Texto curatorial Proyecto Transmisiones En 1933 el poeta futurista Marinetti definió la RADIA como: “Un arte sin tiempo ni espacio sin ayer ni mañana. La posibilidad de sintonizar estaciones emisoras situadas en diversas frecuencias horarias y la pérdida de la luz destruirá las horas el día y la noche. La recepción y la amplificación destruirán el tiempo con las válvulas termodinámicas de la luz y de las voces del pasado.” A partir de la segunda mitad del siglo XX, las aperturas más importantes -y a la postre, definitivas- dentro y desde el campo del arte europeo, norteamericano y latinoamericano se encaminaron a hacer evidentes al menos dos dimensiones y prácticas que habían permanecido ocultas en la producción y legitimación del arte: por un lado, estaba el trabajo real llevado a cabo por el artista, condición de posibilidad de toda obra de arte, pero que había sido invisibilizado o mistificado por los estereotipos que sobre el artista y la obra se habían venido afirmando en el imaginario social y cultural y que los mantenían en una dimensión sublime y casi mágica, situados en un limbo de autonomía. Por otro lado, está la constatación de las complejas relaciones con la audiencia y las dinámicas del campo general de la cultura, que a partir del estallido del objeto de arte unitario y universal, problematizan la relación ya naturalizada entre arte y cultura. Estas preocupaciones llevaron a la conclusión, aparentemente simple, de que la obra de arte existe, su sentido aparece o se produce en el encuentro con la audiencia. Singularizada en el marco del modernismo, la audiencia tenía apenas un carácter incidental y pasivo en el sistema del arte, de ahí la idea de la interpretación como descubrimiento de la verdad de la obra. Hoy en día, la obra de arte contemporáneo ocupa un lugar radicalmente distinto; sujeta a una serie de contingencias, la obra es ahora producto de un encuentro, un rendez-vous, en un sistema que simula la estructura de la comunicación pero que a la vez produce una ambigüedad intencionada en el “contenido”. Es en este punto, en esta relación análoga y divergente con los medios de comunicación, donde el arte contemporáneo se encuentra con la radio y la prensa, cuyo funcionamiento tiende a resistir las ficciones de la imagen, sea esta sonora o visual. La idea inicial La inquietud de los artistas por recuperar el presente de sus prácticas y de sus contextos, obligó a un reacomodamiento y a una renovada representación del artista mismo y de las prácticas artísticas, que en efecto, estaban cada vez más, en poder de un número creciente de agentes y de instituciones. Uno de los logros más importantes es la implementación de tácticas que han logrado emplear recursos sociales, tecnológicos, ideológicos, políticos y culturales a manera de caja de resonancia de las prácticas artísticas, pero no sólo para el campo del arte, sino para el campo ampliado de la cultura. El otro logro, ha sido la contradictoria e inacabada horizontalización de ciertas relaciones dentro del campo cultural, como la existente entre los practicantes de la “alta cultura” y los practicantes de las “culturas populares”: diálogo de saberes aún por descubrir y asumir. Todo lo anterior es un intento por describir –sintéticamente, claro- la necesidad apremiante de cuestionar ciertos esquemas de análisis, circulación y legitimación de reflexiones provenientes del campo del arte, por un lado, y por otro, la de desestructurar las certezas desde las cuales se dialoga con la práctica y producción artísticas, con lo cual se obliga de paso a revisitar los esquemas de periodización y clasificación de la actividad artística. En este marco, nos pareció urgente configurar en Transmisiones, un espacio institucional posible para que prácticas sociales dominadas y silenciadas históricamente en el lenguaje, lograran hacerse visibles en una iniciativa curatorial que articuló prácticas culturales en un sentido amplio – que incluía a las artísticas- y prácticas y dispositivos de comunicación masiva en la región central del país, para así, cuestionar propositivamente los esquemas de valoración aceptados y sobre todo, aproximarse con herramientas y tácticas renovadas a otras narraciones de grupos o comunidades presentes en la región. Transmisiones es un proyecto en el que se busca explorar las posibilidades de la radio y los impresos tradicionales como medio artístico contemporáneo a partir de la recopilación de obras ya existentes y de la comisión de obras nuevas. Con el proyecto se buscó establecer relaciones con artistas y tradiciones de la Región Centro que comprende Cundinamarca, Boyacá y Bogotá D.C. así como abrir un espacio de socialización para obras de arte sonoro y composición no convencional. Se partió de proponer nuevas dinámicas de exhibición que den visibilidad a varias iniciativas de arte público y de arte que funciona en los linderos del campo. De esta manera tienen cabida el proyecto comunitario de recopilación oral en torno a la siembra y el alimento así como piezas de arte radial. Se trata de un proyecto que surge de la región designada pero que carece de un lugar específico a la hora de mostrarlo. Esto genera una serie de preguntas sobre la naturaleza de la región, pero también sobre la naturaleza del arte. Creemos que estas preguntas son, en este momento, urgentes, pues la desestabilización crítica de la relación entre mensaje, contenido y audiencia que el experimentalismo produjo durante los años 60 y 70 se ha venido erosionando bajo la presión de un sistema que tiende a inscribir todo objeto dentro de una lógica “economizante.” En varias medidas, este proyecto intenta abrir nuevos espacios para el potencial de la experimentación y participación activa de sus usuarios. Al aire: desarrollo de una idea Todo el trabajo realizado hasta este momento, ha arrojado una conclusión que suena a lugar común, pero que ha sido el asunto central: en el caso específico de este contexto, para producir, circular, enseñar, investigar, discursar o generar una labor crítica en el campo del arte, hemos tenido que contar con variadas y disímiles situaciones de lo artístico en particular y de lo cultural en general, pues las diferencias irreconciliables en la manera como en las regiones se recepciona la producción artística, las evidentes limitaciones en espacios y recursos para la gestión e impulso de la actividad artística profesional, el rechazo casi sistemático a ciertas formas artísticas por parte de la “opinión pública”, entre otras situaciones, se pueden explicar desde Transmisiones, sólo las condiciones históricas de desigualdad e inequidad, condiciones de posibilidad que se han tornado más dramáticas en las geografías por donde los procesos de modernización nunca pasaron –y no van a pasar-, ya que en estos lugares tales procesos por lo general, no han estado en manos de todas y todos sus ciudadanos y ciudadanas, sólo han estado en manos de sus dirigentes y de su élite sociocultural que han convertido esta anómala situación en la piedra angular de su poder y legitimidad. Las piezas que fueron comisionadas a los artistas se desarrollaron en dos plataformas: medios impresos (carteles populares, pasquines e impresos insertos en publicaciones periódicas) y emisiones radiales (radios campesinas y comunitarias, radios universitarias y radios experimentales). Como era de esperarse, muchas veces las obras desbordaron los medios que en un principio eran la única condición para participar en el proyecto. Un ejemplo de esto es PPP de Fernando Uhía, en el que apropiaba los discursos del líder político Jorge Eliécer Gaitán para trasmitirlos por medio del popular “perifoneo” en distintos recorridos en las ciudades de Tunja y Bogotá. O, el evento TxRx Pong realizado por el compositor Juan Reyes, en el que hace visible la colonización del espacio aéreo de Bogotá que se supone público, al poner en el aire su obra Las Meninas. Por medio de dos residencias artísticas que ofrecimos, una en Ubalá y otra en la región del Valle de Tenza, se materializaron las propuestas de Esteban García, Juan David Obando y Alejandro Araque. En la primera, titulada Stereo Eventos, los artistas realizaron talleres de producción de web-radio con los alumnos del Colegio Departamental Nacionalizado de Ubalá, cuyo resultado fueron una serie de programas que fueron transmitidos por Ubalá Stereo. En la segunda residencia, Araque en su propuesta Radio Victoria hizo un recorrido por la tradición oral de la región, acompañado entre otros, por sus estudiantes del Centro Regional del Valle de Tenza de la Universidad Pedagógica Nacional. Dos experiencias más se refieren a este mismo espacio geográfico. En Aventurando Se Puede Vol. 2, El artista bogotano Humberto Junca trabajó junto al coplero de Hipaquíra, Héctor “El Cachano” Herrera, en torno al interés por rescatar y conservar los ritmos musicales tradicionales que se ven amenazados por la maquinaria cultural de los grandes sellos disqueros que imponen géneros como el Tropi-pop. Manuel Romero y Eduardo Martínez trabajaron en Semillas, sabores y saberes del Valle de Tenza, investigando la tradición culinaria de la región, la cuál entendieron como una forma fundamental de patrimonio, con claros visos de resistencia cultural. En este proyecto, se hacen evidentes las historias de familias completas que pasan de padres a hijos, no solamente las recetas, sino la posesión de las semillas y sus técnicas ancestrales de cultivo y preparación de alimentos. En un proyecto menos referido a la zona rural de la región, Mauricio Bejarano hace énfasis en el poder evocador del sonido en su obra Postal Densa No. 2. en ella Bejarano propone un viaje entre Madrid y Bogotá, recurriendo a las imágenes mentales que pueden ser creadas a partir de estímulos sonoros. Dentro del mismo orden de ideas, es decir, de la ciudad y el viaje, funcionan las audio guías del Museo fuera de Lugar de Jaime Iregui, en las cuales invita a varios personajes a narrar la historia de lugares cargados de memorias de la vida en Bogotá. Este proyecto cuenta con la particularidad de poder transportarse con el oyente, quien previamente las habrá descargado a su reproductor de mp3 desde el sitio web de Transmisiones. A partir de su creación y primera socialización los proyectos se han liberado de la atadura regional y han transitado por las diferentes regiones del país y fuera de este a través de la internet. La nostalgia por el medio radial y el descubrir que éste, como los carteles que llenan la ciudad, son de alguna manera piezas claves de resistencia en la comunicación hoy en día, fueron el motor, el medio y el fin de esta iniciativa que aún no termina. Dos proyectos establecen un diálogo más directo con el usuario de la radio: Carlos Bonil participa con dos piezas radiales, una de ellas -Intervención eléctrica a distancia- propone un manual bastante desfachatada para la construcción de un instrumento musical a partir de un radio transistor. Mientras que el trabajo de Gabriel Zea y Camilo Martínez, abarca la totalidad de propuestas antes descritas en la MultiTK, una emisora portátil con apariencia de rockola, que hace posible la itinerancia del proyecto a una escala distinta a las de las emisoras tradicionales. De una forma más sutil, pero quizá más subversiva, todas las propuestas que apropiaron los medios impresos hicieron presencia en diversos circuitos urbanos. François Bucher, insertó su trabajo HOY en puntos estratégicos de Bogotá, movilizando la idea de temporalidad con una imagen que desaparece casi al tiempo que es construida. Margarita García se apropia de carteles de residuo y de prueba de distintas imprentas e interviene algunos muros de la ciudad, fijando por un instante un mensaje de anti-consumo y anti-propaganda: es negación de la función social de estos impresos. En la dirección contraria, Giovanni Vargas inserta carteles que contienen mensajes alusivos a la ambigüedad del progreso y el desarrollo que al final, nunca se establecieron en este territorio, así hace evidente que una cosa es levantar edificios y otra muy distinta es construir vida urbana. Explorando circuitos alternativos, el Periódico Ardilla y Este árbol no es nativo de Gabriel Sierra aparecen de forma casi clandestina para proponer preguntas sobre la circulación de ideas en medios inestables que tienden a desaparecer. Beatriz González y Pedro Manrique Figueroa, son artistas que han trabajado habitualmente desde las imágenes mediáticas que circulan en las publicaciones periódicas, y que han indagado en el tipo de Historia que se fija en el imaginario colectivo sobre su propia condición. Ondas de mi rancho grande de González, apropia y actualiza la imagen de Yolanda Izquierdo, líder campesina que por ser la cabeza visible de un proceso legal para la restitución de las tierras suyas y de otros campesinos de la región de Córdoba perdidas a manos de los paramilitares, fue asesinada por esas mismas fuerzas armadas al margen de la ley, en pleno proceso de desmovilización. De Manrique Figueroa, Transmisiones incluye un trabajo que no había sido exhibido. Consiste en un facsímile de la traducción libre del catalogo de la exposición “Arte Degenerado”, que circula de una manera bastante peculiar: fue ubicado en varios centros de fotocopiado diferentes universidades del centro de Bogotá, y también como un archivo PDF que se puede descargar de la página del proyecto. Por otro lado, Lucas Ospina hace una charla sobre Pedro Manrique Figueroa para estudiantes de arte de la Universidad de los Andes, invitado por Carmen María Jaramillo. Esta charla fue documentada en audio y fue montada en www.transmisiones.org La crónica sobre Radio Sutatenza, el referente principal de toda esta investigación curatorial, estuvo a cargo de la escritora Piedad Bonnett, quien después de una larga investigación reconstruye de manera descomplicada pero no por esto poco comprometida la historia de Monseñor Salcedo y su programa de radios campesinas. Las transmisiones de los programas y la presencia de los carteles se hizo durante los meses de diciembre 2007 – enero de 2008 en las emisoras: 106.6 FM Santa Bárbara Stereo (Garagoa), 107.8 FM Ubalá Stereo (Ubalá), 104.1 FM UPTC Radio (Tunja), 98.5 FM UN Radio, 1430 AM Emisora Kennedy (Bogotá) y la Multi-TK (dispositivo portátil de transmisión de corto alcance en FM que continúa itinerando por diferentes puntos de la Zona Centro). Sin embargo el proyecto tiene una continuidad en la red (www.transmisiones.org) y en la Emisora Kennedy, en donde el proyecto fue invitado a hacer parte de la parrilla habitual de programación por tiempo indefinido, en la franja de las 7:00 pm a 8:00 pm, todos los jueves. Transmisiones forma parte de “La Sonora. Desde enero del 2008, Red de radios comunitarias y experimentales y prácticas artísticas con sonido”, que funciona en Colombia. Consideraciones finales Si el arte se presenta como espacio de conversaciones dentro de la comunidad es necesario que las voces de esta comunidad se oigan. El proyecto invitó tanto a artistas y participantes en general a imaginar lugares y concretar puntos de encuentro posibles, la creación de los programas propició el intercambio de ideas no solamente acerca del lugar sino acerca del medio de expresión y sus posibilidades fuera de las que ya conocemos. No hay una imagen dada, el sonido permite al oyente imaginar el lugar del que se esta hablando, inclusive imaginar el espacio construido por el sonido. Los saberes locales se convierten en referentes para estos lugares imaginados. Las instancias y agentes involucrados y articulados en Transmisiones, como los productores culturales, los curadores, los gestores culturales, los periodistas y comentaristas culturales, los profesores y estudiantes de arte, los profesores de colegios públicos, los directores de medios de comunicación, los funcionarios públicos, las personas participantes en los distintas iniciativas artísticas, entre otros, han hecho visibles su deseo y sus prejuicios de lo que “en verdad” es un hecho artístico, y la manera como se debe hablar de tal hecho, y en su participación, han pugnado y chocado constantemente. Esta situación más que detener al proyecto mismo, nos ha permitido comprender las condiciones de posibilidad de unas prácticas artísticas críticas y atentas a su acontecer y lugar al interior de las sociedades actuales, dado que Transmisiones se concibió como un proyecto interdisciplinario en el que se considera importante resaltar el trabajo en colaboración, en colectivo, entre quienes producen artefactos culturales y quienes discursan acerca de ellos, esto ha venido ocurriendo gracias a la apropiación de medios masivos de comunicación como la radio y los medios impresos, generando al final O.C.N.I.S. (Objetos Culturales No Identificados, término bastante preciso introducido por Nésto García-Canclini). Cada propuesta participante se desarrolló en los espacios de negociación entre el arte y las comunidades. Tales negociaciones fueron posibles en tanto las nociones de artista, arte, obra y también región, identidad, ciudadanía, se desdibujaron, dando paso a un diálogo más fluido con los lectores-espectadores-consumidores, de forma tal, que se han interrumpido, o al menos se han puesto en entredicho los significados estereotípicos sobre los productos, agentes y espacios de lo artístico, de cara a la situación de la circulación de la producción cultural hoy: masiva, rápida, y digamos, “democrática” e inclusiva.