- 430 XX.— Acción del campo magnético sobre la resistencia eléctrica en las proximidades del puerto de Curie. POR JUAN MARÍA TORROJA Y MIRET I. Acción del campo magnético sobre la resistencia de los metales ferromagnéticos á la temperatura ambiente; generalidades.—2. Acción del campo magnético sobre la resistencia de los metales ferromagnéticos á diferentes temperaturas.— 3. Trabajos de C. G. Knott con el níquel.—4. Iderr: de W. E. Williams.—5. Ídem de F. C. Blake.—6. Trabajo nuestro anterior.—7. Teoria del fenómeno, por el Sr. Cabrera.—S. Trabajo de Honda y Ogura.—9. Objeto del presente trabajo. 1.—El campo magnético, al actuar sobre los metales, hace variar su resistencia de una manera distinta, según sean ó no ferromagnéticos, pues en estos últimos dicha variación es mucho mayor y ofrece caracteres distintos que en los primeros. En éstos el fenómeno fue primeramente previsto por J. J. Thomson, mientras en aquéllos fue descubierto experimentalmente por Lord Kelvin en 1856. Circunscribiéndonos á los metales ferromagnéticos, esta variación de la resistencia R es distinta según la posición del hilo y el campo H. La adjunta figura 1 representa estos cambios, con fa intensidad del campo para las posiciones mutuas que se indican, según resulta de los experimentos efectuados por diversos físicos en estos últimos años. Se observa inmediatamente que en campo transversal la resistencia aumenta hasta llegar á un máximo, desciende después, cambia de signo y disminuye rápidamente, para tender luego á ser paralela al eje H. Si el campo es longitudinal también se observa un aumento y un máximo; pero éste, aunque corres ponde al mismo campo, es mucho mayor que el anterior. Después la curva desciende lentamente sin cortar al eje H. — 431 - De esta comparación se deduce fácilmente que, si la perpendicularidad del hilo y el campo no es perfecta para pequeños valores de H, existirá siempre un aumento de R, debido á la componente de H según R, aun suponiendo que esta curva fuese desde luego descendente. En efecto; recientemente Morris y Malam (*) han logrado hacer desaparecer ia porción ascendente de la curva en campo transversal utilizando un hilo de níquel pequeño y rectilíneo, cuya posición puede alterarse por grados insensibles ¿ampo hnjitudini] Figura 1 mediante un soporte especial capaz de girar ángulos conocidos en dos planos normales cuya intersección coincide con el eje del campo. De esta suerte el hilo puede colocarse rigurosamente paralelo ó perpendicular al campo. Resulta, pues, que las-curvas que traducen los resultados para las dos posiciones exactas del hilo son las de la figura 2, en la cual se observa que en campo transversal ha (*) Phil. Mag. s. 6.a, 27, 640, 1914. • 432 — desaparecido la porción ascendente, y en el longitudinal la curva asciende casi verticalmente hasta llegar al máximo y se conserva después paralela al eje H. 2.—Lo anteriormente dicho se refiere exclusivamente á la temperatura ambiente. Un estudio interesante es el del mismo fenómeno á diferentes temperaturas. Entre los que se han dedicado á este estudio merecen citarse C. Q. Knott, W. E. Williams y F. C. Blake. A& R /"" Campa to^ttrttifrat Campo fr*MWTMl Figura 2 3.—El primero que se ocupó de este asunto fué C. G. Knott, (*) cuyos trabajos fueron publicados en tres memorias: las dos primeras se refieren exclusivamente á campos longitudinales, y en la tercera estudia la acción de los campos transversales. (*) Trans, of the R. S. of Edinburg, XL, 535, 1903; XL!, 39, 1904 y XLV, 547, 1907. — 433 — El método empleado adolece de una gran falta de uniformidad de la temperatura, que se traduce en una indeterminación de la curva, principalmente en las proximidades al punto de Curie. A esto hay que agregar el que la temperatura la deducía de la resistencia del propio hilo, previo su estudio fuera del campo, identificando la curva experimental que resulta, con tres rectas, de cuya ecuación deduce en definitiva las temperaturas. Comparando las tres rectas mencionadas con la curva obtenida por nosotros para dicha variación, que concuerda con la de otros autores, se comprende inmediatamente la grosera aproximación con que obtenía el autor el valor de la temperatura. La variación de resistencia por la acción del campo la obtenía deduciéndola de la desviación de un galvanómetro intercalado en un puente Wheatstone. El galvanómetro se calibraba colocando una derivación conveniente en uno de los brazos del puente. La acción del campo la expresaba el autor por la misma A /? relación empleada por nosotros. K La primera memoria se refiere exclusivamente á isotermas desde 13° á 93°, obtenidas en campo transversal; su forma general es la de las obtenidas por Morris á 12°. Como la temperatura máxima fue de 93° no nos detenemos más en esta memoria. En la segunda, que se refiere también acampo longitudinal, alcanzó temperaturas hasta 450°. Las isopedas obtenidas descienden lentamente hasta anularse á 450°, sin presentar particularidad alguna en el punto crítico. Como sobre la curva no van marcados los puntos, no podemos juzgar los resultados; pero es de temer haya determinado puntos muy distanciados, pasando inadvertido el fenómeno que veremos se presenta en dicho punto. — 434 — El estudio en campo transversal está expuesto en la tercera memoria, ocupándose casi exclusivamente del fenómeno en las proximidades del punto crítico. Las isopedas corresponden á campos de 2.200, 3.000 y 3.800 gauss. En las A# gráficas se observa que el valor de va disminuyendo K hasta los 290°; luego asciende, adquiriendo el valor máxi- 240' 260' IBO' 300' 320" 340' 100 200 / 300 / Figura 3 mo, á 315° para 3.800 gauss, y desciende más tarde rápidamente para anularse á los 340°. Parece que el máximo se corre hacia las temperaturas crecientes á medida que disminuye el campo; pues así como para 3.800 gauss corresponde, como hemos visto, á 315°, para 2.200 gauss se presenta á 320°, y para 3.000 gauss á una temperatura intermedia, como puede verse en la adjunta figura 3, tomada de dicho trabajo. Las curvas no están muy bien definidas, pues hay puntos cuya ordenada difiere un 10 por 100 de la corres- — 435 — pendiente de la curva. Esto explica el corrimiento del máximo ya mencionado, corrimiento no observado en nuestro trabajo, así como la asimetría de las gráficas respecto del máximo. 4.—W. E. Williams (*) se limitó al estudio del níquel en campos longitudinales. El campo le obtuvo con una bobina de un metro de longitud, y aunque la intensidad de corriente de excitación llegó hasta 23 amperes, el campo máximo fue de 900 gauss. El hilo en estudio se colocó junto con otro de platino que empleó como termómetro en un tubo de vidrio duro sobre el cual arrolló el circuito de calefacción cubierto con amianto. El conjunto lo introdujo en la bobina antedicha. La uniformidad de la temperatura con esta disposición, aunque el autor nada dice sobre ella, se comprende que no puede ser muy grande., debido, entre otras causas, á las corrientes de convección que se producirán en el interior del tubo. Esta falta de uniformidad queda en parte comprobada por la imposibilidad de mantener la temperatura constante de que habla el autor. La medida de la resistencia la realizó Williams por el método del puente de Wheaststone, modificado por Callendar, empleando un hilo grueso de cobre y utilizando dos contactos distintos, uno para cada equilibrio, con lo cual disminuía el tiempo empleado para cada determinación, y por tanto, la variación de temperatura era menor. Las isopedas de , deducidas de las gráficas que obí\ tuvo el autor, empiezan siendo positivas; descienden hasta cortar al eje de las abscisas á temperatura inferior á 300°, tanto más baja cuanto más intenso es el campo; siguen descendiendo hasta alcanzar un mínimo cuyo valor cambia entre — 0 , 4 x l O ~ 4 para 150 gauss y — 9 , O x l O ~ 4 para (*) Pii. Mag , s. 6.a, 9, 77, 1903. - 436 — 800 gauss, y asciende nuevamente, hasta anularse, á 370°. Como en las gráficas no están marcados los puntos que traducen los resultados, ni da el autor ningún número, no podemos juzgar de la precisión de aquéllos; pero es presumible que la diferencia de forma entre las curvas obtenidas por el autor, que á continuación reproducimos (fig. 4), y las obtenidas por nosotros sea debido á la falta de uniformidad de la temperatura por las causas propias del montaje. 5.—El último que ha trabajado en este asunto ha sido -10 300° 310° 320° 330° 3*0° 350° 360° 370° Figura 4 F. C. Blake (*). Los trabajos de este físico se refieren también al níquel; pero la temperatura máxima fue de 182°, que es muy inferior á la de la región más interesante de la curva. El autor, empleando campos de pequeño volumen, 50 milímetros cúbicos, pudo conseguir que fueran muy intensos, llegando hasta 36.600 gauss mediante un electroimán Dubcis con piezas polares cónicas. (*) Am. des Phys., s. 4.a, 28, 449, 1909. — 437 — La calefacción la obtuvo introduciendo el hilo y las piezas polares en un termostato á temperaturas de —190°, — 75°, —0°, 4-18°, -flOO 0 , +182°, logradas mediante aire líquido, mezcla de anhídrido carbónico sólido y alcohol, hielo, agua caliente, vapor de agua, vapor de xilol y vapor de anilina. El hilo estudiado, que fue de los capilares de Hartmann y Braum, de 0,028 mm. de diámetro, se arrolló en espiral doble sobre una de las caras de una hoja de mica de 8 mm. de diámetro, y sobre la otra se arrolló de la misma manera un hilo de platino. Los extremos, tanto de uno como de otro, se soldaron á conductores de cobre de 0,1 mm. El autor, en lugar de tornar para variación de la resistenA /? cia el valor de , como hacen los demás experimentare A /? dores, toma , siendo R(> la resistencia á 0°. RO Con objeto de que sean comparables los resultados, cuanto digamos en lo sucesivo se refiere al valor M-WA /?o / \K La forma de las curvas isotermas es la misma que la obtenida por todos los autores que se han ocupado de esta cuestión. En ellas el valor crece proporcionalmente al campo, excepto la correspondiente á 190°, que tiene un mínimo á 6.000 gauss y crece después, aproximándose con gran rapidez al eje de las abscisas, pero sin llegarle á cortar, por no ser suficiente la intensidad del campo. A/? En las isotermas la variación de resistencia no soí\ - lamente es proporcional á la temperatura, sino qué aumenta también con la intensidad del campo. Deduciendo de éstos - 438 - las isotermas A/? resulta un aumento con la temperatura: JR pasan por un máximo para disminuir más tarde. La temperatura correspondiente á este máximo crece con la intensidad del campo. 6.—Ninguno de los resultados obtenidos por los físicos de cuyos trabajos acabamos de dar cuenta pueden aceptarse como suficientes para definir por completo la naturaleza del fenómeno estudiado, sobre todo en las proximidades del punto de Curie. El de F. C. Blake por no haber llegado ala temperatura correspondiente á ese punto, y los de Knott y Williams por dejar poco definida la curva. Era, pues, preciso emprender una nueva serie de experiencias más completa que las anteriores, con límites de temperatura más amplios que el primero y mayor número de observaciones que los otros dos, eliminando en lo posible las causas de error procedentes de los montajes empleados hasta la fecha. En el curso de 1912-13 emprendimos esta laboren el Laboratorio de Investigaciones Físicas, dando á conocer sus resultados en los Anales de la Sociedad Española de Física y Química, en octubre de 1913, en una nota publicada en colaboración con el Sr. Cabrera. Este trabajo se efectuó en dos series distintas. Una en la cual el campo no excedió de 6.062 gauss, y la otra que llegó hasta 14.500 gauss. Como en sus líneas generales son iguales sólo describiremos uno de ellos. El hilo objeto de estudio se colocó, junto con otro de platino empleado como termómetro, en zigzag, entre dos láminas cuadradas de cobre de 6 cm. de lado y 5 mm. de espesor, de la manera siguiente: después de colocar sobre una de las láminas una hoja de mica se devanó una de las mitades del hilo de platino. Colocando sobre él otra lámina de mica, y encima las dos mitades del níquel, en sentidos contrarios, separados por una tercera lámina de mica, y sobre — 439 — ésta, previa la interposición de otra lámina, se colocó la otra mitad del platino, de tal manera que el área encerrada por este circuito fuera nula y cubriéndola con una quinta hoja de mica. Sobre el conjunto así formado se colocó ia segunda lámina de cobre, uniéndola á la primera mediante tornillos situados en sus esquinas. Sobre dichas láminas de cobre se arrolló el circuito de calefacción, formado por un hilo doble recubierto con cordón de amianto. El hilo así montado se introdujo en una caja de latón de 9 x 9 x 4,5 cm., rellenando con magnesia calcinada los espacios que quedaron. Con esta disposición se consiguió: 1.°, que la temperatura del níquel y del platino fuera la misma, y 2°, que el área envuelta por ambos circuitos fuera nula. Como, según veremos más adelante, la uniformidad de la temperatura es de gran importancia, sobre todo en las proximidades del punto crítico, se hizo un estudio de la distribución de temperatura á 380°, para lo cual se colocaron nueve pares termoeléctricos de cobre constatan, según las diagonales y el centro de las láminas de cobre. Los resultados obtenidos demostraron que la máxima di ferencia de temperatura de un punto á otro fue 3°. El electroimán empleado fue del tipo Weiss, con núcleos de 92 mm. de diámetro, excitado por una corriente procedente de una batería de acumuladores. La intensidad del campo en la primera serie se determinó con una balanza de Cotton construída por Weber de Zurich, oscilando el campo entre 351 gauss para 0,5 amperes y 6.062 gauss para 9 amperes; y en ia segunda, con piezas polares de 4 cm., se determinó con una bobina plana, cuya constante se dedujo comparándola con la balanza antedicha. Aquí el campo máximo fue de 14.505 gauss, correspondiente á 14 amperes. Las medidas de la resistencia eléctrica se hicieron me- — 440 — diante el puente de Wheatstone, modificado por Callendar, empleando para el termòmetro uno construído por «The Cambridge Scientific Instrument C.a», y para el níquel se montó de la siguiente manera (fig. 5): El brazo de proporción era del tipo de 10 ohmios del Reichsanstalt, construído por Otto Woolf, y el hilo A B, de platino-piata, de l mm. de diámetro, arrollado sobre el tambor de un puente de Kohlrausch, sistema Leeds F. Northrup. La resistencia K se forma con una caja también de Otto Woolf, en la cual se substituyeron los tornillos de cada bloque por pocilios cori mercurio, en los cuales se introdujeron Figura 5 unos conductores gruesos de cobre, que hacían las veces de clavijas sin dar los errores variables de los contactos. Las determinaciones se efectuaron de la siguiente manera: Primero se calentaba el bloque de cobre hasta la temperatura que se deseaba operar y se regulaban los reostatos del circuito de calefacción para que la temperatura permaneciera constante. Una vez conseguido esto, se hacía la medida de la temperatura, á continuación la resistencia sin campo, luego la misma con campo, y nuevamente la temperatura. Estas series de medidas nos daban no solamente la curva AR correspondiente á -, sino también la curva de variación K — 441 — de la resistencia con la temperatura. Esto nos sirvió, corno veremos más adelante, para determinar la posición del punto anguloso de la curva respecto del de Curie. • La graduación del hilo termomètrico se hizo, por comparación, con un termómetro patrón de resistencia de platino, modelo del «Boureau of Standars» de los Estados Unidos, 300' 100' 400" Finura 6 construido por «The Cambridge Scientific Instrument C.a». Las curvas que traducen la variación de resistencia con la temperatura (íig. 6) son idénticas en sus líneas generales á las obtenidas por otros autores, si bien se observa en ellas, que el punto anguloso está mucho más marcado que en aquéllas. Es evidente que esto es debido á la mayor uniformidad de la temperatura en nuestro trabajo. Podemos aseKKV. ACAD. »ï CIENCIAS,—XIII,—Enero J Q I J . 3! — 442 — gurar, en vista de esto, que, si se consiguiera una uniformidad absoluta en la temperatura, la curva pasaría bruscas mente de una posición á la otra. En dichas curvas se observa que el punto anguloso corresponde á temperaturas muy diferentes, debido á que el hilo 2 contenía un 2 por 100 de cobre. Calculando las ecuaciones que ligan 'entre sí la porción inferior y la superior del punto anguloso, y determinando la ; 2.00 !CO «p0 4 = 351,5 V— T.mp. H«2480 /\ ^> f-'iuura 7 solución común á ambas, determinamos la temperatura de dicho punto, resultando: Hilo 1 » 2 re=.358°,64 7Y^315°,77. Conforme con lo hallado por Blake, se observa en la isoA ff peda de ——, para el hilo de 0,2 (fig. 7), un mínimo muy R — 443 — marcado á 56°. En el de 0,1 (fig. 8) no se observa, seguramente por corresponder á una temperatura inferior á 27-°j La parte más interesante de Ia curva corresponde á Ias proximidades del punto critico, representada en mayor esr cala en las figuras 9 y 10. Comparando esas dos gráficas se observa que la correspondiente al hilo de 0,1 mm.es más ensanchada en su base y menos pronunciado el mínimo. 100' 200' aoo' Figura 8 'Esto es una consecuencia de los resultados obtenidos eh el estudio antedicho de la temperatura, pues en. el hilo de 0,2 mm. la diferencia máxima de temperatura en el bloque fue de 2°, mientras que en el otro ésta llegó hasta 7°, y se comprende fácilmente que esa falta de uniformidad produzca dichos efectos. Así como hemos dicho antes que si la temperatura fuese .absolutamente uniforme, la parte angulosa de la curva de la figura 6 quedaría reducida á un punto, del mismo modo, si - 444 - aquí se cumpliera dicha condición, el mínimo quedaría mucho más pronunciado. Comparando estas curvas con las obtenidas por Williams para campos longitudinales (fig. 4), se observa que el fenómeno es el mismo y de la misma magnitud que el obtenido por nosotros, lo cual indica que en esta región no tiene in- 350' 3701 10 — Figura 9 fluencia la falta de perpendicularidad del hilo con las líneas de fuerza del campo. A/? Respecto de la temperatura del punto anguloso de • /? conviene observar: 1.°, que no coincide con la del punto de Curie, pues difiere en 2° 5 y 2°, que es independiente de la intensidad del campo. Atf Las isotermas obtenidas de la superficie • = /(//. T.) /? - 445 - concuerdan completamente con las obtenidas por Blake, por por lo cual no insistimos sobre ellas. La forma de la curva que obtuvimos del modo que acabamos de explicar difiere notablemente de las deducidas con anterioridad. La disminución de resistencia que el punto de Curie presenta es mucho más rápida, como hemos dicho ya, y el 290' 310- 330- Figura IO mayor número de puntos .determinados la caracterizan mejor. 7. El estudio experimental del problema quedaba así lo suficientemente adelantado para exigir una explicación teórica. Pero las teorías admitidas en aquella fecha, estaban en pugna absoluta con la existencia del mínimo antes citado. Había que modificarlas hasta hacer desaparecer esta contradicción; este estudio fue realizado por nuestro querido — 446 —. maestro D. Blas Cabrera, que lo publico en la nota de los anales antes citada. ; La simple inspección de las figuras 7 y 8 le indujeron á pensar que el fenómeno estudiado es la superposición de otros dos independientes entre sí; uno que se produce solamente en las proximidades del punto crítico y el otro que tiene lugar á todas las temperaturas. Viene á confirmar esta suposición la comparación del fenómeno según actúe el campo en dirección longitudinal ó 200' 30(T Figura II transversal; pues mientras en las proximidades del punto de Curie la curva presenta la misma forma é idéntica magnitud, á cualquier otra temperatura son opuestos. i Si admitimos, como parece lógico, que en el punto de Curie la curva representativa del segundo fenómeno ha de ser tangente á una paralela al eje de las ordenadas, bastará prolongar la primera porción 4 B (fig. 11 ) de dicha curva, dejándonos guiar del sentimiento de continuidad para obtener la representación buscada. o; Si en estas condiciones restamos de las ordenadas de la — 447 — curva primitiva las de la curva antes obtenida, tendremos la representación del primer fenòmeno. Nos limitaremos primeramente al estudio del segundo, es decir, el que tiene lugar á todas las temperaturas. J. Thomson, (*) fundándose en la teoria de Lorentz (**) y Debye (***) sobre la conducción metálica, ha formulado una explicación de la acción del campo magnético sobre la resistencia eléctrica, suponiendo que el campo actúa sobre los electrones, durante su recorrido libre, con una fuerza propor cional á su velocidad, obteniendo para LR l e* _, R 12 m'¿ R el valor H\ siendo T la duración media del recorrido libre. Esta relación se cumple para algunos metales no magnéticos; pero para los ferro-magnéticos no solamente no se A /? cumple, sino que el valor de es de signo contrario al previsto. .; El mismo J. Thomson (****) ha formulado otra teoría que, aunque no está todavía del todo desarrollada, daremos una idea de su fundamento. Supone el autor que cada molécula metálica es una pareja eléctrica fácilmente disociable ' que queda orientada por la acción del campo eléctrico. Ahora bien; el campo magnético al actuar sobre ella admite Thomson que no hace más que variar el ángulo descrito por la pareja. .(*) Loe. cit. 143. '(**) Archiv. Neerl., II, 10, 335. (***) Ann. der Phys., IV, 33, 441. (****) The Corpuscular theory, oi Matter. 88. Una tercera teoría es la formulada por Wien, en la cua admite la fórmula de Drude: C = — l -—e' 2 ni 2m v para la conductividad, en la cual la velocidad v de los electrones no tiene ninguna relación con la temperatura absoluta. El valor de A. es el único que varía en la fórmula con la naturaleza del metal. Admite además que el número de choques, y por tanto el valor de —, es proporcional al cuaÀ drado de la amplitud de las oscilaciones propias de los átomos, obteniendo para resistencia el valor Cv m R=C\ Jo vJ v lev e *T -\ siendo v la frecuencia de las oscilaciones y vm su valor máximo. Los valores obtenidos con esta fórmula, concuerdan bastante bien con las medidas realizadas por Kamerlingh Onnes. g r> El valor de R viene dado por *K.-025( \J,£.*J *E R Esta expresión, si bien da el mismo orden de magnitud que la experiencia para la variación con el campo, las curvas difieren mucho de las reales, presentando cambios de signo que en aquéllas no se observan. — 4-19 — Según la teoría de Weiss (*), un cuerpo ferromagnético es un conglomerado de pequeños cristales, cada uno de los cuales se comporta como un cristal de Pirrotina, es decir, que posee una dirección de fácil imantación, y otras dos según las cuales obran campos desmagnetizantes intensos. Estos cristales, que se encuentran orientados según las leyes del azar, presentan una imantación espontánea por la acción del campo molecular, imantación que no se presenta al exterior por la destrucción mutua de dichos campos. La acción del campo según éstos se reducirá, pues, á variar la dirección de los ejes magnéticos de dichos cristales, haciendo que la resultante sea distinta de cero y produciendo, por tanto, la imantación aparente. Cuando el valor de la componente del campo en la dirección del eje de fácil imantación excede del campo coercitivo, se produce una inversión de la imantación espontánea. Esto, unido á un giro del vector / aproximándole al campo, es la causa del cambio de dirección de los ejes magnéticos de que hablábamos antes. Si á todo esto añadimos la ley descubierta por Weiss que rige el cambio de la imantación espontánea de los metales ferromagnéticos y su desaparición brusca á la temperatura llamada de Curie, tendremos la explicación del punto anguloso de la curva que expresa la variación de R con la temperatura. Admitiendo que la fracción de resistencia determinada por la imantación espontánea es proporcional á su cuadrado, podremos obtener la variación de /? con t, si no existiese dicha imantación, por la ecuación p -34 / / \2 K.-J.^AÍL] ^ \lj [i] en la cual "¿U es la resistencia que buscamos, R la observait Journ. de Phys. IV, 6, 665. — 450 — da,. A-.la. constante de proporcionalidad y /(1 é /, las intensidades de imantación espontánea á la temperatura del cero absoluto y una cualquiera respectivamente. La constante A se puede determinar fundándose en que la curva l*t debe ser la prolongación de la R para temperaturas superiores á la crítica. Teniendo en cuenta cuanto acabamos de ver, la acción del campo magnético sobre la resistencia podríamos expreA7? sarla como variación de la ecuación 11J, ó sea tomar— r en "51 1 4 near de 8 A/ ? /? La constante A hemos dicho que es función de la imantación aparente; por tanto, su forma debe ser parecida á las curvas isopedas de imantación que, como sabemos, presentan un máximo á temperatura tanto más elevada cuanto menor es la intensidad del campo. De donde resulta que la curva de variación de R con el campo debe presentar el máximo de que hablamos antes. Con objeto de exponer la teoría que para explicar la porción de la curva correspondiente al punto de Curie ha ideado el señor Cabrera, creemos lo más conveniente copiar á continuación los párrafos que en la nota ya citada se refieren á este asunto: Aplicando las teorías de la Mecánica estadística al conglomerado de cristales elementales que constituyen el metal ferromagnético, cada uno de dichos cristales podemos considerarle como un sistema independiente. Ahora bien; en este conjunto es sabido que los fenómenos medios observables corresponden al estado que posee mayor probabilidad, en las condiciones definidas por las variables anteriores, de cuantos puede adoptar cada uno de aquellos sistemas independientes; pero realmente se encuentran representados en — 451 — el conjunto de sistemas la totalidad de los est'ados posibles, con frecuencia proporcional á su probabilidad correspondiente medida por P (z)rfa - =--= Ce £_ kT ¿!a, donde P expresa la probabilidad de un estado comprendido en el dominio a, « -f- da, y E la diferencia de energia entre el mismo y el más probable para las condiciones exteriores. Así, para el metal ferromagnético, « — /; de suerte que llamando /0 ¡a intensidad de imantación espontánea dei estado más probable para la temperatura considerada, H0 el campo molecular que la engendra y H el quesería menester para que la imantación observable fuese /, - ' CJ P(i)dl= Ce " kT J / ( <«-".)*/ tf/. Desarrollando la función integrada del exponente por la / / serie de Taylor, y llamando y = á la fluctuación de /o la intensidad de imantación, \_ / y ¿H , _/£ fivtí \ A- r l 2 rf/„ "'^ 3! "Jv r "+ -j. P (/) í// = Ci/y e donde ei exponente es una serie que converge ràpidamente por ser v pequeño. ' Ahora bien; : - 3H • 3>/a f = —; de suerte que P (/) será tanto y. . mayor cuanto más grande sea la susceptibilidad magnética ,x; y como esta magnitud tiende hacia so cuando-la tem- — 452 — paratura se aproxima al punto de Curie 0°, tanto por bajo como por encima del mismo, la expresada probabilidad crecerá en las proximidades de dicha región. De otra manera, la proporción de elementos cristalinos, cuyo estado difiere en una cantidad fija del estado aparente, es tanto más grande cuanto más próximos nos encontramos de dicho punto. Supongamos ahora que la acción del campo magnético sobre un cristal elemental provoque una ruptura de su equilibrio cuando su estado esté comprendido en un cierto intervalo alrededor del más probable á la temperatura 6°, intervalo tanto mayor cuanto más grande sea el campo, y adrnK tamos además que dicha ruptura de equilibrio viene acompañada por la emisión de un cierto número de electrones. Esta acción determinará, evidentemente, un aumento de conductividad tanto mayor cuanto más grande sea el número de cristales elementales que se encuentren en las condiciones preinsertas. Este número está determinado por la función P (/); de suerte que, para hallar la ley de variación de la conductividad con la temperatura determinada por este fenómeno, nos bastará estudiar el cambio de dicha función, en la cual han de considerarse como variables T, / 0 y x 0 . Limitándonos al primer término del exponente, podremos escribirle en la forma _ .(.7-Zo)J. ¿7x0 De la forma de las curvas isopedas de imantación y de las correspondientes al cambio de x con T se deduce que el numerador tiende hacia cero y el denominador á oo, tanto por debajo como por encima de O, siendo, además, el valor absoluto de ambas magnitudes mucho mayor para el primer caso que para el segundo. Resulta de aquí que la fun- — 453 - ción P ( 7"/o •<), y por tanto la conductividad, ha de ir creciendo al aproximarse al punto de Curie, en el cual alcanzará un máximo, para disminuir luego con rapicez mayor que en el ascenso, pero siguiendo una ley análoga. Así, la gráfica, que traduce los sucesivos valores de la conductividad, debe ser una curva semejante á la de campana, cuyo máximo coincide con el punto de Curie, pero cuya rama, correspondiente á las temperaturas inferiores, posee ordenadas más grandes que la otra. Tal es la forma de la D £ F de la figura 11. (Continuará )