BAITARA BAITA DIAGNÓSTICO DE DIVERSIDAD RELIGIOSA EN SAN SEBASTIÁN Noviembre de 2015 Este Informe fue elaborado por el Instituto de Derechos Humanos Pedro Arrupe de la Universidad de Deusto, en el marco del proyecto Baitara baita de DSS2016. La redacción del texto estuvo principalmente a cargo de la consultora Andrea Ruiz Balzola (www.andrearuiz.es) y contó con los aportes del equipo del Instituto de derechos humanos, especialmente de Gorka Urrutia Asua. 2 ÍNDICE 1. PRESENTACIÓN....................................................................................................................... 4 2. MARCO JURIDICO................................................................................................................... 4 3. ESPACIO PÚBLICO Y RELIGIÓN ........................................................................................... 6 4. EL PLURALISMO RELIGIOSO................................................................................................ 8 5. EL FACTOR RELIGIOSO EN LOS PROCESOS DE MIGRACIÓN E INTEGRACIÓN.........10 6. CONFESIONES RELIGIOSAS EN DONOSTIA-SAN SEBASTIÁN.......................................12 7. DIRECTORIO DE CONFESIONES RELIGIOSAS EN DONOSTIA-SAN SEBASTIAN........25 8. BIBLIOGRAFÍA ....................................................................................................................... 28 3 1. PRESENTACIÓN Ander, un niño de ocho años, sale de la escuela entre el bullicio y griterío cotidiano. Camino a casa, parlotea con su madre sobre el día y en un momento dado le explica que la madre de su amigo, Abdel, es monja. La madre de Ander le mira con inicial sorpresa y posteriormente le sonríe. Tienen una conversa y explicación pendientes para la merienda. Es esta una pequeña viñeta etnográfica con la que se pretende mostrar un hecho que caracteriza a todas las sociedades europeas y, desde luego, a la sociedad vasca y a la donostiarra en particular: la diversidad religiosa. Si para la madre de Ander esta diversidad es relativamente novedosa y probablemente la relacione con los movimientos migratorios contemporáneos, para Abdel y Ander es un componente más de sus vidas cotidianas trazadas entre el aula, la plaza y la casa. Y así habrá de serlo en el futuro. Pero ese futuro, cercano, inmediato, caracterizado por sociedades cada vez más diversas, puede ser escenario de diálogos y reconocimientos, de conflictos y malentendidos, o de ignorancia e invisibilidades. El desafío y la oportunidad están ahí. Como con otros procesos socioculturales, el primer paso es saber de qué estamos hablando y reconocer y visibilizar nuestra realidad más cercana, en este caso la de la ciudad de San Sebastián. Este es el objetivo general del informe que a continuación presentamos. En primer lugar, vamos a realizar una breve revisión del ordenamiento jurídico que trata de la religión y la diversidad. Sin duda, conocer el marco jurídico en el que nos estamos moviendo es una cuestión fundamental tanto para la defensa de la diversidad religiosa como para su gestión por parte de las instituciones. A continuación, abordaremos una serie de cuestiones centrales para el debate que se está generando y planteando alrededor de la diversidad religiosa en nuestras sociedades europeas. Son cuestiones interrelacionadas entre sí, pero que en pos de la claridad de exposición hemos dividido en: espacio público y religioso, pluralismo religioso, y el factor religioso en los procesos de migración e integración. Tras esta primera parte, más conceptual y teórica si se quiere, pero de la que se derivan los criterios y marcos de actuación clave en materia de diversidad religiosa, pasamos a describir la diversidad religiosa que caracteriza a día de hoy a Donostia. Presentaremos las religiones que componen la ciudad, ofreciendo al lector una serie de datos, tanto de carácter local como más generales acerca de las confesiones1. Para finalizar incorporamos un directorio actualizado de los centros de culto en San Sebastián. 2. MARCO JURIDICO La Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada en 1948, recoge en su artículo 18 el derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión, teniendo así mismo “la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”. Tanto el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966 como el Convenio Europeo de los Derechos Humanos de 1950 recogen este derecho. Posteriormente, hay que destacar la Declaración de la Asamblea General de Naciones Unidas sobre la eliminación de todas las formas de intolerancia y discriminación fundadas en la religión o las convicciones de 1981; y la Convección Marco para la protección de las Minorías Nacionales, adoptada por el Comité de Ministros del Consejo de Europa en 1994 que reconoce el derecho que las personas que forman parte de minorías tienen a profesar su propia religión, así como la obligación de los Estados de adoptar medidas adecuadas para promover una plena y efectiva igualdad de los grupos minoritarios de la sociedad. 1 Son dos las fuentes principales de estos datos: por una parte, el libro Pluralidades latentes (2010) resultado de la investigación llevada a cabo durante dos años por un amplio equipo multidisciplinar de la Universidad de Deusto fundamentalmente. Del trabajo realizado en ese proyecto, y otros complementarios, hay que mencionar la base de datos elaborada y que recoge información de las entidades religiosas no católicas del Registro de Entidades Religiosas del Ministerio de Justicia y del Observatorio del Pluralismo Religioso de la Fundación Pluralismo y Convivencia. Por último, las entrevistas que hemos podido realizar a algunas de las personas de las principales confesiones religiosas en Donostia con objeto de poder cotejar los datos y conocer sus realidades más concretas. 4 En el ámbito del ordenamiento jurídico español, la Constitución española (CE) de 1978 reconoce expresamente la libertad religiosa como un derecho fundamental y prohíbe la discriminación por razón de religión: 1. Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley. 2. Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias. Así mismo, contiene una declaración de aconfesionalidad, lo que equivale a la total separación orgánica entre el Estado y las entidades religiosas: 3. Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones. Sin embargo, la declaración de aconfesionalidad, no obsta –tal y como se señala en el texto constitucional- a la colaboración institucional del Estado con las entidades religiosas y al reconocimiento expreso de la condición mayoritaria de la Iglesia Católica. Se prevé por tanto la implicación de los poderes públicos en el campo de la libertad religiosa. Así, la libertad religiosa no está configurada únicamente como un derecho de contenido negativo “sino que tiene una extensión positiva que puede requerir tanto la remoción de obstáculos como la creación de las condiciones que favorezcan su práctica” (Ruiz Vieytez e Intxaurbe Vitorica, 2014: 22). El artículo 16 de la CE tiene desarrollo a través de la Ley Orgánica 7/1980, de 5 de julio, de Libertad Religiosa (LOLR). El artículo 2 de la LOLR recoge el contenido del derecho a la libertad religiosa tanto en su vertiente individual como en clave colectiva: derecho a establecer lugares de culto o de reunión con fines religiosos, a designar y formar ministros, a divulgar su credo, etc. En el artículo 3 de la LOLR se recogen por su parte los límites al ejercicio del derecho a la libertad religiosa; derecho que encuentra su límite en el derecho de los demás al ejercicio de sus libertades públicas, así como en la salvaguardia de la seguridad, salud y moralidad pública. Esto no obsta a que en el artículo 2.3 de la LOLR, en concordancia con el texto constitucional, se inste a los poderes públicos a adoptar las medidas que sean necesarias para facilitar la asistencia religiosa en los establecimientos públicos militares, asistenciales, penitenciarios, y la formación religiosa en centros docentes públicos, así como a remover los obstáculos que lo impidan. A continuación, la LOLR entra a regular la personalidad jurídica de iglesias, confesiones y comunidades religiosas. Se crea un registro público a cargo del Ministerio de Justicia2, en el que deben figurar la denominación, los datos de identificación, el régimen de funcionamiento y los órganos representativos. A nivel interno, las iglesias y comunidades religiosas gozan de plena autonomía para establecer sus formas de organización interna. La LOLR en su artículo 7.1 establece que el Estado puede llevar a cabo acuerdos de cooperación con aquellas confesiones que tengan “notorio arraigo”. Para obtener tal condición es necesario, además de otros requisitos, estar inscritas en el Registro de Entidades Religiosas. Caso excepcional es el de la Iglesia Católica puesto que los acuerdos de cooperación que se firmaron con el Estado el 3 de enero de 1979 tienen rango de tratado internacional con la Santa Sede. Estos acuerdos poseen una fuerza jurídica pasiva superior a los que luego serán firmados con otras confesiones y también, en cuanto a su contenido, son mucho más extensos y específicos. Teniendo en cuenta el marco jurídico-normativo que las confesiones religiosas pueden establecer con el Estado, tenemos cuatro situaciones: 1. 2 Entidades que forman parte de confesiones que tienen firmados acuerdos de cooperación con el Estado. Pertenecen a este grupo las siguientes entidades: FEREDE (Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España) CIE (Comunidad Islámica Española) y FCJE (Federación de Comunidades Judías de España). A todas ellas se les otorgó el “notorio arraigo” y firmaron los acuerdos en 1992 (ratificados luego por las leyes 24/1992, 25/1992 y 26/1992 de 10 de Véase http://maper.mjusticia.gob.es/Maper/RER.action. 5 noviembre). Ya hemos señalado las diferencias de estos acuerdos con los ratificados entre el Estado español y la Santa Sede. A pesar de que los acuerdos de 1992 muestran la voluntad de equiparar el trato dado a todas las confesiones, queda clara la diferencia de trato en relación a la religión mayoritaria en el Estado español. 2. Confesiones que tienen notorio arraigo. El obtener este reconocimiento abre la puerta a que posteriormente puedan firmar acuerdos de cooperación. El “notorio arraigo” lo otorga la Comisión Asesora de Libertad Religiosa del Ministerio de Justicia y, entre otros, es requisito indispensable el estar inscrito en el Registro de Entidades religiosas. Han obtenido el notorio arraigo: la IJSUD (2003), los Testigos de Jehová (2006), los Budistas (2007) y la Iglesia Ortodoxa (2010). 3. Iglesias, confesiones o comunidades inscritas en el Registro de Entidades Religiosas. Es el caso de la Iglesia de la Cienciología o de las Comunidades Bahá’í. 4. Confesiones no inscritas. Por cuestión de desconocimiento de la existencia del registro, o por opción voluntaria, hay determinadas confesiones o iglesias que no quedan inscritas. En el ámbito autonómico o municipal vasco no encontramos un desarrollo normativo sobre las cuestiones tratadas en ámbito internacional y estatal. Hay que tener en cuenta, primero, que tradicionalmente las relaciones con la Iglesia Católica han tenido un enfoque estatal. Y, segundo, que en general las cuestiones vinculadas al hecho religioso han ido asociadas al fenómeno más amplio de la migración, ámbito que corresponde básicamente a los poderes centrales. Ello podría explicar el que las instituciones autonómicas y locales no hayan visto la necesidad o se hayan desentendido de abordar a través de medidas normativas o administrativas que permitan el desarrollo del derecho a la libertad religiosa, especialmente el de las personas que pertenecen a religiones de carácter minoritario en nuestra sociedad. Sin embargo, hay un buen número de cuestiones de carácter transversal sobre las que las instituciones autonómicas y locales sí tienen competencia (legislativa o ejecutiva), lo que debería llevar en principio a que las instituciones autonómicas se replanteasen su tradicional abstencionismo en la materia. 3. ESPACIO PÚBLICO Y RELIGIÓN Cuando abordamos la cuestión de la relación entre la religión y el espacio público parece inevitable comenzar con una revisión de la teoría de la secularización, una teoría que permea no sólo el discurso de las ciencias sociales sino también al canon liberal inspirador de las actuales democracias que confina a la religión al ámbito de lo privado. En términos generales, la teoría de la secularización venía a decir y predecir que en las sociedades modernas la religión dejaría de cumplir el papel omnicomprensivo que daba sentido a la vida humana, y sería sustituida por la racionalidad científica y práctica. El mundo anterior se iba a ver parcelado en diferentes campos autónomos e independientes, emancipados de la religión, y ésta pasaba a convertirse en una esfera o campo autónomo más. Tal y como ha mostrado Casanova (2000) para analizar la validez de la teoría de la secularización podemos desagregarla en tres componentes: el primero de ellos es la idea de que la religión se convierte en una esfera autónoma, diferenciada. Es cierto, que a partir de este proceso de diferenciación, la esfera de lo político se ha ido independizando de la religión y se ha llegado a la separación total entre Iglesia y poder estatal. El segundo elemento de esta teoría anticipaba un declive de las prácticas y creencias religiosas. Desde este declinar, desde este “desencantamiento del mundo” que señaló Weber, se establece una conexión entre el grado de modernidad de las sociedades y la secularización, de tal manera que cuanto más moderna es una sociedad más secularizada está. Sin embargo, advierte Casanova, esta tesis es cierta en el caso de las sociedades europeas, pero no lo es en el caso, por ejemplo, de sociedades como las de Estados Unidos, Latinoamérica o Japón. Y, desde luego, no es válida para la mayor parte de sociedades no cristianas. Parece, por tanto, que Europa fuese aquí la excepción y no la norma como apresuradamente solemos presuponer. Por último, la secularización se postulaba como un proceso de privatización de la religión. En efecto, en el caso europeo sí se produjo un proceso de privatización de la religión en la medida 6 en que quedó relegada al plano de la conciencia individual, una cuestión necesaria históricamente para la consolidación de la separación entre Estado y religión. Ahora bien, una vez que está separación entre Estado y religión se ha producido ¿era necesaria la privatización de la religión o bastaba con que la religión estuviese simplemente separada? La diferencia es importante, porque estar separada, la autonomía de las esferas políticas y religiosas, no exige a priori ni necesariamente que la religión se haga invisible. Es más, hoy en día estamos asistiendo a un proceso en el que las religiones reclaman su lugar en el espacio público. Justamente, esta reclamación lleva a hablar, en contra de lo que suponía la tesis de la secularización, de re politización o des privatización de la religión. En este proceso también juega un papel fundamental, tal y como analiza Casanova (2001) la globalización, un complejo proceso del que forman parte los actuales movimientos migratorios. Sin embargo, para muchas personas la autonomía de lo religioso conlleva ineludiblemente la reducción de ésta a la esfera privada. Y aquí, como en otros ámbitos, se presupone la existencia de un espacio público neutro al que los ciudadanos entran desnudos dejando sus ropas identitarias (religiosas, étnicas, sexuales) y culturales en la esfera de lo privado. Sin embargo, esta consideración tiene serios problemas si tomamos en cuenta dos consideraciones: primero, que la línea que separa el espacio público del espacio privado no es tan nítida ni tan inflexible como se presenta. De hecho, en los últimos años hemos asistido a la incorporación a la agenda pública de cuestiones que tradicionalmente eran consideradas privadas: la cuestión ecológica, la situación de la mujer, las opciones sexuales, etc. Como han puesto de manifiesto diferentes corrientes de pensamiento crítico lo político no se agota en lo público (en el Estado). Son numerosas las esferas de la vida social, lo doméstico, lo económico, las actividades sociales y culturales, etc., que no están despolitizadas. Y la religión es, sin duda, una de estas esferas. Así, se trataría de disolver la dicotomía tan asumida en nuestras sociedades occidentales que sitúan al ámbito público como el locus de la ciudadanía y al ámbito privado como el espacio donde quedan relegadas y confinadas las identidades, las creencias y las emociones. En segundo lugar, esta postura olvida con frecuencia que el pensamiento humano es fundamentalmente social y público3. Del mismo modo en que un individuo no puede aparcar o dejar a un lado sin más lo que le constituye como persona, sean elementos étnicos, sexuales o culturales, las personas no pueden despojarse sin más de un sistema de creencias religiosas, valores y normas profundas que constituyen y dan sentido a sus vidas. Es decir, que en la esfera pública no comparecen sujetos o ciudadanos neutros abstraídos de sus sistemas de creencias y cosmovisiones. La exigencia de los ciudadanos laicos de que los ciudadanos religiosos mantengan sus creencias al margen y adopten un lenguaje y postura estrictamente secular cuando entran a la esfera pública no parece ser en este sentido una solución aceptable. Tal y como señala Parekh si consideramos que la ciudadanía “no es un ámbito cerrado de la vida con sus propios valores, sino uno de los muchos medios a través de los cuales lo seres humanos se expresan y viven sus creencias más profundas, no se puede mantener al margen de lo público aquellos temas que preocupan a la mayoría de los ciudadanos” (2005: 475). Como frente a otras diferencias, vengan dadas por la pertenencia a una minoría étnica o a una cultura diferente de la que posee la sociedad mayoritaria, más allá de marginarlas lo legítimo y prudente en una sociedad democrática plural debería pasar por el diseño de fórmulas políticas que lleven al reconocimiento, respeto y acomodación (hasta donde sea posible) de las mismas. Entonces, más que reducir la religión a la esfera de lo privado defendiendo un Estado laico que tiene que mantenerse absolutamente ciego e indiferente al hecho religioso, podemos entender y postular un Estado laico que tome en cuenta la existencia del hecho religioso entre parte de la ciudadanía y que le preste apoyo y amparo. En este sentido, nada obstaría a que el Estado utilice fondos públicos para subvencionar o procurar determinados recursos a las comunidades religiosas. Podría argumentarse ante esto que los fondos públicos no deben utilizarse o estar al servicio de intereses sectoriales. Pero entonces tampoco podrían financiarse universidades, museos o galerías de arte. Por otra parte, si desde la perspectiva de una nueva ciudadanía que se dice inclusiva y toma en serio la cuestión de la diferencia estamos dispuestos a poner en práctica políticas de reconocimiento y acomodación de la diferencia (sea cultural, étnica, sexual, etc.) no queda claro por qué no tendría que ser del mismo modo para la religión. Con ello queremos incidir en la idea de que la cultura es sobre todo un contexto en el que las acciones de las personas cobran sentido. Así, como propone Geertz (1997), el simple gesto de un guiño puede adquirir múltiples significados dependiendo del contexto, del código que pública y socialmente hemos construido y en el que estamos insertos. 3 7 Ahora bien, tal y como apunta Ruiz Soroa (2010) tales políticas públicas tendrían que mantener en lo que a la diferencia religiosa se refiere una serie de limitaciones obvias: 1. en primer lugar se tiene que garantizar la igualdad de trato para todas las religiones, es decir, garantizar el pluralismo religioso que caracteriza cada vez más a las sociedades contemporáneas. 2. En segundo lugar se tiene que mantener y garantizar el respeto al principio de libertad religiosa en su sentido negativo, es decir, que se proteja al ciudadano no religioso de la intromisión de lo religioso en su vida. 3. Y en último lugar, hay un principio inquebrantable y básico, esto es, que la estructura normativa de lo público ha de mantenerse a salvo de cualquier influencia religiosa. 4. EL PLURALISMO RELIGIOSO Terminábamos el anterior apartado haciendo mención a la obligación que tienen los poderes públicos de garantizar la igualdad de trato para todas las religiones, es decir, de garantizar el pluralismo religioso que caracteriza cada vez más a nuestra sociedad contemporánea. Quizás resulte obvio pero hay que recordar y tener presente que Europa es una realidad tanto multicultural como plurireligiosa, una pluralidad que es producto de una larga evolución histórica que ha estado marcada por unas disputas y conflictos donde el factor religioso ha jugado un papel fundamental. Es por ello, que la consideración de lo religioso en las sociedades europeas es fruto de ese pasado, pero también lo es el que el creciente pluralismo tiene que ver en parte con la importación de expresiones religiosas que no son propias de la tradición judeocristiana europea. Tal y como señala Moreras (2006) la importación de estas expresiones religiosas y cultos opera de manera diferente. Por una parte, tenemos la incorporación de nuevas experiencias religiosas a nivel individual en los procesos de bricolaje espiritual que se están dando. Nos referimos concretamente a la introducción de elementos religiosos vinculados con tradiciones orientales como el budismo, prácticas como la meditación, el tai-chi, etc. Por otra parte, la incorporación de nuevos cultos y expresiones religiosas se encuentran vinculadas a los procesos de instalación de nuevas poblaciones que reconstruyen sus espacios y prácticas de carácter religioso allí donde se establecen (o al menos tratan de hacerlo). En estos procesos de incorporación, sabemos que no todas las expresiones religiosas y nuevos cultos son percibidos ni categorizados de igual manera en el espacio público. Unos encuentran mayor recepción y otros se topan con una gran resistencia. La resistencia siempre suele justificarse o validarse en argumentos acerca de la supuesta neutralidad del espacio público. Ya hemos mencionado en el apartado anterior lo engañoso de esta consideración. Tendremos que recodar una y otra vez que el Estado es laico pero la sociedad civil no es laica ni religiosa, es plural. Por otra parte hay que tener en consideración en este debate sobre la pluralidad religiosa que la percepción que las sociedades autóctonas tengan de las nuevas religiones va a depender en gran medida de la manera en que cada sociedad conciba el lugar de la religión en el espacio público. De nuevo aquí, la confrontación con la diversidad que aportan los movimientos migratorios contemporáneos actúan como espejo para las sociedades autóctonas que se ven enfrentadas a su propia historicidad y a sus propias contradicciones. Y lo dicho es interesante para el caso vasco puesto que el propio y particular proceso de secularización en nuestra sociedad marca y enciende apasionadamente el debate en torno a la religión. El fenómeno del anticlericalismo, gestado por la falta de secularización interna de la propia religión mayoritaria, hace que el proceso de secularización en nuestra sociedad se lleve a cabo contra la religión y contra una Iglesia católica que además se empeña en perpetuar su monopolio sobre la verdad (Pérez Agote, 2007: 68). Desde aquí la laicidad es entendida como negación de la religión y suprime por tanto la posibilidad de abordar la cuestión de la diversidad religiosa. Consideramos que es conveniente recordar esta cuestión en la medida en que enturbia la discusión y nos impide reflexionar y abordar la pluralidad religiosa sin caer en posturas extremas. Dicho esto, también hay que reconocer que no todas las religiones ni todas las identidades tienen la misma consideración por parte de las sociedades receptoras. Sin duda, y la sociedad vasca no es una excepción, el mundo musulmán ha generado percepciones y apreciaciones de 8 carácter negativo que se relacionan tanto con los estereotipos históricos que se han mantenido como con los construidos a partir del panorama político internacional. A día de hoy, no es exagerado hablar de islamofobia para referirnos al rechazo social que existe hacia las expresiones de un culto como el Islam y a las personas de esta comunidad religiosa. Hechos como los que tuvieron lugar en el 2011 en Vitoria-Gasteiz y en Bilbao4 no son más que una pequeña muestra de un proceso más general que está ocurriendo con diferentes intensidades en todas las sociedades europeas. Como acertadamente señala Moreras (2006), pareciese que nuestra sociedad haya descubierto la presencia del islam como simple y directa consecuencia de los movimientos migratorios. Esto ha hecho, argumenta el autor, que todo el debate social y político se haya vehiculado en torno a la idea de integración (asimilación). En este contexto, la idea de la imposibilidad de integración debido a unos elementos culturales que se consideran esenciales e inamovibles se ha construido y focalizado sobre todo en el mundo musulmán. En este proceso el componente religioso, tal y como ha sido considerado por nuestra sociedad, ha creado un grupo de personas que entendemos: “como condicionados por una fe y una práctica religiosa que les convierte en creyentes compulsivos e irracionales” (Moreras 2005: 237). Sin embargo, tal y como hemos señalado en páginas anteriores, el Estado español reconoce al Islam como una confesión de notorio arraigo en 1989 y, de facto, como una minoría religiosa española. Luego ya no se trata de integración, sino de que la sociedad y el Estado asuman y reconozcan a este culto como parte integrante de la sociedad española. Parece por tanto que el reconocimiento tanto de la religión musulmana como del resto, ha de ser uno de los principios clave para que la sociedad sea realmente plural. Y hablamos de un reconocimiento que vaya más allá de un multiculturalismo naíf, un multiculturalismo que tiende a banalizar y folclorizar las expresiones culturales y religiosas. Se trata en definitiva de: “abordar las cuestiones planteadas por la convivencia de colectivos que comparten diferentes referentes culturales [y religiosos] en el marco de una sociedad que se rige bajo los principios del grupo mayoritario” (Moreras 2006: 96). Se podrá objetar de nuevo, que en el espacio público de las sociedades europeas no hay espacio para lo religioso, pero esto parece un tanto contradictorio con el hecho de un espacio público lleno de referencias y símbolos religiosos de las principales tradiciones religiosas europeas. Bajo el lema “Contra la instalación de la mezquita en nuestro barrio. Que nadie nos cambie” en el mes de abril del 2011 daban comienzo una serie de movilizaciones y protestas por parte de los vecinos del bilbaíno barrio de Basurto. La posibilidad de que se instalase una mezquita y un centro social cultural musulmán en el barrio era el origen de tal malestar. También durante este mismo año, la construcción y apertura de una mezquita en Vitoria-Gasteiz se veía rodeada de polémica y de una serie de manifestaciones en su contra llevadas a cabo por los vecinos del barrio de Zaramaga. En el caso vitoriano, incluso se llegó a forzar la entrada de la lonja que se estaba habilitando para albergar la mezquita y se arrojaron trozos de carne de cerdo y sangre. Unos hechos que fueron denunciados y condenados por todas las partes involucradas en el proceso. 4 9 5. EL FACTOR RELIGIOSO EN LOS PROCESOS DE MIGRACIÓN E INTEGRACIÓN “Las fronteras de lo religioso se han vuelto nómadas” M. Cantón Es muy cierto, y hay que subrayarlo siempre, que la diversidad sociocultural y religiosa de nuestras sociedades europeas no es resultado o producto de los procesos migratorios contemporáneos. Siempre hemos sido sociedades diversas, por mucho que la diversidad haya quedado escondida tras los procesos de construcción de identidades políticas y culturales homogéneas. Sin embargo, subrayar este hecho no obsta a reconocer que la diversidad religiosa ha aumentado y se encuentra vinculada a los movimientos migratorios de las últimas décadas. Y este reconocimiento es importante para poder entrar a analizar y comprender la importancia que el fenómeno religioso tiene tanto a nivel global como local. Desde una perspectiva más global, la consideración de la religión en el ámbito de los estudios migratorios no ha ocupado muchas páginas, sobre todo si tomamos en cuenta el reconocimiento e importancia que frente al elemento religioso han tenido aspectos como el económico, político, cultural, etc. Sin embargo, son varios los autores que en los últimos años vienen llamando la atención sobre la importancia que la religión desempeña en los procesos migratorios contemporáneos (Ebaugh y Saltzman 2002; Levitt 2004, 2007). En cierto sentido, si tenemos en cuenta las pretensiones de universalidad de muchas de las religiones, se puede considerar que la religión es un fenómeno que desde hace mucho tiempo posee un carácter global. Pero más allá de este carácter universal, la religión es un fenómeno que se ha transnacionalizado en el sentido de que ha dejado de ser un elemento integrador e identitario de comunidades nacionales. En efecto, las Iglesias nacionales dejan de ser poco a poco comunidades de culto integradoras del Estado nacional y adoptan una nueva identidad transnacional (Casanova 2001). Es por ello que tratar de comprender los procesos religiosos actuales exige ir más allá de la mirada nacional, porque: “la religión, como el capitalismo, ya no está ubicada dentro de un territorio o régimen legal particulares, ni se ve limitada por principios políticos, culturales o morales externos. Los referentes culturales, alguna vez limitados por la etnicidad, el idioma o las fronteras del estado-nación, comienzan a desconectarse o desarraigarse de los territorios nacionales, haciendo que las discusiones en torno a la práctica religiosa nacional resulten poco razonables” (Levitt 2007: 69).En este contexto, ha sido Levitt quien ha recuperado la importancia de las prácticas religiosas transnacionales, es decir, las formas y modos en que los migrantes viven sus vidas religiosas entre fronteras. Sostiene la autora que estas prácticas tienen mucho que ver y en gran medida se ven conformadas por los contextos organizativos en los que toman lugar. Por ejemplo, la estructura transnacional de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días posibilita que familias de todo el mundo vivan su religiosidad por encima y a través de las fronteras nacionales y estatales. Otra cuestión importante a tener en consideración (y que precisamente articula la mirada más global con la local) es el papel que el factor religioso juega en la conformación de las redes migratorias. Es sabido que las cadenas y redes migratorias se forman a lo largo del tiempo y del espacio por los vínculos de parentesco, de amistad o por el hecho de proceder de la misma comunidad o pueblo. Pues bien, muchas de estas cadenas y redes se forman a partir del hecho de pertenecer a la misma iglesia o confesión. La pertenencia a una confesión religiosa determinada permite así la migración de una persona que llega a su destino y es recibida allí por otra persona o personas de la misma confesión que podrán aportarle información, primeros contactos, recursos materiales, etc. En último lugar, pero no menos importante, y desde un punto de vista más local, está la cuestión del papel que el elemento religioso juega o no en los procesos de integración de las personas migrantes. En primer lugar, podemos decir que para muchas de las personas que migran y que son creyentes, su pertenencia religiosa es un hecho de suma importancia que obviamente no queda en origen sino que va con la persona en su dimensión más individual (espiritual e identitaria). Pero, estrechamente ligada a la dimensión individual se encuentra la dimensión social o comunitaria. La persona creyente que migra suele querer expresar su religiosidad a 10 través de iglesias, entidades u organizaciones que le proveen de lo necesario para poner en práctica su religiosidad. Y aquí aparece una dimensión comunitaria en la que la persona migrante encuentra no sólo un espacio para la práctica religiosa sino también un espacio de sociabilidad en el que circula y se comparte información sobre posibles trabajos y viviendas, noticias sobre familiares o vecinos, información sobre instituciones locales, lugares clave dónde acudir, etc. Vemos así, cómo la organización social de las iglesias o entidades religiosas atiende también a las necesidades afectivas y materiales de las personas migrantes, convirtiéndose muchas veces en una importante fuente de apoyo ante los problemas prácticos que enfrentan las personas migrantes. Junto a toda esta información el espacio de sociabilidad que se genera a partir de la religión compartida es espacio de afectos, de conocimiento, de hablar la lengua materna y a la vez aprender la nueva, de conectar a los hijos e hijas con lo dejado atrás a través de celebraciones, etc. La importancia de este espacio es tal que en no pocas ocasiones personas que en sus lugares de origen habían abandonado la práctica religiosa la recuperan en los lugares de destino. Otro elemento importantísimo, cuando hablamos de procesos de integración en los contextos migratorios, es la propia percepción y consideración que sobre la diversidad y la figura construida de la persona migrante hay en la sociedad receptora. Y aquí merece la pena destacar las consideraciones que realiza Moreras (2006) al abordar el estudio de las migraciones y el pluralismo religioso. Plantea este autor cómo el elemento cultural y religioso se ha convertido en los últimos años en un factor explicativo de las trayectorias de las personas migrantes y de sus procesos de inserción. Así, se desplazan otros factores relevantes como los económicos, laborales, sociales y políticos. Este desplazamiento ha hecho que se cree un “paradigma culturalista” bajo el que todas las cuestiones relativas a la diversidad y la migración son explicadas primeramente por el componente cultural y, en segundo lugar, por el religioso. Esto lleva, tal y como plantea Moreras, a tres errores fundamentales: 1. El trasplante cultural o religioso inalterable: es decir, pensar que las personas que migran trasplantan y reconstruyen en los lugares de destino sus instituciones religiosas tal cual. Este proceso es mucho más complejo y revela siempre una dimensión transformadora. Tanto prácticas culturales como observancias religiosas adquieren nuevos significados a través de su reproducción en el contexto migratorio. 2. La homogeneidad interna de los colectivos de migrantes: pensamos (y en esa medida construimos) a los grupos de migrantes como grupos iguales en sus pautas culturales y prácticas religiosas. Bien sea por una nacionalidad dada o, en muchas ocasiones, por la religión atribuida a esa nacionalidad, consideramos que a determinado colectivo le corresponde determinada práctica religiosa y un supuesto comportamiento que se fundamenta en elementos culturales y/o religiosos. 3. La centralidad del componente cultural y/o religioso en la construcción de las identidades en el seno de estos colectivos. Sin negar la importancia que el elemento religioso tiene en la construcción de identidades colectivas y en la cohesión del grupo, aspectos enfatizados por los clásicos estudiosos del hecho religioso, a día de hoy la cuestión se torna cuando menos muchos más compleja. Las identidades se construyen desde lugares muy diversos, no son homogéneas ni compactas, y en no pocas ocasiones son contestadas y re-negociadas al interior del propio grupo. A la hora de abordar el pluralismo y la diversidad constituyentes de nuestras sociedades no está de más recordar que la cohesión social no deriva de la similitud religiosa y/o cultural de las poblaciones sino que se relaciona directamente con la mayor o menor democracia, la igualdad socioeconómica y la participación política. 11 6. CONFESIONES RELIGIOSAS EN DONOSTIA-SAN SEBASTIÁN Son varias las confesiones religiosas que a día de hoy componen el paisaje social, cultural y simbólico de San Sebastián. Algunas de ellas muy invisibilizadas, sobre todo frente a la confesión católica que forma parte de la historia y el nacimiento de la ciudad desde sus comienzos, otras tienen quizás mayor presencia en el imaginario simbólico de sus habitantes. En cualquier caso la ciudad, la sociedad donostiarra, es plural en el ámbito religioso. Esta pluralidad religiosa se inscribe en una sociedad muy secularizada como es la vasca y en la que el peso de la religión católica parece descender de manera importante de cara a las futuras generaciones. En efecto, según los datos del Estudio sobre Diversidad Religiosa5 llevado a cabo por el Gobierno Vasco en el 2012, un 26% de la población vasca se define como católica practicante y un 47% como católica no practicante. Un 2% de la población dice pertenecer a otras religiones, y un 25% se sitúa como ateo, agnóstico o no creyente. De las personas que dicen pertenecer a otra religión los datos revelan que el 26% es protestante o evangélica, un 16% budista, pertenecientes al islam un 13%, ortodoxos el 6%, Testigos de Jehová el 5% y de otras religiones un 11%. De cara al futuro son interesantes destacar los datos analizados por el Observatorio Vasco de la Juventud que muestran como el número de jóvenes vascos católicos ha descendido del 59% en 1998 al 34% en el 2012. Correlativamente ha crecido el número de las personas jóvenes ateas, agnósticas o indiferentes al hecho religioso. Junto a ello es interesante destacar que el porcentaje de jóvenes que dice ser creyente en otras religiones ha ido aumentando paulatinamente, pasando del 1% en 1998 al 2% en el 2008, y al 5% en el 2012. Parece por tanto que junto a una sociedad vasca con bajos índices de práctica religiosa, los datos nos muestran cómo se van implantando en la comunidad nuevas comunidades religiosas, que van dando un contenido significativo al principio de la pluralidad religiosa. Estamos así ante dos procesos que coinciden temporalmente en un mismo contexto social: un proceso de secularización junto a un proceso de diversificación religiosa. En este marco, vamos a presentar las principales confesiones religiosas que a día de hoy se encuentran en San Sebastián. Introducimos a continuación dos cuadros sobre la las religiones con presencia en la ciudad y el número de lugares de culto que existen según confesión religiosa. Posteriormente nos acercaremos a cada una de ellas, ofreciendo una breve descripción de la misma y ciertos rasgos específicos de su presencia en el País Vasco y en la capital donostiarra. Cuadro 1-Religiones con presencia en Donostia-San Sebastián Cristianismo Ortodoxo Católico Reformado y Evangélico De inspiración cristiana IJSUD Iglesia Adventista del Séptimo Día Testigos Cristianos de Jehová Tibetano Zen Suní Budismo Islamismo Fe Baha’i Judaísmo 5 Véase: http://www.observatorioreligion.es/upload/72/52/Diversidad_Religiosa.pdf. 12 Cuadro 2-Comunidades religiosas con centros de culto en el municipio de Donostia-San Sebastián por confesiones religiosas Confesión Cristianismo Católico Cristianismo Reformado y Evangélico Cristianismo Ortodoxo Iglesia Cristiana Adventista del Séptimo Día Iglesia de los Testigos Cristianos de Jehová IJSUD-mormones Budismo Bahá’í Islam Fuente: elaboración propia Número 27 6 1 1 3 1 5 1 1 CRISTIANISMO: A lo largo de la historia el Cristianismo, unaabrahámica monoteísta basada en la vida y enseñanzas atribuidas a Jesús de Nazaret, presentadas en el canon bíblico (que recoge tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento), ha ido generando grupos muy diversos con tradiciones y creencias propias que se han desarrollado de acuerdo a contextos históricos y culturales particulares. A grandes rasgos, y desde la Reforma, podemos considerar que el Cristianismo se divide en tres grandes ramas: ortodoxos, católicos y protestantes. Los primeros quedarían englobados en lo que se conoce como cristianismo de origen oriental y, los segundos, en el cristianismo de origen occidental. 1. Ortodoxos La Iglesia Ortodoxa está formada por una comunidad cristiana de iglesias de base nacional. La separación de la Iglesia de Roma tuvo lugar en 1054, y los posteriores intentos por recuperar la unión con la iglesia romana no han tenido éxito. Actualmente, la Iglesia Ortodoxa está compuesta por 14 iglesias autocéfalas y varias iglesias autónomas. La presencia de las iglesias ortodoxas en el País Vasco está ligada a los procesos migratorios que han tenido lugar en los últimos años. En la actualidad encontramos cinco iglesias ortodoxas representadas en el conjunto del País Vasco siendo la Iglesia Ortodoxa Rumana la que tiene representación en Donostia. Las otras cuatro son la Iglesia Ortodoxa Rusa, que cuenta con una capilla en Errenteria, la Iglesia ortodoxa Georgiana (asentada sobre todo en Araba y Bizkaia), y la Iglesia Ortodoxa Serbia que cuenta con una parroquia en Irún. Caso aparte es la de la Iglesia Ortodoxa Lipovena o Iglesia Ortodoxa del Rito Antiguo, formada por comunidades de creyentes procedentes del delta del Danubio en Rumanía donde constituyen una minoría y asentados en Bizkaia. Las parroquias ortodoxas rumanas dependen de la metropolía ortodoxa rumana para Europa meridional y occidental, con sede en París. Esta metropolía tiene jurisdicción sobre las parroquias de Francia, Suiza, España, Portugal, Italia, Reino Unido, Irlanda y Países Bajos. Bajo la archidiócesis de París se encuentran la diócesis de Italia y, desde el 2008, la diócesis de España y Portugal con sede en Madrid. En Euskadi hay tres parroquias, una por provincia, con un sacerdote a la cabeza que son enviados desde Rumanía. Como hemos señalado, estas parroquias deben su origen a la llegada de personas procedentes de Rumanía en los último años; una población que para el caso de Donostia es de 577 personas6. Sin embargo, las personas que acuden al culto en la parroquia de Donostia proceden también de otros lugares como Bulgaria, Ucrania, Grecia o Armenia. También se acercan a las liturgias familias ortodoxas que viven en Francia y a las que les resulta cercana la iglesia de Donostia. Esta parroquia tiene sus orígenes en la pequeña capilla que, situada en los bajos de la iglesia de Nuestra Señora de Aránzazu en Lasarte-Oria, se cedió a la comunidad rumana ortodoxa. En el 2009 comenzaron a realizar trámites con la Diputación de Gipuzkoa para poder utilizar la Iglesia de Nuestra Señora de Uba, en San Sebastian, en la que se celebraba la liturgia católica 6 Según datos del Ikuspegi del 2014. 13 tan sólo una vez al año. En la actualidad es esta Iglesia, denominada ahora como Parroquia Ortodoxa Rumana San Sebastián el Martir, debidamente acondicionada, la que ofrece el culto ortodoxo a la comunidad rumana principalmente. La comunidad donostiarra ortodoxa no es muy numerosa si se compara con otras ciudades. En términos generales se trata de un grupo de alrededor de 100 personas. Sin embargo, en palabras de su sacerdote, “es una comunidad auténtica ortodoxa y muy poco a poco comienza a madurar, es decir, se acostumbra con la vida religiosa fuera de nuestro topos litúrgico. Y entienden que puedes rezar en cualquier lugar si tienes una fe auténtica y no es un problema el 14 sitio donde estás”7. Se trata de una comunidad joven, de entre 40 y 45 años de edad. Además de las correspondientes liturgias, tienen una pequeña escuela parroquial dirigida a los más pequeños, y están trabajando en este momento el organizar y realizar unos encuentros culturales. Las personas de origen rumano que acuden regularmente a la iglesia son una minoría dentro del grupo de población rumana en Donostia, una cuestión que no es más que el reflejo de lo que también sucede en Rumanía. Sin embargo, a partir del proceso migratorio parece que hay gente que de nuevo retoma la relación con su iglesia: “…porque su religión lo tranquiliza de una forma o de otra, lo apoya moralmente para luchar con una vida que no es fácil. Hay muchas personas que en Rumania estaban declarados ortodoxos pero en las estadísticas, no acudían y ahora ya vienen, y sí se implican en la vida parroquial. Puede ser el hecho de que aquí somos una minoría… también para muchos la iglesia empieza a ser una realidad y un apoyo aquí. Aquí puedes hablar, preguntar…”. En el caso de la iglesia ortodoxa hay que destacar las numerosas y excelentes relaciones que mantiene con la iglesia católica y que, más allá de la cesión de parroquias, suponen por ejemplo el tener una semana de oración conjunta. 2. Católicos: Dentro del cristianismo de origen occidental se habla comúnmente de la Iglesia Católica apostólica Romana o Iglesia Católica Romana. Sin embargo, hay que tener en cuenta que existen Iglesias en plena comunión con el obispo de Roma que, al tener tradiciones litúrgicas diferentes, no añaden el apellido de romana. Por tanto, para englobar a las iglesias orientales católicas y a la Iglesia católica romana se utiliza el término más amplio de Iglesia católica. La preeminencia de la religión católica y en concreto de la Iglesia Católica Romana en nuestro país hunde sus raíces en la historia y en la propia construcción nacional de lo que será España. A día de hoy, podemos decir, tal y como señala Dietz (2008) que el nacional-catolicismo subsiste en España como legado histórico. Por un lado porque gran parte de la sociedad se percibe a sí misma como católica y, por otro, por la estrecha relación existente entre el Estado y la institución eclesiástica católica. En efecto, según los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas8 del 2015 un 69,3% de la población española se declara católica, si bien tan sólo un 13,7% reconoce ser católico practicante. Es de señalar, que en el conjunto del territorio español, Euskadi aparece como una de las comunidades autónomas con un menor número de católicos, un 58,6%, tan sólo superada por Melilla, donde el bajo número es debido a la preeminencia de la religión musulmana. En cuanto a la relación Iglesia-Estado en nuestro país, con la Constitución española de 1978 la Iglesia católica enfrentó un importante proceso en el que debía desempeñar un rol en la sociedad pero, a diferencia del pasado, separado de las estructuras del Estado. Fue un proceso de des-institucionalización y de redefinición cultural y moral del catolicismo en la sociedad. No es menos cierto que las relaciones Iglesia-Estado quedaron teñidas de cierta ambigüedad por la firma del Concordato de 1979 entre España y el Vaticano. El Concordato incluye una serie de acuerdos sobre aspectos legales, económicos, culturales y educativos en las relaciones entre el Estado y la Iglesia. La Iglesia católica española se estructura en 14 provincias eclesiásticas, divididas en 69 diócesis. Cada diócesis, al frente de la cual se encuentra el obispo, es autónoma, pero la Conferencia Episcopal española está integrada por todos los obispos de España con el objetivo de ejercer conjuntamente algunas funciones pastorales. La diócesis de San Sebastián-Donostia, creada en 1949, está conformada por las parroquias, presididas por un sacerdote, y el arciprestazgo, un organismo pastoral intermedio entre la diócesis y la parroquia. El obispo cuenta con la ayuda de varias personas e instituciones que están al servicio de los arciprestazgos y las parroquias para el gobierno y la acción pastoral de la diócesis. Además de estas instituciones, hay que tener en cuenta los secretariados, delegaciones y obras que están al servicio de la Iglesia católica. 7 8 Entrevista realizada al sacerdote de la parroquia, 18/09/2015. Véanse los diferentes barómetros del CIS: www.cis.es. 15 3. Protestantes o evangélicos: El protestantismo es desde sus orígenes una confesión muy plural y diversa lo que explica la actual diversidad de grupos que se han ido sumando y las diferencias doctrinales entre los mismos. En suma, que no estamos hablando ni de una única Iglesia ni de una doctrina homogénea. En términos generales, podemos hablar de tres tipos de movimientos o congregaciones: a. Iglesias históricas de carácter nacional, como la iglesia de Inglaterra (anglicanismo); las iglesias luteranas en Alemania y países escandinavos; las iglesias calvinistas en Suiza, Holanda y Escocia. También, aunque no tienen carácter nacional, se engloban en este grupo las iglesias metodistas y algunas bautistas. b. Iglesias históricas de carácter congregacional (congregacionalistas, puritanas, anabaptistas y bautistas) e iglesias evangélicas. A este grupo se le denomina usualmente como iglesias de la segunda reforma. c. Movimientos pentecostales o carismáticos. Las iglesias protestantes o evangélicas más antiguas en Euskadi son la Iglesia de la Trinidad, anglicana, y la Iglesia Evangélica Española (IEE). El origen de ambas lo encontramos en las familias que a partir de finales del XIX viajan al País Vasco vinculadas a la explotación minera. Las Asambleas de Hermanos por su parte se encuentran relacionadas con la llegada a Donostia de los misioneros británicos Allison y Gordon Gullick en 1881. Es a finales de la década de los sesenta, tras la represión de la época franquista, cuando se instalan las primeras iglesias bautistas, los grupos pentecostales y la Iglesia de Filadelfia. Tras la Constitución de 1978 surgen y se implantan nuevas iglesias, sobre todo pertenecientes a Asambleas de Hermanos. A partir de los años ochenta y noventa se implanta el movimiento pentecostal, un movimiento también muy diverso que da lugar a diferentes denominaciones. Entre ellas y al calor de los movimientos migratorios de este siglo, aparecen comunidades formadas por personas que proceden de Latinoamérica o África y que mantienen el culto en su lengua materna sin entrar a formar parte de las comunidades ya existentes. Los movimientos migratorios de los últimos diez años han supuesto sin duda un crecimiento numérico de los evangélicos a nivel estatal y un enriquecimiento, en términos culturales y étnicos, de las propias comunidades: “Eso es una realidad. Las comunidades han crecido con la llegada de gente de Latinoamérica. Eso es parte de cómo está el mundo. Los últimos seis años o así se ha notado. La inmigración ha venido a multiplicar el número de evangélicos en España”9. Es interesante subrayar que, más allá de los números, se valore la llegada de personas evangélicas de otros contextos sociales en los que la religión evangélica no constituye una minoría y la visibilización de esta religión es mucho mayor. En este sentido, se valora muy positivamente la llegada de nuevas personas: “Hay un cambio de paradigma y de mentalidad. En el tema de la fe ellos están acostumbrados a tener su iglesia donde se reúne mucha gente. Hay una aceptación que no hay aquí. Estas personas han traído una riqueza inherente. No se sentían minoría”. Otro de los efectos, en este caso no tan positivo, que produce la llegada de personas migrantes y que pasan a incorporarse a las iglesias evangélicas es que refuerzan el estereotipo de que no son iglesias autóctonas: “¿Qué pasa?, que otra vez a defendernos, que no somos iglesias de fuera, somos un reflejo de la realidad social. Reflejamos lo que pasa en la ciudad. La iglesia evangélica va junto con la realidad”. Dada la complejidad que presenta el mundo protestante o evangélico vamos a exponer a continuación brevemente las características principales de aquellas Iglesias que encontramos en la capital donostiarra: Asambleas de Hermanos Una de las comunidades más representativas de las Iglesias de Asambleas de Hermanos tiene su sede en San Sebastián, concretamente se trata de la Iglesia Evangélica de Amara. Como ya hemos mencionado el origen de esta Iglesia se encuentra en la llegada a Donostia de los 9 Entrevista realizada a un miembro del Consejo Evangélico de Euskadi, 18/09/2015. 16 misioneros Allison y Gordon Gullick, aunque la Iglesia actual es de 1975. Se trata de una Iglesia vinculada a las Asambleas de Hermanos y forma parte de la FEREDE10. Está formada por un núcleo de alrededor de 80 personas, en su mayoría autóctonos de la ciudad donostiarra. Pero en los últimos años se han unido otras personas provenientes de Honduras, Ecuador y Colombia. La Iglesia ha constituido formalmente una ONG, Sendas/Zidorrak, para llevar a cabo proyectos sociales en Cuba, y una asociación denominada Asociación para el Fortalecimiento de la Familia-Alianza Matrimonial (País Vasco). La Iglesia Evangélica Española (IEE) Con representación tanto en Donostia como en Bilbao, los primeros antecedentes de esta Iglesia se encuentran en la llegada de familias inglesas, alemanas, francesas y suizas a las explotaciones mineras vascas. Desde finales del siglo XIX esta Iglesia ha pasado por diferentes situaciones, con periodos de persecución y serias dificultades para reunirse (especialmente durante la dictadura franquista). La Iglesia Evangélica Española está registrada en el Ministerio de Justicia y forma parte de la FEREDE. De manera estable y comprometida pertenecen a esta Iglesia alrededor de 40 personas, si bien hay otras muchas más no tan vinculadas pero que asisten al culto. El origen de todas estas personas es muy diverso y hay personas europeas, estadounidenses, latinoamericanas y africanas. Las Iglesias pertenecientes a la Federación Asambleas de Dios de España (FADE) Las Asambleas de Dios están organizadas por regiones o fraternidades. La Comunidad Autónoma del País Vasco pertenece a la Fraternidad Norte junto con La rioja, Cantabria y Navarra. En Madrid se encuentra la Fraternidad central que avala decisiones de especial importancia. Luego cada Iglesia funciona en una asamblea con su propio reglamento y sus propios estatutos. En San Sebastián pertenece a las Asambleas de Dios la Iglesia Evangélica de Alza, que fue iniciada por un misionero finlandés en 1980. La comunidad está formada por unas cincuenta personas, de las cuales cerca de un tercio proviene de otros países. Parte de sus actividades las desarrollan a través de la ONG Compartir. Iglesia Evangélica de Filadelfia La Iglesia Evangélica de Filadelfia surgió en el País Vasco en 1965 y su implantación en Gipuzkoa, cuando un miembro de la Iglesia de Bilbao se instala a vivir en Errenteria, es de 1971. A día de hoy está inscrita en el registro del Ministerio de Justicia y pertenece a la FEREDE. A nivel estatal, la Iglesia está dividida por áreas geográficas a cuya cabeza hay un responsable. La CAPV constituye, junto con Cantabria y Asturias, un área dirigida por un obispo que ha sido elegido por todas las iglesias que pertenecen al área. Según las cifras de la propia Iglesia, en la APV, Cantabria y Asturias hay una membrecía de unas 5.000 personas repartidas en 37 iglesias. Rasgo característico de esta Iglesia es el hecho de que la mayor parte de sus miembros pertenecen a la minoría gitana o romaní. 10 La Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España es una asociación de entidades cristianas protestantes evangélicas que actúa como interlocutor común ante la Administración Pública. También desempeña funciones como portavoz colectivo de estas instituciones ante la sociedad. Tiene su sede en Madrid. Véase: www.redevangelica.es. A nivel autonómico existe, con sede en San Sebastián, el Consejo Evangélico del País Vasco (CEPV), una federación de iglesias que aglutina y representa a la mayor parte de las iglesias e instituciones cristianas evangélicas y protestantes de la comunidad autónoma vasca, pretendiendo ser un referente de interlocución para todo tipo de instituciones, tanto públicas como privadas. Véase: www.cepv.org. 17 Otras iglesias pentecostales: La Iglesia Evangélica Cuerpo de Cristo (REMAR). Es una Iglesia registrada en el Ministerio de Justicia y es miembro de la FEREDE. Su origen se vincula con el trabajo social realizado en relación con la rehabilitación de personas drogodependientes en la década de los ochenta en Vitoria-Gasteiz. A día de hoy tiene presencia en todo el País Vasco y su labor social se ha ampliado a otros campos (asistencia en cárceles y hospitales) a la vez que se ha internacionalizado. La Iglesia Cristiana Evangélica Encuentro con Dios. Se trata de una Iglesia independiente que está también inscrita en el registro del Ministerio de Justicia y forma parte de la FEREDE. Provisionalmente, esta iglesia está realizando los cultos en el Auditorio del Colegio San Ignacio, un centro católico. Y es provisional porque esta iglesia mantiene un dialogo desde hace ya cuatro años con el Ayuntamiento de San Sebastián, para la consecución de un terreno en el que poder construir un templo evangélico: “Nosotros estamos en diálogo con el ayuntamiento para ver si conseguíamos un terreno, llevamos igual cuatro años. Siempre hablamos de Donostia 2016, capital cultural de Europa, se tiene que notar. No puede ser que una ciudad tan cosmopolita no tenga una iglesia no católica. A veces se tolera las otras religiones, pero nosotros no queremos que se nos tolere. Formamos parte de la ciudad y queremos que la ciudad se enriquezca”. Sin embargo, a día de hoy no se ha conseguido tal terreno. En esta experiencia con el Ayuntamiento, pero también con otras instituciones como las prisiones y los hospitales, afloran las necesidades y carencias que en cuanto a la gestión de la diversidad religiosa parece tener nuestra sociedad vasca. La necesidad de contar con un templo evangélico en la ciudad tiene diferentes dimensiones. Por una parte, se trata de un derecho constitucional, al igual que la presencia en hospitales y prisiones para poder atender a las personas. Por otra, la posibilidad de un templo conlleva reconocimiento y visibilidad. Una visibilidad que para la comunidad es importante en términos de poder llevar a cabo la misión espiritual pero también social que realizan. Se reclama una normalización de su situación que pasa, obviamente por la visibilidad. El hecho de estar en locales constituye una barrera a las personas a la hora de encontrarles a la vez que son lugares insuficientes tanto para la celebración del culto como para las labores sociales que se llevan a cabo. Desde esta iglesia se mantiene que considerar a una ciudad como Donostia cosmopolita pasa ineludiblemente por el reconocimiento y la visibilización de su diversidad y, desde luego, también de la religiosa. 4. Otras Iglesias de inspiración cristiana Iglesia Adventista del Séptimo Día El origen de esta Iglesia está en los ambientes metodistas y bautistas en los Estados Unidos a finales del siglo XIX. El desarrollo que hacen de la tradición cristiana, con una fuerte insistencia en planeamientos escatológicos, hace que no sean considerados por la tradición como cristianos evangélicos. En nuestro país, esta Iglesia está registrada en el Ministerio de Justicia y forma parte de la FEREDE. En el País Vasco el primer grupo adventista inició en 1936 y a día de hoy cuenta con seis lugares de culto, uno de los cuales está ubicado en Donostia. Son más de 500 personas las que pertenecen a esta Iglesia en Euskadi y, en general, se trata de personas autóctonas si bien en algunos lugares es importante la presencia rumana o latinoamericana. Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días El origen de esta Iglesia (IJSUD) hay que buscarlo en la figura de José Smith y el contexto de efervescencia religiosa que se vivía en la sociedad estadounidense en las primeras décadas del siglo XIX. En 1820 José Smith tuvo la primera de una serie de revelaciones que le llevan a descubrir el libro del Mormón y a la creación formal en 1830 de la IJSUP. La IJSUD se introdujo en España en los años sesenta. A partir de 1965 establece para España cinco misiones geográficas: Bilbao, Barcelona, Madrid, Málaga y Canarias. La Misión de Bilbao existe desde 1978 y cubre a modo de distrito eclesiástico las tres provincias vascas, Navarra, Logroño, La Rioja, Cantabria y Burgos. En la provincia de Gipuzkoa cuenta con unos 200 18 miembros, y en el distrito completo, con 1900. En el año 2006, esta Iglesia obtuvo por parte del Ministerio de Justicia el reconocimiento de confesión religiosa de notorio arraigo. En los últimos años, a partir de finales del siglo pasado y comienzos de éste, la IJSUP ha aumentado el número de fieles con la llegada de personas de otros lugares, especialmente de Latinoamérica y África. La IJSUD se fue gestando en Donostia hace unos 35 años, a través de una serie de familias. De hecho comenzaron reuniéndose en un piso particular y posteriormente en un garaje. Desde hace años se reúnen en el local actual, pero ya han adquirido un solar junto al Oncológico en el que tienen el proyecto de construir una capilla. La financiación, tanto del terreno como de la posterior edificación, es íntegramente por la iglesia a través de los diezmos. Aunque en general no han mantenido relaciones con las instituciones, sí acudieron al Ayuntamiento con objeto de recabar información acerca de los solares disponibles en la ciudad. Sin embargo, consideran que no se les tuvo en consideración, algo que achacan al hecho de constituir una minoría. El hecho de contar con un espacio apropiado para las celebraciones se subraya por parte de los miembros en la medida en que les aporta visibilidad en la ciudad, y también por la posibilidad de contar con instalaciones fijas para alguno de los ritos como el bautismo que, en el caso de la IJSUD, se realiza por inmersión. Como en otros lugares, en Donostia los miembros de esta iglesia son de procedencias diversas y tal como expresa una de sus fieles: “No somos dos del mismo sitio”11. De hecho, el obispo cabeza de la iglesia en San Sebastián, procede de Camerún. Sin embargo, el encuentro de tan diversos bagajes culturales no ha supuesto ningún problema: “Yo me doy cuenta que hemos hecho de los principios de la iglesia nuestro centro, nuestro eje vital. Aunque vengan de otras culturas también lo es para muchos de ellos. Entonces todo lo demás son anécdotas: el comer diferente, vestirse de otra manera…”. Por otra parte se resalta la importancia del hecho religioso para estas personas que han migrado en la medida que encuentran en la iglesia tanto apoyo espiritual como de otro tipo. En este sentido, llevan a cabo una serie de cursos orientados a la obtención de empleo y el desarrollo de capacidades como emprendedores. En cuanto al número de personas que integran la iglesia en la ciudad, como personas comprometidas, son alrededor de 100. Testigos Cristianos de Jehová Esta Iglesia nació a comienzos de la década de los años setenta del siglo XIX en Pensilvania (Estados Unidos) bajo el impulso de Charles Taze Rusell, quien posteriormente sería el primer presidente de la corporación internacional de los Testigos de Jehová. El interés en profundizar en el mensaje de la biblia a través de su estudio y su difusión a través de diversas publicaciones así como la predicación constituyen los puntos centrales de esta Iglesia. Organizativamente, la Iglesia creció en paralelo a la Sociedad Watchtower que comenzó su expansión más allá del territorio estadounidense a partir de 1914. Su llegada a España se produce a principios del siglo XX y a partir de ahí, no han dejado de expandirse y crecer. En el año 2006 la Iglesia de los Testigos Cristianos de Jehová entra a formar parte del grupo de confesiones religiosas con reconocimiento de “notorio arraigo” otorgado por el Ministerio de Justicia. En el caso del País vasco hay que esperar a la década de los cincuenta para que la labor de los precursores comience alrededor de las ciudades de Bilbao y San Sebastian. Las dificultades de esta época, asociadas a la clandestinidad, quedando atrás una vez la Iglesia fue reconocida por parte del Estado. Desde entonces, la Iglesia comenzó a crecer pasando a tener de 9 a 16 lugares de culto (denominados salones del Reino) en Gipuzkoa, de 19 a 24 en Bizkaia, y de 2 a 3 en Araba. A comienzos de 2010 el número de congregaciones – que en ocasiones comparten Salones del Reino) en el País Vasco era de 61 (21 en Gipuzkoa, 36 en Bizkaia y 4 en Araba). En total, estamos hablando de unas 4.670 personas. En la capital donostiarra tienen tres Salones del Reino. 11 Entrevista realizada a dos miembros de la iglesia, 24/09/2015. 19 EL ISLAM El Islam es una religión monoteísta fundada por el profeta Muhammad a principios del siglo VII. Tras su muerte en el año 632, el Islam se expandió hacia el oeste por el norte de África y la península Ibérica, y hacia el este por la India, China e Indonesia. Tras la muerte del profeta, las disensiones y tensiones causadas por la sucesión y las distintas áreas de influencia harán que el Islam conozca sus primeras divisiones internas. En efecto, en esos momentos encontramos el origen de las dos grandes ramas musulmanas: los chiíes y los suníes (casi el 90% de las personas musulmanas), además de la pequeña rama de los jariyíes. A su vez, dentro de cada rama o corriente la diversidad de escuelas es amplísima, lo que diversifica mucho el conjunto. En esta diversidad que presenta el Islam hay que tener en cuenta también la gran expansión y capacidad de adaptación que ha tenido en diferentes contextos socioculturales, lo que unido al hecho de que carezca de una estructura central ha hecho que estemos ante una religión muy plural. Sin embargo, la fuerte diversidad no obsta a la idea de unidad islámica, siendo el centro de la misma el Corán. La presencia del islam en la sociedad vasca durante la Edad Media y el Renacimiento es escasa y está muy poco documentada. Es hasta finales del siglo XX que encontramos presencia de personas musulmanas que se asientan en las áreas industriales de Gipuzkoa. En aquellos momentos las celebraciones religiosas se llevaban a cabo en el ámbito de lo privado. Hay que esperar a la migración más reciente para ver aparecer las primeras comunidades musulmanas, formadas por personas de origen marroquí y argelino, que crean asociaciones y mezquitas. La primera mezquita del País Vasco se inauguró en Eibar en 1982, seguida en 1986 por la Mezquita Al-Taqua en Vitoria-Gasteiz. Estas y otras mezquitas, como la Comunidad Islámica Mezquita Arrahma de Eibar o la Asociación Mezquita Elmohacín de Errenteria, se registrarán en los años siguientes en el Registro de Entidades Religiosas del Ministerio de Justicia. En mayo del 2015 se crea el Centro Cultural Islámico Donostia, en principio registrado como asociación y perteneciente a la Unión de Comunidades Islámicas del País Vasco (Euskal Herriko Islamiar Komunitateen Batasuna), creado a principios del 2007 por iniciativa de la mezquita Assalam de Bilbao. El centro Cultural islámico Donostia se encuentra en el barrio de Herrera y atiende a una comunidad musulmana que existe desde hace ya más de 30 años en la ciudad y que hasta ahora acudía principalmente a la Mezquita de Errenteria, municipio en el que a día de hoy ya existen dos mezquitas12. Alrededor del 90% de las personas que acuden son de origen marroquí, aunque también hay gente procedente de Argelia, Pakistán, Túnez y Egipto. Además de la oración, en el Centro se llevan a cabo actividades diversas como una pequeña escuela dirigida a los más pequeños, clases de castellano (que quieren ampliar al euskera), conferencias, etc. Todas estas actividades están dirigidas a hombres y mujeres que no han de ser necesariamente musulmanes. Y es que la apertura y relación con la sociedad de la que forman parte es una de sus bases: “Las actividades, todas, están dirigidas tanto a los hombres como a las mujeres. También están dirigidas a los musulmanes y no musulmanes. Por eso es centro cultural y luego islámico. Hemos organizado conferencias aquí e invitamos a toda la gente. A veces acude gente que no es musulmana. La última actividad fue un desayuno con la colaboración de los vecinos. Es interesante que en nuestra filosofía una de las bases es no solo no cerrar la mezquita, sino abrir las puertas de la mezquita para todo el mundo”13. El centro posee una junta directiva, cuyos miembros son elegidos por la propia comunidad. A su vez, los miembros electos eligen al presidente de la junta que actualmente es una mujer. A su vez el imán, encargado de la oración y de las conferencias y charlas sobre el Islam u otras cuestiones, es elegido por esta junta. En cuanto a los fieles que acuden se considera, aunque no poseen datos oficiales, que la comunidad musulmana en los últimos años ha crecido en cuanto a asistencia y participación. Esta participación es muy notable sobre todo en las clases para las niñas y niños, una cuestión importante en la medida en que: “los niños son el futuro de esta ciudad. Se educan también en su escuela, pero aquí en el tema del Islam, la visión del Islam, algo que no pueden aprender en la escuela oficial. Crecen con cierto equilibrio de cara a su 12 Si bien en el año 2000 se abrió un Centro Islámico en un piso particular en el barrio de Gros, parece que no duró mucho tiempo. 13 Entrevista realizada al portavoz del Centro, 17/09/2015. 20 relación con el Islam”. Además de la oración, clases y conferencias, se celebran todas las fiestas propias del Islam, momentos en que el número de gente que acude es mayor. La percepción que la comunidad musulmana tiene acerca de cómo son vistos y considerados por sus vecinos no musulmanes es bastante positiva, más allá de algunos conflictos muy puntuales: “La percepción general es que estamos bien recibidos y formamos parte de esta sociedad. Eso no quiere decir que de vez en cuando no haya incidencias, pero eso se queda muy aislado. Cuando invitamos a los vecinos vienen y participan. En Errenteria han venido un montón. Les hemos invitado con cartas en sus casas. Y hasta el alcalde quedó sorprendido con la respuesta de los vecinos”. Las necesidades que tiene la comunidad de cara al futuro es la necesidad de financiación para poder llevar a cabo proyectos y aumentar así su participación y presencia en la sociedad donostiarra. Y es que como hemos señalado antes uno de los objetivos claros de la comunidad es abrirse a la sociedad y colaborar con las instituciones, entidades y otras religiones: “Hay que colaborar para realizar y hacer muchos proyectos que trabajan básicamente la convivencia. Es una necesidad la convivencia y la integración es cada vez más urgente”. 21 LA FE BAHA´I La religión bahaísta surge en la antigua Persia a finales del siglo XIX. Es una religión monoteísta basada en las enseñanzas de su profeta y fundador Mirza Husain Ali Nuri, conocido más tarde como Bahá´u´lláh (”la Gloria de Dios”), y considerado como el mensajero de Dios más joven de una larga cadena de mensajeros que incluye a Abraham, Moisés, Buda, Zoroastro, Cristo y Mahoma. La comunidad establecida en Gipuzkoa, concretamente en Donostia, se crea en 1972 a partir de la llegada de dos artistas chilenos que profesaban esta fe y que se encontraban de gira artística. En su relación con diferentes personas de Donostia surgió el interés de un grupo de jóvenes que será quien finalmente crearía la primera comunidad. También existen comunidades en Bizkaia y Araba, en el primer caso vinculada a la llegada de familias que profesaban esta fe de Zaragoza y, en el segundo, por el establecimiento en la década de los ochenta de una familia de refugiados iraníes. Actualmente hay alrededor de 200 personas seguidoras de la fe bahá’ í en el País Vasco. BUDISMO El budismo es una doctrina religiosa y filosófica no teista que fue fundada en la India en el siglo VI a. C. Desde el norte de la India se expandió por todo el continente asiático dando lugar a dos grandes tradiciones: la Theravada (“escuela de los mayores”) y Mahayana (“gran vehículo”). La primera tradición es seguida mayoritariamente en países como Sri Lanka, Bangla Desh, Vietnam, Camboya o Tailandia. La segunda es la dominante en países como Tibet, Japón, Mongolia y Rusia. El budismo que encontramos hoy en día en el País Vasco es el budismo tibetano y el budismo zen, escuelas que pertenecen a la tradición Mahayana. A nivel estatal, los principales lugares o centros de estudio budista aparecen a finales de los años 70. En 1991 se fundó la Federación de Comunidades Budistas de España (FCBE) y en 1995 se inscribió en el Registro de Entidades Religiosas. En el 2007 se le concedió oficialmente la condición de religión con notorio arraigo. Es a principios de los años 80 cuando el budismo comienza a aparecer en el País Vasco. Anteriormente, quienes querían acercarse a esta religión y filosofía se desplazaban principalmente a Francia. Aunque los inicios del budismo son anteriores no es sino hasta el año 2004 que se funda la Asociación Cultural Budista Drukpa “Chö Dje Ling” (Jardín del Señor del Dharma). Esta asociación pertenece al linaje kagyu del budismo tibetano y está bajo el liderazgo de su santidad Gyalwang Drukpa. En el año 2012 aparece la Asociación Rigpe Dorje Donostia, también del linaje kagyu y bajo el liderazgo del IV Jamgon Kongtrul Rinpoche. También dentro del budismo tibetano, pero perteneciente al linaje gelugpa, es la Asociación Kadampa Euskadi. También budistas, pero dentro del llamado budismo japonés, está la Asociación Mandala Budista Donostia y el Centro Zen Ko Mei “Luz del Despertar”. Así mismo, hay que tener en cuenta las diversas asociaciones e institutos que incorporan prácticas budistas en sus prácticas y en la formación que ofrecen. No podemos olvidar que el budismo es practicado por personas muy diversas que a su vez pueden profesar otra religión. El número de socios y de personas que habitualmente acuden a estos centros no es muy numerosa, pero con ocasión de la llegada a la ciudad de algún Lama han llegado a juntarse alrededor de 300 personas. En estas ocasiones se unen las personas que acuden a los diversos centros y también suelen acudir personas de otros lugares. La mayor parte de la población que profesa el budismo y acude a estos lugares es autóctona, pero en los últimos años en Donostia también se han sumado, sobre todo cuando hay alguna ceremonia o visita importante, gente instalada en la ciudad que procede de Mongolia y de la República de Kalmukia, perteneciente a Rusia y el único territorio de Europa donde el budismo es la religión mayoritaria. 22 23 JUDAISMO Aunque nos es imposible consignar el número de personas judías que residen en Donostia y no existe ningún lugar de culto asociado a esta religión en la ciudad, hay que señalar la existencia cercana de la Sinagoga de Bayona en el País Vasco francés. Históricamente, Bayona fue un lugar importante para la comunidad judía en la medida en que se convirtió en refugio para los judíos aragoneses, castellanos y navarros en el siglo XV. A día de hoy la comunidad judía de Bayona es muy reducida, una veintena de personas acuden a los servicios ofrecidos por el rabino, aunque en la celebración de fechas determinadas aumentan las personas y familias judías que se acercan a la Sinagoga. 24 7. DIRECTORIO DE CONFESIONES RELIGIOSAS EN DONOSTIA-SAN SEBASTIAN Parroquia Ortodoxa Rumana San Sebastian El Mártir Errumaniako Parrokia Ortodoxoa Camino de Uba, 37 Uba bidea, 37 [email protected] Catedral del Buen Pastor / Artzain Ona Katedrala Calle Urdaneta kalea, 12 [email protected] Santa María del Coro Calle 31 de Agosto kalea, 46 Padres Carmelitas Calle Easo kalea, 75 Calle Pedro Egaña kalea, 7 PP Jesuitas Calle Andia kalea, 3 [email protected] Sagrado Corazón / Bihotz Sakratua (Urgull) Santa Cruz / Gurutze Santua Paseo de Aiete pasealekua, 84 [email protected] San José Obrero Paseo de Casares 143, 3. Kasares Pasealekua 143, 3º San Vicente Mártir Calle San Bizente kalea, s/n, z/g [email protected] Jesús de Nazaret Paseo Larratxo pasealekua, 20 bajo / beheko solairua San Marcial / San Martzial Paseo Altza pasealekua, 44 San Pablo Grupo Arriberri taldea, 1 Nuestra Señora del Rosario Calle Ferrerías kalea, 2 [email protected] Sagrada Familia Calle Jose María Salaberria kalea, 2 [email protected] San José Illumbe, 6 / Ilunbe, 6 [email protected] 25 Santiago Apóstol Calle Amara kalea, 15 [email protected] Nuestra Señora del Carmen Avenida Añorga Hiribidea, 42 [email protected] San Martín Obispo Calle Easo kalea, 20 [email protected] Nuestra Señora de Aranzazu Calle Konkorrenea kalea, 106 [email protected] Santa María Reina Calle Ametzagaña kalea, 60 [email protected] Santa María Magdalena y San Francisco de Asís Calle Duque de Mandas kalea, 39 [email protected] Dios Nuestro Padre Plaza Jose Mª Sert plaza, 7 [email protected]. Resurrección de Cristo Paseo de Heriz Pasealekua, 82. San Sebastián Mártir Plaza Alfonso XIII plaza,1 Corazón de María Avenida de Navarra,1 Nafarroako Etorbidea, 1 [email protected] San Ignacio de Loiola Calle Zabaleta kalea, 18 [email protected] San Pío X Avenida Ategorrieta etorbidea, 31 [email protected] Espíritu Santo Avenida Tolosa etorbidea, 120 San Pedro Apóstol Paseo del Padre Orkolaga paseabidea, 2 [email protected] Iglesia Cristiana Evangélica Encuentro con Dios Kristau Eliza Ebanjelikoa Oficina / Bulegoa: Calle Marino Tabuyo kalea, 13 Culto/Otoitza: Colegio San Ignacio ikastola, Avenida Navarra / Nafarroako etorbidea, 35 [email protected] 26 Iglesia Cristiana Evangélica de Amarako Eliza Kristau Ebanjelikoa Plaza Armerias plaza, 2 Iglesia Cuerpo de Cristo Kristoren Gorputza Eliza Paseo Larratxo pasealekua 6, bajo, behe solairua Iglesia Evangélica Española Espainiar Eliza Ebanjelikoa Avenida Ametzagaña etorbidea, 43 Iglesia Evangélica Filadelfiako Eliza Ebanjelikoa Camino de Jai-Alai bidea, s/n, z/g Iglesia Evangélica de Alza, Asambleas de Dios Altzako Eliza Ebanjelikoa, Jainkoaren Asanbladak Paseo Bertsolari Txirrita pasealekua, 14, trasera, atzealde Iglesia Adventista del Séptimo Día Zazpigarren Eguneko Eliza Adbentista Calle de Gaztelu kalea, 13 Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días Jesukristoren Azken Egunetako Santuen Eliza Calle Catalina Erauso kalea, 21 Salón del Reino de los Testigos Cristianos de Jehová Jehovaren Testigu Kristauen Erreinuko Aretoa Paseo Bertsolari Txirrita pasealekua, 16 Calle Jai-Alai kalea, 6 Plaza Artikutza plaza, 4 Centro cultural islámico de San Sebastián Donostiako kultur zentru islamiarra Calle Herrera kalea, 20, bajo / beheko solairua. Comunidad Bahá’í komunitatea Calle de Zarautz kalea, 49, IB Asociación Cultural Budista Drukpa Kultur Elkarte Budista Calle de la Tejería kalea, 28 A Meditación Kadampa Euskadi Meditazioa Calle San Francisco San Frantzisko kalea Asociación Rigpe Dorje Donostia/San Sebastián elkartea Calle 31 de Agosto kalea, 24 Mandala Budista Donostia/San Sebastián [email protected] Centro Zen Ko Mei “Luz del Despertar” Zen zentrua Calle Peña Goñi kalea 3, bajo izquierda / beheko solairua ezkerra [email protected] 27 8. BIBLIOGRAFÍA Bibliografía citada en el texto: CASANOVA, J. (2001): “Religion, the new Millennium, and Globalization”. Sociology of Religion 62 (4): 415-441. __________ (2000): Religiones públicas en el mundo moderno. Madrid: PPC: DIETZ, G. (2008): “La educación religiosa en España: ¿Contribución al diálogo intercultural o factor de conflicto entre religiones? Estudios sobre las Culturas Contemporáneas, Vol. XIV, Núm. 28, pp. 11-46. 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