábamos en un apartamento
pequeñito que alquilamos y cuando yo llego está el papá organizando como debía ir la
sala. Lo mismo que hacía en su casa, mi sala en la sala de nosotros y el papá estaba
organizando porque siempre era así. Yo estoy loca por verlo y darle un abrazo y darle las
gracias por abrirme la jaula para poder volar. Lo que me duele es por las nenas, como las
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han manejado y manipulado a las nenas…. Aprendí que no puedo ser la sombra que
tengo que ser este…auténtica.
Cuando yo venía de las hospitalizaciones él quería que tuviéramos relaciones
sexuales y yo le decía no, yo no soy ninguna prostituta y tú me acabas de decir que no me
quieres. Y de ahí yo comencé y le dije no te voy a lavar la ropa… y le hacía hasta el
desayuno que llevaba… él llevaba ensalada para el almuerzo y yo se las hacía. Y la nena
pequeña almorzaba…llevaba almuerzo y yo siempre le preparaba comida. Me puso una
demanda por trato cruel. Por que yo no fregaba, yo no planchaba, porque yo no lavaba la
ropa, ni cocinaba esa era la demanda de divorcio que él me puso. Ellos trataron de buscar
unos acuerdos… y yo le dije yo quiero mi pensión ex conyugue, yo quiero que le deje la
casa a las nenas hasta su mayoría de edad, siempre y cuando no vivan con alguien… Le
puse que cambiara la causal a consentimiento mutuo y la custodia de las nenas
compartidas. Y ahí estamos a ver si ellos quieren jugar el juego o nos vamos por trato
cruel, a ver quien realmente fue cruel. Él papá está metió en el caso, como abogado
pero… la juez le dijo ‘Recuerde que dicen de los abogados que se defienden por sí
solos...’ Le pregunté a un abogado y me dijo: ‘que tienen un cliente idiota...’ Pero
estamos luchando, yo estoy esperando que salga el día del divorcio y poder decirle
gracias por haber abierto la jaula para que yo pudiera volar.”
TITA
“Yo me creía que iba estar en el castillo de la princesa, cuando yo me fui con él si…
iba a tener la casa más bonita… todo lo que yo quisiera lo iba tener a mí alcance….
Pero no fue así la bruja de blanca nieves me salió”
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Observaciones realizadas durante la entrevista
Tita es una mujer de 39 años de edad, de estatura mediana. Su apariencia general
era normal. Llegó puntual a la entrevista. No se observó ningún impedimento físico, ni
se observaron signos o síntomas de algún trastorno mental. Se mostró empática con la
investigadora y se expresaba de forma clara, lógica y coherente. El tono de voz fue
adecuado y mantuvo contacto visual adecuado. Su vocabulario y la pronunciación de
algunas palabras no eran correctos, pero se podía entender a lo que se refería. En
ocasiones se tornó llorosa pero se recuperaba rápidamente y no hubo dificultad para
terminar la entrevista. Narró su historia vivida de forma clara y se observó que recordaba
muchos detalles. Al finalizar la entrevista, se despidió de la investigadora y se marchó de
forma tranquila.
Historia de vida
Tita se casó a los diecisiete años de edad, luego de un año de noviazgo. Estuvo
casada por 16 años, tuvo cuatro hijos. Refirió haberse casado por salir de su casa. Indicó
no haber completado su cuarto año de escuela superior. Refirió que pudo trabajar fuera
del hogar luego de los diez años de relación, cuando sus hijos estaban en edad escolar.
Indicó: “Él me controlaba todo, para donde yo salía, mi vestimenta, el teléfono y hasta la
comunicación con mi familia, yo no podía ni irlos a visitar”. Indicó que durante su
relación recibió agresiones físicas, verbales, humillaciones y críticas constantes. Refirió:
“También era celoso yo apenas salía pero me celaba hasta de sus amigos”. Durante su
crianza indicó que no vio violencia doméstica en el hogar de sus padres.
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Testimonio
“Me crié con ambos padres, tengo 6 varones 5 hembras. No hubo diferencia en la
crianza. Sobre el matrimonio me enseñaron casarse una sola vez y hacerse lo que el
hombre quisiera. El matrimonio era para toda la vida. En mi hogar de crianza no hubo
violencia doméstica.
Yo me casé a los 17 y estuve de novia un año. Me casé por salir de mi casa. Duré
dieciséis años y tuvimos cuatro hijos. No pude terminar lo que quería estudiar, porque él
no me lo permitió. Después de 10 años pude trabajar, pero no todo el tiempo. Él me
llevaba y me buscaba… bajo supervisión de él. Él se oponía a que yo trabajara, tenía que
convencerlo para poder trabajar. Le decía por los gastos de la escuela de los niños, para
cubrirlos, tenía que trabajar. Él me controlaba todo la vestimenta, amigos y hasta la
comunicación con mi familia. No quería…por ejemplo si yo tenía un problema y quería
hablar con mi hermana, no podía... él siempre estaba pendiente a lo que yo hacía. No
podía tener mucha comunicación con mi hermana porque él siempre estaba ahí. Mi
mamá, a veces se enfermaba, y yo no podía ir a verla porque él no me lo permitía. Me
decía por los nenes que si lloraban, que no dejara los nenes solos… o ‘sírveme la comida’
o... ‘¿a qué tú vas a ver esos viejos?’... cosas así…
La violencia era verbal. Eran muchas palabras… por ejemplo si yo cocinaba, la
comida era para animales. En cuestión de limpieza, yo podía limpiar la sala y al ratito él
venia y… se quitaba los zapatos y volvía de nuevo: ‘Mira como está esta sala... ¿Tú no
piensas recoger esto…?’ Pero era que él dejaba las cosas tirás en la sala, los cuartos... tú
sabes, él se quitaba las cosas y las dejaba ahí. Después yo tenía que estar como las
sirvientas. Una vez, me agredió físicamente, el me tiró contra un mueble y me dio en un
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ojo…porque en ese tiempo las nenas estaban afuera jugando y él las encontró sin zapatos
y….él me formó un escándalo porque las nenas no tenían zapatos y el papá de él decía
que los nenes no podían estar sin zapatos. Pero como yo vivo en un campo… o sea,
cuando yo me crié, nosotros podíamos estar sin zapatos y no era na’. Me empujaba… una
vez hubo una bofetada. Me sacaba del carro, me insultaba, me decía puta, que no valía
nada, este…que nadie te va a querer si no era él, tú sabes. Él me dijo que si yo lo dejaba
no iba a ser de nadie, porque el me iba a matar. Siempre me decía que me iba a quitar los
nenes. Se llevaba las llaves de los carros. Me celaba hasta de los hermanos míos, uno no
podía salir ni con los hermanos, porque si uno iba para una fiesta era pa’ ver al chillo,
como él decía, o algún amigo de mi hermano, era que a mi me gustaba. Y no podía salir,
bueno a las fiestas de graduación yo nunca pude asistir. Tenía que llevar al nene o la
nena a coger el diploma y virar a la casa. Si yo hablaba con un hombre, ya ese era el
chillo mío. Todo era unos celos obsesivos, como uno dice. Hubo humillaciones en
público, especialmente cuando tenía las amistades de él que o yo cocinaba, o me ponía
algún pantalón…vamos a suponer, como siempre participaron mucho en el río él llevaba
mucho a sus amigos... él: ‘Mira, ya estas con ese pantalón y Fulano te esta mirando...’ o
este... ‘Vete y quítate eso, que pareces una puta...’ que si esto y uno se siente como mal.
Yo me retiraba del grupo y me iba con los nenes, aparte.
En privado habían humillaciones especialmente en la intimidad… este... quería
tener sexo oral, anal... este... a veces me lo podía quitar de encima, pero a veces tenía que
hacerlo obligado. El tiempo que se obsesionó con tener relaciones así exóticas como uno
dice, pues ya mi papá yo lo tenía en cama, vivía conmigo. Pues entonces, él me
amenazaba con que me iba a sacar a mi papá de la casa. Decía ‘Si no haces esto yo sacó a
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tu pai de aquí’. Entonces, como mi papá ya es una persona mayor, no… pero después yo
dije ‘No voy a seguir con este patrón ya esta bueno’. Porque yo tengo en ese tiempo… la
nena mayor tenía este… 15 años, decía no voy a seguir porque no voy a permitir que mis
hijas vean to’ el tiempo este… uno discutiendo, es mejor uno estar solo que estar mal
acompañao y yo dije: ‘Yo puedo estar sola y llevarlos hacia adelante.
Cuando yo estuve la mayor él cogió y se fue a Estados Unidos pero yo quedé
embarazada de él antes de que él se fuera y cuando él regreso eh… él estuvo mucho
tiempo allá, ya yo estaba por parir cuando él regresó... y ahí él decía que esa nena no era
de él y ahí este le quiso hacer la prueba de ADN y salió que era de él y ahí volví yo…
porque vuelvo y le repito, que antes nos decían que si uno se casa era pa’ toa’ la vida y
como mis papás desde que se casaron nos criaron todos juntos pues yo pensé que iba a
criar mis hijos en el matrimonio. Pero estuve un tiempo que yo dije ‘Basta, ya yo estoy
cansada y yo tengo que salir de éste’…Porque no podía trabajar y los nenes tenían que ir
a las actividades de la escuela… Vamos a suponer la actividad era de 5 a 7 ya a las 6
tenía que estar en casa, tú sabes, no podía estar más de la hora que él me decía. Y
entonces, después (de) la graduación de sexto (de) la mayor, ahí fue donde yo me,
me…me dio un shock porque él me dijo que para qué yo iba pa la graduación, porque eso
este era una zanganá y una graduación... y yo le dije que para mí era una satisfacción ver
a mi hija graduarse y coger el diploma, aunque sea de sexto. Y ahí empecé yo a salirme
un poco del yugo donde él me tenía y poquito a poco yo dije ‘Yo tengo que salirme de
este... de este yugo y echar a mis hijos palante’.
Hasta que un día, por la nena, cuando cumplió 16, llevó un amiguito a la casa y
dijo que era novio de ella. Ahí se rompió la última copa. A él no le gustó eso y entonces
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quería darle a la nena y yo me tiré al medio para que no me le diera a la nena y cogí la
galleta yo. Entonces ahí el se fue y compro bebidas y formó un show que se enteró to’ el
barrio y entonces pues…compró bebida y se puso a beber afuera y entonces nadie podía
salir al balcón. Yo vine y llame a mi hermana y entonces me dijo que no podía venir a la
casa, entonces yo dije: ‘Pues voy a llamar al novio de la nena que él quizás me puede
resolver por allá.’ Y lo llamé y entonces él llamó a la policía. Y ahí lo pudimos sacar
porque él estaba demasiao, me quería dar a mí, después que me había dao a mí, volvió
pa’a tras y me insultó y me tiró. Me dijo que yo no podía ver televisor que yo era una
persona que no tenía… bueno que no servía para madre, que le estaba dando un mal
ejemplo a mis hijas. Y este... ahí la policía vino y se lo llevó y de ahí pa’ acá no….
La primera vez yo pensé que no quería que lo volviera hacer… no sé lo dije a
nadie me quedé calla, porque el que dirán, siempre uno tiene ese… que la gente siempre
dice ‘Ahí mira que fulana dejo a fulano y que se va hacer con esos muchachos o se va ir a
la calle a pretender a otros hombre o algo’ pero… me quedé callada aguantando ahí.
Después él me dijo que lo perdonara y que él me quería un montón y que regresara con
él. Yo le dije que no... llegó hasta… yo dije ya llegó el fin aquí. Al principio sí, porque al
principio era como que…él lo que hacia era, tú vas a comprar pues él te esperaba afuera
era limitado el tiempo como uno dice. Pero ahí yo… fue debajo del yugo ese hasta… y
ahí siempre estaba aguantando, aguantando. Siempre le dicen a uno que se casa una sola
vez y no es así. El amenazó con quitarse la vida, sí, él se tomó un pote de pastillas... Yo
lo llevé a tiempo, porque estaba con una cita con la nena pequeña, que tenía problemas de
habla…y tenía dos terapias y no llegué y cuando llegué ya se había tomado el pote de
pastillas. Él dijo que lo hizo porque y que yo estaba con el otro. Eso es para mí como si
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fuera una novela como digo yo… ese matrimonio. Siempre que habló con otras víctimas
pues, casi mayormente, son las mismas características y…pero este… puede uno salir de
ése…pero yo estoy siempre positiva mi mamá me enseñó estar siempre positiva y salir de
esa negatividad.
¿Amenazas? Una vez me llamó para decirme que me iba a quitar los nenes,
incluso una vez fuimos corte, pero este los nenes… la custodia me la dieron porque el no
tenia donde tenerlos…. Después yo pensaba en que yo había… este fallao, que si a había
tenio yo la culpa, ‘siempre uno se echa la culpa’ (esta frase la dijo con naturalidad). Pero
de todo… al rato uno vuelve y piensa y dice sí yo ha hecho (sic) todo bien por qué... y
pensaba mucho en qué cosa mala yo había hecho…pero no encontraba… Yo le hacía la
comida que a él le gustaba, el cuarto siempre lo tenía bien recogío’ y perfumao’, la ropa
bien recogidita, planchá, para evitar las peleas, como uno dice... A los nenes los de...
esto... temprano, llegaban de la escuela, le daba comida y que hicieran las asignaciones
tempranito cuestión de que cuando él llegara no hubiera… las peleas que él hacia… ‘Ah,
tú haciendo asignaciones, porque eso era otra cosa, si me ponía hacer las asignaciones
con los nenes y a veces uno del de estrés del día uno como que se altera un poquito…
este... eso le molestaba también. Y a veces el cogía la libreta y se las quitaba y con eso le
daba, al primero que estuviera haciendo algo.
(Se le pregunta sobre la culpabilidad) No fíjate yo soy una persona tranquila no
soy así tan ni de estar coqueteando ni na de eso como siempre decía. Él veía las cosas
mías positivas, él me las ponía negativas. Yo me vestía pal tiempo de verano, uno se pone
las camisillitas estas… y a veces yo venía y me quitaba la camisilla y me ponía una
camisa mas cubridora, pa’ evitar.
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(Se le pregunta sobre sentimientos positivos) A veces… bueno él a veces pa’l día
de San Valentín me traía este… se acordaba, traía algún regalito. A veces cocinaba que
era de mil una (risas). Y a veces recogía la cama, pero eran cosas así, de vez en cuando,
cuando él buscaba algo... Que yo le prestara dinero, o alguna relación. También cuando
me había agredido. Al principio sí, le di oportunidad yo dije ‘Pues puede ser que algún
estrés del trabajo o…’ pero después, eso fue to el tiempo y mucho esperé…dieciséis años.
(Se le pregunta sobre Acusaciones) No… la última cuando fue a darle el golpe a
la nena... ahí me decidí, ahí yo dije: ‘Se acabó... hasta aquí llegué...’ Cuando era a mí, ni
mi familia le contaba nada, todo eso permanecía callao. No veía como salir de esto,
estaba como boquiá’. Pensaba esto fue lo que escojí... pues esto fue lo que me tocó a mí,
tengo que soportarlo hasta que Dios quiera, pero no, no es así. Para evitar las agresiones,
me iba con las nenas... eran tres cuartos… en un cuarto, este... la nena mayor tenía un
televisor y nos encerrábamos ahí y lo dejaba a él que… se desahogara allá en el otro
cuarto. O si no, me iba a caminar por la calle con los nenes o iba a casa de mi hermana,
así, a lo que el se calmaba.
(Se le pregunta como veía la conducta del agresor) Al principio, yo pensé que
era normal pero después… después yo me cansé y no, uno no puede estar siempre debajo
del yugo. No le dije a nadie, porque yo me retiraba. Cuando él me ofendía o algo, yo me
retiraba del grupo. Cuando me dio el puño, mi suegra me preguntó y yo le dije ‘No fue
que me caí’. Mi suegra me insistía y yo no le decía, este... como me había dao el golpe.
Mayormente me visitaban amigos de él, yo no tenía…tuve si en la escuela amistades,
mayormente ellos se fueron a otros pueblos. Tenía una que me visitaba y después se fue
para EE.UU. Tengo amistades, pero no tan cercanas de visitarme…de ir a la casa no, no
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tengo. Mi hermana es la única que siempre… Ella una vez me hizo el comentario de
‘déjalo y quédate sola con los nenes...’ porque ella había venido de EE.UU. con dos...
este…bebés, uno de 1 año y el otro de par de meses y me decía si yo pude sobresalir, tu
también.
Entonces después yo le estaba dando cráneo y pensando en las cosas que ella me
decía, hasta que decidí, ‘ya no aguanto más’. Mi mamá me decía que no me casara
porque era un hombre dominante. Ella decía que era este una persona jaquetona, y este
mandona como que, como que, que él es mejor que los demás… mi mamá no se llevaba
con él, siempre, siempre estuvieron como el perro y el gato. Incluso cuando mi mamá
enfermó… este... que él no me dejaba verla este... mi mamá murió llamándome y yo no
pude ir a verla y este… cuando ella murió, este... él un llanto como si... je je… incluso y
encima de la caja. Cuando la fueron a enterrar, él llorándole y yo como que me entró una
cosa y le dije ‘No seas tan ridículo, hipócrita, salte de ahí’. Mi mamá y él nunca se
llevaban eran como perros y gato je je… Al velorio me dejó ir de día porque por la noche
no, incluso mis hermanos llegaron de EE.UU. y yo los vine a ver al otro día no los pude
ver por la noche. Y un primo que hace años que no lo veo que era sobrino de mi mamá
como no nos veíamos hacia tiempo, el vino y me abrazó y ¡Ay, pa’ qué fue eso...! El
vino... por poco él le da. Él le iba a dar allí dentro de la funeraria y mi otro hermano lo
aguantó. Mi hermano lo sacó afuera y le dijo: ‘Mira chico, contrólate porque ellos son
familia, tú sabes, yo no sé por qué tú estas alterao’... ‘No, que él la abrazó, la abrazó y no
la soltó. Yo estaba llorando, él también, tú sabes, uno no va a estar pensando en na’, el
dolor es mutuo, pero él no lo entendió eso. Bueno, a veces uno quiere un abrazo de un
hermano en ese momento. Mis hermanos decían que lo dejara, que era una persona
123
agresiva en sus hablar y él siempre... todo lo mejor era él. Todo lo que él hacía era
perfecto, lo demás… nunca tuvo mucha comunicación con mis hermanos, y mis
hermanos siempre lo trataban de lejitos... Cuando ellos venían, no venían mucho a mi
casa, era rara vez... un ratito y después se iban para casa de mi hermana. Pero ahora
vienen y hacemos fiesta.
(Se le pregunta sobre cambios desde que se casó con él) Mi forma de vestir... los
compañeros de escuela me decían ‘Ahora te veo como más apagá... ya no eres como
antes, que siempre estabas más alegre, siempre estabas maquillaíta y ahora no’… y yo le
digo ‘Pues’… pero siempre, este... no daba entender que tenía problemas en mi casa. To’
el tiempo era positivo, aunque en casa se estuviera cayendo… la casa jeje… a veces me
ponía a pensar ‘ojalá yo estuviera todavía en la escuela o no lo hubiese conocido…
volver el tiempo hacia atrás cuando él me pidió irnos, este, decirle que no (risas). Mi
hermana se dio cuenta de lo que estaba pasando, porque no tenía muchos vecinos
alrededor. Sí, las señoras mayores me decían, tú siempre estás encerradita y como
callaíta, como que tú tienes problemas y yo le decía que no, que no tenía problemas….
Mi hermana intervenía cuando él le daba con la libreta de los nenes ella entraba y le
decía: ‘Mira, eso no son formas de darle a los nenes... ayúdalos a estudiar, no le des.’
Él tiraba la puerta y se encerraba en el cuarto y después, cuando ella se iba, pues
me decía ‘Ah, esa hermana tuya es una metía, a que tiene que venir paca a intervenir en
las cosas de uno’ y a veces decía malas palabras porque era medio malcriaito. Yo me
quedaba calla para no alterarlo, porque yo siempre evitaba muchas discusiones por los
nenes. Él votaba sapos y culebra y yo le ponía flores acá, pa que los nenes no escucharan
y se sintieran mal. Pero siempre la mayor siempre escuchaba. Él siempre decía que él
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siempre estaba solo, y que con unos perritos y que por el monte que ellos tenían cerca y
que por allá. Que hacía muchas maldades, fue un desertor escolar. Después fue que yo me
enteré de eso, mija, cuando él pegó a contármelo yo dije: “Ea, diantre... que metía de pata
yo he dao (risas).
El papá tomaba mucho y a veces tenía peleas con la mamá, el señor parece que
tenía otras parejas fuera de la casa siempre... la señora sabia…la discusión que adónde te
quedaste o porqué vienes borracho y cosas así... Incluso, cuando yo me quedaba a veces
allá, él todavía tomaba. Yo evito verlo, solo lo veo cuando tenemos casos en corte, yo
evito. Si lo veo a veces me pongo a pensar…y que zángana fui teniéndole miedo, en vez
de abrirle la boca igual que él me la abría a mí y defenderme. Ya me curé de eso. Es
como, como decir, como los nenes chiquitos, papi viene y me va a dar y tengo que
arreglar esto, tengo que ponerme a estudiar o uno tenía como ese miedo ahora no….
ahora lo veo y…. Incluso, llama a veces y yo lo trato como si fuera otra persona: ‘Sí,
buenas tardes, qué desea... Ah, quiere hablar con su hija, pues espérese un momento...’ y
le paso la nena. Yo le compré celular a la nena, pero siempre llama al mío. Al mes de
dejarlo todo, se me volvió como un caos pero después fui despegándome y tratándome
aquí con las muchachas y eso me ayudó un montón. Porque yo era bien tímida y después
me solté. En los grupos aquí uno se desahoga, oyendo a las otras personas, uno dice
cónchale, yo no pasé tanto... ésta la pasó peor y con que eso fortalece a uno. Pero uno no
debe estar negativa, siempre uno debe estar positiva y echando pa lante nunca pa’ atrás...
Si eso pasó, pues darle vuelta a la página y seguir palante... Ahora llevo tres años con mi
esposo actual. Aprendí no dejarse manipular y como siempre digo, estar positiva y…no
dejarse agolpear, ni nada, de eso estar siempre como yo digo, positivo.
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(Se le pregunta si al dejar la relación, alguien se alegró) Sí, mi hermana, un novio
que yo tenía en la intermedia, que trató de desto, pero yo dije que no (risas) dije que no
porque ya se había casado tres veces y dije: deja sacarlo, de lejitos te digo adiós. De mi
ex, muchos me dijeron que usaba drogas. Él siempre jugaba muchos gallos de pelea y se
llevaba siempre el nene a la gallera y muchos galleros por el barrio... decían él esta
usando drogas y él se lleva ese nene.... Y entonces, una vez, yo le dije que no quería que
el nene fuera a la gallera porque, bendito él llegaba tarde pa’ madrugar al otro día para la
escuela, pero mejor faltaba el nene a la escuela que… él tenía que ir a la gallera, era
mejor tener que ir a la gallera y no a la escuela. Porque él y que era varón y el tenía que
enseñarlo a ponerle las espuelas y a bregar con lo gallos esos, que yo Dios mío,
perdóname, pero yo los odio. Odio los gallos de pelea. Donde yo los veo, yo los odio. Mi
nene quería uno y yo le dije que no ‘Yo te puedo comprar gallos de los otros, pero de
esos no’. No quiero gallos de pelea, incluso un amigo de mi esposo actual llevó uno y yo
sé lo dije, ‘Llévatelo, porque no lo quiero aquí’, le tengo una cosa a los gallos de pelea...
Mi hija mayor me dice que yo soy el papá y la mamá de ellas, porque de él no
recibieron ningún tipo de cariño. La segunda habla con él, pero los otros no. La chiquita
no habla con él siempre llama a esa na’ más. E l nene…bueno desde que se fue de casa
le prometió un four track porque el quería que el nene testiguara (sic) a favor de él y
como el nene no... de esto... pues no le regalo na’. Nunca pensé quitarle los cargos porque
de alguna manera yo tenia que salir de este yugo y la única manera es... este… sacándolo
con la policía porque verbalmente, si yo tengo una comunicación con él, no la iba
entender. Él era una persona muy dominante y agresiva. Dije no así nunca lo podía sacar
de la casa y eso me tomó dieciséis años. Siempre yo tenía en mente los nenes como que
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voy a criar los nenes sola, que no van a ver a su papá, pero yo dije: ‘ya no... ya está
bueno...’ Ahí niños que ni tienen sus papás juntos no comparten... Yo contaba que al
separarme de él…yo dije no quiero ningún tipo de comunicación a menos que no sea de
los nenes... Pero contaba que él iba a compartir más con los nenes, pero eso no es así. Mi
mamá estuvo 58 años de matrimonio y nos crió a los doce. Y todo era cariño y amor,
trabajaban juntos en la agricultura. Y eso fue lo que nos enseñó. No había agua y, cuando
niñita, cocinábamos con leña. Entonces nosotros nos íbamos por las mañanas a buscar
agua y leña... esas era las tareas al amanecer, pero cuando teníamos escuela lo hacíamos
por la tarde rapidito a buscar leña y agua. Yo llegué a tercer año y después me casé, que
me arrepiento mil veces. Yo pertenecía a la patrulla escolar estuvé desde la elementar
hasta la high, me encantaba y todavía me encanta la policía, me fascina. El maestro de
nosotros es capitán de la policía en Coamo y cada vez que me ve me dice ‘Mira lo que yo
me he perdió en mi… grupo, ah’. Él siempre me decía que eso era una zanganá’ que eso
era cosa de hombres y ahora una mujer puede hacer un trabajo mejor que un hombre.
Pero que nos crían así, que el hombre es el que manda y uno siempre tiene que ser por
debajo de él. Yo le digo a mi hija: ‘No es que uno no respete al marido, pero hay
igualdad’. Como el de ahora si yo no he llegao y él llega primero, este… si hay algún
plato sucio o la basura no se a botao’ pues la coge y la lleva al zafacón. Los sábados hay
que lavar los carros, pues tú lavas el mío, yo lavo el tuyo o vamos a recoger el patio…
este... es en grupo, no sentarte con una cerveza en una silla a esperar que yo recoja el
patio. Vamos a tirar un piso, yo mezclo el cemento y tú nada mas coges una flota para
liberar el de esto…el trabajo más fuerte me lo dejaba a mí. (¿Usted hizo este tipo de
trabajo?) Si y limpiar patios, he pintao casa. Después que el salió de mi casa me dejó una
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longa de trescientos y pico de luz y he pintao casas, hecho patio, pintar una reja y lo
último fue hacer una finca por allá a un señor que me dio $75.00, pero era una pelota de
jalda... Después me fui pa Santa Isabel a recoger maíz, allí las labores pues… yo me crié
en la agricultura. El trabajo que yo tenía con él era él llevarme y me recogía, pero eso de
que yo me fuera sola en el carro eso no, no…todo tenía que ser de día y por la mañana
hasta las doce. Él estuvo un tiempo trabajando pero después, solicitó seguro social,
cuando cobró seguro social era como un mueble en casa. A veces yo me iba a las siete
viraba a las ocho y todavía estaba él en la cama. Había que llevarle el desayuno a la cama
y ahí yo venia y me iba a limpiar una casa y ya a las doce tenia que estar en casa. Pero
todo era ahí o si no él venia me llevaba, dormía y después me buscaba pero todo tenía
que ser bajo supervisión de él. Igual que cuando iba a la tienda a comprar, tú no te podías
dar el lujo de ver la ropa tenias que ir comprar la camisa y salir rápido eso de venirte a
mirar camisas, mahones….
Ahora no, ahora me voy los sábados y ufff. Nunca iba a los médicos y las pocas
veces que iba, él siempre me acompañaba. Siempre teníamos que tener las citas juntas;
las del médico primario. Al ginecólogo nunca fui. Ahora es que me estoy atendiendo. Él
decía que eso era una zanganá eso de estar chequeándose o algo así, eso era una zanganá.
Igual que cuando a ti te da un catarrito o te da fiebre eso es una zanganería, yo era la
máquina que no se podía dañar. Así estuviera muriéndome, tenía que levantarme a
cocinar y a limpiar, pero ‘chacha, no se lo deseo ni a mi peor enemiga. Siempre estuve
bajo el yugo de él, ahí... En aquél tiempo yo pensé que si yo salía de él no iba a conseguir
a nadie porque yo era una porquería y nadie no me iba pero no es así, no es así… Yo soy
mejor que él, más importante. Yo me creía que iba estar en el castillo de la princesa,
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cuando yo me fui con él, sí… iba a tener la casa más bonita, este... todo lo que yo quisiera
lo iba tener a mí alcance, este.... Pero no fue así. La bruja de Blanca Nieves me salió
(risas). Después que él salió de mi casa. Muchacha, tú no sabes todos los arreglos que yo
le he hecho en la casa. Los entretenimientos míos son las orquídeas y las rosas, la hija de
la viejita que yo cuido, el esposo es doctor y ella maestra y cuando tienen hijitos
(refiriéndose a las orquídeas) ella me los regala.
Yo le digo: ‘sigue comprando, jaja’. Tengo muchas en casa, esa es mi pasión. A
veces yo pensé, yo me metí aquí, tengo que seguir aquí, como que no tengo escapatoria.
Pero yo pegué cuando los nenes estaban en la escuela intermedia, que ahí uno tiene
comunicación con las otras mamás y ahí empecé a comunicarme con las otras y a base de
lo que ellas contaban, porque yo siempre estaba media retirá’ de los grupos, pues... este...
yo empecé a atar cabitos y a pensar en las cosas que me estaban pasando en mi casa... yo
dije ‘algún día…’ Siempre tenía ese dicho. Algún día yo tengo que salir de aquí, siempre
estaba así hasta que lo saqué de ahí. Antes yo salía a hacer compra o comprar las cositas
de los nenes, pero siempre bajo su mandato como uno dice, supervisión de él. Sí mi
mamá llamaba siempre era una discusión, ‘¿Ah, qué quiere la vieja esta?’ yo siempre
buscaba vamos a suponer que si mi mamá me estaba llamando y yo estaba haciendo la
comida: avanzaba y la terminaba, le servía y después la llamaba. Mi mamá estuvo
enferma de venas varicosas, tuvo ulceritas y yo la curaba todas las tardes. Le daba mucho
masaje… pero él decía que eso era una changuería. Espero que a él no le pasen esas
cosas. A pesar que pasaron vente mil cosas, no le deseo mal porque se le pueden virar a
uno pa’ atrás. Cuando me regalaba, pensaba que estaba arrepentío y me quería, pero eso
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duraba poco. Esas escenas de amor, que uno lo veía así... quizás cambiaba en ese
momento pero pasaban tres días y volvía a lo mismo.
Yo siempre tenía a Dios por adelante, y le pedía haz un milagro a ver si este hombre
cambia, porque yo quiero que mis hijos se críen con él.
Cuando el nene cumplió los 10 años, que él empezó a sacarlo pa’ fuera, quería
que no saliera mucho para que no aprendiera las mismas cosas de él. Entonces, él me
decía que lo iba a criar como una nena pero era que... cosas que yo veía, no eran buenas.
Él es un poquito fuerte, medio rebeldito, pero yo creo que era el mismo patrón que vio en
casa. Ahora le digo: ‘no seas así, que algún día tú te vas a casar... no maltrates’. Siempre
le tengo eso... Él tiene una amiguita en la escuela y yo toas las noches le digo trátala bien,
trátala con cariño porque yo soy una mujer también y tú naciste de mí. Si yo te doy amor,
cariño y comprensión, pues trátala así.
Yo me quedaba con él, porque él me decía que yo era una porquería, que yo
nunca iba a conseguir a nadie...Que yo era para él nada más... pues... quizás eso me
aguantó un poco. Yo pensaba que al dejarlo a él no iba a conseguir a nadie, que nadie me
iba a querer con los cuatro muchachos o porque, como él decía, que yo cocinaba malo, o
que era una puerca, yo pensaba muchas cosas así negativas. Pero después, cuando salí de
ese ciclo, vi las cosas más claras. ..”
130
Capítulo IV
Discusión de los resultados
El propósito de esta investigación consistió en analizar a través de la Historia de
vida de un grupo de mujeres puertorriqueñas que habían vivido incidentes de violencia
doméstica en sus relaciones de pareja, si presentaban características asociadas al
Síndrome de Estocolmo. Para este fin utilicé el método cualitativo, el cual se caracteriza
por la recolección de información sin medición numérica, con las descripciones y las
observaciones. Su propósito consiste en reconstruir la realidad, tal y como la observan los
actores de un sistema social previamente definido, (Sampieri, Fernández y Batista, 2003).
Para este fin se utilizó el método de historia de vida, el cual permitió analizar a través del
discurso de las participantes, como veían su relación y las causas para permanecer en las
mismas.
La Historia de Vida es un método en la investigación cualitativa que se
caracteriza por ser descriptiva, inductiva, fenomenológica, holística, humanística y de
diseño flexible. Es uno de los diseños de la metodología cualitativa más abarcadores y
que mayor información brinda sobre la persona, siendo a su vez narrada por el
protagonista Sampieri, 2006).
El Síndrome de Estocolmo Doméstico está basado en el desarrollo de un vínculo
interpersonal de protección, construido entre la víctima y su agresor, en el marco de un
ambiente traumático y de restricción estimular, a través de la inducción en la víctima de
un modelo mental, cambios cognitivos y su funcionalidad adaptativa( Montero,1999). La
víctima, dentro de sus procesos cognitivos ya distorsionados ante la experiencia
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traumática de la violencia, comienza a desarrollar cambios cognitivos a través de los
cuales ve al agresor desde otra perspectiva. Logra buscar justificación para la conducta de
éste, lo que la motiva el mantenerse en la relación ya que piensa que la situación puede
cambiar o que este cambio depende de ella. Se espera que mientras más la mujer se
conforma al perfil de víctima de violencia doméstica tendrá mas probabilidad de
desarrollar el Síndrome de Estocolmo Doméstico.
Análisis de la información
La investigadora llevó acabo un análisis de la información recogida en las
entrevistas utilizando el marco teórico desarrollado por Andrés Montero, Síndrome de
Estocolmo Doméstico. Este modelo plantea que la víctima sometida a maltrato
desarrollaría el Síndrome de Estocolmo Doméstico para proteger su integridad
psicológica y recuperar la homeostasis fisiológica y conductual, (Montero, 1999). Según
Montero, este proceso abarcaría cuatro fases: desencadenante, reorientación,
afrontamiento y adaptación. En la fase desencadenante las primeras palizas propinadas
por la pareja romperían el espacio de seguridad previamente construido por la pareja
sobre la base de una relación afectiva, espacio en el que la mujer había depositado su
confianza y expectativas. Lo cual genera una desorientación, una pérdida de referentes,
reacciones de estrés con tendencias a la cronificación e incluso a la depresión (Montero,
1999).
En la fase de reorientación, la mujer busca nuevos referentes de futuro y trata de
efectuar un reordenamiento de esquemas cognitivos en base al principio de la
congruencia actitudinal, todo ello dirigido a evitar la disonancia entre su conducta de
elección y compromiso con la pareja y la realidad traumática que está viviendo. Según
132
Montero (1999), la mujer se culpa a sí misma de la situación y entra en un estado de
indefensión y resistencia pasiva, y llega así a la fase de afrontamiento, en la que asume el
modelo mental de su esposo y busca vías de protección de su integridad psicológica,
tratando de manejar la situación traumática. En la última fase, de adaptación, la mujer
proyecta parte de la culpa al exterior, hacia otros, y el Síndrome de Estocolmo se
consolida a través del proceso de identificación con el agresor y alrededor del modelo
mental explicativo del esposo acerca de la situación vivida en el hogar y sobre las
relaciones causales que la han originado.
Se comparó los resultados utilizando el perfil de una víctima de violencia
doméstica y luego las características que presentaba cada una de ellas asociadas al
Síndrome de Estocolmo. En muchas víctimas de maltrato pueden observarse los
siguientes indicadores:
 Baja autoestima
 Sentimientos de impotencia
 Temor a la toma de decisiones
 Enfermedades físicas o mentales
 Insomnio
 Ser complaciente en extremo
 Sentimientos de culpabilidad
 Aislamiento
 Miedo paralizador
Comenzando con el indicador de baja autoestima, pudimos ver que Mery presentó este
indicador cuando decía: “Había cosas que no me dejaban salir de esa relación. Muchas
133
veces al principio me sentía culpable de su reacción. Yo decía si él me quiere mucho...
¿Por qué, entonces, yo hago cosas que a él no le gustan?… Me dejé el pelo largo y usaba
ropa de mujer mayor... Yo veo fotos y me veo yo en ese momento y parezco una viejita...
Era como que me daba lo mismo”.
Lola presenta este indicador cuando decía: ‘Tú no eres la misma, ya tú ni ríes’. Porque
siempre, donde estaba yo, ellas nunca estaban tristes. Y ahora me dicen: ‘y ahora hay que
trabajar para que tú sonrías...’
Tita mostró este indicador cuando refirió: “…que yo era una porquería que yo nunca
iba a conseguir a nadie que yo era para él nada más pues quizás eso me aguantó un poco.
Yo pensaba que al dejarlo a él, no iba a conseguir a nadie... que nadie me iba a querer…”
Rose presentó este indicador cuando decía: “…nadie me había tratado como me trató
él, tú sabes… Lo primero que yo pensé es que yo tuve la culpa por gritarle, hablar malo
porque a él no le gustaba que se hablara malo... que yo tuve la culpa por no hacer lo que
él me pidió. La culpa todo el tiempo era yo”.
En la entrevista de Fela presentó también este indicador: “me había dejado ir, que no
me arreglaba, que había engordado un montón, que había cambiado mi espíritu alegre. A
veces pensaba que yo tenía la culpa de todo por estar enferma…”
Durante las narraciones, otro indicador que se pudo observar en cada una de ellas fue
sentimiento de impotencia. Mery por ejemplo dijo: “Lloraba mucho, después que
lloraba y me calmaba y decía pues voy a seguir en esto era como si no pudiese salir de
ahí, yo quería pero era como si no pudiese. Había cosas que no me dejaban salir de esa
relación”.
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Lola decía: “si yo hubiese frenao’ aquella primera vez, no estuviera hoy aquí”.
Tita presenta haberse sentido frustrada al decir: “…ahí, yo fue debajo del yugo ese
hasta… y ahí siempre estaba... aguantando... aguantando”.
En el caso de Rose, en ocasiones, reflejó haberse sentido frustrada al decir: “No
pude terminar de estudiar por problemas en el matrimonio”. En el caso de Fela, decía “A
mí me da mucha pena que las nenas se críen con su papá, un hombre maltratante y….”
Las participantes evidenciaron presentar el indicador de Temor a la toma de
decisiones. En el caso de Mery indicaba: “El también controlaba los sitios donde
vivíamos eso si que lo controlaba. Me quedé en la relación porque yo lo veía como hasta
enfermo, y pensaba no lo voy a dejar solo... ¿qué va a decir la gente?”.
Lola mostró dificultad en la toma de decisiones cuando decía: “Sexo, quería todos
los días y si no, decía: “Tú tienes otro” y al final uno terminaba haciendo lo que él quería.
Pero cuando lo veía dormido tenía ganas de irme y desaparecerme… Pero nada, me
quedaba.”
Tita mostró este indicado cuando refería: “Él me controlaba todo la vestimenta,
amigos y hasta la comunicación con mi familia. No veía como salir de esto, estaba como
boquiá... Pensaba: ‘esto fue lo que escogí, pues esto fue lo que me tocó a mí, tengo que
soportarlo hasta que Dios quiera’…”
Rose lo proyectaba al decir: “No me permitía trabajar, nunca vi ningún modo de
escape, le tenía mucho miedo”.
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En el caso Fela, decía: “Quería pagarle a mi mamá por cuidar la nena y seguir
trabajando y él me dijo que no…tuve que quedarme cuidando la niña. Nosotros no
salíamos ni como pareja ni como familia. Si salíamos, salíamos con los papás de él”.
El indicador de enfermedades físicas y mentales, se observó en Mery cuando
comentó: “Una vez me dio un puño, que por eso tengo que ir al audiologo, porque tengo
pérdida de audición de ese oído. Aunque la física dolía, esa fue la mas dolorosa,
emocionalmente, porque me sentía tan baja era una cosa tan mala, esa fue la peor
agresión que me hizo”. Mery claramente demuestra como la violencia emocional la
marco en mayor grado.
Lola demuestra haberse afectado al decir: “Yo le tenía miedo, no sé, pero me
destrozó”. Los sentimientos de miedo y culpa aún persiguen a Lola: “El día que yo lo vi
en el tribunal me partió el alma. Por eso fue que llegué a esto porque… y todavía yo
decía que si lo soltaban, yo no sé qué va a ser de mí”.
En el caso de Tita, indicaba: “Después yo pensaba en que yo había… este... fallao’,
que si había tenío yo la culpa, siempre uno se echa la culpa… y que zángana fui
teniéndole miedo.”
Rose igualmente presentó este indicador: “Me dejó coja porque un día me arrastró y
yo me aguanté de la pared y me siguió dando puños y puños y puños. Cuando pienso en
él, me voy en down”.
Aunque todas presentaban este indicador en el caso de Fela fue mucho más
marcado ya que ella padecía condiciones de salud que él no comprendía, indicó: “.
Cuando no aguanto más voy a Inspira y ahí hablo y me dicen que necesito un internado
136
parcial. Cuando las nenas le preguntaban y ‘qué mami hace ahí’... ‘tu mamá esta
loca’…pero como un chiste. Identifiqué que mi recuperación de cirugía y cirugía no era
la adecuada porque, porque entiendo que me obligaba a tener sexo después de llegar de
una hospitalización”. Fela en varias ocasiones fue hospitalizada tanto en hospitales
físicos, como de salud mental. En este caso se presentaron más indicadores de violencia
emocional que física.
Otro indicador del perfil de una víctima de violencia doméstica lo es que la mujer
tiende a ser complaciente al extremo. En Mery se presenta cuando dice: “Vivía con él,
ya por atenderlo porque estaba enfermo y qué sé yo. Yo trataba que no me diera coraje
con las cosas que él hacía y no llevarle la contraria nunca, para que no se molestara y me
agrediera... No decirle cosas que él no quería oír y no hacer cosas que él no quería que
hiciera, como era no ir mucho a casa de mis papás. Si él llegaba, yo ya estar en mi casa o
no hacer cosas que él no quisiera que yo hiciera, no llevarle la contraría para que no le
diera coraje y me fuera agredir”.
Lola muestra este indicador del perfil al decir: “…”. A veces lo acostaba, siempre
tuve que estar con él, como si fuera un nene, aunque no estuviera bebiendo. Yo tenía que
estar viendo animal planet y esa programación, para controlarlo. Yo, a él, yo lo mantenía
de todo…Yo todo desde los cigarrillos porque el día que él no tenia cigarrillos…”
Tita lo expresaba: “Yo le hacía la comida que al le gustaba, el cuarto siempre lo
tenía bien recogío y perfumao, la ropa bien recogidita, planchá’, para evitar las peleas
como uno dice. A los nenes los de esto temprano, llegaban de la escuela, les daba comida
y que hicieran las asignaciones tempranito cuestión de que cuando él llegara, no
hubiera… Había que llevarle el desayuno a la cama”.
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Rose lo presenta al decir: “…le tenía que pedir permiso para todo. Si salía era con
él o con la familia. Yo si tenía que cuidarle sus hijos y tenía que aceptar lo que pasará. …
pero yo tenía que dejarle a él desayuno y almuerzo y preparar su ropa por la mañana, todo
porque yo quería”. En el caso de Rose en sus dos relaciones vivió violencia doméstica.
Fela también presentó este indicador cuando refería: “Justificaba el
comportamiento de él. Quien le hacía los regalos era yo siempre, él nunca tenía dinero”.
Además de complacerlo sexualmente cuando él quería: “Identifiqué que mi recuperación
de cirugía y cirugía no era la adecuada porque, porque entiendo que me obligaba a tener
sexo después de llegar de una hospitalización. Porque si no, se buscaba otra…”.
Otro indicador en el perfil lo es sentimiento de culpabilidad. Durante las
entrevistas se pudo observar que esto fue un denominador común en todas y el que con
más frecuencia se encontró en las participantes. Mery, por ejemplo, lo presentó al decir:
“...él me dijo que íbamos a salir con ellos, entonces yo le dije, ‘mira de verdad que yo no
quiero salir con ellos porque yo no los conozco’ y por eso, me dio... Por eso nada más y
ahí comenzó la agresión. Yo pensé que tenía la culpa, por no querer hacer lo que él
quería. Eso fue lo que pensé... como no hice lo que él quería por eso me dio y me eché la
culpa. Muchas veces, al principio, me sentía culpable de su reacción: ‘Si no hubiera ido a
casa de mi familia él no se pone de esa forma’”.
En el caso de Lola, lo expresa: “Muchas veces decía: ‘tal vez soy yo, tal vez…’
todavía hasta el día de hoy yo lo estoy justificando. Cuando llegaba a fiscalía yo le
empezaba a tumbar, la pena y el nene. . Me dio pena. En ese momento pensé en tumbar
todo echar todo pa’ tras. Hay bendito porque verlo como lo vi, él nunca estaba barbú. Él
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siempre estaba bien limpio y yo verlo así yo dije: ¡Ay Dios mío!…” Lola aún siente pena
por su ex pareja, pero comprende que no es saludable el continuar esa relación.
Tita lo presentó al decir: “Después yo pensaba en que yo había… este... fallao,
que si había tenío yo la culpa, siempre uno se echa la culpa”.
Rose lo manifestó al decir: “. Lo primero que yo pensé es que yo tuve la culpa
por gritarle, hablar malo, porque a él no le gustaba que se hablara malo... que yo tuve la
culpa por no hacer lo que él me pidió. La culpa todo el tiempo era yo.... Siempre me veía
culpable en esos momentos... Yo pensaba que yo era la culpable, todo el tiempo que yo
era la culpable. En el aspecto que él decía que yo no hacia las cosas como él decía, para
todo tenía un pero. Él me agredía y luego me levantaba”. Rose además necesitó trabajar
con los sentimientos de culpa de que él se quitara la vida. Su ex pareja se suicidó en la
celda de la cárcel donde fue ingresado.
Fela, como las demás, presentó sentimientos de culpa al decir: “. A veces me
sentía hasta culpable por estar enferma... por esas cosas... Justificaba el comportamiento
de él”.
Otros de los indicadores del perfil es el aislamiento. En muchos casos, el
aislamiento se da no por voluntad de la víctima, sino porque su agresor, bajo la
manipulación, consigue que se aislé. Al lograrlo, ejerce más control y dominio sobre la
víctima ya que este reduce sus redes de apoyo.
Mery, presentó este indicador cuando decía: “El siempre me alejaba de mi familia
y se hizo amigo de mis amigos, yo tenía muchos amigos y él se hizo amigo de mis
amigos. Inclusive ahora son amigos de él…”
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Lola, informó: “y pasaban meses y no veía la familia mía. Él teléfono siempre lo
chequeaba... quién era, los mensajes de texto. Él se llevaba mí carro y me dejaba
incomunicada en casa a pie con los nenes y regresaba como al cuarto día. Porque cuando
él no estaba, yo aprovechaba para ver a mi familia y ahí ellos sabían que él no estaba”.
Tita, lo evidencia al decir: “Él me controlaba todo... la vestimenta, amigos y hasta
la comunicación con mi familia. No quería…por ejemplo, si yo tenía un problema y
quería hablar con mi hermana, no podía... él siempre estaba pendiente a lo que yo hacía.
No podía tener mucha comunicación con mi hermana porque él siempre estaba ahí. Mi
mamá a veces se enfermaba y yo no podía ir a verla porque él no me lo permitía. . Me
celaba hasta de los hermanos míos…. Y no podía salir, bueno a las fiestas de graduación
yo nunca pude asistir... tenía que llevar al nene o la nena a coger el diploma y virar a la
casa”.
Rose, lo manifestó al decir: “…yo no podía ir a casa de mis padres... Poco a poco
buscaba la manera de la manipulación de ponerme en contra de mucha gente y qué sé yo.
Me celaba de todo el mundo, yo no podía pararme en el balcón…para nada”.
En el caso de Fela se evidenció cuando decía: “. Él no me prohibía estudiar, pero
no me lo facilitaba. Teníamos celulares en la misma cuenta y me dijo que cuando se
terminara el contrato no me iba a renovar el contrato a mí, tenía que sacarlo yo como
fuera”.
El miedo paralizador es otro indicador que se pudo ver que las participantes
mostraron con frecuencia. En el caso de Mery, se manifiesta cuando dice: “Él muchas
veces me amenazó con quitarme la vida. Me corría con cuchillos... siempre mi primera
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reacción, cuando me agredía, era llorar... lloraba mucho… después que lloraba y me
calmaba y decía ‘pues voy a seguir en esto...’ era como si no pudiese salir de ahí... yo
quería, pero era como si no pudiese. Muchas veces temí por mi vida, pero el problema
fue que me acostumbré a temer por mi vida…” Mery no solo experimentó el miedo
paralizador sino que también se acostumbró y lo comenzó a ver como parte de su
relación.
Lola, lo expresó: “Cuando llamaba la policía, ese era mi escape. Yo pensaba se lo
van a llevar arrestado, y yo voy a poder estar tranquila un chispito. Ahora él está preso,
pero no sé con qué intenciones va a salir. Hasta el día de hoy, él está confinado y yo digo,
no tengo escapatoria, porque mi escapatoria sería buscar un hogar seguro”. Durante la
entrevista, Lola informó que ya esta en proceso de tener ese hogar seguro que tanto
necesita.
Tita, manifestó: “Él me dijo que si yo lo dejaba, no iba a ser de nadie porque él
me iba a matar. Para evitar las agresiones, me iba con las nenas en un cuarto este… la
nena mayor tenía un televisor y nos encerrábamos ahí. Yo me quedaba callá para no
alterarlo, porque yo siempre evitaba muchas discusiones... a veces me pongo a pensar…y
que zángana fui teniéndole miedo…” El miedo hacía que Tita se sintiera responsable de
calmar siempre la situación.
Rose, lo expresó: “A través de la misma manipulación y de la misma presión que
me estaba haciendo mi pareja pues me removieron mí nene. Ya yo estaba descontrolá’ de
los nervios, ya yo no dormía, no comía, no hacía nada… ” Luego, en la segunda relación,
Rose comentó: “Este sí me daba puños, me puso un cuchillo en el cuello. La vez que me
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puso el cuchillo en el cuello, me encerró en mi cuarto, por la comida me daba, si yo no
hacía almuerzo rastrallaba lo que había por el piso, me rompió todo lo de mi casa, me
robó todo lo de mi casa. Pero me dijo “Si no eres mía, no eres de nadie. Esto… ya al
saber eso, yo le tenía miedo”.
En el caso de Fela, no se encontró evidencia de que presentara un miedo
paralizador, como las demás. Nunca reportó que le amenazara con quitarle su vida, pero a
través de la violencia emocional que vivió sufrió de depresiones y requirió ayuda.
Todas las participantes cumplieron con los indicadores del perfil de una víctima
de violencia doméstica propuesto por Walker. Bajo estos estados, no puede una mujer
reaccionar de forma saludable y asertiva por lo que tiende a permanecer en la relación.
Características asociadas al Síndrome de Estocolmo
Las siguientes características fueron expuestas por Andrés Montero (1999), en su
teoría Síndrome de Estocolmo Doméstico:
 Miedo
 Percepción de ausencia de vías de salida o escape
 Carencia de recursos alternativos
La característica del miedo se manifestó en todas, menos una de las participantes:
Mery manifestó la característica de miedo en las siguientes expresiones: “Él muchas
veces me amenazó con quitarme la vida. Me corría con cuchillos, siempre mi primera
reacción cuando me agredía era llorar, lloraba mucho… después que lloraba y me
calmaba y decía pues voy a seguir en esto... era como sino pudiese salir de ahí...yo
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quería, pero era como si no pudiese. Muchas veces temí por mi vida, pero el problema
fue que me acostumbré a temer por mi vida…”
Lola, lo puso de manifiesto al decir: “Yo le tenía miedo... no sé, pero me destrozó…”.
Tita expresaba, entre otras cosas: “Yo me quedaba callá’ para no alterarlo, porque
yo siempre evitaba muchas discusiones... a veces me pongo a pensar…y que zángana fui
teniéndole miedo…”
Rose dijo: “La vez que me puso el cuchillo en el cuello, me encerró en mi
cuarto... por la comida, me daba si yo no hacía almuerzo, restrallaba lo que había por el
piso, me rompió todo lo de mi casa, me robó todo lo de mi casa.”
Fela en su entrevista no refirió tenerle miedo, pero se mantenía dentro de la
relación a pesar de todas las humillaciones recibidas. Ésto se podría percibir como un
elemento de inseguridad, lo cual se podría interpretar como miedo al cambio. Aunque no
se vio explícitamente, se podría inferir que si el miedo se dio en ella, fue de forma
inconsciente.
La percepción de ausencia de vías de salida o escape se puso de manifiesto en las
historias de todas las participantes cuando se expresaban:
Mery lo expresaba claramente al decir: “Me sentía que no era víctima, yo lo
bloqueé porque sentía que ‘esto que tengo, yo me lo busqué y por eso yo no soy una
victima...’ Era como que yo no puedo, no es que no quiero, es que no puedo. Yo entendía
que no podía... buscaba todas las alternativas y todas eran negativas. Yo no veía
escape…”
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Lola, describía su percepción de ausencia de vías de salida cuando dijo: “Cuando
él llegaba me controlaba todo. Hasta hoy me manipula porque la casa no es mía y llega al
extremo de “pa dónde tú te vas, que tú vas hacer, dónde tú te vas a meter con esos
muchacho”…y todavía hasta el día de hoy, en esas estoy. Cuando yo lo veía dormido a
veces yo decía: “Es hora de yo irme, a donde me voy”. Él siempre se aprovechaba de
eso… no es el mero hecho de tener donde estar.
Tita, lo vivió dentro de su relación al decir: “Él me dijo que si yo lo dejaba no iba
a ser de nadie porque él me iba a matar. Pensaba esto fue lo que escogí pues esto fue lo
que me toco a mí, tengo que soportarlo hasta que Dios quiera. En aquél tiempo yo pensé
que si yo salía de él, no iba a conseguir a nadie, porque yo era una porquería. Yo me creía
que iba estar en el castillo de la princesa, cuando yo me fui con él si… iba a tener la casa
más bonita este... todo lo que yo quisiera lo iba tener a mi alcance este…. Pero no fue
así... la bruja de Blanca Nieves me salió”.
Rose: “Yo lo metí preso, pero no tenía para donde ir; porque mí mamá no quería
que yo me fuera para su casa. Me tuve que quedar en la misma casa de mi suegra, de la
que era mi suegra. Me tuve que quedar ahí... ahí él siguió llamando y llamando y el día
del caso, pues, yo le tumbé los cargos. Al tumbarle los casos, regresa él nuevamente a la
casa... yo sigo ahí. Y yo dije ‘aquí es o mi vida o la de él’. Estaba deambulando, pero yo
le cogí miedo, yo le tenía mucho miedo, le cogí miedo... demasiao’... por las amenazas y
por los golpes... por todo…”
Fela recibió, en su gran mayoría, daño psicológico. Al narrar su historia, pudimos
ver como su ex pareja la mantenía confundida en todo momento. En este caso, no solo él
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ejercía presión sobre ella, sino también los padres del agresor, lo que lo hacía para ella
una situación doblemente complicada. Expreso: “Entonces empiezo hablar con él y me
dice: ‘tú estas loca... a la verdad que tú estas loca, inventándote cosas todo el tiempo...”.
Cuando no aguanto más, voy a Inspira y ahí hablo y me dicen que necesito un internado
parcial”.
Otra característica es la carencia de recursos alternativos. Se refiere a cuando una
mujer no vislumbra ningún apoyo externo viable, no ve opción que le ayude a terminar
su relación. Esta característica fue observada en todas las participantes.
Mery, en su narrativa, expresó haberse sentido completamente sola durante el
proceso de violencia que vivía. En ocasiones, se dejó de percibir como víctima, ya que
pensaba que ella fue quien hizo la elección de ese hombre. Comentó: “yo me lo busqué,
yo no soy víctima porque yo escogí estar con él”. Además narró como su familia se
mantenía al margen de la situación al decir: “…una vez me agredió delante de mi papá.
Estaba mi hermana y ella lo aguantó y le dijo: ‘Papi tu no te metas eso no es tú
problema’... y lo sacó. …estaba con los brazos atados... dicen que salga, pero no me dan
opciones... ellos no entienden que yo no puedo. Era como que yo no puedo, no es que no
quiero, es que no puedo. Yo entendía que no podía, buscaba todas las alternativas y todas
eran negativas... Yo no veía escape, llegó el momento que yo me divorcié de esta
persona emocionalmente”. En la historia de Mery, pudimos notar características básicas
que requiere una víctima para poder fortalecerse y abandonar la situación. Lo trajo
claramente al comentar: “dicen que salga pero no me dan opciones”. Situación real que
pasan muchas víctimas, ya que el simple hecho de tomar la decisión es uno difícil y que
genera mucha inseguridad y ante la falta de opciones lo pueden comenzar a ver como
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imposible. Y como nuestras participantes del estudio lo demuestran, muchas prefieren
“cargar la cruz que les tocó” mostrando indefensión y aceptando las agresiones como
parte de sus vidas.
Lola, pudo salir de la relación pero luego de muchos intentos y haber
permanecido doce años en la relación. Vivió la experiencia de ver, a través de procesos
judiciales, que sus intentos fracasaban, “pa dónde tú te vas, que tú vas hacer, dónde tú te
vas a meter con esos muchachos”…y todavía hasta el día de hoy, en esas estoy... Esta
ultima vez alzó la mano, pero no me dio y yo le llame los guardias. Pero cuando lo
citaron pa fiscalía, él se internó. Y el fiscal dijo “Pues él esta en tratamiento”. Cuando
llamaba a la policía, ese era mi escape...”. El recurso de escape para Lola era la policía,
pero si éstos no respondían veía sus esfuerzos frustrados.
Tita, por su parte, venía de un hogar en que le habían enseñado que el matrimonio
es para toda la vida. Esto fue, según ella, una razón para permanecer en la relación. Su
crianza y esquema de valores la ataban; “porque vuelvo y le repito que antes nos decían
que si uno se casa era pa’ toa’ la vida y como mis papás desde que se casaron nos criaron
a todos juntos, pues yo pensé que iba a criar mis hijos en el matrimonio. Cuando era a mí,
(refiriéndose cuando ella era golpeada y no sus hijos) ni a mi familia le contaba nada,
todo eso permanecía callao. Siempre estuve bajo el yugo de él, ahí... En aquél tiempo, yo
pensé que si yo salía de él, no iba a conseguir a nadie, porque yo era una porquería. A
veces yo pensé, yo me metí aquí... ‘tengo que seguir aquí, como que no tengo
escapatoria’. Yo pensaba que al dejarlo a él no iba a conseguir a nadie, que nadie me iba
a querer con los cuatro muchachos o porque como él decía que yo cocinaba malo, o que
era una puerca... yo pensaba muchas cosas así negativas”. Tita, con una autoestima ya
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lacerada, comenzó a presentar distorsiones cognitivas las cuales le servían como refuerzo
para no salir de la relación. Claramente, se puede concluir que no veía recursos
alternativos ante su situación.
Rose, vivió dos relaciones en las que fue agredida y además, ambas ex parejas
tenían problemas de adicción, lo cual complicaba su cuadro. Su madre intervino y logró
la custodia de su hijo mayor por lo que ella no la veía como recurso de apoyo. Cuando
tenía que actuar correctamente, presentaba sentimientos de culpa: “Yo lo metí preso, pero
no tenía para donde ir; porque mí mamá no quería que yo me fuera para su casa... Me
tuve que quedar ahí, ahí él siguió llamando y llamando y el día del caso pues yo le tumbé
los cargos. Yo pensaba que yo era la culpable... todo el tiempo, que yo era la culpable. En
el aspecto que él decía que yo no hacía las cosas como él decía, para todo tenía un pero.
Él me agredía y luego me levantaba”. Su segunda relación fue una de cuatro años, en la
que vivió todo tipo de agresiones. Finalmente cuando ella le radicó cargos y la policía
logra arrestarlo se suicida en la celda. Esto llevo a Rose a un estado de depresión en que
se sentía culpable por este hecho. Pero manifestó que luego de los servicios recibidos, ha
podido superar esta situación.
Fela, desde su crianza, vio las discusiones y los insultos en la pareja como algo
normal. Así narró haberlo vivido junto a sus padres. Además, que le inculcaron que el
matrimonio es para toda la vida y era lo que intentaba hacer con el suyo, “me enseñaron
que el matrimonio era para toda la vida... y aguantar... y aguantar. Ellos se insultaban
entre sí. Hasta ahora, se quieren a su manera. Yo vi que los insultos eran algo normal.
Me decían que saliera de ese círculo donde me encontraba, que lo dejara. Yo decía que
no, que cómo yo lo iba a dejar, ‘él es bueno’”. Durante la relación, Fela no recibió
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agresiones físicas por lo que lo consideraba como una buena pareja, por lo que el proceso
de salir de la relación se tornó más complicado.
Montero, presenta dentro del Síndrome de Estocolmo Doméstico, cuatro fases
por las cuales la víctima pasa durante su período de convivencia con el agresor. Estas
cuatro fases según Montero(1999) son: “Desencadenante, las primeras palizas
propinadas por la pareja romperían el espacio de seguridad previamente construido, lo
cual tiende a generar una desorientación, una perdida de referentes, reacciones de estrés
con tendencias a la cronificación e incluso a la depresión. En la fase de Reorientación, la
mujer busca nuevos referentes de futuro, intenta reorganizar sus pensamientos que está
entre “me uní a él- él me agrede” y la autoculpa. En este momento dice Montero, ella está
indefensa y se resiste pasivamente. La mujer busca justificación para la conducta de su
pareja. Fase de Afrontamiento, asume el modelo mental de su compañero y pretende
protegerse, busca vías de protección de su integridad psicológica, tratando de manejar la
situación traumática”.
La última es la Fase de Adaptación, la mujer proyecta parte de la culpa a otros,
al exterior, de la agresión de su pareja y es aquí donde el Síndrome de Estocolmo se
consolida “a través del proceso de identificación con el agresor y alrededor del modelo
mental explicativo del esposo, acerca de la situación vivida en el hogar y sobre las
relaciones causales que la han originado” (Montero, 2000) La mujer, en esta fase, lo que
busca es proteger su vida, su integridad psicológica y adaptarse al trauma que vive. En
muchas ocasiones, este punto no es comprendido por personas externas, y comienzan los
juicios que victimizan aún más a la mujer.
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En esta investigación pudimos observar como, a través de la narrativa de su
historia, cada participante pasó por estas fases. Al presente, lo ven de modo diferente ya
que todas lograron salir de la relación y el 50% logró establecer nuevas relaciones de
pareja saludables. Si se analiza cada caso en particular, puede verse cómo se dieron
estas fases en las participantes.
La primera fase, la desencadenante, puede observarse en el caso de Mery, cuando
narra: “A los dos días de haberme casado me dio en la cara… ahí comenzó la agresión.
Yo pensé que tenía la culpa por no querer hacer lo que él quería. En esa primera agresión
ni disculpas él me pidió, porque fue como algo normal. Así fue que yo lo tomé, como que
yo era la culpable y no lo tomé muy a mal. Lo vi como algo normal en ese momento,
porque yo no hice lo que el quería, me dio porque yo tuve un desacuerdo con él pero eso
no es nada.
No me dio mucho coraje, ni nada, en ese momento. Lloré porque sí... lloré pero
no le di mucho color al asunto. Él me podía agredir de palabras, él me podía decir todo
lo que él me dijera y era como si yo lo bloqueaba, como yo no te oigo... tú no estas
diciendo nada, a mí no me importa lo que tú me estas diciendo. Eso no me hiere a mí...
aunque me hiriera... porque sí, me hería... No lloraba, ni nada, me quedaba como que no
te oigo, no te estoy oyendo, pero yo lo oía. Siempre mi primera reacción, cuando me
agredía, era llorar”. Ya aquí ya no veía salida a su situación, sus esperanzas
inconscientemente se habían perdido.
Mery mostró como vio en su compañero a su agresor, pero ante la incredulidad de
lo que estaba viviendo, decidió verlo como normal, para poderlo manejar. Cuando
expresa que su reacción era llorar, puede apreciarse lo propensa que estaba a deprimirse.
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Lola, ante el estrés que le producían las discusiones y los insultos de su agresor
hacia ella, trataba de mantenerlo calmado todo el tiempo; “Yo le tenía miedo, yo decía:
Para pelear se necesitan dos y le buscaba la forma para que él bajara, le decía quieres
esto, te doy comida…”. Lola no reportó agresiones físicas, pero sí amenazas, insultos,
intimidación, e indicó que la degradaba como mujer. Esto rompía el espacio de seguridad
que ella previamente había construido, respecto a su pareja.
Tita traía ya como referente: “El matrimonio era para toda la vida. Me
empujaba… una vez hubo, una bofetada... me sacaba del carro, me insultaba... me decía
puta, que no valía nada este…que nadie te va a querer si no era él, tú sabes. Yo me creía
que iba estar en el castillo de la princesa, cuando yo me fui con él si… iba a tener la casa
más bonita este todo lo que yo quisiera lo iba tener a mi alcance este…. Pero no fue así...
la bruja de Blanca Nieves me salió” Claramente, Tita venía con una mentalidad en la que
su matrimonio iba a se uno seguro y de tranquilidad. Luego su agresor rompió todos los
esquemas de seguridad y protección, llevándola a sentirse insegura y confundida.
Rose, comenzó una relación por sus dos primeros años normal: “Mis dos primeros
años lo único que me faltó fue sarna para rascarme”. Luego de ahí se enteró que su
esposo había sido convicto por violencia doméstica y había sido usuario de drogas:
“Cuando pasan eso dos años, ahí yo empiezo a ver como un cambio, un cambio de
actitud, un cambio de él hacía mí, todo. Ahí empiezo a encontrarle pitillos de marihuana.
Empiezo a ver las cosas diferentes en él. Me dio puños, él si me dio patás’, él sí me
arrastró por el piso, él sí me hizo show por la calle, él sí me hizo pasar vergüenzas delante
de la familia. Por todo se quejaba, por todo se molestaba y una vez me arrastró de la
cocina hasta el pasillo, la vez que me puso el cuchillo en el cuello, me encerró en mi
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cuarto, por la comida me daba, si yo no hacía almuerzo restrellaba lo que había por el
piso, me rompió todo lo de mi casa, me robó todo lo de mi casa. Esbárato la guagua, me
dejo coja, porque un día me arrastró y yo me aguante de la pared y me siguió dando
puños y puños y puños. Luego de ahí explotó la violencia en el hogar de Rose, la cual a
través de la historia narrada vio su vida en peligro en varias ocasiones. La ex pareja de
Rose se suicido en la celda cuando lo arrestaron.
En el caso de Fela, llegó con la idea de: “Me enseñaron que el matrimonio era
para toda la vida y aguantar y aguantar”. “Él no me agredió físicamente... si acaso me
apuntaba con el dedo. Criticas crueles, insultos, amenazas, no,…estas loca, él se burlaba.
Me decía que era lesbiana, que si yo estuve con fulana. Entiendo yo que las burlas eran
delante de las amistades”.
En cuanto a la fase de reorientación, Mery comenzó a sentirse culpable, pensaba
que era ella quien motivaba las agresiones. Esto era su base para poder explicarse ella
misma lo que vivía “Yo pensé que tenia la culpa por no querer hacer lo que el quería. Eso
fue lo que pensé, como no hice lo que él quería por eso me dio y me eché la culpa”.
Según Montero (1999), “la mujer se culpa a sí misma de la situación y entra en un estado
de indefensión y resistencia pasiva. Esto es para poder evitar la disonancia entre la
conducta de elección y compromiso de su pareja con la realidad traumática que esta
viviendo”.
Lola mostró haber pasado por la fase de reorientación cuando decía “El día que yo
lo ví en el tribunal, me partió el alma. Me dicen que es que yo todavía lo quiero, pero yo
no sé si todavía lo quiero o… no sé, pero me destrozó... no es lo mismo”. Pese a que Lola
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necesitaba tomar medidas para poder salvar su vida, una vez las tomaba, mostraba
sentimientos de culpa.
Tita, por su parte, mostró haber pasado por esta fase al decir: “siempre uno se
echa la culpa”. Esta frase la dijo con mucha naturalidad, como si aún pensara que hubo
algo de culpa en la reacción de su agresor. Rose se sentía culpable por las agresiones,
pero lo expresaba “Yo por creerle caí otra vez, ya yo estaba envuelta, estaba
enamorada”. En el caso de Rose se veía culpable por haberse enamorado y haber creído
en una persona. Veía razón suficiente para continuar en esa relación aunque, por otro
lado, sabía el daño que le causaba.
Fela lo manifestaba al decir: “Me sentía culpable por estar enferma”. Justificaba
las humillaciones recibidas pensando en que si no se hubiese enfermado, su relación
hubiese sido otra.
Luego de haber pasado por estas dos primeras fases, ya la víctima con su
percepción de la realidad ya desvirtuada, auto culpándose por la situación y sintiendo que
no hay escapatoria entra en un estado de indefensión y resistencia pasiva. Llegando así
entra a la tercera fase el afrontamiento. En esta fase, la sobreviviente asume el modelo
mental de su compañero, tratando de manejar la situación traumática. Según Montero, “la
carencia de vías saludables para la expresión emocional del sujeto, unida a la
conformación depresiva del proceso de cronificación del estrés, sobre todo, la inacción
determinante en la víctima, potenciarán un sentimiento de culpa ya emergente debido, por
una parte, al estado depresivo y, por otra, a la disminución drástica de la autoestima por
conductas de sumisión, en las cuales la víctima se encuentra con que no puede hacer
demasiado por cambiar su propia situación, altamente dependiente de voluntades ajenas.
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Cognitivamente, el rehén puede incluso llegar a considerar su modo de pensar poco digno
de estima, e incluso perjudicial, debido a la carencia de una traducción resolutiva de los
planes, reprimiendo así sus juicios y anulando el razonamiento crítico acerca de las
circunstancias y el entorno”(2000).
A través de las narraciones de las historias de vida de las participantes de este
estudio, vemos como cada una de ellas entra en esta fase, sintiendo que ya no había
salida. Mery adopto el modelo mental de su agresor cuando en ocasiones comentó: “…yo
en un tiempo me puse agresiva como él… Pero yo pensé siempre que el podía cambiar,
yo entiendo que la que cambié fui yo, porque fui cambiando mi estilo de vida para que él
no me agrediera.” Esta frase expresada por Mery muestra cómo trato de ajustarse a él.
Cualquier acto que ella pudiese percibir que era un gesto de amabilidad, la llevaba a
confundirse cada día más y a pensar que él había cambiado y que ahora era bueno “…el
día de mi cumpleaños siempre había un regalo…detallista si era…yo pensé que lo hacia
porque estaba en el vicio…” En el caso de Lola, podemos ver que entró en esta fase
cuando dijo: “…Él siempre decía que me quería... después que le pasaba la juma, lloraba.
Decía que iba a cambiar, que lo iba hacer por los nenes. Yo pensé, por dos veces que iba
a cambiar. Pero en esos momentos, yo me preparaba mentalmente. Yo decía ‘lo voy a
tratar normal’” . Lola comentó que en ocasiones hasta mentía para protegerlo, “Lo tapaba
de los hermanos de él… si iba a ver a mi familia, les mentía y les decía que él estaba
trabajando. Pero yo a veces me pongo a pensar... ¿yo habré cambiado?... Yo dudaba que
eso fuera verdad.”. Los cambios que gente externa podía notar, Lola dudaba de que
fueran realidad. Ella misma no los podía percibir.
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Tita mostró haber vivido esta fase cuando nos comentó; Al principio, sí le di
oportunidad... yo dije: ‘pues puede ser que algún estrés del trabajo...’ o pensaba: ‘esto fue
lo que escogí, pues esto fue lo que me toco a mí... tengo que soportarlo hasta que Dios
quiera... pero no, no es así.” Comenzar a autoinculparse fue la manera de Tita
acomodarse a su traumática realidad. Afrontaba la situación no pensando en que la
conducta de su agresor era la que estaba mal, sino ella por haberlo elegido a él. Este tipo
de razonamiento por parte de la víctima contribuye a mantenerla en la relación. Se
distorsiona la realidad para no tener que tomar la decisión de abandonar la relación.
En el caso de Rose, la actitud asumida de ver la relación fue “Él me agredía y
luego me levantaba.... Buscaba la manera que yo estuviera feliz, buscaba la
manera…tongoneándome, explicándome un montón de cosas... La única cosa negativa
que tenía era la adicción... la adicción”. Utilizando la adicción a drogas que tenía su
compañero, Rose justificaba su conducta. Esto le permitía explicarse por qué la agredía.
Fela pasó por la fase de afrontamiento, utilizando como referente la conducta de
su ex pareja fuera del hogar. Comenzó a verlo como lo veían personas externas,
restándole importancia como era su comportamiento para con ella. “Él es el hombre más
amable del mundo, el más capaz, más servicial... él era el hombre perfecto. Yo decía que
no, que cómo yo lo iba a dejar... él es bueno”. “…chistosito, este... lo veía como piropo...
las humillaciones, las veía como piropos”. Para Fela, fijarse solo en lo positivo de su
agresor, aunque fuera con otras personas, fue la medida de afrontamiento que adoptó para
sobrevivir ante su situación. Pensar que bromeaba, cuando la insultaba, era la manera de
lograr enajenarse de la realidad traumática que vivía para poder tolerarla.
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Muchas de las víctimas en esta etapa o fase solo buscan acomodarse a la realidad
de su agresor. Con frecuencia, renuncian a su propia vida y necesidades para aumentar la
vigilancia a las reacciones de su agresor. Tienden a defenderlo como si la conducta de su
agresor se debiera a factores externos o producto de una sociedad injusta. Es como si el
entorno los empujara a ser violentos. Esta actitud en la víctima dificulta que salga del
patrón de violencia y que busque ayuda emocional o del sistema de justicia.
La víctima luego pasa a la fase de ADAPTACIÓN. En esta fase, la mujer
proyecta parte de la culpa a otros, al exterior, de la agresión de su pareja. Este estadío se
constituye en una prolongación de la fase de afrontamiento en la que, bajo el prisma de la
resistencia pasiva, la víctima comienza a abandonarse a merced de su agresor con el que
mantiene contacto y, al menos, relación incipiente de comunicación.
“Ante las eventuales premisas de deterioro psicofisiológico hasta el momento,
rodeado de tal ambiente de incertidumbre sobre su propio bienestar, sin más referencias
espacio-temporales que las proporcionadas desde el habitáculo en el que se encuentra
sometida, consciente de una situación de inferioridad que le hace depender de voluntades
ajenas para satisfacer la más mínima necesidad y sin elementos de juicio fiables para
albergar esperanzas reales de liberación, la víctima iniciará una búsqueda de factores que
le proporcionen mínimos de estabilidad y equilibrio. Puesto que la víctima carece de
fuerza interna efectiva para ejercer algún tipo de control sobre el entorno, la primera
fuente a la que acudirá en demanda de ayuda psicológica se situará en el exterior, pero no
un exterior físico sino proyectado desde las elaboraciones cognitivas de la víctima, y
deberá contar con el poder del agresor” (Montero 1999).
155
La imaginación, en este sentido, se puede convertir en un potente antídoto contra
el aislamiento, utilizándose a manera de refugio evitativo. Sin embargo, si las estrategias
dispuestas para hacer frente a la situación de estrés han fracasado, si la fragmentación
psicológica ha sido tan fuerte y los sentimientos de inferioridad y dependencia son tan
pronunciados que el sujeto no es capaz de refugiarse en una parte de su universo afectivo
para obtener la seguridad que le falta, recurrirá al lugar en el cual, en ese momento, se
concentra la mayor cantidad de poder: el agresor El síndrome de Estocolmo habrá hecho
su aparición (Montero 2000). Aquí la víctima comienza un proceso de identificación con
el agresor y se consolida el síndrome de Estocolmo. Esto dificulta sobremanera el
proceso de rescatar a la víctima o que ella visualice que debe salir de la relación.
Como en las demás fases, las participantes de este estudio llegaron a estar
sumergidas en esta fase de adaptación. Llama la atención en el relato de Mery, cuando
dice: “Me quedé en la relación porque yo lo veía como hasta enfermo… él me contó que
cuando niño era agredido…” Esto eran factores externos que se convirtieron para Mery
en una explicación para el comportamiento de su pareja. Respecto a Lola, ésta comenzó a
ver el problema de alcohol de su pareja como la razón principal de su comportamiento
“El decía que no lo volvía hacer, que iba a buscar ayuda en alcohólicos anónimos”. Tita,
pensó que la niñez de su pareja fue la causante de su conducta, por lo que él no era
culpable, sino sus circunstancias: “Él siempre decía que él siempre estaba solo y que con
unos perritos y que por el monte que ellos tenían cerca y que por allá... El papá tomaba
mucho y a veces tenía peleas con la mamá... el señor parece que tenía otras parejas fuera
(sic)…” Asumía que si vivió en hogar de maltrato, era de esperarse que él fuera un
maltratador. En el caso de Rose, al igual que Lola, justificaba la conducta de su pareja
156
por el problema de adicción de éste. Se sentía responsable de ayudarlo y no dejarlo. Esto
mientras vivió metida en la relación. Fela, logró identificarse con las historias de la niñez
de su agresor; “él me dice que el papá lo obligaba a recoger la cama tipo militar, que lo
obligaba a jugar pelota, le tiraba la bola para que él le perdiera el miedo y le decía
nena…” La culpa de la actitud de su ex pareja, Fela veía en la forma que el padre de su
ex pareja lo trató cuando pequeño.
En todos los casos, se pudo ver a través de la narrativa de las historias de vida de
las participantes, cómo éstas pasaron por las fases expuestas por Montero en su teoría del
Síndrome de Estocolmo Doméstico. Sin embargo, lo realmente difícil respecto al
comportamiento de la víctima, no es lograr identificarlas, sino lograr que puedan salir.
Análisis de cada caso individual
MERY
Mery presentó las características asociadas al Síndrome de Estocolmo Doméstico. Su
reacción ante el agresor dejó claramente establecido que llegó a identificarse con éste.
Durante la relación, no veía vías de escape. Se autoculpaba por la experiencia que vivía y
justificaba la conducta de su agresor en todo momento, desde el principio de la relación.
Su modelo mental logró compenetrarse con el de su agresor, cuando lo que realmente
buscaba era salvar su integridad psicológica y física. Este comportamiento paradójico fue
la manera de Mery sobrevivir ante la experiencia traumática en que se veía sola y sin
posibilidades de salir. Esto se evidencia claramente cuando ella comenta que se había
acostumbrado a temer por su vida. Una actitud fuera de los esquemas de pensamiento
normales. Pero al ver la ruptura de su espacio de seguridad que esperaba de su pareja el
157
cual se suponía ser un referente de seguridad, la llevo a la desorientación del esquema
mental que tenía donde la relación de pareja era para comprenderse y llevarse bien. Por
otro lado, la incapacidad de percibir la necesidad de buscar ayuda, llevó a Mery a negar
su propia realidad: “yo no soy víctima porque esto fue lo que yo escogí y, por eso, yo no
soy víctima”. El elemento de la culpabilidad la llevaba por ese mundo paradójico el cual
tenía sentido para ella. Explicaba su realidad de vida. Este nuevo enfoque conductual y
cognitivo que asumió Mery la llevó a la fase de adaptación y a mantenerse conviviendo
con su agresor.
Mery veía la muerte de su agresor como una vía de escape. Nunca pensó en
hacerle daño, pero aceptó haber deseado que, en aquel momento, le pasara algún
accidente o enfermedad que lo llevara a la muerte, para ella poder liberarse de él.
Comentó… “le pido perdón a Dios por desearle la muerte, pero era lo que quería en ese
momento, para salir de él. Si le daba algo yo lo llevaba al hospital y lloraba y todo, pero
al otro día llegaba con la esperanza de que me dijeran que había muerto”. Para Mery, ésta
era la forma de recuperar su libertad y liberarse de sentimientos de culpa. La búsqueda de
soluciones era nula, eran ella y su agresor. Dentro de su nuevo esquema mental, estaba
imposibilitada de buscar ayuda o buscar una salida. Le costó treinta años a Mery salir de
esta relación.
Al momento, Mery lleva dos años fuera de la relación. En estos momentos,
cuando realiza un análisis retrospectivo de su experiencia, sí comprende que fue víctima
y que su pareja era un agresor. No mostró sentimientos de culpabilidad durante la
entrevista. Aunque expresó no sentir rencor por su ex pareja, acepta que todavía hay
heridas que no ha podido sanar. Al presente, mantiene comunicación ocasional con su
158
pareja, según sus palabras, por los hijos que tienen en común. Pero se refirió a él,
constantemente, como “el padre de mis hijos” o “ese señor”. Al momento, Mery
comparte con una nueva pareja, pero indicó que se torna hiper vigilante ante cualquier
comportamiento de pareja que le recuerde su pasado.
FELA
Fela, por su parte, lleva un año fuera de la relación. La misma duró alrededor de
dieciséis años, según informó. En la experiencia vivida por Fela, no hubo agresiones
físicas pero sí maltrato psicológico. Fue víctima de abuso de poder, insultos, desprecios,
burlas, humillaciones y calumnias. En varias ocasiones, recibió ayuda psicológica por
depresión, según informó. Pero en esos momentos no veía escape para salir de su
relación. Los estados agudos de depresión y ansiedad se cronificaron, apareciendo así, los
sentimientos de culpa. El espacio de seguridad que esperaba que fuera su matrimonio no
existía, por lo que llega a la confusión y comienza a introducir nuevos esquemas mentales
para explicarse su realidad. Los arrepentimientos momentáneos de su agresor, la llevaron
a la inseguridad y a la autoculpa. Para Fela, era difícil ver la realidad de su situación y el
cambio de su pareja, por lo que se mantenía en la relación esperando un cambio.
Pensando que este cambio dependía de ella, comienza a actuar complacientemente con el
agresor. Esto la llevó a un desequilibrio emocional en que terminó identificándose con su
agresor, consolidándose así el Síndrome de Estocolmo Doméstico.
Actualmente, Fela indica que se siente liberada. Logró salir de su relación, aunque
su agresor consiguió que sus dos hijas se fueran a vivir con él. Esto es una conducta
normal del agresor, para continuar sintiendo que no ha perdido y que continúa teniendo el
159
poder y el control. Hacer que la víctima continúe sufriendo, aunque no esté presente. Fela
expresa su sentimiento de libertad cuando dice: “…quiero poder verlo para darle un
abrazo y agradecerle por haberme abierto la jaula para poder volar”. Esta expresión es
una forma inconsciente de describir como se veía a sí misma y una afirmación de que la
libertad dependía solo de él. Al momento, Fela no tiene pareja. Sin embargo, no se niega
a la idea de rehacer su vida con una nueva pareja.
TITA
En cuanto a Tita, ésta permaneció en la relación por dieciséis años. Hace cinco
años que salió de la relación de maltrato en la que vivía. Vivió violencia tanto física,
como emocional. Se fue adaptando a la conducta del agresor y comenzó a ver su vida a
través de la de su agresor. Lo complacía en todo, con el fin de evitar cualquier agresión
en contra de ella o de sus hijos. “Yo le hacia la comida que al le gustaba, el cuarto
siempre lo tenia bien recogió y perfumao, la ropa bien recogidita, plancha, para evitar las
peleas como uno dice. A los nenes los de esto temprano, llegaban de la escuela le daba
comida y que hicieran las asignaciones tempranitos cuestión de que cuando el llegara no
hubiera… las peleas que él hacia…”. Comenzó a no poder visualizar ninguna vía de
escape. El espacio de seguridad que esperaba de su agresor se derrumbo rápidamente, tan
pronto se casaron. El miedo y la carencia de apoyo externo mantuvieron a Tita junto a su
agresor. Lograba justificar la conducta de éste, echándole la culpa al problema de alcohol
que él tenía. Se fue involucrando cada día más en el mundo del agresor y comenzó a creer
en los arrepentimientos de él, esperando un cambio.
160
Así se intensificaron los momentos de estrés y depresión de Tita, volviéndose
imperceptible para ella cualquier ayuda o por lo menos, viéndola ella como inasequible.
Ante este cuadro, terminó identificándose con su agresor. Ya cualquier posibilidad de
ayuda, la veía por los nuevos esquemas mentales que había desarrollado, por lo que todo
le parecía imposible. Al identificarse con su agresor, comienza a verlo como el único
referente de apoyo. Así se solidifica el Síndrome de Estocolmo Doméstico en Tita.
Actualmente, Tita ha logrado establecer una nueva relación de pareja. La describe
como una saludable, balanceada y justa. Logró salir de su relación anterior después de
buscar ayuda, cuando su agresor intentó agredir a su hija. En ese momento, comprendió
que debía salir por la seguridad de sus hijos. No lo hizo por ella misma, porque para ella
la violencia ya era algo normal y a lo cual se había acostumbrado. Ahora piensa “…no sé
por qué aguanté tanto…, yo que pensé que al casarme iba a tener la casa más bonita…yo
pensé que iba a ser como un cuento de hadas y me salió la bruja de Blanca Nieves”. Pero
describe, al momento, sentirse positiva y haber entendido la importancia en creer en sí
misma y tener criterio propio. Como las demás participantes de este estudio, Tita
presentó las características del perfil de violencia doméstica y presentó las características
del Síndrome de Estocolmo, lo que lleva a pensar que fue eso lo que la mantuvo en la
relación.
LOLA
Lola vivió una relación en la que además de ser víctima de violencia doméstica,
también su esposo tenía problemas de alcohol, según narró. Comenzó a pensar que era el
alcohol el causante de la conducta de su ex marido. Poco a poco, continuó justificando la
161
conducta de él de diferentes maneras. Se comenzó a sentir culpable y a ver a su pareja
con pena. Esto la llevó a pensamientos distorsionados y a ver la realidad según la veía el
agresor. Ya su forma de pensar era a través del mismo mapa mental de su agresor. De
esta manera, podía entender el por qué la persona que le decía que la amaba, también la
maltrataba.
Ese espacio de integridad psicológica del que nos habla Montero en su teoría del
Síndrome de Estocolmo, era lo que Lola trataba de proteger. Debía dar una explicación
que tuviera sentido para ella y que justificara las acciones de su agresor. Lola suspendió
su juicio crítico para adaptarse al trauma en el que vivía. Para Lola, el afiliarse con su
agresor era la clave para sobrevivir. Los momentos de arrepentimiento que mostraba el
agresor de Lola, la llevaban a confundirse, a desorientarse e incrementaba el sentimiento
de culpa, llevándola a dudar más de cuál era la realidad. Esto la imposibilitaba a ver
alguna salida y a pensar si él dejarlo era lo correcto. Quedaron invalidados sus
sentimientos y se comenzó a enfocar en complacer su agresor para evitar a toda costa las
agresiones, sin darse cuenta que por más esfuerzos que hiciera, no lo lograba. En este
caso, también quedó evidenciado el Síndrome de Estocolmo Doméstico.
ROSE
Analizando la experiencia de Rose, llama la atención que pasó por el proceso de
dos relaciones que, en ambas, fue víctima de violencia doméstica. Ambas parejas, según
Rose narró, hacían uso de sustancias controlados. Con su primera pareja, perdió la
custodia de su hijo mayor por haberse mantenido en el ciclo de la violencia doméstica.
Logró separarse una vez que éste fue encarcelado. Luego, con su segunda pareja,
162
comenzó a vivir el mismo patrón que ya conocía. Lo que, según Rose, la mantuvo en la
relación fue que, al principio, él la trataba bien: “…él me había tratado como nadie me
había tratado, ni siquiera el papá de mis hijos…” Estos momentos agradables para Rose
borraban cada paliza, cada amenaza, cada insulto vivido. La esperanza que la conducta
del principio de la relación volviera a surgir mantenía a Rose estancada en la relación.
Sentimientos de culpa y pensar que era su responsabilidad ayudarlo, no le permitían a
Rose tomar conciencia de lo que vivía.
Cualquier ayuda externa era rechazada, ya comenzaba a ver la realidad a través
del mismo mapa mental que el de su agresor. Cada día, éste continuaba hundiéndose
cada vez más en el mundo de las drogas, según Rose narró. Los arrepentimientos de esté,
la ayuda para dejar las sustancias que una vez buscó, Rose las interpretaba como la
solución a sus problemas y como una esperanza de cambio de su ex pareja. Lo veía como
un enfermo, lo cual la llevaba a justificar las agresiones. Adoptó el modelo mental de su
pareja y su esperanza radicaba en el hecho de que si él lograba salir del problema de
drogas, dejaría de ser violento. Desarrollando un vínculo de dependencia entre ella y su
agresor, la motivación no era dejarlo sino ayudarlo, lo cual ataba más a Rose a esa
relación. Por tanto, no iba a considerar otra vía de escape, consolidando así el vínculo
afectivo con su agresor. Rose solo ponía atención a la parte positiva de su agresor y se
tornaba hipervigilante a las necesidades de éste, obviando las suyas. Estas son
características claras del Síndrome de Estocolmo y son parte del proceso por lo cual llega
a su consolidación. En el caso de Rose, la muerte de su agresor fue su salida. Él se
suicido en la celda dónde fue detenido, luego de haberse presentado en la casa de Rose e
intentar entrar a la fuerza. Rose se vio obligada a escapar con sus hijos e intentar correr
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hasta que la policía llegó. El trauma de la violencia doméstica y el suicidio de su ex
pareja aún marcan la vida de Rose, lo que le ha imposibilitado poder establecer una nueva
relación de pareja. Al final de su historia expresó “después de eso aprendí a conocer, a
preguntar y a saber más de las personas…”
Respuesta a las preguntas de investigación
1. ¿Cómo se construye, en la vida cotidiana de las participantes, la experiencia de
vivir en un ambiente de violencia doméstica y su relación con el síndrome de
Estocolmo?
La experiencia de la violencia doméstica se va construyendo en la vida cotidiana
a través de experiencias vividas en la crianza de las mujeres. También se construye a
través de las nociones sobre lo que es el matrimonio y la relación de pareja, en el discuso
y en el diario vivir de sus padres. Y también a través del bagaje cultural al cual la mujer
es expuesta, que incluye las enseñanzas religiosas. Durante esta investigación se encontró
que el 80% de las mujeres expresaron haber sido orientadas expresamente a que el
matrimonio es para toda la vida y a aguantar lo que suceda en el mismo. El otro 20% no
recordó haber recibido ninguna información expresa respecto a lo que era el matrimonio.
Solo el modelo de sus padres les sirvió como referente para llegar a sus propias
conclusiones de lo que era el matrimonio. Sin embargo, se reconoce que la cultura
imprime ciertas nociones entre sus miembros, aunque éstos no puedan identificarlas
expresamente. Zambrano indica “Mujeres que se criaron en un hogar donde sus madres
fueron golpeadas, piensan que esto es lo que pasa en un matrimonio. Muchas se crían en
un hogar donde los hombres se consideran mejores que las mujeres y donde las niñas
164
crecieron esperando al príncipe azul que se las llevara lejos a vivir feliz, donde ellas
nunca decidían sus propios futuros”,( Zambrano,1995).
Estas experiencias, a su vez, marcan un modelo mental en la mujer en el cual, al
ser agredidas, no visualizan el salir o escapar como alternativa, ya que es para toda la
vida y “hay que aguantar...”. Otro asunto a considerar es que el 50% de ellas vivió o vio
violencia en su hogar de crianza, por lo cual veían esta conducta como una parte
desagradable, pero normal de la relación de pareja.
En sus narrativas, dos de las participantes explicaban las conductas violentas de
sus padres como: “…ellos se quieren a su manera, así nos criaron a nosotros”, implicando
que insultar o golpear son parte del amor entre la pareja. Estos modelos mentales
facilitaron que las participantes se mantuvieran en sus relaciones. La mujer comienza a
desarrollar tolerancia ante la situación y comienzan a dispararse niveles de estrés por no
entender lo que está sucediendo. Luego comienza a volverse hipersensible a las
necesidades de su agresor, con el fin de apaciguarlo, intentando evitar futuros actos
violentos. La autoculpa comienza a penetrar sus pensamientos, su autoestima comienza a
lacerarse, y ella termina viendo como imposible una salida.
Ese modelaje de crianza fue un punto esencial en los relatos de las participantes. A
través de sus discursos, se pudo observar que las experiencias de la crianza marcaron en
gran medida sus vidas y las influenciaron, grandemente, a entrar y permanecer en
relaciones de maltrato.
Durante el discurso de Mery, ésta lo puso de manifiesto cundo negaba ser una
víctima porque fue ella quien escogió a su pareja. Esto la ataba a aguantar las agresiones
y no buscar ayuda o apoyo con sus familiares. Además, Mery recordó la ocasión que para
165
defenderse le pegó una plancha caliente en el pie a su agresor y luego su madre le
aconsejaba a él que la acusara. Pese a que veían cual era el trato de su agresor hacia ella,
no la apoyaban. Ésto hacía que Mery no pudiera reconocer ayuda externa. Luego de ese
incidente y sintiéndose culpable, Mery.se hacia cargo de curar a su agresor. Estas
dinámicas consolidaban en ella la identificación con su agresor.
Rose informó no haber sido orientada sobre el matrimonio y señaló que durante
su matrimonio, solo recordaba el único consejo dado por su madre y comenzó a sentirse
culpable por haberse casado. La experiencia de Fela fue que sus padres se insultaban
entre si, pero como permanecieron juntos ella pensaba que esa era la manera de quererse.
Además durante su crianza le enseñaron que el matrimonio era para toda la vida. “Me
enseñaron que el matrimonio era para toda la vida y aguantar y aguantar. Ellos se
insultaban entre sí, hasta ahora, se quieren a su manera. Yo vi que los insultos era algo
normal”.
2. ¿Cómo se manifiesta en la vida cotidiana la experiencia de vivir en un ambiente de
violencia doméstica y su relación con el síndrome de Estocolmo?
Durante el proceso de la relación se van creando unas expectativas las cuales le
dan base a un matrimonio. Según Carver, durante esos primeros contactos el agresor se
muestra gentil, amable considerado, respetuoso, cariñoso con su víctima. Ésta comienza a
verlo como ese príncipe azul esperado por la gran mayoría de las mujeres. La víctima
comienza a depositar todas sus esperanzas en su pareja. En ocasiones, durante el
enamoramiento, lo idealiza de tal manera que solo puede ver sus características positivas,
dejando fuera cualquier señal que cambie la idea que ya se ha hecho de él. “Aquí el
agresor comienza, con gran disimulo, a controlar por “amor” a su pareja sin que ésta
166
pueda percibirlo como un acto de ejercer poder y control” (Carver, 2001). De esta forma,
la víctima comienza a creer cualquier explicación de su pareja. Poco a poco la lleva a
aislarse de cualquier recurso de apoyo como, familias y amigos. En muchas ocasiones, el
agresor logra que su víctima deje hasta su empleo para poder tener mayor control sobre
ella tanto en términos de tiempo, como económicos. A medida que esta situación se va
conformando, la víctima se apega más a su agresor y se aleja de su círculo social. Piensa
que con tenerlo a él es suficiente.
Cuando se da ese primer acto de agresión, la víctima entra como en estado de
“shock” y no puede creer lo que le está pasando. No entiende cómo ese hombre tan
amable y considerado puede ser su verdugo. No puede aceptar que ese espacio de
seguridad ya no exista por lo que cualquier razón que le dé el agresor en esos momentos
va a ser una excusa válida para ella. Desafortunadamente, hasta llega a aceptar como
excusa que su agresor la culpabilice a ella, dejándole ver que fue ella quien provoco la
situación. Bajo el estado emocional en el que se encuentra, la mujer llega a creer que fue
ella quien provoco la situación, por lo que de aquí en adelante, sus esfuerzos irán
dirigidos a evitar el enojo de su agresor. Su autoestima comienza a lacerarse, dudando de
ella misma como mujer y esposa. Sus niveles de estrés aumentan, ya que desea mantener
todo según las expectativas de su agresor. Los estados de ansiedad aumentan y se
intensifican, ya que en todo momento está evaluando si esta haciendo las cosas bien y
tratando de predecir cual será la reacción de su compañero.
Toda esta situación, la víctima la esta viviendo calladamente, ya que en muchos
casos, por vergüenza, no se lo cuenta a nadie. Esta fue una de las razones que reportaron
las participantes de este estudio. En otras ocasiones, no se lo decían a nadie porque
167
pensaban que no volvería a suceder o por las promesas de cambio de su agresor. Otra
explicación que le daban a los actos de violencia de su agresor por ejemplo Tita decía: “él
tiene mucho estrés, es que lo enojaron o él estaba borracho y no sabía lo que hacía”. Las
justificaciones no se hacían esperar para poder balancear la experiencia. Mery, por
ejemplo, ante esos primeros golpes, reaccionaba diciendo “yo me lo busqué, si hubiese
hecho lo que me dijo...”. Mery pensaba que complacerlo iba a ser la clave para que no
volviera a suceder. Pero al ver que continuaba, busaca otra razón como “es que está
borracho”. Para Tita, el problema de alcohol de su esposo era también la excusa que
utilizaba para explicar por qué le pegaba.
Estas nuevas formas de pensar de las participantes las llevaban a alejarse cada día
más de la realidad y las acercaban más a su agresor, por lo que se pude concluir que esta
identificación las llevó a presentar características asociadas al síndrome de Estocolmo.
3. ¿Entre más características del perfil de una mujer víctima de violencia doméstica
presente una mujer mayor va ser la posibilidad que desarrolle el síndrome de
Estocolmo?
A través de las historias de vida de las participantes, éstas mostraron haber
presentado la mayoría de las características del perfil de violencia doméstica. Todas
presentaron la característica de baja autoestima. Mery por ejemplo lo manifestó al decir
“yo pensaba que si no era él, nadie me iba a querer…” Tita, “dejé de ser quien yo
era…”refiriéndose a su personalidad, la cual antes de casarse la describía como una
alegre. Lola “cuando yo lo conocí, yo etaba como liberal…”haciendo referencia en que
era ella misma. Cada una traía alguna frase que reflejaba cambios en su personalidad.
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Presentaron, además, sentimientos de impotencia. Rose lo manifestaba al decir
“…siempre me manipulaba…” y narró que terminaba haciendo lo que él quería. Mery
entendía que no había solución “eso fue lo que yo escogí”. Para Tita “yo no veía salida…
la casa era de él...” Pensó que si hubiese contado con un hogar seguro tenía mayor
oportunidad de separarse.
Temor a la toma de decisiones es otra característica del perfil de una mujer
víctima de violencia doméstica. A través de las historias de las participantes, se
evidencia el temor a tomar la decisión de salir de la relación o buscar ayuda, al punto que
no tomaban decisiones ni sobre asuntos de ellas mismas. Otra característica es el
desarrollo de enfermedades físicas o mentales. Esta característica fue una bien marcada
en la historia de Fela, tanto física como mental. Tuvo varias hospitalizaciones por
problemas médicos y también en hospitales de salud mental. También recibió terapia
parcial.
La característica de ser complaciente al extremo, las presentaron todas, ya que era
su medio de sobrevivir. Por ejemplo Mery decía “Yo trataba que no me diera coraje con
las cosas que él hacia y no llevarle la contraria nunca para que no se molestara y me
agrediera. No decirle cosas que el no quería oír y no hacer cosas que el no quería que
hiciera, como era no ir mucho a casa de mis papas”. . Lola refirió “Él teléfono siempre lo
chequeaba quien era, los mensajes de texto. Tú me veías borrando llamadas y si mis
hermanas me testeaban yo borraba, porque cualquier detalle mínimo él se pegaba”. En el
caso de Tita decía “Yo me quedaba calla para no alterarlo, porque yo siempre evitaba
muchas discusiones por los nenes.
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Sentimientos de culpa fue de las primeras que se presentó. Mery lo manifestó
cuando decía “…por no hacer lo que él me pidió por eso me dio… yo fui la culpable”.
Aislamiento al igual que la anterior fue de las primeras estrategias utilizadas por el
agresor. Tita decía “yo no podía ir a ver a mi familia…” Mery decía que su pareja se
molestaba cuando la llamaba su mamá “qué quiere la vieja esa…”.
La característica de miedo paralizador fue consonó en todas las participantes, fue
lo que las mantuvo al lado de su agresor. Tita recordó que él le decía: “Él me dijo que si
yo lo dejaba no iba a ser de nadie porque él me iba a matar. Siempre me decía que me iba
a quitar los nenes”. En el caso de Mery indico: “Pero temí muchas veces por mi vida
inclusive yo dormía con los cuchillos escondidos, toda la vida inclusive todavía lo hago”.
Rose acepto haberle temido cuando le dijo: “Si no ere mía no eres de nadie”. Esto… ya
al saber eso yo le tenía miedo”. Según Montero uno de los alimentadores del síndrome
de Estocolmo es la falta de apoyo, el miedo y la falsa asunción de que el poder esta sólo
en el agresor. Y las participantes estos tres elementos primordiales quedaron
evidenciados al narrar sus historias.
4. ¿Subyacen características asociadas al Síndrome de Estocolmo a través del
análisis de discurso de mujeres sobrevivientes de violencia doméstica?
A través de la narrativa de las cinco participantes de este estudio, logramos
identificar en sus discursos que presentaron las características del síndrome de Estocolmo
acuñadas por Andrés Montero en su teoría. Estas coincidieron además en presentar las
características del perfil de una mujer víctima de violencia domestica presentado por
Walker. Se reconoce que aunque una mujer no esté consiente del proceso, no significa
170
que no esté pasando por el mismo. La negación es una característica que se acentuando
en su mapa mental.
Todas las participantes permanecían en una relación en que pareciera que fueran
rehenes de sus agresores. Al analizar sus discursos, se iban conformando las
características del Síndrome de Estocolmo. Se podía observar como desarrollaron
estrategias que le sirvieron para mantener mantenerse a salvo. Intentaron explicar la
conducta de sus agresores y justificaban la misma. Adoptaron la perspectiva del abusador
como técnica de sobrevivencia. Por tanto en análisis del discurso de las víctimas de este
estudio el 100% presentó características asociadas al Síndrome de Estocolmo.
Conclusión
Luego de haber analizado las historias de vida de las cinco participantes de este
estudio, quedó demostrado que el 100% de la muestra presentó características asociadas
al Síndrome de Estocolmo. Todas bajo diferentes circunstancias, en diferentes contextos,
diferentes edades y diferentes clases sociales. Su único denominador común era que todas
habían vivido una relación sentimental plagada de violencia. Al analizar los factores que
contribuyeron para que permanecieran en la relación, todas presentaron características del
Síndrome de Estocolmo. Todas habían pasado por las tres fases que presenta Montero en
su teoría. Y completaban, además, el perfil de una mujer víctima de violencia domestica.
Por lo tanto la hipótesis presentada en este estudio sobre que las mujeres
puertorriqueñas sobrevivientes de violencia doméstica cuando narran sus historias de vida
presentan características asociadas al Síndrome de Estocolmo, quedó confirmada.
171
Por lo antes expuesto, se podría decir que entre de los procesos que pasa una
víctima de violencia doméstica que la inhabilita para salir de la relación está el hecho de
que haya desarrollado características asociadas al síndrome de Estocolmo. A través de su
discurso, se demostró como cada una pasó por las fases del modelo teórico propuesto por
Andrés Montero. Por tanto, podríamos asumir que existe un vínculo muy estrecho entre
la violencia doméstica y el Síndrome de Estocolmo. Esta información debe ser
considerada al intervenir en los procesos de terapia de una victima, tanto en sus
tratamientos a nivel psicológico, como en los procesos legales, ya que, aunque una
víctima tome la decisión de llegar hasta un tribunal, puede comenzar a dudar sobre su
decisión y no desear continuar con el proceso.
Esta situación la vuelve altamente vulnerable de volver con el agresor y que sea
nuevamente agredida, o que su vida esté en peligro. De las narraciones se desprende que
varias de ellas comenzaron procesos legales, los cuales ellas mismas boicoteaban,
albergando todavía la esperanza de un cambio en sus parejas. El haberse identificado con
sus agresores es lo que parece haber prolongado su salida de la relación. En ocasiones, les
advertían del círculo en que se encontraban, pero dudaban de cualquier recomendación
que se le hiciere. Tres de ellas permanecieron por más de quince años en la relación.
Todas eran de diferentes edades, pero coincidieron en que sus relaciones habían
comenzado desde la adolescencia. Además, todas reportaron haber pasado por altos
niveles de estrés, ansiedad y depresión. Todas, al principio, se sentían culpables de la
conducta de sus agresores. Para dos de ellas, las motivaciones para separarse, finalmente,
fueron los hijos. En uno de los casos, fue él quien pidió el divorcio, y en otro, fue debido
a que él que se encuentra confinado. La pareja de una de ellas se suicido luego de ser
172
arrestado. Estas cinco mujeres fueron amenazadas directa o indirectamente por sus
agresores de quitarle la vida o causarles grave daño. Dos de ellas aun sienten miedo hacia
ellos. Todas han recibido ayuda psicológica y dos de ellas aún continúan recibiéndola.
Tres de ellas no han logrado establecer una nueva relación de pareja. Dos si lo hicieron
pero se mantienen vigilantes a cualquier cambio en su nueva pareja. Cuatro recibieron
tanto violencia física, como violencia emocional. Solo una recibió violencia emocional y
fue la que reportó haber recibido mayor tratamiento psicológico. Dos aún padecen
lesiones físicas como secuela de los golpes recibidos. Una, al separarse de su agresor,
perdió el hogar donde vivía. Y para otra, sus dos hijas adolecentes decidieron irse a vivir
con el agresor.
Todas narraron sus historias y hacían altos en sus relatos para mirar con
incredulidad ahora, desde la distancia, lo vivido. Todas coincidieron con la frase ‘yo no
sé por qué aguanté tanto’. Fueron cinco mujeres totalmente diferentes pero con una
misma historia. La diferencia en los años de relación que mantuvieron no cambió los
resultados, por lo que se podría considerar que el tiempo de la relación, no
necesariamente determina el vínculo que una víctima establece con su agresor, sino que
este vínculo comienza junto con la relación y el tiempo lo solidifica, aunque sea uno
dañino. Por tanto, el Síndrome de Estocolmo se puede presentar en cualquier momento de
la relación. En sus narrativas, todas lograron describir cómo habían adoptado las formas
de pensar de sus agresores.
173
Recomendaciones
Recomendaciones para las agencias que ofrecen ayuda psicológica a las víctimas de
violencia doméstica
 Implementar adiestramientos que capaciten a profesionales de la salud mental,
como lo son consejeros, trabajadores sociales, psicólogos, psiquiatras y técnicos
sociales sobre lo que es el Síndrome de Estocolmo Doméstico y cómo se
desarrolla el mismo.
 Que la terapia vaya dirigida a la víctima y sus familiares. Explicándole a los
familiares las fases de este Síndrome para que puedan entender la reacción de la
víctima en determinados momentos y puedan apoyarla y ayudarla.
 Crear grupos de apoyo donde cada una pueda entender sus procesos y cómo se
desarrolla este síndrome para que así, a través de sus experiencias, puedan ayudar
a otras víctimas.
Recomendaciones para agencias que ofrecen servicios a víctimas de violencia doméstica
 Capacitar a todo personal de la agencia sobre el Síndrome de Estocolmo
Doméstico, con el fin de que puedan orientar y ayudar a la víctima y comprender
los cambios que puede presentar.
 Establecer un protocolo claro y desarrollar programas dirigidos a identificar y
trabajar con las características del Síndrome de Estocolmo Doméstico.
Recomendaciones para las agencias de ley y orden
 Un cuartel de policías se puede considerar como uno de los lugares adonde la
víctima va a buscar ayuda. Tomando esto en cuenta, el personal debería ser
adiestrado sobre los procesos psicológicos que pasa una víctima de violencia
174
doméstica para que puedan entender cuales podrían ser las posibles reacciones
durante el proceso legal. La unidad de delitos sexuales, violencia doméstica y
maltrato a menores del Departamento de Justicia y de la Policía de Puerto Rico,
así como el personal de trabajo social, asuntos de familia y asuntos de lo criminal
de cada tribunal, deberían conocer estos procesos psicológicos.
 Igualmente, jueces, abogados y fiscales deberían comprender estos procesos y
tomarlos en consideración al tratar con una víctima de violencia doméstica y
poder entender que aunque le hayan radicado cargos, podrían ellas mismas
boicotear sus propios procesos. Todo esto, con el fin de que haya una intervención
efectiva y puedan evitar que la víctima se ponga en riesgo.
 Sensibilizar a todo el personal sobre el trauma experimentado por una víctima y
las razones por las que pueda defender al agresor.
Limitaciones y fortaleza del estudio
Limitaciones
 La mayor limitación es que la muestra por ser tan limitada no es representativa a
la población. Por tanto los resultados no pueden ser generalizados.
 Es posible que una sola entrevista no haya sido suficiente para que las
participantes pudieran profundizar sobre su experiencia o recordar más incidentes.
Fortalezas
 Todas las participantes cumplieron con todos los criterios de inclusión
establecidos.
175
 Las entrevistas se pudieron ofrecer en espacios cerrados y confidenciales, lo cual
le dio confianza a las participantes de poder narrar su historia y compartir sus
vivencias.
 Las agencias colaboradoras no mostraron resistencia ante el estudio, sino que por
el contrario, fueron un agente facilitador para el mismo.
 Las participantes, en todo momento, se mostraron interesadas en el estudio y
deseosas de cooperar con el mismo.
 La metodología de historias de vida ofreció a las participantes la oportunidad de
hablar de sus experiencias desde el papel de protagonistas, por lo que las
entrevistas fluían y se podían observar sus diferentes emociones después del
proceso.
Recomendaciones para futuras investigaciones
 Expandir esta investigación con una muestra más amplia, en la que los
resultados puedan ser extrapolados a la población.
 Estudiar, a través de investigaciones más profundas, la relación del Síndrome
de Estocolmo con la violencia doméstica.
 Comparar estos resultados con investigaciones similares en otras culturas para
observar el fenómeno trans-cultural.
176
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